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¿Es la ética mutable o inmutable?

Nos planteamos si la ética, entendida como el conjunto de acciones –realizadas por un sujeto
determinado- que pueden catalogarse en buenas o malas, es variable en el devenir del tiempo,
o si por el contrario está sujeta a una naturaleza determinada no variable, y por lo tanto, es en
sí misma inmutable.

Una ética mutable será aquella en la que los principios de bien y mal –y por ende la bondad o
maldad de las acciones realizadas por los sujetos- son variables por X circunstancias con el
devenir del tiempo. De tal modo, lo que hace mil años era malo, hoy día puede ser bueno, y
dentro de otros mil años puede o no volver a considerarse malo. Esta concepción nos lleva por
el camino de una ética más o menos relativa (según las características de las circunstancias que
condicionan tal variablidad).

En un ética inmutable, los principios de bien y mal están firmemente asentados, de forma
natural, en un “algo” no variable, por lo que la propia ética es invariable en el devenir del tiempo.
Esto es, lo que ahora está bien, hace mil años también lo estaba y dentro de otros mil años
continuará estando bien.

Diferenciación entre ética y moral

Partimos de la base de que entendemos aquí como ética el conjunto de acciones buenas o malas
(basadas en lo que es bueno o malo, y esto a su vez en el bien y el mal) en sí mismas,
independientemente de la simpatía política del sujeto y el objeto de la acción, de sus formas de
pensar, ideologías, religiones… Como se trata de lo que es bueno o malo en sí mismo, es decir,
no relativo a la forma de pensar particular de cada persona, se puede llegar mediante la razón
al conocimiento de la misma.

La moral en cambio trata de normas establecidas por común acuerdo, por cultura o costumbres,
por religiones… que intentan en un principio ordenar los actos humanos en concordancia con la
ética, aunque no siempre concuerdan.

Un punto aparte es lo llamado legal o ilegal, es decir, la ley. Que se entiende como el conjunto
de normas impuestas por la sociedad para el ordenamiento de la misma y para garantizar en
principio el bien común y el bien individual. La ley es mutable en el tiempo y depende del
gobierno pertinente, con lo que puede ir de la mano de la ética o no.

Ámbitos de aplicación de la ética

La ética es de aplicación válida únicamente en individuos libres capaces de decidir de diferente


modo ante una misma situación. Por esta libertad se ejerce la voluntad, y con ella la consecución
de una acción determinada, que éticamente podrá ser buena o mala.

Con individuos libres aquí entendemos a aquellos capaces, no sólo de ejercer una acción
determinada sin coacción, sino capaces de razonar acerca de la situación, pensar en las
consecuencias, abstraerse incluso de la situación momentánea y trascender, y emitir una
respuesta determinada para esa situación, que bien podría ser una, otra u otra distinta de las
anteriores.

Por lo tanto, la ética sólo es aplicable al ámbito de las personas -“animal racional”-, ya que es el
único ser capaz de ejercer tal grado de libertad gracias a la razón.
Fundamento en el que se basa la ética

Como hemos dicho, la ética son el conjunto de acciones buenas y malas, llevadas a cabo por un
sujeto racional y libre, esto es, una persona. Es decir, que la ética se ejerce entre personas, de
una persona a otra. Los implicados en la bondad o maldad de la acción son las mismas personas,
luego esta bondad o maldad en la acción vendrá determinada por si la propia acción va en
beneficio de la persona o en detrimento de la misma.

Como la ética se refiere al conjunto de individuos que la ejercen, las personas, es en la propia
esencia de la persona en la que se basa la ética. Es decir, todo aquello que vaya en beneficio, en
pro, de la propia esencia de la persona -su dignidad- será bueno, mientras que las acciones que
sean contrarias a la esencia de la persona o vayan en detrimento de la misma, serán malas (por
ejemplo, si la esencia de la persona es la de “sujeto racional y libre”, toda acción que ayude al
individuo a ejercer más perfectamente la racionalidad y la libertad será buena, y aquella que
haga lo contrario o, en su defecto, sencillamente no lo haga, será mala).

Conclusión

Por ende, como la ética está basada en la esencia de la persona (cuya propia existencia hace
posible la existencia de la ética), y la esencia de la persona es inmutable (ya que una persona
seguirá siendo persona, y una persona hoy, lo es también hace mil años, y lo seguirá siendo
dentro de otros mil años), la ética es de igual forma inmutable.

Lo que era bueno hace mil años es bueno hoy y seguirá siendo bueno siempre que existan
personas, y lo que es malo lo era desde que la persona es persona, y seguirá siéndolo mientras
haya persona.

¡Ojo!, cuando se habla de “lo que era bueno hace X años” no se refiere a lo que estaba
considerado bueno por aquel entonces (moral), sino a lo que realmente era bueno.

Cabría plantear ahora varias cuestiones, como:

Si es importante para la persona actuar bien, o por el contrario da igual o incluso es


mejor hacer el mal.

Si el mal existe en sí mismo o es simple ausencia de bien.

Si hoy día se está dando un fenómeno de relativismo ético -y moral-, y hasta qué punto
es bueno o malo, o hay que hacer o no por evitarlo.

Ahondar en el conocimiento de la esencia de la persona y su dignidad.

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