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JUANAMANUELA MUCHA MUJER:

Biografía a dos voces

Juana Manuela Gorriti, autora argentina del siglo XIX, considerada hoy como

una representante destacada de las letras argentinas, permaneció marginada de la

crítica literaria especializada durante gran parte del Siglo XX. Su producción literaria

se publicó durante su vida, la mayor parte en periódicos y revistas, y una pequeña

parte de ésta se reeditó a principios del siglo XX, pero la primera edición de sus obras

completas se realizó el año pasado. Al igual que otras escritoras de su tiempo, su

condición de mujer la relegó a un segundo plano dentro de la historia de la literatura

argentina, lo que en el caso de Gorriti se vio agravado por su historia personal, ya que

había tenido el valor de abandonar a su marido y tener dos hijos extramatrimoniales.

Pese a esta exclusión deliberada, siempre hubo quienes no sólo la recordaron, sino

que también valoraron su obra desde nuevas perspectivas, aunque esto no fue

suficiente para otorgarle un lugar destacado dentro de la literatura nacional. En 1980,

la escritora argentina Martha Mercader rescató del olvido la figura de Juana Manuela

Gorriti al publicar la novela Juanamanuela mucha mujer. En esta obra, Mercader

convierte a Juana Manuela en su personaje principal, quien viaja en el tiempo a través

de la memoria para narrar los hechos más destacados de su vida. Para construir esta

biografía novelada de Gorriti, Martha Mercader se basó en obras de la escritora


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salteña, especialmente Lo íntimo, un diario personal de Juana Manuela, así como

también en periódicos de la época cuando se refiere a acontecimientos políticos tanto

argentinos como bolivianos. Pero los fragmentos de su diario y los artículos

periodísticos sólo conforman el marco dentro del cual Mercader sitúa a su personaje,

ya que no existe documentación sobre la vida íntima de Juanamanuela, y es en este

plano donde la autora se permite crear su propio perfil de Gorriti, derecho de novelista

que legitima en la novela a través de su personaje, haciéndola decir:

...Y habrá alguien, lo presiento, que se tiente con mi imagen, y haga

conmigo lo que yo hice con mi tocayo famoso y malhadado y su bella hija

Manuelita... Lo veo, casi diría la veo, disculpándose ante mi retrato:

“Usted que fue novelista, comprenderá mejor que nadie. Usted, que se

valió de amigos y enemigos para componer sus romances, Usted señora

Gorriti, sentó jurisprudencia. Ahora no se queje.” (136)

Y un párrafo más adelante, el mismo personaje, refiriéndose a los textos biográficos,

expresa: “ Y una sola palabrita, un matiz, una omisión... en fin... es tan fácil cambiar la

óptica. Y a veces se la cambia sin querer, sin darse siquiera cuenta.” (137) La obra

termina con una cita textual de Gorriti: “Y vendrán otros con mi mismo afán novelero,

para hacer conmigo lo que yo hice con Monteagudo, con Manuelita, con mi tocayo el

Restaurador... un ser vivo en una ficción de palabras ajenas.” (290)

Como demuestran las citas Martha Mercader concientiza deliberadamente al lector de


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que está creando su propia visión de Juana Manuela Gorriti, y considerando que éste

es su derecho de novelista selecciona no sólo los textos de Juana Manuela que

incorpora a su texto, sino también las anécdotas y episodios de la vida de Gorriti que se

adecuan al perfil del personaje que quiere crear. Este será el enfoque de este trabajo,

analizar el personaje de Mercader en cuanto a los roles esenciales que Juana Manuela

desempeñó en su vida, esposa, madre y escritora, teniendo como guía el texto de

Gorriti Lo íntimo, por su contenido autobiográfico.

Juanamanuela, mucha mujer comienza con el desembarco en el puerto de

Buenos Aires de la escritora salteña, en febrero de 1880. Este hecho no es biográfico,

en tanto existe documentación que prueba que en 1880 Juana Manuela se hallaba en

el Perú. Sin embargo, Mercader utiliza esta fecha para intercalar en el relato las luchas

políticas por la federalización de Buenos Aires, lo que a su vez le permite que su

personaje reflexione sobre la historia argentina. Al llegar, Juana Manuela se instala en

una casa propiedad de su sobrino, Federico de Punch, en compañía de una hermana

de leche, Inucha, que la ha servido desde que era una niña, y en consecuencia, ha

compartido su vida. Juana Manuela comienza a escribir sus memorias, las cuales

aparecen en el texto en primera persona y en itálica y dentro de las cuales se insertan

fragmentos de la obra de Gorriti, Lo íntimo. La voz del narrador y la de la verdadera

Juana Manuela se mezclan en estos pasajes recreando distintos momentos de la vida

de Gorriti. Las actividades intelectuales de Juana Manuela en Buenos Aires así como
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los recuerdos de su infancia y juventud son los temas de las primeras dos partes,

mientras que la tercera y última se concentra en la política boliviana y en los supuestos

hechos que desencadenan su ruptura matrimonial.

La actividad literaria y social de Juana Manuela en el Buenos Aires de 1880 es

muy activa en las dos primeras partes de la obra, y sus memorias sólo ocupan muy

poco de su tiempo. Comenzando por los recuerdos de su infancia en Salta, Mercader

rescata al igual que la propia Juana Manuela en Lo íntimo, la importancia de su linaje,

destacando la participación activa de distintos miembros de su familia en las guerras de

la independencia, y posteriormente en la política del país naciente hasta que todos

debieron marchar al exilio ante el avance de Facundo Quiroga en Salta. Viviendo en el

exilio Juana Manuela se casó con Manuel Isidoro Belzú, militar y futuro presidente del

país. En la historia familiar Mercader respeta los textos de Juana Manuela y

prácticamente transcribe pasajes de estos, pero en lo que hace a los sentimientos de

Juana Manuela, despliega libremente su imaginación. Esto se evidencia en la historia

amorosa de la escritora salteña, debido a que no existen textos de Gorriti que hablen

del tema, quien por otro lado cubrió siempre las desavenencias con su esposo, así

como también las razones de la separación. La ficción de Mercader también se

encarga de crear dos historias amorosas de las cuales nacen los dos hijos

extramatrimoniales de Juana Manuela, Clorinda y Julio.

Es así como en la marcha hacia el exilio encontramos a una adolescente, Juana


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Manuela tenía entonces entre trece y quince años, que mira descaradamente a cinco

oficiales que los acompañan en la marcha, y ante la reprensión de su madre que le

dice: “-Mamela, no se mira así a los hombres” (44) piensa “Pero yo ya los había mirado.

Y me habían gustado, los cinco.” (44) El amor y la sexualidad parecen obsesionar al

personaje de Mercader, quien en medio de la narración del viaje hacia el exilio, lleno de

peligros e incomodidades, se pregunta: “¿Qué es el amor? No sólo el toque de una

mano, sino algo trémulo que se arquea dentro. Hasta ahí, adivinaba. Pero, ¿cómo sería

un beso?” (55). Al narrar sus primeros tiempos como exiliada, confiesa: “No he dicho

que he crecido, que los vestidos me quedan cortos, estrechas las blusas, ... A la noche

recorro mi orografía naciente, hondonadas, colinas, botoncitos levantados al roce de un

dedo, secreto monte creciendo como oscuro matorral sedoso... (121).

Unas páginas más adelante aparece la figura de Manuel Isidoro Belzu y

Mercader crea libremente la historia de amor entre ellos. Juana Manuela aparece como

una joven apasionada, cegada por su amor, según sus palabras: “ Todo estaba en la

mirada de ese príncipe cobrizo sin linaje ni fortuna cuya biografía averigüé mediante

múltiples informantes con vertiginoso deleite.” (126) La familia Gorriti se opone a las

relaciones de Juana Manuela con Manuel, y para separarla de él la llevan al campo,

pero la joven encuentra la manera de ver a Belzu, desafiando no sólo a su familia, sino

también a las costumbres de la época. Una tarde en la que debía encontrarse con él

llovía copiosamente, pero aún así ella acude al lugar de encuentro y Manuel no
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aparece porque “[s]implemente no imaginó que yo acudiría a la cita.” (143)

Finalmente, Belzu pide su mano y la familia de Juana Manuela se la concede, por lo

que se dispone la boda.

Tanto el noviazgo como la vida matrimonial se intercalan con la vida de Juana

Manuela en el Buenos Aires de 1880 en la primera y segunda parte de la novela, pero

los últimos tiempos de casada y su separación de Belzu se convierten, como ya

dijimos, en el eje de la tercera y última parte. En el relato de estos hechos Mercader

se basa en rumores que carecen de bases fidedignas, pero que nos permiten

acercarnos a su visión de Juana Manuela. En la época de la separación de Gorriti y

Belzu, los rumores que circularon tenían especialmente dos direcciones, la primera era

que Juana Manuela se había cansado de las infidelidades de su marido, y la segunda

que Belzu no soportó los coqueteos de su esposa con el presidente de Bolivia, José de

Ballivián. Mercader elige este último rumor para construir su versión de los hechos y

aunque Juana Manuela aparece como víctima de los celos infundados de su esposo,

quien en una escena dramática intenta matarla, tanto ella como Belzu aparecen a su

vez como víctimas de juegos de poder, ya que los enemigos políticos de Belzu han

creado falsas pruebas de la infidelidad de Juana Manuela con Ballivián. La narración

enfatiza la situación de víctima de Juana Manuela frente al acoso del presidente

boliviano, a cuyas invitaciones acude sólo por los intereses políticos de su esposo, y de

los celos de Manuel. Todo el relato, que aparece sin interrupciones del presente
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narrativo hasta el final, sugiere la necesidad del personaje de explicar lo sucedido para

justificarse y defenderse de la maledicencia que la acusó. El personaje de Mercader

aparece obsesionado con Manuel Belzu y preocupada por desmentir los rumores con

respecto a Ballivián. Al principio de la primera parte de la novela, Inucha hace un

comentario sobre los campos de Ballivián y agrega: “donde a usted tanto le gustaba

cazar.”(131) Según el narrador: “[n]unca tan pocas palabras habían sido tan

aplastantes” (131-132) para Juana Manuela, quien dedica un párrafo a argumentar

porque no le gustaba la caza y luego trata muy mal a Inucha por varios días.

Abandonada por su esposo y ante el ataque de su casa por civiles, Juana

Manuela huye a Arequipa con sus hijas, y un comerciante inglés, Mr Doudley, al que

conoce casualmente, se convierte en su compañero de viaje. Mientras tanto Manuel

Belzu se convierte en el presidente de Bolivia y envía a un mensajero con una carta

pidiendo el retorno de su esposa e hijas. Juana Manuela le envía a las niñas pero ella

decide partir a Lima porque no encuentra ninguna frase de amor en la carta de Manuel.

En el viaje al puerto de Mollendo, en el que va acompañada por su esclava y Mr.

Doudley, Juana Manuela se siente contenta con ella misma, libre, y declara que desea

al inglés, por lo que lo busca y hacen el amor, aunque en su narración de los hechos

intenta justificarse todo el tiempo: ¿es pecado a los treinta años seguir buscando esa

plantita que algunos cultivan en invernaderos, a otros les florece de pronto en mitad de

un páramo? ¿Es pecado amar el amor?... Según las leyes cometí adulterio. Con el
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agravante de haberlo cometido con premeditación y alevosía.” (255) De esta aventura

nacerá poco después su hija Clorinda.

Después del nacimiento de Clorinda, Juana Manuela conoce a Julián Sandoval,

con quien mantiene una relación estable por algunos años de la que nacerá su hijo

Julio. Según Juana Manuela “Julián me devolvía el gozo redondo por la vida. Efímero.

¡ay! Como una llama. Si Julito y Clorinda sufrían por mis ausencias, el regreso de una

madre renovada quizá los haya resarcido.” (153-154). Tanto en la historia con Mr.

Doudley como en ésta el personaje de Mercader considera sus momentos de placer

amoroso como sus mejores experiencias. El contraste con las palabras de la

verdadera Gorriti, es significativo, ya que en sus memorias expresa que “de todas las

fases de mi larga vida, ninguna ha dejado en mí recuerdos tan queridos como aquella

transcurrida entre una legión de ángeles a quienes enseñaba los tristes caminos de la

vida, ...” (234) refiriendose a su vida en Lima como maestra de niños.

En Lo íntimo, Juana Manuela no habla de su vida amorosa, ya que su única

preocupación son sus hijos, los vivos y los muertos. La única mención de Manuel Belzu

es cuando habla del pedido de éste de enviarle a sus hijas cuando vivían en Arequipa,

a la que según sus biógrafos había viajado acompañada por el mismo Belzu, y sus

palabras denotan el dolor de la madre al separarse de sus hijas, que ciertamente no

denotan a la mujer liberada y contenta que vive la aventura con Mr Doudley en la

novela.
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El personaje de Mercader convive con sombras y la más fuerte de ellas es

Manuel Belzu, quien aparece en sus sueños golpeando su puerta. En la tercera parte

de la novela, encontramos a una Juana Manuela obsesionada por rememorar la

historia de sus últimos meses junto a Belzu, hasta el punto de aislarse de todo contacto

exterior hasta que su sobrino la rescata de su encierro, enferma y delirante. Nada hay

en los textos de Gorriti que hicieran suponer una obsesión de este tipo con Manuel,

quien había muerto hacía veinte años. La mujer que nos habla en Lo íntimo es una

mujer equilibrada, conciente de la cercanía de su muerte y el amor a sus hijos y su

actividad literaria son lo único que le dan fuerzas para seguir. Tampoco parece tener

ninguna necesidad de explicar su pasado amoroso, su único comentario sobre Manuel

es el siguiente: “A los seres formados de lo sublime del bien y lo sublime del mal, se les

ama con terror y se les odia con admiración.”(212) y está motivado por el recuerdo de

la separación de sus hijas. El personaje de Mercader se distancia notablemente de la

verdadera Gorriti en esta última parte, ya que los hechos que motivan la separación de

Belzu ocupan todo el espacio narrativo, es decir, la esposa que quiere explicar y

justificar hace que la madre y la intelectual se anulen completamente, mientras que en

Lo íntimo son precisamente la madre y la intelectual quienes hablan. Sus hijos, tanto

los vivos como los muertos, están continuamente en su escritura, y comparando la

muerte de un esposo con la de un hijo nos dice “ La esposa consolará su dolor con el

orgullo de ser la viuda de un héroe... El dolor de la madre es inconsolable. La esposa


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llenará su corazón con un nuevo amor. El corazón de la madre es un abismo.” (234)

Con estas palabras nos dice que después de haber perdido a sus hijos, poco le

importan otras cosas y especialmente su vida amorosa de treinta años atrás. Sin

embargo, lo que sí conserva su atención, y de hecho a lo que dedica todo su tiempo es

a la actividad intelectual, la que constituye el mayor contenido de Lo íntimo. Nos habla

de las obras que está escribiendo, hace críticas a las obras de otros autores de la

época, comenta sus veladas literarias en Lima, y habla de sus proyectos de fundar

periódicos y revistas literarias, así como sus recuerdos como maestra de niñas.

En conclusión, en la obra de Mercader, Juana Manuela dilata su producción

literaria para enfrascarse en sus recuerdos amorosos, y aún cuando se intercala en el

texto de las primeras dos partes tanto su preocupación por su hijo Julio y el recuerdo

de sus hijos muertos como su actividad literaria y sus preocupaciones intelectuales, los

fantasmas de su pasado la desvían de estos intereses para hundirla en el recuerdo de

sus últimos meses en Bolivia. Treinta años después de estos hechos Juana Manuela

se nos aparece presa del recuerdo de un hombre, lo que contradice notablemente su

liberalismo sexual en la escena con Mr. Doudley, y su necesidad de escribir parece

motivada sólo por la necesidad de justificar sus actos. El personaje adquiere su

riqueza y dimensión en el rol de mujer enamorada y de esposa, relegando a un

segundo plano a la madre y a la escritora. En contraste con la Juana Manuela que

escribe Lo íntimo para quien su única pesadilla es la muerte de sus hijos y el no tener
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noticias de su hijo Julio, mientras que su consuelo es su actividad literaria, “nada

consuela en las penas de la vida, como este paréntesis que la pluma nos impone en

medio del trabajo.” (215) Esta concentración de Mercader en el aspecto amoroso de su

personaje no permite que el lector perciba la verdadera dimensión de Juana Manuela

como creadora y propulsora de la literatura femenina y de la educación de la mujer, lo

que creemos es el rasgo que hace de Juana Manuela Gorriti una figura destacada en la

sociedad del Siglo XIX.

Sofia Kaus

Texas Tech University

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