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Sociología comprensiva: aproximación a la construcción weberiana de los

tipos puros ideales

Autor: Nadeska Silva Querales

Socióloga. Universidad Central de Venezuela

Revista: SociÁlogo, Nº 3 y 4. Sequía - Lluvia, 2008.

Max Weber es uno de los principales exponentes del individualismo metodológico en las Ciencias
Sociales. El individuo se erige en creador y es por su conciencia y voluntad que se crean las
instituciones y los hechos sociales; en consecuencia la sociedad es el resultado o la sumatoria de la
acción de los individuos. Weber plantea en su obra Economía y Sociedad que el objeto de estudio
de la sociología es la acción social y la explicación de las relaciones causales que originan su
desenvolvimiento, así como las derivaciones de dichas acciones sobre el individuo y las asociaciones
e instituciones colectivas fundadas por la voluntad individual de tipo racional.

SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA:

APROXIMACIÓN A LA CONSTRUCCION WEBERIANA DE LOS TIPOS PUROS IDEALES

Nadeska Silva Querales¨

1. Presentación

La construcción de los tipos puros ideales constituye uno de los grandes aportes epistemológicos y
metodológicos de la teoría sociológica desarrollada con rigor científico por el sociólogo alemán Max
Weber (1864-1920). La representación de la realidad en "tipos puros" abstractos, emanados del
conocimiento de la razón histórica, en tiempo pasado y presente, sobre las acciones sociales y las
instituciones de naturaleza colectiva, ofrece una alternativa epistemológica frente a la concepción
positivista de la ciencia, de la cual es heredera la sociología en sus orígenes.

Con este trabajo se busca efectuar una aproximación a las bases epistemológicas que sirven de
fundamento a la conformación de los tipos puros ideales, a partir de la concepción de sociología
comprensiva como ciencia que se ocupa del estudio de la acción social moderna.

2. La sociología comprensiva

Max Weber es uno de los principales exponentes del individualismo metodológico en las Ciencias
Sociales. El individuo se erige en creador y es por su conciencia y voluntad que se crean las
instituciones y los hechos sociales; en consecuencia la sociedad es el resultado o la sumatoria de la
acción de los individuos [1]. Weber plantea en su obra Economía y Sociedad que el objeto de
estudio de la sociología es la acción social y la explicación de las relaciones causales que originan
su desenvolvimiento, así como las derivaciones de dichas acciones sobre el individuo y las
asociaciones e instituciones colectivas fundadas por la voluntad individual de tipo racional. En tal
sentido, para Weber (1992,5):
Debe entenderse por sociología (en el sentido aquí aceptado de esta palabra, empleada con tan
diversos significados): una ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social para de
esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos. Por "acción" debe entenderse una
conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre
que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La "acción social", por
tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la
conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo.

Desde esta perspectiva la sociología, de acuerdo con Pellegrini (2004, 113) "no es una ciencia que
intenta el análisis de la realidad social en tanto totalidad, sino que se centra en el estudio de las
relaciones interindividuales". Es por ello que la sociología es presentada como una disciplina
comprensiva de la acción social individual impulsada por la subjetivad del sujeto en interacción con
otros sujetos que de manera voluntaria participan recíprocamente en una relación social:

Por "relación" social debe entenderse una conducta plural -de varios- que, por el sentido que
encierra, se presenta recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social
consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente en una
forma (con sentido) indicable; siendo indiferente por ahora, aquello en que la probabilidad
descansa (Weber 1992, 21).

En la relación social los actos individuales expresan elecciones conscientes que responden a una
necesidad determinada para lo cual se emplean unos medios específicos, orientados a la
consecución de un fin. Bajo esta concepción, el individuo participa con su actuación en la sociedad
mediante la interacción social con el objetivo de alcanzar los fines que satisfagan o den respuesta a
sus necesidades (acción social racional con arreglo a fines) o a la realización de valores morales
(acción social racional con arreglo a valores). En resumen, la acción social es creadora del orden
social y de todo lo contenido en éste.

La acción social en tanto objeto de estudio se manifiesta bajo la forma abstracta de tres tipos puros
ideales a contrastar en la realidad histórica: a) la acción social racional con arreglo a fines
"determinada por expectativas en el comportamiento... para el logro de fines propios racionalmente
sopesados y perseguidos"; b) racional con arreglo a valores "determinada por la creencia
consciente en el valor -ético, estético, religioso o de cualquier otra forma como se le interprete-"; c)
afectiva "especialmente emotiva, determinada por afectos y estados sentimentales actuales"; y c)
tradicional "determinada por una costumbre arraigada" (Weber 1992, 20).

El estudio de una acción racional con arreglo a fines se apoya principalmente en la información de
procedencia empírica obtenida de la observación directa y evidente, mientras que la comprensión
de los valores implica una cualidad cognoscitiva susceptible a la experimentación de carácter
vivencial, en algunas experiencias, y de aceptación intelectual en otros casos. Situación similar se
presenta con los afectos reales y las reacciones no racionales. No obstante, la elaboración de una
acción racional con arreglo a fines, de tipo conceptual, comprende "la acción real, influida por
irracionalidades de toda especie (afectos, errores), como una desviación del desarrollo esperado de
la acción racional" (Weber 1992, 7).

Este procedimiento metodológico permite a la sociología comprender la acción social sin incurrir en
la idea de que la vida individual y colectiva es totalmente racional, debido a que la realidad social
no atiende a un orden jerárquico predeterminado y obedece a relaciones causales interconectadas
donde los afectos, valores y costumbres también encuentran un espacio de realización fundamental
en las tramas de relaciones presentes en la sociedad.
La compresión se manifiesta, a juicio de Weber, en la capacidad de interpretación del "sentido
mentado" o en la "conexión de sentido". La comprensión como cualidad del investigador en el
campo de la sociología es palpable en tres vertientes relacionadas: a) en la realidad histórica donde
se manifiesta el sentido de la acción social; b) "mentado en promedio y de modo aproximativo (en
la consideración sociológica en masa)" y c) como producto científico elaborado a partir de una
construcción conceptual-ideal (Weber 1992, 9). Por tanto, el objeto de conocimiento es la acción
social individual, mientras que las formaciones sociales colectivas (sociedad, Estado, familia,
religión e instituciones en general) son consideradas por Weber (1992, 12) "... desarrollos y
entrelazamientos de acciones específicas de personas individuales, ya que tan sólo éstas pueden
ser sujetos de una acción orientada por su sentido"[2].

De esta manera, el ejercicio de la comprensión de fenómenos interindividuales o de carácter


colectivo pasa por el estudio del comportamiento del individuo y la aprehensión de los sentidos de
la interacción subjetiva contextualizada temporalmente [3]. La sociología comprensiva no se aboca
al estudio de los fenómenos fisiológicos, biológicos ni de la interioridad psíquica del individuo
(placer, displacer y estados emocionales). Su propósito es el estudio de las referencias típicas
orientadas por una acción provista de sentido mentado (subjetivo) y externo que persigue influir o
transformar la conducta de otro.

Max Weber en uno de los Ensayos sobre Metodología Sociológica define el alcance de la
comprensión cualitativa y empírica de la conducta humana en los siguientes términos:

Al igual que todo acaecer, la conducta humana ("externa" o "interna") muestra nexos o
regularidades. Sin embargo, hay algo que es propio solamente de la conducta humana, al menos
en sentido pleno: el curso de regularidades y nexos es interpretable por vía de comprensión. Una
"comprensión" de la conducta humana por medio de interpretación contiene ante todo una
"evidencia" cualitativa específica, de dimensión singularísima. El que una interpretación posea esta
evidencia en medida muy alta nada prueba en sí en cuanto a su validez empírica. En efecto, un
comportamiento igual en su curso y su resultado externos puede descansar en constelaciones o
motivos de índole muy diversa, entre los cuales los comprensibles de manera más evidente no
siempre han sido los realmente en juego. Antes bien, el "comprender" determinado nexo ha de ser
controlado, en la medida de lo posible, con los métodos usuales de la imputación causal antes de
que una interpretación, no importa cuan evidente, pase a ser una "explicación comprensible"
valida. Ahora bien, la interpretación racional con arreglo a fines ( Zweckrationales) es la que posee
el grado máximo de evidencia (Weber 1958a, 175-176).

En el proceso de comprensión de la acción social sobresale la importancia de la objetividad del


procedimiento metodológico, a través de su expresión empírica, pero además Weber considera
importante el tratamiento de aquellos aspectos que atienden a "constelaciones o motivos de índole
diversa", esto es, las motivaciones subjetivas que orientan las preferencias de los individuos, la
voluntad, los juicios de valor y los fines de la actuación.

La tradición positivista sostiene que la rigurosidad se halla garantizada por la objetividad del
investigador (renuncia a la subjetividad) en la selección, abordaje y exposición del objeto de
estudio, mientras que para Weber esto no representa el punto exclusivo de partida puesto que la
subjetividad acompaña la selección de la realidad que será estudiada, las inclinaciones de la
comprensión efectuada por el investigador, en un corte de tiempo determinado, para luego
establecer las relaciones causales que motivan los efectos de determinada acción social (Estado,
familia, religión, estratificación social, etc.).
En síntesis, luego de la selección subjetiva de un segmento delimitado de la realidad será posible
constituir un estudio objetivo mediante el empleo de recursos metodológicos que faciliten la
exteriorización de la evidencia empírica y cualitativa de las relaciones causales entre fenómenos
originados por la acción social con sentido manifiesto. Con esto Weber (1958b, 57) reconoce la
multiplicidad de hechos, acciones sociales e instituciones que se encuentran reunidos en la
sociedad, por ende la pertinencia metodológica de seleccionar aquellos que guarden particular
interés para la comprensión sociológica:

No es accidental que el concepto de lo "social" poseedor en apariencia de un sentido totalmente


general, muestra, en cuanto se examina cuidadosamente su empleo, un significado por entero
particular, coloreado de manera específica, aunque la más de las veces indefinido. Su "generalidad"
en efecto consiste precisamente en su carácter indeterminado. Cuando se lo toma en su
significación general, no proporciona ningún punto de vista específico desde el cual se puede echar
luz sobre la significación de determinados elementos de la cultura.

Esto además requiere, según Weber, hacer explícita la "relación de los valores" y los juicios de valor
del investigador para que también se logren evidenciar las "cosmovisiones personales... la
posibilidad de querer algo determinado", así como indicar al lector y a nosotros mismos "cuando
calla el investigador y comienza a hablar el hombre como sujeto de voluntad" (Weber 1958b, 49).

Ante la complejidad de la realidad social, el investigador mediante la "relación de valores" le asigna


importancia al fenómeno que será estudiado, de acuerdo con sus valoraciones éticas, normativas,
religiosas, políticas, entre otras. La importancia del estudio de un fenómeno se debe al interés que
despierta para el investigador determinada realidad. En consecuencia, es el investigador y los
demás individuos que integran y participan en la sociedad los que asignarán más categoría y
significación a ciertos hechos de la cultura, política, economía y religión que a otros [4].

Por último, en la perspectiva weberiana si bien es el investigador quien otorga significación al


objeto de estudio, pero además selecciona el cuerpo teórico a partir del cual comprenderá el
fenómeno elegido, son los procedimientos metodológicos (comprobación de la imputación causal) y
la argumentación científica las fuentes de partida para lograr la objetividad en el proceso de
reconstrucción de las relaciones históricas causales y sus efectos.

3. Los tipos puros ideales

Weber (1992, 16) sostiene que la sociología se esfuerza por descubrir "reglas generales del
acaecer" y que esta disciplina halla las relaciones causales de los hechos en las realidades (pasadas
y presentes) de la acción social. La elaboración de los conceptos sociológicos y la búsqueda de las
leyes tienen como propósito evidenciar la imputación de las relaciones causales e históricas
inherentes a un fenómeno social particular e importante para la comprensión [5]. Estas
construcciones conceptuales se distinguen por la abstracción general de sus contenidos y el relativo
vacío ante lo concreto de la realidad histórica.

Por esta vía, la sociología busca comprender, a través de la univocidad y adecuación de sus
conceptos, las reglas de naturaleza racional (acciones racionales arreglo a fines y con arreglo a
valores). Asimismo, la sociología investiga fenómenos irracionales mediante la elaboración de
conceptos-tipo apropiados para aprehender las expresiones místicas, afectivas, religiosas, entre
otras.
El modo para lograr, conforme a Weber (1992), la comprensión de fenómenos racionales o
irracionales es por medio del distanciamiento de la realidad y la evaluación de la proximidad
existente o no entre la realidad histórica estudiada y el concepto-tipo que contiene de ésta una
descripción conceptual general, unívoca y portadora de sentido. Al respecto Weber (1992, 18)
indica lo siguiente:

Los conceptos constructivos de la sociología son típico-ideales no sólo externa sino también
internamente. La acción real sucede en la mayor parte de los casos con oscura semiconsciencia o
plena inconsciencia de su "sentido mentado". El agente más bien "siente" de un modo
indeterminado que "sabe" o tiene clara idea; actúa en la mayor parte de los casos por instinto o
costumbre. Sólo ocasionalmente -y en una masa de acciones análogas únicamente en algunos
individuos- se eleva a conciencia un sentido (sea racional o irracional) de la acción. Una acción con
sentido efectivamente tal, es decir, clara y con absoluta conciencia es, en la realidad, un caso
límite. Toda consideración histórica o sociológica tiene que tener en cuenta este hecho en sus
análisis de la realidad. Pero esto no debe impedir que la sociología construya sus conceptos
mediante una clasificación de los posibles "sentidos mentados" y como si la acción real
transcurriera orientada conscientemente según sentido. Siempre tiene que tener en cuenta y
esforzarse por precisar el modo y medida de la distancia existente frente a la realidad, cuando se
trate del conocimiento de ésta en su concreción. Muchas veces se está metodológicamente ante la
elección entre términos oscuros y términos claros, pero éstos irreales y "típico ideales". En este
caso deben preferirse científicamente los últimos.

Los tipos puros-ideales son elaboraciones que fundamentadas en los referentes históricos permiten
al investigador diseñar construcciones generales y lo suficientemente precisas para caracterizar una
acción social con sentido mentado. Sin embargo, como se observa en la cita anterior, Weber
advierte que el sentido mentado no siempre se encuentra de manera plena en la conciencia del
individuo que interactúa con otros semejantes, por ende el tipo puro-ideal no agota en su
contenido las motivaciones (intereses, sentimientos y juicios de valor) que impulsan la acción y
tampoco alcanza la total precisión objetiva de las derivaciones subsiguientes (efectos) del resultado
de la relación social [6].

Si bien los tipos puros-ideales son expresión de una compleja abstracción, "imágenes mentales
formadas por la reunión de características reales de los objetos" (Calello y Neuhaus 1990, 40), Max
Weber también desarrolló el método histórico comparativo para comprender las relaciones causales
presentes en las acciones sociales y sus efectos. Muestra de ello se encuentra en sus estudios
sobre la sociología de la religión, ampliamente expuestos en el libro La Ética Protestante y el
Espíritu del Capitalismo; y en tres escritos igualmente referidos a este tópicos[7], dados a conocer
por el autor en la segunda década del siglo XX, a saber: Las Sectas Protestantes y el Espíritu del
Capitalismo (1919-1920); La Metódica Religiosa de Salvación y la Sistematización de la Conducción
de la Vida (1911-1913); y El despliegue de la Mentalidad Capitalista (1919-1920).

Los tipos puros-ideales son construcciones conceptuales que se elaboran bien sea a partir del
estudio de la conducta humana individual, del comportamiento de los individuos en contextos
históricos variados y de transcursos históricos singulares que revelan particularidades susceptibles
de ser integradas en una formación conceptual.

Al respecto, cabe destacar que como se indicara anteriormente que la realidad social se distingue
por su complejidad e infinitud, los tipos puros-ideales no constituyen una representación exhaustiva
de la realidad sino más bien una aproximación a los rasgos fundamentales que la componen. Por
otro lado, Weber enfatiza que los tipos puros-ideales no son el resultado de la producción de
conocimiento, sino medios de orientación para la comprensión e interpretación de los fenómenos
en el estudio de las relaciones causales y los componentes que integran la naturaleza que los
origina, sus manifestaciones (efectos) y condicionamientos.

Freund (1973, 63-64) resume el alcance y aporte metodológico de los tipos puros-ideales,
refiriéndose a su sentido de utilidad práctica para el quehacer científico del investigador en el
campo de la sociología:

Weber no los concibe en ningún caso como fines del conocimiento, en el sentido de que han de
resumir o contener la realidad y formar un sistema acabado de la ciencia. No son más que
instrumentos, medios destinados a dar univocidad significativa al objeto de la investigación.
Digámoslo con mayor precisión, constituyen procedimientos experimentales que el sabio crea
voluntaria y arbitrariamente, según las necesidades de la investigación y que abandona de la
misma manera si no rinden el servicio requerido. Su valor viene únicamente determinado por su
eficacia y fecundidad en la investigación. Si éstas son nulas, el sociólogo forma otros ideal-tipos
más apropiados. Por sí mismos no son ni verdaderos ni falsos, sino útiles o inútiles, como todo
instrumento técnico.

El recurso metodológico propuesto por Weber sirve al investigador en su trabajo de aproximación a


la realidad sobre la base de un conocimiento previo proporcionado por una formulación conceptual
que orienta su percepción, comprensión e interpretación del objeto estudiado, pero además el
carácter general de la conceptualización la hace susceptible de reelaboraciones posteriores o de
reformulación total.

4. A modo de cierre

La obra de Max Weber comprende amplios escritos sobre la sociología comprensiva, la sociología
de la dominación, la sociología de la religión, los conceptos económicos fundamentales, arte,
música, ética y política. Difícilmente podría presentarse un cuerpo de conclusiones a partir de las
ideas esbozadas en este trabajo, sin embargo, se puede plantear a modo de cierre algunas
reflexiones finales sobre el significado de los tipos puros-ideales en la teoría weberiana:

a. Una concepción epistemológica que busca establecer el acercamiento entre la realidad y el


pensamiento abstracto. Para Weber la realidad es infinita e inagotable, y es por ello que los tipos
puros-ideales le proporcionan al investigador un método para capturar fragmentos parciales de la
realidad que luego son representados de manera conceptual y general. La aprehensión de estos
fragmentos requiere del estudio histórico y comparativo de los fenómenos que constituyen el
objeto de estudio del investigador para después construir una síntesis general que reúna los
elementos esenciales.

b. La construcción de conceptos que pueden representar realidades racionalmente estructuradas o


"correctas", esto es, que alcanzan un alto nivel de racionalidad lógica; pero también Weber plantea
el diseño de tipos puro-ideales donde la relación medios-fines no sea racional. Estos últimos se
refieren a acciones sociales cuyos procesos son de carácter irracional.
c. La fuente de origen de los tipos puros-ideales se encuentra en: los individuos históricos; los
aspectos particulares que dan cuenta de la conducta de los individuos históricos; los procesos de
desarrollo históricos; y en los modelos de comportamiento social de naturaleza racional. De esta
manera, el tipo puro-ideal es un referente conceptual que se diseña a partir de los elementos más
significativos de la realidad social.

d. Los tipos puros-ideales, según Weber, no son hipótesis que serán contrastadas con la realidad
para comprobar la validez del constructo conceptual. "Los tipos ideales son conceptos o
configuraciones teóricas que poseen un gran valor como instrumentos heurísticos, ya que orientan
de manera coherente nuestra imaginación" (Márquez 1996, 62).

e. Los conceptos formulados como guía para la investigación no constituye la representación del
deber ser de la realidad, es decir, no prescriben conductas ni comportamientos esperados como
correctos. En tal sentido, Weber advierte que los tipos puros-ideales no deben confundirse con la
voluntad ni los deseos del investigador acerca de cómo debería ser la realidad.

f. El diseño de los conceptos debe ser lo suficientemente preciso para que puedan ofrecer la
utilidad esperada, pero adicionalmente deben ser flexibles a nuevas incorporaciones o reajustes en
sus contenidos.

Referencias bibliográficas

Calello, Hugo y Neuhaus, Susana (1990). La Investigación en las Ciencias Humanas. Método
y Teoría Crítica, Fondo Editorial Tropykos, Venezuela.

Damiani, Luis (1996). La Diversidad Metodológica en la Sociología, Fondo Editorial Tropykos,


Venezuela.

Freund, Julien (1973). Sociología de Max Weber, Colecciones Península, España

Márquez, Trino (1996). La Metodología de Max Weber, Editorial Panapo, Venezuela.

Pellegrini, Ornella (2004). El obscuro objeto de la Sociología, Ediciones de la Biblioteca de la


Universidad Central de Venezuela.

Weber, Max (1992). Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, Argentina

______, (1958a). "Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva" en Weber Max: Ensayos
sobre Metodología Sociológica, Amorrortu editores, Argentina.

______, (1958b). "La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y de la política social" en Weber
Max: Ensayos sobre Metodología Sociológica, Amorrortu editores, Argentina.

______, (1998). La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo, Ediciones ISTMO, España.

______, (2007). La Ciencia como Profesión y La Política como Profesión, Editorial Espasa
Calpe, España.
Socióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela (1994), Magister en Ciencia Política por
la Universidad Simón Bolívar (1999). Cursante del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad
Central de Venezuela. Profesora de la Cátedra de Sociología en la Escuela de Estudios Políticos y
Administrativos de la Universidad Central de Venezuela.

[1] Según Pellegrini (2004, 126): "Las argumentaciones individualistas de la autonomía del
individuo suponen la posibilidad de que exista un lenguaje individual privado; es decir, los
individualistas asumen que se puede seguir de manera privada una regla, que luego puede ser
reconocida como individual, pero objetiva en el curso del comportamiento social. La regla utilizada
privadamente y reconocida objetivamente, determina, para los individualistas los procedimientos de
actuación de la autonomía individual".

[2] Al respecto Pellegrini (2004, 128) señala: "La opción metodológica individualista pretende llevar
todo conocimiento a la comprensión intersubjetiva y subjetiva de la acción; los individualistas
metodológicos niegan todo valor de realidad a los sujetos colectivos, producto de la vida de
relación interhumana y reducen a puros nombres conceptos como sistema social, institución,
Estado, fuerzas de producción, organización social... El individualismo metodológico representa una
corriente teórico metodológica que reacción contra las tendencias estructuralistas e historicistas de
la sociología clásica y contemporánea, privilegiando la interacción interpersonal y la dimensión
individual, para comprender lo social, este enfoque ahonda sus orígenes en el pensamiento
nominalista".

[3] Siendo para Weber la sociología una disciplina que comprende e interpreta el "significado" de
los fenómenos sociales en su compleja y heterogénea manifestación dinámica, la explicación causal
se aborda desde una perspectiva metodológica peculiar. Damiani (1996, 151-152) describe el
proceso indicado por Weber de la siguiente manera: "Con respecto al método de la explicación
causal, así como venía practicada por las ciencias naturales, la sociología comprensiva se presenta
como una reconstrucción de la acción desde adentro, es decir a partir del sentido subjetivamente
intencional al cual ella remite, Como ciencia de la acción social, o sea, en virtud de que es la
disciplina que estudia el comportamiento humano dirigido a la realización de un fin, la sociología es
posible, para Weber, únicamente como "sociología comprensiva", es decir como indagación dirigida,
en primer lugar, a la captación del sentido de la acción. El significado de la acción es comprender
conscientemente, racionalmente la relación entre los medios y fines de la misma; el mundo
humano se identifica, a juicio de Weber, con la libertad de la voluntad que es sinónimo de una
racionalidad práctica, representada por la adecuación entre los medios y el fin de la acción, que es
a su vez la causa de ésta".

[4] Este aporte de Max Weber replantea los vínculos entre el científico social y la realidad social de
la cual también forma parte: "Apelar a los valores del investigador como criterios de relevancia,
produce una diferencia importante en el proceso de formación conceptual entre las ciencias de la
cultura y las ciencias naturales. Son los valores del investigador que determinan la modalidad
específica de construcción de los tipos ideales, que acentúan, a través de una deformación
intencional, los rasgos particulares del objeto de investigación hacia los cuales se orienta el interés
del científico" (Damiani 1996, 157).

[5] Sobre esta consideración Damiani (1996, 148) afirma: "El mérito fundamental de Weber ha sido
la búsqueda, en sede metodológica, de un nuevo y complejo equilibrio entre los procedimientos
interpretativos hermenéuticos y los procedimientos observativos experimentales en un intento por
conciliar los términos muy distintos de la antítesis historicista y positivista".

[6] Calello y Neuhaus (1990, 62), exponen la utilidad de los tipos ideales en la teoría weberiana y
rescatan la base epistemológica que sirve de fundamento a esta construcción metodológica: "El
planteamiento weberiano responde a un enfoque epistemológico en el cual el punto de partida es la
"comprensión" dirigida al análisis de las acciones sociales científicamente significativas para la
investigación del universo social. El método de los "tipos ideales" es el esquema referencial en el
cual la racionalidad alcanza un grado absoluto. Así, para Weber, la aproximación a la realidad es un
ejercicio posible en la medida que verificamos su aproximación precisa al tipo ideal, que por su
contenido absoluto es atemporal y, por lo tanto ahistórico, sin embargo, el "tipo ideal" es, en
algunos casos claves (como el Estado Racional), la culminación de un proceso histórico, o sea, el
cumplimiento de un objetivo de liberación máxima del espíritu en una dimensión teleológica".

[7] Estos escritos han sido publicados en la Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo (1998) de
la edición consultada

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