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Clínicas y pacientes se rigen

por el libre mercado


Por Diario UNO el junio 28, 2015




Superintendencia Nacional de Salud explica el duro encargo de fiscalizar y
sancionar los abusos contra los pacientes en todo el país.

En el 2012, la médico y administradora Flor de María Philipps Cuba pasó de trabajar en el


sector privado a conducir la reformada Superintendencia Nacional de Salud (Susalud), el
organismo público encargado de fiscalizar y sancionar los abusos contra los pacientes en
todo el país. Entonces asumió la vigilancia de un sector crispado por denuncias de malas
prácticas médicas y corporativas frente a un débil control del Estado. En esta entrevista,
Philipps señala por qué se llegó a esa situación y asegura que todo ha empezado a
cambiar con las facultades y presupuesto que se le otorgaron hace dos años. Se le viene
más trabajo: en los próximos meses, el Indecopi y la SBS transferirán a esta
superintendencia todos los reclamos ciudadanos que reciben en materias de salud.

Esta es la hoja clínica de los servicios privados de salud en el Perú de los últimos años:
entre julio y octubre del 2013, siete recién nacidos fallecieron por graves infecciones
contraídas en la Unidad de Cuidados Intensivos del complejo hospitalario San Pablo, uno
de los más grandes del país. Ese año, la prensa también evidenció que las clínicas locales
vendían con sobreprecio los medicamentos de sus farmacias, para compensar otros
gastos operativos. Y en este mismo periodo se han hecho cada vez más frecuentes las
quejas de pacientes contra los contratos engañosos de las aseguradoras, como
Oncosalud, varias veces denunciada y sancionada por no cubrir todas las medicinas para
el tratamiento del cáncer, como ofrecía en sus pólizas. Una corriente de indignación
pública apuntó hacia la entonces llamada Superintendencia Nacional de Aseguramiento en
Salud (Sunasa).

El organismo público responsable de fiscalizar y sancionar los abusos en contra de los


usuarios debía ponerse en acción, pero algunas organizaciones civiles no guardaban
demasiadas esperanzas por un detalle clave: la funcionaria a cargo de la Sunasa era Flor
de María Philipps Cuba, una médico y administradora de salud que en los quince años
anteriores había trabajado en tres de las más grandes corporaciones privadas de ese
sector del país.

Antes de asumir el cargo, en el 2012, Philipps Cuba ocupó la gerencia de Pacífico Seguros
y Pacífico Salud EPS; también la dirección médica de la clínica Ricardo Palma; y en su
currículo figura que fue gerente administrativa del complejo hospitalario San Pablo,
justamente el grupo al que luego le tocaría supervisar por la muerte de los recién nacidos
debida a malas prácticas. Pero en este último caso, la Sunasa no intervino. El caso se
derivó a la Dirección de Salud de Lima Sur, que solo impuso el cierre temporal del servicio
por dos meses.

Philipps, quien incluso participó como representante del sector privado en los grupos de
trabajo del Estado que discutieron las primeras reformas del sector salud, ha dicho que por
entonces no tenía atribuciones para sancionar las violaciones a los derechos de los
pacientes. En esta entrevista con OjoPúblico, la jefa de Susalud revela por qué, y asegura
que la situación ha cambiado. “Se acabó la fiesta”, señala. Una fiesta en la que, según lo
que cuenta, ella misma participó.

—El 2013 empieza la reforma del sector salud y se dan nuevas normas para
empoderar el organismo que dirige ¿Qué cambió?
—La Superintendencia Nacional de Salud (Susalud) es el tercer pilar de la reforma de
salud, pero era necesario un nuevo marco normativo para hacerla sólida, potente,
oportuna, justa y temida para proteger los derechos de salud de cada peruano. El nuevo
marco legal está expresado en el Decreto Legislativo 1158 que se publicó en diciembre del
2013. Ahí les decimos [a los agentes del sistema de salud: señores, se acabó la fiesta. Es
bueno que sepan que si se salen de la línea, se van a exponer a una consecuencia. Va a
existir una organización que los va a mirar y los va a sancionar. Pero ya te preguntarás:
¿Qué pasó entre el 2009 y el 2013? ¿Por qué antes la superintendencia nunca sancionó si
tenía esa potestad?
—¿Qué pasó?
—Una cosa es dar la facultad sancionadora y otra es aterrizarla y hacerla operativa. Antes
de diciembre de 2013, si te ibas a hacer una resonancia magnética en algún lugar de la
avenida Petit Thouars, por tomar un ejemplo, nadie supervisaba si ese centro lo hacía
bien, regular o mal. Antes, [la Sunasa] no podía tocarte un pelo por más que hubieras
cometido una barbaridad. Me llevaban a la Corte Suprema y terminaba presa por abuso de
autoridad.
—¿Cómo se aclararon sus facultades?
—Cuando estudiamos la potestad sancionadora de la actual Superintendencia Nacional de
Salud (Susalud), descubrimos que habían otros dos organismos que eran algo así como
sus primos hermanos: la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y el Instituto
Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual
(Indecopi). Entonces nos sentamos a transar este tema y marcar las fronteras. La SBS se
hace responsable de supervisar los contratos que dan los financiadores de los servicios de
salud para que no tengan cláusulas abusivas. Mientras, el cumplimiento del contrato que
se verá en la relación del ciudadano y el establecimiento de salud, lo ve Susalud. Durante
muchos años yo fui gerente de una institución administradora de fondos de salud muy
importante en el Perú. Firmé cientos de contratos y nunca nadie me preguntó nada. Yo
pude haber puesto cualquier cosa en esos contratos, porque nadie los miraba, nadie tenía
autoridad para mirarlos. Pero yo soy una persona muy correcta y en esa empresa hay
gente muy correcta.

Siete bebes murieron por infecciones contraídas en la clínica San Pablo en el 2013.
El libre mercado de la salud
—¿Se refiere a Pacífico Salud?
—Me refiero a Pacífico Salud y a Pacífico Seguros. Bueno, la Superintendencia Nacional
de Salud se puso también de acuerdo con su otro primo hermano, el Indecopi. Nos
sentamos con ellos para examinar el principio de especialidad y vamos a sacar un decreto
supremo que traslada definitivamente las funciones del Indecopi [en materias de
reclamaciones de salud] a Susalud. El decreto está en el ministerio y será enviado a la
Presidencia del Consejo de Ministros. Quiero creer que se aprobará en julio.
Durante años fui gerente de una administradora de fondos de salud. Firmé cientos de
contratos y nunca nadie me preguntó nada. Yo pude haber puesto cualquier cosa en esos
contratos, porque nadie los miraba.

—¿Cuál es el presupuesto de la Superintendencia para hacer su labor?


—Cuando asumí el cargo, en diciembre de 2012, el presupuesto asignado para el 2013 fue
de 17 millones de soles. Para el 2014, lo subimos a 27 millones y este año es de 52
millones. El proyectado para el 2016 es 100 millones. Pero para que Susalud funcione con
plena capacidad, necesita 200 millones de soles anuales.
—¿Cuándo va a estar con plena capacidad?
—Debe estarlo en 5 años, en el 2018. Le llamo plena capacidad a una mayor presencia
física a nivel nacional. En este momento trabajamos para tener nuestra primera oficina
descentralizada en Chiclayo. Tenemos previstas cinco oficinas macrorregionales de
Susalud en Chiclayo, Arequipa, Huancayo, Iquitos y Lima. Luego, por ley, tenemos la
autorización para abrir 26 oficinas zonales, una en cada capital de departamento. Pero las
leyes se aprueban en un tiempo y los presupuestos en otro.
—¿La necesidad de ampliar su presencia tiene que ver con los resultados de un
estudio del 2014 que revela que el 90% de usuarios encuestados en los servicios de
salud desconocían la existencia de la Sunasa?
—La Superintendencia Nacional de Salud tenía solo tres meses de creada. Así que, si la
conocía el 10%, era un éxito. Nosotros no hacemos campaña publicitaria. Estamos
esperando los resultados del 2015 porque hemos trabajado intensamente. Hemos
supervisado 500 establecimientos de salud, hemos abierto dos juntas de usuarios: la de
Lima y la del Callao.
En diciembre del 2012, semanas antes de que Flor de María Philipps asumiera la
reformada Superintendencia Nacional de Salud, un estudio de este mismo organismo
reveló que 38 de cada 100 medicamentos que se venden en las farmacias de las clínicas
del país tenían un costo 60% mayor a los precios de las boticas de la calle. Así, los pagos
de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS) por atenciones de sus asegurados en
servicios privados se iban principalmente en gastos de farmacia, muy por encima de los
honorarios de los médicos y de los exámenes de laboratorio. Las clínicas subsidiaban sus
costos operativos con sobrecostos a las medicinas.
Lo que para muchos fue un escándalo, para Philipps no lo fue. Según ella, el modelo era
antiguo y todos los interesados sabían cómo funcionaba. Hoy existe una nueva propuesta
de gestión de los centros de atención de salud privados para que sinceren sus costos,
aunque no es obligatorio adoptarla. “Si un grupo de empresas se ponen de acuerdo en fijar
un precio determinado a los medicamentos, el Estado nada puede hacer. Aquí hay libre
mercado”, añade la funcionaria encargada de defender los intereses de los pacientes. Esto
no es exacto. Cuando ocurre un caso de concertación de precios en perjuicio de los
usuarios, el Indecopi puede intervenir y sancionar las prácticas corporativas colusorias en
perjuicio de los usuarios.

—Si bien se ha dado todo un proceso de reforma en el organismo que usted dirige
¿En qué quedaron problemas de alta importancia que se le enrostraron apenas
ingresó al cargo? Uno fue el sobrecosto de las medicinas en las farmacias de las
clínicas…
—He sido gerente de dos de las instituciones de salud privadas más grandes de este país
y el modelo de negocio de las clínicas operó desde hace más de tres décadas así, con
subsidios cruzados. Pero, como dices, hace dos años, apenas me senté en el cargo,
explotó todo esto. Entonces, invité a todos [los representantes de las clínicas] y les dije:
“Bueno, eñores, acá nadie se va a rasgar las vestiduras. Acá todos conocemos el tema
¿Cómo lo vamos a resolver?”. Trabajamos un piloto de un nuevo modelo de negocio y en
noviembre del 2013 lo iniciamos con dos clínicas de Pacífico EPS: El Golf y San Borja. Fue
un éxito. En abril del 2014, se presentaron los resultados a todos los gerentes del sistema
privado, incluidos los de la Asociación de Clínicas Particulares del Perú, a los que por
supuesto no les gustó nada.
—A los 86 agremiados de la Asociación de Clínicas Particulares del Perú…
—Sí, pero el diálogo fue con su presidente. Desde noviembre del 2013 hasta el 2014
empezamos a convencer a las clínicas de un profundo cambio de modelo de negocio.
Había que cambiar el sistema, correr las simulaciones financieras, correr los márgenes de
costo, producción y servicio de lo que cuesta una cama, un examen de laboratorio, una
placa de rayos X, cosas que nunca le habían preocupado a nadie. En octubre del año
pasado empezaron a comprometerse otras clínicas para estudiar el modelo y ahora son
nueve, pero yo no puedo obligar a todas. Este es un país libre. Nosotros tenemos una
economía social de libre mercado que está consagrada en el artículo 59 de la Constitución.
El mandato constitucional es que todos seamos ricos. Existe lo que se llama libre mercado.
Aquí no hay regulación de precios. Y si [varias clínicas] se ponen de acuerdo en que un
medicamento cuesta 10 soles, yo nada puedo hacer. Ni yo ni el presidente de la República
ni el presidente de la Corte Suprema. Aquí hay libre mercado.
Si [varias clínicas] se ponen de acuerdo en que un medicamento cuesta 10 soles, yo nada
puedo hacer. Ni yo ni el presidente de la República ni el presidente de la Corte Suprema.
Aquí hay libre mercado.
—¿El piloto del nuevo modelo de negocio sigue activo?
—Ya no es piloto. Ahora entran las clínicas que quieren entrar. Justo he estado reunida
con el nuevo presidente de la Asociación de Clínicas Particulares del Perú, el doctor
Sebastián Céspedes, un amigo mío desde hace muchos años. Tengo su compromiso
formal de que va a empujar el nuevo modelo de estructura de costos en las clínicas.
Tampoco lo puedo obligar, pero la Ricardo Palma, la San Pablo, la Anglo Americana y la
San Felipe están entrando. Una reforma se construye con participación de todo el mundo,
porque si la haces imponiendo, te sacan la vuelta. Todo un desastre.
—Otro grave hecho ocurrido durante su gestión fue lo que pasó en la clínica San
Pablo, donde fallecieron siete bebes por una bacteria en su unidad de Cuidados
Intensivos ¿En qué quedó este caso?
—Este es un caso muy lamentable. Es parecido al caso del hospital de Iquitos. En el
momento en que sucedió todo, nosotros teníamos la facultad sancionadora, pero no
teníamos desarrolladas las herramientas y por tanto nada podíamos hacer. Así que todo lo
trabajamos a través de la Dirección de Salud (DISA) de Lima Sur. El caso caminó como
debía caminar. La clínica fue tan responsable que se le aplicó una medida de seguridad de
dos meses.
—Un cierre temporal de su Unidad de Cuidados Intensivos…
—Suspensión temporal. Cuando hicimos la investigación, auditamos los procesos de la
clínica y quedó clarísimo que había una serie de inconformidades que debían ser tratadas.
En tanto eso sucediera, la clínica no podía recibir pacientes de ninguna manera. El caso se
hizo de conocimiento de la Fiscalía y de la Contraloría.
—¿La suspensión fue toda la sanción?
—Sancionamos a la clínica a través de la DISA. Cuando iniciamos este procedimiento, la
clínica –debo reconocer– se portó muy bien en términos de darnos acceso a toda la
información. Nosotros le alcanzamos los resultados de nuestro informe de supervisión que
tuvo como 500 observaciones. Era una barbaridad de observaciones y ellos trabajaron
intensamente y las levantaron una por una. Las que quedaron, no justificaron un cierre.
—El caso San Pablo fue algoemblemático que reflejó graves falencias y la necesidad
de mayor supervisión de los servicios privados de salud…
—Algunos lo consideran emblemático, pero no es la primera vez que pasa en el sector
privado.
—¿A qué otros casos se refiere?
—Recuerdo por lo menos tres, pero en esa época no había Superintendencia Nacional de
Salud. Entonces, yo los conozco como médico y estoy obligada a guardar la reserva de la
información. Lo que esperamos como Susalud es que, si bien no será el último caso [de
negligencias en un establecimiento de salud], si vuelve a pasar, tiene que ser dentro de
mucho tiempo. Susalud ha incrementado su presencia en los hospitales y las clínicas
también han empezado a poner las barbas en remojo.
—Falta también que las personas conozcan más sobre sus derechos como
pacientes…
—Vamos a sacar un decreto supremo firmado por el presidente de la República para que
los 30 millones de peruanos se informen sobre sus derechos como pacientes. Como la
Superintendencia no es omnipotente, no puede estar en los 80 millones de actos médicos
que se hacen en este país, el ciudadano tiene que empoderarse en el ejercicio de sus
derechos como paciente. Cuando uno es un usuario empoderado, los prestadores de
servicios se cuidan mucho. Mira a los de Telefónica, cómo se cuidan de decirte cualquier
cosa.
Podemos actuar de oficio también
Vas y te quejas en el establecimiento de salud.
Si no estás conforme, vienes en queja con nosotros.
—Al comenzar esta entrevista usted dijo: “Se acabó la fiesta”. ¿Ahora sí está en
capacidad de fiscalizar y sancionar a los que violan los derechos de los pacientes?
—Sí. Cuando algo sucede hoy, el procedimiento es así: Vas y te quejas en el
establecimiento de salud. Si no estás conforme, vienes en queja con nosotros. Podemos
actuar de oficio también. Primero te cito, levanto pruebas y recojo la información del
hospital o la clínica. Ojo que no porque eres un paciente tienes toda la razón.
—¿El cliente tiene la razón siempre?
—No. Ese es un paradigma del siglo pasado. Luego, hago una auditoría de tu historia
clínica, si es un caso clínico. También puede que la queja sea de carácter administrativo.
Si al terminar esto hay lugar para iniciar un proceso administrativo sancionador, se
procede. No es gracioso estar abriéndole procesos sancionadores a todo el mundo y que
después te demuestren que no era así. El usuario tiene que aprender a usar sus derechos,
porque también hay abusos del usuario. Hay usuarios gananciosos. Si vieras lo que vemos
aquí.
—Pero, en términos generales, los usuarios estamos en una situación de mayor
vulnerabilidad…
—Ah, pero claro. Por eso es que existe esta Superintendencia.
—El 2016 es un año electoral y coincide con una etapa clave para ver el desempeño de la
fortalecida Superintendencia Nacional de Salud. Si la voluntad política se mantiene y no se
paraliza la reforma de salud, se verán los resultados.
FABIOLA TORRES LÓPEZ
OJO PÚBLICO

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