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también recogió, como Carmen Lyra, un grupo de cuentos populares durante algún
tiempo, cuando trabajaba como educadora. Unos los oyó de de vecinos y algunos se los
donaron alumnas suyas. Los inició a publicar a través, también de Joaquín Arcaya Monge
en 1923 en El convivio de los niños. Son 14 cuentos y se incluyen cuentos de hadas y
cuentos del Tío Conejo. Luego fue enviando otros cuentos hasta que en 1936, García
Monge, en la segunda edición completa la colección de lo que hoy es su obra Los cuentos
viejos.[1]
"Éste era un viejecito que tenía tres hijas muy lindas; pero la menor era
aún más bella porque tenía buen corazón y era muy humilde."
No faltan los niños huérfanos como agentes, como: Los niños sin mamá,
Bienvenido e Historia del hijo que dejó perdido el rey:
La Sf es la misma en todos ellos. Los agentes buenos triunfan y los malos fracasan y son
castigados. Se restituye el código. Existen bodas pomposas, se dan metamorfosis de
algunos personajes como en el caso de la Rana que resulta ser una princesa o la mano
peluda que era un príncipe hermoso y rico.
En los procesos es donde ocurren un poco más los cambios, sobre todo en los elementos
mágicos y en las Pp y la Pf. Existen más L-V y T-C realizadas por los héroes pero con
gran ayuda de aliados. Aparecen elementos mágicos que antes no lo hacían. Por ejemplo
los gigantes malos, los negros malagradecidos y traidores. En algunos sí existen las hadas
y los enanos. También las figuras religiosas forman parte de los aliados que recompensan
en la Pp a los buenos.
Hay una injerencia importante que sorprende. Es la aparición del personaje Tío Conejo
como elemento mágico, como aliado del héroe tonto y que logra recompensarlo por el
beneficio que recibió de Juan en la Pp. Otra injerencia ocurre con la participación en un
relato de un personaje propio de una leyenda: El cadejos. Este cuento no es de hadas sino
de infracción-castigo que se le da a una mujer que infringe el código moral cuando salía
de noche de su hogar y visitaba a sus vecinos y llegaba tarde a su casa, a pesar de que era
sola.
Estos cuentos como los anteriores muestran un código explícito de racismo y machismo.
Ni siquiera es sutil sino abierto y claro. Esto también era característico de los cuentos
analizados anteriormente.
Los actos de violencia, asesinatos, muertes de gigantes (se hacen picadillo) se dan con
mucha frecuencia y también en forma patente.
Algunos elementos mágicos como el saco mágico donde entraban todos los objetos, cosas
o personas también aparece, la cabellera de una niña sustituye a los dedos del joven en La
flor del Olivar pero hay otros nuevos como el caballito de oro, el violín, la capa que lo
hacía invisible, la espada mágica, los cuernos producto de unas frutas y la curación
mediante el baño (el agua), la palabra empeñada, los carneros, las gotas de esperma, el
chilillo, una rosa, etc.
Estos cuentos viejos presentan procesos con más aventuras y con verdaderas luchas
contra gigantes y algo nuevo ocurren con alguna frecuencia los encuentros y los
reconocimientos y lo más insólito una princesa se rebela contra su padre el rey y decide
casarse con el jardinero de palacio que es muy pobre y campesino. El padre la echa de
palacio pero al final se descubre que el joven era un príncipe rico y de grandes poderes.
Los perdona y los recibe en su palacio con alegría. El cuento lleva por nombre El príncipe
cabellos de oro.
Estos Cuentos Viejos presentan procesos con más aventuras y con verdaderas luchas
contra gigantes y algo nuevo ocurren con alguna frecuencia los encuentros y los
reconocimientos y lo más insólito una princesa se rebela contra su padre el rey y decide
casarse con el jardinero de palacio que es muy pobre y campesino. El padre la echa de
palacio pero al final se descubre que el joven era un príncipe rico y de grandes poderes.
Los perdona y los recibe en su palacio con alegría. El cuento lleva por nombre El príncipe
cabellos de oro.
Trascribí la cita completa para que se observe con claridad las implicaciones de esta
trasgresión de la muchacha y el castigo a que se hace merecedora por ello. En primer
lugar es el uno de los casos que con frecuencia ocurren en otros cuentos que se derivan
de los cuentos de hadas y que se consolidan en las leyendas. Es el caso de la mujer que
se ausenta de su casa por las noches y es asustada al llegar a su casa y encontrarse con el
Cadejos en su cama, El cadejos del Cadejal, lo mismo ocurre con el cuento La
cucarachita Mandinga de Carmen Lyra o la versión llamada La Hormiguita. En él el
castigo lo recibe el ratón Pérez por desobediencia a un mandato, pero al final la que sufre
es la viuda, la cucarachita o la hormiguita y ello las degrada. Estos cuentos se estructuran
de la siguiente manera:
Se parte de una situación inicial estable, pero con indicios de agentes un tanto rebeldes.
Esto permite al narrador someterlos a una prohibición, a veces explícita y en otras
ocasiones entendida, aceptada por todos y considerada como perteneciente al código
moral inquebrantable. Es el caso de la desobediencia, o el mal comportamiento, para citar
solo dos casos. El agente infringe con su conducta una norma moral y es castigada, a
veces con la muerte y en otras con el escarmiento. Los castigos suelen ser de diferente
naturaleza. Unos son leves y otros muy graves, según la falta moral que cometen. Van
desde un fracaso en una aventura hasta la conversión eterna en seres desgraciados. Esto
ocurre como luego veremos en el caso de las leyendas, tales como La Llorona, El
Cadejos, La Tule Vieja, etc.
En algunos casos sucede que al final del cuento los personajes trasgresores se transforman
en príncipes y seres muy ricos y entonces los padres los perdonan y se arrepienten del
castigo y todo vuelve a la "normalidad". Hay ejemplos de castigos muy determinantes
como la misma muerte del infractor (sobre todo si es malo) y otros donde el
arrepentimiento es suficiente y los agentes vuelven al redil y los pastores los aceptan
gustosos, siempre que no se aparten del código nuevamente. Al final la Sf es positiva.
Pero existen, sobre todo en las leyendas ejemplos donde el castigo es eterno y permanece
así como ejemplo para que nadie más vuelva a cometen el mismo error que ellos. Es una
especie de testigo, testimonio, de lo mal que le puede resultar a quien se aparte del código.
Un esquema de estos cuentos sirve para sintetizarlos:
[1] Leal de Noguera, María. Cuentos Viejos. Editorial Costa Rica, San José, 2004.
1 Leal de Noguera, María. Ob. Cit. , pp. 148-149.
A+ Vs A-
Otro ejemplo de este modelo en los Cuentos viejos, es El Cadejos del cadejal, donde se
castiga también a una mujer.
"Esta era una viejecita que vivía sola en su choza, tenía la mala
acostumbre de irse por las noches a la vecindad. Volvía muy tarde, y
como venía cansada se acostaba sin sacudir la cama ni encomendarse
a Dios."
En estos cuentos no se hace necesario el elemento mágico, basta el castigo. Por eso no
aparecen las LS y si ello ocurriera, sería para acentuar el castigo como en el caso de
algunas leyendas.
Son maravillosas porque el narratario acepta como algo natural ese tipo de castigo y lo
cree, no duda de su efectividad sobre todo para corregir a los "descarriados" y no necesita
ninguna explicación. Lo mismo sucede con el lector social que crea sus propias versiones
de la leyenda y las ejemplifica con historias "reales", según ellos. Es la magia de la fe y
la superstición y la explicación mítico-religiosa a lo que se sale de su verdad restringida
del escaso conocimiento que posee.
Los misioneros españoles encontraron en la leyenda una forma ideal para convertir a los
indígenas a su catolicismo y utilizaron la estructura anterior para esos fines. La leyenda
de La Virgen de Los Ángeles es un ejemplo típico.
Se parte de una Si negativa (indios paganos) que viven en Desacato con el "verdadero
Dios" y en vez de castigarlos con maldiciones le ofrecen, a través del elemento mágico,
sobrenatural, un ser religioso (la Virgen, sobre todo), su corrección para que sean felices.
2. Leyendas de la religión
3. Leyendas de la magia