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PSICOANÁLISIS XX (2); 61-72, 2008

EN LA FRONTERA DEL SENTIDO1


CARLOS TAMM L. DE SÁ.2

Recibido: octubre 10-08


Aprobado noviembre 20-08

Resumen

El presente trabajo aborda la necesidad de flexibilizar el ‘setting’ analítico en el caso de adoles-


centes con dificultad de simbolización, permitiendo que el analista ejerza una función continen-
te, necesaria no sólo para el paciente, sino, más indirectamente también, para su familia. En ese
tipo de pacientes encontramos una capacidad de pensar que no se desarrolló adecuadamente
desde los inicios de la vida, y es substituida por una constante descarga física de ansiedad, o, en
otros casos, por una postura pasiva, anestesiada, encapsulada, un vacío mental y verbal muchas
veces llenado por narrativas audio-visuales consumidas ávidamente.
El autor propone, a partir de las formulaciones de Bion sobre personalidades psicóticas y de
Tustin sobre los Estadios autistas, la existencia de un ‘funcionamiento autista’ en la dinámica
mental de algunos de esos pacientes que los defiende contra un colapso, y que es amenazada
en la crisis de la adolescencia.
Se presentan viñetas clínicas del análisis de un adolescente, ilustrativas de esos dos aspectos.
Palabras clave: Psicoanálisis de adolescentes, función continente, psicosis, estados autistas,
lenguaje, déficit de simbolización.

AT THE BOUNDARIES OF SENSE


Summary

This paper deals with the need to broaden the psychoanalytic setting in the case of adolescents
with difficulty in simbolizing. This would enable the analyst to perform a containing function
not only for the patient, but also indirectly for his/her family need. In such patients we find
a capacity of thinking which has not adequately been developed from the outset of life. This
incapacity is often replaced by constant physical discharges of anxiety or, in other cases, by a
passive, numb and encapsulated attitude, a mental and verbal emptiness often filled by audio-
visual narratives which are avidly consumed.
Based on Bion’s ideas about the psychotic functioning and on Tustin’s considerations on autistic
states, the author also suggests the existence of an autistic position in some of such patient’s
mental functioning which shields them from a breakdown, and which is disturbed in moments
of adolescent crisis.
Some clinical examples from the analysis of an adolescent are presented to illustrate these two
aspects.
Key words: Psychoanalysis of adolescents, containing function, psychosis, autistic states, lan-
guage, simbolization deficit.

1
Una primera versión de este trabajo fue presentada en el 1er Encuentro de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes de Río
de Janeiro el 8 de septiembre del 2006. Traducción del portugués: Italo L. di Ruggiero C., e Hilda Botero C.
2
Miembro Efectivo de la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. Invitado de la Sociedad Británica de
Psicoanálisis; Psicoterapeuta de Adolescentes en el Brent Adolescent Center (Londres).
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NA FRONTERA DO SENTIDO
Resumo

O presente trabalho aborda a necessidade de flexibilização do setting analítico nos casos de


adolescentes com dificuldade de simbolização, permitindo que o analista exerça uma função
continente necessária não só para o paciente, mas indiretamente também para sua família.
Nesse tipo de pacientes, encontramos uma capacidade de pensar que não se desenvolveu ade-
qüadamente desde os primórdios da vida, podendo ser substituída por uma constante descarga
física de ansiedade, ou em outros casos por uma postura passiva, anestesiada, encapsulada,
um vazio mental e verbal muitas vezes preenchido por narrativas áudio-visuais consumidas
avidamente.
O autor propõe ainda, a partir das formulações de Bion sobre personalidade psicótica e de Tustin
sobre os estados autísticos, a existência de um funcionamento autístico na dinâmica mental
de alguns desses pacientes, que os defende contra um colapso, e que é ameaçada na crise da
adolescência.
São apresentadas vinhetas clínicas da análise de um adolescente, ilustrativas desses dois as-
pectos.
Palavras chave: psicanálise de adolescentes, função continente, psicose, estados autísticos,
linguagem, déficit de simbolização.

INTRODUCCIÓN disruptivo de esa crisis del adolescente sobre


la familia es enorme, y las imposibilidades,
Me gustaría asegurarme de parte y parte, para lidiar con la situación
de que estoy creciendo a paso acelerado generan un efecto de somatización en el que
y compactamente aunque mi propio aquello que es expelido de un lado y encuen-
crecimiento perturbe esa ecuanimidad tra un continente refractario del otro, retor-
opaca aunque eso se haga con esfuerzo na aumentado al primero, y de éste es re-ex-
a través de largas noches, oscuras pelido con mayor intensidad, generando una
y sofocantes o períodos de melancolía reacción aún mayor en el segundo, en un
H. D. Thoreau
proceso de potencialización de la crisis difícil
de ser interrumpido, y en cambio, fácilmente
incrementado por la actuación de parientes,
El punto de partida para estas observa-
médicos y psiquiatras.
ciones es relativamente simple: si bien en la
Este proceso exponencial en el que reac-
irrupción de la adolescencia, se reactualizan,
ción genera reacción aún mayor, podríamos
aunque en otro contexto, conflictos emocio-
llamarlo de activación reactiva de las identi-
nales de la primera infancia que quedaron en
ficaciones proyectivas, si partimos del mode-
cierto grado silenciados durante la latencia,
lo de Bion de la teoría del pensar (Bion, 1967)
también se reactualizan en los adolescentes
y añadimos que las proyecciones que, recha-
con conflictos más graves, su dificultad o
zadas por la madre no-continente retornan
imposibilidad de contener esos conflictos, y
intensificadas al bebé, pueden retornar de
las dificultades o imposibilidades por parte
éste hacia ella, así como hacia el ambiente
de las figuras importantes de su ambiente,
incrementadas y susceptibles de generar re-
en ser continente facilitador para su elabo-
acciones refractarias aún más intensas.
ración por parte del adolescente. El potencial
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Estoy proponiendo un modelo para pensar Así, la amenaza de un colapso puede in-
sobre algo que es observado en innumerables clinarse tanto en dirección a la eclosión de un
relatos de observación de complicaciones brote psicótico con las posibilidades resultan-
precoces en la interacción madre-ambiente- tes de la psiquiatrización, de las internaciones,
bebé, en muchos de los cuales la presencia de etc., cuanto en dirección a un evento que
un terapeuta padres-bebé o un Observador posibilita la transformación de patrones alie-
Participante, puede ejercer una función con- nantes de aislamiento, inercia e incomunica-
tinente que interrumpa el ciclo de reacciones bilidad. Podemos recordar aquí el concepto de
activadas. Por activación reactiva entiendo Bion (1965) del ‘cambio catastrófico’ ejempli-
no sólo procesos conflictivos explícitos, sino ficado en el epígrafe. Este evento puede darse
diversas modalidades de no-aceptación de en varias edades, si consideramos la adoles-
contenidos emocionales y de reacción por la cencia como un estado mental.
actuación de éstos. El tipo de pacientes que refiero aquí es
Al compararse lo que es vivido en el con- aquel en el que predomina un tipo especí-
texto de una crisis en la Adolescencia que fico de funcionamiento psicótico, es decir,
extrapola los límites del llamado ‘Síndrome pacientes fronterizos con un funcionamiento
de la Adolescencia Normal’ (Knobel, 1992), mental predominantemente psicótico, pero
con las situaciones precoces que aparecen en con características de retraimiento y encap-
esos relatos, podemos muchas veces sentir- sulamiento, pacientes que podríamos definir
nos como quien asiste a una re-filmación de como con fuertes núcleos Autistas, a partir
un mismo argumento con personajes de otra de la concepción de Frances Tustin sobre las
época. ‘Barreras autistas en pacientes neuróticos’
Cabe agregar, que en esos casos que (Tustin, 2003) y de Bion sobre ‘Personalida-
estamos tratando, la pacificación proviso- des psicóticas y personalidades no-psicóti-
ria obtenida en el período de la latencia no cas’ (Bion, 1967).
fue aquella que pudiéramos llamar latencia Aunque Tustin haya evolucionado desde
exitosa; o sea, no le fue posible al niño, no la noción inicial de un ‘Autismo Primario’
sólo dirigir la atención hacia otros focos de común a todos, para, en el trabajo The Per-
Interés diferentes a la obsesionante relación, petuation of an Error, de 1994, cambiar sus
interna y externa, con los objetos primarios Consideraciones anteriores y postular que un
–desarrollando así la curiosidad intelectual, estado autista prolongado sólo ocurriría don-
la relación con otros niños y adultos, como de ya hubiese patología, mantuvo sin embar-
profesores, etc.- como tampoco incrementar go, la idea de los ‘estados autistas’ (Tustin,
su relación con esos mismos objetos prima- 1994), entre éstos y los que llamaré ‘estados
rios, lo cual, paralelamente a las cuotas de relacionales’, el niño normal fluctuaría. Tustin
odio, a la escisión e idealización inevitables, continuó sosteniendo aun la idea de existen-
pudiese fortalecerse también en el sentido de cia de ‘barreras’ (Tustin, 2003) ‘encapsula-
la integración, del desarrollo de la considera- miento’ (Tustin, 1990) o ‘elementos’ autistas
ción y del afecto. Al contrario, hablamos de (Tustin, 1981) en pacientes neuróticos, idea
un control de los impulsos que ocurre a costa que fue primero expuesta por Sydney Klein
de procesos masivos de inhibición y empo- (S. Klein, 1980) con el nombre de ‘fenómenos
brecimiento de la actividad mental e imagi- autistas’. Winnicott trató el mismo asunto en
nativa, y de los vínculos afectivos. otros términos: “Organización defensiva con-
tra una agonía primitiva” (Winnicott, 1974).
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I. PRIMERAS IMPRESIONES vidad que hicieron que la Madre se decidiese


DE M. Y SU AMBIENTE por aplazar su ingreso y buscarle terapia. Con
la mejoría obtenida, el niño pudo ingresar a
M. me fue traído por la familia, cuando la escuela al año siguiente. En su desarro-
contaba con 16 años. El contacto fue realiza- llo, M. presentó problemas de socialización
do por el padre, quien lo trajo para la entre- y de comportamiento, con dificultades para
vista junto con la madre, a pesar de estar se- comunicarse de forma adecuada, aunque
parados hace ya algunos años. M. estuvo en aparentemente sin atrasos cognitivos o en el
análisis desde los cuatro a los catorce años desarrollo del lenguaje.
con una colega y ahora, necesitando ayuda El motivo para haberle buscado ayuda
de nuevo, prefirió buscar ‘un hombre’. La fa- entonces sería un estado de mucha angustia,
milia lo llevó a un psiquiatra, especializado en el que él entró a partir de una frustrada
en formular medicamentos y, casi simultá- e inadecuada tentativa de socialización en la
neamente, me lo trajo a mí. escuela, donde ya estaba desde hacía algu-
En la entrevista con los padres, supe que nos años, pero sin haber hecho algún esfuer-
M., de bebé, presentaba episodios de ‘sofo- zo por relacionarse con los compañeros.
cación’ que los asustaban mucho. La madre M. era el penúltimo de cuatro hijos, su
relata, como ocurrida durante la gestación de madre pertenecía a una familia muy rica, en
M, sólo una fuerte crisis de asma. la cual las relaciones parecían ser bastante
Esos episodios de ‘sofocación’ no tuvie- frías. El padre ejercía irregularmente una
ron un diagnóstico preciso hasta los ocho actividad intelectual, y, aunque inteligente
años de edad de M. y fueron motivo de gran y culto, su inestabilidad psíquica le impedía
angustia principalmente para su madre. Unas tener una vida más activa. Oscilaba entre
veces fueron identificados como amenazas depresiones y estados hipomaníacos y desde
de ‘Muerte Súbita’ lo cual le causaba pánico hacía muchos años se trataba con análisis
y motivaba la internación del bebé en la UCI; y medicamentos. Se evidenció después una
(Unidad de Cuidado Intensivo); otras veces relación extremadamente conflictiva entre
eran considerados como asociados al reflujo, los padres. La madre era menos simpatizan-
por lo que le era recomendado evitar la ali- te con el Psicoanálisis que el padre. Tendió
mentación al pecho, ya que la leche materna a buscar substratos orgánicos para las cues-
sería ‘muy espesa’; tampoco debía permitir tiones emocionales y se sometió a terapias
que el bebé durmiese acostado; y evitar mani- ‘bioenergéticas’.
pularlo mucho o acercarlo a su regazo. Como En la primera entrevista M. se mostró ex-
nada de eso surtió efecto, la madre lo llevó a cesivamente ansioso y al mismo tiempo su
los Estados Unidos, donde obtuvo el diagnós- modo de actuar y expresarse daba indicios de
tico de que tenía un tipo de ‘pequeño mal’ un cierto estado confusional. Era un adoles-
(Petit mal, epilepsia) y la prescripción de Fe- cente de apariencia común, pero presentaba
nobarbital, que según ella hizo cesar las cri- una expresión facial congelada. Su caminar y
sis. M. tomó la medicación hasta la edad de sus movimientos eran rígidos. En el momen-
dos años. El padre refirió que tal medicina, de to en que me contactó presentaba temblores
otro lado, lo habría dejado con problemas de ocasionales (no tomaba anti-psicóticos). Su
‘hiperactividad y de comportamiento’. En la voz era grave y la dicción muy defectuosa, ha-
primera tentativa de los padres de llevar a M. blaba ‘para adentro’, algunas veces rápido y
a la escuela, éste presentó agitación y agresi- tragando sílabas, principalmente las iniciales.
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Me contó que comenzó a querer rela- haber sido sentido por él como perturbador,
cionarse. Un compañero chateó con él, otro asustándose lo suficiente como para querer
comenzó a ‘darle consejos’ diciendo que la romper el vínculo emocional que se iniciaba.
voz, el cabello, la ropa, la apariencia, el ves- Los pacientes con fuertes núcleos autistas
tido, el aspecto, todo en M. estaba ‘errado’. anulan el dolor de la separación, para ellos
Reveló que antes no encontraba ‘importante’ insoportable, vaciando de significado el en-
esa parte de la vida. Dijo que comenzaba a cuentro con el analista, anulando su existen-
estar muy ‘afligido’ lo que lo perturbaba aún cia, como un otro de quien ellos dependerían
más, entonces se sintió estigmatizado por los emocionalmente. Sin la presencia del analista
compañeros, visto como el ‘loquito’. no permiten siquiera que las emociones que
Debido a la dificultad para explicarme lo podrían destruirlos, salgan a flote El apar-
que pasaba dentro de él, M. comenzó a di- tarse de los incómodos sentimientos que la
bujar en el aire y entonces le ofrecí lápiz y permanencia de la relación interna con el
papel, lo que aceptó rápidamente3 y comenzó analista podría traer, de falta, de abandono,
a diseñar un triángulo lleno de flechas. Uno dependencia, odio, envidia, persecución, los
de los vértices tenía la letra S, el otro la letra protege contra el temor de desintegración
E, y el tercero no tenía letra alguna. Sólo más y aniquilamiento. O sea, evaden los dolores
tarde vine a saber que el nombre del herma- de la separación evitando el reconocimien-
no menor, de quien M. tenía muchos celos, to interno, emocional, de la propia relación,
comenzaba con la letra S. La letra E era la protegiéndose en su ‘concha’.
Inicial del nombre de la madre. En la segunda entrevista, inmediatamen-
El día siguiente, cuando debería volver, M. te pidió el papel e hizo un nuevo diseño. Se
me telefoneó desde la calle, pues la consulta acostó en el piso para dibujar e iba intentan-
con el Psiquiatra se había extendido más de do ‘explicarme’ el diseño, de modo confuso,
lo previsto, y él no llegaría a tiempo a la se- mientras lo hacía. Después dijo que su madre
sión. Era un jueves y volvimos a programar la tal vez pudiese explicarlo mejor, sugiriendo
cita para el lunes, pero yo le dije que él podría traerla a la sala. Pienso que aquí aparecía su
contactarme el fin de semana si lo requería. deseo de poder ser completamente compren-
El viernes el padre me llamó y me comunicó dido sin siquiera necesitar hablar o tratar de
que M. le había dicho que consideraba que expresarse, ya que la necesidad de comuni-
“ya había entendido todo el esquema mental cación como ‘puente’ entre él y la madre o
de él con un triángulo que diseñó y no nece- entre él y yo, marcaba la separación existente
sitaba de más terapia”. entre los dos.
En el estado de desesperanza en que M. Pienso que el estado de confusión que M.
se encontraba, y con la transferencia rápida- experimentaba entonces se relacionaba con
mente desencadenada, típica de los funcio- la presión en dirección al objeto, provocada
namientos psicóticos, la pérdida de la sesión por las transformaciones de la adolescencia,
del jueves, con un espacio vacío de cuatro y que no le permitía prolongar más su esta-
días hasta nuestro próximo encuentro, debe do de aislamiento, al mismo tiempo que él

3
Creo que para atender a niños, adolescentes o adultos con características Psicóticas es necesario una cierta flexibilidad
del setting que facilite al analizando ir encontrando un lenguaje para expresarse al analista. En el caso de M. un
adolescente con fuertes rasgos psicóticos, esa necesidad se hizo sentir posteriormente en varias otros momentos.
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se sentía totalmente no preparado para cual- Cabe recordar la descripción que obtuve,
quier vivencia social. M. decía ignorar ‘anti- en las entrevistas iniciales con la familia, re-
guamente’ que relacionarse con las personas ferente a los comportamientos de M. -quien
era una parte importante de la vida. Ahora pasó por una primera infancia difícil-, en la
intentaba conversar con niñas y niños, pero Infancia: su no-interacción con los compañe-
no lo conseguía, se sentía ‘extraño’, manifes- ros en la escuela, la agitación física automáti-
taba no saber qué decir a los demás, e ir a la ca y sin objetivo definido, la impermeabilidad
escuela se volvió una tortura. al medio; todo sugiere un funcionamiento
Acostumbraba sumergirse ocasionalmen- muy próximo al descrito por Melanie Klein
te en grandes silencios durante las sesiones, (1996) en el caso ‘Dick’, un niño con impor-
pero, en una sesión, respondió significativa- tantes rasgos autistas a pesar de ser bastante
mente a mi pregunta sobre su silencio: Es la inteligente. Desde mi punto de vista, Klein
ausencia de palabras; dijo esto e hizo una probablemente aplica el término ‘Esquizofre-
sonrisa triste. Dijo además, que pensaba me- nia Infantil’ a ese caso por no disponer to-
jor por imágenes y hasta por trozos de música davía -ya que el trabajo es de 1930–, de la
que por palabras. Parecía expresar que exis- clásica descripción del Autismo Infantil hecha
tían esbozos de imágenes en su mente que por Leo Kanner en 1943 (Pienso en el Autismo
no llegaban a evolucionar hacia un sentido, Psicógeno). Recuérdese incluso el hecho de
lo que lo hacía sentir con frecuencia en un que la madre de Dick es descrita por Melanie
vacío mental. En términos de Bion, podríamos Klein como excesivamente ansiosa –lo que le
hablar de elementos ‘α’ (alfa) que no encuen- dificultaba ser verdaderamente amorosa- y las
tran elaboración que las transforme en na- observaciones recientes de diversos autores,
rrativa (Bion, 1963). Obsérvese aquí que estoy Psicoanalistas y Psicólogos del Desarrollo, en
considerando aspectos de funcionamiento cuanto a los efectos de la Depresión Materna
mental autista, que coexisten con aspectos sobre los bebés (Waddell, 2002; Trevarthen,
esquizo-paranoides y depresivos. De ahí tal 1977). No pretendo con esto hacer un diag-
vez su apego por las historias audio-visuales nóstico retrospectivo del cuadro Infantil de
–filmes, historietas cómicas, juegos de com- M. sino sólo destacar la presencia de aspectos
putador– que parecían funcionar como pseu- autistas en su funcionamiento mental.
do-sueños, constituyendo una especie de con- El afecto de la madre de M., a quien llama-
tinente-sustituto para su mente, ordenando ré ‘E’, siempre se expresó en forma de una
sus fragmentos visuales, sonoros y verbales postura ‘activa’ que revelaba muchas veces
esparcidos. Cabe agregar aquí la relación de una dificultad de contención de su propia
las dificultades en el lenguaje con la presen- ansiedad. Esa dificultad, aliada a una Idea
cia de esos ‘Núcleos Autistas’, ya que esto se de actuar concretamente para aliviar el sufri-
relaciona íntimamente con el reconocimiento miento del hijo, hizo bastante difícil el inicio
de la separación. M. hablaba, además con una del análisis. El Psiquiatra a quien llevó a M.
voz vuelta ‘para adentro’, con las sílabas mal recomendado por su propio ‘Terapeuta Cor-
articuladas o ‘tragadas’ como si moviese poco poral’ no sólo tenía una posición y visión
la boca y la lengua para hablar. María Rhode bastante organicista, sino que también, a pe-
(2002) nos recuerda las dificultades que niños sar de ser un profesional respetado, se mos-
con problemas en el lenguaje presentan con tró bastante ansioso y confuso con respecto
las consonantes que indican la ruptura, la se- al caso de M. viéndolo una vez por semana
paración entre las sílabas. y cambiando y aumentando la medicación a
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todo momento. Esa posición, a mi modo de buscarme y pudo percibir y valorar la ayuda
ver, contribuía a la ansiedad de ‘E’ en lugar de que el análisis le venía prestando a M. lo que
ayudar a aliviarla. De la misma forma influía significaba también valorizar los recursos de
en la relación de madre e hijo, gracias a su éste y su empeño en tratarse, lo cual le dio
posición excesivamente intervencionista. Ella más autonomía.
llamaba por teléfono para amenazar, que si
M. no mejoraba, buscaría ‘otras alternativas’.
Mis intervenciones con ‘E’, cuando ella me II. ABRIENDO BRECHAS
buscaba, y enfatizaba su natural ansiedad
con respecto a su hijo y sugería la ayuda de Climb Left through the zero and watch,
una tercera persona con experiencia en la looking back at the blood in its jacket,
atención a familias en situaciones como ésta, the breath in its jacket, the Absence ope-
para ayudarla a lidiar con el problema, eran ning its arms.
rechazadas desde el inicio: “No es algo tan Robert Bringhurst
vago, como simple ansiedad, no”. “Ya tengo
mi terapia”, etc. Aún así, la referí a una colega Creo que, particularmente al inicio del
a quien ‘E’ sólo fue a buscar tiempo después análisis, la función continente del analista
estimulada por el hecho de atravesar un mo- es lo que estos pacientes más necesitan. La
mento depresivo, debido al nuevo matrimo- turbulencia que M. presentaba se relaciona-
nio del ex–marido. El cambio entonces en su ba con las angustias paranoides y depresivas
comportamiento fue impresionante. La dis- que lo amenazaban más intensamente en la
minución de su ansiedad y su posición inter- medida en que iba rompiendo su aislamiento.
vencionista contribuyeron a rebajar la propia Hacía parte de aquella función, en este caso,
angustia de M. y nos dejó el campo del aná- poder aceptar la irritación y la rabia que co-
lisis más libre para progresar. menzó a demostrar en nuestros contactos y
Aplicando el modelo propuesto al Inicio que con el tiempo disminuyeron considera-
del trabajo, podemos ver que la madre no sólo blemente. En una de esas sesiones iniciales, a
no conseguía ser continente para la angustia una interpretación mía M. rebatió algo irrita-
de M., sino que, debido a la angustia que la do diciendo que Yo no estaba ‘siendo capaz
situación de éste le despertaba y que ella no de entenderlo bien’. Le dije que talvez aún
podía contener, aumentaba su inseguridad y yo no lo estuviese entendiendo ‘bien’, pero
sufrimiento. De otro lado la actitud inestable que la manera como él expresaba eso indi-
del padre no ayudaba ni a M., ni a su madre. caba una gran desconfianza con respecto a
El Psiquiatra, contagiado por la angustia de la posibilidad de que yo, o cualquier persona,
la madre, la asustaba más todavía, así como pudiese llegar a entenderlo.
al mismo M. El papel que pude ejercer, con Después de haber fortalecido su vincula-
dificultad, inicialmente con la madre de M., ción conmigo, pasó un buen tiempo tenien-
creo que fue lo que permitió que ella no ge- do que llamarme por teléfono, no sólo en los
nerara una implosión en su análisis. La fun- fines de semana -eventualmente lo atendía
ción ‘continente’ ejercida por el colega que los sábados y domingos-, sino también en los
la atendió posteriormente, sobre su angustia, días de la semana, algunas horas después de
fue tan fundamental que ella pudo entonces haber sido atendido. En ese tiempo utilizaba
soportar la ansiedad del hijo sin intervencio- siempre un celular que pudiese conectarlo a
nismos o actuaciones, prácticamente dejó de la madre o a mí varias veces al día. En las
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horas de estudiar, pedía la presencia de la real era precaria, como se ve en su dificultad


madre en el cuarto. para expresar y designar estados emociona-
Aunque comenzaba a fortalecer sus vín- les. Además de eso, la propia capacidad de
culos, los telefonemas S. O. S. para la madre pensar sobre sí mismo y conocerse emocio-
y para mí, y la necesidad de la presencia de la nalmente implica un distanciamiento impo-
madre en el cuarto en esa etapa, para que él sible si ‘el mundo es Yo’.
tratase de concentrarse en el estudio, mos- Tustin, en supervisión dada a Celia Kor-
traban tanto la necesidad de la presencia físi- bivcher (Korbivcher, 1995) hace una impor-
ca (o vocal) del objeto para aplacar su angus- tante distinción entre las personalidades de
tia, como la dificultad de pensar en ausencia tipo esquizofrénico, que utilizan la identifi-
del objeto, fruto todavía de la limitación de cación proyectiva, o la ‘intrusiva’, según Mel-
los procesos simbólicos. M. tenía miedo de tzer (Meltzer y col. 1975), entran en el cuerpo
perder sus objetos o el vínculo con estos, que de la madre y viven la confusión en cuanto
estaban insuficientemente establecidos en a lo que es el ‘yo’ y el ‘no yo’, y estas per-
su interior. La angustia que aparecía entre sonalidades encapsuladas, en una maniobra
las separaciones era extremadamente inten- autista, a través de la ‘ecuación adhesiva’ ge-
sa denotando no sólo el miedo de ‘perder’ neran su propia concha: todo es Yo. De ahí
internamente el vínculo con el objeto, sino la gran angustia que aparece cuando estos
de perder todo lo bueno dentro de él, caer pacientes comienzan a romper las ‘Barreras
dentro del agujero negro del que él, espontá- Autistas’ reconociendo, emocionalmente, la
neamente, algunas veces hablaba, y perder la separación de los objetos.
‘vida mental’, lo que era vivido concretamen- En una sesión del viernes M. decía que
te por él como perder la propia vida, riesgo algunas veces se sentía como si estuviese
que, por lo menos en la idea de la madre, él en una cuerda floja sobre un abismo de odio.
efectivamente sufrió cuando bebé. Tuve la impresión, que le comuniqué, que la
En momentos de gran angustia al teléfo- cuerda floja se extendía sobre el abismo del
no, M. parecía vivenciar el retorno de senti- fin de semana, entre la sesión del viernes y
mientos no simbolizados que encontraban la del lunes, y que él tenía miedo de que el
forma en chillidos –comunicaciones no ver- vínculo conmigo no resistiera dentro de él,
bales– o enunciados de situaciones mentales debido al odio provocado por la ausencia, por
vividas concretamente de modo persecutorio la separación. Sus sentimientos persecutorios
o como experiencias corporales. Esos ‘chilli- se activaron cuando comenzó a ‘dejar la con-
dos’ a mi modo de ver, podríamos relacionar- cha’. Al mismo tiempo, aspectos positivos de
los, tanto con lo que Bion llama ‘Terror sin los objetos internos también comenzaron a
nombre’ (Bion 1962) como con lo impensa- aparecer, junto con ansiedades depresivas.
ble e indecible de que hablan Tustin (1990) y Véase este momento de una sesión más
Winnicott (1974). adelante: M. relató los cambios que venía
Pienso que la dificultad de elaborar las percibiendo en sí mismo; dijo que observó
angustias primitivas pudo haber inhibido mejor el sitio por donde transita desde la
fuertemente su curiosidad y su interés por el infancia sin nunca haber prestado atención.
mundo externo, visto como fuente de estí- Contó también que lloró, y por primera vez
mulos detonadores de gran ansiedad. Aun- en la vida, percibió ‘el olor de tierra mojada,
que presentaba algunos aspectos cognitivos diferente de cuando no llueve, o de la ciu-
desarrollados, su capacidad de simbolización dad, y nunca había sentido eso antes’; dijo
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que era un olor placentero. Le dije que tal vez se vuelve Darth Vader, el villano, lo que
estuviese despertando a la vida, a las cosas acaba provocando la muerte de ella.
buenas de la vida, y a las cosas buenas dentro Hablo de que parece que el protagonista
de él. En ese momento pienso que M. apare- se vuelve Darth Vader, villano superpo-
cía emergiendo de su estado algo ‘congela- deroso, como forma de evitar la fragili-
do’, de su parcial encapsulamiento, a partir dad, el miedo a la pérdida, lo que acaba
del hecho de que los mundos interno y ex- sucediendo, irónicamente, cuando él se
terno eran menos asustadores. Los mismos deshumanizó. Digo que él debe haberse
sentidos podían estar más abiertos a percibir identificado con eso.
y registrar las informaciones que venían del M.- dice que nunca pensó en el miedo a la
mundo, y él pudo permitir a las sensaciones separación como algo tan poderoso, que
evocar recuerdos y sentimientos. La “casa de llevara a la muerte.
la infancia’ aparecía como una cosa buena, Es renuente a terminar la sesión.
lo que tuvo y tiene puede ser valorizado, ‘el M. No acostumbraba a faltar ni a llegar
olor a tierra mojada’ –imagen de resonancias tarde, pero me llamó la víspera avisando que
maternas– era ”delicioso”. La ‘tierra mojada’, no podía ir a aquella sesión. Pienso que en
con su connotación de fertilidad, pienso que esa sesión apareció su miedo a perderme. La
es un buen símbolo para ese lento despertar historia del film, relatada inmediatamente
sensorial, emocional y mental. después de la comunicación sobre sus senti-
La sesión siguiente es emblemática de al- mientos al separarse de los amigos, mostraba
gunos de sus mecanismos y muestra cómo el efecto teratogénico4 del miedo a la pérdi-
las películas e historietas cómicas de dibujos da y a las separaciones. Me parece que M. ya
animados y de ciencia ficción, con Superhé- podía tener amigos a pesar de todo ese su-
roes y Supervillanos que tanto le gustaban a frimiento, por haberse atenuado ese miedo.
M., le servían de continente para sus propios Antes se refugiaba en su cuarto, y su vincula-
sentimientos hostiles y para sus fantasías de ción con el mundo se daba a través del com-
grandeza, sustitutivas de su sentimiento de putador -frente al que pasaba la mayor parte
impotencia y desamparo. de sus días-, el cual estaba sujeto solamente
M.- cuenta que el programa con los com- a su control, y que conectaba o desconectaba
pañeros anoche estaba bueno y después cuando quería, evitando sorpresas.
de separarse, sintió la incomodidad de
quedarse solo, de no continuar con ellos.
Hablo acerca de su miedo a las separacio- III. COMENTARIOS FINALES
nes, que antes le impedía vincularse a las
personas; de la duda sobre mantener el Los aspectos de encapsulamiento mental
vínculo y la confianza dentro de sí, y sobre que M. mantenía parecían defenderlo de la
no haber venido el día anterior, lo que pudo eclosión de un desastre psicótico, que vino
haberlo dejado con miedo a perderme. a amenazarlo con toda su fuerza en la ado-
M.- cuenta la película Guerra de las Ga- lescencia -un período de crisis en sí mismo-,
laxias, el último episodio en que el héroe, debido a las presiones en dirección al objeto,
con miedo a la fantasía de perder la novia, al relacionarse, que, el incremento del im-

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Teratología, estudio de anomalías. (N. del E.)
70 CARLOS TAMM L. DE SÁ

pulso sexual, entre otros factores, acarreaba. en esos casos, tendrá que haber, primero, un
Cabe aclarar que mi suposición acerca de la desarrollo de la propia capacidad de pensar,
presencia de esos ‘núcleos autistas’ en el pa- atrofiada. Esto se da, en parte, a partir de la
ciente no excluye los aspectos neuróticos y capacidad del analista, ausente en el pacien-
paranoides presentes en él, como puntos de te, de tolerar la ignorancia, la confusión y el
contacto con la realidad y de desarrollo inte- vacío mental de éste, sin que esto le impida
lectual que presenta -a pesar del empobreci- ser curioso, pensar lo posible a partir del caos
miento afectivo-, ya que tratamos aquí con y de la dispersión mental, de conformarse
un adolescente fronterizo y no con un pa- con, a veces, la mínima colaboración del pa-
ciente autista, aunque tampoco encaje, a mi ciente. Esa función continente del analista, se
modo de ver, en la descripción clásica de una volvió más esencial en este caso, en la medi-
organización patológica de la personalidad. da en que, a la par con su posible vulnerabili-
Recuérdese aquí nuevamente la observación dad constitucional y sus difíciles experiencias
de Tustin de que en los pacientes de tipo ‘au- precoces, el paciente no encontró aún mo-
tista’ no hay confusión yo-x-mundo, ya que delos que pudiesen soportar su confusión y
todo es ‘Yo’. Así, hay intolerancia frente a la angustia y que a la vez quisiesen ayudarle.
aceptación de la diferencia, de la disonancia El paciente parecer haber encontrado
entre las personas, única posibilidad para objetos sordos a sus dificultades emociona-
la vivencia de una relación, de una pareja. les que respondían a éstas con frases como
Cuando el paciente experimenta la diferen- ‘vete de paseo’. M. se refiere a esas respues-
cia, ahí comienzan la rivalidad, la persecución tas pseudo-objetivas, pseudo-pragmáticas,
y las ansiedades esquizo-paranoides, que le como ‘álgebra’, queriendo expresar con eso
parecen insoportables. que era un lenguaje distanciado de la reali-
La dificultad para ‘reconocer’ y ‘registrar’ dad emocional. Podríamos decir, un lenguaje
(en palabras de él) las experiencias positivas incomprensible, porque no era comprensivo,
de satisfacción, que él fácilmente ‘olvidaba’, en el cual los objetos funcionaban como un
era reconocida por el propio paciente en su continente refractario. Así, sentía que mi
vida cotidiana; al contrario de lo que sucedía desafío era no sólo oír cuidadosamente lo
con las vivencias de frustración, que por mí- que M. comunicara, sino tratar de resistir la
nimas que fueran, ganaban gran importan- presión de su propia impaciencia e intoleran-
cia. Ese aspecto se relaciona con lo que Bion cia, y no darle pseudo-respuestas rápidas. El
(1967) llamó ‘ataque a los vínculos’, origen vínculo se fue estableciendo en un proceso
del déficit del aparato mental para la percep- lento, gradual y penoso, y M. era constan-
ción de las realidades interna y externa. En te y obstinado en su análisis. Si bien en una
una analogía con el proceso fotográfico, es fase de mayor angustia necesitó de una gran
como si él no tuviese una película en donde disponibilidad mía así como de la madre, y
registrar las experiencias de comprensión y precisó no sólo de medicación S. O. S. -ob-
consideración. jeto inanimado sustitutivo de un objeto con
En esos pacientes, por lo tanto, no se po- función continente- sino también del celu-
dría contar con la posibilidad de que, por su lar que reconstruiría un vínculo físico con
parte, den sentido a las interpretaciones que objetos que podrían desaparecer dentro de
formulamos al respecto de su estado emo- él. Algunos años después eso no le fué más
cional, ni aún de colaborar activamente en necesario, y se volvió muy raro que necesi-
la construcción de ese sentido. Al contrario, tase llamarme fuera de los horarios de sus
EN LA FRONTERA DEL SENTIDO 71

sesiones, lo que demostraba su evolución en fluctuaciones entre las posiciones esquizo-


cuanto a la posibilidad de pensar, aún en la paranoide y depresiva <ps d>, inclusive en el
ausencia del objeto, la disminución del ata- analista durante la sesión (Bion, 1965). Opino
que a los vínculos y la transformación conse- que podríamos pensar en algo análogo en
cuente en cuanto a los procesos simbólicos, términos de otra fluctuación presente entre
que aparecía, por ejemplo, en la expresión de las angustias esquizo-paranoides y un fun-
un ‘verbo subjetivo’ para sus angustias, ex- cionamiento autista.
presadas antes al máximo por imágenes so- Los aspectos más saludables de M. no
matoformes y parciales como ‘una aflicción aparecían como ricas respuestas asociativas
en la barriga’, ‘una cosa en la garganta’, ‘un en las sesiones. Éstas estaban marcadas por
desánimo en los dientes’. largos silencios y repeticiones de expresiones
La posibilidad de revivir el terror de la aparentemente poco significativas, dichas
separación en la relación transferencial -sa- entre-dientes y en tono monocorde. Me pa-
liendo de su aislamiento- para descubrir que rece que, en este caso, en vez de contar con
sobreviviría a ella para ir aprendiendo a tole- ricas respuestas asociativas, sean verbales,
rarla y continuar confiando, y disminuir los gráficas o lúdicas (en el caso de niños), el
ataques internos y los sentimientos persecu- analista tendrá que colaborar con el desa-
torios, le fue permitiendo una apertura hacia rrollo de la propia capacidad de los pacientes
el Otro -hasta entonces inédita en él– evi- para pensar –lo que ya sucede en otro nivel,
denciada en su vida social. Yo destacaría aquí con los pacientes neuróticos- lo que nos
la importancia de esos momentos en que exigirá tolerar nuestra propia ignorancia y
ocurre la oscilación de lo que yo llamaría un el vacío mental del paciente, sin abandonar
‘funcionamiento autista’ -algo presente, en la curiosidad. La firme creencia del analista
cierto grado, en todo desarrollo (los momen- en la posibilidad de encontrar sentido para
tos de retraimiento que todo bebé parece pre- la experiencia emocional, pienso que será lo
sentar) pero que en los casos patológicos se que ayude a mantener esa actitud de tole-
constituye en un fuerte y precoz mecanismo rante expectativa que puede contagiar, como
defensivo- para las angustias esquizo-para- modelo, al paciente, como creencia en la po-
noides, contra cuyas angustias persecutorias sibilidad de la búsqueda de la propia verdad,
el paciente venía defendiéndose. El resultado en un proceso inverso al que describí al inicio
inicial es un incremento de esos sentimientos de este trabajo como activación reactiva de
que serán dirigidos al analista, desafiándolo a las identificaciones proyectivas generada por
tolerar y a ayudar al paciente a tolerarlos. continentes refractarios. Esto se vuelve ex-
Del mismo modo en que el paciente con tremadamente importante cuando estamos
fuertes núcleos psicóticos de tipo paranoide lidiando con pacientes que presentan graves
se protege de los dolores de la posición de- dificultades y que, en general, no tuvieron
presiva manteniendo un modelo de funcio- quien desempeñase semejante rol desde su
namiento mental esquizo-paranoide, pienso primera infancia.
que el paciente con fuertes núcleos autistas
se protege del terror de la situación esqui-
zo-paranoide refugiándose en el funciona- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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tribuciones de Bion a nuestra comprensión BION, W. R. (1962) O Aprender com a Experiência.
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