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MUCHAS veces hemos visto maravillados cómo en una fría mañana invernal los patos nadan
en el estanque sin una aparente preocupación por ser mojados por las frías aguas; cuando
por fin dejan el estanque, simplemente se sacuden de las gotas superficiales y su plumaje
queda tan seco como antes de su contacto con el agua. Al observar las aguas estancadas es
frecuente ver insectos que con gran seguridad van y vienen corriendo sobre la superficie del
agua. Ambos fenómenos tienen que ver con el hecho muy conocido de que el agua y el
aceite no se mezclan.
Tanto el cuerpo del insecto como el plumaje de los patos se encuentran cubiertos por una
capa de grasa que los hace impermeables.
Cuando la ropa u otros objetos se manchan con grasa y tratamos de lavarlos con agua
sucederá lo mismo que con el plumaje de los patos: el agua no moja a la mancha de aceite.
El agua, por lo tanto, no sirve para limpiar objetos sucios con aceites o grasas; sin embargo,
con la ayuda de jabón o detergente sí podemos eliminar la mancha de grasa. El efecto
limpiador de jabones y detergentes se debe a que en su molécula existe una parte lipofílica
por medio de la cual se unen a la grasa o aceite, mientras que la otra parte de la molécula es
hidrofílica, tiene afinidad por el agua, por lo que se une con ella; así, el jabón toma la grasa
y la lleva al agua formando una emulsión (Figura 16).
Figura 16.
SAPONIFICACIÓN
Los jabones se preparan por medio de una de las reacciones químicas más conocidas: la
llamada saponificación de aceites y grasas.
Los aceites vegetales, como el aceite de coco o de olivo, y las grasas animales, como el
sebo, son ésteres de glicerina con ácidos grasos. Por eso cuando son tratados con una base
fuerte como sosa o potasa se saponifican, es decir producen la sal del ácido graso conocida
como jabón y liberan glicerina. En el caso de que la saponificación se efectúe con sosa, se
obtendrán los jabones de sodio, que son sólidos y ampliamente usados en el hogar. En caso
de hacerlo con potasa, se obtendrán jabones de potasio, que tienen consistencia líquida.
CH2—O—CO—R CH2—OH
| |
CH—O—CO—R + 3 NaOH CH—OH + 3 R—CO—ONa
| |
CH2—O—CO—R CH2—OH
nicos, lo que los hace más solubles y más apropiados para lavar ropa. Evidentemente se
podrán obtener sales de ácidos grasos con otros metales, especialmente con calcio, ya que
el hidróxido más abundante y barato es la cal, Ca(OH)2. Ahora bien, si la saponificación se
hace con cal, el producto será el jabón de calcio, Ca(OCOR)2. El problema es que este
jabón es un sólido duro e insoluble, por lo que no sirve para los fines domésticos a los que
se destinan los jabones de sodio.
Los jabones de sodio tienen un amplio uso en nuestra civilización, por lo que la industria
jabonera es una de las más extensamente distribuidas en el mundo entero.
FABRICACIÓN DE JABÓN
Cuando el agua que se usa para lavar ropa o para el baño contiene sales de calcio u otros
metales, como magnesio o fierro, se le llama agua dura.
Este tipo de agua ni cuece bien las verduras ni disuelve el jabón. Esto último sucede así,
porque el jabón reacciona con las sales disueltas en el agua y, como consecuencia, produce
jabones insolubles, de acuerdo con la siguiente reacción:
Por tanto, cuando se utilizan aguas duras, la cantidad de jabón que se necesita usar es
mucho mayor, ya que gran cantidad de éste se gasta en la formación de sales insolubles.
Como consecuencia de ello, el jabón no produce espuma hasta que todas las sales de calcio
o magnesio se han gastado produciendo una sustancia insoluble, la cual, además de su mal
aspecto, une su acción deteriorante de las telas, puesto que ese material duro queda
depositado entre los intersticios de los tejidos.
De la misma forma, cuando el agua dura se usa en calderas, la sal de estos metales se
adhiere a los tubos dificultando el intercambio de calor y, por lo tanto, disminuyendo su
eficiencia.
DETERGENTES
Dado que los detergentes han resultado ser tan útiles por emulsionar grasas con mayor
eficiencia que los jabones, su uso se ha popularizado, pero, contradictoriamente, han creado
un gran problema de contaminación, ya que muchos de ellos no son degradables. Basta con
ver los ríos rápidos que llevan las aguas municipales para darse cuenta de cómo se elevan
en ellos verdaderas montañas de espuma. Para evitar esto, se han hecho esfuerzos por
sustituir la cadena lateral (R) ramificada por una cadena lineal, la que sí sería
biodegradable. Los detergentes son muy variados, y los hay para muy diversos usos;
simplemente, para ser efectivos en las condiciones de temperatura que se acostumbran en el
lavado industrial de los distintos pueblos de la Tierra, tiene que variar su formulación.
El lavado industrial en Europa se acostumbra hacer a alta temperatura, entre 90 y 95° Por
su parte, en los Estados Unidos se hace entre 50 y 60°, mientras que en México se realiza a
temperatura ambiente.
Las diferentes condiciones de temperatura en las que se realiza el lavado trae problemas a
los fabricantes de detergentes. Éstos deben estar seguros de que el detergente se disuelve en
agua a la temperatura adecuada. Los detergentes más comunes en los Estados Unidos no
son fácilmente solubles en frío. Los agentes blanqueadores como el perborato, que funciona
bien en caliente, cuando se utiliza en frío tienen que ser reforzado con activadores, pues en
agua tibia los blanqueadores pierden eficiencia.
ENZIMAS
El problema con los obreros se debió principalmente a que los detergentes producen polvo
que, al ser aspirado, pasa a los pulmones. Esto se ha resuelto fabricando detergentes con
gránulos mayores, para que no produzcan polvo.
Los fabricantes de detergentes de Europa y Japón están poniendo enzimas en la mayor parte
de sus productos.
Entre las sustancias que se agregan a los detergentes para mejorar sus características se
encuentran ciertas sustancias que protegen a las telas contra la fijación del polvo del suelo o
el atmosférico. Estas sustancias, que mantienen a las telas limpias por más tiempo al evitar
la reimplantación del polvo, son sin duda de gran utilidad, pues evitan trabajo y deterioro
de la tela.
Los ácidos carboxílicos secuestran la dureza del agua reaccionando con las sales metálicas
presentes en esas aguas.
Lo mismo está sucediendo en Europa, donde también se han descubierto daños por
eutrofisación, fenómeno que consiste en el aumento de nutrientes a un ritmo excesivo, por
lo que al descomponerse la materia prima orgánica que ingresa (detergentes), disminuye el
oxígeno disuelto, alterando la vida en las aguas.
SAPONINAS
Antes de que el hombre creara la gran industria del jabón se usaban jabones naturales
llamados saponinas (nombre derivado del latín sapo, jabón) y conocidos por los mexicanos
como amole. Muchas raíces y follaje de plantas tienen la propiedad de hacer espuma con el
agua, por lo que se han utilizado desde la Antigüedad para lavar ropa. Los pueblos
prehispánicos del centro de México llamaban amole a estas plantas y eran sus jabones. Aun
en la actualidad en muchas comunidades rurales se emplea el amole tanto para lavar ropa
fina, como para evitar que se deteriore, ya que es un detergente neutro perfectamente
degradable.
Las saponinas se han usado también como veneno de peces, macerando en agua un poco
del órgano vegetal que lo contiene, con la ventaja de que los peces muertos por este
procedimiento no son tóxicos.
Las saponinas producen hemolisis a grandes diluciones y están constituidas por grandes
moléculas orgánicas, como esteroides o triterpenos, unidas a una o varias azúcares, por lo
que contienen los elementos necesarios para emulsionar la grasa: una parte lipofílica, que es
el esteroide o trite
rpeno, por medio del cual se unirá a la grasa, y una parte hidrofílica, que es el azúcar, por
medio de la cual se unirá al agua.
Entre las saponinas de naturaleza esteroidal son muy importantes los glicósidos cardiacos,
obtenidos de la semilla de la dedalera o Digitalis purpurea. El extracto obtenido de estas
semillas, que contienen una mezcla de saponinas, es muy útil en el tratamiento de
enfermedades del corazón. Sin embargo, un exceso de estas sustancias es peligroso y puede
causar incluso la muerte. Debido a esto, las infusiones de dedalera se utilizaron en la Edad
Media en los juicios de Dios (ver capítulo v).
Los glucósidos cardiacos se encuentran no sólo en la dedalera, sino que hay otras plantas
que también las contienen, tales como las distintas especies de la familia Asclepidacea.
Las sustancias que contiene esta planta son una serie de lactonas, entre las que se han
podido caracterizar las llamadas calactina, calotropina y las sustancias que contienen
nitrógeno y azufre en su molécula, como la voluscharina y la uscharina.
La hidrólisis de los glicósidos cardiotónicos de la dedalera (Digitalis purpurea) elimina la
parte hidrofílica constituida por azúcares y deja en libertad la parte lipofílica que en este
caso son los esteroides digitoxigenin, digoxigenina y gitoxigenina, que además de que ya
no tienen propiedades detergentes, han perdido su actividad biológica
Los glicósidos cardiacos son saponinas producidas también por otras plantas venenosas,
entre ellas las del género Strophantus. Por ejemplo, tenemos la strofantina, que contiene
glucosa, la cual, unida directamente al esteroide, contiene una azúcar muy rara llamada
cimarosa. La estrofantidina es un veneno muy activo, capaz de matar en dosis tan bajas
como 0.07 mg a un ratón de 20 gramos.
REFERENCIAS
Los ácidos carboxílicos presentes en el jabón rara vez son del mismo tipo en una grasa dada, de
hecho la molécula de un triglicérido simple puede contener tres radicales diferentes (R1COOH,
R2COOH, R3COOH) y no todos los triglicéridos de un aceite o grasa pueden ser idénticos. Las sales
de los ácidos carboxílicos del jabón usualmente contienen entre 12 y 18 carbonos en un arreglo
lineal. Los ácidos grasos con número par de átomos de carbono predominan y las cadenas pueden
ser insaturadas.
Los aceites o las grasas que mas se usan para fabricar jabón son la manteca y el sebo de fuente
animal y los aceites de coco, palma y oliva de origen vegetal. La longitud de la cadena carbonada y
el número de dobles enlaces en la porción de los ácidos carboxílicos determinan las propiedades
del jabón resultante, por ejemplo, la sal de un ácido saturado de larga cadena hace el jabón mas
duro y menos soluble en agua.
El cebo es el principal producto utilizado en la manufactura de jabones. El tejido graso del ganado
se trata con vapor y la capa de sebo que flota se extrae. Los fabricantes de jabones usualmente
mezclan el sebo con aceite de coco y saponifican la mezcla. El jabón resultante contiene
mayoritariamente las sales de los ácidos esteárico, palmítico y oléico procedentes del sebo y las
sales de los ácidos laúrico y mirística del aceite de coco. El aceite de coco se agrega como
ablandador y para el aumento de la solubilidad del jabón. La manteca de los cerdos difiere del
sebo en que tiene más cantidad de ácido oleico.
Un jabón hecho de aceite de coco puro es muy soluble en agua, contiene esencialmente la sal del
ácido laúrico con algo de ácido mirístico. Es tan soluble que incluso hace espuma en agua de mar.
El aceite de palma contiene dos ácidos básicos, el palmítico y el oléico en partes casi iguales. La
saponificación de este aceite rinde un jabón que es un importante ingrediente del jabón de
tocador. El aceite de oliva contiene mayoritariamente ácido oléico.
Los jabones de tocador son cuidadosamente desprovistos de cualquier álcali sobrante del proceso
de saponificación y se deja toda la glicerina posible en el jabón, al que se le agregan perfumes y,
en ocasiones, agentes medicinales. Si se usa hidróxido de potasio en lugar del de sodio las sales
formadas son potásicas y rinden jabones líquidos que se usan como tales y para la confección de
cremas de afeitar. Los jabones para la limpieza se les incorpora abrasivos tales como arena fina o
piedra pómez.
Una desventaja de los jabones es que son ineficaces en el agua dura. Las aguas duras contiene
sales de calcio, magnesio o hierro en solución. Cuando el jabón se usa en aguas duras se forman
las sales insolubles de estos elementos de los ácidos grasos las que se precipitan como una nata,
formando capas insolubles en las bañeras y se adhieren a las telas dándoles un apariencia grisácea
o con rayas.
Una importante ventaja de los jabones es que son biodegradables, los microorganismos consumen
el jabón y lo degradan a dióxido de carbono y agua desapareciendo de esta forma del ambiente.
Acción limpiadora
La suciedad son partículas embebidas en una capa de grasa adheridas a las telas, la piel u otra
superficie. Las moléculas polares del agua no pueden por si solas sacar las partículas de suciedad
retenidas en la capa no polar del aceite. Sin embargo uno puede extraerlas con jabón debido a la
doble naturaleza de este. El jabón tiene una "cabeza" polar soluble en agua (la sal carboxílica) y
una "cola" larga soluble en aceite (la cadena carbonada). La cola se disuelve en la película de grasa
pero la cabeza iónica permanece fuera de ella y fuertemente retenida por el agua. Cuando una
cantidad de moléculas de jabón han disuelto sus colas en la gotita de grasa, termina siendo
arrancada de la superficie junto con la suciedad y arrastrada por el agua de lavado. A esta
formación física en la que un cuerpo insoluble se "solubiliza" se le llama micela.
Para hacer jabón se puede utilizar en principio cualquier tipo de aceite vegetal o grasa animal
(incluso usada), pero las mezclas de diferentes tipos puede dar un jabón de una buena textura y
solubilidad.
El experimento que sigue parte del uso de manteca, que produce un jabón bastante duro y poco
soluble, pero usted puede utilizar una mezcla de manteca y aceite vegetal (especialmente el de
coco) para producir un jabón más blando y soluble.
1.- Prepare un disolución concentrada de sosa cáustica (hidróxido de sodio) al 25% en una mezcla
a partes iguales de agua y alcohol etílico al 95%. Es decir 250 g de sosa por cada litro de mezcla de
agua y alcohol. Opere con mucho cuidado la disolución es extremadamente cáustica. Si el alcohol
de que dispone es de otra concentración haga el cálculo de las equivalencias. Cada litro de
solución le servirá para tratar 500 g de manteca o la mezcla preparada de manteca y aceite. Nunca
use un recipiente de aluminio para la sosa, lo corroe rápidamente, puede ser de vidrio, barro o de
hierro. El alcohol se agrega para dar un aspecto translúcido al jabón.
3.- Caliente la mezcla en baño de María por lo menos 45 minutos. Prepare un volumen doble al de
la disolución original de sosa, de una mezcla a partes iguales de agua y alcohol etílico (sin sosa) y
vaya agregándola en pequeñas proporciones a la solución caliente durante el período de 45
minutos de calentamiento, remueva ocasionalmente con una varilla de hierro.
4.- Prepare una disolución a temperatura ambiente al 33% de sal común en agua, 333 g por
cada litro de agua. La sal precipitará el jabón formado. Si necesita calentar el agua para
disolver la sal, debe dejar la disolución enfriar antes de usarla.
5.- Vierta el contenido de la solución caliente (jabón) en la solución fría de sal común y remuévala
a fondo durante varios minutos, luego déjela enfriar a temperatura ambiente. El jabón se solidifica
y precipita.
6.- Decante con cuidado el líquido o mejor filtre a través de un papel de filtro basto.
Enjuague el sólido retenido por el filtro aun en él con un poco de agua helada (mezclada
con hielo). Este enjuague retira la posible sosa sobrante así como la glicerina, sin disolver
el jabón dada la baja temperatura. Deje el jabón secar algunos días.
Este jabón "base" que ha obtenido, lo puede mezclar con algún colorante, perfume, medicamento
etc. y luego moldearlo en barras.
Jabones y detergentes
Jabones
Los jabones son sales sódicas o potásicas de los ácidos grasos, solubles en agua. Se
fabrican a partir de grasas o aceites (que son mezclas de triacilgliceroles ) o de
sus ácidos grasos , mediante tratamiento con un álcali o base fuerte (hidróxido sódico,
que dará jabones “duros”, o hidróxido potásico, que dará jabones “blandos” más adecuados
para jabones líquidos y cremas de afeitar). Por sus características, los jabones son
surfactantes aniónicos.
El proceso de fabricación de los jabones a partir de triacilgliceroles es la saponificación
(ver reacción):
Detergentes
Los detergentes son productos limpiadores más eficaces que los jabones porque
contienen mezclas de surfactantes que les permiten trabajar en distintas condiciones; por
eso son menos sensibles a la dureza del agua que los jabones.
La mayor parte de los surfactantes que contienen los detergentes se han desarrollado a
partir de productos petroquímicos, derivados del petróleo, y oleoquímicos, a partir de
distintos aceites y grasas. Las cadenas hidrocarbonadas derivadas de grasas, aceites
o petróleo constituyen la parte hidrófoba de la molécula de surfactante, mientras que
compuestos como trióxido de azufre, ácido sulfúrico u óxido de etileno se utilizan para
constituir la parte hidrófila de esa molécula. La tendencia actual de apartarnos de los
derivados del petróleo, que son materiales no renovables, y de favorecer el uso
de materiales "más naturales" ha hecho que se potencie para su uso como detergentes el
desarrollo de surfactantes derivados de los oleoquímicos y también de glúcidos, p.ej. los
poliglucósidos de alquilo.
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Equipo Editorial
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1 – Materias Primas
En este paso las materias primas son depositadas transitoriamente hasta que se inicie la
producción. En el caso de aquellos materiales en estado líquido, se utilizan tanques de
tamaño considerable en donde se cargan estos líquidos, estos pueden ser subterráneos o no.
Generalmente el local de almacenaje debe ser un establecimiento de grandes proporciones y
acondicionados con todos los elementos de seguridad requeridos para evitar situaciones
como cortos circuitos, incendios o cualquier otra circunstancia que pueda resultar riesgosa,
pues estos son materiales combustibles inflamables.
3 – Verificación de calidad.
Para que el producto sea excelente es importante analizar la calidad de cada uno de los
materiales que lo compondrán. Estos análisis determinarán el grado de integración de las
materias grasas durante la saponificación, siendo estos índices los de saponificación, yodo y
acidez.
Para la producción del jabón, se establece cierta cantidad de carga la cual implica a su vez
la dosis que se empleará de las materias primas, que serán bombeadas hacia una paila o
fuente donde serán hervidas. Este paso marca ya el comienzo de la elaboración del jabón
que será explicado en el siguiente paso.
5 – Saponificación
Este es un proceso químico que genera una reacción de la cual a su vez se crean los
jabones, mediante la separación de las grasas en un ambiente alcalino, consiguiéndose los
ácidos grasos y la glicerina. Para que esta reacción ocurra se procede a mixturar ácidos
grasos de origen vegetal o animal con el elemento alcalino el cual compone de agua y una
base o álcali como la potasa que logra un producto blando, o la sosa cáustica para lograr
más dureza en el mismo; de esta reacción también se obtiene la glicerina que conocemos
tiene un efecto suavizante. Cuando se tienen listas todas las materias primas necesarias,
estas deberán ir en la paila donde se realizará todo el procedimiento, que para una carga o
lote de aproximadamente 600 kilogramos de jabón en pasta, necesitará de 120 kilogramos
de materias grasas, 100 litros de agua corriente y 120 kilogramos de sebo puro. Procederá a
calentarse la caldera controlando la temperatura la cual no debe superar los 80 °C que debe
mantenerse, activando posteriormente el mecanismo de agite de la caldera que ayudará a
que los materiales se integren bien. Luego, con un chorro lento y fino, se deberá ir
añadiendo, 41 litros de la sosa cáustica ya habiendo sido previamente a este paso, puesta a
disolución en 38° en la escala Beaumé; se irá vertiendo la disolución con delicadeza
mientras se agita constantemente, manteniendo la temperatura de la caldera en 80 °C.
Luego de completado lo anterior verificar y registrar el tiempo, controlando que el sistema
de agite de la caldera haga su labor por unos 45 minutos conservando la temperatura
siempre en 80 °C, pasados estos minutos se añadirán con la misma delicadeza 82 litros de
lejía de sosa a 38 grados Beaumé, debiendo dejar que se agite por 60 minutos siempre en la
temperatura de 80 °C, esto logrará la absoluta saponificación. Después, siempre
manteniendo el agite con la masa fluida y la temperatura en la paila, se añade una
disolución de sal común (35 kilos de sal en 150 litros de agua corriente) a 80 °C, dejando
que se mixture bien con ayuda del movimiento
6 – Agitación
Una vez mixturada la salmuera, continuar agitando por media hora más y luego detener
todo para que el preparado se enfríe haciéndolo descansar, esto de paso quitará el exceso de
lejía, equilibrando el pH en neutro.
7 – Fase de depuración.
Luego de dejar la preparación en reposo por unas 12 horas, notará que esta ya se ha
enfriado, también verá que se formaron un par de capas, una que es el jabón sólido o pasta
neutra que está en la parte superior de la masa, y por debajo de está notará la sal o lejías y la
glicerina, estos últimos se separarán del resto de la preparación mediante un conducto
especial que posee la caldera, y será depositado aparte en un tanque para el efecto,
pudiendo ser esta lejía posteriormente aprovechada.
9 – Fase de secado
10 – Fase de picado
Aquí pasan las tiras de jabón por un rodillo con dientes que va partiendo las tiras en otras
más pequeñas.
11 – Fase de trasporte
Las tiras de jabón se pasan por la prensa Ruchman que realiza el mezclado y molinado,
siendo este el momento en que se agregan los aromas y aceites esenciales rociando estos
sobre la mezcla molinada de jabón, y para que estos aromas no se evaporen, debe añadirse
un fijador como resinas, bálsamos naturales u otro producto. Luego se agrega la anilina que
le dará color, la cual debe disolverse bien previamente en agua caliente, buscando que el
color tenga que ver con el aroma, en decir por ejemplo, para aroma de rosas buscar colores
afines. Por último se agregan aditivos que otorgarán suavidad como emulsiones de cera o
lanolina.
13 – Fase de molienda
Esta fase implica hacer pasar el preparado por los rodillos a distintas velocidades, logrando
el prensado perfecto de sus partes. Posteriormente vuelve a cortarse las tiras en pedazo con
una cuchilla al final de este proceso.
14 – Proceso de extrusión
Mientras las tiras de jabón aún se mantienen húmedas y calientes, se las hace pasar por la
máquina de extrusión, en donde se ejercerá presión que comprimirá a la perfección las
partes, con ayuda de vapor. Esto formará largas y anchas barras de jabón que después serán
perforadas con moldes de distintas formas, rectangulares, cuadradas o cilíndricas.
15 – Proceso de corte
16 – Verificación de calidad
El producto deberá cumplir con los parámetros de calidad, los cuales serán verificados con
análisis específicos del mismo, que tendrán relación con su composición, como el
contenido de humedad en un 23%, álcali libre no más del 0,05%, grasa insaponificable no
más del 0,1% y sal no más del 0,5% (debe tenerse en cuenta que el jabón se tornará endeble
si posee más sal de la recomendada).
17 – Proceso de prensado
Luego de que el jabón se haya cortado en pastillas, estas pasarán por la máquina
troqueleadora, dándole la forma final junto con la marca.
18 – Proceso de empaquetado.
Después del paso anterior, cada uno de los jabones son empaquetados con la ayuda de una
máquina para el efecto, luego se trasportan a cajas de cartón.
19 – Trasportación
Todas las cajas con los jabones son llevados para ser almacenados en un depósito.
20 – Depósito temporal
Las cajas quedan en el depósito hasta el momento en que son derivadas al cliente. Este
edificio debe estar acondicionado para el efecto, con aire circulante y humedad justa para
que no se deteriore el producto.
21 – Fase de distribución
Los jabones duran bastante tiempo si son bien conservados y almacenados, luego de que
estos hayan sido entregados a los clientes.
Esquema
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