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La naturaleza de la arcilla
Las arcillas forman un grupo de materiales único. Difieren de otros materiales por su comportamiento
cuando se combinan con agua. Entonces desarrollan plasticidad y pueden modelarse por una variedad de
métodos. Cuando se secan, encogen y mejoran la resistencia. Es una extraña maravilla que este curioso
material haya constituido el ingrediente esencial de los cuerpos cerámicos durante miles de años.
La arcilla podría definirse de diversas maneras. El químico o mineralólogo podría definirla como un
silicato de aluminio hidratado, pero los ceramistas han adoptado la siguiente definición. La arcilla es una
roca de granulometría fina que, cuando es adecuadamente pulverizada, se vuelve plástica al humedecerla, con
dureza de cuero al secarla y mediante la cocción se convierte en una sustancia dura como una roca.
Hay un gran número de minerales de arcilla, y distintos modos de clasificación son posibles. Para nuestros
propósitos limitaremos la discusión a dos minerales de arcilla, la caolinita y la montmorillonita, en tanto
que estos son constituyentes significativos de muchas arcillas de interés cerámico. Ya que las arcillas se han
formado por un proceso geológico de humectación de rocas graníticas y feldespáticas, no tienen
composiciones bien definidas. Las arcillas normalmente se componen de uno o más minerales de arcilla
además de otros minerales accesorios tales como el cuarzo, moscovita, biotita, ilmenita, leucoxeno, anatasa
y diversas formas de hierro.
Actualmente, la minería y las técnicas de purificación son capaces de separar la mayor parte de los
minerales accesorios de la arcilla. Se utilizan procesos de sedimentación para separar de manera sencilla
según el tamaño de partícula y la densidad. Los proveedores de arcillas pueden suministrar productos de
gran pureza, de granulometría específica y diversos grados cristalinos.
El caolín puro tiene refractariedad cercana a 1780ºC, pero las impurezas presentes pueden alterar esta
característica, así como otras propiedades del mismo. A continuación se exponen algunos de los efectos
provocados por estos minerales accesorios.
1. Sílice
Podemos encontrar sílice libre en la arcilla como cuarzo cristalino o en una forma más amorfa de cuarzo
coloidal. Está presente en la mayoría de las arcillas porque es un constituyente de las rocas que dan origen
a estas pero no se altera durante el proceso de humectación que las origina.
Los efectos de la sílice libre son una disminución de la plasticidad y de las contracciones de secado y
cocción, mejora la resistencia en cocido y la refractariedad e incrementa el coeficiente de dilatación térmica.
2. Alúmina
Hay alúmina en la constitución de los feldespatos, mica, hornblenda, turmalina, bauxita, laterita, gibbsita,
diásporo y en los minerales de arcilla. Los minerales accesorios que contienen alúmina contribuyen a
reducir la plasticidad y elevar la refractariedad.
3. Álcalis
Los compuestos alcalinos con frecuencia se asocian a compuestos de alúmina y modifican sustan-
cialmente sus propiedades. Feldespatos, micas e hidromicas son los principales minerales accesorios con
álcalis. Los álcalis también pueden estar presentes debido a la adsorción de estos iones sobre la superficie
de minerales de arcilla. En las arcillas también pueden aparecer como sales solubles, tales como sulfatos y
cloruros.
Los álcalis, debido a su fuerte carácter fundente, reducen la refractariedad de la arcilla y su temperatura
de maduración. A causa del incremento de formación de fase líquida aumenta la resistencia de la cerámica
cocida y disminuye su porosidad. La presencia de álcalis puede variar la plasticidad de la arcilla, sobre todo
si son álcalis solubles. Una arcilla con contenido alcalino no será tan plástica como otra que no lo tenga.
No es capaz de conservar la forma de igual manera.
4. Compuestos de hierro
Distintas variedades de óxido de hierro, sulfato, carbonato, hidróxidos y silicatos pueden encontrarse en
la arcilla. Magnetita (Fe3O4), hematites (Fe2O3), limonita ( Fe2O3·xH2O), goetita (Fe(OH)3), óxido ferroso
(FeO), pirita (FeS2), sulfato de hierro (FeSO4·7H2O) y siderita (FeCO3) son ejemplos comunes.
Los óxidos de hierro son muy sensibles a las reacciones de oxidación-reducción, y como el Fe2O3 y el FeO
son muy distintos en sus efectos hay que prever esa posibilidad. El Fe2O3 no modifica mucho la
refractariedad de una arcilla y el Fe3O4 en combinación con sílice comienza a formar vidrio a una
temperatura de 1455ºC. Pero en atmósfera reductora se produce más FeO y la formación de vidrio
comienza sobre 1180ºC. El Fe2O3 es de color rojo y es el responsable de las diversas coloraciones rojizas
de los ladrillos. El FeO es negro y reacciona con los silicatos y alumino-silicatos formando compuestos
que funden en el rango de los 1100ºC. Un control adecuado de la atmósfera del horno es importante en
la cocción de arcillas que contengan óxido de hierro.
Las arcillas que contienen pirita, FeS2, también precisan especial atención durante el proceso de cocción.
La pirita se oxida a óxido de hierro rojo en el rango entre 400-600ºC con producción de SO2 gaseoso. Si
se mantiene una atmósfera oxidante dando tiempo suficiente para que se produzca la descomposición, la
presencia de compuestos de azufre no perjudicará el resultado final del producto. Si, en cambio, se produce
una atmósfera reductora que evita la descomposición del azufre y, además, provoca formación de FeO,
pueden presentarse problemas serios. A causa de la acción fundente del FeO puede haber formación de
vidrio antes de que se complete la descomposición del azufre, lo cual provoca la aparición de feas burbujas
que pueden deformar la pieza (bloating).
5. Compuestos de calcio
Minerales de calcio como la calcita, aragonito (CaCO3) y yeso (CaSO4·2H2O) pueden encontrarse en
diversas arcillas. Estos se descomponen para dar CaO que actúa como fundente. La formación de vidrio
mas temprana reduce la temperatura de maduración y produce un aumento de la resistencia en cocido y
una disminución de la porosidad. En combinación con minerales de hierro el CaO blanquea el color rojo
hacia un anteado. Si no se cuece a una temperatura suficientemente alta, el CaO permanece como cal
libre. Tras la cocción, esta puede reaccionar con el vapor de agua para formar Ca(OH)2 lo que provoca
una dilatación del cacharro que puede provocar una tensión suficiente para romperlo. En inglés “lime
popping”. Por ello, es necesario cocer las arcillas que contienen compuestos de calcio a una temperatura
suficientemente elevada para que se produzca la combinación del CaO con otros ingredientes de la pasta.
Tales reacciones provocan la formación de compuestos como la anortita, CaO·Al2O3·2SiO2, así como
vidrio. De este modo el CaO se vuelve completamente insoluble e inerte.
6. Materiales carbonáceos
Materiales carbonáceos como la turba, el lignito o la hulla también aparecen en varias arcillas. Estas
tienden a ser oscuras en crudo pero de color hueso en cocido. Grandes cantidades de estas arcillas pueden
provocar atmósfera reductora en el horno. El color, vitrificación, descomposición y reacciones de
oxidación-reducción pueden verse afectados por una presencia excesiva de estos materiales carbonáceos.
La cantidad y tipo de material accesorio en una arcilla o minerales presentes en esta con frecuencia
determinan su utilidad. Algunas arcillas reciben nombres basados en su historia geológica y en los
materiales accesorios que presentan.
Caolines residuales son aquellos encontrados en la proximidad de sus rocas madres. Los principales
depósitos de los Estados Unidos están en Carolina del Norte. En Inglaterra el “English China Clay” es un
ejemplo característico. Los métodos de explotación y refinado eliminan los añadidos minerales y arenas
indeseadas. Estas arcillas tienen se caracterizan por su grano grueso y baja plasticidad.
Los caolines sedimentarios, como su nombre indica, han sido transportados por el agua y depositados
en otra zona más baja. Tales depósitos han sido clasificados por la naturaleza durante el proceso de
transporte. Tienen granulometría fina y buenas propiedades plásticas. Las arcillas de Carolina del Sur,
Georgia y Florida son de este tipo.
Las arcillas de bola son un tipo especial de caolín sedimentario. Estas se depositaron en zonas pantanosas
bajas y por ello suelen estar asociadas a gran cantidad de materia orgánica. Son de grano más fino que el
resto de caolines sedimentarios y se caracterizan por una gran plasticidad, resistencia en crudo y elevada
contracción de secado.
Las arcillas refractarias (fire clays) se clasifican en tres tipos. Las de alto contenido en cuarzo son duras,
de fractura concoidea y muestran poca plasticidad independientemente de lo bien molidas que estén.
Cuando se mezcla con arcilla plástica sirve como chamota y reduce la contracción. Este tipo de arcillas
(flint clays) son abundantes en EEUU. Su composición se aproxima a la del caolín y el color en cocido es
blanquecido o crema brillante. Las arcillas refractarias plásticas muestran una gran variedad en cuanto a
su composición. Se han clasificado como de alta o baja refractariedad según su composición o punto de
fusión. Las de baja refractariedad contienen mayor proporción de fundentes y su uso se limita a ladrillos,
morteros y hormigones. Su contenido en sílice es muy variable y aquellas con mayor contenido en sílice
son las más adecuadas para producir buenos ladrillos refractarios. Las arcillas refractarias con gran
contenido de alúmina se utilizan para para producir ladrillos refractarios de muy elevada resistencia al
calor.
Las arcillas para ladrillos abarcan un rango bastante amplio determinado por generosas cantidades de
fundentes y óxidos colorantes. Son útiles para la producción de cerámica que madura a temperatura
moderada. Los principales constituyentes de estas arcillas y esquistos son clorita, illita, caolinita con
minerales accesorios de cuarzo, mica y variados minerales de hierro. El color en cocido es variable. Las
arcillas más calcáreas y esquistos suelen dar color anteado mientras que los colores salmón a rojo típicos
de los ladrillos provienen de los minerales de hierro.
El gres (stoneware) está constituido por caolinita de granulometría fina junto a minerales accesorios como
feldespato, rutilo, sílice y minerales de hierro que proveen de los fundentes necesarios para producir un
cuerpo suficientemente vitrificado y denso para ser impermeable. Las pastas de gres preparadas han
sustituido a los compuestos naturales con lo que se ha logrado una mayor uniformidad y reproducibilidad
en los resultados.
La bentonita es produce por la meteorización de vidrios volcánicos. El mineral constituyente se llama
montmorillonita. Hay dos variedades comunes en EEUU. La variedad del oeste es la que se hincha y la
del sur la que no se hincha. Ambas se caracterizan por un tamaño de partícula extremadamente fino, lo
cual se traduce en una elevada contracción de secado y gran resistencia en seco. Su uso principal es en
pequeñas adiciones que mejoran la plasticidad y resistencia de una pasta o como suspensivo en la
preparación de los vidriados.
Así, 2.62g de caolinita con un tamaño medio de 0.1µ podrían tener un área superficial por encima de
557m2. Un pella de 454 gramos de bentonita podría contener, aproximadamente, 9,7Km2 de superficie.
Las propiedades superficiales son las más importantes a la hora de comprender las propiedades y naturaleza
de las arcillas. La mayoría de las propiedades observadas de los sistemas de arcilla-agua son dependientes
del área superficial.
La figura 3-3 muestra las curvas de distribución granulométrica de cuatro caolines comerciales. Estas
muestran un amplio rango en cuanto al tamaño de partícula. Ya que el tamaño de partícula de las arcillas
está por debajo del tamaño de los tamices más finos (un tamiz de número 325 tiene una luz de malla de
44 µ) la distribución de tamaños se determina se hace mediante sedimentación en aire o líquido,
normalmente en agua. La tabla 3-2 nos da el análisis del tamaño de partícula de algunas arcillas.
ANÁLISIS DE ARCILLAS
A causa del pequeño tamaño de partícula, variabilidad en la composición y apariencia similar, no es posible
por simple inspección visual saber una arcilla concreta será adecuada para el trabajo cerámico.
Hay varios ensayos sencillos que pueden hacerse para responder a esta cuestión. Casi cualquier arcilla vale
para realizar algún tipo de cerámica pero al ceramista le conviene conocer la arcilla con la que trabaja. Este
conocimiento con frecuencia se obtiene como resultado de la experiencia diaria. La ocasión puede surgir
cuando una evaluación rápida de una arcilla para uso cerámico es necesaria.
Para este propósito pueden realizarse ciertos ensayos. Según Binns hay tres propiedades importantes que
deben analizarse en una arcilla para uso cerámico. Estas son plasticidad, porosidad y rango de vitrificación
adecuado.
La plasticidad es la propiedad que nos permite dar forma al objeto. Esta permite que la arcilla se deforme
al aplicar presión y tal deformación se mantenga cuando cesa la presión. Las arcillas de grano grueso no
son tan plásticas como las de grano fino. De las arcillas de grano grueso suele decirse que son "magras"
(short en inglés). No soportan mucha deformación sin que aparezcan grietas.
Una arcilla podría tener una gran plasticidad pero ser imposible de secar sin que se agriete. El agua de
plasticidad no sale con facilidad durante el secado y aparecen deformaciones y grietas. La porosidad de la
arcilla controla la evacuación del agua durante el secado. Esta puede mejorarse con adiciones de arena o
chamota. Las arcillas de grano fino tienen baja porosidad y alta plasticidad, y en las de grano grueso sucede
lo contrario. Buscamos un comportamiento intermedio entre estas dos posibilidades.
Al cocer una arcilla esta se hace dura y resistente debido a la formación de vidrio. La cocción provoca una
densificación y aumento de cohesión entre las partículas. Es importante conocer el rango de temperaturas
en el cual ocurre la vitrificación y el porcentaje de contracción que aparece durante la cocción.
Esta clase de conocimiento sobre los materiales facilitan que sirvan a nuestros propósitos, en cambio, el
desconocimiento es causa de frecuentes decepciones. Los siguientes ensayos sencillos permiten al ceramista
familiarizarse con su arcilla.
AGUA DE PLASTICIDAD
Esta prueba determina la cantidad de agua necesaria para desarrollar al máximo la plasticidad de la arcilla.
El desarrollo de este test se ilustra en la figura 3-4. Se pesan 100g de arcilla seca y tamizada y se coloca
sobre un vidrio o cualquier otra superficie no absorbente. Llenamos una probeta graduada con 100cc de
agua. Lentamente, añadimos agua a la arcilla y mezclamos bien tras cada adición. El agua requerida para
apreciar la plasticidad también producirá que la arcilla resulte pegajosa. De este modo obtenemos el rango
de agua con el cual la arcilla resulta trabajable. Los centímetros cúbicos de agua necesarios coinciden con
el porcentaje de agua de plasticidad. Una arcilla plástica de granulometría fina podría necesitar un 40%
de agua, mientras que para otra poco plástica y de granulometría mayor bastaría con el 25%.
Para obtener mejor comprensión del proceso y la relación entre la porosidad y la contracción de cocción,
debe repetirse el ensayo a diferentes temperaturas de cocción. El efecto de la temperatura de cocción sobre
la porosidad y la contracción de cocción se ilustra en las figuras 3-7 y 3-8.
La combinación de los datos sobre absorción y contracción de cocción ofrece la base para determinar el
rango óptimo de temperatura de cocción de una arcilla, lo cual se muestra en la figura 3-9.
Si se van a realizar una cantidad elevada de análisis de arcillas podría valer la pena fabricarse un horno de
gradiente de temperatura. Eso consiste en una cámara de cocción en la cual existe una diferencia de
temperatura conocida entre diferentes zonas. Este horno podría hacerse de varias formas. Una sencilla se
basa en el hecho de que hay materiales, como el Goblar, que durante la cocción se calientan mucho más
en el centro que en los extremos. Si se hace un horno de forma similar al de la figura 3-10, puede lograrse
de forma natural un gradiente de temperatura de unos 300ºC. Asociado con cualquier horno de estas
características debe haber un mecanismo capaz de determinar la temperatura en diferentes puntos del
objeto cerámico durante la cocción. En el horno de Goblar hay un mecanismo que desplaza un termopar
a lo largo de la longitud del objeto para determinar su perfil de temperatura.
Un horno más sencillo de gradiente de temperatura puede hacerse a partir de cualquier horno, ya sea
eléctrico o de gas, construyendo un mufla temporal en la cámara de cocción del horno. Situando un
extremo de la mufla cerca del centro de la cámara de cocción y el otro en la propia puerta del horno, se
producirá un gradiente de temperatura. Esta construcción puede realizarse sobre una placa refractaria
utilizando ladrillos refractarios como se muestra en la figura 3-11. La colocación de la mufla y el ajuste de
la puerta deberían hacerse con cuidado. También es importante el mecanismo para determinar la
temperatura a lo largo de la longitud de la muestra. Es más eficaz y seguro un mecanismo mecánico para
el movimiento del termopar que uno manual.
Si el dinero no fuese un problema, existen hornos de gradiente de temperatura disponibles en el comercio.
Lo siguiente es una cavidad que contenga la muestra a analizar y sobre la que se coloca una de las puntas
del termopar diferencial. La otra se coloca sobre una muestra inerte, es decir, una muestra que no va a
sufrir transformaciones durante el calentamiento. Suele utilizarse la alúmina calcinada para este propósito.
Una posibilidad para elaborar el contenedor si trabajamos en baja temperatura (por debajo de 1050ºC)
es utilizar un bloque de níquel sobre el que se perforan las dos cavidades para las muestras, además de
otras dos incisiones perpendiculares a las anteriores para contener las terminaciones del termopar
diferencial y sus correspondientes tubos de protección, estos deben colocarse de forma que el final quede
en el centro de la cavidad para la muestra. También debe realizarse otra perforación para contener un
termopar simple que nos de la temperatura en el centro del horno. Todo ello se muestra en la siguiente
figura:
Con la colocación del bloque de níquel en un contenedor refractario que pueda colocarse dentro del
horno y un método para registrar la temperatura del bloque y la temperatura diferencial, el aparato para
hacer el análisis térmico diferencial queda completo. El sistema puede ser sencillo y barato o más refinado
mediante componentes electrónicos capaces de modificar la temperatura según una función determinada.
También existen impresoras capaces de ofrecer la curva del análisis térmico diferencial. Tales refinamientos
son necesarios en casos donde necesitemos determinados resultados cuantitativos. Para trabajos más bastos
en los que solo precisamos determinar el tipo de minerales presentes o las temperaturas a las cuales suceden
las transformaciones, no necesitamos cosas muy sofisticadas.
Los minerales de arcilla, cuando se calientan, absorben (reacción endotérmica) o desprenden (reacción
exotérmica) calor a temperaturas determinadas que son características de cada mineral de arcilla. Cada
mineral tiene, por tanto, su propia curva característica de análisis térmico. La figura 3-15 muestra dicha
curva para caolines, arcillas de bola y bentonitas. Estas curvas presentan ciertas similitudes y diferencias.
La curva de análisis térmico diferencial del caolín se caracteriza por dos picos, un pico endotérmico en la
región entre 550-650ºC y un pico exotérmico estrecho y bien definido a 980ºC. Si tales picos están
presentes, entonces el mineral caolinita está presente en la muestra. Vemos que las primeras cuatro curvas,
para los dos caolines y las dos arcillas de bolas, presentan estos picos ya que la caolinita es el principal
constituyente. También vemos un pequeño pico endotérmico en la región entre 100-200ºC. Este se debe
al calor necesario para eliminar el agua adsorbida en la superficie de las partículas de arcilla. Según se
incrementa el área superficial (menor tamaño de partícula) la cantidad de agua adsorbida se incrementará.
De hecho, se observa un pequeño efecto endotérmico en los caolines, algo mayor en las arcillas de bola y
notablemente mayor en el caso de las bentonitas
Hay otra diferencia notable entre los caolines y las arcillas de bola. Es el efecto exotérmico de las arcillas
de bola en el rango de 300-500ºC. Esto se debe a la oxidación de la materia orgánica presente en la
mayoría de arcillas de bola. Esta oxidación del carbón produce calor y la magnitud de este efecto es
proporcional a la cantidad de materia orgánica presente. Tal pico en el análisis térmico sirve para indicar
que la cocción debe realizarse lentamente y en condiciones oxidantes al alcanzar dicha temperatura de
manera que toda la materia orgánica desaparezca al transformarse en dióxido de carbono. Si no ocurre así
y los gases se generan posteriormente en la cocción durante la formación del vidrio, pueden aparecer
defectos provocados por las burbujas.
Las bentonitas se caracterizan por su gran pico endotérmico en la región de baja temperatura y por dos
pequeños picos endotérmicos en regiones, aproximadamente, en 680ºC y 880ºC. En cambio, no aparece
el estrecho pico exotérmico de los 1000ºC.
La curva de análisis térmico diferencial nos informa de que algo está sucediendo a una temperatura
determinada pero no nos cuenta qué es lo que está sucediendo. Para obtener esta información debemos
utilizar otras técnicas, tales como la difracción de rayos X. Estudiando el mineral antes y después de que
ocurra algún cambio es posible saber qué es lo que ha ocurrido. A partir de esos datos podemos explicar
lo que le sucede a un caolín cuando se calienta. La siguiente información obtenida del trabajo de Brindley
y Nakahira explica estos cambios.
Durante este proceso hay una pérdida de peso del 13,95% y un colapso de la red cristalina debido a la
reagrupación de los átomos. En esta reorganización, Brindley y Nakahira indican que la cualidad cristalina
se pierde a lo largo de uno de los ejes pero no en los otros dos. Con esta transformación a metacaolín el
material también pierde sus propiedades plásticas cuando se mezcla con agua. Se sabe que el metacaolín
se puede rehidratar sometiéndose a un larga exposición al agua para volver a formar caolinita. De este
modo recupera la plasticidad. Durante esta rehidratación podría tener lugar una expansión en
correspondencia con la contracción que se observa al perder el agua.
2. Cambios de tamaño
Muchas arcillas encogen al cocerlas. Es importante saber en qué rangos de temperatura la tasa de
contracción es máxima. Esto nos permite prevenir tal fenómeno durante la cocción. Siempre que hay
cambios, ya sean dilataciones o contracciones, cabe la posibilidad de que el cuerpo cerámico se agriete o
alabee. Puede observarse, en el caso del caolín puro de Georgia, que hay una contracción ligera en el rango
de los 100-200ºC. Esto se debe a la eliminación del “agua libre”. Alrededor de 500-600ºC hay una
contracción mayor correspondiente a la pérdida del agua química cuando la caolinita se transforma en
metacaolín. A 950-980ºC ocurre otra súbita contracción cuando el metacaolín se transforma en fase de
espinela con la densificación asociada de las especies cristalinas presentes. Si ampliamos la curva a mayores
temperaturas, ocurre una rápida contracción a partir de 1200ºC a consecuencia de la formación de una
fase vítrea.
3. Resistencia
La figura 3-17 también muestra la resistencia de un caolín en función de la temperatura. Se observa que
la eliminación de los últimos restos de agua adsorbida en torno a 200ºC resulta en un ligero incremento
de la resistencia. Un poco por encima de 500ºC, como consecuencia de la transformación a metacaolín,
hay un aumento de la resistencia seguido por un decremento a partir de 750ºC
Esos cambios en la resistencia son bastante insignificantes si se comparan con los que se producen en el
rango de los 1300ºC. Esta es la temperatura a la cual tiene lugar la formación de vidrio. En la mayoría de
los cuerpos cerámicos la formación de fase vítrea es lo que produce la resistencia característica de la
cerámica cocida. Por ello, la adición de fundentes de varios tipos para controlar la formación de fase vítrea
en el rango deseado de temperaturas es una parte importante en la composición del cuerpo cerámico.