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Colegio San Agustín

Asignatura:
Filosofía

Investigación:
Conceptos de Filosofía Clásica y
Filosofía Helenística

Alumno:
Raúl Rojas

Grado:
Onceavo “B”

Trimestre:
Primero

Panamá, 2 de Abril de 2018


INDICE

Página
INTRODUCCION i
CAPITULO I. LA FILOSOFIA CLASICA 1
1. LOS SOFISTAS 1
1.1. Maestros de la virtud política 1
1.2. La educación 2
2. SOCRATES 2
2.1. El diálogo Socrático 3
3. PLATON 4
3.1. Definición Platonica de la Filosofía 5
3.2. Los diálogos 5
3.3. La vocación política de la Filosofía 6
3.4. La crítica a la democracia 6
3.5. El alma virtuosa 7
3.6. El alma y el conocimiento de la realidad 7
3.7. El teoría de las ideas 8
4. ARISTÓTELES 9
4.1. La clasificación de las ciencias 9
4.2. Heliomorfismo: el cambio y la sustancia 10
4.3. El cambio accidental y el cambio sustancial 11
4.4. Doctrina de las cuatro causas 12
4.5. La felicidad como bien o fin último de la vida humana 13
4.6. La virtud 13
4.7. Etica y Política 13
4.8. Fundamento del Estado 14
CAPITULO II. LA FILOSOFIA HELENISTICA 15
1. EL EPICUREISMO 15
1.1. Epicuro 15
2. EL ESTOICISMO 17
2.1. La ética estoica 18
2.2. La naturaleza 18
3. EL ESCEPTICISMO 19
3.1. El criterio de la verdad 19
3.2. La ética escéptica 19
CONCLUSIONES 20
ANEXO 22
BIBLIOGRAFIA 23
INTRODUCCION

El presente trabajo tiene como objetivo primordial analizar las diferentes


corrientes filosóficas que marcaron la forma de pensar del ser humano,
iniciando con los Sofistas, pasando por Sócrates, Aristóteles y Platón,
para finalizar en la filosofía Helenística.

La filosofía clásica se basa en el estudio de la naturaleza del hombre,


se centra en Grecia desde el siglo VII A.C hasta el siglo III A.C, pero su
influencia se ha prolongado hasta nuestros días, debido sobre todo a
los aportes de los principales filósofos de la historia: Platón, Aristóteles
y Sócrates.

El período de los Sofistas se ubica en las últimas décadas del siglo V


a.C., su reflexión filosófica deja de lado los problemas cosmológicos y
físicos y se centra en el hombre y en lo humano. Este cambio coincide
con el florecimiento de la filosofía en Atenas y debe situarse en su
contexto histórico, social y político, fundamentalmente en el marco de la
Atenas de Pericles. En este mismo contexto cabe situar la figura de
Sócrates (470 a.C.-399 a.C), cuya filosofía representó una revolución
de los valores.

El período platónico y aristotélico: Platón (427 a.C.-347 a.C.) y


Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.) representan para la filosofía un decisivo
enriquecimiento, tanto por la diversidad temática de su interés
especulativo como por la profundidad de su pensamiento.

El período helenístico está comprendido entre la muerte de Alejandro


Magno (323 a.C) y la conquista de Grecia por Roma en los últimos días
de la República. El sabio helenista buscará su salvación en la
individualidad. La filosofía se convierte en ciencia moral, entendida no
como la búsqueda de la virtud sino como camino hacia la felicidad.
CAPITULO I. LA FILOSOFIA CLASICA

Se denomina filosofía clásica al pensamiento de los filósofos griegos,


Sócrates, Platón y Aristóteles, cuyos aportes influyeron notablemente
en la cultura occidental.

La filosofía griega es un periodo de la historia de la filosofía


comprendido, aproximadamente, entre el surgimiento de la filosofía
occidental en la zona de Jonia a principios del siglo VI a. C. hasta la
invasión de Macedonia por los romanos en 148 a. C.

3. LOS SOFISTAS
Los sofistas fueron maestros que se dedicaron a instruir a la juventud.

El término sofista, del griego sophía, "sabiduría" y sophós, "sabio", es


el nombre dado en la Grecia clásica, a aquellos que tenían como
profesión, la de enseñar la sabiduría. Los sofistas más notables
fueron: Protágoras, Gorgias, Pródico, Hipias, Trasímaco y Calicles.
Protágoras es uno de los sofistas más importantes, resalta por su
“teoría de los juicios contrarios”, establece que en todos los
argumentos se pueden encontrar posiciones contrarias las cuales se
pueden defender al mismo nivel y por sus posturas relativistas y
subjetivistas.

1.1. Maestros de la virtud política


Los sofistas enseñaban, la areté requerida para estar a la altura de las
nuevas circunstancias sociales y políticas (recordemos que la palabra
areté, traducida generalmente por virtud de la política). La primera
exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz
de persuadir a otros. De ésta manera la palabra no es instrumento de
la verdad sino del interés del que argumenta; así la ética estaba
ausente del contenido doctrinario de los sofistas y el individualismo
subordinaba los valores al egoísmo. El relativismo sofista hacía
depender de cada persona cualquier conocimiento, este relativismo
influyó en la filosofía moderna, su actitud fue seguida por Maquiavelo,
también la retórica de Benito Mussolini, Adolfo Hitler y Lenin son
ejemplos claros de la oratoria sofista.
1.2. La educación

Los sofistas, se centraban en formar a los ciudadanos para la función


pública, política y representación ciudadana.

La educación más que una teoría, era vista como una técnica para los
sofistas. La técnica se evidenciaba en el pensamiento, la forma del
lenguaje y el discurso. Es decir, la retórica fue la base de la educación
entre los sofistas; aspectos como, el discurso, el debate y la
argumentación eran los más importante dentro de la educación sofista.

La enseñanza de sus teorías se basaba en cómo ser buenos


ciudadanos y cuáles pasos se deben seguir para poder triunfar en el
campo de la política. Sus enseñanzas tenían un fin práctico y éste era
lograr desenvolverse adecuadamente en los asuntos de política o en
la vida pública.

2.- SOCRATES (Atenas, 470 a.C. - id., 399 a.C)

Sócrates es una figura capital del pensamiento antiguo, su reflexión se


centró en el ser humano, particularmente en la ética, y sus ideas
pasaron a los dos grandes pilares sobre los que se asienta la historia
de la filosofía occidental: Platón, que fue discípulo directo suyo, y
Aristóteles, que lo fue a su vez de Platón.

Su vida fue filosofar y enseñar. Su preocupación era la conducta


degradada de sus conciudadanos; en consecuencia, enfocó su
curiosidad intelectual en el ser humano y en su capacidad de conocer
la verdad.

Contemporáneo de los sofistas, muchos creyeron que era un sofista


más, pero era exactamente lo contrario. Nunca intervino en la política.
No pronunciaba discursos. No escribió nada. Según él, nunca fue
maestro de nadie. Simplemente se dedicaba a conversar con quien
quería conversar con él; creía que la sabiduría se adquiere en el
intercambio vivo de la conversación, haciéndose preguntas y
buscando juntos respuestas. Así y sólo así enseñó a pensar, a buscar
la verdad y a saber que es posible alcanzarla. A diferencia de los
sofistas, no cobraba por sus enseñanzas. De esta manera luchaba
abiertamente contra el relativismo sofista pues sostenía la posibilidad
de acceder al conocimiento de verdades eternas e inmutables
mediante la mayéutica entendida como el arte de parir o dar a luz el
conocimiento.

La mayéutica era el diálogo entre el discípulo y el maestro con el fin de


solucionar planteamientos problemáticos. El primer paso era
reconocer la propia ignorancia. Repetía en sus conversaciones que no
sabía nada, pero que era más sabio que los demás porque estaba
consciente de su ignorancia mientras los otros creían saber. Quien
cree saber no se esfuerza en buscar la verdad. El primer paso hacia la
verdad es barrer de la mente los prejuicios, las ideas incompletas, los
errores que generalmente llenan las cabezas de la gente y no dan
lugar a la verdad. Hecha la limpieza, el camino queda abierto.

Su planteamiento político tenía un gran fundamento moral. De esta


manera, Sócrates se convertía en el fundador de la Ética. El hombre
virtuoso es el mejor ciudadano y debe someterse a las prescripciones
del Estado. Él mismo fue ejemplo de ello cuando, acusado
injustamente, bebe el veneno de la cicuta.

2.1. El diálogo Socrático

El diálogo socrático es un método de dialéctica o demostración lógica


para la indagación o búsqueda de nuevas ideas, conceptos o prismas
subyacentes en la información.

Es una forma de búsqueda de verdad filosofal. Típicamente concierne


a dos interlocutores en cada turno, con uno liderando la discusión y el
otro asintiendo o concordando a ciertas conjeturas que se le muestran
para su aceptación o rechazo.

La práctica implica efectuar una serie de preguntas alrededor de un


tema o idea central, y responder las otras preguntas que aparezcan.
Normalmente, este método se usa para defender un punto de vista en
contra de otra posición. La mejor forma de evidenciar el acierto de un
"punto de vista" es hacer que el oponente se contradiga a sí mismo y
de alguna forma apruebe el "punto de vista" en cuestión.
3. PLATON (427-347 a.C.)

Su pensamiento político se encuentra expresado en sus Diálogos,


principalmente en: La República, las Leyes y El político. De las tres la
que más importancia tiene es la primera. Las ideas filosóficas de
Platón tuvieron muchas implicaciones sociales, particularmente en
cuanto al estado o gobierno ideal. Hay discrepancias entre sus ideas
iniciales y las que expuso posteriormente. Algunas de sus más famosa
doctrinas están expuestas en la República. Platón decía que las
sociedades debieran tener una estructura tripartita de clases la cual
respondía a una estructura según el apetito, espíritu y razón del alma
de cada individuo: 1) Artesanos o labradores (los trabajadores
correspondían a la parte de “apetito” del alma); 2) Guerreros o
guardianes (los guerreros aventureros, fuertes, valientes y que
formaban el “espíritu” del alma) y; 3) Gobernantes o filósofos (aquellos
que eran inteligentes, racionales, apropiados para tomar decisiones
para la comunidad). Estos formaban la “razón” del alma.
De acuerdo con este modelo, los principios de la democracia
ateniense, como existía en aquella época, eran rechazados en esta
idea y muy pocos estaban en capacidad de gobernar. En lugar de
retórica y persuasión, Platón dice que la razón y la sabiduría son las
que deben gobernar. Esto no equivale a tiranía, despotismo u
oligarquía, como Platón decía: Hasta que los filósofos gobiernen como
reyes o, aquellos que ahora son llamados reyes y los dirigentes o
líderes, puedan filosofar debidamente, es decir, hasta tanto el poder
político y el filosófico concuerden, mientras que las diferentes
naturalezas busquen solo uno solo de estos poderes exclusivamente,
las ciudades no tendrán paz, ni tampoco la raza humana en general.
Platón describe a estos “reyes filósofos” como aquellos que “aman ver
la verdad esté donde esté con los medios que se disponen” y soporta
su idea con la analogía de un capitán y su navío o un médico y su
medicina. Navegar y curar no son prácticas que todo el mundo esté
calificado para hacerlas por naturaleza. Gran parte de La República
está dedicada a indicar el proceso educacional necesario para
producir estos “filósofos reyes”. Se debe mencionar, sin embargo, que
la idea de la ciudad que se describe en La República la califica
Sócrates como una ciudad ideal, la cual se examina para determinar la
forma como la injusticia y la justicia se desarrollan en una ciudad. De
acuerdo a Sócrates, la ciudad “verdadera” y “sana” es la que se
describe en el libro II de La República, que contiene trabajadores, pero
no tiene los reyes-filósofos, ni poetas ni guerreros.

3.1. Definición Platonica de la Filosofía

Según Platón, la filosofía es la ciencia de la razón de las cosas; es la


más alta ascensión de la personalidad y la sociedad humana por
medio de la sabiduría. La sabiduría, para él, radica en el conocimiento
o aspiración de las ideas eternas e inmutables; este conocimiento es
ciencia superior en todo el conocimiento sensible llamado doxa
(opinión).

3.2. Los diálogos

Platón, en gran medida, le fue fiel a su maestro Sócrates y al igual que


él, también considera que la verdad se muestra en el intercambio de
ideas entre diversos interlocutores. Platón define el pensamiento como
"el diálogo que el alma mantiene consigo misma". En su juventud
Platón escribió tragedias, pero, según cuenta la tradición, cuando
conoció a Sócrates decidió quemar todos sus escritos y dedicarse a la
filosofía. Estos dos hechos ― la importancia que le dio al diálogo y su
destreza literaria ― se reúnen en el modo de escribir de este filósofo:
sus obras están dotadas de una alta calidad estética y tienen la forma
de diálogos, en su mayoría cortos: se reúnen varios amigos y entablan
una conversación relativa a un tema de importancia filosófica (el
conocimiento, el bien, la virtud, el amor, la belleza, el ser...); en casi
todos los diálogos participa Sócrates como interlocutor principal y es
quien habitualmente expresa las ideas del propio Platón.

Los diálogos de Platón se suelen dividir en grupos atendiendo al


momento en que fueron escritos:
 Diálogos de juventud (o diálogos socráticos): presentan las
ideas de Sócrates y una reivindicación de su figura; destacan
"Apología de Sócrates" y "Protágoras";
 Diálogos de transición: primeros esbozos de la Teoría de las
Ideas y de la inmortalidad del alma; destacan "Menón" y "Crátilo";
 Diálogos de madurez: en ellos presenta la Teoría de las Ideas ya
desarrollada, sus implicaciones en antropología, ética y política, y
los mitos más importantes; destacan "Banquete", "Fedón",
"República", "Fedro";
 Diálogos de vejez: son los últimos escritos de Platón; aparecen
algunas críticas a su propia teoría, preocupaciones por cuestiones
lógicas y cosmológicas y en el campo de la filosofía política un
mayor interés por la historia y las condiciones reales de la vida
política; destacan "Teeteto", "Parménides", "Sofista", "Político",
"Timeo" y "Leyes".

3.3. La vocación política de la Filosofía

El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres clases
de ciudadanos -el pueblo, los guerreros y los filósofos-, cada una con
su misión específica y sus virtudes características: los filósofos serían
los llamados a gobernar la comunidad, por poseer la virtud de la
sabiduría; mientras que los guerreros velarían por el orden y la
defensa, apoyándose en su virtud de la fortaleza; y el pueblo trabajaría
en actividades productivas, cultivando la templanza.

Las dos clases superiores vivirían en un régimen comunitario donde


todo (bienes, hijos y mujeres) pertenecería al Estado, dejando para el
pueblo llano instituciones como la familia y la propiedad privada; y
sería el Estado el que se encargaría de la educación y de la selección
de los individuos en función de su capacidad y sus virtudes, para
destinarlos a cada clase. La justicia se lograría colectivamente cuando
cada individuo se integrase plenamente en su papel, subordinando sus
intereses a los del Estado.

3.4. La crítica a la democracia

La de Platón ha sido la condena más enérgica de la democracia.


Platón negó rotundamente que todos los ciudadanos estuviesen por
igual capacitados para participar en política, esto es, para poder ser
elegidos gobernantes.
Otra de las cosas que Platón recalcó de la democracia fue el problema
de la multitud. La pregunta que se hace es la siguiente: las decisiones
de la mayoría, ¿son justas? Platón hizo una larga lista de las
atrocidades que se cometieron por decisiones adoptadas por mayoría
en la asamblea ateniense. Entre ellas, la condena a muerte de su
maestro Sócrates. Y el problema que encontró fue que la ignorancia
de la mayoría era aprovechada por unos pocos oradores, que usaban
sus capacidades comunicativas para convencer a los demás, y así
conseguir sus fines particulares (conseguir poder, riquezas, fama,
etc.). Luego, lo que los grandes oradores perseguían no era lo bueno
para la sociedad (lograr una sociedad justa, sin delincuencia, sin
desigualdad, ya sea ésta social, cultural, religiosa o económica, etc.).

3.5. El alma virtuosa


Para Platón el alma es inmortal. Pero el alma como el Estado, también
tiene fuerzas que si no se organizan entran en conflicto y producen
injusticia e infelicidad. La parte racional del alma debe dirigir los
destinos de la misma.

3.6. El alma y el conocimiento de la realidad


El dualismo de Platón entre lo sensible y lo inteligible, entre lo material
y espiritual, se manifiesta también en la naturaleza humana: el ser
humano es un compendio de dos mundos, alma y cuerpo. El alma o
psiqué es el principio que da vida al cuerpo, pero también es el
principio racional que ordena la vida a través del conocimiento de lo
universal y perfecto. El destino del hombre es «salir de la caverna» y
vivir conforme al alma, es decir, conforme a lo perfecto, a lo racional, a
las ideas. ¿Pero cómo es posible llegar a este conocimiento de las
ideas?

Platón distingue dos tipos de conocimiento:


1. dóxa, o conocimiento sensible, y
2. nóesis, o conocimiento intelectual.

La dóxa comienza en la sensación, en la percepción de las imágenes


(eikasía), y nos permite forjarnos una creencia (pistis), sobre el mundo
que tenemos ante nosotros. Esta visión del mundo es el resultado de
la opinión sobre lo cambiante, de lo que nos parece que es, pero sólo
refleja un mundo imperfecto. La dóxa no cumple las condiciones de un
conocimiento universal que pueda guiar nuestra vida hacia lo perfecto.
El auténtico conocimiento, capaz de desvelarnos la verdad (alétheia),
sólo puede ser un conocimiento intelectual (nóesis). Cuando somos
capaces de «mirar» con la inteligencia prescindiendo de los sentidos
descubrimos el mundo inteligible.

Finalmente, la epistéme es el verdadero conocimiento científico,


universal y necesario, sin referencia alguna a lo sensible. La epistéme
permite conocer los modelos racionales de la realidad, las ideas, y las
relaciones entre éstas. A este conocimiento, que también llamará
Platón «dialéctico», le corresponde la función ordenadora de la vida
humana: sólo quien es capaz de remontarse por encima de lo
particular y llegar a conocer perfectamente lo que es justo en sí puede
vivir justamente.

3.7. El teoría de las ideas

La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el


eje a través del cual se articula todo su pensamiento.

La teoría de las ideas consiste en aceptar junto al mundo físico,


constituido por los cuerpos materiales, sensibles, particulares,
mutables, compuestos, generables y corruptibles, la existencia de un
mundo de Ideas o formas inmateriales, inteligibles, universales,
inmutables, indivisibles y eternas. El conocimiento de las ideas es
ciencia mientras que el conocimiento de las cosas es solo opinión.

Las ideas son la esencia y la causa de todas las cosas, son aquello
que pensamos en los conceptos y que designamos con un nombre.
Las ideas existen realmente en un mundo aparte, fuera de las cosas y
de la mente humana; son la auténtica realidad frente a la aparente
realidad sensible.

Las ideas están ordenadas de las menos a las más generales, con
una estructura jerárquica cerrada por la idea de bien, que es la causa
y la esencia común de todas las ideas así como el principio que las
une. Y como las ideas son la causa y esencia de todas las cosas del
mundo sensible, el bien es la causa y esencia última de toda realidad.
Toda realidad expresa el bien aunque no totalmente.
El hombre posee dos facultades de conocimiento. Mediante los
sentidos conoce el mundo físico y mediante la razón conoce las ideas.
La ciencia es un conocimiento racional y versa sobre lo que es real,
universal, necesario e inmutable, es decir, las ideas. El particular,
sensible y cambiante, los seres del mundo físico, sólo pueden ser
objeto de opinión pero jamás de ciencia.

4. ARISTÓTELES

Aristóteles (384-322 a.C.). Pese a ser discípulo de Platón, se distanció


de las posiciones idealistas, para elaborar un pensamiento de carácter
naturalista y realista. Frente a la separación radical entre el mundo
sensible y el mundo inteligible planteada por las doctrinas platónicas,
defendió la posibilidad de aprehender la realidad a partir de la
experiencia. De acuerdo con las fuentes antiguas, el filósofo griego
escribió 170 obras, aunque sólo 30 se han conservado hasta nuestros
días.

4.1. La clasificación de las ciencias

Aristóteles procede a la clasificación de los diferentes saberes en


estos tres campos que están directamente relacionados con las
tres dimensiones principales de la existencia humana:
1. El saber productivo, que es técnico y remite a la
«fabricación» de cosas útiles.
2. El saber práctico, que es ético-político y remite a la acción
libre o electiva, porque busca la virtud, la regla de la «buena
acción».
3. El saber teórico, referido al modo de ser de las cosas mismas
(y no al agente que fabrica con ellas algo o que emprende a
partir de ellas alguna acción).

A propósito de esta clasificación de las ciencias, conviene


recordar una vez más que el término «ciencia» no tiene en la
Grecia antigua las connotaciones que hoy reviste para nosotros, y
que, por tanto, no importa cuál sea su «superioridad» con
respecto al conocimiento ordinario, nunca se aparta del todo de la
noción común de saber entre los contemporáneos de Aristóteles,
que siempre es un saber arraigado en la acción y relacionado con
el uso.

Por otra parte, la clasificación en sí misma está relacionada con la


concepción general de Aristóteles:
1. Las ciencias productivas remiten al carácter «necesitado» de
la vida humana, en el sentido de que exige la satisfacción de
ciertas necesidades elementales para mantener la vida,
necesidades que demandan una actividad «productiva» por
parte de los hombres.
2. El saber práctico no se relaciona con «las necesidades de la
vida», sino, por el contrario, con la posibilidad de una «vida
buena»; es decir, aquella que ya no está orientada a la
satisfacción de las necesidades primarias, sino al ejercicio de
la libertad.
3. La actividad «teórica» es para Aristóteles la mejor de todas
las vidas posibles para el hombre libre, que en nada puede
ejercitarse con más propiedad que en el conocimiento
superior.

Las ciencias teóricas son las ciencias «superiores» en el sentido


de que, como hemos dicho, toman su fundamento de la cosa
misma que investigan y no de los propósitos que frente a ella
persiga el agente o el productor; es decir, investigan las leyes de
lo real.

Aristóteles reconoce explícitamente este estatuto a la física (que


en su tiempo no se diferenciaba temáticamente de lo que hoy
llamaríamos «biología»), a las matemáticas y a la teología,
considerando a esta última «primera» entre las superiores (a
veces llamada «filosofía primera») porque su objeto, Dios, es el
más eminente de los objetos posibles.

4.2. Heliomorfismo: el cambio y la sustancia

Las sustancias sensibles se hallan constituidas por dos principios:


materia, que dice de qué está hecha una cosa, y forma, disposición o
estructura de la misma. Esta doctrina se denomina hilemorfismo o
teoría hilemórfica (de híle, materia, y morfé, forma). La materia es el
substrato general de toda sustancia corpórea, y de ella derivan las
propiedades físicas comunes a todos los cuerpos, pero, por si sola, ni
siquiera es cognoscible: es imposible experimentar una materia no
determinada, no incardinada en una forma. La materia es un principio
indeterminado que adquiere su determinación gracias a la forma; la
forma es el principio determinante que hace que la materia sea lo que
es. Ambos principios son inseparables.
La distinción aristotélica entre forma sustancial y forma accidental
ayuda a comprender el concepto de forma. Un ser individual se
compone de materia y de una forma sustancial, que viene a ser el
diseño estructural de la materia. A través de los sentidos y del intelecto
identificamos tal diseño e incluimos al ser en un género; la forma
sustancial nos permite incluir cierto fruto en el género “manzana” y
distinguirlo de una nuez. Ahora bien, el tamaño, la forma, el color o el
sabor varían de una manzana a otra; tales rasgos, que individualizan
una manzana en concreto, configuran su forma accidental.
Como puede verse, formas sustanciales e ideas platónicas son
nociones afines. Pero para Platón las ideas son trascendentes: se
hallan en un mundo aparte, el mundo de las Ideas, y los seres del
mundo sensible (el nuestro) son meros reflejos de las Ideas. En
Aristóteles sólo existe el mundo sensible; la materia y las formas
sustanciales son dos principios constitutivos que residen en los mismo
seres, es decir, son inmanentes.

4.3. El cambio accidental y el cambio sustancial

Aristóteles distingue diversos tipos de cambio, según afecte a la


sustancia o a los accidentes, o según sea producido de forma natural
o artificial. El cambio puede ser producido espontáneamente por la
sustancia, y en ese caso hablamos de cambio natural; o puede ser
producido artificial o violentamente, a causa de la intervención de un
agente externo a la sustancia misma, el hombre por ejemplo, y en este
caso hablamos de cambio artificial.
El cambio sustancial supone la modificación radical de una
sustancia, es decir, que algo deje de ser lo que era y pase a ser otra
cosa: que una sustancia se "convierta" en otra. Las dos formas propias
de este tipo de cambio son la generación y la corrupción. La
generación supone el nacimiento, o el surgimiento de una nueva
sustancia; la corrupción supone la muerte o la desaparición, la
destrucción de una sustancia. La germinación de una semilla y el paso
de ser semilla a ser planta supone un cambio sustancial: la semilla
desaparece, deja de ser semilla, y surge la planta.
El cambio accidental supone, por el contrario, la modificación de
algún accidente de la sustancia, la pérdida o la adquisición de una
característica, es decir, la sustitución de una forma accidental por otra.
Este tipo de cambio puede ser local, cuantitativo, o cualitativo. El
cambio local supone la traslación de la sustancia de un lugar a otro;
esto puede producirse de una forma natural, como ocurre con el
movimiento de las aguas de un río, o de una forma artificial, si modo
de lugar la mesa en que trabajo, por ejemplo. El cambio cuantitativo
consiste en el aumento o de la disminución de la cantidad en una
sustancia: el aumento o la disminución del peso de un individuo es un
ejemplo típico de cambio cuantitativo. El cambio cualitativo supone la
sustitución de una cualidad por otra que una sustancia; una fruta que
madura y cambia de color experimenta un cambio cualitativo, por
ejemplo; una mesa que es pintada de un color diferente también
experimenta un cambio cualitativo. Todas las formas de cambio
accidental pueden, a su vez, ser un tipo de cambio natural o artificial.

4.4. Doctrina de las cuatro causas

La explicación de por qué se produce el cambio, sus causas, nos la


ofrece Aristóteles con la teoría de las cuatro causas:
 la causa material,
 la causa formal,
 la causa eficiente, y
 la causa final.

El cambio se puede producir por razón de la materia, de la forma, de


un agente, o del fin. Cuando la madera de una mesa se pudre y se
destruye la mesa la causa del cambio es material; cuando a un joven
comienza a salirle la barba, la causa del cambio es formal, deriva de
su propia esencia; cuando un bloque de mármol se convierte en una
estatua la causa del cambio es el escultor que lo modela, la causa
eficiente; cuando una masa de arcilla se convierte en un plato lo hace
en función de la causa final, para comer.
La teoría de las cuatro causas está inspirada claramente en la acción
del hombre, respecto a la fabricación de objetos artificiales, en donde
la causa eficiente y la causa final actúan de una manera deliberada y
clara. No está tan claro cómo se pueden aplicar esas causas a los
objetos o a las sustancias naturales; pero Aristóteles lo hace,
convirtiendo su interpretación de la naturaleza en una interpretación
teleológica, finalista.

4.5. La felicidad como bien o fin último de la vida humana

La ética de Aristóteles tiene un fin que se resume en la búsqueda de la


felicidad. Para algunos, la felicidad consiste en los placeres; para
otros, en las riquezas; pero el hombre sabio la busca en el ejercicio de
la actividad que le es propia al hombre, es decir, en la vida intelectiva.
Ello no excluye el goce moderado de los placeres sensibles y de los
demás bienes, con tal de que no impida la contemplación de la verdad.

4.6. La virtud

Sobre esta base desarrolla Aristóteles el concepto de virtud. La virtud


consiste en el justo medio; así, la valentía es la virtud que se sitúa
entre dos extremos igualmente viciosos, la cobardía (carencia de
valor) y la temeridad (exceso de valor que lleva a correr riesgos
innecesarios). Lo que quiere dar a entender es que el actuar del
hombre debe estar regido por la prudencia o regla recta. Hay dos
modalidades de virtud: las dianoéticas (que se refieren al ejercicio de
la inteligencia) y las éticas (que se refieren a la sensibilidad y los
afectos). Todas las virtudes son hábitos que se adquieren por medio
de la repetición. La virtud por excelencia es la justicia, la cual consiste
en el acatamiento de las leyes y en el respeto a los demás
ciudadanos.

4.7. Etica y Política

Aristóteles considera que el fin que busca el hombre es la felicidad,


que consiste en la vida contemplativa. La ética desemboca en la
política.
Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza; esta
célebre expresión ha de entenderse como "animal social", ya que
"político" deriva de polis, la ciudad-estado griega, que es la forma más
avanzada de sociedad. Sólo los animales y los dioses pueden vivir
aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la conservación
inclina a los hombres a vivir unidos, primero en la familia, luego en la
aldea (unión de varias familias) y finalmente en la ciudad-estado (ni
muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una
ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un
mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas que
respeten las diferencias y eduquen a los ciudadanos para la
responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su mentalidad
clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las
mujeres ni para los esclavos).

4.8. Fundamento del Estado

Existen tres formas de legítimo gobierno: la monarquía (gobierno de


uno), la aristocracia (gobierno de los mejores) y la democracia
(gobierno de muchos). A estas formas rectas de gobierno se oponen
tres formas degeneradas, en las que los gobernantes prescinden del
bien general y buscan sólo su propio interés: la tiranía, la oligarquía y
la demagogia. No se puede decir cuál de las tres es mejor, pues para
cada pueblo en concreto hay que deducirla de una indagación objetiva
de las varias formas históricas de gobierno, y definir según las
circunstancias cuál es más conveniente para un determinado estado
(Aristóteles recogió y estudió las constituciones de 158 estados). En
principio, toda forma de gobierno es buena si quien gobierna busca el
bien de los gobernados.
CAPITULO II. LA FILOSOFIA HELENISTICA

De acuerdo al marco de la polis, Aristóteles había definido al hombre


como un “animal político”, pero con la desaparición de las ciudades-
estado, el hombre se convierte en un “animal social”. El marco de
referencia será la humanidad y la naturaleza y reclamará para sí la
autosuficiencia y la autonomía que antes se reconocía como privilegio
de la ciudad.

Es una época inestable en la cual la seguridad y la felicidad son los


principales anhelos. La felicidad se busca en las leyes inalterables del
Cosmos y por lo tanto, se orienta a una física y a una ética de carácter
naturalista y cosmopolita, porque tanto la ética platónica como la
aristotélica sólo parecen válidas en el marco de la polis.

La ciencia y la filosofía se subordinan a fines prácticos, la sabiduría


ahora, corresponde al que sabe, pero también al que sabe vivir. De
esta forma, la filosofía helenística, dividida en lógica, física y ética, es
considerada como un saber unitario unificado por la finalidad moral.

1. EL EPICUREISMO
El epicureísmo es una filosofía notablemente sistemática, pero su
intención es claramente práctica. No se concibe a la a filosofía como
una forma para presumir cultura sino para aprender a ser feliz.

1.1. Epicuro

El sistema filosófico de Epicuro surge como una respuesta práctica


para aquellos individuos inquietos que buscaban el camino para
alcanzar la felicidad y la confianza en el ser humano. Eran tiempos de
profunda crisis, tanto política como moral, agitados por continuas
guerras y luchas por el poder; tiempos en los que la filosofía se erige
como un saber eminentemente práctico, que parte de una actitud
reflexiva frente a los males que aquejan a todos: << No hay que
simular filosofar, sino filosofar realmente. Porque no necesitamos
aparentar estar sanos, sino estar sanos realmente >>.
El epicureísmo es esencialmente un arte del buen vivir, basado en la
moderación de las necesidades y en el uso racional de la libertad.

Epicuro propone, en primer lugar, partir de un conocimiento de la


realidad libre de temores infundados y de falsas opiniones, ambos
causa frecuente de perturbación del ánimo. La única realidad que
existe es la sensible, que es conocida por el individuo a partir de los
datos de los sentidos (materialismo).

En segundo lugar, afirma que la base de la felicidad es la obtención


del placer y la evitación del dolor, porque el placer es el principio - y el
fin de una vida feliz.

Epicuro distingue dos tipos de placer: el estable o catastemático y el


móvil o cinético. El placer catastemático es el que Epicuro señala
como más importante, y se define como la armonía que produce una
ausencia de dolor no sólo en el cuerpo, sino también en el alma. Esta
armonía no es difícil de alcanzar, pues basta con mantener un
equilibrio en el aspecto físico de la persona y un alma libre de vanas
opiniones. Los placeres cinéticos son los propios de los sentidos y
posteriores a los placeres catastemáticos. Si un hombre tiene hambre,
al comer obtendrá un placer estable. Pero si después de haber comido
lo suficiente continúa ingiriendo alimentos únicamente para deleitarse,
entonces estará obteniendo un placer en movimiento o cinético.
Epicuro considera que el placer no es ilimitado; pero como la carne es
irracional, el límite en la búsqueda y consecución del placer lo debe
marcar la razón, evitando así los deseos desmesurados.

Pese a que Epicuro considera que los placeres que proporciona el


alma son superiores a los del cuerpo, también afirma rotundamente
que los primeros en ser atendidos deben ser éstos: hay que eliminar el
dolor de estómago que provoca el hambre antes de poder gozar de
otros placeres. Y en cuanto a los deseos, la prudencia es la que
indicará al individuo cuáles deben de ser aceptados y cuáles
rechazados.

Epicuro distingue tres tipos de deseos:


1. Naturales y necesarios: son los que hacen referencia inmediata a la
supervivencia y causan dolor si no son atendidos de inmediato.
Calmar el hambre, la sed y el frío son deseos naturales y
necesarios que, al ser eliminados, producen un placer
catastemático.

2. Naturales y no necesarios: son los que no aparecen como reacción


al dolor, sino como variación del placer. No producen dolor si no
son satisfechos. Se limitan a provocar placeres cinéticos y entre
ellos se incluyen los placeres relativos al sexo. Epicuro distingue
entre la mera relación sexual - tá aphrodisía- que considera una
necesidad natural del cuerpo, y el amor apasionado - eros- ,
altamente peligroso por ser motivo de desasosiego del alma.

3. No naturales y no necesarios: son el ansia de poder, fama, gloria y


demás triunfos. Epicuro defiende la posibilidad de abstenerse de
toda vida política. El sabio no debe aceptar cargos públicos y
limitarse únicamente a acatar las leyes del lugar en que vive. El
epicúreo es un hombre libre, moderado, que quiere vivir en paz
gozando de los pequeños placeres que da la vida. Tal vez, admite,
no sea posible evitar los pequeños achaques y las enfermedades,
pero lo que sí es posible, gracias a la filosofía, es dominar las
ansias y ambiciones irracionales de poder, en algunos casos, y de
placer, en otros, que dominan el alma llenándola de angustias y
terrores.

2. EL ESTOICISMO

El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en


el 301 a. C. Su doctrina filosófica se basaba en el dominio y control de
los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida, valiéndose de la
valentía y la razón del carácter personal. Su objetivo era alcanzar la
felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales.

Durante el período helenístico adquirió mayor importancia y difusión,


ganando gran popularidad por todo el mundo grecorromano,
especialmente entre las élites romanas. Su período de preeminencia
va del siglo III a. C. hasta finales del siglo II d. C. Tras esto, dio signos
de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del alto
Imperio romano y el auge del cristianismo.
2.1. La ética estoica

La ética estoica es la faceta más conocida de esta escuela. Como tal,


propone que la felicidad implica vivir conforme a nuestra naturaleza
racional; que el único bien es la virtud y el único mal es el vicio y la
conducta pasional e irracional; que las pasiones que perturban la
razón son contrarias al ideal estoico; que los bienes materiales o
aspectos de la vida humana, como la salud o la enfermedad, el dolor o
el placer, son indiferentes para el estoico y de allí proviene su
fortaleza. Todo esto tiene como objeto alcanzar la apatía, que es
aceptación de los ideales ascéticos. En este sentido, es un sistema
que se opone al hedonismo de Epicuro y al eudemonismo de
Aristóteles.

2.2. La naturaleza

Los estoicos admiten dos únicos principios de la realidad:


 Un principio pasivo: la materia
 Un principio activo: el logos universal.

El Logos no es inmaterial sino de naturaleza corpórea. Sólo es real lo


que actúa o padece una acción y como sólo un cuerpo puede actuar o
padecer, todo lo real es corpóreo. La doctrina estoica es estrictamente
materialista. La materia carece de cualidades y es pasiva, siendo
equivalente a la materia prima aristotélica.

El principio activo es simultáneamente causa eficiente y también, en


cierto sentido, causa formal de cuanto acontece ya que contiene las
"semillas" a partir de las cuales se desarrollan todas las cosas. Solo
falta la causa final aristotélica.

El principio activo (razón universal, fuego activo y artista que rige y


produce todo y todo lo penetra, es llamado "Dios". El universo es, por
tanto, un Todo animado y divino, lo cual se corresponde con una visión
panteista del universo. Nada escapa a la ley inmanente que rige el
Todo porque los acontecimientos están determinados por una cadena
causal inexorable. Esa "necesidad" que rige el cosmos, es llamada
destino o providencia pero no se corresponde con el lado ciego de la
Mitología griega, es un orden necesario, pero absolutamente racional.
3. EL ESCEPTICISMO
En la filosofía clásica el escepticismo es una corriente filosófica
basada en la duda, representada en la escuela por el filósofo griego
Pirrón de Elis (360-260 A.C.), quien decía que "no afirmaba nada, solo
opinaba". El escepticismo se diferencia del negacionismo por exigir
evidencia objetiva a las afirmaciones, y en caso de haber tal evidencia
aceptarla, en tanto que el negacionismo cuestiona o rechaza las
evidencias

3.1. El criterio de la verdad


El escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo
que generalmente está aceptado como verdad. La palabra "Escéptico"
viene del griego skeptikoi (de skeptesthai que en griego significa
examinar). La etimología de esta palabra indica en su significado:
"quien investiga". Los filósofos escépticos no creen en una verdad
objetiva, porque todo es subjetivo, dependiendo del sujeto que estudia
y no del objeto estudiado.
Una persona escéptica diría siento frío pero no hace frío, ya que solo
puede saber que ella tiene frío o calor. A esta postura de no emitir
juicios sino exclusivamente opiniones, se la llamó epojé (suspensión
de juicio).
En filosofía, esta actitud los lleva a la ataraxia (paz mental) porque, al
no creer en nada, no entraban en conflictos con nadie y no se veían
obligados a defender sus opiniones ya que no existían verdades
objetivas.

3.2. La ética escéptica


Pirrón abandona el juicio y cree que no hay nada verdadero o falso,
bueno o malo, herético o sagrado. Así, se pronuncia en contra del
pensamiento dogmático. Pirrón no dejó nada escrito, pero a él se le
atribuyen frases como:
1. Nunca llegarás a conocer la verdad.
2. No digas "así es", sino "me parece que es".
3. La diversidad de opinión existe entre sabios igual que entre
ignorantes. Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada
por personas igual de listas y preparadas que yo, y con
argumentos tan válidos como los míos.
CONCLUSIONES

La filosofía clásica se puede dividir en los siguientes períodos:


Sócrates y los sofistas, la filosofía griega (Platón y Aristóteles). Luego
de estos vino el período post-aristotélico o helenístico.

La filosofía clásica se basa en el estudio de la naturaleza del hombre,


se centra en Grecia desde el siglo VII A.C hasta el siglo III A.C, pero
su influencia y aportes se han prolongado hasta nuestros días, debido
a los de los principales filósofos de la historia Sócrates, Platón y
Aristóteles.

Platón fue discípulo de Sócrates y Aristóteles fue a su vez, discípulo


de Platón.

Los Sofistas solo le interesaba el dominio de las palabras para


persuadir a otros, la palabra no es instrumento de la verdad sino del
interés del que argumenta, la ética estaba ausente del contenido
doctrinario de los sofistas y el individualismo subordinaba los valores
al egoísmo.

Sócrates utilizó la mayéutica como método para extraer los


conocimientos de sus discípulos, el maestro hacía preguntas y juntos
conseguían las respuestas.

Las ideas filosóficas de Platón tuvieron muchas implicaciones sociales,


particularmente en cuanto al estado o gobierno ideal, ya que su
pensamiento político se encuentra expresado en sus Diálogos,
principalmente en: La República, las Leyes y El político.

Aristóteles elaboró un pensamiento de carácter naturalista y realista,


defendió la posibilidad de aprehender la realidad a partir de la
experiencia, al principio definió al hombre como un “animal político”,
pero con la desaparición de las ciudades-estado, el hombre se
convierte en un “animal social”.

El epicureísmo es una filosofía notablemente sistemática, pero su


intención es claramente práctica. No se concibe a la a filosofía como
una forma para presumir cultura sino para aprender a ser feliz y lograr
la confianza en el ser humano.

El escepticismo es una corriente filosófica basada en la duda, decían


que "no se afirmaba nada, solo se opinaba". El escepticismo se
diferencia del negacionismo por exigir evidencia objetiva a las
afirmaciones, y en caso de haber tal evidencia aceptarla, en tanto que
el negacionismo cuestiona o rechaza las evidencias.
Bibliografía

 https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9todo_socr%C3%A1tico

 https://deconceptos.com/ciencias-sociales/filosofia-de-plato

 https://es.scribd.com/doc/71939968/EL-CONCEPTO-DE-FILOSOFIA-SEGUN-LOS-FILOSOFOS

 http://www.buenastareas.com/ensayos/Que-Es-La-Filosofia-Para-Platon/4742347.html

 http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Platon/Dialogos.htm

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 http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_27.html

 https://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/filosofia.htm

 https://www.webdianoia.com/aristoteles/aristoteles_fis_3.htm

 https://es.wikipedia.org/wiki/Arist%C3%B3teles#Ética

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 https://es.wikipedia.org/wiki/Estoicismo

 http://iesdionisioaguado.org/joomla/index.php?option=com_content&view=article&id=1046:introducci
on-a-la-filosofia-griega&Itemid=27

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