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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrada Ponente
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

Bogotá, D. C., catorce (14) de diciembre de dos mil


diez (2010)

Discutida y aprobada en Sala de veintidós (22) de noviembre de dos mil

diez (2010).

Ref: Exp. n° 1100131030122000-00212-01

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


la sociedad XXXXXXXXXXXXXXX frente a la sentencia de 16
de diciembre de 2009, proferida por la Sala Civil-Familia del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cúcuta en
Descongestión, dentro del proceso ordinario promovido
XXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXXXX, contra
la recurrente y XXXXXXXXXXXXXXXXX, al que fue llamada
en garantía La XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX.

I.- EL LITIGIO

1.- Piden los accionantes que se declare a los


demandados civil y solidariamente responsables de la muerte
de XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX ocurrida el 22 de
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octubre de 1999, y en consecuencia sean condenados a


reconocerles y pagarles, en su condición de cónyuge
sobreviviente, padres y hermanos, respectivamente, las
siguientes cantidades o las sumas que se acrediten o
determinen “en el proceso”: doscientos millones de pesos
($200´000.000) por concepto de perjuicios materiales para
XXXXXXXXXXXXXXXXXX y diez millones ($10´000.000) por
daños morales para cada uno de los reclamantes (folios 49 a
51 del cuaderno principal).

2.- La causa petendi admite el siguiente compendio


(folios 51 a 55):

a.-) XXXXXXXXXXXXXXXX, el 22 de octubre de 1999,


en la ciudad de Bogotá y en las primeras horas de la mañana
abordó el microbús de servicio público de placa SKI-604 de
propiedad de la empresa de XXXXXXXXXXXXXXXX,
conducido por XXXXXXXXXXXXXXXXXX, con destino a La
Mesa, Cundinamarca, “lugar de su trabajo habitual”,
sufragando el respectivo pasaje.

b.-) El automotor citado, “a la altura del kilómetro 72


más 600 metros de la referida carretera, frente al
establecimiento denominado `Parador La Maravilla´”, sufrió
un “aparatoso volcamiento” que le causó heridas mortales a
aquel, quien a pesar de la atención médica que recibió en
clínicas de la Mesa y esta ciudad, falleció el 30 de esos mes y
año.

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c.-) El occiso nació el 5 de mayo de 1954; laboraba


como docente al servicio de la Secretaría de Educación del
Departamento de Cundinamarca, empleo en el que
devengaba desde enero de 1999 un salario mensual de un
millón trescientos veintitrés mil ochocientos once mil pesos
($1´323.811); actividad en la que “gozaba de todos los
derechos y privilegios del Estatuto Docente del magisterio,
tales como pensión temprana, “no incompatibilidad entre
pensión y continuación en el servicio activo de la docencia, lo
que le hubiese permitido devengar simultáneamente pensión
y salario”.

d.-) XXXXXXXXXXXXXXXX vino al mundo el 15 de


octubre de 1976, se casó con la víctima el 20 de junio de
1996, con quien convivió y dependía económicamente de él
toda vez que su cónyuge destinaba para sí el veinticinco por
ciento (25%) de sus ingresos a fin de satisfacer sus gastos
personales y el resto se lo dedicaba a ella; de conformidad
con los índices de vida probable en Colombia la
supervivencia de éste era de 32.16 años y la de aquélla de
53.53, según la resolución n° 0497 de 20 de mayo de 1997.

3.- Notificados los demandados (folios 73 y 76),


XXXXXXXXXXXXXX guardó silencio y la sociedad se opuso
a las súplicas y formuló las defensas que denominó
“ausencia de causa para demandar a la empresa”, “no
estructuración de la responsabilidad civil extracontractual”,
“imprudencia de la víctima” y “caso fortuito” (folios 81 a 85).

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4.- En escrito separado, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX


llamó en garantía a La XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX,
apoyada en la celebración de contrato que amparaba el
vehículo de placas SKI-604, acuerdo materializado en “la
póliza de accidentes personales colectivo n° 00000419 de 19
de junio de 1999” vigente desde ésa calenda hasta el 19 del
mismo mes de 2000 (folios 8 a 9 del cuaderno 2).

5.- La aseguradora intervino resistiendo los pedimentos


de los actores y de la empresa transportadora; coadyuvó las
“excepciones y defensas propuestas por la demandada”;
aduciendo la “falta de legitimación” de ésta y solicitando “que
cualquier condena se limite a la suma de $25´000.000, suma
asegurada pactada para la muerte accidental” (folio 20).

6.- El Juzgado Promiscuo del Circuito de La Palma,


Cundinamarca, en Descongestión, a través de sentencia de
19 de octubre de 2004 negó las súplicas y condenó en costas
a los demandantes (folios 3 a 13 del cuaderno 3); decisión
que recurrida por los perdedores fue revocada en su
integridad por la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior de
Cúcuta, “en Descongestión”, al desatar la alzada, y en su
lugar declaró civilmente responsable de la muerte de
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX a la
persona jurídica contradictora, en consecuencia le impuso la
obligación de pagarle a XXXXXXXXXXXXXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX quinientos noventa
y cinco millones doscientos cincuenta y cuatro mil doscientos
sesenta y tres pesos con ochenta centavos ($595
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´254.263,80) por perjuicios materiales; además de veinte (20)


salarios mínimos legales mensuales por concepto de daño
moral a favor de ésta y de XXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXX, XXXXXXXX y
XXXXXXXXXXXXXXXXX en calidad de esposa, padres y
hermanos del fallecido; condenó a XXXXXXXXXXXX “a
cancelar a favor de los demandantes que son quienes por
derecho propio entran a reemplazar en los mismos al finado
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, la suma de veinticinco
millones de pesos ($25´000.000) y cuya suma deberá
descontarse de la condena efectuada” a la sociedad
demandada (folios 203 a 231 del cuaderno de segunda
instancia).

II.- FUNDAMENTOS DEL FALLO IMPUGNADO

Admiten la siguiente síntesis:

1.- Comienza el fallador aceptando la presencia en los


autos de los presupuestos procesales, así como también la
legitimación en la causa, tanto activa como pasiva de los
contendores.

2.- A continuación pasa a identificar el fundamento de


las súplicas de los accionantes, el que radica en la llamada
responsabilidad civil extracontractual nacida del ejercicio de
del manejo de automotores, toda vez que los perjuicios
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deprecados surgen del fallecimiento de


XXXXXXXXXXXXXXXXXX como secuela del accidente
sucedido el 22 de octubre de 1999, en consonancia con la
reglamentación que sobre el particular consagran los
artículos 2341 y 2356 del Código de Procedimiento Civil.

3.- Explica el ad quem que en esta clase de asuntos el


actor está relevado de acreditar la culpa, toda vez que la
misma se presume en cabeza de quien ejecuta la actividad
peligrosa de conducción de vehículos, el que para liberarse
está en el deber de demostrar que el siniestro acaeció como
secuela de un hecho imprevisto. Además, conforme
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, entre otras, la
sentencia de casación de 18 de mayo de 1972, “el
responsable por el hecho de las cosas inanimadas es su
guardián, o sea quien sobre ellas tiene el poder de mando,
dirección y control independiente”.

4.- Asegura el Tribunal que se equivocó el a quo cuando


absolvió a la empresa contradictora apoyado en la
inexistencia de “elementos probatorios suficientes” para
atribuirle “responsabilidad”, y expone en relación con ello las
siguientes razones:

a.-) XXXXXXXXXXXXXXXXXXX jamás negó la


ocurrencia del volcamiento; que el causante fue su empleado,
codemandado y conductor del microbús
XXXXXXXXXXXXXXX; como tampoco “que el vehículo si
pertenecía a la sociedad referida”.
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b.-) Considera el juzgador que en la inspección judicial


practicada en las instalaciones de la persona jurídica
accionada, se constató que “XXXXXXXXXXXXXXXX
manejaba el vehículo, que existían contratos de trabajo, que
el conductor gozaba de la debida capacidad para manejar
vehículos como el accidentado y que allí obraban referencias
de la idoneidad y experiencia del conductor y trabajador de
dicha empresa”, así como la relación de despachos del
mismo, concretamente el 21 de octubre de 1999; los
llamados de atención; la diligencia de descargos de éste; el
trámite disciplinario por el accidente aquí examinado y la
terminación del convenio laboral aduciendo justa causa. Todo
lo anterior refleja que la empleadora tenía poder de mando y
control sobre su subordinado.

c.-) No puede atribuirse la responsabilidad en su propia


muerte a la víctima, puesto que “quien asume que la buseta
está en servicio, que lo transporta no solo a él, sino a otros
pasajeros, produciéndose el accidente que sesga (sic) una
vida en plena producción, como fue la de
XXXXXXXXXXXXXXX (…) lo normal es que quien sube a un
vehículo público, de ruta, como el microbús afectado, piense
que está respaldado por la empresa, pues, el pasajero es
persona ignorante de las situaciones particulares que estén
dadas, él asume por derecho propio, que la buseta está en
servicio y prueba de ello, es que lleva varios pasajeros, lo
demás son actos propios del manejo interno de la empresa,

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que lamentablemente terminaron causando la pérdida de la


vida a un ser humano”.

d.-) Está comprobado con documento idóneo el deceso


de XXXXXXXXXXXXXXX por las heridas recibidas en el
accidente; la aceptación de la contradictora de que su
empleado y conductor “asumió mediante actos
irresponsables la responsabilidad (sic), mas, esa actitud no
permite considerar que la propietaria y patrona (sociedad
XXXXXXXXX XXXXXXXXXXXXX.) no tiene responsabilidad
alguna, al causarse el fallecimiento a un pasajero, así sea
fuera de ruta, pues el vehículo es de su propiedad y debe
responder por los actos generados con el mismo”.

e.-) Es hecho demostrado que la accionada “es la


guardiana del vehículo que causó la muerte de
XXXXXXXXXXXXXXXXX y que por ende, debe responder
por ese acto culposo, siendo de pleno recibo la aplicación de
la jurisprudencia sobre el punto transcrita parcialmente”.

f.-) La propiedad del móvil mencionado no se desvirtuó


al darse respuesta al libelo introductor y se ratifica con las
copias remitidas por la Fiscalía en las que consta que la
sociedad demandada, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, pidió
dentro de las diligencias penales “la entrega del vehículo de
su propiedad, actuando como tercero en dicho proceso, que
nos permite darle pleno valor probatorio a esas copias, más
en concreto a la intervención de la solicitud de devolución del
vehículo”, la que ordenó el Juez Penal Municipal de la Mesa
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mediante auto calendado el 29 de octubre de 1999 al gerente


respectivo por cuanto acreditó “dicha propiedad” (folio 62 del
cuaderno 4).

g.-) De modo análogo a folio 56 del citado cuaderno


obra el memorial de desistimiento presentado conjuntamente
por el otro contradictor y el pasajero lesionado
XXXXXXXXXXXXXXXXXXX, en el que se pide resolución
inhibitoria y se hace alusión a “que el vehículo es de la
sociedad XXXXXXXXXXXXXX, que estaba afiliado a la
sociedad Transportes Tisquesusa S.A., que el accidente se
produjo el 22 de octubre de 1999, que era conducido por
XXXXXXXXXXXXXX”.

h.-) En la exigencia que hace la accionada a la llamada


en garantía, según copias allegadas por ésta, el
representante legal de la aludida empresa consignó con
claridad que era dueña de la buseta, describió sus
características, suministró los datos de su conductor
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, detalló el accidente e indicó
que “hubo lesiones y un homicidio, que
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX falleció el 31 de octubre
de 1999”.

5.- El sentenciador expone a continuación los


fundamentos que se detallan para desestimar las defensas
de la opositora:

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a.-) En relación con la “ausencia de causa para


demandar a la empresa”:

No se la puede liberar de responsabilidad por cuanto


tenía la calidad de guardiana del automotor, había celebrado
contrato de trabajo con el conductor, quien como secuela del
accidente en el que falleció XXXXXXXXXXXXXXXX fue
despedido, haciéndose por ello evidente que se encontraba
bajo su dependencia “y si se excedió en el uso del vehículo
no significa que se la pueda exonerar por el mando que tenía
sobre el conductor”.

b.-) Respecto de la “no estructuración de la


responsabilidad civil extracontractual”:

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX no es un tercero sino


una persona vinculada laboral y directamente a la empresa,
“de allí, la obligación de ésta de responder por los actos de
sus dependientes” y que no acate sus órdenes es un aspecto
ajeno al presente asunto “dado que existía mando sobre el
trabajador y fue con el vehículo de la demandada sociedad
XXXXXXXXXXXXXXX que se generó la muerte”. La
circunstancia de “que no estuviera emplanillado es asunto
que escapa a las vivencias del negocio, que generan
innegablemente la responsabilidad interna, disciplinaria, etc.
sin que pueda afectarse a quien fallece como consecuencia
del accidente”.

c.-) En lo que atañe a la “imprudencia de la víctima”:


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No es lógico que la demandada haya concluido que


hubo responsabilidad de su empleado y conductor de la
buseta de su propiedad y ahora pretenda atribuirle el deceso
a la misma imprudencia del pasajero fallecido, quien se limitó
a usar una ruta oficialmente establecida de transporte
público, desconociendo las incidencias internas y el abuso del
chofer al salir sin planilla. “La responsabilidad plena es de la
empresa transportadora demandada, que debe cumplir con el
transporte del pasajero al lugar donde se dirige, sin tener que
indagar si está autorizado el conductor para cubrir la ruta, si
tiene permiso para desplazarse durante determinado horario,
es apenas natural, que el pasajero se limite a cancelar el
valor del boleto o pasaje y esperar que se le cumpla por el
conductor que maneja el bus de la empresa que tiene
asignada esta ruta”.

d.-) Frente al “caso fortuito”:

Es inadmisible invocar la presencia de manchas en la


carretera y la lluvia en el sector en el que sucedieron los
hechos como motivos que produjeron el accidente fatal, pues
se supone que el “conductor” por sus conocimientos y
preparación tiene las habilidades y aptitudes profesionales
para sortear semejantes circunstancias.

e.-) En lo atinente a la “excepción de falta de


legitimación” de los actores aducida por la aseguradora:

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Tampoco es atendible la defensa examinada, debido a


que el reclamo de la indemnización contratada por la
empresa habilita a los demandantes a exigir su
reconocimiento y pago, ya que son los propios pasajeros las
personas amparadas frente a la ocurrencia del siniestro, en
este caso, la muerte tal como sucedió, y “previéndose la
cancelación del seguro hasta por un monto de veinticinco
millones de pesos ($25´000.000), es elemental que se
asegure a los pasajeros por el riesgo que conlleva la
utilización de un vehículo de servicio público, para llegar al
sitio requerido, en este caso particular al municipio de La
Mesa, Departamento de Cundinamarca, donde laboraba el
docente XXXXXXXXXXXX”.

Ante la improsperidad analizada, se obligará a la


sociedad llamada en garantía a cancelar la suma antes
referida “a favor de los demandantes que son quienes por
derecho propio entran a reemplazar en los mismos al finado
(…) y esta suma deberá descontarse de la condena
efectuada a la empresa transportadora y así se dispondrá en
la parte resolutiva”.

6.- El juzgador concreta las condenas de la siguiente


forma:

a.-) Por concepto de perjuicios materiales reconoció


quinientos noventa y cinco millones doscientos cincuenta y
cuatro mil doscientos sesenta y tres pesos con ochenta
centavos ($595´254.263,80), a favor de la cónyuge
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XXXXXXX, apoyado en el dictamen pericial rendido, folios


224 a 226 del cuaderno principal, en el que se tienen en
cuenta los ingresos que percibía su consorte en la época del
deceso y en una esperanza de vida de 53.53 años; experticia
que debe acogerse por ser fundamentada, soportada, seria y
no fue objetada durante el traslado de ley.

b.-) Por daño moral fijo a cada uno de los demandantes,


esposa, padres y hermanos, la cantidad de veinte (20)
salarios mínimos mensuales sustentado en los vínculos de
parentesco existentes entre ellos y la víctima.

III.- LA DEMANDA DE CASACIÓN

Cuatro cargos se formulan contra la sentencia, los dos


primeros por vicios de procedimiento relativos a nulidad
funcional e incongruencia, respectivamente, y los restantes
por violación indirecta a causa, en su orden, de errores de
hecho y derecho, los que se despacharán así:
delanteramente los que combaten en su totalidad la
providencia del ad quem (inicial, tercero y cuarto) y por último
el segundo, el que no obstante relacionarse con un asunto in
procedendo apenas tiende a aniquilarla parcialmente.

CARGO PRIMERO

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Se ataca el fallo por la causal 5ª del artículo 368 del


Código de Procedimiento Civil por haber incurrido en la
nulidad insaneable de falta de competencia funcional, según
el numeral segundo del 140, en concordancia con el 5° del
144 del citado estatuto.

En dirección a demostrar la acusación, la recurrente


expone los argumentos que seguidamente pasan a
compendiarse:

a.-) Que la demandante XXXXXXXXXXXXXX no apeló


el pronunciamiento de primer grado, razón por la cual el
Tribunal no podía desatar la alzada en su favor.

b.-) Ella otorgó poder especial al abogado principal


exclusivamente, mientras los demás accionantes confirieron
mandato a éste profesional y uno sustituto para que los
representara dentro del presente proceso ordinario de
responsabilidad civil extracontractual en accidente de tránsito.

c.-) A folio 97 del cuaderno principal aparece el


memorial a través del cual el mandatario inicial “sustituyó” la
personería a él conferida únicamente por XXXXXXXXXXX y
XXXXXXXXXXXXXXXX al otro togado ya referido, quien
aduciendo ser el vocero judicial “de la parte actora” (folio 16
del cuaderno 3), interpuso el recurso vertical procedente
frente al mencionado pronunciamiento adverso, el que
considera el recurrente necesariamente debe interpretarse
formulado únicamente en pro de los interesados concernidos,
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con exclusión de XXXXXXXXXXXXXXXXX, esto es, limitado


a los que él en ese momento concreto auspiciaba
válidamente.

d.-) El apoderado sustituto, aceptando en gracia de


discusión que tuviera personería sin necesidad de
autorización expresa del principal, solamente pudo
representar a XXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
y XXXXXXXXXXXXXXX “pero nunca a XXXXXXXXXX”.

e.-) Que el canon 375 ibídem dispone: “la apelación se


entiende interpuesta en lo desfavorable al apelante, y por lo
tanto el superior no podrá enmendar la providencia en la
parte que no fue objeto del recurso, salvo que en razón de la
reforma fuere indispensable hacer modificaciones sobre
puntos íntimamente relacionados con aquélla. Sin embargo,
cuando ambas partes hayan apelado o la que no apeló
hubiere adherido al recurso, el superior resolverá sin
limitaciones” y como XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, tal
como ha quedado expuesto, y además, tampoco sustentó la
alzada como era imperativo, se estructuró la nulidad
insaneable de falta de competencia funcional.

g.-) Aquí no es admisible sostener que


XXXXXXXXXXXXXXXXX “aceptó presuntamente el mandato
a favor de la señora XXXXXXXXXXXXXXXXXX (.C.C.,
artículo 2151)…porque nada hay a suponer lo implícito donde
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lo explícito es claro, ella le otorgó poder a otro profesional, el


Dr. XXXXXXXXXXXXXXXXXX, que si éste abandono su
encargo o no, es asunto ajeno al tema de ahora”. Ni mucho
menos puede hablarse de que haya actuado como agente
oficioso, ya que no se dan los requisitos exigidos para el
efecto por el artículo 47 ídem.

h.-) Que el derecho de impugnar un pronunciamiento


judicial es renunciable, canon 15 del Código Civil, lo que no
sucede con lo relativo a los trámites procedimentales y la
competencia, pues si la cónyuge del occiso se abstuvo de
recurrir “porque suficientemente tiene con la pensión de
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX -como muestra el
expediente- o si otra razón tuvo, es asunto ajeno a esta
causal alegada, pero lo cierto es que no apeló, luego el
Tribunal excedió su competencia al punto”.

i.-) Finalmente, no convalida la falta de formulación del


recurso que se viene alegando, la circunstancia de que la
Magistrada Ponente mediante auto calendado el 16 de
febrero de 2005 haya consignado expresamente que se
admitía el “interpuesto oportunamente por la parte
demandante” (folio 3 del cuaderno 4), ya que un
razonamiento tal implicaría que se le desconociera a la parte
demandada el derecho a beneficiarse de los efectos de una
providencia de fondo ejecutoriada en su favor ante la
ausencia de cuestionamiento oportuno de la perdedora.

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j.-) Por lo anterior impetra que se case la providencia


recurrida, y en consecuencia, remitir el expediente al Tribunal
para que renueve la actuación pertinente.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1.- La censura le reprocha básicamente al sentenciador


el hecho de haber resuelto sobre un recurso de alzada no
interpuesto directamente ni por conducto del mecanismo de
la apelación adhesiva por XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX,
quien a pesar de haber sido desfavorecida con el fallo de
primer grado no exteriorizó ninguna clase de descontento por
intermedio del profesional del derecho al que en su
oportunidad le confirió la representación judicial para que
asumiera su defensa en el curso del proceso ordinario objeto
del presente estudio.

En la sustentación del cargo explica que como su


vocero nunca sustituyó el mandato que ella le otorgó para
que otro procurador judicial la auspiciara, aquél siempre
mantuvo tal prerrogativa sin desprenderse de la misma y
como éste no apeló, no quedó jamás cobijada con el que
adujo a nombre “de la parte demandante” o “de la parte
actora” el togado a quien su mandatario “sustituyó” pero a
nombre específico de los progenitores del occiso.

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2.- En relación con el apoderamiento y el


reconocimiento de personería en el expediente está
comprobado lo siguiente:

a.-) XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, en su condición


de cónyuge del fallecido XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, le dio
poder al abogado principal para que asumiera su
representación en este proceso (folio 1 del cuaderno
principal); a su vez XXXXXXXXXXX y XXXXXXXXX (padres);
XXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXX, XXXXXXXXX, (hermanos), también le
confirieron similar encargo a dicho profesional y a otro
personero con la misma finalidad (folios 2 a 13).

b.-) Mediante auto de 7 de marzo de 2000, el Juzgado


Décimo Civil del Circuito de Bogotá, admitió la demanda que
dio inicio a esta controversia en contra de
XXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXX (folios 48 a
61), y además de manera complementaria, reconoció como
auspiciador de todos los actores, XXXXXXXXXXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
y XXXXXXXXXXXXXXXXX al profesional inicialmente
referido y nada dijo sobre la personería del último (folio 64).

c.-) Este intervino con posterioridad en las actuaciones


que se relacionan así en el cuaderno principal: solicitó el
embargo y secuestro del automotor (folio 65); interpuso
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recursos, principal de reposición y subsidiario de apelación,


respecto de la decisión de negar la medida cautelar (folios 68
a 69); se opuso “a la coadyuvancia del llamado en garantía a
las excepciones de mérito propuestas por la sociedad
demandada” (folio 89); resistió las defensas formuladas por
ésta (folios 90 a 92); sustituyó únicamente el poder a él dado
por XXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXX en la
persona del otro abogado “para que continúe con el proceso
ordinario que cursa en este despacho hasta su terminación”
(folio 97).

d.-) En la audiencia del articulo 101 del Código de


Procedimiento se dejó constancia de la presencia de las
partes y del último auspiciador, a quien explícitamente se le
aceptó la misma a nombre únicamente de
XXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXXXXX así: “Auto:
para los efectos y términos indicados en el mencionado
memorial poder de sustitución, téngase como apoderado de
los referidos demandantes al doctor XXXXXXXXXXXXX”,
folio 94 a 96.

e.-) El reemplazante realizó las gestiones que pasan a


enunciarse:

I.- En primera instancia: solicitó copias del “llamamiento


en garantía”, como “apoderado sustituto de la parte actora”
(folio 98); pidió el decreto de las pruebas por ya estar agotada
la conciliación sin acuerdo alguno, en su condición de
“apoderado sustituto en el proceso” (folio 99); reconociéndose
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como tal en el auto que abrió el debate probatorio (folios 100


a 101); desistió del interrogatorio al representante legal de la
parte demandada y requirió se racionalizara el recaudo de los
que debían absolver los ocho accionantes (folio 108 a 109);
participó en las diligencias de recepción de los cuestionarios
a XXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXX y
XXXXXXXXXX y los testimonios de XXXXXXXXX y
XXXXXXXXXXXXXX teniéndolo el Juzgado como
“apoderado de la parte demandante” (folios 182 a 184 y 201
a 202); también presentó escritos pidiendo la designación de
perito único, instó para que se corriera traslado para alegar y
esgrimió las conclusiones pertinentes antes del fallo,
manifestando actuar a nombre de “la parte actora” (folios 204,
228 y 232 a 236).

II.- Ante el superior, según aparece en el cuaderno del


Tribunal: como “apoderado de la parte demandante”: allegó
memoriales anexando las copias expedidas por la Fiscalía
General de la Nación y la historia clínica del fallecido (folios 4
a 166 y 167 a 170), los que por proveído calendado el 9 de
marzo de 2005 se corrieron en traslado (folio 171);
alegaciones (folios 173 a 184); la “hoja de vida del vehículo”
de placas SKI 604 expedida por el Departamento de Tránsito
y Transporte de Cundinamarca (folios 197 a 198), sobre la
cual el ad quem guardó silencio, pero que había sido
decretada en primera instancia (folios 100 a 101 del
“cuaderno del Juzgado”; y recurso de reposición respecto del
proveído que fijó la caución para suspender la ejecución de la
sentencia de segundo grado (folios 240 a 244).
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 20
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f.-) El Juzgado a través de auto calendado el 15 de


diciembre de 2004 concedió “el recurso de apelación
interpuesto por el apoderado de la parte actora, contra la
sentencia del 19 de octubre de 2004, en el efecto
suspensivo” (folio 17 del cuaderno 3) y la Sala Civil del
Tribunal Superior de Bogotá, el 16 de febrero 2005, admitió
“el recurso ordinario de apelación interpuesto oportunamente
por la parte demandante” (folio 3 del cuaderno de segunda
instancia); el 9 de marzo de dicha anualidad, ordenó tener
“como pruebas a favor de la parte demandante, los
documentos allegados junto con el escrito que antecede” y
ponerlos en conocimiento de la contradictora por el término
de tres días (folio 171); el 30 de esos mismos mes y año,
dispuso estimar que ésta guardó silencio al respecto y corrió
traslado para que las partes presentaran sus conclusiones
(folio 172). Las decisiones anteriores quedaron ejecutoriadas
sin que XXXXXXXXXXXXXX manifestara reproche o
cuestionamiento alguno, ni siquiera cuando expuso las
razones por las cuales debía confirmarse la providencia
revisada, ajenas en un todo a que la misma no fue apelada
por la cónyuge del fallecido XXXXXXXXXXXXXXXX.

3.- El artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, en


el numeral 5º, enlista como motivo de casación el hecho de
“haberse incurrido en alguna de las causales de nulidad
consagradas en el artículo 140, siempre que no se hubiere
saneado”.

R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 21


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A su turno, el numeral 2º de la citada norma 140 ibídem


al relacionar las causas de nulidad dispone que “el proceso
es nulo en todo o en parte, solamente en los siguientes casos
(…) 2. Cuando el juez carezca de competencia”

De modo análogo, en armonía con los cánones 143 y


144 del mismo estatuto, que la anomalía en el trámite
generada por la falta de “competencia funcional” es absoluta
e insaneble, circunstancia por la cual es factible aducirla a
través de este medio de impugnación extraordinario.

El precepto 369 ídem regula lo atinente a la legitimación


para formular el descontento objeto de escrutinio al prescribir
que “no podrá interponer el recurso quien no apeló la
sentencia de primer grado, ni adhirió a la apelación de la otra
parte, cuando la del Tribunal haya sido exclusivamente
confirmatoria de aquélla”.

4.- De acuerdo a lo proclamado de consuno por la


jurisprudencia y doctrina, los factores determinantes de la
competencia son: el objetivo, el subjetivo, el territorial, el
funcional y el de conexión. En lo que atañe al penúltimo se
tiene en cuenta en su fijación las distintas, separadas y
autónomas labores que cumplen los jueces en el trámite del
proceso pertinente, por ejemplo, observando las diferentes
instancias que tengan, primera y segunda; o cuando conocen
los recursos extraordinarios de revisión o de casación que

R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 22


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están adscritos a los superiores con el lleno natural de los


requisitos propios para su procedencia.

5.- Es incontrovertible que cuando una persona


integrante de la parte conformada por un litisconsorcio
facultativo, como acontece en este caso, no apela la
sentencia que le ha sido total o parcialmente adversa, quien
conozca de la alzada formulada por alguno o todos de los
restantes desfavorecidos no tiene atribuciones, ni facultades
para modificar el pronunciamiento en lo que respecta a la
desestimación de las súplicas de aquélla, por cuanto con el
aquietamiento deja expuesto su consentimiento con el
resultado negativo, lo que se justifica porque el juez de
segundo grado no adquiere “competencia funcional” en lo que
a la misma concierne.

6.- Planteada la discusión en este escenario, debe


inquirirse si ciertamente XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX no
recurrió el proveído de fondo denegatorio de sus pedimentos
indemnizatorios, y consecuentemente, cuando el Tribunal al
desatar la alzada interpuesta por el “apoderado de la parte
demandante” revocó la decisión de primer grado y les
reconoció a los actores, especialmente a aquélla quinientos
noventa y cinco millones doscientos cincuenta y cuatro mil
doscientos sesenta y tres pesos con ochenta centavos ($595
´254.263,80) por perjuicios materiales y veinte (20) salarios
mínimos legales mensuales por concepto de daño moral,
incurrió en el vicio de nulidad insaneable que se le imputa en
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 23
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esta acusación, puesto que se pronunció respecto de un


cuestionamiento no aducido por la persona beneficiada con la
condena.

Delanteramente, la Sala sienta como premisa la


aseveración de que la referida codemandante, en su calidad
de esposa sobreviviente de XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXX, quien murió como secuela de las heridas
recibidas en el accidente del microbús de placa SKI-604
conducido por XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y de propiedad
de la empresa XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX sí presentó
oportuna y válidamente el recurso de apelación frente al fallo
del juzgado en descongestión que le puso fin al proceso
ordinario, el que no accedió a las pretensiones esgrimidas por
ella en el libelo introductor, junto con los restantes familiares
del occiso.

En efecto, si bien es cierto que la sustitución del poder


la efectuó el abogado principal únicamente en relación con
los demandantes XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y
XXXXXXXXXXXXXXXX (folio 97 del cuaderno principal) y
que de esa forma también se hizo el reconocimiento de dicha
personería (folio 94 a 96), el nuevo profesional en todas y
cada una de sus intervenciones posteriores, siempre dijo
actuar en nombre y representación de la “parte actora” o de la
“parte demandante”, la que como se sabe está integrada por
varias personas, entre las cuales se encuentra
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX.
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 24
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Es tan veraz lo anterior, que una vez enterado el


apoderado de reemplazo de la decisión adversa dictada
inicialmente en contra de los promotores de la reclamación,
en tiempo hábil presentó memorial en el que dijo que “como
apoderado de la parte actora, atentamente manifiesto al
señor Juez que interpongo recurso de apelación en contra de
la sentencia de fecha diecinueve (19) de octubre de 2004,
proferida en el proceso de la referencia, por el Juzgado
Promiscuo del Circuito de La Palma, Cundinamarca, por
descongestión del Juzgado 12 Civil del Circuito de Bogotá
D.C.” (folio 16 del cuaderno 16), de cuyo texto se desprende
que no excluyó a nadie, y antes, por el contrario las
comprendió a todas.

Así lo entendió el Despacho destinatario del libelo


contentivo del descontento cuando dispuso: “para ante el H.
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, concédase
el recurso de apelación interpuesto por el apoderado de la
parte actora, contra la sentencia de 19 de octubre de 2004,
en el efecto suspensivo” (folio 17). Igual comprensión le dio
éste órgano judicial tanto al admitir la alzada (folio 3, C. 4) y
al poner en conocimiento la prueba documental allegada
(folio 171), en los que explícitamente alude a la “parte
demandante”, así como al correr traslado para alegar (folio
172), en conjunto y sin limitar su entendimiento ni extensión a
alguien en particular, y mucho menos, a
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX.
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 25
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Es tan evidente y manifiesta la representación de ésta


última por el apoderado sustitutito que en el escrito de
conclusión ante el ad quem expone en pro de ella
argumentos del talante de los que pasan a reproducirse:
“está acreditado el daño patrimonial que sufre la demandante
XXXXXXXXXXXXXXXXXX, quien acreditó su calidad de
cónyuge…y por lo mismo con derecho a recibir el sustento
económico de su esposo; la vida probable de uno y otro…
igualmente está acreditado el perjuicio moral…en cuanto los
perjuicios materiales, tasados pericialmente en la suma de
$595´254.263,80, pido que sea acogido el dictamen pericial,
dados sus fundamentos consistentes en la vida probable de
la cónyuge sobreviviente…” (folios 183 a 184).

Fuera de lo anterior, no debe pasar desapercibida la


conducta silenciosa y omisiva que tuvo la sociedad
contradictora y aquí recurrente frente a circunstancias tan
notorias y categóricas como la interposición de la alzada, su
concesión y la admisión de la misma, en los tres casos
siempre a nombre de la “parte demandante”, expresión que
necesariamente vincula y comporta la presencia en ella de la
señora XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, y que sea
solamente cuando el pronunciamiento de segunda instancia
le fue adverso que exhume tal hecho para tratar de anular el
mismo, comportamiento que refleja un cambio abrupto de
proceder y una forma irregular de actuar dentro del proceso,
en el que están proscritas las sorpresas.
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Debido a que la reclamante en mención sí apeló, tal


como ha quedado analizado, el Tribunal tenía la atribución de
revocar la decisión absolutoria, y en su lugar, proferir una
estimatoria de las pretensiones resarcitorias por perjuicios
materiales y morales en las cantidades en las que lo hizo,
puesto que actuó en consonancia con lo preceptuado en el
artículo 357 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto
establece que la alzada “se entiende interpuesta en lo
desfavorable al apelante”. Consecuentemente, no se
configura la nulidad por falta de competencia funcional
regulada en el numeral 2° del canon 140 ibídem.

7.- Resta anotar, en gracia de discusión que de


patentizarse el hecho endilgado por el censor, podría llegarse
a configurar la irregularidad del “numeral” 7° del ya citado
precepto por una indebida representación de la accionante
XXXXXXXXXX, pero en tal caso únicamente ella misma
estaría facultada para alegarla y no por ninguna otra persona,
parte o tercero, en armonía con lo dispuesto en el precepto
143, inciso 3°, ídem: “la nulidad por indebida representación o
falta de notificación o emplazamiento en legal forma, sólo
podrá alegarse por la persona afectada”.

Sobre este motivo de invalidación de la actuación dijo la


Corte en casación de 26 de abril de 1989, que constituye
jurisprudencia uniforme y reiterada, lo siguiente: “la nulidad por
indebida representación o falta de notificación o
emplazamiento en legal forma, sólo podrá alegarse por la
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persona afectada (art. 155 inc. 3 C. P.C. hoy 143), pues como
ha dicho esta Corporación `es el mismo interesado quien
puede alegar esos motivos de nulidad y no su contraparte'
(G.J. LXIV, pág. 39), ya que `estando tales motivos de
invalidación del proceso establecidos para proteger los fueros
de la defensa exclusiva de dicha parte, es a ellas únicamente a
quienes corresponde el interés jurídico para hacerlos valer´”
(Sent. del 17 de marzo de 1967).

8.- Finalmente, no puede pasarse por alto que la


irregularidad aducida por la censura y sobre la cual pretende
erigir la crítica que desarrolla en la acusación, surgió mucho
tiempo antes de que se emitiera el fallo de primer grado que
le puso fin en dicha instancia a la controversia que enfrentaba
a las partes y que diera origen a la alzada, circunstancia más
que suficiente para afirmar y predicar que la misma, ante el
silencio consciente de la aquí impugnante, quedó plenamente
saneada.
9.- El ataque, entonces, no está llamado a prosperar.

CARGO TERCERO

Con respaldo en la causal primera de casación se ataca el


fallo por ser violatorio de forma indirecta, como secuela de
errores de hecho en la apreciación de varias pruebas, de los
artículos 2341, 2356 y 2357 del Código Civil.

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En el desarrollo de la acusación el censor expone lo


que a continuación se resume:

a.-) Le reprocha al sentenciador haber pretermitido las


siguientes probanzas:

1°) La confesión que efectuaron los actores, a través de


su vocero judicial, concerniente a que el fallecido XXXXXXXX
XXXXXXXXXXXXX no abordó el vehículo de placas SKI604
“en condiciones de legalidad, o normales, porque tratándose
de transporte intermunicipal como alegan, lo tomó por fuera
de las instalaciones del Terminal Terrestre de Pasajeros de
Bogotá, es decir, fue consciente de que se subió a un
vehículo que estaba operando de manera irregular –como lo
llama el gremio, `pirata´-”. El propio abogado de los
reclamantes acepta que la víctima se expuso
imprudentemente al resultado dañoso cuando en la demanda
consigna que la misma se montó en el automotor “`a la altura
de la Avenida Boyacá con calle Trece, en la ciudad de
Santafé de Bogotá, y pagó el valor de su transporte hasta el
destino mencionado antes´ (fl 52, C. 1), por lo que resultaba
notorio que el mencionado difunto asumió el riesgo de
transportarse incumpliendo los reglamentos”.

2°) La afirmación de dicho gestor atinente a que el carro


aludido “sufrió un aparatoso accidente” frente al “Parador La
Maravilla” situado en la vía, implica necesariamente “se debió
a un hecho de fuerza mayor o caso fortuito”.

R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 29


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3°) La aseveración efectuada por la empresa accionada


en la contestación del libelo introductor en el sentido de que
fue el pasajero el que con su comportamiento se expuso al
siniestro que le ocasionó la muerte al valerse de un
transporte irregular e ilegal, se quedó sin refutación, lo que
constituye indicio grave.

4°) Las “confesiones” de XXXXXXXXXXX,


XXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXX, quienes
manifestaron desconocer las circunstancias en que su finado
pariente se subió al vehículo de servicio público (folios 182 a
184); lo que también hicieron las declarantes
XXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXX que no
especificaron en sus versiones los pormenores en los que
acaeció el accidente (folios 201 a 202).

5°) El hecho indicante grave respecto de la cónyuge


sobreviviente XXXXXXXXXXXXXX derivado de su
inasistencia a la audiencia de recaudo de su interrogatorio de
parte (folio 115).

b.-) También la impugnante le critica al ad quem, la


mutilación de lo que objetivamente demostraban los
documentos que fueron incorporados al expediente en el
curso de la inspección judicial efectuada en las instalaciones
de la sociedad accionada, relacionados con la hoja de vida
del conductor XXXXXXXXXXXXXX, claramente
demostrativos de que el automotor de placas SKI604 “estaba
haciendo una ruta ilegal”, puesto que se omitió tener en
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 30
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cuenta la comunicación de la taquillera de la empresa


informando que éste salió de la Terminal el 21 de octubre a
las seis de la tarde con un pasajero tiqueteado con destino a
La Mesa (folio 116), “que concuerda con la relación de
planillas de agencia, visible al folio siguiente”.

c.-) Es contraevidente la inferencia que el sentenciador


hizo de la subordinación del chofer junto con la
responsabilidad de la accionada en el accidente, con vista en
los escritos referentes al “llamado de atención, los descargos
y la terminación del contrato de trabajo” a éste por parte de la
empleadora, por cuanto lo que se prueba es que la conducta
de aquél estaba por fuera del ámbito de control de
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, a pesar de ser
su dependiente, “lo que aunado a la imprudencia del pasajero
irregular, señor XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, dio lugar al
hecho luctuoso”.

d.-) Ignoró además el fallador “el contenido del numeral


10° del Reglamento Interno de Trabajo de la empresa de
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX(fl. 149, C. 1), que prohíbe a
los trabajadores `utilizar el vehículo a su cargo en diligencias
particulares, sin permiso del patrono y cambiar de itinerario
sin causa justificada´, prohibición que concuerda con el
numeral 15° de la cláusula segunda de su contrato de trabajo
(fl. 159, ibídem), la causal o de terminación del contrato por
justa causa, contenida en la cláusula sexta ídem (fl. 163,
ibídem), documentos todos que fueron incorporados, tras ser
contrastados con sus originales, por el juez cognoscente, con
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ocasión de la diligencia de inspección judicial llevada a efecto


en las instalaciones de la empresa emplazada (Fol.. 180 y
181, ibídem”).

e.-) La recurrente le controvierte al ad quem el haber


dado por demostrado, sin estarlo, “la dependencia económica
de XXXXXXXXXXXXXX respecto del finado
XXXXXXXXXXXXXXXXXX”.

f.-) Destaca que el Tribunal dejó de apreciar la


resolución de 23 de octubre de 2001 de la Fiscalía Delegada
ante el Juzgado Penal del Circuito de La Mesa,
Cundinamarca, en la que se precluyó la investigación a favor
de XXXXXXXXXXXXXXXX y archivó las diligencias con
fundamento en que el volcamiento del automotor conducido
por éste, se produjo por “el desgaste que al parecer
presentaba el splinder”, que “seguramente se rompió y afectó
la dirección de la buseta” y “comenzó a moverse
intensamente, a jalonar para lado y lado” (folio 160, C. 4),
destruyéndose así la conclusión básica de la providencia
atacada “consistente en que fue el conductor de la empresa
quien ocasionó el accidente”.

g.-) Concluye la censura realzando que los yerros


descritos son manifiestos y trascendentes, hasta el punto que
si el fallador no se hubiera equivocado tendría que haber
absuelto a la sociedad accionada, puesto que no hay prueba
en los autos de que ésta fuera la propietaria del rodante y lo
tuviere afiliado, y “aún de existir esta en gracia de discusión”
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hay un elemento extraño que impide imputarle


responsabilidad; y además no obstante ser empleado suyo el
conductor, se le precluyó a este la investigación adelantada
en su contra por las circunstancias en que se encontraba la
vía, con lo que quedó establecida la causa ajena. De otro
lado, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX prestaba un
servicio no autorizado y el difunto con su comportamiento
indebido contribuyó a generar el daño.

CARGO CUARTO

Se combate la sentencia con fundamento en la casual


anterior por quebrantar de manera indirecta, a consecuencia
de errores de derecho en la valoración probatoria, los
artículos 2341, 2356 y 2357; y 183, 185, 187, 188, 252, 254 y
361 de los Códigos Civil y de Procedimiento Civil,
respectivamente.

La acusación se sustenta de la forma en que se


compendia a continuación:

a.-) Cuestiona la estimativa que se le dio en el fallo a


las siguientes probanzas obrantes en reproducciones
informales:

1°) El ad quem se equivocó al tener en cuenta la


resolución n° 0497 de 1997 de la Superintendencia Bancaria
que le sirvió al perito para cuantificar el monto de los
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perjuicios porque no estaba autenticada ni apreció que “el


mismo abogado de los demandantes en el acápite relativo a
las pruebas aceptó aportar copia simple de dicha resolución
(fl. 58 c. 1), visible a folios 30 a 45 del cuaderno principal”,
con lo que se vulneraron los artículos 188 y 254 ibídem.

2°) Además atribuyó mérito probatorio a las copias


simples de “los documentos que obran a folios 46 del
cuaderno 1, para tener por probada la propiedad del vehículo
en cabeza de la demandante, y 47 ibídem, sobre el plano del
accidente, en violación del artículo 254 del ejusdem”.

3°) También la prueba trasladada del expediente penal


número 1015 “provenientes de la Fiscalía Delegada ante el
Juzgado Penal del Circuito de La Mesa (Cundinamarca)”
incurriendo en doble yerro de iure: el primero, relativo a que
tales escritos por corresponder a otro proceso diferente “no
fueron incorporadas mediante las formalidades previstas en
los artículos 185, 115 numeral 7° y 254 numeral 1° del C. de
P. C., porque (i) no fueron practicadas `a petición de la parte
contra quien se aducen o con audiencia de ella´ como para
que sean prueba trasladada, (ii) no están acompañadas del
auto que ordenó emitir copia de estos pliegos que provienen
de un expediente judicial, solo de una `certificación´ emitida
por la Asistente Fiscal IV del despacho primitivo, atestación
para lo cual no tiene competencia sino el juez, lo que vulnera
los artículos 115 numeral 7°, 116, y 254 numeral 1° ejusdem”;
el segundo, por cuanto la orden de incorporar dichos textos
dada el 9 de marzo de 2005 respaldada en lo regulado por el
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artículo 361 ídem, no fue correcta, ya que no se daban las


circunstancias para ello, “porque fueron los demandantes
quienes incurrieron en culpa a propósito de probar los
fundamentos fácticos de sus pretensiones, quienes solo
aportaron tales documentos hasta el 16 de febrero de 2005
(fol. 166, C. 4), violando también el artículo 183 ibídem”.

Igualmente, la conclusión del juzgador relativa a que la


empresa contradictora era la dueña del automotor aludido por
haber solicitado ante la autoridad penal su entrega “no
significa que las pruebas allá practicadas lo hayan sido `por
petición suya´ o `con su audiencia´, requisitos de legalidad
que el artículo 185 del C. de P. C. exige para poder atribuirle
eficacia demostrativa a las pruebas provenientes de otro
proceso”; y de otro lado también erró al tener por acreditada
la propiedad con un documento aportado por la demandante
extemporáneamente.
4°) En la apreciación del dictamen pericial obrante a
folios 224 a 226 del cuaderno principal, sin tener en cuenta
que la supuesta firmeza, precisión y claridad de sus
fundamentos estaba basada en “la fotocopia simple de la
resolución # 0497 de 1997 (fls. 208 y 209, C.1) documentos
que tampoco tienen mérito probatorio, en atención a que se
trata de una copia simple, con lo que resultaron vulnerados
los artículos 241 y 254 del C. de P. C”.

5°) La comunicación visible a folio 6 del C. 2 referente a


la reclamación que la transportadora le hizo a la aseguradora
para el pago del siniestro, “pues se trata de una copia simple
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que no tiene mérito demostrativo alguno, conclusión


probatoria con la que vulneró el contenido del articulo 254
ejusdem”, como secuela de la “contemplación jurídica de la
prueba”.

b.-) En adición, indica la recurrente que el juzgador no


apreció los medios de convicción en conjunto como pasa
enunciarse:

1°) No consideró la confesión de los actores en el libelo


introductor por intermedio de su apoderado, artículo 194
ibídem, cuando manifestaron que la víctima abordó el
automotor “en condiciones irregulares y con violación grosera
de las normas de seguridad de los pasajeros del servicio
público intermunicipal”.

2°) Tampoco se apreció que los accionantes


XXXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXX (folios 182 a 184) “confesaron no
conocer las circunstancias en que su familiar
XXXXXXXXXXXXXXX abordó el vehículo, no les dio a las
confesiones en este sentido la eficacia demostrativa que
tienen en la medida que producen consecuencias adversas a
los demandantes”, normas 194 y 195, numeral 2°, del Código
de Procedimiento Civil.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1.- Los pedimentos de los demandantes


XXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXX,
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XXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXX, en su condición de
esposa la primera, padres los dos siguientes y hermanos los
restantes del fallecido XXXXXXXXXXXXX, están
encaminados a que la parte accionada les reconozca y pague
los perjuicios materiales y morales que se les causaron por la
muerte de éste en accidente de tránsito ocurrido el 22 de
octubre de 1999, en jurisdicción del municipio de La Mesa,
cuando su pariente viajaba como pasajero en el microbús de
placa SKI-604 de la empresa de XXXXXXXXXXX, conducido
por XXXXXXXXXXXXXX.

2.- El ad quem revocó la determinación absolutoria, y


en su reemplazo condenó a la citada persona jurídica a
cancelarles a los reclamantes las siguientes sumas de dinero:
a XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX quinientos noventa y cinco
millones doscientos cincuenta y cuatro mil doscientos sesenta
y tres pesos con ochenta centavos ($595´254.263,80) por
perjuicios materiales y por daños morales a ésta y a los
demás veinte (20) salarios mínimos legales mensuales
vigentes.

Las razones que tuvo en cuenta el Tribunal para proferir


decisión estimatoria fueron, entre otras, que la sociedad
transportadora era la guardiana del vehículo, su afiliadora,
propietaria y la empleadora del conductor, calidad que lo
sometía a su dirección, control y subordinación; presumirse
su culpa por haber ocurrido el hecho en ejercicio de una
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actividad peligrosa; estar obligada a asumir las secuelas


producidas por los excesos o abusos cometidos en sus
labores por el dependiente; la inexistencia de culpa de la
víctima, ya que el pasajero fallecido abordó el automotor que
estaba prestando el servicio público en una ruta oficialmente
autorizada; la no configuración de caso fortuito porque el
chofer tiene que estar preparado para afrontar durante el
viaje, dada su experiencia y formación profesional, los daños
del móvil o las malas condiciones de la vía o del clima.

3.- El impugnante en las dos acusaciones estudiadas


no confuta la totalidad de los fundamentos aducidos por el
sentenciador, toda vez que deja por fuera aspecto tan
relevante como que la responsabilidad de Transportes
Tisquesusa S.A. surge principalmente del hecho de ser la
guardiana de la actividad peligrosa de conducir vehículos,
puesto que se aplica a cuestionar la forma mediante la cual
se acogió la comprobación de que la referida persona jurídica
era la propietaria; la desestimación de la forma irregular en
que la víctima tomó el microbús por fuera del lugar
autorizado; la conducta indebida del conductor al manejar sin
haber sido despachado por la empresa y la exoneración que
le hizo la autoridad penal al precluir la investigación en su
contra.

4.- Cuando se trata de la causal primera de casación,


en cualquiera de las especies de violación de las normas
sustanciales a que ella se contrae, los reproches formulados
deben comprender todos y cada uno de los fundamentos de
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 38
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la providencia en los que ella se sustenta, en el claro


entendido de que si cualquiera de estos se pretermite o se
ignora o de alguna manera subsiste para mantenerla en pie,
no hay lugar a quebrarla, toda vez que la Corte, dado el
carácter dispositivo y restricto propio del recurso
extraordinario, tampoco puede de oficio completar la tarea
recortada que a ese respecto se le proponga.

La Corporación se ha pronunciado sobre ese necesario


requisito de orden técnico en repetidas ocasiones, entre otras
muchas, en el fallo n° 190 de 30 de septiembre de 2003,
expediente 7605, en la que se lee “(...) es preciso que el
recurrente despliegue la acusación de modo tal que
comprenda todos los fundamentos del fallo impugnado, pues
si deja uno de ellos al margen de la censura, sirviéndole de
estribo a la decisión judicial, ésta no puede ser casada...”.

5.- Si se aprecia la acusación formulada contra la


sentencia impugnada tiene que concluirse que aun de
establecerse las circunstancias alegadas por la censura y ya
descritas en su momento, el ataque deviene insuficiente
porque queda enhiesta la fuente de responsabilidad que halló
idóneamente demostrada el juzgador consistente en que el
deber de asumir las secuelas del daño irrogado a los
accionantes emana de tener sobre el automotor causante del
siniestro la calidad de guardián, esto es, el control, la
dirección y el manejo.

R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 39


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El cargo, entonces, resulta inepto, toda vez que el


recurrente afrontó de modo deficiente la providencia
reprochada respecto de los mencionados puntales expuestos
por el Tribunal, conclusiones probatorias que le siguen
sirviendo de suficiente respaldo y que ante la ausencia de
cuestionamiento la erigen en invulnerable quedando, por lo
tanto, incólume la presunción de acierto que la cobija y con la
que llega amparada a la Corte.

6.- Además, en el evento de que pudiera superarse la


deficiencia acabada de advertir los ataques no tienen entidad
suficiente para quebrar la decisión de segundo grado, tal
como pasa a explicarse:

1°) Respecto de los supuestos errores de hecho, se


observa lo siguiente:

a.-) Afirma la censura que no se tuvo en cuenta por el


juzgador la confesión efectuada por el apoderado judicial de
la parte demandante en el libelo introductor de la reclamación
relativa a que XXXXXXXXXXXXXXXXX abordó el vehículo
en condiciones de ilegalidad porque no lo hizo en la Terminal
de pasajeros sino en un lugar no autorizado; que con dicho
comportamiento se expuso imprudentemente al resultado
dañoso y que el accidente del microbús constituyó una fuerza
mayor o caso fortuito cuando aseguró dicho profesional que
el mismo “sufrió un aparatoso accidente”.
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 40
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No se discute que el abogado que auspicia a una parte


dentro de un proceso puede “confesar” cuando haya recibido
atribuciones explícitas para tal finalidad, facultades que se
presumen, según la preceptiva del artículo 197 del Código de
Procedimiento Civil “para la demanda y las excepciones, las
correspondientes contestaciones y la audiencia de que trata
el artículo 101”.

En este caso específico no le asiste la razón a la


sociedad impugnante, ya que en ninguna parte del texto del
referido escrito aparece la enunciación de tales hechos con
entidad confesoria, esto es, “que produzcan consecuencias
jurídicas adversas al confensante o que favorezcan a la parte
contraria” (canon 195 ibídem), en atención a que quien lo
suscribió y redactó se limitó a efectuar la descripción de
circunstancias como que el difunto abordó el vehículo en las
calles de la ciudad de Bogotá y que en el curso del viaje el
aparato se accidentó. En ningún momento tales expresiones
equivalen a que los accionantes hayan admitido que su
pariente se expuso imprudentemente al resultado que le
produjo su deceso, ni tampoco que conscientemente
hubieran calificado el volcamiento como un evento
imprevisible e irresistible que eximiera de responsabilidad a
la empresa afiliadora, guardiana del mismo y empleadora del
chofer que abusó de sus funciones.

b.-) Tampoco corresponde a la realidad la aseveración


de la censura cuando asegura que se apreció la defensa
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 41
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vehemente de la contradictora en el sentido de que fue el


occiso quien con su accionar irregular asumió las secuelas
deletéreas del resultado que le produjo la muerte por haber,
insiste, tomado el automotor “en condiciones irregulares”.
Este aspecto sí se analizó por el sentenciador
proporcionando las explicaciones que consideró válidas para
desestimar la supuesta culpa exclusiva de la víctima,
poniendo de relieve de manera especial que no era posible
atender la exculpación cuando el uso del microbús como
pasajero se efectuó en el entendido racional y lógico de que
el conductor se está sometiendo a las normas legales y
contractuales y que de no ser así, la empresa no quedaba
exculpada de soportar las consecuencias de la conducta
indebida de su dependiente.

c.-) De modo análogo es inexistente la configuración de


indicio grave en contra de los reclamantes porque guardaron
silencio frente a la afirmación de la demandada que la
utilización del servicio público se hizo por XXXXXXXXXX sin
el lleno de los reglamentos de tránsito. Lo anterior si se
resalta que al descorrer las excepciones de fondo formuladas
por dicha persona jurídica, fue clara y contundente en indicar
que en un evento como el que es fuente de la
responsabilidad deprecada, la culpa se presume y que la
parte opositora para poder liberarse estaba en el deber de
probar alguna causal de exoneración.

d.-) La acusación de que el Tribunal ignoró las


confesiones de algunos accionantes y de dos testigos, fuera
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 42
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de ser un mero enunciado, no se acomoda a lo sucedido.

Ciertamente, en los interrogatorios absueltos por


XXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y
XXXXXXXXXXXXXX, al ser preguntados sobre las
circunstancias en las que ocurrió el accidente respondieron
en su orden, “no, no vi”, “yo no me consta porque yo como no
estaba yo ahí yo estaba en Guayabal de Síquima” y “a mi no
me consta porque yo no estaba en el lugar de los hechos”
(folios 182 a 184), de donde se desprende que tales
contestaciones ni por asomo tienen la entidad adversa que se
les atribuye.

En cuanto a los testimonios de


XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXXX (folios
201 a 202), es preciso poner de relieve que nunca fueron
inquiridas por los antecedentes del insuceso en que ocurrió el
deceso del causante.

e.-) Es inane el reparo que se le imputa al ad quem por


no haber tenido en cuenta el indicio grave deducido de la no
comparecencia de la codemandante y cónyuge sobreviviente
con el fin de atender la declaración de parte solicitada como
prueba por la opositora y decretada como tal, ello por cuanto
no es cierto el planteamiento aducido.

El 7 de junio de 2002 se fijó el día 23 de la misma


anualidad para recaudar la citada probanza respecto de
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXX a
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 43
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las ocho, durante la audiencia celebrada el abogado de la


parte contradictora dijo: “con todo respeto expreso que
desisto de los interrogatorios de parte de los otros
demandantes programados para el día de hoy y el día de
mañana”, y “a las 10:40 A.M.” se dio por terminada la
presente audiencia” (folio 184 vuelto).

De lo expuesto emerge meridiano que no se le puede


reprochar al juzgador la omisión de algo en lo que no incurrió,
puesto que si la diligencia fue desistida respecto de
XXXXXXXXXXXXXXX, nunca pudo estructurarse el supuesto
indicio grave echado de menos por una inasistencia.

f.-) Tampoco se mutilaron por el sentenciador, como se


asegura en el ataque, los documentos revisados e
incorporados en el curso de la inspección judicial atinentes a
que el día del siniestro, el 22 de octubre de 1999, el
conductor no estaba prestando un servicio oficial ni había
sido enviado con la pertinente planilla; que como se
estableció en el trámite disciplinario seguido en contra de
éste y culminó con la terminación del vínculo laboral con justa
causa, el mismo estaba fuera del control de su empleadora y
el texto del reglamento de trabajo en cuanto expresamente
prohíbe y reprime el comportamiento de su dependiente.

No es veraz que el fallador hubiese examinado


parcialmente el texto de los referidos escritos, ya que la
providencia se limitó a escrutarlos y extraer de ellos las
conclusiones que en la misma aparecen y que ponen de
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 44
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manifiesto, según el análisis efectuado, que no es motivo de


liberación de la responsabilidad el hecho de que el microbús
no hubiera sido despachado oficialmente en la citada
calenda; o que el chofer, desobedeciendo las órdenes y
“reglamento de trabajo”, especialmente el relativo a la
prohibición de utilizar los carros en diligencias particulares o
cambiar el itinerario sin razón válida, haya efectuado el
recorrido en el que XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX y otros
pasajeros lo abordaron en distintos puntos de la vía; ni
tampoco que por haber sancionado a su dependiente con la
finalización del contrato queda automáticamente eximida de
sus obligaciones.

g.-) En cuanto a la lacónica aseveración de que “el


Tribunal también dio por demostrado, sin estarlo, la
dependencia económica de XXXXXXXXXXXXXXXXX
respecto del finado XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX”,
debe indicarse que ello no es acertado porque aquél sí
explicó, aunque no muy profusamente, que el derecho de la
reclamante surgía o emanaba de la calidad de cónyuge del
fallecido, para lo cual suministra, entre otras justificaciones,
que “se busca con esta clase de procesos compensar
económicamente al menos, la pérdida de un ser querido,
guía de la familia y esencial en el crecimiento y desarrollo de
los hijos (...) con el gasto emergente abarcamos los gastos
generados por el deceso de un familiar, todo lo que significó
un desembolso a raíz del accidente y posterior fallecimiento
de un ser querido (…) y en cuanto nos referimos a lo que
deja de percibir el fallido (sic), en detrimento de su esposa,
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 45
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es lo que se denomina el lucro cesante, que era la


remuneración que devenga como docente
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX en este caso particular, lo
dejado de percibir de conformidad con la actividad que
desarrollaba (…) entre otros los ingresos que percibía para la
época de los hechos, la probabilidad de vida tanto del
fallecido como de su cónyuge, que es directamente afectada
(…) acá entra en juego, la afinidad familiar, el grado de
aflicción que genera la súbita desaparición de un ser querido,
producto de un accidente de tránsito, que segó
imprevistamente la vida de un ser humano, conllevando el
desespero y la frustración familiar por una sensible pérdida
que deja un inmenso vacío en el hogar, plena época de
productividad y cuando tenía bastante vida por delante”.

La recurrente en este evento se limitó a consignar una


escueta negación pero omitió refutar lo manifestado por el
sentenciador en cuanto a que el reconocimiento de los
perjuicios y la respectiva condena surgía como secuela del
matrimonio existente entre la pareja mencionada y que la
muerte del consorte en tan lamentables circunstancias la
afectaba directamente a ella.

h.-) El reproche concerniente a que no se tuvo en


cuenta la resolución mediante la cual la Fiscalía General de
la Nación precluyó la investigación contra XXXXXXXXX,
carece de trascendencia, puesto que es sabido que la
absolución penal en estas condiciones no tiene entidad para
liberar la responsabilidad civil por el ejercicio de la actividad
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 46
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peligrosa de conducción de automotores cuando no se


demostró por la sociedad condenada la culpa exclusiva de la
víctima, la fuerza mayor, el caso fortuito o el hecho de un
tercero.

2°) Enfrente de los yerros de iure se tiene:

El error de derecho, tal como lo tiene definido la


jurisprudencia de la Sala, se estructura cuando, el
sentenciador en presencia de cierto medio de convicción, el
que además aprecia y contempla objetivamente, toda vez que
no se trata de ninguna preterición o desconocimiento, se
distancia de las normas reguladoras de la misma respecto a
su producción, incorporación oportuna y valoración.
Igualmente se incurre en esta clase de defecto cuando se
desconoce por el juzgador el postulado que le impone el
artículo 187 del Código de Procedimiento Civil de examinar y
estimar todas las probanzas en conjunto.

I.- En cuanto al primer aspecto se observa lo siguiente:


a.-) No es seria la acusación que se le atribuye al
fallador de haber tenido en cuenta una copia simple de la
resolución en la que se basó el perito para determinar la
expectativa de vida tanto del occiso como la de la cónyuge,
toda vez que haciendo el examen pertinente se verifica lo
siguiente:

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El auxiliar de la justicia rindió la experticia cuantificando


los perjuicios materiales causados a los reclamantes,
concretamente a XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX por
el deceso de su esposo XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX,
en el que respalda sus conclusiones, entre otros documentos,
en la n° 0497 de 20 de mayo de 1997 “relacionada con la
vida probable de las personas” y fija la indemnización por el
citado concepto en quinientos noventa y cinco millones
doscientos cincuenta y cuatro mil doscientos sesenta y tres
pesos con ochenta centavos ($595´254.263,80), folios 224 a
227 del cuaderno principal.

En el plenario obran reproducciones de las


“Resoluciones” expedidas por la Superintendencia Bancaria
números 0497 de 20 de mayo de 1997 “por la cual se
modifica la resolución 0585 del 11 de abril de 1994” (folios 30
a 31); de ésta última “por la cual se adoptan las tablas de
mortalidad, de invalidez de activos, de mortalidad de
inválidos y de rentistas” (folios 31 vuelto a 36); 0996 de 29 de
marzo de 1990 “por la cual se adopta la Tabla Colombiana de
Mortalidad de los Asegurados 1984-1988” (folios 37 a 39) y
1439 de 1972 “por la cual se adopta la Tabla de Mortalidad
de los Asegurados 1955/69-Rentistas y se fija la base oficial
para el cálculo de las primas netas y el avalúo de las
reservas Técnicas de las Rentas Vitalicias por parte de las
Compañías de Seguros de Vida” (folios 40 a 45), las que
tienen la siguiente anotación: “Santafé de Bogotá D. C. 1 de
oct. 1999 (…) las anteriores fotocopias en treinta y un (31)
folios son AUTÉNTICAS tomadas de documentos en la
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Superintendencia Bancaria” suscrita por el director de dicha


entidad (folio 45 vuelto).

Es evidente, entonces, que el escrito que se tuvo en


cuenta no es una reproducción informal sino auténtica, lo que
excluye el dislate de iure denunciado. Además, el tema de los
reparos que se le formulan a la pericia respecto de su
firmeza, precisión y claridad, esto es, sus fundamentos debe
ser criticado por el camino del error de hecho por aludir a la
contemplación de la probanza y no a los requisitos de su
validez.

b.-) Le asiste razón a la recurrente cuando le achaca al


ad quem la comisión de este yerro en la apreciación de los
siguientes documentos obrantes en copias simples:

La Tarjeta de Propiedad del microbús de servicio


público de placa SKI-604 a nombre de XXXXXXXXXXXXXX
XX; seguro obligatorio adquirido por ésta (folio 46) y plano del
accidente (folio 47).

Las que la Asistente del Fiscal IV de la Unidad de


Fiscalía Delegada ante el Juzgado Penal del Circuito de La
Mesa, Cundinamarca, certifica “las presentes fotocopias
constantes de 156 folios, corresponden a las obrantes dentro
del sumario número 1610, contra: XXXXXXXXXXXXXXXXX,
por el delito de homicidio culposo, denunciante de oficio,
occiso XXXXXXXXXXXXXXXX, febrero once (11) dos mil
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cinco (2005)”, sin auto proferido por la autoridad que las haya
ordenado (folios 4 a 165, cuaderno 4 ).

El escrito que obra a folio 6 del cuaderno 2 en el que


la transportadora le hizo a la aseguradora la reclamación del
pago del amparo por la ocurrencia del siniestro.

Tales medios de convicción no era posible estimarlos


porque los primeros y el tercero se aportaron en textos
informales y la tomada del proceso penal, en el cual la parte
demandada no intervino, no reúne los requisitos del artículo
185 del Código de Procedimiento Civil en cuanto su
expedición no fue ordenada por el titular del Despacho
mediante la providencia de rigor. Estas falencias son
suficientes para restarle toda eficacia probatoria.

Empero, la equivocación cometida por el sentenciador


no tiene ninguna trascendencia, toda vez que si bien es cierto
tuvo en cuenta para deducir responsabilidad respecto de la
empresa condenada la circunstancia de estar demostrado el
derecho de dominio con los documentos deficientes ya
mencionados, no lo es menos que la misma se sustentó de
manera esencial, entre otros medios de convicción, en ser la
guardiana del automotor, su afiliadora y tener que asumir las
consecuencias de los hechos indebidos de su dependiente el
conductor.

Además, no se puede perder de vista que en la


contestación de la demanda, la sociedad contradictora
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 50
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expresamente aceptó tener la calidad de dueña del vehículo,


por lo que este aspecto quedó por fuera de la controversia,
no siendo leal en este momento de la tramitación cambiar de
actitud en este sentido, dominio que además se acredita para
la época de ocurrencia del accidenta con la certificación
expedida por el Departamento Administrativo de Tránsito y
Transporte de Cundinamarca (folio 197 del “cuaderno de
segunda instancia”).

II.- En lo que atañe a la trasgresión de las normas de


disciplina probatoria por no apreciar las probanzas en
conjunto el reproche no satisface en lo más mínimo el
aspecto meramente formal.

El artículo 187 del Código de Procedimiento Civil


dispone que “las pruebas deberán ser apreciadas en
conjunto, de acuerdo con las reglas de la sana crítica, sin
perjuicio de las solemnidades prescritas para la existencia o
validez de ciertos actos (…) el juez expondrá siempre
razonadamente el mérito que le asigne a cada prueba”.

Sobre el tipo de error que comete el fallador como


secuela del quebrantamiento del mandato previsto en el
precepto anterior de la valoración integral de todos los
medios de convicción obrantes en el proceso, tiene dicho la
jurisprudencia de la Sala desde hace varios años entre otras
en las sentencias de casación números 067 de 4 de marzo de
1991, 047 de 28 de abril y 055 de 6 de junio de 1995; 5 de

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junio de 2009, expedientes 4102, 4174 y 00205-01,


respectivamente, lo que a continuación se reproduce:

“(…)

“Este principio de la apreciación en conjunto de las


pruebas es un complemento natural del método adoptado por
el Código en el mismo artículo 187 para la estimación de
aquellas: si, con las conocidas excepciones legales, el
análisis de las pruebas no se encuentra predeterminado por
normas legales que señalen el valor que les atañe, sino que
debe ser abordado con un criterio eminentemente lógico y
científico, claramente comprensible resulta que la susodicha
tarea no se puede adelantar dejando de relacionar los
medios en pos de una visión amalgamada o coherente de los
hechos porque, pensando de otro modo, ello conduciría a
que de estos se dé una figuración errática, fragmentaria o
descoordinada.

“(…)

“Como es natural, en procura de que ese error


aparezca, debe el impugnante demostrar que la tarea
evaluativa de las distintas probanzas cumplida por el
sentenciador se llevó a cabo al margen del análisis de
conjunto pedido en el artículo 187, o sea, poniendo de
manifiesto cómo la apreciación de los diversos medios lo fue
de manera separada o aislada, sin buscar sus puntos de
enlace o de coincidencia. Ese y no otro debe ser el criterio a
R.M.D.R. Exp. 1100131030122000-00212-01 52
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seguirse cuando de individualizar este tipo de yerro se trata.


En consecuencia, si, con prescindencia de las conclusiones
obtenidas en el campo de los resultados de la prueba, pues
es asunto que cae en el terreno rigurosamente fáctico, la
referida tarea valorativa se ciñó a la norma citada, no será
admisible la prédica de la sustitución del examen de conjunto
realizado por el sentenciador por el que proponga el
recurrente. Expresado de otra manera, se debe tener un
cuidado sumo para que el planteamiento no derive hacia el
aspecto de la objetividad de los hechos pues en éste la
cuestión queda ya bajo el influjo del error de hecho que como
se sabe tiene una naturaleza distinta a la del error de
derecho”.

Conocida es la doctrina de la Sala que le exige al


acusador, cuando plantea la ocurrencia de un yerro iure
sustentado en la violación del artículo 187 del estatuto
procesal civil, el deber de demostrar las circunstancias
correspondientes que pongan “en evidencia que la labor
valorativa del juez fue ajena al análisis de conjunto requerido
por el precepto en comento, es decir, poniendo de manifiesto
que la apreciación de los medios de prueba fue una tarea
aislada en la cual no se buscaron sus conexidades y
coincidencias” (sentencia de casación n° 137 de 13 de
octubre de 1995, expediente 3986).

En este caso específico la deficiencia del ataque es


manifiesta, ya que la censura se circunscribe a relacionar
unos interrogatorios de parte en los que supuestamente
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obran confesiones de tres de los accionantes y la


consecuencia jurídica que se derivaría para
XXXXXXXXXXXXXXXX por no haber concurrido a absolver
el que respecto de ella se decretó; empero, desdeña por
completo suministrar la explicación necesaria y dar cuenta
razonada de la manera en que tales medios de convicción
tienen conexidades entre sí y de qué modo efectuando el
examen integral de los mismos se pudiera alterar el contenido
estimatorio del fallo para convertirlo en absolutorio.
7.- El ataque en consecuencia fracasa.

CARGO SEGUNDO

Se acusa la sentencia, con apoyo en la causal segunda


del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, de ser
incongruente por no estar en armonía con los hechos y las
pretensiones formuladas.
El reproche se sustenta de la manera que pasa a
compendiarse:

a.-) Es claro que “los demandantes solicitaron que los


demandados sean condenados a pagar las siguientes sumas
de: (i) $200´000.000, ó la que se acredite, por concepto de
perjuicios materiales a favor de XXXXXXXXXXXXXXXXXX,
(ii) $10´000.000, ó la que prueben, a título de perjuicios
morales a favor de la actora inmediatamente citada, (iii) $10
´000.000 o las que se determine en el litigio, como perjuicios
morales a favor de los demás demandantes”.
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b.-) La providencia censurada “condenó a la empresa


de Transportes Tisquesusa S.A. a pagar: (i) $595´254.263,80
como perjuicios materiales a
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, (ii) 20 salarios
mínimos legales mensuales vigentes (smlmv) como perjuicio
moral, a favor de la misma actora (iii) 20 smlmv, a título de
daño moral, a favor de XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXX y
XXXXXXXXXXXXX”.

c.-) El sentenciador, como se aprecia, concedió más de


lo pedido, cometiendo, entonces, un vicio de procedimiento al
rebasar el marco delimitado expresamente por los litigantes,
comportamiento con el que quebrantó el artículo 305 ibídem y
que quedó consignado en la parte resolutiva del
pronunciamiento atacado, bastando para su verificación
confrontar la parte resolutiva con el contenido manifiesto y
concreto de las súplicas.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1.- Inicialmente debe precisarse que mediante la


formulación del presente cargo se busca dejar sin efecto el
fallo de segundo grado, en lo referente a la condena excesiva
que por perjuicios materiales se le impuso a la accionada a
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favor de la codemandante A para reducirla al monto que


realmente corresponde y, que no es otro que el límite
determinado por voluntad de la parte reclamante que
explícitamente lo circunscribió a una cantidad inferior a la
que, excediendo sus funciones y competencia, fijó el ad
quem; así como también la cuantía del daño moral admitido
en pro de todos los actores.

2.- El artículo 305 del Código de Procedimiento Civil, en


armonía con el 368 ibídem, establece que la sentencia tiene
que estar en consonancia con los hechos y las pretensiones
formuladas en la demanda, y con las excepciones propuestas
por el demandado o que el juez ha debido reconocer de
oficio, de modo que si el juzgador deja de pronunciarse sobre
lo que en esa medida le corresponde, o se extralimita, quien
resulte afectado con ese comportamiento, constitutivo de un
error in procedendo, cuenta para enmendarlo con la causal
segunda de casación consagrada en el último de los
preceptos mencionados.

3.- El tema lo ha tratado la Sala en numerosas


providencias, entre las cuales se encuentra el fallo n° 008 de
22 de enero de 2007, expediente 04851-01:“ (…) A la postre,
en cuanto concierne a esta especialidad del derecho, son las
partes quienes están en posesión de los elementos de juicio
necesarios para estimar la dimensión del agravio que
padecen, con el fin de que sobre esa premisa restringente
intervenga el órgano jurisdiccional, a quien le está vedado
por tanto, sustituir a la víctima en la definición de los
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contornos a los que ha de circunscribirse el reclamo y por


tanto ceñirse la sentencia, salvo que la ley expresamente
abra un espacio a la oficiosidad. No en vano se ha dicho que
´el juez halla sometida su actividad a variados límites de
diferente entidad y naturaleza… Al fin y al cabo, la tarea
judicial es reglada y, por contera, limitada, no sólo por obra
de la ley, sino también con arreglo al pedimento de las
partes, concretamente del actor, artífice señero del marco
dentro del cual, ‘a posteriori’, deberá el fallador inscribir su
resolución´, sent. Cas. Civ. de 4 de septiembre de 2000, Exp.
No. 5602. (…) Justamente, el principio de congruencia
constituye un verdadero límite de competencia para la
función decisoria del juez, al propender porque cuando se
desate un conflicto, el fallo definitorio no se pronuncie sobre
más (ultra petita), deje de resolver sobre algo pedido (citra
petita), o decida sobre un aspecto diferente al planteado por
las partes (extra petita); en tanto esta forma de invasión en la
esfera de potestades de las partes, además de representar
un proceder inconsulto y desmedido, apareja la vulneración
del derecho a la defensa de los demandados, quienes a
pesar de avenirse a los derroteros que demarca la estricta
discusión dialéctica ventilada desde la demanda, se hallarían
ante una decisión definitoria sorpresiva que, por su mismo
carácter subitáneo e intempestivo no pudieron resistir a lo
largo del proceso”.

4.- Las pretensiones de la demanda fueron expuestas


por los actores de la manera que pasa a relacionarse:

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1ª) Que se declare a la sociedad XXXXXXXXXXXXXX y


XXXXXXXXXXXXXX civil y solidariamente responsables de la
muerte de XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX.

2ª) Que, en consecuencia, se les ordene reconocer y


pagar los siguientes perjuicios:

a.-) Materiales a la cónyuge sobreviviente XXXXXX: “en el


monto o cuantía a $200´000.000 ó la suma que se acredite
en el proceso”.

b.-) Morales: diez millones de pesos ($10´000.000) “o


la que se determine en el proceso” para cada uno de los
demandantes XXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXX.

c.-) “(…) que las condenas que deban imponerse en


sumas de dinero, lo sean en dineros de valor constante”.

5.- El ad quem, al revocar la sentencia absolutoria de


primera instancia, decidió luego de determinar que la persona
jurídica accionada era “civilmente responsable” del deceso
del mencionado pasajero, imponerle a la misma la carga de
cancelarle “por perjuicios materiales a
XXXXXXXXXXXXXXXX la suma de quinientos noventa y
cinco millones doscientos cincuenta y cuatro mil doscientos
sesenta y tres pesos con ochenta centavos ($595
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´254.263,80…” y por morales “la suma de veinte (20) salarios


mínimos mensuales”.

6.- La impugnante en la acusación asegura que el


Tribunal desbordó los límites que precisaron los actores en su
reclamación resarcitoria del daño material, cuando
expresamente se fijó en la suma de doscientos millones de
pesos ($200´000.000) para la cónyuge sobreviviente y el
moral en diez millones ($10´000.000) a favor de todos y cada
uno de los reclamantes.

7.- El debate en este caso se centra en determinar si,


ciertamente, el ad quem incurrió en el vicio de procedimiento
de incongruencia al condenar a la parte perdedora en la
acción de responsabilidad civil extracontractual en accidente
de tránsito a aceptar y pagar, por concepto de perjuicios a
unas cantidades mayores a las señaladas en el libelo
introductor.

La inconsonancia, según la lógica de las cosas, hay que


buscarla en la confrontación entre lo solicitado y lo
reconocido. En este caso, se desprende de los antecedentes
expuestos, que lo primero se concretó a doscientos millones
($200´000.000) “o la suma que se acredite en el proceso” por
perjuicios materiales y diez millones ($10´000.00) “o la que
se determine en el proceso” por perjuicio moral.
Subsigue, entonces el estudio de la situación planteada
a fin de establecer si se produjo o no en este caso específico
un vicio de procedimiento al imponerse, en criterio de la
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censura, una condena mayor a la solicitada al presentarse la


reclamación.

8.- El artículo 75, numeral 8°, del Código de


Procedimiento Civil dispone que “la demanda con la que se
promueva todo proceso deberá contener (…) La cuantía,
cuando su estimación sea necesaria para determinar la
competencia o el trámite”.

El demandante puede emplear en el escrito introductor,


al momento de cuantificar el monto de la reclamación que
hace al demandado, una cifra concreta o recurrir a
expresiones que, si bien no fijan una cantidad especifica sí es
determinable a través de operaciones o mecanismos que
aplica el juez cuando adopta una decisión estimatoria,
imponiendo a cargo del obligado el deber de pagar.

Si el accionante en el libelo utiliza, como en este caso,


la frase que se le reconozcan unas sumas concretas o a las
que se “acrediten” o “determinen” dentro de la controversia, a
criterio de la Sala, la interpretación lógica y razonable de
semejante aserto es la de que está pidiendo esa o una
superior.

La redacción que se estudia no puede comprenderse


como la manifestación de algo hermético o cerrado porque
por parte alguna el reclamante al hacerlo está restringiendo o
limitando el accionar del funcionario judicial. Antes por el
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contrario y sin que ello implique sustituir su querer, la


voluntad ínsita en unas frases así concebidas y plasmadas en
el texto del escrito inicial de la controversia, ponen en
evidencia que su intención es, entre otras, que el
resarcimiento obtenido sea el más alto posible.

Se halla dentro de lo razonable, lógico y coherente que


cuando el accionante depreca una cantidad fija pero, a
renglón seguido, agrega que alternativamente también aspira
que las mismas correspondan a lo que se “acredite” o lo que
se “determine”, está solicitando, en el fondo, una mayor. Ésta
es una exégesis aplicable al caso concreto en aras de la
claridad, la transparencia y la equidad. La restricta, esto es, la
que únicamente debe ser examinada bajo la óptica de
suplicarse una condena siempre inferior es constitutiva de
una equivocada interpretación de la demanda que, entre
varias opciones, escoge sin razón ni fundamento la más
perjudicial para quien formula el pedimento.

Además, si bien es cierto que lo ideal es que el libelo


con el que se da comienzo a un litigio sea claro, la praxis
judicial enseña que con sólita frecuencia no sucede así y que
le corresponde al juez desentrañar su verdadero espíritu o
intencionalidad, naturalmente que sin sustituir al titular del
derecho a reclamar.

Se repite, entonces, que la hermenéutica que más se


aviene con la sindéresis y la congruencia es la que apunta a
concluir que, en casos como el acabado de analizar, el
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funcionario tiene plena libertad sin incurrir en exceso o


condenas ultra petita para reconocer las prestaciones
indemnizatorias por la suma acreditada procesalmente.

9.- Este punto fue objeto de precisión doctrinaria de la


Sala en la sentencia de casación de 15 de abril de 2009,
expediente 10351-01, en la que se anotó:

“(…)

“Por tanto, si al decir del artículo 305 del Estatuto


Procesal Civil, `…la sentencia deberá estar en
consonancia…´, en particular, con `…las pretensiones
aducidas en la demanda y en las demás oportunidades…´
que dicho código `…contempla…´, y si en el acto
introductorio la parte demandante deprecó que se ordenara a
la demandada a pagar, por concepto de la indemnización de
perjuicios, la cantidad de dinero allí dicha en una cifra
concreta, o `…la suma que se probare…´, con arreglo a la
doctrina que ahora se rectifica el juzgador, de hallarse
demostrado dentro del proceso por tal concepto una cuantía
superior a la que de aquel modo el actor hubiera
determinado, tendrá forzosamente que imponer la condena
por la suma así probada y no por la cifra exacta fijada,
porque, ha de reiterarse, al haberse invocado en la
pretensión la condenación a cargo de la opositora por la
cantidad precisa aducida o `…por la que se probare…´, él no
tendrá ninguna restricción legal para disponerla en la
extensión real y efectivamente demostrada, pues aún de este
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modo estará pronunciándose dentro de los precisos límites


trazados por el mentado precepto normativo; antes bien, si
en tal supuesto, esto es, de encontrar evidenciado un
quantum mayor del expresamente pedido en el libelo, llegara
a reducir la condena al guarismo explicitado en la demanda,
incurrirá en un fallo incongruente, por mínima petita, por
cuanto en tal hipótesis la definición de la controversia judicial
no estará en consonancia con `…las pretensiones aducidas
en la demanda y en las demás oportunidades…´ legalmente
previstas (…) Con sustento, pues, en esta nueva doctrina
puede en este momento la Sala, en sede de instancia,
imponer a una cantidad superior a los sesenta millones de
pesos deprecados por la parte actora, sin que por ello
violente el lindero de lo pedido o incurra en plus petita, dado
que, al haber sido redactado de esta forma el petitum, es
palmario que ella no limitó exclusivamente las súplicas a esa
única extensión, por supuesto que así dejó abierta la
posibilidad de ir más allá de tal cantidad”.

10.- En el presente evento que es motivo de estudio,


estima la Sala que la solicitud relacionada con el
reconocimiento y pago de los perjuicios materiales, no se
circunscribió a la suma de doscientos millones de pesos
($200´000.000) sino que, en ejercicio de una clara e
inequívoca voluntad la parte reclamante pidió que se
reconociera en su favor una cantidad superior, lo que hizo de
manera indiscutible e inconfundible cuando agregó
explícitamente la disyuntiva “o las que se acrediten o
determinen en el proceso”.
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Lo atinente a la disonancia atribuida a la condena por


daño moral tampoco se presenta, porque si bien se solicitó
una equivalente a diez millones de pesos ($10´000.000) “o la
que se pruebe” para los demandantes individualmente
considerados, además de aplicarse a este punto lo esbozado
en los párrafos precedentes para dar respuesta al ataque
formulado, la obligación a cargo de la recurrente se determinó
en una cifra inferior a la indicada numéricamente en libelo,
representada en veinte salarios mínimos legales mensuales
vigentes a la fecha de la providencia de segunda instancia,
16 de diciembre de 2009, esto es, nueve millones
novecientos cuarenta mil pesos ($9´940.000), teniendo en
cuenta que dicha remuneración para la indicada anualidad
era de cuatrocientos noventa y siete mil pesos ($497.000).

Consecuentemente, siguiendo las pautas expuestas, el


Tribunal no incurrió en la inconsonancia que se le achaca,
porque al interpretar el libelo en el apartado relativo a los
pedimentos le dio la lectura que correspondía, según las
orientaciones jurisprudenciales en el sentido de que tal forma
de redacción comporta el derecho a obtener una cantidad
mayor, siempre y cuando estuviere debidamente acreditada
en el plenario, tal como acá sucedió en cuanto a los perjuicios
materiales a favor de la cónyuge sobreviviente; y en lo que
atañe al daño moral para todos los actores no sobrepasó la
cifra determinada a la solicitada en la demanda de modo
explícito, aunque según lo analizado, bien hubiera podido
imponer una obligación superior a cargo de la condenada, si
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la misma estuviere comprobada de modo cierto e indiscutible,


por impetrarla de tal manera la accionante.

Por último, ha de advertirse que la modificación que le


hizo el artículo 10 de la Ley 1395 de 2010 al 211 del Código
de Procedimiento Civil que regula el juramento estimatorio
disponiendo que “quien pretenda el reconocimiento de una
indemnización, compensación o el pago de frutos o mejoras,
deberá estimarlo razonadamente bajo juramento en la
demanda o petición correspondiente. Dicho juramento hará
prueba de su monto mientras su cuantía no sea objetada por
la parte contraria dentro del traslado respectivo (…)”, no es
aplicable al caso aquí estudiado por tratarse de una situación
fáctica y jurídica ocurrida con mucha anterioridad (22 de
octubre de 1999) a su vigencia, la que tuvo lugar únicamente
a partir de la promulgación de la misma el 12 de julio de la
cursante anualidad.

11.- El cargo, en estas condiciones, no está llamado a


prosperar.

12.- De conformidad con lo establecido en el artículo


375, inciso final, del Código de Procedimiento Civil, se
condenará en costas a la recurrente, y conforme a lo reglado
en el canon 19 de la Ley 1395 de 2010, mediante la cual
se modificó el 392 ibídem, se fijarán en esta providencia
las agencias en derecho para que sean incorporadas en
la respectiva liquidación que elaborará en su momento
la Secretaría.
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IV.- DECISIÓN

En mérito de las consideraciones anteriores, la Corte


Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
NO CASA la sentencia de 16 de diciembre de 2009, proferida
por la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Cúcuta en Descongestión, dentro del proceso
ordinario promovido por XXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXX, XXXXXXXXXXXXXXX,
XXXXXXXXXXXXXXXXXX y XXXXXXXXXXXXX contra la
recurrente y XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, al que fue
llamada en garantía La XXXXXXXXXXXXXXXX.

Costas a cargo de la impugnante, las que serán


liquidadas por la Secretaría y en las que se incluirá la suma
de seis millones de pesos ($6´000.000) por el concepto
aludido en el último acápite de la parte motiva.

Notifíquese y devuélvase

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

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JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR

PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA

WILLIAM NAMÉN VARGAS

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

EDGARDO VILLAMIL PORTILLA

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