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RESULTANDO
Por memorial presentado el 17 de octubre de 2014, cursante de fs. 1487 a 1490, Rafael Luis Sejas
Cárdenas, en representación de la Unidad de Gestión Jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores,
interpone recurso de casación impugnando el Auto de Vista 69/2014 de 5 septiembre, de fs. 1468 a 1476
vta., pronunciado por la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, dentro del
proceso penal seguido por el Ministerio Público y la entidad recurrente contra Juan Carlos Eyzaguirre
Fuentes, por la presunta comisión de los delitos de Falsedad Material, Falsedad Ideológica y Uso de
Instrumento Falsificado, previstos y sancionados por los arts. 198, 199 y 203 del Código Penal (CP),
respectivamente.
I.1. Antecedentes.
a. Por Sentencia 19/2014 de 28 de febrero (fs. 1056 a 1071), el Tribunal Cuarto de Sentencia del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, declaró al imputado Juan Carlos Eyzaguirre Fuentes,
autor y culpable de la comisión de los delitos de Falsedad Ideológica y Uso de Instrumento
Falsificado, previstos y sancionados por los arts. 199 y 203 del CP, imponiéndole la pena de cinco
años de reclusión, a cumplir en el Penal de San Pedro de la ciudad de La Paz, más el pago de
daño civil y costas al Estado a calificarse en ejecución de Sentencia. Asimismo, le aplicó lo
dispuesto en el art. 36 del CP, imponiéndole la inhabilitación especial de cinco años, después del
cumplimiento de la pena principal. Lo absolvió del delito de Falsedad Material, tipificado por el art.
198 de la misma norma punitiva.
b. Contra la mencionada Sentencia, el imputado formuló recurso de apelación restringida (fs. 1366
a 1370 vta.), resuelto por la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,
mediante Auto de Vista 69/2014 de 5 de septiembre (fs. 1468 a 1476 vta.), por el que declaró
procedentes las cuestiones planteadas, disponiendo la nulidad de la Sentencia apelada y la
reposición del juicio por otro Tribunal, provocando la interposición del presente recurso de casación,
objeto de análisis.
Del memorial de recurso de casación y del Auto Supremo de admisión 003/2015-RA de 6 de enero,
se extraen los motivos a ser analizados en la presente Resolución, a los que este Tribunal circunscribirá
su análisis conforme al mandato establecido en los arts. 398 del CPP y 17.II de la Ley del Órgano Judicial
(LOJ).
1. Denuncia que, contrariando la doctrina legal sentada por el Tribunal Supremo de Justicia en los
Autos Supremos 69 de 20 de marzo de 2006, 112 de 31 de enero de 2007 y 151 de 2 de febrero
de 2007, el Tribunal de alzada incurrió en revalorización de la prueba al resolver el recurso de
apelación restringida planteado por el imputado, por cuanto en la consideración primera del Auto
de Vista expuso: “el Tribunal de Sentencia no ha efectuado una correcta ponderación de los hechos
juzgados sentenciando por la comisión del delito de Falsedad Ideológica, siendo cierto que no se
haya establecido la falsedad de tales documentos puesto que únicamente se hizo referencia al
informe emitido por el encargado de archivos y registros de la UMSA” (sic), agregando además:
“pudiéndose constituir argumento del recurso de apelación el hecho de que el acusado haya
recurrido a una tercera persona, para que tramite los citados documentos” (sic), sin tomar en cuenta
que los títulos de Licenciatura y en Provisión Nacional fueron presentados como prueba por su
parte y fueron valorados por el Tribunal de Sentencia, habiéndose demostrado claramente la
tipificación del delito y conducta del imputado, hecho corroborado con las declaraciones de los
testigos y del propio imputado; además, el Tribunal de alzada, al señalar que no existe plena
prueba, vulnera el principio de verdad material.
2. Por otro lado cuestiona que, el argumento del Tribunal de apelación, referido a que hay
imposibilidad de diferenciar la falsedad material de la ideológica; asimismo, respecto al delito de
Uso de Instrumento Falsificado, el Tribunal de apelación señaló que ante la absolución del delito
de Falsedad Material no se puede condenar por el uso del documento, soslayando el Auto Supremo
236 de 7 de marzo de 2007, que habría establecido en su doctrina legal: “el delito de Uso de
Instrumento Falsificado actúa independientemente al de Falsedad Material o Ideológica, pudiendo
ser diferentes sus agentes o la misma persona” (sic).
3. Finalmente,
señala que el Tribunal de alzada no circunscribió su decisión a los puntos
impugnados, pues el imputado citó en su recurso de apelación el Auto Supremo 455 de 14 de
noviembre de 2005, sin precisar la doctrina legal; sin embargo, el Auto de Vista impugnado lo
desarrolló ampliamente y otorgó un significado distinto, por cuanto el referido precedente considera
como defecto absoluto la ausencia de dolo y la falta de relación de causa y efecto entre la acción
y la vulneración al bien jurídico protegido, pero de ninguna manera el sentido expuesto por el
Tribunal de apelación; con lo que ingresó en contradicción al Auto Supremo 431 de 15 de octubre
de 2005, que estaría relacionado a que los Tribunales de alzada están obligados a circunscribir sus
actos a los puntos apelados, siendo estos los que delimitan su competencia.
I.1.2. Petitorio
Por lo expuesto, en aplicación del art. 419 del Código de Procedimiento Penal (CPP), solicita que se
admita el presente recurso de casación y se deje sin efecto el Auto de Vista impugnado, determinando se
dicte un nuevo fallo conforme a la amplia y protectora doctrina legal establecida.
I.2. Admisión del recurso.
Mediante Auto Supremo 003/2015-RA de 6 de enero, cursante de fs. 1502 a 1504, este Tribunal admitió
el recurso formulado por el acusador, para su análisis de fondo.
II.1. De la Sentencia.
Desarrollado el juicio oral, el Tribunal Cuarto de Sentencia del Tribunal Departamental de Justicia
de La Paz, dictó la Sentencia 19/2014 por el que declaró a Juan Carlos Eyzaguirre Fuentes, autor
y culpable de la comisión de los delitos de Falsedad Ideológica y Uso de Instrumento Falsificado,
previstos y sancionados por los arts. 199 y 203 del CP, imponiéndole la pena de cinco años de
reclusión, a cumplir en el Penal de San Pedro de la ciudad de La Paz, más el pago de daño civil
y costas al Estado a calificarse en ejecución de sentencia. Asimismo, le aplicó lo dispuesto en el
art. 36 del CP, imponiéndole la inhabilitación especial de cinco años, después del cumplimiento
de la pena principal; y, lo absolvió del delito de Falsedad Material, tipificado por el art. 198 de la
misma norma punitiva, conforme a los siguientes fundamentos: a) De acuerdo a los hechos
tenidos como probados en juicio, concluye que los mismos se adecuaron a los delitos tipificados
y sancionados por los arts. 199 y 203 del CP, especificando en cuanto al delito de Falsedad
Ideológica que los títulos académicos y en provisión nacional, cuyo titular sería Juan Carlos
Eyzaguirre Fuentes, eran documentos públicos; en consecuencia, estos instrumentos tenían
formas verdaderas, pero en ellos se introdujo datos falsos; por lo que el contenido carece de una
verdad objetiva, y quien efectuó ese acto antijurídico es precisamente el imputado, al haber
consentido que cursó algunas materias de la carrera de Derecho de la Universidad Mayor de San
Andrés; empero, éste no egresó de la misma y no se tituló bajo ninguna modalidad como
Licenciado en Derecho; b) En cuanto al delito de Uso de Instrumento Falsificado, el imputado, a
sabiendas que los títulos eran falsos hizo uso de los mismos en forma reiterada, primero en su
presentación a la Unidad de Recursos Humanos y Escalafón del Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto; y, luego, a la Dirección de Identificación Personal de la Policía boliviana; c) En
la conducta del imputado existió dolo, porque actuó con conocimiento y voluntad en los hechos
acusados, entendiéndose la concurrencia del primer elemento del delito. En cuanto a la acción,
la antijuricidad entendida como lo “que es contra el derecho”, establece que el acto de haber
hecho insertar datos falsos en un documento público y la utilización de documentación falsa para
acreditar su formación profesional, es antijurídico, porque dada su formación y experiencia de la
vida conocía que hacer insertar datos falsos en un documento público para hacer creer su
formación profesional y utilizar el mismo, está prohibido. Por otra parte, el uso de un documento
a todas luces falso y a sabiendas que esa falsedad está prohibido, lo utilizó incursionando en la
conducta descrita provocando perjuicio, sin que en su accionar se hubiera advertido alguna causa
de justificación; y, d) Es culpable, ya que la culpabilidad es el “Conjunto de presupuestos que
fundamentan la reprochabilidad personal de la conducta antijurídica”, que se vislumbra de manera
nítida porque el momento de hacer insertar datos falsos y usar los documentos falsos, son hechos
acaecidos en diferentes momentos, habiendo sido capaz de comprender la antijuricidad de su
acción, estado mentalmente sano y haber cometido el delito a sabiendas y voluntariamente.
El imputado, Juan Carlos Eyzaguirre Fuentes, planteó recurso de apelación restringida contra la
Sentencia 19/2014 de 28 de febrero, alegó que, en estrecha vinculación con los motivos de
casación: i) La Sentencia incurrió en una errónea aplicación de la ley sustantiva, específicamente
del art. 199 del CP, por cuanto para que una conducta se subsuma exactamente en los hechos
descritos, deben existir los siguientes requisitos y elementos concurrentes: Que exista un
instrumento público verdadero, en su caso, dos instrumentos públicos verdaderos, el diploma
académico signado con el 000101 y el título en provisión nacional, con folio 002448/2002 de 18
de octubre; empero, dichos instrumentos públicos no existen en el cuaderno y no fueron
presentados ni por la acusación fiscal ni la particular, no obstante ser necesarios, de acuerdo a
la norma citada; en consecuencia, no existe el primer elemento que configura el delito de
Falsedad Ideológica, puesto que en la Sentencia en reiterados párrafos, el Tribunal de mérito,
dijo que llegó a la certeza que los documentos antes aludidos, especialmente en el punto cuarto,
del romano II, eran falsos, así como la caligrafía, el número y las firmas de las autoridades; ii) Otro
elemento concurrente para que se configure y subsuma el hecho en la previsión del art. 199 del
Código sustantivo penal, es que debe probarse en juicio que exista un sujeto identificado
totalmente, que inserte o hiciere insertar en un instrumento público verdadero declaraciones
falsas concernientes a hechos que el documento debe probar. En el caso de autos, no se
identificó a ese sujeto, no se investigó al respecto; sin embargo, el Tribunal de instancia, haciendo
una inferencia estableció que él presentó a la Unidad de Recursos Humanos y Escalafón de la
entidad, documentos falsos que no acreditan su formación académica y profesional, por eso
cometió el delito de Falsedad Ideológica. No se demostró que hubiere insertado o hubiere hecho
insertar en los instrumentos públicos verdaderos, declaraciones falsas concernientes a hechos
que los documentos deban probar, a cuyo efecto afirma que la inferencia no se encuadra dentro
del marco de las facultades previstas en el art. 173 del CPP, por cuanto dicha norma procesal en
cuanto a la valoración de la prueba a la que están reatados los jueces, es clara al determinar que
el Juez o Tribunal asignará el valor correspondiente a cada uno de los elementos de prueba, con
aplicación de las reglas de la sana crítica, justificando y fundamentando adecuadamente las
razones por las cuales les otorgó determinado valor, en base a la apreciación conjunta y armónica
de toda la prueba esencial producida. En ese contexto, no caben las inferencias con las que actuó
el Tribunal de Sentencia al dictar la Sentencia impugnada; iii) Otro elemento sustancial,
concurrente y elemental, que debe existir para que los hechos se subsuman a la descripción del
art. 199 del CP, y que existió falsedad, es el elemento pericial; es decir, por la naturaleza de esos
delitos es necesario que un tercer sujeto, perito, entendido en la materia, diferente a los sujetos
procesales, realice un estudio pericial para determinar la autenticidad o falsedad de los
documentos o si se han insertado declaraciones falsas en instrumentos públicos y verdaderos. Al
respecto, el art. 204 del CPP, prevé que se ordenará una pericia para descubrir o valorar un
elemento de prueba, que necesite un conocimiento especializado en alguna ciencia, arte o
técnica, aspectos que fueron objeto de la defensa, habiendo sido expresados y fundamentados
claramente en los alegatos finales; sin embargo, el Tribunal en la Sentencia no se refirió para
nada al mismo, restándole importancia y menospreciándolos, negando en todo caso el derecho
a la defensa. Culminando, sostuvo que, correspondía, en sujeción al art. 363 incs. 1) y 2) del
CPP, dictar sentencia absolutoria, porque no se probó la acusación o esta fue retirada del juicio
al haber renunciado la parte acusadora, a producir la prueba pericial y porque la prueba aportada
no era suficiente para generar en el Juez o Tribunal, convicción sobre la responsabilidad penal
de su persona; iv) Denuncia errónea aplicación del art. 203 del CP, por cuanto habiendo sido
absuelto por el delito de Falsedad Material, además de no haberse demostrado la falsedad
ideológica, conforme detalló precedentemente, no puede existir solo y sin sustento, la calificación
del delito de Uso de Instrumento Falsificado, porque de acuerdo a la previsión del art. 203, el que
a sabiendas hiciere uso de un documento falso o adulterado, será sancionado como si fuere autor
de la falsedad; en razón de ello, si no es autor de ninguna falsedad, no puede ser sancionado
como si fuera autor de Uso de Instrumento Falsificado, por lo que resulta claro el despropósito
del Tribunal, al aplicar erróneamente la ley citada, por lo que igualmente corresponde declararle
absuelto del referido delito, porque no se probó la acusación, habiendo sido retirada del juicio;
y, v) Luego de cuestionar la imposición de la inhabilitación especial, acusando la errónea
aplicación del art. 36 del CP, citó como precedente contradictorio, entre otros, el Auto Supremo
455 de 14 de noviembre de 2005.
La Sala Penal Primera, emitió el Auto de Vista 69/2014 de 5 de septiembre, por el que declaró
procedentes las cuestiones planteadas, en cuya virtud anuló la Sentencia 19/2014 de 28 de
febrero, ordenando el reenvío del juicio, de acuerdo a los siguientes fundamentos: 1) Sobre el
cuestionamiento referido a la inexistencia de los documentos supuestamente falsificados, el
diploma académico signado con el 000101 y el título en provisión nacional, signado con el
002448/2002, a cuyo efecto no se podría declarar autor de ningún delito al imputado, por cuanto
el Tribunal de Sentencia se basó simplemente en la nota de 28 de junio de 2002, por la que el
imputado, en su condición de servidor público del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto,
habría adjuntado al Embajador Alberto Zelada Castedo, fotocopias de los citados documentos,
los que de acuerdo al informe evacuado por el Jefe de la División de Documentos y Archivo de la
Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), de 4 de febrero de 2009, el imputado, no figuraría
como profesional titulado de la carrera de Derecho y que las fotocopias adjuntas no guardarían
relación de correspondencia con la documentación que emite dicha casa superior de estudios,
aclarando que se tratarían de simples fotocopias, el Tribunal de alzada concluyó que, dicho
argumento no es una apreciación subjetiva sino efectiva y objetiva, por cuanto el Tribunal de
Sentencia lo encontró autor del delito de Falsedad Ideológica y Uso de Instrumento Falsificado,
absolviéndole de la comisión del delito de Falsedad Material, estableciendo que el imputado, al
presentar supuestos títulos de abogado en fotocopias simples, pretendió hacer aparecer en tales
documentos, una realidad que probablemente ocurrió, constituyendo tal argumento un defecto de
sentencia; consiguientemente, el Tribunal de Sentencia no efectuó una correcta ponderación de
los hechos juzgados, sentenciando por la comisión del delito de Falsedad Ideológica, siendo
cierto que no se estableció la falsedad de tales documentos, puesto que únicamente se hizo
referencia al informe emitido por el encargado de archivos y registro de la UMSA; 2) Sobre la no
identificación del sujeto que insertó o hizo insertar en un documento público verdadero,
declaraciones falsas concernientes a hechos que el documento debe probar, el Tribunal de
Sentencia, al establecer que fue el acusado quien presentó tales títulos a la Unidad de Recursos
Humanos y Escalafón del Ministerio Público de Relaciones Exteriores y Culto, no determinó
plenamente al sujeto activo, por cuanto se declaró al acusado absuelto de la comisión del delito
de Falsedad Material, “pudiéndose constituir argumento del recurso de apelación, el hecho de
que el acusado haya recurrido a una tercera persona, para que tramite los citados documentos,
cuando conocía y sabía que el mismo no había concluido el plan de estudios de la carrera de
derecho” (sic), a cuyo efecto culminó, que el Tribunal de Sentencia, no formó plena convicción
sobre la autoría de tal delito, estableciéndose que si bien fue el acusado quien presentó “supuesta
documentación”, pretendiendo demostrar la realidad de hechos que probablemente no ocurrieron
de esa manera, previa descripción del Auto Supremo 455 de 14 de noviembre de 2005, referido
al defecto de Sentencia no detectado por el Tribunal de alzada, sobre la falta del elemento dolo
en el actuar de la procesada, sobre todo, la falta de relación de causa y efecto, entre la acción de
la imputada y el daño patrimonial sufrido, en cuanto al delito de Falsificación Ideológica, dedujo
que de la revisión de la Sentencia 19/2014, no se llegó a establecer que existan elementos sólidos
que lleguen a definir la responsabilidad penal con relación a los delitos atribuidos, situación que
se traduce en un defecto absoluto insubsanable, conforme al art. 169 inc. 3) del CPP; 3) Con
relación a que en la Sentencia se concluyó que no existió prueba suficiente para demostrar que
el acusado haya sido también autor del delito de Falsedad Material; empero, estableció que las
supuestas falsedades introducidas en el diploma académico como en el título en provisión
nacional de abogado, habrían sido de su autoría, al haber sido presentados y utilizados
hipotéticamente a los fines de acreditar su formación profesional, determinando supuestamente
que él sabiendo que nunca culminó el plan de estudios de la Carrera de Derecho, acudió a un
tramitador, con la finalidad de obrar supuestamente aquello que legalmente no podía obtener,
resultando que, “el hecho de no haberse producido la prueba extrañada, eximiría de
responsabilidad penal al acusado” (sic), el Tribunal de alzada, considera cierto lo afirmado por el
apelante, cuando sostiene que ninguna de las partes que intervinieron en el proceso, tendrían la
suficiente capacidad para decir o expresar cuáles o qué documentos serían falsos, destacando
que el Tribunal de Sentencia no lo sentenció por el delito de Falsedad Material. No obstante de
ello, “la extrañada prueba, la cual debió ser exhibida para el procesamiento de toda la falsedad y
su respectivo uso, siendo o llevando la carga de la prueba la parte acusadora, constituyéndose
en una causal de nulidad de la sentencia, por no haberse operado el principio de la verdad
material ante la inasistencia de la plena prueba para la emisión de una sentencia condenatoria
siendo cierto el incumplimiento de las reglas para la emisión de la referida Sentencia y que se ha
incurrido en las causales previstas por el art. 370 del CPP, en particular en el numeral sexto”
(sic); 4) Sobre el cuestionamiento del recurrente, que por el hecho de haber sido absuelto del
delito de Falsedad Material, tampoco habría incurrido en la comisión del delito de Uso de
Instrumento Falsificado, por lo que el Tribunal de Sentencia habría efectuado una errónea
aplicación del art. 203 del CP, el Tribunal de alzada, infiere que el recurrente no señaló mayores
argumentos que se encuentren relacionados con los presupuestos que habilitan el recurso de
apelación restringida, pues si bien se alega un precepto legal erróneamente aplicado, “se
señalan” cuales serían los criterios, que a su entender “se habrían” considerado por el Tribunal
de Sentencia, limitándose a sostener que no incurrió en el delito de Uso de Instrumento
Falsificado. A pesar de dicha falencia, el Auto de Vista concluyó que el inferior determinó con
meridiana claridad que el acusado ingresó a optar por cargos en la carrera diplomática, ocupando
los cargos de tercer secretario, segundo secretario, habiéndose habilitado para optar por el cargo
de primer secretario, ante la realidad putativa de ejercer una profesión, cual es la de abogado y
que si bien para optar por tales cargos no se requería la inscripción en el respectivo colegio de
abogados, el recurrente presentó documentación que acreditaba una condición profesional
inexistente; consiguientemente, el Tribunal de Sentencia, en la exposición de motivos de derecho
y doctrinales, determinó que el acusado a sabiendas que los supuestos títulos eran falsos, hizo
uso de los mismos de manera reiterada, presentándolos en la Unidad de Recursos Humanos y
escalafón del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y a la Dirección de Identificación
Personal de la Policía boliviana; es decir, “ante la absolución de la comisión del delito de falsedad
material, como se va condenar por el delito de uso de instrumento falsificado, si reiteramos fue
absuelto por el delito de falsedad” (sic); y, 5) Resaltando el contenido del numeral III de la
Sentencia, en el que se refirió a los alcances de los tipos penales de Falsedad Ideológica y Uso
de Instrumento Falsificado, el Tribunal de alzada, sostuvo que los fundamentos referidos a ambas
figuras delictivas, denotan la existencia ineludible de un instrumento público; es decir, la
existencia de una objetividad material modificada en su esencia, y en el caso de autos, no existe
el referido instrumento tantas veces señalado para poder indicar que efectivamente se haya
perpetrado los tipos de delitos, por lo que culmina afirmando que en el caso de autos, se
estableció de forma inconfundible e indubitable, que el fallo de impugnación, era motivo de nulidad
absoluta, correspondiendo que otro Tribunal reponga el proceso penal.
III.1. Sobre los precedentes invocados por el recurrente y la facultad del Tribunal de alzada
limitada a controlar la labor de valoración probatoria.
Ahora bien, en estricta relación con lo desarrollado precedentemente, es preciso recordar que el
sistema penal boliviano, en el que rige el principio acusatorio, reconoce la libre valoración
probatoria en los arts. 173 y 359 del CPP, basado únicamente en la sana crítica del juzgador,
cuyos componentes configuradores son las reglas de la lógica y la experiencia, encontrándose
aquél obligado a fundamentar las razones por las que asignó determinado valor a la prueba
producida en juicio. En ese entendido, se tiene que no existe la prueba legal o tasada, donde es
la ley la que asigna específico valor a prueba concreta.
Sobre el tema, resulta imperioso exponer el criterio sentado por este Tribunal a través del Auto
Supremo 014/2013-RRC de 6 de febrero, emitido en un caso en el que se constató que el Tribunal
de alzada al dejar sin efecto la Sentencia recurrida, se alejó de la doctrina legal asumida en cuanto
a la libre valoración de la prueba, por cuanto contrariamente a lo asumido por aquél, se corroboró
que la resolución de instancia no obró simplemente en referencia a la pruebas introducidas sino
más al contrario estableció con precisión los hechos acreditados, efectuando la debida
fundamentación descriptiva tanto de la prueba de cargo como de descargo y también desarrolló
la fundamentación intelectiva, precisando las razones por las cuales otorgó credibilidad a las
pruebas de cargo, estableciendo las coincidencias existentes entre las declaraciones de los
testigos, así como las razones que justificaban la falta de precisión de fechas de los hechos objeto
del juicio, conforme la explicación brindada por la perito de cargo; así como valoró las
declaraciones de los testigos de descargo y de la perito ofrecida por la defensa, llegando a las
conclusiones expuestas en su propio texto. En ese entendido, previa referencia a la doctrina legal
sentada en el Auto Supremo 131 de 31 de enero de 2007, estableció que el Juzgador es libre
para obtener su convencimiento, lejos del sistema de la prueba tasada, asumiendo el de la
sana crítica; empero, delimitando los márgenes de acción en los que el Juez o tribunal
deba enmarcar su decisorio a los principios de la lógica y los principios generales de la
experiencia, bien pudiendo entonces el que juzga, afianzar su convencimiento no en el
número de pruebas o testigos introducidos al juicio, sino más bien en torno a su pleno
convencimiento conducido por su recto entendimiento; tal es así que la clarificación de
culpabilidad recae en aquella firme convicción y la eficacia que ejerza sobre ella la
producción probatoria, a cuyo efecto sentó el siguiente entendimiento doctrinal:
“Una vez introducida la prueba de cargo y descargo al proceso, desarrollados los actos y pasos
procesales inherentes a la sustanciación del juicio oral, realizados los actos de cierre por las
partes y clausurado el debate, corresponde al Juez o Tribunal dictar una Sentencia,
cimentada en la decisión asumida en la deliberación, sobre la base de lo visto, oído y
percibido en la audiencia de juicio, efectuando la labor de valoración e interpretación
siguiendo las reglas de la sana crítica, apreciando individual e integralmente las pruebas
desfiladas y sometidas a la contradicción ante sus sentidos.
Aquellas expresiones y la exposición de las razones que hacen a la decisión asumida permitirá
al Tribunal de alzada, establecer si la sentencia recurrida responde a cánones de racionalidad en
la decisión sobre los hechos sometidos al debate de juicio, o bien entrar en la corrección de la
aplicación del derecho con el objetivo de que sea posible su control por los órganos judiciales
superiores competentes, para evitar toda posible arbitrariedad en el ejercicio de la función
jurisdiccional y, al mismo tiempo, ofrecer satisfacción al derecho de los ciudadanos del Estado a
la tutela judicial efectiva.
realizada por el Juez o Tribunal de Sentencia, a efecto de constatar si se ajusta a las reglas
de la sana crítica y contenga una debida fundamentación; además, que las conclusiones
contenidas en la sentencia no sean contradictorias o conducentes a un absurdo lógico en
desmedro de la parte imputada, no correspondiendo la anulación de la sentencia, por ende
la reposición del juicio, cuando aquella contiene la debida fundamentación fáctica,
descriptiva e intelectiva, conforme las exigencias previstas en el art. 173 del CPP, por tanto
expresa la razonabilidad y motivación de parte del Tribunal o Juez de Sentencia” (resaltado
propio).
Ingresando ya al análisis del motivo de casación y en mérito a haberse establecido que el Tribunal
de alzada tiene específicas atribuciones cuando revisa la valoración probatoria del juez o tribunal
de instancia, restringiéndose únicamente a constatar si se ajusta a las reglas de la sana crítica,
conteniendo la debida fundamentación, cuidando que las conclusiones contenidas en la sentencia
no sean contradictorias o conducentes a un absurdo ilógico en desmedro de la parte imputada,
no correspondiendo la anulación de la sentencia, por ende la reposición del juicio, cuando aquella
contiene la debida fundamentación fáctica, descriptiva e intelectiva, conforme las exigencias
previstas en los arts. 173, razonamiento concordante con el párrafo primero del 359, ambos del
CPP, se advierte que el Tribunal de alzada, a tiempo de resolver los puntos impugnados por el
acusado, referentes a la ausencia, dentro del proceso penal, de los documentos supuestamente
falsificados (diploma académico y título en provisión nacional de abogado), concluyó que: “este
primer alegato expuesto por el acusado, no es una apreciación subjetiva sino es de forma efectiva
y objetiva la inexistencia de lo supuestamente falsificado, por cuanto debe considerarse que el
Tribunal de Sentencia, lo ha encontrado autor del delito de Falsedad Ideológica y Uso de
Instrumento Falsificado, y lo ha declarado absuelto de la comisión del delito de Falsedad Material,
estableciendo que el acusado al presentar supuestos títulos de abogado en fotocopias simples,
pretendió hacer aparecer en tales documentos, una realidad que probablemente ocurrió, por lo
que tal argumento se constituye en un defecto de la Sentencia (…) siendo cierto que no se haya
establecido la falsedad de tales documentos, puesto se advierte que únicamente se hizo
referencia al informe emitido por el encargado de archivos y registro de la UMSA” (sic).
de febrero de 2009, sobre los títulos de la carrera profesional del acusado, señalando que
“revisados los Libros concernientes a Títulos Académicos y en Provisión Nacional de la gestión
2002, el nombre del señor Juan Carlos Eyzaguirre Fuentes no figura como profesional titulado de
la Carrera de Derecho, se verificó, añade el informe, que las fotocopias adjuntas de los Títulos
Académico y en Provisión Nacional son falsos, la caligrafía, el numero y las firmas de las
autoridades están fraguadas” (sic), afirmación que se basó en: “TESTIFICALES DR. WALDO
ALBARRACIN SÁNCHEZ Rector de la Universidad Mayor de San Andrés DOCUMENTALES MP
21 y AP 13 (Informe D.D.A.INF Nº 040/09 de fecha 25 de Febrero de 2009 por el cual el Lic. Hugo
Morales bellido Jefe de la División de Documentos y Archivo de la Universidad Boliviana
Universidad Mayor de San Andrés informa al Dr. Waldo Albarracin Sanchez jefe del departamento
Asesoría Jurídica que revisados los libros concernientes a Títulos Académicos y en Provisión
Nacional de la gestión 2002, el nombre de Juan Carlos Eyzaguirre Fuentes no figura como
profesional titulado de la Carrera de Derecho) MP.21 y AP.14 (Nota A.JUR Nº 194/04 al Lic. Jorge
Olguín Maldonado Jefe de la Unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Relaciones Exteriores
y Culta de Abog. Elías Huanto Asesor Jurídico y Dr. Waldo Albarracín jefe del departamento
Asesoría Jurídica…por la cual se remite informe D.D.A INF. Nro 040/09) MP.21 y AP.20 (Informe
de Cap. Dr. Juan C. Bazoalto Torrez Asignado al caso de fecha 27 de julio de
2010) MP.22 (Informe Cap. Dr. Juan C. Bazoalto Torrez Asignado al caso de fecha 28 de febrero
de 2011) MP.23 y AP. 25 (Informe CP/KA7INF/071/2011 de Julio Luna Narváez a Dr. Juan ramos
Mamani director de la Carrera de Derecho, por el cual se informa que Juan Carlos Eyzaguirre
Fuentes fue alumno regular de las gestión 1993 a 1998 con el vencimiento de 18 material que no
cuenta con documentación alguna en su file de haber tramitado examen de grado y/o Defensa de
Tesis y que la Unidad de Kardex no ha emitido ningún documento académico a nombre de Juan
Carlos Eyzaguirre Fuentes)” (sic).
Resultando desvirtuada la conclusión a la que llegó la Sala Penal Primera, por cuanto no es
evidente que el Tribunal Sentencia, únicamente se haya basado en el informe emitido por el Jefe
de la División de documentos y archivo de la UMSA, sino también valoró declaraciones testificales
y demás informes emitidos por diferentes funcionarios de la referida Universidad, relativos a la
posible falsedad del diploma académico y título en provisión nacional pertenecientes al imputado,
para apoyar el informe emitido por el Jefe de Archivos de División de documento y Archivo de la
aludida Universidad, conforme se tiene anotado. Por otro lado, también se advierte que de
manera simple y sin mayor argumentación, el Tribunal de alzada concluyó que la falsedad no se
estableció, restándole valor a la prueba sometida a conocimiento del Juzgador de mérito; sin
fundamentar de qué modo dicho razonamiento se habría alejado de los marcos de razonabilidad
y de la sana crítica, sobrepasando su competencia y desconociendo que él único facultado para
asignarle valor, o, a contrario sensu, de restarle credibilidad a una prueba, es el Tribunal de
mérito.
En estrecha relación con el tema antes analizado, se advierte que la afirmación efectuada por el
Tribunal de alzada en ocasión de resolver la impugnación referida a que en la Sentencia no
existiría prueba suficiente para condenar al acusado también por el delito de Falsedad Material,
en el que estableció: “la extrañada prueba, la cual debió ser exhibida para el procesamiento de
toda la falsedad y su respectivo uso, siendo o llevando la carga de la prueba la parte acusadora,
constituyéndose en una causal de nulidad de la sentencia, por no haberse operado el principio
de la verdad material ante la inasistencia de la plena prueba para la emisión de una sentencia
condenatoria siendo cierto el incumplimiento de las reglas para la emisión de la referida Sentencia
y que se ha incurrido en las causales previstas por el art. 370 del CPP, en particular en el numeral
sexto” (sic), igualmente, resulta ser una apreciación ligera y carente de fundamentación debida,
en la que además de restarle valor a la prueba conocida en juicio oral, tildándola de prueba
insuficiente o no plena, no efectuó una explicación mínima sobre las reglas que habrían sido
inobservadas por el Tribunal de Sentencia; en consecuencia, se tiene que el cuestionamiento del
recurrente, es evidente y tiene asidero legal.
III.2. Sobre el precedente invocado y el deber de efectuar una debida subsunción de los hechos
en los tipos penales endilgados.
En cuanto al cuestionamiento sobre el fundamento del Tribunal de alzada en el que concluyó la
imposibilidad de diferenciar la falsedad material de la ideológica y que ante la absolución por el
delito de falsedad material no se puede condenar por el de uso de instrumento falsificado, el
recurrente invocó el Auto Supremo 236 de 7 de marzo de 2007, que sentó doctrina legal al
resolver un caso en el que, entre otros cuestionamientos, se alegó inobservancia o errónea
aplicación de la ley sustantiva, previsto en el art. 370 inc. 1) del CPP, por cuanto se acusó a la
recurrente de la comisión del delito de Uso de Instrumento Falsificado, cuando -a su criterio-
nunca se le comprobó la falsedad de documento alguno, tampoco su uso, a cuyo efecto, la
entonces Corte Suprema de Justicia, en su Sala Penal Primera, determinó que resultaba
indudable que el delito de uso de instrumento falsificado actúa independientemente al de falsedad
material o ideológica, pudiendo ser diferentes sus agentes, o la misma persona, emitiendo el
siguiente entendimiento doctrinal:
“El debido proceso se manifiesta en que las partes procesales gocen de los derechos y garantías
previstas para que la investigación y juzgamiento se desarrollen en el marco del respeto a los
derechos fundamentales de la persona, sea aquella el acusador particular o público, y el acusado;
precepto al que se suma el derecho a la seguridad jurídica, debiendo la actividad jurisdiccional
esmerarse para brindar a los administrados la seguridad que las decisiones se enmarquen en los
preceptos establecidos en la Constitución Política del Estado, Los Tratados y Convenios
Internacionales, y la Ley.
Los delitos para ser considerados como tales, deben reunir todas las condiciones exigidas para
cada tipo en el Código Penal y ser probado en juicio oral, público, contradictorio y continuo, y en
la fase de subsunción legal los Tribunales y Jueces de Sentencia, y excepcionalmente los
Tribunales de Apelación, deben tener el cuidado de observar que a la ausencia de alguno de los
elementos configurativos del tipo penal, no existe delito”.
Ahora bien, en cuanto a la labor de adecuada subsunción de los hechos al tipo penal, es preciso
que los Tribunales o Jueces de Sentencia, y excepcionalmente los Tribunales de alzada, observe
el principio de legalidad, respecto a lo cual, el Auto Supremo 267/2013-RRC de 17 de octubre,
estableció: “La subsunción supone la concreción de la norma esencialmente abstracta (tipo penal)
y general al caso concreto y particular (hecho o hechos) que haya sido objeto del juicio.
En primer término, y como labor inmediata, una vez concluida la valoración de la prueba y
establecidos los hechos probados y no probados, el juzgador debe verificar la existencia y
materialización del verbo rector en la conducta del imputado dentro de él o los hechos debatidos
en juicio, es decir realizar un enjuiciamiento jurídico del hecho, para después realizar el mismo
trabajo de coincidencia para la restante estructura del tipo penal.
De este modo la selección e interpretación del tipo penal y su adecuada subsunción no sólo supondrá
una aplicación coherente y correcta de la norma sustantiva, si no que involucrará el cumplimiento
del derecho a una tutela judicial efectiva (art. 115.I de la CPE), un entender contrario, es decir, el
tomar una decisión por parte del juzgador, en base a una deficiente y defectuosa subsunción de
la conducta enjuiciada aplicando el tipo penal irrazonablemente, comprometerá la vulneración del
principio de la legalidad penal, en íntima y directa conexión con el derecho a la libertad”.
III.2.1. Sobre los tipos penales de falsedad con relación al de Uso de Instrumento Falsificado.
Este entendimiento tiene su base legal en el mismo tipo penal del art. 203 del Código Penal
Boliviano que señala: “El que a sabiendas hiciere uso de un documento falso o adulterado, será
sancionado como si fuere autor de la falsedad.” La última idea, da cuenta de todo lo que hasta
ahora se ha dicho, pues claramente la norma prescribe: “…como si fuere autor de la falsedad”,
luego, la propia norma descarta que el sujeto activo de este tipo penal, sea la misma persona que
forjó ese documento, en conclusión, no se puede sancionar al mismo sujeto, como autor de un
delito de Falsedad y también de Uso.
Sobre la misma temática, el profesor español Francisco Muñoz Conde, comentando este delito,
también previsto en la legislación española con similares características a la nuestra, señala: “La
falsificación de un documento desemboca naturalmente en su uso. Por eso, si el uso es llevado
a cabo por el propio falsificador, es un acto posterior impune.
El Código castiga el uso llevado a cabo por el no falsificador si es para perjudicar a otro o si lo
presenta en juicio. La primera modalidad se incrimina en razón del perjuicio económico que puede
causarse.” (Derecho Penal Parte Especial, pág. 706).
Este criterio también es asumido por Carlos Creus, que haciendo referencia a la autoría de
falsificación y uso de documento falso refiere lo siguiente: “El principio general que aquí se ha dado
por reconocido, es que el tipo del art. 296 no contempla la conducta del que falsificó y después usa
del documento falsificado; por lo tanto, se da una situación de concurso aparente: las distintas
figuras de falsificación documental y la de uso de documento falso, se excluyen entre sí cuando
están constituidas por conductas del mismo sujeto”, para finalmente concluir: “Queda, pues, fuera
de discusión, que el autor de falsificación que a la vez usa el documento, n o puede ser castigado
al mismo tiempo por aquella falsificación y por este uso; únicamente puede serlo por el primer
delito”(Falsificación de documentos en general, pág. 203 y 204)
En ese ámbito, se advierte que el Tribunal de Sentencia, habiendo establecido que las
pruebas no permitían concluir que la conducta del imputado se subsumía en el tipo penal
de Falsedad Material, al no haberse comprobado que fuera el autor material de la
falsificación del diploma académico y título en provisión nacional; sin embargo, concluyó
que sí era autor intelectual de esas falsificaciones y que conocía de dicha falsedad al
haber utilizado dichos documentos falsos para los fines de acreditar su formación
profesional exigida por la Ley 1444 del Servicio de Relaciones Exteriores, afirmando a
continuación que del análisis del tipo penal de Falsedad Ideológica e Instrumento
falsificado: “…el Sr. Juan Carlos Eyzaguirre Fuentes, sabiendo que nunca culmino el plan
de estudios de la Carrera de Derecho, también ha presentado un certificado (MP.7 Y
AP.7) por el cual se demostraría la conclusión de Plan de estudios y que en su calidad
de egresado podía optar por una de las modalidades de graduación, empero por las
Por lo expuesto, se constata que el Tribunal de Alzada omitió controlar si de acuerdo con
los hechos probados y la fundamentación jurídica desarrollada en la Sentencia, los
elementos del tipo penal de falsedad ideológica concurrieron en la conducta del
imputado, contrario a este cometido concluyó que en la causa el diploma académico y el
título en provisión nacional no existían y que ante esa ausencia no podía determinarse si
se perpetraron los delitos de falsedad material e ideológica, razonando en forma
equívoca que por dicha circunstancia tampoco podía condenarse por el delito de uso de
instrumento falsificado.
Con relación a la subsunción de los hechos al delito de Uso de Instrumento Falsificado,
se advierte que el Tribunal de Sentencia una vez establecida la falsedad de los
documentos cuestionados (diploma académico y título en provisión nacional), conforme
se instituyó en el apartado III.1.1 de la presente resolución, declaró como hecho probado
que los mismos, en fotocopias simples, fueron presentados por el imputado el 28 de junio
de 2002, a través de nota dirigida al Embajador Alberto Zelada Castedo, así como un
certificado 045/01 de Conclusión de Plan de Estudios de 25 de mayo de 2001, solicitando
que dicha documentación se apareje a su file personal (extremo acreditado también por
Nota Interna GM-UAI-050/2009 de 2 de marzo de Jorge Olguín Maldonado, Jefe de
Auditoría Interna dirigida al Embajador David Choquehuanca Céspedes, Ministro de
Relaciones Exteriores), debido a que el 2003, el Ministerio de Relaciones Exteriores y
Culto presentó su postulación para participar en el Programa de Formación y
perfeccionamiento de Diplomáticos Primera Fase, a cuyo efecto se elaboró la Resolución
Ministerial, declarando en comisión de estudios al mencionado funcionario con el goce
del 100% de sus haberes y la compra de sus pasajes, estableciéndose que ya para el
2007, el acusado percibía un haber mensual de Bs. 7000.- (siete mil bolivianos), (punto
primero y quinto de la Sentencia).
Aspectos que pudieron haber sido detectados por el Tribunal de alzada en su labor de
verificación de la labor de subsunción de los hechos acusados a los tipos penales
endilgados, atribuida a los jueces de mérito y que en alzada, en caso de detectarse
errónea subsunción, puede ser subsanada, sin necesidad de ordenar el reenvío de la
causa, conforme se ha establecido en el Auto Supremo 660/2014-RRC de 20 de
noviembre, al tratarse de la observancia del principio de legalidad, en atención a los
alcances de las figuras delictivas atribuidas al procesado y sobre la base a los hechos
declarados probados por el Tribunal de juicio, que en el caso presente están claramente
determinados e identificados, por lo que el agravio del recurrente tiene asidero legal
y amerita dejar sin efecto el Auto de Vista recurrido.
III.3. Sobre el precedente invocado y la facultad del Tribunal de alzada de restringir su resolución
a los puntos impugnados en apelación restringida.
Sobre la temática, el recurrente invocó la doctrina legal asumida en el Auto Supremo 431 de 15 de
octubre de 2005, emitido al determinar que el Tribunal de alzada, omitió revisar exhaustivamente
el proceso penal, que motivó la formulación del recurso de apelación restringida, provocando
aseveraciones alejadas de la realidad y contradictorias con los datos del proceso, dando lugar a
que las partes procesales interpongan recursos de casación.
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el art. 42.I.1 de la LOJ y lo
previsto por el art. 419 del CPP, DEJA SIN EFECTO el Auto de Vista 69/2014 de 5 septiembre, y
determina que la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, sin esperar
turno y previo sorteo, dicte nuevo fallo conforme a la doctrina legal establecida, sujetándose a los límites
de su competencia.
Para fines del art. 420 del CPP, remítase fotocopias legalizadas del presente Auto Supremo a todos los
Tribunales Departamentales de Justicia del Estado Plurinacional, para que por intermedio de sus
Presidentes hagan conocer la presente Resolución a los tribunales y jueces en materia penal de su
jurisdicción.
En aplicación del art. 17.IV de la LOJ, por Secretaría de Sala, comuníquese el presente Auto Supremo al
Consejo de la Magistratura a los fines de Ley.
Firmado