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En el Perú, de un total de 405 mujeres víctimas de homicidio entre los años 2009y
2011 (enero-setiembre), el 34.8% lo fue a manos de sus parejas o ex parejas. Una
gran diferencia respecto al 1.6% de hombres víctimas de homicidio a manos de su
pareja o ex pareja mujer. Este año se han registrado en el Perú 73 casos de
feminicidio y 6 tentativas de feminicidio entre enero y noviembre;
Uno de los grandes retos del siglo XXI es la erradicación de la violencia de género.
Desde ese marco de referencia, la meta supone el reconocimiento y la utilización
de un paradigma de análisis: feminicidio-femicidio. El término apareció en la
segunda mitad del siglo pasado y su validación actual certifica que aquellos
conceptos políticos que se construyeron por la alianza entre los movimientos
sociales y la academia, sientan las bases para un cambio social sin precedentes.
Pero, ¿de qué hablamos cuando nombramos la palabra feminicidio? Hablamos de
un fenómeno visibilizado durante milenios, de un hecho normalizado desde los
inicios de la sociedad humana global. El asesinato de las mujeres por el hecho de
ser mujeres cometido por hombres -la definición más básica y que debería aparecer
en los diccionarios- es tan difícil de comprender y de asimilarse socialmente que
nos vemos en la necesidad fáctica de situarlo en el centro mismo de la barbarie.
Una barbarie que no distingue entre países del norte o países del sur, ni clases
sociales, ni origen étnico. Una barbarie, cuyo impacto planetario se manifiesta con
sus particularidades en cada sociedad y que aún hoy, en ciertos contextos, intenta
ser silenciada y desmantelada por el discurso dominante: patriarcal, androcéntrico
y misógino.
CAPITULO I
MARCO TEORICO CONCEPTUAL
1.1. CONCEPTOS DEL FEMINICIDIO.
La expresión femicidio y feminicidio, proviene de la voz inglesa femicide , expresión
desarrollada inicialmente en áreas de estudios de género y la sociología a principios
de la década de los 90.
La expresión femicide fue usada por primera vez, por Diana Russell en el Tribunal
Internacional sobre Crímenes Contra las Mujeres, celebrado en Bruselas en 1976;
femicide, surge como expresión para evidenciar a la mayoría de los asesinatos de
mujeres por parte de sus maridos, novios, padres, conocidos y también los
cometidos por desconocidos por ser un sustrato común la “misoginia” , crimines que
constituyen el extremo de la violencia hacia las mujeres.
CAPITULO II
LA VIOLENCIA FAMILIAR
En estos últimos años se ha venido dando una serie de programas y leyes en
defensa de los derechos del niño y la mujer. Sin embargo, ¿eso nos asegura el
bienestar?, ¿acaso estos programas y leyes bastarán para cesar los maltratos
físicos y psicológicos que se producen día a día contra ellos?
Es necesaria una protección legal, pero es urgente que nuestra sociedad adquiera
nuevos y mejores hábitos de crianza y convivencia. Aún en la posibilidad de parecer
alarmista, es menester una reeducación en cuanto al trato familiar, el que
lamentablemente para muchos está caracterizado por la violencia, el rechazo y la
indiferencia.
Para lograr el cambio de esta situación se requiere, en un inicio, el replanteamiento
de los papeles del padre y la madre frente a los hijos, con el fin de que éstos últimos
en el futuro respondan a las expectativas de sus progenitores.
Debemos ir, entonces, en búsqueda de las causas que son la semilla de un
ambiente familiar hostil y que, consecuentemente, producen una educación errónea
en nuestros niños.
El reconocimiento de los distintos géneros de violencia ejercida contra las mujeres
ha facilitado que éstas identifiquen las situaciones de abuso y conozcan sus
derechos.
Es decir, la mujer maltratada es aquélla mayor de edad que se ve sometida
repetidamente a abusos por parte de un varón con el que mantiene o ha mantenido
una relación íntima, bien sea de hecho o de derecho. Estas agresiones van desde
amenazas e insultos verbales hasta golpes y actos homicidas.
2.1. VIOLENCIA DOMÉSTICA.
La violencia psicológica y física con el cónyuge, el maltrato infantil y el abuso de los
niños. La violencia doméstica es un mal social que deriva en gran parte de los mitos
que rodean a los roles femenino y masculino aprendidos desde la infancia.
El hombre es el fuerte, el que domina, el jefe de familia, el que no llora ni muestra
sus emociones.
La mujer es atenta, obediente, sacrificada, da todo por los demás, sigue a su marido
"hasta que la muerte los separe".
La Violencia Doméstica es la práctica de una serie de tácticas coercitivas que los
abusadores usan para obtener y mantener control y poder sobre su pareja.
Según las indicaciones del Estatuto de la Florida 741.28, violencia doméstica se
refiere a cualquier ataque, ataque agravado, agresión agravada, agresión sexual,
acechar y seguir, asechamiento agravado, secuestro y encarcelamiento falso, o
cualquier ofensa criminal que resulte en daño físico o muerte de una persona de la
familia o de una persona que resida con la familia, por otra persona que también
reside o residía en la misma casa particular. Esto incluye hechos como:
Abuso físico -- Empujar, dar bofetadas, patear, dar puñetazos, tratar de
estrangular, y pegar.
Abuso verbal y emocional -- Amenazas, intimidación verbal, acechar el paso,
actuar sin controlarse la rabia.
Abuso sexual -- Cualquier contacto del cuerpo, tocarlo o forzando, sin que se
desee, o estar envuelto en acto sexual sin que, él o ella, lo deseen.
Podemos afirmar que la violencia es toda acción u omisión que altera la convivencia
pacífica de las personas, que se manifiesta de diferentes formas y grados, con
repercusión en la salud pública, sociedad, vida política y cultural de una comunidad.
2.2 VIOLENCIA COTIDIANA.
Es la que venimos sufriendo diariamente y se caracteriza básicamente por el no
respeto de las reglas, no respeto de una cola, maltrato en el transporte público, la
larga espera para ser atendido en los hospitales, cuando nos mostramos
indiferentes al sufrimiento humano, los problemas de seguridad ciudadana y
accidentes. Todos aportamos y vamos siendo parte de una lucha cuyo escenario
se convierte en una selva urbana. Existen, de acuerdo con J. Alemany , además de
un mecanismo económico (ya visto) , otros de carácter biológico psicológico y
cultural que caracterizan la violencia cotidiana en el marco del sistema neoliberal
actual
A) El llamado mecanismo biológico , consiste en la deshumanización , que
cataloga al "otro" como un "no ser humano". El objetivo es que "El otro", como
persona integral deje de ser importante para mí como ya lo es para el sistema
económico . Y es que ,parodiando a Primo Levy "un ser deshumanizado y un
sistema inhumano difunden y extienden su inhumanidad en todas direcciones y
especialmente hacia abajo" (cfr. Primo Levy: los hundidos y los salvados). De esta
manera se construye un individuo des-actualizado, des-relacionado. Des-
referenciado
B) Un mecanismo psicológico referido a la incapacidad para para procesar
adecuadamente la capacidad de amar y valer , bien por exceso, bien por defecto.
Tanto en un caso como en otro caso se genera violencia. Los referentes de persona
triunfadora que presenta el modelo actual , favorecen un individualismo
hobbesiano, y una competitividad feroz que acaba destruyendo redes afectivas,
generando frustración y ansiedad permanentes y convirtiendo a los vecinos en
desconocidos, y a compañeros de trabajo en contrincantes.
C) Un mecanismo cultural que da coherencia a lo anterior a través de la
universalización de unos nuevos modelos y pautas pseudoculturales basadas en la
inmediatez de lo inmediato y en la superficialidad de las relaciones, que enlaza
además con los afectos y desafectos de carácter psicológico y que convierte a la
persona en un puro cóctel de sensaciones. Todo ello con el fin de que el individuo
construya sus creencias y opciones vitales desde la identificación de felicidad con
un consumo de bienes y estímulos, de manera que cuando esta realidad no se
consigue la persona se frustra y su agresividad se transforma en violencia
2.3. TIPOS DE MALTRATO.
La violencia existe, esto es una verdad innegable, el ser humano tiene dentro de sí
el impulso que lo lleva a desear el poder y el control de su medio ambiente social y
natural. Cuando ambas tendencias se conjugan el hombre y la mujer actúan
imponiendo la ley del más fuerte. Esto nos ha llevado al exterminio de animales,
plantas, medio ambientes y civilizaciones humanas completas.
Sin embargo, cuando es capaz de sublimar estos impulsos, los logros son
espectaculares, la violencia se torna en un impulso creador capaz de inventarlo
todo, y el deseo de poder y control en una capacidad de inventiva que nos llevara
a las estrellas.
Dentro del nucleo familiar, base de la sociedad, se dan estos mismos fenómenos
en torno a las relaciones interpersonales, tanto entre los diferentes estratos de
edades como entre los sexuales, dependientes de la familia de origen, etc. Una de
las tareas fundamentales de la familia es la educación y crianza de los hijos. La
forma en la que se ha dado esta educación y en la que se aplica la disciplina ha
variado enormemente a lo largo de la historia humana, no es dificil imaginar al
hombre prehistorico golpeando o mordiendo a su hijo, tal y como lo hace el lobo
con su cría cuando le enseña una lección.
2.4. MALTRATADORES.
Socialmente no hay un prototipo de maltratador; puede ser de clase alta o baja, con
estudios o sin ellos, joven o viejo. «Es un perfil plano», dice Bonino, que trata a
unos 50 de estos hombres al año. Su conducta no tiene por qué estar ligada al
consumo de alcohol o drogas -en el 80% del caso no lo está y tampoco a
desviaciones psíquicas.
«Lo único que tienen en común es que son hombres y que tienen muy interiorizada
la idea de que la mujer está a su disponibilidad», afirma Bonino. Según asimilen
más o menos esta idea se convertirán en un tipo diferente de agresor: asesinos,
violentos físicos o psicológicos, controladores… En ocasiones los hombres con
mayor status social y cultural recurren a formas más sutiles de violencia, como la
psicológica, mientras que los que tienen un nivel cultural menor optan directamente
por los golpes.
CAPITULO III
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN EL PERU
En los diarios de circulación local y nacional podemos observar noticias
relacionadas al aumento de la violencia en nuestra sociedad, reportándose también
casos de crímenes a mujeres. Su incremento y características, así como la
permanencia de altos índices de violencia contra la mujer llevaron a Amnistía
Internacional– Sección Peruana y al CMP Flora Tristán, a plantearse la necesidad
de abordar el problema conociéndolo en su real magnitud, mediante la elaboración
de una base de datos que nos permita una primera aproximación empírica a la
situación.
La investigación se ha llevado a cabo desde febrero del año 2003 y se ha mantenido
constante hasta el momento. Las fuentes de investigación han sido dos diarios
importantes a nivel nacional y local: “La República” y “Ajá”. Estas fuentes fueron
elegidas teniendo en cuenta criterios tales como la cobertura, la forma de abordar
la noticia y su grado de detalle.
En lo referido al primer punto, ambos medios de comunicación tienen una
importante cobertura de ámbito nacional y local, respectivamente, llegando a
distintos sectores de población. Asimismo, el tratamiento noticioso es diferente, lo
que nos permite corroborar los datos mediante la comparación de la información en
uno y otro caso. Finalmente, se combinan en estos dos diarios datos específicos y
extensos; así, “La República” tiene la característica de darle un seguimiento
detallado a la noticia, mientras que “Aja” aborda el hecho de manera
sensacionalista, exaltando los detalles de las mismas y con un lenguaje que
discrimina a la mujer y que representa a un sector de la prensa amarillista en
nuestra sociedad.
Un primer avance de esta labor revela que durante el periodo comprendido entre
febrero de 2003 y septiembre de 2005 se han registrado 265 mujeres víctimas de
feminicidio en nuestro país. Esta cifra podría ser mayor, si pensamos en los casos
que la prensa puede desconocer o que no son denunciados ante las autoridades,
sobre todo en las provincias y pueblos del interior del Perú.
En nuestra legislación penal existen una serie de tipos penales en los cuales se
contempla y caracteriza los atentados contra la vida de las personas; en este
sentido, los casos de feminicidios podrían inscribirse en los siguientes tipos:
HOMICIDIO SIMPLE (Art. 106 del Código Penal- CP).- Se configura este delito
cuando alguien mata a otra persona, tiene por tanto que existir dolo o intención por
parte del agresor de causar la muerte de la víctima. Tiene una pena privativa de
libertad no menor de seis ni mayor de 20 años.
PARRICIDIO (Art. 107º del CP).- Se configura cuando el agresor sabe que está
matando a su ascendiente, descendiente, natural o adoptivo, o su cónyuge o
concubino. Se sanciona con pena privativa de libertad no menor de quince años.
HOMICIDIO CALIFICADO-ASESINATO (Art. 108 del CP).- Es aquel homicidio que
se da dentro de cualquiera de las siguientes circunstancias:
1. Por ferocidad, por lucro o por placer.
2. Para facilitar u ocultar otro delito.
3. Con gran crueldad o alevosía, lo que implica actuar sobre seguro para producir
un daño.
4. Por fuego, explosión, veneno o por cualquier otro medio capaz de poner en
peligro la vida o salud de otras personas.
Todas tienen una pena privativa de libertad no menor de 15 años.
HOMICIDIO POR EMOCIÓN VIOLENTA (Art. 109 del CP).- En este caso, el que
mata lo hace por que se encuentra bajo el imperio de una emoción violenta que las
circunstancias hacen excusable. Tiene una pena privativa de libertad, no menor de
tres ni mayor de cinco años. Existe una agravante que se da cuando concurre el
parricidio, teniendo entonces pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor
de 10 años.
HOMICIDIO CULPOSO (Art. 111 del CP).- Es aquel homicidio en el cual no existe
intención de matar; sin embargo, por culpa o negligencia se ocasiona la muerte de
una persona. Tiene una pena privativa de libertad no mayor de dos años o con
prestación de servicio comunitario. Existe una agravante cuando son varias las
víctimas del mismo hecho o cuando el delito es resultado de la inobservancia de
reglas técnicas de profesión, de ocupación o industria; en este caso, la pena
privativa de libertad será no menor de dos años ni mayor de seis años e
inhabilitación para el ejercicio de la profesión.