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Ley de Kranske
Esta historia, de autor desconocido, la escuché por primera vez hace por
lo menos 30 años y tiempo después la encontraría muchas veces más en
diversos espacios, incluidos los académicos, sacando partido de su ironía
para explicar de modo sencillo el complejo tema de la comunicación hu-
mana.
Cuentan que en cierta ocasión, una familia inglesa pasaba sus vacaciones
en Escocia, y en uno de sus paseos observaron una casita de campo, que
les pareció cautivadora para pasar allí su próximo verano. Indagaron por
el dueño y resultó ser un pastor protestante, al que se dirigieron para
pedirle que les mostrara la finca. El propietario se las mostró y, tanto por
su comodidad como por su ubicación, fue del agrado de la familia, com-
prometiéndose a alquilarla el siguiente verano. De regreso a Inglaterra,
repasaron detalle por detalle cada habitación y, de pronto, la esposa re-
cuerda no haber visto el W.C. (Water Closet o sanitario). Dado lo práctico
que son los ingleses, decidió escribirle al pastor preguntándole por este
servicio, en los siguientes términos:
Estimado Pastor: Soy de la familia que hace unos pocos días visitó la finca
con deseo de alquilarla para nuestras próximas vacaciones y como omiti-
mos preguntarle por un pequeño detalle. Quiero suplicarle que nos indique
más o menos dónde queda el W.C. Finalizó la carta como es de rigor y la
envió al pastor. Al recibir la carta, el pastor, que desconocía la abreviatura
Dicen que los ingleses, al recibir la carta del pastor y a pesar de toda su
flema, estuvieron a punto de desmayarse, por lo que decidieron de inme-
diato cambiar de lugar de veraneo.
Las actividades deben tener una secuencia clara que siga un pro-
ceso gradual.Nunca debemos saltar etapas para acabar más rápido. No
estamos aprendiendo contenidos de información. Una pieza de informa-
ción se presenta una sola vez y con una buena memoria o ayudas nemo-
Esto se hace por una de dos razones o por ambas si cabe: primero, des-
conocemos el contexto de su significado, carecemos de información y no
disponemos entonces de más referentes con los que podamos comparar
esos términos o expresiones, que aquellos que utilizamos en nuestra habla
común. Segundo, intuimos su significado, pero percibimos su exigencia o
su complejidad y la rehuimos consciente o inconscientemente, acomo-
dando su sentido a aquellos que nos son más habituales y que, por lo
tanto, no amenazan nuestra zona de confort.
De lo contrario, anécdotas como las del pastor y la familia inglesa con las
siglas de la Wells Chapel, seguirán formando parte de la historia pedagó-
gica y curricular del país.
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