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Capítulo 1*
Aquí tenemos un enfrentamiento de actitudes que es bastante recompensa del honor no se pueden separar. Ahora bien, resulta in-
común —terquedad y enfado persistente de una parte, sorpresa y dudablemente cierto que «la noción homérica del honor», para em-
apelación a. que se sea razonable, de la otra—. Las partes tratan de plear una frase que surge con frecuencia a este respecto, es una no-
justificar su actitud. Los mensajeros parecen próximos al sentido ción social y no metafísica. Al igual que otros conceptos épicos, el
común, mientras que la actitud de Aquiles parece un poco extraña. concepto de honor se refiere a un agregado que contiene actos y
El episodio, que resulta problemático de una manera familiar y hechos de carácter tanto individual como colectivo. Algunos de los
molesta, pero manejable, se hace profundo y paradójico cuando se acontecimientos que se incluyen en esté agregado son: el papel (del
le saca de su medio natural y se le inserta dentro de un modelo o te- individuo que posee o carece de este honor) en la batalla, en la
oría. Una teoría que se ha hecho bastante popular afirma que los asamblea, cuando se producen disensiones internas; su lugar en las
lenguajes, las culturas, las fases del desarrollo de una profesión, ceremonias públicas; los despojos y regalos que recibe cuando el
una tribu o una nación, son entidades cenadas en el sentido de que combate, ha concluido; y, naturalmente, su comportamiento en es-
ciertos acontecimientos trascienden sus capacidades.' Quienes in- tas ocasiones. El honor aparece cuando (la mayoría de) los ele-
fringen las leyes del lenguaje no penetran en un nuevo territorio; mentos del agregado están presentes, o por otro lado ausentes (11.
abandonan el dominio del discurso significativo. En estas circuns- 12.310 y sigs. —el discurso de Sarpedón—). Una explicación del
tancias hasta los hechos desaparecen porque están modelados por honor, de acuerdo con esto, emplearía una enumeración, no con-
el lenguaje y sujetos a sus limitaciones. Al considerar, con estas ide- ceptos abarcadores? Al separar las recompensas del honor del pro-
as en mente, la conversación del capítulo 9 de la Ilíada algunos es- pio honor, Aquiles sobrepasa los limites del griego homérico. •
tudiosos han hecho de él un asunto más bien siniestro. Ésta es en realidad una observación interesante y la regularidad
que presenta puede ser real. Sin embargo, no quiere decir que la
Así, A. Parry2 escribe que Aquiles «es el único héroe homérico
que no acepta el lenguaje común... [Él] no tiene lenguaje con el que regularidad nunca sea infringida, o que sea necesaria, o que cons-
expresar su desencanto. Y sin embargo lo expresa, y de manera no- tituya el sentido hasta el punto de que quienquiera que la infrinja
table, mediante un uso incorrecto del lenguaje de que dispone. For- esté condenado al sinsentido. Tal vez una mirada a otras regulari-
mula preguntas que no pueden ser contestadas y plantea exigen- dades y al modo en que colaboran nos pueda proporcionar el ele-
cias que no pueden ser satisfechas». Según Parry, Aquiles intenta mento que falta.
expresar una situación que está más allá de los limites del lenguaje.
Aquiles «puede, mediante el sinsentido, incluyendo el del lengua-
2. EL LENGUAJE DE HOMERO
je (a diferencia, digamos, de Hamlet) abandonar la sociedad que se
le ha convertido en extraña».
Parry no resume el episodio del capítulo 9 de la Ilíada, lo inter- El lenguaje de la épica griega refleja las condiciones del recitati-
preta. Y no lo interpreta según el guión del poeta, sino proponien- vo y la composición extemporáneas. La memoria exige que haya
do un marco de referencia propiamente suyo. Este marco de refe- descripciones ya elaboradas de los acontecimientos. El metro (el he-
rencia no es arbitrario. Se basa en el estudio empírico del texto xámetro) requiere un ajuste métrico preciso, lo cual significa que
homérico. De hecho, el texto presenta algunas regularidades. Una los elementos estándares se tenían que dividir en formas distintas, y
de las regularidades que Parry tiene presente es que el honor y la adaptarse a los diferentes casos y posiciones en el verso. La econo-
mía exige que, dados una situación y un requerimiento métrico
(comienzo, medio o final de un verso), haya un único modo de pro-
seguir con la narración. Esta última exigencia se satisface hasta ex-
1. Ofrezco detalles y referencias adicionales sobre las peculiaridades del len-
guaje homérico en mi Against Method, Londres, Verso, 1975, cap. 17 o 16 en las
ediciones más recientes, Londres, Verso, 1987 y 1993; y en Farewell to Reason, Lon-
3. Las enumeraciones no se limitan a Homero. Existen en la ciencia babilóni-
dres y Nueva York, Verso, 1987, págs. 65-72, 90-103, 138-139, y 252-253 (trad. cast.:
ca, en la primitiva ciencia griega, en el pensamiento del sentido común, e incluso
Adiós a la razón, Madrid, Tecnos, 1987).
en Platón: las primeras respuestas que Sócrates recibe a sus preguntas de «qué es»
• 2. A. Parry, «The Language of Achilles». Transactions and Proceedings of The
son enumeraciones, no definiciones.
American Philological Association 87, 1956, págs. 6 y sig.
44 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 45
tremos sorprendentes: «Si se aplican los cinco casos gramaticales al pacio de diez versos más y otros dos o tres temas importantes has-
singular de la fórmula epíteto-sustantivo utilizada por Aquiles, se ta que realiza una pausa significativa.
descubren cuarenta y cinco fórmulas distintas de las cuales ninguna El griego homérico, nos dicen nuestros eruditos, ordena las par-
tiene, para el mismo caso, el mismo valor métrico».4 tes y los sucesos no de forma jerárquica, sino uno junto al otro, como
Equipado de esta manera, el poeta homérico «no muestra interés los guijarros dispuestos en configuraciones geométricas utiliza-
en la originalidad de la expresión o en la variedad. Utiliza o adapta das en el cálculo. El mundo homérico, por consiguiente, no conoce
fórmulas heredadas». No dispone de una «elección, no piensa inclu- grandes subdivisiones del tipo real/aparente. Sus sucesos son todos
so en términos de elección; para una determinada parte del verso, «igualmente reales» aunque en modo alguno influyen por igual. El
cualquiera que sea el caso de declinación necesario y cualquiera sueño de un rey puede provocar una guerra mientras que las accio-
que pueda ser el contenido temático, el léxico formulario propor- nes de un soldado sólo tienen un efecto menor. Este aspecto para-
ciona al momento una combinación de palabras ya hechas».5 táctico que corre parejo con la ausencia en el griego arcaico de sis-
Mediante el uso de fórmulas, el poeta homérico construye esce- temas elaborados de oraciones subordinadas (y que por lo tanto no
nas típicas «agregando el fragmento en cuestión a una serie de pa- se trata sólo de una técnica artística) explica por qué Afrodita «son-
labras en aposición».' Los sucesos que en época tardía se articula- ríe dulcemente» cuando en realidad se lamenta llorosa (II. 5.375) y
ron según jerarquías gramaticales se alinean como cuentas de un por qué Aquiles es «el de los pies ligeros» cuando está sentado ha-
collar. Por ejemplo (//. 9.556 y sigs.) Meleagro «tendido en d'echo, blando coñ Príamo (11. 24.559). Del mismo modo que la cerámica
al costado/ de su esposa legítima, la bella/ Cleopatra, la hija de geométrica tardía emplea la misma forma para un cabrito que pace
Marpesa/ Evenina, la de hermosos tobillos!, y de Idas, que fue entre pacíficamente y para un cabrito a punto de ser devorado por un le-
los varones/ terrestres de entonces el más fuerte,/ pues justamente, ón,' sólo que en el segundo caso introduce su cabeza en la boca del
echó mano al arco/ contra el soberano Febo Apolo/ por causa de su león, así la Afrodita que se lamenta es Afrodita —y ésta, en la fór-
esposa,/ la de hermosos tobillos,t con él recién casada; y entonces a mula, es la diosa que ríe— que se ha insertado en una situación de
Cleopatra en el palacio/ su padre y también su augusta madre/ de lamento sin que el estereotipo cambie.
sobrenombre Alcione la llamaban,/ porque [...]» y así sigue por es- La adición no sólo estructura la narración, sino también los
conceptos épicos. Faltos de la coherencia de lo que los lógicos mo-
dernos denominan la connotación de un término, no expresan pro-
4. M. Barry, «Studies in the Epic Technique of Oral Versemaking. I.
Homer and
piedades inherentes (de procesos, estados o acontecimientos), sino
Homeric Style», Harvard Studies in Classic& Philology 41, 1930, págs. 73-147, 89.
que sintetizan las secuencias. 11. 22.357 —«bien cierto es que tú tie-
5. lbíd., págs. 230, 242.
6. T. B. L. Webster, From Mycenae to Homer, Nueva York, The Norton Library,
nes/ un corazón de hierro en tus entrañas» (dice el agonizante Héc-
1964, págs. 99 y sig. Las fórmulas existían en la poesía cortesana micénica; su ori- tor a Aquiles)— describe una acción particular, no un carácter. La
gen se puede remontar a la poesía de las cortes de Oriente Próximo. Los «títulos de permanencia que indica la palabra aiei significa que un estado, una
dioses, reyes y hombres se deben ofrecer de manera correcta, yen un mundo cor- acción o un acontecimiento se produce de manera repetida; tene-
tesano el principio de la expresión correcta se debe difundir todavía más. La co-
rrespondencia real es muy formal, y esta formalidad se extiende desde las escenas
mos un agrupamiento en torno a una persona o cosa, no una pro;
de embajadas de la poesía hasta las fórmulas utilizadas en los discursos de presen- piedad que les sea inherente. II. 3.60 y sig. —como hacha inque-
tación. De manera similar las operaciones se relatan en términos de un orden de brantable que penetra/ a través de un leño,/ por varón manejada
operación, con independencia de que la orden de operación se haya impartido o que con arte/ una quilla recorta para un barco/ y del varón el ímpe-
no, y la técnica se amplía a otras descripciones que no tienen tales órdenes de ope- tu incrementa;/ así tú el corazón, dentro del pecho,/ imperturbable
ración tras ellas. Estas coacciones se derivan en última instancia de la corte del rey, tienes» (Paris a Héctor)— quiere decir, en consecuencia, que al to-
y resulta razonable suponer que, a su vez, la corte disfrutaba de esa formalidad en
la poesía», Webster, From Mycenae to Homer, págs. 75 y sig. Elementos estándares
parse con Héctor una persona, cualquier persona, siente como si le
de contenido (escenas típicas; el rey y los nobles en la paz y la guerra; el mobiliario; golpeara un hacha. De modo similar «el siempre acuoso Zéfiro» de
la descripción de cosas hermosas) surgen de las condiciones materiales y sociales
comunes de las cortes (sumeria, babilónica, asiria, hurrita, hitita, fenicia, micéni-
ca). Los poetas errantes adaptaban este marco de referencia básico a las cambian- 7. R. Hampl, Die Gleichnisse Homers und die Bildkunst seiner Zeit, Tubinga,
tes circunstancias locales. Max Niemeyer, 1952.
EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 47
46
do, no un todo; y carece de nombre. (Esto no significa que el cuer-
Od. 14.458 es un viento en cuya presencia las cosas se suelen hu-
medecer, es decir, que se vuelven húmedas en cualquier (distinta y po humano no sea concebido como una unidad. Pero tiene la uni-
particular) situación de Zéfiro. Los aspectos que sugieren tenden- dad de un agregado, no de un todo que trasciende y modifica sus
cias omnipresentes a los lectores posteriores se presentan como partes.)
agregados, -ampliados en el espacio y el tiempo y enlazados todos Incluso las funciones están descentralizadas: las rodillas se
juntos por una palabra apropiada. mueven o se relajan; los brazos se separan súbitamente de los hom-
Al parecer, los procesos continuos, como los movimientos, se bros. Una colaboración de los miembros del cuerpo que conduzca
desintegran en hechos estáticos. En 11. 22.298 Aquiles arrastra el a resultados deseados produce una descripción especial —no exis-
cuerpo de Héctor por el polvo «Y una polvareda/ se iba levantando te ninguna frase regular para ello—. «Para ser precisos, Homero no
del cadáver/ de Héctor que iba a rastras, y a uno y otro lado de su tiene siquiera palabras para los brazos y las piernas; habla de ma-
cara/ sus muy negros cabellos se esparcían/ y su cabeza entera,/ nos, brazos inferiores, superiores, pies, pantorrillas y muslos. Tam-
otrora agradable,/ ahora yacía en medio del polvo;; ella yacía en el poco hay un término adecuado para el tronco.»'° Todo lo que tene-
polvo, lo que significa que el proceso de arrastre se presenta como mos es un muñeco de trapo o un títere cuyas partes relativamente
una secuencia de momentos inmóviles que unidos conforman el independientes han sido cosidas todas juntas.
movimiento.8 Recurriendo a una terminología posterior se podría El títere no tiene «alma»: no hay un concepto que recubra los
decir que para el poeta «el tiempo está compuesto de "ahoras"» sucesos y capacidades que ahora denominamos «mentales» o «es-
pirituales», como tampoco se les atribuye ninguna naturaleza o
(Aristóteles, Física 239b31, al describir los muy técnicos argumen-
tos de Zenón). Los guerreros inmersos en la batalla se dividen en sustrato común. Los sueños, las oleadas súbitas de energía, los
partes fácilmente separables: el tronco de Hipóloco rueda por el arranques de cólera penetran en el cuerpo, se alojan en él bre-
campo de batalla como un rodillo después que Agamenón le corta- vemente, tal vez dan lugar a alguna acción, y luego se marchan.
ralos brazo's y la cabeza (11. 11.146 —holmos= piedra redonda de «El hombre es un objetivo abierto al que muchas fuerzas inmen-
forma cilíndrica—), el cuerpo de Héctor giró como una peonza (II. sas afectan, penetrándolo hasta el corazón.»" «Sus experiencias
14.412), la cabeza de Gorgitión se echó a un lado «como la adormi-
dera que en el huerto/ está cargada de su propio fruto/ y de las llu- 10. Snell, The Discovery of the Mind, Nueva York, Harper and Row, 1960, cap.
vias de primavera» (E. 8.3p7), etc. El lenguaje consiste de palabras 1, n. 7. Véase, también la edición alemana posterior, Die Entdeckung des Geistes,
«a copos invernales parecidas» (//. 3.222 describiendo el discurso Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht, 1975, y los Gesammelte Schriften de Snell,
de Odiseo); implica al oído y la lengua —no a la mente unificadora, Vandenhoeck und Ruprecht, 1966. Fritz Krafft, Wergleichende Untersuchungen zu
no a la abstracta unidad de la prueba—. «La lengua de un hombre Homer und Hesiod», Hypomnemata, n°6, 1963, comentarios sobre parte del deba-
es una cosa retorcida» dice Eneas en su discurso a Aquiles (II. 22.248 te que suscitaron los puntos de vista de Snell en Alemania. El Lexikon des frühgrie-
chischen Epos, Hans Joachim Mette (comp.), Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht,
y sigs.), «hay allí muchas palabras de todo tipo.» Otra vez nos en- 1979, utiliza algunas de las ideas de Snell.
contramos edificios de átomos8 dispuestos en agregados que llenan La afirmación de Snell de que no se nombra al cuerpo vivo se ve apoyada por el
el espacio y se extienden en el tiempo. hecho de que el soma (que para Snell designa al cuerpo muerto) pertenece a sino-
Algunos agregados (el impasible comportamiento de Héctor, la mai «dañar», «caer sobre»; un león es un sintes, ataca a los animales ya las perso-
humedad del Zéfiro) llevan nombres, otros no. Por ejemplo, no nas para matarlos. Soma, en el caso de los humanos, es lo que se puede dañar cuan-
do queda sin enterrar (Od. 11.53; 24.187); esto se vincula directamente con el miedo
existe palabra para la pauta compleja de miembros, movimientos, a la destrucción del cadáver: éste, aunque muerto, se relaciona todavía con el hom-
procesos, que conforman el cuerpo humano. El cuerpo épico, por bre; era autos, el propio hombre (por ej. II. 1.3); «...el' miedo a que el cadáver sea de-
lo tanto, difiere de dos modos del de sus sucesores: es un agrega- vorado parece haber sido más terrible que el miedo a la muerte... la amenaza ma-
yor que uno podía lanzar a un enemigo no era la de la muerte, sino la de que su
cuerpo seria dejado a perros y pájaros». M. Nussbaum, «Psyche in Heraclitus», par-
te 2, Phronesis 17, n. 2, 1972, pág. 157, con citas. Más tarde el soma, a través de este
8. Gebhard Kurz, Darstellungsforrnen menschlicher Bewegung in dar Bias, Hei- miedo, se extendió al cuerpo vivo —pero este paso no se produjo, por lo que parece,
delberg, Carl Winter Universitátsverlag, 1996, pág. 50. con Hornero—. Véase Krafft, «Vergleichende Untersuchungen», págs. 25 y sigs.
9. Véase Webster, From Mycenae to Horner, cap. 9, sobre la similitud con la pos-
terior filosofía «científica» de la naturaleza. 11, Snell, Discovery, pág. 117.
•
•
faciales individuales y de este modo contribuyen a crear el rostro cia de un estilo, un aparato lingüístico concreto o, más recientemente,
estereotipado de una determinada persona," la democracia desde- una creencia científica, a una cosmología, los modos de vida corres-
ña las relaciones personales y se concentra en los deberes y dere- pondientes y al todo abarcador «espíritu de la época», necesita por lo
chos abstractos de un «ciudadano», y así sucesivamente. Los agentes tanto de un soporte especial, no es algo que se haga sin más." Por
que provocan los cambios pueden ser, y con frecuencia son, descri- ejemplo, hemos de demostrar que la estructura de la épica homérica no
tos con palabras. Sin embargo, las descripciones no actúan como es un dispositivo poético, sino que se repite también en otros ámbitos.
lo hacen los agentes, rio «conspiran contra la experiencia» a la ma- La tarea es dificil pero no imposible. Los agentes que modelan
nera de los procesos y coas que aquí describimos. Un guiño, un una forma de vida, dejan sus huellas no sólo en el' lenguaje, sino
semblante severo, una nota que canta un maestro ante un alumno también en las obras de arte, las edificaciones, los hábitos, los.tra-
o alumna incapaz de modular su voz, tienen resultados que ningún tados sapienciales. De este modo, los aspectos (aditividad, ausencia
grupo de preposiciones puede duplicar. de totalidades coherentes, etc.) que describí se pueden encontrar,
La existencia de conspiraciones «antagónicas» es algo que recono- además, en la escultura y la pintura. Si los dioses, la naturaleza y
cieron los defensores de credos religiosos y políticos. Los iconoclastas los seres humanos tienen propiedades análogas tanto para el habla
sabían que las imágenes podían destruir el mensaje fundamental de popular como para la ley común; si ideas poderosas como las de
su credo (que consistía en palabras que residen en los libros sagra- coraje, de sabiduría, de justicia y piedad (que existen no sólo en
dos). La arquitectura de la Iglesia y la música eclesial fueron adap- Homero sino que se manifiestan en los discursos públicos, son ob-
tadas a las necesidades de la Santa Fe." Los estilos alternativos fue- jeto de análisis en los escritos filosóficos, de burla en la comedia, y
ron o bien perseguidos o incorporados a la política religiosa. Pienso aparecen en lápidas funerarias y otras inscripciones) tienen carac-
que el lenguaje no «modela», «recubre» y «conspira contra» nuestro terísticas homéricas y no, digamos que, platónicas; si la religión
«campo de la experiencia», sino que son muchas otras pautas e insti- era más bien oportunista y no exclusiva, permitiendo la incorpora-
tudones, con frecuencia contradictorias quienes lo hacen. La inferen- ción de dioses extranjeros con cualquier pretexto; si los dioses no
eran sólo algo que se reverenciaba y de lo cual se hablaba, sino que
eran percibidos, y no precisamente por desequilibrados margina-
19. La caracterización artística utiliza con frecuencia estereotipos: el niño, el
joven, la señora de la capa, el guerrero maduro, etc. En Grecia el interés por lo in-
dividual comenzó por las criaturas excepcionales (centauros, sátiros, tersites en la
21. Los escritores han considerado, de manera muy natural, el lenguaje como
l'hada) y poco a poco aolucionó hacia representaciones más sutiles: B. Schweizer,
Studien zar Entstehung des Por-Idris bei den Griechen, vol. 2 de Ausgewahlte Schrif- un agente eltructurador más esencial digamos que la danza, y dentro de ese ámbito
restringido suelen poner a la filosofía y la ciencia por encima de la poesía. La je-
ten, Tubinga, Wasmuth, 1963, págs. 115 y sigs. Los tipos y extremos volvieron a
darse en el Imperio Romano, los primeros por motivos ideológicos (véase D. rarquía no es el resultado de un estudio, surge del intento por imponer una deter-
minada forma de vida. Con frecuencia el intento se ve acompañado de clasificacio-
Strong, Roman Art, Harmondsworth, Penguin Books, 1982, págs. 80 y sigs., sobre
el período augusto, y André Grabar, Christian konography, Princeton, Princeton nes groseras (como la clasificación de todos los procesos en mentares y físicos y la
University Press, 1968, en part. págs. 96 y sig. (trad. cast.: Las vías de la creación en subsiguiente clasificación de los procesos mentales en pensamiento, imaginación y
la iconología cristiana, Madrid, Alianza, 19981), estos últimos para dar salida al emoción) y de una graduación arbitraria de las clases obtenidas. «La música», dice
descontento &Mico. El ciclo se ha repetido muchas veces. Para el Renacimiento, Kant, «ocupa la posición más baja entre las artes.., porque sólo juega con las emo-
ciones», Kritik der. Urteilskraft, Ausgabe B, pág. 221. Los escritores antiguos esta-
véase John Pope Hennessy, The Portrait in the Renaissance, Nueva York, Pantheon
ban mejor informados y eran menos arbitrarios. Según Aristóteles, Política
Books, 1966.
1339a11 y sigs., la música al estar basada en la imitación, «tiene el poder de pro-
20. Un ejemplo sorprendente es el modo en que el abad Suger de San Denis
adaptó la estructura y los ornamentos de su iglesia a las ideas del pseudo Dionisio ducir un determinado efecto sobre el carácter moral del alma», mientras que Aris-
el Areopagiia. Detalles en E. Panofsky, Abbot Suger on the Abbey Church of St. Decir toxeno dividía la cognición musical en un elemento variable y otro estable (véase el
extracto de Harmonic Elements en la publicación de O. Strunk (comp.), Source Rea-
and lis Arts Treasures, Princeton, Princeton University Press, 1946, y Otto von Sim-
dings in Music History, Nueva York, W. W. Norton and Co., 1950, pág. 27). Ambos
son, The Gothic Cathedral, Nueva York, Bollingen Foundation, 1956, pt. 2. Los efec-
tos de la reforma tridentina sobre la arquitectura y la pintura se describen en A. muestran cómo la música limita la abundancia, y así se califica como «un intento
colectivo de simplificar y disponer la experiencia en parcelas manejables». (Véase
Blunt, Artistic Theory in Italy 1450-1600, Oxford y Londres, Oxford University también Baxandall, Giotto and the Orators, págs. 44, 47.) El dictamen de Kant fue
Press, 1940, cap. 8. Para los efectos de la música véase The New Oxford History of
rechazado por Alfred Einstein, quien también examinó el fondo teórico: Music in
Music, vol. 4, The Age of Humanism, Oxford, Oxford University Press, 1968 (trad. ¡he Romantic Era, Nueva York, 1947, págs. 337 y sigs.
cast.: Diccionario Oxford de la música, Barcelona:Edhasa).
54 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES
55
les, sino por los más altos representantes de la cultura; si las diversas
estos cambios implicaban? ¿Podemos estar de acuerdo con Nietzs-
explicaciones de los fenómenos asombrosos se utilizaban indistinta-
che, quien escribió con su habitual estilo altisonante: «Ninguna
mente sin ningún sentimiento de malestar; si un narrador (por ej.
costumbre les ayudó [a los filósofos —según Nietzsche fueron ellos
Herodoto) reunía pero no unificaba, contaba historias pero no en
los que efectuaron el cambio y prepararon el camino del mismo--].
un estilo único; si algunos pensadores denominaban a la informa-
Así formaron lo que Schopenhauer, en oposición a una república
ción resultante polimathise, es decir, fragmentos plenos pero disper- de sabios, denominó una república de hombres de genio: un gigan-
sos del conocimiento, e intentaban sustituir estos fragmentos dis- te llama a otro a través de los intervalos desolados del tiempo y el
persol por una única. historia coherente; si las gentes tenían el elevado diálogo de espíritus continúa sin preocuparse por los que-
hábito de responder a la pregunta «qué es» con una enumeración, haceres ruidosos de los enanos [Gezwerge] que se arrastran debajo
no con una definición y si los filósofos trataron de corregir ese há- de ellos»;" o con Platón, que habla de manera más ecuánime de la
bito; entonces podemos afirmar que nos enfrentamos a un modo de «la desavenencia entre la filbsofía y la poesía viene de antiguo» (Re-
vida influyente y relativamente uniforme y que podemos esperar pública 607b6 y sig.): ¿se refiere a una batalla abierta entre dos pro-
que las personas que participaban del mismo vivieran en un mundo fesiones, no un desarrollo gradual y tal vez subterráneo? ¿Hemos
como el que se expresa en sus poemas, cuentos, frases y pinturas. de aceptar la pretensión de los primeros filósofos como Jenófanes,
En el capítulo 17 de Against Method (capítulo 16 en las ediciones Parménides, y Heráclito, y de sus admiradores modernos, de que
revisadas) y de nuevo en el capítulo 3, sección 4, de Farewell to Rea- ellos por sí solos superaron los errores de la tradición valiéndose
son, argumenté que los períodos arcaicos y clásicos estuvieron prece- únicamente del poder de sus asombrosas inteligencias?
didos, y contenían, un sentido común del tipo que acabo de describir Está claro que estas preguntas y paradojas dependen de la pre-
y que en su conjunto el lenguaje de la épica homérica concuerda con sunción, descrita en la sección 1, de que los lenguajes y, con ellos,
él: la épica satisface las condiciones que he enumerado y proporciona los mundos y las cosmovisiones son entidades cerradas en el senti-
el esbozo de un mundo específico (que ahora podemos denominar in- do de qué admiten, e incluso instituyen, algunos actos, percepcio-
distintamente mundo homérico o Mundo geométrico tardío). Visto nes y pensamientos, mientras que otros no sólo se excluyen sino
desde adentro este mundo estaba verdaderamente habitado por cria- que se relegan al dominio de lo que no existe. Si se acepta esta pre-
turas con percepciones homéricas; pero el vocabulario del siglo >o( di- sunción, el cambio de la visión del mundo provocaría en realidad
ría dioses antropomórficos, seres humanos parecidos a títeres, sue- • importantes trastornos..
ños «objetivos» que iban de los dioses a los hombres y de éstos a He dicho que esta presunción es parte de un mecanismo de in-
aquellos. Era una rica pauta de acontecimientos que incluía a los in- terpretación al que algunos estudiosos acuden para comprender
dividuos como partes, no como observadores exteriores. Para aque- las diferencias entre culturas y las dificultades a las que se enfren-
llos que vivían conforme a esta pauta era un mundo real, y muy bien ta un individuo que viaje de una cultura a otra. Dije también que
pudo haber sido el único mundo que conoeieran. la comprensión resulta imposible sin un mecanismo de interpre-
Pero ahora el problema al que se refería A. Parry surge con fuer- tación (aunque no siempre sea explícito). Pero el mecanismo de
za renovada: dado este mundo, ¿cómo es que las gentes llegaron ha interpretación que se nos conmina a aplicar y que contiene la pre-
deshacerse de él? ¿Cómo se las arreglaron para olvidar o superar el sunción de compartimentos culturales artificiales, resulta muy po-
orden que constituía sus vidas y les daba sentido? ¿Fue el mundo co verosímil. Tiene un origen relativamente reciente y las barreras
homérico simplemente destruido de tal modo que el caos se apode- culturales que postula no afectaron, y todavía no afectan, el co-
ró de él durante un tiempo o se transformó gradualmente?, y si tal mercio entre culturas. Puede que haya incomprensiones. Incluso
es el caso, ¿se transformó por procesos arbitrarios y carentes de los acontecimientos más ordinarios desconciertan a algunos, en-
sentido (con respecto a ese mundo) como el tedio o el olvido, o furecen a otros, y dejan a otros más sin saber qué decir. Pero tam-
adentrándose en caminos que existían pero por los que no se había bién nos encontramos a gentes comunes, es decir, gentes a los que
transitado? ¿Esta transformación inconsciente fue adquiriendo
conciencia sólo más tarde, después de que se habían dado los pasos
más importantes, o se llevó a cabo con plena conciencia de lo que 22. «Die Philosophie im tragischen Zeitalter der Griechen», Werke, K. Schlech-
ta (comp.), Munich, Ullstein Verlag, 1969,3, pág. 1.063.
-
Otra objeción a esta presunción, citada en la sección 1, es que dos uniformes se desintegran cuando se analizan de cerca. Duran-
los textos, colecciones de obras de arte y períodos culturales care- te el reinado de Amenofis IV, los escultores egipcios cambiaron
cen de la uniformidad necesaria para las visiones monolíticas que con mucha rapidez de un rígido formalismo a un naturalismo laxo
aquí se plantean. Parry, por ejemplo, fue rápidamente criticado y viceversa (véase Against Method, ed. rey., cap. 16). El problema
por su racionalización de Homero.26 Por lo que parece los perío-
que aborda el magnífico Florentine Art de Antal (Harvard Univer-
sity Press, 1986) es la variedad de estilos en la Florencia del siglo
xv. Y así sucesivamente. Ejemplos como éstos sugieren que la uni-
un paradigma, muchos científicos han vivido, y aún viven, entre ambigüedades y dad que emerge de la sección anterior puede ser una ilusión susci-
contradicciones. Es posible que no puedan vivir de otra manera. Nuevos problemas
necesitan nuevos enfoques. Pero los nuevos enfoques no caen como un maná del tada por el hecho de enfatizar las similitudes sobre las diferencias
cielo de la creatividad. Las viejas ideas siguen utilizándose, se transforman poco a y de pegar las desviaciones, en lugar de hacer de ellas el punto de
poco hasta que algunos espíritus metódicos perciben una estructura completamen- partida de un intento para quebrar la uniformidad aparente. Pue-
te nueva, con nuevos límites de sentido, y comienzan a hacer lo que mejor saben de que sea una ilusión creada por los mismos puntos de vista que
—la esquematizan—. Ésta es, a propósito, la razón de que la presentación de resul-
tados científicos difiera drásticamente de lo que sucede durante la investigación, es se supone que uno ha de sustentar. Y nunca debemos olvidar las
decir, mientras las personas están todavía pensando, y dan una imagen tan equívoca tensiones que existen entre varios ámbitos de la actividad humana
de la misma. Por supuesto que las ideas se pueden bloquear, que la imaginación se como el arte, el pensamiento, la política, y otros dominios. Com-
puede ofuscar por los dogmas, la presión financiera, la educación, el tedio. Si esto binando la ambigüedad con la diversidad estilística y los conflic-
sucede, entonces la idea de un sistema cerrado con conceptos precisos y reglas que tos intraculturales llegamos a una visión que parece conducir a
se siguen de modo servil aparecerá como la única representación correcta del pen-
samiento. Pero ésta es una situación que hay que evitar y no elogiar. menos paradojas que las implícitas en la presunción que subyace
Para mí, la consecuencia más importante de la nueva actitud hacia las culturas a la interpretación de Parry. ¡Veamos cómo funciona todo esto en
que subyace al libro de Rosaldo es que prácticas que parecen legitimadas dentro de el presente caso!
un marco de referencia cerrado, dejan de ser sacrosantas. Si cada cultura es poten-
cialmente todas las culturas, entonces las diferencias culturales pierden su carác-
ter inefable y se convierten en manifestaciones particulares y mudables de una na-
turaleza humana común. El asesinato, la tortura y la supresión auténticos se 4. TRANSICIONES
convierten ene! asesinato, la torturá y la supresión ordinarios y corno tales han de
tratarse. El feminismo tiene tareas no sólo en Estados Unidos, sino más aún en
África, India y América del Sur. Los esfuerzos por alcanzar la paz no necesitan se- Aquiles y sus visitantes hablan del honor. Aquiles se sintió ofen-
guir respetando alguna pretendida integridad cultural que con frecuencia no es dido por Agamenón, quien le había arrebatado su botín. La ofensa
otra cosa que el dominio de uno u otro tirano. Y hay muchas razones para sospe- creó un conflicto entre lo que Aquiles recibió y lo que él conside-
char de algunos de los ingredientes de lo políticamente correcto.
Pero al hacer uso de Sta nueva libertad de acción debemos tener cuidado de no
raba que se le debía. Los visitantes están dg acuerdo en que ahí
seguir con viejas costumbres. Hay que prescindir de juicios objetivos, lo mismo hay un conflicto. Sus proposiciones ilustran la solución habitual
que de una protección abstracta e ideológicamente condicionada de las culturas. del mismo. El botín se devolvía intacto, se prometían más regalos,
No hay que excluir las intervenciones drásticas pero se deben efectuar sólo después el honor era restaurado: «[..1 vete ya a buscar/ los regalos, pues a
de amplios contactos, aunque no precisamente con unos cuantos «líderes» sino ti van a honrarte/ los aqueos igual que a un dios!» dice Fénix (602
con las poblaciones directamente implicadas. Al haber descartado la objetividad y
la separación cultural y enfatizado los procesos interculturales, aquellos que perci- y sig. véase 519, 526). Añade que el honor está en parte constitui-
ben los problemas médicos, nutricionales y ecológicos o los problemas de los dere- do por los regalos: «[...] que si en la guerra que varones mata/lle-
chos del hombre, y más específicamente los de la mujer, han de iniciar estos pro- gas a entrar sin tomar los regalos,/ no serás ya estimado de igual
cesos en el lugary prestando la debida atención a las opiniones de los lugareños. Hay modo,/ aunque hayas la guerra rechazado/» (604 y sig.). Esto apo-
movimientos que ya proceden de esta manera particularista y no objetiva. La teo-
logía de la liberación y algunos enfoques en la esfera del desarrollo sirven de ejem-
ya la interpretación social.
plos. Apoyemos a estos movimientos y aprendamos de ellos en vez de continuar Aquiles no se apacigua. Va más allá de la solución aparente del
con epistemologías de viejo estilo y otros juegos «auténticos». conflicto y percibe un enfrentamiento perenne entre el honor y sus
26. Véase Hugh Lloyd-Jones, «Becoming Homer», New York Review of Books, 5 recompensas: el honor y,las acciones que establecen y/o reconocen
de marzo de 1992.
su presencia siempre divergen.
60 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 61
Una mirada somera al resto de la épica muestra que los señala- el cual «convergen todos los hilos»." Visto de manera retrospecti-
mientos de Aquiles no cayeron del cielo." Surgen de una situación va, parece ser que la situación que describe Aquiles estaba bastan-
—el conflicto entre la costumbre y las acciones de Agamenón— te generalizada aunque permanecía oculta en una compleja red
que contraviene de lleno el sentido común de la época. Sensible a que unía las acciones humanas Y las divinas y las acciones huma-
causa de su enfado, Aquiles recuerda que no sólo en su caso se ha nas entre sí. Aquiles identifica la situación, la separa de su medio y
despreciado el mérito, sino también en otros, y generaliza: el ho- la simplifica con el recorte de algunas conexiones sociales. Incluso
nor es huérfano (318-y sig.). El punto de partida de esta generali- esta última acción no es arbitraria, o «creativa», puesto que Aqui-
zación (la descripción de las acciones de Agamenón) se correspon- les tiene la «evidencia inductiva» de la debilidad y, tal vez, insigni-
de con la noción arcaica del honor, al igual que los casos que ficancia de los vínculos sociales que rechaza. No se queda sin nor-
Aquiles rememora. El concepto tradicional tomaba en cuenta las mas, ya que falta todavía el juicio de los dioses, tanto para él como
discrepancias y las identificaba con el uso de un estereotipo. La para sus visitantes. Lo que tenemos entonces en el libro 9; es un
generalización absoluta (el honor y sus recompensas siempre di- cambio de énfasis que se apoya en razones y que la cólera de Aqui-
vergen) rompe la conexión entre el estereotipo y los sucesos de los les lleva a efecto. Estamos muy lejos del desastre que anuncia Parry
que procede su sustancia, o al menos ésta es la opinión de algunos y que sistematizan los afectos a lo inconmensurable.
estudiosos. Todavía podemos preguntarnos si al cambio de enfoque le ha
Aquiles va más allá. Lo que él quiere decir es que la injusticia correspondido, y tal vez estimulado, alguna tendencia más general.
que percibe está en la naturaleza de las cosas. Acudiendo a una ter- De haber vivido Aquiles o el poeta que compuso los versos en los si-
minología moderna podemos formularlo diciendo que las normas glos vn o vi a.C, podría responder que había una tendencia signifi-
tradicionales ya no forman parte de la práctica social. Pero siguen cativa estrechamente vinculada a los procesos sociales. En ese pe-
teniendo un papel. Éste es el primer indicio de una dicotomía que ríodo, los grupos abstractos sustituyeron a las relaciones de
pronto adquiriría una importancia considerable —la dicotomía en- vecindad (y a las relaciones concretas que éstas personificaban) co-
tre las apariencias (ricas, concretas, pero engañosas) y una reali- mo unidades de acción políticas (Clístenes); el dinero reemplazó al
dad (simple, abstracta, casi vacía, pero a pesar de todo muy impor- trueque que prestaba atención al contexto y el detalle; las relacio-
tante)—. Y ésta es también la causa de que algunos estudiosos nes entre los jefes militares y sus soldados fueron cada vez más im-
digan que el discurso de Aquiles no tiene sentido: una escisión ge- personales; los dioses locales se aliaron en el curso de los viajes, lo
neral entre las apariencias y la realidad no concuérda con «la vi- que aumentaba su poder pero reducía su humanidad; las idiosin-
sión homérica del mundo». crasias culturales y tribales se igualaron gracias al comercio, la po-
Pero el pensamiento homérico estaba preparado para las gran- lítica y otros tipbs de intercambios internacionales: se reblandecie-
des subdivisiones. El conocimiento humano y el conocimiento di- ron partes importantes de la vida y se volvieron descoloridas, y, en
vino, el poder humano y el poder divino, la intención y el discurso
humanos (un ejemplo que menciona el propio Aquiles, 312 y sig.) 28. Mientras que el juicio de Zeus conlleva una cierta carga de arbitrariedad y
se oponían los unos a los otros de una manera que recuerda la dis- que las decisiones divinas pueden variar según el caso, la división que anuncia
tinción que Aquiles esgrime. Se podría decir que al cortar los víncu- Aquiles tiene la claridad y el poder de una ley objetiva e independiente de la perso-
los sociales del honor, Aquiles refuerza los lazos del honor con el na (Dios). Incluso este aspecto tiene su analogía en la épica: el albedrío de los dio-
juicio divino, en particular con el de Zeus (607 y sig.). Tales lazos ses nunca es absoluto: está limitado por las moira, un «orden irrefragable [...] que
U.] existe con independencia de ellos» y por normas que ellos infringen pero que
ya existían; el juicio de los dioses siempre tuvo un importante pa- se pueden emplear para juzgar y criticar su comportamiento. Walter E Otto, The
pel social. Incluso la relevancia exclusiva a la que alude Aquiles ha- Homeric Gods, Nueva York, Pantheon Books, 1954, págs 42 276. Vease también
bía sido preparada por la preeminencia de los dioses y el poder Burkert, Griechischen Religion der archaischen und klassischen Epoche, Stuttgart,
constantemente creciente de una divinidad particular —Zeus— en Walter Kohlhammer, 1977, págs. 205 y sig. y F. M. Cornford, From Religion te Phi-
losophy, Nueva York, Harper and Row, 1965, pág. 16 (trad. casi.: De la religión a la
filosofía, Barcelona, Ariel, 1984). Encontramos referencias a las normas de mane-
27. Véase Farewell te Reason, págs. 268-270, para una exposición del cambio ra implícita en la Ilíada, por. ej. en II. 24.33 y sigs., y de manera explícita en la tra-
de lenguaje y sentido que introduce Aquiles. gedia, por ej. en Antígona, 456, de &Mode-s.
Jt-3
:7-
consecuencia, los términos vinculados a lo específico perdieron con- Política 1.260b24 y sigs.), la visión de que las cosas, las ideas, las
tenido o importancia, o bien simplemente desaparecieron." (En la acciones, los procesos, son agregados de partes (relativamente in-
sección 2 aludo a algunos de estbs procesos.) Podía haber añadido dependientes), y de que por consiguiente hacer un relato significa
que las acciones humanas individuales (como las de Solón, de Clís- enumerar ejemplos, no englobarlos bajo un único término, mantu-
tenes o de sus partidarios) tuvieron un papel importante en este vo su popularidad durante toda la época clásica de Grecia. El pen-
proceso, pero que estos últimos resultados no eran su objetivo. Vis- samiento geométrico era una semilla sin un programa genético
to «desde afuera» tenemos una «adaptación» de una «conspira- bien definido; acompañada de una cacofonía siempre creciente de
ción»3° («el sentido común homérico») referida a otros (las nuevas debates políticos, filosóficos, militares, artísticos, dio lugar a mu-
estructuras que acabo de describir). Visto «desde adentro», tene- chas ideas diferentes. Sus conceptos poseían precisamente esa am-
mos un descubrimiento: la revelación de aspectos importantes del bigüedad que describí al final de la sección anterior. En ninguna
mundo. No se revelan «en cuanto tales», sino sólo con respecto al • parte de este proceso encontramos las rupturas, las lagunas, el
problema que Aquiles sintetiza: la existencia de cualidades perso- abismo infranqueable que sugiere la idea de dominios cerrados del
nales independientes de los esfuerzos de un individuo o de la reac- discurso.
ción de sus pares.* Compárese este análisis con el de Parry. Según Parry, los con-
. Pero Aquiles o el poeta que describe sus acciones no vivieron en ceptos tienen un sentido claro, y los lenguajes que éstos forman se
el siglo Int o vi. Hablaban en una época en la que estaban en su in- articulan a partir de reglas más o menos bien definidas. Esto es lo
fancia los pi-ocesos que he enumerado. Habían comenzado pero que le dice la evidencia. Pero la evidencia en la que se basa es li-
aún no habían producido sus resultados más evidentes. El discur- mitada. Proviene de períodos lingüísticos estables y no toma en
so de Aquiles contribuyó a su desarrollo y en consecuencia contiene consideración lo que sucede durante los períodos de cambio. Co-
Un elemento de invención. Los aspectos inventados formaban parte mo resultado algunos movimientos se hacen «imposibles lingüísti-
de una estructura que emergía lentamente, lo qué quiere decir que camente» y, si suceden, son difíciles de explicar." Ahora bien, si
Aquiles también efectuó un descubrimiento. Es cierto que la subje- añadimos los Movimientos prohibidos a la evidencia, entonces las
tividad tuvo su importancia: la cólera de Aquiles resaltó algo en lo reglas que parecen prohibirlos pierden su poder restrictivo. Pero
que los otros no habían reparado. Lo que él vio en cierta medida ya esas reglas poseían dicho poder con anterioridad, cuando separa-
estaba allí —el juicio de los dioses siempre fue más decisivo que el ron al sentido del sinsentido. Llego a la conclusión de que las re-
de los mortales— lo que quiere decir que la yisión de Aquiles poseía glas son ambiguas a la manera en que ciertos dibujos relultan am-
un «núcleo objetivo». Pero es aún «subjetiva», pues entonces el mo- biguos, que los sucesos les pueden hacer cambiar de rostro, que, en
vimiento hacia una abstracción creciente y la separación que con- el fragor del combate, el cambio suele pasar desapercibido de tal
lleva de realidad y apariencia no eran los únicos desarrollos. modo que tenemos una transición suave de una visión del mundo
Como se hace evidente a partir de las inscripciones funerarias, (la ontología paratáctica, por citar un ejemplo) a otra nueva e «in-
los pasajes de la comedia, los debates sofísticos, los tratados médi- conmensurable» (un ordenamiento más jerárquico que incluye una
cos e históricos, las involuntarias enumeraciones que Sócrates re- separación entre apariencia y realidad)."
cibía como respuesta a su pregunta «qué es», y la recomendación
que precisamente hace Aristóteles de esas enumeraciones (véase
31. Existen explicaciones y me he valido de algunas de ellas en Farewell to Rea-
son, pág. 270. Es posible postular límites de sentido y una correspondiente inco-
29. Para la contracción del rico espectro de términos perceptivos., véase Bruno mensurabilidad. Yo mismo he defendido un enfoque de este tipo.
Snell, Die Entdeckung des Geistes: Studien zur Erústehung dés euttpaischen Den- 32. Hemos de decir que las estructuras que precedieron al «ascenso del racio-
kerts bei den Griechen, Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht, 1975, cap. I. nalismo» eran «abiertas» en el sentido de que se podían modificar sin destruirse.
30. «Cualquier lenguaje [...1 es una conspiración contra la experiencia en el Contenían los caminos por los que Aquiles estaba a punto de transitar, aunque de
sentido de que es un intento colectivo para simplificar y disponer la experiencia en una manera vaga e inconclusa. También era «cerrada», pues fue necesario un estí-
parcelas manejables.» Baxandall, Giotto and the Orators, pág. 44. mulo para que revelaran sus ambigüedades y estructuras alternativas para recom-
* Véanse las páginas 218 y 234 de la presente edición, allí aparecen otras ver- ponerlas. Sin ese estímulo, las palabras, las frases, las reglas, las pautas de com-
siones del r"no pasaje. (N. dele.) portamiento habrían parecido claras y sin problemas (la claridad es el resultado de
UNIVERST
_ MD DE ANTIOOT TIA
64 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
no hubiera creado la miel amarilla, ellos creería que los higos son
.mucho más dulces».16
Según este fragmento, las propiedades que «ellos» atribuyen a
un objeto dependen de las circunstancias (disponibilidad de otros
objetos, sus efectos sobre nuestros órganos sensitivos, nuestro jui-
cio, etc.) que no tienen nada que ver con el objeto, y que por lo tan-
to no son propiedades intrínsecas de éste. En otras palabras, el
fragmento sugiere que nosotros distinguimos entre lo que es un ob-
FIGURA 1. La suma de los ángulos de un triángulo es el «ángulo recto». jeto, con independencia de que tengamos contacto con él, y lo que
le atribuimos a partir de las vías usuales de obtener información.
Esto corre paralelo con una tendencia general: las palabras carga-
una impresión inmediata, o considerar la estructura de un ordena- das de emoción tales como el «calor» de la cólera pierden su com-
miento. Incluso las pruebas matemáticas que intentaban introdu- ponente emocional cuando se aplican a la materia. También con-
cir una cierta coherencia consistían en el dibujo de diagramas o en cuerda con la costumbre de médicos como Alcmeón de Crotona,
crear modelos que revelaran propiedades aún ignoradas de los nú; contemporáneo más joven de Jenófanes, que separaba los síntomas
meros, las líneas olas figuras. La figura 1, que muestra que la su- de la propia enfermedad de los otros síntomas y que empleaba la
ma de los ángulos de un triángulo es un ángulo recto, es un ejemplo." palabra tekmairesthai para indicar como los síntomas visibles po-
El conocimiento divino no era de un tipo diferente, era sólo más dían conducir a una enfermedad imposible de percibir de manera
abarcador que el conocimiento humano. Comprendía «más he- directa. En ambos casos el acceso a una cosa es independiente de
chos». Jenófanes parece estar de acuerdo. El conocimiento absolu- la cosa misma. A sabiendas de lo anterior pero haciendo de lo últi-
to, dice, no está al alcance de los humanos —ningún ser humano lo mo una medida de la verdad llegamos al resultado proclamado en
«ha visto»— (B34.1). Esto prolonga la concepción intuitiva del co- B34; a saber, que «todo está afectado por las apariencias», como
nocimiento. Incluso si alguien lograra pronunciar «lo que ha sido Diels-Kranz traduce dicho pasaje.
completado», continúa, él mismo no sería consciente de ello (B34.3 La sustitución del conocimiento por conjeturas crea problemas
y sigs.). La información aún parece ser enumerativ'a y el conoci- a intérpretes como Fránkel" y Reinhardt" que no saben cómo re-
miento absoluto (o «lo que es verdad», como muchos interpretes conciliar el «activo realismo» (Fránkel) de Jenófanes, «su fuerte
traducen la frase) una enumeración que ha llegado a su fin. El frag- preferencia por la realidad en todos los sentidos: la experiencia, la
mento B34 dice que el conocimiento tomado en este sentido es inspección concreta, el detalle, la racionalidad, la utilidad» (Rein-
inaccesible a los humanos y que en su lugar éstos emplean conjetu- hardt) con «un escepticismo muy refinado»." La solución es que
ras (B34.4). Jenófanes reemplazwun criterio" que, según él, hace de las opinio-
Pero ¿por qué el conocimiento es inaccesible a los seres huma- nes humanas un mero parecer, por un criterio nuevo que explica su
nos y que sacan éstos de las conjeturas? función en la ciudad.
Tomando en consideración la terminología homérica (tetelesmei-
non —que quiere decir «lo que ha sido completado»—) uno podría
16. La idea es que la experiencia de la dulzura de la miel estropea nuestro gus-
afirmar que la complejidad de las cosas impide a los seres humanos
to y cambia en realidad nuestra experiencia de los higos, que después ya no saben
acceder a la verdad. Conocemol sólo fragmentos; una relación com- tan dulces como antes.
pleta, una enumeración total sobrepasa nuestras capacidades. Esto 17. Pránkel, Wege und Formen, págs. 342 y sigs.
parece ser así hasta que consideramos el fragmento B38: «Si Dios 18. Reinhardt, Parmenides und die Ge-schichte, págs. 151 y sig.
19. En particular su escepticismo sobre las ideas de la naturaleza, como la for-
ma esférica de los cielos y del mundo, que Jenófanes consideraba parte de las fábu-
las ancestrales y que él sustituta por un mundo plano (infinitamente profundo) acu-
15. Véase A. Szabo, Anfange der griechischen Mathernatik, Budapest, Alcadémiai diendo a conjeturas novedosas para explicar el sol y el arco iris (véase infra).
Kiadó, 1969, págs. 243 y sigs. Los guijarros pitagóricos «demostraron» algunas re-
20. Por ej., un concepto del conocimiento.
laciones abstractas entre los números enteros.
74 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
YENóFANIES
75
Según este nuevo criterio las opiniones no son inútiles. Así co- regulares. No se «levanta», no se «pone». Expresiones como ésas
mo los seres humanos pueden construir, utilizar y mejorar los bar- son remanentes de un pasado mítico, que se apoya sólo débilmente
cos, los puentes o los túneles, pueden también introducir, utilizar en la percepción (invito al lector a seguir el curso del sol un día nu-
y mejorar otro producto humano, los pronunciamientos ordina- blado y a observar sus distorsiones en el horizonte). Cada país tie-
rios (818 y 35). Como las casas, los martillos, las palas, estos pro- ne sus propias nubes, su propio clima y su propio sol.
nunciamientos cumplen con una función: suministran informa- Resulta fácil ridiculizar una posición como ésta desde nuestro
ción. La información puede ser vaga, equívoca y poco confiable; punto de vista «avanzado». Pero el mismo punto de vista «avanzado»
pero llegar a ser precisa, más cierta, y más verosímil ,puede ser ha mostrado un gran respeto hacia la negación absurda que hace
mejorada—. En sus comentarios sobre la naturaleza, Jenófanes Parménides del cambio y la diferencia, que se ve contradecida por
trata de mejorar la cosmología eliminando las «fábulas ancestra- experiencias más decisivas. Reinhardt critica la eliminación de los
les» que contenía. cielos aunque, visto «desde nuestro punto de vista avanzado» haya
Este procedimiento le granjeó la reputación de ser un pensador sido un paso espectacular. Lo mismo sucede con la sustitución de la
tosco y poco sofisticado. «Su teoría», dice Fránkel, «es extraña- mítica Iris (el arco iris) por una nube (832). Nublar al sol fue sólo un
mente primitiva y violenta incluso para su propia época. Está mal paso más en la misma dirección. Más aún, no es cierto que Jenófa-
pensada y es bastante pobre.»2' Una mirada más cercana muestra nes le haya «ahorrado a sí mismo la búsqueda de una razón», como
que el primitivismo está del lado de los comentaristas. dice Aristóteles; y que se limitara a producir una conjetura primitiva
En su arremetida contra todo, Jenófanes elimina los sólidos cie- tras otra. Sus conjeturas se inspiraban en sus nuevas opiniones so-
los de Homero y del Oriente Próximo. El comentario que hace bre el conocimiento y de este modo se apoyaban tan consecuente-
Reinhardt es: «Aquí Jenófanes hizó lo que a ningún filósofo desde mente en la «razón» como lo estuvieron las conjeturas de Aristóteles.
Tales le estaba permitido hacer: se las ingenió para negar la forma Así que en lugar de reírnos a causa del sol nublado deberíamos ad-
esférica de los cielos y el mundo y con ella la conexión entre los mirar el intento de construir una visión del mundo completamente
movimientos celestiales»." basada en la experiencia.
Ahora bien, ante todo parece bastante dudoso que Tales postula- Ahora analizo esas ideas.que se contemplan con aprobación y
ra cualquier tipo de esfera celestial sólida. En segundo lugar, Jenó- que son elogiadas por su pureza y perspicacia crítica. Al separar la
fanes tenía buenas razones. Como el éfer luminiscente del siglo xix, opinión del conocimiento y hacer de aquélla la única portadora de
• los cielos sólidos eran parte de esas "<fantasías ancestrales» que él información, Jenófanes había cobstruido una primitiva epistemo-
quería eliminar." Por último, ahora sabemos que no hay una «cone- logía uniforme. Sus ideas sobre Dios destruyen esa uniformidad e
xión entre los movimientos celestiales» sólida, que los cielos son
introducen lo que luego se tradujo en distinción entre apariencia y
abiertos y las esferas inexistentes. Jenófanes estaba en lo cierto. realidad.
Los humanos, dice Jenófanes, viven en la intersección de la tie-
rra y el aire y nacen de la tierra y el agua (833). El agua es la fuen-
te de los ríos, las lluvias, las nubes. Al parecer Jenófanes descubrió 4. LOS DIOSES
peces y plantas fosilizados en Siracusa, Malta y Paros y los consi-
deró, junto con las goteras de agua de las cuevas, evidencias de
La teología de Jenófanes consiste en una parte negativa que pro-
inundaciones periódicas. El sol, al igual que las nubes, se renueva
longa su crítica de los prejuicios del pasado y en afirmaciones po-
cada día, se mueve a través de la superficie de la tierra y desapare-
sitivas relativas a la naturaleza de las cosas divinas. Algunos auto-
ce hacia Occidente. Es uno.de los fenómenos meteorológicos más
res presuponen que hizo estas afirmaciones de un modo espeeial,
con ayuda de un instrumento, que después se llamaría prueba, que
21. Fránkel, Wege und Formen, pág. 340. Véase también pág. 339.
hace que los argumentos sean independientes de los prejuicios o de
22. 160., pág. 146, la buena voluntad de la audiencia.
23. Para la conexión véase W. K. C. Guthrie, The Greeks ami Their Gods, Lon- La crítica de Jenófanes de las ideas tradicionales aparece en los
dres, Methuen ami Co., 1950, cap. 8. siguientes fragmentos.
EL MANUSCRITO INCONCLUSO JENÓFANES 77
76
Hornero y Hesíodo han atribuido a los dioses todo No resulta fácil responder a esta pregunta. La religión popular
cuanto es vergüenza e injuria entre los hombres, mantuvo su influencia durante un tiempo considerable?? La divini-
y narrado muy a menudo acciones injustas de los dioses, dad abstracta de Jenófanes (véase infra) habría proporcionado
robar, cometer adulterio y engañarse unos a otros. muy poco consuelo a aquellos que esperaban respuestas específi-
cas de rituales concretos. Además, la religión popular estaba mu-
cho más dividida que en la versión homérica. Pueblos diferentes
adoraban a divinidades distintas, e incluso a versiones distintas de
Pero los mortales creen que los dioses han nacido Zeus que cuidaban de sus modos de vidas diferentes. Nuevos dio-
y que tienen vestidos, voz y figura como ellos. ses se sumaron de buena gana al panteón existente sin que se pro-
Pero si los bueyes, caballos y leones tuvieran manos dujera ningún intento de.síntesis o de eliminar lo que contemporá-
o pudieran dibujar con ellas y realizar obraS como los hombres, neos más intolerantes podían considerar como contradicciones.
dibujarían los aspectos de los dioses y harían sus cuerpos,
los caballos semejantes a los caballos, los bueyes a bueyes, Así, un ferviente defensor del pluralismo religioso hubiera podido
tal como si tuvieran la figura correspondiente a cada uno. replicar con facilidad que, siendo entidades tribales, los dioses, co-
mo los reyes, se parecían en verdad a sus súbditos. «Estás en lo
Los etíopes dicen que sus dioses son de nariz chata cierto Jenófanes», pudo haber dicho, «nuestros dioses se nos pare-
y negros; los tracios que tienen ojos azules y pelo rojizo. cen y con frecuencia actúan como nosotros. Después de todo son
nuestros dioses. Pero ¿qué te ha hecho pensar que eso es algo criti-
B14, 15,16 cable?»
Por otra parte, tenemos la presunción, también presente en
ciertos momentos de la religión popular, de que los dioses locales
He aquí lo que los escritores modernos dicen sobre estos versos.
Guthrie habla de un «criticismo destructivo» 24 Mircea Eliade, quien
por otro lado es un señor inteligente, elogia el «criticismo agudo de
28. Los dioses antiguos sobrevivieron hasta la época del Imperio Romano tar-
Jenófanes».25 Popper interpreta los fragmentos como «el descubri- dío. Véase Robin Lane Fox, Pagans and Christians, Nueva York, Norton, 1987, par-
miento de que las historias griegas sobre los dioses no han de tomar- te I, sec. 4, «Seeing the Gods». En Grecia las viejas creencias se vieron sustentadas
se en serio porque representan a los dios'es como seres humanos»,26 por los principales poetas trágicos. .
mientras que Fritz lee en los versos yen las ideas positivas de Jenó- • Esquilo, quien según C. Calogero, Studien über den Eleatismus, Darrnstadt,
fanes una expresión de una «idea más pura y elevada de Dios»? Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1970, pág. 293, n. 16, estaba «fuertemente in-
Cierto es que los comentarios de Jenófanes suenan de manera fluido» por Jenófanes, por una parte concedía a los dioses un poder más fuerte y
espiritual, disminuyendo por lo tanto su humanidad; por otra parte permitía que
excelente cuando quien los lee es un intelectual moderno progre- participaran en las actividades de la ciudad (Atenea, en la última parte de la Ores-
sista. Pero éste no era el objetivo de los Mismos. Jenófanes hablaba tíada, preside un consejo de ciudadanos atenienses y da su voto junto a ellos) y así
a sus contemporáneos no a Sir Karl. ¿Cómo reaccionaron sus con- los hace más cercanos a las preocupaciones humanas. Los dioses de Esquilo ac-
temporáneos y qué pudieron haber alegado a su vez los defensores tuaban de manera menos arbitraria y más responsable que los dioses homéricos,
midiéndose la arbitrariedad y la responsabilidad por las normas de la ciudad. Y
de la tradición? por supuesto, los dioses de Esquilo eran todavía los viejos dioses, había muchos de
ellos y no el único dios de Jenófanes dotado de un poder monstruoso.
Sófocles revivió más tarde la arbitrariedad de los dioses hOméricos. Al explicar
la aparente irracionalidad con la que se distribuyen entre los humanos la buena
24. Guthrie, The Greeks and Their Gods, I, pág. 370. y la mala fortuna, atribuyó ambas a las acciones de Dioses caprichosos e irracio-
25. M. Eliade, Geschichte der religitisen Ideen, Friburgo, Herder, 1979, 2, pág. nales por igual (véase por ejemplo Electra 558 y sigs.). Herodoto, cuya estructura
407 (trad. cast.: Historia de las creencias y dejas ideas religiosas, Barcelona, Paidós, de oraciones (tesis eiromene) y tolerancia hacia las versiones encontradas de una
1999). misma historia reflejan ya de manera formal la visión aditiva, sustentó la existen-
Munich, Piper, 1984, pág.
26. IC Popper, Auf der Suche nach einer besseren Welt, cia de la influencia divina con argumentos empíricos. Por lo que los argumentos de
218 (trad. cast.: En busca de un mundo mejor, Barcelona, Paidós, 1996). Jenófanes no tenían ni una validez ni una universalidad aceptada. Eran propagan-
27. Kurt von Fritz, Grundprobleme der Geschichte der antiken Wissenschaft, da y afectaron a un grupo de personas muy limitado.
Berlín y Nueva York, Walter de Gruyter, 1971, pág. 36.
o
1. EL CAMINO DE LA VERDAD •
mimos que llevó este enfoque todavía más lejos, empleando el nuevo to con este principio)? La mecánica del siglo xix postuló un mundo
instrumento de la prueba para reafirmar sus supuestos. Lo que sub- «real» sin colores, olores, etc. y un mínimo de cambio; todo lo que
yace a la naturaleza, pudo haber dicho, debe ser diferente de la natu- sucede es que ciertas configuraciones se mueven de modo reversi-
raleza y más abarcador. Según Parménides la entidad más básica ble de un momento a otro. En un mundo relativista, incluso estos
que subyace a todo lo que es, incluyendo a los dioses, las pulgas, los sucesos son desechados de antemano. Aquí el mundo
perros y cualquier sustancia hipotética que uno pueda proponer, es
simplemente es, no sucede. Sólo la mirada de mi conciencia, que sube
el ser. En cierto sentido ésta era una sugerencia muy trivial pero bas-
a rastras por el alma de mi cuerpo, hace que una sección de este mun-
tante perspicaz, puesto que el ser es el lugar en que se encuentran la do viva como una imagen efímera en el espacio que cambia continua-
lógica y la existencia: cada afirmación que implique la palabra «es» mente en el tiempo (H. Weyl, Philosophy of Mathematics and Natural
es también una afirmación sobre la esencia de las cosas. Science, Princeton, Princeton University Press, 1949, pág. 116).
Al hacer del ser su sustancia básica, Parménides extrajo conse-
cuencias. Éstas son que el ser es (estin) y que el no ser no es. ¿Qué «Para nosotros», escribió Einstein,
sucede al nivel básico? Nada. El único cambio posible del ser es
que al no ser, el no ser no existe, por lo que no hay cambio. ¿Cuál es físicos convencidos, la distinción entre el pasado, el presente y el futuro
la estructura del ser? Es plena, continua, sin subdivisiones. Cual- no tiene otro sentido que el de una ilusión, si bien tenaz (Correspon-
quier subdiVisión sería entre el ser y algo más, la única otra cosa al dence avec Mich& Besso, P. Speziali (comp.), París; Hermann, 1979,
nivel básico es que el no ser, al no ser no existe, por lo que no hay pág. 312; véase también pág. 292).
subdivisiones. ¿Pero no es verdad que asumimos de manera tradi-
cional y experimentamos personalmente el cambio y la diferencia? La irreversibilidad, en conformidad con esto, se atribuye al ob-
servador, no a la propia naturaleza. El problema radica en que los
Sí, es cierto que lo hacemos. Lo cual muestra, según Parménides,
que ni la tradición ni la experiencia proporcionan un conocimien- «físicos convencidos» son también empiristas «convencidos». Pero
to fiable. Ésta fue la más clara y radical separación de los dominios ¿cómo pueden los expeiimentos que suceden en el tiempo y que
son por lo tanto ilusiones hablarnos de una realidad que está más
que más tarde recibieron las denominaciones de «realidad» y «apa-
allá de todas las ilusiones?
r1encia». Fue también la primera y más concisa teoría del conoci-
miento. Las teorías del conocimiento intentan explicar cómo la fa- Max Planck reconoció el problema pero no lo resolvió. Su ensa-
miliaridad con un dominio pa percepción, por ejemplo) lleva al' yo «Positivismus und reale Aussenwelt», que leyó por primera vez
conocimiento de otro que es independiente de él (la realidad). Par- en 1930 contiene el pasaje siguiente:
ménides respondió que esto nunca ocurre, que al ser hay que acce- Las dos afirmaciones, «Existe un mundo real exterior que es inde-
der directamente, que el único agente que puede acceder directa- pendiente de nosotros» y «Este mundo no se puede conocer de forma
mente al mismo es la razón, que la revelación le enseñó a él, inmediata» forman juntas la báse de toda la física. Sin embargo, am-
Parménides, cómo emplear la razón, y que en aquel preciso mo- bas se contradicen hasta cierto punto y por lo tanto revelan el elemen-
mento él estaba en condiciones de explicar este uso a los demás. to irracional inherente a la física y a toda otra ciencia, que es respon-
Aquellos que les gusta reírse de Parménides y que dicedque su sable del hecho de que una ciencia nunca pueda realizar por entero su
argumento es primitivo y absurdo desde un punto de vista lingüís- cometido (Vortrage und Erinnerungen, Darmstadt, Wissenschaftliche
tico deberían tomar en consideración cuántos científicos moder- Buchhandlung, 1945, págs. 235 y sig.).
nos repiten sus ideas sin su rigor y su coherencia. Para empezar, la
premisa, estin —el ser es— es la primera ley de conservación explí- Más aún, las «impresiones inmediatas de los sentidos» que
cita; indica la conservación del ser. Utilizada en la forma de que na- Planck, Einstein y otros empiristas consideran el fundamento del
da viene de la nada (que se abrió camino en la poesía: Rey Lear
1.1.90) o, para decirlo en latín, ex nihilo ni(hi)1 fit, sugiere leyes de 3. «Die organische Bewegung in ihrem Zusammenhang mit dem Stoffwech-
conservación más específicas como la de conservación de la mate- sel», en Robert Mayer, DM Mechanik der INeizme, Oswalds ICIassiker der exakten
ria (Lavoisier) y de la energía (R. Meyer inicia un importante escri- Wissenschaften, n° 180, Leipzig, Wilhelrn Engelmann, 1911, pág. 9.
88 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 89
conocimiento° no son parte de nuestra experiencia (que es una ex- co— y la dialéctica era su preocupación principal.' La forma del ar-
periencia de objetos en el espacio) sino construcciones teóricas que gumento afecta a la premisa, la naturaleza de Dios allí y la estruc-
hay que descubrir mediante métodos concretos (pantalla de reduc- tura del ser en el presente Caso. También los elementos están ahora
ción, etc.). De este modo se nos ofrece una visión en la que una rea- trabados con mucha mayor fuerza. Todo esto no hace que el asun-
lidad oculta y absolutamente independiente de los hechos huma- to sea más «objetivo». Por el contrario, muestra los cambios que
nos, se dice basada en procesos ocultos que dependen en extremo son necesarios para que el relato resulte convincente —y no es ne-
de ellos. No se puede afirmar que las cosas hayan mejorado desde cesario aceptar estos cambios—. Sin embargo, el autor trata sus
Parménides. Y tal vez no sea del todo inútil volver a él y examinar resultados.como si hubieran sido corroborados al margen de cual-
las razones con que sustentó su posición. quier preferencia. Aunque más conciso, al razonamiento de Par-
Parménides hace una distinción entre las creencias vulgares y el ménides se le puede formular la misma objeción.
verdadero curso del mundo. Y emplea un instrumento recién des- Parménides hace que su relato tenga la forma de un poema épi-
cubierto, la prueba, para inmovilizar sus conceptos y demostrar co. Pudo haber elegido otras formas: la poesía lírica, la tragedia
sus resultados.' Al igual que Jenófanes partió de una noción que, (sirvan de ejemplo los debates y el desenlace político de las Eumé-
haciendo uso de la ambigüedad, se puede encontrar en el sentido nides), la prosa científica (un nuevo medio utilizado por los filóso-
común- pero que él cambió para que se ajustara a sus intenciones. fos jopios, en particular por Anaximandro), la sátira (utilizada con
«Lo que intentó mostrar», escribe Reinhardt respecto a la prueba' excelentes efectos por Arquíloco y Jenófanes), y varias formas de
de Jenófanes, «era la unidad de Dios.» Para esto eligió el concepto oratoria pública. Su situación difería de la de los escritores mo-
de poder supremo. No se le ocurrió o, al menos, no le incomodó, dernos, que sólo pueden elegir la obediencia a las normas profe-
que este concepto no era más conocido que el otro [a saber, el con- sionales, las políticas editoriales y la inercia estilística. Parméni-
cepto de unidad] —la religión popular desconocía ambos; ya que des adoptó la forma épica y el inventario mitológico asociado a
sólo el concepto de unidad era asequible a un tratamiento' dialécti- ésta. Su medio no es la prosa sino el hexámetro; no él, sino una
diosa explica el mundo y la naturaleza del conocimiento. Hay dos
partes, una que trata de lo «que es y que no es posible no ser»
4. A. Einstein, carta a M. Solovine de mayo de 1952, en Einstein: A Centenary (Diels-Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker, Zurich, Weidmann,
Volume, A. P. French (comp.), Cambridge, Cambridge University Press, 1979, pág. 1985, fragmento B2.4), o, empleando una terminología posterior,
270; Planck, cita de ibíd. («no hay otra fuente del conocimento que la de las impre- de la realidad; la otra, de la apariencia (las creencias de la multi-
siones de los sentidos»). Según Einstein, «Physics and Reality», citado en Ideas and tud). Parece que al igual que Jenófanes, Parménides pensaba que
Opinions by Albert Einstein, Nueva York, Crown Publishers, 1954, pág. 291 y sigs., ambas partes eran importantes —¿por qué si no desarrolló una
partimos de un «laberinto de impresiones sensoriales», seleccionamos de él «arbi-
traria y mentalmente ciertos complejos de impresiones sensoriales que se repiten»,
'historia del cambio que, hasta donde podemos saber, era mucho
las relacionamos con el concepto de un objeto corporal y atribuimos a ese concepto más extensa que su exploración del ser?—. Ofreceré un relato bas-
«una significación que es en gran medida independiente de las impresiones senso- tante simplificado del poema. Los elementos míticos tienen un pa-
riales que originariamente dieron lugar al mismo». La realidad, de acuerdo con es- pel nada despreciable' y los que pueden ser utilizados para susten-
ta referencia, es una construcción «mental y arbitraria», introducida para «orien- tar un enfoque muy diferente no se toman en consideración.
tarnos a nosotros mismos» en un «laberinto de impresiones sensoriales». Ahora Abreviado y parafraseado de este modo, podemos dividir el «cami-
bien, ante todo, tal «laberinto» no se encuentra en ninguna parte de nuestras vidas,
es en si mismo una construcción «arbitraria». En segundo lugar, ¿cómo podemos no de la verdad» en cuatro secciones: 1) una declaración respecto
• Jucir que lo necesitamos para «orientarnos a nosotros mismos» cuando toda- al procedimiento que hay que seguir; 2) la premisa utilizada; 3) el
emes de él; es decir, cuando estamos desorientados? programa de la prueba; y 4) la prueba.
a detalles y referencias subsiguientes véase los artículos en R. E. Allen y
D. J. Furley (comps.), Studies in Presocratic Philosophy, vol. 2, Londres, Routledge
and Kegan Paul, 1975, en particular G. E. L. Owen, «Eleatic Questions», la in-
fluencia de Parménides sobre las matemáticas se analiza en A. Szabo, Anfdnge der 7. Karl Reinhardt, Parmenides tind die Geschichte der griechischen Philosophie,
griechischen Mathematik, Budapest, Adadémiai Kiadó, 1969, págs. 287 y sigs. Francfort, Vittorio Klostermann, 1959, pág. 96.
6. Véase capítulo 2, nota 33. (N. dele.) 8. Ilaid., pág. 64 y sigs.
90 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 91
1) Según la declaración (fragmento B7.3-5) las afirmaciones te). La razón B es que lo que es, es y por lo tanto no puede desarro-
clave del relato no han de corroborarse ni por la costumbre mu- llarse.
chas veces inventada (ethos poly'peiron), ni por la mirada perdida, Nótense los dos aspectos ya comentados: la utilización de un
ni por el oído aturdido; sino mediante la prueba (logos). conjunto de alterúativas que se suponen exclusivas y completas, y
El rechazo de la experiencia y de la sabiduría tradicional no era el procedimiento indirecto. Ambos se añaden al conocimiento, en
algo nuevo. Inspiró varios movimientos religiosos y ya había sido particular al conocimiento -matemático, y. lo hacen más abstracto.
articulado en la nítida (véase el capítulo 1). Parménides hizo más El descubrimiento de longitudes inconmesurables (basado en la al-
aguda la diferencia y declaró que la prueba —no la creencia, ni la ternativa igual-desigual) fue una consecuencia natural (véase la
educación religiosa o la purificación de la mente y el alma— era el prueba interpolada en Euclides, Elementos, 10.117). La idea de que
fundamento de la verdad. no puede hablarse de lo que no es, hace que sean un mero ruido
2) La premisa es' estin —est en latín.— o, algo equívoca it is en tanto las cosmologías genéticas como la refutación que hace Par-
inglés. El lector que piensa que una mera palabra no puede tener ménides de éstas —la refutación desaparece (se vuelve un ruido sin
ninguna consecuencia debería tomar en consideración fórmulas sentido) junto con la tesis refutada—. Nótese una vez más que es-
como E = const (principio de conservación de la energía), que al tin, de la manera que lo emplea Parménides, es la primera ley de
combinarse con afirmaciones subsiguientes produce una cantidad conservación en la historia de la ciencia occidental; proclama la
enorme de información detallada. conservación del ser.
3) «Y sobre este camino hay signos abundantes» (B8.2). Lo que A continuación se prueba que lo que-es no puede subdividirse.
será probado es (B8.3 y sig.) que lo «que es» es inengendrado e im- Los pasos son los mismos que en el caso anterior excepto que las
perecedero, íntegro, único en su género (continuo —syneche's—); suposiciones tratan ahora de diferencias espaciales, no temporales.
inestremecible y realizado plenamente. Se infiere que lo que-es está completamente relacionado (syneche's).
4) La prueba en sí misma está formada por partes interrelacio- La supuesta idea de continuidad fue elaborada por Zenón y Aristó-
nadas, estando cada parte vinculada a su predecesora mediante la teles, y Weyl la menciona (hablo de ello en mi Farewell to Reason,
palabra epei, «porque» .9 cap. 8). Si se considera que el atomismo, la patología humoral, la te-
En primer lugar se prueba que lo que es no puede nacer (age'ne- oría de los elementos en la que ésta sp basa (y que Lavoisier todavía
tos). ¿Porqué? defendía), la división de la medicina (y otras disciplinas) en una ra-
ma empírica (clínica) y otra teórica, la creación por parte de Aristó-
Porque no puede haber surgido del no ser (véase más abajo, según A) teles de una física cualitativa y la reacción de Galileo a la misma, es-
Tampoco puede haber surgido del ser (véase más abajo, según B)
tán todos relacionados con las ideas que subyacen al poema de
Entonces ni del ser, ni del no ser (B8.16) por lo que,
lo que es no puede haber surgido. • Parménides, tenemos que admitir que su énfasis sobre la unidad del
ser fue un ingrediente importante en la vida intelectual de Occiden-
La razón A es que el no ser no puede sér ni descrito, ni conoci- te. Pero ¿logró Parménides probar el asunto con independencia de
do, ni decirse de él que origine alguna cosa en un momento dado tendencias y preferencias de carácter no argumentales?
El argumento quiere probar que la «realidad» es eterna, indivisi-
(el suceso siempre pudo haber ocurrido en un momento diferen-
ble y exenta de cambios. Supone que lo que existe, simplemente es
—estin— y no tiene otras propiedades. Una vez que se da esto por
9. Para este aspecto véase la «Additional Note A», en Owen, «Eleatic Ques- supuesto, la única distinción que queda entre un suceso y el que le
tions», págs. 76 y sig. Según Lloyd, Polarity and Analogy, Cambridge, Cambridge ha precedido en el tiempo.(o con el que guarda una relación de ve-
University Press, 1971, págs. 104 y sigs., la existencia y la no-existencia inalteradas cindad en tl espacio) es la de que uno es y el otro no —de lo que se
son contrarias, no contradictorias, y la «prueba» en sí no es, por lo tanto, válida.
deduce la conclusión—. Esta presunción la motivó tal vez la ten-
»Parménides fuerza la cuestión», dice Lloyd (105). Estoy de acuerdo aunque situa-
ría el «fuerza» en un lugar diferente —junto a lo que digo más abajo sobre la supo- dencia general hacia la abstracción que ya he mencionado en varias
sición implícita en la prueba (la prueba «presupone que lo que existe simplemente ocasiones, por teorías (como la cosmología de Anaximandro, que
es... y no posee ninguna otra propiedad»). Parménides al parecer conocía) que articularon la tendencia, por
92 • EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 93
Sócrates reúne contraejemplos para hacer comprensible su idea. realmente uno, o algo separado que existe por sí mismo el hombre no
Éste era un tipo de argumento directo ampliamente utilizado. Tuvo podría ni realizarlo ni adquirirlo; y lo que buscamos ahora es algo de es-
mucha importancia en Parménides y en algunos de los primeros ta naturaleza.
matemáticos, que construyeron sus contraejemplos en lugar de co- ...Además, no es fácil ver qué provecho sacarán para su arte el tejedor o
el carpintero de no conocer el bien en sí, o cómo podría ser mejor mé-
leccionarlos sin más (más tarde su método recibiría el nombre de
dico o mejor general el que haya contemplado esta Idea. Es evidente
reductio ad absurdum); los sofistas se valieron profusamente de él. que el médico no considera así la salud, sino la salud del hombre o,
Los contraejemplos son aún populares aunque bajo otro nombre más bien aún, la de este hombre, ya que cura a cada individuo.
(falsación), aplicados a un dominio diferente (las ciencias sobre to-
do) y con diferente figuras tutelares tras ellos. Algunos escritores Y en tercer lugar, la crítica era más que un juego intelectual —te-
creen que el conocimiento científico se puede cambiar y mejorar nía sustancia—. Incluso los' pensadores más abstractos han de consi-
mediante el empleo de la invención, las condiciones de suficiencia derar (y muchos filósofos primitivos lo consideraron) sus deberes
y contenido, la falsación —y nada más—. Al aplicar el método a como ciudadanos. Parece ser que Demócrito también quería un
Parménides explican de la siguiente manera el surgimiento del ato- vínculo más íntimo entre el conocimiento abstracto y la experiencia
mismo: al querer criticar a Parménides, Demócrito (o Leucipo) bus- común. Leucipo, a quien tradicionalmente se le asocia con los eleáti-
caron contraejemplos, descubrieron el dambio, refutaron la opi- cos en general o con el discípulo de Parménides Zenón en particular,
nión de que el ser era estable e indivisible y la sustituyeron por algo
mejor)' creyó contar con argumentos que, al tiempo que concuerdan con las
Esta interpretación tal vez no sea correcta. Sugiere que Parmé- dotes de la sensación, no anulan la generación ni la corrupción, ni el
nides, poseído por su visión, no notó el cambio mientras que De- movimiento ni la pluralidad de entes.
mócrito, un hombre más mundano, lo descubrió y refutó la teoría Haciendo estas concesiones a los fenómenos, pero coincidiendo con
de Parménides. Pero Parménides, lejos de pasar por alto el cambio, las qbe establecen la unidad en que no puede haber movimiento sin va-
intentó explicarlo (en la segunda parte de su poema), aunque con cío, Leucipo expresa que el vacío es «no-ente» y que nada del ente es
la restricción de que se trataba del mundo de las apariencias; la rea- «no-ente», pues el ente, en sentido estricto, es absolutamente pleno.
lidad, dijo (aunque con otras palabras), es inmutable e indivisible. Pero este ente, dice no es uno sino muchos, infinitos en número e indi-
visibles por la pequeñez de su masa. (Aristóteles, De general ione el eo-
Demócrito y Leucipo, por consiguiente, tenían ante sí tres cometi- rruptione 325a 23 y sigs.)
dos: (re)definir la realidad (y el conocimiento); relacionar la entidad
recién definida con las opiniones (que recuperaban la condición de
En resumen, el ser es plural y se mueve en el no-ser. Nótese la na-
conocimiento o, al menos, de información útil); y explorarla par- turaleza dél argumento: Leucipo no intenta refutar a Parménides re-
tiendo de esta base. curriendo al hecho del movimiento. Parménides había sido cons-
Aristóteles consideró estos tres cometidos e hizo varios comenta-
ciente del «hecho» y había declarado que era una ilusión. Además,
rios sobre el primero. Criticó a Parménides por apartarse del sentido
no sólo había declarado el carácter ilusorio del movimiento, sino que
común. En primer lugar la crítica era posible: Parménides no había presentó pruebas. Había trascendido las impresiones sensoriales so-
probado sus razones sino que había comenzado con la desviación bre la base de que «uno ha de seguir el argumento» (Aristóteles, De
(véase la sección precedente). En segundo lugar, la crítica estaba mo- generatione et corruptione 325a12 y sig.). Leucipo, en contraste, deci-
tivada por el deseo de acercar la teoría a las ideas y actos propios de dió guiarse según la percepción; se podría decir que él y aquellos que
la vida en la ciudad. «Pues si el bien predicado en común de varias pensaban de forma similar (Demócrito, Empédocles, Anaxágoras)
cosas», escribe Aristóteles (Ética a Nicómaco 1096633 y sigs., la cur- querían que lá física estuviera más próxima al sentido cbmún.12
siva es mía), comentando tendencias análogas en Platón,
11. Un ejemplo es el de K. R. Popper, Realisrn and the Aim of Science, Londres, 12. Las diferentes nociones de realidad que se presuponen aquí, y sus conse-
Hutcbinson Group, 1983, pág. xxvi (trad. cast.: Realismo ye! objetivo de la ciencia, cuencias para la ciencia y filosofía modernas, se desarrollan más adelante en «Rea-
Madrid, Tecnos, 1985). lismo», ensayo 4 en la segunda parte de este libro.
96 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 97
No era algo tan sencillo. Los movimientos religiosos y filosófi- • de manera abstracta podemos decir que tanto Demócrito como
cos, tanto en Grecia como en pualquier parte, denostaban las cre- Aristóteles tomaron una decisión práctica." Aristóteles en ocasio-
encias y costumbres vulgares e intentaban apartar a las gentes de nes actuaba como si las alternativas no fueran sólo indeseables,
las trivialidades de la vida cotidiana. Pitágoras y Parménides cons- cuando no abstirdas.'6 Al abandonar la estabilidad absoluta, cuan-
truyeron una ciencia y una filosofía que erá precisamente de esta do aún era miembro de la escuela platónica, sólo se preocupó por '
naturaleza y las dotaron de nuevos medios de persuasión. Los mís- desarrollar las consecuencias de ese paso.
ticos, videntes y chamanes de todo el mundo intentan demostrar Volveré con frecuencia a ese aspecto «existencial» de los de-
que una vida lejos de lo común no sólo es posible, sino real o, para bates sobre la realidad. Era notorio en Aquiles —recuérdese que
emplear la terminología de Parménides, pretenden alcanzar y expe- su desencanto le hizo ver un mundo diferente— y ahora vuelve
.rimentar el Uno de éste." No se puede objetar que ese estado se en- bajo un disfraz más teórico. Por el momento digamos sólo que
cuentra fuera de la experiencia común, que precisa de una prepara- este elemento existencial mina pretensiones como las siguientes:
ción, que es difícil de alcanzar y que no es duradero. Lo mismo que Parménides, mediante el mero poder de su mente y sin que
puede decirse de las observaciones de las partículas WyZy del factores externos le perturbaran, descubrió la unidad del ser; que
neutrino," que ahora se consideran como «reales». Lo que importa Demócrito y Aristóteles lo refutaron gracias a sus investigacio-
es que el estado existe, al menos en términos aproximados, que al- nes, y no porque afirmaran que un proceso bien conocido estaba
gunas personas se esfuerzan por alcanzarlo, que hacen del mismo en el centro de un modo de vida preferido; que Copérnico y Gali-
el centro de sus vidas y que definen la realidad (en palabras, o por leo probaron el movimiento de la Tierra sin que hubiese un cam-
su modo de vida) en relación con ese centro. Un adversario debe bio precedente, asociado o incipiente, respecto a lo que es impor-
por lo tanto hacer algo más que aportar hechos, reglas y argumen- tante en la vida humana; que Darwin probó de manera similar
tos que se basan en aquéllos. Ha de desmantelar la definición y una relación entre los seres humanos y otras especies sin ningu-
cambiar el modo de vida a la que ésta pertenece. Los argumentos na ayuda de las valoraciones, las ideologías, las tendencias so-
sobre la realidad tienen un componente «existencial»: considera- ciales, etc., que estaban cambiando. En todos estos casos tene-
mos reales aquellas cosas que tienen un papel importante en el tipo mos un cambio o una tendencia hacia el cambio (que puede ser
de vida que preferimos. implícita o activa sólo en ciertos grupos sociales y estar acompa-
Demócrito y Aristóteles trasladaron el cambio y la subdivisión ñada de tendencias contrarias) seguida de un análisis teórico de
de la periferia al centro de la filosofía, el primero en menor, el últi- los productos del cambio, todo esto dentro del marco de una ideo-
mo en mucha mayor medida. Esta traslación se imponía por sí logía que afirma que los análisis son independientes de las elec-
misma, pues el cambio era un aspecto prominente de la vida que ciones, los deseos, las tendencias sociales y que son una causa
ellos vivían y no estaban preparados para renunciar a él. Hablando
•
15. Erwin Schrodinger adoptó una decisión como ésta en su crítica de Bohr:
«El punto de vista de Bohr de que una descripción espacio-temporal es imposible,
13. Véase los extractos en S. Radalcrishnan y Ch. A. Moore (comps.), A Source lo rechazo a limine. La física no es sólo la investigación atómica, la ciencia no sólo
Book in Indian Philosophy, Princeton, Princeton University Press, 1957, por ej.,
es física, y la vida no es sólo la ciencia. El propósito de la investigación atómica es
pág. 237. Para los pitagóricos, véase Walter Burkert, Lore and Science in Ancient
ajustar nuestra experiencia en este campo al resto de nuestro pensamiento: pero el
Pythagoreanism, Cambridge, Harvard University Press, 1972, y B. L. van der Waer-
resto de nuestro pensamiento, en la medida en que tiene que ver con el mundo ex-
den, Die Pythagoreer, Zurich, Artemis Verlag, 1978. terno, se mueve en espacio y tiempo». W. Wien, Aus dem Leben und Wirken cines
Más recientemente, la teoría cuántica nos invita a contemplar el mundo como Physikers, Leipzig, Barth, 1930, pág. 74. Galileo tomó el camino contrario: el «res-
un todo único e indivisible. La objeción de que las personas son evidentemente dis-
to del pensamiento» se debe adaptar a las ideas de los filósofos y astrónomos. Véa-
tintas de las sillas sobre las que se sientan y de los enemigos a los que odian tiene se infra.
tanta fuerza como la de que el sol se levanta y la de que Copémico, que decía que el 16. «Por lo demás, si bien según los razonamientos las cosas parecen ser así,
horizonte se hundía, no puede estar en lo cierto. En ambos casos el debate no es
según los hechos este tipo de opinión resulta poco menos que una locura, pues
sólo sobre los hechos, sino sobre el papel que se supone tienen en nuestra vida.
nadie entre los locos se encuentra hasta tal punto fuera de sí como para conside-
14. P. Watkins, Story of the W and Z, Carnbridge, Cambridge University Press, rar que el fuego y el hielo son una misma cosa.» De generatione et corruptione
1986. 325a y sigs. •
98 EL MANI. PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 99
principal del cambio. Inclu Pero lo recuerdo. De ahí que no conozco lo que recuerdo —lo
esta pauta. cual es absurdo [4], o lo conozco [5] y, sin embargo, tampoco lo co-
«Pero ¿qué es lo que vam nozco porque mis ojos están cerrados [6), lo cual es también ab-
tes después de su diatriba (: lurdo [7]—. Así, hay que renunciar a [1].
te, parecemos un gallo de n Partimos de una tesis y damos por sentado que la comprende-
vencido.» Las objeciones, di mos. [2] es una consecuencia obvia; al igual que [3], suponiendo
los participantes del debate hi que nada más suceda. Si yo recuerdo el objeto, puede creerse de for-
dos sobre una concordancia ma general en [5] y, por lo tanto, en [7] —pero la pregunta es: ¿qué
partiendo de la tesis [la de qt dice Protágoras sobre la memoria?—. Tenía una tesis poco común.
y desarrollándola a continua( ¿No tendría también algunas ideas poco comunes sobre la memoria
la palabra «conocimiento» o y la identidad personal? ¿No pudo haber dicho, por ejemplo (166b1 y
que también contiene la pala sigs.), que el objeto visto no es el mismo que el recordado y que en
ber, que «alguien que obtiene consecuencia resulta incorrecto decir que, tras cerrar los ojos, uno
do [de una cosa] aún no la cor deja de conocer el objeto, con independencia de cuántos recuerdos
sigs.). Lo que tenemos es un el tenga? O, tomando órganos diferentes, tales como un ojo cerrado y
que sigue a la tesis y que contit otro abierto ---165b7 y sigs.— e incluso diferentes estados de una
mación (quienquiera que recta persona (Sócrates viendo, Sócrates recordando —16665 y sigs.—),
origen y una autoridad que no 1 ¿qué puede una persona conocer y no conocer al mismo tiempo? ¿Y
la misma palabra, pero utilizad. pudo no haber rechazado o bien [4] o [6] puesto que dan por su-
y que por lo tanto parece en grat puestas las mismas cosas que él intenta negar?
enfrentamiento como una refut Si seguimos esta línea de razonamiento debemos admitir que en
antilogike, un juego de palabras un argumento las palabras clave son con frecuencia ambiguas en el
queda de la sabiduría. sentido de que la especificación depende del proyecto con el que
Platón emplea la palabra antil uno esté comprometido. Si el propósito es cambiar las creencias de
«tiende a ser cualquier cosa que 1 acuerdo con una nueva cosmología totalizadora, entonces un con-
to como un mal método».17 Un flicto entre esta nueva cosmología y la opinión popular no se puede
miento de opiniones unas con emplear para criticar la anterior. Si el propósito es explorar las ra-
26Ic4 y sigs., Sofista 232b6; Fedó mificaciones de una nueva filosofía, y tal vez encontrar sus límites,
la importancia de las palabras que _ «Al afe- entonces la popularidad, una vez más, no cuenta mucho, pues es
rrarse a una palabra», ellpolemista «busca lo opuesto a lo que se ha de esperar que las nuevas ideas se contradigan con los «viejos Pre-
dicho» y de esta forma provoca una disputa verbal (República juicios» (llamados así desde el punto de vista de las nuevas opinio-
454a1 y sigs.; véase Teeteto 164c8 y sigs.). Y por último, las opinio- nes). Si, por otra parte, el propósito es mantener una forma de vida
nes se utilizan tal y como afloran, sin ningún análisis u orden esta- determinada, entonces las manifestaciones verbales de esta forma de
blecido (Fedón 101e1 y sigs.). vida se convertirán en medidas importantes de suficiencia. En cual-
El argumento en Teeteto 163a1 y sigs. es un caso a propósito. quier caso, se debe comprobar la procedencia de una afirmación que
El conocimiento, dice Protágoras, es la percepción [1]. Cuando contiene una palabra clave de un argumento, antes de que la afirma-
veo algo conozco por lo tanto lo que he visto [2]. Cuando cierro mis ción se pueda usar como parte de algún argumento.
ojos no lo veo más y en consecuencia, según Protágoras, dejo de co- Por ejemplo, la objeción que parte de la memoria presupone que
nocerlo [3]. una percepción y la memoria que corresponde a ésta se refieren
ambas al mismo hecho, que se puede conocer ya sea mediante la
17. R. Robinson, Plato's Early Dialactic, Oxford, Clarendon Press, 1962, pág. 85
memoria o la percepción. Pero la teoría de que el conocimiento es
Robinson da los lugares y las explicaciones. la percepción rechaza hechos independiente de la memoria y de la
100 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 101
percepción, y no se debe criticar haciendo que estos resurjan. La Un ejemplo trivial que he seleccionado a causa de su transpa-
objeción de que el conocimiento, siendo percepción, pueda volver- rencia es la réplica al argumento de Lactancio contra la forma es-
se indiferenciado, critica de igual manera a la teoría al mostrar que férica de la tierra. La tierra, dice Lactancia" no puede ser esférica
difiere de las formas de hablar propias de una opinión que ya ha si- porque las antípodas desaparecerían. Aquí el trasfondo es un uni-
do aceptada. A un punto de vista —y eso es lo que quiere decir Só- verso cilíndrico. «Arriba» significa una dirección paralela a su eje,
crates—, ha de dejársele transformar las creencias y las costum- «abajo» la dirección opuesta. El consejo de Sócrates nos incita a
bres lingüísticas y sólo ha de ser criticado después que los cambios sustituir el universo cilíndrico por uno centralmente simétrico y
necesarios se hayan llevado a cabo. ¿Qué argumenta Sócrates fren- sólo entonces buscar el problema: al examinar una nueva idea
te a un principio como éste? cambiamos primero el mundo de tal modo que se pueda acomodar
Para comenzar, introduce una ambigüedad 'interesante. El co- a la idea. La pregunta de si el mundo nuevo es posible viene des-
nocimiento y la percepción parecen ser entidades claras y definidas ' pués. Queremos salvar la forma esférica de la tierra. La forma esfé-
y lo mismo parece la tesis que identifica a los dos. Pero la identifi- rica es dada —¿qué modificaciones son necesarias para mantenerla
cación conduce a un conflicto. Si aún queremos mantener la tesis, ante las objeciones de Lactancio?—. La respuesta es bien conocida.
como Sócrates nos aconseja hacer, debemos cambiar o bien una Definimos «arriba» como «fuera de la tierra», «abajo» como «hacia
entidad, o la otra, o ambas. Debemos cambiarlas, pero sin dejar de el centro» y tenemos lo que queremos. Al rechazar la crítica redefi-
examinar las tesis, es decir, sin dejar de buscar los impedimentos. nimos las premisas. •
¿Qué impedimentos? Los que surgen después que a las palabras En el caso de Lactancio la forma esférica de la tierra se apoyaba
claves se les haya asignado un nuevo contenido. Sócrates asigna a en una variedad de consideraciones independientes y en conse-
la «percepción» un nuevo sentido —la analogía de la mecánica cuencia las medidas de adaptación sólo contaban de manera mo-
cuántica a la que nos hemos referido antes— pero no al «conoci- derada ad hoc. Esto no se podría decir de mi segundo ejemplo, que
miento». ¿Deja de argumentar? No, sólo cambia de dirección. Por analicé en los capítulos del 6 al 11 de Against Method (ediciones se-
ejemplo señala (181b8 y sigs.) que Protágoras no deja margen a la gunda y tercera), a saber, libro 1, capítulos del 7 al 10 de De Revo-
estabilidad, lo que hace imposible el conocimiento. El señalamien- lutionibus de Copémico. En ese libro Copérnico debate las dificul-
to presupone que el conocimiento no partisipa en el proceso que tades dinámicas del movimiento de la tierra. Introduce la hipótesis
• de que lo que forma parte de la tierra también se mueve con ella,
Sócrates introduce cuando explica la percepción (153d3 y sigs.). El
supuesto convierte en definido lo que parece volverse vago, pero sin que importe de qué otros movimientos sea objeto. En otras pa-
como parte de la crítica, no independientemente de ella: la crítica labras, introduce una dinámica especialmente diseñada para que
determina lo que se ha criticado. se ajuste al movimiento de la tierra. Es un tipo extraño de dinámi-
Aquí vemos de una manera muy clara la relación que existe en- ca(pues a los contemporáneos no les gustaba ocultar las cualida-
tre un argumento (platónico) y las cosas que prueba. Tal y como des): presupone que un cuerpo distante puede «sentir» dónde está
Sócrates enuncia el argumento (contra la tesis de que el conoci- la tierra y reaccionar en consecuencia. Galileo atacó con vigor un
miento es la percepción), éste adolece de un ingrediente importan- principio análogo en el caso de la luna (las mareas). Sin embargo,
te; el contenido de uno de sus términos clave aún no está determi- el movimiento era, en el espíritu de Sócrates y en la cosmología re-
nado. Pero Sócrates argumenta como si el término ya estuviera sultante, un progreso —según un punto de vista posterior.
definido y llega a una conclusión clara y unívoca. De este modo el
argumento no produjo la conclusión (por ej., la refutación de la te-
sis de Teeteto de que el conocimiento es la percepción) sino que la 18. iukut est quisquam tam ineptos qui credat esse homines quorum vestigia
conclusión (la refinación) produjo el argumento. Como antes (véa- sint superiora quam capita. Aut ibi quae apud nos jacet inversa penderé? Fruges et
arbores deorsum versus cresccre?», Divinae Institutiones, 3, «De falsa sapientia».
se el texto de las notas 15 y 16 supra) un argumento —una secuen- Lactancio estaba de algún modo retrasado con respecto a su tiempo, pero su argu-
cia de afirmaciones que se orientan a un resultado— adquiere fuer- mento hubiera tenido perfectamente sentido en una época anterior, cuando las
za y contenido a partir de un desarrollo que ocurre fuera de él. Hay gentes, algunos atomistas incluidos, suponían un «arriba» y «abajo» absoluto. Véa-
muchos otros ejemplos que confirman esta pauta. se por ejemplo Lucrecio, De rerum natura ji, 205, 227. Y también i, 1070 y sigs.
102 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER
103
Considérese a continuación la «paradoja» de Einstein, Podolsky incluso a casos en apariencia tan triviales como el de «todos los
y Rosen. Los autores intentan mostrar que la mecánica cuántica cuervos son negros», que es el ejemplo favorito de los falsadores
permite una determinación simultánea «objetiva» de los valores no ingenuos.
conmutados observables. Valiéndose de un formidable aparato ma- La afirmación, explican nuestros libros de lógica, queda «refu-
temático y de un «criterio de la realidad» 19 lograron demostrar que tada» con el descubrimiento de un cuervo «objetivamente» blanco.
la posición y el momento pueden.tener valores similares de pro- Ahora bien, un cuervo que ha sido pintado de blanco es blanco,
fundidad. Pero el «criterio» es justamente lo que se cuestiona. Se incluso lo es «objetivamente», como también lo es que puede ser
afirma que el valor de una cantidad que puede determinarse sin «reproducido», pero nadie lo considerará como un ejemplo en con-
«perturbar de ningún modo al sistema» que la contiene, tiene un tra. Lo que queremos es la blancura «intrínseca».
«elemento de realidad» que le corresponde, y se aplica cuando dos Un cuervo que pierde su color como consecuencia de una larga
sistemas están lo bastante lejanos como para no ejercer una in- enfermedad es «intrínsecamente» blanco —la blancura proviene de
fluencia el uno sobre el otro. Ahora bien, un trozo de madera en dentro, no de fuera— pero aun así resulta algo problemático. Lo
Australia cambia de longitud cuando se le mide con una unidad de que queremos es el color «normal», no excepciones.
medida elástica en Viena, y voy a Viena, me matriculo en el institu- Nótese que los comentarios hechos hasta ahora tienen un com-
to de mediciones y alargo el metro. Éste cambia sin ningún tipo de ponente empírico y normativo: presuponemos (componente empí-
perturbación física porque se trata de una relación que implica a rico) qué hay propiedades que «pertenecen» a un objeto y que no
otros objetos. ¿Tienen las magnitudes de la mecánica cuántica pro- son «importadas»; también presuponemos (segundo componente
piedades similares? Bohr lo creía y las definió en consecuencia. Se empírico) que entre ellas algunas son «normales», es decir, que
pueden formular objeciones a su punto de vista (como una confir- concuerdan con un criterio que desempeña un papel importante en
mación empírica de la desigualdad de Bell), pero el argumento de nuestras vidas cotidianas, mientras que otras no. Entonces decidi-
Einstein, Podolsky y Rosen no es una de ellas. mos (de manera explícita, o simplemente siguiendo la tradición)
La mejor referencia moderna del procedimiento que sugiere utilizar sólo a estos cuervos en calidad de contraejemplos (éste es
(pero no explica de forma explícita) Sócrates, se encuentra en Ga- el componente normativo). Nótese también que la afirmación no es
lileo. Grassi había medido las distancias de los cometas y descu- refutada (o confirmada) después de que estas cuestiones hayan si-
brió que se encontraban más allá de la esfera lunar. Galileo señaló
do aclaradas, pero que la aclaración de estas cuestiones forma par-
(entre otras cosas) que la triangulación funciona sólo si la natura- te del proceso de refutaci6n. Esto se hace particularmente evidente
leza de los objetos triangulados ya está determinada: no tiene sen- cuando se analizan casos no tan comunes.
tido la triangulación de un arco iris.2° El debate ontológico o de la Considérese así el caso de cuervos que se han vuelto blancos co-
visión del mundo debe preceder a la utilización de contraejem-
mo resultado de exigencias evolutivas o de cambios genéticos indu-
plos, no puede basarse en éstos. Pero el debate de la visión del
cidos desde el exterior. El «dogma fundamental» de la biología mole-
mundo no difiere de otros tipos de debate, lo que significa que no
cular excluye el segundo caso, pero ¿qué haríamos con él si sucede?
podemos seguir aceptando árbitros del debate como si fuesen in-
¿Y cómo hemos de tratar el primer caso? ¿Tal vez relegando el color
dependientes de éste y en tal sentido «objetivos». Esto es aplicable
a un lugar secundario en comparación con criterios y distinciones
que están más íntimamente relacionados con algunas estructuras
19. A. Einstein, B. Podolsky, y N. Rosen «Can Quantum Mechanical Descrip- biológico moleculares fáciles de identificar? De nuevo nos encon-
don of Physical Reality Be Considered Complete?», Physical Review 47, 1935, págs. tramos con un componente empírico (relación íntima) y otro nor-
777-780. El criterio se expone en la primera sección. Einstein deploró el formalis- mativo (utilizado como contraejemplo).Én cualquier caso ahora se
rlio y lo atribuyó a Podolsky, A. Fine, The Shaky Carne, Chicago, University of Chi- hace evidente a) que el término «negro» en «todos los cuervos son
cago Press, 1986, págs. 35 y sig.
negros», aunque intuitivamente, claro, es ambiguo en el sentido de
20. Véase Mario Guiducci, «Discourse on Comets», The Controversy on the Co-
mets of 1618: Galileo Galilei, Horado Grassi, Mario Guiducci, Johann ICepler, Fila- que su uso futuro nos es en buena medida desconocido; b) que pier-
delfia, University of Pennsylvania Press, 1960, pág. 39. Guiducci representa el pun- de algo de su ambigüedad en presencia de contraejemplos «absur-
to (le vista de Galileo. dos»: como en el caso de Aquiles, una idea impugnada se clarifica
UNIVERSIDAD
ESCUELA DEANTrIA
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21. Para otros ejemplos véase mi Farewell Reason, Londres, Verso, 1987, cap.
6. sec. 2.
INTERLUDIO
SOBRE LA AMBIGÜEDAD DE
LAS INTERPRETACIONES
lativos. Por el momento debo decir que se aplican ñ ámbitos muy to es todo lo que podemos decir cuando se trata de «mirar, no de
diferentes, desde el teatro a la astronomía. pensar». El comentario posterior, gue insinúa que Aquiles no miró
De este modo, al aceptar cierta idea relativa a la naturaleza del sino que especuló, menosprecia el carácter directo del relato de
conocimiento o la epistemología factual, algunos escritores descu- Aquiles. Es verdad que él no vio, escuchó u olió lo que relató: lo
bren que la información producida por sus contemporáneos no se sintió de una manera más «intelectual», pero en Hornero este últi-
ajusta a la idea, y o bien dicen que no es científica (Descartes sobre mo proceso tiene un carácter tan inmediato como el anterior.' Las
Galileo) o hacen de ella una cuestión de fe (Whitehead sobre la reglas ñormativas, por otra parte, pueden no sólo fracasar al tratar
ciencia newtoniana). Esta actitud corresponde al primer enfoque. de encontrar un punto de acometida para la práctica que quieren
Otros sienten (segundo enfoque) que las ciencias eran lógicas en lo regular (¿cómo falsar cuando nunca hay ejemplos unívocos falsa-
esencial pero se preguntan «cómo fue posible el conocimiento dores?), sino que también podrían destruir la práctica (y tal vez
científico» (Kant). Para obtener una respuesta adaptan su filosofía todas las prácticas) en lugar de reformarla. El problema, por lo
a la práctica científica y «reconstruyen racionalmente» esta última. tanto, no radica en demostrar un enfoque particular, sino en cómo
Otros denuncian todas las interpretaciones filosóficas, sean críti- utilizar las tendencias manifiestas o incipientes en provecho pro-
cas o afirmativas y sugieren (tercer enfoque) «considerar la ciencia pio. Pero incluso aquí la elección no es tan simple como sugiere lo
en sí misma» (Arthur Fine). que acabo de decir. Incluso un agente en exceso reflexivo no tiene
Al enfrentarse con esta variedad de posturas, la mayoría de los nunca un coñtrol absoluto. Ya está comprometido con una de las
filósofos intentan seguir un enfoque en detrimento de los otros. tendencias, lo que quiere decir que su elección no le parecerá una
En lo que a ellos concierne, sólo puede haber un camino verdade- elección sino un paso en el camino de la verdad. Aquiles vio lo que
ro: y quieren encontrarlo. De este modo, los filósofos normativos vio porque estaba enfadado. Su cólera no era un instrumento de
argumentan que el conocimiento es un resultado de la aplicación exploración que él pudiera aplicar o desprenderse a voluntad. Era
de.ciertas reglas, proponen reglas que en su opinión son constitu- parte de su vida, y por lo tanto de la tradición a la que pertenecía;
tivas del conocimiento y rechazan lo que las contradiga. Los prag- en ella resonaba una tendencia poteticialmente divergente de la
máticos y el Wittgenstein tardío, por otra parte, apuntan a la com- tradición, la reconocía, le daba forma y, de este modo, le confería
plejidad de la práctica científica o, de manera más general, «realidad»)
epistémica y nos invitan a «mirar, no a pensar». El resto de los ' Al referirme a Aquiles elegí el segundo enfoque. Intenté recons-
kantianos, por último, tratan de trascender las apariencias como truir la manera en que Aquiles sustentaba sus afirmaciones, subra-
sistema simple y explicar la naturaleza hasta del suceso más idio- yando éstas y el porqué Aquiles hablaba con sentido. Y para presen-
sincrásico. ¿Quién está en lo cierto? El caso de Aquiles muestra tar mis hallazgos utilicé nociones «externas» tales como «lenguaje»
que ésta es una pregunta bastante ingenua. Así, la invitación de (en el sentido moderno), «cultura», «visión del inundo», «estructu-
Wittgenstein supoñe que los acontecimientos, que se pueden iden- ra», «ambigüedad». Todo el ensayo, desde los ejemplos hasta el resu-
tificar mediante el reconocimiento, los podría pasar por alto o ma- men final, está escrito de esta manera. Uno debe tener esto presente
linterpretar el pensamiento abstracto. Pero el pensamiento cam- cuando lee afirmaciones como las siguientes: las culturas cuentan
bia la mirada (lo cual resta validez a un consejo de este tipo). con ingredientes que pueden parecer bien definidos pero que tie-
Además, el acto de mirar no es algo tan simple. Las condiciones en nen mucho en común con las quimeras; contienen senderos abier-
que Aquiles hace su relato (la tensión entre su situación y los re- tos desconocidos para todos; los dominios que estos senderos unen
querimientos sociales; su desengaño) hace que las divisiones habi-
tuales funcionen en lugares inesperados;' acarrean implicaciones 2. Von Frita, «Nous, Noein, and Their Derivatives in Presocratic Philosophy
que un wittgensteiniano podría atribuir al pensamiento. El seña- (Excluding Anaxagoras)», Classic& Philology 40, 1945, págs. 223-242; 41, 1946,
lamiento de que Aquiles se debió expresar sin pasión implica otra págs. 12-34.
3. De un modo parecido, los tres enfoques antes mencionados pueden tener
dificultad. La pasión suscita un argumento, su ausencia, otro. Es- éxito o fracasar ene! sentido de que pueden, o no, encontrar resonancia en sus me-
dios. Pero los medios cambian y también las oportunidades de los sistemas inter-
I. Véase cap.!, nota 32. pretativos. Seria un error creer que existe sólo un modo de interpretar la historia.
110 EL MANUSCRITO INCONCLUSO INTERLUDIO 111
suelen estar conectados como las partes de un paisaje de Escher; sión que hizo Parménides estaba ya presente en las premisas; b) que
un cambio cultural que no sea el resultado de plagas, guerras y de- la elección de la premisa, al no sustentarse en el razonamiento lógi-
sintegración, parte de un impulso, está mediado por una o muchas co, ha de correr a cuenta de otro agente; y c) que este agente es la
de las estructuras en conflicto (o conectadas a lo Escher) que la preferencia por formas de vida en las que el cambio y la subdivisión
cultura contiene, y se expande a través de las analogías inherentes tienen un determinado papel. Siguiendo el procedimiento 3 de los
al punto de partida; y así sucesivamente. Todos estos aspectos (y arriba mencionados añadiría d) que los argumentos de Parménides
las historias que elegí para que resultaran significativos) son el re- no son una continuación de la práctica que reflejan, que son «jui-
sultado de un enfoque concreto. Son «hechos» mientras el enfoque cios externos» y que por lo tanto se pueden rechazar. Una vez. más
satisfaga al grupo o a la tradición a los que se dirige. Se disuelven es importante señalar que éste no es el único enfoque posible, que
con otra interpretación de la «historia», o cualquier otra entidad de hay otras alternativas que conducen a conclusiones distintas.
la que nos valgamos para conferir un sentido a los acontecimien- . Por ejemplo, podemos describir a Parménides de una forma que •
tos. En cierta manera cada lector está en la posición de Aquiles. esté más en sintonía con los relatos cosmológicos que le rodeaban.
Asediado por palabras y atormentado por sucesos extraordinarios, En estos relatos no tenemos una premisa, sino un comienzo (el caos
él o ella pueden descubrir o inventar situaciones inéditas en los sis- en Hesíodo y en sus predecesores del Oriente Próximo, el apeiron en
temas de pensamiento populares. Anaximandro, que es al mismo tiempo un comienzo y un funda-
El caso de Aquiles ha sido extraído de un texto que hoy se consi- mento último de todas las cosas), no un argumento sino tina pauta
dera fundamentalmente como una ficción. Esto no le quita impor- de desarrollo (separaciones y concentraciones seguidas de genealo-
tancia. Aquiles pudo no haber existido nunca y pudo no haber pro- gías en Hesíodo, separaciones y concentraciones que contienen ge-
nunciado el discurso que tantos problemas, entonces y ahora, ha nealogías en Anaximandro), no conclusiones sino estados de desa-
causado. Jenófanes, al que analicé en el capítulo 2, fue una persona rrollo. En Hesíodo tenemos también una revelación: no él sino las
real. Contamos con extensas citas de sus poemas y estamos bastan- Musas aparecen como las autoras del relato. De aquí puede partir
te bien informados sobre los acontecimientos históricos que le ro- una interpretación de Parménides diferente y no del todo lógica.
dearon e inspiraron. Los autores que elogian sus logros (véanse las Pues también Parménides recibe su verdad de manos de una diosa.
citas en el capítulo 2) representan el primer enfoque. Sacan algu- En el proemio a su poema explica cómo, al ascender hacia la luz, se
nos pasajes de su medio natural y los vinculan a formulaciones y encontró con la diosa y oyó su relato sobre (la parte lógica) lo que
modos de razonamiento modernos. Mi contraargumento era'que subyace a todas las cosas y (parte histórico-psicológica) sobre el ca-
de haber aplicado estos métodos en el siglo vi a.C. habrían resulta- mino que conducía a ese «qué».4 Incluso la parte lógica deja margen
do inútiles. Tienen que hacerse partícipes de tendencias y creencias a una interpretación histórica mucho mayor que la habitual.
ya existentes, lo que quiere decir que tenemos que pasar de la lógi- Hay un comienzo. Éste está sancionado por una diosa y tan des-
ca al dominio más rico de la acción social. provisto de un contenido abierto como lo están el caos y el apeiron.
No hay nada de ficción en Parménides. Vivió, negó la realidad Hay un modo de contar la historia, y hay resultados. Dado el uso
del cambio y la partición (para emplear términos modernos) y contemporáneo de eineis no presentaba dificultad aceptar el co-
aportó argumentos (acudiendo a otro término moderno) con los mienzo (tal vez con más facilidad que el caos y el apeiron, aunque
que sustentar su negación. el primero era también conocido en ámbitos ajenos a la filosofía).6
También Parménides hace un relato. Su relato no sólo está bien
articulado, sino además explíCitamente subdividido en partes. Po- 4. Para más detalles relativos a esta interpretación en concreto, véase Luciano
demos por lo tanto introducir distinciones que de otro modo pare- A. Codo, XAOS: Zur Ursprungsvorstellung bei den Griechen, Idstein, Shulz-Kirch-
cerían una imposición artificial. Aristóteles (F(sica 186a23 y sigs.) y ner, 1989, cap. 5, en pan. la pág. 351.
muchos analistas después de él, distinguieron una premisa, varias 5. Véase Charles H. Kahn, «The Greek Verb "To Be" and the Concept of Being»,
Foundations of Language 3,1966, págs. 251 y sigs., y The Verb «Be» in Ancient Gre-ek,
conclusiones y un sistema argumental que llevan de aquélla al resto. Dordrecht, Reidel, 1973.
En el capítulo 3 adopté su interpretación y critiqué a Parménides de 6. A. Heidel, The Babylonian Genesis, Chicago, University of Chicago Press,
acuerdo con ésta. Afirmé a) que la negación del cambio y la subdivi- 1951, págs. 97 y sigs.
112 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
2. UN EXPERIMENTO RENACENTISTA Y SUS CONSECUENCIAS Aquí tenemos un sencillo experimento científico. Así, por lo me-
nos, es como se describiría hoy. Enumero algunos aspectos que ca-
La biografía de Filippo Brunelleschi, el gran arquitecto florenti- racterizan el procedimiento como un experimento.
no, incluye el siguiente relato de un acontecimiento ocurrido, se- Brunelleschi compara un producto humano, una pintura, con algo
gún se cree, en torno al año 1425: más. La comparación no se deja al arbitrio del experimentador, éste
no observa simplemente, examina la materia bajo condiciones especi-
En cuanto a la perspectiva, la primera obra en que la mostró fue una ficadas rigurosamente (figuras 5a, 5b ): se dirige a un lugar predeter-
pequeña tabla de cerca de medio braccio cuadrado [un braccio = alrede- minado, alrededor de tres braccia dentro de santa Maria del Fiore, le-
dor de setenta y dos cm] sobre la que realizó una pintura de la iglesia de
San Giovanni en Florencia [el baptisterio]. Pintó el exterior de la iglesia
y todo lo que se puede ver de unauna, sola mirada. Parece que para pintar 3. El pasaje está tomado de Antonio di Tuccio Manetti, The Life of Filippo Bru-
esta pintura se adentró unas tres en el pórtico central de santa nelleschi (en torno a 1480), citado en A Documentan) History of Art, vol. 1, Prince-
Maria del Flore [el cimborrio]. La tabla fue realizada con mucho cuida- ton, Princeton University Press, 1981, págs. 171 y sig.; el texto ofrecido no es una
doy delicadeza y con tanta presión, en los colores del mármol negro y traducción sino una paráfrasis aclaratoria de los «extremadamente difíciles [..] co-
loquialismos toscanos» (pág. 167, nota a pie de página del traductor); he cambiado
blanco, que ningún pintor de miniaturas lo habría hecho mejor. Pintó
pasajes empleando un lenguaje técnico donde el texto no lo tenía. Véase también S.
en el centro la parte del pórtico que quedaba directamente delante de él Y. Edgerton Ir., The Renaissance Rediscovery of Linear Perspective, Nueva York,
y así, a un lado, lo que se extiende en dirección de la Misericordia hasta Harper and Row, 1975.
120 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 12 1
Arriba
2
Punto de vista
Baptisterio
Eje
3
—3
mo nivel que la cocina y el trabajo de herrería. En los siglos XIII y espacio físico. Los dos espacios coinciden para un observador que
xiv cuando se fundaron los gremios en Italia, los escultores y los ve las cosas a la manera de Brunelleschi, es decir, en condiciones
arquitectos fueron clasificados junto a los picapedreros y albañiles, concretas y estrictamente delimitadas. Pero un artista, dice Leo-
mientras que en Inglaterra los face painters [pintores de rostros], nardo, no pinta para observadores de un solo ojo que no se mueven
los pintores de coches y los pintores de casas, pertenecían a la de una posición fija y puede que no quiera que desaparezca de la
Painters-Stainers Company (hasta el siglo XVII). Dentro de los gre- vista la superficie de su pintura: una pintura que la ven personas
mios no siempre contaban con todos los privilegios. Las grandes que pasan de un lado a otro frente a ella se debe construir de un
empresas artísticas en Italia desde el siglo XIII al xv eran planifica- modo distinto que todavía se desconoce.'
das y supervisadas al detalle por la persona que hacía el encargo, y El desarrollo de la perspectiva durante el Renacimiento y des-
los artistas tenían que aceptar sus exigencias. Si se considera esta pués de él, tiene mucho en común con el modelo que esbocé en los
situación el tratado de Alberti, que hacía de la pintura una ciencia, dos capítulos precedentes. Aquí y allá tenemos modos tradicionales
(cera casi subversivo». Pero logró su propósito: los pintores, escul- de ordenar y presentar los sucesos. Los métodos no están formali-
tores y arquitectos obtuvieron un mayor reconocimiento. Con el zados ni existen reglas estrictas que los restrinjan (excepto en los
tiempo esto condujo a la fundación de academias y, como es el ca- confines de talleres particulares donde pintores secundarios relle-
so de las empresas establecidas, a reclamaciones y protestas. nan los contornos dibujados por sus maestros, si no es que sigilen
Acudiendo a categorías modernas podemos decir que las protes- la rutina), como tampoco hay un único orden, sino muchos (por
tas eran de dos tipos, científicas y artísticas. Las protestas «artísti- ejemplo, la diferencia entre las escuelas florentina y sienesa a prin-
cas» rechazaban que la tarea de los artistas fuese simplemente la cipios del siglo mi). Entonces triunfa un nuevo esquema. No se in-
de copiar objetos Las protestas «científicas» (provocadas por los troduce a la fuerza, como en el caso de Aquiles, no es racionalizado
artistas y que se anticiparon en más de tres siglos a los correspon- inmediatamente como con Parménides: es el resultado de una
dientes avances científicos) aceptaron esta tarea pero enfatizaron transferencia casi accidental de reglas desde una-práctica en la que
lo que hoy se conoce como la diferencia entre el espacio visual y el eran implícitas a otra. No obstante, tenemos a la ambigüedad (pron-
to denominada «anticipaciones» de la perspectiva), fuera de las es-
6. Krautheimer y Krautheimer-Hess, I, pág. 316. Para la posición social de los tructuras, y a un estado de ánimo que estimula su uso.'
artistas véase E Anta!, Florentine Painting and its Social Backgromnd (1947, reim-
presión, Cambridge, Belknap Press of Harvard University Press, 1986), págs. 274
8. The Noteboolcs of Leonardo da Vinci, J. P. Richter (comp.), vol. I, Nueva York,
y sigs., así como M. Baxandall, Giotto and the Orators, obra cit. La historia del sur-
Dover Publications, 1970, sec. 3 (trad. cast.: Cuadernos de notas, Madrid, Edimat,
gimiento y desarrollo de las academias de arte la cuenta Nikolaus Pevsner, Acade-
mias of Art, Pant and Present, Cambridge, Cambridge University Press, 1940, nue- 1999). Leonardo sabía que la proyección «correcta» de una esfera es en la mayoría
va ed., 1973 (trad. cast.: Las academias de arte: pasado y presente, Madrid, Cátedra, de los casos una elipse. Hasta donde sabemos nunca pintó en sus cuadros una es-
1982). fera. Rafael sí pintó dos esferas en su Escuela de Atenas —pero dibujó sus contor-
7. Esta idea existía ya en la Antigüedad. Una obra de arte, se suponía, mejora nos como círculos. Según La Guemerie realizó también un experimento—. En una
las deficiencias de los productos naturales individuales y, por consiguiente, de la reproducción grabada de la pintura «utilizó» las formas elípticas «correctas» —pe-
naturaleza. Quintiliano, Institutiones oratoriae, J. J. Murphy (comp.), Carbondale, ro. éstas resultaron ser bastante insatisfactorias—. Hay más referencias y análisis
Southern Illinois University Press, 1987, 12.10.7 señala que las obras de Policleto en M. H. Pirenne, Opties, Painting, and Photography, Cambridge, Cambridge Uni-
, dan a la figura humana «una gracia que eclipsa la realidad» y critica a Demetrio, versity Press, 1970, págs. 121 y sig.
quien prefería la verosimilitud a la belleza (12.10.9). Dion de Prusa escribió (Olym- 9. Un vívido relato de estos elementos y de su colaboración lo brinda Giorgio
pic 2.167) que «ni aun loco se le ocurriría suponer que el Zeus Olímpico de Fidias de Santillana, «The Role of Art in the Scientific Renaissance», en Critica( Problems
se asemejaba en belleza o tamaño a un ser humano cualquiera». Incluso Leonardo, in the History of Science, Marshall Clagett (comp.), Madison, University of Wiscon-
quien enfatizó el carácter científico de la pintura, observó que el artista puede di- sin Press, 1959, págs. 33 y sigs. Brunelleschi conocía el efecto que producía colocar
bujar «no sólo las obras de la naturaleza, sino infinitas más que aquellas que la na- objetos familiares en situaciones inusuales, entre éstas los ordenamientos a gran
turaleza produce» (citado en A. Blunt, Artistic Theory in Italy 1450-1600, Oxford, escala. Diseñó escenarios teatrales con complicados mecanismos, permitió a su
Oxford University Press, 1962), pág. 37. Véase también E. Panofsky, Idea, Nueva amigo Toscanelli utilizar la linterna del Duomo como si se tratara del ápice de un
York, Harper and Row, 1968, para más detalles y referencias (trad. cast.: Idea, Ma- enorme reloj de sol, convirtiéndola ene! instrumento astronómico más grande ja-
drid, Cátedra, 1989). más construido, y gastó sofisticadas bromas a algunos de sus amigos. Por ejemplo,
124 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 125
Una vez descubierto, el esquema articula y modifica los hábitos cios de la presencia santa), 2° justo como los pensadores posteriores
existentes, haciendo que sean más definidos y excluyentes. Pronto a Parménides (aunque no con el sentido común posterior a Parmé-
surge un oportuno Parménides, que no sólo describe sino que prue- nides) era muy consciente de la diferencia entre un objeto y su per-
ba, no sólo muestra sino que exige. Las exigencias se apoyan en la cepción (también a ellos se les hacía muy difícil encontrar una co-
evidencia visual: el esquema concuerda con la «realidad». Pero, co- nexión entre los dos). En una época aún más tardía, los conceptos
mo antes, la «realidad» que suministra la prueba no está dada sin abstractos (y la perspectiva) no fueron utilizados para montar, sino
más; está cuidadosamente construida para que cumpla con el fin para construir y de esta manera introducir mundos completamente
seleccionado. El estin de Parménides carecía ya de lo que él quería nuevos (la Trinidad de Masaccio y los manieristas se pueden citar
como ejemplos). Indagaré ahora en estos temas de forma algo más
eliminar. Del mismo modo la comparación de Brunelleschi signifi-
detallada.
caba un símil reducido del objeto que intentaba imitar —el baptis-
terio— no el baptisterio en sí mismo. Pintores posteriores, Leonar-
do y Rafael entre ellos, querían trabajar sin la reducción (un único 3. LA PINTURA DE BRUNELLESCHI INTERPRETADA COMO UN ESCENARIO
ojo en un lugar cuidadosamente seleccionado) y volvieron a las
formas «normales» de ver un cuadro, al igual que los sucesores de Brunelleschi examinaba su pintura comparándola con otra cosa.
Parménides, Demócrito y Aristóteles entre ellos, quisieron restau- Esta «otra cosa» no era un edificio.; era un edificio como se ve con
rar los aspectos más notorios del sentido común:A propósito, estos un solo ojo desde un lugar precisamente definido o, como diría yo,
aspectos del sentido común fueron resaltados, y así atrajeron la era un aspecto de un edificio, un aspecto (de un objeto) definido co-
atención de todo el mundo, gracias al propio argumento de Parmé- mo el efecto (del objeto) sobre un individuo, o un grupo, o una téc-
nides (el «sentido común» no existía como una entidad indepen- nica (la cámara oscura por ejemplo) que enfoca, utiliza, contempla,
diente antes que Parménides o movimientos religiosos orientados exarriina, o lo «proyecta» de acuerdo con procedimientos que son
en sentido similar lo fechazaran). Con todo, al pasar por la expe- más o menos claramente descriptibles, aunque no siempre recono-
riencia de la perspectiva, los pintores posteriores no pudieron se- cibles. Brunelleschi seleccionó un aspecto que se adaptaba a su pro-
guir contemplando su obra como parte de la realidad en sí misma pósito. Su experimento implicaba dos artefactos, no un artefacto (la
(las anteriores pinturas de santos constituían con frecuencia indi- pintura) y una «realidád» independiente del arte.
Además, el aspecto (del baptisterio) seleccionado no era compa-
rado con la misma pintura, sino con una imagen del mismo, refle-
construyó una nueva identidad para un leñador, Manetto di Jacopo Ammanatini, jada en un espejo y manipulada con cuidado. Tenemos dos objetos
apodado el Gordo. Interpretando papeles cuidadosamente, ensayando y reordenan- físicos, la pintura aquí y el edificio allá, sin que haya una similitud
do el entorno de Manetto (casa, mobiliario, etc.) Brunelleschi, junto a un grupo de
evidente entre ambos. (Platón; en su diatriba contra el arte, utilizó
conspiradores, todos conocidos de Manetto, lo trataron como si fuera otra persona
hasta que Manetto comenzó a defender su nueva identidad ilusoria. Ésta es una este aspecto de la pintura de manera efectiva.) El edificio era gran-
prueba de que las cosas se sienten o ven «en lo que son» sólo en circunstancias de, pesado, tridimensional, hecho de piedra; la pintura, pequeña,
apropiadas y de que existen otras circunstancias, no del todo difíciles de arreglar, ligera, su superficie bidimensional, y estaba hecha de madera (una
que pueden disolver el propio sentido del yo: incluso el «yo» no es algo «dado», si- tabla) cubierta de capas de colores. Se proyectaron los objetos, se
no que depende de proyecciones (desapercibidas). Justamente esta perspicacia compararon los aspectos resultantes y se descubrió que eran idén-
permitió a Brimelleschi cambiar de su construcción en perspectiva a la experiencia ticos. Si queremos decir que Brunelleschi imitaba la realidad en-
correspondiente y de ahí a la «realidad» (más referencias en E. Battisti, Filippo
Brunelleschi, Stuttgart y Zurich, Belser, 1979, págs. 326 y sig. [trad. cast.: En luga-
tonces tenernos que añadir que ésta era una realidad fabricada, no
res de vanguardia antigua (de Brunelleschi a Tiépolo), Madrid, Akal, 1993]). Exper- dada. Era «objetiva» en el sentido de que, como una estatua, sus in-
tos en óptica teórica comprendieron sólo mucho después (lo que sus predecesores gredientes materiales existían independientemente de las observa-
medievales conocían) que una estructura que se corresponde con las leyes de la fí-
sica óptica no produce automáticamente una experiencia análoga (realista o iluso-
ria). Hay más referencias en Vasco Ronchi, Optics: Tire Science of Vision, Nueva 10. Véase por ej. Hans Beltin, Das Bild und sein Publikum im Mittelalter, Ber-
York, New York University Press, 1957. lín, Gebr. Mann, 1981.
126 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 127
ciones (aunque no de la interferencia humana). Era también «sub- En segundo lugar, el modelo corrige la idea de que la mente y só-
jetiva», pues la experiencia humana era una parte esencial del arre- lo la mente es la que impone un estilo, y que los estilos son por lo
glo. Tal vez la mejor manera de describir la situación sea decir que tanto convenciones, libres de los impedimentos del mundo mate-
Brunelleschi construyó un enorme escenario, que contenía una es- rial. Pues Brunelleschi utilizó no sólo sus manos y sus ojos, sino
tructura preexistente (el baptisterio), un objeto hecho por el hom- también un ingenio físico y los nuevos aspectos aparecieron única-
bre (la pintura), y arreglos especiales para la visión y proyección de mente cuando este ingenio se montó de manera correcta. La co-
ambos. La realidad que intentaba representar la producía el deco- rrección resulta también válida para las formas del arte tradicio-
rado del escenario; el propio proceso de representación era parte nal, cuyos dispositivos de proyección (hábitos de los espectadores,
de la acción escénica, no iba más allá. La experiencia de Brunelles- locación, función y ordenamiento físico de las obras de arte, las
chi en la construcción de mecanismos escénicos y en el manejo de restricciones institucionales, ópticas y fisiológicas de la visión) no
fenómenos como los de la identidad personal (para más detalles se introducen conscientemente e incluso puede que pasen desaper-
véase la nota 9, supra) hace que ésta sea una descripción adecuada cibidas: a este respecto lo que queda sin percibir no forma parte de
incluso desde su punto de vista. la mente, del mismo modo que las reacciones desapercibidas de los
La interpretación de las obras de arte en términos de conjuntos conos no suceden en la mente sino en la úvea."
de escenarios ofrece un marco de referencia preciso y útil para de- A la inversa, el experimento sirve también para corregir la idea
batir una variedad de presunciones sobre el alcance, la función y el de que en este caso sólo nos enfrentamos a leyes físicas objetivas.
desarrollo de los estilos artísticos. Es verdad que el «cuadro» se puede construir con la ayuda de re-
Por ejemplo, refuta la idea de que los estilos surgen y cambian glas que se basan en (aproximaciones de) las leyes de propaga-
por necesidad y que el artista, o quien lo contrata, tiene sólo un ción de la luz. Se podría emplear la cámara oscura para demos-
control limitado sobre el proceso. Brunelleschi no se vio arrastrado trar la acción de estas leyes. Pero de esto no se deduce que un ser
por arrolladoras fuerzas históricas, sino que preparó cada paso de humano, situado en la posición correcta, verá las cosas de acuerdo
su eSpectáculo. Transfirió métodos familiares de representación con ésta, no sólo en los bordes, cuya aparición y desaparición pue-
(plantas y alzadas arquitectónicas dibujadas a escala) a un nuevo de seguir una pauta «objetiva »," sino también en el centro del área
campo, pintó su cuadro e ideó un experimento para comprobar su pintada. Los arquitectos antiguos estaban familiarizados con este
suficiencia. Él conocía, por supuesto, las prácticas escénicas y ar- hecho y por lo tanto dejaban que sus edificios se desviaran de
quitectónicas de la época, al menos hasta cierto punto. Pero cambió acúerdo con las formas geométricas que ellos querían que se vie-
ambas" y transfirió parte del resultado a un área que hasta enton- ran."
ces estuvo separada de ellas. El cambio pudo no haber ocurrido, la En tercer lugar algunos de los ingenios que proyectan un estilo
transferencia (de la arquitectura a la pintura) pudo no haberse pro- se pueden separar, ya sea física o mentalmente, del proceso de pro-
ducido (no, todos los arquitectos eran tan polifacéticos e idiosin- yección para examinarlos de manera aislada. Por ejemplo, pode-
crásicos como Brunelleschi), el experimento pudo haber fracasado mos examinar el instrumental de Brunelleschi y preguntarnos có-
(ésta es una cuestión que atañe a la física y a la fisiología de la vi- mo afectó a su visión de las cosas. O podemos examinar las
sión, no una necesidad histórica), sus éxitos pudieron no haber si- coacciones sociales que hacen que las personas se comporten de
do más que un episodio entretenido sin efecto alguno sobre la forma esquemática y pasiva, y estudiar sus efectos sobre los estere-
práctica artística (como sucedió con la transformación que hizo otipos artísticos (véase la nota 19, infra). Enfrentados a estructuras
Brunelleschi de Manetto di Jaco . po Ammanatini con sus implica- externas y no a una «"forma estructural" específica del espíritu», el
ciones teatrales, que se revelaron sólo mucho más tarde, con Ar-
taud, por ejemplo). Muchos accidentes se hubieron de producir pa-
ra que la perspectiva central sistemática encontrara su rumbo. 12. Los aspectos físicos y fisiológicos de la visión se describen en Pirenne,
Painting, and Photography.
13.Como señala Pirenne, Optics, Painting, and Photography, II, pág. 61.
I 1. La construcción de la cúpula del Duomo implicó una variedad de nuevos 14. Pirenne, Optics, Painting and Photography, págs. 149 y sig. véase la crítica
elementos. de Platón en el Sofista.
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 129
128 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
15. La cita es de E. Cassirer, The Philosophy of Simbolic Forms, vol. 2, New Ha-
ven, Yale University Press, 1955,11 (trad. cast.: La filosofía de las formas simbólicas,
México, FCE). Cassirer influyó en Panofsky y, a través de él, en la disciplina de la
historia del arte. Véase M. A. Holly, Panofsky, Itaca y Nueva York, Comen Univer-
sity Press, 1984, cap. 5.
El análisis de un escenario en sus ingredientes físicos, fisiológicos, psicológicos
y sociales puede detenerse a varios niveles de especificidad. Así, al describir el expe-
rimento de Brunelleschi omití el papel que tuvo la luz (física), el del ojo del especta-
dor, y el de su relación emocional con la cosa vista. En la nota 21 he de analizar un
caso donde el último elemento resulta importante. En las ciencias la situación es la 3 • .
misma: los físicos pueden usar moléculas sin considerar los detalles de su estructu- FIGURA 7. Fermi National Accelerator Laboratory, Batavia, Illinois. El Teva-
ra, o considerar partículas elementales sin prestar atención a las fuerzas que man- tron: perspectiva tomada desde arriba y desde dentro. Las fotos son cortesía
tienen a las moléculas juntas.
del Fermilab Visual, Media Services.
16. Véase el relato personal en Peter Watkirts, Story of the W and Z, Cambridge,
Cambridge University Press, 1986, y la bibliografía más técnica que allí se cita.
130 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA
131
problemas de la realidad: el papel de las proyecciones y el proble-
que ellos deploraban ocurrieron en realidad. De hecho, a partir del
ma asociado de que la proyección tiene uná existencia indepen-
siglo ni en adelante, los retratos de santos, obispos, emperadores,
diente de los aspectos proyectados.
administradores locales, es decir, las estatuas o pinturas (sobre ta-
Antes he referido que el modelo del escenario se puede exten-
blas, monedas, manuscritos) que llevaban nombres propios habían
der a creencias, teorías y obras de arte que no son elementos fa-
perdido los rasgos individuales y comenzaban a incorporar expre-
bricados a propósito para un experimento sino que arraigan fir-
siones convencionales. «Los artistas de la Edad Media temprana
memente en la tradición. En este caso el escenario ya existe con
vieron, por decirlo así, menos cosas en los rostros que sus prede-
anterioridad. Hay modos establecidos de ver los animales, la gen-
cesores de la Antigüedad.» Esto fue interpretado en un sentido
te, las montañas, las casas —constituyen la realidad que el artista
negativo, como «un signo de empobrecimiento gráfico y de deca-
dispone para explorar; y también existen formas tradicionales de
. dencia»." Se daba por sentado que el cambio se había dado a ni-
apreciar las obras de arte (el conocimiento de las convenciones ar-
vel de los artistas, no en el mundo que los artistas intentaban re-
tísticas incluido)— que determinan lo que la gente experimenta
presentar y que se apartaba de una realidad (independiente del
cuando se enfrentan a una escultura, un óleo o un fresco. La tarea arte). Pero
del artista consiste entonces en lo siguiente: crear una estructura
física que, al ser enfocada o «proyectada» de la manera tradicio- así como las ceremonias y los ritos reemplazaron al comportamiento
nal, produzca un aspecto similar a uno de los aspectos conocidos espontáneo en el palacio imperial y en la vida oficial desde el siglo ni
de la cosa representada. » Llamaré a las proyecciones que forman en adelante; la persona física del príncipe dio paso al detentor augusto
parte de la tradición proyecciones naturales, a los aspectos que cre- del poder supremo; así, la imagen, cuando era la del emperador o un
an, aspectos naturales, y a las estructuras que el artista pone sobre dignatario, se orientaba primero a la representación del soberano,
un lienzo para reproducirlas, estereotipos. Una vez más la «reali- «conde» o silentarius que se reconoce no tanto por sus rasgos persona-
dad» es parte del decorado del escenario, no una entidad indepen- les como por sus insignias, su pose, su gesto ritual. Yen la medida en
diente del mismo, y una vez más el decorado del escenario incluye que el protocolo prohibía la libertad de movimiento del príncipe y los
otros elementos aparte de los mentales. La diferencia entre Brune- dignatarios que le rodeaban e insistía en la inmovilidad perfecta del
Ileschi y la tradición es que mientras Brunelleschi controla el de- semblante, el arte del retrato, en un intento por representar este modo
de concebir la apariencia de ciertos seres humanos privilegiados, ideó
corado, los artistas tradicionales están en su mayor parte controla- una fórmula plástica apropiada.
dos por éste. Raras veces se peratan de su presencia. Al igual que
Aquiles y sus visitantes, pueden creer que ti-atan con «los objetos
Cuando Constancio II, hijo de Constantino el Grande, entró en
en sí mismos». Incluso los artistas «progresistas» piensan de este
Roma, se mantuvo inmóvil como una estatua, «sin mirar ni a iz-
modo. Sin darse cuenta de que los cambios sociales que los arras-
quierda ni a derecha, como si su cabeza se mantuviera en un torno
traban afectaban a sus relaciones con las cosas, artistas como Al- de banco» (Ammiano Marcelino, Rerurn Gestarum Libri xvi, 16,
berti e historiadores como Ghiberti y Vasari pensaban que los an- págs. 10 y sigs. —véase la fig. 8—). Ahora bien, un rostro rígido in-
tiguos habían conocido, que sus sucesores habían perdido y que
merso en una ceremonia rigurosa carece de los rasgos que apare-
ellos habían redescubierto, la inmutable naturaleza del espacio, el
cen en el contacto íntimo personal —pero, dadas las circunstan-
tiempo, la materia y los asuntos humanos. En un sentido estaban cias, esta falta se percibe como un elemento positivo, como una
en lo cierto, en otro se equivocaban. Los cambios de estereotipos
expresión de poder, autoridad y permanencia—. Los artistas imita-
ban estos rasgos positivos. Los retratos de los dignatarios perdie-
17. Nótese que un aspecto así definido incluye emociones como el miedo o el ron en individualidad porque su propósito era
respeto o, antes bien, emociones, tendencias sociales, intenciones(como la inten-
ción de obedecer cualquier orden que imparta la persona apropiada) y las impre-
siones ópticas están entrelazadas de tal manera que no tiene sentido intentar aislar
las últimas y buscar su causa «objetiva». Los «aspectos» de un retablo de la Virgen 18. Las citas de arriba y las dos citas que siguen han sido tomadas de A. Gra-
bar, Christian Iconography, Princeton, Princeton University Press, 1968, págs. 65 y
que sonríe o parece amenazadora, o anima al suplicante no se pueden explicar de sig. (trad. cast.: Las vías de la creación en la iconografía cristiana, Madrid, Alianza,
ninguna manera por las leyes de la proyección geométrica. 1998).
I 4,
FIGURA 9. Paleta del rey Narrner. Museo egipcio, El Cairo. Giraudon/Art Re-
source, N.Y.
FIGURA 10. Piedra Funeraria del rey Weldj. Louvre, París. Giraudon/Art Re-
source, N.Y.
FIGURA 15. Esta figura parece a primera vista un conjunto de fragmentos sin
sentido, pero se transforma cuando se la reconoce.
«realidad» que los artistas tradicionales intentan imitar está for- Sólo muy pocos artistas entre los que intentan desacreditar la
mada por mecanismos cuya naturaleza general es semejante a la de impresión de inmediatez se oponen a la inmediatez misma. Lo que
aquellos que introdujo Brunelleschi. Al convertirse en costumbre, critican es la inmediatez de un estilo en alguna de sus variantes.
los mecanismos se dejan de percibir como entidades constitutivas Los aspeetos de esta última (que a ellos les resultan familiares e in-
aparte. Tanto los artistas como su público parece que se enfrentan mediatos, aunque no así a otros) se interpretan como parte de un
directamente a la realidad, y sin mediación alguna. Esta misma im- mundo real que existe con independencia de sus esfuerzos!' Esto
presión (inevitable y muy poderosa) de inmediatez y de fácil acce- concuerda perfectamente con lo que he dicho sobre el caso de
so subyace al realismo ingenuo (véanse mis comentarios sobre la Aquiles: la «visión interior» lo enfrentaba de hecho a una realidad
nueva y todavía no concienciada. Los científicos realistas hacen lo
visión interior efectuados a propósito de la queja de Aquiles). La
impresión se disuelve y empiezan a dominar otras vías alternativas mismo. Al comenzar su viaje de exploración «proyectan». Al descu-
de creación de orden. Estas ponen de manifiesto lo que antes se ha- brir que sus proyecciones son coherentes las combinan formando
llaba oculto, activan su ambigüedad inherente y la utilizan para un mundo. Haciendo caso omiso de los mecanismos de proyección
realizar el cambio: escenarios abarcadores que se transformaron que para entonces se han convertido en una segunda naturaleza,
afirman la existencia objetiva de ese mundo. Así es el realismo in-
en costumbres y creencias, y que por lo tanto dejaron de ser cons-
cientes, se convierten en marcos de referencias explícitos dentro de genuo en todas partes —sólo se vincula a escenarios concretos y re-
otros escenarios que entonces carecen de definición. La historia de lativamente desconocidos—. ¿Cómo puede un procedimiento así
la perspectiva es rica en ejemplos que ilustran una evolución de es- negar la realidad de las fuerzas que ethanan de la figura 2?
te tipo.
Una vez más tengo que señalar que al hablar de «escenarios», «pro-
4. Dos VERSIONES DEL REALISMO: LA INGENUA Y LA RELATIVISTA
yecciones», y «aspectos», hago las cosas mucho, más definidas de lo
que son en realidad. La terminología parece apropiada cuando se
La pregunia (planteada al final de la sección precedente) suscita
aplica al procedimiento de Brunelleschi, pues en este caso tenemos
dos tipos de problemas, uno factual y el otro conceptual.
realmente algo cuya mejor descripción es la de «creación de un es-
Los problemas factuales conciernen al papel de las obras de ar-
cenario». Impone, más que revela, un modelo cuando se aplica a
te (teorías, conjuntos de creencias) y a las reacciones de sus con-
tradiciones cuyo desarrollo en buena medida no se había planeado.
temporáneos ante ellas. No todas las obras de arte y no todas las
Resulta bastante correcto observar que estas tradiciones pudieron partes de la ciencia se crearon mediante la imitación. Los modelos
obtener sus propias ideas de la función del arte y que incluso don- de la astronomía medieval, aunque útiles en extremo, no pretendían
de prevalece la imitación es posible que el propósito sea no imitar acceder a la verdad objetiva, .mientras que iglesias, esculturas, mo-
las superficies relajadas de los individuos sino mostrar su posición
social. Dadas ciertas coyunturas, la observación puede incluso ser
exacta. Pero vamos demasiado lejos cuando inferimos un «siste- 22. Alberti dio por supuesto que el espacio que él describía, y cuya construc-
ma» y, después del mismo, una relatividad general de los esfuerzos ción bidimensional explicaba, era el verdadero espacio y que las actitudes que im-
plicaban un espacio diferente no se basaban en la realidad: «Y aquí no puedo dejar
artísticos. Pues la exactitud que en ocasiones podemos descubrir de preguntar cuál sería la razón de la creencia fantasiosa, aunque muy antigua y
forma parte de un proceso que la sobrepasa y la sustituye con un or- firmemente arraigada en la mente del vulgo, en que una pintura de Diosa de algún
denamiento completamente diferente. No estaba ahí cuando el pro- santo situada en un lugar debe oír los ruegos de los suplicantes mientras que, en
ceso comenzó, ni sobrevive a su fin. Esto quiere decir,' por supuesto, otro lugar, una escultura del mismo Dios o santo debe mostrarse completamente
que la situación real que existía cuando el proceso comenzó era sorda a aquéllos. Mejor dicho, lo que es aún más absurdo, si trasladas la misma es-
cultura, por la que la gente sentía una gran veneración, a otro sitio, parecen mirar
abierta, indefinida y susceptible de ser modificada. Intentar apre- la escultura como si se tratara de una ruina, y ni le confiarán sus ruegos ni se preo-
henderla mediante un «sistema» y luego inferir un relativismo ge- cuparán lo más mínimo por ellas. Tales esculturas deben estar parlo tanto en sitios
neral sería algo tan sensible como intentar definir la forma de un fijos, eminentes y peculiares para ellas mismas». De re aedificatoria, libro 7, cap.
cuerpo de agua por el aspecto que adopta cuando se congela e infe- 17, citado en Joan Gadol, Leon Battista Alberti, Chicago University of Chicago
rir una diferencia radical entre agua, hielo y vapor. 'Press, 1973, págs. 150 y sig.
•
142 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA
143
saicos, frescos y tablas, combinaban funciones que hoy se atribu-
de una realidad oculta que, aunque con frecuencia velada, tiene un
yen a dominios separados. Por ejemplo, los objetos que adornaban
poderoso efecto sobre nuestras vidas. Para muchos espectadores la
la casa de Dios no sólo decoraban el escenario para el acontecimien-
figura 15 parece a primera vista un revoltijo de formas sin sentido:
to central de la misa —la transformación diaria de la hostia eucarís-
métodos no acostumbrados de representación producen resultados
tica en el cuerpo de Cristo y del vino sagrado en su sangre-- también
inusuales. Imágenes que nosotros podemos leer con facilidad no
se mantenían fieles a sus obligaciones e instruían al iletrado en los
son reconocidas por gente que no está familiarizada con ellas.24
rudimentos del credo romano. Enfocados de manera personal, po-
Ahora se sabe que los «incultos» contemporáneos de Giotto se sin-
dían dar consejo, afectar a las decisiones individuares y provocar mi-
tieron confundidos por su nuevo estilo, que omitía detalles e impo-
lagros. Durante las procesiones, las representaciones móviles de
nía un marco espacial coherente. Preferían las narraciones pictóri-
Cristo, la Virgen y los santos asumían con frecuencia el papel de las
cas sin demasiada abstracción y sin la tiranía de un espacio
personas que representaban."
unificado." ¿Quién puede decir con cuánta fuerza la fe y el medio
¿Cómo se relacionaba el público con estos objetos? ¿Eran trata-.
físico de un campesino toscano del siglo xm influyeron en su modo
dos, como sucede hoy, a la manera de producciones admirables de
dc ver las imágenes y las cosas? La figura 2 se pudo muy bien perci-
individuos excepcionales a los que todo le está permitido mientras
haya críticos dispuestos a elogiar sus productos, y si era así, se les
elogiaba, criticaba o simplemente no se les hacía caso? ¿Se les elo- 24. «Tomas una imagen en blanco y negro», escribe el doctor Laws, un misio-
giaba por su riqueza (el material, los colores caros —cualidades nero escocés que trabajaba en Malawi, «y los nativos no pueden verla. Puedes decir-
muy importantes para los compradores que quieren destacar por el les: "Esto es una imagen de un buey y un perro"; la mirarán y te mirarán y su mira-
valor de lo adquirido—), por los trucos sorprendentes que contenían da dirá que te consideran un mentiroso. Quizás les repita, "Sí, ésta es una imagen
de un buey y un perro". Bueno, ¡tal vez te digan entonces lo que piensan!, si hay
(escorzos extremos, por ejemplo), por las oportunidades de un co- muchachos por los alrededores, les dices: "Esto es realmente una imagen de un
mentario experto que ofrecían los entendidos? ¿Eran elogiadas por buey y un perro. ¡Mira el cuerno del buey [un dibujo de líneas como en el texto de
su naturalidad, su capacidad de engañar al espectador?, ¿o se les arriba], y he aquí su cola!". Y el muchacho te dirá: "Ah sí, es un perro"». Citado en
reverenciaba como fuentes de un poder milagroso que revelaba J. B. Deregowski, dllusion and Culture», en Illusion in Nature and Art, E. L. Gre-
una realidad en la que los espectadores creían pero que no podían gory y E. H. Gombrich (comp.), Nueva York, Scribner, 1980, pág. 163 (trad. cast.:
Arte e ilusión, Madrid, Debate, 1998). El artículo contiene otros ejemplos de este ti-
alcanzar por sí mismos? Todos estos elementos tenían un papel, po. La figura 15 tiene a primera vista un efecto análogo sobre muchos espectadores
pero el' relativo peso de estos papeles cambió a través del tiempo, y occidentales; parece un revoltijo de formas sin sentido. Se precisa de alguna ins-
es difícil desentrañarlos en cada caso particular. trucción. Tampoco es necesario decir que ya estaba allí y que sólo esperaba que se
Sobre todo, ¿cómo se percibían estos objetos? Encontrarse con le percibiera. Fue producida por la instrucción pero, después de la producCión, si-
un extraño y reconocer en él a un amigo al que no se ha visto desde guió siendo una entidad independiente ante la que hay que adoptar descripciones
e imágenes ihdependientes.
hace mucho cambia su apariencia —desde un vestigio antiguo y ex- 25. Petrarca, Testament, T. E Mommsen (comp.), Itaca, Cornell University
traño hasta una persona no tan extraña, y claro está, tampoco tan Press, 1957, págs. 78 y sigs. y Boccacio (Decarnerón 6.5) repitiendo una frase que
antigua—. Sucede un cambio similar cuando uno confunde su pro- utilizara Plinio respecto a Zeuxis, dijeron que el arte de Giotto asombró al experto
pia imagen en un espejo con una persona real, diferente de uno pero que dejó impasible al ignorante. Más tarde, cuando la peste y los desastres fi-
mismo, y cae súbitamente en la cuenta de su error; un rostro desa- nancieros redujeron el poder de la «alta burguesía» y aumentaron el poder de los
«incultos advenedizos», G. Duby, L'Europe au Moyen Age, París, Flamarion, 1984
gradable se puede volver muy atractivo. Algunos escritores (Piran- (trad. cast.: Europa en la Edad Media, Barcelona, Paidós, 1999), el arte de Giotto
dello, por ejemplo) han brindado vívidas descripciones de fenómenos fue considerado como demasiado moderno y abstracto. Los dominicos, que ésta-
transitorios de este tipo, mientras que artistas (como Kokoschka) ban muy al corriente de las tendencias populares, comenzaron entonces a estimu-
reflejaban algunas de sus fases, creando de este modo la impresión lar los lenguajes más antiguos y difundidos. Véase Antal, Florentine Painting, págs.
159 y sigs. (trad. cast.: El mundo florentino y su ambiente social, Madrid, Alianza,
1989). La actitud de los humanistas se describe en el libro de Baxandall, Giotto and
¡he Orators, quien deja claro que los relatos de los humanistas, presos de preocu-
23. Hay más información en Bruce Cole, Renaissance Artist at Work, Londres,
John Murray, 1983; y en H. Belting, Das Bild und sein Pubbkum im Mittelalter, Ber- paciones (proyecciones) específicas, no tenían validez «objetiva». De los contem-
poráneos de Brunelleschi, sólo Masaccio captó_y dominó completamente la técni-
lín, Gebr. Mann, 1981. ca de la perspectiva. rnir,ITSSE14—D DE ANTIOQUA
ESCUELA INTERAMERICANA DE
•
un concepto— pero el presentimiento engendró nuevos hábitos lin- pero no fueron de todos modos inútiles; permanecieron como un
güísticos y, con el tiempo, un nuevo escenario lingüístico con con- núcleo en torno al cual cristalizaron mis observaciones y reflexio-
ceptos (relativamente) claros. (Los rígidos conceptos de Parméni- nes; descubrí el significado de sus opiniones generales a través de
des y Zenón están al final de estas líneas de desarrollo.) los casos concretos que fui percibiendo después»." San Agustín
Los presentimientos no cuentan con la aprobación de los filóso- aconsejaba a los clérigos enseñar las fórmulas de la fe a través de la
fos que quieren que el discurso sea en todo momento claro, de los repetición, añadiendo que el sentido de ésta aparecería como re-
sultado del uso prolongado en el marco de una vida rica, azarosa y
científicos que insisten en la precisión formal y una absoluta certe-
za empírica, ni de los artistas que aspiran a que los objetos, estilos piadosa. Los físicos y los matemáticos «puros» gustan de aplicar
y modos de representación sean transparentes y bien definidos.. fórmulas poco comprendidas hasta que una combinación fortuita
Los ejemplos aducidos demuestran qué tales exigencias pueden haga que todo encaje en su sitio (en el caso de la teoría cuántica to-
bloquear el cambio conceptual (artístico) y que no son capaces de davía estamos esperando esa feliz combinación). Aquiles creó há-
explicarlo cuando éste sucede. La transición de un estilo a oti-o o bitos discursivos y de pensamiento que con el tiempo dieron origen
de una fase lingüística a otra sigue siendo un misterio. Si se toman a. concepciones del honor, la virtud y el ser más abstractas." Nóte-
los conceptos aislados y rígidos como medida del sentido, nos ve- se también que las analogías que establecen una conexión con el
statu quo no tienen por qué restringirse a los conceptos en el senti-
remos obligados incluso a decir que Aquiles habla sin sentido! Pe-
ro los criterios de sentido (o de suficiencia imitativa) no son rígidos
y unívoeos, ni sus cambios tan raros como para impedir a los oyen- 32. Essential Works of John Stuart Mill, Max Lerner (comp.), Nueva York, Ban-
tes aprehender lo que piensa Aquiles. Hablar un lenguaje o explicar tam Books, 1965, pág. 21. Para el problema en su totalidad, véase también el ensa-
yo esclarecedor de Heinrich von Kleist «Ober die allmáhliche Verfertigung der Ge-
una situación significa, después de todo, tanto seguir unas reglas danken beim Reden», en Meisterwerke deutscher Literaturkritik, H. Mayer (comp.),
como cambiarlas; es un todo cuyas subdivisiones (la lógica y la re- Stuttgart, Henry Goverts, 1962, pág. 743: «Creo que muchos grandes oradores no
tórica; los cambios lógicos y emocionales) no son inherentes al sabían todo lo que dirían cuando comenzaban a hablar. Pero les daba valor la con-
mismo proceso y cuyos conceptos contienen' elementos que los ló- vicción de que las circunstancias y la excitación resultante de las emociones les lle-
gicos tienen la responsabilidad de excluir del dominio del pensa- varían a la necesaria abundancia de ideas, y por lo tanto confiaban en su suerte
cuando proferían sus primeras palabras. Les recuerdo el "rayo" que Mirabeau lan-
miento. zó contra el maestro de ceremonias, quien había regresado después de la disolu-
Hay autores que están de acuerdo con esta opinión pero todavía ción del último encuentro con el rey el 23 de junio (en el que este último había or-
utilizan la terminología platonizante de la mayoría de losi lógicos denado a los Estados que se dispersaran) E...] y les había 'preguntado si habían oído
para hacerse comprendér. No es necesario decir que se ven obliga- la orden del rey. "Sí", respondió Mirabeau, "hemos oído la orden' del rey" —estoy
dos a expresarse de una manera muy paradójica. Por ejemplo, han completamente seguro que al comenzar de este modo humano no pensaba todavía
de afirmar que al hablar un lenguaje se pasa por situaciones en las en las bayonetas con las que concluyó—. "Sí, querido señor", repitió, "la hemos oí-
do" —uno percibe que todavía no sabe lo que quiere—. "Pero ¿con qué derecho,
que éste pierde su carácter informativo y sólo es una emisión de continúa —y ahora, de rppente, una idea inmensa comienza a crecer dentro de él—
ruidos. Dada la terminología, ésta es por supuesto una forma per- con qué derecho nos transmite usted órdenes?" "Nosotros somos la representación
fectamente adecuada de decir lo que han descubierto. Más aún, sus de una nación." ¡He aquí lo que necesitaba! "La nación da órdenes, no las recibe
resultados pueden apoyarse en ejemplos de muy variado tipo. Los —llegando al momento al colmo de la insolencia—. Y para ser del todo claro —y
niños pequeños aprenden un lenguaje prestando atención a los rui- sólo ahora encuentra la expresión para la resistencia que su alma está preparada a
ofrecer: "Dígale a su rey que no abandonaremos nuestros puestos a no ser que nos
dos que, al ser repetidos en un ambiente apropiado, adquieren gra- echen con la punta de las bayonetas"— y luego, satisfecho, se sentó». Sólo Kierke-
dualmente sentido. Comentando las explicaciones que su padre le gaard muestra una comprensión similar de las condiciones de la «acción razona-
daba sobre cuestiones de lógica, Mill escribió en su autobiografía: ble» y del papel de las ideas, emociones e imágenes que la acompañan.
«Las explicaciones no me aclararon en ese momento la cuestión; 33. Un análisis más equilibrado que no sea rehén de la aguda distinción entre
elementos semánticos y psicológicos (sociológicos) señalará, por supuesto, que no
nos enfrentamos a una absoluta ausencia de sentido, sino a una situación en la que
31. Véase la referencia de A. Parry en «The Language of Achilles», Transactions los elementos claros y bien definidos (sentimientos, ideas, percepciones) son re-
and Proceedings of the American Philosophical Association 87, 1956, y mis propios emplazados por presentimientos vagos pero, aun así, no del todo desprovistos de
sentido.
comentarios en Against Method, ed. rey., pág. 214.
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154 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 155
do estrictamente lógico, sino que pueden incluir imágenes, asocia- de tener un punto por el que abordar al mundo, es decir, en nuestro
ciones, sentimientos y humores, que penetran en los términos im- caso, a los seres humanos. Por ejemplo, los hechos que ahora con-
plicados y cambian su núcleo semántico. Conceptos como el de sideramos como elementos de la conciencia deben cristalizar en to-
justicia, o el de belleza, incluso el concepto de número cambian talidades que suministren puntos de partida para el autoanálisis
constantemente de esta manera. Al absorber las percepciones y es- (una colección de deseos vehementes no hacen todavía una mente).
tados de ánimo de una nueva era se hacen primero ambiguos y lue- La «mente arcaica» no estaba estructurada de esta forma —ha-
go adquieren nuevos significados. Así, los procesos que para un ló- blando en propiedad, ni siquiera existía—.36 Un realista que elogie
gico son mero mido, estado de ánimo o percepción pueden afectar a Aquiles por su «descubrimiento» se encuentra por lo tanto en el
las fases más avanzadas de hablar un lenguaje.34 mismo apuro que el propio Aquiles: atribuye sentido a un ruido sin
Un científico que era consciente de la compleja naturaleza de la sentido, sustancia a hechos dispersos y deja el proceso de adquisi-
charla explicativa y que hizo uso de sus elementos con extraordi- ción y cambio de conocimiento en el mismo estado en que lo en-
naria maestría, fue Galileo. A semejanza de Aquiles, Galileo confi- tienden los lógicos y los epistemólogos. Sus señalamientos son tan
rió nuevos significados a viejas palabras conocidas; a semejanza de vacíos como los de Aquiles, a menos que el desarrollo real conduz,
Aquiles, presentó sus resultados como parte de un marco de refe- ca a una fase que favorezca las afirmaciones de ambos. Pero cuan-
rencia compartido y comprendido por todos (me refiero ahora al do esto ha ocurrido tenemos no sólo nuevas ideas, sino también un
cambio de las nociones básicas de la dinámica y la cinemática); a nuevo mundo (mentes donde antes no había mentes), lo que signi-
diferencia de Aquiles sabía lo que hacía y trató de ocultar las lagu- fica que un diagnóstico del progreso epistémico (que supone que
nas que quedaban en los elementos no semánticos que necesitaba nuestras ideas se han aproximado a una realidad estable) carece de
para lograr el cambio. Obtuvo más de lo esperado; al crear la im- sentido.
presión de que sus movimientos se producían en un escenario bien El relativismo (el honor arcaico es real para las gentes arcaicas,
definido, con mecanismos de proyección estables y conceptos cla- el honor personal para fases en el que un yo personal empieza a
ros engañó a todo el mundo y puede que hasta a sí mismo." destacar) está limitado por una razón análoga: las fases que los re-
lativistas consideran como proyectores igualmente válidos de ver-
¿Qué nos enseñan sobre la «realidad» ejemplos de este tipo y có- dad y realidad contienen ambigüedades que, cuando se hacen ma-
mo afectan al supuesto, formulado al comienzo de la presente sec- nifiestas; disuelven todos los juicios relativistas. Concluyo que el
ción, de que lag tradiciones, sus mecanismos de proyección y sus relativismo y el realismo, aunque tal vez conduzcan a análisis apro-
estereotipos egtán claramente definidos y bien diferenciados? ximados de fases particulares de un desattollo complejo, omiten
Haciendo uso de términos modernos (que no tenían equivalen- rasgos importantes de estas fases y fracasan cuando se les aplica al
tes en Homero!) podemos decir que el honor arcaico no era mera- propio desarrollo.
mente un hecho «subjetivo» o «mental», sino una relación «objeti- No está fuera de lugar comparar cuestiones sociales como las
va» entre un individuo y la sociedad a la que pertenecía. El honol- recién descritas con los rasgos de una teoría física bastante abs-
«personal» al que se refiere Aquiles parece ser incluso menor que tracta, a saber, la mecánica cuántica. Ésta (en algunas de sus for-
un problema de opinión, pues puede existir sin que sea descubier- mulaciones) admite situaciones en las que las propiedades conoci-
to e independientemente del juicio humano. Y así es, en verdad, das se comportan de forma conocida, y que se corresponden con
pero sólo para personas para las cuales este modo de existencia tie- fases históricas con rasgos más o menos bien definidos» Aquí el
ne sentido. Deben de haber medios lingüísticos con los que descri- relativismo y el realismo tienen sentido, aunque sólo de modo
bir los hechosque son independientes del juicio y estos medios han aproximado. Pero la mecánica cuántica también describe situacio-
34. Para más detalles sobre la transición del universo aditivo de Hornero al 36. Véase ibíd., cap. 16, así como mi Farewell lo Reason, Londres, Verso, 1987,
universo de la sustancia de los presocráticos véase cap. 16 de mi Against Method, cap. 4, sec. 4.
ed. rey., Londres, Verso, 1988 (trad. cast.: Contra el método, Barcelona, Ariel, 1989). 37. Ejemplos: la fase «agregada» y la fase «sustancia» descritas en el cap. 1 y
35. Para detalles véase Against Mediad, caps. 6 y 7. en Against Method, ed. rey., cap. 16.
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156 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
38. Aquí termina el texto. No habían más secciones en los papeles del manus-
crito. (N. dele.)