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3.

La naturaleza de la arcilla

Las arcillas forman un grupo de materiales único. Difieren de otros materiales por su comportamiento
cuando se combinan con agua. Entonces desarrollan plasticidad y pueden modelarse por una variedad de
métodos. Cuando se secan, encogen y mejoran la resistencia. Es una extraña maravilla que este curioso
material haya constituido el ingrediente esencial de los cuerpos cerámicos durante miles de años.
La arcilla podría definirse de diversas maneras. El químico o mineralólogo podría definirla como un
silicato de aluminio hidratado, pero los ceramistas han adoptado la siguiente definición. La arcilla es una
roca de granulometría fina que, cuando es adecuadamente pulverizada, se vuelve plástica al humedecerla, con
dureza de cuero al secarla y mediante la cocción se convierte en una sustancia dura como una roca.
Hay un gran número de minerales de arcilla, y distintos modos de clasificación son posibles. Para nuestros
propósitos limitaremos la discusión a dos minerales de arcilla, la caolinita y la montmorillonita, en tanto
que estos son constituyentes significativos de muchas arcillas de interés cerámico. Ya que las arcillas se han
formado por un proceso geológico de humectación de rocas graníticas y feldespáticas, no tienen
composiciones bien definidas. Las arcillas normalmente se componen de uno o más minerales de arcilla
además de otros minerales accesorios tales como el cuarzo, moscovita, biotita, ilmenita, leucoxeno, anatasa
y diversas formas de hierro.
Actualmente, la minería y las técnicas de purificación son capaces de separar la mayor parte de los
minerales accesorios de la arcilla. Se utilizan procesos de sedimentación para separar de manera sencilla
según el tamaño de partícula y la densidad. Los proveedores de arcillas pueden suministrar productos de
gran pureza, de granulometría específica y diversos grados cristalinos.
El caolín puro tiene refractariedad cercana a 1780ºC, pero las impurezas presentes pueden alterar esta
característica, así como otras propiedades del mismo. A continuación se exponen algunos de los efectos
provocados por estos minerales accesorios.

1. Sílice
Podemos encontrar sílice libre en la arcilla como cuarzo cristalino o en una forma más amorfa de cuarzo
coloidal. Está presente en la mayoría de las arcillas porque es un constituyente de las rocas que dan origen
a estas pero no se altera durante el proceso de humectación que las origina.
Los efectos de la sílice libre son una disminución de la plasticidad y de las contracciones de secado y
cocción, mejora la resistencia en cocido y la refractariedad e incrementa el coeficiente de dilatación térmica.

2. Alúmina
Hay alúmina en la constitución de los feldespatos, mica, hornblenda, turmalina, bauxita, laterita, gibbsita,
diásporo y en los minerales de arcilla. Los minerales accesorios que contienen alúmina contribuyen a
reducir la plasticidad y elevar la refractariedad.

3. Álcalis
Los compuestos alcalinos con frecuencia se asocian a compuestos de alúmina y modifican sustan-
cialmente sus propiedades. Feldespatos, micas e hidromicas son los principales minerales accesorios con
álcalis. Los álcalis también pueden estar presentes debido a la adsorción de estos iones sobre la superficie
de minerales de arcilla. En las arcillas también pueden aparecer como sales solubles, tales como sulfatos y
cloruros.
Los álcalis, debido a su fuerte carácter fundente, reducen la refractariedad de la arcilla y su temperatura
de maduración. A causa del incremento de formación de fase líquida aumenta la resistencia de la cerámica
cocida y disminuye su porosidad. La presencia de álcalis puede variar la plasticidad de la arcilla, sobre todo
si son álcalis solubles. Una arcilla con contenido alcalino no será tan plástica como otra que no lo tenga.
No es capaz de conservar la forma de igual manera.

4. Compuestos de hierro
Distintas variedades de óxido de hierro, sulfato, carbonato, hidróxidos y silicatos pueden encontrarse en
la arcilla. Magnetita (Fe3O4), hematites (Fe2O3), limonita ( Fe2O3·xH2O), goetita (Fe(OH)3), óxido ferroso
(FeO), pirita (FeS2), sulfato de hierro (FeSO4·7H2O) y siderita (FeCO3) son ejemplos comunes.
Los óxidos de hierro son muy sensibles a las reacciones de oxidación-reducción, y como el Fe2O3 y el FeO
son muy distintos en sus efectos hay que prever esa posibilidad. El Fe2O3 no modifica mucho la
refractariedad de una arcilla y el Fe3O4 en combinación con sílice comienza a formar vidrio a una
temperatura de 1455ºC. Pero en atmósfera reductora se produce más FeO y la formación de vidrio
comienza sobre 1180ºC. El Fe2O3 es de color rojo y es el responsable de las diversas coloraciones rojizas
de los ladrillos. El FeO es negro y reacciona con los silicatos y alumino-silicatos formando compuestos
que funden en el rango de los 1100ºC. Un control adecuado de la atmósfera del horno es importante en
la cocción de arcillas que contengan óxido de hierro.
Las arcillas que contienen pirita, FeS2, también precisan especial atención durante el proceso de cocción.
La pirita se oxida a óxido de hierro rojo en el rango entre 400-600ºC con producción de SO2 gaseoso. Si
se mantiene una atmósfera oxidante dando tiempo suficiente para que se produzca la descomposición, la
presencia de compuestos de azufre no perjudicará el resultado final del producto. Si, en cambio, se produce
una atmósfera reductora que evita la descomposición del azufre y, además, provoca formación de FeO,
pueden presentarse problemas serios. A causa de la acción fundente del FeO puede haber formación de
vidrio antes de que se complete la descomposición del azufre, lo cual provoca la aparición de feas burbujas
que pueden deformar la pieza (bloating).

5. Compuestos de calcio
Minerales de calcio como la calcita, aragonito (CaCO3) y yeso (CaSO4·2H2O) pueden encontrarse en
diversas arcillas. Estos se descomponen para dar CaO que actúa como fundente. La formación de vidrio
mas temprana reduce la temperatura de maduración y produce un aumento de la resistencia en cocido y
una disminución de la porosidad. En combinación con minerales de hierro el CaO blanquea el color rojo
hacia un anteado. Si no se cuece a una temperatura suficientemente alta, el CaO permanece como cal
libre. Tras la cocción, esta puede reaccionar con el vapor de agua para formar Ca(OH)2 lo que provoca
una dilatación del cacharro que puede provocar una tensión suficiente para romperlo. En inglés “lime
popping”. Por ello, es necesario cocer las arcillas que contienen compuestos de calcio a una temperatura
suficientemente elevada para que se produzca la combinación del CaO con otros ingredientes de la pasta.
Tales reacciones provocan la formación de compuestos como la anortita, CaO·Al2O3·2SiO2, así como
vidrio. De este modo el CaO se vuelve completamente insoluble e inerte.

6. Materiales carbonáceos
Materiales carbonáceos como la turba, el lignito o la hulla también aparecen en varias arcillas. Estas
tienden a ser oscuras en crudo pero de color hueso en cocido. Grandes cantidades de estas arcillas pueden
provocar atmósfera reductora en el horno. El color, vitrificación, descomposición y reacciones de
oxidación-reducción pueden verse afectados por una presencia excesiva de estos materiales carbonáceos.
La cantidad y tipo de material accesorio en una arcilla o minerales presentes en esta con frecuencia
determinan su utilidad. Algunas arcillas reciben nombres basados en su historia geológica y en los
materiales accesorios que presentan.
Caolines residuales son aquellos encontrados en la proximidad de sus rocas madres. Los principales
depósitos de los Estados Unidos están en Carolina del Norte. En Inglaterra el “English China Clay” es un
ejemplo característico. Los métodos de explotación y refinado eliminan los añadidos minerales y arenas
indeseadas. Estas arcillas tienen se caracterizan por su grano grueso y baja plasticidad.
Los caolines sedimentarios, como su nombre indica, han sido transportados por el agua y depositados
en otra zona más baja. Tales depósitos han sido clasificados por la naturaleza durante el proceso de
transporte. Tienen granulometría fina y buenas propiedades plásticas. Las arcillas de Carolina del Sur,
Georgia y Florida son de este tipo.
Las arcillas de bola son un tipo especial de caolín sedimentario. Estas se depositaron en zonas pantanosas
bajas y por ello suelen estar asociadas a gran cantidad de materia orgánica. Son de grano más fino que el
resto de caolines sedimentarios y se caracterizan por una gran plasticidad, resistencia en crudo y elevada
contracción de secado.
Las arcillas refractarias (fire clays) se clasifican en tres tipos. Las de alto contenido en cuarzo son duras,
de fractura concoidea y muestran poca plasticidad independientemente de lo bien molidas que estén.
Cuando se mezcla con arcilla plástica sirve como chamota y reduce la contracción. Este tipo de arcillas
(flint clays) son abundantes en EEUU. Su composición se aproxima a la del caolín y el color en cocido es
blanquecido o crema brillante. Las arcillas refractarias plásticas muestran una gran variedad en cuanto a
su composición. Se han clasificado como de alta o baja refractariedad según su composición o punto de
fusión. Las de baja refractariedad contienen mayor proporción de fundentes y su uso se limita a ladrillos,
morteros y hormigones. Su contenido en sílice es muy variable y aquellas con mayor contenido en sílice
son las más adecuadas para producir buenos ladrillos refractarios. Las arcillas refractarias con gran
contenido de alúmina se utilizan para para producir ladrillos refractarios de muy elevada resistencia al
calor.
Las arcillas para ladrillos abarcan un rango bastante amplio determinado por generosas cantidades de
fundentes y óxidos colorantes. Son útiles para la producción de cerámica que madura a temperatura
moderada. Los principales constituyentes de estas arcillas y esquistos son clorita, illita, caolinita con
minerales accesorios de cuarzo, mica y variados minerales de hierro. El color en cocido es variable. Las
arcillas más calcáreas y esquistos suelen dar color anteado mientras que los colores salmón a rojo típicos
de los ladrillos provienen de los minerales de hierro.
El gres (stoneware) está constituido por caolinita de granulometría fina junto a minerales accesorios como
feldespato, rutilo, sílice y minerales de hierro que proveen de los fundentes necesarios para producir un
cuerpo suficientemente vitrificado y denso para ser impermeable. Las pastas de gres preparadas han
sustituido a los compuestos naturales con lo que se ha logrado una mayor uniformidad y reproducibilidad
en los resultados.
La bentonita es produce por la meteorización de vidrios volcánicos. El mineral constituyente se llama
montmorillonita. Hay dos variedades comunes en EEUU. La variedad del oeste es la que se hincha y la
del sur la que no se hincha. Ambas se caracterizan por un tamaño de partícula extremadamente fino, lo
cual se traduce en una elevada contracción de secado y gran resistencia en seco. Su uso principal es en
pequeñas adiciones que mejoran la plasticidad y resistencia de una pasta o como suspensivo en la
preparación de los vidriados.

EL TAMAÑO DE LAS PARTÍCULAS DE ARCILLA


La imagen siguiente, obtenida con un microscopio electrónico, muestra partículas de caolinita. Se
muestran dos evidencias. Son muy pequeñas y tienen forma aproximada de láminas hexagonales. La
relación entre el grosor de la lámina y su radio es más o menos de 10 a 1. Este factor tendrá relevancia en
comentarios posteriores sobre la orientación de las partículas durante los procesos de formación.
El rango de tamaños de las partículas de caolín está entre 100µ y 0,1µ de diámetro medio de las partículas.
Debido al tamaño extremadamente pequeño de los minerales de arcilla, los efectos de superficie son muy
importantes y su comportamiento está determinado principalmente por las propiedades de superficie.
Una idea sobre la superficie total de materiales finamente divididos se da en la tabla 3-1. Esta muestra la
cantidad de superficie generada cuando uno divide una y otra vez un cubo con arista inicial de 1cm.

Así, 2.62g de caolinita con un tamaño medio de 0.1µ podrían tener un área superficial por encima de
557m2. Un pella de 454 gramos de bentonita podría contener, aproximadamente, 9,7Km2 de superficie.
Las propiedades superficiales son las más importantes a la hora de comprender las propiedades y naturaleza
de las arcillas. La mayoría de las propiedades observadas de los sistemas de arcilla-agua son dependientes
del área superficial.
La figura 3-3 muestra las curvas de distribución granulométrica de cuatro caolines comerciales. Estas
muestran un amplio rango en cuanto al tamaño de partícula. Ya que el tamaño de partícula de las arcillas
está por debajo del tamaño de los tamices más finos (un tamiz de número 325 tiene una luz de malla de
44 µ) la distribución de tamaños se determina se hace mediante sedimentación en aire o líquido,
normalmente en agua. La tabla 3-2 nos da el análisis del tamaño de partícula de algunas arcillas.
ANÁLISIS DE ARCILLAS
A causa del pequeño tamaño de partícula, variabilidad en la composición y apariencia similar, no es posible
por simple inspección visual saber una arcilla concreta será adecuada para el trabajo cerámico.
Hay varios ensayos sencillos que pueden hacerse para responder a esta cuestión. Casi cualquier arcilla vale
para realizar algún tipo de cerámica pero al ceramista le conviene conocer la arcilla con la que trabaja. Este
conocimiento con frecuencia se obtiene como resultado de la experiencia diaria. La ocasión puede surgir
cuando una evaluación rápida de una arcilla para uso cerámico es necesaria.

Para este propósito pueden realizarse ciertos ensayos. Según Binns hay tres propiedades importantes que
deben analizarse en una arcilla para uso cerámico. Estas son plasticidad, porosidad y rango de vitrificación
adecuado.
La plasticidad es la propiedad que nos permite dar forma al objeto. Esta permite que la arcilla se deforme
al aplicar presión y tal deformación se mantenga cuando cesa la presión. Las arcillas de grano grueso no
son tan plásticas como las de grano fino. De las arcillas de grano grueso suele decirse que son "magras"
(short en inglés). No soportan mucha deformación sin que aparezcan grietas.
Una arcilla podría tener una gran plasticidad pero ser imposible de secar sin que se agriete. El agua de
plasticidad no sale con facilidad durante el secado y aparecen deformaciones y grietas. La porosidad de la
arcilla controla la evacuación del agua durante el secado. Esta puede mejorarse con adiciones de arena o
chamota. Las arcillas de grano fino tienen baja porosidad y alta plasticidad, y en las de grano grueso sucede
lo contrario. Buscamos un comportamiento intermedio entre estas dos posibilidades.
Al cocer una arcilla esta se hace dura y resistente debido a la formación de vidrio. La cocción provoca una
densificación y aumento de cohesión entre las partículas. Es importante conocer el rango de temperaturas
en el cual ocurre la vitrificación y el porcentaje de contracción que aparece durante la cocción.
Esta clase de conocimiento sobre los materiales facilitan que sirvan a nuestros propósitos, en cambio, el
desconocimiento es causa de frecuentes decepciones. Los siguientes ensayos sencillos permiten al ceramista
familiarizarse con su arcilla.

AGUA DE PLASTICIDAD
Esta prueba determina la cantidad de agua necesaria para desarrollar al máximo la plasticidad de la arcilla.
El desarrollo de este test se ilustra en la figura 3-4. Se pesan 100g de arcilla seca y tamizada y se coloca
sobre un vidrio o cualquier otra superficie no absorbente. Llenamos una probeta graduada con 100cc de
agua. Lentamente, añadimos agua a la arcilla y mezclamos bien tras cada adición. El agua requerida para
apreciar la plasticidad también producirá que la arcilla resulte pegajosa. De este modo obtenemos el rango
de agua con el cual la arcilla resulta trabajable. Los centímetros cúbicos de agua necesarios coinciden con
el porcentaje de agua de plasticidad. Una arcilla plástica de granulometría fina podría necesitar un 40%
de agua, mientras que para otra poco plástica y de granulometría mayor bastaría con el 25%.

CONTRACCIÓN EN EL SECADO Y LA COCCIÓN


Con una pasta plástica se elabora una plancha con dimensiones aproximadas de 12x2x1cm, como se
ilustra en la figura 3-5. Esto puede hacerse modelando a mano o aplastando con un rodillo y cortando las
dimensiones adecuadas. Marcamos sobre la superficie mayor un segmento de 100mm. Esperamos hasta
que se seque la arcilla y volvemos a medir el segmento de 100mm. Por ejemplo, si la medida tras el secado
es de 95mm, significa que la contracción de secado es del 5%.
Si volvemos a medir la distancia tras cocer a maduración, determinaremos la contracción en la cocción.
Si la distancia entre las marcas tras la cocción es de 85mm, la contracción total de secado más cocción es
del 15%, del cual un 5% corresponde al secado y el restante 10% a la cocción. Es bueno cocer a distintas
temperaturas para obtener una imagen más completa de la contracción de cocción.

POROSIDAD Y ABSORCIÓN DE AGUA


Se pesa una pieza cocida con precisión de 0,1g. Entonces se introduce en un recipiente con agua y este se
pone a hervir durante cinco horas. Cuando se enfría, se saca del agua, se quita el exceso de agua superficial
y se vuelve a pesar la pieza. Entonces, el porcentaje de absorción de agua es igual a:

𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝 𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠𝑠 𝑑𝑑𝑑𝑑 𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎𝑎−𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝 𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐


% porosidad = 𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝𝑝 𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐𝑐
· 100

Para obtener mejor comprensión del proceso y la relación entre la porosidad y la contracción de cocción,
debe repetirse el ensayo a diferentes temperaturas de cocción. El efecto de la temperatura de cocción sobre
la porosidad y la contracción de cocción se ilustra en las figuras 3-7 y 3-8.
La combinación de los datos sobre absorción y contracción de cocción ofrece la base para determinar el
rango óptimo de temperatura de cocción de una arcilla, lo cual se muestra en la figura 3-9.
Si se van a realizar una cantidad elevada de análisis de arcillas podría valer la pena fabricarse un horno de
gradiente de temperatura. Eso consiste en una cámara de cocción en la cual existe una diferencia de
temperatura conocida entre diferentes zonas. Este horno podría hacerse de varias formas. Una sencilla se
basa en el hecho de que hay materiales, como el Goblar, que durante la cocción se calientan mucho más
en el centro que en los extremos. Si se hace un horno de forma similar al de la figura 3-10, puede lograrse
de forma natural un gradiente de temperatura de unos 300ºC. Asociado con cualquier horno de estas
características debe haber un mecanismo capaz de determinar la temperatura en diferentes puntos del
objeto cerámico durante la cocción. En el horno de Goblar hay un mecanismo que desplaza un termopar
a lo largo de la longitud del objeto para determinar su perfil de temperatura.
Un horno más sencillo de gradiente de temperatura puede hacerse a partir de cualquier horno, ya sea
eléctrico o de gas, construyendo un mufla temporal en la cámara de cocción del horno. Situando un
extremo de la mufla cerca del centro de la cámara de cocción y el otro en la propia puerta del horno, se
producirá un gradiente de temperatura. Esta construcción puede realizarse sobre una placa refractaria
utilizando ladrillos refractarios como se muestra en la figura 3-11. La colocación de la mufla y el ajuste de
la puerta deberían hacerse con cuidado. También es importante el mecanismo para determinar la
temperatura a lo largo de la longitud de la muestra. Es más eficaz y seguro un mecanismo mecánico para
el movimiento del termopar que uno manual.
Si el dinero no fuese un problema, existen hornos de gradiente de temperatura disponibles en el comercio.

Una muestra procedente de un horno de gradiente


de temperatura se ilustra en la figura 3-12.
Conociendo la distribución de temperaturas a lo
largo del eje longitudinal, el efecto de la temperatura
sobre diversas propiedades puede determinarse en
una sola cocción. La contracción se puede medir
directamente. El rango adecuado de temperatura de
cocción así como el color resultante se pueden
observar. Haciendo cortes transversales de la probeta
pueden determinarse densidades y porosidades
como función de la temperatura.
El uso de esta técnica en el estudio de los vidriados tiene ventajas evidentes.

ANÁLISIS TÉRMICO DIFERENCIAL


Es bien conocido que las reacciones químicas, o bien, desprenden calor, o bien, lo absorben. Las reacciones
que desprenden calor se conocen como exotérmicas. Un caso típico de esta reacción es la oxidación del
carbón: C + O2 → CO2 + calor. Las reacciones que requieren calor para ocurrir se llaman endotérmicas.
En general, tales reacciones consisten en la descomposición o rotura de una sustancia. Por ejemplo, la
descomposición del carbonato de calcio, tan frecuente en los hornos cerámicos: CaCO3 + calor → CaO
+ CO2. La absorción o desprendimiento de calor en la muestra provocará variaciones de temperatura
respecto a su alrededor. Si se requiere calor para una reacción, la temperatura de la muestra disminuirá
respecto a su entorno, mientras que si desprende calor, su temperatura aumentará. Estos fenómenos nos
permiten determinar las temperaturas a las cuales tiene lugar los cambios o reacciones de la muestra
durante la cocción. Por observación de la magnitud de las ganancias o pérdidas de calor y de las
temperaturas a las que estas ocurren, es posible diferenciar un mineral de arcilla de otro.
Las partes principales de un aparato para análisis térmico diferencial son un termopar diferencial, el
portamuestras, el horno, el registro de los datos y un medio para elevar la temperatura del horno a una
velocidad constante.
Un termopar consiste en dos alambres de diferentes metales que cuando se unen por soldadura generan
un pequeño pero medible voltaje que es función de la temperatura en la unión de los dos metales.
Distintos tipos de cables metálicos pueden utilizarse dependiendo del rango de temperaturas a medir. Los
tipos de pares más comunes son los de cobre-constantan, cromo-aluminio y platino con platino más 10%
de rodio. Hay tablas estándar que dan los voltajes generados como función de la temperatura.
Un termopar sencillo y un termopar diferencial se ilustran en la figura 3-13. El sencillo mide la
temperatura en T1 y el diferencial nos da la diferencia de temperatura entre T1 y T2. Esto constituye la
base para las medidas del análisis térmico diferencial.

Lo siguiente es una cavidad que contenga la muestra a analizar y sobre la que se coloca una de las puntas
del termopar diferencial. La otra se coloca sobre una muestra inerte, es decir, una muestra que no va a
sufrir transformaciones durante el calentamiento. Suele utilizarse la alúmina calcinada para este propósito.
Una posibilidad para elaborar el contenedor si trabajamos en baja temperatura (por debajo de 1050ºC)
es utilizar un bloque de níquel sobre el que se perforan las dos cavidades para las muestras, además de
otras dos incisiones perpendiculares a las anteriores para contener las terminaciones del termopar
diferencial y sus correspondientes tubos de protección, estos deben colocarse de forma que el final quede
en el centro de la cavidad para la muestra. También debe realizarse otra perforación para contener un
termopar simple que nos de la temperatura en el centro del horno. Todo ello se muestra en la siguiente
figura:
Con la colocación del bloque de níquel en un contenedor refractario que pueda colocarse dentro del
horno y un método para registrar la temperatura del bloque y la temperatura diferencial, el aparato para
hacer el análisis térmico diferencial queda completo. El sistema puede ser sencillo y barato o más refinado
mediante componentes electrónicos capaces de modificar la temperatura según una función determinada.
También existen impresoras capaces de ofrecer la curva del análisis térmico diferencial. Tales refinamientos
son necesarios en casos donde necesitemos determinados resultados cuantitativos. Para trabajos más bastos
en los que solo precisamos determinar el tipo de minerales presentes o las temperaturas a las cuales suceden
las transformaciones, no necesitamos cosas muy sofisticadas.
Los minerales de arcilla, cuando se calientan, absorben (reacción endotérmica) o desprenden (reacción
exotérmica) calor a temperaturas determinadas que son características de cada mineral de arcilla. Cada
mineral tiene, por tanto, su propia curva característica de análisis térmico. La figura 3-15 muestra dicha
curva para caolines, arcillas de bola y bentonitas. Estas curvas presentan ciertas similitudes y diferencias.
La curva de análisis térmico diferencial del caolín se caracteriza por dos picos, un pico endotérmico en la
región entre 550-650ºC y un pico exotérmico estrecho y bien definido a 980ºC. Si tales picos están
presentes, entonces el mineral caolinita está presente en la muestra. Vemos que las primeras cuatro curvas,
para los dos caolines y las dos arcillas de bolas, presentan estos picos ya que la caolinita es el principal
constituyente. También vemos un pequeño pico endotérmico en la región entre 100-200ºC. Este se debe
al calor necesario para eliminar el agua adsorbida en la superficie de las partículas de arcilla. Según se
incrementa el área superficial (menor tamaño de partícula) la cantidad de agua adsorbida se incrementará.
De hecho, se observa un pequeño efecto endotérmico en los caolines, algo mayor en las arcillas de bola y
notablemente mayor en el caso de las bentonitas
Hay otra diferencia notable entre los caolines y las arcillas de bola. Es el efecto exotérmico de las arcillas
de bola en el rango de 300-500ºC. Esto se debe a la oxidación de la materia orgánica presente en la
mayoría de arcillas de bola. Esta oxidación del carbón produce calor y la magnitud de este efecto es
proporcional a la cantidad de materia orgánica presente. Tal pico en el análisis térmico sirve para indicar
que la cocción debe realizarse lentamente y en condiciones oxidantes al alcanzar dicha temperatura de
manera que toda la materia orgánica desaparezca al transformarse en dióxido de carbono. Si no ocurre así
y los gases se generan posteriormente en la cocción durante la formación del vidrio, pueden aparecer
defectos provocados por las burbujas.
Las bentonitas se caracterizan por su gran pico endotérmico en la región de baja temperatura y por dos
pequeños picos endotérmicos en regiones, aproximadamente, en 680ºC y 880ºC. En cambio, no aparece
el estrecho pico exotérmico de los 1000ºC.
La curva de análisis térmico diferencial nos informa de que algo está sucediendo a una temperatura
determinada pero no nos cuenta qué es lo que está sucediendo. Para obtener esta información debemos
utilizar otras técnicas, tales como la difracción de rayos X. Estudiando el mineral antes y después de que
ocurra algún cambio es posible saber qué es lo que ha ocurrido. A partir de esos datos podemos explicar
lo que le sucede a un caolín cuando se calienta. La siguiente información obtenida del trabajo de Brindley
y Nakahira explica estos cambios.

Pico endotérmico en 100-200ºC


Es consecuencia del calor requerido para eliminar el agua adsorbida sobre la superficie de las partículas.
El tamaño de este pico fuertemente del área superficial y de los tipos de iones que pueden asociarse con
el agua adsorbida.

Pico endotérmico en 450-600ºC


Según la fórmula química de la caolinita, Al2Si2O5(OH)4, y los esquemas estructurales que vimos, es
sabido que la caolinita contiene iones (OH)-. Cuando la caolinita se calienta hasta 450ºC estos iones
empiezan a “escaparse” de la estructura en forma de agua según la reacción:

OH- + OH- → H2O + O-2 o bien


2(Al2O3·2SiO2·2H2O) → 2Al2O3·4SiO2 + 4H2O
caolinita metacaolín agua

Durante este proceso hay una pérdida de peso del 13,95% y un colapso de la red cristalina debido a la
reagrupación de los átomos. En esta reorganización, Brindley y Nakahira indican que la cualidad cristalina
se pierde a lo largo de uno de los ejes pero no en los otros dos. Con esta transformación a metacaolín el
material también pierde sus propiedades plásticas cuando se mezcla con agua. Se sabe que el metacaolín
se puede rehidratar sometiéndose a un larga exposición al agua para volver a formar caolinita. De este
modo recupera la plasticidad. Durante esta rehidratación podría tener lugar una expansión en
correspondencia con la contracción que se observa al perder el agua.

Pico exotérmico a 980ºC


A esta temperatura las capas de metacaolín se condensan para formar un nuevo tipo de estructura llamada
“espinela”. Esta tiene aproximadamente la composición 2Al2O3·3SiO2 en la que se expulsa una molécula
de sílice. Esta es una transformación abrupta.

Pico exotérmico a 1050-1100ºC


Ligeramente por encima del pico exotérmico de 980ºC puede observarse otro pequeño pico. Este es
consecuencia de la transformación de la espinela en mullita. Una cantidad adicional de sílice se desprende
como cristobalita.

Pico exotérmico a 1200-1400ºC


En este rango de temperaturas hay una formación continua de mullita y cristobalita. La mullita tiene la
composición 3Al2O3·2SiO2. Si pretendemos que el cuerpo cerámico contenga poca cristobalita debemos
procurar que el tiempo de cocción en este rango de temperaturas sea el mínimo posible.
La serie completa de reacciones y cambios se ilustra en la figura siguiente:

PROCESOS FÍSICOS QUE TIENEN LUGAR AL CALENTAR LA CAOLINITA


Además de los cambios químicos y estructurales que tienen lugar al calentar el caolín, ocurren otros
cambios físicos que tienen también una relación estrecha con la curva de análisis térmico diferencial
1. Pérdida de peso
Como se discutió previamente, el pico endotérmico en la región de 450-550ºC es el resultado del calor
necesario para eliminar el agua química o estructural de la red cristalina. En la caolinita pura esto
representa una pérdida de peso del 13,95%. Las curvas de pérdida de peso se representan en la figura 3-
17. Tales curvas se han obtenido suspendiendo la muestra en una balanza en el interior del horno,
elevando la temperatura del mismo a una velocidad constante y registrando las pérdidas de peso.

2. Cambios de tamaño
Muchas arcillas encogen al cocerlas. Es importante saber en qué rangos de temperatura la tasa de
contracción es máxima. Esto nos permite prevenir tal fenómeno durante la cocción. Siempre que hay
cambios, ya sean dilataciones o contracciones, cabe la posibilidad de que el cuerpo cerámico se agriete o
alabee. Puede observarse, en el caso del caolín puro de Georgia, que hay una contracción ligera en el rango
de los 100-200ºC. Esto se debe a la eliminación del “agua libre”. Alrededor de 500-600ºC hay una
contracción mayor correspondiente a la pérdida del agua química cuando la caolinita se transforma en
metacaolín. A 950-980ºC ocurre otra súbita contracción cuando el metacaolín se transforma en fase de
espinela con la densificación asociada de las especies cristalinas presentes. Si ampliamos la curva a mayores
temperaturas, ocurre una rápida contracción a partir de 1200ºC a consecuencia de la formación de una
fase vítrea.

3. Resistencia
La figura 3-17 también muestra la resistencia de un caolín en función de la temperatura. Se observa que
la eliminación de los últimos restos de agua adsorbida en torno a 200ºC resulta en un ligero incremento
de la resistencia. Un poco por encima de 500ºC, como consecuencia de la transformación a metacaolín,
hay un aumento de la resistencia seguido por un decremento a partir de 750ºC
Esos cambios en la resistencia son bastante insignificantes si se comparan con los que se producen en el
rango de los 1300ºC. Esta es la temperatura a la cual tiene lugar la formación de vidrio. En la mayoría de
los cuerpos cerámicos la formación de fase vítrea es lo que produce la resistencia característica de la
cerámica cocida. Por ello, la adición de fundentes de varios tipos para controlar la formación de fase vítrea
en el rango deseado de temperaturas es una parte importante en la composición del cuerpo cerámico.

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