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Ponencia de la Magistrada Doctora DEYANIRA NIEVES BASTIDAS

El Juzgado de Primera Instancia Décimo Quinto en Función de Juicio del


Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, constituido en
Tribunal Unipersonal, el 29 de octubre de 2004, dictó sentencia mediante la cual
dictó los siguientes pronunciamientos: PRIMERO: CONDENÓ al ciudadano
JOSÉ FRANCISCO RONDÓN QUINTERO, venezolano, titular de la cédula
de identidad N° 10.525.207, a cumplir la pena de TRES (3) AÑOS DE
PRISIÓN, por la comisión del delito de USO INDEBIDO DE ARMA DE
FUEGO, tipificado en el artículo 282, del Código Penal; SEGUNDO:
ABSOLVIÓ al mencionado acusado JOSÉ FRANCISCO RONDÓN
QUINTERO, de la comisión del delito de HOMICIDIO SIMPLE, tipificado
en el artículo 407, del referido Código Penal, en perjuicio de los ciudadanos
MARCOS CELESTINO URBANO COTUA y CÉSAR AUGUSTO URBANO
COTUA, por el cual se había presentado acusación en su contra; y, TERCERO:
ABSOLVIÓ al ciudadano JUAN DE DIOS PEREA RIBON, venezolano,
titular de la cédula de identidad N° 7.672.897, de la comisión de los delitos
HURTO CALIFICADO y PORTE ILÍCITO DE ARMA DE FUEGO,
tipificados en los artículos 455 ordinal 2° y 278, respectivamente ambos del
citado Código Penal, por los cuales se había presentado acusación en su contra.

Contra esta decisión, ejerció recurso de apelación la abogado BETTY


LEONI OJEDA, en su carácter de Fiscal Vigésima Quinta del Ministerio Público
del Área Metropolitana de Caracas, impugnándose exclusivamente el
pronunciamiento mediante el cual se ABSOLVIÓ al ciudadano JOSÉ
FRANCISCO RONDÓN QUINTERO de la comisión del delito de HOMICIDIO
SIMPLE, tipificado en el artículo 407, del Código Penal, en perjuicio de los
ciudadanos MARCOS CELESTINO URBANO COTUA y CÉSAR AUGUSTO
URBANO COTUA.

La Sala Novena de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del


Área Metropolitana de Caracas, integrada por los jueces NELSON CHACÓN
QUINTANA (ponente), INGRID SIFONTES DE NIEVES y CÉSAR SÁNCHEZ
PIMENTEL, en sentencia del 1° de marzo de 2005, DECLARÓ SIN LUGAR el
recurso de apelación presentado por la representante del Ministerio Público y
CONFIRMÓ la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia, mediante
la cual se ABSOLVIÓ al ciudadano JOSÉ FRANCISCO RONDÓN QUINTERO
de la comisión del delito de HOMICIDIO SIMPLE, tipificado en el artículo 407,
del Código Penal, en perjuicio de los ciudadanos MARCOS CELESTINO
URBANO COTUA y CÉSAR AUGUSTO URBANO COTUA.

Notificadas las partes de la anterior decisión, el 4 de abril de 2005, la


abogada BETTY LEONI OJEDA, actuando con el carácter de Fiscal Vigésima
Quinta del Ministerio Público del Área Metropolitana de Caracas, interpuso
recurso de casación en tiempo hábil.
Vencido el lapso establecido en el artículo 464 del Código Orgánico
Procesal Penal, sin que la defensa diera contestación al recurso de casación
interpuesto, la mencionada Corte de Apelaciones, remitió las actuaciones a la
Sala de Casación Penal, donde fueron recibidas el 13 de mayo de 2005.

El 19 de mayo del 2005, se constituyó la Sala, se dio cuenta de la presente


causa y se asignó ponente, correspondiéndole a la Magistrada que con tal carácter
suscribe la presente decisión.

Cumplidos como han sido los trámites procedimentales del caso y


encontrándose la Sala en la oportunidad de pronunciarse sobre la admisibilidad o
desestimación del recurso de casación interpuesto, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 465 del Código Orgánico Procesal Penal, pasa a dictar
sentencia en los siguientes términos:

LOS HECHOS

El representante del Ministerio Público, presentó acusación contra el


ciudadano al ciudadano JOSÉ FRANCISCO RONDÓN QUINTERO, por la
comisión del delito de HOMICIDIO SIMPLE, tipificado en el artículo 407, del
Código Penal, por los siguientes hechos:

“... el día domingo 22 de junio de 2003 siendo aproximadamente las 6:30 horas
de la tarde, en la Avenida Baralt, adyacente a Puente Llaguno, frente al
estacionamiento Llaguno, en vía pública, se suscitó una discusión entre los
ciudadanos RONDÓN QUINTERO JOSÉ FRANCISCO, quien es funcionario
activo de la Policía Municipal de Sucre y quien portaba para el momento de los
hechos su arma de reglamento, siendo que el mismo se encontraba en compañía
del ciudadano JOSÉ DELFIN MORENO SIFONTES, resultando ser este su
cuñado; con los ciudadanos URBANO COTUA MARCOS CELESTINO, quien
para el día de los acontecimientos se desempeñaba como Agente de Seguridad
II, adscrito a la División de Seguridad del Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas y quien igualmente, portaba un arma de
fuego y se encontraba acompañado de su hermano URBANO COTUA CÉSAR
AUGUSTO, produciéndose de manera casi inmediata los disparos tal y como lo
manifestaron los testigos presenciales del hecho RODRÍGUEZ ROMER JOSÉ
FRANK y DÍAZ CARTAGENA NORMA ELIZABETH, quienes oyeron voces
fuertes entre personas y cuando voltearon a ver lo que pasaba, pudieron
observar a cuatro personas que discutían entre sí y ver como uno de los sujetos
sacaba un armas (sic) de fuego, por lo que deciden salir corriendo hacia Puente
Llaguno, escuchan una serie de disparos, lo que obliga a estas personas a
lanzarse al piso y a los pocos minutos escuchan un vehículo que arranca a gran
velocidad. Una vez cesaron los disparos, los prenombrados testigos suben hasta
el lugar donde pudieron observar los cuerpos de dos personas que agonizaban
en el piso, falleciendo posteriormente, quienes en vida respondieran al nombre
de URBANO COTUA MARCOS CELESTINO quien falleciera por SCHOK
HIPOVOLÉMICO DEBIDO A HEMORRAGIA INTERNA SECUNDARIA A
HERIDA POR ARMA DE FUEGO AL TORAX, quien presentó cinco (05) heridas
por arma producida (sic) por el paso de proyectil disparado por arma de fuego y
URBANO COTUA CÉSAR AUGUSTO, quien igualmente falleciera por SHOK
HIPOVOLÉMICO DEBIDO A HEMORRAGIA INTERNA SECUNDARIA A
HERIDA POR ARMA DE FUEGO AL TORAX, una (01) herida producida por el
paso de proyectil único disparado por arma de fuego …Resultando igual
lesionado el hoy imputado RONDÓN QUINTERO JOSÉ FRANCISCO … herida
por arma de fuego en miembro inferior derecho, con orificio de entrada en la
cara anterior del muslo, con orificio de salida en el límite de la cara interna con
posterior en un tercio (1/3) distal del muslo …”.

El Juzgado de Primera Instancia, en su sentencia, además de estimar


acreditados los hechos antes narrados, agrega:

“… las deposiciones de los únicos testigos presenciales de los hechos, los


ciudadanos WILLIAMS EFREN ARGUINZONES, NORMA ELIZABETH DÍAZ
CARTAGENA, JOSÉ FRANK RODRÍGUEZ ROMERO, JOSÉ DELFIN
MORENO SIFONTES … fueron contestes en señalar que escucharon unos
disparos el día de los hechos, más no indicaron haber visto quién o quiénes los
efectuaron … respecto a las pruebas técnicas presentadas … si bien éstas
demostraron la comisión de un hecho punible, sin embargo de sus resultados no
se desprende señalamiento subjetivo directo alguno, que indique quién fue el
autor o autores del delito cometido … toda vez que no se probó que las heridas
que ocasionaron la muerte a los hoy occisos, fueran proferidas por el arma de
fuego que portaba el acusado JOSÉ FRANCISCO RONDÓN QUINTEO, ya que
no se realizó la comparación balística entre las evidencias extraídas al cadáver
de MARCOS CELESTINO URBANO COTUA, consistentes en dos (02)
proyectiles y las conchas que fueron colectadas en el lugar de los hechos, en
especial las que fueron percutadas por el arma de fuego tipo pistola, marca
GLOCK, calibre 9 mm, para así llegar a determinar que las mismas pertenecían
y fueron disparadas por el arma de reglamento del acusado …”.

RECURSO DE CASACIÓN

ÚNICA DENUNCIA

Con fundamento en lo dispuesto en el artículo 460 del Código Orgánico


Procesal Penal, la recurrente denuncia que la Corte de Apelaciones incurrió en
violación de la ley, por cuanto la misma en una errada interpretación del artículo
8 de la Ley adjetiva penal, confirmó la sentencia absolutoria dictada por el
Juzgado a-quo.

Luego de transcribir un párrafo de la recurrida, en el cual se señala la


aplicación del principio in dubio pro reo por parte del Juzgado de Primera
Instancia, criterio que comparte el sentenciador de alzada, la recurrente expresa:

“… Razonamiento este el cual queda desvirtuado, desde el momento en que la


defensa, alegó a favor de su defendido que el mismo había actuado en Legítima
Defensa y este a través de su testimonio en el debate oral y público, alegaba una
causa de justificación. Evidentemente que tal argumento, de acuerdo a las reglas
que rigen la teoría General de la Prueba, se produce un desplazamiento de la
carga de la prueba del Ministerio Público quien por imperio de la norma
artículo (11) del Código Orgánico Procesal Penal, tiene la obligación de
demostrar la culpabilidad de aquellos a quienes imputa. Sin embargo la defensa
al traer hechos nuevos al proceso, tal y como lo hiciera la defensa, alegando
Legítima Defensa, necesariamente a un desplazamiento (sic) de la carga de la
prueba, pues ya el objeto de la litis prueba, no se concreta sólo a determinar la
culpabilidad del acusado, pues esta situación jurídica con el argumento de la
defensa ya que ha sido reconocida al punto que la Legítima Defensa como causa
de justificación que excluye la antijuricidad del delito que produce que el
defendido cometió un acto típico pero exento de culpabilidad. La carga de la
prueba, sobre los hechos excepcionantes la tiene el imputado, es quien la conoce
y por tanto puede probarla…”.

Continúa la recurrente, para lo cual transcribe un criterio doctrinario sobre


el principio de presunción de inocencia, así como, parte de las experticias
practicadas a las armas de fuego y proyectiles recolectados en el lugar de los
hechos, señalando que:

“… de las referidas experticias se desprende que aún cuando no fue posible a


través de algunos fragmentos de blindaje y núcleos la individualización con las
armas de fuego, no es menos cierto que sí se pudo determinar que (08) (sic) de
las conchas fueron percutadas por el del arma (sic) Glock y (4) conchas
restantes fueron percutadas por el arma Pistola Marca Ruger, es decir quedan
perfectamente individualizadas e identificadas las armas incriminadas en el
hecho. Así y las cosas (sic), el debate oral y público tiene como finalidad la
búsqueda de la verdad a través de la apreciación de la prueba por el tribunal
según la sana crítica, observando la regla de la lógica, los conocimientos
científicos y las máximas de experiencia …”.

Concluye solicitando la nulidad de la sentencia recurrida, o en su defecto,


se ordene la realización de un nuevo debate oral y público, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 467 del Código Orgánico Procesal Penal.
Para decidir, la Sala observa:

El artículo 8 del Código Orgánico Procesal Penal, denunciado como


infringido por la recurrente, consagra un principio del proceso penal, como lo es
el principio de presunción de inocencia, en los siguientes términos: “Cualquiera
a quien se le impute la comisión de un hecho punible tiene derecho a que se le
presuma inocente y a que se le trate como tal, mientras no se establezca su
culpabilidad mediante sentencia firme”. También, dicho principio tiene
regulación constitucional en el artículo 49 ordinal 2° del texto fundamental, en
los mismos términos.

De acuerdo a este principio, está prohibido dar al imputado o acusado un


tratamiento de culpable como si estuviera condenado por sentencia firme; por lo
que no se le puede hacer derivar las consecuencias de una condena antes de que
ésta haya recaído en el proceso y adquiera firmeza. Igualmente, se traduce en el
hecho de que la carga de la prueba corresponde al Estado y por tanto es a éste a
quien corresponde demostrar la existencia del hecho, la infracción a una norma
penal, la autoría, culpabilidad, y responsabilidad penal del imputado o acusado.

De la fundamentación hecha por la recurrente, se evidencia que no existe


relación entre la norma denunciada como violada (art. 8 del Código Orgánico
Procesal Penal) y el fundamento de la misma. La referida disposición legal,
consagra es el principio de presunción de inocencia, que consiste en dar un trato
de inocente a toda persona que sea sometida a proceso penal, con las
consecuencias que de ello se deriva, hasta que sea condenado mediante sentencia
definitivamente firme. Por el contrario, la recurrente en su fundamento se basa, al
hacer su denuncia, en el hecho que el Juzgado de Primera Instancia y el de
alzada, en sus sentencias establecieron que existía insuficiencia de pruebas para
condenar al acusado y a criterio de la recurrente, quedó acreditada la suficiencia
de pruebas para dictar un fallo condenatorio.

La argumentación dada por la recurrente no guarda relación alguna con la


norma denunciada como violada, ya que, el principio que rige la insuficiencia
probatoria contra el imputado o acusado es el principio in dubio pro reo, de
acuerdo al cual todo juzgador está obligado a decidir a favor del imputado o
acusado cuando no exista certeza suficiente de su culpabilidad. Dicho principio,
no tiene en nuestra legislación regulación específica, sólo indirecta, a través de
diversas disposiciones legales como los artículos 13 y 468, entre otros, del
Código Orgánico Procesal Penal. Sin embargo, es considerado como un principio
general del Derecho Procesal Penal, y por ende, como todo principio general del
Derecho, cumple con la función de ser fuente indirecta de esta rama del Derecho,
bien como vía acogida por el legislador cuando se consagra expresamente en la
ley, o través de la jurisprudencia cuando el juzgador lo acoge en su sentencia para
resolver lagunas y carencias de las leyes procesales, en la solución de conflictos
que acarrea el proceso penal.

Así, nos encontramos que en el momento de ponderar la prueba, hay un


principio esencial de la prueba penal, que no cabe confundir con el derecho a la
presunción de inocencia, aunque se deriva de esa presunción. Es el principio en
base al cual en caso de duda hay que decidir a favor del acusado, el in dubio pro
reo. Debe agregarse que este principio puede ser concebido como una regla de
interpretación por tratarse de un principio general del Derecho, que no constituye
precepto legal de carácter sustantivo, dirigido al juzgador como norma de
interpretación, para establecer que en aquellos casos en los que a pesar de
haberse realizado una actividad probatoria normal, la prueba hubiere dejado duda
en el ánimo del juzgador sobre la existencia de la culpabilidad del acusado,
deberá absolvérsele. De acuerdo a ello, el principio envuelve un problema
subjetivo de valoración de la prueba que afecta de modo preponderante la
conciencia y apreciación del conjunto probatorio.

Al anterior punto de vista se ha opuesto el autor Bacigalupo Enrique,


quien acoge la tesis que concibe el principio in dubio pro reo como un concepto
bidimensional. Para dicho autor, este principio tiene dos dimensiones: una
dimensión normativa y otra dimensión fáctica. La fáctica “hace referencia al
estado individual de duda de los jueces y por lo tanto debe quedar fuera de la
casación”, y “la dimensión normativa se manifiesta en la existencia de una
norma que impone a los jueces la obligación de absolver cuando no se hayan
podido convencer de la culpabilidad del acusado o de condenar por la hipótesis
más favorable al mismo” (Bacigalupo Enrique; “La impugnación de los hechos
probados en la casación penal, Ad-Hoc”, Buenos Aires, 1994, p. 69); por lo que
concluye que en esta dimensión, como norma sustantiva -no simple norma
interpretativa- que el Tribunal debe observar en la aplicación de la ley penal, la
infracción del principio in dubio pro reo, sí debe dar lugar a la casación.

Resulta compleja la revisión de este principio, bien por vía de apelación o


casación, pues, por una parte, si el Tribunal ha tenido dudas y, en consecuencia,
no ha podido alcanzar la necesaria convicción en conciencia, no parece que
ningún Tribunal pueda revisar su decisión; y lo mismo si sucede lo contrario, esto
es, que el Tribunal haya quedado convencido respecto del sentido de una prueba
que sólo él ha percibido directamente (dimensión fáctica del principio). Por otra
parte, si el Tribunal tiene la obligación de absolver si no se ha podido convencer
de la culpabilidad del acusado, o en su caso, la obligación de condenar por la
hipótesis más favorable al mismo (dimensión normativa), y, desde luego,
difícilmente se habrá podido convencer de la culpabilidad del acusado, aunque
haya condenado, si resulta que las pruebas sólo expresan dudas o sospechas no
verificadas, en este caso la vulneración al principio será palmaria y en
consecuencia revisable por otro Tribunal. De allí que, aún acogiendo la
dimensión normativa del principio en comento, y por ende impugnable por vía
del recurso de casación, no puede ser denunciado de manera aislada,
requiriéndose la referencia necesaria a las disposiciones que regulan la materia
probatoria.

Aunado a la incongruencia existente en la denuncia planteada, tal como se


expresó supra, debe agregarse que, la Sala de Casación Penal, en reiteradas
oportunidades ha establecido que las garantías y principios constitucionales o
procesales no pueden ser denunciadas aisladamente en casación, ya que ellas,
sólo contienen formulaciones abstractas y generales, que la ley señala al Juez
para el recto cumplimiento de su función decisoria, por lo que, dada la naturaleza
genérica de dichas normas, debe ser adminiculada con la del precepto particular y
concreto, que el juzgador hubiera violado al apartarse de los aludidos preceptos
generales.

En el caso de autos, la impugnante denuncia la infracción del artículo 8 del


Código Orgánico Procesal Penal, por errónea interpretación, el cual está referido
al principio de presunción de inocencia, que, como se dijo anteriormente, al no
tratarse de una norma de carácter procedimental, no puede ser denunciada en
forma aislada en casación.

Por otra parte, observa la Sala, que la recurrente pretende mediante el


recurso extraordinario de casación, impugnar presuntos vicios cometidos en la
sentencia dictada por el Juez de Juicio o que la Corte de Apelaciones valore
pruebas, situaciones estas, que no pueden ser revisadas en casación, pues en el
primer caso señalado, de acuerdo a lo establecido en el artículo 459 del
mencionado Código Orgánico Procesal Penal, la sala Penal conoce de los vicios
cometidos por la Corte de Apelaciones en su sentencia; y en el segundo caso, de
acuerdo a jurisprudencia reiterada y pacífica de la Sala, las Cortes de Apelaciones
no están facultadas para valorar pruebas, en virtud del principio de inmediación.

La presente denuncia carece de la debida fundamentación, por cuanto la


misma se presenta contradictoria, lo cual imposibilita a la Sala conocer su
verdadero fundamento.

En consecuencia, la Sala de Casación Penal, de conformidad con lo


establecido en el artículo 465 del Código Orgánico Procesal Penal, desestima
por manifiestamente infundada la presente denuncia, al no estar llenos los
extremos legales necesarios establecidos en el artículo 462, ejusdem. Así se
declara.

Por último, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 257 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y 13 del Código Orgánico
Procesal Penal, la Sala, no obstante la indebida fundamentación del recurso, ha
revisado el fallo impugnado y considera que el mismo se encuentra ajustado a
Derecho. Así se decide.

DECISIÓN
Por las razones anteriormente expuestas, este Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala de Casación Penal, Administrando Justicia en nombre de la
República por autoridad de la Ley, DESESTIMA POR MANIFIESTAMENTE
INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la abogada BETTY LEONI
OJEDA, actuando con el carácter de Fiscal Vigésima Quinta del Ministerio
Público del Área Metropolitana de Caracas.

Publíquese, regístrese y bájese el expediente. Ofíciese lo conducente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo


de Justicia, en Sala de Casación Penal en Caracas, a los (21) días del mes de
JUNIO del año 2005. Años 195º de la Independencia y 146º de la Federación.

El Magistrado Presidente,

ELADIO APONTE APONTE

El Magistrado Vice-Presidente,
HÉCTOR CORONADO FLORES

Los Magistrados,

ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEÓN

DEYANIRA NIEVES BASTIDAS

Ponente

La Secretaria,
GLADYS HERNÁNDEZ GONZÁLEZ

DNB/eams

EXP. 05-211

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