Sie sind auf Seite 1von 34

REINSERCIÓN SOCIAL FEMENINA

Profesora Marcela Aedo.

Sociología Jurídica.

INTEGRANTES:

- 19.488.544-K
- 19.469.928-K
- 18.613.184-3
- 19.832.057-9
REINSERCIÓN SOCIAL FEMENINA CHILENA.

“El fin y la justificación de las penas y medidas privativas de libertad son, en definitiva,
proteger a la sociedad contra el crimen. Solo se alcanzará este fin si se aprovecha el
periodo de privación de libertad para lograr, en lo posible que el delincuente una vez
liberado no solamente quiera respetar la ley y proveer sus necesidades, sino que también
sea capaz de hacerlo1”

Artículo 58 de Reglas mínimas de Tratamiento de los Reclusos (Cabello Toro, 2014: p. 12)

“El régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la


reforma y la readaptación social de los penados”

Artículo 10 apartado 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Ibídem, 2018:
p. 13)

El presente trabajo consiste en un análisis de la situación penal en Chile, con relación


al sistema penitenciario y la reinserción social y laboral en específico, y cómo se percibe la
reacción de la sociedad, alejando de su seno a aquellas que han estado privadas de libertad.
Las personas que han estado recluidas o en cautiverio (la cual alude con mayor intensidad a
la falta de libertad de la persona, y que alude, a veces a la permanencia en prisión del
individuo), dentro, momentáneamente fuera o de forma condicional, o efectivamente en
libertad formal sufren de una serie de inconvenientes generales que entorpecen y obstaculizan
su efectiva reintegración a la sociedad.
¿Cuáles son los factores o circunstancias determinantes que dificultan la reinserción
social y en particular laboral de la mujer que delinque en Chile? Esa es la pregunta que
dirige la investigación. Los factores serán variados, de orden interno, como los efectos
nocivos de permanecer en un ambiente hostil y violento como la cárcel; o externos como el
estigma social, la vulnerabilidad, la falta de oportunidades, la falta de prestaciones y
seguimiento institucional, o propias trabas legales que dificultan el cumplimiento de la

1
El subrayado es nuestro

1
normativa arriba citada: La finalidad de que la persona sea efectivamente reinsertada en la
sociedad, siendo deber del Estado que facilitar para que sea capaz de hacerlo, como parte
misma de la configuración que se debe dar en el sistema penitenciario y postpenitenciario.
Su relevancia es vital, dado que ante el agravio que supone el recluir a una persona
que está cumpliendo con una pena de presidio respecto de los derechos humanos que le son
extraídos, y los que, dadas las condiciones propias del lugar, sufre un debilitamiento de otros
que no le son constitucionalmente privados, implica que tanto para mujeres como para
hombres la finalidad resocializadora aparente de la pena, como preventiva de nuevos delitos
deba tener un efectivo cumplimiento para no ser un sufrimiento tortuoso en vano, para el
individuo y para la sociedad en su conjunto. Otra importancia de la temática es la ignorancia
y necesidad de tanto ciudadanos en general como operadores jurídicos y de la Administración
en particular conozcan y se vinculen civilmente con la realidad carcelaria y los efectos una
vez fuera de ella. De igual relevancia es comprender que los estereotipos de género de la
sociedad patriarcal podrían incidir aún más duro con mujeres que han estado en el cautiverio,
lo que implica que las desigualdades son más graves en ellas, en todas sus facetas de vida.
En este sentido se utilizará una metodología cualitativa, más específicamente una
entrevista a la profesora Fabiola Girao, la cual en la Universidad de Valparaíso tiene un
desenvolvimiento bastante amplio en el tema, por trabajar con reclusas e intentar su
integración, se buscará conocer su punto de vista en este sentido, para tener una mayor
vinculación temática, y aprender más ampliamente de él. Además de ello, se han capturado
Relatos de Vida de la asistencia a un Coloquio realizado en las dependencias de la Escuela
de Sociología de la Universidad de Valparaíso y se contrasta con relatos de prensa. Además,
de forma complementaria y auxiliar, se hará uno de datos cuantitativos, para situarse mejor
en contexto.
Para iniciar este tema, es dable mencionar las diferencias en el comportamiento
delictivo de las mujeres en relación a los hombres, un tema bastante ignorado a lo largo de la
historia por las diversas disciplinas científicas a partir del último tercio del siglo XX.
La mujer ha sido excluida tanto de disciplinas como la criminología y el derecho, y
así del discurso punitivo, siendo las teorías premodernas de la criminología del siglo XXI
donde recién comienza a tratarse en esencia y naturaleza femenina la explicación de los

2
comportamientos delictivos femeninos, dando paso así a la gran influencia que ha adquirido
este tema, que sin embargo aún no está del todo logrado.
Bien es sabido que a lo largo de la historia la mujer es vista como un ser
potencialmente peligroso, culpable de contravenir un rol de ama de casa, madre y esposa,
que la misma sociedad ha impuesto, considerable machista y segregador de género y situado
con una cierta transversalidad en la cultura universal, un rol al que la mujer por lo demás, no
debiese deber ningún comportamiento determinado en absoluto. Evidencia clara de lo
anterior es la forma en que se refería César Lombrosso: “(…) Las mujeres tienen muchos
rasgos en común con los niños, (…) su sentido moral es deficiente, (…) son resentidas,
celosas e inclinadas a venganzas de crueldad refinada. En casos comunes estos defectos se
neutralizan con la compasión, la maternidad, la ausencia de pasión, la frialdad sexual, la
tendencia al orden y una inteligencia subdesarrollada. Pero (…) cuando la compasión y los
sentimientos maternales están ausentes y en su lugar se desatan fuertes pasiones y tendencia
intensamente eróticas, cuando la fortaleza muscular y una inteligencia superior para la
concepción y ejecución de la maldad (…) es claro que lo inocuo semi-criminal presente en
la mujer normal debe transformarse en una criminal nata más terrible que cualquier hombre”
(1900, citado en Azaola, 2005: p. 14). No se comparte en absoluto las antiguas tesis
lombrossianas, fruto de su tiempo, pero que han determinado una forma bien cercana al
sentido común que diseñó estereotipos de género.
En definitiva, a lo largo de la historia no se ha hecho más que colocar una gran carga
sobre la mujer que solo ha creado reclusión y sometimiento a este papel de buena madre,
buena esposa, un rol que siempre se ha tratado de imponer y someter como papel natural
innato a la mujer, porque, en la antigüedad las características de la mujer debían ser siempre
las mismas, delicadeza, debilidad, obediencia, sumisión, pudor sexual, discreción, por lo que
aquella mujer que no persiguiera cumplir con esas características eran duramente
perseguidas, humilladas y castigadas. Con esto lo que se busca es ingresar en el camino de
carga social sobre la mujer en cuanto tal y más aún de la mujer que está o ha estado recluida.
Ahora bien, hoy en día se sabe que las mujeres solo representan un 11% de la
población delictiva (Gendarmería de Chile, 2018: s/p), como también es de conocimiento
que la criminalidad masculina supera con creces a la criminalidad femenina a lo largo del
mundo, en todas las naciones. No es sino por eso que hoy en día, durante las tres últimas

3
décadas que la mujer comienza a ser un sujeto visible para el derecho penal, aun cuando su
lógica predominante es la criminalidad masculina.

MARCO TEÓRICO
El enfoque central será en la reinserción social y laboral en el sistema penitenciario,
postpenitenciario y de reintegración a la sociedad en libertad, abordando los sucesos de
después de ser puesto en libertad, tanto total como condicional; todo analizado desde una
perspectiva de los derechos humanos que se perciben perdidos y no recuperados, de las faltas
de expectativas, las limitaciones y obstáculos.
Autores que tratan la materia son Fabiola Morales, Carolina Villagra, Olga Espinoza
y Máximo Langer. De los que se hará uso de referencias de Daniela Cabello, Elena Azaola,
Horacio Leyton, María Cristina Gajardo y Ana Cárdenas. Trabajos anteriores: “Hacia una
política postpenitenciaria”, “Sistemas penitenciarios en Chile: Reformas y desafíos”,
“Mujeres privadas de libertad: ¿es posible su reinserción social?” varios de ellos, aunque
no referenciados, son de ayuda para ingresar al tema. En cambio, “Derecho a la reinserción
social”, “Trabajos penitenciarios”, “Criminalidad femenina…” son contrastados y citados.
Los conceptos sobre los cuales se basará el siguiente trabajo se refieren a la
reinserción social y resocialización, entendida la carga del concepto en la siguiente manera
trifocal: por un lado, la reinserción de la persona marginada de la sociedad como
consecuencia de un proceso dentro del sistema carcelario que busca habilitar a la condenada
para desenvolverse dentro de una cotidianeidad social, y por otro lado, que se enfoca en la
prestación de servicios suficientes y completos, que otorguen herramientas sociales
necesarias para que la persona condenada recupere su libertad, y por otro, la relevancia como
función y fin del proceso en que la persona la cual ha sido privada su libertad regrese a la
sociedad y que esta le permita el regreso (Cabello Toro, 2014: p. 8). En el caso de la mujer,
esto último debe evitar cualquier estereotipo y estigmatización social, como la imagen de
mala madre, de prostituta, o de ciudadana de tercera clase entre iguales una vez fuera del
encierro, sea por recuperación de la libertad, o por libertad condicionada.
El tema estará basado en una arista principal, que es la reinserción de la mujer en el
sistema laboral chileno, ahondando en qué ocurre dentro de la cárcel, y cómo lo observa el
chileno promedio, como observan a la mujer (y hombre) privado de libertad, como es mirado

4
contemporáneamente, hasta tal punto del temor, desconfianza o rechazo de las personas que
salen del cautiverio. Respecto de las mujeres, la problemática pareciera estar radicada en lo
abnegadas que están en este momento aquellas mujeres que buscan una nueva oportunidad
en su vida, muchas veces para recuperar a sus hijos, para tener un mejor vivir, para surgir y
no reincidir en la delincuencia, drogas o prostitución, entre muchas cosas que se dan en este
campo de la privación de libertad y posterior a ella, de vuelta a la libertad.
Otro concepto a utilizar es la división sexual del trabajo, con esto se hace referencia
al proceso por el medio del cual se han atribuido desde competencias y responsabilidad, hasta
valores morales a una persona con base a características de talante biológico, que han sido
atribuidas a un sexo o a otro. Lo que deriva en la efectiva diferenciación o división de las
labores que son capitales en el funcionamiento de la organización social, como condición
sine qua non de su pervivencia como status quo, según lo que corresponde a alguien en su
condición asignada sexualmente como hombre o como mujer. La relevancia de este concepto
es que se ha utilizado y comprobado en estudios que ya entre mujeres como iguales se vive
esta diferenciación en el ámbito laboral para con los hombres, debe ser observado en las
condiciones de la reinserción laboral (Sato, 2018)
El trabajo investigativo vendrá en contraponer la información cuantitativa con la
cualitativa, los relatos de prensa serán utilizados como verdaderos relatos de vida o
experiencia tanto de expertas como exreclusas y exreclusos. La finalidad de esto es presentar
percepciones que acerquen hacia los factores, y confirmen, de los relatos y la entrevista,
ciertas circunstancias determinantes que inciden negativamente en la reinserción social en
cuanto derecho humano consagrado en los instrumentos internacionales, y como función
presunta de la pena, con un análisis de cuánta eficiencia material tiene.

ANÁLISIS TEMÁTICO Y PRESENTACIÓN DE INFORMACIÓN AL RESPECTO

Las condiciones de las cárceles en general y su impacto en la vida de las personas


privadas de libertad
Si bien es cierto que el Decreto Ley N°2859, de 12 de septiembre de 1979, Ley
Orgánica de Gendarmería de Chile establece en artículo 1° que una de sus finalidades es
contribuir a la reinserción social de las personas que han sido detenidas o privadas de libertad,

5
en la práctica la realidad es muy diferente, en las cárceles de nuestro país hay dos factores
muy latentes perjudiciales para los reos, estos se refieren a la violencia y el hacinamiento,
elementos que dificultan cualquier intento de materializar la reinserción dentro del mismo
centro de reclusión.
La Corte Suprema en pos de esto elaboró un informe en febrero pasado (Corte
Suprema, 2018: s/p) donde se da a conocer cuantitativamente las deficiencias del sistema
penitenciario en Chile, entre aquellas se destacan las cifras de sobrepoblación de internos
donde hay 4.486 internos para sólo 2.384 plazas. A ello también se suman horarios de
encierro que pueden extenderse entre 14 y 16 horas, impidiendo la realización de actividades
de capacitación, estudio y distracción. En la entrevista, y en la visita a la charla este tema fue
recurrente, la relevancia de “aprender cosas” durante el cautiverio, además de poder salir de
la monotonía “asimilable a la tortura”, según la profesora Girao, de la rutina y poder tener
espacios de contacto externo y esparcimiento, son necesidades que, en el sistema, de no darse,
influyen seriamente en el querer mantener las condiciones del encierro unas vez afuera, si se
vinculan factores comunes que se mencionarán adelante.

Algo que tampoco ayuda en este proceso es la implementación de castigos en celdas


de aislamiento en condiciones deficientes, acceso insuficiente al agua y la ausencia de cursos
de enseñanza industrial, profesional o técnica en la mayoría de los recintos, entre otras. Esto,
de la entrevista que se realizó, se coincide en que, además de las deficiencias del sistema,
estos se acrecentan en el caso de las mujeres, dado a cuidados derivados a sufrir
complicaciones por falta de higiene, por la falta de capacitación por la menor población
carcelaria, o el mismo hecho de que “no es lo mismo que vayas a la escuela a que un profesor
vaya a la cárcel”, esto último la profesora Girao lo señala como una carga simbólica que
merma emocionalmente.

Actualmente la tasa de población penitenciaria oscila entre 240 y 250 presos por cada
100 mil habitantes, lo que afecta no sólo a los derechos fundamentales de quienes cumplen
condenas en diferentes penales nacionales, sino que dificultará la posibilidad de reinsertar
socialmente a quienes terminen su período en prisión. El oficio de donde se desprenden los
datos fue elaborado a partir del trabajo realizado por las fiscalías judiciales durante 2017, y
en este se asegura que en 25 de los 53 penales hay sobrepoblación de presos, destacando las
alarmantes cifras de la ex Penitenciaría, en Santiago, donde hay 4.486 internos para sólo

6
2.384 plazas; y de la Cárcel de Copiapó, donde hay 453 personas recluidas a pesar de haber
sólo espacio para 242 (2018: s/p). A este diagnóstico, se suman denuncias de hacinamiento
y sobrepoblación, incluyendo un informe presentado por el Instituto Nacional de Derechos
Humanos (2014), lo que no se tradujo en un cambio sustancial en la realidad de los penales.

En palabras de la profesora Carolina Villagra, experta en el tema tanto


académicamente como en la práctica en el trabajo con población carcelaria, señala que a
pesar de que públicamente hay voces que reclaman por la supuesta existencia de una puerta
giratoria, en nuestro país "hay una mano tremendamente dura y la cárcel se usa rápidamente,
sin haber dispuesto de otros mecanismos para probar la efectividad de la sanción" (Uchile.cl,
2018: s/p). La profesora Girao señala que esta sensación no dista de otras latitudes, ya que
en Brasil medidas de mejoramiento de la vida de la gente en reclusión se ven impedidas por
reticencias a aumentos en el gasto público, y que en general el común de la población no
desea que “se invierta más en presos”. Respecto de la efectividad de la sanción, el
cuestionamiento es constante, el efecto de la pena es una prevención negativa y un nulo efecto
resocializador, es excluyente y, metafóricamente señala la profesora entrevista que
“resocializar en las cárceles, por cómo funcionan, es similar a enseñar a nadar en una piscina
vacía”.

La académica Carolina Villagra remarca que la experiencia acumulada en Chile y el


extranjero demuestra que las sanciones privativas de libertad y el aumento de penas no son
eficientes a la hora de disminuir los delitos, por lo que, al igual que lo comentado en la
entrevista, se requiere de un cambio legal urgente, que más que ser una pena ejemplificadora,
sea una educadora. Carolina Villagra es obstinada en señalar que efectivamente
“Necesitamos sistemas penales que no sólo sancionen, porque estos castigos no han tenido
como resultado una disminución del delito. Tenemos que buscar medidas que permitan que
haya menos víctimas, menos acciones violentas, y menos presos", remarcó (Ibídem, 2018:
s/p). En el caso de las mujeres, el sistema penal, y en general las penas son un peso mucho
mayor, lo que quedará en evidencia de los relatos de vida recogidos en terreno.

Las mujeres y la cárcel

7
La población total de mujeres atendidas por el sistema penitenciario chileno al 30 de
noviembre del año recién pasado es de 15.801, lo que representa un 11,23% del total de la
población atendida en estos recintos, bajo los subsistemas, ya sea cerrado con 4197 mujeres,
siendo eso un total de 26,56%, abierto con 8774 mujeres, lo cual corresponde a un 55,53% o
postpenitenciario con 2830 mujeres, correspondiente al 17,91% (Gendarmería de Chile,
2018: s/p). Con esto se logra ver que “la edad promedio es de 36 años, el 66,5% señala ser
soltera y el 86% tiene hijos/as a su cargo, con 3 hijos/as de promedio” (Leyton, 2013: p.10).
Según datos de la Defensoría Penal Pública, los delitos más frecuentes son los de
hurto con un 26,4 %, lesiones con un 21,6 %, Delitos Contra la Libertad e Intimidad de las
Personas con un 10,7 %, Delitos Ley de Drogas con un 7,2 % y otros delitos contra la
propiedad con un 6,3 %.
En relación a las mujeres privadas de libertad y que desarrollan actividades en los
recintos penitenciarios, y que al 2017 eran la cantidad de 3319 mujeres, ese año 1357 mujeres
accedieron a educación, 1095 accedieron a actividades laborales y otras 471 accedieron a
certificación laboral, esto según el Boletín Informativo N°2 de Gendarmería de Chile.
Dentro de las principales labores que desempeña la población penal, encabezando la
lista tenemos los servicios de mantención, con 623 mujeres, centros de educación y trabajo
con 232 mujeres, artesanos informales con 151 mujeres, e independientes con oficios como
el de peluquería con 31 mujeres” (Gendarmería de Chile, 2016: s/p).
De los datos expuestos se evidencia una clara segmentación de género, manifestación
de la histórica división sexual del trabajo, cuestión que se recoge también del relato de las
mujeres en libertad condicional que participaron del taller del CAIS y de la misma
experiencia de la profesora Girao en penales brasileños y chilenos. Junto a estudios que
vinculan los datos recién expuestos (Cárdenas, 2011: pp. 56-58), se puede concluir
anticipadamente que existe ya dentro de los penales una formación o capacitación en una
cierta vía estigmatizadora, y que pareciera determinar, en un grado elevado, los posteriores
trabajos de las mujeres que salen en libertad, ya que muchas veces desconocen oficio alguno
y se terminan capacitando en un área limitada que está definida por el sexo biológico. Esto
para las expertas consultadas en diversas fuentes, es limitar sus potenciales capacidades.

8
La reinserción social
Se dará entendida la reinserción social en sentido estricto como la integración plena
a la sociedad de una persona que ha infringido la ley, y supra se ha señalado su trifocalidad.
Para lograr este objetivo se requiere una política de Estado intersectorial, altamente
especializada capaz de hacer dialogar los intereses y objetivos del sistema de justicia
criminal, los de la sociedad civil y los de seguridad pública. Esto, mediante prestaciones en
las áreas de intervención especializada individual, educación, trabajo, salud física y mental,
familiar, deporte, vivienda y otras. Para la profesora entrevistada, esto no se cumple.
Junto con los criterios técnicos, el derecho internacional a través de instrumentos que
han sido suscritos por Chile ha establecido los alcances y énfasis que deben guiar a los
Estados en el desarrollo de políticas penitenciarias basadas en los Derechos Humanos con
miras a la reinserción social.
Nuestro país ocupa el segundo lugar de las naciones de la OECD en cuanto a la tasa
de encarcelamiento, correspondiente a 266 presos por 100 mil habitantes, de los cuales 10%
corresponde a mujeres. El porcentaje considerable –aunque no al nivel que los medios de
comunicación señalan— de reincidencia ha promovido la investigación sobre esta materia.
Sin embargo, la evidencia en Chile es prácticamente nula, sobre todo en el caso de mujeres
privadas de libertad. Se pueden observar, en términos generales, dos perfiles de mujeres; por
una parte, jóvenes condenadas a penas de unos 61 días, generalmente por hurto, y que tienden
a manifestar mayores problemas por consumo de drogas y expresan un sentido de identidad
más vinculado al delito. Están también las mujeres adultas condenadas por delitos de la ley
de drogas, que declaran menor involucramiento delictual y más tardío, y que por lo general
no se reflejan en aspectos identitarios relaciones con "ser delincuente". En esto el lenguaje
externo influye en la propia autodeterminación de la persona, y una autolimitación a salir de
ese sitio.
Un patrón común entre ambos grupos mencionados es la vulnerabilidad, y esto se
expresa sobre todo en la victimización cuando fueron menores de edad, pues según
investigaciones realizadas al respecto, un 62% de las mujeres privadas de libertad en nuestro
país, reporta algún tipo de maltrato en la infancia, como negligencia parental, agresión física
o verbal, o abuso sexual. Además de esto, un 71% señala haber sido víctima de alguna forma

9
de agresión física, verbal o sexual por parte de sus parejas o convivientes (Emol, 2017). Esto,
para la profesora entrevistada es propiciado por un sistema de reclusión juvenil punitivo, que
limita las posibilidades de surgimiento. Esto en el área laboral precisa que las jóvenes de
ambientes vulnerables tiendan redes con el delito a corta edad, como propia subsistencia o
familiar, aumentado por una falta de capacitación en diversos oficios y una falta de
oportunidad que aumenta al pasar por el penal, y que al salir los riesgos de reincidencia por
la misma precarización del cautiverio le cierra aún más las oportunidades.
Ahora, respecto al acceso a la oferta programática, podemos observar la existencia de
cierta inequidad respecto a la duración de la condena, siendo casi nula la oferta para mujeres
de condenas cortas. Lo anterior, según la Directora Ejecutiva del Programa de Estudios
Sociales del Delito UC, Catalina Droppelmann, señala que "esto es complejo, ya que son
ellas quienes probablemente requieren un mayor acceso a programas para intervenir aspectos
ligados a su compromiso delictual y romper el ciclo de reincidencia" (Uc.cl, 2017).
Otro punto importante es la precariedad laboral y el bajo, o casi nulo, acceso al
mercado formal, pues si bien un 69% de las mujeres declara haber trabajado alguna vez en
su vida de manera remunerada y legal, dicho empleo ha sido mayoritariamente precario y, de
hecho, solamente un 15,6% de ellas declara haber estado trabajando en el instante previo a
su privación de libertad (Ibídem, 2017).
Aunque existen programas de reinserción laboral tanto dentro de la cárcel como fuera
de ella, estos se señalan por la metodología utilizada como limitada, tanto así porque, a vista
de los datos, las mujeres tienden a vivir la prisión sin redes y en soledad, factores a los cuales
se les ha encontrado cierta relevancia entre el porcentaje que logra obtener trabajo
remunerado. Otra situación es que la mayoría de los trabajos son a cuenta propia, en casa, y
el acceso a créditos o a manejo de negocios pequeños se dificulta si no existió al interior una
educación financiera o de gestión más particularizada. Sin obviar que las posibilidades de
trabajo se ven limitadas por la doble jornada en labores de cuidado.

Maternidad, labores de cuidado, la doble jornada


El debate en torno a la prisión femenina no puede dejar de considerar la maternidad,
las labores de cuidado en general y lo que deriva en una doble jornada. Cuando una madre

10
cumple una condena ocurren circunstancias que muchas veces conducen a la fragilización de
la familia sobre todo con relación al cuidado cotidiano de los hijos.
Pilar Larroulet, socióloga y docente PUC, expresa que “el tema de la maternidad
también es relevante en términos de reinserción, donde la literatura apunta a la doble carga
que sufre la mujer que egresa, que no solo debe hacerse cargo de sí misma y su proceso de
abandono delictual, sino que además debe asumir rápidamente su rol de jefa de hogar
aportando económica y emocionalmente al desarrollo de sus hijos y otros familiares
dependientes” (Ibdem, 2017).
La profesora Fabiola Girao se refirió a este tema en la entrevista, donde nos comentó
que la mayoría de las mujeres privadas de libertad que ella había visto en el último curso de
Derechos Humanos realizado en la cárcel de Valparaíso decían que habían sido madres, pero
que no pudieron ejercer su maternidad, “lo cual es muy duro, demuestra el aislamiento al que
es sometida la mujer, al grado de soledad que debe enfrentar, donde lo único perteneciente
completamente a ella es alejado de su lado, para entregarle un vivir más adecuado”. Además,
las madres tienden a preocuparse primero de “los suyos” dentro del cautiverio antes que de
ella misma, lo que la va limitando al desconocer con frecuencia lo que ocurre en el exterior.
Fuera de la cárcel, la limitación es pensar en todo el trabajo que queda por hacer, todo por
remediar el rol que incumplió, y el propio reproche moral a su actitud, sin contar que la falta
de oportunidades y el deber de mantener a la familia la hace aceptar trabajos precarios que la
someten, o que incluso pueden derivar en caer en redes de droga y prostitución para el
sustento familiar, lo que es factor de riesgo para la reincidencia.
En vinculación con lo comentado en entrevista con la profesora, el relato de la
Presidenta de la Fundación Mujer Levántate, Nelly León, a un medio electrónico
universitario, es otro testimonio que señala que “el apoyo psicosocial y las estrategias de
vínculo social para retomar el cuidado de los hijos son algunas estrategias para contribuir a
la reinserción, (…) uso de redes sociales, (…) en el momento de la reclusión (…) entrevistas
motivacionales (…) hay que habilitar a las mujeres, que tengan sueños y se pregunten para
qué son buenas” (Uchile.cl, 2018). Uno de los elementos más necesarios son las redes y la
formación integral, herramientas necesarias de apoyo ante las falencias que viven las mujeres
en el encierro, soledad y rompimiento de las redes familiares, son más crudas en las mujeres,
por los deberes impuestos en cuanto ser mujeres, ser madres, la separación de los hijos, de la

11
familia cercana son más habituales y más perjudiciales emocionalmente. Y al salir, sea de
forma condicional o total, ese estigma y esa falta de redes, dificulta aún más el encontrar
apoyo y poder salir adelante, cuestión que incide en lo laboral.

Lo institucional y la reinserción laboral y social de la mujer


La importancia de que el Estado sea capaz de visibilizar los distintos perfiles que
componen la población penal femenina radica no solamente en la necesidad de articular una
oferta programática diferenciada según el tiempo de condena, sino sobre todo en visualizar
distintas necesidades y formas de cumplir los fines de resocializar integralmente.
Uno de los problemas para que las personas en general puedan reinsertarse en la
sociedad y en específico en el medio laboral, es uno que se logra apreciar en relación a un
conflicto entre Vinko Quiroga (Gajardo, 2016, pp. 205-215), un ex-preso que trabajó para la
empresa SIGES dentro de un recinto penitenciario y que al acceder al beneficio de libertad
vigilada, la empresa lo despidió invocando la causal de Fuerza mayor establecida en el
artículo 159 N°6 del Código del Trabajo (pues no podía ingresar al recinto penitenciario a
desempeñar las labores), sin derecho a ningún tipo de indemnización, lo cual fue confirmado
por la Corte de Apelaciones de Iquique en 2011, en tanto pasaba de tener un trabajo privado
de libertad a estar libre pero cesante y con antecedentes, cosa que no aporta a la reinserción,
por cuanto suma un desincentivo. “Esto nos lleva a la idea de que los Centros de Educación
y Trabajo (C.E.T) se utilizan por las empresas privadas para abaratar costos y maximizar
utilidades, esto pues las empresas se ahorran gastos tales como el de locomoción, además de
que los sueldos están por debajo del mínimo, agregando que estos trabajadores no se les
permite el derecho a huelga ni a sindicalizarse afirma el abogado experto en temas
penitenciarios José Antonio Henríquez (The Clinic Online, 2015), ni mucho menos pueden
faltar, pues perderían el beneficio”, es por esto que “el atractivo del negocio radicaría en la
permanente disponibilidad, forzada docilidad y los bajos salarios a que se encuentra sujeta la
población reclusa” (Wacquant, 2000, citado en Wacquant, 2010: p. 263).
Lo señalado es tremendamente negativo tanto para hombres como para mujeres, el
hecho de las trabas del certificado de antecedentes, o del mismo aprovechamiento
empresarial es una entrada a un ámbito de precarización laboral en el cual la persona privada

12
de libertad pierde derechos laborales básicos que atentan contra la igualdad formal y material
a la que se busca apuntar.
En el caso de pago de las multas, es una limitación institucional más en la cual, las
penas accesorias limitan la posibilidad de reinsertarse laboralmente con un sueldo digno para
subsistir, o al no poder pagarlas, tienen que compatibilizar otras laboral con el pago por
trabajo realizado para solventarla. Teniendo un doble castigo muchas mujeres, de bajos
recursos, que les impide poder desenvolver un negocio propio, o alguna otra ventana de
ingresos complementaria que le pudiere servir si no tuviese ese deber impuesto, o de ese
tiempo que podría estar utilizando con una mayor libertad. Las mujeres en esta situación
hipotecan su libertad a una deuda.

CONCLUSIÓN
El presente trabajo ha pretendido analizar aquellos factores o circunstancias
determinantes que dificultan la reinserción social y laboral respecto de la población femenina
recluida actualmente en el sistema penitenciario chileno. A lo largo de éste, se han construido,
a partir de información cualitativa y cuantitativa, posibles problemáticas que podrían influir
en este proceso sistemático de acciones orientadas a favorecer la integración a la sociedad de
las mujeres que han sido condenadas por infringir la ley penal.
Como ya se ha analizado, la pena privativa de libertad resulta ser por sí misma, una
afectación de muchos otros derechos, que, si ya para la población masculina presente en los
centros penitenciarios genera grandes estragos, para las mujeres acarrea consecuencias aún
más significativas. La cárcel, lejos de ser un territorio neutro, termina fomentando aún más
las diferencias de género, y junto con el rol impuesto por la sociedad configura una
estigmatización de la que se hace difícil escapar, afectando no tan solo la imagen como
persona de aquella que ha delinquido, sino también aquella que se vincula a su rol como
madre y como mujer.
Si dentro de la cárcel la situación ya es compleja, una vez cumplida la condena el
panorama empeora aún más, y se observa que ciertos derechos de gran relevancia en la vida
de la mujer se ven ampliamente vulnerados. Uno de ellos se relaciona con el cuidado de los
hijos, y es que la gran mayoría de las mujeres privadas de libertad son madres. Este derecho
no sólo se hace imposible de ejercer al momento en que la mujer empieza a cumplir condena,

13
sino que también nos damos cuenta de que esto se prolonga por mucho tiempo más una vez
que esta ha salido en libertad, y vemos como muchas mujeres son alejadas de sus hijos sin la
posibilidad de un reencuentro en un corto plazo. Estamos claros que el gran objetivo de la
reinserción social es lograr que la persona, y en este caso específico la mujer que ha cumplido
condena pueda reintegrarse a la vida normal que tenía antes de caer en prisión, y es difícil
pensar que ello pueda ocurrir si su rol como madre se ve gravemente afectado.
Otro punto importante que dificulta la reinserción de la mujer es sin duda el
relacionado con el trabajo, pocas mujeres privadas en libertad tenían un trabajo estable
tiempo antes de empezar a cumplir condena, y si a eso se suma la insuficiencia respecto a la
educación y la vida laboral dentro de los recintos penitenciarios, se hace complejo que la
situación una vez que la mujer salga de la cárcel mejore. Lo anterior se ve aún más agravado
si tomamos en cuenta la existencia de papeles de antecedentes y de multas aparejadas a la
condena, que, en concordancia con las condiciones económicas de la persona en cuestión,
termina por contribuir de manera negativa a esta difícil tarea de reinserción social, que inicia
con el período de cumplimiento de condena, pero que continúa una vez terminada esta, con
el retorno a la vida en comunidad.
Como muy bien dice Hugo Frühling "Ahí donde no hay reinserción ni acceso a
servicios de salud, educativos, atención en el empleo para quienes regresan de la cárcel, el
tejido social de la comunidad se ve afectado, creando un factor para una mayor desunión y
fragmentación social y una calidad de vida más baja” (Uchile.cl, 2018) considerando además
que esto se puede ver maximizado para la mujer, la cual sufre mucho más todo que lo que
llega a sufrir el hombre, encontrándose desvalida, es por esto que la respuesta más certera
que nos surge de nuestra pregunta de investigación “¿Cuáles son los factores o circunstancias
determinantes que dificultan la reinserción social y en particular laboral de la mujer que
delinque en Chile?” Terminamos por considerar que es el abandono que sufre, la poca
empatía, la soledad en la que queda sumergida, los roles de género y la intrínseca división
sexual del trabajo que se legitima, junto a la poca ayuda recibida tanto del Poder Judicial,
como del Ejecutivo, los cuales la dejan a su suerte, sin querer salir adelante, sin ganas de
surgir por lo abandonada que se llega a sentir; considerando como grupo de estudio esto como
evidencia de un necesario cambio legislativo que tome en cuenta estas variables.

14
BIBLIOGRAFÍA

Organización de las Naciones Unidas. (1955): Reglas mínimas de Tratamiento de los


Reclusos, adoptadas por el Primer Congreso de Naciones Unidas sobre la prevención del
delito y tratamiento del delincuente celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el
Consejo Económico y Social en las resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2078
(LXII) de 13 de mayo de 1977, Objetivo 1. Artículo 58, extraído de, Cabello Toro, Daniela.
(2014): Derecho a la Reinserción Social. Tesina de la carrera de Derecho. Universidad
Alberto Hurtado, Facultad de Derecho. Disponible en
http://repositorio.uahurtado.cl/bitstream/handle/11242/7424/DERCabelloT.pdf?sequence=1
&fbclid=IwAR2WxpDGWKI3iGG6K1vXVdR467q_0j-1hfn3s_RhchSwr-v674kn5yjIFkA.
Fecha última consulta: 10 de enero de 2019.

Azaola, Elena. (2005): “Las mujeres en el sistema de justicia penal y la antropología a la que
adhiero” en Cuadernos de Antropología (En línea) 22, pp. 11-26. Disponible en
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1850-275X2005000200002.
Fecha última consulta: 8 de enero de 2019.

Sato Jabre, Andrea. (2018): División sexual del trabajo y la socialización de las habilidades
“femeninas”. El caso de las vendedoras de retail en Chile. Diapositivas y presentación ante
el Congreso ALAS Noviembre 2018. Fundación Sol. Disponible en
http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2018/02/Divisi%C3%B3n-sexual-del-
trabajoALAS18.pdf. Fecha última consulta: 10 de enero de 2019.

Fiscalía Judicial de la Corte Suprema. (2018). Corte Suprema. Principales problemas


detectados en las visitas de cárceles realizadas el año 2017 por los fiscales judiciales. Oficio
N°14-2018. Santiago, 16 de febrero de 2018. Disponible en
https://www.cooperativa.cl/noticias/site/artic/20180219/asocfile/20180219123321/informe
_fiscalia_carceles.pdf. Fecha última consulta: 9 de enero de 2019.

15
Gendarmería de Chile. (2016). Ministerio de Justicia. Boletín Estadístico. N°2. Disponible
en http://www.gendarmeria.gob.cl/estadisticas.jsp. Fecha última consulta: 9 de enero 2019.

Gendarmería de Chile. (2018). Ministerio de Justicia. Estadística de Población Penal


Atendida (En línea). Actualización al 30 de noviembre de 2018. Disponible en
http://www.gendarmeria.gob.cl/estadisticas_pobpenal.jsp. Fecha última consulta: 9 de enero
de 2019.

Instituto Nacional de Derechos Humanos. (2014). Ministerio de Justicia: Estudio de las


condiciones carcelarias en Chile: Diagnóstico del cumplimiento de los estándares
internacionales de Derechos Humanos. Disponible en
https://bibliotecadigital.indh.cl/bitstream/handle/123456789/639/Estudio%20general?seque
nce=4. Fecha última consulta: 7 de enero de 2019.

Ardiles, Mariana; Oliva, Nadia; Cabezón, Andrea. Portal de Noticias de la Universidad de


Chile. (2018): Especialistas coinciden en la importancia de sensibilizar instituciones y crear
redes de apoyo para la reinserción social. 17 de mayo de 2018. Disponible en
http://www.uchile.cl/noticias/143574/reinsercion-especialistas-exponen-recomendaciones-
y-experiencias. Fecha última consulta: 20 de diciembre de 2018.

Leyton, Horacio. (2013). “Criminalidad femenina y su situación en Chile” en Revista de


Derecho Penitenciario. N°4, diciembre. p. 10 Disponible en
https://app.vlex.com/#vid/criminalidad-femenina-chile-513935710. Fecha última consulta:
10 de enero de 2019.

Emol. (2017): Perfil de las mujeres privadas de libertad: 62% sufrió maltrato en la infancia
y el 29% presenta problemas de drogas (En línea). 11 de octubre de 2017. Disponible en
https://www.emol.com/noticias/Nacional/2017/10/11/878746/Establecen-el-perfil-y-el-
proceso-de-reinsercion-de-las-mujeres-privadas-de-libertad-en-Chile.html. Fecha última
consulta: 20 de diciembre de 2018.

16
Bustos, Violeta. Portal de Noticias Web de la Universidad Católica. (2017): Investigación
revela perfil y proceso de reinserción de mujeres privadas de libertad (En línea). 17 de
octubre de 2017. Disponible en https://www.uc.cl/la-universidad/noticias/28610-
investigacion-revela-el-perfil-y-proceso-de-reinsercion-de-mujeres-privadas-de-libertad-en-
chile. Fecha última consulta: 20 de diciembre de 2018.

Gajardo Harboe, María Cristina. (2016): “Trabajo en régimen de privación de libertad y


despido: Comentario a una sentencia” en Sentencias Destacadas. Núm. 2016, enero 2016.
Libertad y Desarrollo. Las Condes. Disponible en
https://app.vlex.com/#CL/search/jurisdiction:CL/siges+vinko+quiroga/vid/706662377.
Fecha última consulta: 8 de enero 2019.

Di Girólamo, Greta. The Clinic Online. (2015): El desconocido mercado laboral en las
cárceles (En línea). 19 de julio de 2015. Disponible en
http://www.theclinic.cl/2015/07/19/el-desconocido-mercado-laboral-en-las-carceles/. Fecha
última consulta: 20 de diciembre de 2018.

Wacquant, Loïc. (2000): Las cárceles de la miseria. Ediciones Manantial. Buenos Aires.
Citado en Wacquant, Loïc. (2010): Castigar a los pobres: El gobierno neoliberal de la
inseguridad social. Gedisa. Barcelona, p. 263.

Cárdenas, Ana. (2011): Trabajo penitenciario en Chile. Ministerio de Justicia, Instituto de


Investigación en Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales, y Deutsche
Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GiZ), pp. 56-58. Disponible en
http://www.icso.cl/wp-content/uploads/2011/03/TRABAJO-PENITENCIARIO-EN-
CHILE-versi%C3%B3n-final-v23.pdf. Fecha última consulta: 9 de enero de 2019.

Cabello Toro, Daniela. (2014): Derecho a la Reinserción Social. Tesina de la carrera de


Derecho. Universidad Alberto Hurtado, Facultad de Derecho. Disponible en
http://repositorio.uahurtado.cl/bitstream/handle/11242/7424/DERCabelloT.pdf?sequence=1

17
&fbclid=IwAR2WxpDGWKI3iGG6K1vXVdR467q_0j-1hfn3s_RhchSwr-v674kn5yjIFkA.
Fecha última consulta: 9 de enero de 2019.

ANEXO METODOLÓGICO

Entrevista a Profesora Fabiola Girão Monteconrado, Abogada de la Universidad Federal


de Amazonas, Brasil. Doctora en Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso.

A: ¿Usted conoce algún patrón que se de en las cárceles respecto de las mujeres que le
llame la atención?
B: Hay un patrón que yo vi en Brasil y aquí, por mi vivencia en cárceles. La soledad,
las mujeres en las cárceles están muy solas, porque no tienen el apoyo de la familia como lo
tienen los hombres. Están muy solas en la cárcel, porque en general si sus compañeros/parejas
no están presos, las abandonan, recibiendo un rechazo social mucho más fuerte que los
hombres, porque además de los problemas específicos del delito que cometieron la cárcel
afecta mucho la moral de la mujer, que “hay prostitutas” o “no es una persona moralmente
confiable”, siempre recae sobre nuestra conducta sexual, nuestra conducta moral también, la
discriminación cuando la mujer entra a la cárcel (sic), por eso hay ese aislamiento de su
mismo medio familiar, muchas veces ni siquiera las madres –que es el vínculo más fuerte
que tenemos— las visitan y ellas también son en general privadas del contacto constante con
los hijos, y es el mayor dolor que cargan.
En el último curso que hicimos con mujeres en la cárcel, pedimos que ellas
describiesen en una cartulina que derechos la ley les aseguraba pero ellas no sentían como
un derecho que ellas pudiesen ejercer, y la gran mayoría dijo que era madre, pero no puedo
ejercer mi maternidad, y fue muy duro, porque eso muestra el grado de soledad, aislamiento
al que es sometida, y ese factor se liga a la pregunta general, porque el principal factor de

18
refuerzo para la reinserción son los vínculos, la familia que no suelta a sus miembros aunque
estén en la cárcel pueden rescatarlo, si encuentra el apoyo de su núcleo familiar hay muchas
más posibilidad que aquel que pierde esos vínculos, y eso pasa con mayor frecuencia con las
mujeres.
En mi ciudad, en Brasil, vi varios casos de mujeres que salieron de la cárcel y después
pidieron volver, primero porque al salir no tenían la plata para tomar la micro, llegaron donde
solía ser su casa, las rechazaron, no veía perspectiva laboral, fueron varios casos, imagínate
querer devolverte a la cárcel. es porque no te sobra nada afuera.

A: Para usted la reinserción social en general y de la mujer en específico ¿Existe


realmente?
B: Los niveles de reinserción son muy bajos, no es que nadie se reintegre, algunas sí,
porque hay vínculos familiares, hay apoyo, encuentran personas que le tienden la mano, pero
son excepcionales. Los hombres continúan acompañados en general, no son abandonados en
la cárcel como las mujeres. Con la mujer hay otra capa de prejuicios, que es un tema moral,
pero en cuanto a los hombres nadie dirá que su comportamiento sexual no es adecuado, en
cambio las mujeres caen mucho en eso. Muchas mujeres están en la cárcel porque están
acompañando a sus parejas para poder, en el fondo, complementar la renta de la familia, la
mujer delinque mucho pensando en la familia, pensando en mejorar la calidad de vida de los
hijos, puede ser por la vía tuerta, pero lo que gatilla el delito está mucho más ligada al ámbito
familiar, de mejorar la situación financiera de la familia, y por eso muchas veces ellas
acompañan a los hombres en el pequeño tráfico y acaban en la cárcel.
La pena de cárcel ya solo cumple la función de neutralizar a los pobres, porque son
ellos los que están en la cárcel, la pena neutraliza a esa gente que está sobrando en una
sociedad de consumo, en una gente que no es productiva, entonces los neutralizamos ahí por
un rato. Si tú me preguntas por la función preventivo negativo de la intimidación, quizás
algunas personas no delinquen porque tienen miedo de la pena, pero tampoco es una función
que inhiba el cometimiento de delito en escala satisfactoria, bastante inútil; y peor, porque
también es criminógena, la cárcel deshumaniza también, nosotros acostumbramos a hablar
de una máquina de triturar gente, la cárcel tritura el alma del ser humano, entonces la chance
que el ser humano salga más herido de ahí, muchas veces involucrado en otros delitos o con

19
obligación con otros grupos de delincuentes, porque en la cárcel hay una relación de poder
específica, los más fuertes someten a los más débiles, entonces la cárcel no tiene ni un factor
satisfactorio, salvo sacar de nuestra vista a las personas que no deben estar con nosotros.

A: ¿Cuáles son los obstáculos más comunes que ha evidenciado tanto en Brasil como en
Chile, y cuáles son los factores comunes entre ambos sistemas penitenciarios? Y en
materia laboral ¿cuáles son los relatos que ha recogido de la mujer?
B: Primero las condiciones físicas de la cárcel. Cómo yo quiero resocializar o reinsertar
a una persona alejándola de la sociedad, esa es la primera pregunta que yo creo que ningún
jurista puede responder, es como enseñar a nadar en una piscina vacía. Por eso que los niveles
de resocialización son mejores en penas alternativas, porque ahí las personas están en
sociedad, y los mecanismos pueden ser un poco más inteligentes para que la persona cumpla
la pena, otros pueden decir que no, porque esas personas son menos peligrosas, por eso se
resocializan más.
Los obstáculos son el problema del trabajo, porque en la cárcel no hay trabajo suficiente
para las personas, y cuando hay trabajo no es el trabajo que está dirigido a que esa persona
se realice como ser humano, o que desarrolle una vocación personal, el trabajo es el que se
ofrece, con mucha suerte cuando se ofrece. Esa insensibilidad en relación con el trabajo en
la cárcel genera muchos problemas porque evidentemente si la persona no tiene formación,
cuando ella sale va a continuar sin formación, entonces qué hacemos con aquella persona que
va a quedar 10 años en la cárcel, los pilares deberían ser: educación, trabajo, deporte, cultura,
formar a esa persona; muchas veces esa persona no tuvo esa oportunidad fuera de la cárcel,
tenemos un contingente de jóvenes en la cárcel muy grande y un nivel de escolaridad muy
bajo. En Brasil se logró también poner el deporte como factor de resocialización, entonces
quien practicaba deporte de forma regular podía subsistir días de entrenamiento por pena, y
esa es una sanción premial dentro de la lógica cruel de la cárcel. En las mejores cárceles del
mundo, si se dan todas esas condiciones se mejoran esos indicen de resocialización, no es
que la cárcel sea una maravilla, porque ninguna cárcel es buena, toda cárcel es dura, al
privarme de libertad ya es tremendo para el ser humano, pero en nuestro continente tenemos
el problema de la infraestructura, del trabajo, violencia y corrupción en la cárcel, todos estos
mecanismos son misión del otro, y yo creo que eso es bastante grave.

20
El nivel de escolaridad nosotros deberíamos tratar de mejorarlo en la cárcel, en Chile hay
un factor problemático, no hay un proceso de reinserción que sea de deber del estado después
de que la persona cumpla la pena, no hay un deber del estado de Brasil de custodiar a esa
persona un año después de que sale de la cárcel, en un sentido de apoyarla a la reinserción,
para eso se crean microcréditos, para que empiecen un negocio propio, y cuando trabajé en
Brasil con ese tema, nosotros observamos que el microcrédito no funcionaba el negocio,
quebraba, porque la persona no tenía conocimientos básicos de cuentas, no sabía gestionar el
microcrédito, eso demuestra que no hay otro mecanismo, educación, trabajo, ojalá deporte y
cultura, para poder reiniciar su vida en un medio no criminógeno, pero eso demanda políticas
públicas caras, demanda inversión. La sociedad civil tampoco se involucra. La gente quiere
que haya reinserción, pero no quiere invertir en la formación de la gente.
Acá en Chile se escuchan también cosas, la persona que está privada de libertad, en
general, tiene interés después de que sale de la cárcel en trabajar en negocios propios, porque
saben que van a ser vistos con mucho prejuicio, con mucha discriminación, entonces no
quieren ser empleados porque saben que es mucho más difícil que alguien te de trabajo
sabiendo que estuviste en la cárcel, prefieren cursos de perfeccionar, de formación de cosas
que puedan hacer solos. Saben que no dependerán de un patrón, de una empresa, porque
saben que van a enfrentar mucho estigma.
(Sobre oficios) … Las mujeres quieren mucho la peluquería, pero acá en Chile también
se escucha algo de computación, trabajar con nuevos saberes, entonces, antes de ofrecer cosas
en la cárcel nosotros deberíamos escuchar a la gente que está ahí, entender mejor cuáles son
sus aspiraciones para poder efectivamente lograr mejor nivel de reinserción. Las mujeres en
Brasil siempre quieren trabajar con belleza, es muy marcado eso, porque la mujer brasileña
valora mucho el cuerpo, lo sobrevalora. Es muy malo para nosotros eso como sociedad. El
sufrimiento de la mujer es muy grande, también porque le faltan cosas básicas para cuidarse
de su misma apariencia.
Allá yo vi muy marcado eso, acá menos, aquí veo un poco más de preocupación con
otros temas, lo que creo que es bueno, pese a que se nota en la sala, cuando vamos a hacer la
clase que están todas muy bien arregladas, porque es una manera de superar la baja
autoestima, hay un ambiente de mucha humillación en la cárcel entonces, nosotras como

21
mujeres por un tema de género, de educación, de formación por algún motivo entendemos
que valemos por lo que nuestra apariencia es.
Se pierde la humanización ahí, porque te transformo en una persona que solo sirve
para someterse a las reglas. Y claro, cuando nosotras vamos con las clases de Derechos
Humanos es un día distinto, ven gente distinta, es fuerte.

A: ¿Cómo se imagina que es el proceso posterior a la salida de la cárcel?


B: La verdad es que en Chile yo no sé cómo funciona, porque yo creo que está muy mal
cuando el Estado dice “cumplió la pena y se acabó”. La ley de ejecución penal en Chile es
urgente, tiene que haber una ley que establezca mayores niveles de garantía a las personas
privadas de libertad, porque en la ejecución de la pena soltamos al individuo en manos de
Gendarmería, el Estado tiene el deber de acompañar al individuo en el proceso de
resocialización. Que exista mecanismo para que esa persona de cuenta de cómo está su
proceso, como un apoyo del Estado, entonces la persona ve que el Estado tiene mecanismos
para ayudar a la persona en el proceso de resocialización, una persona que ya cumplió su
pena, ya pagó su deuda con la sociedad, entonces si el Estado a través de convenios con
empresas pudiese proporcionar ese primer contacto con la vida del trabajo quizás podríamos
salvar un poco más de personas, porque por ejemplo yo hago un paralelo con las personas
que reciben libertad condicional, al contrario de lo que parece de lo que da a entender los
medios de comunicación es un índice pequeño los que reinciden .

A: ¿Se denota una diferencia sustantiva? y ¿Hacia dónde se puede apuntar esa diferencia
entre la reinserción de la mujer respecto de la del hombre?
B: En mi opinión y aquí no estoy hablando a partir de datos duros, porque desconozco
si hay más mujeres que se resocializan que hombres, incluso hay una diferencia de número
de personas, son muchas menos mujeres encarceladas que hombres, pero conectando lo que
dije, quizás haya una mayor dificultad para resocializar a una mujer más fácilmente,
porque perdió los vínculos familiares, los hombres que mantienen estos vínculos fortalecidos
tienen mayor facilidad, por ejemplo, una presa en el penúltimo taller me dijo aquí en
Valparaíso: “a los 15 años salí hurtando cosas en el supermercado y fui a parar internada en
el SENAME”, lo cierto es que a la chica la internaron, cuando la internación de ley de

22
responsabilidad adolescente tiene que ser la última opción, pero esa chica fue internada donde
la violaron, la maltrataron y está en la cárcel con 30 años.
La única respuesta que yo le di es “el Estado chileno debería pedirte disculpas”, porque
a los 15 años era una niña, ella fue violada, después sale de la cárcel y vuelve a cometer
delito, el Estado, la sociedad, debería sentirse avergonzada, de alguna manera todos
deberíamos sentirnos responsables. Lo que hacen con los niños en la cárcel, encerrarlos para
que no los violen.
Ahora, volviendo a la pregunta, no tengo datos duros para comprobar, pero el factor
que diferencia ahí es la pérdida de los lazos familiares.
Un punto importante es que por ser menor el número de mujeres que esta privada de
libertad, que el número de hombres todos los servicios llegan más precarios a las mujeres,
por ejemplo: los hombres tienen una escuela, las mujeres no tienen, entonces los hombres
salen de la celda y van a la escuela, las mujeres no, deben quedarse ahí mismo y viene el
profesor, no hay hospital psiquiátrico, hay mucha depresión, las mujeres son muy propensas
a las emociones, el arraigo familiar, y para las mujeres no existe hospital psiquiátrico, en los
casos graves hay que ir a Santiago, todo lo que la cárcel precariamente ofrece, ofrece aún
más precariamente a las mujeres, la cárcel de Valparaíso, por ejemplo, hoy no tiene útiles
básicos de aseo, dependen de la caridad de las personas que donan y las gendarmes
distribuyen, entonces se destruye a la persona… la persona piensa que ya no sirve para nada,
entonces se concluye que la mujer está en una situación más precaria que los hombres
entonces sufre más.

A: ¿Las visitas conyugales son necesarias dentro del sistema penitenciario, son una
ayuda?
B: Son absolutamente necesarias, son fundamentales. Los derechos sexuales y
reproductivos son derechos humanos, los vínculos emocionales son necesarios, y hoy en
Chile la regulación administrativa queda todo en manos de Gendarmería, por lo que nosotros
escuchamos de las presa hay un grado de crueldad tremendo, porque se negocia mucho con
la visita, cuando la presa comete alguna falta dentro de la cárcel la castigan quitando la visita
íntima y aquellas que tiene vistas íntimas, que son pocas, generalmente son las que tiene su
marido en el otro edificio, porque los que están afuera en la calle nunca las visitan, la visita

23
íntima es súper necesaria, también se comprende que acaban formando vínculos emocionales
con otras mujeres dentro de la cárcel por la necesidad de afecto que es de todo ser humano.
Los presos se revelan porque le quitan el derecho a la visita y eso genera mucha tensión.
La solución para minorar esta situación tan precaria de la cárcel es que la sociedad se
involucre, haciendo talleres, lectura, cine; eso para que las personas piensen y tengan cultura,
porque es muy duro lo que hay adentro de la cárcel y el Estado no tiene presupuesto para eso
y si se destinan más fondos, ahí la sociedad reclama, es bastante complejo. La cárcel crea
muchos más problemas que soluciones.
Yo creo que estos son los ejes importantes, la visita y vínculos familiares, el problema
laboral que es precario, y la salud básica y mental, hay detalles que son diferentes entre
hombres y mujeres y todo eso está mucho más precario para las mujeres por ser menos.

A: ¿Existen estereotipos dentro de la cárcel? ¿Son de literatura feminista?


B: En el caso de las mujeres, el estereotipo de la conducta sexual, hay un peso muy fuerte
en términos generales, la cárcel distribuye muy bien la gente, ladrones en una parte, el
homicida en otra.
Las personas transexual también tienen otro rol, otro papel, en general ellas son
prostituidas por los demás, acaban sirviendo como mujer para los reos hasta que alguien la
adopta como suya, entonces ese hombre que adopta ese transexual como suyo ahí recién lo
protege en el fondo, pero si no esa persona acaba siendo objeto de violencia, violentada por
todos los hombres de la cárcel y ese es un estereotipo fuerte y eso es violencia de género,
porque las personas transexuales están completamente invisibilizadas en la cárcel.

A: ¿Esto se ve más en Brasil que en Chile?


B: En Chile no sé, en Brasil es así, en ese taller con mujeres yo observé una mujer con
una apariencia muy masculina que pienso puede ser una persona transexual o que está en
proceso de transición, obviamente biológicamente mujer, por eso está ahí, pero que estaba
bastante ya transformada, bastante masculina, entonces puede que ahí sea una persona
transexual, pero no me pareció que sufría, pero ellas llegan esposadas, después la gendarmes
las están mirando entonces lo que se trata de hacer es involucrar en la clase de derechos
humanos, entonces en algún momento se juntan gendarmes, profesores y presas, Todas

24
mujeres y cuando hablamos de derecho yo pregunto a la gendarme pues ellas tienen menos
libertad de hablar que las presas, las gendarmes son más suprimidas y es un momento mágico
porque todas las mujeres se miran como semejantes, pero lo que yo sé de estereotipos en
relación a la mujer es siempre en relación con los hombres, incluso hay un lenguaje en la
cárcel de tatuajes, los tatuajes hablan, cada tatuaje tiene un significado.

A: ¿El estereotipo de la mala madre?


B: El estereotipo de género que no deja de ser un estereotipo moral, y mucho el tema
de la conducta sexual muy juzgada.

A: ¿Por qué se considera que la cárcel no es territorio neutro?


B: Porque están llenos de poder ahí, es un territorio que está absolutamente delimitado,
tiene reglas propias, sus valores construidos por ellos mismos de neutral no tiene nada.
Todos los estereotipos de género, relaciones de poder, en Brasil un preso me dijo “yo
cometí un delito, pero yo no soy un ladrón profesional, y cuando yo entré a la cárcel, para
sobrevivir aquí le dije a mi mujer que jamás trajera a mis hijos, porque en la cárcel los que
mandan le piden a sus mujer o hijos, tienen que entregarlas para sobrevivir, si él quiere mi
hija yo tengo que dárselas”. Por eso no es un espacio neutral porque existe una subcultura,
toda una lógica de valores. No es un espacio libre de influencias, en el feminismo nosotros
vemos la libertad de poseer nuestro cuerpo, entonces en la cárcel nuestro cuerpo le pertenece
a la gendarme, ella manda, porque ella impide la visita intima, por ejemplo, castiga a las
mujeres y fuera de la cárcel cuando se retorna, ahí lo peor, ya está la mujer estigmatizada por
la cárcel, seguramente los poderes sobre mi cuerpo se intensifican, ya se es una mujer
marcada por un crimen, marcada por haber estado en la cárcel. Además, el tema de la
infidelidad, de la monogamia es mucho más marcado en la mujer que en el hombre, el juicio
es mucho más duro con una mujer que con un hombre.

A: ¿Cuánta será la influencia del lenguaje de las propias expectativas que se genera la
mujer tanto dentro como fuera del sistema penitenciario, y si el trato de la sociedad
posterior al encierro terminaría determinando la vida de esa mujer que termina saliendo?
¿La distribución sexual del trabajo viene a obstaculizar y precarizar más a la mujer del

25
encierro? y ¿cuál es el hecho de que la sociedad asigne ciertos trabajos ideales manifestado
en la evidencia con las ex reclusas?
B: Sí, los estereotipos se replican en la cárcel, cuando nosotros imaginamos a una ex-
reclusa trabajando no vamos a pensar en electricidad ni idiomas, vamos a pensar en costuras,
artesanía, entonces la mujer perdido los vínculos no tiene trabajo entonces muy posiblemente
lo nuncio que pueda ofrecer esa mujer sea su cuerpo, el cuerpo de la mujer es una mercancía,
incluso las relaciones interpersonales son mercancías, los vínculos emocionales están cada
vez están más disminuidos, lo único que está establecido es una relación de consumo, el
cuerpo como consumo , el sexo como consumo, entonces una mujer desprovista de lazos
familiares, estigmatizada por la cárcel y que no tiene las herramientas para sobrevivir
después, las posibilidades para prostituir después aumentan o bien que ella busque abrigo en
el tráfico de drogas, entonces es una situación más de sometimiento. Incluso hay mujeres que
optan trabajar micro traficando droga desde sus casas, o sea, en el fondo ella está traficando
droga porque en ese momento no sale de la casa y está con sus hijos.

A: ¿Cuál será la influencia del lenguaje en las propias expectativas que se genera la
mujer tanto dentro del sistema y fuera de él? como tratarlas de reclusas y todo el tema
social que incide de alguna forma en el estigma respecto de un eventual empleador,
alguna situación similar.

B: Es funesto, porque el lenguaje es lo que construye la realidad, entonces cuando


nosotras decimos “todes”, nosotras no estamos ni ahí para el hecho de que la RAE no acepte
el todes, porque la RAE no construye la realidad, la realidad la construye el lenguaje, y
después viene la RAE, solo para reconocer que eso es real, el lenguaje tiene fuerza porque es
la manera en la que nos conectamos con el otro. En derecho sabemos que el lenguaje es
poderoso, y obviamente que el lenguaje construye en la mujer su autoestima, construye en
ella misma su identidad y si yo la rotulo obviamente que la estoy afectando desde el ámbito
psicológico, pero también desde el ámbito objetivo de reinserción laboral, una “ex-
presidiaria”, obviamente que va a sufrir mucha más discriminación que una mujer que nunca
ingresó a la cárcel, pensando que esa mujer que está en la cárcel, ya es mujer, ya es pobre, a
veces es negra, a veces es inmigrante, hay capas, lo que en Derechos Humanos llamamos
interseccionalidad, en el feminismo estamos hablando mucho del concepto, que se van

26
sumando las capas de discriminación y la cárcel es otra y fuerte, muy estigmatizadora, porque
te marca más que por lo que hiciste, quien eres tú, y yo lo primero que hago en la clase de
Derechos Humanos con ellas es decir que el derecho penal no los punió por lo que son, sino
por algo que hicieron, entonces que nadie les puede llamar ladronas por ejemplo, y ellas
miran a las gendarmes y dicen “ah, verdad, nadie me puede llamar ladrona”, yo digo no, ni
traficantes, ni prostitutas, no pueden porque el derecho penal no las condenó por lo que son,
porque ustedes son mujeres, el derecho penal las condenó por algo que hicieron, que están
cumpliendo y que cuando se acabe se acabó, pagaron, y ellas así como “ay, no sabía”. Esto
es increíble, pero se produce porque en la cárcel el tratamiento es un tratamiento de “inútil”,
“ladrona”, “traficante”, “prostituta”, “vagabunda”, “mala madre”, entonces claro, el lenguaje
no sé hasta qué punto estará tratado desde el punto de vista sociológico, pero, obviamente, si
nos marca a nosotros que estamos aquí que tenemos todo.

A: Otro tema a agregar es el del certificado de antecedentes, que fue una de las primeras
cosas que saltó cuando consultamos sobre cuál era la complicación de la reinserción
laboral.
B: Es una contradicción, porque si tú dices que la pena es para resocializar y tú no
entregas un certificado de antecedentes adecuado, una barrera más, y eso pasa mucho con las
mujeres que reciben libertad condicional, lo que entiendo yo, es que cuando se cumple la
pena esos antecedentes quedan en secreto, salvo los delitos de malos tratos que se
introdujeron ahora en el Código Penal, cuando por ejemplo una persona que trabaja en un
jardín o trata a un niño, eso queda en ese registro que es público y eso es peligrosidad pero
total porque si cumplió la pena, ¿Por qué tiene que estar ahí el registro?, y los delincuentes
que cometen delitos sexuales contra menores de edad, no se borra, es tremendo, ¿quién va a
dar trabajo así?, porque además el tipo de delito causa rechazo social tremendo, ¿entiendes?
no es robo, pero causa un rechazo, no, es el violador, abusador de niños, maltratador de niños.
Imagínate que en la libertad condicional la persona tiene que tener condición de mantener un
trabajo lícito fuera de la cárcel, pero ¿cómo va a tener un trabajo lícito fuera de la cárcel si
no tiene antecedentes limpios?, ¿entiendes la contradicción?

27
A: En relación a un caso de una mujer que tiene una multa de 40 UTM, y que tenía que
trabajar como 24 horas a la semana para bajar recién 1 UTM, ¿qué opinión nos podría
dar al respecto de las multas?
B: Me da la impresión que, si ella tiene 40 UTM de pena, establecida, entonces con
ese dinero que ella va a ganar en libertad condicional tiene que pagar la multa y para reducir
la multa tiene que trabajar no sé cuántas horas, ahora la pregunta es, ¿Por qué llega con una
multa tan alta?, si es una persona pobre y el juez tenía la capacidad de en el momento que la
condenó de bajar al mínimo, porque la ley dice que se puede hacer, basta verificar que la
persona no tiene capacidad económica para pagar. El problema en Chile es que Chile tiene
un sistema que es muy cruel en eso, porque si tú no pagas la multa recibes cárcel, en Brasil
no, en Brasil el sistema es vicariante, es decir, no pagas la multa queda una deuda, que el
Estado va a ejecutar como una deuda civil, pero en Chile no, si no pagas, vuelves a la cárcel.
¿Entonces para qué impusieron la multa?, sabiendo que si yo no puedo pagar la multa voy a
volver a la cárcel, ¿por qué no me imponen cárcel al tiro?, es como loco. Eso va en contra,
en el fondo en el espíritu de los tratados internacionales donde señalan que nadie puede ser
privado de libertad por deuda, la multa es una deuda, ¿si tú me pones una deuda y yo no pago
la multa que es eso?, te estoy debiendo la multa, y eso, ¿sabes lo que es? falta de una ley de
ejecución penal que actualice el derecho penitenciario en Chile, decir que multa no pagada
se transforma en deuda activa en favor del Estado, el Estado cobra, la persona paga como
puede.

Principales Anotaciones de Relatos de Vida en Encuentro de experiencias de


reinserción social de mujeres cautivas en Valparaíso. Cierre de ciclo de Talleres CAIS. 17
de diciembre de 2018, a las 11:00 horas, Escuela de Sociología. Centro de Estudios
Interdisciplinarios en Teoría Social y Subjetividad CEI-TESyS.

Anotaciones estudiante 1.

La cárcel no es un territorio neutro, y generalmente nace para disciplinar a los


hombres, entonces las consecuencias para una mujer son distintas, principalmente por el rol
de la mujer dentro de la sociedad y la presión ejercida sobre ella. La mujer que delinque y

28
que cumple condena es vista por la sociedad no solo como una mala persona, sino también
como una mala madre, una mala mujer. Cuando una mujer delinque no sólo se quebranta la
ley, sino también el rol tradicional aplicado a ella. La posibilidad de reinserción pasa por
reconocer la violencia que existe tanto dentro como fuera de las cárceles, y esa forma de ver
a la mujer afecta finalmente a este proceso de reinserción.
Debemos considerar lo que ocurre dentro de las cárceles, pues si bien una condena de
privación de libertad debiera afectar única y exclusivamente ese derecho en específico, nos
damos cuenta de que en la realidad se vulneran otros más, y la cárcel se termina
transformando en una instancia de violación de derechos humanos.
A diferencia de lo que ocurre con los hombres, y debido fundamentalmente a la carga
social que viene aparejada a su rol dentro de la sociedad, la situación para la mujer termina
siendo aún menos favorable, así, por ejemplo, vemos diferencias respecto a la visita
conyugal, puesto que a la mujer se le piden más cosas, tales como el reconocimiento del
vínculo.
Así mismo, se dificulta significativamente el poder ejercer sus derechos y deberes
como madre, pero no sólo dentro del recinto penitenciario, porque también una vez en
libertad éste se sigue viendo afectado. Una vez que la mujer comienza a cumplir condena,
los hijos deben quedar a cuidado de otra persona, que rara vez resulta ser el padre, y al salir
de la cárcel se vuelve una batalla el poder recuperarlos. (tal y como señalaron las mismas
mujeres que estuvieron en prisión y formaron parte del taller)
Otro de los problemas más grandes al momento de la reinserción, resulta ser la multa
que viene aparejada a la condena, que si bien puede ser reemplazada por trabajo en caso de
no tener los medios económicos necesarios para pagarla (1 UTM de multa equivalente a 24
horas de trabajo comunitario), aquello también termina generando problemas, pues este
trabajo comunitario tal y como sabemos es no remunerado, lo que significa que durante el
período que dure este, la persona llamada a cumplirlo no percibirá un sueldo y por tanto se
dificultará aún más el panorama una vez obtenida la libertad. Así todo, resulta difícil
entonces el acceso al trabajo producto de estas multas. Si bien estas multas debieran ser
tratadas con anterioridad a la salida en libertad de la mujer condenada, en la práctica no es
así, y muchas veces se deja a la mujer a su fortuna. Esto se debe principalmente al saber
experto, es decir, a que finalmente el conocimiento pertenece exclusivamente al abogado, y

29
que sumado a la relación jerarquizada que existe entre mujer/condenada-abogado, se dificulta
aún más el conocimiento por parte de la primera respecto a su situación y a la multa
propiamente tal.
La solución a muchas de estas dificultades para reinsertarse en la sociedad sería
entonces la que va a enfocada al trabajo independiente de la mujer que sale en libertad. Que
esta pueda solventarse económicamente por sí misma, rompiendo de esta manera la barrera
que existe por parte de la sociedad al momento de buscar un trabajo remunerado de manera
dependiente, que como ya mencionamos se ve intensificado por el rol de aquella en la
sociedad y por los requisitos que se piden al momento de buscar trabajo, como el certificado
de antecedentes, por ejemplo.
Se deben implementar, así, políticas públicas en pos de fomentar el trabajo
independiente de la mujer condenada que sale en libertad.

Anotaciones estudiante 2.

La mirada sociológica tiene mucho que decir respecto del cautiverio de las mujeres,
hay que ser capaz de conectar las experiencias individuales en el marco de un contexto social
histórico, económico, cultural más amplio.
La cárcel no es un territorio generalmente neutro, es un territorio con marcas de
género. Se arrastran cosas desde otras experiencias. La posibilidad de reinserción pasa al
hecho mismo de poder reinsertarse, ya que están presentes muchos estereotipos, puesto que,
cuando una mujer delinque –se le presume un delito— no solo está quebrantando la ley, sino
el rol asignado a ella en cuanto mujer por la sociedad patriarcalizada, por ende, no solo recibe
un castigo de la ley, sino también respecto al género de orden moral y social.
Para las mujeres en cautiverio es necesario compartir redes afectivas. Ese diálogo que
permita comprender una realidad que es ajena a uno y que es necesaria para ese proceso
propio que es el reintegrarse a la sociedad.

Relato Víctor Parodi: señala que lleva 20 años trabajando con gente que ha sido de la
cárcel. Asume que la cercanía afectiva es más difícil, y que debe generarse un concepto de
taller tal como el que se realizó por CAIS. Además, puntualiza lo fundamental para la

30
reinserción integral el hecho de que la cárcel deba ser abierta a la comunidad, así también
concientizar respecto del espectro de personas que viven y sufren en la cárcel, en una señal
de empatía y mayor sentimiento por los Derechos Humanos.
Mujeres tienen niveles de violencia distintos, muchas han sido violentadas en la
cárcel, pero otras tienen grupos de autoayuda.

Iris Miranda, jefa del Centro de Apoyo para la Integración Social (CAIS): Existe en
el sistema penitenciario una perspectiva castigadora, es difícil trabajar en una institución
masculina como lo es Gendarmería de Chile siendo mujer. En Chile el sistema post
penitenciario sigue en construcción, existe violencia de clase, y de género, que es parte del
estado de las mujeres en el mundo patriarcal.
Lo masculino se ha ido empoderando más que respecto a las mujeres, esto se vincula
con la cárcel. Todo está atravesado por una mirada masculina.
Grados de violencia institucional. Cuando te dan una condena, además te dan una
multa, donde no se puede pagar en cuotas, y suelen ser montos altos, donde la solución es
terminar trabajando gratis un año para poder pagar la multa, que muchas veces los abogados
no ayudan a sacarlas.

A: Si bien se ha hablado del tema de la reinserción en términos amplios, una pregunta


que nos gustaría hacer en general a todas, es saber acerca de cómo han sentido la
reinserción del ámbito laboral, cuáles han sido las dificultades en el área del trabajo:
B: Mayor impedimento para reinsertarse, mayor problema para buscar trabajo fueron
las multas, no se pueden limpiar antecedentes porque debe primero limpiarse multas. La
mayoría de los trabajos piden papeles de antecedentes. Muchas preferimos trabajar de manera
independiente, o a través de cursos, como peluquería. No se presentan oportunidades. La
mejor opción para cada una es trabajar independiente, una de nosotras vende empanadas,
pan, almuerzos, etc.

Formación ciudadana fue entendida como el ciudadano se involucra, autocuidado,


para autogestionar la vida, como redes de apoyo. Autogestión de la vida como principal salida
para poder tener acceso al medio libre, a una misma, a tomar decisiones.

31
Se considera que a nivel de investigaciones es muy interesante lo que se puede hacer
respecto de las multas.
B: No es un problema solo de Valparaíso, se da en distintos contextos, donde la
historia es un poco la misma; el abogado no se hizo cargo de este tema, estuve 5 años presa,
ahora salgo, me quiero reinsertar y no puedo hasta pagar la multa. Si una mujer sale con la
idea de reinsertarse se le restringe la posibilidad.
Cuando las multas se transforman en trabajo al servicio de la comunidad, una UTM
vale 40.000, y una UTM en trabajo son 24 horas. El problema también viene desde dentro ya
que quieres están dentro de las unidades penales también tienen culpa en parte para poder dar
opciones o alternativas para que puedan firmar su proceso de pago de multa y no ir a otro
sistema, hoy solo el problema es de malos o negligentes abogados defensores. El tema de las
multas tiene mucha proyección a nivel de investigación. Y hay un tema social que motiva a
que se deba desarrollar más.

Pamela: Lleva 8 meses en la calle, y no ha podido ver a sus hijos. Dentro de la cárcel
(Quillota) una mujer tiene todos los cuidados necesarios, un bebé es una bendición allá.
Respecto a enfermarse, no siempre están los cuidados que debería haber, un ejemplo es el
paracetamol, siempre es lo mismo. La alimentación buena no es. El trato de las gendarmes
excelente no es (sic), pero tampoco es malo. Crisis de pánico dentro de la cárcel por enterarse
de dónde están sus hijos, hay gendarmes que ayudan, contienen.

Jimena: Las gendarmes en Valparaíso son más amables. Los gendarmes hombres
también tratan bien, sabiendo que una no es conflictiva. Hace más de un año se encuentra
con la condicional. Se logra salir adelante, pero con respaldo, ayuda. La cárcel tiene dos
caminos, uno cambia o no cambia. Existen cursos de peluquería, pastelería, trabajos 3 veces
a la semana.

Daria: Señala que es de nacionalidad boliviana. Está recluida 7 años en Santiago y


ahora cuenta con beneficio condicional por buena conducta. Respecto de las prestaciones, al
momento de crisis, pastillas para tranquilizarse. Reparaciones en tema de costura, peluquería.
Trabajó en casino. Salir adelante cuesta, pero salir adelante hay que proponérselo, porque o

32
si no, no se consigue. Lleva 2 años fuera, tema laboral no es fácil. piden documentación para
dar algún tipo de contrato. Se intenta no tropezar de nuevo, ninguna quiere volver de las
presentes a la cárcel. En Valparaíso es más complicado que en Santiago para encontrar
trabajo sin contrato. Pero, los cursos incentivan a seguir adelante.

33

Das könnte Ihnen auch gefallen