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Resumen
A partir del siglo XIX un nuevo tema aparece en el contexto mundial. Se trata del
arte rupestre, tema que no sólo transformo definitivamente la concepción del
hombre, y que actualmente es un campo de constantes disputas y
enfrentamientos, pues en este objeto de estudio esta en juego el inicio de las
manifestaciones estéticas, es decir, el inicio mismo del pensamiento abstracto, que
en últimas refiere de manera directa al problema fundamental del lenguaje y su
origen, dado que los documentos gráficos más antiguos de la humanidad siguen
siendo referidos al arte rupestre, ya sean pinturas, grabados, geoglifos o arte
moviliar con tradición rupestre. Por tanto, este trabajo quiere aproximarse a este
tema y mostrar algunas de sus peculiares implicaciones en Colombia.
Esto no sólo es cierto para pueblos con religión o para los así llamados
civilizados, sino para todo pueblo; de tal manera, que el arte más antiguo
también, reúne estas condiciones, ya que se trata de unas elaboraciones
estéticas complejas en donde lo esencial es el pensamiento allí puesto. Sin
embargo, otro asunto es la lectura y comprensión del mismo, pues si bien
el arte rupestre se remonta a más de treinta mil años, la investigación
sobre el mismo apenas tiene cien años, sólo en los primeros cincuenta años
del siglo XIX comienzan la preocupación por el rescate del mundo
material de los hombres “primitivos”.
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Aquí hay que tener en cuenta que las preocupaciones por el mismo responde a “la época de imagen del
mundo”, pues sólo en esta se presenta como problema teórico ya que la secularización característica de la
modernidad desliga el arte del asunto religioso y lo convierte en un objeto del pensamiento que debe ser
revisado y determinado. No es casual lo que Hegel llamo la muerte del arte, que esta directamente relacionado
.
Hacia la década del treinta del siglo XIX se empieza a denunciar el
hallazgo de piezas líticas antiguas que en primer momento son asociadas
a las culturas celtas, pues para la época estas son consideradas como las
más antiguas, y en esto hay que tener en cuenta que la interpretación del
momento impedía tener una idea de la antigüedad del hombre, ya que la
estructura dominante había asociado al mismo a la creación divina
expresada en el libro sagrado del cristianismo, así comúnmente se
consideraba que había sido creado “el 2 de octubre de 4.004 a.C. Este dato se
publicó y pudo leerse en todas la Biblias”2, estos cálculos fueron elaborados en
el año de 1636 por los obispos de Canterbury y de Londres, de tal modo
que “Los primeros pasos de la humanidad” para usar el titulo de un
famoso libro de Kühn eran totalmente imposibles, y es gracias a al
invención de la prehistoria por parte de los franceses que el tema del
Hombre del paleolítico comienza a ser una preocupación constante- Sin
embargo, el arte rupestre aparecerá mucho después, y su aceptación será
mucho más difícil, pues este rompió de manera definitiva los modos
tradicionales de entender la realidad humana ya que ahora hasta los
pueblos supuestamente no civilizados eran poseedores de una
manifestación tan refinada como el arte.
Sin embargo, se puede afirmar que la aparición del arte rupestre fue más
problemática que el arte moviliar, pues sus consecuencias fueron más
fuertes, ya que no sólo pusieron en crisis las nociones esquemáticas
derivadas del concepto hegeliano de progreso y las proyecciones políticas
de la temática de la evolución propuesta por Darwin, sino que también, la
condición y definición del hombre y del arte, como máxima expresión del
avance de la cultura europea, estaba comprometida con la justificación de
dominio sobre los grupos humanos fuera de Europa. Si estos pueblos eran
capaces de un arte complejo con que argumentos se podría sostener el que
fueran forzados a someterse a los intereses del poder colonial, pues estas
manifestaciones espirituales demostraban niveles de abstracción compleja
y la idea de que se trataba de pueblos en estado de infancia que requerían
de educación y civilización se derrumbaba. Así que el inicio de la
investigación del arte rupestre irrumpe de manera definitiva y comienza a
intervenir en el mundo social, cultural y político.
Colombia
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Es necesario recordar que antes del arte parietal paleolítico, ya Europa había aceptado el arte mobiliar de
estos grupos humanos, sin que signifique que fue fácil el asunto, pues, como lo recuerda Louis-René Nougier,
la discusión y las contradicciones fueron profundas.
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Fray Pedro Simón, comenta que en le territorio se encuentran rocas con dibujos en rojo, y asocia estos al
mito contado por los indígenas referente al dios civilizador Bochica, que para los españoles fue asociado a
uno de los apóstoles cristianos, este elemento es que permite que el mito sobreviva y se conserve en la
memoria.
publicaron en los Anales de Instrucción Pública con el título de “Estudio de
las tribus indígenas del Magdalena”, lo cual provocó una de las
contradicciones más fuertes entre un radical liberal (Isaacs), y un
conservador ultramontano (Miguel Antonio Caro). Miguel Antonio Caro
publica un artículo intitulado “El darwinismo y las misiones”, en donde
ataca de manera violenta el trabajo de Isaacs. Las razones de esta reacción
se pueden resumir en tres fundamentales: la primera la defensa por parte
de Isaacs de las comunidades indígenas, la segunda, el ataque de Isaacs a
los religiosos y finalmente, el haber utilizado como estructura explicativa
el darwinismo. En este último punto, es donde más radical es Caro, ya que
considera una idea “degenerada” el suponer que el hombre proviene del
momo y no de Dios. La posición de Caro se puede aclarar aún más citando
la última frase de ese artículo, en donde expresa con absoluta claridad su
pensamiento y su posición ideológica “el enemigo de la religión es enemigo de
la patria”.
Tal vez, uno de los intelectuales que mejor muestran el asunto es el mismo
Miguel Triana, que en la introducción de la Civilización Chibcha dice
“Sería un optimismo complaciente el pensar que bajo este sistema de vida el
protoplasma indígena haya de prometerle al país felices destinos. Obedientes a
exóticos atavismos y con una ciega indolencia, los dirigentes de la raza blanca no
se dan cuenta de la generación bárbara que se cumple bajo sus plantas, y por una
incomprensible transposición mental, continúan orientados hacia metas políticas,
económicas y culturales en abierta oposición con el medio que los envuelve y
enerva. Como por una manguera superoceánica traen aire de lejanas latitudes,
saturado de embriagadoras esencias, para alimentar los sueños de una falsa
civilización y mistifican tiempos y circunstancias, en loco desvarío. No les
importa estudiar el suelo que pisan ni la naturaleza especial de las fuerzas locales,
abismados como viven en la contemplación mental de paisajes remotos y
problemas de otros pueblos. Son como los poetas que, en pleno tórrido, cantan al
otoño con sus hojas secas y al invierno cano”.
“La falta de aplicación a nuestro terruño hace que lo ignoremos como cosa
extraña, cuyos disimulados pasadizos recorremos a tientas. No sabemos dónde
estamos ni para dónde vamos, y lo que es más sorprendente, no queremos conocer
nuestro destino.”6
6
Miguel Triana “La Civilización Chibcha”. Biblioteca popular de cultura colombiana Bogotá 1951 páginas
26-7
mito y en general el pensamiento funciona en una determinada época, de
tal manera, que la investigación del mismo requiere de reconstruir desde
distintas ópticas el mundo en que estas comunidades vivieron y las
múltiples interrelaciones que construyeron.
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Las fechas más antiguas de presencia humana en el territorio fueron documentadas por el arqueólogo
Gonzalo Corral Urrego y por el Geólogo Van der Hamen, numerosos informes reposan en las bibliotecas
públicas del país, esperando a empolvarse lo suficiente, pues en los textos escolares aun continúan
apareciendo las imágenes tradicionales de la historia. Desde hace algunos años GIPRI ha venido haciendo una
labor investigativa en el campo de la historia de la educación en Colombia, la pretensión es rastrear y explicar
como el tema indígena ha sido puesto en los textos escolares.
general lo dicho corresponde al realidad, así ninguna actitud critica se ve
expresada.
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Manuel Zapata Olivella. “La rebelión de los Genes” Altamir 1997. Pág. 19
Latinoamérica. La nuemerosa literatura sobre la Colonia ha dejado de lado este
problema, para cuyo esclarecimiento sería necesario desenterrar material como el
de sermonarios, tratados teológico-políticos, listas de las bibliotecas privadas de
los estratos superiores, información sobre la difusión de libros piadosos, entre
otros más, que posiblemente se encuentran en bibliotecas norteamericanas o ya no
son accesibles, pues los más fervorosos patriotismos no han sido obstáculo para
uqe los depositarios de ese auténtico patrimonio nacional olviden su deber y se
conviertan en menos que mediocres libreros bibliófilos, cuando el tiburón Samuel
les pone en su hocico unos billetes verdes. También es cierto que en repúblicas en
las que el “enriquecimiento sin causa” es el ideal civil de la mayoría de los
supuestos ciudadanos y patriotas, no cabe esperar que se sepa que el patrimonio
nacional no es la geografía ni la arquitectura, sino todo lo que documenta los
pasos diversos de nuestros países “en busca de nuestra expresión”, para decirlo
con Pedro Henríquez Ureña, y ¿qué documenta y testimonia mejor esa “búsqueda
permanente de nuestra expresión” que los escrito, los libros?”.