Sie sind auf Seite 1von 4

MIGUEL DE UNANUMUNO, DON QUIJOTE DE LA MACHA

Y EL AMOR

Por: Nayeli Cañola Murillo

Miguel de Unamuno tiene la marca de la naturaleza y el paisaje en su actitud humana


e intelectual como confabulación del amor. Don Quijote de la mancha va en busca de
horizontes infinitos, en compañía del sol, del aire y del viento; para amar y ser amado.
En el presente ensayo voy a trabajar con dos escritores de España que trascendieron el
significado del amor. Miguel de Cervantes del siglo XVI y Miguel de Unamuno del siglo
XX son dos hombres que pertenecen a tiempos diferentes. No obstante, desde la creación
de sus personajes en la literatura contribuyen a una filosofía de la vida, del poder, de la
economía, de la sociedad y como lo veremos aquí, del amor.

“Nuestra filosofía, esto es, nuestro modo de comprender o de no comprender el mundo,


y la vida brota de nuestro sentimiento respecto a la vida misma”. Unamuno (1988)

En este sentido, comprender el mundo a través de una filosofía del amor empieza por
la mirada, por construir el significado de la existencia, de lo que significa la vida a través
de los ojos, la materialidad puede ser parte fundamental para transcender la definición en
la espiritualidad. No sabemos qué queremos sino vemos lo que hay a nuestro alrededor,
aquello que sin querer forma parte de nosotros en nuestro interior. La revelación de una
mirada es la superioridad de la espiritualidad a la intelectualidad, es por esta razón, que
el intelectual enseña lo que ha aprendido, conocimientos que tiene almacenados en su
intelecto, y el espiritual le enseña lo que es, le enseña su propia alma, su personalidad. Es
el caso del ingenioso hidalgo Don Quijote, quien nunca se ha atrevido a decirle nada a
Alfonza Lorenzo, Dulcinea del Toboso, de su enamoramiento por ella y finalmente decide
conquistarla por hazañas heroicas para ponerla a sus pies, para que vea, compruebe lo que
él como caballero es capaz de hacer por su Doncella.

Por otro lado, el cuento Ver con los ojos de Unamuno, describe cómo la mirada del
otro transforma la tristeza, la desesperación, el vacío, el hastío del mundo que la otra
persona ha de tener. La transformación del mundo del triste Juan, va por cuenta de
Magdalena, por el alma que Dios dotó con todos los colores bellos y todos los perfumes
suaves. Juan estuvo en la capital culminando sus estudios, había cumplido sus sueños,
tenía familia y hermanos que lo querían, pero su vacío iba más allá del mundo que podía
ver a través de sus ojos, existía en la materialidad, pero transcender a la espiritualidad era
imposible para él. Sentir la magia o la desesperación del otro puede salvarnos o matarnos.
Es así, como se entiende que el amor no se da en un mismo cuerpo y permanece en él, el
amor como mínimo necesita de dos, puede iniciar en un cuerpo y más tarde reflejarlo en
otro, pueden ser hombres, mujeres, o la misma naturaleza. Es esto último, la forma en la
que se proyecta el amor en El poema vivo del amor, es la historia de un hombre ciego,
capaz de contemplar el alma del paisaje, llenarse de luz y enamorarse de los verdes valles,
recordando con la presencia de su hija el pasado y con los ojos de ella la serenidad del
ambiente.

Por otro lado, el amor tiene la libertad de ir en contra de lo tradicional, lo moralmente


establecido por la sociedad, el amor sin proponérselo puede ir en contra de lo común,
sucede con Unamuno y con Cervantes. El primero, en uno de sus cuentos En manos de la
cocinera, cambia el juego de la época, lo establecido para concebir un puro amor. Es la
historia de Vicente, un hombre solo, que vive con su criada, desesperado por casarse con
su novia Rosaura, pero la mujer con sus demostraciones de afecto se quedaba más bien
cortica, pero luego de tener un accidente en su caballo a pocos días de la boda, todo
cambia. Rosaura es cada vez más fría, finalmente en medio de los cuidados de Ignacia,
Vicente se da cuenta de la verdadera persona que siempre lo ha acompañado, es por esto
que decide casarse con quien nadie nunca imaginó. Sucede lo mismo con el segundo, don
Quijote, está enamorado de una campesina, labradora, fuerte, ni muy modesta, ni muy
limpia, victima ocasional de la lasciva y según dicen tuvo la mejor mano para salar
puercos que otra mujer de toda La Mancha, no parece ser una mujer digna para un hombre
de alta alcurnia, prestigio y conocimiento como lo era Alonso Quijano. Sin embargo, en
medio de la locura de don Quijote, la mujer sufre una transformación y se vuelve casi una
diosa de la belleza y la virtud. El amor, con sus cualidades insoslayables de casto, leal,
sublime y difícilmente inalcanzable es el faro constante de todas sus acciones y máximo
acicate de todas sus aventuras.

“Oh princesa Dulcinea, señora desde cautivo corazón. Mucho agravio me habedes
fecho en despedirme y reprocharme con el riguroso afincamiento de mandarme no parecer
ante la vuestra fermosura. Plégaos, señora, de membraros desde vuestro sujeto corazón,
que tantas cuitas por vuestro amor padece” Cervantes (1605).
Esta cita se pone de relieve otra costumbre, y otro tópico, dentro del código del amor
y procedente de las reglas y leyes del amor, en este caso por la “amada ingrata” y ante
esto, el valeroso caballero suplica que se ablande y compadezca de él. Al respecto,
Unamuno presenta otra posición, con distinto final, pero enmarcado en la misma línea del
desamor. El espejo de la muerte (Historia muy vulgar) es la historia de Matilde, una mujer
que ya no tenía ánimos para vivir, no probaba bocado y sabía que el mundo renacía a su
alrededor, pero ella no podía hacerlo. Tenía un novio, José Antonio, quien siempre la
visitaba, pero al pasar de los días lo hacía ya por compromiso, Matilde lo sabía y
simplemente le decía que si estaba cansado era mejor que no volviera, finalmente dejó de
asistir a las visitas, Matilde, lloraba de pena, de dolor, de tristeza, de vacío, de soledad,
de amargura, de desencanto, más por el mundo que por José Antonio, hasta que un día
escuchando los ruegos la Virgen de la Fresneda, no volvió a despertar

El amor o la ternura podrán ser eternos como Al correr de los años en la historia de
Juan y Juana, pero el amor también termina o empieza con la muerte, hay espacio después
de tanto amar para pensar en el fin, para terminar con aquello que difícilmente acaba de
iniciar, es la historia que se cuenta en El amor que asalta, no es cualquier historia porque
es la que ha viajado y viajado, en busca del amor. Anastasio después de tanto viajar, en
la estación de Aliseda encuentra lo que tanto buscó, ella también lo buscaba, sabían que
habían nacido para ese momento. Se dirigen al pueblo temblando de felicidad, se
encierran en un cuarto y nunca más vuelven a salir. Tres días después son encontrados, el
uno cerca al otro, muertos de amor.

Finalmente, la fuerza del amor: puede encontrar el significado de una mirada,


encontrarse en ella y despojar todo sentimiento de melancolía, desconsuelo y desasosiego.
Se trata del amor pasional, pero también del amor natural, del amor que trae semillas y
recuerdos del pasado, del amor que permite el encuentro con el alma de seres y cosas, del
amor que sin ser correspondido implora la muerte, del amor que se promete para la
eternidad. El amor que permite despedazar las costumbres y en su delirio alcanzar tanta
felicidad que puede romperse para alcanzar la muerte.

"Es el amor, lectores y hermanos míos, lo más trágico que en el mundo y en la vida hay;
es el amor hijo del engaño y padre del desengaño; es el amor consuelo en el desconsuelo,
es la única medicina contra la muerte, siendo como es de ella hermana". Unamuno (1988).
Referencias

De Unamuno, M., & Aguinaga, C. B. (1988). Del sentimiento trágico de la vida. Ed. B
grupo Zeta.
De Unamuno, M. (2011). Cuentos completos. Páginas de espuma.
Saavedra, M. d. (1605 y 1615). El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
España: PENGUIN

Das könnte Ihnen auch gefallen