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SUMARIO

MARZO 2019 | Tomo 107 / 3 (nº 1.242)

ESTUDIOS
La vocación humana: Camino
de incertidumbres, encuentros
y búsquedas
Ester Prados Mejías 199
El acompañamiento pastoral
de la vocación
Maite Valls Martí 217
Desarrollo de la vocación
en la vida profesional
Andrés Purroy Unanua 231
Pareja, familia, profesión, ciudadanía:
El reto de ser malabaristas sin perder
el norte ni la sonrisa
Belén Santamaría y Alfonso Salgado 245

LAS MUJERES Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA


Mujeres en camino
Marta García Urquizo 261

LOS LIBROS
Recensiones 275
INTERIOR Revista SEPTIEMBRE 2017_int. REV. diciembre 2006-grafo 09/07/17 22:47 Página 674

SalTerrae
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Revista de
Revista Teología
de Teología pastoral
Teologíapastoral
pastoral
de
de la
de la Compañía
la Compañía
Compañía de de Jesús
deJesús en
Jesúsen España
enEspaña
España

Revista mensual
Revista mensual de dedivulgación
divulgacióncientífica
científica
sobreteología,
sobre
sobre teología,Iglesia,
teología, Iglesia,sociedad,
Iglesia, sociedad, familia,
sociedad,familia, psicología.
familia,psicología.
psicología.

Fundada en
Fundada en1912
1912

ISSN:1138
ISSN:
ISSN: 1138---1094
1138 1094
1094

Año 106
Año107
105
Número 1.239
Número1.242
1.225
SEPTIEMBRE
DICIEMBRE
MARZO 20192017
2018
DIRECTOR:
José Ramón Busto Saiz, sj
Maldonado, 1 / E-28006 Madrid
Tfno.: + 34 91 78 11 349
E-mail: jrbusto@salterrae.es / revistasalterrae@salterrae.es

CONSEJO DE REDACCIÓN:
Antonio Allende (Delegado de Educación SJ)
Ana Berástegui Pedro-Viejo (Universidad Pontificia Comillas)
Junkal Guevara (Facultad de Teología de Granada)
Diego Molina (Facultad de Teología de Granada)
José Mª Rodríguez Olaizola (Grupo de Comunicación Loyola)
Pedro Rodríguez Panizo (Universidad Pontificia Comillas)
Abel Toraño Fernández (Maestro de Novicios - San Sebastián)
Javier de la Torre (Universidad Pontificia Comillas)

COLABORADORES HABITUALES:
Dolores Aleixandre – Patxi Álvarez de los Mozos
Virginia Cagigal - Miguel Campo – Adela Cortina
Cipriano Díaz Marcos – José Mª Fernández Martos
Jesús García Herrero - José Ignacio García Jiménez
José Antonio García Rodríguez – Pedro José Gómez
Luis González-Carvajal – Pablo Guerrero – Daniel Izuzquiza
Severino Lázaro – Mariola López – Mª Dolores López Guzmán
Luis López-Yarto – Mª del Carmen Massé
Juan Manuel Martín Moreno – Fernando Millán
Francisco Ramírez – Jon Sobrino – Gabino Uríbarri
197

PRESENTACIÓN

El diccionario de la RAE define “vocación”, en su primera acepción,


como “inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al
de religión” y en su tercera acepción como “inclinación a un estado, una
profesión o una carrera”. El presente número de la revista SAL TERRAE
quiere estudiar la vocación en esta tercera acepción, aunque se puedan
hacer referencias a la primera, es decir, cómo orientar la vida vocacional-
mente –desde el interior de la persona– cuando la opción que se toma no
es la vida consagrada ni la sacerdotal.
En la práctica pastoral, nos encontramos con que lo que el creyente busca
habitualmente no es “la voluntad de Dios”, entendida ésta como la llama-
da de Dios al ministerio sacerdotal, la vida religiosa o el matrimonio. Lo
que habitualmente se va buscando es cómo acertar en las decisiones im-
portantes de su vida: cómo aprovechar los propios talentos o capacidades,
cómo orientar profesionalmente los intereses personales más relevantes;
también qué tipo de familia y qué estilo de vida se quieren tener. Para ello
contamos con los siguientes cuatro artículos.
María Esther Prados Megías se pregunta por la vocación humana. Pregun-
tarse por ella apunta, en primer lugar, a la conexión del ser humano con el
mundo en el que desarrolla su existencia; luego a bucear en la experiencia
que construye la propia biografía, pero, sobre todo, a la búsqueda de un
diálogo con Dios y su designio para la vida de cada hombre.
Maite Valls Martí aborda la tarea del acompañamiento pastoral y espiri-
tual en orden al discernimiento de la propia vocación. En esta tarea de
acompañamiento suelen surgir algunas cuestiones en las que la persona

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198 presentación

ha de buscar y hallar la decisión que mejor le acerque al proyecto de Dios


sobre ella. Los métodos de elección de los Ejercicios de san Ignacio pue-
den ayudar y dar luz para acertar.
Andrés Purroy Unanua reflexiona sobre el papel positivo que vivir y actuar
de modo vocacional puede tener en el ejercicio de la vida profesional. En
la segunda mitad del pasado siglo XX ha ido haciéndose presente una
progresiva inestabilidad social hasta el punto de considerarse el cambio
como el elemento más estable. Esta nueva situación repercute en el com-
promiso vocacional de la propia profesión como también lo hace en las
vocaciones religiosas.
El matrimonio formado por Belén Santamaría Eraña y Alfonso Salgado
Ruiz reflexiona sobre la vida familiar como vocación. Amoris Laetitia es
un marco privilegiado para pensar el papel del matrimonio en la cons-
trucción de la familia y la sociedad actuales. Y hacerlo desde dos supues-
tos inexcusables: gradualidad como constatación y criterio, y discerni-
miento como actitud.
Finalmente, dentro de la serie de este año dedicada a las mujeres y la mi-
sión de la Iglesia, Marta García Urquizo, en su artículo, pretende hacer
visible y poner en valor la aportación de las mujeres en la tarea pastoral
de la Iglesia. Busca rescatar la expresión “genio femenino” acuñada por el
papa Juan Pablo II y cargarla de todas las específicas aportaciones que la
mujer ha dado a lo largo de la historia en la acción pastoral.

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ESTUDIOS
La vocación humana: Camino
de incertidumbres,
encuentros y búsquedas
M aría E sther P rados M ejías *

Fecha de recepción: enero de 2019


Fecha de aceptación y versión final: febrero de 2019

Resumen
¿Quién soy? ¿A qué he venido a este mundo? Lejos de ser preguntas que definan
a la persona invitan a considerar la condición reflexiva y transformadora del
ser humano en la búsqueda de su vocación. Hacerse estas preguntas, en primer
término, apunta hacia ese estar en permanentemente conexión con el mundo
que vivimos; en segundo lugar, a bucear en la experiencia que va construyendo
nuestra biografía y, en tercer lugar, a considerarnos seres en relación con todo lo
que nos rodea para comprender y transformar todo aquello que nos deshumaniza.
Pero sobre todo, la búsqueda de la vocación es un diálogo con el Dios que elige
encarnarse y humanizarse.
Palabras clave: biografía, autoconocimiento, relatos, narrativa, oración

Human vocation : A path of uncertainties ,


encounters and searches .

* Profesora Titular. Facultad Ciencias de la Educación. Departamento de Edu-


cación. Área de Didáctica de la Expresión Corporal. Universidad de Almería.
eprados@ual.es

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200 maría esther prados mejías

Summary
Who am I? Why am I here? Far from being questions that define the individual,
they encourage one to consider the reflective and transforming condition of human
beings in the search for their vocation. Asking ourselves these questions, points,
firstly, to one being in permanent connection with the world in which we live;
secondly, immersing ourselves in the experience that is going to write our biography
and, thirdly, to considering human beings in relation to everything around us in or-
der to understand and transform all that dehumanises us. But, above all, the search
for vocation is a dialogue with God, who chooses to embody and humanise himself.
Key words: biography, self-knowledge, stories, narrative, prayer

Terminé mis estudios de secundaria y estaba perdida. No sabía lo que


quería hacer ni a qué dedicarme. Hice un módulo por hacer algo, luego
lo dejé, luego hice otro. Seguía sin saber qué sería de mí. Busqué trabajo,
cualquiera. Trabajé en una alhóndiga en los almacenes de verdura. Co-
nocí lo que es trabajar horas y horas con un sueldo ridículo, aprendí lo
que significa que te miren por encima del hombro y que no tengas apenas
derechos labores. Solo el deporte me salvó. Los días que podía iba a entre-
nar. Era una liberación, un desahogo. Ahorré lo que pude con ayuda de
mis padres y decidí retomar mis estudios. Me preparé el acceso a mayores
de la universidad mientras trabaja entrenando a un equipo de niñas.
Conseguí una plaza en la universidad y comencé mis estudios, incluso
me fui de Erasmus. Ahora trabajo, estudio idiomas, estoy con el carnet de
conducir, hago cursos de técnico deportivo, doy clase particulares a niños
de primaria y ayudo de vez en cuando en una guardería. De vez en cuan-
do doy pilates y yoga a personas más mayores. Voy como puedo. Realmente
vivo en continuo estrés. Estoy en cuarto de carrera y de nuevo no sé por
donde seguir. No es lo que esperaba. Estoy otra vez perdida. Estudiando
algo que me gusta, pero decepcionada, sin ilusión por mi futuro. Me espe-
ran oposiciones o buscar por lo privado. ¡A mi edad! Disfruto enseñando,
entrenando, preparando las clases para mi grupo de abuelillos. Enseñar
es importante para mí. No tuve buenos maestros, bueno, sí alguno; yo no
quiero repetir lo mismo. Quiero aportar algo nuevo. Estudiar, aprender,
enseñar te abre la mente, te hace valorarte y buscar cosas nuevas. Quiero
dar lo mejor de mí, pero no sé cómo. Tengo vocación de enseñar o al menos

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eso creo. Sé que hay algo bueno destinado para mí, yo no me canso de pe-
dirlo (Extracto del Relato escolar de Mercedes1, octubre 2015).

Vivimos en tiempos líquidos, en una modernidad líquida, como diría


Zygmunt Bauman2. Tiempo caracterizado por la incertidumbre, compleji-
dad, inestabilidad, fugacidad, volubilidad. Gran parte de las exigencias de
nuestra vida cotidiana son rápidas, en tiempo limitado, medido, contro-
lado, estandarizado, fugaz. De ahí la consonancia de las respuestas a este
tiempo, o son en un ¡ya y ahora! o de lo contrario, es muy probable, que si
se dilata la decisión se tenga la tendencia a pensar que se perdió la oportu-
nidad, o términos coloquiales «el tren sólo pasa una vez». En este tiempo lí-
quido también el estado vital y corporal expresa una continua demanda, un
deseo apremiante de grandes sensaciones y experiencias extremas, aquellas
que las tecnologías hacen virales, crean tendencia o promueven, por encima
de cualquier otro propósito, el éxito, triunfar, ser «influencer».
En este tiempo líquido la solidez es efímera, entendida ésta no como rigi-
dez, sino como una cuestión duradera, estable, enraizada, que da sostén,
alimento y sedimento. Por ende, las estructuras sociales perduran poco en
el tiempo y dificultan la consistencia y la creación de marcos de referencia
que todo acto y desarrollo humano necesita (Bauman, op. cit.). Ante esta
realidad cambiante y compleja, la toma de decisiones para buscar trabajo,
elegir estudios, adquirir formación, elegir lugar de residencia, establecer
vínculos con otras personas, crear redes y tejido comunitario, ocupar el
ocio, entre otras, vienen determinadas por sentimientos de incertidum-
bre, complejidad, arbitrariedad o casualidad, amén de considerar la
economía –personal, familiar, e incluso la de los presupuestos guberna-
mentales– como factores determinantes para la realización de las propias
aspiraciones. También en este tiempo líquido se alimenta la separación
entre el poder y la política, la distancia entre la justicia y los derechos
humanos, la renuncia al pensamiento ético y la ausencia de planificación
a largo plazo en cualquier orden de la vida. Decidir a qué dedicar la vida
en este tiempo líquido ya no es sinónimo de vocación.

1. Pseudónimo.
2. Z. Bauman, Tiempos líquidos, Tusquest editores S.A., Barcelona 2007.

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Sin embargo, hacerse preguntas sobre uno mismo, sobre la trascendencia


de la existencia, sobre el papel que se juega en las dinámicas humanas, so-
bre qué hacer y cómo hacerlo para promover el bien común, es urgente y
necesario para imprimir solidez a este tiempo líquido. La cita de Foucault3:
«no me pregunten quién soy ni me pidan que siga siendo el mismo» apunta
al concepto de complejidad y subjetividad en la que social y educativamen-
te nos construimos. Lo permanente, lo duradero, lo sólido, lo vocacional
hemos de considerarlo desde este plano subjetivo que contiene versatili-
dad, plasticidad, creatividad, divergencia, multiplicidad de identidades…
componentes todos ellos de la condición humana, nuestra vocación. El ser
humano es diverso, es un caleidoscopio de costumbres, un abanico de posi-
bilidades, un universo de opciones. Esta diversidad será fuente de compren-
sión en la medida que seamos capaces de hacernos preguntas que orienten
el sentido ético y político de la existencia, que apunten hacia cómo generar
el compromiso solidario y democrático al que está llamada la humanidad
y a preguntas que nos adentren al ser humano en la búsqueda de lo tras-
cendente y místico, condición evolutiva de la Conciencia4. Preguntas que
hablen de vocación, de orientación, de llamada, de compromiso, de sentido
de la existencia en lo cotidiano, en lo planetario y en lo espiritual.
Con todo ello, ¿la vocación es una cuestión fundante en la vida de las perso-
nas? La vocación como orientación de una trayectoria vital, como búsque-
da amorosa que exprese ese Ser «que soy y voy siendo» es un compromiso
consigo mismo y con el mundo. La vocación se plantea como la búsqueda
de una opción sólida «cocinada a fuego lento» que transparenta nuestra
sustancialidad. La vocación en su sentido más amplio, como diría Viktor
Frankl5 es «el hombre en busca de sentido», ese sentido que aporta signifi-
cados a un horizonte global y colectivo mucho más amplio que el sí mismo.
Las personas nos definimos por ser seres en continuo movimiento, en
evolución permanente, increíblemente adaptativos al medio y a las

3. https://psicologiaymente.com/reflexiones/frases-de-michel-foucault (Consulta
el 19 de enero de 2019).
4. L. Poveda, Conciencia, Energía y Pensar Místico, Descleé de Brouwer, Bilbao,
2011.
5. V. Frankl, El hombre en busca de sentido, Herder editores, Barcelona, 20153 .

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circunstancias, supervivientes y resilientes a situaciones extremas, difí-


ciles y complejas, sorprendentemente mutables e imprevisibles, reaccio-
narios y contemplativos, creativos e innovadores, con un gran sentido
ritual y hacedores de la tradición. Todo ello conforma nuestra historia
personal, esa historia que se graba emocionalmente en nuestra materia y
estructura. Como afirma Keleman6 la persona se va haciendo en relación
e interacción dinámica entre la historia personal emocional, el legado
genético, la historia social y cultural y el modo en cómo las experiencias,
pensamientos y sentimientos va siendo corporeizados. Nuestra historia
nos pertenece a la vez que incluye lo que otros dejaron o van dejando, las
huellas de amor o desilusión, de ataques y agresiones, de estrés y desafíos
existenciales, de emociones y pasiones, de miedos y límites. Así la bús-
queda humana no es otra que comprender, integrar y amar lo que somos.
Cada quien es cada cual, con una historia que configura y estructura la
propia identidad. Una identidad corporeizada, a la vez que, subjetivizada
e impregnada por nuestros más secretos deseos y aspiraciones. Pero al
mismo tiempo estas señas de identidad conforman un deseo profundo
de vivir la existencia en relación a otros, en común unión, reconociendo
al otro como legítimo otro7, sin el cual no hay evolución, desarrollo, ni
transformación. Aun en las situaciones más extremas, desnudas y despro-
vistas de todo lo básico y necesario para vivir8, la búsqueda del sentido de
la existencia, la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles
(Frankl, 2015).

6. S. Keleman, Anatomía emocional. La estructura de la experiencia somática, Des-


cleé de Brouwer, Bilbao, 2014.
7. H. Maturana y F. Varela, El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del
entendimiento humano, Lumen, Buenos Aires, 2004
8. Conviene recordar vidas de personas en situaciones de opresión, injusticia y
abusos de poder (por citar algunos ya que la lista puede ser interminable: Nelson
Mandela, Ana Frank, Lutter Kind, Madame Curie, etc.). Reparamos en la vida
de Irena Sendler que, por su singular forma de pasar desapercibida, nos recuer-
da las historias silenciadas de miles de personas que van dando sentido a sus
vidas generando bien, promoviendo justicia y fraternidad a los demás (https://
www.lavanguardia.com/historiayvida/irena-sendler-y-los-ninos-del-gueto-de-
varsovia_11960_102.html).

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La vida es una experiencia que merece la alegría vivirla y esa alegría


dependerá del modo en cómo nos encarnamos en todo lo que hacemos,
buscamos, pensamos y sentimos. Este implicarse en la propia encarna-
ción implica imprimir a la vida el sentido vocacional (al que algunas
personas se sienten llamadas y al que otras van descubriendo) a través
de preguntas que no tienen fácil respuesta. ¿Quién soy yo? ¿A qué he
venido a este mundo? Apuntan hacia algo más que una afición, que
una ocupación, que un trabajo o que una dedicación. Aun en la con-
sideración anterior de no entender estas cuestiones de forma estática y
definitoria, dichas preguntas apuntan hacia lo nuclear como camino
iniciático en la búsqueda de la vocación. Nuestra condición es movi-
miento. De ahí nuestro compromiso, dar sentido a ese movimiento en
continua transformación. Por ello, la vocación se nos presenta como
una cuestión fundante en la persona, como una búsqueda de sentido al
hacer, al pensar, al sentir, al existir.
El significado de vocación9 (del lat. vocatio, -ōnis “acción de llamar”) hace
referencia en su primera acepción a la «inspiración con que Dios llama
a algún estado, especialmente al de religión» y en su tercera acepción a:
«inclinación a un estado, una profesión o una carrera». Las dos acepciones
orientan sobre el sentido que el ser humano da a su vida, a su estar y ha-
cer en el mundo. Una dirigida hacia esa búsqueda trascendental y la otra
hacia esa búsqueda profesional que da sentido a lo que hacemos. En las
dos acepciones podemos intuir esa búsqueda profunda que el ser humano
anhela sobre sí mismo, o esas preguntas con respuestas complejas que nos
vinculan no sólo con lo que hacemos sino con el «quién soy mientras
hago». Hacerse preguntas sobre ¿a qué me siento llamada en la vida? ¿a
qué me quiero dedicar profesionalmente? ¿para que sirve o qué sentido
tiene el trabajo o la labor que desempeño?, son algunas de las cuestiones
que nos hablan de lo que entendemos por vocación.
La antropología nos ayuda a conocer al ser humano de modo amplio y
versátil. De ahí la importancia de comprender no sólo las costumbres,

9. Diccionario de la Real Academia Española, en línea, http://dle.rae.es (Consulta


el 10 de octubre de 2018).

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tradiciones, manifestaciones artísticas, modos de vida, sino también los


límites, aspiraciones, lenguajes y fines con los que la humanidad se ha ido
definiendo, expresando, pero sobre todo construyéndose. Esta compren-
sión y construcción de lo humano (que incluye los más amplios aspectos
sociales, culturales, educativos, psicológicos, afectivos…) va construyen-
do nuestra identidad y nuestra vocación de Ser, que no es otra cuestión,
que dar sentido a lo que hacemos y decimos, e incluso callamos, en estre-
cha relación con las condiciones contextuales.
«Cada persona es una radical novedad, no la podemos reducir a una cosa,
a ninguna otra realidad dada. En cada persona existe una realidad única
que solo es de ella. Asimismo, no podemos hablar de la persona solo
como biológica ya que, fundamentalmente, la persona es biográfica. Ese
alguien corporal o persona no solamente acontece, sino que está unido a
la futurición, a esa tensión hacia adelante que es la vida»10. En este senti-
do, la vocación no es algo tangible, ni sinónimo de trabajo, hobby o dedi-
cación, más bien vertebra a la persona, orienta sus decisiones y materializa
su expresión más profunda. La vocación es inmanente a la biografía, a
las historias y experiencias que construyen la propia identidad. La voca-
ción, en su expresión de futurición, orienta, camina, planifica, proyecta
recursos, decisiones, medios que hacen visible, no sólo un trabajo, una
profesión, un proyecto de vida, sino que contiene, además de lo tangible,
los modos, intenciones, ideales y principios éticos con los que la persona
se compromete en su propia vida.
Pensar en estos términos la vocación, no es tanto un camino donde de-
mostrar o conquistar quien se es, sino una orientación y meta que no
siempre garantiza la llegada11 y, por tanto, invita a repensarnos en medio
de las circunstancias como despliegue de potencialidades, dones, habili-
dades, que nos descubren como personas, en la medida que puedo pre-
guntarme hacia dónde voy, para que hago lo que hago, qué puedo ofrecer,

10. J. L. Sánchez, (2016), «“La persona humana y su perspectiva antropológica”»:


Revista Fides et Ratio, 1 (2016), 77-104, pág. 77.
11. J. F. González, ¿Dios?, Cuadernos Cristianisme i Justícia, 90 (2014), en línea,
https://www.cristianismeijusticia.net/sites/default/files/pdf/es190.pdf (Consul-
ta el 9 de enero de 2019).

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qué es lo que mejor o más puede hacer, a quién lo entrego, qué bien hago
a otros... Por eso, la vocación no es solo una relación con el yo sino una
llamada a Ser yo en relación al tú. Entregarse a descubrir esta relación es
nuestra vocación. Quién soy yo en relación al sí mismo (dones, habilida-
des, deseos, límites, valores), en relación al tú (servicio, ayuda, solidari-
dad), en relación al mundo (compromiso social, político, participación
democrática, redes comunitarias), en relación a Dios (la fe, el Dios con
nosotros, el misterio infinito de Dios).
La experiencia a lo largo del tiempo trabajando con jóvenes, la trayecto-
ria profesional en temas de conciencia corporal, pedagogía e investigación
educativa desde una mirada antropológica y narrativa, es decir, aquella que
sitúa a la persona en el centro de la acción, de la reflexión, del compromiso
y de la acción, me lanza a proponer en este espacio, no tanto, instrumentos
metodológicos o actividades sino propuestas abiertas, creativas e indagato-
rias. Los planteamientos que, a continuación, expongo a modo de pistas
están pensadas como espacios para el diálogo, la expresión y la reflexión,
tanto personal como colectiva. Propongo tres dimensiones básicas para en
el acompañamiento o discernimiento que orientan la vocación. La voca-
ción como algo dinámico, no definido a priori, en relación estrecha con la
historia personal vivida desde que nacemos –me atrevo a decir que incluso
antes de nacer–, en conexión con las personas que nos ven crecer, en conti-
nuo diálogo con la realidad y sujeta inexorablemente a un tiempo histórico
y a un espacio de intimidad, trascendencia y mística de la persona.

La vocación, un camino biográfico

Lo biográfico hace referencia al yo, al mí mismo. La persona no se puede


ni se debe definir, pero sí se puede narrar. La narración de experiencias o
vivencias biográficas en en primera persona suscitan relatos conmovedores,
cargados de emoción y sentimientos que entreveran las potencialidades,
talentos o dones (1Cor 12, 4) que la persona pone en juego en su relato y
que al contarse va definiendo los elementos que construyen su identidad.
Somos contadores de historias, la necesidad de explicarnos, de nombrar-
nos, de situar la experiencia en el centro de la vida es algo que define no

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la vocación humana: camino de incertidumbres… 207

sólo lo que somos sino cómo vamos siendo. Toda persona tiene algo que
contar o decir a los demás, algo que merece ser celebrado o perdonado por
los demás, expresa Galeano en su poema titulado la celebración de la voz
humana12. Y es sólo en esa expresión de la palabra donde damos sentido a
la subjetividad. A ese espacio donde nos hacemos y sentimos sujetos y no
cosa u objetos. Al contar(nos) nos adentramos en la experiencia del pasado
para darle sentido y pensar el presente. No contamos solo para recordar o
rememorar, contamos para comprender(nos) cómo lo vivido da forma a
nuestros pensamientos, proyecciones y aspiraciones. Al narrarnos biográfi-
camente vamos descubriendo nuestros afectos, sensibilidades, prioridades,
sentimientos, dificultades. Por eso contar, relatar en primera persona, nos
ayuda a darnos cuenta de lo que nos gusta, de cómo vamos afrontando los
sucesos, qué nos apasiona o emociona, cómo viví determinado aconteci-
miento, qué huellas quedan en la piel, en el cuerpo que soy y tengo, como
realidad que constituye el núcleo de nuestra vida inteligente13.
Los espacios educativos, formativos, de orientación profesional y/o vo-
cacional deberían considerar en sus programas dinámicas, propuestas,
técnicas que incluyan herramientas narrativas (cartografías visuales, vi-
deos documentales o fotográficos, relatos o historias orales, creaciones
musicales, performances corporales, relatos o micro relatos escritos…)
que ayuden a las personas a generar relatos biográficos que den cuentan
de la propia vida, de sus condiciones, de sus aspiraciones, de sus sue-
ños, de sus sufrimientos para dar sentido a lo que se vive y a los sucesos
en los que se está involucrado14. No podemos olvidar que la experiencia
y memoria personal está fuertemente vinculada al mundo social, se nutre
del arraigo de las estructuras familiares, educativas, culturales y sociales
en las que nos hemos desarrollado, generando un relato histórico de sen-
tido. La experiencia no son datos, son vivencias fuertemente internaliza-
das y enraizadas que narran nuestras afecciones y sentimientos, al mismo

12. E. Galeano, Libro de los abrazos, Siglo XXI editores, Madrid 2000, 11.
13. G. Claxton, Inteligencia corporal. Por qué tu mente necesita el cuerpo mucho más
de lo que piensa, Plataforma actual, Barcelona 2016.
14. J. Bruner, Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva, Alianza, Ma-
drid 2000.

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208 maría esther prados mejías

tiempo que proporcionan información valiosa sobre cómo las narrativas


institucionales son aprendidas e inculcadas15.
Al escuchar las pequeñas historias personales nos adentramos en ese te-
rreno de lo particular, relacionado estrechamente con los grades relatos
o narrativas sociales. Atender a lo pequeño, a lo particular, es una forma
de desafiar, como propone Berry16, a las narrativas hegemónicas con le-
mas como: «los jóvenes lo van a tener difícil para la búsqueda de em-
pleo», «solo triunfarás si te esfuerzas, si eres brillante, si das lo mejor de
ti mismo/a», «cuanta más formación más oportunidades tendrás», «ponte
un objetivo, un sueño y lucha para conseguirlo», «el amor de pareja ya no
es para siempre», «quien no esté en lo virtual o hiperconectada no tendrá
éxito», etc. Partir de la experiencia personal y cotidiana da sentido a la
vida de las personas y es un camino de autoconocimiento básico para
profundizar en su realidad y en la toma de decisiones personales.

Pensar la vocación en relación a otros

«No existen rutinas que prescribir, reglas para dirigir los pasos, algoritmos
que calcular. Existen deseos, propósitos reflexivos y la necesidad de quedar
en contacto con lo que es importante»17. Dirigirse hacia lo que uno desea,
emplearse en aquello con lo que se siente gozo, alegría, buscar o planear ca-
minos posibles de vida, contactar con lo importante, cómo vamos viendo no
es algo prescrito, determinado en la genética o herencia. Somos compendio
de naturaleza, cultura e historia de tiempos pasados y de los que toca vivir.
La radicalidad con la que la persona puede decidir su futuro, sus opcio-
nes profesionales, su proyecto vital, en la actualidad está sujeto a macro

15. J. Bruner, La fábrica de historias: Derecho, literatura y vida, Fondo de Cultura


Europea, México 2014.
16. K. S. Berry, The Dramatic Arts and Cultural Studies, Taylor and Francis Inc.,
Bosa Roca, United States 2000.
17. W. Eisner, El Ojo Ilustrado. Indagación Cualitativa y Mejora de la Práctica Edu-
cativa, Paidós, Barcelona 1998, p. 199.

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la vocación humana: camino de incertidumbres… 209

decisiones fundamentalmente económicas18 y a otras cuestiones deriva-


das de ello como: búsqueda de empleo digno, oportunidades educativas,
acceso público a la salud, uso de recursos energéticos, políticas migrato-
rias, conflictos políticos y religiosos, cumplimiento de los derechos hu-
manos19, etc. Esta realidad obliga a repensar el mundo en el que vivimos
para reinventar y reorientar la vocación.
En este sentido, la vocación está estrechamente vinculada a la justicia y
solidaridad. Pensar, vislumbrar, buscar e incluso acertar con la vocación
personal ha de hacerse en relación a otros, en común unión con otras rea-
lidades, en espacios que permitan conocer de cerca qué, cómo y para qué
otros hicieron, actuaron, lucharon, se comprometieron con un mundo
plausiblemente más justo.
El trabajo con jóvenes a lo largo de este tiempo muestra la necesidad que
tienen de conocer otras experiencias que les hagan cuestionarse, pregun-
tarse e indagar sobre su futuro de vida. Desde esta perspectiva relacio-
nal es importante promover encuentros con referentes profesionales que
reinventan o rompen viejas estructuras; acercarse a historias de vida de
personas que con sus ejemplos testimonian un compromiso educativo,
social, cultural diferente a lo hegemónico; descubrir proyectos educati-
vos, creativos y formativos que ponen patas arriba dinámicas de aprendi-
zaje tradicionales, visitar espacios comunitarios y culturales alternativos
que impulsen procesos colectivos participativos y creativos vinculados al
arte, la música, la filosofía, etc.

18. El informe de Oxfam, 22 de enero de 2018, expone que la posibilidad de salir


de la pobreza es casi nula para infantes y jóvenes que viven en familias con
menos recursos, entre otras cuestiones. En este sentido, la vocación estará me-
diada y condiciona por las condiciones de vida que la persona viva. Se invita
a consultar en línea, https://www.oxfam.org/es/sala-de-prensa/notas-de-pren-
sa/2018-01-22/el-1-mas-rico-de-la-poblacion-mundial-acaparo-el-82-de-la
(Consulta el 22 de enero de 2019).
19. La realidad que muchas personas viven por cuestiones políticas, religiosas, étni-
cas, etc. supone una lacra en sus vidas, su desarrollo personal y vocacional. Se
puede consultar el informe anual de Amnistía Internacional, en línea, https://
www.amnesty.org/download/Documents/POL1048002017SPANISH.PDF
(Consulta el 20 de enero de 2019).

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210 maría esther prados mejías

Lo relacional implica escucha y atención, extrañamiento y sorpresa, acogida


y descubrimiento de lo otro, del otro. En el «tú a tú o en el yo y nosotros»
redescubrimos al otro como legítimo otro, clave para despojarse de precon-
cepciones y abrirse a la oportunidad de escuchar a otros mientras se narran.
Al escuchar podemos reinventar una profesión, un hobby, una dedicación,
un compromiso, una relación de pareja, una pasión, deseos y aspiraciones.
Escuchar las experiencias de otros, sus procesos, sus dificultades y proble-
máticas, los riesgos que asumieron, cómo resurgieron de sus cenizas, y otras
muchas cuestiones, nos sitúa en un mundo de ecologías de aprendizajes y
de significados que las personas otorgan a lo que viven20, y con ello el sen-
tido que dieron a su trayectoria de vida. Es esta una propuesta de «filosofía
de la escucha»21, es decir, una manera, de decodificar aquellos mecanismos
activos por los cuales el significado de las acciones, de los pensamientos, de
los ideales de a quien se escucha es procesado dentro de cada sujeto y de-
vuelto como una nueva significación o interpretación del mundo. Cuando
las personas contamos trayectorias e historias de vida, mediante el discurso,
sostenemos, ampliamos, suscitamos, alteramos y transformamos nuestras
relaciones. Así generamos espacios para pensarnos de otros modos y buscar
el sentido de la vocación. La vocación en este sentido nos invita a conocer
otras realidades, otras personas, otros proyectos, otras iniciativas que orien-
te las propias decisiones o búsquedas.
No estaría de más generar espacios con adolescentes, jóvenes o personas
con falta de horizonte o con nuevos proyectos de vida donde se pueda po-
ner en contacto con testimonios de personas comprometidas en su profe-
sión22 y referentes en su área, personas que hacen posible su día a día con

20. J. I. Rivas, «Narración, conocimiento y realidad. Un cambio de argumento en la


investigación educativa», en J. Rivas - D. Herrera (coord.), Voz y educación. La na-
rrativa como enfoque de interpretación de la realidad, Octaedro, Barcelona 2009, 7-37.
21. D. Maffia, «Contra las dicotomías, feminismo y epistemología crítica», en Aso-
ciación Feminista La Cuerda, Asociación de mujeres Petén-YXQYK y Alianza po-
lítica sector de mujeres. Epistemología feminista, Alianza, Guatemala 2010, 73-82.
22. Invito a visualizar este documental como ejemplo de compromiso con la pro-
fesión, la cultura y denuncia de derechos humanos. Una persona que al na-
rrar su biografía invita a repensar el sentido de la profesión-vocación como una
oportunidad para repensar el mundo desde la justicia y desde los rostros de las

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la vocación humana: camino de incertidumbres… 211

alegría23, personas que deciden investigar24, proyectos con voluntariado


y de recuperación de tradiciones históricas25, ONGs26, emprendedores o
empresas con filosofías sostenibles para el cuidado del medio ambiente27,
personas que lanzan propuestas educativas artísticas alternativas28, per-
sonas que trabajan en espacios para el desarrollo comunitario y mejoras
del tejido social29, personas que hacen de su vida familiar un compromi-
so educativo30, personas que superan traumas, enfermedades o grandes
dificultades31…Y así un sinfín de personas, de a pie32… que hacen de su
día a día la vocación de vivir y llevan a los demás un atisbo de esperanza.
La vocación desde esta óptica relacional es un acto de Amor. Al descubrir

personas. En línea, http://www.rtve.es/alacarta/videos/metropolis/metropolis-


angela-melitopoulos/4947178/ (Consulta el 17 de enero de 2019).
23. Sirva como ejemplo esta página donde se pueden ver historias de personas anóni-
mas, en línea, http://www.historiasdeluz.es/ (Consulta el 20 de enero de 2019).
24. Acercar la ciencia y la investigación a las niñas y desde otras historias menos
conocidas, en línea, https://11defebrero.org/ (Consulta el 14 de enero de 2019).
25. Visitar la página de este proyecto de cooperación internacional en España con
jóvenes en riesgo de exclusión, en línea, http://lachozadetrasmulas.com/alber-
gue.php (Consulta el 20 de octubre de 2018).
26. Ver la transparencia y el propósito de organizaciones, en línea, https://www.
fundacionlealtad.org/ong/ (Consulta el 22 de enero de 2019).
27. Como ejemplo sirva esta iniciativa en línea, http://www.clisol.com/ (Consulta
el 15 de enero de 2019).
28. Consultar el proyecto, en línea, https://proyectolova.es/ (Consulta el 16 de no-
viembre de 2018)
29. Fundación Secretariado Gitano, en línea, https://www.gitanos.org/ (Consulta el
15 de enero de 2019).
30. Como ejemplo sirva esta iniciativa, en línea, https://blogs.comillas.edu/relojde-
lafamilia/ (Consulta el 20 de enero de 2019).
31. Aconsejo leer todo tipo de biografías de personas que sean referentes en cual-
quier campo, ver películas o documentales que reflejen las vidas reales de las per-
sonas que han superado circunstancias adversas. En este sentido hay abundancia
en la literatura y de fácil acceso. Sólo a modo de ejemplo, para no extenderme,
propongo ver la película Diarios de la calle.
32. Os invito a navegar por esta iniciativa que sigue en pie gracias a la vocación
incasable de María Teresa, médica del proyecto y de innumerables personas de a
pie, como tú, como nosotros, en línea, www.creamosbolivia.org (Consulta el 20
de enero de 2019).

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212 maría esther prados mejías

al otro, a la otra, resuena en uno mismo esa intuición vocacional que a


veces somos incapaces de ver.

La vocación, expresión profunda del Ser

En su sentido más amplio y profundo la vocación es aquello que da sos-


tén, estructura, horizonte, esperanza. La vocación es algo más que dedi-
carse al algo, es un hacerse a sí mismo en todas dimensiones. Se trata de
una búsqueda trascendental que dota de sentido y sensibilidad lo que se
es a través de lo que se hace. La búsqueda en sí misma se identifica con la
persona, de modo que lo que se busca es ese misterio que el ser humano
alberga: la conciencia de lo que se es como derecho a sentir, buscar, ele-
gir, conocer, trascender33. Es este un camino profundo, complicado, en
realidad una continua incertidumbre, de la que sólo a través de preguntas
esenciales, aunque no haya seguridad en respuestas correctas, sí sean lo
más cercanas a los valores morales y éticos de cada uno34.
La vocación más profunda es humanizarse en la realidad concreta y exis-
tencial en la que cada persona vive35. El empeño del ser humano ha de
ser comprender dicha realidad y transformarla. Como seres en evolución y
conscientes de ello la vocación humana tiene dos caminos posibles: reco-
nocer la deshumanización no sólo como viabilidad ontológica sino como
realidad histórica, y la humanización como vocación del ser humano36. Esta
última negada por situaciones de injusticia, opresión, exclusión… y, al mis-
mo tiempo, una vocación confirmada en la necesidad, derecho y ansia que
las personas tienen de libertad, justica y recuperación de su humanidad des-
pojada37. Es esta una vocación hacia lo trascendente. «Nada en el mundo

33. J. Marías, Antropología metafísica. La estructura empírica de la vida humana,


Editorial Revista de Occidente, Madrid 1970.
34. G. Belli, El infinito en la palma de la mano, Planeta, Bogotá 2008.
35. P. Freire, Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, Madrid 2012.
36. En línea, https://paulofreireacciondialogica.wordpress.com/2013/06/19/freire-
y-la-vocacion-humanizadora/) (Consulta el 20 diciembre 2018).
37. En línea, https://paulofreireacciondialogica.wordpress.com/2013/06/19/freire-
y-la-vocacion-humanizadora/) (Consulta el 20 diciembre 2018).

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la vocación humana: camino de incertidumbres… 213

ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la conciencia de


que la vida tiene un sentido. Esta dimensión espiritual del hombre, esta
capacidad de autotrascenderse, de buscar un sentido fuera de él mismo, es
lo que realmente define antropológicamente al hombre. (…) ser hombre
implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea rea-
lizar un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuando
más se olvida uno de sí mismo –al entregarse a una causa o a una persona
amada–, más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades»38.
Nuestra naturaleza existencial es vocacional, en la medida que la concien-
cia de sí mismo está destinada a la radical apertura y trascendencia hacia
el otro desde sí, por esa presencia absoluta del Tú, que nos convoca a la
libertad, a la responsabilidad, al juicio ético y al destino39. Es en esa pre-
sencia del otro donde aflora el anhelo de lo trascendente, de Dios.
El deseo de Dios, su vocación es que el hombre entre en diálogo con Él.
Aun en las situaciones más complicadas al ser humano se le puede arre-
batar todo excepto su libertad interior, la elección de su actitud personal
ante las circunstancias, para decidir su propio camino, su destino. Y esta
elección de elegir está inexorablemente unida a su voluntad de entrar
en diálogo con su trascendencia, su camino, su misión. Muchos textos
evangélicos invitan a profundizar en el sentido y voluntad de Dios con su
pueblo, con cada uno de nosotros. El Dios de Moisés, el Dios de Abra-
ham, nos invita a ese diálogo donde vocación y misión conforman una
sola realidad y dan cuenta de la revelación completa de parte de Dios, de
su esencia más íntima (Ex 3, 1-4.17; Gn 12, 1-9).
En el texto del bautismo de Jesús (Lc 3, 21) no se trata de una mera
simpatía del Padre con su Hijo, sino que Jesús recibe la aprobación de su
misión como el que estará completamente identificado a la voluntad de
Dios, voluntad que se revela desde siempre en un Dios, que apuesta por la
justicia, la fraternidad, la solidaridad, por la vida. Esto será lo que defina
la voluntad y el proyecto de vida de Jesús.

38. En línea, http://www.knowsquare.es/o2/item/el-hombre-en-busqueda-de-sen-


tido-resena-del-libro-de-viktor-frankl (Consulta el 3 enero 2019).
39. M. Buber, Yo y tú, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires 2002.

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214 maría esther prados mejías

«Camino de Damasco» es una frase que evoca cómo las personas viven
acontecimientos que les llevan a una gran transformación personal y pro-
funda en su vida. En este relato de Pablo (Hch 9, 1-25) hay un encuentro
con el Jesús vivo y resucitado, lo interpela, lo llama y espera respuesta. Ahí
su conversión personal y la radical trasformación en lo que hacía.
También en el joven rico (Mc 10, 17-31) tiene una pregunta sobre sí
mismo relacionada con su destino: «“¿qué tengo que hacer?”». Jesús le
responde con una propuesta de cambio: mirar a sí y a quien le rodea en
términos de justicia, equidad, solidaridad y ternura.
Esta es la clave para la vocación, un seguimiento en libertad a lo que uno
siente que tiene que hacer, a las convicciones más profundas, a las orienta-
ciones, sueños y deseos que brotan del bien y para el bien común. La vo-
cación es una llamada para que nos expresemos en el amor. Porque Dios,
el Dios cristiano, no manifiesta «su “Nombre” sino su actuación. Por
esa actuación se revela en la historia más que la naturaleza (Dios de los
pobres). Sin embargo, no interviene inmediatamente en nuestra historia
(hace haciendo que las cosas se hagan). Cuando interviene es desde los
pocos para los muchos (pueblo pequeño, resto, Jesús, semilla...) y su re-
velación es progresiva (como la aurora de noche hasta llegar al mediodía;
o la nota baja en el silencio hasta estallar en un acorde). Puede ocultarse
y se oculta a veces sin dejar de estar presente en todo lo verdaderamente
humano»40.
Esa es nuestra auténtica y mas certera búsqueda: ¿Dios mío, a qué he
venido a este mundo? ¿Qué quieres de mi? ¡Que se haga tu voluntad! Y
para ello, yo al menos, conozco sólo un camino: observar la realidad, re-
flexionar sobre ella, actuar y orar. Orar en el silencio, en la soledad, en el
recogimiento, orar con otros, en comunidad. Cuando los jóvenes –y los
no tan jóvenes– encuentran estos espacios (preparados pedagógica y di-
dácticamente, con esmero, con sencillez y delicadeza) agradecen profun-
damente la experiencia que viven. Una experiencia amorosa que vincula

40. J. F. González, ¿Dios?, Cuadernos Cristianisme i Justícia, 90 (2014), p. 26,


en línea, https://www.cristianismeijusticia.net/sites/default/files/pdf/es190.pdf
(Consulta el 9 de enero de 2019).

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la vocación humana: camino de incertidumbres… 215

su persona, su esencia, con algo más grande que ellos. A ello yo lo llamo
Dios. En este vínculo Dios habla y orienta la vocación.
«“Te escribo para contarte que tengo trabajo, estoy dando clases en un ins-
tituto. Ahora me estoy formando en lo que siempre he querido: «educación
alternativa». Ahora entiendo lo de encontrar tu camino: leer, reflexionar,
escribir, escuchar, meditar. Tengo mis diálogos con lo que yo llamo Inmen-
sidad. Cada día cuando salgo de clase agradezco, miro al cielo, todo este
proceso. Gracias”» (email de Mercedes, octubre 2017).

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perdón y reconciliación. Pero no se trata solo de Ruanda y de su reconci-
liación interna admirable. Es también profundizar en la condición huma-
na del hombre, reflejada en la sencillez de las vidas de sus protagonistas.

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217

El acompañamiento pastoral
de la vocación
M aite V alls M artí *

Fecha de recepción: noviembre de 2018


Fecha de aceptación y versión final: febrero de 2019

Resumen
La tarea del acompañamiento pastoral y espiritual es una verdadera experien-
cia de Dios. Es la aventura de intentar adentrarse en el interior del corazón de
otra persona y compartir la propia luz. En esta tarea de acompañamiento, a
menudo surgen ciertas cuestiones prácticas, que es preciso poder poner delante
de Dios, y en las que la persona busca la decisión que más le acerque al proyecto
de Dios sobre ella. Algunas claves de oración, de relación y de pautas que nos
da San Ignacio sobre tiempos y modos, pueden ayudar a realizar este proceso
y dar luz.
Palabras clave: proceso, discernimiento, relación. clarificar, ahondar

Vocational pastoral accompaniment

Summary
The task of pastoral and spiritual accompaniment is a true experience of God.
It’s the adventure of trying to penetrate inside the heart of another person and
share the same light. In this accompaniment task, certain practical questions
often arise, which must be put before God, and in which the individual looks
for the decision that most brings him or her closer to the corresponding project
of God. Some key aspects of prayer, relation and instructions that Saint Ignatius

* Religiosa de Jesús-María. Psicóloga, Psicoterapeuta y Magisterio. mvalls12@


hotmail.com

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218 maite valls martí

gives us as regards time and methods, may help us to undertake this process and
give guidance.
Key words: process, discernment, relation, clarification, exploration

Como todo en la vida, el título propuesto para este artículo puede abor-
darse desde el fondo o la forma, desde lo práctico o desde lo profundo,
desde las luces largas o las cortas…, voy a intentar hacer un acercamien-
to desde la hondura que el mismo artículo propone, ya que considero que
el tesoro que llevamos dentro sólo puede abrazarse desde la profundidad.
Tesoro de la vocación y tesoro del acompañamiento.
Lo práctico tiene importancia porque es lo que concreta lo que quere-
mos, pero lo verdaderamente fundamental es el mar de fondo que todos
llevamos dentro.
La vocación es aquello a lo que sentimos que somos llamados y llamadas,
es aquello para lo que sentimos que existimos, es lo que da sentido a nues-
tra vida, es para lo que sentimos que vivimos…
Piet Van Breeman, S.J. en su artículo “El acompañamiento, hoy” dice
que Juan Bours en uno de sus libros que tituló: “El hombre es conducido
por el camino que él elige”, escribe, a propósito del título: “en esta sen-
tencia se encierra una tensión: yo soy conducido-yo elijo”. Con esto se
quiere significar: cuando me he decidido desde lo profundo por algo, en
armonía con mi ser, entonces son liberadas fuerzas de mí, y me salen al
encuentro fuerzas semejantes, que me abren el camino y me posibilitan
caminar. Yo hago brotar con mi propia decisión, con mi elección, fuerzas
de mi campo vital”. Una tal elección “desde lo profundo, en armonía
con mi ser” encuentra exactamente la voluntad de Dios. Donde un ser
humano está profundamente en consonancia consigo mismo, está en el
fondo de acuerdo con Dios y al revés. Dios mismo es el más profundo
fondo de nuestro ser. Es según Jan Van Ruysbroek el Dios “que nos sale
al encuentro de dentro a fuera”1.

1. P. Van Breemen, “Acompañamiento espiritual hoy”: Manresa 68 (1996): 361-


377.

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el acompañamiento pastoral de la vocación 219

En este sentido nos referiremos a la vocación, como a ese tesoro que lleva-
mos dentro, esa voz interior que cuando la persona es capaz de conectar
con ella, en sinceridad, con su deseo esencial, eso coincide con lo que
Dios desea para ella.
Ese tesoro que llevamos dentro, a lo que sentimos que debemos dar una
respuesta, o que debemos concretarlo en nuestra vida, va tirando de no-
sotros y es lo que, a la vez, nos va desplegando, nos va abriendo… Pero
eso que parece tan sencillo, a veces se hace oscuro, y al intentar abordarlo,
parece que entramos en un terreno resbaladizo, que nos impide fijar con
firmeza nuestros pies. Para ello, en esas ocasiones necesitamos la figura
del acompañante espiritual, la persona que va a nuestro lado y que, desde
nuestro propio itinerario, puede dar luz a nuestros pasos.
Creo que es importante partir desde la propia experiencia, porque sólo
desde ahí, podemos pretender acompañar a otra persona que intenta rea-
lizar parte del camino que también nosotros mismos hemos intentado
caminar, y que seguimos realizando.
Aunque las decisiones que se van tomando en el camino son importantes,
porque nos configuran, creo que lo verdaderamente esencial es, por un
lado, ahondar la relación con Dios y, por otro, el proceso de discerni-
miento que para decidir tengamos que realizar. Ya que, en definitiva, ya
se las arregla Dios para llevarnos por donde Él quiere…
El acompañamiento, es pues, una buena herramienta para ayudar en este
proceso de discernimiento previo a la toma de decisión.

Qué entendemos por acompañamiento pastoral

Me gusta referirme al acompañamiento como un arte. Es el arte de poder


conectar con otra persona, de estar en la misma sintonía, de ahondar la
relación, y que esa relación profunda, basada en la confianza de acompa-
ñante-acompañado/a, vehicule la relación con Dios, ya que apunta a una
relación más global y más honda.
En el interior de la relación, es como si poco a poco se fuera descubriendo
una presencia más profunda y más viva. Lentamente, uno/a se descubre

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220 maite valls martí

habitado por esa presencia más interna y más honda. Y es como si el/a
acompañante señalara esa presencia más íntima habitando el interior del
corazón del/a acompañado/a. Y así, el interior de la relación se convierte
en lugar de encuentro con Dios, del abrazo de Dios.
El concepto de acompañamiento espiritual nos hace pensar en un proce-
so donde una persona va al lado de la otra, donde acompañado/a y acom-
pañante van recorriendo un mismo camino de construirse como persona
y, entonces, el interior de la relación es el lugar donde se reconocen y se
encuentran de nuevo el uno al otro, y esta relación lleva al encuentro con
el OTRO, con mayúsculas, Dios.
También podemos referirnos al acompañamiento con la frase del “Princi-
pito” de Saint-Exupéry, “lo esencial es invisible a los ojos, sólo se ve bien
con el corazón”. Se trata de ver con los ojos internos, con la mirada del
corazón, para ello es necesario poder activar el corazón y limpiar la mi-
rada interna para poder conectar con el corazón de la otra persona, para
poder ahondar la relación entre acompañante-acompañado/a.
En este sentido podemos considerar que esa relación es el tesoro que se
esconde en el interior del corazón humano. Y ¿cómo ayudar a que emerja
esa relación honda, a que se manifieste ese tesoro escondido?
Carl Rogers2 nos habla de las tres actitudes básicas que son las que gene-
ran esa confianza y que son necesarias en ese proceso de la escucha activa.
La escucha activa, escuchar de tal manera que el/a acompañado/a se sien-
ta acogido/a, comprendido/a. En la medida en que el/a acompañante es-
cucha y comprende al/a acompañado/a, en esa justa medida, se genera en
el interior del corazón del/a acompañado/a la capacidad de comprenderse
y escucharse a sí mismo/a. Las tres actitudes, de las que nos habla Carl
Rogers, para que se produzca el proceso de la escucha activa son:
• La autenticidad. En la medida en la que el/a acompañante pue-
de ser auténtico/a respecto a él/ella mismo/a y auténtico/a con lo
que siente respecto al/a acompañado/a, en esa misma medida el/a

2. C. R. Rogers, El proceso de convertirse en persona. Paidós, Barcelona, 1996, 41-42.

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el acompañamiento pastoral de la vocación 221

acompañado/a puede empezar a sincerarse con él/ella mismo/a,


puede observar y comprender sus sentimientos auténticos y su ver-
dadera verdad. Y puede sintonizar con su propia esencia.
• La aceptación incondicional. En la medida en la que el/a acompa-
ñante acepta incondicionalmente al/a acompañado/a, acogiendo
cualquier tipo de manifestación…, dejando ser al/a acompañado/a
lo que sea, en esa medida surge en el interior del corazón del/a
acompañado/a la capacidad de acogerse a él/ella mismo/a, de acep-
tarse a él/ella mismo/a en su realidad.
• La empatía. Es la capacidad de vibrar con el mismo sentimiento
del/a acompañado/a. De ponerse en la “piel” del otro. En “sus za-
patos”. En la medida en la que el/a acompañante es capaz de sinto-
nizar con el mismo sentimiento del/a acompañado/a, éste es capaz
de empezar a explorar sus experiencias y clarificar sus sentimientos
más profundos. Entonces puede empezar a hacerse cargo de él/ella
mismo/a.

Estas tres actitudes se articulan armónica y artísticamente para poder ge-


nerar en el corazón del/a acompañado/a la experiencia de la confianza. Y,
poco a poco, éste va atravesando un proceso que, a veces empieza en la os-
curidad, donde es difícil poner palabras a lo que se vive, y paulatinamente
se llega a la confianza en la que se va gestando una luz en el interior del
corazón del/a acompañado/a y va emergiendo una nueva vida.
Muchas veces solemos decir “necesito ver para creer”, en cambio en el
acompañamiento necesitamos “creer para ver”, creer en la capacidad de
conectar con el/a acompañado/a, en la posibilidad de sintonizar, de atre-
verse a realizar un viaje interior compartiendo la misma ruta, atreverse a
compartir la propia vulnerabilidad, siendo conscientes que se comparte
la experiencia de haber transitado ese mismo camino, y haberse sentido
reconstruido/a por dentro.
La herramienta, a mi juicio, más importante es el corazón del/a acompa-
ñante, porque es desde ahí desde dónde se forja la relación. Desde ahí,
es desde donde se manifiesta la presencia de Dios. Y en ese sentido, en el
interior de la relación podemos observar distintos aspectos, de los cuales

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222 maite valls martí

vamos a hablar a continuación, que podemos considerar paralelos y que


iluminan todo el proceso.
Dicho proceso nos remite a la propia historia del/a acompañante,
a la necesidad de abrirse a otra persona, a la experiencia de sentirse
acompañado/a, de experimentarse leído/a desde la Palabra y desde la vida
y comprendido/a desde otros ojos, y a la experiencia de sentirse mirado/a
desde la comprensión, la valoración y la humanización.
Nos remite a la experiencia de sentirse comenzando un camino que se
inicia, a veces, desde la confusión, donde es difícil poner nombre a los
sentimientos, y, donde poco a poco se va haciendo la luz, porque se va
fortaleciendo una nueva confianza.
Nos remite a la experiencia profunda de sentir que se comparte la propia
vulnerabilidad, la misma pequeñez, pero eso mismo es fuente de VIDA.
De hecho, lo más grande que se puede compartir con otra persona es la
propia limitación. A veces nos esforzamos por dar lo mejor de nosotros/as
mismos/as a los demás, ocultando nuestras flaquezas, cuando en realidad
el mejor regalo que podemos hacer a otra persona, es el de poder compar-
tir nuestro propio barro.
Y, por otro lado, como ya se ha dicho antes, la relación de acompañamien-
to nos remite a la experiencia de que esta relación entre acompañante-
acompañado/a nos abre a una relación más profunda con Dios, apunta a
un vínculo diferente con Dios, más real, y más eterno, a la vez que pre-
para el camino para que esta relación sea más global, más dinamizadora
y más profunda.
Nos remite a la experiencia que una persona en la medida en que se va
abriendo a otra, y va dejando que el/a otro/a vaya entrando dentro de su
interior, se va experimentando, cada vez más, como trabajado/a artística-
mente por una presencia que es más grande y más honda, que envuelve y
abraza por fuera y por dentro de uno/a mismo/a. Y esa presencia invita a
vivir un amor que trasciende la propia existencia.
Podríamos decir que el núcleo del acompañamiento espiritual es la rela-
ción: Dios con la persona, acompañante-acompañado/a.

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el acompañamiento pastoral de la vocación 223

En este sentido el papel del/a acompañante no consiste tanto en tratar de


entender la relación, sino en vivirla mejor, en hacerla más vital. Si creo,
como acompañante, que Dios es realmente el fundamento de mi vida, en
la medida que esta relación se impregne en mí, eso transformará toda mi
vida, transformará todas mis relaciones, mis emociones, mis sentimien-
tos, mis pensamientos, mi forma de percibir la realidad, de sentir la vida
y de percibir a los demás.
En definitiva, cuando hablamos del acompañamiento no tratamos de
teorías sobre Dios o sobre la relación con Dios, sino que, en esencia, el
acompañamiento espiritual es una experiencia de Dios.
Por ello, el primer aspecto al que el/a acompañante debe atender es a la
acogida global de la persona, en todas sus dimensiones, ya que todos los
aspectos de la vida de la persona pueden ser materia de acompañamiento.

¿Qué podemos hacer cuando surgen cuestiones prácticas?

En la práctica pastoral es bastante habitual que la persona se acerque al/a


acompañante para pedir ayuda en alguna toma de decisión concreta que
quiere poner delante de Dios, y quiere buscar aquella respuesta que más
la acerque al proyecto de Dios sobre ella.
En este sentido, creo que es fundamental, diferenciar entre discernimien-
to y elección. Lo que realmente puede ayudar más a la persona es, preci-
samente, ese proceso de discernimiento al que la tal decisión le invita a
realizar. Por ello sería fundamental valorar la importancia del momento y
acompañar a la persona a ahondar en el sentido de la etapa vital que está
viviendo y en la que se la anima a ejercer su libertad.
Muchas veces en estos momentos aparece el miedo a equivocarse, el te-
mor a no acertar con lo que más se acerca al proyecto de Dios. Considero
que en estos momentos es fundamental que, como acompañantes, poda-
mos hacernos cargo de los miedos de la persona, y así podremos ayudarla
a que ella misma los afronte y los elabore.
No es recomendable minimizarlos, ni maximizarlos, ni evitarlos. Sino sim-
plemente poder escucharlos, acogerlos, hablar de ellos para elaborarlos.

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224 maite valls martí

Poder ofrecer a la persona un espacio y un tiempo sereno para poder


compartir lo que le preocupa, lo que teme, y también si cabe, lo que hay
detrás de esos temores…
Un texto que se puede invitar a contemplar y que puede iluminar a la
persona en búsqueda es el de María Magdalena.
María Magdalena buscaba a Jesús. (Jn 20, 11-18)
Y dice el texto que María Magdalena estaba llorando fuera junto al sepulcro. Y
mientras lloraba “se inclinó” hacia el sepulcro. “Se inclinó”, en actitud de reve-
rencia y se despojó de la actitud arrogante del que llora ofendido, se rebaja… se
adentra en su dolor (hacia el sepulcro) y ve dos ángeles de blanco que le dicen:
“mujer, ¿por qué lloras?” la ayudan a reflexionar sobre el propio sufrimiento, la
ayudan a ponerle nombre… ¿qué me hace llorar en la vida?, ¿qué marcha mal?,
¿qué me duele?..., ¿cuál es el deseo hondo ante esta decisión que he de tomar?...
“Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto” Ella responde refi-
riéndose al cuerpo de Jesús, pero también a esa experiencia honda de la pérdida, le
han arrebatado al Señor, le han robado su presencia…, su sentido…, su seguridad…
Dicho esto “se volvió”; estar en contacto con el sentimiento y ahondar en él pro-
voca cambios. Ella se volvió y vio a Jesús, pero no lo reconoció.
Cuando uno/a se adentra en su dolor, lo ahonda, lo elabora…, conecta, sin saber-
lo, con la presencia de Jesús, aunque quizá no lo reconozca…
Y Jesús le dice: mujer ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Jesús da un paso más,
remite su llanto al mismo Jesús. Lloras por cosas que te hacen sufrir, pero en rea-
lidad, ¿a “quién” buscas? Y Jesús, así, reorienta el dolor de la Magdalena.
Y María cree que es el hortelano y sigue refiriéndose al cuerpo de Jesús…
A veces estamos aferrados a nuestras creencias, nuestros miedos…, y eso mismo
nos impide ver…
Y Jesús le dice: “María”, la llama por su nombre, por su esencia… y esta experien-
cia de sentirse llamada por su nombre, esta experiencia que unifica por dentro es
la que la hace reconocer a Jesús.
Al llamarla por su nombre, Jesús la llama a otro nivel de profundidad, es como
que la enraíza en su propia esencia y a la hondura de la relación con Jesús.

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el acompañamiento pastoral de la vocación 225

Y entonces la tristeza se transforma en gozo, cuando nos enraizamos en Él.


Y la reacción de María es abrazarlo, quedarse ahí, en esta experiencia de haber
recuperado vivo a Jesús, pero Jesús la invita a dar un salto cualitativo, ese salto
cualitativo la descoloca “no me toques”, no quieras aferrarte al pasado, por miedo
a dejarte llevar..., y la envía a predicar y a anunciar su resurrección y su vida
nueva. Es la primera enviada. Y le da un encargo para todos nosotros: “Diles que
vayan a Galilea, que allí me veréis”.
En este sentido, considero fundamental que la persona ponga nombre a
los temores que tiene, a los deseos que siente respecto a esa decisión que
tiene que tomar, y no sólo poner nombre, sino “estar en contacto” con
esos sentimientos que dicha decisión le provocan. Poder sentirlos, poder
acogerlos… e intentar ahondar eso que siente…, y dejar que eso abra
paso a un nivel más hondo de la persona. Toda esta etapa es como prepa-
rar la tierra, es como el humus necesario sobre el que se construirá todo
el proceso del discernimiento.
Y a partir de ahí, focalizar la mirada, en la nueva posibilidad que se abre
ante la persona para forjar su presente y su futuro, para construir, para
crear su propia vida…
Lo verdaderamente importante no es tanto el resultado, como ya sabe-
mos, sino la oportunidad de vivir ese tiempo de discernimiento, como un
tiempo de Dios, como unos momentos en los que se escribe la historia
de salvación de la propia vida. Lo esencial es poder enraizarse en Jesús,
fortalecer el vínculo con Él.
También considero esencial aprender a perder el miedo a equivocarse. Es
importante poder decidir y asumir, que la equivocación forma parte de
la decisión, pero lo fundamental es el proceso de discernimiento que te
prepara para tomar dicha decisión.

Tiempos y modos que propone San Ignacio

Para este tipo de procesos San Ignacio nos habla de tiempos y modos,
pero en un primer lugar, en el “Principio y Fundamento” nos sugiere la
indiferencia como trampolín desde el que iniciar el proceso. “Por lo cual

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226 maite valls martí

es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es


concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal
manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, rique-
za que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente
en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para
el fin que somos criados”3.
No vamos a adentrarnos en la indiferencia, ya que sería motivo de otro
artículo, pero sí me parece importante mencionarla como punto de partida
del proceso de discernimiento, ya que sitúa el núcleo del mismo, en lo que
de verdad importa, poder responder al fin para el que somos creados. San
Ignacio nos invita a ahondar en el hecho de estar desapegados del resultado
final del discernimiento, para poder centrarnos en el proceso, ese trampolín
nos lanza a vivir el proceso de discernimiento con más hondura y libertad.
San Ignacio en el número 175 de los EE nos habla de los tres tiempos
para hacer una buena elección.
“El primer tiempo es quando Dios nuestro Señor así mueve y atrae la volun-
tad, que sin dubitar ni poder dubitar, la tal ánima devota sigue a lo que es
mostrado; así como San Pablo y San Matheo lo hicieron en seguir a Christo
nuestro Señor”4.
Aquí San Ignacio alude a aquella experiencia en la que la persona siente
claramente que aquello que vive es sencillamente de Dios, es como una
especie de convicción honda, y aunque quizá la persona no sabe dar razón
de lo que le sucede, tiene una claridad profunda de que lo que siente es
de Dios y, entonces, ve claro y sin poder dudar, lo que tiene que hacer.
Éste en realidad es un momento privilegiado que puede darse en algún
momento de la vida, pero no es lo habitual.
El segundo tiempo: “Quando se toma asaz claridad y cognoscimiento por
experiencia de consolaciones y dessolaciones, y por experiencia de discreción
de varios espíritus”5.

3. EE 23
4. EE 175
5. EE 176

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el acompañamiento pastoral de la vocación 227

Aquí San Ignacio nos invita a ahondar lo que verdaderamente siente la


persona ante una opción u otra. Se trataría de poder discernir que lo que
siente no es sólo suyo, sino que viene de Dios. Sería poder descifrar el
lenguaje de Dios a través de lo que la persona siente al elegir una opción
u otra. Sería poder proponer a la persona que se respondiera en sinceridad
y hondura:
• Si elige la opción “A” ¿qué siente en el fondo de su ser?, y
• Si elige la opción “B” ¿qué siente en el fondo de su ser?

Dejar que emerja el propio fondo de la persona, el propio mundo inte-


rior…
Es interesante aquí poder clarificar, es decir, discernir y separar lo que
siente que viene de Dios sobre la decisión y lo que viene de la propia
proyección de sus necesidades y/o carencias… Para dejarse llevar y elegir
lo que siente que viene de Dios.
El tercer tiempo: “es tranquilo, considerando primero para qué es nacido el
hombre, es a saber, para alabar a Dios nuestro Señor y salvar su ánima (…)
Dixe tiempo tranquilo quando el ánima no es agitada de varios espíritus y
usa de sus potencias naturales líbera y tranquilamente”6.
Este tiempo al que San Ignacio llama tranquilo, haría referencia a esas
situaciones en la vida en las que no hay mucho movimiento emocional,
o más bien, es poco sensible, o se es poco consciente de lo que verdade-
ramente se siente.
Para este tiempo tranquilo San Ignacio propone dos modos para hacer
elección.
El primer modo7 consta de seis puntos:
• El primero hace referencia a poder ponerse delante de la decisión a
tomar, concretarla, matizarla y clarificarla.

6. EE 177
7. EE [179-183]

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228 maite valls martí

• El segundo sería tener clara la indiferencia de la que ya hemos ha-


blado como trampolín de la toma de decisión.
• El tercero consistiría en pedir a Dios que mueva mi voluntad a
la suya. Es decir, “poner en marcha la confianza” y abrirme a que
Dios me mueva por dentro, y disponga de mí. No que Dios haga
mi voluntad, sino pedir hacer yo la suya.
• Hacer una lista con los pros y los contras de hacer la opción y otra lis-
ta con los pros y los contras de no hacer la opción en concreto. Con
ello, aunque es un ejercicio que puede ser bastante racional, puede
poner de manifiesto aspectos de la decisión que pueden estar ocultos,
y puede ayudar a la persona a tener un conocimiento más hondo de
lo que se esconde detrás de realizar esa opción o de no realizarla.
• El siguiente punto hacer referencia a ver por dónde se inclina la
razón respecto al punto anterior.
• En este último punto se invita a la persona a ofrecer la decisión
(que sería hacia dónde se inclina la razón del punto 5) y pedirle a
Dios que le dé una confirmación de esa decisión.

Y el segundo modo8 consta de cuatro reglas y una nota:


• La 1ª es que la persona se haga consciente que el amor que la mue-
ve a elegir desciende de Dios. Con lo cual es importante caer en
la cuenta que se trata de una oportunidad para vivir este tiempo y
esta experiencia de Dios.
• La 2ª es caer en la cuenta de qué es lo que la persona aconsejaría a
una tercera persona en esa misma situación. Con ello se descentra
la decisión de ella misma y se objetiva.
• La 3ª trata de que la persona se ponga en la situación de encon-
trarse en su lecho de muerte, y caer en la cuenta de lo que desearía
haber elegido. Intenta llevar la decisión a una situación extrema y
dejar emerger el deseo.

8. EE [184-188]

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el acompañamiento pastoral de la vocación 229

• La 4ª intenta que la persona piense en la situación del juicio final,


caer en la cuenta de qué y cómo desearía haber pensado y discerni-
do acerca de la decisión a tomar.
• Y la nota hace referencia al sexto punto del primer modo, es decir,
ofrecer la decisión a Dios y pedir confirmación. Sería como pedir a
Dios que bendiga la decisión final.
Con todo, en la práctica de acompañamiento lo que considero que re-
sulta más útil, en tiempo tranquilo, es el ejercicio de realizar los pros y
contras y después de reposar un poco este paso, poder preguntarse desde
el fondo del corazón qué siente si al final elige la opción y qué siente si al
final no la elige.
Ya que este último punto, después de realizar el anterior, puede ayudar
a la persona a conectar con el deseo hondo que hay detrás de elegir la
opción y con el deseo hondo de no elegirla, y eso puede ayudarla a decan-
tarse por una o por otra.
Hay que tener en cuenta que, si la persona es a nivel de estructura de persona-
lidad en general dubitativa, seguramente nunca llegará a tener una seguridad
total ante cualquiera de las dos opciones, por lo que tendrá que asumir un
cierto grado de inseguridad e insatisfacción ante el resultado de la decisión.
En estos casos es importante reforzar en la persona que lo más importante
no es tanto el resultado final, sino el camino realizado, el proceso de po-
nerse delante de Dios y ser capaz de desnudarse de seguridades y dejarse
llevar por su amor que desea el mejor bien para la persona.
De todo lo dicho, considero que lo más importante es la relación de aco-
gida y de escucha que se establece entre acompañante y acompañado/a,
porque precisamente esta relación es la que posibilita que la persona pue-
da sentirse libre ante Dios y ante ella misma.
Es cierto que las cuestiones prácticas que surgen, a modo de decisiones,
en el acompañamiento, muchas veces son sólo eso, “cuestiones prácticas”,
y lo realmente importante es la relación con Dios, pero esa decisión que
la persona se plantea puede precisamente ayudar a ahondar esa relación
con Dios, ese vínculo con el amor.

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230 maite valls martí

Y probablemente esa decisión en concreto ayudará a ahondar la relación


con Dios, o no, no tanto en función del resultado final, sino en función
del proceso realizado, del camino recorrido.
Por todo ello decíamos en un principio que nos encontrábamos ante dos
tesoros, el tesoro del mundo interior de la persona y el tesoro de la posi-
bilidad de acompañar a esa persona en su recorrido interior.
Decíamos al inicio que “lo esencial es invisible a los ojos y que sólo se
ve bien con el corazón”, porque sólo el/a que ha mirado en su interior,
se ha sumergido en la propia interioridad, y ha sido capaz de recorrer el
laberinto interior..., puede entonces intentar entrar en la interioridad de
otra persona, y ayudar a recorrer su laberinto.
Sólo la persona que ha experimentado la propia fragilidad y se ha sentido
recogido/a, puede devolver a otra persona la debilidad como fuente de
crecimiento, y como fuente de vida y de sanación.
Sólo la persona que se ha atrevido a atravesar el límite interior de lo visible,
puede mirar más allá y captar lo invisible presente en el/a acompañado/a.
Sólo la persona que ha podido contemplar su propio paisaje interior, de-
teniéndose en los detalles, en las oscuridades y en las luces, y se ha experi-
mentado acompañado/a en este camino, puede después intentar hacerlo
con otra persona.
Pienso que de la misma forma que no podemos amar a los demás ni a
Dios, si no nos hemos sentido amados/as, tampoco podemos acompañar
ni apuntar hacia este acompañamiento de Dios, que es “ver” su presencia
viva en la persona, si antes no hemos hecho nosotros/as una vivencia de
esta realidad.
Por todo ello y concluyendo, considero que la mejor y más útil herra-
mienta para el acompañamiento pastoral y espiritual es el propio corazón
del/a acompañante, porque en él se desarrolla el proceso de la relación, y
porque… “sólo se ve bien con el corazón”…

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231

Desarrollo de la vocación
en la vida profesional
A ndrés P urroy U nanua *

Fecha de recepción: noviembre de 2018


Fecha de aceptación y versión final: febrero de 2019

Resumen
Nuestra sociedad ha venido considerando a lo largo de la historia el papel muy
positivo de vivir y actuar en modo vocacional. Esto ha sido evidente en la vida
religiosa pero también en el mundo secular donde el compromiso y la entrega
se han considerado los pilares de la vocación. En la segunda mitad del pasado
siglo XX ha ido haciéndose presente una progresiva inestabilidad social hasta el
punto de considerarse el cambio como el elemento más estable. Es lógico que esta
nueva situación repercuta en la vocación religiosa y también en los compromisos
seculares. Ya casi nada es igual.
Palabras clave: compromiso y entrega, permanencia, globalización de la
superficialidad, modernidad líquida, sociedad de lo efímero

Development of vocation in professional life

Summary
Throughout history, our society has considered the role of living and acting
in a vocational manner very positively. That is apparent not only in religious
life, but also in the secular world, where commitment and devotion have been
considered as pillars of vocation. During the second half of the twentieth cen-
tury, progressive social instability grew to such a point that change came to be
considered as the most stable element. It is logical that this new situation has

* Profesor Emérito de Medicina. andrespurroy@yahoo.es

Sal Terrae | 107 (2019) 231-243


232 andrés purroy unanua

an impact on the religious vocation and on secular commitments. Now, almost


nothing is the same.
Key words: commitment and devotion, permanence, globalisation of super-
ficiality, liquid modernity, ephemeral society

Aceptar el encargo de escribir un artículo sobre vocaciones seculares


no deja de tener un punto de osadía incluso para alguien que ha te-
nido una larga carrera en la medicina, en la práctica y en la docencia.
Se supone además que esto requiere que la vocación esté presente, y
activa.
Hace dos años Carmen Márquez1 escribió un artículo esplendido en esta
misma revista: “Vivir la vida como vocación: una difícil y necesaria ta-
rea”. De alguna manera y a lo largo del texto coloca a casi todas nuestras
actividades vitales bajo el paraguas de la vocación. Acertadamente hace
referencia a una frase pronunciada por Nelson Mandela en la autodefensa
en el juicio al que se vio sometido como consecuencia de sus actividades
en favor de la población negra de su país: “Un ideal por el cual vale la
pena vivir, es vivir la vida como vocación”. Desgraciadamente eran los
tiempos del “apartheid”, fue condenado y, como es conocido, acabó en la
cárcel por unos cuantos años.
Como es lógico cada uno de nosotros seguimos un camino, una manera
de vivir la vida. Al final de nuestro recorrido unos tenemos sensación de
haber acertado y otros de habernos equivocado. En el primer caso nos
quedamos contentos porque pensamos que hemos hecho lo que creíamos
era nuestra misión dentro de lo que era nuestra vocación. El dilema surge
cuando nos preguntamos si lo hicimos bien, porque era nuestra vocación,
o si es vocación porque lo hicimos bien. Pablo VI vino a nuestro rescate
cuando afirmó que “toda vida es una vocación”. ¿Es esto cierto? ¿Hasta
qué niveles?

1. C. Marquez Beunza, “Vivir la vida como vocación: una difícil y necesaria ta-
rea”: Sal Terrae 104 (2016), 759-772.

Sal Terrae | 107 (2019) 231-243


desarrollo de la vocación en la vida profesional 233

1. Formas vocacionales y ámbito de realización personal

Como muchas cosas en la vida una determinada palabra no expresa siempre


lo mismo, aunque conceptualmente sea parecido. Así Gabriel Castillo Inzul-
za2 en su libro “Vocación y orientación” refiere que la vocación no se cumple
por el hecho de desempeñar alguien un puesto, una profesión, un oficio,
una función o una actividad, aunque se puedan considerar como actividad
de servicio. La vocación como concepto preferente se cumple sólo cuando
la función, cargo u oficio en el que el hombre se desempeña está traspasado,
iluminado, por el intento de elevar los niveles de humanidad de su mundo.
La vocación es una misión, una misión que implica necesariamente, una in-
tencionalidad de promoción humana. La misión significa una implicancia,
es decir, una atadura de la propia suerte a la suerte de otros hombres.
Gregorio Marañón3 también ha escrito mucho sobre vocación y sigue
siendo alguien a quien debemos leer con atención. Para él la vocación en
general es una voz interior que nos llama hacia la profesión y el ejercicio
de una determinada actividad. Es una actitud que va a condicionar nues-
tra forma de vida. La vocación suele tener grados de compromiso que
vienen dados por los niveles de entrega necesarios para responder adecua-
damente a esa vocación. No es igual la vocación religiosa, que la vocación
a la medicina o a la docencia o a la mecánica o al diseño artístico. En to-
dos los casos debe darse una entrega, pero no es lo mismo hablar de salud
que del diseño de una página de un anuncio informático.
Cuántas esquelas se han podido ver en la prensa a finales del siglo XX de
mujeres muy mayores y solteras que incluían como profesión el magis-
terio. Es decir, entrega total, y durante toda una vida, a los alumnos que
eran como sus hijos en espíritu y en conocimiento. Una entrega similar se
ha venido dando, en tiempos pasados, con los médicos, sobre todo en el
medio rural, y cuya dedicación llegaba a ser de 24 horas sobre 24 y donde
los enfermos eran casi como de la familia.

2. G. Castillo Inzulza, Vocación y Orientación. Editorial Universitaria, Santiago


de Chile 1968.
3. G. Marañón, Vocación y ética y otros ensayos. Espasa Calpe, Madrid 1961, 17-56.

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234 andrés purroy unanua

Marañón da un paso más y muy interesante. Insiste en cómo la vocación


aumenta la calidad profesional. Posiblemente exageraba un poco, pero
afirmaba que si entre los elementos que constituyen eso que se llama
preparación para una profesión como son la vocación y la instrucción,
hubiera que elegir una, él elegiría la vocación. Aquí habría que matizar
un poco ya que no se concibe tener vocación plena sin el compromiso de
una buena formación.
También Pedro Laín Entralgo en su libro “Empresa de ser hombre”4 hace re-
ferencia a como llegamos a ser personas y lo ha relacionado con la actividad
de crear una empresa. Esta actividad o empresa permanente de ser hombre,
tiene una estructura real para Laín Entralgo con tres momentos: la vocación,
los instrumentos y el mundo en situación. El más decisivo de los tres es la
vocación. La vocación de ser hombre y persona individual no podría ser
cumplida sin la posesión de un limitado conjunto de “instrumentos” como:
cuerpo viviente; dotes, talentos y capacidades de toda índole; junto con los
recursos ofrecidos por el mundo en que se existe. Para Laín Entralgo voca-
ción es, por lo pronto: “El quehacer que hace al hombre coincidir consigo
mismo”. La fuente en la que bebe Laín Entralgo para elaborar su concepto
de vocación es, sobre todo, Ortega y Gasset cuando afirmaba: “Sólo se vive
a sí mismo, sólo vive de verdad, el que vive su vocación, el que coincide con
su verdadero sí mismo”. Clara la relación entre vocación y persona.
Después de estas tres maneras de ver la vocación quizás hay que rebajar
dos o tres escalones y considerar otra visión de la vocación como la que
hace referencia a uno mismo, a lo que una persona siente que debe hacer
con su vida. En esta vocación intervienen muchos aspectos: nuestro con-
cepto sobre el compromiso y el bien hacer, las habilidades que tenemos
o que hemos aprendido sin obviar algo tan importante como nuestra
personalidad, nuestra forma de ser y de actuar, de asumir y afrontar las
cosas. Es de justicia considerar que una persona que ejerce un trabajo con
la calidad, la eficacia y la honradez que se supone, de alguna manera está
desarrollando su vocación, aunque no tenga los objetivos o motivaciones
como los ya mencionados más arriba.

4. P. Laín Entralgo, La empresa de ser hombre. Taurus, Barcelona 1958, 8-10.

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desarrollo de la vocación en la vida profesional 235

Conviene tener en cuenta, además, que no todas ni posiblemente la ma-


yoría de las decisiones que se toman a la hora de diseñar un proyecto
vital están relacionadas con la vocación en mayúsculas. Todos conocemos
personas que por diferentes circunstancias han iniciado una determinada
carrera o un programa de formación profesional o bien un oficio, y se
acaban “enamorando” de ello. Quizás en estos casos habría que hablar de
una vocación sobrevenida.
No debemos dejar de considerar también, porque son reales, otros ob-
jetivos que condicionan el tipo de actividad profesional elegida. No se
fundan en el querer ni en el amor, terminología empleada por Marañón,
y menos en la entrega, sino en el posible prestigio, sobre todo económico
y también mediático de la actividad, por lo que podemos considerarlo
como un espejismo de vocación.
Al final, y para concluir, cuando encontramos nuestra vocación, logramos
entender mejor quiénes somos, qué queremos, hacia dónde vamos y para
qué somos útiles. Todo esto, en definitiva, es lo que afirmaba Aristóteles.
“La vida consiste en vivir bien y hacer el bien. Vivir hasta el límite de mi
humanidad y hacer la vida más humana a mí alrededor. Y cuando eche-
mos la vista atrás sabremos que todo ha estado bien”.

2. Vocación profesional

A la hora de desarrollar una profesión sería muy bueno que se hiciese


como consecuencia de una vocación con mayúscula porque esta tiene
gran capacidad creadora, infinita capacidad. El proceso de prepara-
ción de una profesión no deja de ser un proceso a veces penoso que,
sin duda, se hace más fácil desde una vocación. Tener vocación lleva
implícito que a uno le gusta lo que elige, que está motivado, que en
principio tiene aptitudes para llevarlo a cabo y que además va, en prin-
cipio, unido a un compromiso de permanencia. Todo ello genera un
sentimiento de seguridad y es lo mismo para una carrera universitaria,
para una formación profesional concreta o para ejercer directamente
un oficio. Hay que tener en cuenta que el trabajo humaniza al ser hu-
mano y, además, a través de un empleo una persona se siente valiosa,

Sal Terrae | 107 (2019) 231-243


236 andrés purroy unanua

desarrolla sus capacidades e invierte su tiempo en un fin constructivo.


Y esto produce felicidad.
A veces la vocación profesional surge como consecuencia de una llamada
interior que el ser humano suele descubrir, habitualmente, en la etapa de
la juventud en la que tiene que intentar decidir cuál va a ser su futuro pro-
fesional. Esto supone que debe iniciar su formación en unos determinados
estudios, universitarios, profesionales o adquirir los conocimientos nece-
sarios para iniciarse en un determinado oficio. La vocación profesional
también conecta con los talentos internos y es que las personas son felices
cuando descubren cuál es su don y todas las personas tenemos un don
determinado. Precisamente, una de las grandes labores de los profesores de
secundaria, como docentes, es ayudar al alumno a descubrir cuáles son sus
fortalezas de cara al futuro con el objetivo de poder potenciarlas.
Es importante descubrir que esa vocación sea de algo que además nos
gusta y que incluso, sin haber iniciado el camino hacia ella, nos produce
contento e ilusión por empezar. Todo ser humano tiene más opciones de
triunfar a nivel laboral cuando se prepara para trabajar en un área que
de verdad le interesa, le ilusiona y con la que se siente comprometido.

3. Elección profesional

En estricto sentido la elección profesional tiene un matiz algo diferente


a la vocación profesional. En la elección profesional se considera no exis-
ten, de entrada, valores vocacionales. La elección profesional busca un
trabajo que nos guste, que nos promocione, que nos permita una vida
digna, o más que digna, y en una ubicación y un entorno en los que nos
guste vivir.
Hay que intentar elegir un tipo de trabajo para el que se tienen suficientes
aptitudes porque de lo contrario esa persona va a ser ineficaz y. por tanto,
infeliz. Como en la elección vocacional, debe realizarse un discernimien-
to con un análisis de sí mismo pero visto “desde fuera”.
La elección profesional va de la mano de la capacidad para descubrir el por
qué y el para qué se va a estudiar una carrera universitaria, un programa

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desarrollo de la vocación en la vida profesional 237

de formación profesional o se prepara para desarrollar un oficio. Hay


que asumir sin duda la importancia de una buena preparación para una
mejor vida profesional. El alumno debe ser consciente de que el esfuerzo
que le va a suponer el proceso formativo va a redundar en beneficio pro-
pio y también va a suponer una aportación a la sociedad en la que él se
encuentra inmerso.
Hay que considerar, como menciona Nietzsche y refiere Hellmuth Be-
nesh5, que la profesión es la columna vertebral de la vida ya que la cuali-
ficación profesional es lo único que puede ofrecer seguridad al individuo
dentro de la sociedad. En definitiva, la elección de la profesión significa la
elección de un modo de vida por lo que es una decisión muy importante.
Tener personalidad es uno de los factores internos esenciales en la elec-
ción profesional. Bethencourt y Cabrera6 en el estudio “Personalidad y
toma de decisiones vocacionales en universitarios” comprueban que la
personalidad eficaz está asociada a decisiones vocacionales y profesionales
más maduras, de tal manera que se puede asegurar que un alumno que se
caracteriza por la iniciativa, el optimismo, la persistencia, la tolerancia a
la frustración, la auto-eficiencia y la ausencia del temor al fracaso, toma
decisiones profesionales de forma más correcta.

4. Inestabilidad social y sus consecuencias

Joan Chittister en su libro “Llamados a la plenitud”7 y haciendo referen-


cia, sobre todo, a las vocaciones seculares (carreras universitarias, grados
de formación profesional o trabajos que no precisan titulaciones acadé-
micas) se pregunta si en un mundo actual, en el que el cambio se ha con-
vertido en el elemento estable en nuestra sociedad, puede seguir habiendo
algo llamado vocación.

5. H. Benesch, Atlas de la psicología. Ediciones Akal, Madrid 2009


6. J. T. Bethencourt, L. Cabrera, “Personality and career decision making in un-
dergraduates”. RELIEVE v.17, n.1, art. 4. 2011. http://www.uv.es/RELIEVE/
v17n1/RELIEVEv17nl_4.htm
7. J. Chittister, Llamados a la plenitud. Sal Terrae, Santander 2013

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238 andrés purroy unanua

Sin duda las vocaciones vienen condicionadas por la realidad de la vida


actual. En este sentido habría que considerar, por ejemplo, el efecto de
la llamada globalización y que está reestructurando nuestra forma de ver
las cosas, nuestra valoración de las mismas y, en definitiva, nuestra forma
de ver el mundo y entenderlo. Estos cambios inciden irremediablemente
en las decisiones que vayamos a tomar y que condicionan directamente
nuestra forma de vida.
Otro aspecto a considerar, y con matices de globalización, es un con-
cepto planteado por Adolfo Nicolás, penúltimo superior general de la
Compañía de Jesús, y que definía muy bien un tipo de actitud vital,
actualmente muy extendida, como es la “globalización de la superficia-
lidad”. Indudablemente esta superficialidad interviene negativamente
en nuestra vida en general, en procesos de aprendizaje y, por supues-
to, en este complicado proceso de la elección vocacional y en la forma
de desarrollarla.
Ya en 2003, Zygmunt Bauman8, acuñó el concepto de “modernidad li-
quida” que es otro parámetro que se ha ido desarrollando en los últimos
años y en contraposición con las realidades sólidas de nuestros antepasa-
dos. Se ha dado paso a un mundo más precario, provisional, ansioso de
novedades y, con frecuencia, agotador. En este nuevo estilo de mundo la
estabilidad está ausente y la duda está presente. Esto ha incidido direc-
tamente en el mundo laboral donde se tiende a crear organizaciones de
estructuras flexibles, fáciles de modificar e incluso desmantelar. Todo ello
está creando, seguro, una incertidumbre a la hora de embarcarse en un
proyecto vocacional.
Las expectativas de un empleo de por vida está desapareciendo del mer-
cado laboral e incluso, en los procesos de formación, los alumnos reciben
consejos, impensables hace unos años, de evitar desarrollar actitudes de
lealtad institucional e incluso de evitar permanecer en un empleo perio-
dos prolongados en el tiempo.

8. Z. Bauman, Modernidad liquida. Fondo de Cultura Económica Argentina, Bue-


nos Aires 2003

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desarrollo de la vocación en la vida profesional 239

Lejos estamos de lo que afirmaba Frank Parsons en su libro “Choosing


a vocation”9 a comienzos del siglo XX. No hay un paso en la vida más
importante, aparte de la elección matrimonial, que la elección de la vo-
cación que debería resolverse de forma cuidadosa, de forma científica y
valorando las aptitudes, habilidades, ambiciones, recursos y limitaciones
personales.
Esta ausencia de estabilidad se puede estar trasladando al ámbito de las
relaciones personales y de los vínculos permanentes. Hoy día los compro-
misos parecen llevar implícita la cláusula “hasta nuevo aviso”. Citando de
nuevo a J. Chittister: Nos hemos convertido en una sociedad que apren-
dió a probar las cosas y pasar a otro asunto.

5. Cambios vocacionales/profesionales

En una “sociedad de lo efímero” no resulta fácil comprometerse con algo


que tenga aspecto de perdurar como puede ser un proyecto vocacional.
El “nada a largo plazo” es algo cada vez más considerado en nuestras re-
laciones profesionales, que siempre mantienen una puerta abierta. Esta
forma de ver la vida condiciona sin duda los compromisos vocacionales.
En estudios sociológicos recientes se aprecia que en la sociedad hay
cada vez menos hombres y mujeres que vinculan lo que hacen, viven
y trabajan con lo que se denomina como “vocación” en general y esto
ocurre tanto en el ámbito profesional como en niveles más profundos
de su existencia. El “para siempre” genera un sentimiento de ansiedad
del que se tiende a huir.
Conviene tener presente lo que escribió el filósofo danés, fallecido en
1855, Soren Kierkegaard10, “La vida sólo puede entenderse hacia atrás,
pero debe de ser vivida hacia adelante” es decir que no deberíamos

9. F. Parsons, Choosing a vocation. Houghton Mifflin Company, New York 1909


10. S. Kierkegaard, Filosofo danés del XIX. Padre del existencialismo. http://www.
personajeshistóricos.com/c-filosofos/soren kierkegaard/♯Frases_de_Soren_Kierke-
gaard

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240 andrés purroy unanua

desentendernos de nuestro pasado si queremos vivir con coherencia nues-


tro futuro. Pero a su vez ese vivir con coherencia requiere que el futuro
nos guste y nos ilusione.
En este sentido, y cada vez más frecuentemente, perdemos el gusto por
el trabajo que en edades más tempranas iniciamos. Quizás por el trabajo
en sí mismo, quizás por sus nuevas condiciones, quizás por nuestra nueva
forma de compromiso, o quizás porque ni nosotros ni el mundo somos
los mismos.
Joan Chittister menciona al respecto una frase muy interesante de G.
Bernard Shaw11. “El único hombre que conozco que se comporta con
sensatez es mi sastre; me toma las medidas cada vez que me ve. Los demás
siguen en sus viejas medidas, esperando que yo encaje en ellas”.
Con las vocaciones y, sobre todo, las que conducen a una actividad
profesional, puede suceder como con nuestra ropa que ya no nos en-
caja tan bien como cuando la compramos. Y claro no nos sentimos
a gusto con ella, no nos ilusiona. Deberíamos comprar una nueva
y tendremos que tomar nuevas medidas. Y eso sucede con nuestra
profesión, es decir con nuestra primera vocación. Ya no significa lo
que antes significaba. El mundo ha cambiado, decimos, y nosotros
realmente también.
Ahí se establece un dilema. Si no continuamos como estamos nos senti-
mos mal, infieles a nuestro pasado. Sin embargo, si continuamos igual,
sin hacer nada, es probable que nos aniquilemos interiormente. Sucede
que hay mucha vida pasada que nos condiciona y posiblemente queda
mucha vida por delante que no deberíamos desaprovechar. En este dile-
ma lo más sensato es recomponer el rumbo y buscar una alternativa, una
“segunda vocación”. En la mediana edad, por tanto, debemos estar prepa-
rados para empezar de nuevo e intentar encontrar un trabajo de acuerdo
con esta “segunda vocación”. Si lo conseguimos eso supone dar calidad a
nuestra vida y un empuje de ilusión.

11. G. B. Shaw, Escritor Irlandés. 1856-1950

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desarrollo de la vocación en la vida profesional 241

6. Formación profesional o carrera universitaria

Una duda que se puede plantear al final del tiempo escolar es si estudiar
formación profesional (FP) o estudiar una carrera universitaria. La tem-
prana edad a la que se debe tomar esa decisión genera muchas dudas.
Quizás todavía la carrera universitaria sigue teniendo un mejor cartel
porque se considera tiene una mejor salida laboral. Formaciones como
Administración de empresas, Ingeniería o Medicina suelen encabezar la
lista de carreras universitarias.
Sin embargo, un hecho constatado es que el número de alumnos en la
formación profesional en España está creciendo de una forma importante
y acercándose al porcentaje de Europa.
Hay que saber que la empleabilidad no solo depende del estudio rea-
lizado, sino de la capacidad de adaptar tu formación a la demanda del
mercado del momento. Según el informe Infoempleo de Adecco del
año 2017, un factor positivo a considerar para la empleabilidad es la ex-
periencia en el puesto de trabajo tanto en una formación como en la otra.
La formación universitaria acapara el 40,5% de las ofertas de empleo y
a una mínima distancia se sitúa la formación profesional con el 40,3%.
Como se ve la demanda de las empresas en formación profesional es muy
elevada. El problema actualmente de la formación profesional (Ramón
Pérez)12 es que hay un alto porcentaje de empresas que tienen trabajo,
pero no encuentran trabajadores con la especialidad o competencias que
necesitan. Estamos dedicando recursos importantes para formar jóvenes
en algo que el mundo de la empresa no precisa y, a su vez, seguimos sin
formar jóvenes que muchas empresas si necesitan. Por tanto, la formación
profesional es muy interesante a la hora de encontrar un empleo siempre
que uno se haya formado en lo que las empresas pueden requerir. Se dice
que el 85% de los trabajos que habrá en 2030 no existen a día de hoy.
Necesitamos que los centros de Formación Profesional vayan adaptando
sus enseñanzas a los futuros requerimientos empresariales.

12. R. Pérez Diez, “La importancia de la formación”. Diario de Navarra. 23/12/2018

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242 andrés purroy unanua

7. Seguridad del trabajo


Aunque en los últimos años cada vez más universitarios se decantan por
iniciar sus propios proyectos, todavía la opción mayoritaria sigue apos-
tando por trabajos seguros y en concreto por ser funcionarios y por tra-
bajar en una multinacional.
Hector G. Barnés13 comenta los resultados de una encuesta “… y después
de la universidad ¿Qué?” promovida por educa2020 y fundación AXA
y analizada por GAD3 y realizada a 9.000 estudiantes universitarios. Se
sigue evidenciando que la mayor parte de jóvenes desean formar parte del
funcionariado (25,2%) o trabajar en una multinacional privada (22,6%).
Sin embargo, un 18,8% ya sopesan la posibilidad de formar una empresa.
La idea del emprendimiento está resurgiendo después de la crisis y con
más fuerza en los hombres que en las mujeres.
Este progresivo cambio que se está generando en la actitud de los jóvenes
hacia el emprendimiento se debe, en parte, a la crisis habida, pero también
a los cambios propiciados por la tecnología y por las propias universidades.
Se está produciendo un cambio en la enseñanza desde la llegada del plan
Bolonia y que motiva al emprendimiento. Son titulaciones más dinámicas
que al parecer se adaptan mejor a las realidades del mercado laboral.

8. Ayuda en elección vocacional/profesional


Para concluir conviene mencionar que un número significativo de alumnos
al final de su etapa escolar no consiguen tener claro su porvenir profesional.
En nuestro medio se ha intentado solucionarlo a través de alguno de los
profesores de la propia entidad educativa. Estos profesores suelen ser per-
sonas muy vocacionales en su trabajo y que les gusta no sólo enseñar sino
también conocer a fondo a sus alumnos con el deseo de poder ayudarles
en todas las facetas de la formación. Estos docentes suelen tener una buena
información de las carreras universitarias y, sobre todo, de las cualidades de
sus alumnos con lo que son capaces de una buena orientación.

13. H. G. Barnés, “…y después de la universidad. ¿Qué?”. Educa2020 y Fundación


AXA junto con GAD3. El Confidencial. 04/05/2016

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desarrollo de la vocación en la vida profesional 243

En algunos lugares se puede optar por lo que se denomina test vocacional


y que es básicamente una prueba que indaga sobre diferentes aspectos
de la persona para así hacer más sencilla la comprensión de sus intereses,
aptitudes, habilidades, hábitos de estudio, preferencias y características,
entre otros. Además, facilitan la obtención de información que será im-
portante a la hora de tomar una decisión futura. Sin embargo, un test
como este no determina automáticamente la carrera que hay que estudiar.
Esto es, y debe ser, una decisión del propio interesado. Es más bien una
guía que puede seguirse para conocerse mejor, especialmente en aquellos
casos en los que existe duda o confusión sobre lo que se quiere.
Cuando esta ayuda no resulta suficiente, entonces conviene recurrir a la
ayuda del orientador profesional. El orientador debe posibilitar al estu-
diante interactuar tanto con sus características personales como con las
del horizonte profesional.
Tomar la decisión sobre qué camino profesional elegir no es fácil. Hay
que tener en cuenta los intereses y gustos personales. Se debe tener una
idea clara de las aspiraciones de tipo de vida que el aspirante quisiera al-
canzar. Las aptitudes del interesado dicen mucho a la hora de la decisión.
No hay que olvidar que esto es sobre todo un proceso dirigido al cono-
cimiento de diversos aspectos personales: capacidades, gustos, intereses,
motivaciones personales, en función del contexto familiar y la situación
general del medio donde se está inserto, para poder decidir acerca del
propio futuro.
Hay que incidir en dos direcciones. El autoconocimiento de sí mismo,
fundamental, y el conocimiento de las posibilidades educativas, laborales,
de mercado, de las líneas de desarrollo del país e incluso de las posibili-
dades de salir al exterior. El uso de pruebas y cuestionarios sigue prevale-
ciendo en la práctica de los orientadores, y sigue siendo referente impor-
tante para los jóvenes. El orientador educativo/vocacional suele tener una
formación superior en psicología y/o pedagogía, y debe actuar siempre
con imparcialidad. Hay que considerar que orientar a un joven en la elec-
ción de su carrera profesional es darle sentido a una vida, y posiblemente,
rescatarla de la mediocridad.

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245

Pareja, familia, profesión,


ciudadanía:
el reto de ser malabaristas sin
perder el norte ni la sonrisa
B elén S antamaría E raña . CVX.*
A lfonso S algado R uiz . CVX.**

Fecha de recepción: enero de 2019


Fecha de aceptación y versión final: febrero de 2019

Resumen
Amoris Laetitia es un marco privilegiado para pensar el papel del matrimonio en
la construcción de la familia y la sociedad actuales. Y hacerlo desde dos supuestos
inexcusables: gradualidad como constatación y criterio, y discernimiento como
actitud. Los matrimonios y las familias son realidades muy diferentes y concretas,
con un horizonte ilusionante y elevado, pero caminando como seres humanos,
hechos de carne y realidad. Asumir que la vocación querida por Dios al matri-
monio y la familia se hace real en personas concretas y decisiones cotidianas con-
cretas supone aceptar el reto, pero también supone asumir que el final del camino
no se alcanza en las primeras jornadas de marcha. Entendemos que discernir es
decidir ‘según Dios’: asumir los principios del Evangelio como guía y aplicarlos a
la realidad cotidiana de la educación de los hijos, la participación activa como
ciudadanos, el ejercicio profesional… y hacerlo como pareja, llamada a ser una
sola carne sin renunciar a la irrepetible personalidad de cada uno.
Palabras Clave: matrimonio, compromiso, vocación, discernimiento

Partner,
family , profession , citizenship : the
challenge of being a juggler without losing focus or
one ’ s smile

* Cáritas Diocesana de Salamanca. belsaner@hotmail.com


** Universidad Pontificia de Salamanca. asalgadoru@upsa.es

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246 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

Summary
Amoris Laetitia (The Joy of Love) is a privileged framework with which to
contemplate the role of marriage in making a family and current society, while
doing so from two mandatory premises: gradualness, as verification and criteria,
and discernment, as attitude. Marriage and family are two very different and
specific realities that have an exhilarating and noble outlook, but, as human
beings, they are created from flesh and reality. Assuming the vocation desired by
God regarding marriage and family materialises in particular people, and speci-
fic everyday decisions entail accepting the challenge and recognising that the end
goal is not reached within the first few steps. We understand that discernment is
to decide ‘according to God’: to accept the principles of the Gospel as a guide and
to apply them to the everyday reality of educating children, participating actively
as a citizen, undertaking professional work, etc., and to do so as a couple, being
one single entity without renouncing each one’s unique personality.
Key words: marriage, commitment, vocation, discernment

Matrimonios que parecen ser felices: algunos datos que sirvan de


introducción

En un pasado trabajo1 se pudieron determinar algunas características que


presentan las familias ‘fuertes’, familias resilientes que no han tenido me-
nos problemas que las demás, pero han podido permanecer unidas y con
un elevado grado de satisfacción y felicidad a pesar de las dificultades.
En un artículo anterior dimos cuenta de algunas conclusiones sobre las
familias2 y ahora quisiéramos fijarnos en lo que hacen los matrimonios y
parejas que no visitan habitualmente los centros de orientación y terapia
porque parecen ser capaces de manejar los problemas cotidianos a los que

1. A. Salgado, Intervención psicológica en problemas familiares y de pareja. Propues-


tas de tratamiento a partir de la investigación sobre fortalezas familiares, Material
docente del Instituto Superior de Ciencias de la Familia, Universidad Pontificia
de Salamanca, Salamanca 2014.
2. A. Salgado, «Diversidad y unidad: estructura, funciones y fortalezas de la familia».
Sal Terrae, 103 (2015), 471-484.

Sal Terrae | 107 (2019) 245-260


pareja, familia, profesión, ciudadanía… 247

se enfrentan, resolver con cierta eficacia los retos diarios de conciliación


y, desde ahí y por la práctica de cierto estilo de relación, definirse como
personas y parejas felices.
Esto es útil de cara a la atención pastoral con novios y matrimonios preci-
samente porque la funcionalidad de la familia y la pareja se basa en el com-
portamiento, de manera que el objetivo es cambiar de enfoque: resulta más
útil centrar la atención en lo que marcha bien y ayudar a las parejas a partir
de sus fuerzas y capacidades. A partir de este tipo de trabajos pueden resu-
mirse algunas de las características más relevantes que definen a las parejas
competentes, características que configuran la diana o el blanco del consejo
marital y la base de una pastoral que ayude a crecer en el seguimiento a
Jesús como pareja y como familia a Jesús desde esas claves.
Algunas de estas características son:
1. Son parejas que observan y reconocen las cosas positivas que el otro
hace habitualmente: se ‘ponen las gafas’ para descubrir aciertos,
pequeños logros, muestras de comprensión y compasión, actitu-
des que enamoran, detalles que te hacen encantadora, cosas tuyas
por las que merece la pena seguir apostando por ti, concreciones
de aquello de ti que más me gusta,… sin grandes aspavientos ni
dramatismos románticos que no tienen largo recorrido pero sí
expresando su valoración y reconocimiento. Cultivan el cariño
y la admiración por el otro, lo que favorece un comportamiento
recíproco en el mismo sentido.
2. Hacen cosas positivas por el otro: le cuidan, se interesan por sus
cosas, conocen los ‘mapas del amor’ del otro: sus gustos, sus inte-
reses, sus proyectos… y dan muestras de recordarlos y contribuir
a su consecución.
3. Pasan tiempo juntos y relacionándose, en el día a día y en el tiempo
libre. Quizás la jornada laboral y otros compromisos no les per-
miten disfrutar de todo el tiempo juntos que desean, pero cuando
lo hacen, lo aprovechan para charlar, para pasear, para compartir
una película o comentar una noticia… Planean actividades jun-
tos, algunas de las cuales comparten con el resto de la familia o

Sal Terrae | 107 (2019) 245-260


248 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

los amigos y otras son íntimas de los dos, pasan tiempo juntos en
alguna actividad de ocio y que suscita emociones positivas. No
necesariamente son momentos largos e intensos, pero sí frecuen-
tes a lo largo del día y la semana.
4. Se dejan influir por el otro: aprenden a ceder, aprenden a convivir y
encontrar las formas ‘justas’ de estar, hacer y compartir. Terminan
pareciéndose porque se contagian el uno de la otra.
5. Practican buenas maneras de comunicarse y de resolver problemas:
son claros, no se obligan a adivinar la causa del malestar o la pre-
ocupación, no usan monosílabos en los debates, se miran y se
tocan con frecuencia, escuchan, reparten el tiempo, se expresan
entre ellos con libertad y educación, discuten para aclarar no para
ofenderse… y emplean un modo correcto de solución de pro-
blemas: qué pasa, qué queremos conseguir, posibles soluciones,
compromiso y evaluación.
6. No dejan de ser pareja además de ser padres. Sin duda, los hijos
son la principal ocupación de cada uno y de los dos juntos. Y
el trabajo, por supuesto, pero no por ello se olvidan de cuidar
y disfrutar de la pareja que son, de la persona a la que eligie-
ron y con la que desean convivir el resto de la vida. Hay tiempo
para todo. Y son conscientes de forma cotidiana de que el mejor
servicio que pueden ofrecer a sus hijos, la mejor base desde la
que ayudarles a crecer es una relación entre los dos sólida, feliz,
afectiva, cómplice.
7. Promueven un sentido de finalidad y trascendencia: del ‘uno más
uno’ al dos. Que no supone la disolución de la identidad perso-
nal ni el derecho a los propios objetivos y ambiciones persona-
les, sino que implica un compromiso hecho de decisiones (y por
qué no decirlo, también de renuncias) y elecciones cotidianas
donde lo que se quiere construir como pareja es más que la sim-
ple suma de las partes. Para cada uno de los dos, la pareja que
ambos forman es uno de los principales valores de la vida, algo
que da sentido a cada uno y permite trascender las pequeñas
cosas de cada día en un proyecto común que les hace sentir que

Sal Terrae | 107 (2019) 245-260


pareja, familia, profesión, ciudadanía… 249

crecen y son mejores y más dichosos. Un plan para cada uno y


para los dos que llevará aparejado trabajo y empeño, renuncia y
cesión, coraje, perdón y paciencia, pero que ambos consideran
que merece la pena porque es un tesoro. En el estudio de las
fortalezas humanas que se viene realizando desde hace poco más
de una década por la Psicología Positiva sabemos que la vida
significativa, esto es, dotar a las acciones y compromisos de un
sentido que trasciende al propio individuo y se ponen al servicio
de una causa mayor es una fuente estable de bienestar personal.
Es muy probable que las parejas que viven en una clave de vida
significativa sean instrumentos activos y eficaces de desarrollo y
felicidad de cada uno de sus miembros.
8. Saben proteger su intimidad y separar la pareja que son del resto
de las personas y relaciones, pero mantienen contacto activo con
otras personas, otros proyectos, otras realidades. Las parejas que se
implican en redes sociales positivas (e. g. parroquia, comunidad,
asociación de padres del colegio…) afrontan mejor la adversidad
que las parejas aisladas.

Desde aquí, algunas ideas que pueden ayudar, especialmente cuando se


inicia la convivencia, o cuando ésta se ve afectada por las novedades que
van llegando (e. g. nacimiento de los hijos, salida definitiva de alguno de
ellos, el ‘nido vacío’,…) o ante los retos de la conciliación entre el cuidado
de la relación de pareja, a la que nos reconocemos llamados por vocación,
y otros requerimientos que son exigencias (y deseos) del guión como lai-
cos profesionales y ciudadanos, serían:
– cuidar la expresión frecuente, sencilla y sentida de gestos de cariño
y aprecio,
– cuidar el apoyo emocional y la empatía con el otro,
– expresar reconocimiento por su valía y admiración hacia él /ella,
– compartir sentimientos, sin necesidad de que la otra persona deba
averiguarlos,
– recordar de vez en cuando momentos agradables compartidos,

Sal Terrae | 107 (2019) 245-260


250 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

– aconsejarse uno a otro y dejarse aconsejar y acompañar, porque no


lo sabemos todo,
– apoyar objetivos e intereses del otro,
– respetar el derecho del otro a equivocarse y advertir de forma edu-
cada y asertiva aquello que nos molesta,
– y ante los momentos de enfado, de daño causado o de error, que
vendrán si no han venido ya, tener en cuenta el valor de dos mo-
duladores conocidos: la aceptación de los intentos de reparación y
el valor del perdón, y la validación del mensaje y los sentimientos
del otro.

La idea que subyace en este tipo de aproximaciones es que debe entender-


se el amor en la pareja no tanto como la causa sino como la consecuencia
de una serie de comportamientos e interacciones que dan como resultado
un aumento de la intimidad, el compromiso y el amor. Es, evidentemen-
te, una visión particular, aunque con bastante base de evidencia en datos
empíricos, y por supuesto, mucho más activa que emocional. Es decir,
entendemos que la calidad de la relación de pareja y el amor en el matri-
monio es fruto, en gran parte, de lo que cada uno y los dos ponen de su
parte, no sólo un fenómeno afectivo (que quizás fue el enamoramiento
inicial) sino mucho más integral, integrador y completo. Cuando una
persona le dice al otro ‘te quiero como no quiero a nadie más’ está no
sólo expresando un deseo y un sentimiento, sino también una opción, un
compromiso, una decisión que se determina en comportamientos con-
cretos que actúan como acicate y consecuencia de la propia relación.
En la Figura 1 se muestra un esquema con los elementos más relevan-
tes que configuran esta visión: una relación de pareja es una relación de
dos biografías que deciden convivir y mantener transacciones entre sí en
un contexto físico y social determinado. Estas transacciones producen
y mantienen los ingredientes fundamentales para tomar la decisión de
convivir y crecer juntos: el amor, la intimidad y el compromiso. A su vez,
la calidad, desarrollo y duración de estos ingredientes están mediatizados
por variables o factores del contexto físico y social (i. e. oportunidades y
riesgos para el compromiso, cambios de vida, normas sociales y relaciones

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pareja, familia, profesión, ciudadanía… 251

Figura 1. Visión biográfica y transaccional de la relación de pareja.


 

con otras personas distintas del esposo/a o la pareja), y por variables per-
sonales biográficas de cada uno (e. g. reactividad emocional, expectativas,
sesgos, habilidades de comunicación, de manejo del estrés y de solución
de problemas…). En una relación de pareja, el comportamiento de cada
uno, es un estímulo o antecedente y proporciona resultados o consecuen-
cias para el otro. Y en ‘funcionamiento’ de cada miembro de la pareja par-
ticipan su particular modo de atender, ver y oír, de sentir y emocionarse,
de pensar, recordar, anticipar y atribuir, y de comportarse de forma explí-
cita. Una biografía que asume también el paso del tiempo y los cambios
biológicos que se van sucediendo.

Eso es la vocación: una llamada (gradual) para la felicidad

¿Y para las parejas creyentes, que contemplan el matrimonio en toda su


extensión, como reto de vocación personal y compartida? En el ritual del

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252 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

matrimonio, cabe una fórmula de bendición de los recién casados, que es


cualquier cosa menos el reconocimiento de un acto intimista y privado,
de un acto social y protocolario o de una propuesta sólo ‘de puertas aden-
tro’, y menos de puertas de alcoba. Dice así: “...que en la alegría te alaben,
Señor, y en la tristeza te busquen; en el trabajo encuentren el gozo de tu
ayuda y en la necesidad sientan cercano tu consuelo; que participen en la
oración de tu Iglesia y den testimonio de ti entre los hombres;... que Dios
los haga testimonio de su amor en el mundo, que los pobres y afligidos les
encuentren bondadosos y les reciban un día en el reino eterno de Dios,...
para que los dos formen una comunidad de trabajo en la sociedad humana,
y sean célula viva de apostolado en la Iglesia santa de Dios,... para que ten-
gan hambre y sed de justicia, para que colaboren lealmente a la difusión del
reino de Cristo”3.
Si esto es lo que pedimos a Dios para los felices esposos al final de la boda,
quizás estamos proponiendo un programa en el que sean (1) una pareja
con sentido, con trascendencia, religiosa por supuesto, pero también social,
ciudadana, vecinal, comunitaria,… una pareja que se quiere y que genera
participación, compromiso, colaboración, cercanía y acompañamiento,
no sólo a los de casa sino a todos, una pareja que (se) transciende y en ese
sentido amplio donde decide encontrarse, crece y ahonda cada uno y los
dos juntos, (2) una pareja abierta, cívica, compasiva, de ventanas abiertas
para mirar y escuchar la calle y puertas abiertas para salir y acoger; y al
abrir su puerta y dejar que su casa se llene de gente (aunque a veces llegue
de forma inoportuna, ese es el riesgo) nota como las paredes de su día a
día se ensanchan y su vida íntima se enriquece y se hace más tierna, más
solidaria entre ellos y más descentrada y libre, (3) una pareja activa que da
a luz una familia activa, que viven cada día con la normalidad del trabajo,
los horarios, el colegio, los móviles y las fiestas de cumpleaños, pero que
en ello buscan, con naturalidad, ser plataformas para la misión, iglesia
doméstica, ‘célula revolucionaria’ que busca cambios y propone un estilo
diferente y más atractivo, (4) una pareja contemplativa, capaz de educar
su mirada y su diálogo para encontrar a Dios y su Reino en las cosas

3. RM VIII, 220, 230; IX, 2, 233 y X, 234. La cursiva es nuestra.

Sal Terrae | 107 (2019) 245-260


pareja, familia, profesión, ciudadanía… 253

cotidianas4, una pareja que al estilo de Teresa de Jesús se atreve a saber y


a decir que ‘Dios anda entre los pañales y en la cesta de la compra’; por
supuesto, es una pareja que busca activamente espacios y recursos para
el retiro y la oración, claro que sí, pero que asume que Dios se encarna
también en su vida sencilla, en la gente normal que forma su familia y
que ahí reside el icono más frecuente y más válido, y quizás por ello, son
una (5) pareja integradora de lucha y contemplación, de oración y acción,
de búsqueda y reflexión, de momentos de parar para ver qué ha pasado
y decidir con honestidad, realismo y confianza, qué hacer en el futuro
inmediato ante esa situación muy concreta ante la que se proponen varias
posibilidades pero no todas igual de evangélicas ni igual de oportunas,
y, por último, (6) parejas abiertas a la gracia, conscientes de lo ‘práctico
y eficaz’ que es vivir la vida al estilo de Jesús, con memoria de los bienes
recibidos, con suficiente valor y autoestima compartida para reconocer
que no siempre han estado a la altura de lo que (se) prometieron y que
quieren creer que el tesoro de la fe –opción de sentido con implicaciones
prácticas, dice un jesuita amigo– es el mejor patrimonio que tienen como
personas, como pareja y como familia.
Algo de esto es seguramente la propuesta del matrimonio cristiano, en-
tendida como vocación personal, llamada de Dios al hombre y la mujer
para vivir en plenitud. Y resulta muy consolador saber que se trata de
una propuesta para la que tenemos toda la vida y no algo que se da por
supuesto que hemos alcanzado. La gradualidad de nuestra respuesta no
minimiza la grandeza de la llamada ni lo elevado de la meta y el tesoro;
simplemente nos recuerda que somos personas normales hechas de vida

4. Es sugerente la afirmación de López Quintás, citada en R.C. Cuenca «El amor


en el matrimonio. Capítulo IV Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Lae-
titia», Medellín, 165 (2016), 301-317: “Necesitamos suscitar en nuestro ánimo
desde niños el sentimiento de asombro ante todo lo que encierra un valor: el clima
hogareño de amor incondicional y ternura, un bello paisaje, un pueblo acogedor,
una obra artística o literaria de calidad, un juego vivido con espíritu creativo, una
conversación ingeniosa, un día espléndido, una acción noble, una fiesta popular o
litúrgica vivida con autenticidad... Esta capacidad de emocionarnos al ver la alta
calidad de seres y sucesos cotidianos nos da energía interior suficiente para vencer la
tendencia a las ganancias inmediatas”.

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254 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

normal, y que es precisamente ahí, en esa realidad sencilla de las cosas de


casa y no en otros desafíos que seguramente no existen, donde debemos
empeñarnos en crecer. Algo de esto es lo que nos recuerda el número
[72] de Amoris Laetitia, cuando afirma: ‘El matrimonio es una vocación
en cuanto que es una respuesta al llamado específico a vivir el amor conyugal
como signo imperfecto del amor entre Cristo y la Iglesia. Por lo tanto, la de-
cisión de casarse y de crear una familia debe ser fruto de un discernimiento
vocacional’.

En el medio está la virtud: haciendo equilibrios para avanzar en una


propuesta de ‘todos ganan’

Pero el discernimiento no termina el día de la boda, cuando los recién


casados son recibidos a la salida de la iglesia entre aplausos, ovaciones y
puñados de arroz. No, la necesidad de discernimiento va a imponerse en
numerosas ocasiones; algunas tendrán la forma de decisiones importantes
que deben tomarse, pero la mayoría son actos cotidianos que exigen cri-
terios desde los que interpretar y decidir. Y es que la vida de la pareja no
empieza, termina, ni se desarrolla sólo en ella misma. Los novios, los es-
posos son también personas con amigos propios, con trabajos que ocupan
más de las ocho horas diarias de jornada laboral, con inquietudes y sueños
individuales, donde sin duda el plan compartido (y el pan compartido) y
la relación entre ellos son esenciales también para cada uno, pero no flu-
yen siempre con facilidad innata. Y además, la pareja será, probablemen-
te, padre y madre en un momento y para siempre, seguirán siendo hijos
y hermanos, y sobrinos y tíos, y vecinos,… El término ‘conciliación’, que
tan frecuentemente se refiere a realidades familiares y laborales, no es sólo
cuestión de horarios y calendario, ni se agota en uno u otro convenio
colectivo, sino que se hace visible y real en muchas situaciones cotidia-
nas, donde la pareja y cada uno de ellos por separado, se mueve en un
equilibrio entre dos tensiones. Cualquiera de los dos polos apuesta por lo
positivo y lo bueno, pero es preciso aprender a conciliar ambos si se quie-
re evitar el peligro de la limitación y la trampa de terminar siendo o sólo
la mitad de algo o sólo la yuxtaposición con alguien. Y es fácil encontrar
ejemplos de esta tensión en la vida de cada día. Animamos a los lectores

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pareja, familia, profesión, ciudadanía… 255

a que se pregunten por ocasiones en las que esta disyuntiva se presenta y


exige una toma de postura, que no siempre es clara:
– identidad personal propia versus vinculación como pareja: si están llama-
dos a ser una sola carne donde lo común se haga parte insustituible de
lo individual5, no es menos cierto que cada uno/a debe seguir cuidando
de su proyecto personal y seguir aportando desde ahí al plan compar-
tido. Si se renuncia a priorizar lo común, la pareja termina siendo ‘un
par de compañeros de piso’; si se renuncia a lo personal, y peor aún,
si se anima de una u otra forma a renunciar a lo personal, se pierde la
persona, y por tanto buena parte de la mitad de lo construido,
– ser pareja vs. ser padres, porque lo segundo es prioritario muchas veces,
en tareas cotidianas de cuidado y dedicación, pero no sólo cuidar la
pareja es clave para asegurar la vida familiar entera, sino que ser pa-
reja que convive a diario en todo es el plan personal con vocación de
continuidad para toda la vida, y no es legítimo anular lo primero por
atender en exclusiva a lo segundo,
– cuidado de los propios vs. apertura al mundo: que la caridad comience
por la propia casa no implica que termine en ella. Si es cierto que nos
unen lazos de carne, no es menos cierto que optar siempre y sin dudar
por el beneficio de los propios ni es ético, ni es sostenible si sale gratis.
Formar una pareja y una familia no supone la negación de ser ciuda-
dano y velar por el bien común,
– cuidar la interioridad/acción, siendo capaces de vivir activamente, con
una mirada trascendente, sin llegar a ser místicos que sobrevuelen la
realidad sin implicarse en ella,
– respeto y educación para la libertad vs. transmisión de la fe y los valores:
tensión de educar a sus hijos en el deseo de hacerles personas libres
y con criterio, ofreciendo para ello las claves de interpretación y de-
cisión que consideran más válidas, y cierta indiferencia en los hijos,

5. Cuando le preguntaron a Miguel Delibes por el fallecimiento de su esposa, el


escritor castellano respondió con naturalidad: ‘Ha muerto la mejor mitad de mí
mismo’.

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256 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

cuando no activo rechazo, por la fe y los valores transmitidos. ¿Hasta


dónde obligar, hasta cuánto invitar y sugerir, cuándo retirarse para no
estorbar, cómo transmitir sin imponer, cómo permitir ser libre aun
anticipando el fracaso…?
– entrega en todo al otro vs. respeto por el propio cuidado personal, incluso en
la propia donación sexual, en el respeto a los procesos personales, en la
cercanía silenciosa ante situaciones que sólo se pueden vivir en soledad,
en las decisiones relevantes en el ámbito profesional o laboral…
– amor personal a Dios por encima de todo vs. amor y oblación al otro,
porque si es cierto que el matrimonio es sagrado, no lo es menos que
sólo hay un Dios a quien alabar, hacer reverencia y servir como Señor,
y todas las cosas –también el matrimonio– han sido creadas para ayu-
darnos en ese fin. Y no es menos cierto que la preferencial manera de
dar culto a Dios es el cultivo de la vocación a la que hemos sido llama-
dos, y en el caso del matrimonio, a la entrega particular y exclusiva a
una determinada persona, con rostro, nombre y apellidos,
– llamada a la excelencia vs. aceptación de la realidad del otro y de la
sencillez de la pareja que formamos. En esta tensión insiste la Amoris
Laetitia y su defensa de la gradualidad. Sobre el papel la cosa está clara,
pero cuántas veces somos sobre-exigentes con nosotros mismos o con
el proyecto en común, o confundimos nuestras aspiraciones con ex-
pectativas basadas en mitos heredados o propios mejor o peor formu-
lados. Con cuánta frecuencia, sobre todo cuando ha transcurrido un
tiempo largo de convivencia, y no sin cierta sensación de fracaso se cae
en el realismo cínico –las cosas son lo que son y no hay para más– o
en la inmediatez de una aceptación resignada de las limitaciones, o en
el presentismo sin más horizonte de trascendencia, o en pensar que en
otras circunstancias o con otra persona todo hubiera sido más intenso
y sublime,
– ser instrumento de transformación vs. cuidar la ternura y el afecto. Evi-
dentemente que no son cosas incompatibles y hay momentos y oca-
siones para cada cosa, pero ni la intimidad excluyente es liberadora ni
el compromiso continuo puede ser sostenible, sin contar con el otro
extremo de esta posible polaridad,

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pareja, familia, profesión, ciudadanía… 257

– opción por lo pequeño vs. desafíos y sueños grandes: la fidelidad de los


pequeños momentos de la vida [AL 231], la concreción histórica de
los grandes conceptos, el cuidado de los detalles como expresión
de la apuesta por lo más grande, la fidelidad, la atención, el cuidado
y la promesa esponsal para toda la vida que se hace concreta en cada
momento… Tener capacidad de ver el futuro y hacer un proyecto
compartido, determinar los valores como pareja que parecen decidirlo
todo, pero también capacidad de mirada corta, cuidando los momen-
tos. Es la tensión para evitar caer en la miopía o en la presbicia.

Un icono muy familiar como conclusión y confesión íntima

El Reloj de la Familia6 es una herramienta diseñada y acompañada por la


Comunidad de Vida Cristiana a la que merece la pena invitar. Nosotros
nos regalamos la experiencia el año que hacíamos las bodas de plata y
sin duda, fue el mejor de los regalos que recibimos. O mejor, fue una
caja llena de regalos: recordar, gustar de nuevo, refrescar motivaciones,
re-conocernos, reformular nuestro proyecto de familia, agradecernos, re-
conectar… E intentar escribir este artículo desde la experiencia compar-
tida y analizada, como pareja que somos desde hace tantos años.
El tercer tiempo del Reloj se centra en hacer, re-hacer y revisar el proyecto
de familia. Y se inspira en una imagen muy familiar, porque ‘el casado
casa quiere’ y toda familia se reconoce en su hogar. Hacer obras en casa,
o cuanto menos decorarla un poco mejor es cosa que hacemos todas las
parejas y todas las familias: el ‘juego’ consiste en hacer de arquitectos y
diseñar nuestra casa, una casa para la familia que somos ahora, y que re-
cogiera todas las estancias, desde las más abiertas a las más íntimas, cada
una con su especificidad. Y que les diéramos contenido.
Compartir parte de nuestro proyecto de familia es una confesión personal
por si puede ayudar, y una manera de dejar por escrito nuestro particular

6 F. Vidal y CVX ESPAÑA, El Reloj de la Familia, Mensajero, Bilbao 2015. F: Vi-


dal, El Reloj de la Familia. Guía práctica para proyectos de familias, Mensajero,
Bilbao 2016.

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compromiso con el proyecto al que estamos llamados y que se juega en las


pequeñas decisiones de cada día donde entra en juego nuestra capacidad
para hacer equilibrios entre las tensiones que se han descrito más arriba.
Sin duda, es la parte más prescindible del texto, pero lleva, también sin
duda, la mejor rúbrica de sus autores.
El centro de nuestra casa es, como en muchas otras, el salón, el espacio
donde nos reunimos, conversamos y compartimos las experiencias de
cada día, donde descansamos de los quehaceres cotidianos y encontramos
el consuelo. En esta estancia hay un fuego que da calor de hogar, que
nos atrae a todos a acercarnos, a poner los pies en alto y escucharnos.
Ese calor, que es el amor familiar incondicional, es el ambiente donde
se puede decir todo y recuerda a diario que todo se entiende y todo se
comprende (o al menos, todo se desea comprender y todo se desea escu-
char), y cuando es necesario, se devuelve la realidad transformada con el
aroma hogareño que venimos buscando. En esta estancia cada uno tiene
su sitio particular, siempre se espera a cada uno y se recibe lo que trae,
para hacerlo ‘nuestro’.
El salón está conectado con la cocina: un espacio de trabajo, donde se pla-
nifica, se organiza la semana, donde se evalúa, se dan los avisos, se hacen
las asambleas familiares. En ella hay una mesa redonda, y esto no es así
por casualidad. En ella todos tenemos voz y no hay cabeceras, ni puestos
preferentes. Cada uno en el papel que tiene, pero todos formando un
solo círculo, que al día de hoy, no tiene inicio ni fin. Todos en círculo,
podemos vernos las caras, reconocer cómo está cada uno, y todas las voces
se escuchan por igual. En esa mesa, lo mismo se celebra que se discute, se
reponen fuerzas y se hacen deberes, nos reímos, o compartimos nuestras
preocupaciones, oímos las noticias y recibimos invitados.
Estas dos zonas, que son el corazón de nuestra casa, se abren al exterior a
través de un vestíbulo, en el que hay un foco, cuya luz ilumina el resto de
las estancias. A este foco le llamamos el ‘para qué’. A veces, la luz entra
directamente desde la calle y otras, es necesario encender el foco, cuando
la luz no llega. Se trata de un vestíbulo sin puerta, donde corre el aire del
exterior, abierto a lo de cerca, al barrio y a lo de lejos, a aires también
extranjeros. Conecta directamente con el jardín posterior, sencillo, pero

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pareja, familia, profesión, ciudadanía… 259

muy acogedor, atravesando salón y cocina. El corazón de la casa está di-


rectamente conectado con lo de fuera y lo más interno de la casa. Esto nos
hace querer ser una ‘pareja y una familia para los demás’.
En los dormitorios, lugar más privado de cada uno, hay que entrar pidien-
do permiso y a veces, descalzarse para no ensuciar. Allí se desarrollan los
proyectos de cada miembro de la familia. Se apoyan en la primera planta
que acabamos de describir, parten de ella, pero tienen su propia identidad
y dimensión. Cada uno decora como quiere su espacio, le da su toque
personal y se puede identificar de quién es cada uno, por la decoración, el
orden o desorden, la limpieza, e incluso el ambientador. Es el espacio de
los proyectos personales, los de cada uno. Donde los hijos van diseñando
su futuro, donde sueñan con sus proyectos personales y donde se sienten
sostenidos, pero libres, donde saben que se ofrecen oportunidades para
ser y que, aunque esos proyectos personales no coincidan con los sueños
de sus padres, van a ser acompañados y animados, porque nuestra casa es
y será el lugar al que volver, siempre.
El dormitorio del matrimonio es un poco diferente. También hay un
espacio para cada uno, pero va creciendo el espacio compartido. Es lugar
de diálogo íntimo, de entregarnos en alma, pero también en cuerpo, de
seguir aprendiendo a ser padre y madre, pero también marido y mujer.
De momentos tranquilos donde leer un poco antes de dormir, y desco-
nectar de la jornada cansada, de hacer un hueco personal y rezar por las
cosas de cada uno y por las de los dos, de intentar una y otra vez, renacer
la base sobre la que se asiente todo.
En los cuartos de baño de nuestra casa hay enormes ventanales. En ellos se
asume lo menos bonito de cada uno y de todos. Es donde se vive con na-
turalidad el error, lo que menos nos gusta de cada uno, de nuestro matri-
monio y del nosotros que hacemos entre todos. Es el espacio de nuestras
miserias. En ellos hay ventanas grandes para ayudarnos a ventilar y airear.
Y en ellos es posible lavarse, perfumarse, arreglarse… ¡a diario! Porque a
diario se puede (re)comenzar de cero. La única prohibición es acabar el
día sin perdón y sin reconciliación.
Un piso más arriba, está nuestra sala de juegos. Es un espacio amplio,
diáfano, lleno de cosas divertidas. Es un espacio para disfrutar, para reír

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260 belén santamaría eraña. cvx. - alfonso salgado ruiz. cvx.

y para hacer el gamberro, para pasar tiempo juntos, para planificar viajes,
para hacer concursos y contar chistes, para olvidar la seriedad de la vida y
buscar el placer… para cuidar las relaciones y conocernos mejor.
También hay un desván, donde están escondidas las dificultades, los due-
los, las malas temporadas, los desengaños, los fracasos, la enfermedad y
la muerte. Es un lugar al que nos cuesta subir, pero que no deja de lla-
marnos. A veces bajamos algunas cajas, las revisamos, tiramos lo que ya
no sirve y reciclamos lo aprovechable. Si pasa mucho tiempo sin limpiar,
debemos dedicarle alguna jornada extra y que no se acumulen los trastos.
Queremos construir allí también una ventana, que deje entrar la luz y que
ilumine los rincones más escondidos, pero no termina de ser fácil.
En nuestra casa hay un olor característico, que todos reconocemos al lle-
gar, que nos recuerda que estamos en lugar seguro y que lo hemos cons-
truido juntos, donde tenemos una manera de vivir en familia con un
estilo propio, que incluye vivir las cosas de la vida desde la fe en Jesús y
transmitirla y compartirla de forma explícita.
Esta es la casa que queremos construir, que tiene muchas estancias en
obras, algunas más acabadas, a falta sólo de una mano de pintura, y otras
en remodelación constante. Sabemos que cuando nos parezca que está
terminada, tendrá que seguir adaptándose a las nuevas necesidades de los
miembros de la familia y del exterior, pero no queremos desanimarnos
con las obras porque, además, contamos con muchas ayudas para seguir.
El hogar de unos malabaristas que deben cuadrar las cuentas de casa,
atender una familia que reclama constantemente, seguir soñando un pro-
yecto ilusionante en el que quepan también los proyectos de cada uno y
haya un mutuo enriquecimiento de unos sueños sobre otros. El hogar de
unos malabaristas invitados a hacer su espectáculo en el mayor circo de la
tierra, aunque cada día ensayan y practican –poca cosa como son– en el
salón de su casa, en el patio del colegio de los críos, en la pequeña comu-
nidad que les acoge, en el trabajo donde se ganan el pan y la condición de
actores y en el barrio donde hacen mundo.

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261

LAS MUJERES Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA

Mujeres en camino
M arta G arcía U rquizo *

Fecha de recepción: enero de 2019


Fecha de aceptación y versión final: febrero de 2019

Resumen
Este artículo pretende agradecer, visibilizar y poner en valor la inmensa aporta-
ción de las mujeres en la tarea pastoral, que es la vida y la acción de la Iglesia.
Hombres y mujeres estamos llamados a explicitar esa enorme aportación femeni-
na en la vida eclesial porque “lo que no se nombra, no existe”. Se trata también
de rescatar la expresión “genio femenino” acuñada por el Papa Juan Pablo II y
cargarla de todas las específicas aportaciones que la mujer ha dado a lo largo de
la historia en la acción pastoral. Se aportan además algunas cuestiones abiertas
en pastoral, así como líneas de trabajo para seguir en camino.
Palabras clave: mujeres, pastoral, genio femenino, agradecimiento, apor-
tación.

Women on the journey

Summary
The aim of this article is to thank, visualise and place value on the immense
contribution that women have made regarding pastoral work, which is the life
and action of the Church. Men and women are called on to explicitly state

* Coordinadora de la Pastoral Juvenil y Colegial de los Colegios de la Compañía


de Jesús en la zona norte de España. pastoral@jesuitakeducacion.org

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262 marta garcía urquizo

that extensive female contribution to ecclesial life, because, “that which is


not named, does not exist”. It also entails recovering the expression “femi-
nine genius”, coined by Pope John Paul II, and loading it with all the specific
contributions that women have made throughout history in pastoral action.
Furthermore, some other open pastoral questions, as well as lines of work to
follow, are also provided.
Key words: Women, pastoral, feminine genius, gratefulness, contribution.

Mujeres en el camino de la vida


transmitiendo y contagiando la Buena Noticia

El objetivo de este artículo es reconocer, visibilizar y agradecer la inmensa


aportación de las mujeres en la acción pastoral de la Iglesia. Hay una
gran deuda con las mujeres y con su discreta y humilde manera de actuar,
muchas veces ignorada, y por ello, estamos todos llamados, hombres y
mujeres, a explicitar esa enorme aportación femenina en la vida eclesial,
ya que “lo que no se nombra, no existe”.
De esta manera, quisiera comenzar por expresar un agradecimiento pro-
fundo a todas las mujeres que han tenido diversos papeles en la acción
evangelizadora a lo largo de los tiempos, lugares y circunstancias, y en
especial, a todas aquellas que lo han hecho de manera silenciosa, anóni-
ma y apenas perceptible como nuestras madres o abuelas. Y me gustaría
invitar a toda aquella persona que lea este artículo, a poner nombres,
caras, gestos y detalles a todas las mujeres que hayan pasado por su vida
y que hayan sido transmisoras o testimonios del Evangelio, porque ellas
también han sido “mujeres de pastoral”.
Sirva también como preámbulo a esta reflexión poner de relieve que ha-
blar de “mujeres” en general, no engloba, por supuesto, todos los matices
del ser mujer o de la femineidad, ni implica que todas las mujeres seamos
iguales, sino que hablamos de una inmensa mayoría o de aquellas carac-
terísticas que son más propias a muchas mujeres. Así mismo, no trata de
excluir a los hombres de estas reflexiones, sino que también ellos pueden
sentirse reflejados en algunos aspectos recogidos aquí, viviéndolos como

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mujeres en camino 263

una riqueza del ser humano. Porque el modo masculino y el femenino


de existir son complementarios también en el interior de cada una de las
personas.
En el primer apartado de este artículo, trataré de describir el campo de la
pastoral en el que nos vamos a mover; a continuación recorro los aportes
pastorales de la mujer en el camino de la historia de la Salvación; bajo el
siguiente titular pretendo recoger las aportaciones más genuinamente fe-
meninas en la acción evangelizadora de la Iglesia, retomando la expresión
“genio femenino” que el papa Juan Pablo II introdujo; añado a continua-
ción algunas cuestiones abiertas desde mi propia experiencia en pastoral
juvenil y colegial; y en el último epígrafe recojo brevemente algunas de
las posibilidades que se abren desde la actividad pastoral de la mujer en
diversos servicios de la Iglesia.

Definiendo el camino de la pastoral

La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y los apóstoles, y se


sabe depositaria de la Buena Noticia que debe ser anunciada, y desde
el primer momento, Jesús mismo envía a sus discípulos a cumplir esta
tarea de evangelización en medio del mundo (Lc 9, 2). Desde ahí, se
entiende como labor pastoral, la propia acción de la Iglesia de proclamar
el Evangelio a través de los tiempos por medio del servicio, del diálogo,
del anuncio y del testimonio. Y esta actividad pastoral se realiza con la
participación de muchas personas, hombres y mujeres, que entregan su
tiempo y esfuerzo al servicio del Evangelio.
El término “pastoral” se deriva del sustantivo “pastor”, en latín, que tiene
el significado de “guardián” o “aquel que hace de guía”, y se refiere a la
persona que se encarga de resguardar, proteger, cuidar, guiar y dar el ali-
mento al ganado, de manera especial al lanar, la oveja o el cordero.
Este término “pastor” es fundamental para la concepción del pueblo de
Israel, y por ello será un elemento constante en el contexto de la Bi-
blia. Israel es un pueblo de origen nómada, donde el pastoreo es una labor
arraigada y una actividad que les define. Al mismo tiempo, la idea de

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264 marta garcía urquizo

pastor ilustra toda su historia a partir del amor que Dios les manifestaba
siendo su “guardián”, “guía” y “protector”.
También en el Nuevo Testamento, Jesús interpreta su historia y su misión
a partir del contexto religioso y cultural de su pueblo, y desde ahí, presen-
ta su acción y palabra empleando terminología pastoril (Mt 9, 36). Y en
el Evangelio de Juan encontramos diversas citas donde Jesús es compara-
do con el Buen Pastor (Jn 10, 11).
En el mundo del cristianismo se desarrollan acepciones de “pastor” rela-
cionadas con sacerdotes, eclesiásticos o líderes religiosos, que hacen re-
ferencia a las personas designadas por la comunidad para que hagan de
guías espirituales.
Hoy en día, entendemos que son pastorales todas aquellas acciones que
transmiten el Evangelio y la esperanza en el reino de Dios, que promue-
ven la dignidad de la persona, que renuevan la comunidad o que parti-
cipan de la construcción de una sociedad justa y solidaria. Desde ahí,
encontramos muy diversas actividades pastorales como son la pastoral
de infancia, pastoral juvenil, pastoral de la salud, pastoral social, pastoral
obrera, pastoral penitenciaria, pastoral familiar, etc. Y en todas ellas, en
el encuentro con las diversas personas (niños y niñas, juventud, personas
enfermas, marginadas, privadas de libertad, sin recursos,…) se hace pre-
sente la misión salvadora de Cristo en el mundo.

El camino de las mujeres transitando por la evangelización

A lo largo de la historia de la salvación las mujeres han estado ahí y han


formado parte de la misión de la Iglesia. Unas pocas destacan con nombre y
rostro, pero muchas, la inmensa mayoría, han dejado huella sin ser recono-
cidas, siendo fieles a Dios, transmitiendo el sueño del Reino, amando y en-
tregando su vida por los demás, y luchando por formas de vida más dignas.
En el recorrido por la Biblia, y en concreto en el Antiguo Testamento no
se destaca la autoridad de las mujeres aunque se citan brevemente algunas
de ellas como modelos de fe, coraje y liderazgo. Son mujeres elegidas por
Dios para un servicio especial como Débora (Jueces 4, 4-5).

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mujeres en camino 265

Por otro lado, el Nuevo Testamento, aunque no desvela una preeminen-


cia femenina en la mayoría de sus relatos, sí manifiesta suficientemente
que la mujer no estuvo ausente en los comienzos de la evangelización y
formación de la Iglesia. Desde el primer momento, Jesús rescata el valor
de la mujer, lo enfatiza y revela su papel oculto. En una sociedad pa-
triarcal como la judía, sorprende cómo Jesús pone atención a la vida de
las mujeres, aprendiendo de ellas, dejándolas acercarse como discípulas
y poniendo ejemplos en su predicación de la vida cotidiana de la mujer
destacando así los valores del Reino de Dios (Lc 15, 8-10), (Mt 25, 1-13),
(Lc 18, 1-8).
Encontramos también en los Evangelios distintos lugares donde las mu-
jeres son protagonistas, bien como destinatarias del mensaje (Mc 1, 31) o
también mujeres dando testimonio como María, la madre de Jesús, en el
Magnificat (Lc 1, 46-55) o Marta, la hermana de Lázaro, en su profesión
de fe (Mt 16, 16). Juan en su evangelio, en distintas ocasiones destaca ese
papel activo de la mujer en la evangelización como el de la samaritana que
regresa a su pueblo a ser testimonio de Cristo (Jn 4, 28-29) o el de María
de Magdala como testigo de la resurrección (Jn 20,18) que es enviada a
dar la Buena Noticia.
Las mujeres, al igual que los hombres, están llamadas a proclamar el
Evangelio a todos los pueblos (Mt 28, 19-20) y prueba de ello son los
relatos de muchas mujeres involucradas en la evangelización a través de
la historia del cristianismo: desde las primeras testigos de la resurrección
de Jesús, a mujeres involucradas participando activamente en las prime-
ras comunidades cristianas que compartieron el ardor misionero de los
apóstoles.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se narran los comienzos de la
Iglesia, y ya en el relato de la venida del Espíritu Santo sobre la primera
comunidad reunida en el cenáculo están presentes los apóstoles y algunas
mujeres. También están presentes en las reuniones de los primeros cris-
tianos para orar, escuchar las enseñanzas de los apóstoles y partir el pan,
donde desempeñaron un papel importante, entre otras razones, porque
las reuniones se tenían con frecuencia en casa de alguna mujer de po-
sición acomodada, o porque en muchas ocasiones en la expansión del

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266 marta garcía urquizo

Evangelio por territorios griegos y romanos, fueron las mujeres quienes


se convirtieron y después convirtieron a sus familias, como es el caso de
Lidia (Hch 16, 14) que posteriormente dirigió la iglesia de Filipos.
Recogemos los nombres de algunas mujeres que participaban de la mis-
ma misión y gozaban del mismo reconocimiento que los hombres en sus
comunidades cristianas, como son Evodia y Síntique que lucharon por el
Evangelio (Flp 4, 2) y otras a quienes Pablo saluda y agradece su trabajo
y colaboración en el capítulo 16 de la Carta a los Romanos como son:
Phoebe, hermana protectora de la Iglesia de Céncreas, de la cual se dice
que fue diácono, “capaz de enseñar” (Rm 16, 1); Priscila, esposa de Aqui-
la, que completa el apostolado de Apolo en Éfeso (Hch 18, 26); o María,
Junia, Trifena y Trifosa, Pérside, Julia, Olimpas, algunas de ellas trabajan
en parejas e igualdad con otros misioneros (Rm 16, 7). Estas mujeres
eran discípulas, líderes en su comunidades, apóstoles, ministros de culto,
catequistas, misioneras, muchas de ellas gente sencilla y comprometidas
con el anuncio del Evangelio.
Para nuestra confusión, encontramos en las cartas de Pablo algunos textos
que rechazan y prohíben a la mujer hablar en las asambleas o enseñar a
otros, desplazándolas a un segundo lugar bajo la tutela del marido. Muchos
de los estudios exegéticos actuales afirman que todos estos fragmentos no
son auténticamente de Pablo o son interpolaciones posteriores (1 Cor 14,
34-37) y han influido en el desarrollo del silenciamiento y la discrimina-
ción de la mujer en el papel de la Iglesia. Como consecuencia, en los si-
guientes siglos del cristianismo, se eliminan las funciones más importantes
a las que las mujeres habían podido acceder durante el periodo apostólico.
Pero a pesar de ello, a lo largo de la historia el papel de las madres como
transmisoras del Evangelio y educadoras en la fe de sus hijos e hijas, así
como en el cuidado y atención de las personas mayores o enfermas en
los entornos familiares, ha estado siempre presente pero silenciado. Esta
labor no es otra que pastoral y por ello, podemos decir que las mujeres
son han sido elementos claves en el establecimiento del Reino de Dios y
en el desarrollo de la misión de la Iglesia.
Fuera del ámbito familiar, el papel de las mujeres en el área pastoral ha
dependido de los momentos y contextos. Ya en la Edad Media, cuando

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mujeres en camino 267

surgieron las primeras órdenes religiosas femeninas, siempre bajo super-


visión y guía espiritual de alguna orden masculina o protección de algún
líder religioso, ni siquiera tenían permitido enseñar, sino sólo dedicarse a
la vida contemplativa, es decir la oración, el trabajo en el huerto, la cocina
o labores manuales, siempre dentro de la clausura. Posteriormente, algu-
nas órdenes femeninas se abrieron a acoger a niñas o viudas, atendiendo
a su formación o necesidades básicas según los casos, considerándose los
siguientes signos de la acción pastoral femenina fuera de los entornos
familiares.
En el siglo XIX, cuando el desarrollo económico comienza a jugar un
papel preponderante, surge el cuestionamiento sobre el modelo de las
comunidades religiosas en general, y en concreto las femeninas, ya que
la actividad de las religiosas no se veía rentable ni cumplía apenas una
función social, por lo que se les empezó a considerar como una carga. A
partir de ahí, debido a las múltiples guerras y crisis de muy diverso alcan-
ce como la desamortización de Mendizábal, la vida conventual sufre una
profunda transformación que dio lugar a la desaparición, refundición y
florecimiento de diversas congregaciones religiosas dedicadas a un trabajo
específico. Así hoy, las religiosas de todo el mundo, fieles a la oración e
inspiradas en el Evangelio, buscan responder con nuevas formas de tes-
timonio en favor de la dignidad humana atendiendo tareas pastorales en
diversos lugares, desde las misiones, la educación, la asistencia sanitaria,
la hospitalidad y el servicio a los últimos.
Fue en el siglo XX cuando los nombres de dos mujeres luchadoras han
sido reconocidos a nivel mundial con el premio Nobel de la Paz como
ejemplos de entrega, generosidad y testimonios auténticos del Evangelio.
Es el caso de Teresa de Calcuta, religiosa católica que entregó su vida a los
más desfavorecidas de la India, recibiendo en 1979 dicho premio. O el
de Rigoberta Menchú que denunció a las autoridades guatemaltecas por
las atrocidades cometidas hacia las minorías indígenas. Su coraje en esta
denuncia fue reconocida con el Nobel de la Paz en 1992.
Actualmente muchas mujeres destacan en las labores de acogida, asis-
tencia, hospitalidad, misericordia, enseñanza, ayuda y servicio. Y es el
propio papa Francisco quien reconoce “cómo muchas mujeres comparten

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268 marta garcía urquizo

responsabilidades pastorales junto con sacerdotes, contribuyen al acompaña-


miento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la
reflexión teológica”1.
Todo ello sirva para agradecer y poner de nuevo en valor, el aporte signi-
ficativo de las mujeres en esta historia de la salvación: desde la abuelas o
madres de las que hemos recibido el primer anuncio, nos han enseñado
a orar y a bendecir y compartir mesa; a mujeres catequistas, religiosas y
otras que nos ha invitado a seguir el camino de Jesús, a abrir la casa a
quienes están en necesidad, o nos han testimoniado y enseñado a creer
que la paz, la justicia y el amor son posibles.
No me queda sino unos datos actuales2 en España que nos constatan la
superioridad numérica de religiosas (31.201) frente a los 9.983 hombres,
lo que supone un 75,7% del total de religiosos. Sobre estos números cabe
decir también que es significativo el gran número de congregaciones fe-
meninas, 298 femeninas frente a 108 masculinas.

El genio femenino y las cualidades de la mujer al servicio del camino

Sin desmerecer la labor pastoral de los hombres, podemos afirmar que


una gran mayoría de la acción pastoral de la Iglesia es desarrollada por
mujeres. Y ello podría llevarnos a hacernos algunas reflexiones sobre lo
peculiar de nuestra feminidad, con el fin de ponerlo al servicio y enrique-
cer a la Iglesia y a la sociedad, como por ejemplo ¿podríamos decir que las
mujeres tienen una predisposición especial para este servicio? y ¿cuál sería
el aporte específicamente femenino en la acción pastoral de la Iglesia?
Como ya hemos dicho anteriormente, todos, hombres y mujeres, so-
mos llamados a colaborar en la misión de la Iglesia, cada uno desde su

1. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 103. (2013).


2. El 1 de Febrero Europapress daba estos datos. https://www.europapress.es/so-
ciedad/noticia-desciende-numero-religiosos-espana-41184-detectan-repunte-
nuevas-vocaciones-20180201184640.html con motivo de la jornada de la Vida
consagrada que se celebra el 2 de Febrero. (Consulta el 28 de Diciembre de
2018)

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mujeres en camino 269

diferencia y complementariedad. Y en esa no uniformidad destacaré algu-


nas características más propiamente femeninas.
Para ello, rescato el término “genio femenino” utilizado por primera vez
por el papa Juan Pablo II en la carta apostólica Mulieris Dignitatem y
posteriormente en otros textos donde ha intentado esclarecer de qué se
trata. “La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del
«genio» femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos
y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otor-
ga a las mujeres en la historia del Pueblo de Dios” 3.
Podemos definir el “genio femenino” como el conjunto de dones más
específicamente femeninos que se manifiestan en todos los pueblos, des-
tacando que no se trata de una serie de dones extraordinarios encarnados
en mujeres extraordinarias, sino que son dones naturales vividos por mu-
jeres sencillas que los encarnan en la normalidad del vivir cotidiano y que
caracterizan de alguna manera su papel en la comunidad cristiana. Con
este mismo espíritu, el papa Francisco nos dice que la “La Iglesia reconoce
el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una
intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mu-
jeres que de los varones”4.
Para Juan Pablo II, María es la mujer que encarna perfectamente el genio
femenino del cual estamos hablando, y con ello, reconoce en la actividad
evangelizadora de la Iglesia, un estilo mariano, y por tanto femenino.
Cada vez que miramos a María, volvemos a creer en lo revolucionario de
la humildad, la escucha y la apertura a la novedad, y gracias a ella, com-
probamos que no son virtudes de los débiles sino de los fuertes. Como
la labor de muchas mujeres, María durante mucho tiempo permaneció
en la intimidad y guardaba todas esas cosas en su corazón (Lc 2, 19).
Ella siempre fue mujer de fe y de esperanza, orante y trabajadora. Ma-
ría caminó con sencillez y profundidad, atendió signos imperceptibles,
reconoció las huellas de Dios en su llamada, y se dejó conducir entre-
gando su fecundidad. Sufrió el dolor de la pérdida de su Hijo a pesar de

3. Papa Juan Pablo II, Mulieris Dignitatem, 31. (1988).


4. Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 103. (2013).

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270 marta garcía urquizo

conocer internamente que no le pertenecía, y sin embargo, tuvo la fuerza


y valentía de anunciar la nueva vida. María, por su dinámica de entrega,
justicia y ternura, de contemplación del misterio de Dios en el mundo,
es modelo eclesial para la evangelización y resignifica la figura de la mujer
en la Iglesia.
Por ello, a partir de María como semilla de los diversos aportes del “genio
femenino”, podemos decir que la mujer recibe como don una sensibili-
dad particular por las cosas de Dios, por estar a la escucha y abierta a Él,
y al mismo tiempo, la mujer desde su propia realidad está llamada a dar
vida –de diversas maneras–, cuidar la vida y restaurar la vida. A partir de
aquí, podemos intuir algunos rasgos de este “genio femenino” como son:
✓ su especial sensibilidad hacia el cuidado de las personas, así como
su atención a los detalles, desarrollando una finura peculiar para
reconocer y comprender lo esencial y las necesidades de cada per-
sona. Es María en las bodas de Caná quien se dio cuenta de las
necesidades que hacían falta porque estaba atenta (Jn 2,3).
✓ su particular predisposición hacia un amor de sacrificio y entrega
que nace de su relación con la maternidad, desde donde se siente
instrumento de la creación junto con Dios, y le lleva a desarrollar
de manera natural la compasión y ternura en la acogida y hospita-
lidad, así como una familiaridad hacia lo más vulnerable y margi-
nal (cárceles, prostitución, pobreza extrema, enfermos terminales,
etc.).
✓ su delicadeza en el lenguaje construido desde la afectividad, la in-
tuición, la sencillez y la humildad, y sobre todo, desde su capacidad
de escucha y empatía, de silencio, de comunicar, comprender y
de hacerse entender, que ayudan a establecer puentes y conexión
entre realidades diversas y fronterizas. Una capacidad de expresión
que toca al interlocutor, que matiza los detalles, que conecta con la
realidad y hace intuir la esperanza y la paz.

Podemos añadir también otras características, más cotidianas y no me-


nos importantes, que enriquecen el genio femenino como serían el sen-
tido práctico de las cosas o su sentido común, la estética y la belleza, su

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mujeres en camino 271

capacidad multidisciplinar, la intuición femenina que ayuda en la toma


de decisiones, la paciencia perseverante que siempre espera, …
Con todo ello, y tal y como dice Juan Pablo II en la carta a las mujeres,
damos gracias por todos estos aportes femeninos porque “enriquecen la
comprensión del mundo y contribuyen a la plena verdad de las relaciones
humanas”5. El genio femenino ha sido levadura discreta pero efectiva del
Reino de Dios, y en las últimas décadas, la consideración de la mujer ha
ayudado al cristianismo en la comprensión de la misericordia, la ternura
y el amor de Dios como Padre-Madre.

Algunos aportes desde la experiencia pastoral juvenil y colegial

Puesto que en esta misma colección de artículos se abordará más específica-


mente la contribución femenina en el ámbito social, en este apartado quisie-
ra plantear algunas cuestiones abiertas en el entorno de la pastoral educativa
en la infancia, adolescencia y juventud. Dichas reflexiones, que surgen del
contraste y diálogo con otros compañeros y compañeras de camino, quieren
poner de manifiesto las diferencias entre lo femenino y lo masculino:
• actualmente se están desarrollando proyectos de interioridad en el
ámbito educativo, comenzando desde las etapas más tempranas. La
puesta en marcha de sesiones de interioridad y relajación, nos ha
revelado que en Primaria, las niñas tienen más facilidad de pararse,
de silencio interior, de concentración y mayor capacidad de pro-
fundización que los niños;
• la presencia y respuesta en las actividades de pastoral colegial fuera
del horario reglado en Secundaria, como convivencias, pascuas o
encuentros intercolegiales, es mayoritariamente femenina;
• en el ámbito de la pastoral juvenil, podemos decir también que la
mayoría de las personas que se interesan y acuden a experiencias de
voluntariado y de servicio, son chicas;

5. Papa Juan Pablo II, Carta a las mujeres, 2. (1988) https://www.conferenciaepis-


copal.es/documentos/magisteriojpii/cartas/mujeres.htm

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272 marta garcía urquizo

• y en general, la participación femenina en la oferta pastoral colegial


y juvenil es mayor que la masculina: grupos, celebraciones, acom-
pañamientos, voluntariados, etc.

De estas breves constataciones, no pretendo sacar conclusiones, sino


plantear algunas preguntas que nos hagan reflexionar sobre lo femenino y
lo masculino en relación con la pastoral educativa, y que quizás podamos
extrapolar a otros ámbitos: ¿Por qué da la impresión de que las propues-
tas de pastoral son más atractivas o responden mejor a lo que las chicas
necesitan? ¿Podría ser que lo femenino es intrínseco a la evangelización,
la pastoral, la capacidad de interiorización, etc.? ¿Quizás las chicas están
más dispuestas y abiertas a las propuestas de crecimiento y de servicio?
¿Por qué, fuera del deporte y de las travesías por el monte, a los chicos les
cuesta mucho sumarse a experiencias de profundización?
Lo cual nos puede hacer plantearnos otras cuestiones sobre nuestro modo
de hacer pastoral: ¿Atendemos adecuadamente al proceso de crecimiento
en la fe de cada género? ¿Nuestra pastoral podría sacar mayor partido de
la diferencia entre chicos y chicas? ¿Podríamos profundizar más en las
dimensiones femeninas y masculinas para aportar desde su propio ser,
su visión, sus experiencias, sus conocimientos y sus expectativas, que son
diferentes y complementarias?

¿Qué decir del camino que falta por andar?

Como ya hemos dicho, hoy la acción concreta y cotidiana de la Iglesia se


hace presente a través de muchas personas, y en especial de muchas muje-
res consagradas, religiosas o laicas que trabajan en muchos y muy diversos
ámbitos. Y desde ahí, tenemos dos llamadas: la de reconocer y valorar esa
fuerza, experiencia y conocimientos de la mujer en la Pastoral; y al mismo
tiempo la de aprovechar la oportunidad de reflexionar sobre cómo apro-
vechar ese “genio femenino” y potenciar los aportes que su colaboración
representa para el presente y el futuro de la Iglesia.
Para ello, tengamos en cuenta que la aportación femenina siempre tendrá
matices de maternidad de vida, de sensibilidad y compasión para escuchar y

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mujeres en camino 273

comprender, capacidad de relación desde la cercanía y la ternura, de entrega


y disponibilidad. Y al mismo tiempo, no podemos olvidar su lealtad a la
justicia y su capacidad comunicativa como enormes potenciales la hora de
transformar la realidad. Todo ello puede ayudar a explorar nuevas posibili-
dades y matices de la Iglesia, la evangelización, el Reino, etc dando lugar a
conceptos más integrales, acogedores, liberadores e inclusivos.
Desde aquí y a modo de conclusión, señalo algunos caminos que podría-
mos soñar desde una comprensión más femenina e integral del mundo y
de la Iglesia:
• caminos que reconozcan y visibilicen el papel indispensable de la
mujer con lo que ella puede aportar desde su experiencia, discreta
y al mismo tiempo insustituible;
• caminos de diálogo, escucha, comprensión y comunión para toda
la humanidad, desde un mayor esfuerzo por “feminizar” el lengua-
je, algo cuya capacidad revolucionaria no hemos tenido en cuenta
de manera suficiente;
• caminos que muestren con más claridad el rostro femenino y ma-
terno de Dios, para descubrir que nos ama con locura a todos por
igual y desea que nos pongamos a su servicio;
• caminos donde hombres y mujeres, codo con codo, establezcan
las bases de una verdadera convivencia donde cada género aporte
desde su realidad y con las mismas posibilidades;
• caminos que promuevan una participación y corresponsabilidad
de hombres y mujeres en todas las áreas del ministerio de la Iglesia,
buscando el mayor bien independientemente del género;
• caminos de búsqueda en nuevos modos de evangelización y renova-
ción de la Iglesia, que den testimonios coherentes e inspiradores en
favor de la dignidad humana y de la esperanza en el Reino de Dios.

En el fondo, se trataría de romper prejuicios y abrirse a la novedad de lo


imposible, como lo hizo María al escuchar al ángel Gabriel “Hágase en
mí según tu palabra”.

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275

LOS LIBROS

RECENSIONES

Garrido, J, Pedagogía de la afectividad cristiana. Salmos y evangelios,


San Pablo, Madrid 2017, 357 pp.
El título centra el contenido del teologal, no en la meramente emo-
libro. Pedagogía: orienta y ayuda a cional. El amor teologal es el hori-
desarrollar la afectividad de la perso- zonte último y también el garante
na en su relación con Dios. El Señor de este crecimiento afectivo. Solo el
transforma a cuantos se acercan a Él, amor de fe puede purificar nuestro
asume nuestra realidad; por eso es deseo de Dios y centrarlo solo en Él,
una pedagogía “desde abajo y desde liberándonos de todo egocentrismo.
dentro” de nuestra propia existencia. Paradójicamente, no hay nada más
Afectividad: el autor, en diálogo liberador y respetuoso de la propia
permanente con el antropocentrismo autonomía que el abandono en Él.
secular, apuesta decididamente por la Los salmos y evangelios se comple-
perspectiva antropológica. La afecti- mentan y son mediación privilegia-
vidad es lo nuclear de la persona hu- da para encontrarnos con Él, que ha
mana. Lo afectivo es lo efectivo. tomado la iniciativa en su encuentro
Afectividad cristiana: comunicar- con nosotros. Los salmos desbordan
se con Dios es quedar afectado por de afectos hacia Dios. Orarlos es
Él; el texto parte de un principio sumergirse en toda esa hondura es-
antropológico básico: “la persona piritual, participar de ella, recrearla
está llamada a ser en sí más allá de sí” en el corazón y educar nuestra sen-
(pág. 64). Esta paradoja se plenifica sibilidad hasta llegar a participar de
en el amor de pertenencia a Dios. “los mismos sentimientos de Cristo”
La plena personalización del ser hu- (Fil 2,5).
mano se realiza en Cristo. Por eso El texto, dividido en cuatro par-
el texto se centra en la afectividad tes, dedica la primera a exponer el

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276 los libros

punto de vista de su discurso, el acción de gracias al Señor de toda la


modo de actuar el Señor en nuestra creación.
afectividad, la unidad en la diferen- Finalmente, en la cuarta parte,
cia entre deseo religioso y amor de concluye insistiendo en las claves de-
fe, los distintos niveles de lectura y sarrolladas a lo largo de todo el libro:
pistas para orar los textos bíblicos; y la necesidad de personalizar la fe, de
termina proclamando la misericor- enraizarla en la propia existencia, lu-
dia del Señor, que recrea, renueva y gar de encuentro con el Dios de la
alienta a cuantos se abandonan en historia; el don de la lectura teologal
Él; porque vivir teologalmente no es de la Biblia, “experiencia de relación,
proyectar la propia vida sino confiar. nace de la luz interior con que el Espí-
En la segunda parte, expone la im- ritu Santo lee en nosotros la Palabra”
portancia de los salmos para centrar (pág. 328); la Eucaristía, mediación
existencialmente nuestra afectividad privilegiada para el encuentro afecti-
en Dios; detalla las claves para orarlos, vo con Dios; y María, testigo incom-
subraya su riqueza afectiva (gratitud, parable de esta comunión de Amor.
confianza, súplica, intimidad, alaban- El libro se cierra con un epílogo
za, alegría, obediencia…); y termina donde el autor ora al Dios Uno y
invitando a orarlos con Jesús. El obje- Trino y se une al gemido de la Espo-
tivo es vivir en Él y desde Él. sa: “Ven, Señor Jesús”.
En la tercera parte, continúa el iti- El autor es un experto en acom-
nerario de crecimiento afectivo con el pañamiento en la fe. La sabiduría
Señor, dando las claves para orar los espiritual, orada y experimentada
evangelios a la luz del acontecimiento por su corazón creyente, desborda
histórico de la Resurrección. El pro- en todas sus páginas. Es maestro y es
ceso culmina en la contemplación del testigo, por eso su obra es tan valo-
Amor de Jesús, consumado hasta el rada pastoralmente.
extremo de morir por nosotros, pe- La hondura de sus reflexiones, su
cadores. La relación personal con Él, conocimiento de las diversas reaccio-
enraizada en la propia existencia, es lo nes de la persona humana ante Dios,
más efectivo para transformar nuestra unido a la sencillez de su estilo dialó-
afectividad a la medida de Dios. El gico conversacional, tanto al dirigirse
horizonte, por obra de su Espíritu, es al lector como en sus oraciones, fa-
insospechadamente consolador. Nos cilitan el introducirse en este camino
une a toda la Iglesia, Esposa enamo- de crecimiento afectivo con el Señor.
rada que celebra la Eucaristía donde
se unen cielo y tierra en alabanza y M.ª Dolores de Miguel Poyard

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recensiones 277

Martini, C. M, El sol interior. Nuestras fragilidades y la fuerza de Dios,


Sal Terrae, Maliaño (Cantabria) 2017, 238 pp.

El cardenal Martini, fiel a la ex- zar, perdonar y rehacer por Él” (pág.
hortación del concilio Vaticano II 53). Orar continuamente la Palabra
en la Dei Verbum, convirtió el cono- nos permitirá superar la debilidad de
cimiento de la Biblia en el objetivo nuestra propia naturaleza, vivir “de
último de toda su actividad pastoral; una manera digna de la vocación a
porque “al poseer la Palabra de Dios, el la que habéis sido llamados” (Ef 4,1);
cristiano posee, de un modo misterioso redimensionar la existencia cotidiana
pero real, lo que la Palabra nos prome- hasta límites insospechados, a la me-
te” (pág. 153). dida de Dios. Esta vida nueva en el
Promotor infatigable de la lec- Espíritu, disfrutada en diálogo ínti-
tio divina, proclama con su vida las mo con el Señor, brilla, desbordante,
palabras del salmo: “Lámpara es tu en esta obra.
palabra para mis pasos, luz en mi sen- La clave para avanzar con fruto
dero” (Sal 118). No en vano, “Ena- en todo este proceso es fortalecerse
morarse de Dios y de su Palabra” es el en el Señor, abandonarse confiada-
título de una de sus obras. mente en la fuerza del Resucitado,
El libro que ahora presentamos viva y actuante en nosotros. Este es
es la transcripción de unos Ejercicios el sol interior que ilumina, da ener-
Espirituales predicados por él a una gía y potencia insospechadamente,
comunidad de carmelitas descalzas. más allá de toda fragilidad.
Los puntos para la oración se cen- A lo largo del libro va desentrañan-
tran en la exhortación final de la do el sentido último del texto bíblico.
carta de san Pablo a los Efesios (Ef En un primer momento, lo contex-
6,10-18). El tema es la relación en- tualiza y explica exegéticamente; a
tre la contemplación del misterio y continuación, invita a confrontarlo
el combate espiritual en la vida cris- con la cultura actual y con la propia
tiana. El objetivo es que el Señor nos existencia personal; y, finalmente,
“conceda espíritu de sabiduría y reve- subraya su fuerza transformadora, su
lación para conocer cuál es la esperan- capacidad de elevarnos más allá de
za a la que habéis sido llamados por las tendencias reductoras latentes en
Él; cuál el tesoro de gloria que encierra nuestro contexto sociocultural y en
su herencia” (Ef 1,17-18). nuestro propio ser y caminar radian-
San Pablo nos pone “frente a Cris- tes y transfigurados, iluminada nues-
to Salvador, para que nos dejemos abra- tra mirada con la sabiduría de la fe.

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278 los libros

En los distintos capítulos, expli- los leones, apagaron la violencia del fue-
ca el significado alegórico de la ar- go…” (Heb 11,33-34).
madura necesaria para la victoria (el Desde esta experiencia íntima del
ceñidor de la cintura, la coraza, las Amor de Dios, que supera todo co-
sandalias, el escudo, el yelmo y la es- nocimiento, aborda las situaciones
pada). Cada una de estas metáforas de dolor, inherentes a toda vida hu-
alude a la fuerza del Señor resucita- mana: podemos convertirlas en “ins-
do, que viene en auxilio de cuantos trumento de ascenso hacia el monte de
le invocan y los reviste con sus armas Dios” (pág. 74).
poderosas: verdad, justicia, fortaleza, Concluye la obra subrayando la
fe, salvación, la Palabra de Dios. importancia de la recta intención,
Esta armadura nos libera del ego- de ofrecernos a nosotros mismos a
Dios, unidos al sacerdocio de Cristo.
centrismo que nos desalienta, nos per-
El texto respeta el estilo ágil, vivo
mite avanzar confiados, alzar la mira-
y directo de la lengua oral, en que fue
da y contemplar la victoria de nuestro
pronunciado; así se pueden seguir
Dios. Tomar conciencia del infinito
las charlas de este maestro espiritual
Amor de Dios, de la incomparable
“como si presente me hallase”. Esto,
riqueza que nos tiene gratuitamente unido a la claridad de su exposición,
reservada, nos ayuda a superar la mez- la hondura de sus reflexiones, su co-
quindad de nuestro pobre corazón y nocimiento de la Palabra y de los
a caminar humildes y confiados en Ejercicios Espirituales de san Ignacio,
nuestra dignidad de hijos amados de y su experiencia de oración, convier-
Dios. Esta es la experiencia de todos ten esta obra en una guía para el en-
los santos: “Por la fe conquistaron rei- cuentro con Dios en la propia vida.
nos, administraron justicia, consiguie-
ron las promesas, cerraron las fauces de M.ª Dolores de Miguel Poyard

O’Malley, J. W., Los jesuitas y los papas. Cinco siglos de historia, Men-
sajero, Bilbao 2017, 173 pp.
O’Malley, jesuita estadounidense un factor más dentro del complejo
especialista en historia de la Iglesia, contexto político y sociocultural de
ha publicado diversas obras de reco- cada momento histórico.
nocido prestigio internacional. En El resultado es un texto apasio-
esta, describe la relación entre los nante, una historia entretejida de
jesuitas y los papas, integrada como luz y oscuridad, aciertos y errores,

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recensiones 279

fidelidad y conspiración, honesti- dular. Así, por ejemplo, con Paulo


dad e intrigas… relatada con el rigor IV, la relación fue tormentosa e in-
científico del investigador, la objeti- terfirió gravemente en los asuntos
vidad para presentar los hechos con de la Compañía; ya cuando lo eli-
total transparencia (“los jesuitas no gieron, a Ignacio, cuentan sus com-
carecían siempre de culpa” pág. 89), pañeros, “se le estremecieron todos los
y el sentido del humor de quien se huesos de su cuerpo”. Gregorio XIII
abandona, en último término, en el los protegió y promovió la creación
Señor de la historia, con quien todo en Roma de un centro internacional
acaba convirtiéndose en bien. de formación del clero regido por
El texto comienza con un rápido ellos, convertido más adelante en la
recorrido de la historia de la vida reli- actual Universidad Gregoriana.
giosa de occidente, desde el siglo VI Benedicto XIV condenó los “ri-
hasta la fundación de la Compañía tos chinos” y los “ritos malabares” en
de Jesús en el siglo XVI. Los jesui- la India. Estas condenas le sirvieron
tas se integraron en una dinámica ya al anticlerical primer ministro por-
existente de interconexión entre los tugués, el marqués de Pombal, para
religiosos y el papado y la acrecen- presionar al papa para suprimir la
taron aún más con su “cuarto voto”. Compañía.
Con este voto reconocían la au- Pronto los enemigos de los jesui-
toridad del papa para enviarlos en tas dentro de la Iglesia formarían un
misión a cualquier lugar del mundo. frente común con los filósofos ilus-
Más adelante, por su firme compro- trados y las monarquías europeas,
miso con la defensa de la fe frente para quienes suprimir la Compañía
al protestantismo, se les identificó era el modo de mostrar su suprema-
como los defensores del papado; aun- cía frente el papado.
que ellos se debatían entre la postura El autor manifiesta su perplejidad
conciliarista y la papal. Este difícil ante lo imprevisible y sorprendente de
equilibrio muestra, ya desde el prin- la historia. Clemente XIV intentó aca-
cipio, la complejidad de esta relación. llar las presiones borbónicas, creando
Desde la aprobación de la Orden cardenal a un hermano del marqués
por Paulo III, en el siglo XVI, hasta de Pombal. “Nada podría ilustrar me-
su supresión, en el siglo XVIII, se su- jor los enredos entre las cuestiones religio-
ceden los papas favorables y hostiles sas, políticas y culturales de esta época,
a los jesuitas. El autor, con lucidez que la presencia, en el seno del Sacro Co-
y fina ironía, va perfilando las claves legio, del hermano de un gran enemigo
para entender este movimiento pen- de la Iglesia como Pombal” (pág. 113).

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280 los libros

Finalmente, el papa acabó firmando la de ironías, esta se lleva la palma” (pág.


supresión de la Compañía y con ello el 142). Más arriba describía a domini-
hundimiento moral de la Santa Sede y cos y jesuitas enzarzados en la contro-
el suyo propio. versia teológica De auxiliis como “en
Sorprendente es también que los una olla de grillos” (pág. 78).
jesuitas continuaran su labor en Pru- Las paradojas de la historia que-
sia y Rusia, apoyados por dos monar- dan también claras. Pío IX contó con
cas no católicos (Federico el Grande, el apoyo de los jesuitas para la defensa
luterano; y Catalina la Grande, orto- de la infalibilidad papal y la condena
doxa). del modernismo. Y Pío XII conde-
Con el estallido de la Revolu- na la nouvelle théologie y sanciona a
ción francesa, se comenzó a valorar varios teólogos jesuitas. Nadie sospe-
a los jesuitas como fuerza intelectual chaba entonces que, años después, las
para contrarrestar el caos reinante. voces de estos serían decisivas en el
Pío VII reconoció oficialmente a los Concilio Vaticano II.
jesuitas de Rusia como la auténtica Las dos guerras mundiales habían
Compañía de Jesús, esto conduciría derribado la fe en el progreso infinito
a su restauración universal en 1814. del liberalismo, y el conservaduris-
Desde 1815 a 1963, los jesuitas mo acabó admitiendo que había que
se identificaron, como nunca antes, integrar los cambios de mentalidad
con la causa del papa; interpretaban de la sociedad moderna. El padre
así su cuarto voto. Este ultramonta- General Arrupe revisó las formas de
nismo se explica como reacción a la vida jesuítica, lo que provocó una
Revolución francesa, sanguinaria- crisis interna en la Compañía y algún
mente anticlerical. La Ilustración, malentendido con Pablo VI. Juan Pa-
defensora del progreso, se confron- blo II se hizo eco de los recelos contra
taba con el catolicismo, baluarte de Arrupe e intervino insólitamente en
la tradición. Nacieron así dos pro- el Gobierno de la Compañía, nom-
gramas políticos opuestos: el liberal brando él mismo a un delegado suyo,
y el conservador. La estabilidad de Dezza, para que dirigiera la Orden.
la Compañía dependía de quién go- Poco a poco cayeron los recelos del
bernara en cada momento. papa. La Compañía, en la Congrega-
El autor subraya con humor cómo ción General 33, homenajeó a Arru-
jesuitas conservadores exiliados a Es- pe, a quien “muchos de ellos considera-
tados Unidos acabaron educando a ban un santo” (pág. 158).
sus alumnos en “la separación entre la El libro concluye con la fascina-
Iglesia y el Estado. En una historia llena ción por la propia historia, por lo

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recensiones 281

imprevisible de los acontecimien- y próxima en ocasiones al lenguaje


tos. ¡Quién habría podido intuir oral, contribuyen a la amenidad de
que después de esta larga historia de su relato, mantienen el interés hasta
encuentros y desencuentros el papa el final y lo hacen accesible a todo
mismo iba a ser un jesuita! tipo de público.
La claridad de su exposición, la
sencillez de su estilo, y su prosa ágil M.ª Dolores de Miguel Poyard

Kasper, W., Evangelio y dogma. Fundamentación de la dogmática, Obras


Completas, vol. 7, Sal Terrae, Santander 2018, 839 pp.
«El tema “Evangelio y dogma” se escribieran los cuatro evangelios,
me ha interesado desde los inicios de el Evangelio de Jesucristo se había
mi trabajo teológico. En 1964, justo condensado en fórmulas confesio-
en medio del resurgir que represen- nales concretas, a las que Pablo dice
tó el concilio Vaticano II, ese fue el que es necesario atenerse en su lite-
tema de mi lección inaugural en la ralidad (cf. 1 Cor 15,2). Kasper en-
cátedra de Münster. Desde entonces tiende en estas páginas el Evangelio
he vuelto a abordar reiteradamente no como «noticia labrada en piedra»,
esta temática en numerosos escritos, sino como un don infundido por el
que se reúnen en este volumen», nos Espíritu Santo en los corazones de
confiesa Kasper en el Prólogo. todos los bautizados (cf. 2 Cor 3,3),
La relación entre Evangelio y y eficaz asimismo fuera de la Iglesia,
dogma es un tema importante en la en los corazones de numerosas per-
teología moderna. La teología pro- sonas de buena voluntad. Así como
testante liberal intentó contraponer la Iglesia no es un esqueleto muerto,
el Evangelio como mensaje del rei- sino un organismo vivo, así la tradi-
no de Dios, que se nos ha acercado ción eclesial es una fuente que en el
a los hombres, al dogma y a su in- Espíritu Santo mana siempre fresca.
comprensible lenguaje abstracto. La El presente volumen sobre la
ciencia bíblica ha desenmascarado fundamentación de la dogmática
este intento como un falso dilema. reúne escritos publicados en los úl-
Jesús se presentó como un rabí, timos cincuenta años. (1964-2014).
como un maestro. Expuso una doc- Al leerlos se evidencia alguna que
trina asombrosamente nueva, que otra evolución en el pensamiento
había cobrado forma concreta en su del autor. A pesar de esta evolución
propia persona. Así, ya antes de que en los detalles, todas las contribucio-

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282 los libros

nes tratan de un problema del que la crisis del principio dogmático que
Kasper se ha ocupado desde 1964. estalló poco después, buscó caminos
Desde entonces ha intentado anali- para fundamentar de modo nuevo el
zar en todas sus facetas este tema y principio y el método dogmáticos,
desarrollarlo. Se trata de un proble- lo que incluye la pregunta por la im-
ma clave en la confrontación con la portancia fundamental.
historia moderna de libertad y de un La importancia básica y universal
problema fundamental de la teolo- del Evangelio, de la que se ha vuel-
gía ecuménica. to a cobrar conciencia, nos lleva a
¿De qué se trata? En el diálogo plantear la pregunta: ¿qué queremos
ecuménico con el cristianismo pro- decir cuando hablamos de «Evange-
testante, el tema «Evangelio y dogma» lio»? No nos referimos a los libros de
tiene que ver con la libertad del Evan- los cuatro evangelios. Estos son tes-
gelio en la Iglesia y respecto de ella y, timonio originario, perdurablemen-
por ende, con la libertad del cristiano te normativo, del Evangelio, pero no
en la Iglesia. En la confrontación con el Evangelio mismo. Tampoco debe
la Modernidad se trata de la libertad identificarse el Evangelio con la hi-
del ser humano en general o, por así pótesis científica que muchos in-
decir, de un evangelio de la libertad vestigadores extraen –con diferente
secularmente entendido y de la libe- resultado– de los cuatro evangelios
ración de todo tipo de dogmatismo, y presentan como el evangelio del
que considera que todos los proble- Jesús terreno, el llamado «Jesús his-
mas pueden resolverse a partir de tórico», contraponiéndolo luego con
principios preconcebidos. frecuencia críticamente al evangelio
La evidente crisis del principio más tarde anunciado en la Biblia y
dogmático y la necesidad de su re- en la Iglesia.
novación «me llevaron a confrontar- De esta visión abarcadora del
me críticamente con el reduccionista Evangelio y de su relación con la
concepto de dogma de los dos últi- Iglesia deriva el horizonte en el que
mos siglos y a preguntar constructi- deben encuadrarse los escritos de este
vamente por sus raíces más antiguas volumen sobre el lugar de la herme-
y su sentido más profundo». Lo que néutica de la Sagrada Escritura, so-
lleva al autor a afirmar que ya en el bre la Escritura y tradición y sobre
Nuevo Testamento hay doctrina y la comprensión de la tradición viva.
fórmulas doctrinales. Estimulado Algunos textos, sobre todo los de la
por los nuevos planteamientos del última parte, que surgieron en rela-
concilio Vaticano II, y en medio de ción con la problemática de la década

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recensiones 283

de 1960 y comienzos de la siguiente, dogma como realidad objetivable. El


experimentan en este contexto, y a la Evangelio es más bien, según la Escri-
luz de las publicaciones posteriores, tura, el poder del Señor elevado en y
un desarrollo y una profundización. sobre la Iglesia por mediación de la
Como primer resultado del actual palabra viva. El Evangelio no es, por
debate teológico puede afirmarse que tanto, una realidad histórica, sino un
la antigua contraposición de Evange- poder presente, que encuentra sin ce-
lio y dogma se ha hecho hoy impo- sar expresión en la profesión de fe y el
sible, puesto que el Evangelio no es testimonio de la Iglesia sin agostarse
una magnitud históricamente separa- nunca en ellos.
ble del proceso dogmático de tradi- La relación entre Evangelio y
ción. Pero a esta primera conclusión dogma es, por eso, signo del carác-
hay que añadirle de inmediato una ter fragmentario de nuestro conoci-
segunda: así como el Evangelio no es miento, pero también promesa de
históricamente separable del proceso un futuro conocimiento más perfec-
de tradición tampoco es dogmática- to cara a cara (cf. 1 Cor 13,12).
mente idéntico a este. El Evangelio
no viene dado en la Escritura ni en el Lázaro Sanz Velázquez

Nault, F., El Evangelio de la pereza, Editorial PPC, Madrid 2018,


159 pp.
La tradición católica ha valorado fin de ser verdaderamente un «buen
el trabajo y menospreciado la pereza, cristiano»? ¿Y si Dios mismo hubie-
considerada como un pecado capi- ra dado muestras de pereza cuando
tal. «La Iglesia tiene la convicción de la creación del mundo no acabando
que el trabajo constituye una dimen- su trabajo, dejando a los hombres
sión fundamental de la existencia del el cuidado con el fin de aprovechar
ser humano en esta tierra», escribía algunos momentos de descanso? ¿Y
Juan Pablo II en la encíclica Labo- si Jesús hubiera invitado a sus discí-
rem exercens pulos a practicar la «santa pereza»,
¿Y si, contrariamente a lo que se arte en el que sobresalía él mismo,
ha pretendido durante mucho tiem- evitando lo más posible trabajar,
po, la pereza no fuera considerada prefiriendo la palabra y el sueño a la
como un vicio, peor, como un pe- acción? Nuestro sentimiento de cul-
cado capital, sino como una virtud, pabilidad sería menor cuando noso-
como un objetivo a alcanzar con el tros mismos nos hacemos perezosos,

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284 los libros

cuando dejamos el trabajo en favor otra parte, subraya F. Nault, ¿no debe
de la ociosidad, que caracterizaba la ser considerada la Biblia como el li-
vida antes de la caída. Después de bro sagrado de la pereza cuyo sentido
todo, ¿no deberíamos, siguiendo al se habría, finalmente, desviado? Le
autor de este Evangelio de la pereza, parecía entonces romper un instante
considerar la pereza como un arte de con esta «santa pereza» a la que aspira
vivir, como una filosofía, como un desplegando un cierto esfuerzo con el
ideal a alcanzar, pero al mismo tiem- fin de justificarla teológicamente, de
po, como un medio de acercarnos a devolverle el lugar que merece para
Dios? ¿No habría, finalmente, en la convencer a su vez al lector de que se
pereza algo divino? convierta al Evangelio de la pereza.
La pereza a la que el autor aspira En su obra El derecho a la pereza
es la pereza considerada como arte (1880), el socialista ateo Paul Lafar-
de vivir, como filosofía. Con humor, ge, yerno de Marx, alababa la sabi-
ingenio y agudeza, F. Nault, profesor duría de la Iglesia, que garantizaba al
de exégesis y de teología en la Uni- trabajador 90 días de descanso al año
versidad de Laval, se entrega en este (domingos y días de fiesta). Consi-
pequeño volumen a una relectura deraba a un Jesús como «un destaca-
de ciertos episodios del Antiguo y do predicador de la pereza». En 1939,
del Nuevo Testamento con el fin de en un panfleto titulado Evangelio de
evocar (¡porque demostrar hubiera la pereza ‒ título asumido por Nault
sido muy agotador, incluso para una ‒, el caricaturista y escritor libertario
redacción realizada durante un año francés Henri Gustave Jossot traza
sabático!) que la «santa pereza» está un esbozo de Jesús como el de un
en el corazón de la enseñanza bíblica, auténtico holgazán.
que «hace de nosotros santos, seres Nault se inspira en estos prede-
vivientes». Abandonando el lengua- cesores suyos para ilustrar que en la
je sabio, se dirige con sencillez a su Biblia encontramos una enseñanza
lector, al que interpela directamente favorable a «la pereza como arte de
–por no decir que le susurra al oído vivir, la pereza como filosofía», reco-
como puede deducirse del tono tan nociendo que el trabajador que él
apacible adoptado– con el fin de es debe esforzarse para convertirse a
convencerle, mejor, incitarle a no esta ociosidad.
trabajar más. Porque la pereza es de Jesus, nos dice Nault, hace de
hecho una gran sabiduría, una sabi- unos pescadores alegres vagabundos,
duría divina que se revela en la Biblia realiza milagros sin esfuerzos, con
a quien sabe, o quiere, leerla bien. Por la sola fuerza de su palabra, felicita

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recensiones 285

a los obreros de la hora undécima, no es más que otra forma de agita-


prefiere la contemplación de María ción. La ley del mínimo esfuerzo
a la acción de Marta, duerme en una que canta Nault, mediante su rego-
barca sobre un mar desencadena- cijante relectura de la Biblia, solo es
do y advierte que lo que inquieta a válida si libera tiempo para la con-
los apóstoles es su falta de confian- templación.
za, ilustrando así, escribe Nault, «el Un libro original, chocante, a
fuerte lazo que une la fe y el sueño», y contracorriente, que puede ser leí-
elige entrar triunfalmente en Jerusa- do sin seguir el orden de las esce-
lén sobre un asno. «Jesús no va hacia nas, para tomárselo con calma y, al
su destino a trompicones o a su pesar, mismo tiempo, con «ligereza». Una
afirma Nault, sino que avanza a su crítica a la ideología dominante del
ritmo […] Como un sabio» (p. 81). trabajo, incluida la doctrina de la
Para ser sabiduría, precisa el au- propia Iglesia, hecha por alguien que
tor, la pereza debe ser bien utilizada, no es «perezoso por naturaleza».
es decir, ser una ocasión de pensar y
no de divertirse tontamente, lo cual Lázaro Sanz Velázquez

Torralba, F., Liderazgo ético. La emergencia de un nuevo paradigma,


PPC, Madrid 2017, 245 pp.

Nos confiesa F. Torralba al comien- complejidad, o bien no somos capaces


zo de su libro que «pretender escribir de captar lo más fundamental a causa
un libro sobre liderazgo es casi teme- de nuestra miopía intelectual.
rario. Todavía más intentar aclarar el Probablemente, la razón de tal
concepto de liderazgo ético y todas las cantidad de definiciones se debe, en
vertientes y dimensiones que incluye gran parte, a la diversidad de factores
una expresión de esta naturaleza». y de variables que inciden en el ejer-
La bibliografía sobre liderazgo es cicio de un buen liderazgo. Es difícil
amplísima. Hay tantas definiciones de poder sintetizar en pocas palabras
liderazgo como definidores. Cuando qué significa liderar bien una comu-
un concepto es definido de formas tan nidad, gobernar correctamente una
distintas por personas tan diferentes, organización, saber conjuntar bien
se puede deber a dos razones que no un equipo humano para que alcance
son excluyentes: o bien la cosa consi- sus máximos niveles de excelencia.
derada en sí misma es de una inmensa Sin embargo, si centramos la inves-

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286 los libros

tigación en la fórmula «liderazgo dar sentido a la actividad propia hu-


ético», el campo se limita significa- mana, una exigencia que responde a
tivamente, y más aún si el objeto de una llamada previa.
estudio es el «liderazgo espiritual». Al afirmar que la ética trasciende
Lo que Torralba se propone en este la reglamentación el autor no quiere
ensayo es profundizar en el significa- decir que entre en conflicto con la
do de la expresión «liderazgo ético». ley, ni proponer una actitud fuera de
Al «liderazgo espiritual» solo hace la ley. El campo de la ética y del de-
referencia de forma tangencial. recho no siempre coincide. El cam-
A pesar de las muchas definicio- po de la ética tiene que desarrollarse
nes que existen de liderazgo ético, se en el marco legal, pero algunas veces
puede decir con un cierto consenso lo trasciende porque el liderazgo éti-
que liderazgo ético es el que se fun- co promueve ideas y proyectos que
damenta en el respeto a la persona, la ley no exige, pero que benefician
en los recursos humanos y que se al conjunto de la organización y tie-
desarrolla a través de relaciones de ne efectos positivos en la marcha del
calidad humana y de la promoción cuerpo institucional.
de los miembros que configuran El liderazgo ético tiene como
una organización. Un líder ético no objetivo que las personas que cola-
piensa solo en el crecimiento mate- boran en el fin de una organización
rial de la organización que dirige, piensen por sí mismas, examinen sus
sino en el crecimiento del espíritu tareas, se sometan a crítica. Frente
humano, de lo que en la actualidad al modelo que busca el máximo be-
denominamos los intangibles. neficio con el mínimo coste posible
No deja de plantear el autor la re- emerge un nuevo paradigma de lide-
lación entre liderazgo y ética, expre- razgo centrado en las personas, en el
sada en la fórmula «liderazgo ético». cuidado de los seguidores, atento a
Según él, hace referencia sobre todo las necesidades y a las posibilidades
a una forma de ejercer el liderazgo, de los miembros de la comunidad.
a una forma de hacerlo que es res- Formar líderes es imprescindible,
petuoso con los derechos de las per- pero esto significa formarlos para
sonas, con las instituciones y con el vencer el miedo a liderar. Más allá
medio social, cultural y ecológico en de los conocimientos, de las técnicas
el que está asentada aquella organi- y de las habilidades comunicativas
zación. El móvil del liderazgo ético básicas para poder liderar grupos se
trasciende esta razón. Es una opción necesita la formación del carácter, de
personal y profesional, una forma de ese recurso intangible que mueve a la

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recensiones 287

persona a asumir responsabilidades la humildad, la sensibilidad, el cuida-


en situaciones de gran volatilidad. do, la templanza, el amor y la fe. La
Al reflexionar sobre el lideraz- raíz del liderazgo espiritual es la vida
go ético, Torralba se refiere también interior o bien la práctica espiritual.
al plano de las intenciones, a lo que Es una forma de liderar que nace de
mueve a alguien a liderar. En el mejor la llamada interior, de una exigencia
de los casos debería ser la voluntad de que emerge de las profundidades y
servicio y de donación, pero, aun en que conduce a la persona a liderar un
el caso de que fuera esta la motiva- proyecto, a llevar a cabo una misión
ción, ello no garantiza un buen lide- y a hacerlo porque cree que lo tiene
razgo, porque las formas de ejercerlo que hacer, que tiene sentido hacerlo,
son decisivas para poder valorar si se más allá de los beneficios o perjuicios
trata de un buen o mal liderazgo. personales que pueda tener.
El capítulo 5 está dedicado al «li- Después de presentar esquemáti-
derazgo espiritual», cuyo propósito es camente las características del lide-
«crear visión en todos los niveles, en el razgo espiritual, Torralba nos ofrece
individual y en el colectivo, empode- en el capítulo 6 algunos liderazgos
rar al equipo y a la organización des- del siglo XX que han dejado hue-
de el nivel jerárquico más alto hasta lla (Gandhi, Dag Hammarskjöld,
el último». Cuando se descubren los Luther King, Nelson Mandela, Jorge
niveles del liderazgo espiritual, aflo- Mario Bergoglio).
ran cualidades como la honestidad, la
integridad, el cuidado, la compasión, Lázaro Sanz Velázquez

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