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Capítulo 1*

LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES

1. EL DEBATE CON LOS VISITANTES

En el libro 9 de la Ilíada, Áyax, Odiseo y Fénix, en calidad de


mensajeros, le piden a Aquiles que vuelva con los aqueos y les ayu-
de en su guerra contra Troya. Aquiles había sido ofendido por Aga-
menón, el jefe de los griegos; se había retirado y la situación se de-
terioró. Ahora Agamenón le ofrece un gran presente y la mano de
su hija en matrimonio (114 y sigs.). Para los mensajeros ésta es una
compensación apropiada; apremian a Aquiles para que ceda. Aqui-
les se queja, farfulla y se niega. En un discurso largo explica las ra-
zones de su actitud. «La misma suerte», dice, «corren el guerrero
cobarde y el valiente; el mismo honor se otorga al indigno y al vir-
tuoso.» Luchar por el honor ya ha dejado de tener sentido.
Ante esto los mensajeros «quedaron en silencio, punto en boca,
del discurso admirados, pues muy vehementemente les hablara»
(430 y sig.) —pero pronto volvieron a comenzar a argumentar—.
Fénix señaló que los dioses, cuyo poder excede con mucho el de los
humanos, pueden ser apaciguados con ofrendas y sacrificios (497 y
sigs.); Áyax añadió que incluso el asesinato de un hermano o un hi-
jo tiene su precio en sangre (632 y sig.). Así se solucionaban los
conflictos en el pasado y así es como Aquiles debía actuar ahora.
Áyax atribuye la resistencia de Aquiles a su crueldad (632). Aquiles
permanece impasible.
De regreso al campamento, Odiseo cuenta lo sucedido. Una vez
más los griegos «quedaron en silencio [...], pues muy vehemente-
mente les hablara» .(693 y sig.). Atribuyeron la actitud de Aquiles a
su enfado (679) y a su orgullo (700). Entonces Diómedes propuso
que se olvidaran de Aquiles y se combatiera sin él (697 y sigs.).

* Partes de este capítulo se publicaron originalmente en forma de artículo:


«Potentially Every Culture Is All Cultures», en Common Knowledge 3, n°2, otoño
de 1994. Reimpreso con autorización de Oxford University Press.
4.1

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Aquí tenemos un enfrentamiento de actitudes que es bastante recompensa del honor no se pueden separar. Ahora bien, resulta in-
común —terquedad y enfado persistente de una parte, sorpresa y dudablemente cierto que «la noción homérica del honor», para em-
apelación a. que se sea razonable, de la otra—. Las partes tratan de plear una frase que surge con frecuencia a este respecto, es una no-
justificar su actitud. Los mensajeros parecen próximos al sentido ción social y no metafísica. Al igual que otros conceptos épicos, el
común, mientras que la actitud de Aquiles parece un poco extraña. concepto de honor se refiere a un agregado que contiene actos y
El episodio, que resulta problemático de una manera familiar y hechos de carácter tanto individual como colectivo. Algunos de los
molesta, pero manejable, se hace profundo y paradójico cuando se acontecimientos que se incluyen en esté agregado son: el papel (del
le saca de su medio natural y se le inserta dentro de un modelo o te- individuo que posee o carece de este honor) en la batalla, en la
oría. Una teoría que se ha hecho bastante popular afirma que los asamblea, cuando se producen disensiones internas; su lugar en las
lenguajes, las culturas, las fases del desarrollo de una profesión, ceremonias públicas; los despojos y regalos que recibe cuando el
una tribu o una nación, son entidades cenadas en el sentido de que combate, ha concluido; y, naturalmente, su comportamiento en es-
ciertos acontecimientos trascienden sus capacidades.' Quienes in- tas ocasiones. El honor aparece cuando (la mayoría de) los ele-
fringen las leyes del lenguaje no penetran en un nuevo territorio; mentos del agregado están presentes, o por otro lado ausentes (11.
abandonan el dominio del discurso significativo. En estas circuns- 12.310 y sigs. —el discurso de Sarpedón—). Una explicación del
tancias hasta los hechos desaparecen porque están modelados por honor, de acuerdo con esto, emplearía una enumeración, no con-
el lenguaje y sujetos a sus limitaciones. Al considerar, con estas ide- ceptos abarcadores? Al separar las recompensas del honor del pro-
as en mente, la conversación del capítulo 9 de la Ilíada algunos es- pio honor, Aquiles sobrepasa los limites del griego homérico. •
tudiosos han hecho de él un asunto más bien siniestro. Ésta es en realidad una observación interesante y la regularidad
que presenta puede ser real. Sin embargo, no quiere decir que la
Así, A. Parry2 escribe que Aquiles «es el único héroe homérico
que no acepta el lenguaje común... [Él] no tiene lenguaje con el que regularidad nunca sea infringida, o que sea necesaria, o que cons-
expresar su desencanto. Y sin embargo lo expresa, y de manera no- tituya el sentido hasta el punto de que quienquiera que la infrinja
table, mediante un uso incorrecto del lenguaje de que dispone. For- esté condenado al sinsentido. Tal vez una mirada a otras regulari-
mula preguntas que no pueden ser contestadas y plantea exigen- dades y al modo en que colaboran nos pueda proporcionar el ele-
cias que no pueden ser satisfechas». Según Parry, Aquiles intenta mento que falta.
expresar una situación que está más allá de los limites del lenguaje.
Aquiles «puede, mediante el sinsentido, incluyendo el del lengua-
2. EL LENGUAJE DE HOMERO
je (a diferencia, digamos, de Hamlet) abandonar la sociedad que se
le ha convertido en extraña».
Parry no resume el episodio del capítulo 9 de la Ilíada, lo inter- El lenguaje de la épica griega refleja las condiciones del recitati-
preta. Y no lo interpreta según el guión del poeta, sino proponien- vo y la composición extemporáneas. La memoria exige que haya
do un marco de referencia propiamente suyo. Este marco de refe- descripciones ya elaboradas de los acontecimientos. El metro (el he-
rencia no es arbitrario. Se basa en el estudio empírico del texto xámetro) requiere un ajuste métrico preciso, lo cual significa que
homérico. De hecho, el texto presenta algunas regularidades. Una los elementos estándares se tenían que dividir en formas distintas, y
de las regularidades que Parry tiene presente es que el honor y la adaptarse a los diferentes casos y posiciones en el verso. La econo-
mía exige que, dados una situación y un requerimiento métrico
(comienzo, medio o final de un verso), haya un único modo de pro-
seguir con la narración. Esta última exigencia se satisface hasta ex-
1. Ofrezco detalles y referencias adicionales sobre las peculiaridades del len-
guaje homérico en mi Against Method, Londres, Verso, 1975, cap. 17 o 16 en las
ediciones más recientes, Londres, Verso, 1987 y 1993; y en Farewell to Reason, Lon-
3. Las enumeraciones no se limitan a Homero. Existen en la ciencia babilóni-
dres y Nueva York, Verso, 1987, págs. 65-72, 90-103, 138-139, y 252-253 (trad. cast.:
ca, en la primitiva ciencia griega, en el pensamiento del sentido común, e incluso
Adiós a la razón, Madrid, Tecnos, 1987).
en Platón: las primeras respuestas que Sócrates recibe a sus preguntas de «qué es»
• 2. A. Parry, «The Language of Achilles». Transactions and Proceedings of The
son enumeraciones, no definiciones.
American Philological Association 87, 1956, págs. 6 y sig.
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tremos sorprendentes: «Si se aplican los cinco casos gramaticales al pacio de diez versos más y otros dos o tres temas importantes has-
singular de la fórmula epíteto-sustantivo utilizada por Aquiles, se ta que realiza una pausa significativa.
descubren cuarenta y cinco fórmulas distintas de las cuales ninguna El griego homérico, nos dicen nuestros eruditos, ordena las par-
tiene, para el mismo caso, el mismo valor métrico».4 tes y los sucesos no de forma jerárquica, sino uno junto al otro, como
Equipado de esta manera, el poeta homérico «no muestra interés los guijarros dispuestos en configuraciones geométricas utiliza-
en la originalidad de la expresión o en la variedad. Utiliza o adapta das en el cálculo. El mundo homérico, por consiguiente, no conoce
fórmulas heredadas». No dispone de una «elección, no piensa inclu- grandes subdivisiones del tipo real/aparente. Sus sucesos son todos
so en términos de elección; para una determinada parte del verso, «igualmente reales» aunque en modo alguno influyen por igual. El
cualquiera que sea el caso de declinación necesario y cualquiera sueño de un rey puede provocar una guerra mientras que las accio-
que pueda ser el contenido temático, el léxico formulario propor- nes de un soldado sólo tienen un efecto menor. Este aspecto para-
ciona al momento una combinación de palabras ya hechas».5 táctico que corre parejo con la ausencia en el griego arcaico de sis-
Mediante el uso de fórmulas, el poeta homérico construye esce- temas elaborados de oraciones subordinadas (y que por lo tanto no
nas típicas «agregando el fragmento en cuestión a una serie de pa- se trata sólo de una técnica artística) explica por qué Afrodita «son-
labras en aposición».' Los sucesos que en época tardía se articula- ríe dulcemente» cuando en realidad se lamenta llorosa (II. 5.375) y
ron según jerarquías gramaticales se alinean como cuentas de un por qué Aquiles es «el de los pies ligeros» cuando está sentado ha-
collar. Por ejemplo (//. 9.556 y sigs.) Meleagro «tendido en d'echo, blando coñ Príamo (11. 24.559). Del mismo modo que la cerámica
al costado/ de su esposa legítima, la bella/ Cleopatra, la hija de geométrica tardía emplea la misma forma para un cabrito que pace
Marpesa/ Evenina, la de hermosos tobillos!, y de Idas, que fue entre pacíficamente y para un cabrito a punto de ser devorado por un le-
los varones/ terrestres de entonces el más fuerte,/ pues justamente, ón,' sólo que en el segundo caso introduce su cabeza en la boca del
echó mano al arco/ contra el soberano Febo Apolo/ por causa de su león, así la Afrodita que se lamenta es Afrodita —y ésta, en la fór-
esposa,/ la de hermosos tobillos,t con él recién casada; y entonces a mula, es la diosa que ríe— que se ha insertado en una situación de
Cleopatra en el palacio/ su padre y también su augusta madre/ de lamento sin que el estereotipo cambie.
sobrenombre Alcione la llamaban,/ porque [...]» y así sigue por es- La adición no sólo estructura la narración, sino también los
conceptos épicos. Faltos de la coherencia de lo que los lógicos mo-
dernos denominan la connotación de un término, no expresan pro-
4. M. Barry, «Studies in the Epic Technique of Oral Versemaking. I.
Homer and
piedades inherentes (de procesos, estados o acontecimientos), sino
Homeric Style», Harvard Studies in Classic& Philology 41, 1930, págs. 73-147, 89.
que sintetizan las secuencias. 11. 22.357 —«bien cierto es que tú tie-
5. lbíd., págs. 230, 242.
6. T. B. L. Webster, From Mycenae to Homer, Nueva York, The Norton Library,
nes/ un corazón de hierro en tus entrañas» (dice el agonizante Héc-
1964, págs. 99 y sig. Las fórmulas existían en la poesía cortesana micénica; su ori- tor a Aquiles)— describe una acción particular, no un carácter. La
gen se puede remontar a la poesía de las cortes de Oriente Próximo. Los «títulos de permanencia que indica la palabra aiei significa que un estado, una
dioses, reyes y hombres se deben ofrecer de manera correcta, yen un mundo cor- acción o un acontecimiento se produce de manera repetida; tene-
tesano el principio de la expresión correcta se debe difundir todavía más. La co-
rrespondencia real es muy formal, y esta formalidad se extiende desde las escenas
mos un agrupamiento en torno a una persona o cosa, no una pro;
de embajadas de la poesía hasta las fórmulas utilizadas en los discursos de presen- piedad que les sea inherente. II. 3.60 y sig. —como hacha inque-
tación. De manera similar las operaciones se relatan en términos de un orden de brantable que penetra/ a través de un leño,/ por varón manejada
operación, con independencia de que la orden de operación se haya impartido o que con arte/ una quilla recorta para un barco/ y del varón el ímpe-
no, y la técnica se amplía a otras descripciones que no tienen tales órdenes de ope- tu incrementa;/ así tú el corazón, dentro del pecho,/ imperturbable
ración tras ellas. Estas coacciones se derivan en última instancia de la corte del rey, tienes» (Paris a Héctor)— quiere decir, en consecuencia, que al to-
y resulta razonable suponer que, a su vez, la corte disfrutaba de esa formalidad en
la poesía», Webster, From Mycenae to Homer, págs. 75 y sig. Elementos estándares
parse con Héctor una persona, cualquier persona, siente como si le
de contenido (escenas típicas; el rey y los nobles en la paz y la guerra; el mobiliario; golpeara un hacha. De modo similar «el siempre acuoso Zéfiro» de
la descripción de cosas hermosas) surgen de las condiciones materiales y sociales
comunes de las cortes (sumeria, babilónica, asiria, hurrita, hitita, fenicia, micéni-
ca). Los poetas errantes adaptaban este marco de referencia básico a las cambian- 7. R. Hampl, Die Gleichnisse Homers und die Bildkunst seiner Zeit, Tubinga,
tes circunstancias locales. Max Niemeyer, 1952.
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do, no un todo; y carece de nombre. (Esto no significa que el cuer-
Od. 14.458 es un viento en cuya presencia las cosas se suelen hu-
medecer, es decir, que se vuelven húmedas en cualquier (distinta y po humano no sea concebido como una unidad. Pero tiene la uni-
particular) situación de Zéfiro. Los aspectos que sugieren tenden- dad de un agregado, no de un todo que trasciende y modifica sus
cias omnipresentes a los lectores posteriores se presentan como partes.)
agregados, -ampliados en el espacio y el tiempo y enlazados todos Incluso las funciones están descentralizadas: las rodillas se
juntos por una palabra apropiada. mueven o se relajan; los brazos se separan súbitamente de los hom-
Al parecer, los procesos continuos, como los movimientos, se bros. Una colaboración de los miembros del cuerpo que conduzca
desintegran en hechos estáticos. En 11. 22.298 Aquiles arrastra el a resultados deseados produce una descripción especial —no exis-
cuerpo de Héctor por el polvo «Y una polvareda/ se iba levantando te ninguna frase regular para ello—. «Para ser precisos, Homero no
del cadáver/ de Héctor que iba a rastras, y a uno y otro lado de su tiene siquiera palabras para los brazos y las piernas; habla de ma-
cara/ sus muy negros cabellos se esparcían/ y su cabeza entera,/ nos, brazos inferiores, superiores, pies, pantorrillas y muslos. Tam-
otrora agradable,/ ahora yacía en medio del polvo;; ella yacía en el poco hay un término adecuado para el tronco.»'° Todo lo que tene-
polvo, lo que significa que el proceso de arrastre se presenta como mos es un muñeco de trapo o un títere cuyas partes relativamente
una secuencia de momentos inmóviles que unidos conforman el independientes han sido cosidas todas juntas.
movimiento.8 Recurriendo a una terminología posterior se podría El títere no tiene «alma»: no hay un concepto que recubra los
decir que para el poeta «el tiempo está compuesto de "ahoras"» sucesos y capacidades que ahora denominamos «mentales» o «es-
pirituales», como tampoco se les atribuye ninguna naturaleza o
(Aristóteles, Física 239b31, al describir los muy técnicos argumen-
tos de Zenón). Los guerreros inmersos en la batalla se dividen en sustrato común. Los sueños, las oleadas súbitas de energía, los
partes fácilmente separables: el tronco de Hipóloco rueda por el arranques de cólera penetran en el cuerpo, se alojan en él bre-
campo de batalla como un rodillo después que Agamenón le corta- vemente, tal vez dan lugar a alguna acción, y luego se marchan.
ralos brazo's y la cabeza (11. 11.146 —holmos= piedra redonda de «El hombre es un objetivo abierto al que muchas fuerzas inmen-
forma cilíndrica—), el cuerpo de Héctor giró como una peonza (II. sas afectan, penetrándolo hasta el corazón.»" «Sus experiencias
14.412), la cabeza de Gorgitión se echó a un lado «como la adormi-
dera que en el huerto/ está cargada de su propio fruto/ y de las llu- 10. Snell, The Discovery of the Mind, Nueva York, Harper and Row, 1960, cap.
vias de primavera» (E. 8.3p7), etc. El lenguaje consiste de palabras 1, n. 7. Véase, también la edición alemana posterior, Die Entdeckung des Geistes,
«a copos invernales parecidas» (//. 3.222 describiendo el discurso Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht, 1975, y los Gesammelte Schriften de Snell,
de Odiseo); implica al oído y la lengua —no a la mente unificadora, Vandenhoeck und Ruprecht, 1966. Fritz Krafft, Wergleichende Untersuchungen zu
no a la abstracta unidad de la prueba—. «La lengua de un hombre Homer und Hesiod», Hypomnemata, n°6, 1963, comentarios sobre parte del deba-
es una cosa retorcida» dice Eneas en su discurso a Aquiles (II. 22.248 te que suscitaron los puntos de vista de Snell en Alemania. El Lexikon des frühgrie-
chischen Epos, Hans Joachim Mette (comp.), Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht,
y sigs.), «hay allí muchas palabras de todo tipo.» Otra vez nos en- 1979, utiliza algunas de las ideas de Snell.
contramos edificios de átomos8 dispuestos en agregados que llenan La afirmación de Snell de que no se nombra al cuerpo vivo se ve apoyada por el
el espacio y se extienden en el tiempo. hecho de que el soma (que para Snell designa al cuerpo muerto) pertenece a sino-
Algunos agregados (el impasible comportamiento de Héctor, la mai «dañar», «caer sobre»; un león es un sintes, ataca a los animales ya las perso-
humedad del Zéfiro) llevan nombres, otros no. Por ejemplo, no nas para matarlos. Soma, en el caso de los humanos, es lo que se puede dañar cuan-
do queda sin enterrar (Od. 11.53; 24.187); esto se vincula directamente con el miedo
existe palabra para la pauta compleja de miembros, movimientos, a la destrucción del cadáver: éste, aunque muerto, se relaciona todavía con el hom-
procesos, que conforman el cuerpo humano. El cuerpo épico, por bre; era autos, el propio hombre (por ej. II. 1.3); «...el' miedo a que el cadáver sea de-
lo tanto, difiere de dos modos del de sus sucesores: es un agrega- vorado parece haber sido más terrible que el miedo a la muerte... la amenaza ma-
yor que uno podía lanzar a un enemigo no era la de la muerte, sino la de que su
cuerpo seria dejado a perros y pájaros». M. Nussbaum, «Psyche in Heraclitus», par-
te 2, Phronesis 17, n. 2, 1972, pág. 157, con citas. Más tarde el soma, a través de este
8. Gebhard Kurz, Darstellungsforrnen menschlicher Bewegung in dar Bias, Hei- miedo, se extendió al cuerpo vivo —pero este paso no se produjo, por lo que parece,
delberg, Carl Winter Universitátsverlag, 1996, pág. 50. con Hornero—. Véase Krafft, «Vergleichende Untersuchungen», págs. 25 y sigs.
9. Véase Webster, From Mycenae to Horner, cap. 9, sobre la similitud con la pos-
terior filosofía «científica» de la naturaleza. 11, Snell, Discovery, pág. 117.

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no son propiamente atribuibles a su alma, anclada en una pro- «Este mundo» cambió gradualmente durante el período geomé-
funda soledad o en un más allá afín al alma, sino a porciones del trico tardío." Las personas se hicieron «autónomas», sus relacio-
mundo.»12 nes más distanciadas y problemáticas. En términos lingüísticos, el
Pero aunque las cosas, las personas y los procesos carezcan del cambio resulta bastante obvio: los grupos de términos epistémicos
tipo de unidad que adquirieron en tiempos posteriores, no esta- que habían caracterizado al período anterior se redujeron, las «pa-
ban ni aisladas ni gobernadas por el azar. Por el contrario, los labras» sobrevivientes «adquirieron un contenido más pobre [...] se
añadidos del mundo homérico estaban más firmemente vincula- convirtieron en fórmulas unilaterales y vacías».'s Nuevas discipli-
dos que las totalidades armónicas que finalmente los reemplaza- nas, la epistemología en particular intentaron unir en la teoría y
ron. Relaciones complejas y bien definidas unían a la naturaleza, con medios insuficientes lo que había quedado separado en la
los humanos y los dioses; grupos nutridos o espectros de térmi- práctica: el «descubrimiento de la mente», el surgimiento de la cien-
nos articulaban estas relaciones y expresaban las muchas mane- cia y la filosofía occidental, las reflexiones que conllevaban sobre la
ras que las gentes tenían de adquirir conocimiento: el «carácter naturaleza del conocimiento, el empobrecimiento del pensamiento
abierto» de los individuos estaba más que compensado por los la- y el lenguaje, todos estos procesos formaban parte de un mismo
zos entre ellos. «En la Ilíack [...] el hombre en su totalidad forma desarrollo de conjunto. Este desarrollo se anunciaba a sí mismo en
parte de este mundo.» '3 la respuesta de Aquiles a sus visitantes y subyace a la separación
posterior de apariencia y realidad.
12. W. F. Otto, The Horrieric Gods, Nueva York, Pantheon, 1954, pág. 177. Véa- La pregunta ahora es: ¿implicaba este desarrollo una ruptura
se H. Fránkel, Wege und Formen frühgriechischen Denkens, Munich, C. H. Beck'sche radical de tal modo que tengamos primero un sentido, luego un
Verlagsbuchhandlung, 1968, pág. 168: «La persona no está cubierta por una mem- sinsentido, y más tarde una aparición gradual, y de algún modo
brana impenetrable y un dios no es en lo absoluto alguien extraño. Las fuerzas pe-
netran libremente en el ser humano». Snell, además, afirma que «en Homero no
milagrosa, de un nuevo sentido; o el lenguaje de Aquiles ya conte-
encontramos nunca una decisión personal, una elección consciente efectuada por nía vías de escape e instrumentos para la fabricación de innovacio-
un ser humano que actúa —un ser humano que se enfrenta a varias posibilidades nes? También, ¿es el lenguaje el único medio de presentar lo que es
nunca piensa: ahora depende de mí, depende de lo que yo decida hacer (Schriften, y de introducir lo que puede ser, o existen otras posibilidades? Y
18)—». Para él un pasaje como el de II. 9.410 y sigs. no implica que Aquiles vaya a aún más ¿eran las características del lenguaje homérico un artifi-.
elegir un determinado camino; muestra que obviamente se encontrará a sí mismo
en uno de los varios caminos posibles y, habiéndose descrito con anterioridad, sa-
brá que le espera (véase también Bruno Snell, Die alten Griechen und wir, Gotinga,
Vandenhoeck und Ruprecht, 1962, pág. 48 sobre los términos que expresan activi- 14. Los períodos culturales en la antigua Grecia, es decir, conjuntos de estilos
dad). Este punto de vista ha sido criticado últimamente por Bernard Williams en de vida que se entrelazan (O. Murray, Early Greece, Londres, Collins and Son, 1980,
sus Sather Lectures, Berkeley 1989, y es posible que sea demasiado radical: un ma- cap. 12 [trad. cast.: Grecia arcaica, Madrid, Taurus, 1988]) se nombran según el es-
yor contextualismo no significa que los elementos no hagan ninguna contribución. tilo aftístico que prevalece. Desde 1100 a.C. hasta el 800 a.C. éste fue el estilo geo-
Lo que queda es que el «hombre homérico» tiene menos coherencia y está menos métrico, que se identifica principalmente con las pinturas en cerámicas y vasijas
separado de (o mejor integrado en) su medio que el «individuo autónomo» de épo- (véase Gisela Richter, A Handbook of Greek Art, Londres y Nueva York, Phaidon,
cas anteriores. Véase el texto que sigue. 1974, caps. 4 y 11 [trad. cast.: El arte griego, Barcelona, Destino, 1987]). Un mayor
13. H. Fránkel, Early Greek Philosophy and Poetry, Oxford, Oxford University contacto con el Oriente Próximo y el surgimiento de las ciudades-Estado llevó a la
Press, 1975, pág. 80. Según Erich Auerbach, Mimesis, Berna, Francke, 1964, pág. 8 disolución del muy homogéneo período geométrico.
(trad. cast.: Mimesis, Madrid, FCE, 1983) el estilo homérico «presenta los fenónie- 15. Kurt von Fritz, Philosophie und sprachlicher Ausdruck bei Demokrit, Platon
nos bien articulados, tangibles, visibles y bien definidos en todas sus relaciones es- und Aristoteles, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, reimpresión, 1966,
paciales y temporales. En este sentido^ los procesos internos no difieren: ninguna pág. 11. Véase también von Fritz, Grundprobleme der antiken Wissenschaft, Berlín
de sus partes ha de permanecer oculta o quedar sin ser descrita. Sin recordatorio, y Nueva York, de Gruyter, 1971, pág. 78. Algunos de los grupos referidos con ante-
bien dispuestas hasta en sus emociones más fuertes, las personas de Homero reve- rioridad se describen en el innovador ensayo de Bruno Snell, Die Ausdrücke für den
lan su interior mediante el discurso [...] ningún discurso está tan lleno de miedo o Begriff des Wissens in der yorplatonischen Philosophie, Berlín, Weidmannsche
cólera que le prive de los instrumentos de la articulación lingüística o lógica, o le Buchhandlung, 1924; véase también el análisis de Snell de los términos «ópticos»
haga manifestarse en desorden... En todas partes los elementos individuales de los en Entdeckung, págs. 13 y sigs. R. B. Onians, The Origins of European Thought,
fenómenos se relacionan unos con otros en la forma más clara posible [...] mante- 1951, reimpresión, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, analiza el lado
niendo conexiones ininterrumpidas y fácilmente fluidas». material de la mente y la percepción.

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cio estético sin relevancia objetiva, o reflejaban la naturaleza de las riencia en el sentido de que es un intento colectivo de simplificar y
cosas tal y como los habitantes de la antigua Grecia las veían, las sen- disponer la experiencia en parcelas manejables [...] Aplicar un len- .
tían y actuaban sobre ellas? Y asumiendo esto último, ¿fueron guaje de forma regular a alguna área de la experiencia o actividad,
también los cambios que nos apartaron de los objetos homéricos no importa cuán 'extravagantes puedan ser los motivos, recubre
cambios en las cosas mismas, o transformaciones de la visión a los [por consiguiente] con cierta estructura el campo pasado un tiem-
que no siguieron cambios del mundo? Y ¿dónde están los límites po; la estructura es la que determinan las categorías, los compo-
—si es que hay un límite— entre una mirada colectiva y «el mun- nentes gramaticales'y léxicos del lenguaje».'7
do»? Muchas culturas presuponen ese límite, pero lo ubican en di- Estas observaciones son correctas y muy pertinentes. Lo que ha-
ferentes lugares. Las apariencias divinas fueron alguna vez reales bría, que añadir es que el lenguaje no es la única «conspiración» y
—hoy son sólo una fantasía—. ¿Dónde debemos nosotros, que exa- que no existe una «experiencia» libre de conspiración que se pueda
minamos los fenómenos, situar los límites? Nótese que me pregun- disponer «en parcelas manejables». Los seres humanos pintan, re-
to sobre un episodio antiguo, no sobre una creencia moderna. Mu- alizan películas y vídeos; bailan, sueñan y hacen música; partici-
chos «ciudadanos cultos» dan por sentado que la realidad es lo que pan en acciones políticas, intercambian mercancías, interpretan ri-
los científicos dicen que es y que otras opiniones pueden ser recor- tuales, construyen casas, desatan guerras, actúan en obras de
dadas, pero no es necesario tomarlas en serio. Pero la ciencia ofre- teatros, intentan complacer al patrón, etc. Todas estas actividades
ce no una historia, sino muchas;'6 las historias no coinciden y su 'suceden de manera bastante regular, ya que . contienen pautas,
relación con una «realidad» históricamente independiente es tan «presionan» a los participantes para que se «ajusten» y de esta for-
problemática como la relación de la épica homérica con el preten- ma modelan su pensamiento, su percepción, sus acciones y sus ca-
dido «mundo homérico». pacidades diferenciadoras.'s
Al describir el modo homérico de contemplar las cosas he utili- La música, por ejemplo, modela los estados de ánimo, hace que
zado ya términos realistas. Un guerrero homérico, dije, era un resalten sobre un fondo que de otro modo estaría desestructurado
agregado, no una totalidad. El movimiento, dije, era una sucesión y así, en cierto sentido los crea; el dinero hace que no se le preste
de acontecimientos independientes, no un proceso continuo. El atención a los aspectos concretos y personales que hacen al don
lenguaje, dije, pierde detalles cuando los humanos crecen como to- tan preciado y que todavía se acentúan en el trueque; las máscaras
talidad ¿Son esas expresiones recursos didácticos, o eran en reali- y las caricaturas imponen estereotipos fijos sobre el continuo de
dad los guerreros homéricos estaciones de tránsito —construidas a las expresiones faciales; «recubren» y remodelan las expresiones
partir de partes relativamente independientes— de sucesos como
sueños, dioses, cóleras, etc.?
17. Baxandall, Giotto and ¿he Orators, Oxford, Clarendon Press, 1971, págs. 44,
47 (trad. cast.: Giotto y los oradores:Madrid, Visor, 1996), Baxandall describe los
3. EL MUNDO DE HOMERO lenguajes naturales y las formas particulares del discurso, tales como el discurso
que origina el intento de los humanistas de revivir el latín clásico. Para Whorf, véa-
se Language, Thought, and Reality,
Escritores influyentes han sostenido la segunda alternativa. Se- Cambridge, MIT Press, 1956 (trad. cast.: Len-
guaje, pensamiento y realidad, Barcelona, Barral, 1971). El capítulo 17 de la prime-
gún Benjamin Lee Whorf, los lenguajes modelan las ideas, sus gra- ra edición y el capítulo 16 de la tercera edición de mi libro Againsl Method contiene
máticas contienen visiones del mundo y el cambio lingüístico va un relato más detallado de la teoría de Whorf.
unido a un cambio en el ámbito de los hechos. Autores más recien- 18. «Porque es necesario un grado de regularidad y simplicidad si hemos de
tes están de acuerdo con esto. Según Michael Baxandall, «[C]ual- ser comprendidos», escribe Baxandall, «y porque también el propio lenguaje ha
quier lenguaje, no sólo el latín humanista, [el lenguaje en el que participado a fondo en la formación de nuestros modos de diferenciación, un sis-
tema de lenguaje siempre nos presiona para que nos ajustemos a él» (Giotto y los
Baxandall centra su atención] es una conspiración contra la expe- oradores). Lo mismo cabría decir de otros sistemas como el de diferenciar «ros-
tros», es decir, de reconocerlos y de reaccionar adecuadamente (para una cultura
determinada) ante sus expresiones. No toda expresión facial que impresiona, agra-
16. Véase «El poder de la ciencia», sección 3 de «El realismo y la historicidad
da o aterroriza tiene nombre y los nombres que existen evocan respuestas comple-
del conocimiento», ensayo len la parte II del presente volumen. tamente diferentes.
+I
52 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 53

faciales individuales y de este modo contribuyen a crear el rostro cia de un estilo, un aparato lingüístico concreto o, más recientemente,
estereotipado de una determinada persona," la democracia desde- una creencia científica, a una cosmología, los modos de vida corres-
ña las relaciones personales y se concentra en los deberes y dere- pondientes y al todo abarcador «espíritu de la época», necesita por lo
chos abstractos de un «ciudadano», y así sucesivamente. Los agentes tanto de un soporte especial, no es algo que se haga sin más." Por
que provocan los cambios pueden ser, y con frecuencia son, descri- ejemplo, hemos de demostrar que la estructura de la épica homérica no
tos con palabras. Sin embargo, las descripciones no actúan como es un dispositivo poético, sino que se repite también en otros ámbitos.
lo hacen los agentes, rio «conspiran contra la experiencia» a la ma- La tarea es dificil pero no imposible. Los agentes que modelan
nera de los procesos y coas que aquí describimos. Un guiño, un una forma de vida, dejan sus huellas no sólo en el' lenguaje, sino
semblante severo, una nota que canta un maestro ante un alumno también en las obras de arte, las edificaciones, los hábitos, los.tra-
o alumna incapaz de modular su voz, tienen resultados que ningún tados sapienciales. De este modo, los aspectos (aditividad, ausencia
grupo de preposiciones puede duplicar. de totalidades coherentes, etc.) que describí se pueden encontrar,
La existencia de conspiraciones «antagónicas» es algo que recono- además, en la escultura y la pintura. Si los dioses, la naturaleza y
cieron los defensores de credos religiosos y políticos. Los iconoclastas los seres humanos tienen propiedades análogas tanto para el habla
sabían que las imágenes podían destruir el mensaje fundamental de popular como para la ley común; si ideas poderosas como las de
su credo (que consistía en palabras que residen en los libros sagra- coraje, de sabiduría, de justicia y piedad (que existen no sólo en
dos). La arquitectura de la Iglesia y la música eclesial fueron adap- Homero sino que se manifiestan en los discursos públicos, son ob-
tadas a las necesidades de la Santa Fe." Los estilos alternativos fue- jeto de análisis en los escritos filosóficos, de burla en la comedia, y
ron o bien perseguidos o incorporados a la política religiosa. Pienso aparecen en lápidas funerarias y otras inscripciones) tienen carac-
que el lenguaje no «modela», «recubre» y «conspira contra» nuestro terísticas homéricas y no, digamos que, platónicas; si la religión
«campo de la experiencia», sino que son muchas otras pautas e insti- era más bien oportunista y no exclusiva, permitiendo la incorpora-
tudones, con frecuencia contradictorias quienes lo hacen. La inferen- ción de dioses extranjeros con cualquier pretexto; si los dioses no
eran sólo algo que se reverenciaba y de lo cual se hablaba, sino que
eran percibidos, y no precisamente por desequilibrados margina-
19. La caracterización artística utiliza con frecuencia estereotipos: el niño, el
joven, la señora de la capa, el guerrero maduro, etc. En Grecia el interés por lo in-
dividual comenzó por las criaturas excepcionales (centauros, sátiros, tersites en la
21. Los escritores han considerado, de manera muy natural, el lenguaje como
l'hada) y poco a poco aolucionó hacia representaciones más sutiles: B. Schweizer,
Studien zar Entstehung des Por-Idris bei den Griechen, vol. 2 de Ausgewahlte Schrif- un agente eltructurador más esencial digamos que la danza, y dentro de ese ámbito
restringido suelen poner a la filosofía y la ciencia por encima de la poesía. La je-
ten, Tubinga, Wasmuth, 1963, págs. 115 y sigs. Los tipos y extremos volvieron a
darse en el Imperio Romano, los primeros por motivos ideológicos (véase D. rarquía no es el resultado de un estudio, surge del intento por imponer una deter-
minada forma de vida. Con frecuencia el intento se ve acompañado de clasificacio-
Strong, Roman Art, Harmondsworth, Penguin Books, 1982, págs. 80 y sigs., sobre
el período augusto, y André Grabar, Christian konography, Princeton, Princeton nes groseras (como la clasificación de todos los procesos en mentares y físicos y la
University Press, 1968, en part. págs. 96 y sig. (trad. cast.: Las vías de la creación en subsiguiente clasificación de los procesos mentales en pensamiento, imaginación y
la iconología cristiana, Madrid, Alianza, 19981), estos últimos para dar salida al emoción) y de una graduación arbitraria de las clases obtenidas. «La música», dice
descontento &Mico. El ciclo se ha repetido muchas veces. Para el Renacimiento, Kant, «ocupa la posición más baja entre las artes.., porque sólo juega con las emo-
ciones», Kritik der. Urteilskraft, Ausgabe B, pág. 221. Los escritores antiguos esta-
véase John Pope Hennessy, The Portrait in the Renaissance, Nueva York, Pantheon
ban mejor informados y eran menos arbitrarios. Según Aristóteles, Política
Books, 1966.
1339a11 y sigs., la música al estar basada en la imitación, «tiene el poder de pro-
20. Un ejemplo sorprendente es el modo en que el abad Suger de San Denis
adaptó la estructura y los ornamentos de su iglesia a las ideas del pseudo Dionisio ducir un determinado efecto sobre el carácter moral del alma», mientras que Aris-
el Areopagiia. Detalles en E. Panofsky, Abbot Suger on the Abbey Church of St. Decir toxeno dividía la cognición musical en un elemento variable y otro estable (véase el
extracto de Harmonic Elements en la publicación de O. Strunk (comp.), Source Rea-
and lis Arts Treasures, Princeton, Princeton University Press, 1946, y Otto von Sim-
dings in Music History, Nueva York, W. W. Norton and Co., 1950, pág. 27). Ambos
son, The Gothic Cathedral, Nueva York, Bollingen Foundation, 1956, pt. 2. Los efec-
tos de la reforma tridentina sobre la arquitectura y la pintura se describen en A. muestran cómo la música limita la abundancia, y así se califica como «un intento
colectivo de simplificar y disponer la experiencia en parcelas manejables». (Véase
Blunt, Artistic Theory in Italy 1450-1600, Oxford y Londres, Oxford University también Baxandall, Giotto and the Orators, págs. 44, 47.) El dictamen de Kant fue
Press, 1940, cap. 8. Para los efectos de la música véase The New Oxford History of
rechazado por Alfred Einstein, quien también examinó el fondo teórico: Music in
Music, vol. 4, The Age of Humanism, Oxford, Oxford University Press, 1968 (trad. ¡he Romantic Era, Nueva York, 1947, págs. 337 y sigs.
cast.: Diccionario Oxford de la música, Barcelona:Edhasa).
54 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES
55
les, sino por los más altos representantes de la cultura; si las diversas
estos cambios implicaban? ¿Podemos estar de acuerdo con Nietzs-
explicaciones de los fenómenos asombrosos se utilizaban indistinta-
che, quien escribió con su habitual estilo altisonante: «Ninguna
mente sin ningún sentimiento de malestar; si un narrador (por ej.
costumbre les ayudó [a los filósofos —según Nietzsche fueron ellos
Herodoto) reunía pero no unificaba, contaba historias pero no en
los que efectuaron el cambio y prepararon el camino del mismo--].
un estilo único; si algunos pensadores denominaban a la informa-
Así formaron lo que Schopenhauer, en oposición a una república
ción resultante polimathise, es decir, fragmentos plenos pero disper- de sabios, denominó una república de hombres de genio: un gigan-
sos del conocimiento, e intentaban sustituir estos fragmentos dis- te llama a otro a través de los intervalos desolados del tiempo y el
persol por una única. historia coherente; si las gentes tenían el elevado diálogo de espíritus continúa sin preocuparse por los que-
hábito de responder a la pregunta «qué es» con una enumeración, haceres ruidosos de los enanos [Gezwerge] que se arrastran debajo
no con una definición y si los filósofos trataron de corregir ese há- de ellos»;" o con Platón, que habla de manera más ecuánime de la
bito; entonces podemos afirmar que nos enfrentamos a un modo de «la desavenencia entre la filbsofía y la poesía viene de antiguo» (Re-
vida influyente y relativamente uniforme y que podemos esperar pública 607b6 y sig.): ¿se refiere a una batalla abierta entre dos pro-
que las personas que participaban del mismo vivieran en un mundo fesiones, no un desarrollo gradual y tal vez subterráneo? ¿Hemos
como el que se expresa en sus poemas, cuentos, frases y pinturas. de aceptar la pretensión de los primeros filósofos como Jenófanes,
En el capítulo 17 de Against Method (capítulo 16 en las ediciones Parménides, y Heráclito, y de sus admiradores modernos, de que
revisadas) y de nuevo en el capítulo 3, sección 4, de Farewell to Rea- ellos por sí solos superaron los errores de la tradición valiéndose
son, argumenté que los períodos arcaicos y clásicos estuvieron prece- únicamente del poder de sus asombrosas inteligencias?
didos, y contenían, un sentido común del tipo que acabo de describir Está claro que estas preguntas y paradojas dependen de la pre-
y que en su conjunto el lenguaje de la épica homérica concuerda con sunción, descrita en la sección 1, de que los lenguajes y, con ellos,
él: la épica satisface las condiciones que he enumerado y proporciona los mundos y las cosmovisiones son entidades cerradas en el senti-
el esbozo de un mundo específico (que ahora podemos denominar in- do de qué admiten, e incluso instituyen, algunos actos, percepcio-
distintamente mundo homérico o Mundo geométrico tardío). Visto nes y pensamientos, mientras que otros no sólo se excluyen sino
desde adentro este mundo estaba verdaderamente habitado por cria- que se relegan al dominio de lo que no existe. Si se acepta esta pre-
turas con percepciones homéricas; pero el vocabulario del siglo >o( di- sunción, el cambio de la visión del mundo provocaría en realidad
ría dioses antropomórficos, seres humanos parecidos a títeres, sue- • importantes trastornos..
ños «objetivos» que iban de los dioses a los hombres y de éstos a He dicho que esta presunción es parte de un mecanismo de in-
aquellos. Era una rica pauta de acontecimientos que incluía a los in- terpretación al que algunos estudiosos acuden para comprender
dividuos como partes, no como observadores exteriores. Para aque- las diferencias entre culturas y las dificultades a las que se enfren-
llos que vivían conforme a esta pauta era un mundo real, y muy bien ta un individuo que viaje de una cultura a otra. Dije también que
pudo haber sido el único mundo que conoeieran. la comprensión resulta imposible sin un mecanismo de interpre-
Pero ahora el problema al que se refería A. Parry surge con fuer- tación (aunque no siempre sea explícito). Pero el mecanismo de
za renovada: dado este mundo, ¿cómo es que las gentes llegaron ha interpretación que se nos conmina a aplicar y que contiene la pre-
deshacerse de él? ¿Cómo se las arreglaron para olvidar o superar el sunción de compartimentos culturales artificiales, resulta muy po-
orden que constituía sus vidas y les daba sentido? ¿Fue el mundo co verosímil. Tiene un origen relativamente reciente y las barreras
homérico simplemente destruido de tal modo que el caos se apode- culturales que postula no afectaron, y todavía no afectan, el co-
ró de él durante un tiempo o se transformó gradualmente?, y si tal mercio entre culturas. Puede que haya incomprensiones. Incluso
es el caso, ¿se transformó por procesos arbitrarios y carentes de los acontecimientos más ordinarios desconciertan a algunos, en-
sentido (con respecto a ese mundo) como el tedio o el olvido, o furecen a otros, y dejan a otros más sin saber qué decir. Pero tam-
adentrándose en caminos que existían pero por los que no se había bién nos encontramos a gentes comunes, es decir, gentes a los que
transitado? ¿Esta transformación inconsciente fue adquiriendo
conciencia sólo más tarde, después de que se habían dado los pasos
más importantes, o se llevó a cabo con plena conciencia de lo que 22. «Die Philosophie im tragischen Zeitalter der Griechen», Werke, K. Schlech-
ta (comp.), Munich, Ullstein Verlag, 1969,3, pág. 1.063.
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56 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 57


una educación elevada aún no ha confundido, que aceptan afirma- discurso de este tipo, entonces consiste en un océano de irracionali-
ciones que suenan extrañas a sus vecinos y que para los estudiosos dad, interrumpido brevemente por islas de sentido inconmensurables
son un sinsentido." Es verdad que las personas pueden difundir entre sí. Si, por otra parte, los elementos de un argumentp, una visión
falsedades y tener objetivos encontrados, que los historiadores y del mundo, una cultura, un marco teórico, van un poco a la deriva, de
los sociólogos pueden producir quimeras. Pero esto no sucede tal modo que o bien mantienen su identidad a través de cambios
porque haya barreras conceptuales que les entorpezcan, sino por- drásticos —en cuyo caso se podría decir que poseen sentidos poten-
que yerran, porque no prestan atención, hacen una lectura equi- ciales que se actualizan de formas distintas— o bien cambian su con-
vocada de determinados hechos o pasajes y porque son reacias a tenido sin transgredir la cosrdovisión a la que pertenecen, entonces
examinar las ideas que les guían en sus búsquedas. Doctores, no hay razón por la que debamos aceptar que nuestras formas de
maestros, obreros, misioneros en culturas hasta el momento des- transmitir el sentido tienen límites. Por el contrario, podemos buscar
conocidas, astrónomos interesados en la unidad, todos tropiezan nuevos aspectos que relacionen lo «interior» del lenguaje con su «ex-
constantemente con'nuevas situaciones, productos, retos, y se en- terior», y de este modo reducir la ceguera inducida conceptualmente
frentan a ellos con frecuencia de manera exitosa. No se excusan di- hacia las causas de la incomprensión, que suelen ser la inercia ma-
ciendo «esto está más allá de las barreras semánticas del lenguaje quínica, el dogmatismo, la distracción y la estupidez comunes. No es-
que hablo »." toy negando las diferencias entre lenguajes, formas artísticas y cos-
Estoy de acuerdo en que si el discurso se define como una secuen- tumbres. Pero las atribuiría a accidentes de emplazamiento y/o de la
cia de proposiciones (acciones, planes, etc.) distintas y claras que se historia, no a esencias culturales claras, unívocas e inamovibles: cada
construye según reglas precisas y rigurosas, entonces ese discurso tie- cultura es en potencia todas las culturas."
ne en realidad muy poco aliento. Un discurso de este tipo se verá
constantemente interrumpido por sucesos «irracionales» y pronto se-
rá reemplazado por otro discurso para el cual su predecesor es un pu- 25. nargurnento que presento de esta manera más bien abstracta ha sido desa-
ro y simple absurdo. Si la historia del pensamiento depende de un rrollado con pasión, ingenio y multitud de ejemplos en el libro de Renatri Rosaldo,
Culture and Truth, Boston, Beacon Press, 1993. Rosaldo describe la antropología ob-
jetivista clásica, que no sólo postula sistemas cerrados sino que también intenta ade-
centarlos: «Muchos estudios antropológicos de la muerte eliminan las emociones
23. Para ejemplos, véase Carlo Ginzburg, The Crease and the Worrns: The Cos-, adoptando la posición del observador más imparcial» (15). Con el propósito de des-
mas of a Sixteenth-Century Miller, Nueva York, Penguin Books, 1982; primero pu- cubrir las reglas estrictas qu'e regulan el comportamiento como si se tratara de una
blicado en italiano, fi formaggio e i vermi: it cosmo di un mugnaio del'500, Turín, G. marioneta, a los estudios objetivistas «les resulta difícil explicar cómo las formas so-
Einaudi, 1976 (trad. cast.: El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik, 1997), y ciales pueden a la vez ser impuestas y utilizarse de manera espontánea» (58). No al-
Emmanuel Le Roy Ladurie, Montaillou: The Promised Latid of Error, Nueva York, canzan a reconocer «cuántas cosas en la vida suceden sin que uno las prevea o espe-
Vintage Books, 1979; publicado primero en francés, Montaillou: Village aceitan de re» (91). Los problemas que se suceden en las fronteras, no los acontecimientos
1294 á 1324, París, Gallimard, 1975 (trad. cast.: Montaillou aldea occitana de 1294 centrales, son los que nos enseñan todos los recursos de una cultura. En las fronteras,
a 1324, Madrid, Taurus, 1988). Ya en 1552 las teorías de Copérnico eran parte de escribe Gloria Andaluza, una chicana lesbiana a la que Rosaldo cita, una persona
los rumores que circulaban por Florencia, que encontraban formas de difundir ar-
gumentos contra las mismas; encontramos referencias en Leonardo Olschlci, Ges- se las ingenia pdrque desarrolla una tolerancia de contradicciones, una toleran-
chichte der neusprachlichen wissenschafttlichen Literatur, vol. 2, 1922; reimpresión cia para la ambigüedad. Aprende a ser india en una cultura mexicana, a ser me-
Vaduz, Kraus Reprint, 1965, págs. 134 y sigs. Algunos aspectos de la vida pública xicana desde un punto de vista anglosajón. Aprende a hacer malabares con las
florentina durante el quattrocento implicaban puntos de vista infrecuentes sobre la culturas. Tiene una personalidad plural, funciona de manera plural—nadase de-
identidad personal. Un ejemplo lo constituye la broma de Brunelleschi sobre Ma- ja fuera, lo bueno, lo malo, lo feo, nada se rechaza, nada se abandona—. No sólo
netto di Jacopo Ammanatini (analizada por Decio Gioseffi en «Realtá e conoscen- vive las contradicciones, sino que hace de la ambivalencia otra cosa (pág. 216).
za nel Brunelleschi», La Critica dei/Arte 85, marzo de 1965, págs. 8 y sigs.). Perso-
nas que aceptan la Resurrección de Cristo o en la Inmaculada Concepción, que ¿Acaso no está claro que (dice Rosaldo) «en el presente mundo poscolonial no
creen en las milagrosas historias de la Legenda Aurea, y que aceptan la Biblia lite- puede seguir sosteniéndose la noción de una cultura auténtica como un universo
ralmente, como sucedía con muchos extraordinarios científicos británicos en el si- autónomo y coherente internamente, excepto tal vez como una "ficción útil" o una
glo xix, el joven Darwin entre ellos, parece que no se detuvieron ante las «barreras distorsión reveladora?».
lingüísticas». La situación no es diferente en las ciencias. A pesar de la niebla persistente del
24. Véase también Against Method, 3' ed., págs. 17, 204 (2' ed., págs. 17, 214). objetivismo ya pesar de los trucos relativistas que se inspiran en la idea de Kuhn de
58 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 59

Otra objeción a esta presunción, citada en la sección 1, es que dos uniformes se desintegran cuando se analizan de cerca. Duran-
los textos, colecciones de obras de arte y períodos culturales care- te el reinado de Amenofis IV, los escultores egipcios cambiaron
cen de la uniformidad necesaria para las visiones monolíticas que con mucha rapidez de un rígido formalismo a un naturalismo laxo
aquí se plantean. Parry, por ejemplo, fue rápidamente criticado y viceversa (véase Against Method, ed. rey., cap. 16). El problema
por su racionalización de Homero.26 Por lo que parece los perío-
que aborda el magnífico Florentine Art de Antal (Harvard Univer-
sity Press, 1986) es la variedad de estilos en la Florencia del siglo
xv. Y así sucesivamente. Ejemplos como éstos sugieren que la uni-
un paradigma, muchos científicos han vivido, y aún viven, entre ambigüedades y dad que emerge de la sección anterior puede ser una ilusión susci-
contradicciones. Es posible que no puedan vivir de otra manera. Nuevos problemas
necesitan nuevos enfoques. Pero los nuevos enfoques no caen como un maná del tada por el hecho de enfatizar las similitudes sobre las diferencias
cielo de la creatividad. Las viejas ideas siguen utilizándose, se transforman poco a y de pegar las desviaciones, en lugar de hacer de ellas el punto de
poco hasta que algunos espíritus metódicos perciben una estructura completamen- partida de un intento para quebrar la uniformidad aparente. Pue-
te nueva, con nuevos límites de sentido, y comienzan a hacer lo que mejor saben de que sea una ilusión creada por los mismos puntos de vista que
—la esquematizan—. Ésta es, a propósito, la razón de que la presentación de resul-
tados científicos difiera drásticamente de lo que sucede durante la investigación, es se supone que uno ha de sustentar. Y nunca debemos olvidar las
decir, mientras las personas están todavía pensando, y dan una imagen tan equívoca tensiones que existen entre varios ámbitos de la actividad humana
de la misma. Por supuesto que las ideas se pueden bloquear, que la imaginación se como el arte, el pensamiento, la política, y otros dominios. Com-
puede ofuscar por los dogmas, la presión financiera, la educación, el tedio. Si esto binando la ambigüedad con la diversidad estilística y los conflic-
sucede, entonces la idea de un sistema cerrado con conceptos precisos y reglas que tos intraculturales llegamos a una visión que parece conducir a
se siguen de modo servil aparecerá como la única representación correcta del pen-
samiento. Pero ésta es una situación que hay que evitar y no elogiar. menos paradojas que las implícitas en la presunción que subyace
Para mí, la consecuencia más importante de la nueva actitud hacia las culturas a la interpretación de Parry. ¡Veamos cómo funciona todo esto en
que subyace al libro de Rosaldo es que prácticas que parecen legitimadas dentro de el presente caso!
un marco de referencia cerrado, dejan de ser sacrosantas. Si cada cultura es poten-
cialmente todas las culturas, entonces las diferencias culturales pierden su carác-
ter inefable y se convierten en manifestaciones particulares y mudables de una na-
turaleza humana común. El asesinato, la tortura y la supresión auténticos se 4. TRANSICIONES
convierten ene! asesinato, la torturá y la supresión ordinarios y corno tales han de
tratarse. El feminismo tiene tareas no sólo en Estados Unidos, sino más aún en
África, India y América del Sur. Los esfuerzos por alcanzar la paz no necesitan se- Aquiles y sus visitantes hablan del honor. Aquiles se sintió ofen-
guir respetando alguna pretendida integridad cultural que con frecuencia no es dido por Agamenón, quien le había arrebatado su botín. La ofensa
otra cosa que el dominio de uno u otro tirano. Y hay muchas razones para sospe- creó un conflicto entre lo que Aquiles recibió y lo que él conside-
char de algunos de los ingredientes de lo políticamente correcto.
Pero al hacer uso de Sta nueva libertad de acción debemos tener cuidado de no
raba que se le debía. Los visitantes están dg acuerdo en que ahí
seguir con viejas costumbres. Hay que prescindir de juicios objetivos, lo mismo hay un conflicto. Sus proposiciones ilustran la solución habitual
que de una protección abstracta e ideológicamente condicionada de las culturas. del mismo. El botín se devolvía intacto, se prometían más regalos,
No hay que excluir las intervenciones drásticas pero se deben efectuar sólo después el honor era restaurado: «[..1 vete ya a buscar/ los regalos, pues a
de amplios contactos, aunque no precisamente con unos cuantos «líderes» sino ti van a honrarte/ los aqueos igual que a un dios!» dice Fénix (602
con las poblaciones directamente implicadas. Al haber descartado la objetividad y
la separación cultural y enfatizado los procesos interculturales, aquellos que perci- y sig. véase 519, 526). Añade que el honor está en parte constitui-
ben los problemas médicos, nutricionales y ecológicos o los problemas de los dere- do por los regalos: «[...] que si en la guerra que varones mata/lle-
chos del hombre, y más específicamente los de la mujer, han de iniciar estos pro- gas a entrar sin tomar los regalos,/ no serás ya estimado de igual
cesos en el lugary prestando la debida atención a las opiniones de los lugareños. Hay modo,/ aunque hayas la guerra rechazado/» (604 y sig.). Esto apo-
movimientos que ya proceden de esta manera particularista y no objetiva. La teo-
logía de la liberación y algunos enfoques en la esfera del desarrollo sirven de ejem-
ya la interpretación social.
plos. Apoyemos a estos movimientos y aprendamos de ellos en vez de continuar Aquiles no se apacigua. Va más allá de la solución aparente del
con epistemologías de viejo estilo y otros juegos «auténticos». conflicto y percibe un enfrentamiento perenne entre el honor y sus
26. Véase Hugh Lloyd-Jones, «Becoming Homer», New York Review of Books, 5 recompensas: el honor y,las acciones que establecen y/o reconocen
de marzo de 1992.
su presencia siempre divergen.
60 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 61

Una mirada somera al resto de la épica muestra que los señala- el cual «convergen todos los hilos»." Visto de manera retrospecti-
mientos de Aquiles no cayeron del cielo." Surgen de una situación va, parece ser que la situación que describe Aquiles estaba bastan-
—el conflicto entre la costumbre y las acciones de Agamenón— te generalizada aunque permanecía oculta en una compleja red
que contraviene de lleno el sentido común de la época. Sensible a que unía las acciones humanas Y las divinas y las acciones huma-
causa de su enfado, Aquiles recuerda que no sólo en su caso se ha nas entre sí. Aquiles identifica la situación, la separa de su medio y
despreciado el mérito, sino también en otros, y generaliza: el ho- la simplifica con el recorte de algunas conexiones sociales. Incluso
nor es huérfano (318-y sig.). El punto de partida de esta generali- esta última acción no es arbitraria, o «creativa», puesto que Aqui-
zación (la descripción de las acciones de Agamenón) se correspon- les tiene la «evidencia inductiva» de la debilidad y, tal vez, insigni-
de con la noción arcaica del honor, al igual que los casos que ficancia de los vínculos sociales que rechaza. No se queda sin nor-
Aquiles rememora. El concepto tradicional tomaba en cuenta las mas, ya que falta todavía el juicio de los dioses, tanto para él como
discrepancias y las identificaba con el uso de un estereotipo. La para sus visitantes. Lo que tenemos entonces en el libro 9; es un
generalización absoluta (el honor y sus recompensas siempre di- cambio de énfasis que se apoya en razones y que la cólera de Aqui-
vergen) rompe la conexión entre el estereotipo y los sucesos de los les lleva a efecto. Estamos muy lejos del desastre que anuncia Parry
que procede su sustancia, o al menos ésta es la opinión de algunos y que sistematizan los afectos a lo inconmensurable.
estudiosos. Todavía podemos preguntarnos si al cambio de enfoque le ha
Aquiles va más allá. Lo que él quiere decir es que la injusticia correspondido, y tal vez estimulado, alguna tendencia más general.
que percibe está en la naturaleza de las cosas. Acudiendo a una ter- De haber vivido Aquiles o el poeta que compuso los versos en los si-
minología moderna podemos formularlo diciendo que las normas glos vn o vi a.C, podría responder que había una tendencia signifi-
tradicionales ya no forman parte de la práctica social. Pero siguen cativa estrechamente vinculada a los procesos sociales. En ese pe-
teniendo un papel. Éste es el primer indicio de una dicotomía que ríodo, los grupos abstractos sustituyeron a las relaciones de
pronto adquiriría una importancia considerable —la dicotomía en- vecindad (y a las relaciones concretas que éstas personificaban) co-
tre las apariencias (ricas, concretas, pero engañosas) y una reali- mo unidades de acción políticas (Clístenes); el dinero reemplazó al
dad (simple, abstracta, casi vacía, pero a pesar de todo muy impor- trueque que prestaba atención al contexto y el detalle; las relacio-
tante)—. Y ésta es también la causa de que algunos estudiosos nes entre los jefes militares y sus soldados fueron cada vez más im-
digan que el discurso de Aquiles no tiene sentido: una escisión ge- personales; los dioses locales se aliaron en el curso de los viajes, lo
neral entre las apariencias y la realidad no concuérda con «la vi- que aumentaba su poder pero reducía su humanidad; las idiosin-
sión homérica del mundo». crasias culturales y tribales se igualaron gracias al comercio, la po-
Pero el pensamiento homérico estaba preparado para las gran- lítica y otros tipbs de intercambios internacionales: se reblandecie-
des subdivisiones. El conocimiento humano y el conocimiento di- ron partes importantes de la vida y se volvieron descoloridas, y, en
vino, el poder humano y el poder divino, la intención y el discurso
humanos (un ejemplo que menciona el propio Aquiles, 312 y sig.) 28. Mientras que el juicio de Zeus conlleva una cierta carga de arbitrariedad y
se oponían los unos a los otros de una manera que recuerda la dis- que las decisiones divinas pueden variar según el caso, la división que anuncia
tinción que Aquiles esgrime. Se podría decir que al cortar los víncu- Aquiles tiene la claridad y el poder de una ley objetiva e independiente de la perso-
los sociales del honor, Aquiles refuerza los lazos del honor con el na (Dios). Incluso este aspecto tiene su analogía en la épica: el albedrío de los dio-
juicio divino, en particular con el de Zeus (607 y sig.). Tales lazos ses nunca es absoluto: está limitado por las moira, un «orden irrefragable [...] que
U.] existe con independencia de ellos» y por normas que ellos infringen pero que
ya existían; el juicio de los dioses siempre tuvo un importante pa- se pueden emplear para juzgar y criticar su comportamiento. Walter E Otto, The
pel social. Incluso la relevancia exclusiva a la que alude Aquiles ha- Homeric Gods, Nueva York, Pantheon Books, 1954, págs 42 276. Vease también
bía sido preparada por la preeminencia de los dioses y el poder Burkert, Griechischen Religion der archaischen und klassischen Epoche, Stuttgart,
constantemente creciente de una divinidad particular —Zeus— en Walter Kohlhammer, 1977, págs. 205 y sig. y F. M. Cornford, From Religion te Phi-
losophy, Nueva York, Harper and Row, 1965, pág. 16 (trad. casi.: De la religión a la
filosofía, Barcelona, Ariel, 1984). Encontramos referencias a las normas de mane-
27. Véase Farewell te Reason, págs. 268-270, para una exposición del cambio ra implícita en la Ilíada, por. ej. en II. 24.33 y sigs., y de manera explícita en la tra-
de lenguaje y sentido que introduce Aquiles. gedia, por ej. en Antígona, 456, de &Mode-s.
Jt-3
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62 EL MANUSCRITO INCONCLUSO LA COLÉRICA CONJETURA DE AQUILES 63

consecuencia, los términos vinculados a lo específico perdieron con- Política 1.260b24 y sigs.), la visión de que las cosas, las ideas, las
tenido o importancia, o bien simplemente desaparecieron." (En la acciones, los procesos, son agregados de partes (relativamente in-
sección 2 aludo a algunos de estbs procesos.) Podía haber añadido dependientes), y de que por consiguiente hacer un relato significa
que las acciones humanas individuales (como las de Solón, de Clís- enumerar ejemplos, no englobarlos bajo un único término, mantu-
tenes o de sus partidarios) tuvieron un papel importante en este vo su popularidad durante toda la época clásica de Grecia. El pen-
proceso, pero que estos últimos resultados no eran su objetivo. Vis- samiento geométrico era una semilla sin un programa genético
to «desde afuera» tenemos una «adaptación» de una «conspira- bien definido; acompañada de una cacofonía siempre creciente de
ción»3° («el sentido común homérico») referida a otros (las nuevas debates políticos, filosóficos, militares, artísticos, dio lugar a mu-
estructuras que acabo de describir). Visto «desde adentro», tene- chas ideas diferentes. Sus conceptos poseían precisamente esa am-
mos un descubrimiento: la revelación de aspectos importantes del bigüedad que describí al final de la sección anterior. En ninguna
mundo. No se revelan «en cuanto tales», sino sólo con respecto al • parte de este proceso encontramos las rupturas, las lagunas, el
problema que Aquiles sintetiza: la existencia de cualidades perso- abismo infranqueable que sugiere la idea de dominios cerrados del
nales independientes de los esfuerzos de un individuo o de la reac- discurso.
ción de sus pares.* Compárese este análisis con el de Parry. Según Parry, los con-
. Pero Aquiles o el poeta que describe sus acciones no vivieron en ceptos tienen un sentido claro, y los lenguajes que éstos forman se
el siglo Int o vi. Hablaban en una época en la que estaban en su in- articulan a partir de reglas más o menos bien definidas. Esto es lo
fancia los pi-ocesos que he enumerado. Habían comenzado pero que le dice la evidencia. Pero la evidencia en la que se basa es li-
aún no habían producido sus resultados más evidentes. El discur- mitada. Proviene de períodos lingüísticos estables y no toma en
so de Aquiles contribuyó a su desarrollo y en consecuencia contiene consideración lo que sucede durante los períodos de cambio. Co-
Un elemento de invención. Los aspectos inventados formaban parte mo resultado algunos movimientos se hacen «imposibles lingüísti-
de una estructura que emergía lentamente, lo qué quiere decir que camente» y, si suceden, son difíciles de explicar." Ahora bien, si
Aquiles también efectuó un descubrimiento. Es cierto que la subje- añadimos los Movimientos prohibidos a la evidencia, entonces las
tividad tuvo su importancia: la cólera de Aquiles resaltó algo en lo reglas que parecen prohibirlos pierden su poder restrictivo. Pero
que los otros no habían reparado. Lo que él vio en cierta medida ya esas reglas poseían dicho poder con anterioridad, cuando separa-
estaba allí —el juicio de los dioses siempre fue más decisivo que el ron al sentido del sinsentido. Llego a la conclusión de que las re-
de los mortales— lo que quiere decir que la yisión de Aquiles poseía glas son ambiguas a la manera en que ciertos dibujos relultan am-
un «núcleo objetivo». Pero es aún «subjetiva», pues entonces el mo- biguos, que los sucesos les pueden hacer cambiar de rostro, que, en
vimiento hacia una abstracción creciente y la separación que con- el fragor del combate, el cambio suele pasar desapercibido de tal
lleva de realidad y apariencia no eran los únicos desarrollos. modo que tenemos una transición suave de una visión del mundo
Como se hace evidente a partir de las inscripciones funerarias, (la ontología paratáctica, por citar un ejemplo) a otra nueva e «in-
los pasajes de la comedia, los debates sofísticos, los tratados médi- conmensurable» (un ordenamiento más jerárquico que incluye una
cos e históricos, las involuntarias enumeraciones que Sócrates re- separación entre apariencia y realidad)."
cibía como respuesta a su pregunta «qué es», y la recomendación
que precisamente hace Aristóteles de esas enumeraciones (véase
31. Existen explicaciones y me he valido de algunas de ellas en Farewell to Rea-
son, pág. 270. Es posible postular límites de sentido y una correspondiente inco-
29. Para la contracción del rico espectro de términos perceptivos., véase Bruno mensurabilidad. Yo mismo he defendido un enfoque de este tipo.
Snell, Die Entdeckung des Geistes: Studien zur Erústehung dés euttpaischen Den- 32. Hemos de decir que las estructuras que precedieron al «ascenso del racio-
kerts bei den Griechen, Gotinga, Vandenhoeck und Ruprecht, 1975, cap. I. nalismo» eran «abiertas» en el sentido de que se podían modificar sin destruirse.
30. «Cualquier lenguaje [...1 es una conspiración contra la experiencia en el Contenían los caminos por los que Aquiles estaba a punto de transitar, aunque de
sentido de que es un intento colectivo para simplificar y disponer la experiencia en una manera vaga e inconclusa. También era «cerrada», pues fue necesario un estí-
parcelas manejables.» Baxandall, Giotto and the Orators, pág. 44. mulo para que revelaran sus ambigüedades y estructuras alternativas para recom-
* Véanse las páginas 218 y 234 de la presente edición, allí aparecen otras ver- ponerlas. Sin ese estímulo, las palabras, las frases, las reglas, las pautas de com-
siones del r"no pasaje. (N. dele.) portamiento habrían parecido claras y sin problemas (la claridad es el resultado de

UNIVERST
_ MD DE ANTIOOT TIA
64 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

No todos los cambios conceptuales son placenteros. Hay des-


trucciones absolutas (invasiones, guerras, disensiones internas a
las que sigue la destrucción de la cultura y el lenguaje de la parte
más débil), hay olvido, superficialidad, tedio. Muchos escritores CAPITULO 2
dan por sentado que los filósofos antiguos provocaron, una ruptura
de esa magnitud. Según ellos los filósofos antiguos destruyeron la
visión ingenua del mundo que tenían sus predecesores y la snstitu- JENÓFANES
yeron por la referencia «racional». Por supuesto, es cierto que los
filósofos, que vivieron en medios beligerantes, estaban acostum-
brados a las disputas y los debates33 y tenían muchas ideas novedo-
sas. Lo que aquí me interesa son las ideas que reducían la abun- 1. CARÁCTER Y CIRCUNSTANCIAS
dancia y, entre ellas, las ideas que se asemejaban a la separación
entre la realidad y la apariencia: el «realismo» es mi tema. Tales Jenófanes (alrededor de 570-470 a.C.) fue uno de los primeros
ideas, sostengo, no se inventaron de súbito gracias a la imagina- intelectuales occidentales. Como muchos de sus sucesores, fue un
ción, sino que se desarrollaron poco a poco a partir de una materia hablador vanidoso. A diferencia de ellos, poseía un encanto consi-
más uniforme. Los filósofos las asumieron, incluso las congelaron , derable. Aunque trataba de temas que pronto se convirtieron en
con la ayuda de un nuevo instrumento, la prueba, pero al hacer es- propiedad exclusiva de una nueva profesión, la filosofía, solía com-
to seguían a la historia, no a la razón. Ahora ilustraré este proceso portarse de manera poco profesional. Utilizaba epigramas, chistes
con una mirada a dos escritores tempranos, Jenófanes el reportero, breves, imitaba, se burlaba o repetía frases profundas de la sabidu-
y Parménides, que podemos considerar el primer lógico occidental. ría popular para revelar su superficialiclad. A los pensadores serios
no le hacía gracia. Aristóteles dijo de él que era «un poco grosero»
(agroiko'teros, Metafísica 986b27); los autores modernos lo compa-
ran con Pannénides en términos poco favorables. A veces ni si-
quiera captan sus bromas.
Algunas de sus bromas son bastante obvias. Tómese el fragmen-
to B22, Die Fragrhente der Vorsokratiker, Diels-ICranz (comps.), Zu-
rich, Weidmann, 1985:
la rutina, no de una visión particular); sin una estructura alternativa (existente, o
desarrollándose lentamente), las posibilidades implícitas en el lenguaje de Aquiles
habrían carecido de definición. Asl, entidades como la «percepción geométrica» o
Conviene, en la estación invernal, decir estas cosas junto al fuego
«la forma arcaica de vida» son hasta cierto punto quimeras; parecen claras cuaindo echado sobre un lecho blando, satisfecho,
uno se confía a ellas sin pensar mucho, pero se disuelven cuando se contemplan mientras se bebe dulce vino y se come garbanzos:
desde una nueva perspectiva. La expresión «se disuelven» es también algo ficticia ¿quién eres y de dónde, entre los hombres, vienes?, ¿cuántos son tus
—con frecuencia la transición pasa desapercibida y sorprende o molesta sólo a un años, noble varón?
pensador que observa el proceso desde la distancia prudencial de una biblioteca o ¿Qué edad tenías cuando llegó el medo?
de un estudio—. Como siempre, hemos de cuidamos de no interpretar nuestras fal-
sas demarcaciones teóricas (un ejemplo reciente de la Física: la-«falsa demarca-
ción» que separa los términos clásicos y cuánticos) como falsas demarcaciones del El fragmento describe una situación típica de la épica: el héroe
mundo (las moléculas no consisten en partes clásicas y, separadas de ellas, partes ha vuelto a casa, disfruta del compañerismo, el-vino, la buena comi-
cuánticas). La ambigüedad, no obstante, es un compañero esencial del cambio (véa- da, mientras recuerda los peligros pasados. «Pero ¿son estos versos
se «Realism», ensayo 4 en la segunda parte de este libro). verdadera y absolutamente serios?», pregunta E. Heitsch. «Es evi-
33. Este aspecto de la vida pública griega y sus efectos sobre la ciencia y la fi-
losofía griegas (compárese, pongamos que, con la ciencia babilónica) se describe
dente que el contraste entre el cómodo presente y el sufrido pasado
en G. E. R. Lloyd, The Revolution of Wisdom, Berkeley y Los Ángeles, University of es un motivo tradicional. Pero el contraste surge aquí de forma muy
California Press, 1987, cap. 2. drástica. No hay nada en las expresiones sobre la comida y la bebida
66 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
JENÓFANES
67
que se pueda comparar con la fórmula noble de la épica ti's po'then describe [Jenófanes] han sido simplemente tomadas de los mile-
eis andron. Por el contrario: en la épica, el estómago de un cerdo sa- sios y otras son bastante absurdas»! La situación parece diferente
crificado lleno de sangre y manteca y listo para convertirse en em-
cuando se interpreta B28 como una aplicación (puede que no del
butido es el que está en "buena hartura" en el sentido que aquí se le
todo en serio) del uso newedoso del infinito (ola indefinido) del tiem-
asigna a los bebedores satisfechos (04. 18.119; 20.26). No parece
po al espacio. Los milesios habían hecho flotar la tierra sobre al-
casual que Jenófanes utilizara la misma palabra Pero luego su'
guna otra sustancia y habían guardado silencio respecto a lo de-
verso sueria ligeramente divertido [...] Y esto agradaría a un hombre
más; Anaximandro había reemplazado el origen del mundo por un
que era tan crítico ¿cm todas las convenciones sociales."I
infinito-indefinido. «Si puedes eliminar los orígenes diciendo que
En 87 Jenófanes ridiculiza la idea de la transmigración: el apeiron es indefinidamente antiguo», parece decir Jenófanes, «en-
tonces por qué no eliminar los fundamentos y los problemas que
Y una vez, al pasar él [dice de Pitágoras] por donde un cachorro era
esto conlleva diciendo que la tierra es indefinidamente profunda»
castigado («entra en el apeiron» es una traducción más literal del final del se-
cuentan que se compadeció y dijo estas palabras:
detente, no lo golpees; pues en verdad es el alma de un varón gundo verso de 828). Visto de esta manera, 828 es cualquier cosa
amigo: la reconocí al oír el sonido de su voz. menos una ingenuidad.
Este estilo peculiar, su «falta de profesionalismo»., como diría
K. Reinhardt hace el siguiente comentario: «El aullido del perro un crítico moderno, explica por qué pensadores serios dudan en
como la voz de un amigo bien conocido, la profunda simpatía que admitir, a Jenófanes como a uno de los suyos. Ya mencioné que
siente; y toda la dignidad del gran hacedor de milagros (Pitágoras) Aristóteles dijo de él que era «un poco grosero» (agroikosteros —Me-
caricaturizada de manera tan concisa como decidida, resulta in- taphysica 986b27— véase b22: «no hacía nada claro») y aconseja-
mejorable»? ba a sus lectores que se olvidaran de él. Autores posteriores suelen
Pero hay casos en los que la burla parece ocultar detrás una di- situarlo junto a Parménides como «la figura menor»! Para Guth-
recta afirmación factual. Tómese 828: rie, Jenófanes «era de hecho un pensador mucho menos complejo
que Meliso».1 «En sus explicaciones del mundo», escribe Karl
W límite superior de la tierra es el que, en contacto con el aire, vemos Reinhardt, «Jenófanes muestra ser un diletante filosófico, ate-
, ante nuestros pies, pero su parte inferior se prolonga indefinidamente. niéndose en todo momento a lo que es más próximo y general, y
en parte alguna se muestra capaz de abordar un problema a un ni-
Para E M. Cornford el fragmento pertenece a una teoría que Je- vel más profundo.»1 Estos caballeros ilustrados pasan por alto el
nófanes opone a la de Tales y Anaxímenes (respectivas a la tierra hecho de que la idea de profesionalismo que ellos sostienen no
apoyada en el agua y en la tierra)? Ya Aristóteles (De Caelo 294a2I existía Jenófanes cuando comenzó a escribir. Además, y esto lo sa-
y sigs.) acusó a Jenófanes de intentar «no tener que hacer el esfuer- ben, Jenófanes, que vivió unos cien años,9 podía ser tanto ligero
zo de investigar la causa [de la estabilidad de la tierra]». Kirk y Ra- como serio, incluso pomposo (y entonces, como veremos, los pro-
yen dicen de la opinión que es «ingenua pero comprensible»! y W.
K. C Guthrie escribe lo siguiente: «Algunas de las opiniones que
5. W. K. C. Guthrie, A History of Greek Philosophy, Cambridge, Cambridge Uni-
1. Xenophanes: Die Fragmente, Munich y Zurich, Artemis, 1983, págs. 142 y versity Press, 1962, I, pág. 390 (trad. cast.: Historia de /a filosofía griega, Madrid,
sigs. Gredos, 1988).
2. Reinhardt, Parmenides und die Geschichte der griechischen Philosophie, 6. II. Fránkel, Wege und Formen frühgriechischen Denkens, 3° ed„ Munich, C.
Francfort, Vittorio Klosterman, 1959, pág. 141. H. Beck'sche Verlagsbuchhandlung, 1968, pág. 186.
3. E M. Cornford, Principium Sapientae, Cambridge, Cambridge University 7. Guthrie, History of Greek Philosophy, I, pág. 370.
Press, 1952, pág. 147, n° 1 (trad. cast.: Principium Sapientae, Madrid, Visor, 1988). 8. Reinhardt, Parmenides und die Geschichte, 28.
4. G. S. Kirk y J. E. Rayen, The Presocratic Philosophers, Cambridge, Cambrid- 9. Véase, B8: Ya son sesenta y-siete los años que van lanzando al aire mis preo-
ge University Press, 1960, pág. 176 (trad. cast.: Los filósofos presocrdticos, Madrid,
cupaciones por tierra griega; y desde mi nacimiento hubo otros veinticinco además
Gredas, 1987).
de éstos, si es que no sé hablar con verdad de estas cosas.

68 EL MANUSCRITO INCONCLUSO I£NÓFANES 69
fesores le prodigaron las debidas alabanzas), y pertenecía a un pe- el tráfico crecientes, y el conocimiento que se obtuvo de todó ello."
ríodo de transición. Practicaba una vieja profesión —la profesión Jenófanes saludó estos avances y vio en ellos una señal de la cre-
de maestro/ actor/declamador que presenta y explica la obra de los ciente independencia de los seres humanos. No eran los dioses, si-
poetas— pero también la socavó y, con ello, a las ideas que inten- no los arquitectos, los urbanistas, los constructores de barcos y los
taba preservar. navegantes los que estaban cambiando el mundo. De acuerdo con
Homero y los historiadores más antiguos habían escrito de una esto, él mismo cambió de parecer.
manera impersonal. Hecateo comenzó su obra haciendo mención Los fragmentos contienen sus impresiones, sus reacciones y, a
de su nombre y prosiguió con la rectificación de sus predecesores. veces, hasta todo tipo de teorías. Repasan temas que hoy se distri-
Arquiloco, crítico de las costumbres tradicionales muy encantador buyen entre disciplinas distintas. Comenzaré con la crítica social
y mordaz, fue más allá. Lo malo es lo que'a él le parece ridículo: de Jenófanes.

Un Sayo puede disfrutar del escudo que he dejado tras un arbusto.


Era una buena protección y lamento haberlo perdido. 2. LA CRÍTICA SOCIAL
Puedo salvar mi vida ¿a quién le importa el escudo?
Compraré otro y será tan bueno. Jenófanes «se atrevió, ¡él, un griego del siglo vi!, a rechazar los
cuentos tradicionales como invenciones antiguas».12 El fragmento
ERNESTUS DIEHL, Anthologia Lyrica Graeca, vol. I,
al que se refiere Frankel (81 en la enumeración de Diels-Kranz) di-
Leipzig, Teubner, 1954, fragmento 6 ce lo siguiente:
Perder el arma propia era una vergüenza para un guerrero ho- Ahora, pues, es puro el suelo y puras las manos
mérico. Pára Arquíloco el escudo es una mercancía sin vínculo al- y los cálices. Uno ciñe coronas entrelazadas;
guno con el carácter o la moral. Plutarco refiere (Instituciones es- otro vierM agradable perfume en un vaso.
partanas): «Cuando el poeta Arquiloco visitó Esparta fue expulsado La crátera está colocada rebosante de alegría;
de la ciudad inmediatamente, porque descubrieron [lo que había otro vino, a punto, que promete no ha de faltar nunca,
dicho en el poema anterior)» Y' • dulce en las ánforas oliendo a flor.
Ridiculiza la idea homérica del héroe: . En el medio el incienso despide un aroma santo
hay agua fresca y dulce y pura,
No soporto el pavoneo del encumbrado capitán, al lado panes dorados y una mesa de honor
ni ver ondear sus cabellos, ni tampoco su buen afeitado. colmada de queso y miel espesa,
Prefiero uno menos agraciado, incluso patizambo y en el centro un altar adornado por todos lados.
con tal de que no se esconda y muestre firmeza y coraje. Canto y ambiente.festivo doininan la casa en todo su contorno;
y en primer lugar conviene que varones prudentes canten
DIEHL, fragmento 60 himnos a dios, con mitos piadosos y discursos puros.
Después de haber ofrecido libaciones y orado para poder hacer
las cosas justas —pues esto es lo que más se acostumbra—
Esta lenta adaptación del «pensamiento» —poesía en este ca- no es insolencia beber hasta el punto en que pueda volver
so— a las realidades de la época se vio acompañada y acelerada por a casa sin ayuda de un siervo, si no es anciano.
acontecimientos políticos (la conquista persa de Jonia en los años Entre los varones es de alabar aquel que, tras beber, manifiesta cosas
546-544 a.C. es un ejemplo), proezas tecnológicas (el túnel de En- [nobles
palinos, los puentes de Mandrokies, el Artemision de Efes°, una es- según le permiten la memoria y el esfuerzo por la virtud,
tructura gigantesca erigida sobre suelo pantanoso), el comercio y
11. Para detalles y referencias, véase George Sarton, A History of Science, 1952;
10. Citado en J. M. Edmonds, Greek Elegy ami Jambus, Londres, William Hei- reimpresión, Nueva York, John Wiley and Sons, 1970, vol. 1, cap. 7.
nemann, 1968, 2, pág. 101. 12. Fránkel, Wege und Formen, pág. 341.
70 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
JENÓFANES
71
pero no se ocupa de luchas de titanes ni de gigantes o bien en la terrible competición que llaman pancracio
ni tampoco de centauros, ficciones de los antiguos,
sería más ilustre ante la mirada de sus con&dadanos,
o de discusiones violentas, en las que nada útil hay;
disfrutaría de un visible lugar de privilegio en las reuniones
siempre, en cambio, es un bien tener consideración a los dioses."
y sería alimentado por el erario público
gracias al Estado, y percibiría un regalo que sería un tesoro para él.
En este poema hay varios aspectos interesantes: primero, el me- Y también si venciera con caballos él obtendría todas esas cosas;
to: se trata de una velada en cierto modo restringida donde uno sin merecerlo'como yo. Pues más valiosa que la fuerza
piensa en los dioses Y no bebe en exceso. Mientras que algunos poe- de varones o de caballos es nuestra sabiduría.
:as, como Alqueo, ensalzaban la embriaguez en sí misma y otros que Pero sin querer uno se acostumbra a esto, si bien no es justo
imitaban a los lidios «estaban tan corrompidos que algunos de ellos, preferir la, fuerza a la verdadera sabiduría;
estando borrachos, no veían ni el amanecer ni la puesta del sol» (la pues aunque entre el pueblo hubiera un buen púgil,
paráfrasis de Ateneo del final del fragmento 3): Jenófanes aconseja a o quien prevaleciera en el pentatlón o en la lucha
o en la velocidad de los pies —lo cual es sumamente apreciado
'SUS compañeros de bebida que beban con moderación de tal modo
4ue sólo los mayores precisen de un esclavo para llegar a casa. A este entre cuantas obras de fuerza hay en las competiciones de hombres—,
no por eso el Estado contaría con un mejor orden.
fragmento concreto le debemos dichas observaciones: el sofista Ate-
Escaso disfrute para el Estado se produciría con esto:
neo de Naucratos lo cita en su obra principal, una conversación de con que algún competidor venciera en las riberas del Pisa;
sobremesa sobre varios temas, incluido el de los hábitos alimenticios. pues tales cosas no engordan las arcas del Estado.
Un segundo aspecto interesante son las conversaciones de los
participantes. No hablan de monstruos o trastornos políticos. Ha- «La glotonería con la que comen estos hombres [los atletas] no
blan de lo que es «útil» (chrestogn) —un criterio nuevo que en esa nos sorprende», escribió Ateneo, quien también preservó este frag-
época sólo se encuentra en Esquilo (Los persas 228) y, más tarde, mento. «Todos los participantes en los juegos estaban invitados a
en Herodoto.—. Las experiencias personales son importantes —do comer mucho y también a ejercitarse mucho.» Ponerlos como
mucho que [ellos] han logrado y cómo observan las virtudes»—.
ejemplos y admirarlos no reporta utilidad alguna a la ciudad, dice
Según Jenófanes, ni Hornero (que era incluso en la Atenas demo- Jenófanes.
crática la base de la educación formal)" ni la afición moderna por
Tampoco lo hace el lujo, otro vicio moderno. (Es evidente que
las competiciones atléticas promovían las cosas útiles: ,
Jenófanés no defiende todos los aspectos de la modernidad):
Pero si con la rapidez de los pies obtuviera alguien la victoria
Tras aprender de los lidios una lujuria perniciosa,
sea en el pentatlón, donde está el templo de Zeus
mientras aún no vivían en una odiosa tiranía,
junto a las corrientes de Pisa en Olimpia, sea en la lucha,
marchaban hacia el ágora con mantos de púrpura,
sea en el dolorosó pugilato. en conjunto no menos de mil,
jactanciosos, adornados con apuestas cabelleras,
impregnados de aroma con refinados ungüentos.
13. Traducción en el original de Paul Feyerabend. En este libro todas las tra-
ducciones del griego son de Feyerabend, excepto cuando no se indica lo contrario.
Hemos traducido del inglés algunos textos clásicos cuándo consideramos que es-
clarecían los matices y aportaciones de Feyerabend y se apartaban de las traduc- 3. EL CONOCIMIENTO Y LA NATURALEZA
ciones conocidas.
14. T. B. L. Webster, Athenian Culture and Society, Berkeley y Los Ángeles, Uni-
versity of California Press, 1973, cap. 3. La idea de que las historias más antiguas
El conocimiento geométrico tardío, si es que podemos utilizar
eran «meras fantasías» se encuentra ya en Hesíodo, Teogonía 27 y en Plutarco, So- tal abstracción, tenía dos propiedades. Era una enumeración de
/6n 29. Estesícoro había desestimado los temas guerreros. Lo que añade Jenófanes «hechos» relativamente aislados, lo cual guarda relación con el ca-
es que los cuentos sobre las disensiones políticas estimulan el engreimiento, que es rácter «paratáctico» del lenguaje que esbocé en la sección 2 del
nocivo para la ciudad, y que las «fantasías de nuestros padres» no tienen ninguna capítulo 1. En segundo lugar, cada información simple se adquiría
utilidad práctica. de manera bastante directa, bastaba con mirar, seguir el hilo de

72 EL MANUSCRITO INCONCLUSO JENÓFANES 73

no hubiera creado la miel amarilla, ellos creería que los higos son
.mucho más dulces».16
Según este fragmento, las propiedades que «ellos» atribuyen a
un objeto dependen de las circunstancias (disponibilidad de otros
objetos, sus efectos sobre nuestros órganos sensitivos, nuestro jui-
cio, etc.) que no tienen nada que ver con el objeto, y que por lo tan-
to no son propiedades intrínsecas de éste. En otras palabras, el
fragmento sugiere que nosotros distinguimos entre lo que es un ob-
FIGURA 1. La suma de los ángulos de un triángulo es el «ángulo recto». jeto, con independencia de que tengamos contacto con él, y lo que
le atribuimos a partir de las vías usuales de obtener información.
Esto corre paralelo con una tendencia general: las palabras carga-
una impresión inmediata, o considerar la estructura de un ordena- das de emoción tales como el «calor» de la cólera pierden su com-
miento. Incluso las pruebas matemáticas que intentaban introdu- ponente emocional cuando se aplican a la materia. También con-
cir una cierta coherencia consistían en el dibujo de diagramas o en cuerda con la costumbre de médicos como Alcmeón de Crotona,
crear modelos que revelaran propiedades aún ignoradas de los nú; contemporáneo más joven de Jenófanes, que separaba los síntomas
meros, las líneas olas figuras. La figura 1, que muestra que la su- de la propia enfermedad de los otros síntomas y que empleaba la
ma de los ángulos de un triángulo es un ángulo recto, es un ejemplo." palabra tekmairesthai para indicar como los síntomas visibles po-
El conocimiento divino no era de un tipo diferente, era sólo más dían conducir a una enfermedad imposible de percibir de manera
abarcador que el conocimiento humano. Comprendía «más he- directa. En ambos casos el acceso a una cosa es independiente de
chos». Jenófanes parece estar de acuerdo. El conocimiento absolu- la cosa misma. A sabiendas de lo anterior pero haciendo de lo últi-
to, dice, no está al alcance de los humanos —ningún ser humano lo mo una medida de la verdad llegamos al resultado proclamado en
«ha visto»— (B34.1). Esto prolonga la concepción intuitiva del co- B34; a saber, que «todo está afectado por las apariencias», como
nocimiento. Incluso si alguien lograra pronunciar «lo que ha sido Diels-Kranz traduce dicho pasaje.
completado», continúa, él mismo no sería consciente de ello (B34.3 La sustitución del conocimiento por conjeturas crea problemas
y sigs.). La información aún parece ser enumerativ'a y el conoci- a intérpretes como Fránkel" y Reinhardt" que no saben cómo re-
miento absoluto (o «lo que es verdad», como muchos interpretes conciliar el «activo realismo» (Fránkel) de Jenófanes, «su fuerte
traducen la frase) una enumeración que ha llegado a su fin. El frag- preferencia por la realidad en todos los sentidos: la experiencia, la
mento B34 dice que el conocimiento tomado en este sentido es inspección concreta, el detalle, la racionalidad, la utilidad» (Rein-
inaccesible a los humanos y que en su lugar éstos emplean conjetu- hardt) con «un escepticismo muy refinado»." La solución es que
ras (B34.4). Jenófanes reemplazwun criterio" que, según él, hace de las opinio-
Pero ¿por qué el conocimiento es inaccesible a los seres huma- nes humanas un mero parecer, por un criterio nuevo que explica su
nos y que sacan éstos de las conjeturas? función en la ciudad.
Tomando en consideración la terminología homérica (tetelesmei-
non —que quiere decir «lo que ha sido completado»—) uno podría
16. La idea es que la experiencia de la dulzura de la miel estropea nuestro gus-
afirmar que la complejidad de las cosas impide a los seres humanos
to y cambia en realidad nuestra experiencia de los higos, que después ya no saben
acceder a la verdad. Conocemol sólo fragmentos; una relación com- tan dulces como antes.
pleta, una enumeración total sobrepasa nuestras capacidades. Esto 17. Pránkel, Wege und Formen, págs. 342 y sigs.
parece ser así hasta que consideramos el fragmento B38: «Si Dios 18. Reinhardt, Parmenides und die Ge-schichte, págs. 151 y sig.
19. En particular su escepticismo sobre las ideas de la naturaleza, como la for-
ma esférica de los cielos y del mundo, que Jenófanes consideraba parte de las fábu-
las ancestrales y que él sustituta por un mundo plano (infinitamente profundo) acu-
15. Véase A. Szabo, Anfange der griechischen Mathernatik, Budapest, Alcadémiai diendo a conjeturas novedosas para explicar el sol y el arco iris (véase infra).
Kiadó, 1969, págs. 243 y sigs. Los guijarros pitagóricos «demostraron» algunas re-
20. Por ej., un concepto del conocimiento.
laciones abstractas entre los números enteros.
74 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
YENóFANIES
75
Según este nuevo criterio las opiniones no son inútiles. Así co- regulares. No se «levanta», no se «pone». Expresiones como ésas
mo los seres humanos pueden construir, utilizar y mejorar los bar- son remanentes de un pasado mítico, que se apoya sólo débilmente
cos, los puentes o los túneles, pueden también introducir, utilizar en la percepción (invito al lector a seguir el curso del sol un día nu-
y mejorar otro producto humano, los pronunciamientos ordina- blado y a observar sus distorsiones en el horizonte). Cada país tie-
rios (818 y 35). Como las casas, los martillos, las palas, estos pro- ne sus propias nubes, su propio clima y su propio sol.
nunciamientos cumplen con una función: suministran informa- Resulta fácil ridiculizar una posición como ésta desde nuestro
ción. La información puede ser vaga, equívoca y poco confiable; punto de vista «avanzado». Pero el mismo punto de vista «avanzado»
pero llegar a ser precisa, más cierta, y más verosímil ,puede ser ha mostrado un gran respeto hacia la negación absurda que hace
mejorada—. En sus comentarios sobre la naturaleza, Jenófanes Parménides del cambio y la diferencia, que se ve contradecida por
trata de mejorar la cosmología eliminando las «fábulas ancestra- experiencias más decisivas. Reinhardt critica la eliminación de los
les» que contenía. cielos aunque, visto «desde nuestro punto de vista avanzado» haya
Este procedimiento le granjeó la reputación de ser un pensador sido un paso espectacular. Lo mismo sucede con la sustitución de la
tosco y poco sofisticado. «Su teoría», dice Fránkel, «es extraña- mítica Iris (el arco iris) por una nube (832). Nublar al sol fue sólo un
mente primitiva y violenta incluso para su propia época. Está mal paso más en la misma dirección. Más aún, no es cierto que Jenófa-
pensada y es bastante pobre.»2' Una mirada más cercana muestra nes le haya «ahorrado a sí mismo la búsqueda de una razón», como
que el primitivismo está del lado de los comentaristas. dice Aristóteles; y que se limitara a producir una conjetura primitiva
En su arremetida contra todo, Jenófanes elimina los sólidos cie- tras otra. Sus conjeturas se inspiraban en sus nuevas opiniones so-
los de Homero y del Oriente Próximo. El comentario que hace bre el conocimiento y de este modo se apoyaban tan consecuente-
Reinhardt es: «Aquí Jenófanes hizó lo que a ningún filósofo desde mente en la «razón» como lo estuvieron las conjeturas de Aristóteles.
Tales le estaba permitido hacer: se las ingenió para negar la forma Así que en lugar de reírnos a causa del sol nublado deberíamos ad-
esférica de los cielos y el mundo y con ella la conexión entre los mirar el intento de construir una visión del mundo completamente
movimientos celestiales»." basada en la experiencia.
Ahora bien, ante todo parece bastante dudoso que Tales postula- Ahora analizo esas ideas.que se contemplan con aprobación y
ra cualquier tipo de esfera celestial sólida. En segundo lugar, Jenó- que son elogiadas por su pureza y perspicacia crítica. Al separar la
fanes tenía buenas razones. Como el éfer luminiscente del siglo xix, opinión del conocimiento y hacer de aquélla la única portadora de
• los cielos sólidos eran parte de esas "<fantasías ancestrales» que él información, Jenófanes había cobstruido una primitiva epistemo-
quería eliminar." Por último, ahora sabemos que no hay una «cone- logía uniforme. Sus ideas sobre Dios destruyen esa uniformidad e
xión entre los movimientos celestiales» sólida, que los cielos son
introducen lo que luego se tradujo en distinción entre apariencia y
abiertos y las esferas inexistentes. Jenófanes estaba en lo cierto. realidad.
Los humanos, dice Jenófanes, viven en la intersección de la tie-
rra y el aire y nacen de la tierra y el agua (833). El agua es la fuen-
te de los ríos, las lluvias, las nubes. Al parecer Jenófanes descubrió 4. LOS DIOSES
peces y plantas fosilizados en Siracusa, Malta y Paros y los consi-
deró, junto con las goteras de agua de las cuevas, evidencias de
La teología de Jenófanes consiste en una parte negativa que pro-
inundaciones periódicas. El sol, al igual que las nubes, se renueva
longa su crítica de los prejuicios del pasado y en afirmaciones po-
cada día, se mueve a través de la superficie de la tierra y desapare-
sitivas relativas a la naturaleza de las cosas divinas. Algunos auto-
ce hacia Occidente. Es uno.de los fenómenos meteorológicos más
res presuponen que hizo estas afirmaciones de un modo espeeial,
con ayuda de un instrumento, que después se llamaría prueba, que
21. Fránkel, Wege und Formen, pág. 340. Véase también pág. 339.
hace que los argumentos sean independientes de los prejuicios o de
22. 160., pág. 146, la buena voluntad de la audiencia.
23. Para la conexión véase W. K. C. Guthrie, The Greeks ami Their Gods, Lon- La crítica de Jenófanes de las ideas tradicionales aparece en los
dres, Methuen ami Co., 1950, cap. 8. siguientes fragmentos.
EL MANUSCRITO INCONCLUSO JENÓFANES 77
76
Hornero y Hesíodo han atribuido a los dioses todo No resulta fácil responder a esta pregunta. La religión popular
cuanto es vergüenza e injuria entre los hombres, mantuvo su influencia durante un tiempo considerable?? La divini-
y narrado muy a menudo acciones injustas de los dioses, dad abstracta de Jenófanes (véase infra) habría proporcionado
robar, cometer adulterio y engañarse unos a otros. muy poco consuelo a aquellos que esperaban respuestas específi-
cas de rituales concretos. Además, la religión popular estaba mu-
cho más dividida que en la versión homérica. Pueblos diferentes
adoraban a divinidades distintas, e incluso a versiones distintas de
Pero los mortales creen que los dioses han nacido Zeus que cuidaban de sus modos de vidas diferentes. Nuevos dio-
y que tienen vestidos, voz y figura como ellos. ses se sumaron de buena gana al panteón existente sin que se pro-
Pero si los bueyes, caballos y leones tuvieran manos dujera ningún intento de.síntesis o de eliminar lo que contemporá-
o pudieran dibujar con ellas y realizar obraS como los hombres, neos más intolerantes podían considerar como contradicciones.
dibujarían los aspectos de los dioses y harían sus cuerpos,
los caballos semejantes a los caballos, los bueyes a bueyes, Así, un ferviente defensor del pluralismo religioso hubiera podido
tal como si tuvieran la figura correspondiente a cada uno. replicar con facilidad que, siendo entidades tribales, los dioses, co-
mo los reyes, se parecían en verdad a sus súbditos. «Estás en lo
Los etíopes dicen que sus dioses son de nariz chata cierto Jenófanes», pudo haber dicho, «nuestros dioses se nos pare-
y negros; los tracios que tienen ojos azules y pelo rojizo. cen y con frecuencia actúan como nosotros. Después de todo son
nuestros dioses. Pero ¿qué te ha hecho pensar que eso es algo criti-
B14, 15,16 cable?»
Por otra parte, tenemos la presunción, también presente en
ciertos momentos de la religión popular, de que los dioses locales
He aquí lo que los escritores modernos dicen sobre estos versos.
Guthrie habla de un «criticismo destructivo» 24 Mircea Eliade, quien
por otro lado es un señor inteligente, elogia el «criticismo agudo de
28. Los dioses antiguos sobrevivieron hasta la época del Imperio Romano tar-
Jenófanes».25 Popper interpreta los fragmentos como «el descubri- dío. Véase Robin Lane Fox, Pagans and Christians, Nueva York, Norton, 1987, par-
miento de que las historias griegas sobre los dioses no han de tomar- te I, sec. 4, «Seeing the Gods». En Grecia las viejas creencias se vieron sustentadas
se en serio porque representan a los dios'es como seres humanos»,26 por los principales poetas trágicos. .
mientras que Fritz lee en los versos yen las ideas positivas de Jenó- • Esquilo, quien según C. Calogero, Studien über den Eleatismus, Darrnstadt,
fanes una expresión de una «idea más pura y elevada de Dios»? Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1970, pág. 293, n. 16, estaba «fuertemente in-
Cierto es que los comentarios de Jenófanes suenan de manera fluido» por Jenófanes, por una parte concedía a los dioses un poder más fuerte y
espiritual, disminuyendo por lo tanto su humanidad; por otra parte permitía que
excelente cuando quien los lee es un intelectual moderno progre- participaran en las actividades de la ciudad (Atenea, en la última parte de la Ores-
sista. Pero éste no era el objetivo de los Mismos. Jenófanes hablaba tíada, preside un consejo de ciudadanos atenienses y da su voto junto a ellos) y así
a sus contemporáneos no a Sir Karl. ¿Cómo reaccionaron sus con- los hace más cercanos a las preocupaciones humanas. Los dioses de Esquilo ac-
temporáneos y qué pudieron haber alegado a su vez los defensores tuaban de manera menos arbitraria y más responsable que los dioses homéricos,
midiéndose la arbitrariedad y la responsabilidad por las normas de la ciudad. Y
de la tradición? por supuesto, los dioses de Esquilo eran todavía los viejos dioses, había muchos de
ellos y no el único dios de Jenófanes dotado de un poder monstruoso.
Sófocles revivió más tarde la arbitrariedad de los dioses hOméricos. Al explicar
la aparente irracionalidad con la que se distribuyen entre los humanos la buena
24. Guthrie, The Greeks and Their Gods, I, pág. 370. y la mala fortuna, atribuyó ambas a las acciones de Dioses caprichosos e irracio-
25. M. Eliade, Geschichte der religitisen Ideen, Friburgo, Herder, 1979, 2, pág. nales por igual (véase por ejemplo Electra 558 y sigs.). Herodoto, cuya estructura
407 (trad. cast.: Historia de las creencias y dejas ideas religiosas, Barcelona, Paidós, de oraciones (tesis eiromene) y tolerancia hacia las versiones encontradas de una
1999). misma historia reflejan ya de manera formal la visión aditiva, sustentó la existen-
Munich, Piper, 1984, pág.
26. IC Popper, Auf der Suche nach einer besseren Welt, cia de la influencia divina con argumentos empíricos. Por lo que los argumentos de
218 (trad. cast.: En busca de un mundo mejor, Barcelona, Paidós, 1996). Jenófanes no tenían ni una validez ni una universalidad aceptada. Eran propagan-
27. Kurt von Fritz, Grundprobleme der Geschichte der antiken Wissenschaft, da y afectaron a un grupo de personas muy limitado.
Berlín y Nueva York, Walter de Gruyter, 1971, pág. 36.
o

78 EL MANUSCRITO INCONCLUSO SENÓFANES 79


son de alguna manera superiores al resto. La tendencia general que había establecido el antropomorfismo, sino en el sentido total-
hacia la abstracción (que esbocé en la sección 4 del capítulo 1) re- mente de que ciertas propiedades humanas como el pensamiento,
forzó este elemento a la par que debilitaba las diferencias más es- la visión, el oído, o la previsión se han incrementado de forma
pecíficas. Gilbert Murray atribuye este proceso a las guerras y los monstruosas mientras que otras, compensatorias, como la toleran-
viajes. Al echar en falta a los dioses que habían dejado atrás los cia, la simpatía o el dolor han sido eliminadas. «Permanece siem-
griegos descubrieron dioses similares en todas partes y los «reco- pre en el mismo lugar,'sin moverse» —como un rey o un alto dig-
nocieron», es decir,.acentuaron las similitudes sobre las diferen- natario bien asentado para al cual «no le conviene emigrar de un
cias. Esto amplió el alcance (= poder) de los dioses pero disminu- lado a otro»—. Estamos en presencia no sólo de un ser que tras-
yó su humanidad: «fusionándose o rebautizados [los dioses se ciende la humanidad (¿y debe ser por lo tanto admirado?) sino de
volvieron] menos vívidos y definidos»? Poco a poco las nociones un monstruo mucho más terrible de lo que nunca soñaron ser los
generales se impusieron a las imágenes más específicas de perío- algo inmorales dioses homéricos. A éstos todavía se les podía com-
dos anteriores. prender, hablar, tratar de influir en ellos, engañados alguna que
Esto se deduce claramente de las ideas positivas de Jenófanes otra vez, impedir acciones no deseadas de parte suya mediante rue-
sobre Dios, o de su «teología»: gos, ofrendas, argumentos. Existían relaciones personales entre los
dioses homéricos y el mundo que gobernaban (y que con frecuen-
Un único dios, el supremo entre dioses y hombres, cia perturbaban). El Dios de Jenófanes que aún tiene rasgos huma-
ni en figura ni en pensamiento semejante a los mortales. nos, pero aumentados de manera grotesca, no permite ese tipo de
relaciones. Inmóvil, ejercía sus efectos. El olimpismo en su forma
Permanece siempre en el mismo lugar, sin moverse,
ni le conviene emigrar de un lado a otro más filosófica y, por ende, moralizada tendía a convenirse en una
religión de temor, una tendencia que se refleja en el vocabulario re-
Todo él ve, todo él piensa, todo él escucha ligioso. En la llíada31 no hay una palabra que designe el «temor a
Dios».
Pero sin trabajo, con la sola fuerza de la mente hace vibrar todas las Resulta extraño y de alguna manera sobrecogedor ver con qué
COS2S. entusiasmo muchos intelectuales, entonces y ahora, han aceptado
a éste 'y otros monstruos, considerándolos como los primerol pasos
• B23,26,24,25 hacia una interpretación «más sublime» del ser. No obstante, no
hay que culparlos de ello. La idea estaba «en el aire». Sólo un com-
Resulta interesante rastrear el efecto que esta doctrina tuvo en promiso muy fuerte y articulado emocionalmente con los modos
la Antigüedad. Poseemos citas de frases clave en Esquilo" y un co- tradicionales de vida pudo haberla evitado. La gente común, en las
mentario de•Timón dé Fliunte, un discípulo de Pirro el escéptico áreas rurales particularmente, tenía un compromiso de está clase.
(A35, Diels-ICranz). Timón escribe: Los intelectuales, gente urbana que despreciaba las costumbres
convencionales, y cuya relación con el estrato inferior de la huma-
Jenófanes, modesto a medias y censor del engaño homérico, nidad no fue nunca íntima, carecían de ese compromiso. Les falta-
hizo al Dios no antropomorfo, igual por todas partes, ba la capacidad para preservar la abundancia que le había sido•
inmutable, íntegro y más inteligente que la Inteligencia. confiada a ellos y a sus contemporáneos.
Jenófanes no sólo indicó cómo sería una divinidad propiamente
«Muy distinto de los humanos» llama Timón al dios de Jenófa- dicha. Según ciertos autores también probó parte de su afirmación.
nes —y él (¿ella? ¿ello?)— es realmente inhumano no en el sentido
Pero ¿qué es una prueba, cuáles eran sus primeras propiedades y
cómo alcanzó su preeminencia?
29. Gilbert Murray, The Rise o( the Greek Epic, Oxford, Oxford University Press,
1934, pág. 70. 31. E. R. Dodds, The Greelcs and the Irrational, Boston, Beacon Press, 1957,
30. Véase el primer apéndice a Calogero. pág. 35 (trad. cast.: Los griegos y lo irracional, Madrid, Alianza, 1999).
80 EL MANUSCRITO INCONCLUSO JENÓFANES 81

5. LA PRUEBA cuentos: no todo el mundo admite las reconstrucciones (del len-


guaje, por ejemplo) necesarias para que las pruebas resulten.
La mejor manera de describir una prueba es decir que es una Considérese ahora el relato siguiente, que se encuentra en el en-
historia que poseb propiedades determinadas. La épica homérica sayo On Melissus, Xenophanes, and Gorgias 977a14 y 'sigs., que es
contenía muchas historias, algunas largas, otras concisas, todas un producto de la escuela aristotélica (paráfrasis mía):"
ellas interesantes. Eran aceptadas a causa del poder de la tradición
a la que pertenecían. A primera vista una 'prueba parece tener algo Imagina que Dios nace.
de magia, como si la autoridad le fuese inherente. Escuchamos la Entonces o bien de lo semejante, o de lo desemejante.
historia y la aceptamos por su poder inherente. Si es de lo semejante, entonces estaba ya allí.
Si es de lo desemejante, entonces o bien de lo más fuerte o de lo más
Existen algunas similitudes interesantes entre una tragedia y
débil.
una prueba, si seguimos la interpretación que hacen de ella Aristó-
Si es de lo más débil, entonces la fuerza extra viene de la nada —pero
teles, Corneille y Lessing. El final de la tragedia, dice Aristóteles nada proviene de la nada.
(De poetica 7.3) «es lo que por naturaleza sigue a otra cosas, o ne- Si es de lo más fuerte, entonces no es Dios.
cesariamente a las más de las veces, y no es seguido por otra» lo Por lo tanto,
que quiere decir (8.4) que «las partes dejos acontecimientos se or- Dios no ha nacido.
denan de tal suerte que, si se traspone o suprime una parte, se alte-
re y disloque el todo». Omítase el «o por norma» en la primera cita Repárese en los siguientes rasgos de este relato más bien árido.
y tendremos la relación de las cosas probadas con lo que les ante- Tiene la forma «si..., entonces». Formas como éstas eran comu-
cede. «¿Qué hace un poeta que encuentra en la historia el relato de nes en el derecho del Oriente Próximo. El código sumerio de Ur-
una mujer [Medea] que asesina a su esposo y a sus hijos?», pregun- Nammu (antes del 2000 a.C.) empleó una fórmula inclüsp más com-
ta Lessing (Hamtni rgische Dramaturgie, sec. 32). Y responde: plicada «si... dado que... entonces...»." Los potenciales existen en el
código Eshnumma de 1800 a.C., el código de Hammurabi, en Éxo-
si es un verdadero poeta su problema será, sobretodo, inventar una se- do 21-23, en las leyes no apodícticas del Deuteronomio y en el pri-
rie de causas y efectos según los cuales esos crímenes improbables sim- mitivo derecho griego (Gortyn, Dracon). Resulta verosímil la supo-
plemente han de ocurrir (las cursivag son mías). sición de que los expertos legales también sabían cómo utilizar el
modus ponens. Si se toma en consideración el carácter internacio-
Nótese cómo los sucesos reales con sus detalles coloridos y sus nal de la Edad de Bronce tardía en el Oriente Próximo" podemos ir
ramificaciones accidentales se reconstruyen para que encajen en
un esquema preconcebido. La asociación de conocimiento y prue-
ba acarrea cambios similares (los términos ambiguos son reempla- 33: Esta prueba se refiere a la eternidad de Dios. 7enófanes proporciona una
zados por caricaturas unívocas de ellos, etc.) y tienen un efecto prueba sobre la unidad de Dios (también en On Melissus, Xenophanes and Gorgias
igualmente impositivo, Se utilizó pronto —y todavía se utiliza— 977aI4 y sigs.). Esta última prueba se brinda en «El realismo y la historicidad del
conocimiento», ensayo 1 en la segunda parte de este libro. (N. dele.)
para proporcionar soluciones «objetivas» al problema de la plurali- 34. S, N. 1Cramer, The Sumerians, Chicago, University of Chicago Press, págs.
dad cultural, que es tan acuciante hoy como lo fue para los anti- 83 y sigs., como también en J. B. Pritchard (comp.), The Ancient Near East, vol.?,
guos filósofos." Enseguida se verá que las pruebas no resuelven el Princeton, Princeton University Press, 1975, sec. 3, «Laws from Mesopotamia».
problema —son tan dependientes de la cultura como los mitos y los Véase también los extractos de textos legales en vol. 1, Princeton, Princeton Uni-
versity Press, 1969, sec. 5.
35, Véase W. F. Albright, From ¿he Stone Age to Christianity, Nueva York,'Dou-
32. Otras soluciones del problema son el oportunismo, el relativismo y el dog- bleday, 1957, cap. 4, en particular págs. 209 y sigs., así como el capítulo I de Yah-
matismo. Véase Kurt von Fritz, »Der gemeinsame Ursprung der Geschichtsschrei- weh and ¿he Gocls of Cannan , Nueva York, Doubleday, 1969. Para la internacionali-
bung und der exakten Wissenschaften bel den Griechen», reimpreso en Schriften zación en el arte véase T. 13, L. Webster, From Mycertae to Homer, Nueva York, 1964,
zur Griechischen Logik, vol. 1, Stuttgart-Bad Canstatt, Frornmann-Holzboog, 1978, cap. 3. Para la influencia de las ideas y formas del Oriente Próximo sobre la Grecia
págs. 23 y sigs. Véase también mi libro Farewell to Reason, Londres y Nueva York, primitiva véase Albright, «Neglected Facts in the Greek Intellectual Revolution»,
Verso, 1987, págs, 5 y sigs. Proceedings of ¿he American Philosophical Society 116, 1972, págs. 225 y sigs. Para
82 EL MANUSCRITO INCONCLUSO JENÓFANES 83
más allá y suponer que al menos algunos de los presocráticos cono- había decantado en esa dirección: la historia, no el argumento, so-
cían las formas y los procedimientos correspondientes. cavó a los dioses.
Un segundo aspecto consiste en que la prueba hace uso de alter- El poder en apariencia inexorable de los relatos basados en
nativas exhaustivas y que se excluyen mutuamente. Este aspecto es- pruebas causó una impresión inmensa cuando se percibió por pri-
tá también íntimamente relacionado con la práctica legal. La apli- mera vez. El Eutidemo de Platón muestra la fascinación que ejercía
cación de una ley concreta depende de condiciones que han de sobre un auditorio ateniense, dos generaciones más tarde: ,
comprobarse, una tras otra, hasta que se hayan agotado (en cuyo ca-
so la ley no se aplica), o hasta que se encuentre una condición rele- La lógica era la moda del momento; en todas partes, en el mercado, en
vante. Las primeras pruebas filosóficas, que tomaban en considera- las calles, en las casas privadas y en los edificios públicos, a toda hora, a
veces durante toda la noche, las gentes se enzarzaban en disputas dialécti-
ción grandes esquema& no detalles legales,-simplificaron el proceso
cas y acudían a oír cómo los maestros reconocidos del argumento lógico
proporcionando alternativas absolutas: uno/mucho; igual/desigual;
exhibían su arte. Los escritos del período reflejan este desarrollo del pen-
etc." samiento: tanto el drama como el diálogo ofrecen testimonio del poder
El tercer aspecto, y al mismo tiempo el más interesante, es la di- con el que la nueva ciencia cautivaba la imaginación de los hombres (D. E.
rección que toma el argumento —va de la premisa a la conclusión Gershenson y D. A. Greenberg, «The Physics of the Eleatics», en The Natu-
y de ésta a la negación de la premisa—. Más tarde esta forma se de- ral Philosopher, vol. 3, Nueva York, Blaisdell Publishing, 1964, pág. 103).
nominó prueba indirecta o reductio ad absurdum. Las pruebas in-
directas no siempre fueron bien recibidas y Brouwer restringió su Los héroes homéricos también argumentaban. Un argumento
aplicación. Los argumentos indirectos son más antiguos y por lo consistía en mostrar cuál de las partes contaba con el apoyo de la
que parece surgen de lo subjetivo: X pudo haber existido si Y exis- tradición. La tradición se aplicaba directamente, en ocasiones en
tió, (la presunción oculta es que Y y, por lo tanto, X no existieron)." forma de chistes breves (por ej. Esquilo, Las euménides 585 y sigs.).
Asociando estos aspectos en un mismo relato, el autor de la Lo que faltaba era un procedimiento que dividiera el argumento en
prueba creó un texto muy coercitivo. ¿Acaso el relato afirmó la eter- pasos, estableciera conexiones fuertes entre ellos, y utilizara alter-
nidad divina de una manera «objetiva», es decir, independiente de nativas manidas para crear una impresión de exhaustividad. Sería
la cultura? ¡En absoluto! Ya mencioné que la prueba precisa de interesante descubrir dónde y en qué circunstancias las peculiarida-
conceptos estables y unívocos. Por ejemplo, ya no es posible perci- des de la práctica legal, el razonamiento médico, la protoaritmética
bir a las divinidades en posesión de un dominio restringido y al y la protogeometría, dieron lugar a secuencias explícitas de afirma-
mismo tiempo de un inmenso poder. Una segunda razón es el par- ciones como la antes mostrada. En cualquier caso, el poder aparen-
ticular y preciso concepto de divinidad que se utiliza. La prueba te de tales secuencias debió de haber sido imponente cuando hizo
presupone que ser divino significa lo mismo que detentar el poder su primera aparición. Hacer que una idea fuera parte de una prue-
supremo. Los dioses homéricos no satisfacían este criterio. Como ba significó, por supuesto, cambiarla, del mismo modo que el hacer
ya dije, el desarrollo subsiguiente lo hizo posible. De ahí que si la de una historia una parte de un drama traía consigo cambios im-
-prueba alcanzó su objetivo es porque la noción de divinidad ya se portantes y no siempre realistas. En el caso de los dioses (y más tar-
de del ser) implicó coerciones análogas a las de la historia y aceleró
la creación de un nuevo dominio más elevado que la experiencia y
el trasfondo social véase G. E. Mendenhall, «Ancient Oriental and Biblical Law»,
la tradición el dominio de lo que ahora llamamos realidad.
The Bíblica! Archeological Reader 3, Edward E Cambell y David Noel Freedman
(comps.), Nueva York, Doubleday, 1970. «Some Comparative Considerations» más Kurt von Fritz cree que el argumento fue obra de Jenófanes." Si
allá de la 16, ye] Oriente Próximo en G. E. R. Lloyd, Magic, Reason, and Experien- fuese así, entonces Jenófanes descubrió dos maneras de determi-
ce, Cambridge, Cambridge University Press, 1979, cap. 2.
36. G. E. R. Lloyd, Polarity and Analogy, Cambridge, Cambridge University
Press, 1971, cap. 2, analiza el trasfondo histórico y algunos de los primeros usos de 38. Véase Kurt von Fritz, «Xenophanes», en Realencyclopaedie der classischen Al-
estas simplificaciones. terturnsurissenschaft, August Friedrich Pauly y Georg Wissowa (comps.), Stuttgart,
37. G. E. R. Lloyd, Magic, Reason, and Experience, Cambridge, Cambridge Uni- Alfred Druckenmüller Verlag, 1972, Reihe 2, Halbband 19. Uno de sus argumentos es
versity Press, 1979, cap. 2. que la palabra homoios existió en un sentido estricto que luego desapareció.
84 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

nar un estado de cosas (la experiencia y la prueba) y.tal vez hubie-


se considerado dos dominios correspondientes de información (el
de los fenómenos y el de las realidades). En ambos casos Jenófanes
partió de ideas conocidas; en ambos casos parece también que re- CAPÍTULO 3
veló propiedades hasta entonces desconocidas de los objetos. La
ambigüedad de las ideas de las que partió y los desarrollos que las
afectaban fueron precondiciones importantes de su éxito. PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER

1. EL CAMINO DE LA VERDAD •

Presentada de modo resuelto y sin preparación, la idea de Par-


ménides de que el cambio y la diferencia son ilusorios parece ser
«poco menos que una locura» (Aristóteles, De generatione et corrup-
tione 325a18 y sig..). La idea, sin embargo, resulta verosímil cuando
se la compara con puntos de vistas precedentes y posteriores.'
Al igual que los científicos modernos, los cosmólogos jonios, Ta-
les y Anaximandro entre otros, postularon principios simples para
explicar la diversidad de los acontecimientos. Los científicos mo-
dernos emplean leyes; los jonios emplearon sustancias.' Así, Tales
afirmaba que todas las cosas están conúmestas básicamente de
agua. Tales pudo haber argumentado a favor de su elección; por
ejemplo, hubiera podido señalar que el agua existe en forma sólida,
líquida y gaseosa, que las formas cambian de una en otra con faci-
lidad, y que el agua es necesaria para la vida. De hecho, los griegos
que vivían alrededor del Mediterráneo «como ranas alrededor de
una charca», tenían una experiencia de primera mano de la inmen-
sidad y de las muchas formas y funciones del agua. El agua se con-
vierte en vapor, que, al recibir el calor del sol, se,convierte en aire;
de manera contraria, el vapor puede condensarse en nubes que
producen la lluvia, el fuego (el relámpago) y las sustancias sólidas
(el granizo). Los sucesores de Tales recurrieron a argumentos aná-
logos a favor de otras sustancias. Entonces Anaximandro señaló
que la tierra, el agua, el aire y el fuego, eran importantes de igual
manera y que, por consiguiente, la sustancia básica debía de ser
distinta a todos ellos. Podemos entender a Parménides cuando asu-

1. Véase también mi Farewell to Reason, Londres y Nueva York, Verso, 1987,


págs. 61-70, 120-222.
2. Véase también mi Against Method, Londres, Verso, 1987, pág. 42 (pág. 43 en
la edición de 1993).
86 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 87

mimos que llevó este enfoque todavía más lejos, empleando el nuevo to con este principio)? La mecánica del siglo xix postuló un mundo
instrumento de la prueba para reafirmar sus supuestos. Lo que sub- «real» sin colores, olores, etc. y un mínimo de cambio; todo lo que
yace a la naturaleza, pudo haber dicho, debe ser diferente de la natu- sucede es que ciertas configuraciones se mueven de modo reversi-
raleza y más abarcador. Según Parménides la entidad más básica ble de un momento a otro. En un mundo relativista, incluso estos
que subyace a todo lo que es, incluyendo a los dioses, las pulgas, los sucesos son desechados de antemano. Aquí el mundo
perros y cualquier sustancia hipotética que uno pueda proponer, es
simplemente es, no sucede. Sólo la mirada de mi conciencia, que sube
el ser. En cierto sentido ésta era una sugerencia muy trivial pero bas-
a rastras por el alma de mi cuerpo, hace que una sección de este mun-
tante perspicaz, puesto que el ser es el lugar en que se encuentran la do viva como una imagen efímera en el espacio que cambia continua-
lógica y la existencia: cada afirmación que implique la palabra «es» mente en el tiempo (H. Weyl, Philosophy of Mathematics and Natural
es también una afirmación sobre la esencia de las cosas. Science, Princeton, Princeton University Press, 1949, pág. 116).
Al hacer del ser su sustancia básica, Parménides extrajo conse-
cuencias. Éstas son que el ser es (estin) y que el no ser no es. ¿Qué «Para nosotros», escribió Einstein,
sucede al nivel básico? Nada. El único cambio posible del ser es
que al no ser, el no ser no existe, por lo que no hay cambio. ¿Cuál es físicos convencidos, la distinción entre el pasado, el presente y el futuro
la estructura del ser? Es plena, continua, sin subdivisiones. Cual- no tiene otro sentido que el de una ilusión, si bien tenaz (Correspon-
quier subdiVisión sería entre el ser y algo más, la única otra cosa al dence avec Mich& Besso, P. Speziali (comp.), París; Hermann, 1979,
nivel básico es que el no ser, al no ser no existe, por lo que no hay pág. 312; véase también pág. 292).
subdivisiones. ¿Pero no es verdad que asumimos de manera tradi-
cional y experimentamos personalmente el cambio y la diferencia? La irreversibilidad, en conformidad con esto, se atribuye al ob-
servador, no a la propia naturaleza. El problema radica en que los
Sí, es cierto que lo hacemos. Lo cual muestra, según Parménides,
que ni la tradición ni la experiencia proporcionan un conocimien- «físicos convencidos» son también empiristas «convencidos». Pero
to fiable. Ésta fue la más clara y radical separación de los dominios ¿cómo pueden los expeiimentos que suceden en el tiempo y que
son por lo tanto ilusiones hablarnos de una realidad que está más
que más tarde recibieron las denominaciones de «realidad» y «apa-
allá de todas las ilusiones?
r1encia». Fue también la primera y más concisa teoría del conoci-
miento. Las teorías del conocimiento intentan explicar cómo la fa- Max Planck reconoció el problema pero no lo resolvió. Su ensa-
miliaridad con un dominio pa percepción, por ejemplo) lleva al' yo «Positivismus und reale Aussenwelt», que leyó por primera vez
conocimiento de otro que es independiente de él (la realidad). Par- en 1930 contiene el pasaje siguiente:
ménides respondió que esto nunca ocurre, que al ser hay que acce- Las dos afirmaciones, «Existe un mundo real exterior que es inde-
der directamente, que el único agente que puede acceder directa- pendiente de nosotros» y «Este mundo no se puede conocer de forma
mente al mismo es la razón, que la revelación le enseñó a él, inmediata» forman juntas la báse de toda la física. Sin embargo, am-
Parménides, cómo emplear la razón, y que en aquel preciso mo- bas se contradicen hasta cierto punto y por lo tanto revelan el elemen-
mento él estaba en condiciones de explicar este uso a los demás. to irracional inherente a la física y a toda otra ciencia, que es respon-
Aquellos que les gusta reírse de Parménides y que dicedque su sable del hecho de que una ciencia nunca pueda realizar por entero su
argumento es primitivo y absurdo desde un punto de vista lingüís- cometido (Vortrage und Erinnerungen, Darmstadt, Wissenschaftliche
tico deberían tomar en consideración cuántos científicos moder- Buchhandlung, 1945, págs. 235 y sig.).
nos repiten sus ideas sin su rigor y su coherencia. Para empezar, la
premisa, estin —el ser es— es la primera ley de conservación explí- Más aún, las «impresiones inmediatas de los sentidos» que
cita; indica la conservación del ser. Utilizada en la forma de que na- Planck, Einstein y otros empiristas consideran el fundamento del
da viene de la nada (que se abrió camino en la poesía: Rey Lear
1.1.90) o, para decirlo en latín, ex nihilo ni(hi)1 fit, sugiere leyes de 3. «Die organische Bewegung in ihrem Zusammenhang mit dem Stoffwech-
conservación más específicas como la de conservación de la mate- sel», en Robert Mayer, DM Mechanik der INeizme, Oswalds ICIassiker der exakten
ria (Lavoisier) y de la energía (R. Meyer inicia un importante escri- Wissenschaften, n° 180, Leipzig, Wilhelrn Engelmann, 1911, pág. 9.
88 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 89
conocimiento° no son parte de nuestra experiencia (que es una ex- co— y la dialéctica era su preocupación principal.' La forma del ar-
periencia de objetos en el espacio) sino construcciones teóricas que gumento afecta a la premisa, la naturaleza de Dios allí y la estruc-
hay que descubrir mediante métodos concretos (pantalla de reduc- tura del ser en el presente Caso. También los elementos están ahora
ción, etc.). De este modo se nos ofrece una visión en la que una rea- trabados con mucha mayor fuerza. Todo esto no hace que el asun-
lidad oculta y absolutamente independiente de los hechos huma- to sea más «objetivo». Por el contrario, muestra los cambios que
nos, se dice basada en procesos ocultos que dependen en extremo son necesarios para que el relato resulte convincente —y no es ne-
de ellos. No se puede afirmar que las cosas hayan mejorado desde cesario aceptar estos cambios—. Sin embargo, el autor trata sus
Parménides. Y tal vez no sea del todo inútil volver a él y examinar resultados.como si hubieran sido corroborados al margen de cual-
las razones con que sustentó su posición. quier preferencia. Aunque más conciso, al razonamiento de Par-
Parménides hace una distinción entre las creencias vulgares y el ménides se le puede formular la misma objeción.
verdadero curso del mundo. Y emplea un instrumento recién des- Parménides hace que su relato tenga la forma de un poema épi-
cubierto, la prueba, para inmovilizar sus conceptos y demostrar co. Pudo haber elegido otras formas: la poesía lírica, la tragedia
sus resultados.' Al igual que Jenófanes partió de una noción que, (sirvan de ejemplo los debates y el desenlace político de las Eumé-
haciendo uso de la ambigüedad, se puede encontrar en el sentido nides), la prosa científica (un nuevo medio utilizado por los filóso-
común- pero que él cambió para que se ajustara a sus intenciones. fos jopios, en particular por Anaximandro), la sátira (utilizada con
«Lo que intentó mostrar», escribe Reinhardt respecto a la prueba' excelentes efectos por Arquíloco y Jenófanes), y varias formas de
de Jenófanes, «era la unidad de Dios.» Para esto eligió el concepto oratoria pública. Su situación difería de la de los escritores mo-
de poder supremo. No se le ocurrió o, al menos, no le incomodó, dernos, que sólo pueden elegir la obediencia a las normas profe-
que este concepto no era más conocido que el otro [a saber, el con- sionales, las políticas editoriales y la inercia estilística. Parméni-
cepto de unidad] —la religión popular desconocía ambos; ya que des adoptó la forma épica y el inventario mitológico asociado a
sólo el concepto de unidad era asequible a un tratamiento' dialécti- ésta. Su medio no es la prosa sino el hexámetro; no él, sino una
diosa explica el mundo y la naturaleza del conocimiento. Hay dos
partes, una que trata de lo «que es y que no es posible no ser»
4. A. Einstein, carta a M. Solovine de mayo de 1952, en Einstein: A Centenary (Diels-Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker, Zurich, Weidmann,
Volume, A. P. French (comp.), Cambridge, Cambridge University Press, 1979, pág. 1985, fragmento B2.4), o, empleando una terminología posterior,
270; Planck, cita de ibíd. («no hay otra fuente del conocimento que la de las impre- de la realidad; la otra, de la apariencia (las creencias de la multi-
siones de los sentidos»). Según Einstein, «Physics and Reality», citado en Ideas and tud). Parece que al igual que Jenófanes, Parménides pensaba que
Opinions by Albert Einstein, Nueva York, Crown Publishers, 1954, pág. 291 y sigs., ambas partes eran importantes —¿por qué si no desarrolló una
partimos de un «laberinto de impresiones sensoriales», seleccionamos de él «arbi-
traria y mentalmente ciertos complejos de impresiones sensoriales que se repiten»,
'historia del cambio que, hasta donde podemos saber, era mucho
las relacionamos con el concepto de un objeto corporal y atribuimos a ese concepto más extensa que su exploración del ser?—. Ofreceré un relato bas-
«una significación que es en gran medida independiente de las impresiones senso- tante simplificado del poema. Los elementos míticos tienen un pa-
riales que originariamente dieron lugar al mismo». La realidad, de acuerdo con es- pel nada despreciable' y los que pueden ser utilizados para susten-
ta referencia, es una construcción «mental y arbitraria», introducida para «orien- tar un enfoque muy diferente no se toman en consideración.
tarnos a nosotros mismos» en un «laberinto de impresiones sensoriales». Ahora Abreviado y parafraseado de este modo, podemos dividir el «cami-
bien, ante todo, tal «laberinto» no se encuentra en ninguna parte de nuestras vidas,
es en si mismo una construcción «arbitraria». En segundo lugar, ¿cómo podemos no de la verdad» en cuatro secciones: 1) una declaración respecto
• Jucir que lo necesitamos para «orientarnos a nosotros mismos» cuando toda- al procedimiento que hay que seguir; 2) la premisa utilizada; 3) el
emes de él; es decir, cuando estamos desorientados? programa de la prueba; y 4) la prueba.
a detalles y referencias subsiguientes véase los artículos en R. E. Allen y
D. J. Furley (comps.), Studies in Presocratic Philosophy, vol. 2, Londres, Routledge
and Kegan Paul, 1975, en particular G. E. L. Owen, «Eleatic Questions», la in-
fluencia de Parménides sobre las matemáticas se analiza en A. Szabo, Anfdnge der 7. Karl Reinhardt, Parmenides tind die Geschichte der griechischen Philosophie,
griechischen Mathematik, Budapest, Adadémiai Kiadó, 1969, págs. 287 y sigs. Francfort, Vittorio Klostermann, 1959, pág. 96.
6. Véase capítulo 2, nota 33. (N. dele.) 8. Ilaid., pág. 64 y sigs.
90 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 91
1) Según la declaración (fragmento B7.3-5) las afirmaciones te). La razón B es que lo que es, es y por lo tanto no puede desarro-
clave del relato no han de corroborarse ni por la costumbre mu- llarse.
chas veces inventada (ethos poly'peiron), ni por la mirada perdida, Nótense los dos aspectos ya comentados: la utilización de un
ni por el oído aturdido; sino mediante la prueba (logos). conjunto de alterúativas que se suponen exclusivas y completas, y
El rechazo de la experiencia y de la sabiduría tradicional no era el procedimiento indirecto. Ambos se añaden al conocimiento, en
algo nuevo. Inspiró varios movimientos religiosos y ya había sido particular al conocimiento -matemático, y. lo hacen más abstracto.
articulado en la nítida (véase el capítulo 1). Parménides hizo más El descubrimiento de longitudes inconmesurables (basado en la al-
aguda la diferencia y declaró que la prueba —no la creencia, ni la ternativa igual-desigual) fue una consecuencia natural (véase la
educación religiosa o la purificación de la mente y el alma— era el prueba interpolada en Euclides, Elementos, 10.117). La idea de que
fundamento de la verdad. no puede hablarse de lo que no es, hace que sean un mero ruido
2) La premisa es' estin —est en latín.— o, algo equívoca it is en tanto las cosmologías genéticas como la refutación que hace Par-
inglés. El lector que piensa que una mera palabra no puede tener ménides de éstas —la refutación desaparece (se vuelve un ruido sin
ninguna consecuencia debería tomar en consideración fórmulas sentido) junto con la tesis refutada—. Nótese una vez más que es-
como E = const (principio de conservación de la energía), que al tin, de la manera que lo emplea Parménides, es la primera ley de
combinarse con afirmaciones subsiguientes produce una cantidad conservación en la historia de la ciencia occidental; proclama la
enorme de información detallada. conservación del ser.
3) «Y sobre este camino hay signos abundantes» (B8.2). Lo que A continuación se prueba que lo que-es no puede subdividirse.
será probado es (B8.3 y sig.) que lo «que es» es inengendrado e im- Los pasos son los mismos que en el caso anterior excepto que las
perecedero, íntegro, único en su género (continuo —syneche's—); suposiciones tratan ahora de diferencias espaciales, no temporales.
inestremecible y realizado plenamente. Se infiere que lo que-es está completamente relacionado (syneche's).
4) La prueba en sí misma está formada por partes interrelacio- La supuesta idea de continuidad fue elaborada por Zenón y Aristó-
nadas, estando cada parte vinculada a su predecesora mediante la teles, y Weyl la menciona (hablo de ello en mi Farewell to Reason,
palabra epei, «porque» .9 cap. 8). Si se considera que el atomismo, la patología humoral, la te-
En primer lugar se prueba que lo que es no puede nacer (age'ne- oría de los elementos en la que ésta sp basa (y que Lavoisier todavía
tos). ¿Porqué? defendía), la división de la medicina (y otras disciplinas) en una ra-
ma empírica (clínica) y otra teórica, la creación por parte de Aristó-
Porque no puede haber surgido del no ser (véase más abajo, según A) teles de una física cualitativa y la reacción de Galileo a la misma, es-
Tampoco puede haber surgido del ser (véase más abajo, según B)
tán todos relacionados con las ideas que subyacen al poema de
Entonces ni del ser, ni del no ser (B8.16) por lo que,
lo que es no puede haber surgido. • Parménides, tenemos que admitir que su énfasis sobre la unidad del
ser fue un ingrediente importante en la vida intelectual de Occiden-
La razón A es que el no ser no puede sér ni descrito, ni conoci- te. Pero ¿logró Parménides probar el asunto con independencia de
do, ni decirse de él que origine alguna cosa en un momento dado tendencias y preferencias de carácter no argumentales?
El argumento quiere probar que la «realidad» es eterna, indivisi-
(el suceso siempre pudo haber ocurrido en un momento diferen-
ble y exenta de cambios. Supone que lo que existe, simplemente es
—estin— y no tiene otras propiedades. Una vez que se da esto por
9. Para este aspecto véase la «Additional Note A», en Owen, «Eleatic Ques- supuesto, la única distinción que queda entre un suceso y el que le
tions», págs. 76 y sig. Según Lloyd, Polarity and Analogy, Cambridge, Cambridge ha precedido en el tiempo.(o con el que guarda una relación de ve-
University Press, 1971, págs. 104 y sigs., la existencia y la no-existencia inalteradas cindad en tl espacio) es la de que uno es y el otro no —de lo que se
son contrarias, no contradictorias, y la «prueba» en sí no es, por lo tanto, válida.
deduce la conclusión—. Esta presunción la motivó tal vez la ten-
»Parménides fuerza la cuestión», dice Lloyd (105). Estoy de acuerdo aunque situa-
ría el «fuerza» en un lugar diferente —junto a lo que digo más abajo sobre la supo- dencia general hacia la abstracción que ya he mencionado en varias
sición implícita en la prueba (la prueba «presupone que lo que existe simplemente ocasiones, por teorías (como la cosmología de Anaximandro, que
es... y no posee ninguna otra propiedad»). Parménides al parecer conocía) que articularon la tendencia, por
92 • EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 93

los requerimientos del mecanismo lógico que Parménides emplea, o 2. ANTILOGIKE


por una convicción personal que trasciende a todos estos estímulos.
La presunción, sin embargo, no fue probada de la manera que él Parménides argumentaba según el modus tollens: hacía una su-
consideraba como la única legítima —mediante la razón. posición, desarrollaba sus consecuencias, descubría que eran fal-
Estin era una premisa y ciertamente no estaba determinada sas y rechazaba esa suposición. ¿Puede uno refutarlo de la misma
por el argumento en sí mismo. Más importante aún, habían obje- manera? ¿Por ejemplo, indicando que el cambio, que él niega, evi-
ciones contra la aceptación de este supuesto. Aristóteles, en su dentemente existe? En otras palabras —¿resulta posible limitar el
análisis de Parménides y Platón (Física 184b25 y sigs., De genera- debate a los hechos y a alguna pauta argumental simple, Ó las mo-
tione et corruptione 325a18 y sigs., Ética a Nicómaco 1096b33 y tivaciones, las estructuras externas y las tendencias históricas par-
sigs:) menciona dos de ellas: el supuesto contradice la filosofía ticipan también en el debate?—. En el caso de Aquiles sugerí que lo
natural (en la que el canibio y la subdivisión se dan por supues- hacen. ¿Se puede generalizar este resultado? ¿Tal vez se aplique'só-
tos); y contradice al sentido común («"ser" se usa de muchas ma- lo a las ciencias? Veamos qué tenían que decir los escritores anti-
neras» —un eslogan favorito de Aristóteles—). Al tener menos po- guos sobre este tema.
der (social, práctico, psicológico) tras de sí que cualquiera de estas El diálogo de Platón Teeteto aborda la naturaleza del conoci-
objeciones, y funcionar, como hemos visto, como un punto de par- miento. Se proponen varias opiniones, entre otras la,tesis de que el
tida sin apoyo y no como el resultado de un razonamiento, el su- conocimiento está determinado por la percepción (151e2 y sig.).
puesto tiene que ceder: la tradición más fuerte rechaza a la más débil Sócrates expone esta opinión, cita a autoridades como Homero,
incluso si esta última se mantiene cohesionada mediante conexio- Heráclito y Protágoras, y describe cómo, conforme a estas autori-
nes lógicas estrechas. En la próxima sección comentaré los aspec- dades, se debe definir la percepción (153d8 y sigs.; 156b6 y sigs.): ni
tos y la fuerza que tiene una «refutación social» de un punto de vis- el objeto ni las percepciones pueden existir en sí mismos; el acto, el
ta lógico como éste. objeto y la percepción forman un bloque indivisible. El mundo que
Para resumir: Parménides, como Aquiles, tiene fuertes motivos no se percibe contiene movimientos, algunos rápidos y otros len-
de inspiración. Al igual que Aquiles puede elucidar el objeto de sus tos, pero sin propiedades definidas. Los movimientos interactúan y
motivaciones mediante la analogía respecto a concepciones que ya producen el bloque con su sensación bien definida. Se trata de una
existen, si bien en forma vaga. A diferencia de Aquiles, parece estar anticipación sorprendente de la mecánica cuántica (la correlacio-
.en posesión de un nuevo modo de reforzar sus ideas —una suerte nes Einstein-Podolsky-Rosen), pues aquí tampoco tiene sentido ha-
de protológica—. El surgimiento de una protológica había sido blar de las propiedades espaciales y temporales de los objetos a no
preparado por formas lingüísticas (el subjuntivo), por una difundi- ser que se haga como parte de una medición. Por último Sócrates
da práctica legal, y por el refinamiento que experimentaron estos plantea varias objeciones. Dice, por ejemplo, que si el conocimien-
elementos en una sociedad dedicada al debate,y la competencia in- to fuese realmente la percepción, entonces dejaríamos de saber qué
telectuali° Un número siempre creciente de personas la aceptaron tenemos enfrente cuando cerramos los ojos —pero todavía sabe-
y al final se convirtió en «la moda del momento». Así, una opinión mos qué es porque recordamos lo que hemos visto (163e4 y sigs.)—.
poderosa que concuerda con la tendencia hacia la abstracción y O que al cerrar un ojo sabríamos y desconoceríamos al mismo
que puede ser explicada —pero no probada— recurriendo a un ins- tiempo (165c4 y sigs.). O también que si el conocimiento fuese la
trumento popular de pensamiento adquiere una solidez que parece percepción, podría ser indistinto, borroso, evanescente, mientras
ser independiente de los accidentes de la creencia y la historia. Vea- que el conocimiento no admite gradaciones. O que identificar el
mos qué nos enseña esta situación con respecto a la idea de rea- conocimiento con la percepción hace que los maestros sean inne-
lidad. cesarios, pero Protágoras, que sostenía esa opinión, pretende ser
un maestro (161c1 y sigs.). «Por lo tanto hay que decir», concluye
Sócrates su diatriba, «que una y otra cosa [a saber, el conocimien-
to y la percepción] son diferentes» (164b11), «Puede ser», musita
10. Véase G. E. R. Lloyd, Time Revolution of Wisdom, Berkeley y Los Ángeles,
University of California Press, 1987, cap. 2. Teeteto, su cabeza de turco.
94 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 95

Sócrates reúne contraejemplos para hacer comprensible su idea. realmente uno, o algo separado que existe por sí mismo el hombre no
Éste era un tipo de argumento directo ampliamente utilizado. Tuvo podría ni realizarlo ni adquirirlo; y lo que buscamos ahora es algo de es-
mucha importancia en Parménides y en algunos de los primeros ta naturaleza.
matemáticos, que construyeron sus contraejemplos en lugar de co- ...Además, no es fácil ver qué provecho sacarán para su arte el tejedor o
el carpintero de no conocer el bien en sí, o cómo podría ser mejor mé-
leccionarlos sin más (más tarde su método recibiría el nombre de
dico o mejor general el que haya contemplado esta Idea. Es evidente
reductio ad absurdum); los sofistas se valieron profusamente de él. que el médico no considera así la salud, sino la salud del hombre o,
Los contraejemplos son aún populares aunque bajo otro nombre más bien aún, la de este hombre, ya que cura a cada individuo.
(falsación), aplicados a un dominio diferente (las ciencias sobre to-
do) y con diferente figuras tutelares tras ellos. Algunos escritores Y en tercer lugar, la crítica era más que un juego intelectual —te-
creen que el conocimiento científico se puede cambiar y mejorar nía sustancia—. Incluso los' pensadores más abstractos han de consi-
mediante el empleo de la invención, las condiciones de suficiencia derar (y muchos filósofos primitivos lo consideraron) sus deberes
y contenido, la falsación —y nada más—. Al aplicar el método a como ciudadanos. Parece ser que Demócrito también quería un
Parménides explican de la siguiente manera el surgimiento del ato- vínculo más íntimo entre el conocimiento abstracto y la experiencia
mismo: al querer criticar a Parménides, Demócrito (o Leucipo) bus- común. Leucipo, a quien tradicionalmente se le asocia con los eleáti-
caron contraejemplos, descubrieron el dambio, refutaron la opi- cos en general o con el discípulo de Parménides Zenón en particular,
nión de que el ser era estable e indivisible y la sustituyeron por algo
mejor)' creyó contar con argumentos que, al tiempo que concuerdan con las
Esta interpretación tal vez no sea correcta. Sugiere que Parmé- dotes de la sensación, no anulan la generación ni la corrupción, ni el
nides, poseído por su visión, no notó el cambio mientras que De- movimiento ni la pluralidad de entes.
mócrito, un hombre más mundano, lo descubrió y refutó la teoría Haciendo estas concesiones a los fenómenos, pero coincidiendo con
de Parménides. Pero Parménides, lejos de pasar por alto el cambio, las qbe establecen la unidad en que no puede haber movimiento sin va-
intentó explicarlo (en la segunda parte de su poema), aunque con cío, Leucipo expresa que el vacío es «no-ente» y que nada del ente es
la restricción de que se trataba del mundo de las apariencias; la rea- «no-ente», pues el ente, en sentido estricto, es absolutamente pleno.
lidad, dijo (aunque con otras palabras), es inmutable e indivisible. Pero este ente, dice no es uno sino muchos, infinitos en número e indi-
visibles por la pequeñez de su masa. (Aristóteles, De general ione el eo-
Demócrito y Leucipo, por consiguiente, tenían ante sí tres cometi- rruptione 325a 23 y sigs.)
dos: (re)definir la realidad (y el conocimiento); relacionar la entidad
recién definida con las opiniones (que recuperaban la condición de
En resumen, el ser es plural y se mueve en el no-ser. Nótese la na-
conocimiento o, al menos, de información útil); y explorarla par- turaleza dél argumento: Leucipo no intenta refutar a Parménides re-
tiendo de esta base. curriendo al hecho del movimiento. Parménides había sido cons-
Aristóteles consideró estos tres cometidos e hizo varios comenta-
ciente del «hecho» y había declarado que era una ilusión. Además,
rios sobre el primero. Criticó a Parménides por apartarse del sentido
no sólo había declarado el carácter ilusorio del movimiento, sino que
común. En primer lugar la crítica era posible: Parménides no había presentó pruebas. Había trascendido las impresiones sensoriales so-
probado sus razones sino que había comenzado con la desviación bre la base de que «uno ha de seguir el argumento» (Aristóteles, De
(véase la sección precedente). En segundo lugar, la crítica estaba mo- generatione et corruptione 325a12 y sig.). Leucipo, en contraste, deci-
tivada por el deseo de acercar la teoría a las ideas y actos propios de dió guiarse según la percepción; se podría decir que él y aquellos que
la vida en la ciudad. «Pues si el bien predicado en común de varias pensaban de forma similar (Demócrito, Empédocles, Anaxágoras)
cosas», escribe Aristóteles (Ética a Nicómaco 1096633 y sigs., la cur- querían que lá física estuviera más próxima al sentido cbmún.12
siva es mía), comentando tendencias análogas en Platón,

11. Un ejemplo es el de K. R. Popper, Realisrn and the Aim of Science, Londres, 12. Las diferentes nociones de realidad que se presuponen aquí, y sus conse-
Hutcbinson Group, 1983, pág. xxvi (trad. cast.: Realismo ye! objetivo de la ciencia, cuencias para la ciencia y filosofía modernas, se desarrollan más adelante en «Rea-
Madrid, Tecnos, 1985). lismo», ensayo 4 en la segunda parte de este libro.
96 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 97
No era algo tan sencillo. Los movimientos religiosos y filosófi- • de manera abstracta podemos decir que tanto Demócrito como
cos, tanto en Grecia como en pualquier parte, denostaban las cre- Aristóteles tomaron una decisión práctica." Aristóteles en ocasio-
encias y costumbres vulgares e intentaban apartar a las gentes de nes actuaba como si las alternativas no fueran sólo indeseables,
las trivialidades de la vida cotidiana. Pitágoras y Parménides cons- cuando no abstirdas.'6 Al abandonar la estabilidad absoluta, cuan-
truyeron una ciencia y una filosofía que erá precisamente de esta do aún era miembro de la escuela platónica, sólo se preocupó por '
naturaleza y las dotaron de nuevos medios de persuasión. Los mís- desarrollar las consecuencias de ese paso.
ticos, videntes y chamanes de todo el mundo intentan demostrar Volveré con frecuencia a ese aspecto «existencial» de los de-
que una vida lejos de lo común no sólo es posible, sino real o, para bates sobre la realidad. Era notorio en Aquiles —recuérdese que
emplear la terminología de Parménides, pretenden alcanzar y expe- su desencanto le hizo ver un mundo diferente— y ahora vuelve
.rimentar el Uno de éste." No se puede objetar que ese estado se en- bajo un disfraz más teórico. Por el momento digamos sólo que
cuentra fuera de la experiencia común, que precisa de una prepara- este elemento existencial mina pretensiones como las siguientes:
ción, que es difícil de alcanzar y que no es duradero. Lo mismo que Parménides, mediante el mero poder de su mente y sin que
puede decirse de las observaciones de las partículas WyZy del factores externos le perturbaran, descubrió la unidad del ser; que
neutrino," que ahora se consideran como «reales». Lo que importa Demócrito y Aristóteles lo refutaron gracias a sus investigacio-
es que el estado existe, al menos en términos aproximados, que al- nes, y no porque afirmaran que un proceso bien conocido estaba
gunas personas se esfuerzan por alcanzarlo, que hacen del mismo en el centro de un modo de vida preferido; que Copérnico y Gali-
el centro de sus vidas y que definen la realidad (en palabras, o por leo probaron el movimiento de la Tierra sin que hubiese un cam-
su modo de vida) en relación con ese centro. Un adversario debe bio precedente, asociado o incipiente, respecto a lo que es impor-
por lo tanto hacer algo más que aportar hechos, reglas y argumen- tante en la vida humana; que Darwin probó de manera similar
tos que se basan en aquéllos. Ha de desmantelar la definición y una relación entre los seres humanos y otras especies sin ningu-
cambiar el modo de vida a la que ésta pertenece. Los argumentos na ayuda de las valoraciones, las ideologías, las tendencias so-
sobre la realidad tienen un componente «existencial»: considera- ciales, etc., que estaban cambiando. En todos estos casos tene-
mos reales aquellas cosas que tienen un papel importante en el tipo mos un cambio o una tendencia hacia el cambio (que puede ser
de vida que preferimos. implícita o activa sólo en ciertos grupos sociales y estar acompa-
Demócrito y Aristóteles trasladaron el cambio y la subdivisión ñada de tendencias contrarias) seguida de un análisis teórico de
de la periferia al centro de la filosofía, el primero en menor, el últi- los productos del cambio, todo esto dentro del marco de una ideo-
mo en mucha mayor medida. Esta traslación se imponía por sí logía que afirma que los análisis son independientes de las elec-
misma, pues el cambio era un aspecto prominente de la vida que ciones, los deseos, las tendencias sociales y que son una causa
ellos vivían y no estaban preparados para renunciar a él. Hablando

15. Erwin Schrodinger adoptó una decisión como ésta en su crítica de Bohr:
«El punto de vista de Bohr de que una descripción espacio-temporal es imposible,
13. Véase los extractos en S. Radalcrishnan y Ch. A. Moore (comps.), A Source lo rechazo a limine. La física no es sólo la investigación atómica, la ciencia no sólo
Book in Indian Philosophy, Princeton, Princeton University Press, 1957, por ej.,
es física, y la vida no es sólo la ciencia. El propósito de la investigación atómica es
pág. 237. Para los pitagóricos, véase Walter Burkert, Lore and Science in Ancient
ajustar nuestra experiencia en este campo al resto de nuestro pensamiento: pero el
Pythagoreanism, Cambridge, Harvard University Press, 1972, y B. L. van der Waer-
resto de nuestro pensamiento, en la medida en que tiene que ver con el mundo ex-
den, Die Pythagoreer, Zurich, Artemis Verlag, 1978. terno, se mueve en espacio y tiempo». W. Wien, Aus dem Leben und Wirken cines
Más recientemente, la teoría cuántica nos invita a contemplar el mundo como Physikers, Leipzig, Barth, 1930, pág. 74. Galileo tomó el camino contrario: el «res-
un todo único e indivisible. La objeción de que las personas son evidentemente dis-
to del pensamiento» se debe adaptar a las ideas de los filósofos y astrónomos. Véa-
tintas de las sillas sobre las que se sientan y de los enemigos a los que odian tiene se infra.
tanta fuerza como la de que el sol se levanta y la de que Copémico, que decía que el 16. «Por lo demás, si bien según los razonamientos las cosas parecen ser así,
horizonte se hundía, no puede estar en lo cierto. En ambos casos el debate no es
según los hechos este tipo de opinión resulta poco menos que una locura, pues
sólo sobre los hechos, sino sobre el papel que se supone tienen en nuestra vida.
nadie entre los locos se encuentra hasta tal punto fuera de sí como para conside-
14. P. Watkins, Story of the W and Z, Carnbridge, Cambridge University Press, rar que el fuego y el hielo son una misma cosa.» De generatione et corruptione
1986. 325a y sigs. •
98 EL MANI. PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 99
principal del cambio. Inclu Pero lo recuerdo. De ahí que no conozco lo que recuerdo —lo
esta pauta. cual es absurdo [4], o lo conozco [5] y, sin embargo, tampoco lo co-
«Pero ¿qué es lo que vam nozco porque mis ojos están cerrados [6), lo cual es también ab-
tes después de su diatriba (: lurdo [7]—. Así, hay que renunciar a [1].
te, parecemos un gallo de n Partimos de una tesis y damos por sentado que la comprende-
vencido.» Las objeciones, di mos. [2] es una consecuencia obvia; al igual que [3], suponiendo
los participantes del debate hi que nada más suceda. Si yo recuerdo el objeto, puede creerse de for-
dos sobre una concordancia ma general en [5] y, por lo tanto, en [7] —pero la pregunta es: ¿qué
partiendo de la tesis [la de qt dice Protágoras sobre la memoria?—. Tenía una tesis poco común.
y desarrollándola a continua( ¿No tendría también algunas ideas poco comunes sobre la memoria
la palabra «conocimiento» o y la identidad personal? ¿No pudo haber dicho, por ejemplo (166b1 y
que también contiene la pala sigs.), que el objeto visto no es el mismo que el recordado y que en
ber, que «alguien que obtiene consecuencia resulta incorrecto decir que, tras cerrar los ojos, uno
do [de una cosa] aún no la cor deja de conocer el objeto, con independencia de cuántos recuerdos
sigs.). Lo que tenemos es un el tenga? O, tomando órganos diferentes, tales como un ojo cerrado y
que sigue a la tesis y que contit otro abierto ---165b7 y sigs.— e incluso diferentes estados de una
mación (quienquiera que recta persona (Sócrates viendo, Sócrates recordando —16665 y sigs.—),
origen y una autoridad que no 1 ¿qué puede una persona conocer y no conocer al mismo tiempo? ¿Y
la misma palabra, pero utilizad. pudo no haber rechazado o bien [4] o [6] puesto que dan por su-
y que por lo tanto parece en grat puestas las mismas cosas que él intenta negar?
enfrentamiento como una refut Si seguimos esta línea de razonamiento debemos admitir que en
antilogike, un juego de palabras un argumento las palabras clave son con frecuencia ambiguas en el
queda de la sabiduría. sentido de que la especificación depende del proyecto con el que
Platón emplea la palabra antil uno esté comprometido. Si el propósito es cambiar las creencias de
«tiende a ser cualquier cosa que 1 acuerdo con una nueva cosmología totalizadora, entonces un con-
to como un mal método».17 Un flicto entre esta nueva cosmología y la opinión popular no se puede
miento de opiniones unas con emplear para criticar la anterior. Si el propósito es explorar las ra-
26Ic4 y sigs., Sofista 232b6; Fedó mificaciones de una nueva filosofía, y tal vez encontrar sus límites,
la importancia de las palabras que _ «Al afe- entonces la popularidad, una vez más, no cuenta mucho, pues es
rrarse a una palabra», ellpolemista «busca lo opuesto a lo que se ha de esperar que las nuevas ideas se contradigan con los «viejos Pre-
dicho» y de esta forma provoca una disputa verbal (República juicios» (llamados así desde el punto de vista de las nuevas opinio-
454a1 y sigs.; véase Teeteto 164c8 y sigs.). Y por último, las opinio- nes). Si, por otra parte, el propósito es mantener una forma de vida
nes se utilizan tal y como afloran, sin ningún análisis u orden esta- determinada, entonces las manifestaciones verbales de esta forma de
blecido (Fedón 101e1 y sigs.). vida se convertirán en medidas importantes de suficiencia. En cual-
El argumento en Teeteto 163a1 y sigs. es un caso a propósito. quier caso, se debe comprobar la procedencia de una afirmación que
El conocimiento, dice Protágoras, es la percepción [1]. Cuando contiene una palabra clave de un argumento, antes de que la afirma-
veo algo conozco por lo tanto lo que he visto [2]. Cuando cierro mis ción se pueda usar como parte de algún argumento.
ojos no lo veo más y en consecuencia, según Protágoras, dejo de co- Por ejemplo, la objeción que parte de la memoria presupone que
nocerlo [3]. una percepción y la memoria que corresponde a ésta se refieren
ambas al mismo hecho, que se puede conocer ya sea mediante la
17. R. Robinson, Plato's Early Dialactic, Oxford, Clarendon Press, 1962, pág. 85
memoria o la percepción. Pero la teoría de que el conocimiento es
Robinson da los lugares y las explicaciones. la percepción rechaza hechos independiente de la memoria y de la
100 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 101
percepción, y no se debe criticar haciendo que estos resurjan. La Un ejemplo trivial que he seleccionado a causa de su transpa-
objeción de que el conocimiento, siendo percepción, pueda volver- rencia es la réplica al argumento de Lactancio contra la forma es-
se indiferenciado, critica de igual manera a la teoría al mostrar que férica de la tierra. La tierra, dice Lactancia" no puede ser esférica
difiere de las formas de hablar propias de una opinión que ya ha si- porque las antípodas desaparecerían. Aquí el trasfondo es un uni-
do aceptada. A un punto de vista —y eso es lo que quiere decir Só- verso cilíndrico. «Arriba» significa una dirección paralela a su eje,
crates—, ha de dejársele transformar las creencias y las costum- «abajo» la dirección opuesta. El consejo de Sócrates nos incita a
bres lingüísticas y sólo ha de ser criticado después que los cambios sustituir el universo cilíndrico por uno centralmente simétrico y
necesarios se hayan llevado a cabo. ¿Qué argumenta Sócrates fren- sólo entonces buscar el problema: al examinar una nueva idea
te a un principio como éste? cambiamos primero el mundo de tal modo que se pueda acomodar
Para comenzar, introduce una ambigüedad 'interesante. El co- a la idea. La pregunta de si el mundo nuevo es posible viene des-
nocimiento y la percepción parecen ser entidades claras y definidas ' pués. Queremos salvar la forma esférica de la tierra. La forma esfé-
y lo mismo parece la tesis que identifica a los dos. Pero la identifi- rica es dada —¿qué modificaciones son necesarias para mantenerla
cación conduce a un conflicto. Si aún queremos mantener la tesis, ante las objeciones de Lactancio?—. La respuesta es bien conocida.
como Sócrates nos aconseja hacer, debemos cambiar o bien una Definimos «arriba» como «fuera de la tierra», «abajo» como «hacia
entidad, o la otra, o ambas. Debemos cambiarlas, pero sin dejar de el centro» y tenemos lo que queremos. Al rechazar la crítica redefi-
examinar las tesis, es decir, sin dejar de buscar los impedimentos. nimos las premisas. •
¿Qué impedimentos? Los que surgen después que a las palabras En el caso de Lactancio la forma esférica de la tierra se apoyaba
claves se les haya asignado un nuevo contenido. Sócrates asigna a en una variedad de consideraciones independientes y en conse-
la «percepción» un nuevo sentido —la analogía de la mecánica cuencia las medidas de adaptación sólo contaban de manera mo-
cuántica a la que nos hemos referido antes— pero no al «conoci- derada ad hoc. Esto no se podría decir de mi segundo ejemplo, que
miento». ¿Deja de argumentar? No, sólo cambia de dirección. Por analicé en los capítulos del 6 al 11 de Against Method (ediciones se-
ejemplo señala (181b8 y sigs.) que Protágoras no deja margen a la gunda y tercera), a saber, libro 1, capítulos del 7 al 10 de De Revo-
estabilidad, lo que hace imposible el conocimiento. El señalamien- lutionibus de Copémico. En ese libro Copérnico debate las dificul-
to presupone que el conocimiento no partisipa en el proceso que tades dinámicas del movimiento de la tierra. Introduce la hipótesis
• de que lo que forma parte de la tierra también se mueve con ella,
Sócrates introduce cuando explica la percepción (153d3 y sigs.). El
supuesto convierte en definido lo que parece volverse vago, pero sin que importe de qué otros movimientos sea objeto. En otras pa-
como parte de la crítica, no independientemente de ella: la crítica labras, introduce una dinámica especialmente diseñada para que
determina lo que se ha criticado. se ajuste al movimiento de la tierra. Es un tipo extraño de dinámi-
Aquí vemos de una manera muy clara la relación que existe en- ca(pues a los contemporáneos no les gustaba ocultar las cualida-
tre un argumento (platónico) y las cosas que prueba. Tal y como des): presupone que un cuerpo distante puede «sentir» dónde está
Sócrates enuncia el argumento (contra la tesis de que el conoci- la tierra y reaccionar en consecuencia. Galileo atacó con vigor un
miento es la percepción), éste adolece de un ingrediente importan- principio análogo en el caso de la luna (las mareas). Sin embargo,
te; el contenido de uno de sus términos clave aún no está determi- el movimiento era, en el espíritu de Sócrates y en la cosmología re-
nado. Pero Sócrates argumenta como si el término ya estuviera sultante, un progreso —según un punto de vista posterior.
definido y llega a una conclusión clara y unívoca. De este modo el
argumento no produjo la conclusión (por ej., la refutación de la te-
sis de Teeteto de que el conocimiento es la percepción) sino que la 18. iukut est quisquam tam ineptos qui credat esse homines quorum vestigia
conclusión (la refinación) produjo el argumento. Como antes (véa- sint superiora quam capita. Aut ibi quae apud nos jacet inversa penderé? Fruges et
arbores deorsum versus cresccre?», Divinae Institutiones, 3, «De falsa sapientia».
se el texto de las notas 15 y 16 supra) un argumento —una secuen- Lactancio estaba de algún modo retrasado con respecto a su tiempo, pero su argu-
cia de afirmaciones que se orientan a un resultado— adquiere fuer- mento hubiera tenido perfectamente sentido en una época anterior, cuando las
za y contenido a partir de un desarrollo que ocurre fuera de él. Hay gentes, algunos atomistas incluidos, suponían un «arriba» y «abajo» absoluto. Véa-
muchos otros ejemplos que confirman esta pauta. se por ejemplo Lucrecio, De rerum natura ji, 205, 227. Y también i, 1070 y sigs.
102 EL MANUSCRITO INCONCLUSO PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER
103
Considérese a continuación la «paradoja» de Einstein, Podolsky incluso a casos en apariencia tan triviales como el de «todos los
y Rosen. Los autores intentan mostrar que la mecánica cuántica cuervos son negros», que es el ejemplo favorito de los falsadores
permite una determinación simultánea «objetiva» de los valores no ingenuos.
conmutados observables. Valiéndose de un formidable aparato ma- La afirmación, explican nuestros libros de lógica, queda «refu-
temático y de un «criterio de la realidad» 19 lograron demostrar que tada» con el descubrimiento de un cuervo «objetivamente» blanco.
la posición y el momento pueden.tener valores similares de pro- Ahora bien, un cuervo que ha sido pintado de blanco es blanco,
fundidad. Pero el «criterio» es justamente lo que se cuestiona. Se incluso lo es «objetivamente», como también lo es que puede ser
afirma que el valor de una cantidad que puede determinarse sin «reproducido», pero nadie lo considerará como un ejemplo en con-
«perturbar de ningún modo al sistema» que la contiene, tiene un tra. Lo que queremos es la blancura «intrínseca».
«elemento de realidad» que le corresponde, y se aplica cuando dos Un cuervo que pierde su color como consecuencia de una larga
sistemas están lo bastante lejanos como para no ejercer una in- enfermedad es «intrínsecamente» blanco —la blancura proviene de
fluencia el uno sobre el otro. Ahora bien, un trozo de madera en dentro, no de fuera— pero aun así resulta algo problemático. Lo
Australia cambia de longitud cuando se le mide con una unidad de que queremos es el color «normal», no excepciones.
medida elástica en Viena, y voy a Viena, me matriculo en el institu- Nótese que los comentarios hechos hasta ahora tienen un com-
to de mediciones y alargo el metro. Éste cambia sin ningún tipo de ponente empírico y normativo: presuponemos (componente empí-
perturbación física porque se trata de una relación que implica a rico) qué hay propiedades que «pertenecen» a un objeto y que no
otros objetos. ¿Tienen las magnitudes de la mecánica cuántica pro- son «importadas»; también presuponemos (segundo componente
piedades similares? Bohr lo creía y las definió en consecuencia. Se empírico) que entre ellas algunas son «normales», es decir, que
pueden formular objeciones a su punto de vista (como una confir- concuerdan con un criterio que desempeña un papel importante en
mación empírica de la desigualdad de Bell), pero el argumento de nuestras vidas cotidianas, mientras que otras no. Entonces decidi-
Einstein, Podolsky y Rosen no es una de ellas. mos (de manera explícita, o simplemente siguiendo la tradición)
La mejor referencia moderna del procedimiento que sugiere utilizar sólo a estos cuervos en calidad de contraejemplos (éste es
(pero no explica de forma explícita) Sócrates, se encuentra en Ga- el componente normativo). Nótese también que la afirmación no es
lileo. Grassi había medido las distancias de los cometas y descu- refutada (o confirmada) después de que estas cuestiones hayan si-
brió que se encontraban más allá de la esfera lunar. Galileo señaló
do aclaradas, pero que la aclaración de estas cuestiones forma par-
(entre otras cosas) que la triangulación funciona sólo si la natura- te del proceso de refutaci6n. Esto se hace particularmente evidente
leza de los objetos triangulados ya está determinada: no tiene sen- cuando se analizan casos no tan comunes.
tido la triangulación de un arco iris.2° El debate ontológico o de la Considérese así el caso de cuervos que se han vuelto blancos co-
visión del mundo debe preceder a la utilización de contraejem-
mo resultado de exigencias evolutivas o de cambios genéticos indu-
plos, no puede basarse en éstos. Pero el debate de la visión del
cidos desde el exterior. El «dogma fundamental» de la biología mole-
mundo no difiere de otros tipos de debate, lo que significa que no
cular excluye el segundo caso, pero ¿qué haríamos con él si sucede?
podemos seguir aceptando árbitros del debate como si fuesen in-
¿Y cómo hemos de tratar el primer caso? ¿Tal vez relegando el color
dependientes de éste y en tal sentido «objetivos». Esto es aplicable
a un lugar secundario en comparación con criterios y distinciones
que están más íntimamente relacionados con algunas estructuras
19. A. Einstein, B. Podolsky, y N. Rosen «Can Quantum Mechanical Descrip- biológico moleculares fáciles de identificar? De nuevo nos encon-
don of Physical Reality Be Considered Complete?», Physical Review 47, 1935, págs. tramos con un componente empírico (relación íntima) y otro nor-
777-780. El criterio se expone en la primera sección. Einstein deploró el formalis- mativo (utilizado como contraejemplo).Én cualquier caso ahora se
rlio y lo atribuyó a Podolsky, A. Fine, The Shaky Carne, Chicago, University of Chi- hace evidente a) que el término «negro» en «todos los cuervos son
cago Press, 1986, págs. 35 y sig.
negros», aunque intuitivamente, claro, es ambiguo en el sentido de
20. Véase Mario Guiducci, «Discourse on Comets», The Controversy on the Co-
mets of 1618: Galileo Galilei, Horado Grassi, Mario Guiducci, Johann ICepler, Fila- que su uso futuro nos es en buena medida desconocido; b) que pier-
delfia, University of Pennsylvania Press, 1960, pág. 39. Guiducci representa el pun- de algo de su ambigüedad en presencia de contraejemplos «absur-
to (le vista de Galileo. dos»: como en el caso de Aquiles, una idea impugnada se clarifica
UNIVERSIDAD
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PARMÉNIDES Y LA LÓGICA DEL SER 105


104 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

clones; 3) que la ambigüedad se puede poner en movimiento a cau-


sólo cuando se le ha dejado atrás (la claridad, como sabían los pri-
sa de sentimientos, visiones, presiones sociales y otros agentes no
mitivos atomistas, es una propiedad de los cadáveres no de las co-
lingüísticos; 4) que estos agentes tienen una estructura, que puede
sas vivas); c) lo que es un contraejemplo y lo que no depende (con
«obligarnos a adaptarnos a ellos» (capítulo 1, nota 18 y texto), del
frecuencia de forma inconsciente) de decisiones o reordenamien-
mismo modo que hace el lenguaje preservand,o de esta manera el
tos del pensamiento provocados por acontecimientos imprevistos
sentido de los cambios lingüísticos; 5) el argumento es convincen-
(definir el contenido de una afirmación por adelantado significa se- te sólo en la medida en que se ajusta a coerciones no argumentati-
pararla de los procesos que garantizan su importancia continua);
vas; 6) que una realidad asequible a los seres humanos es tan abier-
d) que los impulsos relevantes suelen provenir de áreas que están
ta y ambigua como lo es su medio cultural y queda bien definida
fuera del lenguaje (la autoridad creciente de la biología molecular y,
sólo cuando la cultura se fosiliza; también determina la investiga-
• correspondencia, la importancia decreciente de los colores como
en
ción sólo de forma parcial; los movimientos básicos que la deter-
cualidades identificantes); y e) que por todas estas razones la «refu-
minan son aquellos que hacen valer una cierta forma de vida. Aña-
tación» es un proceso complejo cuyo resultado puede determinar
do; 7) que los puntos recién establecidos son equívocos porque se
sus ingredientes antes que al contrario." Una vez más resulta impo-
expresan en términos y dicotomías que sugieren un tema mucho
sible trazar una línea clara y duradera entre los ingredientes «obje-
más arduo y fácilmente manejable. Por lo tanto debo volver a de-
tivos» y los pretendidamente «subjetivos» del proceso de adquisi-
terminarlos, acudiendo esta vez, para ello, a un medio diferente pa-
ción del conocimiento y del propio conocimiento.
Este resultado conduce de forma inmediata a las afirmaciones ra mis argumentos.
hechas al final del capítulo 1. Al pensar y hablar un lenguaje, lo
adaptamos constantemente a las situaciones que nos encontramos,
y en correspondencia con éstas cambiamos nuestras ideas. La idea
del amor que tiene un niño difiere de la idea que tiene la tatarabue-
la que mira hacia atrás, a una vida rica y provechosa con varios
maridos, amantes, hijos, nietos y perros. Los cambios pueden ser
bruscos, pero la mayor parte, del tiempo son continuos y pasan de-
sapercibidos. Tampoco son predecibles, pues nadie puede saber
con qué acontecimientos él o ella se encontrará y cómo teacciona-
rá a los mismos. Más aún, los cambios nacen de las ideas del mo-
mento, que parecerán precisas y bien definidas sólo mientras la vi-
da sea estable y muy rutinaria: como en la anatomía, la claridad es
una propiedad de lbs cadáveres.

3. REALIDAD Y CAMBIO: UN RESUMEN PRELIMINAR

Concluyo 1) que no existentulturas completamente cerradas


(sistemas conceptuales); 2) que el carácter abierto de las culturas
está relacionado con la ambigüedad inherente al pensamiento, la
percepción y la acción: los conceptos, por ejemplo, no son entida-
des bien definidas sino que se asemejan mucho más a las premoni-

21. Para otros ejemplos véase mi Farewell Reason, Londres, Verso, 1987, cap.
6. sec. 2.
INTERLUDIO

SOBRE LA AMBIGÜEDAD DE
LAS INTERPRETACIONES

TRES MANERAS DE PERCIBIR LAS TRADICIONES

Aquiles hizo afirmaciones que parecieron extrañas a sus visitan-


tes, como también lo parecen a algunos comentaristas del siglo xx.
No hay nada de raro en esta situación. Las gentes suelen decir co-
sas extrañas. Pero uno les puede preguntar y entonces el asunto o
bien se esclarece, o se archiva y se olvida hasta que otra persona
vuelve a interesarse por él. El escándalo, la despedida instantánea,
la falta de interés, son otras de las posibles reacciones.
Nadie le puede preguntar a Aquiles, y sus visitantes no dieron
continuidad al asunto. Estaban perplejos, discutieron durante un
rato y luego lo dejaron. Esto tampoco es cosa rara. El mundo está
lleno de mensajes mutilados, cartas inconclusa y registros daña- •
dos. De nuevo hay muchas formas de abordar el problema, cada
una de ellas con sus ventajas e inconvenientes.
El caso cambia de carácter cuando se saca de su medio natural y se
juzga con ideas que pertenecen a otro medio. Al afrontar los resulta-
dos (en ocasiones paradójicos) de un juicio de este tipo, nosotros, es
decir, los comentaristas lejanos, podemos hacer varias cosas, entre
ellas las tres siguientes. 1) Aceptamos el juicio; en el caso particular
antes analizado estaremos de acuerdo en que Aquiles decía cosas sin
sentido y habremos de explicar cómo el sinsentido puede anticipar el
sentido posterior, históricamente identificable. 2) Cambiamos las
ideas que suscitan el juicio de tal modo que las palabras de Aquiles
adquieren sentido. 3) Trazamos una distinción entre los juicios que
pueden incorporarse con facilidad a la práctica que comentan y los
juicios exteriores (que parecen irrelevantes e incomprensibles con
respecto a los implicados en la práctica) y rechazamos los últimos.
Retomaré con frecuencia estos tres enfoques (que he selecciona-
do entre una variedad mucho mayor) y comentaré sus méritos re-
108 EL MANUSCRITO INCONCLUSO INTERLUDIO 109

lativos. Por el momento debo decir que se aplican ñ ámbitos muy to es todo lo que podemos decir cuando se trata de «mirar, no de
diferentes, desde el teatro a la astronomía. pensar». El comentario posterior, gue insinúa que Aquiles no miró
De este modo, al aceptar cierta idea relativa a la naturaleza del sino que especuló, menosprecia el carácter directo del relato de
conocimiento o la epistemología factual, algunos escritores descu- Aquiles. Es verdad que él no vio, escuchó u olió lo que relató: lo
bren que la información producida por sus contemporáneos no se sintió de una manera más «intelectual», pero en Hornero este últi-
ajusta a la idea, y o bien dicen que no es científica (Descartes sobre mo proceso tiene un carácter tan inmediato como el anterior.' Las
Galileo) o hacen de ella una cuestión de fe (Whitehead sobre la reglas ñormativas, por otra parte, pueden no sólo fracasar al tratar
ciencia newtoniana). Esta actitud corresponde al primer enfoque. de encontrar un punto de acometida para la práctica que quieren
Otros sienten (segundo enfoque) que las ciencias eran lógicas en lo regular (¿cómo falsar cuando nunca hay ejemplos unívocos falsa-
esencial pero se preguntan «cómo fue posible el conocimiento dores?), sino que también podrían destruir la práctica (y tal vez
científico» (Kant). Para obtener una respuesta adaptan su filosofía todas las prácticas) en lugar de reformarla. El problema, por lo
a la práctica científica y «reconstruyen racionalmente» esta última. tanto, no radica en demostrar un enfoque particular, sino en cómo
Otros denuncian todas las interpretaciones filosóficas, sean críti- utilizar las tendencias manifiestas o incipientes en provecho pro-
cas o afirmativas y sugieren (tercer enfoque) «considerar la ciencia pio. Pero incluso aquí la elección no es tan simple como sugiere lo
en sí misma» (Arthur Fine). que acabo de decir. Incluso un agente en exceso reflexivo no tiene
Al enfrentarse con esta variedad de posturas, la mayoría de los nunca un coñtrol absoluto. Ya está comprometido con una de las
filósofos intentan seguir un enfoque en detrimento de los otros. tendencias, lo que quiere decir que su elección no le parecerá una
En lo que a ellos concierne, sólo puede haber un camino verdade- elección sino un paso en el camino de la verdad. Aquiles vio lo que
ro: y quieren encontrarlo. De este modo, los filósofos normativos vio porque estaba enfadado. Su cólera no era un instrumento de
argumentan que el conocimiento es un resultado de la aplicación exploración que él pudiera aplicar o desprenderse a voluntad. Era
de.ciertas reglas, proponen reglas que en su opinión son constitu- parte de su vida, y por lo tanto de la tradición a la que pertenecía;
tivas del conocimiento y rechazan lo que las contradiga. Los prag- en ella resonaba una tendencia poteticialmente divergente de la
máticos y el Wittgenstein tardío, por otra parte, apuntan a la com- tradición, la reconocía, le daba forma y, de este modo, le confería
plejidad de la práctica científica o, de manera más general, «realidad»)
epistémica y nos invitan a «mirar, no a pensar». El resto de los ' Al referirme a Aquiles elegí el segundo enfoque. Intenté recons-
kantianos, por último, tratan de trascender las apariencias como truir la manera en que Aquiles sustentaba sus afirmaciones, subra-
sistema simple y explicar la naturaleza hasta del suceso más idio- yando éstas y el porqué Aquiles hablaba con sentido. Y para presen-
sincrásico. ¿Quién está en lo cierto? El caso de Aquiles muestra tar mis hallazgos utilicé nociones «externas» tales como «lenguaje»
que ésta es una pregunta bastante ingenua. Así, la invitación de (en el sentido moderno), «cultura», «visión del inundo», «estructu-
Wittgenstein supoñe que los acontecimientos, que se pueden iden- ra», «ambigüedad». Todo el ensayo, desde los ejemplos hasta el resu-
tificar mediante el reconocimiento, los podría pasar por alto o ma- men final, está escrito de esta manera. Uno debe tener esto presente
linterpretar el pensamiento abstracto. Pero el pensamiento cam- cuando lee afirmaciones como las siguientes: las culturas cuentan
bia la mirada (lo cual resta validez a un consejo de este tipo). con ingredientes que pueden parecer bien definidos pero que tie-
Además, el acto de mirar no es algo tan simple. Las condiciones en nen mucho en común con las quimeras; contienen senderos abier-
que Aquiles hace su relato (la tensión entre su situación y los re- tos desconocidos para todos; los dominios que estos senderos unen
querimientos sociales; su desengaño) hace que las divisiones habi-
tuales funcionen en lugares inesperados;' acarrean implicaciones 2. Von Frita, «Nous, Noein, and Their Derivatives in Presocratic Philosophy
que un wittgensteiniano podría atribuir al pensamiento. El seña- (Excluding Anaxagoras)», Classic& Philology 40, 1945, págs. 223-242; 41, 1946,
lamiento de que Aquiles se debió expresar sin pasión implica otra págs. 12-34.
3. De un modo parecido, los tres enfoques antes mencionados pueden tener
dificultad. La pasión suscita un argumento, su ausencia, otro. Es- éxito o fracasar ene! sentido de que pueden, o no, encontrar resonancia en sus me-
dios. Pero los medios cambian y también las oportunidades de los sistemas inter-
I. Véase cap.!, nota 32. pretativos. Seria un error creer que existe sólo un modo de interpretar la historia.
110 EL MANUSCRITO INCONCLUSO INTERLUDIO 111

suelen estar conectados como las partes de un paisaje de Escher; sión que hizo Parménides estaba ya presente en las premisas; b) que
un cambio cultural que no sea el resultado de plagas, guerras y de- la elección de la premisa, al no sustentarse en el razonamiento lógi-
sintegración, parte de un impulso, está mediado por una o muchas co, ha de correr a cuenta de otro agente; y c) que este agente es la
de las estructuras en conflicto (o conectadas a lo Escher) que la preferencia por formas de vida en las que el cambio y la subdivisión
cultura contiene, y se expande a través de las analogías inherentes tienen un determinado papel. Siguiendo el procedimiento 3 de los
al punto de partida; y así sucesivamente. Todos estos aspectos (y arriba mencionados añadiría d) que los argumentos de Parménides
las historias que elegí para que resultaran significativos) son el re- no son una continuación de la práctica que reflejan, que son «jui-
sultado de un enfoque concreto. Son «hechos» mientras el enfoque cios externos» y que por lo tanto se pueden rechazar. Una vez. más
satisfaga al grupo o a la tradición a los que se dirige. Se disuelven es importante señalar que éste no es el único enfoque posible, que
con otra interpretación de la «historia», o cualquier otra entidad de hay otras alternativas que conducen a conclusiones distintas.
la que nos valgamos para conferir un sentido a los acontecimien- . Por ejemplo, podemos describir a Parménides de una forma que •
tos. En cierta manera cada lector está en la posición de Aquiles. esté más en sintonía con los relatos cosmológicos que le rodeaban.
Asediado por palabras y atormentado por sucesos extraordinarios, En estos relatos no tenemos una premisa, sino un comienzo (el caos
él o ella pueden descubrir o inventar situaciones inéditas en los sis- en Hesíodo y en sus predecesores del Oriente Próximo, el apeiron en
temas de pensamiento populares. Anaximandro, que es al mismo tiempo un comienzo y un funda-
El caso de Aquiles ha sido extraído de un texto que hoy se consi- mento último de todas las cosas), no un argumento sino tina pauta
dera fundamentalmente como una ficción. Esto no le quita impor- de desarrollo (separaciones y concentraciones seguidas de genealo-
tancia. Aquiles pudo no haber existido nunca y pudo no haber pro- gías en Hesíodo, separaciones y concentraciones que contienen ge-
nunciado el discurso que tantos problemas, entonces y ahora, ha nealogías en Anaximandro), no conclusiones sino estados de desa-
causado. Jenófanes, al que analicé en el capítulo 2, fue una persona rrollo. En Hesíodo tenemos también una revelación: no él sino las
real. Contamos con extensas citas de sus poemas y estamos bastan- Musas aparecen como las autoras del relato. De aquí puede partir
te bien informados sobre los acontecimientos históricos que le ro- una interpretación de Parménides diferente y no del todo lógica.
dearon e inspiraron. Los autores que elogian sus logros (véanse las Pues también Parménides recibe su verdad de manos de una diosa.
citas en el capítulo 2) representan el primer enfoque. Sacan algu- En el proemio a su poema explica cómo, al ascender hacia la luz, se
nos pasajes de su medio natural y los vinculan a formulaciones y encontró con la diosa y oyó su relato sobre (la parte lógica) lo que
modos de razonamiento modernos. Mi contraargumento era'que subyace a todas las cosas y (parte histórico-psicológica) sobre el ca-
de haber aplicado estos métodos en el siglo vi a.C. habrían resulta- mino que conducía a ese «qué».4 Incluso la parte lógica deja margen
do inútiles. Tienen que hacerse partícipes de tendencias y creencias a una interpretación histórica mucho mayor que la habitual.
ya existentes, lo que quiere decir que tenemos que pasar de la lógi- Hay un comienzo. Éste está sancionado por una diosa y tan des-
ca al dominio más rico de la acción social. provisto de un contenido abierto como lo están el caos y el apeiron.
No hay nada de ficción en Parménides. Vivió, negó la realidad Hay un modo de contar la historia, y hay resultados. Dado el uso
del cambio y la partición (para emplear términos modernos) y contemporáneo de eineis no presentaba dificultad aceptar el co-
aportó argumentos (acudiendo a otro término moderno) con los mienzo (tal vez con más facilidad que el caos y el apeiron, aunque
que sustentar su negación. el primero era también conocido en ámbitos ajenos a la filosofía).6
También Parménides hace un relato. Su relato no sólo está bien
articulado, sino además explíCitamente subdividido en partes. Po- 4. Para más detalles relativos a esta interpretación en concreto, véase Luciano
demos por lo tanto introducir distinciones que de otro modo pare- A. Codo, XAOS: Zur Ursprungsvorstellung bei den Griechen, Idstein, Shulz-Kirch-
cerían una imposición artificial. Aristóteles (F(sica 186a23 y sigs.) y ner, 1989, cap. 5, en pan. la pág. 351.
muchos analistas después de él, distinguieron una premisa, varias 5. Véase Charles H. Kahn, «The Greek Verb "To Be" and the Concept of Being»,
Foundations of Language 3,1966, págs. 251 y sigs., y The Verb «Be» in Ancient Gre-ek,
conclusiones y un sistema argumental que llevan de aquélla al resto. Dordrecht, Reidel, 1973.
En el capítulo 3 adopté su interpretación y critiqué a Parménides de 6. A. Heidel, The Babylonian Genesis, Chicago, University of Chicago Press,
acuerdo con ésta. Afirmé a) que la negación del cambio y la subdivi- 1951, págs. 97 y sigs.
112 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

El comienzo se combina con un modelo de relato que difiere de


los de Hesíodo y Anaximandro pero que resulta conocido a partir
de la práctica de la ley (véase nota 34 y el texto del capítulo 2). Hay,
sin embargo, dos modificaciones. En primer lugar el modelo legal
CAPÍTULO 4
se simplifica radicalmente. En segundo lugar, no se aplica a casos
criminales sino a la cosmología. Como en Hesíodo y Anaximandro,
el modelo produce resultados que no se habrían obtenido sin él. No
importa que los resultados parezcan extraños y paradójicos. Las BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN
conexiones y analogías entre el relato y los modelos, supuestos y DE LA PERSPECTIVA
procedimientos conocidos, son lo suficientemente consistentes co-
mo para que parezcan importantes. Yen realidad, numerosos so-
fistas se apropiaron de uno o varios aspectos del relato, lo popula-
rizaron y agregaron resultados propios. 1. LA MADONNA FEA DE SIENA
La existencia de analogías del tipo mencionado (que están recor-
La figura 2 muestra la llamada Madonna degli Occhi Grossi. La
tadas por una referencia puramente lógica) nos impide darnos por
satisfechos con las reconstrucciones de textos antiguos que se basan tabla, tallada en relieve en una sola pieza de madera, se puede ver
sólo en la lógica y la matemática. Tales reconstrucciones pueden pa- ahora en el Museo dell'Opera del Duomo, en Siena. En la segunda
recer «racionales», pero son irracionales en el sentido que eliminan mitad del siglo xm ocupaba el altar mayor. Hacía milagros. En Sie-
aspectos que motivaron el juicio de los contemporáneos: su «racio- na era el objeto más venerado. Los sieneses creían que los había
nalidad» lo es sólo para el consumo moderno. Dado un texto no po- ayudado cuando, contra lo esperado, derrotaron al ejército invasor
demos contentarnos por lo tanto con un modelo que produce sólo florentino en la batalla de Montaperti (1260).
parte del mismo cuando hay otra parte que resulta evidente y signi- Unos doscientos cincuenta añol más tarde, Rafael pintó su Ma-
donna del Granduca (figura 3). Vasari describe los acontecimientos
ficativa para el lector moderno. El modelo debe tomar en conside-
ración todos los elementos (por ejemplo, el proemio de Parménides) de la siguiente manera:
y las implicaciones tanto textuales como extratextuales que tenían En las medidas faltaba un juicio recto, capaz, sin qüe las figuras es-
para los coritemporáneos.7
tuviesen proporcionadas, de dotarlas en su tamaño•de una gracia que
supliera la falta de medida. En dibujo no se alcanzaban los límites de
7. Un ejemplo explicará lo que quiero decir. Al examinar los conceptos numéri- su finalidad, porque, si bien hacían un brazo redondo y una pierna recta,
cos arcaicos, muchos investigadores suponen que comparten elementos básicos con no se conseguía dar a los músculos esa facilidad graciosa y dulce que
nociones aritméticas posteriores y que son números porque comparten estos ele aparece en el ser y ocultar que tienen carne y las cosas reales, sino que se
r,
mentos. Parecen confirmar esta suposición las tablas de adición, sustracción y mul- hacían cuerpos crudos y lacerados...
tiplicación, que son «correctas» cuando se interpretan en términos modernos. Pero
una interpretación de este tipo no puede explicar por qué se suponía (y se supone)
Si hubieran contado con esos detalles de acabado, que son la per-
que contar a las personas podía acarrear un peligro para ellas y por qué se daba (se
fección y la flor del arte, habrían alcanzado asimismo una resulta ga-
da) por supuesto que contar un rebaño lo disminuía. No puede explicar tampoco por llardía en sus obras, y habrían conseguido el 'encanto, la delicadeza y la
qué los sistemas numéricos más antiguos eran bivalentes y por qué este aspecto so- suma gracia que no tuvieron...
brevivió hasta el comienzo de la aritmética (los teoremas de Pitágoras sobre lo igual Sin embargo más que ningún otro, el más dotado de gracia fue Rafael
y lo desigual, que en apariencia condujeron al descubrimiento de la inconmensura- de Urbino, que por medio del estudio de los logros de viejos y modernos
bilidad de la raíz cuadrada de dos —véase la interpretación de la prueba de maestros, tomó de todo ellos lo mejor y, una vez recopilado esto, enrique-
Elementos Euclides,
10.117—). Los números que tienen tales características y efectos deben ció el arte de la pintura con esa completa perfección que tuvieron en la
ser diferentes de los que examinan los teóricos modernos. Estos señalamientos y los antigüedad las figuras de 'Apeles, de Zeutcis y otros (en el caso de que se
del texto anterior constituyen, hasta donde puedo apreciar, una vindicación parcial pudieran mostrar las obras de éstos como parangón). Por lo que la natu-
de las observaciones de Sabetai Unguru, «On the Need to Rewrite the History of Greek
Mathematics», Archive for History of Euler Sciences raleza fue vencida por sus colores, y la invención le resultaba tan fácil y
15, 1975, págs. 67 y sigs. Véase adecuado cuando puede considerar quien ve sus obras, que son similares
también la réplica de Waerden en la misma revista, vol. 15, 1976, págs. 199 y sigs.
a las escrituras, en las que nos muestra los mismos lugares y edificios, así
114 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 115

FIGURA 2. Madonna degli Occhi Grossi, c. 1250. Museo dellOpera Metro-


politana. Siena. Allinari/Art Resource, N.Y
FIGURA 3. Raphael, Madonna del Granduca, c. 1505, Palazzo Pitti, Floren-
cia. Alinari/Art Resource, N.Y.

como en gentes nuestras o extrañas, los rostros y vestimenta, tal y como


ha sido su voluntad. Posee además el don dela gracia en las cabezas, de toriadores del arte incluidos, suelen coincidir con este juicio.' En
jóvenes, viejos y mujeres, reservando a las modestas la modestia, a las las- fecha tan reciente como 1857, a propósito del Margaritone de la
civas la lascivia ya los niños ora el vicio en los ojos, ora los juegos en los National Gallery [una pintura de construcción similar a la de la fi-
gestos. Y así el pliegue de sus paños, ni demasiado intrincados, sino un gura 2 (véase la figura 4)] 4...] se recomendó mucho su compra pa-
aspecto que parecen reales. (fas vidas de los más excelentes arqüitectos, ra mostrar —como se lee en el catálogo— "el estado de barbarie en
pintores y escultores) Madrid, Tecnos, 1999, págs. 304-306). que había caído el arte, incluso en Italia, antes de su renachifien-
Los artistas, dice Vasari, intentan representar cosas y hechos rea-
les. No lo logran de inmediato; refrenados por la ignorancia y las 1. De Origine Civitatis Florentiae et eiusdem famosis civibus (1381/1382), de Fi-
falsas tradiciones, producen imágenes toscas y rígidas de propor- lippo Villani, que contiene un capítulo sobre pintores, cuenta una historia similar.
ciones lamentables. Pero progresan gradualmente. La figura 2 (que Los artistas antiguos destacaban por su técnica; después las artes decayeron, la
técnica degeneró, la semejanza con la naturaleza se perdió o no fue siquiera bus-
Vasari desconocía) pertenece a una fase primaria en este proceso, y cada. Cimabue devolvió a sus orígenes, con talento y técnica, el arte decadente de
la figura 3 a otra posterior. Muchos observadores occidentales, his- la pintura —y así sucesivamente.
116 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 117

los seres humanos, plantas y animales que puedan representar fun-


cionaban COMO ornamentos o símbolos mágicos; no eran mapas de
la realidad. Algunos objetos tenían un uso más bien pedestre (jo-
yas, arcones, bandejas pintadas, ropas), otros (como la madona de
la figura 2, las imágenes «primitivas», las estatuas de los empera-
dores romanos tardíos —véase figura 8—) eraii mediaciones de po-
deres espirituales. La misma imitación se entendía en ocasiones de
manera muy abstracta. Constan tino V definió una imagen como al-
go «idéntico con la esencia de lo que retrata». La Eucaristía era la
verdadera imagen (de Cristo) en este sentido; una imagen pintada
era o bien una burla o un ídolo.2
Tomando en consideración esta inmensa y casi ilimitada varie-
dad de opiniones y propósitos, sería una tontería someter los pro-
ductos artísticos a un único criterio y orientarlos hacia un único
FIGURA 4.Margarita de Arezzo. La virgen y el niño entronizados con escenas objetivo. Un crucifijo rural, las' escenas que animan la superficie
navideñas y de las vidas de santos, c. 1275. National Gallery, Londres.
pulida de un orinal y una ilustración de la anatomía de Grey no
pertenecen sin más a una misma línea evolutiva.
to"» (E. FI. Gombrich, Ideas and ldols [Oxford, Phaidon, 1979], Otra crítica de las filosofías ingenuamente imitativas parte de
pág. 195; trad. casi.: Ideales e ídolos, Madrid, Debate, 1999). Sin los historiadores que han analizado con mayor detenimiento perío-
embargo, las consideraciones que se ofrecen en este capítulo y en dos de pretendida decadencia. Para Vasari y sus seguidores estos
los precedentes sugieren una visión diferente. períodos no tienen ningún mérito. El primitivo arte cristiano, por
La idea de imitación ha tenido un papel importante en la histo- ejemplo, es lo gire queda cuando las formas clásicas se liberan de
ria del arte yen la ciencia. Platón (quien criticó a pintores y poetas ingredientes incómodos para ser copiadas luego por artesanos sin
por imitar entes incorrectos) la adoptó; Aristóteles la desarrolló (la experiencia ni talento. Son sólo ruinas, nada positivo. Riegl, que
tragedia imita estructuras sociales de un profundo arraigo y es por investigó la pintura, la escultura y la arquitectura tardías romanas,
lo tanto «más filosófica» que el relato histórico más concienzudo); descubrió que las ruinas tenían características estilísticas bien de-
Leonardo la dio por supuesta; metafísicos (Kepler) y compositores finidas. Esas características diferían de las del arte clásico. Pero la
(Monteverdi) la aplicaron a la música; orientó a Stanislavsky en su determinación con la que se imponen y la regularidad con la que se
búsqueda del método correcto de formación de actores; y se alojó producen prueban que no eran el resultado de una decadencia sino
cómodamente en las ciencias (fue el eslogan de científicos despre- de intenciones positivas. Se deben juzgar según estas intenciones y
juiciados que eludieron la especulación y se aferraron al «cuéntalo no por un «mundo real» que es independiente del arte.
tal y cómo es»). En verdad, fue muy influyente, pero no el único Las observaciones de Riegl son un valioso correctivo al progre-
motor del cambio científico o artístico. sismo rudimentario. Sus ideas positivas son otra cosa. Las formas,
De este modo pintores, escultores, y teóricos del arte antiguos tal y como las describe Riegl, tienen mucho en común con los ele-
recomendaron, como aún hacen los tecnólogos modernos, ir más mentos de las matemáticas puras. De aceptar las ideas de Riegl (de-
allá de la naturaleza y perfeccionarla. Los artistas modernos, los sarrolladas en el transcurso de un estudio sobre las artes decorati-
fotógrafos entre ellos, rechazan la imitación con unra violencia par- vas) uno podría decir que el arte y las matemáticas puras coinciden
ticular. Puede que ellos hablen de realidad —pero se trata de una en producir modelos pero difieren en los materiales que emplean
realidad oculta muy alejada de las impresiones y visiones comu-
nes—. Debemos también recordar que muchos objetos que han ter-
2. Véase más documentación en J. Pelikan, The Christian Tradition, vol. 2, The
minado en museos fueron creados para decorar, edificar, advertir, Spirit of Eastern Christianity (600-000), Chicago, University of Chicago Press,
burlarse, educar o vender, no para imitar, y que los contornos de 1971, cap. 3, en part. la pág. 109.
118 EL MANUSCRITO INCONCLUSO DRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 119
para la realización de estos modelos. Pero las matemáticas puras el arco y el canto de Pecori; y del otro lado lo que va desde la columna
no lo son todo en las ciencias, y el desarrollo de las formas no lo es conmemorativa del milagro de san Zenobio hasta el canto della Paglia.
todo en el arte: hay artistas que quieren copiar la naturaleza —y al- Para la distancia y la parte que representa el cielo, donde los límites de
gunos de ellos parecen lograrlo en un nivel sorprendente—. ¿Cómo la pintura se convierten en aire, Filippo puso plata bruñida de tal modo
puede este elemento adicional reconciliarse con una pluralidad de que reflejara el aire y el cielo reales, y de esta forma, a las nubes, que
estilos artísticos bien definidos y ejecutados con precisión? uno ve reflejadas en la plata, las mueve el viento cuando sopla.
Según Riegl las, acciones y percepciones de los artistas se «vincu- El pintor de este cuadro afirma que se debe ver desde un único pun-
to de vista que se fija en referencia a la altura y el ancho del cuadro, y
lan internamente» con el conjunto de ideas, instituciones y hábitos
que se debe contemplar desde una distancia correcta. Si se ve desde al-
que constituyen la ideología y con ella la cosmovisión de una cultu- guna otra parte se producirán distorsiones. Así, para impedir que el es-
ra. Un artista expresa de manera visual lo que por norma general se pectador eligiera un punto de vista equivocado, Filippo hizo un aguje-
piensa que es la naturaleza de las cosas; lo real es lo que se presupo- ro en el cuadro en el punto de vista de la iglesia de San Giovanni,
ne, se piensa y por lo tanto se ve como real en una época determina- directamente opuesto al ojo del espectador, que para pintar la escena
da (Spditromische Kunstindustrie, reimpresión, Darmstadt, Wissens- estaría situado en el punto central de santa Maria del Fiore. Este hue-
chaftliche Buchgesellschaft, 1973, págs. 401 y sig.). Esto reconcilia co era en la cara pintada pequeño como una lenteja, y en el dorso de la
la imitación y el pluralismo artístico —pero sobre la basede un su- tabla se abría a una forma cónica del tamaño de un ducado o algo ma-
puesto arbitrario y mal asimilado—. Estoy de acuerdo en que la yor, como la copa de un sombrero de paja de mujer. Filippo hacía que el
«objetividad» o la independencia de la visión del mundo (y del ar- espectador pusiera su ojo contra la cara del reverso, donde el hueco era
te) de la realidad no se pueden dar por supuestas, pero tampoco lo mayor y mientras llevaba la mano a un ojo para protegerlo de la luz,
con la otra debía sostener un espejo plano alejado de tal modo que la
puede la estrecha correlación que postula Riegl. La figura 2 pudo pintura se reflejara en él. La distancia del espejo a la mano próxima al
haber captado un elemento de la realidad que ya había desapareci- ojo tenía que estar en una proporción determinada con la distancia en-
do en época de Rafael —pero esto se debe determinar por medio de tre el punto desde donde Filippo pintaba el cuadro y la iglesia de San
la investigación y no de especulaciones metafísicas sobre la «natu- Giovanni. Cuando uno lo miraba de esta manera, la plata bruñida antes
raleza de la realidad»—. Una mirada más atenta al proceso de imi- mencionada, el pórtico y la fijación del punto de visión hacían que la es-
tación muestra cuán compleja resulta en realidad esta situación. cena pareciera absolutamente real. Tuve la pintura en mis manos y la vi
muchas veces eh esos días, por lo que puedo dar testimonio de ella.3

2. UN EXPERIMENTO RENACENTISTA Y SUS CONSECUENCIAS Aquí tenemos un sencillo experimento científico. Así, por lo me-
nos, es como se describiría hoy. Enumero algunos aspectos que ca-
La biografía de Filippo Brunelleschi, el gran arquitecto florenti- racterizan el procedimiento como un experimento.
no, incluye el siguiente relato de un acontecimiento ocurrido, se- Brunelleschi compara un producto humano, una pintura, con algo
gún se cree, en torno al año 1425: más. La comparación no se deja al arbitrio del experimentador, éste
no observa simplemente, examina la materia bajo condiciones especi-
En cuanto a la perspectiva, la primera obra en que la mostró fue una ficadas rigurosamente (figuras 5a, 5b ): se dirige a un lugar predeter-
pequeña tabla de cerca de medio braccio cuadrado [un braccio = alrede- minado, alrededor de tres braccia dentro de santa Maria del Fiore, le-
dor de setenta y dos cm] sobre la que realizó una pintura de la iglesia de
San Giovanni en Florencia [el baptisterio]. Pintó el exterior de la iglesia
y todo lo que se puede ver de unauna, sola mirada. Parece que para pintar 3. El pasaje está tomado de Antonio di Tuccio Manetti, The Life of Filippo Bru-
esta pintura se adentró unas tres en el pórtico central de santa nelleschi (en torno a 1480), citado en A Documentan) History of Art, vol. 1, Prince-
Maria del Flore [el cimborrio]. La tabla fue realizada con mucho cuida- ton, Princeton University Press, 1981, págs. 171 y sig.; el texto ofrecido no es una
doy delicadeza y con tanta presión, en los colores del mármol negro y traducción sino una paráfrasis aclaratoria de los «extremadamente difíciles [..] co-
loquialismos toscanos» (pág. 167, nota a pie de página del traductor); he cambiado
blanco, que ningún pintor de miniaturas lo habría hecho mejor. Pintó
pasajes empleando un lenguaje técnico donde el texto no lo tenía. Véase también S.
en el centro la parte del pórtico que quedaba directamente delante de él Y. Edgerton Ir., The Renaissance Rediscovery of Linear Perspective, Nueva York,
y así, a un lado, lo que se extiende en dirección de la Misericordia hasta Harper and Row, 1975.
120 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 12 1

Pintura Espejo Pantalla

Arriba
2
Punto de vista
Baptisterio
Eje
3
—3

FIGURA 5a (izquierda). Primer dispositivo de Brunelleschi (después de Ed-


gerton, véase nota 3). Proyecció

• FIGURA 5b (derecha). Primer dispositivo de Érunelleschi, vista de perfil.


3 2
3 2
vanta la pintura de tal modo que esté a unos ciento cincuenta cm del Costado Punto
suelo; mira a través de un hueco en su centro, coloca un espejo en un de vista
lugar bien definido, quita el espejo y —¡he aquí!— nada ha cambiado
aunque ahora ve el baptisterio «real», y no una pintura del mismo.
En segundo lugar, la pintura no es el resultado de un proceso de
tanteos y errores; se ejecuta conforme a reglas definidas. Según FIGURA 6. Principio de construcción (Krautheimer, véase nota 4)
ICrautheime? las reglas proceden de la práctica arquitectónica y
consisten en combinar plantas y alzadas, dibujadas a escala con un
sencillo método de proyección (figura 6). Las reglas pronto e siste- Nuestra enseñanza, que explica el arte absolutamente perfecto de la
matizaron, convirtiéndose en parte de una nueva ciencia. En su en- pintura, será fácil de comprender para un geómetra, pero quien no sepa
sayo Della Pittura, en el que se presenta esta ciencia, Leon Battista geometría no entenderá ni ésta ni otras reglas de la pintura. Por lo tanto
Alberti define una pintura como una «sección transversal de la pi- afirmo la necesidad de estudiar geometría que tiene el pintor. [90]
rámide» que forman los rayos que van del ojo al objeto.' La defini-
ción hace del acto de pintar uA problema geométrico y del pintor La pintura descansa en principios científicos, y el progreso en el
un realizador de secciones transversales de pirámides ópticas: arte de pintar significa o bien la adopción de estos principios don-
de aún no se emplean o en un perfeccionamiento de los principios
Sostengo que la función del pintor es la siguiente: describir con lí- ya utilizados. Alberti explica también cómo se relaciona la ciencia
neas y teñir con colores sobre cualquier tabla o pared que se le brinde, de la pintura con otras ciencias (la «pirámide» de Alberti era un
los planos que observa de cualquier persona de tal modo que a una de- concepto clave para la óptica científica de su tiempo). Un pintor
terminada distancia y posición, con respecto al centro, aparezca en re- puede proceder de forma intuitiva y condensar el trabajo de su in-
lieve, parezca tener volumen y sea natural. [89] tuición en reglas empíricas, pero sólo un estudio de las leyes de la
geometría conducirá a logros sólidos. Cuenta también con otras
ventajas.
4. Richard Krautheimer y Trude ICrautheimer-Hess, Lorenzo Ghiberti, vol. 1,
Princeton, Princeton University Press, 1970, cap. 16. Una de las ventajas en las que pensaba Alberti era una mejora de
5. Leon Batista Alberti, On Painting, New 1-laven, Yale University Press, 1966, la posición social de los artistas. Tradicionalmente, la pintura y la
págs. 52,48 (trad. cast.: De la pintura y otros escritos sobre arte, Madrid. Tecnos, 1999). escultura se consideraban un trabajo manual, pertenecían al mis-
122 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 123

mo nivel que la cocina y el trabajo de herrería. En los siglos XIII y espacio físico. Los dos espacios coinciden para un observador que
xiv cuando se fundaron los gremios en Italia, los escultores y los ve las cosas a la manera de Brunelleschi, es decir, en condiciones
arquitectos fueron clasificados junto a los picapedreros y albañiles, concretas y estrictamente delimitadas. Pero un artista, dice Leo-
mientras que en Inglaterra los face painters [pintores de rostros], nardo, no pinta para observadores de un solo ojo que no se mueven
los pintores de coches y los pintores de casas, pertenecían a la de una posición fija y puede que no quiera que desaparezca de la
Painters-Stainers Company (hasta el siglo XVII). Dentro de los gre- vista la superficie de su pintura: una pintura que la ven personas
mios no siempre contaban con todos los privilegios. Las grandes que pasan de un lado a otro frente a ella se debe construir de un
empresas artísticas en Italia desde el siglo XIII al xv eran planifica- modo distinto que todavía se desconoce.'
das y supervisadas al detalle por la persona que hacía el encargo, y El desarrollo de la perspectiva durante el Renacimiento y des-
los artistas tenían que aceptar sus exigencias. Si se considera esta pués de él, tiene mucho en común con el modelo que esbocé en los
situación el tratado de Alberti, que hacía de la pintura una ciencia, dos capítulos precedentes. Aquí y allá tenemos modos tradicionales
(cera casi subversivo». Pero logró su propósito: los pintores, escul- de ordenar y presentar los sucesos. Los métodos no están formali-
tores y arquitectos obtuvieron un mayor reconocimiento. Con el zados ni existen reglas estrictas que los restrinjan (excepto en los
tiempo esto condujo a la fundación de academias y, como es el ca- confines de talleres particulares donde pintores secundarios relle-
so de las empresas establecidas, a reclamaciones y protestas. nan los contornos dibujados por sus maestros, si no es que sigilen
Acudiendo a categorías modernas podemos decir que las protes- la rutina), como tampoco hay un único orden, sino muchos (por
tas eran de dos tipos, científicas y artísticas. Las protestas «artísti- ejemplo, la diferencia entre las escuelas florentina y sienesa a prin-
cas» rechazaban que la tarea de los artistas fuese simplemente la cipios del siglo mi). Entonces triunfa un nuevo esquema. No se in-
de copiar objetos Las protestas «científicas» (provocadas por los troduce a la fuerza, como en el caso de Aquiles, no es racionalizado
artistas y que se anticiparon en más de tres siglos a los correspon- inmediatamente como con Parménides: es el resultado de una
dientes avances científicos) aceptaron esta tarea pero enfatizaron transferencia casi accidental de reglas desde una-práctica en la que
lo que hoy se conoce como la diferencia entre el espacio visual y el eran implícitas a otra. No obstante, tenemos a la ambigüedad (pron-
to denominada «anticipaciones» de la perspectiva), fuera de las es-
6. Krautheimer y Krautheimer-Hess, I, pág. 316. Para la posición social de los tructuras, y a un estado de ánimo que estimula su uso.'
artistas véase E Anta!, Florentine Painting and its Social Backgromnd (1947, reim-
presión, Cambridge, Belknap Press of Harvard University Press, 1986), págs. 274
8. The Noteboolcs of Leonardo da Vinci, J. P. Richter (comp.), vol. I, Nueva York,
y sigs., así como M. Baxandall, Giotto and the Orators, obra cit. La historia del sur-
Dover Publications, 1970, sec. 3 (trad. cast.: Cuadernos de notas, Madrid, Edimat,
gimiento y desarrollo de las academias de arte la cuenta Nikolaus Pevsner, Acade-
mias of Art, Pant and Present, Cambridge, Cambridge University Press, 1940, nue- 1999). Leonardo sabía que la proyección «correcta» de una esfera es en la mayoría
va ed., 1973 (trad. cast.: Las academias de arte: pasado y presente, Madrid, Cátedra, de los casos una elipse. Hasta donde sabemos nunca pintó en sus cuadros una es-
1982). fera. Rafael sí pintó dos esferas en su Escuela de Atenas —pero dibujó sus contor-
7. Esta idea existía ya en la Antigüedad. Una obra de arte, se suponía, mejora nos como círculos. Según La Guemerie realizó también un experimento—. En una
las deficiencias de los productos naturales individuales y, por consiguiente, de la reproducción grabada de la pintura «utilizó» las formas elípticas «correctas» —pe-
naturaleza. Quintiliano, Institutiones oratoriae, J. J. Murphy (comp.), Carbondale, ro. éstas resultaron ser bastante insatisfactorias—. Hay más referencias y análisis
Southern Illinois University Press, 1987, 12.10.7 señala que las obras de Policleto en M. H. Pirenne, Opties, Painting, and Photography, Cambridge, Cambridge Uni-
, dan a la figura humana «una gracia que eclipsa la realidad» y critica a Demetrio, versity Press, 1970, págs. 121 y sig.
quien prefería la verosimilitud a la belleza (12.10.9). Dion de Prusa escribió (Olym- 9. Un vívido relato de estos elementos y de su colaboración lo brinda Giorgio
pic 2.167) que «ni aun loco se le ocurriría suponer que el Zeus Olímpico de Fidias de Santillana, «The Role of Art in the Scientific Renaissance», en Critica( Problems
se asemejaba en belleza o tamaño a un ser humano cualquiera». Incluso Leonardo, in the History of Science, Marshall Clagett (comp.), Madison, University of Wiscon-
quien enfatizó el carácter científico de la pintura, observó que el artista puede di- sin Press, 1959, págs. 33 y sigs. Brunelleschi conocía el efecto que producía colocar
bujar «no sólo las obras de la naturaleza, sino infinitas más que aquellas que la na- objetos familiares en situaciones inusuales, entre éstas los ordenamientos a gran
turaleza produce» (citado en A. Blunt, Artistic Theory in Italy 1450-1600, Oxford, escala. Diseñó escenarios teatrales con complicados mecanismos, permitió a su
Oxford University Press, 1962), pág. 37. Véase también E. Panofsky, Idea, Nueva amigo Toscanelli utilizar la linterna del Duomo como si se tratara del ápice de un
York, Harper and Row, 1968, para más detalles y referencias (trad. cast.: Idea, Ma- enorme reloj de sol, convirtiéndola ene! instrumento astronómico más grande ja-
drid, Cátedra, 1989). más construido, y gastó sofisticadas bromas a algunos de sus amigos. Por ejemplo,
124 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 125

Una vez descubierto, el esquema articula y modifica los hábitos cios de la presencia santa), 2° justo como los pensadores posteriores
existentes, haciendo que sean más definidos y excluyentes. Pronto a Parménides (aunque no con el sentido común posterior a Parmé-
surge un oportuno Parménides, que no sólo describe sino que prue- nides) era muy consciente de la diferencia entre un objeto y su per-
ba, no sólo muestra sino que exige. Las exigencias se apoyan en la cepción (también a ellos se les hacía muy difícil encontrar una co-
evidencia visual: el esquema concuerda con la «realidad». Pero, co- nexión entre los dos). En una época aún más tardía, los conceptos
mo antes, la «realidad» que suministra la prueba no está dada sin abstractos (y la perspectiva) no fueron utilizados para montar, sino
más; está cuidadosamente construida para que cumpla con el fin para construir y de esta manera introducir mundos completamente
seleccionado. El estin de Parménides carecía ya de lo que él quería nuevos (la Trinidad de Masaccio y los manieristas se pueden citar
como ejemplos). Indagaré ahora en estos temas de forma algo más
eliminar. Del mismo modo la comparación de Brunelleschi signifi-
detallada.
caba un símil reducido del objeto que intentaba imitar —el baptis-
terio— no el baptisterio en sí mismo. Pintores posteriores, Leonar-
do y Rafael entre ellos, querían trabajar sin la reducción (un único 3. LA PINTURA DE BRUNELLESCHI INTERPRETADA COMO UN ESCENARIO
ojo en un lugar cuidadosamente seleccionado) y volvieron a las
formas «normales» de ver un cuadro, al igual que los sucesores de Brunelleschi examinaba su pintura comparándola con otra cosa.
Parménides, Demócrito y Aristóteles entre ellos, quisieron restau- Esta «otra cosa» no era un edificio.; era un edificio como se ve con
rar los aspectos más notorios del sentido común:A propósito, estos un solo ojo desde un lugar precisamente definido o, como diría yo,
aspectos del sentido común fueron resaltados, y así atrajeron la era un aspecto de un edificio, un aspecto (de un objeto) definido co-
atención de todo el mundo, gracias al propio argumento de Parmé- mo el efecto (del objeto) sobre un individuo, o un grupo, o una téc-
nides (el «sentido común» no existía como una entidad indepen- nica (la cámara oscura por ejemplo) que enfoca, utiliza, contempla,
diente antes que Parménides o movimientos religiosos orientados exarriina, o lo «proyecta» de acuerdo con procedimientos que son
en sentido similar lo fechazaran). Con todo, al pasar por la expe- más o menos claramente descriptibles, aunque no siempre recono-
riencia de la perspectiva, los pintores posteriores no pudieron se- cibles. Brunelleschi seleccionó un aspecto que se adaptaba a su pro-
guir contemplando su obra como parte de la realidad en sí misma pósito. Su experimento implicaba dos artefactos, no un artefacto (la
(las anteriores pinturas de santos constituían con frecuencia indi- pintura) y una «realidád» independiente del arte.
Además, el aspecto (del baptisterio) seleccionado no era compa-
rado con la misma pintura, sino con una imagen del mismo, refle-
construyó una nueva identidad para un leñador, Manetto di Jacopo Ammanatini, jada en un espejo y manipulada con cuidado. Tenemos dos objetos
apodado el Gordo. Interpretando papeles cuidadosamente, ensayando y reordenan- físicos, la pintura aquí y el edificio allá, sin que haya una similitud
do el entorno de Manetto (casa, mobiliario, etc.) Brunelleschi, junto a un grupo de
evidente entre ambos. (Platón; en su diatriba contra el arte, utilizó
conspiradores, todos conocidos de Manetto, lo trataron como si fuera otra persona
hasta que Manetto comenzó a defender su nueva identidad ilusoria. Ésta es una este aspecto de la pintura de manera efectiva.) El edificio era gran-
prueba de que las cosas se sienten o ven «en lo que son» sólo en circunstancias de, pesado, tridimensional, hecho de piedra; la pintura, pequeña,
apropiadas y de que existen otras circunstancias, no del todo difíciles de arreglar, ligera, su superficie bidimensional, y estaba hecha de madera (una
que pueden disolver el propio sentido del yo: incluso el «yo» no es algo «dado», si- tabla) cubierta de capas de colores. Se proyectaron los objetos, se
no que depende de proyecciones (desapercibidas). Justamente esta perspicacia compararon los aspectos resultantes y se descubrió que eran idén-
permitió a Brimelleschi cambiar de su construcción en perspectiva a la experiencia ticos. Si queremos decir que Brunelleschi imitaba la realidad en-
correspondiente y de ahí a la «realidad» (más referencias en E. Battisti, Filippo
Brunelleschi, Stuttgart y Zurich, Belser, 1979, págs. 326 y sig. [trad. cast.: En luga-
tonces tenernos que añadir que ésta era una realidad fabricada, no
res de vanguardia antigua (de Brunelleschi a Tiépolo), Madrid, Akal, 1993]). Exper- dada. Era «objetiva» en el sentido de que, como una estatua, sus in-
tos en óptica teórica comprendieron sólo mucho después (lo que sus predecesores gredientes materiales existían independientemente de las observa-
medievales conocían) que una estructura que se corresponde con las leyes de la fí-
sica óptica no produce automáticamente una experiencia análoga (realista o iluso-
ria). Hay más referencias en Vasco Ronchi, Optics: Tire Science of Vision, Nueva 10. Véase por ej. Hans Beltin, Das Bild und sein Publikum im Mittelalter, Ber-
York, New York University Press, 1957. lín, Gebr. Mann, 1981.
126 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 127

ciones (aunque no de la interferencia humana). Era también «sub- En segundo lugar, el modelo corrige la idea de que la mente y só-
jetiva», pues la experiencia humana era una parte esencial del arre- lo la mente es la que impone un estilo, y que los estilos son por lo
glo. Tal vez la mejor manera de describir la situación sea decir que tanto convenciones, libres de los impedimentos del mundo mate-
Brunelleschi construyó un enorme escenario, que contenía una es- rial. Pues Brunelleschi utilizó no sólo sus manos y sus ojos, sino
tructura preexistente (el baptisterio), un objeto hecho por el hom- también un ingenio físico y los nuevos aspectos aparecieron única-
bre (la pintura), y arreglos especiales para la visión y proyección de mente cuando este ingenio se montó de manera correcta. La co-
ambos. La realidad que intentaba representar la producía el deco- rrección resulta también válida para las formas del arte tradicio-
rado del escenario; el propio proceso de representación era parte nal, cuyos dispositivos de proyección (hábitos de los espectadores,
de la acción escénica, no iba más allá. La experiencia de Brunelles- locación, función y ordenamiento físico de las obras de arte, las
chi en la construcción de mecanismos escénicos y en el manejo de restricciones institucionales, ópticas y fisiológicas de la visión) no
fenómenos como los de la identidad personal (para más detalles se introducen conscientemente e incluso puede que pasen desaper-
véase la nota 9, supra) hace que ésta sea una descripción adecuada cibidas: a este respecto lo que queda sin percibir no forma parte de
incluso desde su punto de vista. la mente, del mismo modo que las reacciones desapercibidas de los
La interpretación de las obras de arte en términos de conjuntos conos no suceden en la mente sino en la úvea."
de escenarios ofrece un marco de referencia preciso y útil para de- A la inversa, el experimento sirve también para corregir la idea
batir una variedad de presunciones sobre el alcance, la función y el de que en este caso sólo nos enfrentamos a leyes físicas objetivas.
desarrollo de los estilos artísticos. Es verdad que el «cuadro» se puede construir con la ayuda de re-
Por ejemplo, refuta la idea de que los estilos surgen y cambian glas que se basan en (aproximaciones de) las leyes de propaga-
por necesidad y que el artista, o quien lo contrata, tiene sólo un ción de la luz. Se podría emplear la cámara oscura para demos-
control limitado sobre el proceso. Brunelleschi no se vio arrastrado trar la acción de estas leyes. Pero de esto no se deduce que un ser
por arrolladoras fuerzas históricas, sino que preparó cada paso de humano, situado en la posición correcta, verá las cosas de acuerdo
su eSpectáculo. Transfirió métodos familiares de representación con ésta, no sólo en los bordes, cuya aparición y desaparición pue-
(plantas y alzadas arquitectónicas dibujadas a escala) a un nuevo de seguir una pauta «objetiva »," sino también en el centro del área
campo, pintó su cuadro e ideó un experimento para comprobar su pintada. Los arquitectos antiguos estaban familiarizados con este
suficiencia. Él conocía, por supuesto, las prácticas escénicas y ar- hecho y por lo tanto dejaban que sus edificios se desviaran de
quitectónicas de la época, al menos hasta cierto punto. Pero cambió acúerdo con las formas geométricas que ellos querían que se vie-
ambas" y transfirió parte del resultado a un área que hasta enton- ran."
ces estuvo separada de ellas. El cambio pudo no haber ocurrido, la En tercer lugar algunos de los ingenios que proyectan un estilo
transferencia (de la arquitectura a la pintura) pudo no haberse pro- se pueden separar, ya sea física o mentalmente, del proceso de pro-
ducido (no, todos los arquitectos eran tan polifacéticos e idiosin- yección para examinarlos de manera aislada. Por ejemplo, pode-
crásicos como Brunelleschi), el experimento pudo haber fracasado mos examinar el instrumental de Brunelleschi y preguntarnos có-
(ésta es una cuestión que atañe a la física y a la fisiología de la vi- mo afectó a su visión de las cosas. O podemos examinar las
sión, no una necesidad histórica), sus éxitos pudieron no haber si- coacciones sociales que hacen que las personas se comporten de
do más que un episodio entretenido sin efecto alguno sobre la forma esquemática y pasiva, y estudiar sus efectos sobre los estere-
práctica artística (como sucedió con la transformación que hizo otipos artísticos (véase la nota 19, infra). Enfrentados a estructuras
Brunelleschi de Manetto di Jaco . po Ammanatini con sus implica- externas y no a una «"forma estructural" específica del espíritu», el
ciones teatrales, que se revelaron sólo mucho más tarde, con Ar-
taud, por ejemplo). Muchos accidentes se hubieron de producir pa-
ra que la perspectiva central sistemática encontrara su rumbo. 12. Los aspectos físicos y fisiológicos de la visión se describen en Pirenne,
Painting, and Photography.
13.Como señala Pirenne, Optics, Painting, and Photography, II, pág. 61.
I 1. La construcción de la cúpula del Duomo implicó una variedad de nuevos 14. Pirenne, Optics, Painting and Photography, págs. 149 y sig. véase la crítica
elementos. de Platón en el Sofista.
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 129
128 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

examen es asunto de la ciencia y no de una actividad que «está en-


tre la deducción metafísica y la inducción psicológica»."
Por último, el modelo del escenario se puede transmitir con fa-
cilidad a las ciencias. Al igual que el sistema de Brunelleschi, cada
experimento científico implica dos series de transformaciones y
una comparación. La naturaleza es transformada con el objetivo de
que se produzcan determinados sucesos, éstos son a su vez trans-
formados mediante mecanismos de procesamiento de datos, escá-
ners, etc., para obtener de ellos una evidencia que luego se compa-
ra con el producto de una transformación de la teoría a través de
cálculos, aproximaciones informatizadas, la fenomenología; etc.
Un ejemplo es el experimento UAl que comenzó en el CERN en el
verano de 1981 y que condujo al descubrimiento de las partículas
W y Z." Con el objeto había un dispositivo complejo que producía
las colisiones protón-antiprotón como resultado de las cuales se fa-
cilitaban apariciones breves de las partículas observadas por me-
dio de complicados aparatos que incluían detectores, ordenadores
para tareas múltiples (la comprobación del funcionamiento de los
detectores, la selección de posibles candidatos entre la plétora de
sucesos y la muestra de los mismos para el estudio posterior por
parte de los científicds). Los teóricos tenían las predicciones (a par-
tir de la teoría electroweak, adaptada especialmente para la situa-
ción del experimento, con frecuencia mediante el uso de ordenado-
res) para orientar la selección. Ni la «naturaleza», ni su imagen
teórica se enfrentaron directamente; ambas fueron transformadas
por procesos complejos (véase figura 7). La noción de un escenario
que contiene mecanismos de proyección omite detalles pero retie-
ne los aspectos necesarios para el planteamiento general de los

15. La cita es de E. Cassirer, The Philosophy of Simbolic Forms, vol. 2, New Ha-
ven, Yale University Press, 1955,11 (trad. cast.: La filosofía de las formas simbólicas,
México, FCE). Cassirer influyó en Panofsky y, a través de él, en la disciplina de la
historia del arte. Véase M. A. Holly, Panofsky, Itaca y Nueva York, Comen Univer-
sity Press, 1984, cap. 5.
El análisis de un escenario en sus ingredientes físicos, fisiológicos, psicológicos
y sociales puede detenerse a varios niveles de especificidad. Así, al describir el expe-
rimento de Brunelleschi omití el papel que tuvo la luz (física), el del ojo del especta-
dor, y el de su relación emocional con la cosa vista. En la nota 21 he de analizar un
caso donde el último elemento resulta importante. En las ciencias la situación es la 3 • .
misma: los físicos pueden usar moléculas sin considerar los detalles de su estructu- FIGURA 7. Fermi National Accelerator Laboratory, Batavia, Illinois. El Teva-
ra, o considerar partículas elementales sin prestar atención a las fuerzas que man- tron: perspectiva tomada desde arriba y desde dentro. Las fotos son cortesía
tienen a las moléculas juntas.
del Fermilab Visual, Media Services.
16. Véase el relato personal en Peter Watkirts, Story of the W and Z, Cambridge,
Cambridge University Press, 1986, y la bibliografía más técnica que allí se cita.
130 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA
131
problemas de la realidad: el papel de las proyecciones y el proble-
que ellos deploraban ocurrieron en realidad. De hecho, a partir del
ma asociado de que la proyección tiene uná existencia indepen-
siglo ni en adelante, los retratos de santos, obispos, emperadores,
diente de los aspectos proyectados.
administradores locales, es decir, las estatuas o pinturas (sobre ta-
Antes he referido que el modelo del escenario se puede exten-
blas, monedas, manuscritos) que llevaban nombres propios habían
der a creencias, teorías y obras de arte que no son elementos fa-
perdido los rasgos individuales y comenzaban a incorporar expre-
bricados a propósito para un experimento sino que arraigan fir-
siones convencionales. «Los artistas de la Edad Media temprana
memente en la tradición. En este caso el escenario ya existe con
vieron, por decirlo así, menos cosas en los rostros que sus prede-
anterioridad. Hay modos establecidos de ver los animales, la gen-
cesores de la Antigüedad.» Esto fue interpretado en un sentido
te, las montañas, las casas —constituyen la realidad que el artista
negativo, como «un signo de empobrecimiento gráfico y de deca-
dispone para explorar; y también existen formas tradicionales de
. dencia»." Se daba por sentado que el cambio se había dado a ni-
apreciar las obras de arte (el conocimiento de las convenciones ar-
vel de los artistas, no en el mundo que los artistas intentaban re-
tísticas incluido)— que determinan lo que la gente experimenta
presentar y que se apartaba de una realidad (independiente del
cuando se enfrentan a una escultura, un óleo o un fresco. La tarea arte). Pero
del artista consiste entonces en lo siguiente: crear una estructura
física que, al ser enfocada o «proyectada» de la manera tradicio- así como las ceremonias y los ritos reemplazaron al comportamiento
nal, produzca un aspecto similar a uno de los aspectos conocidos espontáneo en el palacio imperial y en la vida oficial desde el siglo ni
de la cosa representada. » Llamaré a las proyecciones que forman en adelante; la persona física del príncipe dio paso al detentor augusto
parte de la tradición proyecciones naturales, a los aspectos que cre- del poder supremo; así, la imagen, cuando era la del emperador o un
an, aspectos naturales, y a las estructuras que el artista pone sobre dignatario, se orientaba primero a la representación del soberano,
un lienzo para reproducirlas, estereotipos. Una vez más la «reali- «conde» o silentarius que se reconoce no tanto por sus rasgos persona-
dad» es parte del decorado del escenario, no una entidad indepen- les como por sus insignias, su pose, su gesto ritual. Yen la medida en
diente del mismo, y una vez más el decorado del escenario incluye que el protocolo prohibía la libertad de movimiento del príncipe y los
otros elementos aparte de los mentales. La diferencia entre Brune- dignatarios que le rodeaban e insistía en la inmovilidad perfecta del
Ileschi y la tradición es que mientras Brunelleschi controla el de- semblante, el arte del retrato, en un intento por representar este modo
de concebir la apariencia de ciertos seres humanos privilegiados, ideó
corado, los artistas tradicionales están en su mayor parte controla- una fórmula plástica apropiada.
dos por éste. Raras veces se peratan de su presencia. Al igual que
Aquiles y sus visitantes, pueden creer que ti-atan con «los objetos
Cuando Constancio II, hijo de Constantino el Grande, entró en
en sí mismos». Incluso los artistas «progresistas» piensan de este
Roma, se mantuvo inmóvil como una estatua, «sin mirar ni a iz-
modo. Sin darse cuenta de que los cambios sociales que los arras-
quierda ni a derecha, como si su cabeza se mantuviera en un torno
traban afectaban a sus relaciones con las cosas, artistas como Al- de banco» (Ammiano Marcelino, Rerurn Gestarum Libri xvi, 16,
berti e historiadores como Ghiberti y Vasari pensaban que los an- págs. 10 y sigs. —véase la fig. 8—). Ahora bien, un rostro rígido in-
tiguos habían conocido, que sus sucesores habían perdido y que
merso en una ceremonia rigurosa carece de los rasgos que apare-
ellos habían redescubierto, la inmutable naturaleza del espacio, el
cen en el contacto íntimo personal —pero, dadas las circunstan-
tiempo, la materia y los asuntos humanos. En un sentido estaban cias, esta falta se percibe como un elemento positivo, como una
en lo cierto, en otro se equivocaban. Los cambios de estereotipos
expresión de poder, autoridad y permanencia—. Los artistas imita-
ban estos rasgos positivos. Los retratos de los dignatarios perdie-
17. Nótese que un aspecto así definido incluye emociones como el miedo o el ron en individualidad porque su propósito era
respeto o, antes bien, emociones, tendencias sociales, intenciones(como la inten-
ción de obedecer cualquier orden que imparta la persona apropiada) y las impre-
siones ópticas están entrelazadas de tal manera que no tiene sentido intentar aislar
las últimas y buscar su causa «objetiva». Los «aspectos» de un retablo de la Virgen 18. Las citas de arriba y las dos citas que siguen han sido tomadas de A. Gra-
bar, Christian Iconography, Princeton, Princeton University Press, 1968, págs. 65 y
que sonríe o parece amenazadora, o anima al suplicante no se pueden explicar de sig. (trad. cast.: Las vías de la creación en la iconografía cristiana, Madrid, Alianza,
ninguna manera por las leyes de la proyección geométrica. 1998).
I 4,

132 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 133

de la Antigüedad tardía a la temprana Edad Media no se limitaba a


las obras de arte; afectaba a los objetos de la representación artística
y también los hizo más cercanos al arte. , y de este modo nos posibili-
tó clasificar a este último (al menos en parte) como arte realista.'9
Por otra parte es evidente que los estereotipos desarrollados por
Brunelleschi y Alberti, y a los que Vasari elogió —perspectiva, pos-
tura natural, colores delicados, carácter, emociones— no sólo re-
sultan inútiles, sino irreales y abiertamente subversivos cuando el
escenario ha sido montado de la manera antes descrita. La pers-
pectiva relaciona objetos con un punto de vista y los priva de su in-
dependencia (cualquier vagabundo puede reducir el tamaño del
emperador al de una hormiga con sólo colocarse en la posición
conveniente), los «colores delicados» no son inherentes a los obje-
tos sino que los crea una iluminación apropiada, las «posturas na-
turales» son accidentales y, a muchos efectos, secciones transversales
de comportamiento irrelevante que rompería con una verdadera
acción escénica social y disciplinada. Tanto los artistas que intenta-
ban representar el poder y la autoridad como los individuos que
trataban de personificarlos estaban obligados a desarrollar estereo-
tipos (de postura, arreglo, comportamiento) incompatibles con los
principios del realismo óptico.
Esta situación se hace muy evidente en e/ arte egipcio. El halcón
que aparece en la paleta del rey Narmer (primera dinastía —figura
FIGURA 8. Constancio 11(337-361) hijo de Constantino el Grande. Cabeza de 9 —) está «animado» y es natural; el halcón del rey Wadj (también
bronce del siglo iv de la primera dinastía —figura 10—) resulta severo y estilizado —pe-
ro no tiene sentido hablar de decadencia—. La ejecución es exce-
lente, la «rigidez» (un término que aplicó Vasari al «viejo estilo», el
transmitir la idea de que la persona retratada era el basileus, cónsul, dig- que, según él, precede a Cimabue y Giotto) o, como deberíamos
natario u obispo verdadero, mostrando en el retrato que poseía todas las más bien decir, el carácter abstracto del diseño no es prueba algu-
caracteríslicas esenciales: tenía rasgos nobles y graves y un porte majes- na de ineptitud, sino de concentración. Además, el estilo «natura-
tuoso, hacía el gesto apropiado, sostenía en su mano la insignia o lleva- lista» no desapareció —continuó aplicándose a lasiescenas cotidia-
ba la ropa propia de su situación social. Estarnos tentados de decir, cuan- nas (figura 11)—. Ambos estilos salían del mismo taller y eran
do vemos por ejemplo una imagen de san Teodoro como un soldado, que practicados por los mismos artistas: el taller de Tutmosis en Tell el
es la imagen de un soldado bizantino que se asemeja a otras imágenes de Amarna (la antigua Achet- Aton) poseía máscaras realistas de mo-
soldados bizantinos. Pero hemos de decir que es una imagen de san Teo- delos vivos (figura 12) al lado de otras representaciones más esque-
doro definido iconográficamente como un soldado bizantino.
19. Comentando el estilo bizantino I. Burkhardt hace hincapié en su carácter
Las propias gentes se volvieron más simples, sus sentimieMos, ex- repetitivo, la ausencia de subjetividad, la severa santidad de Cristo, la Virgen, los
presiones faciales, gestos y palabras se hicieron más rígidas y repeti- santos y las figuras bíblicas. «Los movimientos y las actitudes pierden cada vez
tivas justo como los científicos modernos dedicados a la objetividad más vida», cicerone, Stuttgart, Alfred Kroener, 1986, págs. 690 y sig. No obstante,
y la eficiencia administrativa pueden perder o suprimir consciente- añade (693) que aunque el arte nunca ha estado más encadenado que en tiempos
mente, y como resultado perder con el tiempo, buena parte de aque- de Bizancio, entonces las gentes aceptaban sus principios con más facilidad que
mucho antes o después.
llo con lo que la naturaleza los ha dotado. El cambio de estereotipos
134 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 135

FIGURA 9. Paleta del rey Narrner. Museo egipcio, El Cairo. Giraudon/Art Re-
source, N.Y.
FIGURA 10. Piedra Funeraria del rey Weldj. Louvre, París. Giraudon/Art Re-
source, N.Y.

máticas (figura 13). Durante el reinado de Amenofis IV (1364-


1347), quien sustituyó la vieja religión sacerdotal por un culto al Podemos decir así, que la función del arte no fue siempre «ofre-
sol y las rígidas formas del arte tradicional, por un exuberante ex- cer una representación verdadera de la realidad» —el arte tuvo con
presionismo (que exponía de modo implacable su rostro poco real mucha frecuencia el propósito de ayudar mediante la magia al ob-
y su cuerpo débil y demacrado), los estereotipos cambiaron en dos servador, y/o reforzar la cohesión social (más tarde intentaré mos-
ocasiones. El primer cambio, al que acabo de referirme, aconteció trar que lo mismo se podría aplicar a determinadas ideas «cientí-
unos cuatro años después de su llegada al poder (fig. 14a), el se- ficas»).
gundo restauró el statu quo (figura 14b). La competencia artística El conflicto entre la congruencia geométrico cromática y valores
no tuvo ningún papel en el proceso; fueron transformaciones insti- más «espirituales» se describe con claridad en un texto griego cono-
tucionales, religiosas, políticas y personales. Podemos ver aquí, ca- cido como las Actas apócrifas de san Juan, que se atribuye al siglo
si como si se tratara de un laboratorio, cuántos aspectos dependen d.C. y que fue escrito en Asia Menor. El texto cuenta cómo Licóme-
del conjunto social y de las formas de proyección a éste asociadas."
giaba a los egipcios por «canonizar» los estereotipos (Leyes 656d) y criticaba la
20. Los detalles se encuentran en H. Schaefer, Principies of Egyptian Art, Ox- perspectiva por «ocuparse sólo de una pequeña parte de los objetos, y por lo tanto
ford, Clarendon Press, 1974. Platón, que estaba interesado en la permanencia, elo- de un fantasma» (República 598W.
136 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 137

FIGURA 12. Cabeza de una princesa. FIGURA 13. Cabeza de un fun-


Amarna. Ágyptisches Museum BPK; cionario. Amarna. Ágyptisches
Berlín. Foto: Margarete Büsing, 1995. Museum, Berlín. Giraudon/Art
Resource, N.Y.

FIGURA 11. Un sirviente aplastando granos. Museo egipcio, ZI Cairo. Girau-


don/Art Resource, N.Y.
En otras palabras: un realismo óptico que se concentra en los
colores y la geometría deja afuera la vida y el alma. O, para decirlo
de una manera no tan ingenuamente realista: los estereotipos que
des, un discípulo de Juan, invitó en secreto a un pintor a la casa de se.concentran en las apariencias visuales de lag superficies que de-
éste y le pidió que hiciera un retrato de Juan, quien descubrió la finen un rostro humano, no se pueden acomddar a los estereotipos
pintura, pero como nunca había visto su propia cara, no se recono- de la espiritualidad.2'
ció y pensó que se trataba de un ídolo. Licómedes le trajo un espejo
y Juan, comparando el espejo y la pintura dijo: 21. La objeción de que la imagen óptica lo contiene todo y, por lo tanto, también
el «alma», pasa por alto el hecho de que, como todas las imágenes, es un resultado de
Como que vive el Señor Jesucristo, este retrato es semejante a mí. proyecciones especiales que pueden haber omitido aspectos relevantes. La existencia
Sin embargo, hijo mío, no es una semejanza mía sino sólo de mi ima- de tales aspectos se demostró mediante un examen efectuado a personas ciegas que
gen carnal. Pues si el pintor que estuvo aquí imitando mi rostro, quiere habían recuperado la visión. Las primeras cosas que reconocieron no fueron, como
hacer de él un retrato, no sabría cómo hacerlo [necesitando más que] suponían los psicólogos de la Gestalt, estructuras simples (esferas, cuadrados), sino
objetos con los cuales mantenían una relación emocional «una chica amante de los
los colores que ahora ves en la tabla... y la 'posición de mi silueta y la animales identificó antes que nada a su querido perro». A. Ehrenzweig, The Hidden
vejez y la juventud y todas las Cosas que el ojo ve. Pero tú, Licómedes a
Order of Art, Berkeley y Los Ángeles, University California Press, 1967, pág. 13. Leo-
serás un buen pintor para mí. Tú tienes los colores que Él te da a través nardo, «Paragone», ay, First Dart of the Book on Painting, citado en E. G. Holt (comp.),
de mí, Él, que pinta a todos nosotros, incluso a Jesús, que conoce las A Documentary History of Art, vol. I, The Middles Ages and the Renaissance, Princeton,
formas y las apariencias y las posturas y tipos de nuestras almas. Pero Princeton University Press, 1981, pág. 277, subraya que «la pintura abarca sólo la su-
eso que tú has hecho aquí es pueril e imperfecto: tú has dibujado la perficie de los cuerpos; la perspectiva trata del acrecentamiento y decrecimiento de
imagen muerta de un muerto (A. Grabar, Christian Iconography, Prin- los cuerpos y sus colores, porque un objeto, en la medida en que se aleja del ojo, pier-
ceton, Princeton University Press, 1968, págs. 66 y sig.). de tamaño y color en proporción con el incremento de la distancia. En consecuencia
la pintura es filosofía, porque la filosofía trata del acrecentamiento y el decrecimiento
a través del movimiento, como he expuesto en la proposición anterior».
138 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCH1 Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 139

FIGURA I4a. (izquierda) Ajnatón (Ame-


nofis IV), c. 1360 a.C. Aegyptisches Mu-
seum, Staatliche Museen, Berlín, Art Re-
source, N. Y

FIGURA 15. Esta figura parece a primera vista un conjunto de fragmentos sin
sentido, pero se transforma cuando se la reconoce.

FIGURA 14b. (abajo) Tutankamón y su


reino (de un trono), c. 1350 a.C. Museo Para resumir: la imitación artística (la producción artística en
egipcio, El Cairo: Giraudon/Art Resour-
ce, N.Y.
general) acaece en un contexto que a veces está bien definido pero
que con frecuencia es muy difuso, y que tiene lugar sobre un «esce-
nario». El escenario incluye a la obra de arte, los métodos de imi-
tación, los mecanismos de proyección que crean los aspectos que
hay que imitar y a estos mismos aspectos. Cualquier «realidad»
que se tome en consideración se fabrica sobre el escenario, cambia
con la puesta en escena, modificando los estereotipos artíáticos
junto con ésta. Los elementos del escenario son cuerpos físicos,
instituciones, costumbres, creencias profundas, relaciones econó-
micas, procesos físicos colmo la luz y el sonido, procesos fisiológi-
cos como la visión del color, los mecanismos que crean la percep-
ción del sonido y la armonía musical y muchos otros sucesos.
Los escenarios, o bien son recién construidos o forman parte de
la tradición. En el primer caso, los aspectos y las proyecciones tal
vez se aprendan del mismo modo en que un viajero puede aprender +
la lengua y las costumbres de un país extranjero. Por ejemplo, las
personas tuvieron que aprender (y las personas poco acostumbra-
das al ilusionismo óptico todavía tienen que aprender —véase el
pie de la figura 15—) a ver la perspectiva tanto en el mundo Como
en los cuadros basados en construcciones en perspectiva. Un esce-
nario artificial puede ser asimilado por la historia. La construcción
de Brunelleschi .y la sistematización de Alberti dio origen a una
nueva tradición artística, a nuevas formas de relacionar las imáge-
nes y las cosas, y a las nuevas percepciones correspondientes. La
fotografía, las películas y los videoclips provocaron más adelante
cambios masivos.
Los decorados escénicos que forman parte de la historia poseen
la misma estructura que los decorados escénicos artificiales. La

BRUNELLE5CH1 Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 141
140 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

«realidad» que los artistas tradicionales intentan imitar está for- Sólo muy pocos artistas entre los que intentan desacreditar la
mada por mecanismos cuya naturaleza general es semejante a la de impresión de inmediatez se oponen a la inmediatez misma. Lo que
aquellos que introdujo Brunelleschi. Al convertirse en costumbre, critican es la inmediatez de un estilo en alguna de sus variantes.
los mecanismos se dejan de percibir como entidades constitutivas Los aspeetos de esta última (que a ellos les resultan familiares e in-
aparte. Tanto los artistas como su público parece que se enfrentan mediatos, aunque no así a otros) se interpretan como parte de un
directamente a la realidad, y sin mediación alguna. Esta misma im- mundo real que existe con independencia de sus esfuerzos!' Esto
presión (inevitable y muy poderosa) de inmediatez y de fácil acce- concuerda perfectamente con lo que he dicho sobre el caso de
so subyace al realismo ingenuo (véanse mis comentarios sobre la Aquiles: la «visión interior» lo enfrentaba de hecho a una realidad
nueva y todavía no concienciada. Los científicos realistas hacen lo
visión interior efectuados a propósito de la queja de Aquiles). La
impresión se disuelve y empiezan a dominar otras vías alternativas mismo. Al comenzar su viaje de exploración «proyectan». Al descu-
de creación de orden. Estas ponen de manifiesto lo que antes se ha- brir que sus proyecciones son coherentes las combinan formando
llaba oculto, activan su ambigüedad inherente y la utilizan para un mundo. Haciendo caso omiso de los mecanismos de proyección
realizar el cambio: escenarios abarcadores que se transformaron que para entonces se han convertido en una segunda naturaleza,
afirman la existencia objetiva de ese mundo. Así es el realismo in-
en costumbres y creencias, y que por lo tanto dejaron de ser cons-
cientes, se convierten en marcos de referencias explícitos dentro de genuo en todas partes —sólo se vincula a escenarios concretos y re-
otros escenarios que entonces carecen de definición. La historia de lativamente desconocidos—. ¿Cómo puede un procedimiento así
la perspectiva es rica en ejemplos que ilustran una evolución de es- negar la realidad de las fuerzas que ethanan de la figura 2?
te tipo.
Una vez más tengo que señalar que al hablar de «escenarios», «pro-
4. Dos VERSIONES DEL REALISMO: LA INGENUA Y LA RELATIVISTA
yecciones», y «aspectos», hago las cosas mucho, más definidas de lo
que son en realidad. La terminología parece apropiada cuando se
La pregunia (planteada al final de la sección precedente) suscita
aplica al procedimiento de Brunelleschi, pues en este caso tenemos
dos tipos de problemas, uno factual y el otro conceptual.
realmente algo cuya mejor descripción es la de «creación de un es-
Los problemas factuales conciernen al papel de las obras de ar-
cenario». Impone, más que revela, un modelo cuando se aplica a
te (teorías, conjuntos de creencias) y a las reacciones de sus con-
tradiciones cuyo desarrollo en buena medida no se había planeado.
temporáneos ante ellas. No todas las obras de arte y no todas las
Resulta bastante correcto observar que estas tradiciones pudieron partes de la ciencia se crearon mediante la imitación. Los modelos
obtener sus propias ideas de la función del arte y que incluso don- de la astronomía medieval, aunque útiles en extremo, no pretendían
de prevalece la imitación es posible que el propósito sea no imitar acceder a la verdad objetiva, .mientras que iglesias, esculturas, mo-
las superficies relajadas de los individuos sino mostrar su posición
social. Dadas ciertas coyunturas, la observación puede incluso ser
exacta. Pero vamos demasiado lejos cuando inferimos un «siste- 22. Alberti dio por supuesto que el espacio que él describía, y cuya construc-
ma» y, después del mismo, una relatividad general de los esfuerzos ción bidimensional explicaba, era el verdadero espacio y que las actitudes que im-
plicaban un espacio diferente no se basaban en la realidad: «Y aquí no puedo dejar
artísticos. Pues la exactitud que en ocasiones podemos descubrir de preguntar cuál sería la razón de la creencia fantasiosa, aunque muy antigua y
forma parte de un proceso que la sobrepasa y la sustituye con un or- firmemente arraigada en la mente del vulgo, en que una pintura de Diosa de algún
denamiento completamente diferente. No estaba ahí cuando el pro- santo situada en un lugar debe oír los ruegos de los suplicantes mientras que, en
ceso comenzó, ni sobrevive a su fin. Esto quiere decir,' por supuesto, otro lugar, una escultura del mismo Dios o santo debe mostrarse completamente
que la situación real que existía cuando el proceso comenzó era sorda a aquéllos. Mejor dicho, lo que es aún más absurdo, si trasladas la misma es-
cultura, por la que la gente sentía una gran veneración, a otro sitio, parecen mirar
abierta, indefinida y susceptible de ser modificada. Intentar apre- la escultura como si se tratara de una ruina, y ni le confiarán sus ruegos ni se preo-
henderla mediante un «sistema» y luego inferir un relativismo ge- cuparán lo más mínimo por ellas. Tales esculturas deben estar parlo tanto en sitios
neral sería algo tan sensible como intentar definir la forma de un fijos, eminentes y peculiares para ellas mismas». De re aedificatoria, libro 7, cap.
cuerpo de agua por el aspecto que adopta cuando se congela e infe- 17, citado en Joan Gadol, Leon Battista Alberti, Chicago University of Chicago
rir una diferencia radical entre agua, hielo y vapor. 'Press, 1973, págs. 150 y sig.


142 EL MANUSCRITO INCONCLUSO
BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA
143
saicos, frescos y tablas, combinaban funciones que hoy se atribu-
de una realidad oculta que, aunque con frecuencia velada, tiene un
yen a dominios separados. Por ejemplo, los objetos que adornaban
poderoso efecto sobre nuestras vidas. Para muchos espectadores la
la casa de Dios no sólo decoraban el escenario para el acontecimien-
figura 15 parece a primera vista un revoltijo de formas sin sentido:
to central de la misa —la transformación diaria de la hostia eucarís-
métodos no acostumbrados de representación producen resultados
tica en el cuerpo de Cristo y del vino sagrado en su sangre-- también
inusuales. Imágenes que nosotros podemos leer con facilidad no
se mantenían fieles a sus obligaciones e instruían al iletrado en los
son reconocidas por gente que no está familiarizada con ellas.24
rudimentos del credo romano. Enfocados de manera personal, po-
Ahora se sabe que los «incultos» contemporáneos de Giotto se sin-
dían dar consejo, afectar a las decisiones individuares y provocar mi-
tieron confundidos por su nuevo estilo, que omitía detalles e impo-
lagros. Durante las procesiones, las representaciones móviles de
nía un marco espacial coherente. Preferían las narraciones pictóri-
Cristo, la Virgen y los santos asumían con frecuencia el papel de las
cas sin demasiada abstracción y sin la tiranía de un espacio
personas que representaban."
unificado." ¿Quién puede decir con cuánta fuerza la fe y el medio
¿Cómo se relacionaba el público con estos objetos? ¿Eran trata-.
físico de un campesino toscano del siglo xm influyeron en su modo
dos, como sucede hoy, a la manera de producciones admirables de
dc ver las imágenes y las cosas? La figura 2 se pudo muy bien perci-
individuos excepcionales a los que todo le está permitido mientras
haya críticos dispuestos a elogiar sus productos, y si era así, se les
elogiaba, criticaba o simplemente no se les hacía caso? ¿Se les elo- 24. «Tomas una imagen en blanco y negro», escribe el doctor Laws, un misio-
giaba por su riqueza (el material, los colores caros —cualidades nero escocés que trabajaba en Malawi, «y los nativos no pueden verla. Puedes decir-
muy importantes para los compradores que quieren destacar por el les: "Esto es una imagen de un buey y un perro"; la mirarán y te mirarán y su mira-
valor de lo adquirido—), por los trucos sorprendentes que contenían da dirá que te consideran un mentiroso. Quizás les repita, "Sí, ésta es una imagen
de un buey y un perro". Bueno, ¡tal vez te digan entonces lo que piensan!, si hay
(escorzos extremos, por ejemplo), por las oportunidades de un co- muchachos por los alrededores, les dices: "Esto es realmente una imagen de un
mentario experto que ofrecían los entendidos? ¿Eran elogiadas por buey y un perro. ¡Mira el cuerno del buey [un dibujo de líneas como en el texto de
su naturalidad, su capacidad de engañar al espectador?, ¿o se les arriba], y he aquí su cola!". Y el muchacho te dirá: "Ah sí, es un perro"». Citado en
reverenciaba como fuentes de un poder milagroso que revelaba J. B. Deregowski, dllusion and Culture», en Illusion in Nature and Art, E. L. Gre-
una realidad en la que los espectadores creían pero que no podían gory y E. H. Gombrich (comp.), Nueva York, Scribner, 1980, pág. 163 (trad. cast.:
Arte e ilusión, Madrid, Debate, 1998). El artículo contiene otros ejemplos de este ti-
alcanzar por sí mismos? Todos estos elementos tenían un papel, po. La figura 15 tiene a primera vista un efecto análogo sobre muchos espectadores
pero el' relativo peso de estos papeles cambió a través del tiempo, y occidentales; parece un revoltijo de formas sin sentido. Se precisa de alguna ins-
es difícil desentrañarlos en cada caso particular. trucción. Tampoco es necesario decir que ya estaba allí y que sólo esperaba que se
Sobre todo, ¿cómo se percibían estos objetos? Encontrarse con le percibiera. Fue producida por la instrucción pero, después de la producCión, si-
un extraño y reconocer en él a un amigo al que no se ha visto desde guió siendo una entidad independiente ante la que hay que adoptar descripciones
e imágenes ihdependientes.
hace mucho cambia su apariencia —desde un vestigio antiguo y ex- 25. Petrarca, Testament, T. E Mommsen (comp.), Itaca, Cornell University
traño hasta una persona no tan extraña, y claro está, tampoco tan Press, 1957, págs. 78 y sigs. y Boccacio (Decarnerón 6.5) repitiendo una frase que
antigua—. Sucede un cambio similar cuando uno confunde su pro- utilizara Plinio respecto a Zeuxis, dijeron que el arte de Giotto asombró al experto
pia imagen en un espejo con una persona real, diferente de uno pero que dejó impasible al ignorante. Más tarde, cuando la peste y los desastres fi-
mismo, y cae súbitamente en la cuenta de su error; un rostro desa- nancieros redujeron el poder de la «alta burguesía» y aumentaron el poder de los
«incultos advenedizos», G. Duby, L'Europe au Moyen Age, París, Flamarion, 1984
gradable se puede volver muy atractivo. Algunos escritores (Piran- (trad. cast.: Europa en la Edad Media, Barcelona, Paidós, 1999), el arte de Giotto
dello, por ejemplo) han brindado vívidas descripciones de fenómenos fue considerado como demasiado moderno y abstracto. Los dominicos, que ésta-
transitorios de este tipo, mientras que artistas (como Kokoschka) ban muy al corriente de las tendencias populares, comenzaron entonces a estimu-
reflejaban algunas de sus fases, creando de este modo la impresión lar los lenguajes más antiguos y difundidos. Véase Antal, Florentine Painting, págs.
159 y sigs. (trad. cast.: El mundo florentino y su ambiente social, Madrid, Alianza,
1989). La actitud de los humanistas se describe en el libro de Baxandall, Giotto and
¡he Orators, quien deja claro que los relatos de los humanistas, presos de preocu-
23. Hay más información en Bruce Cole, Renaissance Artist at Work, Londres,
John Murray, 1983; y en H. Belting, Das Bild und sein Pubbkum im Mittelalter, Ber- paciones (proyecciones) específicas, no tenían validez «objetiva». De los contem-
poráneos de Brunelleschi, sólo Masaccio captó_y dominó completamente la técni-
lín, Gebr. Mann, 1981. ca de la perspectiva. rnir,ITSSE14—D DE ANTIOQUA
ESCUELA INTERAMERICANA DE

144 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 145

FIGURA 16. Michael Faraday (1791-1867); dibujo de George Richmond.

bir como Si representara o incluso poseyera propiedades que no se


aprecian en una pintura, hermosa pero casi kitsch y parecida a un FIGURA 17. Fernand Léger (1881-1955), Mujer en azul (1912). Oeffentliche
póster, como la de la figura 3. La historia del retablo en cuestión Base! Kunstmuseum. Donado por Dr. h.c. Raoul La Roche, 1952. Foto: Oef-
apoya con fuerza esta idea. fentliche Kunstsammlung Base!, Martin Bühler.
Supóngase ahora que nuestra curiosidad histórica ha descubier-
to en verdad la profusa existencia de juicios de este tipo: ¿se sigue
de ello que las cualidades percibidas son reales (y no sólo percep-
ciones erróneas) del mundo que habitamos, o que ellas fueron una mos ser capaces de reconocerlo o de identificarlo en una rueda de
vez esas propiedades pero luego desaparecieron? ¿Y cómo se rela- reconocimiento policial. La figura 17 no ofrece esa clase de orienta-
cionan con las propiedades que generaciones posteriores perciben ción. Es colorida, emotiva, condenada a agradar a individuos de un
y representan? Esta pregunta introduce al segundo grupo de pro- gusto especial, pero parece que no haya situación, real o imagina-
blemas, el conceptual (o «filosófico»). Para abordarlo añadiré al- ria, que uno pueda decir que representa. También parece ser dema-
gunos ejemplos más a los ya presentados. siado irregular como para que interese a matemáticos preocupados
por la forma pura. Confirma la antes popular idea, compartida por
Muchas personas estarían de acuerdo en que la figura 16, aun- algunos intelectuales, de que el arte moderno es una expresión va-
que no sea exactamente una obra maestra, acertó al captar los ras- cía, sin ninguna relación con cosas como montañas, perros o per-
gos de Michael Faraday, el físico. Acudiendo a la imagen podría- sonas
EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA
146 •147

FIGURA 18. Ilustración de rhomme de René Descartes, primera publicación


(póstuma) en 1664.

Véase ahora la figura 18. Es una ilustración del ensayo de Des-


cartes L'homme y explica cómo funciona (parte de) la visión huma-
na. El propio ensayo da continuidad a una vieja intención tradicio-
nal de encontrar un mundo estable detrás del cambio perceptible.
Según la tradición (que en Occidente se remonta a los pitagóricos y
en particular a Platón)," la realidad reside en estructuras y leyes
cuantitativas. La figura 18 representa parte de la realidad que Des-
cartes quiere revelar. Careciendo de esa información, un adversario FIGURA 19. Fractal, creado por Mark R. Laff y V. Alan
de la figura 17 podría extender sus objeciones a la figura 18. En po- Norten. Cortesía In-
ternational de Business Machines Corporation (véase nota 27).
sesión de la misma clasificaría la 18 con la 16 y no con la 17. ¿Cuál
es la razón de este cambio de opinión?
La razón es que ahora vemos que tanto la figura 16 como la 18 La figura 19 es el resultado de la aplicación repetida de un sen-
corresponden a situaciones que son independientes de su produc- cillo algoritmo." Es un posible objeto que imitarían estructuras co-
ción. Esto no quiere decir que las líneas (rectas como las dibujadas mo la de la figura 17. La figura 17 podría, de este modo, ser una
en la 18 o curvas como algunos rasgos de la 16) existen en el mun- imagen verdadera de una realidad más profunda que entra en con-
do incluso si nunca nadie las dibuja o piensa en ellas, sino que el flicto con el sentido común pero que no ha de ser por ello rechaza-
dibujo de las líneas produce, o hace visible, rasgos que tienen una da. Una mera mirada, o una mirada acompañada de juicios comu-
vida propia y que de este modo resultan apropiados para la «imita-
ción» ola comparación ¿Es la figura 17 un modelo sin objeto o se
27. Extraído de B. B. Mandelbrot, ¡'he Fractal Geometty of Nature, Oxford, Fre-
podría decir también de ella que «corresponde» (de la manera re- eman, 1982, lámina C5 y explicación (trad. casi.: La geometría fractal de la natura-
cién explicada) a determinados rasgos de nuestro mundo? leza, Barcelona, Tusquets, 1997). El libro de Mandelbrot desarrolla estructuras ma-
temáticas para procesos que a primera vista parecen arbitrarios, caóticos y sin
.relevancia objetiva».
26. Véase su crítica del arte en la República, libro 10.

148 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 149
nes no puede decidir la cuestión —se precisa de información adi- Permítaseme reiterar el contexto de la pregunta. Aún no he pre-
cional—. De manera más específica, necesitamos información so- guntado cuáles de las muchas cosas que conocemos son reales y
bre la estructura y los mecanismos de proyección del escenario con cuáles no. Asumo que el mundo se enfoca o «proyecta» de un modo
respecto a las figuras 16, 17 y 18. determinado, que sus representaciones (relatos, diagramas, imáge-
La información requerida suele tener dos aspectos: los resulta- nes, percepciones, teorías) recibenun tratamiento análogo, y que
dos y la ideología. En el caso de la figura 2 los resultados son los así surgen los aspectos. La noción de un aspecto es neutral desde
milagros y la actitud de los espectadores; la «ideología», una visión un punto de vista ontológico —significa simplemente el resultado de
del mundo iluminada por la fe. Los ejemplos científicos tienen la un procedimiento sin ninguna implicación con respecto a su (nivel
misma estructura. El conductismo puede indicar éxitos en situa- dé) realidad—. Añado que las proyecciones se pueden convertir en
ciones que parecían inaccesibles a otros procedimientos (éstos son un hábito, pueden incluso entrar a formar parte de nuestra consti-
los resultados) y se enorgullece de ofrecer una referencia «objeti- tución y permanecer de esta forma sin que los percibamos. Por
va» de los comportamientos humanos (ésta es la ideología). • ejemplo, «proyectamos» cuando observamos el mundo bien des-
Dar una referencia «objetiva» significa que las personas son en- piertos, con nuestros sentidos en orden y en condiciones «norma-
focadas o «proyectadas» de un modo determinado. Al igual que les» de iluminación —pero no somos conscientes de este hecho—.
Brunelleschi, los conductistas crean un escenario que contiene ob- Aspectos concretos como la perspectiva, o las imágenes que se ven
jetos, investigadores, equipo experimental y posibles descripcio- en un microscopio, que inicialmente producen dificultades, se pue-
nes; proyectan sus objetos, llaman a los aspectos proyectados den asimilar y hacerse estables. Todo esto les parece una trivialidad
«hechos» y los identifican con una realidad independiente del es- a los epistemólogos, neurofisiologistas, lingüistas, artistas, e inclu-
cenario. Pero la misma presencia de un escenario y de unos méto- so a algunos físicos evolutivos (complementariedad)." Indicado mi
dos de proyección aporta dudas sobre la identificación. Después de supuesto, afirmo que a veces los aspectos que surgen de los diver-
todo, un escenario (tradición) diferente como lo es el sentido co- sos escenarios entran en conflicto y que por eso no pueden ser par-
mún con su dependencia de la empatía y la introspección, produce tes simultáneas de una misma realidad independiente del escena-
distintos aspectos que conducen a diversos métodos de explicar y rio. Se puede decir que muchos realistas, tanto en el arte como en
reaccionar ante el comportamiento humano. ¿Por qué habría de la ciencia, afirman que los aspectos que surgen de algunos escena-
contemplarse como «real» un determinado aspecto (figura 16) rios son «reales», mientras que los aspectos de otros no. Por ejem-
mientras que a ótro (figura 17) no se le concede esa dignidad?" plo, los realistas con inclinaciones científicas' dicen que las estre-
Además, en la figura 16 la parte de representación del propio es- llas concebidas como sistemas complejos de la materia con una
cenario del sentido común aparece sólo en circunstancias especia- larga historia son reales, mientras que los dioses, aunque son ele-
les, como hemos visto antes (texto anterior a la nota 25). Otra vez mentos importantes de estados históricamente identificables, no lo
surge la pregunta de por qué los aspectos de un escenario concreto son. No están «fuera» —no son otra cosa que,productos de nues-
(como él que crea una investigación científica determinada) se de- tros mecanismos de proyección—. Y Cuando se les pregunta por su
ben considerar como reales mientras que los de otro han de contar racionalidad ofrecen los dos tipos de razones ya mencionados: los
sólo como apariencias (y recuérdese que el «aspecto», tal y como lo resultados y la ideología. ¿Deciden estas razones el asunto?
definimos en la sección sobre Brunelleschi, incluye procesos físi- Lo deciden para personas que valoran los resultados y aceptan
cos de la mayor variedad). • la ideología. Pero el problema resurge ahora. Cada tradición que
sobrevive a grandes dificultades y afecta a grandes grupos de per-
sonas tiene «resultados» que son importantes para sus miembros y
28. Un análisis clásico de una versión concreta de este dualismo es la de P. E.
Meehl, Clinical vs. Statistical Prediction, Minneapolis, University of Minnesota
Press, 1954. Nótese que cualquier referencia al éxito de la predicción supone que 29. Un buen estudio es el de P. Watzlawick, Wie wirklich ist die Wirklichkeit?,
las cosas parecidas dentro de un sistema de proyección son más importantes que los Munich, Piper, 1976 (trad. cast.: ¿Es real la realidad?, Barcelona, Herder, 1994).
logros del otro: los resultados deciden una cuestión sólo en conjunción con los jui- Véase también su libro Die erfundene Wirklichkeit, Muitich, Piper, 1981 (trad. cast.:
cios de valor relativos a su importancia. La realidad inventada, Barcelona, Gedisa, 1990).
1 52 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 153

un concepto— pero el presentimiento engendró nuevos hábitos lin- pero no fueron de todos modos inútiles; permanecieron como un
güísticos y, con el tiempo, un nuevo escenario lingüístico con con- núcleo en torno al cual cristalizaron mis observaciones y reflexio-
ceptos (relativamente) claros. (Los rígidos conceptos de Parméni- nes; descubrí el significado de sus opiniones generales a través de
des y Zenón están al final de estas líneas de desarrollo.) los casos concretos que fui percibiendo después»." San Agustín
Los presentimientos no cuentan con la aprobación de los filóso- aconsejaba a los clérigos enseñar las fórmulas de la fe a través de la
fos que quieren que el discurso sea en todo momento claro, de los repetición, añadiendo que el sentido de ésta aparecería como re-
sultado del uso prolongado en el marco de una vida rica, azarosa y
científicos que insisten en la precisión formal y una absoluta certe-
za empírica, ni de los artistas que aspiran a que los objetos, estilos piadosa. Los físicos y los matemáticos «puros» gustan de aplicar
y modos de representación sean transparentes y bien definidos.. fórmulas poco comprendidas hasta que una combinación fortuita
Los ejemplos aducidos demuestran qué tales exigencias pueden haga que todo encaje en su sitio (en el caso de la teoría cuántica to-
bloquear el cambio conceptual (artístico) y que no son capaces de davía estamos esperando esa feliz combinación). Aquiles creó há-
explicarlo cuando éste sucede. La transición de un estilo a oti-o o bitos discursivos y de pensamiento que con el tiempo dieron origen
de una fase lingüística a otra sigue siendo un misterio. Si se toman a. concepciones del honor, la virtud y el ser más abstractas." Nóte-
los conceptos aislados y rígidos como medida del sentido, nos ve- se también que las analogías que establecen una conexión con el
statu quo no tienen por qué restringirse a los conceptos en el senti-
remos obligados incluso a decir que Aquiles habla sin sentido! Pe-
ro los criterios de sentido (o de suficiencia imitativa) no son rígidos
y unívoeos, ni sus cambios tan raros como para impedir a los oyen- 32. Essential Works of John Stuart Mill, Max Lerner (comp.), Nueva York, Ban-
tes aprehender lo que piensa Aquiles. Hablar un lenguaje o explicar tam Books, 1965, pág. 21. Para el problema en su totalidad, véase también el ensa-
yo esclarecedor de Heinrich von Kleist «Ober die allmáhliche Verfertigung der Ge-
una situación significa, después de todo, tanto seguir unas reglas danken beim Reden», en Meisterwerke deutscher Literaturkritik, H. Mayer (comp.),
como cambiarlas; es un todo cuyas subdivisiones (la lógica y la re- Stuttgart, Henry Goverts, 1962, pág. 743: «Creo que muchos grandes oradores no
tórica; los cambios lógicos y emocionales) no son inherentes al sabían todo lo que dirían cuando comenzaban a hablar. Pero les daba valor la con-
mismo proceso y cuyos conceptos contienen' elementos que los ló- vicción de que las circunstancias y la excitación resultante de las emociones les lle-
gicos tienen la responsabilidad de excluir del dominio del pensa- varían a la necesaria abundancia de ideas, y por lo tanto confiaban en su suerte
cuando proferían sus primeras palabras. Les recuerdo el "rayo" que Mirabeau lan-
miento. zó contra el maestro de ceremonias, quien había regresado después de la disolu-
Hay autores que están de acuerdo con esta opinión pero todavía ción del último encuentro con el rey el 23 de junio (en el que este último había or-
utilizan la terminología platonizante de la mayoría de losi lógicos denado a los Estados que se dispersaran) E...] y les había 'preguntado si habían oído
para hacerse comprendér. No es necesario decir que se ven obliga- la orden del rey. "Sí", respondió Mirabeau, "hemos oído la orden' del rey" —estoy
dos a expresarse de una manera muy paradójica. Por ejemplo, han completamente seguro que al comenzar de este modo humano no pensaba todavía
de afirmar que al hablar un lenguaje se pasa por situaciones en las en las bayonetas con las que concluyó—. "Sí, querido señor", repitió, "la hemos oí-
do" —uno percibe que todavía no sabe lo que quiere—. "Pero ¿con qué derecho,
que éste pierde su carácter informativo y sólo es una emisión de continúa —y ahora, de rppente, una idea inmensa comienza a crecer dentro de él—
ruidos. Dada la terminología, ésta es por supuesto una forma per- con qué derecho nos transmite usted órdenes?" "Nosotros somos la representación
fectamente adecuada de decir lo que han descubierto. Más aún, sus de una nación." ¡He aquí lo que necesitaba! "La nación da órdenes, no las recibe
resultados pueden apoyarse en ejemplos de muy variado tipo. Los —llegando al momento al colmo de la insolencia—. Y para ser del todo claro —y
niños pequeños aprenden un lenguaje prestando atención a los rui- sólo ahora encuentra la expresión para la resistencia que su alma está preparada a
ofrecer: "Dígale a su rey que no abandonaremos nuestros puestos a no ser que nos
dos que, al ser repetidos en un ambiente apropiado, adquieren gra- echen con la punta de las bayonetas"— y luego, satisfecho, se sentó». Sólo Kierke-
dualmente sentido. Comentando las explicaciones que su padre le gaard muestra una comprensión similar de las condiciones de la «acción razona-
daba sobre cuestiones de lógica, Mill escribió en su autobiografía: ble» y del papel de las ideas, emociones e imágenes que la acompañan.
«Las explicaciones no me aclararon en ese momento la cuestión; 33. Un análisis más equilibrado que no sea rehén de la aguda distinción entre
elementos semánticos y psicológicos (sociológicos) señalará, por supuesto, que no
nos enfrentamos a una absoluta ausencia de sentido, sino a una situación en la que
31. Véase la referencia de A. Parry en «The Language of Achilles», Transactions los elementos claros y bien definidos (sentimientos, ideas, percepciones) son re-
and Proceedings of the American Philosophical Association 87, 1956, y mis propios emplazados por presentimientos vagos pero, aun así, no del todo desprovistos de
sentido.
comentarios en Against Method, ed. rey., pág. 214.
• •
154 EL MANUSCRITO INCONCLUSO BRUNELLESCHI Y LA INVENCIÓN DE LA PERSPECTIVA 155
do estrictamente lógico, sino que pueden incluir imágenes, asocia- de tener un punto por el que abordar al mundo, es decir, en nuestro
ciones, sentimientos y humores, que penetran en los términos im- caso, a los seres humanos. Por ejemplo, los hechos que ahora con-
plicados y cambian su núcleo semántico. Conceptos como el de sideramos como elementos de la conciencia deben cristalizar en to-
justicia, o el de belleza, incluso el concepto de número cambian talidades que suministren puntos de partida para el autoanálisis
constantemente de esta manera. Al absorber las percepciones y es- (una colección de deseos vehementes no hacen todavía una mente).
tados de ánimo de una nueva era se hacen primero ambiguos y lue- La «mente arcaica» no estaba estructurada de esta forma —ha-
go adquieren nuevos significados. Así, los procesos que para un ló- blando en propiedad, ni siquiera existía—.36 Un realista que elogie
gico son mero mido, estado de ánimo o percepción pueden afectar a Aquiles por su «descubrimiento» se encuentra por lo tanto en el
las fases más avanzadas de hablar un lenguaje.34 mismo apuro que el propio Aquiles: atribuye sentido a un ruido sin
Un científico que era consciente de la compleja naturaleza de la sentido, sustancia a hechos dispersos y deja el proceso de adquisi-
charla explicativa y que hizo uso de sus elementos con extraordi- ción y cambio de conocimiento en el mismo estado en que lo en-
naria maestría, fue Galileo. A semejanza de Aquiles, Galileo confi- tienden los lógicos y los epistemólogos. Sus señalamientos son tan
rió nuevos significados a viejas palabras conocidas; a semejanza de vacíos como los de Aquiles, a menos que el desarrollo real conduz,
Aquiles, presentó sus resultados como parte de un marco de refe- ca a una fase que favorezca las afirmaciones de ambos. Pero cuan-
rencia compartido y comprendido por todos (me refiero ahora al do esto ha ocurrido tenemos no sólo nuevas ideas, sino también un
cambio de las nociones básicas de la dinámica y la cinemática); a nuevo mundo (mentes donde antes no había mentes), lo que signi-
diferencia de Aquiles sabía lo que hacía y trató de ocultar las lagu- fica que un diagnóstico del progreso epistémico (que supone que
nas que quedaban en los elementos no semánticos que necesitaba nuestras ideas se han aproximado a una realidad estable) carece de
para lograr el cambio. Obtuvo más de lo esperado; al crear la im- sentido.
presión de que sus movimientos se producían en un escenario bien El relativismo (el honor arcaico es real para las gentes arcaicas,
definido, con mecanismos de proyección estables y conceptos cla- el honor personal para fases en el que un yo personal empieza a
ros engañó a todo el mundo y puede que hasta a sí mismo." destacar) está limitado por una razón análoga: las fases que los re-
lativistas consideran como proyectores igualmente válidos de ver-
¿Qué nos enseñan sobre la «realidad» ejemplos de este tipo y có- dad y realidad contienen ambigüedades que, cuando se hacen ma-
mo afectan al supuesto, formulado al comienzo de la presente sec- nifiestas; disuelven todos los juicios relativistas. Concluyo que el
ción, de que lag tradiciones, sus mecanismos de proyección y sus relativismo y el realismo, aunque tal vez conduzcan a análisis apro-
estereotipos egtán claramente definidos y bien diferenciados? ximados de fases particulares de un desattollo complejo, omiten
Haciendo uso de términos modernos (que no tenían equivalen- rasgos importantes de estas fases y fracasan cuando se les aplica al
tes en Homero!) podemos decir que el honor arcaico no era mera- propio desarrollo.
mente un hecho «subjetivo» o «mental», sino una relación «objeti- No está fuera de lugar comparar cuestiones sociales como las
va» entre un individuo y la sociedad a la que pertenecía. El honol- recién descritas con los rasgos de una teoría física bastante abs-
«personal» al que se refiere Aquiles parece ser incluso menor que tracta, a saber, la mecánica cuántica. Ésta (en algunas de sus for-
un problema de opinión, pues puede existir sin que sea descubier- mulaciones) admite situaciones en las que las propiedades conoci-
to e independientemente del juicio humano. Y así es, en verdad, das se comportan de forma conocida, y que se corresponden con
pero sólo para personas para las cuales este modo de existencia tie- fases históricas con rasgos más o menos bien definidos» Aquí el
ne sentido. Deben de haber medios lingüísticos con los que descri- relativismo y el realismo tienen sentido, aunque sólo de modo
bir los hechosque son independientes del juicio y estos medios han aproximado. Pero la mecánica cuántica también describe situacio-

34. Para más detalles sobre la transición del universo aditivo de Hornero al 36. Véase ibíd., cap. 16, así como mi Farewell lo Reason, Londres, Verso, 1987,
universo de la sustancia de los presocráticos véase cap. 16 de mi Against Method, cap. 4, sec. 4.
ed. rey., Londres, Verso, 1988 (trad. cast.: Contra el método, Barcelona, Ariel, 1989). 37. Ejemplos: la fase «agregada» y la fase «sustancia» descritas en el cap. 1 y
35. Para detalles véase Against Mediad, caps. 6 y 7. en Against Method, ed. rey., cap. 16.

156 EL MANUSCRITO INCONCLUSO

nes que excluyen cualquiera de las propiedades «clásicas» conoci-


das (el gato de Schródinger es un buen ejemplo). Estas situaciones
corresponden a fases intermedias del desarrollo histórico, cuando
los estados de ánimo, los sentimientos, los meros ruidos parecen SEGUNDA PARTE
reemplazar al pensamiento claro y bien definido. La subdivisión
es, por supuesto, artificial, ya que nunca somos lo suficientemente
claros en lo que decimos y los ruidos que proferimos nunca están ENSAYOS SOBRE LOS TEMAS
del todo exentos de sentido. La razón es fácil de ver. Viviendo en el DEL MANUSCRITO
•mundo no sólo imitamos y producimos hechos, también los repro-
ducimos al tiempo que los imitamos, y de este modo cambiamos lo
que se supone que son objetos inmutables de nuestra atención. Es-
ta compleja interacción entre lo que es y las actividades (individua-
les y sociales) que conducen a lo que se dice que es, hace imposible
separar la «realidad» y nuestras opiniones, de acuerdo con lo que
exigen los realistas. La conclusión es evidente donde atañe a los ob-
jetos y hechos sociales (como la existencia, o inexistencia de las
mentes). También se aplica a los hechos físicos, como intentaré de-
mostrar en la siguiente sección."

38. Aquí termina el texto. No habían más secciones en los papeles del manus-
crito. (N. dele.)

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