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org/es/news/feature/2017/07/10/sustainable-mobility-for-the-
21st-century

Movilidad sostenible para el


siglo XXI
Por Mahmoud Mohieldin y Nancy Vandycke

Uno de los desafíos ambientales y sociales más difíciles de nuestro


tiempo es la gestión de la movilidad de las personas y los bienes. En
2030, el tráfico de pasajeros superará los 80 000 millones de
pasajeros-kilómetros —un aumento de 50 %— y el volumen de carga
crecerá en 70 % a nivel mundial.

En lugares de rápido crecimiento, como India, China, África al sur del


Sahara y Asia sudoriental, miles de millones de personas tendrán
expectativas de estilo de vida más altas y nuevas aspiraciones en
materia de movilidad. Megaproyectos como la Iniciativa Un Cinturón,
Una Ruta (i) conectarán a más de la mitad de la población mundial y a
aproximadamente un cuarto de los bienes y servicios que se
desplazan alrededor del mundo a través de vías marítimas y
carreteras. A nivel mundial, se espera que el número de vehículos en
las carreteras se duplique en 2050.

Tener una perspectiva a largo plazo que se centre en la sostenibilidad


es un factor decisivo en el futuro de la movilidad. Sin embargo, el
transporte no fue aprobado como un Objetivo de Desarrollo Sostenible
(ODS) (i) independiente, en gran medida porque el sector no tuvo una
sola voz para influir en este proceso mundial. Algunos elementos del
transporte fueron incluidos en diversos ODS (por ejemplo, seguridad
vial, emisiones de carbono, etc.) y, durante los últimos dos años, la
comunidad internacional asumió varios compromisos relacionados con
el transporte. Por ejemplo, el transporte es un componente normativo
clave del programa de acción que han acordado los Estados en
desarrollo sin litoral, (i) permitiéndoles transformarse en países con
conexiones terrestres. También, la comunidad internacional aprobó la
Nueva Agenda Urbana en la Conferencia Hábitat III celebrada en
Quito, (i) Ecuador, en que se delineó la importancia y la necesidad de
mejorar la sostenibilidad de los sistemas de transporte para mitigar los
desafíos de la rápida urbanización.

El transporte proporciona un entorno crítico que permite apoyar el


desarrollo económico y social necesario para alcanzar los ODS. Por
ejemplo, el transporte es un consumidor primario de energía de
combustibles fósiles, de modo que es crucial el logro del ODS 7 (i)
sobre energía. Asimismo, el transporte es indispensable parar
conseguir el ODS 9 (construir infraestructuras resilientes) (i) y
el ODS 11 (lograr que las ciudades y las comunidades sean
sostenibles, mediante mejoras en la seguridad vial [i] y la ampliación
del transporte público). (i) Además, el acceso a los caminos rurales
está muy relacionado con la incidencia de la pobreza y existe una
fuerte relación entre la actividad del transporte y el desarrollo
económico.

El sector del transporte tiene el potencial de mejorar las vidas y los


medios de subsistencia de miles de millones de personas —su salud,
su ambiente, su calidad de vida— y de estabilizar el cambio climático.
Pero hoy en día, el transporte va en la dirección equivocada,
contribuyendo a grandes desigualdades en el acceso a oportunidades
económicas y sociales, aumentando el número de muertes debido a
accidentes de tráfico, el uso intensivo de combustibles fósiles, las
emisiones masivas de gases de efecto invernadero, así como también
la contaminación atmosférica y acústica.

Los desafíos sociales, ambientales y económicos son evidentes. Sin


embargo, todavía se registra un vacío de liderazgo a nivel mundial; no
existe un conjunto claro de principios que permita transformar el
sector. Hay una manera de avanzar, pero será necesario que todas
las partes interesadas trabajen juntas para lograrlo:

Primero, el sector no puede seguir aplicando un enfoque


fragmentado. Es hora de lograr una mayor coherencia y tener una sola
voz para influir en los procesos mundiales y nacionales. El enfoque
adoptado hasta ahora, en el cual una gran cantidad de actores —
organismos de las Naciones Unidas, bancos multilaterales de
desarrollo, industria fabril, la sociedad civil, etc.— actúan de manera
independiente, no han logrado aportar las acciones y el financiamiento
necesarios para transformar la movilidad. No es imposible reunir a
estos diferentes actores. Los asociados del sector de energía
emprendieron esta misma travesía en 2010: conseguir que la energía
se convirtiera en un activo habitual en todos los acuerdos mundiales
de desarrollo sostenible y poseer la credibilidad y la confiabilidad que
se requieren para atraer a asociados s privados y asociados que
proporcionan financiamiento para el desarrollo.

Segundo, es necesario definir claramente los objetivos que sustentan


la movilidad sostenible. En esta línea, el marco de los ODS no
proporciona una trayectoria bien definida para la movilidad, sino que
más bien incluye elementos que sirven de base. Por ejemplo, los ODS
incorporan los conceptos de “acceso universal”, seguridad vial,
eficiencia energética y muertes debidas a la contaminación
atmosférica. A partir de ahí, es posible definir una visión para la
movilidad sostenible, en torno a cuatro metas mundiales: 1) acceso
equitativo; 2) seguridad y protección; 3) eficiencia, y 4) contaminación
y capacidad de respuesta a problemas climáticos. Bajo esta visión, la
movilidad sostenible incluiría una mejor provisión de infraestructura y
prestación de servicios para apoyar el movimiento de mercancías y de
personas. Este resultado se alcanzaría solo porque las cuatro metas
se persiguen simultáneamente y se establecen soluciones de
compromiso entre ellas.

Tercero, se debe transformar radicalmente la evaluación económica


de los proyectos de transporte. Los análisis de costos y beneficios
tradicionales de tales proyectos se centran en la reducción del tiempo
de viaje, un indicador de la eficiencia. Sin embargo, hay una solución
de compromiso entre la velocidad y las muertes violentas, por ejemplo.
Los costos de los accidentes pueden realmente revertir (PDF, en
inglés) los beneficios esperados de la eficacia al aumentar las
velocidades del transporte. Integrar otras dimensiones de la
sostenibilidad, como la seguridad, (i) las características ecológicas y la
inclusión, afectarán de manera perceptible la evaluación de los
proyectos y, por lo tanto, transformarán el diseño de los proyectos, y
este es el camino correcto. Por ejemplo, no se debe financiar ningún
proyecto de carreteras sin tomar debidamente en cuenta la seguridad,
la equidad y el impacto climático.

¿Cómo puede la tecnología ayudar al futuro de la movilidad? La


tecnología será el pilar de la movilidad en el futuro. En 2020, una gran
porción de conexiones y dispositivos móviles se encontrarán en Asia y
el Pacífico, Oriente Medio y África. Una mayor cantidad de datos y una
mayor conectividad pueden conducir a una movilidad más eficiente y
conveniente, ofreciendo grandes oportunidades para que los países
en desarrollo dejen atrás tecnologías y prácticas anteriores. Por
ejemplo, los avances en el análisis, la automatización y la “internet de
las cosas” ya están mostrando grandes promesas en la reducción del
consumo, incluido el consumo de energía. Los servicios de movilidad
adicionales que se ofrecen a los usuarios de los teléfonos inteligentes
ya han comenzado a acercarse al uso compartido de vehículos en
muchas megaciudades, en la medida que se vuelven más comunes
servicios basados en la tecnología, como el car-sharing(compartir un
vehículo), el ride-hailing (transporte privado mediante una red de
contactos directos entre particulares) y carpooling (uso compartido de
vehículos). La tecnología de vehículos conectados y autónomos
podría ayudar a optimizar la utilización de las carreteras, ahorrando
potencialmente miles de millones de dólares en expansión de
infraestructura futura.

Pero se deben considerar los riesgos relacionados con las nuevas


tecnologías junto con los beneficios potenciales. Fundamentalmente,
el automóvil sigue siendo el elemento base del futuro inmediato de la
movilidad. El mundo podría de este modo poner fin a ciudades
congestionadas que tienen una escasez de ingresos fiscales para
mantener las carreteras, junto con masivas pérdidas de empleos
vinculadas a la automatización. Mientras los responsables de tomar
las decisiones se han centrado hasta ahora en cómo mejorar la
movilidad y cambiar hacia modos de transporte públicos, la próxima
frontera será definida por acciones que eviten movimientos físicos
innecesarios de las personas y las mercancías, mediante el uso de la
tecnología.

A nivel mundial, el Grupo Banco Mundial está ayudando al sector del


transporte a compaginar las acciones y el financiamiento tras una
visión común acerca de la movilidad sostenible. En el marco de la
plataforma Movilidad Sostenible para Todos, (i) el Grupo Banco
Mundial ha reunido a un grupo diverso y de alto nivel de partes
interesadas del transporte (PDF, en inglés) que se han comprometido
a transformar la movilidad. Esta plataforma incluye bancos
multilaterales de desarrollo, organismos de las Naciones Unidas,
Gobiernos donantes, organizaciones no gubernamentales, la sociedad
civil mundial y la comunidad académica. Estos asociados se reunirán
en torno a una visión común, con objetivos bien definidos;
desarrollarán un mecanismo de rendición de cuentas para el sector,
con indicadores que permitan medir los avances, y enunciarán un
programa de acción y de financiamiento para transformar el sector. El
Grupo Banco Mundial ya está incorporando esta visión de la movilidad
sostenible en sus préstamos del sector del transporte. Además, se
deben considerar evaluaciones de seguridad en el diseño de todos los
nuevos proyectos de transporte como parte del nuevo marco de
salvaguardias ambientales y sociales. (i)

Es crucial que el transporte forme parte del diálogo mundial sobre la


implementación de los ODS. En julio de este año, en la sede de las
Naciones Unidas, los países se reunirán con ocasión del
segundo Foro Político de Alto Nivel (i) de carácter anual, y compartirán
cómo están poniendo en práctica los ODS a nivel nacional. En el foro,
el Grupo Banco Mundial y el Departamento de Asuntos Económicos y
Sociales de las Naciones Unidas convocarán a un amplio grupo de
partes interesadas a compartir y entregar comentarios sobre el
borrador del Informe de Movilidad Mundial, que es el primer intento
destinado a examinar el desempeño del sector del transporte a nivel
mundial y su capacidad de apoyar el desarrollo sostenible. El informe
final será dado a conocer en octubre.

Todos los asociados pueden aportar sus experiencias y perspectivas


únicas para mejorar el transporte. Si estas partes interesadas trabajan
juntas, pueden configurar el futuro de la movilidad, asegurando a la
vez que todos los ODS se muevan en la dirección de poner fin a la
pobreza e impulsar la prosperidad compartida.

Mahmoud Mohieldin, primer vicepresidente Agenda de Desarrollo


2030, Relaciones ONU y Alianzas, Grupo Banco Mundial

Nancy Vandycke, economista principal y asesora económica del


Departamento de Prácticas Mundiales de Transporte y TIC, Grupo
Banco Mundial

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