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Tema II:

La liturgia
1. Qué es la liturgia y quién la
lleva a cabo
En determinados momentos de
nuestra vida, en medio de nuestras
actividades, muchas veces nos
preguntamos cuál es el sentido de lo
que hacemos y nos cuesta trabajo
comprender hacia dónde vamos. En
realidad somos concientes que
buscamos la felicidad y reconocemos
que la plenitud no podemos alcanzarla
en esta vida.
Dios, desde hace mucho tiempo
ha respondido a nuestras
inquietudes y necesidades y se
nos ha revelado, inclusive ¡nos ha
entregado a su propio Hijo para
nuestra salvación y realización¡
La fe, nos dice el Catecismo de la
Iglesia Católica en el número 26, es
la respuesta del hombre al Dios
amoroso que se ha acercado a
nosotros. Esta respuesta, se
confiesa en el Credo, se vive en la
práctica de los mandamientos y en
la oración, y se celebra en la
liturgia.
Dicha liturgia es una acción de la Iglesia
que expresa la vida nueva de la
comunidad que cree en Cristo. Es una
celebración en la que se hace presente y
se actualiza el misterio de la salvación.
Por eso es importante participar de una
manera plena, conciente y activa en las
celebraciones litúrgica, como nos invita la
Sacrosanctum Concilium en el número 11.
Cuando participamos en la liturgia
manifestamos la comunión que
existe entre Dios y nosotros, su
pueblo. En realidad la liturgia es la
celebración del culto divino, es
anuncio del evangelio de una
manera siempre actual, es caridad
llevada a la práctica.
Entonces, toda la comunidad cristiana
es quien celebra la liturgia, es decir el
Cuerpo Místico de Cristo unido a su
Cabeza, Cristo. La acción litúrgica, por
tanto no es privada, pues la realiza el
pueblo santo congregado y ordenado
bajo la dirección de los obispos.
Mediante el bautismo somos
incorporados a la Iglesia. Y este
mismo bautismo, por la unción del
Espíritu Santo nos consagra como
casa espiritual y sacerdocio santo,
nos posibilita a celebrar los
misterios sagrados.
Algunos miembros de la comunidad son
llamados por Dios para llevar a cabo un
servicio especial. Los sacerdotes son
escogidos y consagrados mediante el
sacramento del Orden y el mismo Espíritu que
nos unge en el bautismo, les da la facultad
para actuar en representación de Cristo-
Cabeza, para el servicio de los demás (cfr.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1142). Es en la
Eucaristía, sobre todo, que el Obispo lleva a
cabo su servicio y en comunión con él, se
realiza el servicio de los presbíteros y los
2. Las diversas celebraciones
litúrgicas
Es muy importante señalar que desde los
primeros cristianos, las Iglesias de Dios
celebran en todo lugar el Misterio Pascual,
según la enseñanza de los Apóstoles. Cada
una de las Iglesias, según su tradición y
cultura desarrollaron diferentes ritos, que
constituyen tradiciones litúrgicas que se
enriquecen mutuamente y se mantienen
fieles a la tradición y misión de la Iglesia: que
el Misterio de Cristo se dé a conocer a
todos los pueblos.
Nos damos cuenta que la celebración
litúrgica se vincula íntimamente a la
cultura de los diferentes pueblos,
porque todos los hombres estamos
llamados, mediante la propia cultura
asumida y transfigurada por Cristo, a
glorificar al Padre en un solo Espíritu
(cfr. Catecismo de la Iglesia Católica,
1204).
Podemos considerar como celebración
litúrgica los sacramentos de la Iglesia,
mismos que clasificamos de la siguiente
manera:
Sacramentos de la iniciación cristiana:
Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
Sacramentos de la curación: Penitencia y
Reconciliación; y Unción de los enfermos.
Sacramentos al servicio de la comunidad:
Todos los sacramentos tienen
como fin último la Pascua
definitiva del cristiano, es decir,
que a través de la muerte
podamos entrar a la vida del
Reino. Por esta razón la
celebración de las exequias
constituye también una
celebración.

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