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¿Qué es el Bautismo?

Es el sacramento que nos inicia en la vida cristiana. Nos hace Hijos de Dios y miembros de
la Iglesia.

Por: Juventud y Familia Misionera | Fuente: Catholic.net

Cuando los niños nacen, inmediatamente los papás le ponen un nombre, pues saben que es muy
importante llamarlo de alguna manera para poderlos registrar y para que sean “alguien en especial”,
con nombre y apellido, para que sean ciudadanos del país en que nacieron. Lo que hace que tengan
derechos y obligaciones.

Sin embargo, no sucede lo mismo con el Bautismo, a veces no le damos la importancia que tiene o
estamos confundidos porque escuchamos diferentes opiniones y nos olvidamos de que la Biblia nos
dice: “El que crea y se bautice se salvará”. (Mc. 16, 16)

Como todos sabemos, los hombres nacemos con el “pecado original” que cometieron nuestros
primeros padres, Adán y Eva.

Como Dios nos ama mucho y sabía que mientras estuviésemos en pecado, no podríamos vivir en
amistad con Él, nos envió a su Hijo Jesucristo, quien se hizo hombre como nosotros para salvarnos y
hacer posible la vida de amor con Dios.

Para ello Cristo, murió en la cruz y resucitó. De esa manera venció al pecado e hizo posible que
nosotros podamos morir al pecado y nacer de nuevo a la vida de Dios. Todo ello, gracias al
Bautismo.

Todos nacemos separados de Dios, es decir, “muertos a la vida de Dios” por el pecado original y
nacemos a la vida de Dios, a la vida espiritual, al recibir el Bautismo.

El Bautismo, como todos los otros sacramentos fue instituido por Cristo. Él le dio el mandato a
los apóstoles de “ir y bautizar” a todas las creaturas.

Por el Bautismo, Dios nos da el DON, el regalo, de ser hijos de Él, dándonos su mismo Espíritu, para
que habite en nosotros. A partir de ese momento Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, la
Santísima Trinidad, habitarán en el bautizado.

La materia que se utiliza en el Bautismo es el agua natural.


La forma son las palabras que dice el ministro: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo”, las cuales deben pronunciarse al mismo tiempo que corre el agua.

El ministro normalmente es el sacerdote. En caso de necesidad, es decir, cuando un niño o un adulto


se encuentra en peligro de muerte y no es posible que el sacerdote esté presente, lo puede administrar
cualquier persona, siempre y cuando tenga la intención de hacerlo y use la materia y la forma
correspondiente. Y hay que notificar a la parroquia para que quede registrado y, en caso de que viva,
para que pueda recibir la ceremonia del Bautismo solemne.

Cuando no se sabe si la persona que se va a bautizar está viva o muerta, antes de decir la forma se
añaden las siguientes palabras: ”Sí estás vivo, yo te bautizo ............ “.

El sujeto es toda persona que no haya sido bautizada:

Adultos: se necesita tener la intención de recibir el Bautismo, que tengan fe, y que estén arrepentidos
de sus pecados.

Niños: los padres tienen la obligación de bautizar a sus hijos lo antes


posible después de su nacimiento. Es derecho de los hijos el recibir de sus padres todos los dones y
valores para su desarrollo humano y cristiano, el Bautismo es el don más preciado que tienen los
padres, “el don de la vida de gracia”. Así como se les registra para que obtengan sus derechos, se les
debe hacer hijos de Dios, hacerlos partícipes de la fe de sus padres, que es lo más importante,
haciéndolos cristianos.

Requisitos para el Bautismo:


Los padres tienen la obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas.
Cuanto antes después del nacimiento e incluso antes de él, acudan al párroco para pedir el sacramento
para su hijo y prepararse debidamente. (CIC 867)
Sólo los papás tienen el derecho de llevarlos a bautizar.
En caso de adultos manifestar su deseo de bautizarse y asistir a pláticas de preparación.
Presentar el acta de nacimiento ante el sacerdote o su representante.
Tomar las pláticas prebautismales los papás y los padrinos.

Padrinos: son aquellos que presentan en la Iglesia al bautizado, contestan en su nombre y asumen la
responsabilidad de la educación cristiana del bautizado si faltan sus padres. Se requiere de un padrino
y una madrina en caso de los niños. En el caso de un adulto debe de ser uno solo, que debe de vigilar
que lleve una vida cristiana después de ser bautizado. Ser padrinos no implica asumir
responsabilidades materiales.

Requisitos para ser padrinos: Ser bautizado y tener la intención de asumir las responsabilidades,
tener uso de razón, haber cumplido 16 años, estar confirmado, haber hecho su Primera Comunión y
llevar una vida de fe. Los padrinos han de ser solteros o casados por la Iglesia. No pueden vivir en
unión libre, ya que deben de ser modelos de vida cristiana para los ahijados.
Símbolos, ritos y efectos del Bautismo
Este apartado tiene como finalidad darnos a conocer los símbolos y ritos del bautismo

Por: Cristina Cendoya | Fuente: Catholic.net

El rito del Bautismo

El bautismo afecta a toda la persona con un cambio importante debido a la acción de Dios. Estos
cambios no se perciben materialmente, pero sí suceden. Es algo similar a cuando un ciego recupera la
vista. Por fuera no se ve cambio alguno y sin embargo por dentro el cambio es total en la persona.

Simbología.

Hay muchos símbolos que se usan en el bautismo para que los hombres podamos imaginarnos con
algo que vemos, lo que está sucediendo por dentro y que no podemos ver:

1) Movimiento del atrio a la Iglesia.


El rito sacramental se inicia en el atrio de la Iglesia y se camina hacia dentro de la misma, significando
el paso de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del mundo al cielo.

2) Los exorcismos.

a) Renuncia a Satanás.
En voz alta el bautizado, o los padrinos en su lugar, renuncian a Satanás, a sus pompas y a sus obras.
El renunciar a las pompas del demonio, significa renunciar al ambiente mundano y materialista que
reina en el mundo.
El renunciar a las obras del demonio, significa renunciar al pecado.

b) Señal de la cruz.
El sacerdote hace la señal de la cruz en la frente y el pecho del bautizado, significando que en sus
pensamientos y sentimientos, Jesús vence al demonio.

3) Unción con óleo.


La unción se hace con un óleo especial llamado crisma, el cual es bendecido por el obispo el jueves
santo. El significado de esta unción es que el nuevo cristiano comparte con Cristo una triple misión
como profeta, rey y sacerdote, los cuales eran ungidos antiguamente.
En la antigüedad, también untaban de aceite a los luchadores para que su cuerpo estuviera flexible y
escurridizo. En el bautismo se hace la unción con aceite también con este significado, dándole al
bautizado un carácter de luchador triunfador contra el demonio, infundiéndole valor en la lucha y
seguridad en el éxito.
4) La sal
Dentro del rito se le pone un poco de sal en la lengua del bautizado. Esto es una señal de bienvenida.
Simboliza la entrada a la familia de la Iglesia y la bienvenida que le damos al nuevo miembro.
Otro significado que tiene la sal, es el gusto por las cosas de Dios que la gracia del Bautismo le dará al
bautizado.

5) El agua. Siempre se ha relacionado al agua con la purificación, ya que vemos sus efectos en el
baño diario: El agua tiene el poder de limpiar, sanar, purificar.
En la Biblia, el agua tiene dos significados: En algunos casos es devastadora (El Diluvio Universal) y en
otros es vivificante (La Creación).
En el bautismo, el agua es devastadora para el pecado y vivificante para el espíritu.

6) La vela.
La vela tiene dos significados: Es Cristo como luz que iluminará la vida del bautizado y es señal de que
el bautizado tiene la misión de ser luz del mundo.

7) El Credo.
El rezo del Credo, es símbolo del compromiso de fe y de identidad con la Iglesia que adquiere el
bautizado.

8) El rezo del Padre Nuestro.


Con esta oración el bautizado manifiesta que se ha convertido en hijo de Dios.

Los efectos del Bautismo.

El bautismo es un gran regalo que Dios nos ha dejado para ayudarnos a llegar a la salvación eterna.
Aunque aparentemente todo sigue igual por fuera, los cambios que el bautismo realiza en nosotros son
los siguientes:

1) Nos hace hijos de Dios. Con el bautismo recibimos una vida nueva, la vida de gracia que nos hace
participar de la vida divina. Es una filiación real y no una adopción, pues la vida de Dios estará dentro
de nosotros.

2) Nos hace miembros de la Iglesia. Al recibir el bautismo, entramos a formar parte de una familia; la
familia formada por todos los hijos de Dios, que es la Iglesia. El bautismo nos abre la puerta para poder
recibir todos los demás sacramentos.

3) Nos perdona todos los pecados. A diferencia del bautismo de Juan, el bautismo instituido por
Jesús sí perdona los pecados del que los recibe, incluyendo al pecado original. Es algo gratuito que no
pide reparación alguna.

4) Nos perdona todas las penas merecidas. Al recibir el bautismo se borran definitivamente nuestros
pecados y las penas que por ellos merecíamos. Esto significa que si una persona muere acabando de
recibir el bautismo, no irá al purgatorio, pues no necesita purificación alguna.
La confesión en cambio, solamente borra el pecado, pero no el deber de purificación, que lo podemos
cumplir en la tierra con sacrificios, penitencias y buenas obras, o en el purgatorio después de nuestra
muerte.

5) Nos infunde las virtudes teologales. En el bautismo, Dios nos hace tres regalos: Son la Fe, la
Esperanza y la Caridad. Las recibimos como semillas y es deber nuestro el hacerlas crecer para que
lleguen a su máximo desarrollo dentro de nosotros.
La fecha más importante
Meditación acerca del Bautismo y su importancia

Por: Pedro García, misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net

Ciertamente que en la Iglesia volvemos a tomar conciencia, cada vez más viva, de la importancia que
tiene el Bautismo. Estamos volviendo con ello a la más pura tradición cristiana, heredada de los
mismos Apóstoles.

El momento culminante de nuestra vida no es precisamente aquel en que vimos la luz primera ni lo
será el momento último, sino que es el momento en que cayó sobre nuestra cabeza el agua bautismal.
Porque nacimos para ser hijos de Dios, nuevo nacimiento que nos da el Bautismo; y morimos para
entrar de lleno en la gloria de Dios, coronamiento de la vida que el Bautismo nos dio.

Luis, el santo rey de Francia, cada vez que le nacía uno de sus muchos hijos, sentía verdadera
impaciencia por llevar inmediatamente a la iglesia al recién nacido. Apenas regresaban a casa con la
criatura ya bautizada, le estampaba el beso más ardiente, mientras le decía con profunda fe:

- Antes eras sólo hijo mío. ¡Ahora eres hijo de Dios!


Toda la vida divina que llevamos dentro arranca del Bautismo como el agua de la fuente. Ser
bautizados es nuestro mayor timbre de gloria. Era también ésta la fe de una señora que molestó más
de una vez al pá-rroco, cuando aún no existían las fotocopiadoras:
- Padre, ¿me presta el libro de los Bautismos?
- ¿Para qué lo quiere?
- Mire, aquí traigo a esta amiga que tiene una caligrafía excelente y dibuja muy bien. Mi hijo va a hacer
la Primera Comunión, y quiero hacerle el mayor regalo.
Y el regalo que aquella mujer de fe hacía a sus hijos e hijas en su Primera Comunión era una copia
preciosa del acta bautismal, en pergamino y enmarcada en un cuadro de lujo.
Tenía toda la razón, puesto que el Bautismo ha realizado en nosotros cosas verdaderamente grandes.
Auténticas maravillas, como las realizadas en María la Virgen.

Al querer hablar del Bautismo nos metemos siempre en la alta teología que contiene. Hacemos
bien, porque nunca profundizaremos bastante en la riqueza doctrinal del Sacramento que es la puerta
de todos los demás.

Pero hay una manera muy efectiva de ver el Bautismo para descubrir todos sus tesoros: es el
considerar los signos de que va acompañada su celebración.
Esos signos encierran y a la vez manifiestan todo lo que Jesucristo, los Apóstoles y la Iglesia nos han
enseñado siempre sobre la grandeza que nos distingue a los bautizados, de las obligaciones sagradas
y de los privilegios que nos ha echado encima.

¿Queremos saber entonces lo que es un bautizado? Nos basta recorrer las ceremonias que se han
desarrollado en su celebración para darnos cuenta de su grandeza. Ese signar con la cruz al
bautizando, el leerle la Palabra de Dios, el cubrirle la cabecita con un velito blanco, el entregarle el cirio
prendido..., todo, en fin, tiene unos significados profundos y divinos.
Se le signa con la Cruz, porque toda la gracia de la redención de Cristo se ha volcado sobre su alma.

Se le proclama la Palabra, porque ha sido engendrado a la vida de la fe.


Se le exorciza, porque el demonio, causante e instigador del pecado, ya no tiene que hacer nada allí.

Se le dicta hacer promesas y recitar el Credo, porque va a ser testimonio de Cristo y un valiente
proclamador de la fe.
Se le sumerge en el agua, que le limpia de todo pecado y le infunde la vida del Resucitado, haciéndole
una nueva creación.
Se le unge con el sagrado crisma, porque se ha convertido en otro Cristo, en miembro viviente de
Cristo Jesús.

Se le viste de blanco, signo de la inocencia que se lleva en su alma.


Recoge una vela encendida, porque ha sido alumbrado con la luz de Cristo y sale a iluminar al mundo.

Reza, y todos rezan con él y por él la oración del Padrenuestro, enseñada por Jesús, porque ese recién
bautizado, sin que él se dé cuenta, es ya un hijo de Dios.
Se bendice a sus papás, porque la Iglesia les agradece, en el nombre del mismo Dios, ese nuevo hijo o
hija que han traído como un ciudadano más del Reino y de la Gloria.
Todo esto es patrimonio cristiano, nacido, conservado y desarrollado por la Iglesia, desde los Apóstoles
hasta nuestros días a través de mucho siglos. Todo nos dice lo grande que es el don de Dios. Todo nos
ense-ña lo grandes que Dios nos ha hecho.

Esto ha llevado a la Iglesia en nuestros días a intensificar la preparación para recibir el Bautismo. Los
fieles, gracias a Dios, vamos tomando conciencia de lo que es y debe significar el Bautismo en
nuestras familias. Lo que es una gracia de Dios extraordinaria y causa de legítimo orgullo, es también
un compromiso serio que adquirimos con la Iglesia y con el mismo Jesucristo.

Naturalmente, que si todo esto es cierto y tenemos fe, el Bautismo se mira entonces, y es
considerado siempre después como el acontecimiento cumbre de la vida. Nos esperarán tal vez
otros días grandes, pero como el del Bautismo, ninguno. ¿Por qué no se podría celebrar su aniversario
como la fecha también más jubilosa?....
El sentido e institución del Bautismo
Naturaleza

El Bautismo es el sacramento, por medio del cual, el hombre nace a la vida espiritual, por medio del agua y la invocación a la Santísima
Trinidad.

El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, es el pórtico de la Vida en el Espíritu, y además es la puerta que nos abre el
acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo, somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros
de Cristo, y somos incorporados a la Iglesia, haciéndonos partícipes de su misión. (Catec. 1213)

Este sacramento se llama "Bautismo", en razón del elemento esencial del rito, es decir, el "bautizar"(baptizein en griego) que
significa "sumergir", "introducir dentro del agua"; la "inmersión".

La "inmersión", significa eficazmente la bajada del cristiano al sepulcro muriendo al pecado con Cristo, para así junto con Él, obtener una
nueva vida en su resurrección. "Fuimos, pues, con El sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo
resucitamos de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, y así también nosotros vivamos una nueva vida” . ( Ef. 5, 26 ).

Este Sacramento es llamado también "baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo ", (Tt.3, 5), porque significa y realiza ese
nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios." (Jn. 3,5).

"Este baño es llamado también: "iluminación" porque, para quienes reciben, el espíritu queda iluminado.....". El bautizado se convierte
en "hijo de la luz" ( 1Ts. 5,5 ), y en "luz" él mismo. (Ef. 5,8 ).

Podemos decir que, el Bautismo es el más bello y magnifico de los dones de Dios...... Es "Don", porque es Dios se lo da a los que nada
han hecho para recibirlo y que se encuentran en un estado de pecado. Es "Baño", porque lava; "Sello", porque nos guarda y es signo de la
soberanía de Dios.

Institución

En las Sagradas Escrituras se encuentran muchas prefiguraciones de este sacramento. De esto se hace memoria en la Vigilia Pascual
cuando se bendice el agua bautismal.

El Génesis nos habla del agua como fuente de la vida y de la fecundidad. La Sagrada Escritura dice que el Espíritu de Dios "se cernía"
sobre ella. ( Gn. 1,2 ).

El arca de Noé es otra de las prefiguraciones que la Iglesia nos menciona. Por el arca, "unos pocos, es decir ocho personas, fueron
salvadas a través del agua." ( 1 P. 3, 20 ). Si el agua de manantial significa la vida, el agua en el mar es un símbolo de la muerte. Por lo
cual, pudo ser símbolo del misterio de la cruz. Por este simbolismo el bautismo significa "la comunión con la muerte de Cristo." (Catec.
n. 1220).

Sobre todo el paso del Mar Rojo, verdadera liberación de Israel de la esclavitud de Egipto, es donde se anuncia la liberación obrada por el
bautismo, se entra como esclavos en el agua y salen liberados. También el paso por el Jordán, donde el pueblo de Israel recibe la tierra
prometida, es una prefiguración de este sacramento. (Cfr. Catec. 1217-1222).

Todas estas prefiguraciones tienen su culmen en la figura de Cristo. Él mismo, recibe el bautismo de Juan, el Bautista, el cual estaba
destinado a los pecadores y Él sin haber cometido pecado, se somete para "cumplir toda justicia" (Mt. 3,15). Desciende el Espíritu sobre
Cristo y el Padre manifiesta a Jesús como su "Hijo amado". (Mt. 3, 16-17 ). Cristo se dejó bautizar por amor y humildad, y así darnos
ejemplo.

Si recordamos el encuentro de Jesús con Nicodemo, vemos como Él le explica la necesidad de recibir el bautismo. (Cfr. Jn. 3, 3-5).

Después de su Resurrección confiere la misión de bautizar a sus apóstoles. “ Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id
pues, enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” . (Mt. 28, 18-19).

Con su Pascua, Cristo hizo posible el bautismo para todos los hombres. Ya había hablado de su pasión, "bautismo" con que debía de ser
bautizado (Mc. 10,38) (Lc. 12,50). La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado por la lanza del soldado de Jesús crucificado
(Jn. 19,34), son figuras del "bautismo" y de la "eucaristía", ambos sacramentos de la nueva vida ( 1 Jn. 5, 6-8); desde entonces es
posible "nacer del agua y del Espíritu" para entrar en el Reino de Dios. ( Jn. 3,5 ).

Desde el día de Pentecostés, la Iglesia ha administrado el bautismo siguiendo los pasos de Cristo. San Pedro, en ese día, hace un llamado
a convertirse y bautizarse para obtener el perdón de los pecados. El Concilio de Trento declaró como dogma de fe que el sacramento del
Bautismo fue instituido por Cristo.
FOLLETO EVC 168

ARQUIDIÓCESIS PRIMADA DE MÉXICO

EL BAUTISMO

R.P. Pedro Herrasti, S.M.

NIHIL OBSTAT

17 de marzo de 1999

Censor Pbro. Dr. José Luis G.

Guerrero Rosado

IMPRIMATUR

30 de marzo de 1999 Pbro. Lic. Guillermo Moreno Bravo Vicario General.

EL BAUTISMO
"Id y bautizad a todas las naciones, enseñándoles a cumplir todo lo que Yo os he mandado" (Mt.28,19-20).

Con estas solemnes palabras, Nuestro Señor Jesucristo se despide de los Apóstoles momentos antes de su
Ascensión a los Cielos. Les deja encomendada nada menos que la salvación de la humanidad entera. Y la
Iglesia naciente, espera en Jerusalén con la Virgen María, la venida del Espíritu Santo que les daría las luces
y la fortaleza para emprender tan grande obra.

¿Qué es el Bautismo?, ¿en qué radica su urgencia y su grandeza? es el objeto de este folleto ayudar al
cristiano a conocer y valorar el hecho de haber sido bautizado cuando pequeño o del adulto no bautizado que
se prepara para recibirlo al terminar su catecumenado.

Un rito muy antiguo

Dado que el agua naturalmente lava o purifica, en muchas culturas o religiones antiguas ya desaparecidas o
aún vigentes, se ha acostumbrado realizar con agua un rito de "purificación", simbolizando arrepentimiento
por las faltas cometidas. Actualmente, en la India por ejemplo, cientos de miles de hindúes entran al Río
Ganges en Benarés en ceremonias impresionantes tanto por el número de los devotos y la intensidad de su
devoción como del entorno mismo en que se verifican los ritos.
En Palestina, en tiempos de Jesucristo, apareció Juan, el pariente del Señor, bautizando en el río Jordán,
instando a los judíos a arrepentirse de sus pecados: "Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos...
Yo os bautizo en agua para la conversión" (Mt.3,2;1 l).

Pero aparte de las disposiciones personales de los que entran al río Ganges o aquellos bautizados en el río
Jordán por San Juan, solamente en el agua, dichos ritos bautismales no tenían ni tienen en realidad eficacia
alguna para perdonar los pecados: eran y son a lo más una figura, una preparación para el verdadero
Bautismo Sacramental instituido por Jesucristo.

El Bautismo Sacramental

San Juan Bautista declaró: "Aquél que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle
las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego". (Mt.3,11)

Un día, entre la multitud que acudía a ser bautizada en el Jordán, apareció Jesús y ante el asombro del
Bautista, pidió a también ser bautizado "no porque hubiera tenido él necesidad de ser purificado - nos dice
San Agustín- sino para purificar las aguas bautismales con el contacto de su carne divina y comunicarles la
virtud de purificar a los que después fueren Bautizados".

Ese fue, según los Padres de la Iglesia, el momento en que el bautismo invitando a la conversión, fue
elevado al rango de Bautismo Sacramental, con toda la eficacia que le confiere el poder del Espíritu Santo.

LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN

El Bautismo forma parte de lo que la Iglesia llama Sacramentos de Iniciación. Siguiendo la analogía de la
vida natural, que tiene un origen, un crecimiento y necesita un sustento, el cristiano nace a la vida de la
Gracia por el Bautismo, crece por la Confirmación y se nutre y fortalece por la Eucaristía. Todavía faltan los
demás Sacramentos llamados de Curación y de Servicio a la Comunidad, que conforman en plenitud la vida
Cristiana.

¿QUÉ ES EL BAUTISMO?

El Catecismo de la Iglesia Católica en su número 1213 define así al Bautismo: "es el fundamento de toda la
vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta de acceso a los otros Sacramentos. Por el
Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo
y hechos partícipes de su misión".

Un nuevo nacimiento

La palabra clave de la definición es "regenerados" o sea, que somos generados nuevamente, nacidos de
nuevo. En efecto, cuando el fariseo Nicodemo, de noche, visita a Jesucristo, recibe del Señor la siguiente
noticia: "En verdad te digo, nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo, de lo alto" (Jn.3,3). Así
como nacemos a la vida natural por medio de los padres, nacemos a otra vida superior en el Bautismo.
Cuando Jesús dijo: "He venido para que tengan Vida y la tengan en abundancia" (Jn.10,10), nos estaba
prometiendo no la vida natural que se adquiere por la unión conyugal, sino la Vida Divina que él tiene desde
la eternidad, como Hijo de Dios. Es designio eterno de Dios el que los hombres lleguemos a participar de su
Divinidad. Es lo que llamamos Gracia Santificante.

Por encima de todo lo que nos proporciona el Bautismo, está el prodigio de llegar a ser divinizados por el
agua y el Espíritu Santo en el sencillo rito del Bautismo. Es el momento más importante de nuestras vidas. Si
debemos agradecer a nuestros padres naturales el habernos comunicado la vida humana, ¡cómo podremos
agradecer a Dios el comunicarnos su Vida Divina! La Gracia es evidentemente el don más extraordinario y
preciado del Cristiano.

Nos libera del pecado

La Gracia, Vida Divina en nosotros, no puede coexistir con ninguna clase de pecado. Al ser bautizados,
somos liberados automáticamente del pecado original o cualquier otro pecado, si el bautizado es adulto.
Normalmente se menciona mucho el perdón del pecado original (aunque no se entienda bien que es) y se
pasa por alto lo más importante que es la divinización de nuestras almas.

Nos hace Hijos de Dios

Naturalmente no somos hijos de Dios: somos sus criaturas y entre Dios y el hombre, existe una distancia
Infinita. Aunque seamos la cúspide de la Creación, no tendríamos el derecho de llamara Dios "Padre", como
un ser inferior, por ejemplo un animal, no tendría derecho de llamar padre a una persona humana. Pero en-
el Bautismo, al ser infundidos de la Vida Divina, nacemos realmente de Dios, somos elevados por sobre la
naturaleza humana y por eso también llamamos a la Gracia "Vida Sobrenatural". Por eso San Juan
emocionado nos dice: "¡Vean qué amor singular nos ha dado el Padre, que no solamente nos llamamos hijos
de Dios, sino que lo somos!" (1 Jn.3,1)

Esa es nada menos que la dignidad del cristiano: ser hijo de Dios. Si la estirpe humana importa y puede ser
motivo de legítimo orgullo, el tener como Padre a Dios mismo, es el clímax de nobleza, inpensable para un
ser humano y a la que accedemos gratuitamente al ser bautizados.

Somos hermanos de Cristo

Las maravillas de la obra de Dios en nosotros vienen como en cascada: al adoptarnos Dios como hijos suyos,
también nos hace automáticamentehermanos de Jesucristo.¡Ser hermanos de Jesús! Es el colmo del amor
que Dios nos tiene.

LIamar a Cristo "hermano mío" suena a un atrevimiento tan solo comparable al de llamar al Padre Eterno
"papá". Pero no es así, sino todo lo contrario. Dios quiere que así nos relacionemos con Él.

Somos templos del Espíritu Santo

La divinización del hombre es obra del Espíritu Santo. No hemos sido bautizados tan solo en agua, sino en
agua y Espíritu Santo. El viene a nosotros calladamente, sin luces celestes ni música angelical, porque
normalmente así actúa Dios, en el silencio de la Fe.

Por eso nuestros cuerpos son sagrados. San Pablo tiene que increpar duramente a los Corintios que caían en
toda clase de depravaciones. "¿No saben ustedes que son Templo de Dios y que el Espíritu Santo hábita en
ustedes? Al que destruya el Templo de Dios, Dios lo destruirá. El Templo de Dios es santo y ese templo son
ustedes" (1 Cor.3,16-17).

Somos hijos de la Santísima Virgen María

Con mucha naturalidad y espontáneamente admitimos que María Santísima es nuestra Madre del Cielo, así
como tenemos una mamá en la tierra. Pero no es una ilusión o un mero título "de cariño" sino que al ser
hermanos adoptivos de Jesús por la Gracia, venimos a ser realmente hijos adoptivos de su Madre. No de otra
manera se presentó la Virgen María al Beato Juan Diego: "¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás
acaso en mi regazo?"

Nos hace miembros de la Iglesia

Por el Bautismo, somos agregados al Pueblo de Dios, a la Asamblea de los Santos, Cuerpo Místico de Cristo,
con todos los derechos de un cristiano, como el acceso a los demás Sacramentos y a la participación en los
tesoros espirituales de la Iglesia que consisten en los méritos infinitos de Jesucristo y de todos los Santos del
Cielo y de la tierra.
Al mismo tiempo de tan grandes beneficios, quedamos obligados al cumplimiento de sus leyes, que siempre
son, como la misma Ley de Dios, para beneficio de los cristianos.

Imprime en el alma un carácter

El Bautismo solo puede conferirse una sola vez, como una sola vez podemos nacer de nuestra madre. El
alma queda marcada para siempre con el carácter de hijo de Dios, aunque posteriormente renegáramos de
la Fe Cristiana o viviéramos en pecado mortal. El Bautismo es el "sello del Señor con que el Espíritu Santo
nos ha marcado para el día de la redención" (San Agustín). Es en efecto, según San Ireneo, el "sello de la
vida eterna". El fiel que guarde el sello hasta el fin, es decir, que permanezca fiel a las exigencias de su
Bautismo, podrá morir marcado con el "sello de la Fe" en la espera de la visión bienaventurada de Dios y de
la resurrección al final de los tiempos.

Resumiendo:

El Bautismo, al comunicarnos la Vida de la Gracia, que no es otra cosa que la Vida Divina, nos hace hijos de
Dios Padre, hermanos de Jesucristo, templos del Espíritu Santo e hijos de María Santísima, miembros de la
Iglesia y partícipes de sus méritos infinitos, imprimiendo en nuestras almas un carácter indeleble. Pero aún
hay más: el Bautismo nos hace SANTOS pues la santidad consiste precisamente en vivir en Gracia de Dios,
en llevar en nosotros la misma Vida Divina. "Sean santos como vuestro Padre Celestial es Santo" es el deseo
de Jesucristo.

Excelencia del Bautismo

Después de estas consideraciones es fácil comprender la excelencia de nuestro Bautismo. A partir del Don
preciosísimo de la Gracia, que no solamente limpia nuestra alma de todo pecado sino que nos comunica la
misma Vida Divina haciéndonos Santos, y nos da la posibilidad de gozar después de la muerte, de la felicidad
de Dios mismo, comprendemos que el día más importante de nuestras vidas no fue el de nuestro nacimiento
natural que festejamos en los cumpleaños, sino nuestro nacimiento por el Bautismo a una vida superior. Es
por eso que muchos cristianos festejamos el aniversario de nuestro Bautismo.

El conocimiento de la grandeza del Bautismo fue lo que llevó a decir a una camarera del Rey de Francia,
cuando éste le reclamó diciendo: "¡Mira que soy el Rey de Francia!" "¿Y no sabéis Vos -dijo la mujer- que yo
soy hija de Dios por mi Bautismo?"

Si ciertamente la Sagrada Eucaristía es la cumbre de los Sacramentos ya que nos da no solamente la Gracia
sino al Autor mismo de la Gracia, sin embargo es el Bautismo aún más necesario que ella, pues siendo la
Eucaristía el alimento supremo del alma, no podemos alimentarla si antes no nace a la Vida Divina.

El Bautismo cambia por completo el valor de nuestras buenas obras, pues cuando no estamos en Gracia de
Dios, merecerían tan solo una recompensa meramente humana, en cambio hechas en Gracia y con la
intención de agradar a Dios, recibirán, como lo dijo Nuestro Señor Jesucristo, un premio eterno.

Este bendito Sacramento es el único necesario para la salvación, pues podemos salvarnos sin haber recibido
ningún otro de los demás Sacramentos pero no sin haber sido bautizados ya que Jesucristo dijo: "Quien no
renaciera del agua y del Espíritu Santo no puede entrar al Reino de los Cielos" (Jn.3,5)

El Bautismo de Adultos

Los adultos, lo mismo que todo aquel que ha llegado al uso de la razón, para recibir el Bautismo
válidamente, deben tener las disposiciones siguientes: En primer lugar, la voluntad, el deseo de recibirlo,
pues Dios que a nadie impone su Gracia, la concede generosamente a todo aquel que la quiera y no ponga
obstáculo a ella. Dice el gran San Agustín: "Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti". Es necesaria la
cooperación del sujeto adulto. .
No se tiene pues, derecho de bautizar a nadie contra su voluntad, ni a un adulto privado de sentido a no ser
que hubiera anteriormente manifestado la voluntad de ser bautizado; pero sí existe el derecho de bautizar a
un demente de nacimiento, privado sin remedio del uso de la razón.

Pero además es necesario que el bautizando con uso de razón (niño o adulto) tenga conocimiento suficiente
de la Doctrina Cristiana, tanto de las verdades contenidas en el Credo como de los Mandamientos de Dios y
de los medios de Santificación, principalmente los Sacramentos.

Es lo que la Iglesia llama el Catecumenado, que en tiempos antiguos revestía suma seriedad y se podía
prolongar por años. El Catecumenado o formación de los catecúmenos, tiene por finalidad permitirles en
respuesta a la iniciativa divina y en unión con la comunidad eclesial, llevar a madurez su conversión y su fe.
Se trata de una formación y noviciado debidamente prolongado de la vida cristiana, en la que los discípulos
se unen con Cristo, su Maestro.

Por lo tanto, hay que iniciar adecuadamente a los catecúmenos en el misterio de la salvación, en la práctica
de las costumbres evangélicas y en los ritos sagrados introduciéndolos en la vida de fe, la liturgia y la
caridad del Pueblo de Dios (Documento "Ad Gentes" del Concilio Vaticano II). La Iglesia los abraza ya con
amor, tomándolos a su cargo.

El drama del Catolicismo en nuestra Patria consiste en que todos fuimos bautizados de niños y no fuimos
catequizados adecuadamente ni en la familia ni en la Parroquia y menos aún en la escuela laica oficial. De
ahí la urgencia de la instrucción religiosa que siente las bases de una vida auténticamente cristiana ya que
nadie ama lo que no conoce.

Además, cuando hablamos de adultos, es necesario el arrepentimiento, aunque fuera imperfecto, de sus
pecados. El adulto que habiendo cometido pecados mortales se hiciera bautizar sin el debido
arrepentimiento, recibiría válidamente el Sacramento, pero quedarían en suspenso sus frutos (Gracia
Santificante, perdón de todos los pecados) hasta tanto se arrepintiera.

El adulto no necesita ni puede acudir al Sacramento de la Reconciliación, pues por un lado el Bautismo le
borrara sus pecados y por otro lado los no bautizados no pueden válidamente recibir ningún otro
Sacramento.

Las tres clases de Bautismo

Enseña la Iglesia que existen tres clases de Bautismo: por el agua, por deseo y por la sangre.

¿Cómo sería posible que Dios en su infinito amor negara la salvación a un hombre bueno que no pidió el
Bautismo simplemente porque nunca supo de él?

Aquel aforismo de que "fuera de la Iglesia no hay salvación" debe ser interpretado incluyendo a los que han
amado a Dios tal como lo conocieron y han cumplido la Ley Natural inscrita en sus corazones; aquellos que
no obraron en contra de su conciencia y que de haber sido Evangelizados, hubieran deseado ser
bautizados. Ese es considerado el Bautismo de deseo.

De igual modo, si alguien no bautizado sufriera el martirio por causa de Cristo o simplemente fuera muerto
por no actuar en contra de su conciencia, de lo cual la iglesia tiene muchísimos casos, recibiría el Bautismo
de Sangre y ciertamente se salvaría.

Los niños muertos sin Bautismo

En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como
expresa el rito de sus exequias: "Dios nuestro, conocedor de los corazones y consuelo del espíritu, tú
conoces la fe de estos padres; dales el consuelo de creer que el hijo(a), cuya muerte lloran, está en manos
de tu misericordia". En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1
Tim.2,4) y la ternura de Jesús por los niños, que le hizo decir "Dejad que los niños vengan a Mí, no se los
impidáis" (Mc.10,14), nos permiten confiar en que hay un camino de salvación para ellos. Por eso es más
apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del
Santo Bautismo.

Los bautizados no Católicos

Los que creen en Cristo y han recibido ritualmente el Bautismo, están en cierta comunión, aunque no
perfecta, con la Iglesia Católica. Habiendo sido justificados por la fe en el Bautismo, se han incorporado a
Cristo y por tanto con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos por la Iglesia
como hermanos en el Señor, aunque separados.

LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO

Todos los ritos sacramentales que celebra la Iglesia están llenos de profunda enseñanza y la persona que
participa atentamente en ellos, descubre con facilidad el sentido y la gracia significada y producida por el
mismo rito sagrado. En el Bautismo, cada paso de la celebración nos revela la riqueza del Sacramento y lo
que realiza en el nuevo bautizado:

- La Señal de la Cruz, al principio de la celebración, señala ya desde el comienzo, el sello de Cristo sobre el
que le va a pertenecer y la gracia de la redención que Cristo nos ha adquirido por su Cruz. Todo lo que el
cristiano hace, puede y debe hacerse en honor de la Santísima Trinidad, amparados por la Cruz de nuestro
Salvador.

- Las Lecturas Bíblicas iluminan con la verdad revelada, a los candidatos y a la asamblea y suscitan la
respuesta de Fe, inseparable del Bautismo. En efecto, es por la Fe que entramos a la vida Sacramental, a la
vida de Gracia.

-Exorcismo y Unción Prebautismal. El Bautismo significa la liberación del pecado y de su instigador, el


demonio y por eso incluye un exorcismo pidiendo a Dios que el catecúmeno sea liberado del dominio de
Satanás y pueda ser habitado por el Espíritu Santo.

-Es ungido a continuación con el Oleo de los catecúmenos, consagrado por el Obispo el Jueves Santo
anterior. Corno esta unción se hace en el pecho, es conveniente, si el bautizado es un bebé, que tenga la
ropa suficientemente floja.

- Bendición del agua. La materia propia del Bautismo es el agua simple, signo de vida y fecundidad. El
sacerdote bendice y toca el agua invocando al Espíritu Santo para que descienda sobre ella de modo que los
bautizados "nazcan del agua y del Espíritu" (Jn.3,5)

-Profesión de Fe. El Bautismo no solo significa renunciar al pecado y a Satanás, sino que es opción por la Fe
Católica. Es por ello que con diferentes fórmulas, el catecúmeno (o los padres y padrinos en caso de un
infante) son invitados a declarar su adhesión decidida a las verdades de nuestra Fe. Decir "Renuncio a
Satanás y creo en Cristo el Señor" es todo un compromiso que tal vez exija un cambio en nuestras vidas.
¡No debemos decir palabras tan importantes frívolamente!

- Rito del Bautismo. Llegado el momento, en la Iglesia de rito latino, el sacerdote derrama agua bautismal en
la cabeza del catecúmeno, pronunciando al unísono la fórmula sacramental: "N., yo te bautizo en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

En las Iglesias de rito oriental, se acostumbra sumergir por tres veces al bebé en la pila bautismal.
-La Unción con el Santo Crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don del Espíritu
Santo. Ha llegado a ser un cristiano, es decir "ungido" por el Espíritu Santo, incorporado a Cristo y por lo
tanto, como El, constituido sacerdote, profeta y rey. ¡Esa es la excelsa dignidad del cristiano!

-La vestidura blanca que se impone al recién bautizado simboliza que "se ha revestido de Cristo" (Gál.
3,27) y que ha resucitado con El. Es figura de la Gracia Santificante, de la pureza del alma, libre ahora de
todo pecado.

-La luz de Cristo. Del cirio Pascual, el bautizado o sus padres o padrinos, reciben la Luz del Mundo,
simbolizando que Cristo ha iluminado al nuevo cristiano. Al mismo tiempo simboliza que los cristianos
debemos ser la Luz del mundo, como Cristo nos dijo: Grave responsabilidad de padres y padrinos es
proteger y alimentar la Fe del bautizado de modo que su luz nunca se apague.

-Padre Nuestro: Ahora el bautizado es ya cristiano, es hermano de Cristo en la Gracia e hijo del Padre
Eterno. Puede ya decir la oración de los hijos de Dios.

¿Quién puede recibir el Bautismo?

El Derecho Canónico, en una frase escueta reglamenta: "Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano,
aún no bautizado, y sólo él". (CIC 864)

En los orígenes de la Iglesia, cuando la predicación del Evangelio era escuchada por adultos principalmente,
el bautismo por lo general se concedía a los que habiendo sido debidamente instruidos e iniciados, lo pedían.
Pero ya desde los tiempos apostólicos, muchos niños fueron bautizados cuando "casas enteras" recibieron la
Fe. (Hech. 1 6,15; 18,8; 1 Cor. 1, 1 6)

Puesto que los niños nacen con una naturaleza humana caída, carentes de la Vida divina y manchados con el
pecado original, necesitan también el nuevo nacimiento del Bautismo para gozar de la libertad de los hijos de
Dios. Por lo tanto la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le
administran el Bautismo poco después de su nacimiento.

Hay quien dice que bautizar a un niño es imponerle una religión que él no ha pedido y que hay que esperar a
que sea adulto y que él decida a qué iglesia quiere pertenecer. Es un error nacido de la ignorancia. Al hijo
tampoco se le pidió su opinión para darle la vida natural: se le concedió por amor. Así es con la Vida Divina.
Dejar a un niño sin bautizar es un signo de que los padres no tienen la fe cristiana ni saben lo que es la
Gracia de Dios.

La Fe cristiana adquirida en el Bautismo, debe crecer y desarrollarse. Por eso se renuevan las Promesas del
Bautismo cada año en la noche de la Pascua.

Los Padrinos del Bautismo

Es tan importante garantizar el crecimiento en la Fe del bautizado, que la Iglesia pide que los padres tengan
él auxilio de los Padrinos, cuyo papel puede llegar a ser de suma importancia. Estos deben ser personas
auténticamente católicas, capaces de dar un verdadero testimonio cristiano ante sus ahijados. Por lo tanto
quedan excluidas aquellas que viven en amasiato o adulterio o las que de alguna manera serían un mal
ejemplo o motivo de escándalo.

El lenguaje mismo nos indica el bellísimo papel de los padrinos ya que son "padres-con" y el bautizado viene
a ser "ahijado" o sea "como-hijo". No conviene por lo tanto aceptar el padrinazgo de muchos ahijados,
siendo una responsabilidad tan grande.
Deben pues los padres y padrinos, cuidar la formación cristiana de los niños proporcionándoles un ambiente
sólidamente cristiano, siendo capaces de ayudarlo en las diversas etapas de su vida, en el esclarecimiento de
sus dudas, en el acompañamiento de la vida sacramental, en la vida de oración, etc...

Quién puede Bautizar

Son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero así como los diáconos. Pero en caso de
necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar.

Basta con tener a mano agua simple y derramarla sobre la cabeza o sobre cualquier parte del cuerpo del
niño diciéndole: "Yo te bautizo en nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Hay que tener en
cuenta esto sobre todo en los hospitales de ginecología, en donde se dan frecuentemente los casos de
peligro de muerte del recién nacido. Médicos, enfermeras, padres, deben proporcionar al bebé la Gracia
divina. En caso de sobrevivencia, el niño debe ser presentado en la parroquia, advirtiendo que está
bautizado y completarse la ceremonia.

La Fé de Bautismo

Cuando un niño es bautizado, recibe un documento firmado por el sacerdote que lo bautizó, dando fe del
hecho. Es un documento sumamente importante que corresponde al acta levantada en los Libros
Parroquiales. Debe estar totalmente de acuerdo en todos los datos, principalmente en el nombre del
bautizado, con el acta de nacimiento levantada en el registro civil. Muchos problemas surgen cuando por
descuido o negligencia no concuerdan los dos documentos, se pierden o destruyen. El cristiano debe apreciar
su Fé de Bautismo y celebrar el día en que fue hecho hijo de Dios.

El nombre del Cristiano

En el Bautismo, el Nombre del Señor santifica al hombre y el cristiano recibe su nombre en la Iglesia. Puede
ser el nombre de un Santo, es decir de un discípulo que vivió una vida ejemplar de fidelidad a Dios. Al ser
puesto bajo el patrocinio de un Santo, se ofrece al cristiano un modelo de vida y se garantiza su intercesión.

"Procuren pues los padres, padrinos y el párroco que no se imponga un nombre ajeno al sentir cristiano"
(CIC 855).

Se da en algunos ambientes la costumbre de escoger para los hijos nombres inspirados en telenovelas,
artistas, deportistas, o bien nombres extranjeros imitando a otras culturas, renegando de nuestra identidad
y de nuestra historia.

Conocer a nuestro Santo Patrono y festejar su día es parte de nuestra vida cristiana.

CONCLUSIONES PRÁCTICAS:

Comprendiendo con el estudio de este folleto la grandeza e importancia del Bautismo, sería bueno considerar
atentamente varias cosas:

1. Bautizar al hijo lo más pronto posible para que nazca a la Vida Divina y sea hijo de Dios.

2. Programar con anticipación el Bautismo en la Parroquia correspondiente, teniendo en cuenta los horarios
y las fechas.
3. Elegir de antemano nombres cristianos evitando aquellos extranjerizantes o televisivos dando al niño un
Santo Patrono que no tan solo lo proteja sino que sea un ejemplo en su vida.

4. Elegir también buenos padrinos, personas ejemplares en su cristianismo, capaces de ayudar a los padres
en la educación cristiana del niño. Evitar, por lo tanto a los que vivan en amasiato o adulterio, a los herejes o
gente de mala vida, etc... No buscar quedar bien con nadie o allegarse compadres pudientes con miras a
sacar provechos materiales.

5. No poner más interés en detalles secundarios como pueden ser el ropón, los bolos, recordatorios, etc.,
que en el estudio y comprensión del Sacramento.

6. Aunque el Bautismo es por lo general de un infante, la ceremonia en sí no es apta para niños que todavía
no pueden comprender la ceremonia. Convertir el templo en un jardín de niños menores de 5 o 6 años
estropea la solemnidad de tan gran momento.

7. No insistir en realizar el Bautismo en casas particulares, lo que está definitivamente prohibido y con
mucha razón, ya que no solamente distrae al sacerdote de sus obligaciones en la parroquia, sino que
propicia la dispersión del Pueblo de Dios, desconociendo la Parroquia como el centro de nuestro culto.

8. No rehuir a los Bautismos comunitarios. No es posible dada la escasez de sacerdotes, que cada familia
tenga su celebración privada.

9. No está por demás recordar a los padres de la criatura que lean cuidadosamente tanto el Acta de
Nacimiento en la Delegación como después la Fe de Bautismo para que los nombres, fechas y demás datos
estén correctos y en correlación en ambos documentos.

Con frecuencia errores burocráticos causan problemas muy fuertes en trámites legales posteriores
(pasaportes, cartillas, credencial de elector, etc.)

"En el día de nuestro bautismo recibimos el mayor don que Dios puede otorgar al hombre y a la mujer.
Ningún otro honor, ninguna otra distinción alcanzarán a igualar su valor. Porque fuimos liberados del pecado
e incorporados a Cristo y a su cuerpo que es la Iglesia".

Juan Pablo II

Los deberes que adquieren los padrinos de Bautizo


No es tan sólo convertirse en compadres

Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net

Ser padrino o madrina de un bautizado obliga a un deber de testimonio y de catequesis.

El testimonio consiste en vivir con alegría y coherencia su vida cristiana siendo modelo imprescindible para el ahijado, sobre todo en los
momentos difíciles de su vida.

La catequesis consiste en enseñar al ahijado, junto con los papás, a rezar y a conocer y vivir las verdades fundamentales de la fe y de la
persona humana. (Cfr. Código de Derecho Canónico 874)
¿Por qué bautizar a los niños pequeños?
El bautismo es la puerta del encuentro con Cristo, el fundamento de toda la vida cristiana
y la incorporación al pueblo de Dios, la Iglesia

Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

Todos queremos, como humanos, amar y ser amados. Y ser cristiano, no significa otra cosa que
practicar el mandamiento del amor: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. El amor
auténtico nunca ha sido un mal para nadie.

Que un niño goce del amor de sus padres ya desde la concepción, no es ningún condicionamiento
negativo sobre la libertad y voluntad del niño. Más aún, es lo más hermoso que un niño puede poseer:
el amor y afecto de sus padres.

Qué triste es ver a niños maltratados y rechazados por sus propios padres. ¿Por qué, pues, será el
amor de Dios un mal para el nuevo bautizado? Gozar del amor de Dios es lo máximo que se puede
pedir, y nosotros no tenemos el derecho de privar a nadie del don de ser amado.

El bautismo es la puerta del encuentro con Cristo, el fundamento de toda la vida cristiana y la
incorporación al pueblo de Dios, la Iglesia. Contiene en germen toda la acción santificadora de la gracia
de Dios, que se irá desarrollando a lo largo de toda su vida. El hombre que hoy se bautiza como niño,
llegará con la ayuda de la Iglesia, a responder conscientemente a la gracia que ha recibido. Necesitará
de sus padres y de la misma Iglesia, pues son quienes han proclamado la fe en nombre el niño y se han
hecho garantía de la educación y del desarrollo de su fe.

"Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios" (Juan 3,5)

Las objeciones contra el Bautismo de los niños proceden de una triple ignorancia: Ignorancia de los
bienes del Bautismo, de la Palabra de Dios y de la práctica de la Iglesia.

El Bautismo es una gracia Inestimable

El Bautismo nos hace hijos de Dios. Gálatas 4, 5-7

El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) 1253

El Bautismo nos lava el pecado. Hechos 2, 38

El Bautismo nos incorpora a Cristo, Romanos 8, 29. CIC 1272 y a la comunidad de salvación. CIC1273

El Bautismo nos imprime el "sello del Señor" con que el Espíritu Santo nos ha marcado para el día de la
redención. Efesios 4, 30
Los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el
Bautismo.

¿Qué Dice La Biblia?

Jesucristo lo dijo claramente a Nicodemo: "Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios" Juan 3, 5. Jesucristo no excluye a nadie, todos necesitan del Bautismo. "Lo nacido de la
carne, es carne, lo nacido del Espíritu, es espíritu". Si un niño no está bautizado no es nacido del
Espíritu.

Lo que Enseña el Antiguo Testamento

Los niños en la Antigua Alianza no esperaban a ser adultos para incorporarse al pueblo de Dios, sino
que eran circuncidados al octavo día. Lee: Hechos 7, 8. El Bautismo sustituye a la circuncisión, por eso
los primeros cristianos bautizaban a los niños.

La Práctica de la Iglesia

En un inicio, la mayoría de los bautizados eran adultos. No era posible de otra manera porque era una
Iglesia de convertidos. Pero ya desde entonces era costumbre bautizar "casas" enteras: 1 Corintios 1,
16; Hechos 16, 15. 33. Los miembros de la casa incluían a las mujeres, a los niños y a los esclavos
aunque no se mencione.

El Bautismo era comparado con el Arca de Noé, donde se salvaba la familia entera: Padres e hijos.
1Pedro 3, 20-21. La salvación era para toda la familia.

San Policarpo que murió en 155 d.C. en el momento de su martirio, cuando se le pide abjurar de su fe
en Cristo, atestigua: "Hace ochenta seis años que le sirvo", difícilmente podría haber dicho eso si no
hubiese sido bautizado desde niño.
Lo Que Enseña La Iglesia
La advertencia de Cristo en el Evangelio: "Quien no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de los cielos" (Juan 3,5), debe entenderse como la invitación de un amor universal e infinito;
un llamado a sus hijos deseando para ellos el mayor bien. Este llamamiento irrevocable y urgente no
puede dejar al hombre en una actitud indiferente o neutral, ya que su aceptación es para él la condición
del cumplimiento de su destino. (Instrucción soble el Bautismo de los niños #10)

La fe, no es sólo un acto personal, sino también una virtud sobrenatural. Los niños no son capaces de
un acto personal de fe, pero sí pueden tener la fe como virtud sobrenatural. De la misma manera que
"el amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espírtu Santo que nos ha sido dado", es decir,
por gracia y no por nuestro propio esfuerzo asi también el Espíritu Santo da la fe a los que reciben el
Bautismo. (La Doctrina de la Fe, Franco Amerio p.445)

Objeciones

1ª. Objeción. La fe es necesaria para el Bautismo, los niños no pueden hacer un acto de fe,
por tanto no pueden ser bautizados.

La Iglesia está de acuerdo: "El Bautismo es el sacramento de la fe". (CIC 1253). "El que creyere y se
bautizare se salvará" (Marcos 16, 16) Por eso "..el Bautismo jamás se ha administrado sin fe: para los
niños se trata de la fe de la Iglesia". (Instrucción sobre el Bautismo de los Niños No. 18).

Entrar al cine sin boleto es un fraude, pero si otro paga mi boleto, tengo tanto derecho a entrar como si
yo lo hubiera pagado.

Cristo siempre exigió la fe para sanar a los enfermos, pero en el caso de los niños bastaba la fe de su
padre o su madre, como es el caso de la hija de Jairo, Marcos 5, 36 y de la hija de la sirofenicia, Mateo
15, 28.
Nadie se puede dar la fe a sí mismo. El niño recibe la vida de sus padres, y la fe de la Iglesia. Es una fe
inicial, en semilla, que después debe crecer y volverse adulta, sin embargo basta para recibir el
Bautismo. De esta forma los niños reciben la fe y con ella la vida eterna como un don gratuito de Dios a
través de la iglesia. Lee: CIC n. 169.

El Bautismo de los niños pone de manifiesto la gratuidad de la salvación.

"Dejad que los niños vengan a mí"

La Sra. Edith era una convencida Bautista, pero sucedió que uno de sus hijos nació con Síndrome de
Down. El pastor se negó a bautizarlo porque el niño "no podía hacer un acto de fe". Para la Sra. Edith
las palabras de Cristo eran claras: "Quien no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino
de Dios". ¿Por qué su hijo iba a estar excluido del Reino de Dios? Decidió llevar a su hijo a una iglesia
donde lo bautizaran y así se convirtió el niño en hijo de Dios y ella a la fe católica.

2ª. Objeción. Los niños no necesitan Bautismo porque ellos son inocentes y no tienen
pecado.

El que no distingue, confunde. Los niños no tienen pecados personales, pero sí tienen el pecado
original.

San Pablo opone a la universalidad del pecado, la universalidad de la salvación en Cristo: "Por un sólo
hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los
hombres, pues todos pecaron..." Romanos 5, 12 Si todos sufren la derrota del pecado, entonces, todos
necesitan el baño que nos lava del pecado: el bautizo.

TODOS SOMOS PECADORES

El Rey David dice en el salmo 50: "Míra, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre..." Si el bebé,
desde el seno de su madre, nace con culpa y es un pecador, quiere decir que también necesita el
"Bautismo para el perdón de los pecados". Lee: Hechos 2, 37. Estudia detenidamente: CIC n.1250 y
405.

TODOS SOMOS CIEGOS

La historia del ciego de nacimiento (Juan 9) es muy aleccionadora. El ciego representa al cristiano,
porque todos nacemos ciegos a la fe y, por tanto, todos necesitamos lavarnos en la Piscina del Enviado
= el Bautismo de Cristo. Si los gatitos a los ocho días abren los ojos ¿porqué los niños deben esperar a
ser adultos para abrirlos?

3ª. Objeción. No es bueno imponer a los niños una fe que ellos no han escogido.

La fe ni es "escogida", ni es "impuesta" sino que es don y gracia de Dios. Si el Bautismo confiere a los
hijos el bien sublime de la gracia divina, sólo unos padres ignorantes o incrédulos podran negar a sus
hijos este don. Pero además, ¿quién eres tú para negar a Jesucristo el derecho legítimo sobre aquel por
quien Él murió y resucitó?

4ª. Objeción. Jesucristo se bautizó de grande y se bautizó en el río.

Esta objeción revela una gran ignorancia de la palabra de Dios. Porque Cristo recibió el Bautismo de
Juan, que era un bautismo de penitencia, nosotros en cambio, recibimos el Bautismo de Cristo, en
fuego y Espíritu. Por eso somos "cristianos" y no "bautistas". Y por eso los católicos bautizamos no
como el Bautista lo hacía, sino como Cristo manda: "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo". Lee: Mateo 28, 19.

5ª. Objeción. ¿Y qué hay de los niños que mueren sin Bautismo?
"La Iglesia los confía a la misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven" (1Timoteo
2, 4) y a la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, y
no se lo impidáis" (Marcos 10, 14). Esto nos permite confiar en que hay un camino de salvación para
los niños que mueren sin el Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no
impedir que los niños vengan a Cristo por el don del Bautismo. (CIC n. 1261).

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