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y Caseína
- Con Probióticos
Presentación 2
I. Introducción al cultivo de yogures caseros 5
1. ¿Qué es el yogur? 5
2. El yogur versus otros alimentos fermentados 5
3. Fermentados, probióticos y salud 6
II. Comenzando el cultivo de yogures de semillas 7
1. Ingredientes básicos 7
a. Leches vegetales 7
b. Cultivos iniciadores: 8
2. Electrodomésticos y utensilios 10
III. Preparando yogures de semillas 11
1. ¿Cómo preparar leches vegetales caseras para yogures? 11
a. Agua 11
b. Semillas 11
2. ¿Cómo iniciar un cultivo de yogur? 12
3. ¿Cómo regular el espesor y cremosidad de los yogures? 12
4. ¿Cómo regular el proceso de fermentación? 13
a. Sabor 13
b. Consistencia 13
c. Sobre gustos no hay nada escrito 13
5. ¿Qué cuidados especiales hay que tener? 14
a. Higiene 14
b. Temperatura 14
c. Recultivo 15
d. Conservación 15
e. Consumo 16
IV. Recetas de yogures según tipos de semillas 17
1. Cereales y pseudo-cereales 17
2. Frutos secos crudos 18
3. Otras semillas: coco, cajú y soya 19
V. Ideas para disfrutar tus yogures de semillas 22
I. Introducción al cultivo de yogures caseros
1. ¿Qué es el yogur?
El yogur es uno de los alimentos fermentados más antiguos y populares, ¡y uno de los más apeteci-
dos! Y, por lo mismo, es también uno de los alimentos que más echamos de menos cuando decidimos
reducir o evitar el consumo de alimentos lácteos.
Tradicionalmente, se le ha llamado “yogur” a un alimento fermentado,
elaborado en base a leche animal y cultivos de bacterias benefi-
ciosas para nuestro organismo (ej. Lactobacilli, Streptococcus
thermophilus), que consumen la lactosa (azúcar de la
leche) y producen ácido láctico, dándole su sabor ácido
y consistencia característica, así como también sus pro-
piedades nutricionales y probióticas. En otras palabras,
el yogur es el resultado de la acción de dichas bacte-
rias sobre la leche.
Aunque el yogur que conocemos se hace usando
leche animal, es posible elaborar un alimento fer-
mentado a partir de leches vegetales, que es similar
al yogur que conocemos y que podemos disfrutar de
igual forma, siendo una alternativa ideal para todas
aquellas personas que no pueden consumir lácteos y
también para aquellas que desean incorporar una mayor
variedad de sabores y nutrientes a su dieta.
1 Fuente: Ellix Katz, S. Pura Fermentación. Gaia Ediciones, Madrid, España, 2012.
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I. Introducción al cultivo de yogures caseros
• Son más fácilmente digeribles: la acción de los microorganismos descompone los nutrientes de
los alimentos en productos que nos resultan más digeribles, mejorando su biodisponibilidad,
haciéndolos más fácilmente asimilables para nuestro organismo.
• Contienen menos anti-nutrientes y toxinas: la fermentación reduce o elimina compuestos poten-
cialmente tóxicos presentes en nuestros alimentos, como nitritos, ácido prúsico, ácido oxálico,
nitrosaminas y glucósidos, entre otros. En general, las semillas contienen saponinas y fitatos. Por
ejemplo, los cereales contienen un compuesto llamado ácido fítico, anti-nutriente capaz de blo-
quear la absorción de cinc y hierro, pudiendo causar a la larga, deficiencias de dichos minerales.
• Son super nutritivos: al fermentar un alimento su valor nutricional se modifica, ya que los culti-
vos microbianos van consumiendo ciertos nutrientes (como almidones y azúcares) y, al mismo
tiempo, van produciendo nuevos nutrientes como vitaminas del complejo B, antioxidantes y
ácidos grasos esenciales Omega-3. Además, se generan también enzimas y otras sustancias
benéficas para la salud.
2 El Kéfir de agua es una estructura polisacárida, donde conviven bacterias y levaduras en simbiosis, y que se cultivan
en agua azucarada.
–6–
II. Comenzando el cultivo de yogures de semillas
A continuación, detallaremos todo lo que necesitamos para comenzar nuestro propio cultivo de yogu-
res de semillas.
1. Ingredientes básicos
Para preparar yogures de semillas necesitamos sólo dos ingredientes básicos: una leche vegetal (semi-
llas y agua) y un cultivo iniciador.
–7–
II. Comenzando el cultivo de yogures de semillas
b. Cultivos iniciadores3:
Se le llama cultivo iniciador a una combinación balanceada de microorganismos vivos, que agrega-
mos a la leche para que hagan el trabajo de transformarla en yogur.
Para iniciar un cultivo de yogur podemos usar un poco
de yogur fresco, que conserve sus microorganismos
vivos y activos, o también, cultivos liofilizados en polvo.
Por ejemplo, cuando preparamos yogur tradicional de
leche, lo que hacemos es agregar una cucharada de
yogur fresco (sin sabor) a un litro de leche previa-
mente hervida.
En la práctica, también es
posible iniciar el cultivo de
un yogur vegetal con una
cucharada de yogur de leche
animal, siempre y cuando se
tolere el uso de una mínima
cantidad de lácteos. Si no es
ese el caso, lo ideal es uti-
lizar cultivos liofilizados que
sean libres de lácteos.
3 Fuente: Cultures for Health. Yogurt. Cultures for Health, EEUU, 2015. (www.culturesforhealth.com)
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II. Comenzando el cultivo de yogures de semillas
Cultivos liofilizados
Los cultivos de bacterias liofilizados son cultivos que han sido desecados en frío, y que vienen en
polvo. En el comercio, estos cultivos suelen encontrarse en formato de sobres o cápsulas, que usual-
mente requieren almacenamiento en frío.
Para iniciar un cultivo de yogur, se agrega el polvo directamente a la leche o crema vegetal, por lo que
son la opción más sencilla para la preparación de yogures. Dado que suelen contener microorganis-
mos termófilos 4 , su cultivo debe realizarse a temperaturas alrededor de los 42°C, por lo que suele
recomendarse el uso de una yogurtera.
Existen cultivos liofilizados específicos para yogur, que son los más recomendables, por supuesto. Pero
si no se consiguen dichos cultivos, también es posible elaborar yogures de semillas usando probióti-
cos en cápsulas. Si bien, dichos probióticos están diseñados para el consumo directo de las personas,
también sirven como iniciador de yogur, al tener algunas cepas de bacterias en común. Los cultivos
liofilizados que podemos usar son los siguientes:
• Iniciador de yogur (polvo): este iniciador contiene las mismas
bacterias que el yogur convencional, siendo S. thermophilus y L.
acidophilus las más típicas. Además, puede contener otras bacterias
como L. casei, L. rhamnosus y Bifidobacterium bifidum. Es el iniciador
que da un sabor más parecido al yogur que conocemos. También,
tiene la ventaja de que cada marca indica qué cantidad exacta de
iniciador usar. La desventaja es que son más escasos en el mercado, y
por tanto, más difíciles de conseguir. (Ver en Rumbo Verde)
• Probióticos (cápsulas): pueden lograrse resultados bastante similares
a un iniciador de yogur, especialmente si se elige un probiótico que con-
tenga cultivos de S. thermophilus. Tienen la ventaja de ser más fáciles de
conseguir que los otros iniciadores de yogur libres de lácteos, aunque
es importante saber elegir un probiótico de buena calidad. La mayor
dificultad de los probióticos, cuando los usamos como iniciador de yogur,
está en que es más complejo calcular la cantidad que se necesita, ya que
cada marca de probiótico contiene una cantidad de microorganismos
por cápsula que es muy variable. (Ver en Rumbo Verde)
Yogur de semillas
En general, lo más recomendable para la elabo-
ración de yogures de semillas es usar un nuevo
iniciador liofilizado, en polvo o en cápsula, para cada
nueva partida de yogur. Sin embargo, en la práctica
sabemos que este tipo de yogur puede ser re-
cultivado unas cuantas veces 5, usando un poco del
yogur ya preparado como iniciador para fermentar
la siguiente partida.
4 Los cultivos termófilos son aquellos que se inician y se cultivan a temperatura de 42°C, aproximadamente.También
existen cultivos mesófilos, que se cultivan a temperatura ambiente, entre 21 y 25 grados Celcius.
5 Según Cultures for Health se pueden recultivar de 2 a 3 veces.
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III. Preparando yogures de semillas
2. Electrodomésticos y utensilios
Para preparar yogures necesitaremos una yogurtera o algún otro método o artefacto que nos permita
mantener una temperatura constante de unos 42°C, aproximadamente.
• Yogurtera: es un electrodoméstico para elaborar
yogur, que tiene la ventaja que, además de mante-
ner el cultivo a la temperatura óptima, incluye los
recipientes necesarios. Algunos modelos incluyen fil-
tros y temporizador. Por eso, se considera que es la
opción más cómoda para la elaboración de yogures
caseros.
• Otros artefactos o métodos: si no se tiene una
yogurtera, también se puede usar deshidratador de
alimentos, termo, crockpot, cooler, baño de agua
caliente, entre otros. En este caso, necesitaremos
conseguir:
¦ ¦ Recipiente con tapa hermética: lo mejor es usar un recipiente de vidrio, que puede ser grande
(ej. frasco conservero de 1 litro) o de una sola porción. No usar recipientes metálicos, ya
que pueden reaccionar con los ácidos de la fermentación. Una vez que el cultivo está listo,
se necesitará una tapa hermética para cerrar el recipiente y almacenarlo en el refrigerador.
¦ ¦ Filtro y banda elástica: para cubrir el recipiente se necesita un filtro de café o un paño de
tejido apretado, y una banda elástica para asegurarlo bien.
También puede ser útil contar con:
¦ ¦ Termómetro: debe ser capaz de registrar temperaturas entre los 20 y los 45 grados Celsius.
¦ ¦ Temporizador: puede ser útil como un recordatorio para ir chequeando cómo va el cultivo.
Además, en el caso que preparemos nuestra propia leche vegetal necesitaremos…
¦ ¦ Procesadora: juguera o minipimer.
¦ ¦ Filtro de paño o colador fino: se usan para dar una textura más suave a la leche vegetal.
¦ ¦ Olla: para semillas que requieren cocción (ej. cereales) y para calentar la leche antes de adi-
cionar el cultivo.
¦ ¦ Tazas y cucharas: son necesarias para medir los ingredientes.
Y, además de los utensilios, necesitaremos un lugar apropiado donde dejar el cultivo: debe ser un es-
pacio tranquilo, que conserve una temperatura más bien constante.
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III. Preparando yogures de semillas
a. Agua
• Menos agua: cuando preparamos una leche vegetal para yogures es necesario agregar una menor
proporción de agua, ya que debe quedar espesa, más parecida a una crema que a una bebida lác-
tea. Este es el secreto para lograr yogures cremosos sin necesidad de adicionar espesantes.
• Agua sin cloro: es muy importante no usar agua clorada, porque el cloro mata los microorganis-
mos que queremos que proliferen en el yogur. Por eso, si se usa agua de la llave, es necesario
eliminar el cloro primero, para lo cual se debe filtrar y/o hervir el agua, y luego dejarla enfriar.
b. Semillas (ver Vídeo)
• Variedad: si bien es posible fermentar cualquier leche vegetal, las mejores para preparar yogures
son las leches de coco, soya, arroz, avena, mijo, quinua, amaranto y cajú. Los frutos secos, como
la almendra y la nuez, también quedan muy bien fermentados, con un rico sabor, aunque cuesta
más lograr la consistencia, el color o el sabor típico del yogur. Por ejemplo, el yogur de nuez es
muy rico, pero queda de color morado.
• Enteras y frescas: siempre, ya sea que prepares leches vegetales para consumo directo o para
la preparación de yogures, te recomendamos que uses semillas crudas, enteras y frescas. Las
semillas se conservan mejor cuando están crudas y enteras; una vez que las partimos o tritura-
mos, se ponen rancias con bastante facilidad y son más vulnerables al moho.
• Cocidas y crudas: las leches vegetales preparadas con cereales y legumbres, como el arroz, el
mijo y la soya, requieren que cocinemos las semillas, previamente. Y cuando preparamos leches
con semillas crudas, debemos cuidar que estén bien lavadas e higienizadas. También, es posible
combinar en una misma preparación semillas crudas y cocidas.
• Secas: cuando preparamos leches vegetales para beber
directamente, lo ideal es que hayan sido previamente
lavadas e hidratadas en agua o “activadas”. Pero en el
caso de los yogures es distinto: se obtienen mejores
resultados con las semillas secas, ya que lo que ocurre
durante el proceso de activación es bastante similar a
lo que ocurre durante la fermentación (se pre-digieren
los nutrientes, se activan proceso enzimáticos, etc.).
Entonces, si se realizan ambos procesos, la activación
y la fermentación, el yogur suele quedar como “sobre
fermentado”, con un sabor más ácido o incluso agrio.
Sin embargo, si se insistiera en elaborar yogur usando
semillas previamente remojadas, habría que compensar
dicha acción, agregando una menor cantidad de inicia-
dor y/o cultivando durante menos tiempo, para mejores
resultados. En otras palabras, habría que jugar con las
variables y experimentar.
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III. Preparando yogures de semillas
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III. Preparando yogures de semillas
Si se siguen estas recomendaciones, no será necesario añadir nada más para espesar. Pero si se insiste
en utilizar una leche vegetal más aguada como base, se puede usar algún espesante vegano y natural
para lograr la consistencia deseada. Por ejemplo, pueden probar con pectina, agar-agar y almidón de
tapioca, entre otros, ¡y entretenerse experimentando!
De todos modos, si no se lograra la consistencia deseada, no hay que desesperar, ya que el yogur
siempre podrá ser consumido de alguna manera ingeniosa y deliciosa. Por ejemplo, se puede agregar
a un batido de frutas o bien, se puede aliñar y usar como dressing para la ensalada.
a. Sabor
El sabor ácido del yogur se debe al proceso de fermentación, ya que las bacterias consumen el
“azúcar” de la leche. Por tanto, a mayor desarrollo de microorganismos, mayor será también la acidez.
En general, la acidez del yogur será más intensa si se usa mayor cantidad de iniciador y si se deja
fermentar por más tiempo o a mayor de temperatura (dentro del rango). Y, por supuesto, el sabor
también variará dependiendo de la semilla que se utilice como base para el yogur, ya que hay semillas
que son naturalmente más dulces que otras.
Un sabor muy ácido o amargo suele indicar que se usó un exceso de cultivo iniciador o que se cultivó
por más tiempo y/o a mayor temperatura de lo necesario.
b. Consistencia
La consistencia depende, principalmente, del tipo de semilla, de la proporción de agua y de la can-
tidad de iniciador. En algunos casos, también depende de la refrigeración. Por ejemplo, el yogur de
coco no espesa hasta que se refrigera durante algunas horas. La consistencia también puede variar
dependiendo de si filtramos o no las semillas al momento de hacer la leche vegetal.
Cuando un yogur está listo, su consistencia es homogénea. En ocasiones, se ve un poco de líquido
sobre o bajo el yogur, eso es normal. Si el yogur se divide en dos capas, una sólida y otra líquida, eso
suele indicar que se usó un exceso de cultivo iniciador o que se cultivó por más tiempo y/o a mayor
temperatura de lo necesario. En esos casos, basta con eliminar parte del líquido y/o batir el yogur para
homogenizar su consistencia.
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III. Preparando yogures de semillas
b. Temperatura
Debemos cuidar que la temperatura se mantenga dentro de un cierto rango, entre uno 40 y 43
grados Celsius, durante el proceso de elaboración del yogur.
Si la temperatura es más alta, podemos dañar o incluso matar los cultivos. Por eso, se recomienda che-
quear la temperatura de la leche antes de agregar el cultivo iniciador. Para saber si la temperatura es
la adecuada, pueden usar un termómetro o, simplemente, echar un poco de la mezcla sobre su mano,
usando una cuchara. La mezcla debe sentirse tibia, como nuestra temperatura corporal.
6 Fuente: Cultures for Health. Yogurt. Cultures for Health, EEUU, 2015. (www.culturesforhealth.com)
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III. Preparando yogures de semillas
c. Recultivo
Hacer un re-cultivo, es decir, usar el yogur como iniciador, requiere un manejo especialmente cuidadoso:
¦ ¦ Cuidar todas las medidas de higiene antes mencionadas.
¦ ¦ Re-cultivar dentro de los primeros 7 días de preparado el yogur que vamos a usar como ini-
ciador. Conviene pegar sobre el frasco una cinta adhesiva, indicando la fecha de elaboración
del yogur.
¦ ¦ Conservar los yogures con tapa hermética en el refrigerador. Y, por supuesto, no meter
cucharas sucias (ej. con saliva, restos de otros alimentos, etc.) al yogur que vamos a usar
como iniciador (Ver Conservación de yogur para re-cultivo).
¦ ¦ Observar que el re-cultivo siga dando el mismo resultado que cuando se usó el iniciador
original, en cuanto a sabor, textura, color, etc.
Por eso, y sobre todo al inicio, mientras nos vamos familiarizando con las técnicas de fermentación, es
más seguro usar cultivos liofilizados.
d. Conservación7
Es muy importante saber cómo almacenar nuestros cultivos y yogures para que se conserven bien.
En general, los iniciadores liofilizados se conservan refrigerados o congelados, por eso, es recomenda-
ble leer bien lo que se indica en la etiqueta del producto. El yogur, dependiendo de la temperatura de
conservación, puede llegar a conservarse hasta por 2 meses (congelado). Sin embargo, hay que tener
presente que el tiempo de conservación de un yogur varía bastante, dependiendo de si se usa para
consumo directo o para re-cultivo.
Conservación de yogures para consumo directo:
Dependiendo de la temperatura de conservación, el yogur será apto para consumo directo entre 3
horas y 2 meses (congelado). Resumiendo:
• A temperatura ambiente, el yogur puede conservarse por 3 a 6 horas, al menos.
• Refrigerado, puede durar hasta 2 semanas.
• Congelado, se conserva entre 1 y 2 meses.
Conservación de yogur para re-cultivo
• Refrigerado (hasta 7 días): para hacer re-cultivo se
recomienda usar el yogur dentro de los primeros
7 días, desde su cultivo. Este método funciona bien
cuando estamos cultivando yogures cada semana.
Si se necesita hacer una pausa más larga entre un
cultivo y el siguiente, será necesario congelar el
yogur.
• Congelado (hasta 4 semanas): se recomienda usar
dentro de 3 a 4 semanas para iniciar un nuevo
cultivo. Es necesario tener presente que, mientras
más tiempo pase congelado, el yogur será menos
potente como iniciador. A continuación, detallamos
las instrucciones para congelar el yogur y usarlo
como iniciador:
7 Fuente: Cultures for Health. Yogurt. Cultures for Health, EEUU, 2015. (www.culturesforhealth.com)
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III. Preparando yogures de semillas
Si se quiere hacer una pausa más larga, conviene usar un nuevo cultivo iniciador liofilizado.
e. Consumo
Al tratarse de un producto elaborado de forma casera, sin fecha de expiración en el envase,
surge la pregunta ¿cómo saber si está bueno para comer? La recomendación es observarlo bien
antes de consumirlo, y si no nos gusta su olor, su sabor o su aspecto, es mejor no comerlo. Esta es
la regla de oro. Si un yogur se ve, sabe o huele desagradable, debe ser descartado, ya que puede
estar contaminado con microorganismos patógenos. Si se tratara de un yogur recién preparado,
se deberán chequear las condiciones de higiene para poder detectar la fuente de contaminación
(Ver Tabla Nº2) .
Otra pregunta que surge a menudo es, ¿cuánto alimento fermentado vivo se recomienda consumir
a diario? Esto dependerá de cada persona, (de su condición de salud, estilo de vida, tipo de dieta,
etc.). En general los expertos recomiendan incorporarlos poco a poco, dándole tiempo al intes-
tino y al cuerpo para que se adapten a los probióticos. Conviene comenzar ingiriendo porciones
pequeñas, de una cucharada diaria, y observar atentamente cómo reacciona el organismo. Si el
alimento fermentado es bien tolerado, se puede ir aumentando la cantidad paulatinamente, hasta
llegar a una taza al día.
Es importante recordar que los microorganismos presentes en los alimentos fermentados case-
ros son desintoxicantes muy eficientes, y que, si se consumen fermentados en exceso, se puede
experimentar una “crisis curativa” o síntomas de desintoxicación. Es por esta razón que, en caso
de padecer alguna enfermedad o de estar siguiendo algún tratamiento en particular, se debe con-
sultar con el médico si es aconsejable consumir alimentos fermentados o no, con qué frecuencia
y cuál sería la “dosis” idónea para ese caso particular.
Por último, es posible usar el yogur en todo tipo de preparaciones, pero es importante recordar
que si se lo somete a altas temperaturas, perderá sus probióticos, enzimas y aquellas vitaminas
más sensibles al efecto del calor.
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IV. Recetas de yogures según tipos de semillas
1. Cereales y pseudo-cereales
Siguiendo la misma receta básica podemos preparar yogures de cereales y pseudo-cereales, como
arroz, avena, mijo, quinua y amaranto.
Yogur de Arroz
Ingredientes
400 gr de arroz, cocido (u otro cereal o pseudo-cereal)
530 - 600 ml de agua tibia purificada, sin cloro
Cultivo iniciador, cantidad necesaria (Ver Tabla Nº2)
Preparación
1. En una licuadora, agregar el arroz cocido y el agua, y
procesar hasta que quede una crema homogénea y
espesa.
2. Chequear que la crema esté tibia, agregar el cultivo ini-
ciador, y procesar nuevamente para que se mezcle bien.
3. Verter la crema en un recipiente y cultivar a unos 42°C,
durante 6 a 12 horas. .
4. Una vez finalizado el cultivo, tapar el recipiente y refri-
gerar durante 6 horas antes de consumir.
Sugerencias Si se desea una textura más suave, se puede
pasar la crema por un filtro de paño y darle un her vor,
posteriormente. Dejar enfriar antes de agregar el cultivo
iniciador.
Estos yogures quedan muy bien endulzados con un poco de
miel, sirope o mermelada.
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IV. Recetas de yogures según tipos de semillas
Yogur de Almendras
Ingredientes
400 gr de almendras, enteras crudas (u otro fruto seco)
530 - 600 ml de agua tibia purificada, sin cloro
Cultivo iniciador, cantidad necesaria (Ver Tabla Nº2)
Preparación
1. Lavar las almendras y dejarlas unos minutos en agua recién hervida, para higienizarlas y para
poder pelarlas más fácilmente (volver a pasar por agua hirviendo después de pelar).
2. En una licuadora, agregar las almendras y el agua sin cloro, y procesar hasta que quede una
crema homogénea y espesa.
3. Chequear que la crema esté tibia, agregar el cultivo iniciador, y procesar nuevamente para
que se mezcle bien.
4. Verter la crema en un recipiente y cultivar a unos 42°C, durante 6 a 12 horas.
5. Una vez finalizado el cultivo, tapar el recipiente y refrigerar durante 6 horas antes de consumir.
Sugerencias Los yogures de almendras y de otros frutos secos tienen más fibra y suelen quedar
bastante ácidos, siendo ideales para agregar a batidos de frutas y también, para aliñar ensaladas.
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IV. Recetas de yogures según tipos de semillas
Yogur de Coco
Ingredientes
800 ml de crema de coco orgánica
60-180* gr de mantequilla de coco
Cultivo iniciador, cantidad necesaria (Ver Tabla Nº2)
*Si la leche de coco envasada ya contiene algún tipo de espesante natural, usar el mínimo de
mantequilla de coco.
Preparación (ver Vídeo)
1. En un recipiente, echar la crema y la mantequilla de coco, y entibiar a baño maría.
2. Luego, procesar con la minipimer hasta que quede una crema homogénea y espesa.
3. Chequear que la crema esté tibia, agregar el cultivo iniciador, y procesar nuevamente para
que se mezcle bien.
4. Verter la crema en un recipiente y cultivar a unos 42°C, durante 6 a 12 horas.
5. Una vez finalizado el cultivo, tapar el recipiente y refrigerar durante 6 horas antes de consumir.
Sugerencias Si se usa un poco más de mantequilla de coco (espesante), va a quedar como un queso
untable, ideal para hacer cheesecake o helado de yogur.
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IV. Recetas de yogures según tipos de semillas
Yogur de Cajú
Ingredientes
250 gr de de castañas de cajú, enteras o mantequilla
650 - 750 ml de agua tibia, sin cloro
Cultivo iniciador, cantidad necesaria (Ver Tabla Nº2)
Preparación (ver Vídeo)
1. En una licuadora, echar la mantequilla de cajú y el agua (sin cloro), y procesar hasta que quede
una crema homogénea y espesa.
2. Vaciar la mezcla en una olla y darle un hervor, revolviendo constantemente. Agregar más agua
si es necesario, y dejar enfriar.
3. Chequear que la crema esté tibia, agregar el cultivo iniciador, y procesar nuevamente para que
se mezcle bien.
4. Verter la crema en un recipiente y cultivar a unos 42°C, durante 6 a 12 horas.
5. Una vez finalizado el cultivo, tapar el recipiente y refrigerar durante 6 horas antes de consumir.
Sugerencias Si se parte de una crema bien espesa, este yogur se puede usar en lugar de queso crema
en diversas preparaciones.
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IV. Recetas de yogures según tipos de semillas
Yogur de Soya
Ingredientes
300 gr de poroto de soya orgánico
600 - 700 ml de agua tibia, sin cloro
Cultivo iniciador, cantidad necesaria (Ver Tabla Nº2)
Preparación
1. En una olla a presión, agregar los porotos de soya y el agua, y cocinar durante 45 minutos.
2. Una vez cocidos, colar los porotos y reservar el agua de la cocción.
3. En una licuadora, echar la soya y el agua (cantidad necesaria), y procesar hasta que quede una
crema homogénea y espesa.
4. Chequear que la crema esté tibia, agregar el cultivo iniciador, y procesar nuevamente para que
se mezcle bien.
5. Verter la crema en un recipiente y cultivar a unos 42°C, durante 6 a 12 horas.
6. Una vez finalizado el cultivo, tapar el recipiente y refrigerar durante 6 horas antes de consumir.
Sugerencias Para mejores resultados, usar crema de soya orgánica envasada. Se puede diluir la crema con un
poco de agua sin cloro (proporción 2 medidas de crema por media o una medida de agua).
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IV. Recetas de yogures según tipos de semillas
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