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libertarios
De vez en cuando a lo largo de los últimos treinta años, después hablar o
escribir acerca de alguna nueva restricción a la libertad humana en el campo
económico, algún nuevo ataque sobre la empresa privada, se me ha
preguntado en persona o he recibido una carta preguntándome: “¿Qué puedo
hacer?” para luchar contra tendencia inflacionista o socialista? Otros escritores
o profesores reciben a menudo la misma pregunta, según he descubierto.
La respuesta general es más fácil que la respuesta particular. Así que aquí
quiero escribir acerca de la tarea que ahora enfrentamos todos los libertarios
considerados colectivamente.
Esta tarea se ha convertido en enorme y parece ser mayor cada día. Unas
pocas naciones que ya se han vuelto completamente comunistas, como la
Rusia soviética y sus satélites. Intentan, como consecuencia de su triste
experiencia, retroceder un poco de su completa descentralización y
experimentan con una o dos técnicas cuasicapitalistas, pero la deriva general
del mundo (en más de 100 naciones y mininaciones de las 107 que son hoy
miembros del Fondo Monetario Internacional) va en dirección de un mayor
socialismo y controles.
Para indicar mejor las dimensiones de este trabajo, el libertario no solo tiene
que responder a la burocracia organizada: son los individuos privados
intransigentes. No pasa un día sin algún encendido reformista o grupo de
reformistas sugiriendo alguna nueva intervención pública, algún nuevo plan
estatista para cubrir alguna supuesta “necesidad” o alivio de algún supuesto
mal. Acompañan su plan citando estadísticas que supuestamente prueban la
necesidad o el mal que quieren que alivien los contribuyentes. Así que resulta
que los supuestos “expertos” en socorro, seguro de desempleo, seguridad
social, atención médica, vivienda subvencionada ayuda exterior y similares son
precisamente la gente que defiende más socorro, seguro de desempleo,
seguridad social, atención médica, vivienda subvencionada ayuda exterior y
todo lo demás.
Especialistas en defensa
Los libertarios no podemos contentarnos con repetir simplemente
generalidades piadosas acerca de la libertad, la libre empresa y el gobierno
limitado. Afirmar y repetir estos principios generales es absolutamente
necesario, por supuesto, ya sea como prólogo o como conclusión. Pero si
esperamos ser efectivos individual o colectivamente, debemos dominar
individualmente una gran cantidad de conocimiento detallado y hacernos
especialistas en una o dos líneas, de forma que podamos mostrar cómo se
aplican nuestros principios libertarios en campos concretos y poder así discutir
convincentemente con los defensores de planes estatistas de vivienda pública,
subvenciones agrícolas, mayores ayudas sociales, mayores prestaciones de
seguridad social, mayor Medicare, rentas garantizadas, mayor gasto público,
más impuestos, especialmente más impuestos progresivos, mayores aranceles
o cuotas de importación, restricciones o sanciones sobre inversión extranjera y
viajes al exterior, controles de precios, controles de salarios, controles de
rentas, controles de tipos de interés, más leyes para la llamada “protección del
consumidor” y regulaciones y restricciones aún mayores a los negocios en
todas partes.
Esto significa, entre otras cosas, que los libertarios deben formar y mantener
organizaciones no solo para promover sus principios generales, sino para
promover estos principios en campos especiales.
¿Por qué son tan tímidos los jefes de las grandes empresas en Estados
Unidos? Es una larga historia, pero sugeriré unas pocas razones: (1) Pueden
depender completamente o en buena parte de contratos militares públicos. (2)
Nunca saben bajo qué motivos serían considerados culpables de violar las
leyes antitrust. (3) Nunca saben cuándo o bajo que supuestos el Consejo
Nacional de Relaciones laborales les considerarán culpables de prácticas
laborales injustas. (4) Nunca saben cuándo serán examinadas hostilmente sus
declaraciones del impuesto personal de la renta e indudablemente no confían
en que dicho examen y sus conclusiones sean completamente independientes
de si han sido personalmente amigables u hostiles a la administración en el
poder.
Advertiremos que las acciones públicas o leyes a las que temen los
empresarios son acciones o leyes que dejan una gran cantidad de discreción
administrativa. La ley administrativa discrecional debería reducirse al mínimo:
alimenta el soborno y la corrupción y siempre es una ley potencialmente de
chantaje o coacción.
Sin embargo, tal vez lo más frecuente sea que hoy los empresarios aceptan los
nuevos controles gubernamentales debido a simple timidez.
Hablan y suplican o contratan a gente para hacerlo por ellos, e agarran a cualquier
posibilidad de compromiso, siempre están dispuestos a rendirse, nunca entran en liza
bajo la bandera de sus propios ideales e intereses: en este país no hubo ninguna
resistencia real en ningún lugar contra la imposición de aplastantes cargas financieras
durante la última década o contra la legislación laboral incompatible con la gestión
eficaz del sector.
Hasta aquí los problemas formidables que enfrentan los libertarios dedicados.
Encuentran extremadamente difícil defender a empresas y sectores
particulares del acoso o la persecución cuando esos sectores no se defienden
a sí mismos adecuada o competentemente. Pero la división del trabajo es al
tiempo posible y deseable en la defensa de la libertad como en otros campos.
Y muchos de nosotros, que no tenemos ni el tiempo ni el conocimiento
especializado para analizar sectores concretos o problemas complejos
especiales, podemos sin embargo ser eficaces en la causa libertaria insistiendo
incesantemente sobre algún principio o punto concreto hasta que ganemos.
Así que puede señalarse que el estado social moderno es simplemente una
disposición compleja por la cual nadie paga la educación e sus propios hijos,
pero todos pagan la educación de los hijos de todos los demás; por la cual
nadie paga sus propias facturas médicas, pero todos pagan las facturas
médicas de todos los demás; por el que nadie se organiza su seguridad para la
vejes, pero todos pagan por la seguridad para la vejes de los demás y así
sucesivamente. Bastiat, con una clarividencia sorprendente, exponía el carácter
ilusorio de todos estos planes sociales hace más de un siglo con este aforismo:
“El estado es la gran ficción por la que todos tratan de vivir a costa los demás”.
Otra forma de mostrar lo que está mal en todos los planes de desembolso
estatal es seguir señalando que no se puede conseguir un cuarto de una jarra
de una pinta. O, como los programas de desembolso estatal deben pagarse
todos a partir de impuestos, con cada nuevo plan propuesto, el libertario puede
preguntar: “¿En lugar de qué?” Así, si se propone gastar otros mil millones de
dólares en llevar un hombre a la luna o desarrollar un avión comercial
supersónico, podría señalarse que estos mil millones, obtenidos mediante
impuestos, no podrán atender un millones de necesidades o deseos personales
de los millones de contribuyentes de quienes se toman.
Todos llevamos una parte de la sociedad sobre nuestros hombros, nadie está dispensado
de sus parte de responsabilidad por otros. Y nadie puede encontrar una vía segura fuera
de sí mismo si la sociedad se encamina hacia la destrucción. Por tanto, todos, por su
propio interés, deben empeñarse con vigor en el debate intelectual. Nadie puede
quedarse a un lado con despreocupación: los intereses de todos dependen del resultado.
Lo elija o no, todo hombre está afectado por la lucha histórica real, la batalla decisiva en
la que nuestra época nos ha colocado.