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Hacía ya 100 años que en esa ciudad existían las sociedades accionariales de

responsabilidad limitada (lo que hoy conocemos como acciones de bolsa),


inventadas para poder financiar los mercaderes de forma conjunta la
construcción y equipamiento de barcos que hicieran los largos y peligrosos
viajes a las Indias, ya que los onerosos rendimientos requerían una amplia
inversión.

Con lo que aprendió allí elaboró unas ideas propias (¿por qué limitar el
número de acciones a la venta, porque no crear un banco público que
emitiera el dinero que hiciera falta?…) que supo llevar a cabo en Francia,
país en el que llegó a ser el más querido y el más odiado en pocos años y que
le hizo rico y también acabó convirtiéndolo en un fugitivo que murió en
Venecia, según algunos en la casi indigencia, según otros invirtiendo su
amplio capital en obras de arte, siempre sin dejar de jugar a las cartas como
en su juventud.

En su libro “El dinero y el comercio: una propuesta para proveer de dinero a


la nación”, anticipaba una de las ideas más discutidas de toda la historia del
pensamiento económico: la conveniencia de incrementar la circulación
monetaria para estimular la actividad económica, también fue el responsable
de la primera gran burbuja bursátil de la historia.

Y es que lo normal en su época era pagar con monedas de oro o plata, joyas o
títulos de propiedad lo que ralentizaba el intercambio comercial. Por
ejemplo, en Francia la Corona y sus súbditos estaban tan endeudados y faltos
de metales preciosos que ni se acuñaba ni se movía capital lo que provocaba
la deflación y la anemia que tenían al país entero paralizado. Seguro ese fue
uno de los argumentos que utilizó para convencer al regente del trono de
Francia Felipe de Orleáns – acuciado por la necesidad de aligerar el peso de
la deuda pública que había dejado Luis XIV al morir-, que le concedió una
autorización para poner en marcha en 1716 el Banque Générale, un banco
privado emisor de billetes convertibles al portador.

La Compañía de Indias

En 1717 creó una compañía privilegiada de comercio ligada al banco, la


Compañía de Occidente o del Mississippi, posteriormente llamada Compañía
de Indias, que explotaba negocios como el comercio con La Luisiana, la
recaudación de los impuestos reales o la acuñación de moneda. Consiguió
tantos favores porque redujo la deuda pública por la vía de pagar a los
acreedores de la Monarquía entregándoles acciones de la Compañía y del
Banco por lo que en 1718 el Banque Générale fue nacionalizado y se
transformó en Banque Royale.
John Law fue elevado al rango de Inspector general de Finanzas del rey de
Francia. De este modo ligó la política monetaria del país, a la buena salud de
las acciones de una gran empresa. Como director general de las finanzas
controló los impuestos de toda Francia, así como la deuda pública, la
emisión de dinero y la Compañía de las Indias (que a su vez controlaba el
monopolio de la importación de tabaco, monopolio del comercio con África,
Asia y Luisiana, que era la cuarta parte de los EUA entonces).

Confiado en el éxito de un sistema en el que lo controlaba aparentemente


todo, el acuñó la frase “La economía soy yo”, Law aumentó la emisión de
billetes muy por encima de lo que le permitían los recursos de su Banco.
Hasta entonces, se entendía por dinero a las monedas de oro y plata, la
novedad de Law fue hacer circular billetes cuyo valor residía en su
convertibilidad en metálico; en teoría, cualquier tenedor de esos billetes
podía ir al banco y convertir en oro o plata la suma expresada en ellos (de
algún modo fue el inventor del patrón oro), por eso emitir demasiados sin
respaldo era, de hecho, una estafa.

Fiebre especulativa e inflación

Una activa propaganda y unos rumores fantasiosos sobre la riqueza de La


Luisiana consiguieron que la cotización de las acciones de la Compañía
subiera extraordinariamente, en medio de una fiebre especulativa
generalizada: cuanto más subían más interés había en comprarlas.

Cuando las acciones de la Compañía se vendían a diez veces su valor de


emisión, Law hizo emitir tres nuevas series (ampliaciones de capital). En
noviembre de 1719 las acciones cotizaban 36 veces el valor de emisión,
habían pasado de 500 a 18 mil. Por ese entonces, la gente de toda Francia iba
a París a comprar acciones en tal número, que los asientos de carruajes
públicos estaban vendidos con días de anticipación.
Los problemas empezaron curiosamente por la generosidad del dividendo,
cuando a fines de 1719 se abonó un 40% muchos accionistas lo cobraron en
oro en lugar de en billetes o acciones. Para que esto no pasara, a principios
de 1720, Felipe de Orleans prohibió tener joyas y más de 500 libras en
metálico dentro de casa. Si el Gobierno prohibía el oro y las joyas, el mensaje
que lanzaba era que precisamente el oro y las joyas era lo que valía. Si a eso
le sumamos que todo se basaba en la supuesta “generosidad” de las tierras de
La Luisiana, bastó la vuelta de varios emigrantes contando que aquello era
una tierra de pantanos y ciénagas para que se iniciara una aguda crisis de
confianza.

Para evitar que el castillo de naipes se derrumbara, John Law entonces


decidió fusionar la Compañía y el Banco. Los accionistas tuvieron derecho a
cambiar sus participaciones por billetes, al precio todavía notable de 9 mil.
Pero para reembolsar las acciones, tuvo que emitir (sin respaldo alguno) una
cantidad tal de billetes que duplicó bruscamente la oferta monetaria. La
consecuencia fue que la inflación llegó a un 23 % mensual en enero de 1720 y
la cotización de las acciones se hundiera, a la vez que reclamaban al Banco la
conversión de sus billetes en oro y plata.

El papel moneda y las acciones, que sólo unos días antes todos querían tener,
eran abiertamente repudiados. Para calmar los ánimos, el regente Felipe
anunció que se habían encontrado minas de oro en América, e hizo desfilar
por París a 6.000 vagabundos vestidos como mineros. Con esa estratagema
ganó tiempo y pudo colocar algunas acciones de la Compañía de las Indias y
siguió imprimiendo billetes cargando las culpas sobre John Law pero
evidentemente era el Estado el que debía responder de la estafa.

“La burbuja del Mississippi” la primera gran burbuja bursátil


Fue la primera gran burbuja bursátil, salieron a cotizar a 500, llegaron a 18
mil y acabaron valiendo 200 y vino acompañada por una fuerte crisis
financiera. Pero lo peor, más allá del desastre de la Compañía, fue el coste
social. Los inversores se dirigieron al Banque Royale para reclamar el
reintegro de las acciones sin éxito pero peor era la situación de los
asalariados. Ya que se les pagaba en papel, esos billetes que no tenían
respaldo ya que habían sido emitidos por un banco insolvente. Muchos iban
a hacer cola desde el amanecer ante las puertas del banco para cambiarlos –
sin éxito- por oro.

El 17 de julio de 1720 hubo un tumulto, y 15 personas murieron. Law tuvo


que huir del país. Francia volvió a la quiebra en la que le había dejado Luis
XIV acrecentada por la ruina de muchos ahorradores privados Hay autores
que defienden a John Law como Claude Cueni: “El problema saltó ante la
imposibilidad de frenar a toda la nobleza. Obligaron a emitir tanto papel
para financiar sus extravagancias, que arruinaron todo el sistema”.

Aunque no le exculpa, algo de eso también hubo, de hecho el dinero corría de


tal manera que en plena euforia el regente compró el mayor diamante del
mundo, una gema de 140 quilates, obnubilado con la cantidad de beneficios
que daban las acciones. El diamante, denominado Le Régent, está expuesto
en el museo del Louvre como testigo mudo de aquella época de despilfarro.

John Law sobrevivió nueve años al desastre, cuando llegó la noticia a


Francia, un periódico le dedicó estas palabras: “Murió un escocés célebre, un
calculador sin igual, que con las reglas del álgebra ha puesto a Francia en el
hospital”.

Su sistema, frustrado por la ambición excesiva de ganancias especulativas,


sembró entre la opinión pública francesa una desconfianza duradera hacia
instituciones como el papel moneda, los bancos centrales y toda experiencia
financiera, lo cual contribuyó a retrasar la modernización del sistema
bancario hasta el siglo XIX y se dice que ese retraso y la pobreza que originó
fue un germen para la Revolución Francesa. Pero mi reflexión personal va un
poco más allá,

La Reserva Federal y John Law

¿Es tan diferente la política actual de la FED a la de John Law? ¿No se está
acaso emitiendo demasiado papel sin respaldo? ¿No reconoció Greenspan la
importancia de una bolsa alcista para el buen desempeño de la economía?
¿No está ligada la solvencia de las naciones a las de sus más grandes bancos y
de ahí la expresión “demasiados grandes para caer”? ¿No están reaccionando
los inversores como entonces acumulando materias primas ante la
desconfianza en el dinero de papel?

ENSAYO DE ALEX SALAZAR DAVILA CASO ENRON LOS TIPOS QUE


ESTAFARON A AMERICA

ENRON LOS TIPOS QUE ESTAFARON A AMERICA

ENRON, era la empresa energética de mayor prestigio de EEUU. Pasó a ser


el séptimo grupo empresarial de mayor valor en EEUU, después de dieciséis
años de trabajo, pero, su estrepitosa caída se produjo en tan solo 24 días.

La empresa era prestigiosa, era un caso de éxito empresarial citado en


populares revistas financieras y en las aulas universitarias, igualmente los
empresarios más reconocidos de Estados Unidos elogiaban su nuevo modelo
empresarial. Tanto era su prestigio que la revista Fortune la reconoció como
la empresa más Innovadora durante seis años consecutivos. Pero, este gran
crecimiento y reconocimiento económico duró poco, ya que en 2001 se
descubrieron diversas irregularidades en las cuentas de la compañía, las que
la llevaron a la quiebra

El Caso Enron fue uno de los más grandes escándalos que conmocionó al
mundo entero ya que salió a la luz la situación real de esta gran empresa y el
engaño a todos los inversionistas que creyeron en ella. Es un caso de
empresarios que obstruyeron la justicia y engañaron a sus empleados,
accionistas y clientes; falsificaron documentos y abusaron de la confianza y
el poder que gozaban por su condición de dueños y líderes organizacionales.
Los ejecutivos de esta compañía ocultaron y manipularon información
contable y financiera de la compañía, y obtenían altas ganancias a través de
mantener el más alto valor posible en el corto plazo el precio de las acciones
de la compañía.

Las primeras sospechas se suscitaron con el escándalo de Vahalla o


escándalo del petróleo, donde su presidente, Louis Borget y otros
operadores, habían manipulado ingresos y destruido documentos e incluso,
Borget, había depositado en cuentas personales aproximadamente tres
millones de dólares. Estas sospechas se iniciaron por un soplo anónimo y fue
Makemroy quien lo descubrió y pudo salvar a la empresa. Borget fue a
prisión por un año y su cómplice, Mastreoani, fue condenado a pena
condicional. En este asunto Kenneth Lay o Ken Lay, el fundador de la
empresa, no hizo nada para cambiar la situación que se estaba viviendo, al
contrario, incentivó a sus operadores a hacer que la empresa ganara cada vez
más dinero.

Con la ausencia de Borget, Ken Lay, buscó a otro hombre para ser director
general de la empresa, contratando a Jeffrey Skilling quien aplicó el Sistema
de Valoración de inversiones a precio de mercado, sistema que le permitía
reservar beneficios futuros potenciales, y dejaba la puerta abierta a la
manipulación Jeffrey Skilling era el hombre con las grandes ideas que
suministró energía (gas natural) convirtiéndolo en instrumentos financieros
como acciones y obligaciones y por medio de ellos captaba más
inversionistas Baxter era muy inteligente pero a la vez muy depresivo y era
bastante cercano a Skilling, él murió tras suicidarse disparándose a la
cabeza, el 2 de enero del 2002., dentro de su propio vehículo, porque no
soportó los escándalos que se empezaban a descubrir, Baxter no tuvo la
fortaleza para asumir sus culpas por ello decidió acabar con su vida.
Lu Pay era el lugarteniente de Skilling, se encargaba de los Servicios de
Energía Enron (SEE). Lu Pay tenía un comportamiento moral muy
desagradable y producto de ello originaba gastos personales enormes, los
mismos que cargaba a las cuentas de Enron. Siempre tuvo obsesión por el
dinero y las bailarinas. Al final, fue quien más dinero ganó,
aproximadamente trescientos cincuenta millones de dólares.

Andrew Fastow, era el Director Financiero de Enron , se encargaba de la


Finanzas Estructuradas, él era el que rellenaba los agujeros financieros, lo
hacía tan bien que no era fácil notarlos, creaba compañías especiales para
ocultar las deudas de Enron, especialmente una, la empresa LJM, para así
cubrir los agujeros; complacía en todo al jefe Skilling manteniendo
cotizaciones de acciones al alza, él era el que ocasionaba que el personal a su
cargo cometiera trampas una y varias veces más, haciendo que esto con el
tiempo se convirtiera en una trampa de la que ya no se podría salir. Fue
quien cargó con la responsabilidad. Fue el que soportó el mayor peso por
todo.

Los directivos de la empresa se habían obsesionado con el valor de las


acciones y se centró en una campaña de Relaciones Públicas convenciendo a
las personas que era una muy buena empresa y que debían invertir en ella.

Enron tenía muchas empresas alrededor del mundo, pero sus utilidades eran
realmente patéticas. Invirtieron en India, mil millones de dólares, los cuales
fueron perdidos porque las personas no podían pagar el precio de la energía
que Enron suministraría. En la actualidad la planta de Enron es una ruina.
Aún así Enron pagó primas multimillonarias a sus directivos basándose en el
sistema de valoración de mercado.

Lo que en realidad Enron vendía era una ilusión, los analistas convencían a
las personas a invertir en la compañía. Sólo hubo un analista escéptico,
Olson, a quien no le convencían los altos ingresos de la compañía, y sólo por
tener una posición contraria, Enron logró que su empleadora lo despidiera
porque no le convenía a sus intereses. Los otros analistas eran
condescendientes con Enron porque recibían cuantiosas sumas de dinero
por su apoyo.

Posteriormente Skilling incursiona en el negocio de la banda ancha para lo


que se asocia con Block Búster. Inmediatamente las acciones subieron un 34
por ciento, pero el negocio no le resultó. Sin embargo, hicieron esfuerzos
desesperados para que el fracaso no se sepa.

Un inversor vio algo que nadie veía en los números de Enron, y se lo


comunico a una periodista, la que hizo atemorizar a los directivos de Enron.
Así fue, como poco a poco se fue descubriendo el fraude gigantesco
cometido.

Cuando Enron, no sabía cómo ocultar más las deudas, empezó a especular
con la energía en el Estado de California. Logró mantener en crisis energética
a este estado logrando que la gente pagara las tarifas que ellos fijaban,
llegando a obtener ganancias de dos mil millones de dólares. Los Directivos
decían que California era un estado muy controlado por el Estado y que
necesitaba la liberalización de precios. En tanto, la entidad reguladora de las
tarifas FERC que regulaba las tarifas, no hizo nada al respecto porque su
presidente tenía estrecha relación con Ken Lay, pero luego se vio obligada a
hacerlo porque el senado la obligó a fijar límites en las tarifas.

Un hecho interesante fue que Skilling renunció a su cargo el 14 de agosto del


2001, seguro que el final ya estaba cerca, lo que no se imaginó fue, que el
final llegaría inmediatamente después de su huida.

Luego de varios escándalos y del testimonio de una empleada de Enron


sobre el uso de prácticas irregulares de contabilidad, Enron llegó al borde de
la bancarrota a mediados de noviembre de 2001. Las acciones de Enron en
Wall Street cayeron estrepitosamente, cuando se hizo de conocimiento
público que la mayoría de las ganancias que obtuvo Enron eran consecuencia
de negocios con una de sus subsidiarias, esto les permitía maquillar los
balances financieros para ocultar las pérdidas que había sufrido. Luego que
todo se descubrió, la compañía entró en caos, pero no terminó ahí ya que se
manifestó que se hicieron pagos de enormes sumas de dinero a políticos en
casi todos los países donde la empresa operaba.

La empresa Auditora Arthur Andersen recibía un millón de dólares


semanales por parte de Enron, para seguir ocultando lo ilegal y cuando todo
se descubrió, destruyó una tonelada de documentos de Enron para que no se
encuentre ningún tipo de evidencia. Por ello, fue acusada por poner
obstáculos a la justicia en relación con el caso Enron, además por cometer
errores sistemáticos en varias empresas y en diferentes auditorías, dejando
de ser considerada una de las mejores compañías respecto a su ética y
valores. Esta compañía se fue a pique junto con Enron.

ENRON fue declarada en Quiebra el 2 de diciembre del 2001. Los altos


directivos de ENRON, enfrentaron cargos criminales por lo que hicieron,
pero, en realidad, ellos fueron quienes más ganaron con todo ya que ganaron
miles de millones de dólares en bonos justo antes de que la empresa
quebrara y dejaron que tanto los empleados, los jubilados, e Inversionistas
sufrieran las consecuencias, por que fueron ellos, quienes perdieron todo el
dinero que habían invertido y que habían adquirido a lo largo de su vida.
En definitiva, las culpas de Enron son consecuencia directa de la conducta no
ética de sus altos directivos y su falta de honesta transparencia, que es
crucial para el trasfondo de confianza que sustenta las operaciones en el
mercado de capitales.

El caso ENRON afectó la reputación del mercado corporativo


estadounidense., que trajo como consecuencia que el Congreso apruebe leyes
muy estrictas que imponen mayores requisitos a la contabilidad empresarial.
En resumen, el error fatídico de ENRO, fue el orgullo, la arrogancia, la
intolerancia y la avaricia, de la que fueron víctimas sus propios ejecutivos.

Quincampoix en 1720
“Imaginénse que estamos en la calle Quincampoix en París. Es la Primavera
de de 1720 y esta estrecha calle es ocupada por un tumulto de gente
empujándose y gritando precios de compra y venta. Este es el mercado de
valores fránces del día. Estamos justo al lado de un de un hombre que está
observando toda esta frenética actividad impasible. Acaba de llegar de Italia.
La última vez que estuvo en París fue en Agosto de 1719, cuando observó
escenas similares. Aunque todavía es amigo de John Law, la persona
responsable de esta euforia bursátil, él cree aún que está siendo testigo de
una burbuja financiera y ha tomado la decisión de vender todas sus acciones
y retirarse a Italia, lo que él ve como algo prudente.” (Antoin Murphy – The
Genesis of Macroeconomics)

El hombre del que estamos hablando no es John Law, se trata de Richard


Cantillon, quien tenía la convicción de que estaba delante de una burbuja
financiera y así tomó posiciones contra la moneda francesa y el Sistema del
Mississippi en aquel momento. Y a continuación veremos quién fue el
artífice de todo este fenómeno y cómo pudo llevarlo a cabo.

John Law y su peculiar modo de vida

John Law está considerado uno de los primeros teóricos sobre teoría
monetaria y dinero, sin embargo, su vida no se encaja en el ideal del que se
tiene por un economista. John Law (1671-1729) fue en su primera etapa de la
vida un asesino a sueldo (según una de las hipótesis que explicarían por qué
se batió en duelo), un vividor, un adicto al juego y un mujeriego. Nacido en
Edimburgo y descendiente de una familia de orfebres y banqueros se mudó a
Londres donde se empezó a mezclar con toda la sociedad aristocrática de
Londres. Se batió en duelo con Beau Wilson resultando vencedor y fue
descubierto y condenado a muerte por asesinato. Ya en la cárcel y antes de su
ejecución, consiguió escapar y huir a la Europa Continental.

A partir de entonces se somete a la gran transformación de su persona


convirtiéndose en un gran “corredor de apuestas” jugando siempre con las
probabilidades a su favor. Su destreza en matemáticas y en teoría de la
probabilidad le permitieron enriquecerse con el juego en pocos años, con
juegos como el Faro y posicionándose del lado de la banca. Pero Law era aún
más ambicioso y tenía una serie de ideas y planes revolucionarios para
transformar el sistema monetario europeo desde el metalismo al dinero
fiduciario. Essay On A Land Bank es su primer ensayo sobre dinero donde ya
muestra su preferencia por el dinero-papel frente a la plata o al oro,
destacando sus ventajas frente a los viejos metales. Su propuesta se basaba
en sustituir el dinero-mercancía por el dinero fiduciario respaldado por
propiedades y terrenos. En este ensayo aún no se muestra a favor de políticas
inflacionarias, como más adelante hará y pondrá en práctica.

La situación de Francia en 1716 y las necesidades de financiación

John Law acabará siendo primer ministro de Francia, acontecimiento que


tendrá lugar debido la situación financiera de la corona francesa tras la
muerte de Luis XIV (1715). Las continuas campañas bélicas francesas habían
endeudado a la Hacienda del rey y estaban próximos a la bancarrota. La
recaudación de impuestos estaba completamente cedida a los financieros
franceses que habían prestado a la corona y la situación financiera del reino
era insostenible. La popularidad de los acreedores (gens financiers) estaba
por los suelos y en la calle se pedía a gritos lo que se denomina “la saignée”,
es decir, clamaban venganza contra los que consideraban enemigos de
Francia. Según la versión pública de la época se les acabó ajusticiando en la
Justicia francesa condenados a muerte o a prisión. Sin embargo, la realidad
no fue así, sino que la Justicia fue un inconveniente más que un problema
para los acreedores de la corona. Este proceso fue clave para John Law y su
futuro Sistema del Mississippi, ya que en este proceso se les impuso una
multa o quita, y uno de los acreedores (Antoine Crozat) decidió ceder sus
derechos de comercio (monopolio) en una de las colonias francesas:
Lousiana. Ante todo este revuelo, John Law consigue convencer a la corona
de que tenía un plan para resolver los principales problemas de Francia: la
crisis financiera de la corona y la crisis económica que estaba presente en
todo el país.
El Sistema del Mississippi y la burbuja financiera

John Law tenía un plan para estimular el empleo y la actividad económica


adoptando un sistema monetario mas laxo y flexible, es decir, sustituir el
metalismo por el dinero papel o fiduciario. En su primer ensayo
conocido, Essay On A Land Bank, uno intuye que su principal objetivo era
abandonar el oro y sobre todo la plata por los cambios en la oferta de ambos,
que perdían valor a medida que se iban descubriendo más yacimientos y la
oferta de plata y oro aumentaba (sobre todo la plata a raíz de las minas
americanas). Su idea consiste en poder controlar la oferta monetaria a través
de billetes respaldados por un bien muy estable en su opinión: la tierra o los
terrenos. De estas inocentes intenciones en su primera obra pasa a ser más
ambicioso y a buscar además otros objetivos en sus obras posteriores
(Money and Trade - 1705), como estimular la actividad económica a través
de la política monetaria. En el fondo se transforma en un monetarista donde
pretende que la cantidad de dinero crezca a tasas reducidas y controladas por
la autoridad monetaria, una filosofía muy parecida al monetarismo actual.
La idea básica en su mente era que había un exceso de demanda de dinero
por parte de los agentes económicos pero que para compensarlo había que
hacer crecer la oferta monetaria pero siempre de forma controlada y
progresiva. John Law era consciente de que un exceso de oferta monetaria
podría crear procesos inflacionarios incontrolados.

Sin embargo, John Law se encuentra con un problema adicional, no solo


debe ocuparse de la crisis económica de Francia, sino que además debe hacer
frente a la crisis financiera francesa. A partir de aquí desarrolla todo un
esquema financiero para poder financiar a la corona y además extender el
uso del dinero fiduciario: el Sistema del Mississippi, idea que ante el caos
reinante en Francia seduce a la hacienda real. La idea era otorgar los
derechos de explotación de monopolio a una gran compañía de comercio (La
Compañía de Lousiana) mientras que ésta a cambio se hacía cargo de las
obligaciones de la hacienda a corto plazo, es decir, una especie de bail-in
convirtiendo deuda en acciones. Law creía que la explotación minera en la
región de Lousiana, que iba desde el Golfo de México hasta Canadá, podría
crear suficiente renta como para enderezar la situación financiera del rey.
Además Law propuso que la Compañía de Lousiana realizase una política de
adquisiciones entre las que destacaron: La Compañía de Senegal (comercio
de esclavos), la Compañía de China y la Compañía de África.

Todo este proceso requería importantes fondos, financiación que fue


provista por el Banque Générale (El Banco de Law) creado por Law en 1716.
En 1718 Law consigue una Declaración de Estado por la cual el Banque
Générale se convertía en el Banque Royale con el privilegio y la postestad de
emitir papel moneda siempre que el Consejo del Rey no se opusiese, lo que
en la práctica significó vía libre para emitir billetes de banco. Este hito
supone la creación de una moneda fiduciaria en pleno siglo XVIII.

Es entonces cuando comienzan las artimañas y todo el entramado que


acabará en una burbuja financiera. El sistema se basa en un completo
edificio de crédito muy frágil. El siguiente esquema puede ayudar a
entenderlo:

El Banco de Law tenía el privilegio de emitir billetes a cambio del depósito de


metales, básicamente plata. Así el público depositaba la plata y a cambio
recibía recibos o billetes (billets d’etat). Para que el público en un primer
principio aceptase billetes, la hacienda francesa aceptó el pago de impuestos
con las nuevas livres (la moneda fiduciara recién creada). A su vez la
Compañía del Mississippi se hacía cargo de las deudas de la Corona, que
pagaría con la corriente de ingresos de sus actividades monopólisticas, pero
que adquiría capital suscrito en livres a través de los nuevos accionistas que a
su vez debían ir al Banco de Law para poder obtenerlas depositando oro y
plata.

Otra de las bases del sistema era una manipulación de la cotización de las
acciones en toda regla, así la Compañía del Mississippi emitió en un primer
momento acciones suscritas en livres, concretamente a un coste de
150 livres y a un precio nominal de 500 livres. Pero a su vez el Banque
Royale recompraba las acciones con billetes que él emitía (no tenían por qué
estar respaldados) por cantidades superiores provocando importantes
ganancias de capital para los entonces accionistas. De esta forma lograron
aumentar el interés por el resto de inversores para adquirir más acciones de
la Compañía del Mississippi, cuya segunda ampliación fue a un coste de
550 livres por acción suscrita (casi tres veces más cara que la primera). Se
pusieron además altas expectativas en la Compañía, despertando aún más el
interés del público por adquirir nuevas acciones, interés que acabó
degenerando en una espectacular euforia.

El éxito fue claro en un primer momento, la nueva moneda fiduciaria fue


incluso mejor aceptada que el propio metal (debido al interés suscitado por
adquirir acciones de la Compañía), y a su vez, la emisión de moneda recaía
sobre el Banco de Law que poseía importantes reservas de plata. De hecho, el
siguiente paso fue fusionar el Banco de Law con la Compañía del Mississippi,
para poder tener en un mismo conglomerado la emisión de billetes y las
reservas de plata. El ingenio de John Law llegó hasta el punto de desarrollar
innovaciones financieras como las opciones de compra, que usó en los
momentos álgidos de la burbuja, en un momento en el que le parecía
excesivo el ritmo de emisión de acciones y seguía habiendo demanda de las
mismas.

El precio de las acciones de la Compañía del Mississippi pasó de un primer


momento de 150 livres a 18000 livres a finales de 1719. Durante este periodo,
Law aprovechó para que la compañía emitiese más acciones y el sistema
prestase importantes sumas al rey (con más livres), captando grandes
cantidades de capital gracias al interés del público por hacerse con más
acciones que subían como la espuma, que mientras tanto adquirían nuevos
billetes en el Banco de Law a cambio de depositar plata. El sistema era
insostenible por cuanto la Compañía del Mississippi era incapaz de
remunerar a sus accionistas con unas expectativas de rentabilidad
exageradas, y mientras tanto el Banco de Law aprovechaba para emitir más y
más billetes. Dos sucesos podían tirar abajo el sistema: una retirada masiva
de fondos del banco (aún se suponía convertible aunque desde luego no tenía
capacidad para devolver todos los billetes que había emitido) o un pinchazo
de la burbuja de acciones donde todos se diesen cuenta de que no había
renta suficiente para remunerar todo el capital empleado. En este segundo
caso, la moneda fiduciaria caería estrepitosamente ya que en el momento en
el que nadie quisiese acciones no habría motivo para seguir manteniendo
livres y todos acudirían en masa a recuperar sus fondos en plata y oro.

En cuanto a la parte de los acreedores de la corona francesa, algunos


participaron en el bail-in inicial, sustituyendo bonos por acciones de la
Compañía, otros aceptaron (a la fuerza) una conversión de bonos por
acciones cuando éstas ya cotizaban a más de 2200 livres por acción. En
definitiva, se procedió a una importante liquidación de deudas sustituyendo
obligaciones en especie por acciones con un rendimiento por dividendo muy
bajo pero con un potencial de revalorización importante debido a la burbuja.

Caída y linchamiento de Law

Efectivamente, cuando en un momento determinado dos principales


accionistas sugirieron la conversión de sus acciones en oro comenzó el
problema. El sistema era muy frágil y los dos riesgos que ya hemos
comentado eran cuestión de tiempo que se materializasen en estallido del
sistema. El Banque Royale había emitido demasiados billetes no respaldados
con metal, uno de los negocios bancarios preferidos hasta la entrada de la
Ley de Peel en Gran Bretaña, que provocaba ciclos recurrentes de auge y
recesión. El crecimiento de la economía real no fue suficiente para
compensar el increíble edificio crediticio construido sobre unas exageradas
expectativas de obtención de bienes reales futuros. Con la caída de la
confianza en el sistema, el Banco de Law tuvo que suspender los pagos en
especie a los que querían retirar sus depósitos de metal. Uno de los más
ingeniosos esquemas financieros hasta la época había estallado. Este periodo
de historia monetaria es considerado como la liquidación de deudas entre
1716 y 1726, y con bastante, razón, supuso un claro expolio a los franceses
que depositaron su confianza en la nueva moneda fiduciaria para hacer
frente a las deudas reales.

Law intentó por todos los medios sostener el sistema, con leyes de curso
forzoso o con operaciones de propaganda y manipulación como el famoso
teatral desfile de campesinos para una expedición a América por medio de
Quimcampoix, un esperpéntico episodio. Pero la inflación y la desmedida
emisión de billetes así como los pobres resultados económicos de la
Compañía del Mississippi forzaron el default. El sistema acabó estallando
con el pinchazo de la burbuja y la ruina de todos los que habían depositado
sus reservas de plata en el banco. Law fue considerado el culpable de todo el
desastre y tuvo que huir. Por cientos de años se rechazaría por completo el
dinero fiduciario en Francia y Law sería considerado algo casi como el
demonio. Ingleses y franceses jamás olvidarían por varias generaciones el
experimento de Law y lo que significó el fracaso del papel-moneda.

Algunos consideran un a John Law un simple estafador y un delincuente, sin


embargo, sus escritos dejan constancia de que a pesar del desastre del que
fue partícipe y responsable, el no tenía en mente llevar a cabo una expansión
monetaria de la magnitud en la que se hizo, al menos en sus obras
anteriores. De hecho, al parecer algunas de las alocadas emisiones de papel
moneda no fueron idea suya, sino de la presión de la hacienda real y llevadas
a cabo sin su consentimiento (aunque esto último no está del todo claro). En
el fondo, este brillante personaje pecó un poco de fatal arrogancia, un poco
de ignorancia y mucho de imprudencia. Lo que sí que nos muestra esta
increíble historia es que muchas de las ideas que se les atribuye a muchos de
los economistas contemporáneos monetaristas no son muy diferentes de lo
que John Law ya había escrito y puesto en práctica. ¿Qué habría propuesto
un monetarista en pleno siglo XVIII? Pues abandonar el patrón metálico,
adoptar un dinero fiduciario y expandir de forma moderada la oferta
monetaria.

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