Material de trabajo para los pernos

de comunidades locales
Marzo 2019

Fecha: agosto 2010

Cuaderno núm. 3-19

Queridísim@s tod@s:

Les enviamos un gran saludo en este período de Cuaresma que nos prepara para
la Pascua. Sabemos que nuestra primera penitencia es el amor al hermano, por lo tanto
tratemos de intensificar este amor con cada persona que encontremos en nuestro camino
y que Dios nos pone cerca.

Además en Marzo se cumple el 11° aniversario de la ‘Partida’ para el Cielo de

Chiara, una linda ocasión para intensificar nuestro compromiso de vivir el Ideal, y con
ella hacernos “santos por amor, santos juntos”.

El cuadernillo de este mes contiene:

 En profundidad: Un reproche del Espíritu Santo (pág. 2)

 Palabra de Vida mes de Marzo 2019. (pág. 3-4)
 Algunos puntos para profundizar y dinámica del encuentro. (pág. 5)
 Gen Verde de gira por Panamá y América Central. (pág. 6-7)
 Experiencia: El tiempo bajo llave. (pág. 8)

Con toda nuestra unidad,

Chepi y Regno

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Un reproche del Espíritu Santo
24 de Julio de 1983

Ayer experimenté algo que no me había sucedido nunca. Después de haber

hablado con un poco de frialdad acerca de dos personas, sentí interiormente
una condena muy fuerte y audaz, como una especie de ruido en el alma; al punto
de comprender inmediatamente -siempre según lo que yo puedo pensar- que
aquella era una reprimenda del Espíritu Santo; que no estaba contento con mis
palabras. Y de pronto recordé aquello que señalé en días pasados en mi diario:
cuanto más amamos, cuanto más nos disponemos a amar, más fuerte nos habla el
Espíritu Santo, porque donde está el amor, es Él quien lo infunde en nuestros
corazones. Y donde se quiere tener más amor (está en mi decisión, con ayuda de
la gracia), más fuerte es su voz.

Luego, me pareció entender, -razonando un poco bajo su luz- que Él me quiere

así de perfecta en el amor para dejar al Movimiento la forma precisa de
proceder. El más pequeño desacuerdo, la más pequeña falta de amor,
especialmente en el futuro, cuando el carisma funcione de otra forma en la
Obra (tal vez ya no de esa manera tan avasalladora, apasionada, que nos hace
olvidar tantas pequeñas cosas), podrá ser causa de divisiones: esto es a lo que
hay que temer, más que a ninguna otra cosa. Y comprendí, por primera vez, por
qué Jesús es tan severo con quien insulta a su hermano, al punto de amenazarlo
con el infierno (cf. Mt 5,22). La caridad es su doctrina, y mi alma ha aprendido
un poco, con esta experiencia, cuáles son las exigencias de su Espíritu.

Después de esta advertencia interior no me queda más (y siento la alegría y la

necesidad) que recordar la lista de personas con las que podría encontrarme
hoy, conocidas o desconocidas, aquellas sobre las que voy a hablar o de las que
se hablará, a las que hablaré directamente o por teléfono, etc. Todas, todas;
porque el espíritu Santo cuida de todas ellas.

Chiara Lubich

2
«Sean compasivos, como su Padre es compasivo» (Lc 6,
36).

Según el relato de Lucas, después de haber anunciado a sus discípulos

las bienaventuranzas, Jesús lanza su revolucionaria invitación a amar a
cada ser humano como a un hermano, incluso si se declara como
enemigo.

Jesús lo sabe bien y nos lo explica: somos hermanos porque tenemos un

único Padre que está siempre preocupándose de sus hijos. Él quiere
entrar en relación con nosotros, nos reclama nuestras responsabilidades,
pero al mismo tiempo tiene un amor atento, que cuida, que nutre. Una
actitud materna de compasión y ternura.

Así es la misericordia de Dios, que se dirige personalmente a cada

criatura humana, con todas sus debilidades; que incluso prefiere a
quienes están al borde del camino, excluidos y rechazados. La
misericordia es un amor que colma el corazón hasta rebosar sobre los
demás, tanto los de casa como los extraños, y en el entorno social.

Como hijos de este Dios, podemos ser semejantes a Él en lo que lo

caracteriza: el amor, el acoger, el saber esperar los tiempos del otro.

«Sean compasivos, como su Padre es compasivo».

Por desgracia, en nuestra vida personal y social respiramos un aire de
hostilidad y competitividad crecientes, de sospecha recíproca, de juicio
sin posibilidad de apelación, de miedo al otro; se acumulan los rencores
que llevan a los conflictos y a las guerras.

Como cristianos, podemos dar una aportación decidida y contracorriente:

hagamos un acto de libertad respecto a nosotros mismos y a otros
condicionamientos, y comencemos a reconstruir los vínculos agrietados o
rotos en la familia, en el lugar de trabajo, en la comunidad parroquial o
en el partido político.

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Si hemos hecho daño a alguien, pidamos perdón con valentía y
reanudemos el camino. Es un acto de gran dignidad. Y si alguien nos
hubiese ofendido de verdad, intentemos perdonarle, hacerle hueco de
nuevo en nuestro corazón, de modo que pueda curar la herida.

Pero ¿qué es perdonar?

«Perdonar no es olvidar […], no es debilidad, […] no consiste en afirmar

que lo que es grave no tiene importancia, o que está bien lo que está
mal, […] no es indiferencia. Perdonar es un acto de voluntad y de lucidez
–y por consiguiente de libertad– que consiste en acoger al hermano tal
como es y a pesar de todo el mal que nos haya hecho, como Dios nos
acoge a nosotros, que somos pecadores, a pesar de nuestros defectos.
Perdonar consiste en no responder a la ofensa con una ofensa, sino en
hacer lo que dice Pablo: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence
al mal con el bien” (Rm 12, 21)»1.

Esta apertura del corazón no se improvisa. Es una conquista cotidiana, un

crecer constantemente en nuestra identidad de hijos de Dios. Sobre todo
es un regalo del Padre que podemos y debemos pedirle a Él mismo.

«Sean compasivos, como su Padre es compasivo»

Cuenta M., una joven filipina: «Tenía solo 11 años cuando mataron a mi
padre, pero no se hizo justicia porque éramos pobres. Cuando crecí,
estudié derecho con el deseo de conseguir justicia por la muerte de mi
padre. Pero Dios tenía otros planes para mí: un compañero me invitó a un
encuentro de personas que se esforzaban seriamente en vivir el
Evangelio. Y yo también me puse a hacerlo.

Un día le pedí a Jesús que me enseñase a vivir concretamente su Palabra:

“Amen a sus enemigos” (Mt 5, 44; Lc 6, 27), pues sentía que odiar a las
personas que habían matado a mi padre me seguía atormentando. Al día
siguiente me encontré en el trabajo con el jefe del grupo. Lo saludé con
una sonrisa y le pregunté cómo estaba su familia. Este saludo lo dejó
desconcertado, y yo lo estaba aún más por lo que acababa de hacer. El
odio estaba diluyéndose dentro de mí, transformándose en amor. Pero no
era más que el primer paso: ¡el amor es creativo! Pensé que cada
miembro del grupo debía recibir nuestro perdón. Fui, con mi hermano, a
verlos, para restablecer la relación con ellos y testimoniarles que Dios los
ama. Uno de ellos nos pidió perdón por lo que había hecho y también que
rezásemos por él y por su familia».
1
Cf. C. LUBICH, Parole di Vita (ed. F. Ciardi), «Ottobre 1981», Città Nuova, Roma 2017,
pp. 218-219 (próxima publicación en castellano).
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 LETIZIA MAGRI

1) La Palabra de Vida de este mes, nos dice que Jesús después de haber anunciado a sus discípulos
las bienaventuranzas, lanza su revolucionaria invitación a amar a cada ser humano como a un
hermano, incluso si se declara como enemigo.

2) Así es la misericordia de Dios, que se dirige personalmente a cada criatura humana, con todas sus
debilidades; que incluso prefiere a quienes están al borde del camino, excluidos y rechazados.

3) Como hijos de este Dios, podemos ser semejantes a Él en lo que lo caracteriza: el amor, el acoger,
el saber esperar los tiempos del otro.

4) Como cristianos, podemos dar una aportación decidida y contracorriente: hagamos un acto de
libertad respecto a nosotros mismos y a otros condicionamientos, y comencemos a reconstruir los
vínculos agrietados o rotos en la familia, en el lugar de trabajo, en la comunidad parroquial o en el
partido político.

(Tiene como finalidad facilitar la comunión, el diálogo entre todos. La duración no tendría
que ser mayor de 30 min.)

1) Si hemos hecho daño a alguien, pidamos perdón con valentía y reanudemos el camino. Es un acto
de gran dignidad. Y si alguien nos hubiese ofendido de verdad, intentemos perdonarle, hacerle hueco
de nuevo en nuestro corazón, de modo que pueda curar la herida.

2) Pero ¿qué es perdonar?

«Perdonar no es olvidar […], no es debilidad, […] no consiste en afirmar que lo que es grave no
tiene importancia, o que está bien lo que está mal, […] no es indiferencia. Perdonar es un acto de
voluntad y de lucidez –y por consiguiente de libertad– que consiste en acoger al hermano tal como es
y a pesar de todo el mal que nos haya hecho…

3) Perdonar consiste en no responder a la ofensa con una ofensa, sino en hacer lo que dice Pablo:
“No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien” (Rm 12, 21)»2.
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4) Esta apertura del corazón no se improvisa. Es una conquista cotidiana, un crecer constantemente
en nuestra identidad de hijos de Dios. (Y la experiencia que se cuenta nos lo demuestra). Sobre todo
es un regalo del Padre que podemos y debemos pedirle a Él mismo.

Gen Verde
de gira por Panamá y América Central

El complejo narra la experiencia en Gran Bretaña y Luxemburgo y luego

en Panamá para la JMJ. Su viaje continúa ahora a Cuba, Guatemala y El
Salvador.

En el último álbum “From the inside outside” se ve una mirada positiva

de las personas: todas tienen la oportunidad de encontrar en sí esa luz
que pueden dar a los demás. ¿Es así?

Adriana: A menudo escuchamos que hoy la sociedad está atravesando

una noche cultural, donde hay tanta “oscuridad” y las divisiones son más
evidentes. Queremos que el mensaje de este álbum sea una invitación a
sacar la esperanza que tal vez esté escondida bajo las cenizas,
reavivándola. El álbum nace de la experiencia hecha con miles de
jóvenes durante nuestras giras. Gracias al proyecto “Start Now”, un
programa con talleres artísticos y un concierto final, tenemos la
oportunidad de vivir en estrecho contacto con las nuevas generaciones.
Nos damos cuenta de los desafíos que afrontan, pero también de sus
bellezas. Generalmente, ofrecemos nuestra experiencia, pero nunca
desde arriba como alguien que ya ha resuelto todo. Sino que junto a
ellos miramos los desafíos e intentamos afrontarlos y darles una
respuesta. Varios nos han dicho: “Cuando regrese a casa, las
circunstancias externas no habrán cambiado, pero las afrontaré de
manera diferente”.

¿Crees que la música, el canto, el baile funcionan para entrar en

contacto con los jóvenes?

Sally: Las disciplinas artísticas tienen estas características: facilitan

el diálogo, la apertura y los resultados a menudo sorprenden. Una vez
en una escuela, una estudiante sufría de mutismo selectivo, es decir,
había decidido no hablar más. Cuando ella se inscribió en el grupo de
cantos, nos preguntamos: ¿qué hará? El primer día no abrió la boca. El
segundo agradeció, el tercero se ofreció a cantar una segunda voz. Al

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regresar a casa llorando, confió a su madre: “Encontré mi voz”. Incluso
los maestros se conmovieron: “No podemos creer, ella siempre estaba
sola, ahora comienza a hablar con los demás, a relacionarse…”. Esto es
solo un ejemplo, pero habría muchos otros.

En la canción “Not in my name” se aborda la relación entre cristianos y

musulmanes. ¿Cómo nació?

Adriana: Queríamos expresar solidaridad con nuestros amigos

musulmanes y resaltar los valores que compartimos, sabiendo que
muchos de ellos están sufriendo, porque se está difundiendo una
imagen no correcta de los musulmanes y porque el corazón de su
religión no es lo que difunden los medios de comunicación. Además, la
misma experiencia al crear la canción fue un signo de diálogo: también
nos inspiraron las palabras del Dr. Mohammad Ali Shomali, Director del
Instituto Internacional de Estudios Islámicos en Qum (Irán) que
conocimos en Loppiano. Afirma que todos somos gotas que reflejan el
rostro de Dios y juntos podemos ser un océano de amor. Cuando leyó las
palabras de la canción, dijo que se sentía expresado. Para el arreglo de
la pieza hemos involucrado a Rassim Bouabdallah, miembro de los
Focolares de religión musulmana, quien tocó el violín en la grabación.

Ahora están en América Central, donde también participaron en la

JMJ, ¿cómo va el viaje?

Alessandra: En Panamá, en las ciudades de Chitré y Colón, hemos

realizado un concierto con jóvenes para miles de peregrinos con motivo
de la JMJ: estar en el escenario con ellos ha sido escuchar y decir a
tantos que podemos esperar juntos. La experiencia en el Instituto
Penal de mujeres en la ciudad de Panamá también fue fuerte. Las
mujeres realmente viven una vida difícil, pero hubo una escucha
increíblemente profunda: cuántos aplausos espontáneos, cuántas
lágrimas durante las canciones… Al final, muchas nos dijeron que
parecía que habíamos vivido las mismas experiencias y que juntas
podíamos levantarnos y mirar al futuro, en un lugar donde parecería
imposible. Fue experimentar la misericordia de Dios que obra en
nuestras vidas más allá de cualquier circunstancia.

Anna Lisa Innocent

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 EXPERIENCIA.

El tiempo bajo llave

Me dispongo a ordenar unos legajos en el archivo de la escuela, hace

mucho que tengo este trabajo atrasado y hoy encontré el momento para hacerlo.

Llega un alumno buscando a la secretaria, pero ella no está. Puedo

decirle simplemente “no está”, pero pienso en el valor de amar en el momento
presente. Entonces averiguo que necesita un mapa. Pero, el mapa está en otra
sala, la sala está con llave, la llave esta en dirección, la directora esta con
gente...pero igual me propongo acompañarlo.

Comienzo a buscar el mapa, el tiempo se me termina y no aparece...

hago algunas bromas para que el nene que espera no se impaciente, en tanto
encuentro el mapa, el último de todos los que estaban apilados.

Cierro con llave, finalmente podré disponer de mi tiempo... Sin embargo lo

más importante ha sido amar a este niño que en ese instante era mi prójimo.

Camino nuevamente hacia el archivo y en el trayecto me encuentro con

una ex directora de la escuela, ella está jubilada, viene de visita, tiene todo el
tiempo del mundo y al verme “desocupada” me pide un libro. Precisamente está
en el mismo lugar de los mapas, así que aún con la llave en la mano comienzo
otra vez todo el proceso de abrir puertas. En este punto ya decidí quedarme con
ella el resto de mi tiempo libre “¿qué es la santidad sino un amar siempre en el
presente?”

Sin embargo justo en ese momento se desocupa la actual directora y la

recibe.

Regreso al archivo, no miro la hora, comienzo a ordenar. Logro terminar y

aún me quedan unos minutos para hacer un rápido desayuno.

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S. Q.