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La Música y las Artes Sanadoras

Por Sarah Belle Dougherty

“En el comienzo era el logos” – las escrituras sagradas de palabra o de sonido en el mundo entero expresan la
idea de que la primera manifestación cósmica fue la vibración, tanto de sonido, luz, o respiración, y es la
vibración primitiva, diferenciada en sonidos, colores, o respiración rítmica, formó las bases para todo lo que le
ha seguido. Los científicos describen cada vez más el material del universo como un continuo de movimientos
expresándose como una interacción de vibraciones. El punto de vista casi “metafísico” de la naturaleza
frecuentemente implícita en los físicos del siglo veinte ha comenzado en las recientes décadas a tener un
impacto real en los puntos de vistas aceptados, y los científicos sen encuentran a ellos mismos reconsiderando
el valor de los conceptos tradicionales y las prácticas de varias culturas.

En el renacimiento actual de las artes sanadoras muchas nuevas-viejas ideas están emergiendo, algunas
enfrentándose con los efectos físico y psicológico de la música y la vibración. Varias corrientes actuales de
investigación y pensamiento son reunidas en “Music: Physician For Times to Come”, una antología editada por
Don G. Campbell, director del Instituto de Música, Salud y Educación en Boulder, Colorado. Las selecciones
de muchas personas notorias en sus campos cubren los mecanismos y efectos del escuchar, los usos terapéuticos
de la música, los posibles potenciales futuros, y más discusiones filosóficas y espirituales del efecto del sonido
en los seres humanos.

El creciente reconocimiento de la importancia básica de la vibración yace en la raíz de muchas investigaciones


modernas sobre la música como una herramienta terapéutica. La terapia de la música, no obstante, está todavía
en su infancia. Los hospitales usan música tranquilizadora para ayudar a aliviar el dolor y el estrés y para
promover curación y relajación que afecta los sistemas autonómico, inmune, endócrino, y nuropéptido así
como también alienta los estados mentales positivos. La música es empleada para alentar la cratividad, mejorar
el aprendizaje, realzar la auto sugestión y la sugestión subliminal, y ayuda a evocar imágenes para la auto-
exploración y la cura. Música y movimiento son combinados para causar el balance cuerpo-mente y liberar las
energías bloqueadas. Aunque significante, tales aplicaciones tocan sólo la superficie del potencial del sonido.
Investigadores de vanguardia continúan encontrando aplicaciones físicas, psicológicas y espirituales de la
música para el bienestar humano.

La apreciación de la profunda potencia de la música existe en casi todas las culturas. Por ejemplo, los antiguos
Griegos tales como Orfeo, Pitágoras, Platón y Aristóteles reconocieron que el poder sanador de la música estaba
basado en su relación con la estructura matemática del cosmos y la humanidad. Investigaciones modernas en
Cymatics1 [Cimática], los patrones materiales evocados por el sonido, han inducido a una apreciación
aumentada de su influencia fundamental en la materia. Reflexionando en esto, Cathie E. Guzzeta señala que “la
materia asume ciertas formas o patrones basados en las vibraciones o frecuencias del sonido a la cual es
expuesta…Las fomras de los copos de nieve y los rostros de las flores pueden tomar su forma debido a que
están respondiendo a algunos sonidos en la naturaleza. Asimismo, es posible que los cristales, plantas y seres
humanos puedan ser, de alguna manera, música que ha tomado forma visible” (“Music. Physician For Times to
Come”, Música, P. 149).

Discusiones en la antología referenciada al trabajo del Médico francés, psicólogo, y especialista de oído Alfred
A. Tomatis están entre las más fascinantes. Sus teorías revolucionarias sobre el mecanismo para escuchar y
sobre el rol del sonido en la vida humana van en contra de varios modelos científicos aceptados. El escucharse a
sí mismo, él cree, tiene lugar por la conducción de la vibración desde el tímpano a través de los huesos del
cráneo del oído medio que actúa más bien como un amortiguador protector. Estos puntos de vista nos recuerdan
que aún las explicaciones grandemente aceptadas de cómo trabajan los sentidos son interpretaciones en vez de
hechos. Mayormente desde la consideración del desarrollo fetal, Tomatis ha concluido que el escuchar es el
1
[Nota del Traductor] Cymatics podría ser traducido como: el estudio de cómo las vibraciones, en el sentido amplio de la palabra,
generan e inciden en patrones, formas y procesos en movimientos. (http://www.mysticalsun.com/cymatics/cymatics.html)
sentido físico fundamental, sosteniendo que la piel con su sentido del tacto es una especialización posterior de
las células sensorias del oído, en vez de a la inversa. El rol vital del escuchar es sugerido por el hecho de que el
nervio auditivo está conectado directa o indirectamente con la mayoría de los otros nervios del cráneo,
incluyendo el nervio vago que alcanza los músculos de la espalda, la laringe, los pulmones, el corazón y los
órganos abdominales, incluyendo todo el tracto digestivo. El Dr. Tomatis ha usado entrenamiento acúsitco y
sonoro de los músculos en el oído medio para tratar exitosamente una variedad de problemas – entre ellos
enfermedades del oído, nariz y garganta, pérdida de la escucha y la voz, manchas delante de los ojos,
desequilibrios musculares en los ojos, depresión, hiperactividad, y dislexia – así como también para aumentar la
energía, concentración y habilidades de memoria.

De acuerdo al Dr. Tomatis, la función primaria del oído es estimular “electrónicamente” (por ausencia de un
término mejor) y recargar las células del cuerpo, un proceso que él llama carga cortical. Esta función está
relacionada con el equilibrio, con “las articulaciones, los músculos, en otras palabras con la postura del cuerpo
– todo lo que usamos para pelear contra la gravedad – todo esto está atado al laberinto del oído” (p. 17). En su
trabajo con el Canto Gregoriano entre los Benedictinos, él ha encontrado que el canto está centrado en el medio
de las más altas frecuencias de la voz humana, combinado con escucha activa, atenta, disciplinada, energiza el
cuerpo y promueve la actividad mental y espiritual.

El canto Tibetano tiene efectos y objetivos similares. Interesantemente, un Doctor Médico Tibetano señaló que
“el oído recolecta la energía que se mueve en espiral del cosmos, esta energía da vida al hombre y vemos su
vitalidad en la luz que brilla desde sus ojos” (P. 48). Ambos tipos de cantos requieren entrenamiento en técnicas
de escucha y producción, especialmente la respiración, así como también “vivir la vida”, antes de que un
practicante pueda volverse una parte integral de un coro. Varios grupos corales actuales e intérpretes
individuales basan su trabajo en el poder espiritual de la música para promover bienestar en el intérprete y en el
oyente. Campbell mismo, entre otros, apoya el uso de la entonación – el sonoro prolongado de tonos y
armónicas musicales – para promover salud corporal e interior (Cf. The Roar Silence, Quest Books, 1989).

Otras tradiciones están también influyendo las prácticas terapéuticas modernas conectando la música, la salud,
y el bienestar espiritual. Una corriente influyente es ejemplificada en The Way of the Shaman por el antropólogo
Michael Harner, quien aprendió prácticas chamánicas entre los Indios Sudamericanos y prosiguió para volverse
un dibujo chamán sanador practicante recurriendo a las técnicas de otras varias culturas tradicionales. En su
sistema, el practicante usa tambores y maracas para inducir un estado no usual de manera que pueda viajar a
voluntad a los mundos interiores, percibir las causas psíquicas de buena salud y de enfermedad, y audar a otros
a recobrar o mantener la salud por sus acciones empleadas en planos astrales. Técnicas similares son usadas por
muchos sanadores in culturas tradicionales del mundo entero, quienes integran la música, el arte, la danza, y el
drama en el proceso de sanación, tratando al paciente en el contexto de su entero ser en vez de usar la música
meramente para cambiar su comportamiento particular (Ver Joseph J. Moreno, “The Music Therapist: Creative
Arts Therapist and Contemporary Shaman”, Music, pp. 167-85) Sus experiencias personales de áreas interiores
concientizan a estos sanadores de la realidad de seres no físicos y energías y la interconexión de todo en el
universo.

La experiencia terapéutica de Harner ha indicado que casi todos tienen el potencial, a un grado u otro, de
cultivar las habilidades chamánicas si él o ella desea hacerlo. Investigadores en campos tales como
biofeedback2 han encontrado que el entrainment de ondas cerebrales a los ritmos Alfa y Theta mediante una
variedad de medios induce trance similar y experiencias de videntes. (Entrainment es un fenómeno en el cual
“las poderosas vibraciones rítmicas de un objeto causarán las menos poderosas vibraciones de otro objeto cierra
en paso y oscila a la tasa del primer objeto” Music, p. 218). La Música también estimula el entrainment
psicológico del paciente con el terapista o sanador – una importante sincronía interior para sacar beneficios del
2
[Nota del Traductor] Biofeedback: Bioretroalimentación. En particular conjunto de técnicas en las que el empleo de instrumentos
médicos (esfingomanómetro, termómetro, etc) permite al paciente un cierto control sobre algunas funciones del sistema nervioso
autonómico. Las técnicas de biofeedback se utilizan para combatir el estrés, la hipertensión, la disfunción eréctil, jaquecas, etc.
[Procedimiento Quirúrgico –PQ-:94.39]. Ref: Alvaro Galiano, autor de Medciclopedia (glosario que se puede usar con Babylon)
tratamiento, que igualmente se presenta en las relaciones de un discípulo y un maestro espiritual.
Evidentemente las cualidades físicas, psicológicas, y espirituales de la persona de quien nos volvemos
Entrenadas serían de suma importancia, ya que nuestro ser tenderá a tomar esas cualidades a un grado. Como
con los usos de hipnosis y sugestión, uno tiene que estar conciente de las consecuencias de poner el ser de uno
en armonía con el de otra persona o de abrirse a los habitantes y fuerzas del alcance astral de la naturaleza, lo
cual puede ser difícil de parar. Interesantemente, un maestro espiritual, por ejemplo, sincronizará su vibración
con la del discípulo en vez de controlar la vibración del discípulo.

Varios investigadors, tales como Harner y Stanislav Grof, que comenzaron con el uso de drogas para inducer
varios estados alterados con propósitos terapéuticos, se sorpendieron al encontrar que los mismos estados
pueden ser inducidos en casi cualquiera todos por procedimientos tan simples como tamborilleo o ritmos de
respiración alterados. Hace veinte años atrás la música y educadora Helen Bonny popularizó la práctica del uso
de imaginación guiada mientras se escucha la música en un claro trance auto-inducido como una ayuda para la
auto-exploración, la apreciación de la música, y terapia física y psicológica (Music an You Mind. Listening with
a New Consciousness, con Louis Savary, 1973, 1990). Ella encontró que escuchar música en un estado relajado,
meditativo frecuentemente provocaría fuertes experiencias psicológicas; otra vez, ella se sorpendió en las
profundidades interiores abiertas por la escucha alternativa de un estímulo tan común – generalmente en su
caso, música clásica Europea. Tales hallazgos han convencido a muchos de que esos niveles de conciencia
inducidos no son anormales sino que representan aspectos básicos y vitales de la conciencia humana – de otra
manera ellos no podrían ser inducidos tan sencillamente y casi universalmente.

Various types of sound, however, affect distinct areas of the brain and so produce dissimilar results. Tomatis, for
example, distinguishes strongly between the action of higher frequencies, such as those found in Gregorian and
Tibetan chants, which energize the person and awaken the higher consciousness, and the hypnotic effect of
lower frequencies predominating in certain types of drumming: "At the risk of oversimplifying, hypnotic effects
Varios tipos de sonido, de cualquier manera, afectan distintas áreas del cerebro y por lo tanto producen distintos
resultados. Tomates, por ejemplo, distingue fuertemente entre la acción de las más altas frecuencias, tales como
aquellas encontradas en los cantos Gregorianos y Tibetanos, que energizan la persona y despiertan la más alta
conciencia, y el efecto hipnótico de frecuencias más bajas predominando en ciertos tipos de tamborilleos: “Con
el riesgo de simplificar demasiado, los efectos hipnóticos son aquellos de relativamente baja frecuencia que
tocan en las más primitivas áreas del cerebro. Con el canto Gregoriano usted está afectando directamente la
corteza, que controla el mono en vez de ser dirigido por él” (p. 23). El cerebro humano es complejo; incluye el
tronco cerebral o viejo cerebro reptil, el cerebro medio o sistema límbico, y la neo-corteza que está dividida en
los lóbulos izquierdo, derecho y pre-frontal. También está conectado con los órganos sensoriales y los centros
de energía o chackras, incluyendo los cuerpos pineal y pituitario. Estamos apenas comenzando a entender los
roles de las diferentes partes del cerebro como instrumentos de la conciencia humana así como también cómo y
por qué diversos tipos de estímulos afectan sus actividades e interacciones. La investigación científica sobre los
seres humanos sólo recientemente ha mostrado signos de movimiento más allá de la psicología para considerar
fenómenos tales como la conciencia y espíritu existiendo por sí mismas en vez de simplemente productos
derivados de la materia y de la química del cerebro. El verdaderamente ilustrado uso de la música en un
contexto científico para afectar el cuerpo humano y la psiquis depende de una creciente comprensión de lo que
un ser humano es en muchos niveles, y de cómo esos niveles están integrados en el cuerpo físico.

Innegablemente la música o el sonido es una fuerza poderosa, una que tiene tanto poder para debilitar y destruir
cuando es usada incorrectamente como para curar y elevar cuando es usada correctamente. Justo como a un
vaso de vino puede ser hecho sonar, y finalmente destrozarse, cuando es expuesto a una frecuencia sincrónica,
así también pueden ser afectadas otras formas debido a que todo, desde los átomos y moléculas hasta las
células, órganos, gente, y planetas, se expresan a sí mismas a través de su propia frecuencia fundamental. “Tales
técnicas vibracionales, en el principio de resonancia, son ahora usadas en una manera más refinada para tratar
enfermedades localizadas específicas. Como podemos imaginar, tal poder es peligroso, porque una inadecuada
entrada de frecuencia puede inadvertidamente afectar otras áreas que la que está siendo tratada, porque todos
los sonidos tienen poderes y resuenan en alguna parte. (Herbert Whone, “Music – The Way of the Maze”,
Music, p.200). Junto con líneas similares Tomatis cita el ejemplo de mantra yoga, donde la postura tiene que ser
perfecta para que el mantra funcione, lo que explica por qué algunas personas se han destruido al hacer el
mantra sin saber la clave para la escucha adecuada. Un mantra puede dañar a una persona mucho más
rápidamente de lo que puede restaurarla. Así que hay definitivamente un peligro. Para hacer un mantra
correctamente uno debería saber bien toda la práctica y la teoría.
Lo que los antiguos sabían era que una vez que uno alcanza la postura auditiva perfecta, el cuerpo alcanza y
literalmente incorpora todo el sonido que viene desde afuera. El sujeto se identifica con sí mismo, se toca a sí
mismo desde afuera y desde adentro.

Ciertamente los usos de la música establecidos ahora en la salud no tocan usualmente áreas tan profundas de la
conciencia. Pero a medida que el mundo Occidental amplíe sus horizontes, más gente está reevaluando la
importancia dada a varias facultades: de la escucha como contrastada con la visión, y de los aspectos creativos e
intuitivos de la conciencia como contrastada con lo intelectual y organizador. Sanar involucra equilibrar y
armonizarlos muchos aspectos de cada ser humano y, como nosotros y el cosmos somos fundamentalmente
vibraciones, la música y otras expresiones de vibración pueden ser ayudas naturales en el proceso. Ver a cada
persona como multidimensional conduce al tratamiento interior así como también a las causas y síntomas
físicos. Al mismo tiempo hay riesgos en que la ciencia adopte las más sofisticadas técnicas de culturas no
Occidentales que deliberadamente actúan en los chakras, en el cuerpo-energía, y las fuerzas de vida o pranas:
practicantes imperfectamente entrenados pueden en la ignorancia usar métodos desprevenido de sus serios
efectos colaterales en los individuos. Las fuerzas en todos los planos que pueden ser liberadas por la música y la
vibración puede ser invisible pero son reales y extremadamente poderosas.

El hecho de que la música tiene una fuerte contribución a hacer hacia el bienestar físico y espiritual, ha sido
aparente a aquellos en las culturas tradicionales y antiguas hasta algunos registros de que tal actividad exista.
Largamente ignorantes de nuestra real individualidad y las cualidades variantes de los alcances interiores de la
experiencia humana y cósmica, hoy nuestro desafío es uno de discriminación: adoptar los beneficiosos mientras
se evita los dañinos en las prácticas antiguas y tradicionales. En estos procesos, los resultados físicos positivos
no son necesariamente indicaciones del valor o seguridad interior del practicante. Como siempre, la clave yace
en un conocimiento creciente y en el entendimiento de uno mismo.

(De la revista Sunrise, Abril/Mayo de 1992. Copyright © 1992 by Theosophical University Press)

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