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Colegio de Criminalistas de Chile A.G.

Agustinas 814 – Oficina 805 – Santiago Centro – Chile

ALCANCES Y PROPUESTAS PROYECTO LEY BOLETÍN 10.162-05


Propiedad intelectual COLCRIM A.G.
Propiedad intelectual Christian M. Nino-Moris

I. ACLARACIONES TÉCNICAS PREVIAS SOBRE EL ROL DE LOS


AUDITORES
El Colegio de Criminalistas de Chile A.G., COLCRIM, ha querido sumarse y
contribuir al debate nacional en las diferentes temáticas que esta Orden representa. En
esta oportunidad creemos oportuno hacer nuestra apreciación sobre ciertos aspectos
específicos que dicen relación con Proyecto Ley Boletín 10.162-05 que actualmente
se discuten en la Honorable Comisión de Hacienda del Senado.

A través del primer trámite constitucional, iniciado en Mensaje de Su Excelencia la


Presidenta de la República del 1 de julio del 2015, se presentó en la Cámara del Senado
un proyecto de ley que modifica las leyes Nros. 18.045 (LMV) y 18.046 (LSA), para
establecer nuevas exigencias de transparencia y reforzamiento de responsabilidades de
los agentes del Mercado.

Tal como lo menciona el proyecto, esta iniciativa procura fortalecer la confianza en


los mercados con el objeto de propender a su buen funcionamiento en un marco de
competencia leal y ética donde no existan abusos de sus participantes. Dentro de los
contenidos de la iniciativa es la de precisar las normas sobre responsabilidad de las
empresas de auditoría externa (‘”el Auditor Externo”).

Lo que sigue es un resumen de las observaciones expuestas a la Honorable Comisión


de Hacienda del Senado, en nuestra carta del 17 de julio del presente año. Los puntos
abordados fueron:

a. Auditores y las expectativas del mercado versus lo que dicen las normas;
b. La responsabilidad del auditor y de la Administración (CEO y su staff);
c. El proceder del auditor (no es la investigación de fraudes y/o irregularidades);
d. La Auditoría Forense como una respuesta a los fraudes corporativos;
e. La Ley SOX/2002 de Estados Unidos.

Lo que nos interesa como COLCRIM es atender aquellos aspectos que dicen relación
con el rol del Contador Público-Auditor en materias referidas a su labor en la
investigación de fraudes y la naturaleza de su responsabilidad legal; todo en el contexto
de la criminalística, donde destaca la labor del Auditor Forense. El Proyecto de Ley
10.162-05 aborda, entre otras materias, cuestiones sobre una mayor responsabilidad
penal que no serían atribuibles a los auditores externos, sino a quienes administran la
sociedad. Empero, se debe destacar el rol del Auditor Forense, quien es el llamado a
atender aquellas irregulares de carácter económico en las empresas.
1.1. Auditores: las expectativas del mercado versus lo que dicen las normas
Contrario a lo que la opinión pública piensa, y por qué no decirlo, el mundo
empresarial, político, y gubernamental también, se ha instalado un fuerte
cuestionamiento sobre el desempeño profesional del contador público-auditor a la hora
de detectar las irregularidades o los delitos que se materializan en las empresas.

Sin embargo, desde la óptica de la profesión de la Auditoría, tal cuestionamiento no


sería un asunto tan categórico de afirmar, sin perjuicio de las eventuales
responsabilidades que pudiesen ser probadas en contra de ese auditor. Hay un número
de estudios que confirman y avalan la disociación entre “el deber ser” del auditor, y lo
que la “sociedad espera” de su labor. La cultura del Managament ha llamado a este
fenómeno Expectation Gap (brecha de expectativas). Una de esas investigaciones
constató1 que la aspiración natural de la sociedad respecto al desempeño del auditor se
resume y destaca en estas tres concepciones erróneas:

1. Los auditores deben aceptar la responsabilidad de los estados financieros;


2. Los auditores realizan una verificación absoluta de la información contable y,
3. Los auditores deben asumir la responsabilidad de los fraudes que se
materializan en la organización.

Empero, sobre lo mencionado anteriormente, i.e. la responsabilidad del auditor


respecto a la detección de fraudes, hace menester el detenerse y destacar dos normas
al respecto, que son muchas veces soslayadas tanto por la academe, como por los
estamentos regulatorios. Estas normas las encontramos en las llamadas Normas de
Auditoria Generalmente Aceptadas, NAGAs -o normas de auditoria externa- que se
organizan y ordenan en diversas secciones llamadas “AU”, y las Normas de Auditoria
Interna y de Gestión, NAIGs. Ambos cuerpos normativos son adoptados en Chile
siguiendo estándares globales de la profesión del Auditor que emanan tanto del
International Federation of Accountants (IFAC), como del Institute of Internal
Auditors (The IIA), respectivamente.

1.1.1. Dentro de las NAGAs, existe un primer grupo de normas -de regla general- que
en sus Secciones AU 200.4 y AU 200.7, respectivamente, estipulan NB:
Énfasis agregado:

El propósito de una auditoría es proporcionar a los usuarios de estados financieros


una opinión del auditor respecto a si los estados financieros están presentados
razonablemente, en todos los aspectos significativos, de acuerdo con un marco de
preparación y presentación de información financiera aplicable, que aumenta el
grado de confianza que pueden asignarle quienes serían los usuarios de los estados
financieros a quienes éstos van dirigidos (…).
;
(…) Por lo tanto, el auditor no tiene ninguna responsabilidad de planificar y efectuar
la auditoría para obtener una seguridad razonable que las incorrecciones
materiales ya sea debido a fraude o error, que son no significativas para los
estados financieros tomados como un todo, sean detectadas.

1
VÉASE, The Expectation gap in Auditing, Koh & Woo, Managerial Auditing Journal, MCB University
Press, 1998, paag.147–154.

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Refuerzan este presupuesto fáctico, las premisas consagradas en la Sección AU
200.A51 NB: Énfasis agregado:

El fraude puede involucrar sofisticados y cuidadosamente organizados esquemas


diseñados para ocultarlo. Por lo tanto, los procedimientos de auditoría utilizados para
obtener evidencia de auditoría pueden ser inefectivos para detectar una incorrección
material intencional que involucra, por ejemplo, colusión para falsificar
documentación que puede hacer que el auditor crea que la evidencia de auditoría es
válida cuando no lo es. El auditor no está entrenado para, ni se espera que sea
un experto en la autenticación de documentos.

Una auditoría no es una investigación oficial de la imputación de un presunto acto


indebido. Por lo tanto, no se le otorgan al auditor poderes legales específicos, tales como el
poder de inspeccionar una propiedad privada, que puede ser necesario para tal tipo de
investigación.

Un segundo grupo de normas -normas especiales-, en tanto, se refieren a las


Secciones AU 240.3 y AU 240.4 que prescriben, respectivamente NB: Énfasis
agregado:

(…) Aunque el auditor puede tener indicios o, en casos excepcionales, identificar la


existencia de fraude, el auditor no determina si se ha producido efectivamente
un fraude desde un punto de vista legal.
;
La responsabilidad primaria por la prevención y detección del fraude
corresponde tanto a los encargados del Gobierno Corporativo de la entidad
como asimismo a la Administración.

1.1.2. Las otras normas o estándares, son las NAIGs, concretamente la Nro.
4.1210.A2, estipula NB: Énfasis agregado:

Los Auditores Internos y de Gestión deben tener conocimientos suficientes para


evaluar el riesgo de fraude y la forma en que se gestiona por parte de la organización,
pero no es de esperar que tengan conocimientos similares a los de aquellas
personas cuya responsabilidad principal es la detección e investigación del fraude.

Es decir, las NAIGs ponen el acento, por sobre todo en la “prevención”, no en la


investigación de fraudes o de irregularidades.

Como se observa, ambos grupos de estándares de auditoría -NAGAs y NAIGs-


reconocen expresamente las limitaciones del trabajo del Auditor al devenir una
auditoría, en la detección e investigación de fraudes o irregularidades de importancia.

1.2. La responsabilidad del auditor y de la Administración


Primero, se debe señalar qué es lo que han dicho la Teoría del Managament
respecto a quiénes son los encargados de mitigar los riesgos de fraudes en las
organizaciones.

Tanto el The IIA, como el Committee of Sponsoring Organizations of the Treadway


Commission (COSO), coinciden en que las tres líneas de defensa anti-fraude en una
organización son, incuestionablemente: en primer lugar, la Administración (el CEO
y su staff asesor son quienes fijan las medidas de control interno); en segundo lugar,

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las funciones de supervisión y de monitoreo internos (e.g. administración por riesgos
y compliance) y, por último, aparece la labor de la unidad de auditoría interna
(monitoreo disuasivo continuo). Sin embargo, lo anterior no resultaría ser consistente
con nuestra realidad Corporativa.

Respecto al rol de la Administración como primera línea de defensa anti-fraude, el


marco regulatorio de la LSA y la LMV no exige tal magnitud de compromiso como
lo predica el Management, en términos de una identificación clara y contundente. En
efecto, si se observa detenidamente, un número importante de leyes responsabilizan
de manera personalizada sólo al contador público-auditor (en sus distintos roles, como
ser auditor externo, contador, y perito) de tal tarea, acotando, claro, dicha
responsabilidad en el contexto de la preparación y divulgación de la información
financiera, en aspectos tales como el alterar, mutilar, arrancar, y ocultar registros
contables.

En este orden de ideas encontramos algunos “artículos condenatorios” sobre el


desempeño de los contadores-auditores, a saber por ejemplo: El artículo 100 del
DL830 (falsedad o actos dolosos contables); artículo 134 de la LSA, (informes,
declaraciones o certificaciones falsas o dolosas que induzcan a error); artículo 59 letra
d) de la LMV, (dictaminar falsamente sobre la situación financiera de una persona),
artículo 49 letra b) del DFL 251 (ídem anterior), artículo 483.A del Código Penal
(falsear o adulterar la contabilidad del comerciante que sufra un siniestro), y
finalmente, el artículo 100 del Reglamento de LSA va más allá de las directrices
prescritas por las propias NAGAs, al exigírseles un rol “juzgador letrado”, al señalar
que los auditores externos deberán denunciar a las autoridades judiciales y
administrativas competentes, los delitos y las irregularidades o anomalías que a su
juicio existieren en la administración, donde la Sección AU 501.A46, es muy clara en
señalar que sic normalmente un auditor no tiene destreza legal y, por lo tanto, no
puede efectuar juicios respecto a la información que llegue a conocimiento del auditor
NB: Énfasis agregados.

Todos estos preceptos legales son claros ejemplos de cómo en la práctica se obliga a
que el Auditor sea uno de los principales profesionales responsables sobre los “actos
contables fraudulentos” en una organización, en lugar que sea, primero, la
Administración -en la persona del CEO/CFO- la llamada y obligada explícitamente a
ser responsable de tales actos.

Creemos que existe una responsabilidad compartida, pero tales actos y roles deben ser
diferenciados como ocurre con la legislación norteamericana, por ejemplo.

1.3. El proceder del auditor


Ante las limitaciones que imponen los estándares de Auditoria sobre la labor del
Auditor, las NAGAs han señalado algunos protocolos de acción sobre cómo proceder
ante la detección de una incorrección material (i.e., un error importante) debida a
fraude dentro de un proceso de auditoría a los estados financieros (no otro proceso). A
saber:

a) Si el auditor identifica un fraude u obtiene información que indique la posible


existencia de él, lo comunicará oportunamente al nivel adecuado de la
Administración (v. gr. al CEO), con el objeto de informar a aquellos con la

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responsabilidad primaria por la prevención y detección de fraude, de los
asuntos pertinentes a sus responsabilidades (Sección AU 240.39);

b) No obstante, si el Auditor sospecha de un fraude donde se involucra a la


Administración, el auditor debiera comunicar estas sospechas a los encargados
del Gobierno Corporativo (v. gr. Directorio) y analizar con ellos la naturaleza,
oportunidad y alcance de los procedimientos de auditoría necesarios para
completar la auditoría (Sección AU 240.40-41);

c) Por otro lado, si el Auditor ha identificado un fraude, o tiene indicios de que lo


haya, determinará si tiene la responsabilidad de informar de ello a un tercero
ajeno a la entidad, como lo podría ser una autoridad competente (v. gr. la SVS
 Sección AU 240.42).

Sin embargo, existen algunas limitaciones. El Auditor deberá evaluar si prospera o no


con la Auditoria, tomando en cuenta la magnitud de la incorrección material debida a
fraude (Sección AU 240.A63), en los siguientes términos:

a) La entidad no toma la acción apropiada respecto a fraude que el auditor


considera necesaria en las circunstancias, aun cuando el fraude es no
significativo para los estados financieros;

b) La consideración por parte del auditor de los riesgos de incorrecciones


materiales significativas debido a fraude y los resultados de las pruebas de
auditoría indican un riesgo significativo de fraude significativo y de efecto
invasivo;

c) El auditor tiene una preocupación importante respecto a la competencia o


integridad de la Administración o de los encargados del Gobierno Corporativo.

Finalmente, las normas de auditoria (Sección AU 240.A64) también señalan que


debido a la variedad de circunstancias que pueden surgir de la Auditoria, pudiese ser
pertinente que el Auditor puede considerar apropiado obtener asesoría legal.

1.4. La auditoría forense como una respuesta a los fraudes corporativos


La Auditoría Forense -no la Auditoría Externa ni la Auditoría Interna- es una
nueva especialidad que emerge en Chile y la Región como una respuesta en la
investigación de fraudes, corrupción e irregularidades (delitos económicos, en suma),
y que nada tiene que ver con las normas NAGAs, antes mencionadas.

Si bien la Auditoría Forense es una especialidad incipiente en Chile, no lo es en


muchos países desarrollados. Existen múltiples y variadas definiciones, empero,
destaca una que se ajustaría a la realidad nacional2 NB: Énfasis agregado:

Una disciplina especializada que requiere un conocimiento experto de la teoría


contable, auditoría y métodos de investigación [criminal]. La auditoría forense
constituye una rama importante de la contabilidad investigativa utilizada en la

2
VÉASE Rozas, A., Auditoria Forense, QUIPUKAMAYOC-Revista de la Facultad de Ciencias Contables,
Vol. 16-32, Perú, 2009, pág. 67-93.

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reconstrucción de hechos financieros, investigaciones de fraudes, cálculos de daños
económicos y rendimientos de proyecciones financieras.

Como se aprecia, la Auditoría Forense se mueve bajo la esfera de la prevención,


detección e investigación, y se diferencia de las otras dos auditorías porque ésta utiliza
por antonomasia un enfoque criminalístico-investigativo. Por ejemplo, existen
marcadas diferencias con las otras auditorias, en áreas tales como el entendimiento de
la evidencia, la construcción de premisas investigativas (hipótesis), utilización de
procedimientos analíticos especiales, estadística descriptiva.

En este proceso investigativo-criminal se utilizan herramientas, o más bien enfoques,


que en los otros tipos de auditoría no están presentes, debido principalmente a las
restricciones de tipo metodológico (estándar) que regulan esas auditorías, o al menos
no son comunes su aplicación. El enfrentar una Auditoría Forense requiere de un
elevado escepticismo profesional (mentalidad cuestionadora-investigadora), poseer
debido entrenamiento en entrevistas de investigación para llegar a la verdad; asimismo,
el concepto de materialidad (i.e., auditar solo “montos altos”) no se aplica para el
descubrimiento de fraudes. Y, por último, el campo de acción del Auditor Forense no
sólo se restringe a aspectos investigativos, sino también a aspectos sobre la pericia
contable, y testimonio experto en los tribunales en las distintas jurisdicciones
litigiosas.

1.5. La Ley SOX de Estados Unidos


Previo a nuestras observaciones al Proyecto de Ley en comento, resulta
imperioso referirse a alguno de los pronunciamientos que la legislación Norteamérica
tiene respecto a la contabilidad fraudulenta en el contexto de la responsabilidad de
la información financiera fraudulenta. Nos referimos concretamente a la Ley
Sarbanes-Oxley, SOX del 2002.

Sin profundizar sobre esta Ley SOX, destacaremos tres secciones3 que son pertinentes
al proyecto de ley aquí se observa. Una de esas Secciones es la 906, sobre la
Responsabilidad de la compañía por los informes financieros que establece:

SANCIONES PENALES.- Quienquiera –


(1) que certifique un estado según lo señalado en las subsecciones (a) y (b) NB: Sobre
información de los estados financieros de esta sección sabiendo que el informe
periódico que acompaña al estado no cumple con todos los requerimientos señalados
en esta sección, será multado con no más de $1,000.000 o encarcelado por no más
de 10 años, o ambos; ó
(2) que a sabiendas certifique un estado según lo indicado en las sub-secciones (a) y
(b) de esta sección sabiendo que el informe periódico que acompaña al estado no
cumple con los requerimientos indicados en esta sección será multado con no más de
$5,000,000 o encarcelado `por no más de 20 años o ambos”.
NB: Las cantidades expuestas son en millones de dólares.

La otra es la Sección 802 sobre la Responsabilidad penal por alteración de


documentos:

3
Versión al español tomado de http://www.theiia.org/chapters/pubdocs/70766573/Ley_SOX.pdf.
Ultimo acceso: julio de 2017.

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Destrucción, alteración, o falsificación de registros en investigaciones Federales y
quiebra:
“quien a sabiendas altera, destruye, mutila, esconde, cubre, falsifica o haga un asiento
falso en cualquier registro, documento, u objeto tangible con la intención de impedir,
obstruir, o influenciar la investigación o la apropiada administración de algún asunto
dentro de la jurisdicción de cualquier departamento o agencia de los Estados Unidos
o cualquier caso presentado bajo el título 11, o en relación, o en contemplación de
cualquier asunto o caso será multado bajo este título, encarcelado por no más de 20
años, o ambos”.

Finalmente, la Sección 1102 sobre la Manipulación de un registro para impedir un


procedimiento que prescribe:

“(c) quienquiera que corruptamente -


(1) altere, destruya, mutile o esconda un registro, documento, o intente hacerlo, con
la intención de perjudicar la integridad o disponibilidad del documento para uso de
un procedimiento oficial; ó
(2) obstruya, influencie, o impida un procedimiento oficial, o intente hacerlo, será
multado bajo este título o puesto en prisión por no más de 20 años o ambos.”.

A continuación, se vinculan estas normas al proyecto de ley, según las observaciones


expresadas por nuestra Orden.

II. OBSERVACIONES Y PROPUESTAS DE MEJORA AL


PROYECTO DE LEY

A. Observación uno. Penalización manejo información financiera: Si bien se


considera una indicación de modificación a la LMV (el nuevo literal h) que se
propone), en el sentido que se sancionará con presidio a los directores,
administradores, gerentes o ejecutivos principales que entreguen información
maliciosamente falsa al directorio u órgano de administración de un emisor de
valores de oferta pública o una clasificadora de riesgo. Creemos que tal indicación
es una buena iniciativa, pero también creemos que es algo restrictiva:

1. La modificación se refiere estrictamente a los “directores, administradores,


gerentes y ejecutivos principales de un emisor de valores de oferta pública”,
dejando afuera la responsabilidad de esos mismos “directores, administradores,
gerentes y ejecutivos principales” cuando se trata de una sociedad anónima
cerrada, lo que forzosamente nos lleva a que se proponga una modificación
en una similar naturaleza a la actual LSA;

2. Como consecuencia de lo anterior, existe un grupo de grandes y medianas


empresas que tienen el carácter de “Grandes Contribuyentes” que no son
fiscalizadas por el Mercado y que no le son obligatorias las auditorías
externas, ni ningún tipo de fiscalización, excepto las referidas al cumplimiento
de las obligaciones tributarias y/o normas sobre anti-lavado de dinero si se es
sujeto obligado en los términos del artículo 3 de la Ley 19.913/03 y sus
modificaciones. Como se aprecia, este es un terreno fértil para fomentar las
prácticas fraudulentas corporativas;

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Por consiguiente, proponemos una modificación también a la LSA, agregando un
artículo 134bis en términos parecidos a las secciones 802, 906 y 1102 de la citada
Ley SOX de Estados Unidos (ya reproducidas en el acápite anterior), para así
extender la responsabilidad penal a los directores, administradores y ejecutivos
principales que responsables de administrar una entidad, sea que cotiza o no en una
bolsa de valores, expresamente sobre el manejo de la información financiera. Por
supuesto que sobre las multas que impone el regulador norteamericano no serían
replicables a Chile, pero ciertamente habría que proponer una cantidad en Unidades
de Fomento.

B. Observación dos. Importancia de las NAGAS y otras normas de auditoría:


También se considera una modificación al artículo 246 de la LMV en cuanto a
liminar la frase “y otros estados financieros conforme a las Normas de Auditoría
de General Aceptación y” por la siguiente frase: “, otros estados financieros y
demás materias, conforme a lo establecido en la presente ley y a”.

Esta norma es algo confusa. Recordemos que en Chile hasta el año 2012 se adoptaron
y adaptaron los estándares de auditoria GAAS (Generally Accepted Auditing
Standards) de los Estados Unidos de Norteamérica. Hoy ambos países -Chile y los
Estados Unidos-, siguen las Normas Internacionales de Auditoria, NIA (o ISAs en sus
siglas en inglés), pero junto con ello se siguen otros estándares de Auditoria que
se resumen como sigue (no limitado a):

a. Normas Internacionales sobre Servicios Relacionados (Encargos para Realizar


Procedimientos Acordados), NISR: 4400-4410 (en inglés ISRS). Ejemplo de una
versión idioma español:
http://www.icjce.es/images/pdfs/Circulares_2/2012/isrs4400_traduccion.pdf

b. Normas Internacionales para Trabajos Atestiguamiento, NITA: 3000-3402 (en


inglés ISAE). Ejemplo de una versión idioma español:
http://www.ccpmiranda.org/getattachment/Info-Tecnica/Archivos/GUIAS/GUIA-DE-APLICACION-
NITA-3000.pdf.aspx

Si bien en Chile no están todas estas normas vigentes ni traducidas al idioma español,
ello no impide su aplicabilidad, ya que, según las mismas Normas de Auditoría chilena,
concretamente la NAGA Sección AU 101, se establece que ante la ausencia de una
norma de auditoría y de interpretaciones o guías específicas emitidas en Chile, el
auditor independiente deberá suplirlas siguiendo otras normas internacionales de
auditoria de organismo reconocidos en los propios estándares locales.

Así las cosas, creemos que no se puede dejar “aislado” el artículo 246 propuesto en el
proyecto de Ley. Un Auditor por antonomasia dictamina bajo las Normas de
Auditoria Generalmente Aceptadas NAGAs. Así las cosas, preponemos mantener
el actual Artículo 246 de la LMV, pero agregando una mejor precisión sobre las
NAGAs, que se traduce el incorporar los otros estándares que se vale un auditor, según
sean los propósitos de información financiera, el marco de confección de esa
información y los usuarios a quienes va dirigida. Dicho artículo 246 quedaría como
sigue:

A las empresas de auditoría externa les corresponde especialmente examinar


y expresar su opinión profesional e independiente sobre la contabilidad,
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inventario, balance y otros estados financieros conforme a las Normas de
Auditoría de General Aceptación u otras normas de auditoria, y las
instrucciones que imparta la Superintendencia, en su caso. (…)

Al agregarse “u otras normas de auditoria” deja incorporadas el hecho de llevar a


cabo auditorias especiales, a requerimiento de la Superintendencia o los órganos de
administración superior que estimen pertinente.

Asimismo, el efecto de modificar el artículo 246 repercutiría sobre el artículo 248 de


la citada Ley, en términos de no hacerla tan armoniosa, lo que podría significar
problemas de interpretación en el futuro. El actual articulo 248 reza si:

Toda opinión, certificación, informe o dictamen de la empresa de auditoría externa deberá


fundarse en técnicas y procedimientos de auditoría que otorguen un grado razonable de
confiabilidad, proporcionen elementos de juicio suficientes, y su contenido sea veraz,
completo y objetivo.

En suma, para que el actual articulo 248 sea plenamente concordante con el artículo
246, se debe forzosamente mantener su actual estado, o mejorarlo como lo hemos
propuesto.

C. Observación tres. Facultad auditorías con propósito especial (forense): A


propósito de unos requerimientos especiales, sería pertinente el incorporar unas
indicaciones sobre servicios especiales de auditoria, pero que fueran una facultad
no solo para las sociedades anónimas abiertas, sino para las sociedades anónimas
en su conjunto. Esto supondría hacer algunas modificaciones a la LSA en los
siguientes términos4:

Se debería agregar al artículo 54bis de la LSA lo que sigue:

En las sociedades cerradas que no cuentan con auditoría externa permanente, los
estados financieros podrán ser revisados por auditores externos, por cuenta de la
sociedad, si así lo solicitan accionistas que representen dos tercios del total de las
acciones suscritas con derecho a voto. Asimismo, y en las mismas condiciones se
podrán realizar indagaciones especiales sobre aspectos concretos de la gestión o
de las cuentas de la sociedad que señalen sus accionistas y con relación a materias
relativas a los últimos estados financieros.

III. CONCLUSIONES
El Proyecto de Ley plasmado en el Boletín 10.162-05 pone un fuerte énfasis en la
responsabilidad de las empresas de auditoría externa, pero de sociedades anónimas
abiertas. Sin embargo, creemos, que se debería robustecer la responsabilidad de la
Armonización en aquellas entidades que no cotizan en bolsa (como por ser Sociedades

4
El artículo 227 de la Ley General de Sociedades del Perú tiene incorporada esta figura legal. Aquí se
han recogido algunas ideas.

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Anónimas Cerradas, SACs), por cuantos ellas no son fiscalizadas por los distintos
reguladores del Mercado Financiero, y porque, además, un número importante de estas
SACs tienen la condición de “Grandes Contribuyentes”, con estructuras complejas de
gestión, que las hace terreno fértil para que se lesionen los derechos de sus accionistas;
estos últimos, con menos instrumentos legales que las SAAs para perseguir la
responsabilidad de los altos ejecutivos.

Asimismo, visualizamos que no se precisan en el Proyecto las responsabilidades de la


Administración en cuanto al proceso de preparación de la información financiera,
como de la forma que se les hace responsables a los auditores externos penalmente
(sin ser “dueños” de tal información), no solo por como lo señalan la LSA y LMV,
sino como se repite esa responsabilidad penal en otros cuerpos legales sobre la
regulación del Mercado Financiero.
Con todo, es de importancia resumir las responsabilidades que los estándares de
auditoria (NAGAs) señalan, tanto sobre el rol de la Administración, como del Auditor.
A saber (no limitado a):

a. La responsabilidad primaria por la prevención y detección del fraude


corresponde tanto a los encargados del Gobierno Corporativo de la entidad
como asimismo a la Administración;
b. El Auditor es responsable por obtener una seguridad razonable que los estados
financieros en su conjunto están exentos de representaciones incorrectas
significativas, causadas ya sea por fraude o por error;
c. El Auditor es responsable por mantener un escepticismo profesional durante
toda la auditoría;
d. El riesgo que el auditor no detecte una incorrección material significativa
resultante de un fraude cometido por la Administración es mayor que la de un
fraude cometido por un empleado;
e. Existen limitaciones prácticas y legales sobre la capacidad del auditor para
obtener evidencia de auditoría.

El Contador Público-Auditor actúa como un agente responsable y llamado a dar esa


pretendida fe pública sobre aquellos hechos que le son propios en el ejercicio de la
profesión que profesa. Sin embargo, no se puede a ese auditor endosar unas
responsabilidades (o el proceso de accountability) que le son propias a los tomadores
de decisiones de una entidad, como ser sus directores y la Administración (i.e., CEO
y su staff), sea ésta una sociedad anónima cerrada (SAC) o abierta (SAA).

Firmantes,

CHRISTIAN M. NINO-MORIS, CA, MFA, CPFA


Director Depto. Auditoria Forense COLCRIM A.G.
Contador Público Auditor – Auditor Forense (Australia)
deptoaforense@colcrim.cl

RODRIGO MARCOS QUEZADA


Vicepresidente COLCRIM A.G.
Investigador Criminalístico,
Licenciado en Ciencias Criminalísticas y Criminología
rmarcos@colcrim.cl

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NATALIA ANGÉLICA LETELIER ACEVEDO
Directora Académica COLCRIM A.G.
Cientista Criminalístico, Licenciada en Ciencias Criminalísticas
Abogada, Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales
natalialetelier@colcrim.cl

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