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JUSTICIA DIALÓGICA: EFECTOS, LÍMITES Y PLANTEAMIENTOS PARA

REPENSAR LA DEMOCRACIA.
DIALOGIC JUSTICE: EFFECTS, LIMITS AND APPROACHES TO RETHINK
DEMOCRACY.

JOSÉ ÁNGEL GONZÁLEZ CRUZ


Resumen: La justicia dialógica como desarrollo conceptual y como praxis busca cambiar el
paradigma adoptado por un sistema institucional estrictamente rígido, en el que las
relaciones entre las ramas del poder público se traducen en un esquema inamovible en el
que cada una de estas ramas actúa por cuenta propia y de manera independiente una de la
otra. La justicia dialógica hace la audaz propuesta de que los asuntos constitucionales que
abarcan derechos fundamentales se resuelvan a través de una diálogo armonioso y
extendido, que debe involucrar a las distintas ramas del poder y a la propia ciudadanía con
sistemas alternativos de participación. Los instrumentos de la justicia dialógica son las
sentencias estructurales las cuales buscan generar espacios de deliberación democrática
donde los jueces son pieza clave en el cumplimiento de políticas públicas con el fin de
garantizar derechos humanos que han sido vulnerados. El activismo judicial dialógico es un
referente en la protección de las garantías de la constitución y en la operatividad de los
derechos económicos, sociales y culturales.
Palabras Clave: Justicia dialógica, Democracia, Estado social de derecho, Derechos
Humanos, Ramas del poder.
Abstract: Dialogic justice as conceptual and as praxis aspect seeks to change the paradigm
adopted by a strictly rigid institutional system, in which relations between the branches of
public power translate into a permanent scheme in which each of these branches acts on
their own and independently from each other. The dialogic justice makes bold proposal of
constitutional issues which cover fundamental rights are resolved through a harmonious
and extended, dialogue that should involve the various branches of power and own citizens
with alternative systems of participation. The instruments of dialogic justice are structural
sentences which seek to generate spaces for democratic deliberation where judges are key
in the fulfillment of public policies in order to guarantee human rights that have been
violated. Dialogic judicial activism is a reference in the protection of the guarantee of the
constitution and in the operability of economic, social and cultural rights.
Keywords: Dialogic Justice, Democracy, Social State of Law, Human Rights, Branches of
power.


Estudiante de quinto año de Derecho de la Universidad Libre Seccional Barranquilla. Miembro del semillero
INCOM- Categoría B ante Colciencias- Línea de Investigación: Orden, Sociedad y Conflicto. Monitor del
Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociojurídicas de la misma institución. joseangel1528@hotmail.com

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Descripción del problema
La justicia dialógica como concepto y práctica alternativa de un nuevo modelo
jurídico busca superar prototipos de justicia ambiguos y rígidos que no garantizan
efectivamente derechos humanos. Ante los nuevos fenómenos sociales y democráticos, la
justicia debe jugar un papel transcendental de cara a la vinculación de sectores que
históricamente han sido excluidos.

Es fundamental aclarar que el modelo de justicia dialógica no es un sistema que


garantiza el cumplimiento de políticas públicas, la justicia dialógica es un mecanismo para
garantizar derechos humanos en una conversación directa y extendida entre las distintas
ramas del poder. El hecho de que en determinados casos la garantía de ciertos derechos
humanos se halle inmiscuida en asuntos de políticas públicas no da cabida a pensar que el
fin de la justicia dialógica es el garantizar el cumplimiento de políticas públicas, pues el fin
último de este sistema radica en garantizar derechos constitucionales y no en satisfacer
intereses políticos o burocráticos que hacen parte de otro escenario de discusión. En este
sentido, la justicia dialógica propone soluciones en materia de derechos humanos, pero sin
interferir en el ámbito de decisión democrática propio del poder político.

Planteamiento del problema


Los sistemas hacia una justicia dialógica buscan cambiar aspectos rígidos y bastante
contraproducentes en países de América Latina, los cuales se caracterizan por tener
regímenes presidencialistas, elegir congresos o cuerpos legislativos muy distantes de las
realidades socio-económicas de las naciones que “representan” y por la toma de decisiones
forzadas por el ejecutivo y que no dan cabida a diálogos constructivos o a la crítica de
elementos que responden en muchos casos a fines estrictamente burocráticos y no a fines
propios de una nueva concepción de democracia, una democracia deliberativa que vincule a
sectores que históricamente han sido excluidos o marginados.

El presente trabajo de reflexión teórica propone resolver las siguientes preguntas:


¿Por qué el modelo de justicia tradicional en Colombia ha sido insuficiente y limitado
durante tantos años? ¿Qué avances ha tenido la jurisprudencia colombiana en materia de
justicia dialógica? ¿Es el modelo de justicia tradicional la opción más adecuada para
visionar una sociedad colombiana en un escenario de superación de conflictos armados?

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Justificación
La investigación aquí enunciada tiene como objetivo explicar los efectos de un
modelo de justicia dialógica en un Estado social de derecho, abordar las nuevas
concepciones de democracia y Estado que se han tomado en varios países de América
Latina y en otros países del mundo que han avanzado hacia una consistente tradición
jurídica a través de sentencias dialógicas o estructurales que han garantizado derechos
constitucionales en una estrecha y permanente conversación entre las ramas del poder
público y la misma ciudadanía.

La justicia dialógica plantea interesantes transformaciones y, al tener un carácter


flexible no es contraria al sistema tradicional de frenos y contrapesos, pero entra en una
relación tensa ante este sistema que debe ser superado, pues surgió bajo lógicas que
buscaban canalizar la guerra social entre las ramas del poder público y la ciudadanía. Un
modelo dialógico de justicia no busca canalizar la guerra, busca superarla y establecer
nuevas relaciones sociales que permitan garantizar derechos humanos bajo una nueva
visión de democracia.

Respecto al primer punto de esta investigación, es claro señalar que el modelo de


justicia dialógica es verdaderamente conveniente en un Estado social de Derecho, y que
dicho modelo de justicia no afecta la división de las ramas del poder público, antes, por el
contrario, las completa y facilita el cumplimiento de sus deberes constitucionales en
beneficio de la ciudadanía. Por ejemplo, si el ejecutivo y/o el legislativo omiten sus deberes
constitucionales o no los cumplen cabalmente, es bastante factible que los tribunales y las
altas cortes, por medio de sentencias dialógicas o estructurales, marquen parámetros
generales para la adopción de políticas públicas con el legislativo para la expedición de
normas necesarias con el fin último de garantizar la operatividad de los derechos
fundamentales. El modelo de justicia dialógica busca establecer nuevas relaciones en un
Estado social de Derecho; el modelo dialógico no se opone a la división de las ramas del
poder público y por el contrario busca complementar la división de poderes a través de un
diálogo permanente, abierto y extendido que busca garantizar derechos humanos y permitir
la participación de la ciudadanía bajo una nueva concepción de Estado y democracia.

Objetivos
Objetivo General: Hacer un estudio de derecho comparado entre los países que han
logrado avances en materia de justicia dialógica.
Objetivos Específicos: Establecer un marco de referencia teórico para la implementación
de un modelo de justicia dialógica en Colombia.
Explicar los efectos de las sentencias estructurales o dialógicas proferidas por la Corte
Constitucional de Colombia para garantizar derechos económicos, sociales y culturales.

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Marco de referencia
La fundamentación teórica que soporta esta investigación es entre otras, el estudio
de las obras de los juristas argentinos Carlos Santiago Nino y Roberto Gargarella. Otros
planteamientos interesantes de autores nacionales son los provenientes de los juristas César
Rodríguez Garavito, Néstor Osuna Patiño y Viridiana Molinares Hassan.

La obra referente para esta investigación es el libro titulado: “Por una justicia
dialógica. El poder Judicial como promotor de la deliberación democrática” de Roberto
Gargarella.

Marco Teórico
Mientras que el tradicional sistema de checks and balances, según veremos, se orienta a
evitar y canalizar la guerra social; un sistema dialógico requiere orientarse hacia otros
fines, de modo tal de organizar y facilitar una conversación extendida y entre iguales.
(Gargarella, 2013)
Este tipo de neo constitucionalismo progresista cuya ilustración más clara la
intervención judicial en casos estructurales que se ocupan de violaciones generalizadas
de derechos sociales, económicos y culturales (DESC) recibe diferentes nombres y tiene
distintas características en las diferentes partes del Sur Global. Entre los ejemplos mejor
conocidos estarían la jurisprudencia del Tribunal Supremo de India, que se ha ocupado
de problemas sociales fundamentales como el hambre y el analfabetismo. En las
sentencias de ese tribunal se han creado comisiones judiciales asesoras que supervisan el
cumplimiento de las decisiones del tribunal. En el mismo sentido, el Tribunal
Constitucional sudafricano se ha convertido en un foro institucional crucial para
promover derechos como el derecho a la vivienda o a la salud, y para obligar al Estado a
tomar acciones contra el legado económico y social del apartheid. (Rodríguez, 2013)

Sin embargo, los postulados de este Estado constitucional sólo fueron acogidos por el
constitucionalismo latinoamericano a partir de la expedición de las Constituciones de la
década de los años noventa, una vez que pasaron los regímenes dictatoriales. En ellas se
consagraron ambiciosos mecanismos de participación democrática y de protección a los
derechos constitucionales, así como un fuerte control a los poderes legislativo y
ejecutivo ejercido por los recién creados tribunales constitucionales, aunque
simultáneamente se omitieran respuestas sobre otros problemas que planteaba el nuevo
constitucionalismo de la época: los trasplantes jurídicos, la ausencia de filosofía política
y de preguntas concretas sobre la orientación del Estado. (Molinares, 2013)

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Estado del arte
Las sociedades modernas deben reinventar la democracia, reinventar el Estado. Diversas
formas de organización surgen cada día, son formas de organización alternativas que nos
hacen un llamado a repensar la democracia. Los movimientos sociales alternativos
liderados por sectores socialmente excluidos como los indígenas, desplazados por la
violencia, campesinos, afrodescendientes, etc. hacen un llamado a reestructurar políticas
públicas, pero desde luego a generar una nueva concepción de Estado. (De sousa santos,
1999)

El punto crítico o álgido en el polémico debate sobre sobre derechos humanos y


democracia está en que se abordan perspectivas de “cambio y participación democrática”
en escenarios que institucionalmente son bastante cerrados para vincular actores
alternativos en la discusión pública sobre un nuevo modelo de justicia y organización del
Estado que busque abordar temas que históricamente no han sido abordados o que no han
sido manejados de manera cabal para garantizar derechos fundamentales como la vida, la
dignidad humana, la educación, la salud o la justicia.

Si bien la justiciabilidad de los derechos no es un problema que pueda ser estudiado o


planteado genéricamente debido a las características propias de cada país en lo legal y lo
político, cada nueva investigación brinda elementos de juicio para aprender de otras
experiencias y retomar argumentos y estrategias pensadas en otras latitudes. (Cano,
2015)

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Marco Legal
La fundamentación legal del tema abarca leyes, normas, convenciones,
resoluciones, artículos de varias constituciones en américa latina a través de estudios
derecho comparado, tratados internacionales sobre derechos humanos y sentencias de
diversos tribunales nacionales e internacionales en materia de derechos humanos.

El planteamiento expuesto en el presente trabajo de investigación tiene su


fundamento jurídico y legal en lo siguiente:
 Carta Canadiense de Derecho y Libertades de 1982.
 Constitución Política de Bolivia de 2009.
 Constitución Política de Colombia de 1991
 Constitución de la Nación Argentina
 Declaración Universal de Derechos Humanos.
 Convención Americana sobre Derechos Humanos "Pacto San José de Costa Rica".
 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo.
 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
 Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer.
 Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas
 Sentencia 2011-13800 del 12 de octubre de 2011 del Tribunal Constitucional de
Costa Rica.
 Sentencia Minister of Health vs. Treatment Action Campaign (TAC) del Tribunal
Constitutional de Sudáfrica.
 Sentencia T-760 de 2008 de la Corte Constitucional de Colombia.
 Sentencia Viceconte vs. Estado Nacional (Ministerio de Salud y Acción Social) de
1998 (Argentina).
 Sentencia Voluntary Health Association of Punjab (VHA) vs. Union of India de
2003 de la Suprema Corte de la India.

Diseño Metodológico
El diseño metodológico de la investigación aquí sustentada corresponde a un tipo de
investigación cualitativa en razón del tema abordado, puesto que la metodología cualitativa
es la mejor para el estudio de los entornos sociales y organizacionales aquí señalados y tal
metodología es uno de los pilares epistemológicos y axiológicos en relación al tema de
naturaleza jurídica a investigar.

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I. ¿Cuál es el hecho inicial de la justicia dialógica?
El hecho pionero o fundamento jurídico de la justicia dialógica es la carta
canadiense de derechos y libertades de 1982, más exactamente su artículo 33, en el cual se
menciona la famosa cláusula “no obstante” (notwithstanding clause).

El artículo 33 de la carta canadiense señala que el poder legislativo puede extender


la vigencia de una norma por períodos renovables de cinco (5) años, “no obstante” las
tensiones que la misma pueda tener con la Carta de Derechos. Dicha cláusula abre las
puertas hacia el constitucionalismo dialógico, pues la facultad concedida al legislativo no es
exclusiva de esta rama del poder; la extensión de la vigencia de ciertas normas por períodos
renovables nos lleva a un control de constitucionalidad (Rama judicial) y también nos
acerca hacia la ejecución de ciertas políticas gubernamentales en pro de la constitución
(Rama ejecutiva).

Son múltiples los antecedentes históricos de la justicia dialógica. Autores como


Juan Bautista Alberdi, por ejemplo, cuestionaron la rígida división de poderes y el sistema
de frenos y contrapesos defendido en sus orígenes por James Madison, uno de los
principales redactores de la constitución de EE.UU. Este tema de la división de poderes y
del sistema de frenos y contrapesos será estudiado más adelante en la presente
investigación.

II. ¿Es conveniente para un Estado Social de Derecho y para la división de


poderes el modelo de la justicia dialógica?
Existen asuntos de naturaleza política en los que se desenvuelven los derechos
humanos de comunidades enteras y dichos derechos han sido garantizados gracias a
eficientes resultados del modelo dialógico de justicia. Por ejemplo, el derecho de consulta
que gozan los pueblos indígenas es producto de una visión de justicia y democracia
alternativa.

En relación con los derechos indígenas, apareció con fuerza un reclamo de “derecho
de consulta”, destinado a asegurar que las comunidades afectadas por las renovadas formas
de la explotación económica (muy habitualmente, a partir de emprendimientos mega
mineros o potenciales desplazamientos territoriales basados en la búsqueda de extender la
frontera de las tierras cultivables). El derecho a la consulta encontró una base jurídica
crucial en la Convención 169 de la OIT, de 1989, dedicada a los derechos de los pueblos
indígenas. La Convención, suscrita por la mayoría de países latinoamericanos, y por el
alcance de sus disposiciones establece que los países adherentes al Convenio deberán
consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados cada vez que se
prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente,
asegurando siempre que las consultas se efectúen de buena fe y de una manera apropiada a
las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento acerca
de las medidas propuestas.

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Respecto al primer punto de este artículo, es claro señalar que el modelo de justicia
dialógica es verdaderamente conveniente en un Estado social de Derecho, y que dicho
modelo de justicia no afecta la división de las ramas del poder público, antes, por el
contrario, las completa y facilita el cumplimiento de sus deberes constitucionales en
beneficio de la ciudadanía. Por ejemplo, si el ejecutivo y/o el legislativo omiten sus deberes
constitucionales o no los cumplen cabalmente, es bastante factible que los tribunales y las
altas cortes, por medio de sentencias dialógicas o estructurales, marquen parámetros
generales para la adopción de políticas públicas con el legislativo para la expedición de
normas necesarias con el fin último de garantizar la operatividad de los derechos
fundamentales.

Las sentencias estructurales o dialógicas han abarcado temas trascendentales en


materia de derechos humanos como el derecho a la vida, salud, educación, vivienda,
trabajo, paz, libre desarrollo de la personalidad, etc.

Son varios los casos de sentencias dialógicas en muchos países. Por citar solo un
ejemplo distinto de los que más adelante se estudiarán, el tribunal constitucional de
Costa Rica, en sentencia dialógica 2011-13800 del 12 de octubre de 2011, reconoció el
derecho de los reclusos con orientación sexual diversa de obtener el beneficio de la
visita íntima, en claro cumplimiento del principio constitucional de igualdad (Armijo,
2014).

III. ¿Es el sistema de frenos y contrapesos adecuado para el modelo de justicia


dialógica?
La justicia dialógica y a su vez, un sistema de democracia deliberativa que facilite el
desarrollo de sentencias dialógicas o estructurales necesita de una lógica distinta a la
ofrecida por el sistema de frenos y contrapesos.
Mientras que el tradicional sistema de checks and balances, según veremos, se orienta a
evitar y canalizar la guerra social; un sistema dialógico requiere orientarse hacia otros
fines, de modo tal de organizar y facilitar una conversación extendida y entre iguales
(Gargarella, 2013).

El sistema clásico de frenos y contrapesos muestra debilidades y elementos que


constituyen limitaciones hacia la aplicación de un sistema de justicia dialógica y hacia un
sistema alternativo de democracia deliberativa. Es obvio pensar que un sistema institucional
dialógico no se lleva bien con las formas más clásicas de organización de las ramas del
poder público, por ejemplo, en la revisión judicial, en donde el poder judicial (el que posee
las credenciales democráticas más frágiles) constituye la “última palabra” en materia
constitucional.

Los sistemas hacia una justicia dialógica buscan cambiar aspectos rígidos y bastante
contraproducentes en países de América Latina, los cuales se caracterizan por tener
regímenes presidencialistas, elegir congresos o cuerpos legislativos muy distantes de las
realidades socio-económicas de las naciones que “representan” y por la toma de decisiones

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forzadas por el ejecutivo y que no dan cabida a diálogos constructivos o a la crítica de
elementos que responden en muchos casos a fines estrictamente burocráticos y no a fines
propios de una nueva concepción de democracia, una democracia deliberativa que vincule a
sectores que históricamente han sido excluidos o marginados.

El sistema de frenos y contrapesos defendido por James Madison, conocido como el


federalista 51, nació bajo la lógica de la guerra. Este sistema de frenos y contrapesos
buscaba canalizar la guerra estableciendo una rígida e inamovible división de poderes en la
que ninguna rama del poder invada a la otra, y en caso de suceder esta invasión de poderes,
las otras ramas tengan como resistir tal invasión a través de determinadas facultades
constitucionales.

Este sistema de frenos y contrapesos defiende la tesis de mayor seguridad contra la


concentración gradual de diversos poderes en una sola rama del poder público, este sistema
lo que ha logrado históricamente es el dotar a los que administran cada rama del poder de
los medios constitucionales necesarios para resistir las invasiones de las otras ramas.

Para ello, se optaba por una estrategia institucional de paz armada, que consistía en
otorgar a cada uno de los poderes de gobierno armas contundentes (“medios
constitucionales”), capaces de prevenir los posibles ataques de los demás. Dotados, cada
uno de los poderes, de armas defensivas, todas las ramas de gobierno podrían sentirse
igualmente poderosas e intimidadas ante el poder de las demás, y tenderían por tanto a
no excederse (Gargarella, 2013)

Este sistema expuesto por Madison pretende combatir la ambición con la ambición,
y dejar la división de poderes bajo la celosa cautela de funcionarios que responderían más a
autointereses de concentrar su cuota de poder que a dar soluciones a diversos problemas
que afecten los derechos de los ciudadanos.

El sistema de frenos y contrapesos debe ser superado, la concepción rígida e


inamovible de la división de las ramas del poder debe cambiar a medida que se constituyan
mayores avances en materia de derechos humanos y garantías constitucionales para la
ciudadanía.

Un ejemplo consecuente que muestra formas alternativas de democracia deliberativa


que denotan otras vías más allá del sistema de frenos y contrapesos, es el caso de la
República Plurinacional de Bolivia, la cual en el artículo 140, numeral 2 de su constitución
establece que “no podrá acumularse el Poder Público, ni otorgarse supremacía por la que
los derechos y garantías reconocidos en esta Constitución queden a merced de órgano o
persona alguna”.

El sistema de frenos y contrapesos nació bajo la lógica agonal, la lógica de la


guerra. El modelo de justicia y de democracia que se propone en este artículo nace bajo la
lógica dialógica o conversacional, por lo tanto, el sistema de frenos y contrapesos no es
completamente contradictorio con el constitucionalismo dialógico, pero es tenso ante este

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nuevo modelo y no propone soluciones pluralistas, flexibles y amplias que busquen superar
la lógica ingenua de la división de poderes que ha reinado en las democracias de occidente.

Las nuevas relaciones entre las ramas del poder público y la ciudadanía requieren de
un modelo alterno al sistema de frenos y contrapesos, modelo que debe ser incluyente y
propio de una nueva democracia deliberativa.

IV. La justicia dialógica y el impacto social de sus sentencias.


La justicia dialógica tiene grandes y positivos impactos sociales con sus sentencias,
uno de los casos más emblemáticos del modelo dialógico es el famoso caso TAC del año
2002 en Sudáfrica.

En el caso TAC, el tribunal constitucional de Sudáfrica le ordenó al gobierno del


entonces presidente Thabo Mbeki decretar la universalización de los antirretrovirales en los
hospitales públicos de Sudáfrica para que las mujeres embarazadas no transmitan el virus
del VIH a sus hijos. Esta medida del tribunal constitucional sudafricano ha salvado hasta
este año a más de 2,5 millones de personasi en el que sigue siendo, pese a estos logros, el
país con mayor porcentaje de infectados por el virus del VIH en el mundo.

De no ser por este tipo de medidas, habrían muerto millones de personas y miles de
los actuales beneficiarios en Sudáfrica de los tratamientos antirretrovirales en la lucha
contra el sida no estarían accediendo a este servicio, que constituye un derecho
fundamental.

V. Sentencias estructurales o dialógicas en la jurisprudencia de la Corte


Constitucional de Colombia.
Por medio de las sentencias estructurales o dialógicas los jueces contribuyen hacia
un esfuerzo por materializar o darle efectividad a los enunciados constitucionales, cuando
constatan la existencia de desconocimientos generalizados, recurrentes y graves de los
derechos humanos. Frente a estos, los jueces descubren y estudian unas causas estructurales
(de ahí el nombre de las sentencias) que de modo sistemático producen ese déficit de
derechos humanos, y que los casos que llegan a sus despachos, si se resuelven apenas como
remedios individuales, no logran subsanar la problemática que se advierte en cada uno de
los casos.

El origen de esta figura jurídica se encuentra en el derecho anglosajón, más


exactamente, en la structural injuctions de la jurisprudencia estadounidense, que reporta,
desde mediados del siglo pasado, casos en los que distintos jueces adoptaron medidas para
conjurar situaciones graves y generalizadas que resultaban incompatibles con la
Constitución.

En el ejercicio de derecho comparado realizado en la presente investigación se ha


logrado poner en evidencia que la figura de las sentencias estructurales en un modelo de

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justicia dialógica ha sido implementada por diversos tribunales constitucionales como en
los casos de Sudáfrica, Costa Rica, Canadá, India y Argentina. Sin embargo, la
jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia también ha reportado muy
interesantes casos en los cuales se han proferido sentencias estructurales o dialógicas que
apuntan hacia la solución de problemas sistemáticos de violaciones a los derechos humanos
como el hacinamiento carcelario, el muy precario sistema de salud o el desplazamiento
interno forzado en razón del conflicto armado.

En algunos casos en los que se han proferido sentencias estructurales o dialógicas la


jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia ha ligado estas providencias a la
figura del estado de cosas inconstitucional, a partir de la cual se buscan resolver problemas
de índole estructural en materia de derechos humanos.

En cualquier caso, lo definitorio de las sentencias estructurales es que el juez


se habilita, como máximo intérprete y defensor de los derechos establecidos en
la Constitución, para definir cómo deben actuar las autoridades con miras a garantizar
el ejercicio efectivo de esos derechos, en asuntos que han sido gravemente
descuidados por ellas, y, en consecuencia, expide órdenes que exceden las
coordenadas inter partes de los casos que originaron la respectiva sentencia, y
que apuntan a resolver el problema generalizado que se ha detectado. (Osuna, 2015)

En esta investigación se expondrán al menos tres situaciones que ha decidido la


Corte Constitucional de Colombia a partir de sentencias estructurales o dialógicas con el fin
último de garantizar la operatividad de derechos fundamentales y contrarrestar los casos en
que se vulneran garantías constitucionales.

a) Desplazamiento interno forzado en razón del conflicto armado colombiano.


El desplazamiento humano forzado por razón del conflicto armado interno es el
problema humanitario y de déficit de derechos humanos más grave de Colombia. Son
varios millones de personas las que han padecido el azote de tener que abandonar
súbitamente su casa, su familia, su pueblo, todo lo suyo, para refugiarse anónimamente
en otro lugar del país o en el exterior. Esa dramática situación ha generado oleadas de
demandas de tutela, que les han permitido a los jueces detectar los principales reclamos
desatendidos de esta población. (Osuna, 2015)
La Corte Constitucional de Colombia ha seleccionado múltiples casos de
desplazamiento forzado y los ha revisado con el objetivo de otorgar medidas de reparación
a las víctimas en cada una de las situaciones estudiadas.
Hasta el año 2003, la Corte se ha pronunciado en 17 ocasiones sobre los derechos de la
población desplazada. Las sentencias han estado dirigidas principalmente a: (i) corregir
actuaciones negligentes o discriminatorias y omisiones de las autoridades encargadas de
atender a la población desplazada; (ii) señalar las responsabilidades institucionales en la
atención de la población desplazada; (iii) precisar los derechos constitucionales de la
población desplazada; (iv) fijar criterios para la interpretación de las normas que regulan

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la ayuda para esta población, de tal manera que se garanticen efectivamente sus
derechos; (v) rechazar el retardo injustificado o la omisión de las autoridades para
atender a quienes se ven afectados por el desplazamiento forzado; (vi) urgir el desarrollo
de políticas y programas adecuados para la atención de este fenómeno; (vii) precisar los
elementos que determinan la condición de desplazado; (viii) señalar los obstáculos que
impiden una atención adecuada de la población desplazada y que favorecen o agravan la
vulneración de sus derechos; (ix) indicar falencias u omisiones en las políticas y
programas diseñados para atender a la población desplazada; y (x) otorgar una
protección efectiva a la población desplazada, en particular cuando se trata de personas
especialmente protegidas por la Constitución como son los niños, la mujeres cabezas de
familia, las personas de la tercera edad y las minorías étnicas. (Sentencia T-025 de 2004)

En la citada sentencia la Corte Constitucional declaró el estado de cosas


inconstitucional luego de hacer un estudio sistemático del desplazamiento interno forzado
en razón del conflicto armado colombiano. En este orden de ideas, la Corte Constitucional
señaló que los desplazados tienen una condición de marginalidad, vulnerabilidad y
exclusión, entendiendo, que esto representa una limitación de las garantías mínimas para
llevar a cabo un proyecto de vida digna.

En esta sentencia, la Corte identificó múltiples falencias del sistema para atender a
las víctimas del desplazamiento forzado. Algunas de estas falencias fueron las siguientes, a
saber: i) Insuficiencia en la apropiación de recursos para la implementación de las políticas
elaboradas; ii) Ausencia de participación de la población desplazada en el diseño e
implementación de la respuesta institucional; iii) Ausencia de planeación de políticas y de
los proyectos y programas; iv) Bajo nivel de compromiso de la población no desplazada;
v) Ausencia de políticas favorables a los grupos desplazados de mayor
vulnerabilidad (niños, mujeres, indígenas, entre otros).
En las sentencias estructurales las decisiones no se agotan con la sola expedición de
la providencia judicial, sino por el contario, se da inicio a un proceso de seguimiento,
vigilancia y control después de emitida la decisión o la orden para garantizar el
cumplimiento de las obligaciones exigidas por el órgano de cierre constitucional. Esto con
el fin último de garantizar los derechos económicos, sociales y culturales que han sido
vulnerados y evitar que la situación se extendiendo a otros grupos de personas o sectores de
la sociedad, por lo que la decisión deja de ser interpartes y abarca a los grupos
poblacionales que se encuentren en casos homogéneos o similares.

La actividad de la Corte Constitucional en este caso no se agotó, por lo demás, con la


expedición de la sentencia, sino que creó tres instrumentos para verificar el
cumplimiento de las órdenes impartidas: los informes periódicos que sobre su labor
deben rendir las autoridades administrativas encargadas de la implementación de dichas
órdenes; la creación de una sala especial de seguimiento, integrada por la propia Corte,
que emite autos sobre el grado de cumplimiento de la sentencia; y la celebración de
audiencias públicas en las que periódicamente se revisan los avances y las dificultades
en el cumplimiento del fallo. Hasta el momento de confeccionar este trabajo se han

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proferido más de 80 autos de seguimiento y se han celebrado más de 15 audiencias
públicas. Con ocasión de estos mecanismos de seguimiento se ha creado un interesante
entramado participativo en el que la población víctima del desplazamiento forzado se ha
hecho visible y activa. (Osuna, 2015)

b) Hacinamiento Carcelario
La situación en las cárceles colombianas es inhumana, degradante y contraria a las
más básicas garantías constitucionales y a los tratados internacionales sobre derechos
humanos que a la luz del artículo 93 de nuestra Carta Política hacen parte del bloque de
constitucionalidad.

Respecto a la situación del hacinamiento carcelario que se vive en Colombia, la


Corte Constitucional en el año de 1998 profirió dos sentencias que abordaron el problema
del hacinamiento en las cárceles más allá de la situación evidenciada en casos individuales
declarando en dichas providencias que subyacía un estado de cosas inconstitucional en el
que se vulneraban derechos humanos fundamentales y en el que las autoridades
responsables habían incumplido históricamente con sus obligaciones. La denuncia de estos
casos que dieron lugar a estas sentencias estructurales provenía de solicitudes de personas
internas en dos cárceles del país, que padecían situaciones extremas de hacinamiento y
desatención en su salud.

En ambas sentencias, la Corte constató que la situación que narraban los demandantes
no era aislada, sino que así funcionaban todos los establecimientos carcelarios
colombianos, y las pruebas que recaudó en ambos casos le permitieron concluir que no
existía ninguna previsión ni programa de las autoridades responsables para remediar ese
problema “estructural” del sistema penitenciario colombiano. A partir de esas
coordenadas, entonces, diseñó la declaratoria del estado de cosas inconstitucional.
(Osuna, 2015)

La Corte Constitucional con referencia al problema carcelario que agobia al país


manifestó en una sentencia que existía un estado de cosas inconstitucional respecto a la
situación penitenciaria nacional. Al respecto dijo la Corte:

Las cárceles colombianas se han convertido en un problema de orden público y en


centros donde se violan sistemáticamente los derechos fundamentales de los internos.
Por esta razón, la Corte debe poner en conocimiento del Presidente de la República la
existencia del mencionado estado de cosas inconstitucional en materia penitenciaria.
Ello con el objeto de que, haciendo uso de sus facultades como suprema autoridad
administrativa del país y participante fundamental del proceso legislativo, realice todas
las actividades necesarias para poner pronto fin a esta delicada situación, vinculada con
la conservación del orden público y con la violación crónica y sistemática de los más
elementales derechos humanos. (Sentencia T-153 de 1998)

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Con relación a las decisiones de la Corte en la citada sentencia es fundamental resaltar que
a pesar de que en la sentencia no se establecieron órdenes directas de asignaciones
económicas se estableció que el gasto en prisiones tiene prioridad sobre el gasto público
social.

La providencia T-153 de 1998 es una sentencia hito que declara el estado de cosas
inconstitucional sobre una situación que si bien es muy específica afecta a un grupo
poblacional minoritario que está en condiciones de vulnerabilidad y a demás vincula a
diversos sectores de la organización político-administrativa del Estado que usualmente no
son vinculados conjuntamente en las decisiones ordinarias para amparar derechos
fundamentales por vía de tutela. Sobre el estado cosas inconstitucional y la vinculación de
otras ramas del poder público en la decisión judicial la Corte señaló lo siguiente:

Asimismo, la Corte comunicará de la existencia de este estado de cosas inconstitucional


a los presidentes del Senado de la República y de la Cámara de Representantes; a los
presidentes de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y de las Salas
Administrativa y Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura; al
Fiscal General de la Nación; a los gobernadores y los alcaldes; a los presidentes de las
Asambleas Departamentales y de los Concejos Distritales y Municipales; y a los
personeros municipales. Esto con el objeto de que hagan uso de las facultades que les
conceden la Constitución y las leyes para corregir el señalado estado de cosas que atenta
contra la Carta Política. (Sentencia T-153 de 1998)

Seguidamente, la Corte Constitucional en sentencia T-606 de 1998 declaró el estado


de cosas inconstitucional frente a la sistemática violación del derecho a la salud de los
reclusos. Con relación a esta sentencia estructural se hace muy pertinente resaltar la
decisión dialógica de la Corte.

ORDENASE al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario "INPEC" que, en


coordinación con los ministerios de Hacienda, Salud y de Justicia y del Derecho y con el
Departamento Nacional de Planeación, inicie, a más tardar dentro de las cuarenta y ocho
(48) horas siguientes a la notificación de esta Sentencia, los trámites administrativos,
presupuestales y de contratación que sean indispensables para constituir o convenir un
sistema de seguridad social en salud, bajo la modalidad subsidiada, que deberá estar
operando plenamente en un término que no podrá exceder del 31 de marzo de 1999 y
que cobije a la totalidad de los centros de reclusión del país, para detenidos y
condenados. (Sentencia T-606 de 1998)

Las dos sentencias estructurales anteriormente citadas obligaron a la construcción


de varias cárceles en el país que hoy en día están en funcionamiento y así mismo se
estructuró un replanteamiento en el sistema de salud para los internos en los centros
penitenciarios. Desafortunadamente en tiempos posteriores a estas sentencias se aprobaron
varias reformas legales que crearon nuevos delitos y aumentaron las penas, con lo que ha
población carcelaria en el país ha crecido significativamente en los últimos años.

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c) Derecho a la Salud
La salud es el derecho fundamental más invocado en la acción de tutela, así como el que
en mayor número de ocasiones han protegido los jueces de instancia y la Corte
Constitucional. La utilización masiva de la acción de tutela para lograr las prestaciones
de salud que requieren los pacientes indica, sin duda, que algo no funciona bien en el
diseño institucional de este derecho, ya que muchísimos colombianos han tenido que
afrontar la adversidad de ver que una enfermedad no solo requiere atención médica
oportuna, sino que se transforma en un problema jurídico que los obliga a acudir ante los
tribunales, precisamente en momentos en los que se encuentran en una situación de
especial urgencia y vulnerabilidad. (Osuna, 2015)
En la Sentencia T-760 de 2008, la Corte Constitucional acumuló varios casos
cotidianos de salud e hizo un inventario de las líneas jurisprudenciales sobre este derecho,
sistematizó las prestaciones que según la jurisprudencia tienen los afiliados al sistema y
expidió órdenes dirigidas a los diferentes actores del mismo, con miras a remediar los
problemas estructurales de la satisfacción del derecho a la salud.

La Corte Constitucional adoptó medidas para garantizar el derecho a la salud, y así


mismo profirió órdenes con el fin de establecer lineamientos para políticas públicas que
busquen mejorar la situación de los usuarios del servicio de salud. La Corte Constitucional
en la parte resolutiva de la sentencia T-760 de 2008 consagró lo siguiente:

Ordenar a la Comisión Nacional de Regulación en Salud la actualización integral de los


Planes Obligatorios de Salud (POS). Para el cumplimiento de esta orden la Comisión
deberá garantizar la participación directa y efectiva de la comunidad médica y de los
usuarios del sistema de salud, según lo indicado en el apartado (6.1.1.2.). En dicha
revisión integral deberá: (i) definir con claridad cuáles son los servicios de salud que se
encuentran incluidos dentro de los planes de beneficios, valorando los criterios de ley así
como la jurisprudencia de la Corte Constitucional; (ii) establecer cuáles son los servicios
que están excluidos así como aquellos que no se encuentran comprendidos en los planes
de beneficios pero que van a ser incluidos gradualmente, indicando cuáles son las metas
para la ampliación y las fechas en las que serán cumplidas; (iii) decidir qué servicios
pasan a ser suprimidos de los planes de beneficios, indicando las razones específicas por
las cuales se toma dicha decisión, en aras de una mayor protección de los derechos,
según las prioridades en materia de salud; y (iv) tener en cuenta, para las decisiones de
incluir o excluir un servicio de salud, la sostenibilidad del sistema de salud así como la
financiación del plan de beneficios por la UPC y las demás fuentes de financiación.
(Sentencia T-760 de 2008)

La sentencia T-760 de 2008 es una de las líneas jurisprudenciales más avanzadas de


la Corte Constitucional de Colombia, en el sentido que aportó grandes contribuciones hacia
el ordenamiento del sistema de salud y la transformación del mismo. El aspecto más
novedoso de esta sentencia estructural está en el acompañamiento al proceso de las órdenes
dictadas en esta sentencia, como es la expedición de más de 45 autos de seguimiento a la

15
misma y la conformación de una comisión de seguimiento al cumplimiento de las órdenes
proferidas. Por medio, de estos instrumentos estructurales de seguimiento al cumplimiento
o materialización de las órdenes en la sentencia se incrementa la participación de la
población civil y la democratización en la construcción e implementación de políticas
públicas se convierte en una realidad.

La importancia de la Sentencia T-760 de 2008 radica en cuatro asuntos de fundamental


importancia: en primer lugar, la exigencia de un mayor rigor en todo lo atinente al plan
de beneficios en salud, a la hora de actualizar y delimitar su contenido y de informar a
los usuarios acerca de sus derechos. En segundo lugar, debe resaltarse que gracias a esta
sentencia el sistema apunta hoy hacia el logro de una igualdad total entre los regímenes
contributivo y subsidiado, al tiempo que busca aumentar la cobertura hasta alcanzar a la
totalidad de los colombianos, eliminando la terrible necesidad de parcelar a la población
entre afiliados al régimen subsidiado y vinculados no participantes. En tercer lugar,
mediante esta sentencia se incrementó el rol participativo del Estado en el
funcionamiento del sistema: no solo existe una constante exigencia de informes de
desempeño entre los distintos organismos que lo componen, incluso del sector privado,
sino que además se profundizó en la regulación de procedimientos, en procura de una
mayor seguridad jurídica. Finalmente, la Sentencia T-760 de 2008 tuvo como finalidad
una mejora en el flujo de recursos, cuya congelación produjo en muchas ocasiones
vulneraciones del derecho a la salud por falta de claridad, celeridad y responsabilidad en
el manejo de los dineros con los que se financia el sistema. (Osuna, 2015)

Respecto a la sentencia T-760 de 2008 se hace pertinente aclarar que a diferencia de


las sentencias de la Corte Constitucional de Colombia anteriormente estudiadas esta
providencia no decretó el estado de cosas inconstitucional, aunque desde luego, es una muy
autentica sentencia estructural o dialógica que ha contribuido satisfactoriamente hacia la
garantía del derecho fundamental a la salud.

A diferencia del activismo judicial clásico, el activismo dialógico busca que los
jueces dicten órdenes mucho más abiertas que tiendan a abrir un proceso de seguimiento
que aliente las discusiones referentes a políticas públicas con el fin de garantizar derechos
de diverso orden y así solucionar los problemas estructurales detectados. En este sentido,
los detalles de las políticas públicas para satisfacer los derechos que han sido desconocidos
y vulnerados se evidencian más en los instrumentos de seguimiento a la sentencia que en la
sentencia misma.

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Conclusiones
El modelo de justicia dialógica busca establecer nuevas relaciones en un Estado
social de Derecho; el modelo dialógico no se opone a la división de las ramas del poder
público y por el contrario busca complementar la división de poderes a través de un diálogo
permanente, abierto y extendido que busca garantizar derechos humanos y permitir la
participación de la ciudadanía bajo una nueva concepción de Estado y democracia.

Las sociedades modernas afrontan nuevos fenómenos y tales fenómenos necesitan


ser estudiados y solucionados bajo modelos de justicia, democracia y Estado que deben ser
replanteados para concretar mejores soluciones.

El sistema de frenos y contrapesos, tan defendido por muchos doctrinantes y


legisladores en Latinoamérica, exige ser revisado y debe ser superado pues propone un
rígido e inamovible modelo de división de ramas del poder que es tenso ante las nuevas
formas de participación ciudadana y ante escenarios alternativos como la justicia
transicional, por citar solo un caso.

El constitucionalismo dialógico constituye un avance ante las constantes


vulneraciones de derechos humanos cuando alguna o algunas de las ramas del poder
incumplen sus deberes constitucionales o no los cumplen cabalmente.

La importancia de las sentencias estructurales o dialógicas radica en la reactivación


de derechos y en el impulso de nuevas concepciones de democracia deliberativa donde el
poder judicial es promotor fundamental de las deliberaciones públicas y sus intervenciones
buscan garantizar derechos y materializar postulados constitucionales y jurisprudenciales
que van acorde con los fines esenciales de un Estado Social de Derecho.

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Referencias
Armijo, G. (12 de Noviembre de 2014). Ámbito Jurídico. Obtenido de Ámbito Jurídico:
https://www.ambitojuridico.com/BancoConocimiento/Administrativo-y-
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