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Comentario Filosófico: Sigmund Freud

Simha Harari Cheja


Historia de la Filosofía Contemporánea
24 de Abril de 2019

Mientras “permanecía el día entero solo y encerrado junto a una estufa, con toda la
tranquilidad necesaria para entregarse a sus pensamientos”,1 René Descartes halló aquello que se
convertiría en la base de la filosofía moderna: el sujeto consciente, racional, autónomo y
transparente para sí. Cuando pronunció que “pensaba y por lo tanto existía”, nos condenó a todos
a no ser sino cosas pensantes. Sin embargo, el siglo XX planteó un giro radical para esta
concepción moderna del sujeto, y, como veremos, Freud —el padre del psicoanálisis— tuvo un
papel importante en ese cambio de paradigma. Este breve comentario, pues, tiene el propósito de
dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿qué tipo de sujeto se desprende del pensamiento
freudiano? Cabe mencionar que abarcaré sólo algunos fragmentos de La interpretación de los
sueños, y que también comentaré el argumento de la tercera parte de El Siglo del Yo, un
documental dirigido por Adam Curtis.

El inconsciente frente a la censura


En La interpretación de los sueños, Freud pone en práctica su tratamiento absolutamente
innovador de la mente humana. Según él, los sueños están vinculados con estímulos externos,
memorias, experiencias subjetivas y afectos. Por ello, son una vía de entrada al inconsciente; y
mediante el análisis de las asociaciones que se presentan en el contenido de los sueños, es posible
acceder a los pensamientos y sentimientos ocultos de un sujeto. A lo largo del texto, Freud toma
como ejemplo varios de sus propios sueños, y, a partir de ellos, hace interpretaciones detalladas
que lo llevan a concluir que “todo sueño se da a conocer como un cumplimiento de deseo”.2
Con esto, Freud traza una distinción entre el «contenido manifiesto» y el «contenido
latente» de un sueño. El primero se refiere al sueño en sí, mientras que el segundo se refiere al
contenido de pensamiento que se discierne tras el sueño por medio de la interpretación. Esta
distinción abre la posibilidad de que incluso los sueños más penosos se revelen como

1
Descartes, René, and Cirilo Flórez Miguel. 2011. Descartes. Madrid: Gredos.
2
Freud, S., Freud, A., Strachey, J., & Etcheverry, J. (1991). Obras completas, Volumen 4. Buenos Aires: Amorrortu.
p. 141.
cumplimientos de algún deseo, lo cual quiere decir que en ciertos casos existe una especie de
censura que se instala sobre determinados deseos que, por alguna razón, no queremos expresar ni
para nosotros mismos. Para explicarlo mejor, Freud utiliza la siguiente analogía:

¿Dónde encontramos en la vida social una desfiguración semejante de un acto psíquico? Sólo allí donde se
trata de dos personas, de las que una posee cierto poder y la otra tiene que andarse con tiento por causa de
ese poder. Esta segunda persona desfigura entonces sus actos psíquicos o, como también podemos decir, los
disimula. 3

Es decir, parece que hay dos fuerzas psíquicas en la vida mental del sujeto; una que forma
el deseo expresado mediante el sueño, y una que ejerce una censura sobre este deseo (y lo obliga
a disimular su manifestación). La analogía queda más clara cuando Freud compara la primera
fuerza —la que expresa el deseo oculto— con la figura del publicista político, que se enfrenta a la
censura de un monarca. Él tendrá que desfigurar la expresión de sus opiniones para que parezcan
inofensivas; por ejemplo, tendrá que abstenerse de utilizar ciertas formas de ataque, y quizá
tendrá que hacer un ejercicio de escritura entre líneas. Pues bien, lo mismo pasa con los poderes
psíquicos, donde, como dijimos, una de las fuerzas posee cierta autoridad, y, por ello, la otra
fuerza debe disfrazar el contenido manifiesto de los sueños.4 A todo este proceso de disimulación
de los deseos, Freud le llama «desfiguración onírica».5
Freud continúa con la siguiente pregunta: “¿En qué consiste la autoridad de esta segunda
instancia, en virtud de la cual ella ejerce su censura? Si recordamos que los pensamientos latentes
del sueño no son conscientes antes del análisis, […] no es mucho suponer que el privilegio de esa
segunda instancia haya de ser precisamente la admisión en la conciencia”.6 En otras palabras, la
autoridad de la fuerza de censura tiene que ver con cierta «admisión en la conciencia», que tratará
de ocultar los verdaderos deseos irracionales y egoístas. Aquí podemos hacer una segunda
pregunta: ¿por qué se da esta desfiguración?, ¿por qué la conciencia debe “defenderse” contra la
expresión de algunos deseos? Si entendemos a la conciencia como algo que no sólo tiene que ver
con una relación con los propios estados mentales, sino con un conocimiento que se comparte con
3
Freud, S., Freud, A., Strachey, J., & Etcheverry, J. (1991). Obras completas, Volumen 4. Buenos Aires: Amorrortu.
pp. 160.
4
Freud, S et al. (1991). Obras completas, Volumen 4. Buenos Aires: Amorrortu. p. 161.
5
“Donde el cumplimiento de deseo es irreconocible y está disfrazado, debió de existir una tendencia a la defensa
contra ese deseo, y a consecuencia de ella el deseo no pudo expresarse de otro modo que desfigurado” (Freud, S et al.
(1991). Obras completas, Volumen 4. Buenos Aires: Amorrortu. p. 160).
6
Freud, S et al. (1991). Obras completas, Volumen 4. Buenos Aires: Amorrortu. p. 162.
otros (con-ciencia), es posible asumir que esta censura viene de un vínculo con las normas
sociales. Y dichas normas vendrían a reglamentar nuestros deseos y a señalar cuáles son
aceptables (o comunicables) y cuáles no. 7 Más aún, construimos un imaginario de nuestra
identidad a partir de dichas categorías morales. Esto es, nos auto-narramos como individuos
respetables, decentes, racionales, y los contenidos ocultos de nuestros sueños desmontarían esa
construcción. Por ello, conviene, hasta cierto punto, censurarlos. Finalmente, lo que podemos
concluir de todo esto es que detrás del comportamiento normado por la sociedad, hay una
naturaleza humana compuesta por pulsiones agresivas y deseos irracionales, que realmente no
controlamos. 8 En el siguiente apartado veremos algunas propuestas sobre qué hacer con esto.
Ahora bien, ¿a qué viene la interpretación de los sueños para analizar el tipo de sujeto que
resulta del pensamiento freudiano? Es fácil observar que ya no estamos ante el sujeto cartesiano
—que es racional, consciente y unitario—, sino que estamos ante una concepción completamente
distinta, donde el sujeto se encuentra atado a sus deseos, recuerdos y afectos. A saber, el sujeto
freudiano posee una complejidad psíquica que muchas veces no es accesible ni siquiera para él
mismo. Es el resultado de un proceso continuo de ensamblaje, tanto cognitivo como afectivo, y,
en dicho proceso, el sujeto va comprendiendo al mundo social, y se va posicionando dentro de él.
Los sueños son una parte pequeña de esta multiplicidad.

The Century of the Self 3: The policeman in our heads; he must be destroyed
Como dijimos más arriba, la vida mental inconsciente del ser humano está compuesta por
deseos y pulsiones irracionales. Según Freud, estas pulsiones deben ser reprimidas y controladas,
pues sólo de esa manera se puede asegurar la estabilidad, tanto del individuo como de la
sociedad. Sin embargo, hubo psicólogos y movimientos sociales que sostenían una postura

7
Pregunta para ensayo/trabajo: en las Conferencias sobre la filosofía política de Kant, Hannah Arendt explica que la
publicidad tiene un papel importante en el proyecto político de Kant, pues “los malos pensamientos son secretos por
definición”. La conducta pública es la forma de asegurar una coincidencia entre la ley general y la ley individual
(autónoma), pues, como dice Kant, “todas las máximas que necesitan la publicidad [...] concuerdan con el derecho y
la política a la vez”. Según Hannah Arendt, la política tiene que ver con el juicio (aprobar o desaprobar ciertos actos),
y eso, a su vez, tiene que ver con el gusto, que también debe estar reglamentado por la publicidad (pues hay juicios
que no son publicables porque atentan contra la ley general; por ejemplo, la pedofilia). Pero, ¿qué hacemos con
ciertos juicios o gustos (o, para usar una palabra más freudiana, deseos) que son involuntarios y que no dependen de
nuestra conciencia racional? Creo que esto es un problema para la política kantiana.
8
En el primer episodio de Century of the Self, Adam Curtis nos habla de cómo esto fue utilizado a favor del
capitalismo. El sobrino de Freud, Eduard Berneys, se dio cuenta de que era posible controlar a las masas ligando
productos a sus deseos inconscientes. P. e. logró que las mujeres asociaran el cigarro con la independencia y la
revolución ante el poder masculino.
contraria; creían que las fuerzas ocultas de la psique debían expresarse, no suprimirse. En la
tercera parte de The Century of the Self, podemos ver muchos ejemplos claros de esta última
perspectiva.
Uno de ellos es el doctor Wilhelm Reich, un psicoterapeuta experimental que impulsaba a
sus pacientes a expresar sus sentimientos reprimidos. Él había sido discípulo de Freud en Viena,
pero, en cierto momento, comenzó a cuestionar los principios básicos del psicoanálisis. Para él,
los instintos que guían al ser humano no son peligrosos en sí mismos, sino que la represión por
parte de la sociedad los distorsiona. Esta perspectiva le ganó a Reich una fuerte rivalidad con
Anna, la hija de Freud.
Reich murió en 1957, pero sus ideas se volvieron muy populares en la década siguiente,
específicamente en los movimientos estudiantiles liderados por Herbert Marcuse. Ellos
comenzaron a resistir al sistema de control social que había utilizado las teorías de Freud para
manipular los deseos inconscientes de la población. Su reclamo se resumía en el siguiente slogan:
“There's a policeman inside all our heads— he must be destroyed.” Este policía debía ser
destruido por medio del derrocamiento del Estado y de las corporaciones que lo habían puesto
allí. De esta forma comenzaron otros movimientos de activismo político que sostenían la idea de
que, para cambiar lo político, primero había que cambiar lo personal.
Para regresar al asunto de este comentario, ¿qué significa todo esto en la
conceptualización del sujeto? Me parece que los grupos contraculturales que se muestran en
Century of the Self son una prueba de las fuerzas psíquicas que actuán en el sujeto, no sólo a nivel
individual, sino también a nivel colectivo. Hay deseos, impulsos y afectos que se determinan de
acuerdo a diversos factores; por ejemplo, las coyunturas históricas. Todos los movimientos
políticos del siglo XX encarnan esto, y tiene que ver con el proceso de ensamblaje del que
hablamos más arriba. Quizá debería dejar este análisis para un trabajo más extenso.

Conclusión
En conclusión, me parece que el gran legado de Freud es la reflexión sobre el sujeto y su
complejidad. Es decir, Freud nos habilitó a darnos cuenta de que no somos sujetos rectos,
conscientes y racionales, sino que somos producto de un proceso múltiple, donde diversas fuerzas
psíquicas combaten entre sí. Ya no se trata del sujeto cartesiano que «piensa, luego existe», sino
de un sujeto que está en constante conflicto consigo mismo, y que está compuesto por afectos,
recuerdos y deseos, que muchas veces no son transparentes ni para él mismo. Muchos filósofos
posteriores a Freud de hecho hablan de una historicidad del sujeto; pero una historicidad
biográfica, no sólo contextual. Con esto, regresamos a lo que anteriormente llamé «proceso de
ensamblaje»— el sujeto se va ensamblando; va construyendo la forma en que se dirige a su
propio cuerpo, a sus propios recuerdos, y se va posicionando en una sociedad.
Toda esta reflexión sobre el sujeto como algo múltiple, complejo y no unitario, transforma
incluso las formas de hacer filosofía; si ya no estamos en el paradigma moderno de la
consciencia, ¿qué significa la filosofía? Si ya no se encarga de explicar la naturaleza del hombre,
y de crear grandes narrativas que expliquen la totalidad del universo, ¿cuál es su función? Creo
que por lo menos podemos decir que el centro de la filosofía ya no es explicar lo fijo o lo
Verdadero, sino lo diverso, lo contingente.

Bibliografía
Descartes, René, and Cirilo Flórez Miguel. 2011. Descartes. Madrid: Gredos.
"The Century Of The Self - Part 3: There Is A Policeman Inside All Our Heads; He Must Be
Destroyed". 2019. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=ub2LB2MaGoM.
Freud, S., Freud, A., Strachey, J., & Etcheverry, J. (1991). Obras completas, Volumen 4. Buenos
Aires: Amorrortu.
Apuntes de clase.

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