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VII CONGRESO NACIONAL DE DERECHO PROCESAL GARANTISTA

TEMA SELECCIONADO: "LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL DEL

JUEZ NATURAL"

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CATAMARCA - FACULTAD DE

DERECHO

CATEDRA: DERECHO PROCESAL PENAL

PROFESOR: Dr. ACUÑA, RAMÓN PORFIRIO

PARTICIPANTES:

¾ CARIGNANO, EMILIANO SAMUEL - D.N.I.: 31.814.897 - 9 DE

JULIO N° 406 - S.F.V. DE CATAMARCA - TEL: (03833) 422819 -

15402281 - M.U.N°: 7583

¾ YAPURA, FABIO ROLANDO - D.N.I.: 31.864.871 - VICARIO

SEGURA N° 472 - S.F.V. DE CATAMARCA - TEL: (03833) 15683341

- M.U.N°: 7885

¾ FARRÉ, ANA LAURA - D.N.I.: 31.767.420 - B° F. M. ESQUIÚ N° 25 -

S.F.V. DE CATAMARCA - TEL: (03833) 433216 - 15563716 -

M.U.N°: 7518

¾ LENCINA, CECILIA - D.N.I.: 26.804.848 - Dr. LUIS AHUMADA N°

953 - S.F.V. DE CATAMARCA - TEL: (03833) 426678 - 15629351 -

M.U.N°: 3270

¾ PASTORIZA, PATRICIA - D.N.I.: 17.529.780 - B° SAN FDO. N° 24 -

S.F.V. DE CATAMARCA - TEL: (03833) 433019 - 15512867 -

M.U.N°: 7509

1
¾ KRANEVITTER, ANTONELLA - D.N.I.: 32.027.851 - B° 920 VIV.

TORRE "B", DEPTO. N° 11 - S.F.V. DE CATAMARCA - TEL: (03833)

428586 - 15549069 - M.U.N°: 7620

ÍNDICE

1- PUNTO DE PARTIDA Y PLANTEO

2- EL JUEZ IMPARCIAL

3- LA GARANTÍA DEL JUEZ NATURAL

4- EL JUEZ PENAL

5- CONCLUSIÓN

6- BIBLIOGRAFÍA

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1-PUNTO DE PARTIDA Y PLANTEO

La consigna que alienta este trabajo, consiste en explicar, las

características del Juez Natural, como garantía del debido proceso,

contempladas en la Constitución Nacional y Pactos de Derechos Humanos.

La imparcialidad judicial, comporta un elemento, que no es inmanente al

juez ni a la organización judicial, sino un predicado que necesita ser construido,

para lo cual operan reglas de procedimiento

Haciendo referencia a la “Moción de Valencia”: El Proceso Civil en el

siglo XXI : TUTELA Y GARANTTÍA; podemos afirmar que, fue en el siglo XX en

los estados democráticos, donde se produjeron una serie de reformas en

Derecho Procesal; manifestándose en la despolitización del Poder Judicial,

teniendo este el monopolio de la administración de justicia, justificándose en un

reparto equitativo del servicio para todas las partes, ya que antes éste órgano

de poder era manipulado en forma desmedida por los gobiernos de turno

Reconociendo como mejor Sistema Procesal Penal, al acusatorio, el cual

se halla receptado por el esquema que diseña la C.N., es posible afirmar que,

es éste, el ordenamiento jurídico apto para asegurar los derechos y garantías

de las partes durante la tramitación de un juicio penal.

Se intentará justificar jurídicamente el problema planteado, con base a

las normas que compatibilizan con el texto constitucional, desechando toda

aquella disposición que contraríe de alguna manera el contenido y alcance de

los principios y enunciados por la Carta Magna.

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2-“EL JUEZ IMPARCIAL”

¿ES GARANTIA DEL DEBIDO PROCESO?

El art. 18 de la Constitución Nacional, enuncia que “ Ningún habitante

de la Nación puede ser penado sin juicio previo... o sacado de los jueces

designados por la ley antes del hecho de la causa....”.

La redacción dada por los constituyentes de 1853, a la garantía del

Juez Natural, en el marco del Derecho Penal, como su ubicación en la parte

dogmática en nuestra Carta Magna, no dista de la adoptada por otros países

latinoamericanos, demostrando así la trascendencia de esta garantía individual,

frente al ejercicio de las facultades propias del Poder del Estado, como así

también pone en relieve las preocupaciones de las sociedades humanas por

darse una forma de estado y un régimen político que garantice un poder

judicial independiente con el fin de satisfacer por un lado, la exigencia de

seguridad de la comunidad en general, y por el otro, el de preservar el interés

del individuo sintetizado en su libertad por el otro.

Luego de la incorporación a la Constitución Nacional, en el año 1994,

de los principales Tratados sobre Derechos Humanos, situándolos a su mismo

nivel (art. 75 inc. 22), puede hablarse de un nuevo sistema constitucional,

integrado por disposiciones de igual jerarquía; nacional e internacional, que se

complementan y retroalimentan formando un plexo axiológico y jurídico de

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máxima jerarquía (Bidart Campos 1969), al que tendrá que subordinarse toda

la legislación sustancial o procesal que deberá ser dictada en su consecuencia

( art. 31 C.N.).

La Convención Americana sobre Derechos Humanos- Pacto de San

José de Costa Rica, establece en el art. 8:- “ Toda persona tiene derecho a ser

oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o

tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad

por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra

ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,

laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.”

Si bien estas normas internacionales, advierten la necesidad de contar

al momento de ser juzgado con un “Tribunal Imparcial”, no establecen de

inmediato, el contenido de esa exigencia, sino que delegan en los Estados

firmantes, la instrumentación de las normas procesales de derecho interno, que

aseguren la efectiva vigencia de este principio.

La necesidad de armonizar las garantías individuales de las personas

sometidas al poder punitivo del Estado y la seguridad que éste debe garantizar

a la sociedad, fue contemplada por nuestros constituyentes en 1953, tanto en

el Preámbulo de la Constitución en la medida en que la demanda de “afianzar

la justicia”, han de asegurarse los beneficios de la libertad, tanto para los

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habitantes actuales, como para los futuros que quieran habitar el suelo

argentino, como así también en su art. 18 cuando enuncia y reconoce la

seguridad y garantías individuales.

En esa búsqueda, transcurre el proceso judicial, como un mecanismo

en el que se suceden actos preestablecidos, encaminados a habilitar el acto

jurisdiccional por excelencia: la Sentencia, dictada por el juez natural de la

causa, que se erige como garantía objetiva para el individuo sometido a

proceso.

Si bien la ley, establece la observancia de las formas sustanciales del

juicio relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los

jueces naturales, no todo proceso será una garantía; lo será, todo aquel que

satisfaga el catálogo de principios y reglas reconocidos por la Constitución

Nacional y en los Pactos y Convenios en materia de Derechos Humanos que

han sido ratificados por nuestro país.

3-LA GARANTÍA DEL JUEZ NATURAL

En el debido proceso, se erige como determinante la “Garantía del

Juez Natural” y el contenido exigible no se encuentra determinado a la luz del

art. 18 de la C.N.; desde la doctrina, se ha señalado, que la misma, se

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distingue por tres elementos: a) Institucionalización legislativa previa al hecho,

b) designación legal y c) competencia para intervenir en el proceso, según la

ley previa al hecho.

El derecho a un juez legal, o predeterminado por la ley significa que el

órgano judicial haya sido designado previamente al hecho que motiva el

proceso, de acuerdo al mecanismo constitucional para su nombramiento.

Existe imposibilidad de constituirlo post- factum, por que el principio del

juez natural que capta nuestro ordenamiento constitucional, exige la

constitución del tribunal y la designación del juez competente, de conformidad

con la ley vigente, previa a la existencia del hecho que configura el conflicto

entre la sociedad y el individuo. Así el art. 18 de la C.N., brinda como garantías,

entre otras, reprobándolo por resultar contrario a sus disposiciones el “ser

sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”.

El art. 1 del Código Procesal Penal de la Provincia de Catamarca,

establece....”nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los designados de

acuerdo a la Constitución de la Provincia y competentes según las leyes

reglamentarias...”, con la primera parte de la cláusula, se estableció el principio,

de que nadie puede ser juzgado por comisiones especiales al margen del

Poder Judicial; con la segunda; se ha reforzado el principio, eliminando la

posibilidad de que se viole indirectamente esta prohibición, mediante la

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remisión de un caso particular, al conocimiento de Tribunales a quienes la ley,

no les ha conferido jurisdicción para conocer “en general”, de la materia de la

que versa.

A partir de la Reforma de la Constitución operada en el año 1994, la

selección de los Magistrados, ha sido colocada en cabeza del Consejo de la

Magistratura (art. 114 de la C,N.), que ostenta entre sus atribuciones la de

seleccionar mediante concursos públicos los postulantes a las magistraturas

inferiores y dictar los reglamentos relacionados con la organización judicial y

todos aquellos, que sean necesarios para asegurar la independencia de los

jueces y la eficaz prestación de los servicios de justicia.

Así, en la Provincia de Catamarca, como lo establece su propia

Constitución, el Consejo de la Magistratura ha sido creado por ley N° 5012 -

Decreto N° 1407, la cual establece su integridad (9 miembros - art. 1) y sus

atribuciones (art. 23); ellas son: 1) Dictar su Reglamento Interno así como las

modificaciones posteriores que fueran necesarias - 2) Reglamentar los

concursos públicos de antecedentes y oposición para cubrir las vacantes de

aquellos magistrados y funcionarios del Poder Judicial que requieran acuerdo

del Senado, con excepción de los miembros de la Corte de Justicia y el

Procurador General.

En ese marco constitucional, el “juez natural” ó “juez legal”, significa que

nadie puede ser juzgado, sino por el juez auténtico; esto es independencia,

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inamovilidad, y responsabilidad, que excluyen a los jueces ad hoc, ex post facto

y las llamadas jurisdicciones especiales.

Al decir Segundo Linares Quintana, la primera regla de interpretación de

la Constitución, es hacer siempre prevalecer su contenido teleológico o

finalista, a partir de un criterio liberal amplio y práctico, que en tanto

instrumento de gobierno, también es restricción de poderes, en amparo a de la

libertad individual y que sus palabras deben interpretarse en sentido general y

común o natural y popular; así cuando el constituyente garantizó a los

individuos, que serían juzgados por un juez designado previamente, eso es

exactamente lo que quiso garantizar, sin perjuicio de que en casos

excepcionales, imposibles de prever a priori- muerte, renuncia, destitución,

excusación- deba recurrirse a una designación posterior al hecho, por cuanto

esta situación, se presenta como un supuesto de fuerza mayor que debe

encontrar inmediata respuesta. Así se ha dicho, que los jueces de la

Constitución son los que integran el Poder Judicial independiente de los otros

poderes y cuyos miembros gozan de estabilidad, mientras dure su buena

conducta.

Según la doctrina que .... “conforme a ello, es claro que nuestra

Constitución ha intentado asegurar como garantía para el justiciable, la

imposibilidad de manipular el Tribunal competente para el enjuiciamiento, de

tres maneras específicas: al declarar la inadmisibilidad de las comisiones

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especiales; al impedir que juzguen tribunales creados con posterioridad al

hecho de la causa; y al indicar el tribunal competente- federal o provincial- con

asiento en la provincia que se cometió el hecho”.

El juez natural es una auténtica garantía para el justiciable a la que se

refiere nuestra Constitución, tanto al órgano-institución jurisdiccional, como al

órgano- individuo, encargado de juzgar el delito imputado, el cual, debe estar

dotado de competencia, independencia, imparcialidad y estar establecido con

anterioridad por la ley.

La observancia del derecho al juez natural, es inherente al estado de

derecho en un régimen democrático de gobierno, por cuanto es un requisito

fundamental para el debido proceso, entendido éste, bajo la noción de que

debe nutrirse, de contenidos mínimos, que hagan sentir al justiciable, la

concreción de sus derechos, dado que lo contrario, convertiría a dicha garantía,

en un concepto vacío de contenidos y de ineficaz consagración.

4- JUEZ PENAL

Reseñando históricamente la figura del Juez Penal, observamos que en

la primera época, en Roma, los jueces tenían un poder muy limitado y en

tiempos imperiales, su función, fue, aplicar la voluntad de los emperadores;

recién en la Edad Media, su poder se amplía.

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No obstante las revoluciones, la formación de los estados y la

consiguiente separación de los poderes públicos, se restringió sobremanera la

potestad judicial, convirtiéndose el juez en una especie de “Empleado Público

Experto”, cuya función consistía, en encontrar la disposición legal correcta y

aplicarla al caso concreto.

Actualmente, el concepto de juez penal, podríamos iniciarlo, diciendo que:

“es el sujeto esencial de la relación jurídica procesal, caracterizado, como aquél

que resuelve la controversia, encargado de administrar justicia de una manera

autónoma e independiente a través de una sentencia, fundada en pruebas

ofrecidas por las partes, valorándolas, según su sana crítica racional”.

El derecho exige a la persona de los jueces, ciertos requisitos o atributos,

que garanticen a los ciudadanos la imparcialidad, la independencia e idoneidad

con que deben ejercer tan amplio poder.

La garantía del juez natural, expresada en el art. 18 de la C.N., tiene por

fin, asegurar la máxima imparcialidad, es decir, que el juez actúe como un

tercero frente a las partes, ajeno a sus intereses y totalmente libre de prejuicios

respecto de los hechos y protagonistas que deba juzgar.

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Decimos “tercero frente a las partes”, porque como aclara Werner

Goldshmidt: “ la imparcialidad, no significa no ser parte, sino, que es una

especie determinada de motivación, consistente en que, su declaración o

resolución, se orienta en el deseo de decir la verdad, de determinar con

exactitud, de resolver justa y legalmente”.

La garantía que deriva del alcance del concepto de imparcialidad, es la

contenida en las leyes procesales, mediante los institutos de recusación e

inhibición; entendidos éstos, como los medios que aseguran su intervención, de

una manera neutral, por carecer de vínculos con las personas interesadas, o de

intervenciones previas en el proceso.

Carnelutti, enseñaba, que cualquiera sea la sistemática procesal que se

siga, el fin último de todo proceso penal, es “el descubrimiento de la verdad”;

por eso la exhortación de Carrara a los jueces: “que la ley no te impida ser

justo”. Así, en tiempos de modernidad, y mas aún de postmodernidad, legitima

su importante función, la racionalidad y la razonabilidad, frente a la ciudadanía.

Estos criterios, que deben ser los únicos fundamentos de su trabajo, lo alejan

de ser un juez desinteresado y sin compromiso político- social y evitan que sea

un simple “expectador” de desigualdades ofensivas del valor Justicia.

5-CONCLUSION:

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Ya decía Clariá Olmedo “…La función de instruir y sentenciar son

incompatibles, de donde surge la conveniencia o la necesidad de evitar que

esas dos actividades correspondan a una misma persona dentro de un único

proceso…”

Teniendo en cuenta lo establecido por nuestra Constitución, cabe en

nuestra opinión que el Sistema Acusatorio es el ordenamiento jurídico mas apto

para asegurar el respeto y el fortalecimiento de los derechos de las partes en

un ejercicio igualitario en la tramitación de un juicio penal, en cabeza de un juez

natural y garante confrontados en un plano de igualdad, ya que atribuirle un

poder desmedido como en otros sistemas se estaría resucitando los resabios

propios de un verdugo de la Edad Media.

Cuando el Estado ejercita su facultad punitiva en materia penal, las

normas jurídicas, deberán adecuarse a la Constitución, como prenda de

seguridad y paz social, porque ella, es el marco y el límite de la voluntad del

gobierno y garantía de los gobernados.

En ese orden, el Estado deberá arbitrar las medidas, para afianzar la

plena concreción del sistema acusatorio, contemplado en nuestra Carta Magna,

asegurando al justiciable, tanto en la etapa instructoria, como de debate o

sentencia, la intervención de un juez imparcial.

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6-BIBLIOGRAFÍA

Bidart Campos, Germán - “Tratado elemental de Derecho Constitucional

Argentino” - Tomo III – Editorial E.D.I.A.R., 1995 – Pág. 512.

Gelli, María Angélica – “Constitución Comentada” – Editorial F.E.D.Y.E.-

2006 - Pág. 226.

Cafferata Nores, José – “Proceso Penal y Derechos Humanos” – Buenos

Aires – Argentina.

Salas Beteta, Christian – “ Garantías de la Jurisdicción” – 29 de Abril –

2005.

Ábalos, Raúl Washington – “ Derecho Procesal Penal” – Título I, Pág.

167, Ediciones Jurídicas Cuyo.

Maier, Julio B. J. – “Derecho Procesal Penal” – Título I, Pág. 765,

Editores del Puerto.

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