Sie sind auf Seite 1von 19

MANEJO EFECTIVO DEL TIEMPO

Manejar el tiempo significa lograr que las cosas que se han planeado se cumplan en un tiempo
razonable. esto significa lograr una mayor eficiencia en lo que se hace. El tiempo no se recupera
debemos intentar invertirlo en cosas que valgan la pena y de la mejor manera posible.

Sin administrar el tiempo se hace imposible el progreso. Todo lo que hacemos requiere tiempo,
por ello es esencial concentrarsen en los resultados, no en estar ocupados, no es saturarnos de
actividades sino concentrarnos en las cosas apropiadas, segun sus prioridades.

Maneras de encontrar mayor tiempo:

-Habilidad para establecer metas por escrito y ordenadas por prioridades:

-Estar pendiente e interesado.

-Confiar en lo escrito, no en la memoria

-Al levantarse pensar en positivo

-Tener copia de los documentos y papeles mas importantes

Acciones para optimizar el uso del tiempo:

-Establecer y planificar objetivos en forma clara

-No replanifique obsesivamente

-Sea organizado en lo personal, en su ppelería y correspondencia.

- Evite las interrupcioners y distracciones

-Aprenda a delegar

-Aprenda a controlar el tiempo de las llamadas telefónicas

-Preguntese si es necesario, urgente o importante

- Planifique sus conversaciones con anticipación

-Tratar de ir al grano, otros también estan ocupados

-Aprenda a comunicarse

-Concentrese en lo que hace

CONCEPTO DE PLANIFICACIÓN
La planificación, la planeación o el planeamiento, es el proceso metódico diseñado para obtener
un objetivo determinado. En el sentido más universal, implica tener uno o varios objetivos a
realizar junto con las acciones requeridas para concluirse exitosamente. Otras definiciones, más
precisas, incluyen “La planificación es un proceso de toma de decisiones para alcanzar un futuro
deseado, teniendo en cuenta la situación actual y los factores internos y externos que pueden
influir en el logro de los objetivos”. Va de lo más simple a lo complejo, dependiendo el medio a
aplicarse. La acción de planear en la gestión se refiere a planes y proyectos en sus diferentes
ámbitos, niveles y actitudes.

Establecer horarios: Con frecuencia nos lamentamos porque el tiempo no nos alcanza para hacer
todo lo que tenemos que hacer. Debemos aprovechar el tiempo al máximo, mediante la
planeación del trabajo. Elaborar un horario de estudio adaptado a nuestras necesidades, ya que
nos ayudará a mejorar nuestras notas, y nos dejará tiempo libre para disfrutar de otras
actividades.

1.1. Ventajas De Tener Un Horario Planeado Para Estudiar:

Crea un hábito de estudio, lo que constituye una base fundamental para el futuro.

Ayuda a la concentración. Es más fácil poner atención en la actividad que hay que realizar si se
cuenta con un tiempo determinado para hacerla.

Sirve para ser consciente del propio rendimiento y regular esfuerzos.

Permite compaginar el estudio con el tiempo libre y disfrutar de otras actividades.

Ayuda a librarse de la ansiedad que nos trae la acumulación de tareas pendientes.

1.1.2. Características De Un Plan De Estudio Efectivo:

Realista: adaptado a la edad, capacidad y disponibilidad que tengamos. Es conveniente programar


el trabajo de manera que se pueda cumplir; sobre todo al principio, para podernos sentir capaz de
cumplir con lo establecido, para que no sentirnos frustrados si no lo podemos cumplir.

Personal: adecuado a las necesidades que tengamos. Determinemos cuál es el mejor momento del
día para dedicarlo al estudio, qué actividades extraescolares se realizan normalmente y dejemos el
tiempo necesario para el descanso y el ocio.

Flexible: preparado para imprevistos. Hay que tener en cuenta que, con mayor o menor
frecuencia, surgen compromisos que nos obligarán a modificar horarios y actividades, pero
intentaremos que afecten lo menos posible a las tareas prioritarias establecidas en el horario.

Escrito: que sirva de recordatorio de las actividades programadas y de referencia de las tareas que
se han cumplido o no.
¿Quieres aprender a planificar tus horarios de estudio?
Aquí te dejamos una serie de consejos y recomendaciones
que te serán de gran ayuda.
Una de las dificultades para aprender y asimilar lo explicado por el docente en
el aula es la falta de organización y su impacto en el aprovechamiento del
tiempo, pues no tener claro cómo administrarlo de forma productiva genera
un alto porcentaje de horas ociosas que terminan con el incumplimiento de
asignaciones, la inversión en actividades de poca importancia y el reprobar
algunas materias de gran dificultad.

Al respecto, Ramón (2012) en el texto Técnicas de Estudio para Universitarios,


expone:

La organización de nuestro tiempo significa que tenemos que adaptarnos al


trabajo que realizamos como a nuestras características propias, sin embargo,
la mayoría de nosotros realizamos nuestras actividades sin guiarnos de un
horario, tal es así que la hora no es igual para todos, para algunas puede ser
muy corta y para otras una eternidad (s.p)

Un cambio organizacional tanto en la casa como en el aula podría ser una


posible solución a esta adversidad en el campo académico y para eso es
necesario tomar en consideración algunos aspectos:

Valero (2011) en su artículo titulado Técnicas de Estudio para la Revista de


Claseshistoria señala lo siguiente:

o Anotar todos los días en la agenda los deberes, el material especial que se
deba traer a clase, los trabajos a entregar y las fechas de los exámenes. Hasta
que su uso se convierta en un hábito.
o Elaborar un horario personal y real de estudio para llevarlo a la práctica.
o La evaluación y el seguimiento del proceso sin detenimiento.

¿Cuánto tiempo debo dedicarle al estudio?


Muchos autores estiman que lo ideal sea un aproximado de tres horas diarias,
incluyendo periodos de descanso progresivos.

¿Qué debería considerar al momento de establecer


estos lapsos de estudio?
El grupo de horas escogidas:

1.

Lo ideal serían las tres horas en un solo bloque, es decir, corridas, pues esto
exige de nosotros compromiso y concentración, evita que alguna otra
actividad se inmiscuya y nos disperse de nuestro objetivo. En consecuencia
lo ideal sería contar con todas las herramientas necesarias antes de iniciar
las horas de estudio para así no tener que invertir parte de ese tiempo
buscándolas.

El momento del día:

1.

Es importante escoger un bloque horario en que el no existan muchos


factores de distracción como el ruido del ambiente, que interfiera con la
ingesta de alimentos o con el momento de la digestión. El horario
comprendido entre las 5:00 p.m. y las 8:00 p.m. es bastante recomendable
porque no se junta con ninguna comida, ya ha pasado el almuerzo, la
merienda y todavía al terminar podemos cenar e ir a dormir. Tampoco es
muy tarde, lo que no afecta el bloque horario del sueño que también es
bastante importante para arrancar la jornada del siguiente día.

Considerar el resto de actividades:

1.

Dedicarle tiempo al estudio tampoco consiste en un aislamiento del resto


de las actividades cotidianas. Puedes ejercitarte, recrearte, compartir con tu
familia… sin dejar de estudiar. Por supuesto, todo dependerá de qué tan
bien distribuyas tu tiempo y respetes los periodos establecidos para cada
ocasión.

Momentos de descanso:

1.

No es sinónimo de productividad el hacer sin descanso las tres horas de


estudio, por el contrario, detenerse cada cierto tiempo y desconectar con la
asignación nos permite despejar y retomar con mayor energía y atención.
Comienza por descansar unos 5 minutos por la primera hora, luego unos 10
y por último unos 15 minutos.

Flexible, pero no demasiado:

Tú puedes descansar un día a la semana y decidir no estudiar, pero a su vez


debes reponer esas tres horas no dedicadas y sumarlas al resto de los días de
la semana.

Finalmente recuerda que es preferible calidad que cantidad. Es mejor unas


tres horas diarias, unas 5 veces a la semana y mantener ese ritmo de cara al
examen o evaluación que hacerlo sin detenimiento dos días seguidos antes de
la prueb

¿Quieres aprender a planificar tus horarios de estudio? Aquí te dejamos una serie de consejos y
recomendaciones que te serán de gran ayuda.

Una de las dificultades para aprender y asimilar lo explicado por el docente en el aula es la falta de
organización y su impacto en el aprovechamiento del tiempo, pues no tener claro cómo
administrarlo de forma productiva genera un alto porcentaje de horas ociosas que terminan con el
incumplimiento de asignaciones, la inversión en actividades de poca importancia y el reprobar
algunas materias de gran dificultad.

Al respecto, Ramón (2012) en el texto Técnicas de Estudio para Universitarios, expone:

La organización de nuestro tiempo significa que tenemos que adaptarnos al trabajo que
realizamos como a nuestras características propias, sin embargo, la mayoría de nosotros
realizamos nuestras actividades sin guiarnos de un horario, tal es así que la hora no es igual para
todos, para algunas puede ser muy corta y para otras una eternidad (s.p)

Un cambio organizacional tanto en la casa como en el aula podría ser una posible solución a esta
adversidad en el campo académico y para eso es necesario tomar en consideración algunos
aspectos:

Valero (2011) en su artículo titulado Técnicas de Estudio para la Revista de Claseshistoria señala lo
siguiente:
Anotar todos los días en la agenda los deberes, el material especial que se deba traer a clase, los
trabajos a entregar y las fechas de los exámenes. Hasta que su uso se convierta en un hábito.

Elaborar un horario personal y real de estudio para llevarlo a la práctica.

La evaluación y el seguimiento del proceso sin detenimiento.

¿Cuánto tiempo debo dedicarle al estudio?

Muchos autores estiman que lo ideal sea un aproximado de tres horas diarias, incluyendo periodos
de descanso progresivos.

¿Qué debería considerar al momento de establecer estos lapsos de estudio?

El grupo de horas escogidas:

Lo ideal serían las tres horas en un solo bloque, es decir, corridas, pues esto exige de nosotros
compromiso y concentración, evita que alguna otra actividad se inmiscuya y nos disperse de
nuestro objetivo. En consecuencia lo ideal sería contar con todas las herramientas necesarias
antes de iniciar las horas de estudio para así no tener que invertir parte de ese tiempo
buscándolas.

El momento del día:

Es importante escoger un bloque horario en que el no existan muchos factores de distracción


como el ruido del ambiente, que interfiera con la ingesta de alimentos o con el momento de la
digestión. El horario comprendido entre las 5:00 p.m. y las 8:00 p.m. es bastante recomendable
porque no se junta con ninguna comida, ya ha pasado el almuerzo, la merienda y todavía al
terminar podemos cenar e ir a dormir. Tampoco es muy tarde, lo que no afecta el bloque horario
del sueño que también es bastante importante para arrancar la jornada del siguiente día.

Considerar el resto de actividades:

Dedicarle tiempo al estudio tampoco consiste en un aislamiento del resto de las actividades
cotidianas. Puedes ejercitarte, recrearte, compartir con tu familia… sin dejar de estudiar. Por
supuesto, todo dependerá de qué tan bien distribuyas tu tiempo y respetes los periodos
establecidos para cada ocasión.

Momentos de descanso:

No es sinónimo de productividad el hacer sin descanso las tres horas de estudio, por el contrario,
detenerse cada cierto tiempo y desconectar con la asignación nos permite despejar y retomar con
mayor energía y atención. Comienza por descansar unos 5 minutos por la primera hora, luego
unos 10 y por último unos 15 minutos.

Flexible, pero no demasiado:

Tú puedes descansar un día a la semana y decidir no estudiar, pero a su vez debes reponer esas
tres horas no dedicadas y sumarlas al resto de los días de la semana.

Finalmente recuerda que es preferible calidad que cantidad. Es mejor unas tres horas diarias, unas
5 veces a la semana y mantener ese ritmo de cara al examen o evaluación que hacerlo sin
detenimiento dos días seguidos antes de la prueba.

Manejar los imprevistos


Los imprevistos son una fuente de estrés bastante considerable por su propia naturaleza
imprevisible. Sin embargo, la paradoja es posible: sí se pueden prever los imprevistos. Aquí
vamos a ver algunas ideas para poder planificarlos y manejarlos adecuadamente cuando se
presenten:

* Organiza un equipo de colaboradores que te ayude en momentos de urgencia.

Crea y ten a mano una lista de personas que te puedan ayudar. Cuando surja el imprevisto no
tendrás tiempo de ponerte a buscar… así que hazlo antes y ten la lista actualizada.

Desde la canguro hasta la gestoría, pasando por el informático de confianza o un equipo de


vendedores freelance que puedan dar servicio a tus clientes.

* Prepara siempre un Plan B.

Anticipa soluciones para no tener que hacerlo sobre la marcha con la presión de la urgencia.

Calcula los riesgos de tu trabajo (o de tu entorno en la vida privada) y los fallos que se puedan
producir, y diseña las posibles soluciones que te saquen del apuro. El Plan B deberá servirte de
guión para solucionar el imprevisto con el mínimo desgaste.

* Mantén alta tu autoconfianza.

Con el firme convencimiento de que vamos a ser capaces de salir adelante, las eventualidades
serán más manejables.

Cree en ti, saca autoconfianza de experiencias anteriores que resolviste con éxito, enfócate en
obtener resultados: esto te permitirá reducir presión y tener la mente más clara.

* Decide con rapidez.

Cuando el curso normal de los acontecimientos se tuerce, es fundamental reaccionar rápido y


adaptarse a las circunstancias. No va a servir de nada sentarse a lamentar la mala suerte, o
buscar culpables.

Aprende técnicas de decisión y de resolución de problemas para que cuando las necesites,
puedas utilizarlas sin pérdida de tiempo.

* Mantén un colchón económico.

Normalmente las empresas lo hacen: tienen sus propias reservas para imprevistos, porque
siempre aparecen.

En la medida de lo posible, intenta reservar una parte de tus ingresos a los imprevistos, porque
aunque no los vayas a necesitar, te darán seguridad.

Manejar los imprevistos

Los imprevistos son una fuente de estrés bastante considerable por su propia naturaleza
imprevisible. Sin embargo, la paradoja es posible: sí se pueden prever los imprevistos. Aquí vamos
a ver algunas ideas para poder planificarlos y manejarlos adecuadamente cuando se presenten:

* Organiza un equipo de colaboradores que te ayude en momentos de urgencia.

Crea y ten a mano una lista de personas que te puedan ayudar. Cuando surja el imprevisto no
tendrás tiempo de ponerte a buscar… así que hazlo antes y ten la lista actualizada.

Desde la canguro hasta la gestoría, pasando por el informático de confianza o un equipo de


vendedores freelance que puedan dar servicio a tus clientes.

* Prepara siempre un Plan B.

Anticipa soluciones para no tener que hacerlo sobre la marcha con la presión de la urgencia.

Calcula los riesgos de tu trabajo (o de tu entorno en la vida privada) y los fallos que se puedan
producir, y diseña las posibles soluciones que te saquen del apuro. El Plan B deberá servirte de
guión para solucionar el imprevisto con el mínimo desgaste.

* Mantén alta tu autoconfianza.


Con el firme convencimiento de que vamos a ser capaces de salir adelante, las eventualidades
serán más manejables.

Cree en ti, saca autoconfianza de experiencias anteriores que resolviste con éxito, enfócate en
obtener resultados: esto te permitirá reducir presión y tener la mente más clara.

* Decide con rapidez.

Cuando el curso normal de los acontecimientos se tuerce, es fundamental reaccionar rápido y


adaptarse a las circunstancias. No va a servir de nada sentarse a lamentar la mala suerte, o buscar
culpables.

Aprende técnicas de decisión y de resolución de problemas para que cuando las necesites, puedas
utilizarlas sin pérdida de tiempo.

* Mantén un colchón económico.

Normalmente las empresas lo hacen: tienen sus propias reservas para imprevistos, porque
siempre aparecen.

En la medida de lo posible, intenta reservar una parte de tus ingresos a los imprevistos, porque
aunque no los vayas a necesitar, te darán seguridad.

Los hábitos de estudio se pueden aprender y desarrollar con ciertas técnicas para mejorar el
rendimiento académico y la habilidad de aprender. Estos hábitos son importantes para niños,
adolescentes, universitarios y adultos que tengan que estudiar con frecuencia, ya que en caso
contrario puede ser difícil aprobar los exámenes.

Llega la época de exámenes y piensas que ya deberías haber empezado a estudiar. Sin embargo,
todavía te quedan trabajos por hacer, no has podido organizar el material, tienes dudas de última
hora…
1. Prepararse los exámenes con antelación

Si estudias un examen que tienes dentro de tres meses durante 3 horas semanales, lo aprenderás
mucho mejor.

Es más, los conocimientos se asentarán en tu memoria a largo plazo, es decir, los podrás usar en tu
vida real y los conservarás durante un largo tiempo.

Si estudias el día antes, o dos o tres días antes, puede que apruebes, pero los conocimientos se
quedan en la memoria a corto plazo y terminarán por perderse.

Estudiar días antes sirve solo para aprobar, te conviertes en un estudiante que apruebas con
conocimientos mediocres.

2. Estudia con energía y sin hambre

Tener hambre hará que estés distraído y sin energía, haciendo mucho más difícil la concentración.

Por ello, es muy importante que hayas desayunado o comido antes de comenzar a estudiar.

Entre otros alimentos, las almendras y las frutas son buenas opciones.

3. Alternar los lugares de estudio

Si alternas los lugares donde estudias mejorarás la atención y la retención del aprendizaje.

Además, estudiar durante semanas en un mismo lugar puede llegar a ser fatigoso y aburrido.

Alternar entre diversas bibliotecas o salas de estudio y tu casa es una buena opción.

4. Ponerse exámenes de prueba o ficticios

Ponerte preguntas o exámenes ficticios de prueba es mucho más efectivo que subrayar o releer.
Estarás preguntándote posibles preguntas y estarás practicando para la prueba real.

Es decir, habrás hecho antes muchos posibles exámenes y el examen real será uno más.

Además, probablemente en los “exámenes ficticios” te pondrás preguntas que coincidirán con las
del examen real. Cuantos más intentos hagas mejor.

5. Haz ejercicio o da paseos antes de los exámenes

Una investigación realizada en la Universidad de Illinois demostró evidencia de que 20 minutos de


ejercicio antes de un examen puede mejorar el rendimiento.

Es una equivocación general –tanto en padres como en alumnos- pensar que el día del examen o
el día antes hay que estar amargado, sin salir y estudiando durante todo el día.

El examen no lo apruebas el día antes, lo apruebas durante todas las horas que has dedicado los
meses o semanas anteriores.

6. Leer de manera comprensiva

chica joven leyendo

En primer lugar, es importante que leas con atención. Para que tu estudio sea eficaz, debes ser
capaz de leer comprensivamente. Ello significa leer lento, profundo y de manera reflexiva.

Además, para un aprendizaje eficaz, debes ser capaz de darte cuenta de cuándo no estás
comprendiendo lo que lees, para poder corregir conceptos erróneos.

Leer comprensivamente implica profundizar en el contenido del texto, hacerse preguntas y todo
ello favorece la memorización del temario.

Todas las habilidades que forman parte de la comprensión en la lectura se denominan


“metacomprensión”.
La metacomprensión es el conocimiento que tienes acerca de tu cognición y la conciencia acerca
de cómo funciona. Si tu metacomprensión es alta, eres capaz de monitorear tu comprensión
lectora de manera efectiva.

Avanzar sin entender lo que lees o memorizar sin comprender puede confundirte y olvidarás
rápidamente lo estudiado.

7. Aprender a planificarse

planificación en pizarra

Es necesario elaborar una planificación si quieres ser efectivo y eficaz en tu trabajo. De este modo
conseguirás mayor rendimiento invirtiendo menos esfuerzo.

Cuando planificas tu estudio, tu tarea se resume en adaptar tu trabajo o estudio diario a lo fijado
en el plan, de modo que dejas de improvisar sobre qué hacer en cada momento y evitas la
procrastinación propia de no hacer nada cuando tienes muchas cosas por hacer.

Con la planificación estás fomentando la creación de un hábito, te permite concentrarte durante


más tiempo, evitas la acumulación de trabajo para el último día y te permite ir más relajado.

Hacer una buena planificación pasa porque seas consciente de cuáles son tus capacidades, tus
limitaciones (de concentración, rapidez a la hora de estudiar…) y que lo adaptes por tanto a tus
características individuales.

No olvides que, en caso necesario, siempre puedes hacer reajustes sobre la planificación. Es
importante que sea flexible y rectificable, pero esto no significa que puedas saltártela y luego
reorganizarla. Esto debe ser así por si surgen imprevistos.

Además, es importante que sea realista y que la pongas por escrito para consultarla diariamente.
Cuando la cumplas, anótalo visualmente para poder verlo.

Establece un calendario en papel y anota ahí cada cosa que sucede. Te permitirá ver a lo largo del
tiempo qué te funciona, qué te hace perder tiempo, cuál es el tiempo que precisas para cumplir
todas las metas… y te permitirá ajustarte mejor a tus necesidades reales.
8. Intentar estudiar todos los días el mismo tiempo

niña concentrada

Debes convertir el estudio en una práctica que te ayude a llevar adelante tus objetivos y a crear
una manera de estudiar que te permita obtener confianza en ti mismo.

Intenta encontrar un equilibrio entre tu disponibilidad y tus horas más óptimas de estudio
(concentración) para intentar ajustar tu planificación.

Si te planificas adecuadamente, logras cumplirlo y además mantienes una rutina óptima de


estudio, evitarás estudiar la noche anterior al examen, que contrariamente a lo que muchos
estudiantes realizan, es una decisión equivocada.

9. Tomar buenos apuntes y preguntar en clase

niña rubia sonriendo

Si dedicas tiempo a planificarte y a estudiar pero el material de base no es bueno, de poco servirá
el esfuerzo invertido.

Por todo ello, analiza la forma en la que tomas apuntes, intentando cuidar los aspectos en los que
incides (ideas relevantes, coherencia, orden, limpieza…).

Si logras ser una persona rápida y aseada y tomas bien los apuntes, no necesitarás pasarlos
después a limpio y ahorrarás tiempo.

No obstante, si por cualquier circunstancia no es posible, lo adecuado es que cuando acabe la


jornada escolar, revises los apuntes del día y los pases a limpio cuidando todos estos aspectos.

Cuando tomes notas, intenta buscar abreviaturas que te permitirán ir más rápido y concentrarte
más en lo que dice el profesor.

Cuando estés escuchando la lección en clase, intenta prestar la máxima atención posible y
pregunta todas las dudas que tengas. Esto facilitará la comprensión del temario y además te
ahorrará tiempo a la hora de estudiar.
Además, acostúmbrate a buscar información sobre aquello que no entiendes. Utiliza internet,
manuales de información, etc., pero asegúrate de que toda la información que estudias la
comprendes y eres capaz de relacionarla con el temario que estudias.

Es un método imprescindible para lograr un aprendizaje profundo y que te ayudará a afrontar las
preguntas del examen.

10. Mantene el material de estudio actualizado

libros académicos

Mantener el material actualizado requiere de constancia. Cada día repasa lo visto en clase y no lo
dejes todo para el último día.

Si mantienes el material al día, podrás preguntar al momento cualquier duda que te surja, lo que
evitará que momentos antes del examen te encuentres con gran cantidad de información que no
comprendes y eres incapaz de manejar y de memorizar.

Ten en cuenta también el tipo de examen al que te enfrentas, porque el material puedes y debes
adaptarlo a ello.

No es lo mismo tener un examen oral, donde es imprescindible una buena fluidez verbal, la
capacidad de reacción o el dominio rápido de la materia, que un examen de desarrollo, de
preguntas cortas o tipo test.

Prepárate para cada tipo de examen y practica los requisitos que precisas para cada uno de ellos.

Para un examen oral, repasa los temas en voz alta y busca una persona a quien contarle los temas.
Esta persona debe ser capaz de decirte tus puntos fuertes y débiles para que seas capaz de
mejorar de cara al día del examen,

En un examen oral es importante que te muestres seguro y confiado y que realices un esquema
mental antes de contar la lección. Presta atención a lo primero y a lo último que dices, dado que
tiene importancia relevante para el que escucha.

Es importante que distribuyas bien el tiempo y que seas capaz de relacionar los conceptos.
Si el examen es de preguntas cortas, has de ser capaz de sintetizar de manera adecuada, tienes
que tener buena memoria y un dominio grande de la materia.

Si el examen es tipo test, lee las instrucciones muy bien. Suele parecer un examen más sencillo
porque es de reconocimiento, pero habitualmente los errores descuentan, por lo que un despiste
puede jugarte una mala pasada.

11. Cuidar el lugar de estudio y eliminar los elementos distractores

ejercicios niña

Todo ello pasa porque elimines todos los elementos distractores: aparatos electrónicos, materiales
que puedas tener encima de la mesa… Es imprescindible que tu lugar de estudio esté despejado.

Es recomendable que esté iluminado con luz natural, pero si no es posible y estudias con luz
artificial, es más adecuada la luz azul. Ten en cuenta también la temperatura, dado que influye en
el estudio.

Dado que pasarás ahí mucho tiempo, tiene que ser un lugar cálido y cómodo. Cuida el silencio
porque los ruidos te distraerán y te sacarán de la concentración del estudio.

En cuanto a la música, puedes estudiar en silencio o con una música suave de fondo si te ayuda a
concentrarte.

Cuando vayas a sentarte para estudiar, coge todos los elementos que preveas que vas a necesitar
y déjalos cerca de tu alcance. Esto evitará que te desconcentres porque debas levantarte a por
cosas que necesitas.

12. Establecer metas concretas

frases de metas

Comienza poco a poco. Es el modo de construir un aprendizaje significativo, de empezar a


asimilarlo y no abandonarlo a los pocos días.
Las metas que establezcas deben ser realistas, específicas, claras y concretas. Debes saber qué
objetivos debes cumplir, no sólo a largo y medio plazo, también a muy corto plazo.

Cuando consigas alcanzar cada uno de esos objetivos, prémiate. Debes alabar el esfuerzo que has
realizado. Estos premios deben ser cosas pequeñas y que te ayuden a continuar dentro de la
dinámica de estudio y es necesario que te motiven.

Por ejemplo, un premio puede ser hablar con un amigo, mirar un rato el móvil… Un premio no es,
por ejemplo, levantarse a estirar las piernas o ir al baño. Tiene que ser algo que tenga un valor
reforzante para ti.

Por eso los refuerzos ante los objetivos o metas propuestas son personales y propios de cada uno
de nosotros.

Si tienes tareas o trabajos muy complicados, distribúyelos en tareas más pequeñas, que no te
bloquean ni paralizan y te permiten manejarlo mejor y seguir avanzando sin agobiarte por el
volumen de trabajo.

13. Utilizar técnicas de estudio

técnicas de estudio

Dentro de unos buenos hábitos de estudio, es recomendable que utilices técnicas de estudio. Nos
referimos al subrayado, al resumen, al uso de mapas mentales, esquemas…

Todo ello ayuda a centrar la atención, facilita la comprensión, te ayuda a discriminar lo relevante
de las ideas secundarias, favorece la capacidad de análisis y síntesis y facilita el estudio.

Las técnicas de estudio te ayudan a reducir el tiempo de estudio y facilita los repasos que haces los
momentos más próximos al examen.

El repaso es importante para afrontar bien un examen. Tal y como argumentan los estudios sobre
la curva del olvido: una vez estudiamos algo, la mayoría de la información se desvanece en los
momentos posteriores.
Para contrarrestarlo, es imprescindible el repaso. Para ello, planifícalos también en tu guía de
estudio. Por ejemplo, varios días después de haber estudiado un tema, guarda un espacio de tu
tiempo para repasar temas pasados.

Conforme estudias, ve tomando notas a medida que lees. Si vas realizando un esquema general
del material que tenga coherencia y sentido para ti, recordar los detalles te será más sencillo.

Si hay ideas o conceptos que no logras retener, utiliza un “sistema de fichas o post-it”. Anótalos y
déjalos en un lugar visible de modo que puedas consultarlo asiduamente y esto favorezca la
retención.

14. Hacer pequeños descansos

descanso para el café

Es importante que estudies en varios periodos seguidos y que intercales pequeños descansos
después de cada etapa de estudio.

Distribuye el tiempo que te has propuesto para estudiar según una clave para ti: cada hora un
descanso, o después de estudiar cada tema, etc.

Cuando distribuyas el material que estudiarás, asigna el tiempo tanto al estudio como a los
descansos. Ten en cuenta que la atención se mantiene alrededor de 30-40 minutos.

Puedes, por ejemplo, descansar al menos 5 minutos dentro de cada hora de estudio y cuando
lleves ya alrededor de 3 horas, alarga más el descanso.

Una vez cumplido, refuérzate. Haz algo que te guste y que te ayude a desconectar.

A veces es adecuado estudiar en compañía porque, si ambos estáis por la labor de cumplir vuestra
planificación, estudiaréis el tiempo propuesto y os animaréis a ello y podréis utilizar juntos los
descansos para evadiros y hablar de otras cosas.

15. Dedicar más tiempo a las asignaturas difíciles

niño sentado en libros


Es importante que a la hora de planificarte tengas en cuenta qué asignaturas son más difíciles, así
como también en cuáles de ellas tienes mayor volumen de material para estudiar. Esto te facilitará
el trabajo y te ayudará a optimizar recursos.

Ten en cuenta también que sería muy útil que pusieras el orden de estudio de cada asignatura
según tu nivel de concentración.

Si sabes que tu nivel de concentración es muy bueno nada más comienzas a estudiar, estudia
primero las asignaturas que requieren mayor complejidad.

Si, por el contrario, eres de aquellas personas que se distraen al principio y que pasado un tiempo
comienza a concentrarse, empieza por una asignatura sencilla y deja las complejas para más
adelante.

16. Mantener una actitud positiva y automotivarse

niños felices estudiando

Una actitud negativa o síntomas como la ansiedad o el ánimo decaído se asocian también a
problemas de bajo rendimiento académico asociado a la pérdida de motivación y a la baja
frecuencia de actividades que se relacionan con el estudio, es decir, a falta de hábitos de estudio.

La propia motivación, o entendida de otro modo, la capacidad para demorar las gratificaciones, así
como la capacidad de autocontrol son imprescindibles a la hora de mantener hábitos adecuados
que nos permitan alcanzar exitosamente nuestros objetivos.

La presencia de ansiedad o síntomas depresivos lleva a situaciones donde no podemos adaptarnos


de manera efectiva a las demandas académicas, llevándonos así mismo a problemas en el
rendimiento académico.

Diversas investigaciones han encontrado relación en cuando a presentación de problemas


relacionados con la ansiedad y depresión en población universitaria, el perfil de hábitos de estudio
que mantienen y su relación con el rendimiento académico.

Por todo ello, intenta mantener una actitud positiva, intenta relajarte y encontrar momentos para
el disfrute, realiza deporte que te ayudará a calmar la ansiedad.
CÓMO PREPARARSE PARA UNA EVALUACIÓN
Vienen los exámenes, hay que ponerse a estudiar, y muchos no comprenden que es necesario,
imprescindible, establecer una rutina de estudio y seguir ciertas pautas para tener éxito en las
evaluaciones. La realidad es que si hasta ahora lo que está haciendo no te dio resultado, ¿por qué
no probar otra cosa? Te aseguro que verás resultados excelentes. Si te decidís, ahí va un listado de
pautas:

1) Determinar qué temas abarca la evaluación. En los exámenes finales, hay que tener el programa
de la materia y verificar con el profesor cuáles entrarán en el examen.

2) Determinar cuál es el material que se debe leer (capítulos del libro de texto, fotocopias,
apuntes, ejercitaciones elaboradas en clase, material periodístico, etc.). Tené por seguro que si el
profesor te dio una lectura, un texto, un autor, te va a preguntar sobre eso. La carpeta de clase,
imprescindible que esté completa. Si no la tenés, así pedí ayuda a tus compañeros.

3) Elaborar un cronograma: fijar horas de estudio cada día para determinada cantidad de material
y reservar un día para el repaso y para la autoevaluación.

4) Comenzar a leer el material y cotejar con los apuntes de clase, con las correcciones y las
aclaraciones del profesor. Este es el momento de aplicar técnicas de estudio: la lectura
comprensiva, la identificación de palabras o expresiones clave, el titulado marginal, la elaboración
de resúmenes y síntesis o de esquemas de contenido. ¿Para qué creen que se los enseñaron
durante el año?

5) Repasar y fijar conocimientos.

6) Autoevaluarse en forma oral o escrita, con el fin de detectar los puntos que aún no se
entienden, para insistir en su lectura y en su interpretación.

7) Conviene estudiar y repasar con algún compañero, ya que puede advertir detalles que a uno se
le pasan por alto, y viceversa.

Das könnte Ihnen auch gefallen