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1. Vida y obra.
Desde su nacimiento, Descartes tuvo una madre nodriza. Y lo que sabemos es que su
infancia más temprana estuvo fuertemente influenciada por mujeres; hasta el primer año, por
su madre, su nodriza y su abuela materna; luego, principalmente por sus abuelas y sus
hermanos mayores, principalmente su hermana, quienes se encargaron de su primera
educación (leer y escribir) que acostumbraban aprenderse en casa como preparación para la
educación formal. Ahora bien, el resto de su familia (abuelos, tíos, etc.) también se hizo
presente en su vida o, al menos, en su bautizo, y esperaba que siguiera una carrera de
abogado, como era la tradición familiar, tal como lo hiciera posteriormente su hermano
mayor.
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Desde 1967, el nombre actual de la ciudad de La Haye en la Turena es Decartes, en honor al
filósofo nacido en ella. Descartes es una comuna que se encuentra hacia el interior de Francia,
precisamente, en el distrito de Loches.
sus tres años de filosofía; y en el año 1615, abandona la Fleche. Al salir de La Fleche,
Descartes se dedica a viajar para descubrir, en términos del filósofo, “el gran libro del
mundo.”
Ahí, frente al Danubio, el día 10 de noviembre de 1619, Descartes tuvo tres sueños
consecutivos que tomó como sueños proféticos, sueños que le revelaron lo que debía hacer
con su vida: la búsqueda de la verdad mediante el empleo de la razón. Estos sueños están
descritos por Baillet, biógrafo de Descartes, junto con la supuesta interpretación que el propio
Descartes hizo de ellos.
Después de este episodio, se mantuvo por un tiempo más en la campaña. Luego, dejó
el ejército, vendió sus propiedades y se instaló en París hasta 1628. Ese año, consideró que
ya era buen momento para enfocarse en la tarea que, según él, debía ser la más importante en
su vida: aplicar el método que había descubierto a la filosofía para hallar un principio sólido
para todas las demás ciencias. Para esto, decidió buscar un refugio donde estar tranquilo y
sin distracciones, y así llegó a Holanda, en donde permaneció hasta 1649. En esa época,
Holanda era el centro del comercio en Europa y, además, era la cuna del florecimiento de las
ciencias. Descartes buscaba un lugar en donde encontrar paz, tranquilidad y seguridad; y
Holanda le parece el lugar indicado para eso. Allí escribe su primer texto importante, el
llamado Tratado de la luz en 1633, pero decide no publicarlo debido a la condena de Galileo;
el texto será publicado póstumamente en 1677.
Dentro de las obras más destacadas, mencionamos el Discurso del Método publicado
en francés en 1637. En 1641, se publican las Meditaciones metafísicas, cuyo título original
en latín es Meditationes de prima philosophia. Mientras Descartes vive, se alcanzan a
publicar dos ediciones de esta obra. En 1644, publica en latín los Principios de la Filosofía.
La obra Las pasiones del alma, escritas en francés en el año 1649, parece haber sido
publicado posteriormente por los amigos del filósofo.
Ahora bien, ¿qué entiende Descartes por filosofía? En los Principios de la Filosofía,
Descartes dice: “filosofía significa el estudio de la sabiduría, y por sabiduría entiendo no
solamente la prudencia en la acción, sino también un conocimiento perfecto de todas las
cosas que el hombre puede conocer, tanto para la conducción de su vida y la conservación de
su salud como para la invención de todas las artes.” Metafóricamente, Descartes entiende la
metafísica como las raíces del árbol del conocimiento, cuyo tronco sería la física (o filosofía
natural), y las ramas serían las demás ciencias, donde destacan la medicina, la mecánica y la
moral. Respecto al valor práctico de la filosofía, esto es, la moral, Descartes insiste en su
importancia; sin embargo, nunca profundizó mayormente en el tema.
Respecto al método, de modo general, diremos que Descartes entiende por método, según lo
que dice en las Reglas para la dirección del espíritu (escritas en 1628), “una serie de reglas
rectas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca algo falso
por verdadero, y, sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento
paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasan
su capacidad.” La idea aquí, como lo vimos en el Discurso, es que todos tenemos la capacidad
del buen juicio, de razonar, pero necesitamos un conjunto de reglas que nos ayuden a llevar
por buen camino esa facultad a fin de encontrar los conocimientos verdaderos.
En la segunda parte del Discurso, leímos las cuatro reglas que componen el método:
3. Las Meditaciones
Como dijimos, las Meditaciones fueron publicadas por primera vez en latín en el año
1641. Respecto al término meditatio, en un sentido lexicológico, significa “pensar, sopesar,
ponderar”. Meditatio viene del girego medomai, que significa “pensar” o también
“preocuparse de” o “atender a algo.” La meditación, entonces, surge desde el asunto mismo
al cual está referida. Así, la meditación será, desde su origen, una automeditación. Esto, en
el sentido en que el ejecutor de la meditación es el mismo objeto de esta: sí mismo. La
meditación como automeditación es la acción que ejecuta el sí mismo volcándose sobre sí
mismo, autodeterminándose como conciencia, en lo que el yo encuentra el fundamento
absolutamente cierto para la nueva filosofía por fundar y fundamentar. Por lo tanto, esta
automeditación se lleva a cabo como una analítica del yo, del sí mismo. Descartes no dice
esto de esta manera, sino que es la manera en que Descartes ejecuta este trabajo.