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PENSAMIENTO ECONÓMICO
LATINOAMERICANO
“BALANCE DEL PENSAMIENTO
ECONÓMICO LATINOAMERICANO”
27 y 28 de Octubre de 2016
BANCO CENTRAL DE BOLIVIA
Cochabamba, Bolivia
1
¿LA CULTURA INFLUENCIA LAS DECISIONES Y
EL BIENESTAR ECONÓMICO DE LOS
BOLIVIANOS?
RESUMEN
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¿La cultura influencia las decisiones y el bienestar económico de los bolivianos?
Resumen
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I. Introducción
Primero, se sugerirá que a nivel individual, la cultura influencia de forma directa la toma de
decisiones económicas de los bolivianos. La economía clásica consideraba que los
individuos tomaban decisiones puramente racionales y que éstas no eran influenciadas por
el entorno. Actualmente, ésta perspectiva sigue siendo utilizada por muchos economistas
en Bolivia para el desarrollo de modelos econométricos. Sin embargo, evidencia del área de
psicología y neuro-economía propone que los individuos toman decisiones basadas en el
contexto social en el que se encuentran [Ariely y Norton, 2008, p. 5]. Entonces, la literatura
sugiere que los modelos econométricos en Bolivia también deberían incorporar variables
relacionadas con el entorno, como la cultura.
Tomando como base las dimensiones culturales de Hofstede [1980], teorías psicológicas y
teorías de la neuroeconomía, nuestra investigación transfiere conocimientos del área social
al contexto de la economía explicando el mecanismo mediante el cual la cultura influencia
las decisiones económicas y el bienestar económico de los bolivianos. Se probará las
hipótesis con datos recolectados en los departamentos de Cochabamba y La Paz (Bolivia) y
se utilizará ecuaciones estructurales para el procesamiento de los mismos. Finalmente, los
hallazgos de la investigación permitirán el desarrollo de aplicaciones económicas y
gerenciales para la mejora de la gestión de instituciones nacionales e internacionales que
operan en Bolivia.
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II. Modelo conceptual
Los economistas clásicos no tenían ningún problema en utilizar la cultura para explicar los
fenómenos económicos. Según Mill [1843, p. 484], Adam Smith en su obra “Una Teoría de
los Sentimientos Morales” veía a la cultura como una parte integral de la “Riqueza de las
Naciones”. De forma similar Mill consideraba a las restricciones culturales como algunas
veces más importantes que las actividades de interés personal. También, Marx [1859, p. 20]
consideraba que la cultura determinaba las relaciones económicas. Específicamente, Marx
proponía que la tecnología subyacente determina el tipo de estructura y cultura que
prevalece. Posteriormente, Weber [1930, p. 20] sugiere que la religión es crucial para el
desarrollo del capitalismo. Según Weber, todo nuevo orden económico inicialmente
enfrentaría resistencia. Desde esa perspectiva, los incentivos económicos no son suficientes
para motivar a los emprendedores a romper el orden existente. En consecuencia, Weber
propone que la reforma protestante enseñó a los individuos que la búsqueda de la riqueza
no debería ser considerada como una simple ventaja, sino más bien un deber.
Posteriormente Gramsci [1949, p. 48] reconoce el rol jugado por la cultura en la historia.
Gramsci propone que el poder no es meramente dominio sino también hegemonía. Es decir,
la habilidad de influenciar a la sociedad moral e intelectualmente. Entonces, en la lucha de
clases los trabajadores pueden ganar consenso con otros grupos sociales a través de la
enseñanza de su visión de mundo y el sistema de valores de otras clases. Según Gramsci, la
hegemonía cultural (control de la vida intelectual de una sociedad por meramente medios
culturales) es crucial para la dominación económica y política. En consecuencia, Gramsci
proone que no solamente los intereses económicos, sino la cultura dominante puede
explicar los resultados políticos. Luego, Polanyi et al. [1957, p. 84] coinciden con Weber en
que la religión es importante para el establecimiento de mercados, pero también ven a la
religión y cultura como un factor para moderar los excesos de los mismos.
En las décadas posteriores a la segunda guerra mundial, los análisis de Gramsci y Polanyi
fueron de enorme influencia en la ciencia política y sociología pero no así en la economía
[DiMaggio, 1994, p. 16]. A medida que la economía incrementaba su sofisticación
matemática y expandía la cantidad de sus herramientas disponibles, no sentía la necesidad
de introducir nuevas variables explicativas como la cultura. En consecuencia, la economía
no solamente perdió interés en su relación con la cultura, sino que a medida que se volvía
más confiada en sus capacidades, comenzó a explicar a la cultura como un mero resultado
de las fuerzas económicas [Sapienza et al., 2006, p. 18].
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Banfield [1958, p. 9] propone una explicación cultural al subdesarrollo. Específicamente,
Banfield propone que el subdesarrollo del sur de Italia se debe a la excesiva búsqueda de
intereses personales de sus habitantes. De forma similar, Putnam [1993, p. 83] sugiere que
la cultura altruista influencia la calidad de las instituciones políticas. Luego, Fukuyama
[1996, p. 196] relaciona la confianza con el desarrollo económico. Sin embargo, Fukuyama
no distingue claramente entre la confianza que surge de mejores instituciones y el
componente cultural de la confianza.
Después, Landes [1998, p. 442] enfatiza que el éxito de las economías nacionales depende
de actitudes basadas en factores culturales. Luego, Henrich et al. [2001, p. 77] encontraron
evidencia que la estructura de producción existente determina las creencias y cultura de
una sociedad. Por otro lado, Henrich et al. [2001, p. 73] sugieren que cuando se forma la
cultura de una sociedad, ésta persiste e impacta las relaciones económicas, más allá de los
aspectos iniciales que la formaron. A continuación, Hoff y Pandey [2004, p. 25] encontraron
que las diferencias de castas influencian el rendimiento individual a través de la
modificación de las expectativas individuales. Adicionalmente, otros investigadores como
Barro y McCleary [2004, p. 38] también encontraron que la cultura influencia el crecimiento
económico. Específicamente, Barro y McCleary sugieren que las creencias religiosas tienen
un impacto positivo en el crecimiento económico. De la misma manera, Akerlof y Kranton
[2000, p. 727] proponen la inclusión de las identidades sociales en los modelos económicos
estándar. Específicamente, Akerlof y Kranton sugieren que la función de utilidad debe
incluir los beneficios monetarios y la utilidad de la identidad. Luego, Shayo [2009, p. 30]
utiliza el concepto de identidad social, propuesto por Akerlof y Kranton, y encuentra que la
identidad social es más común entre la gente con menores ingresos económicos. Además,
Shayo encuentra evidencia que la identidad social tiende a reducir el apoyo a la
redistribución económica. Después, Benjamin, et al. [2010, p. 1920] sugieren que la
identidad social influencia las preferencias temporales y de riesgo en los agentes
económicos. A continuación, Steenkamp y Geyskens [2012, p. 252] establecen que la cultura
influencia las decisiones económicas en las organizaciones.
Lo anteriormente expuesto sugiere que la cultura puede ser considerada como otra variable
que influencia los resultados económicos. Sin embargo, a la fecha, la literatura no muestra
un enfoque dominante para el estudio de la influencia de la cultura en los resultados
económicos.
Según Hofstede [1980, p. 28], la distancia de poder indica el grado en el que una sociedad
acepta que el poder en las instituciones y organizaciones está distribuido desigualmente. En
este tipo de sociedades, los individuos tienen una alta dependencia de reglas centralizadas,
formales y autoritarias con un estricto control sobre el poder y sus normas. Por ejemplo, en
Francia las personas aceptan las grandes diferencias en poder y autoridad entre individuos
en diferentes niveles ocupacionales y/o clases sociales. En cambio, en Suecia e Israel las
personas no aceptan las diferencias de poder y autoridad [Tosi y Greckhamer, 2004, p. 657].
Más aun, según Tosi y Greckhamer las organizaciones son estructuras de autoridad y poder
que tienden a reflejar como se ve el poder dentro de una sociedad. Esta es la razón por la
que en sociedades con alta distancia de poder: (a) se ofertan mayores salarios a los gerentes;
(b) existen muchas posiciones de supervisión; (c) se da una mayor importancia a los
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oficinistas que a los obreros; (d) existen grandes diferencias entre los salarios de la
dirección y los empleados; y (e) el control del dinero y recursos es una de las mayores
prioridades para los gerentes.
A pesar de la existencia de todas estas dimensiones culturales, Horst [1996] indica que no
se requiere que todos los miembros de una sociedad sigan todas las dimensiones culturales
propuestas en todos los aspectos de sus vidas. Según Morrison [2000, p. 59], es importante
reconocer que ningún individuo es el esclavo de la cultura de una nación. Esto sugiere que
existirán individuos que generalmente se desvían de las normas culturales existentes de
una sociedad.
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Las dimensiones culturales de Hofstede no establecen de forma directa la relación entre la
cultura y la economía. Sin embargo, Steenkamp et al. [2012, p. 255] encontraron evidencia
que las dimensiones culturales de Hofstede influencian las decisiones de los agentes
económicos. Más aun, la teoría cultural enfatiza que la cultura de una sociedad sirve como
una restricción que regula las actividades económicas, y que además proporciona las reglas
escritas y no escritas del juego económico [Peng y Heath, 1996, p. 492]. También, las
prioridades de la cultura nacional reflejaran los asuntos y problemas básicos que las
sociedades deben enfrentar para regular la actividad humana. Entonces, las prioridades
culturales compartidas en una sociedad ayudan a establecer las recompensas económicas y
sociales en las que las organizaciones y gerentes deben adaptarse para funcionar armoniosa
y eficazmente en una sociedad [Smith y Schwartz, 1997, p. 77]. Asimismo, las prioridades
culturales fomentan la selección de opciones decisionales que se encuentran alineadas con
los intereses de la sociedad. En cambio aquellas opciones decisionales que vayan en contra
de los intereses de la sociedad serán desalentadas [Hofstede, 1980, p. 28]. En consecuencia,
las dimensiones culturales de Hofstede se constituyen en un marco útil para el estudio de la
influencia de la cultura en las decisiones económicas.
Los economistas tienen una forma de describir la motivación: describen que los individuos
tienen una “función de utilidad”. Esta es una expresión matemática que caracteriza a la gente
respecto a lo que le importa. Por ejemplo, una persona puede importarle su consumo actual
y su consumo futuro. En consecuencia, esa persona tomara decisiones que buscan
maximizar su función de utilidad.
Sin embargo, los economistas han mantenido la suposición básica de que los gustos y
preferencias son características individuales independientes del contexto social. Es decir,
según la economía clásica algunos individuos les importan más los hijos, a otros no tanto. A
algunas personas les importa más el estatus, a otras menos, etc. Esta suposición ignora el
hecho de que la importancia de ciertas cosas y la temporalidad de esa importancia dependen
de la identidad de los individuos. Por ejemplo, la “justicia” fue un concepto propuesto en la
literatura por economistas líderes como Nash [1953, p. 136], Varian [1974, p. 63], Rabin
[1993, p. 1281] y Fehr y Schmidt [1999, p. 817]. Estos economistas sugerían que a la gente
le importa la justicia y ser tratados justamente. Entonces, la función de utilidad debería
tomar en cuenta esas preocupaciones. Más aun, el concepto de justicia puede explicar
diferentes experimentos de laboratorio donde los individuos en lugar de maximizar la
recompensa monetaria propia prefieren elegir opciones que parecen “justas” [Camerer y
Thaler, 1995, p. 218].
En el mundo real, las concepciones de los individuos respecto a la justicia no están aisladas
en un laboratorio, sino que dependen de un contexto social. En muchos lugares del mundo
un cierto trato hacia la gente puede ser considerado justo y natural. Sin embargo, en otros
lugares ese mismo trato puede ser considerado injusto y cruel. Por ejemplo, en India, la casta
social alta no trata a todas las castas de igual forma. De forma similar en EEUU,
históricamente los blancos no han tratado de forma igualitaria a los negros.
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Estos ejemplos tienen algo en común: todos están relacionados con las identidades de la
gente. Estas identidades están determinadas por normas que determinan el
comportamiento de los individuos bajo un contexto social. La cultura se define como la
acumulación de los significados, rituales, normas y tradiciones compartidas entre los
miembros de una organización o una sociedad que determina su identidad social [Solomon,
2004, p.36]. En consecuencia, la cultura determina la identidad social de los individuos y
cómo se comportan en un contexto social.
Desde el punto de vista cognitivo, la cultura hace que los individuos contextualicen las
situaciones más allá de las utilidades. Por ejemplo, cuando se evalúan las utilidades de una
situación, tiene sentido social considerar la utilidad positiva de consumir una manzana más
la utilidad negativa de la vergüenza de levantar la última manzana de un frutero [Stanovich,
2013, p. 5]. Más aun, no es difícil demostrar que los seres humanos incorporan un conjunto
de características psicológicas, sociales y emocionales en las opciones que analizan cuando
están en una situación de toma de decisiones. Por ejemplo, investigaciones realizadas con
el juego del ultimátum muestran que los individuos utilizan información contextual para
tomar decisiones [Camerer y Fehr, 2006, p. 49]. En consecuencia, los individuos se
caracterizan por ser grandes contextualizadores sociales que responden a señales sutiles
del medio ambiente y son sensibles a los matices de las interacciones sociales. Todo esto
sugiere que las características contextuales que los individuos codifican internamente, para
la toma de decisiones, son inestables por buenas (el mundo social es inestable) y malas
razones (las señales son muchas y varían para ser codificadas consistentemente en el
tiempo). Entonces, a medida que aparecen más señales contextuales se crean más
oportunidades para la violación de los axiomas de la racionalidad que fue propuesta por la
economía clásica. En consecuencia, la alta complejidad de la información causa que: (a) no
se cumplan los requerimientos de consistencia de acciones de la economía clásica
[Stanovich, 2013, p. 8]; y (b) los individuos utilicen a las interacciones sociales como fuente
de información decisional. En consecuencia, la cultura influencia las decisiones económicas
de los individuos (ver Gráfico 1).
Como se mencionó anteriormente, los aspectos que valora una cultura proveen un enfoque
para que los individuos decidan lo que es importante, verdadero, correcto y bueno en sus
vidas. Entonces, estas valoraciones juegan un rol importante en la definición de relaciones
y significados. La mayoría de las sociedades tienden a reforzar valores que enfatizan las
obligaciones sociales penalizando el comportamiento antisocial. Es decir, esos valores
buscan que los individuos construyan y mantengan fuertes y harmoniosas relaciones
sociales para poder enfrentar las adversidades [Eckersley, 2001, p. 51]. Según Nowak y
Sigmund [2005, p. 1291] ese comportamiento se debe a procesos evolutivos de selección
natural. Específicamente, Nowak y Sigmund sugieren que históricamente las sociedades
humanas se organizaron alrededor de interacciones cooperativas caracterizadas por la
reciprocidad directa e indirecta. En consecuencia, la literatura sugiere que las decisiones
económicas de los individuos son valorizadas de acuerdo a las interacciones cooperativas
que prioriza una cultura.
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Lo anteriormente mencionado hizo que algunos economistas se enfoquen en el valor de las
relaciones sociales y los beneficios económicos que resultan de las redes sociales.
Específicamente, diferentes investigadores encontraron evidencia de que las redes sociales:
(a) facilitan una mayor cooperación con resultados superiores en comparación a
comportamientos no cooperativos [Ostrom, 2000, p. 172] (b) ayudan a la difusión de
innovaciones [Rogers, 1995, p. 38]; (c) bajan los costos de transacción a través de la
reducción de información imperfecta [Fafchamps y Minten, 1999, p. 33]; (d) son una fuente
de seguros informales [Morduch, 1999, p. 187]; (e) mejoran los servicios y eficacia de
gobiernos [Putnam, 1993, p. 180]; y (f) realizan la función de monitoreo social previniendo
acciones que incrementan ganancias individuales a expensas del bienestar del grupo.
Finalmente, los ingresos son una parte fundamental de las personas. La gente utiliza una
gran parte de su tiempo ganando y gastando sus ingresos. Las buenas decisiones
económicas incrementan los ingresos de los individuos maximizando su función de utilidad.
Específicamente, mayores ingresos permiten a la gente satisfacer sus necesidades de forma
confortable. Además, mayores ingresos permiten una gran libertad de acción y consumo
permitiendo una mayor autorrealización y el logro exitoso de actividades. En consecuencia,
las decisiones económicas influencian el bienestar económico de los individuos (ver Gráfico
1).
+
Proceso
Cultura
+ Decisiones + Bienestar
Económicas Económico
Hipótesis: H1 H2 H3
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III.1. Influencia de la cultura en las decisiones económicas y el bienestar económico
En sociedades con alta distancia de poder, las personas de mayor nivel jerárquico
ocupacional o de clase social tienden a mostrar diferencias de poder y autoridad respecto a
individuos con menor nivel jerárquico ocupacional o de clase social. Esto causa que aquellos
individuos que tengan una mayor distancia de poder tomen decisiones económicas que los
diferencien de los miembros de menor nivel jerárquico o de clase social. Además, los
individuos con una mayor distancia de poder muestran una marcada preferencia por reglas
formales. Entonces, los individuos con alta distancia de poder tomaran decisiones
económicas formales que los diferencien de individuos con menor nivel jerárquico o de
clase social. Específicamente, según Zhang et al. [2010, p. 945] el autocontrol está asociado
con individuos se caracterizan por demostrar una alta distancia de poder. En consecuencia,
la distancia de poder activa procesos mentales de autocontrol que llevan a los individuos a
decisiones económicas formales que luego se traducen en mejores decisiones económicas.
Además, en las sociedades alta distancia de poder, se tienden a ofertar mejores salarios a
personas en cargos de supervisión (ejecutivos/oficinistas) que a personas en cargos de
menor jerarquía (obreros). Específicamente, según Schuler y Rogovsky [1998, p. 159] en
sociedades con alta distancia de poder los sistemas de compensación no son igualitarios
dando mayores compensaciones a los individuos de mayor nivel jerárquico. En
consecuencia, la distancia de poder causa que los individuos con mayor nivel jerárquico o
de clase social tengan un mayor bienestar económico que los individuos con menor nivel
jerárquico de clase social.
III.1.2. Masculinidad
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riesgos (por ejemplo, riesgos financieros Pesti y Penz [2008, p. 180]). En consecuencia, la
masculinidad causa una mayor dependencia de las intuiciones haciendo que los individuos
tomen decisiones económicas impulsivas, desinteresadas, y sin planificación que luego
afectan negativamente a su bienestar económico.
En sociedades con orientación a largo plazo, los individuos están dispuestos a retrasar el
éxito material o social a corto plazo para prepararse para el futuro. En principio, la
preparación exitosa para cualquier actividad requiere una buena planificación. Según
Ashkanasy [2015, p. 285] los individuos con orientación a largo plazo planifican su futuro y
evalúan sus acciones actuales en relación con los efectos futuros. Además, la orientación a
largo plazo hace que los individuos analicen una gran cantidad de información para la toma
de decisiones económicas [Wang y Bansal, 2012, p.1135]. Así también, Cannon et al. [2010,
p. 506] encontraron evidencia que las relaciones económicas a largo plazo son beneficiosas
para los individuos y las empresas. En consecuencia, la orientación a largo plazo hace que
los individuos realicen una buena planificación basada en la búsqueda de una gran cantidad
de información que luego les permite tomar buenas decisiones económicas.
Según Zimbardo y Boyd [1999, p. 1271], la orientación a largo plazo es una característica
estable de las personas que tiene una influencia significativa en su comportamiento.
Específicamente, la orientación a largo plazo se encuentra relacionada con la
autorregulación psicológica. Según Baumeister et al. [1998, p. 1252] la autorregulación
psicológica ayuda a los individuos a restringir impulsos y acciones indeseables. Bajo lo
anteriormente expuesto, la literatura sugiere que la autorregulación tiene implicaciones
directas con el bienestar económico de los individuos. Es decir, la autorregulación ayuda a
que las personas se restrinjan de gastar dinero en el corto plazo para poder maximizar su
bienestar económico en el largo plazo [Howlett et al., 2008, p. 223]. En consecuencia, la
orientación a largo plazo causa que los individuos autorregulen su comportamiento
restringiendo impulsos y comportamientos económicos indeseables que luego les permiten
maximizar su bienestar económico.
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IV. Metodología
Una vez que se determinaron las preguntas a ser utilizadas en el cuestionario, en el mes de
Octubre de 2014 se realizó una prueba piloto con estudiantes de una universidad pública
de Bolivia. Después de revisar las características psicométricas de las respuestas, se
modificaron aquellos ítems que mostraban baja fiabilidad estadística. Desde Febrero a Abril
de 2015 se recolectaron datos en los departamentos de Cochabamba y La Paz. Debido a que
la encuesta requería conocimiento sobre decisiones económicas la recolección se enfocó en
personas con formación universitaria. Basado en conocimientos del mercado boliviano se
seleccionó un grupo de empresas y universidades a las que se contactó de forma personal
para obtener su apoyo para la recolección anónima de datos. De 910 encuestas distribuidas
se obtuvo una muestra de 773 encuestas completas y válidas [tasa de respuesta: 84.9%].
Además, en el total de encuestas validas: (a) 52% son mujeres y 48% son hombres; (b)
50.4% tienen edades menores o iguales a 30 años y 49.6% son mayores de 30 años; y (c)
47.4% tienen nivel profesional menor a la licenciatura y 52.6% tienen nivel profesional
igual o mayor al de licenciatura.
Para reducir el método de varianza común [CMV] se utilizaron diferentes tipos de escala,
formatos y anclajes (ver Apéndice) [Podsakoff et al., 2003, p. 879]. Además, se calculó el
modelo con y sin un factor no medido [Bagozzi, 2011, p. 277; Lindell y Whitney, 2001, p.
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115]. Como la introducción del factor no cambiaba sustancialmente las conclusiones, CMV
no representa una amenaza para invalidar los resultados obtenidos [Bagozzi, 2011, p. 277].
V. Resultados
A continuación, se presentan los resultados de las pruebas estadísticas realizadas con los
datos recolectados.
Para probar las hipótesis planteadas se estimaron los efectos directos e indirectos
utilizando el modelo conceptual planteado (ver Gráfico 1). El Gráfico 2 muestra los efectos
directos e indirectos de las variables bajo análisis. Además, el Gráfico 2 muestra que los
índices de ajuste del modelo cumplen los criterios de aceptación estándar [Hair et al., 2010,
p. 544; Kline, 2011, p. 204]: 2/df < 5, CFI 0.95; RMSEA <0.07.
Los resultados del Gráfico 2 muestran que todas las relaciones causales son
estadísticamente significativas (excepto orientación a largo plazo a bienestar económico).
Específicamente, la distancia de poder y la masculinidad influencian significativamente el
bienestar económico (H2a y H2b respectivamente). Sin embargo, la orientación a largo
plazo no influencia significativamente el bienestar económico (H2c). En consecuencia,
nuestros datos sugieren que la cultura influencia parcialmente el bienestar económico.
Además, los resultados del Gráfico 2 muestran que todas las relaciones causales entre la
cultura y las decisiones económicas son estadísticamente significativas. Específicamente, la
distancia de poder, masculinidad y orientación a largo plazo influencian las decisiones
económicas (H1a, H1b, H1c respectivamente). Entonces, la cultura influencia directamente
las decisiones económicas.
En general, los resultados presentados en el Gráfico 2 indican que todas las hipótesis
propuestas son consistentes con los datos. Sin embargo, se encontró evidencia que la
orientación a largo plazo no influencia significativamente el bienestar económico. En
consecuencia, estos resultados muestran que: (a) la cultura influencia directamente las
decisiones económicas; (b) la cultura influencia parcialmente el bienestar económico; y (c)
decisiones económicas influencian directamente el bienestar económico.
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Gráfico 2 Efectos principales
ÍNDICES DE AJUSTE ANTECEDENTES DECISIONES EFECTOS
Cultura 0.20**
Distancia de
Poder
0.13**
N= 773
x2/df = 3.614; -0.14* Decisiones 0.24** Bienestar
CFI = 0.960; Masculinidad
Económicas Económico
RMSEA = 0.058
0.22**
Orientación a
Largo Plazo 0.04
-0.13*
0.27** 0.11
Cultura
Distancia de
Poder
Género
N= 768
x2/df = 2.485; Decisiones Bienestar
Masculinidad
CFI = 0.955; Económicas Económico
RMSEA = 0.044
Orientación a
Largo Plazo
Distancia de
Poder
Orientación a
Largo Plazo
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Para simplificar la presentación de resultados, en el Gráfico 2 se incluyen solamente los
coeficientes estandarizados de las relaciones que muestran moderación estadísticamente
significativa (formato: grupo 1 grupo 2) y que difieren significativamente entre los grupos
bajo análisis.
Como muestra el Gráfico 3, solo se encontraron efectos moderadores para género y nivel
profesional. Específicamente, en el caso del género, se encontró que la influencia de la
distancia de poder en el bienestar económico es significativamente más fuerte para mujeres
que para hombres (0.270.11). Bajo el modelo conceptual propuesto, este resultado
sugiere que, a diferencia de los hombres, las mujeres experimentan diferencias
significativas en los niveles de compensación debido a los niveles jerárquicos menores y que
luego causan una disminución en su bienestar económico.
VI. Discusión
Respecto a los efectos principales, la investigación propuso que la cultura influencia las
decisiones económicas (H1). Para el desarrollo de la hipótesis se utilizaron tres dimensiones
culturales de Hofstede que se encuentran relacionadas con las decisiones económicas: (a)
distancia de poder; (b) masculinidad; y (c) orientación a largo plazo; y se estudió su efecto
en las decisiones económicas (H1a, H1b, H1c). Basado en ecuaciones estructurales, los
resultados confirmaron que la cultura influencia significativamente las decisiones
económicas. Específicamente, se encontró evidencia que: (a) la distancia de poder influencia
positivamente las decisiones económicas; (b) la masculinidad influencia negativamente las
decisiones económicas; y (c) la orientación a largo plazo influencia positivamente las
decisiones económicas. En consecuencia, la primera contribución esencial de nuestra
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investigación es presentar evidencia que los bolivianos no toman decisiones
completamente racionales, sino que sus decisiones están influenciadas por el contexto
social en el que se encuentran. Esto sugiere que, similar a otras sociedades del mundo [Lee
et al., 2009, p. 184; Thaler, 2000, p. 133; Henrich et al., 2001, p. 77; Frey y Stutzer, 2010, p.
430; Gintis, 2000, p. 312 y otros], los bolivianos utilizan información contextual para la toma
de decisiones económicas.
En tercer lugar, esta investigación sugirió que las decisiones económicas influencian el
bienestar económico de los individuos (H3). Como resultado del análisis de los datos
recolectados se encontró que los datos soportan esta hipótesis. Es decir, buenas decisiones
económicas incrementan los ingresos de los individuos, lo que les permite satisfacer sus
necesidades innatas y en consecuencia incrementar su bienestar económico.
En resumen, los resultados indican que existe una influencia significativa de la cultura en
las decisiones económicas de los bolivianos. Sin embargo, a pesar que algunas dimensiones
culturales influencian el bienestar económico, su influencia no es total. En consecuencia, en
Bolivia la cultura influencia: (a) directamente las decisiones económicas de los individuos;
e (b) indirectamente el bienestar económico a través de las decisiones económicas.
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informe de las Naciones Unidas [2015], donde se indica que globalmente las mujeres
reciben una paga menor que los hombres. Más aun, las mujeres en la mayoría de los países
ganan alrededor de un 60 a 75 % menos que los salarios de los hombres. En consecuencia,
a diferencia de los hombres, las mujeres experimentan negativamente la existencia de
diferencias jerárquicas en los sistemas de compensación de Bolivia que luego afectan su
bienestar económico.
Esta investigación tiene muchas aplicaciones para los gerentes nacionales o internacionales.
Desde el punto de vista de los efectos principales, esta investigación muestra que la cultura
influencia directamente [indirectamente] las decisiones económicas [bienestar económico]
(H1, H2, H3) de los bolivianos. En Bolivia, todavía muchos economistas consideran a los
individuos como agentes racionales que no utilizan información contextual para la toma de
decisiones. Sin embargo, nuestra investigación encontró evidencia de que en Bolivia los
agentes económicos utilizan información contextual para la toma de decisiones económicas.
Además, Solomon [2004, p. 107] propone que aquellos productos y servicios que resuenan
en la cultura en cualquier punto del tiempo tienen una mayor probabilidad de ser aceptados.
Los resultados de esta investigación sugieren que la propuesta de Solomon es correcta y
explican el fenómeno presentando evidencia de que la cultura influencia las decisiones
económicas de los individuos. Específicamente, los valores de una cultura sirven como
información preliminar para la toma de decisiones económicas. En consecuencia, las
características de los productos o servicios que coincidan con los valores de los individuos,
tienen mayor probabilidad de ser aceptados y consumidos por los individuos. Por ejemplo,
Bolivia es un país en el que la mayoría de sus habitantes se identifican como católicos
[Latinobarómetro, 2014]. En consecuencia, las actividades de instituciones públicas y
privadas deberían orientarse a posicionar la imagen de sus instituciones como respetuosas
de las festividades católicas. Esto causaría que los bolivianos desarrollen actitudes positivas
y tomen decisiones económicas que impliquen el consumo de los productos o servicios que
ofertan sus instituciones.
También, los gobiernos de los países pueden beneficiarse del conocimiento de que algunas
dimensiones de la cultura influencian directamente el bienestar económico de los
individuos. Específicamente, en el caso boliviano el bienestar económico está determinado
por las diferencias salariales jerárquicas (distancia de poder) y la adquisición de
dinero/bienes (masculinidad). Actualmente, Bolivia se encuentra en la búsqueda de la
industrialización. En consecuencia, algunos de los valores que influencian el bienestar
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económico de los bolivianos cambiarán. Por ejemplo, Inglehart y Baker [2000, p. 49]
estudiaron 65 sociedades y encontraron evidencia que cuando se dan procesos de
industrialización se dan grandes cambios culturales. Específicamente, Inglehart y Baker
encontraron que cuando existe una continuidad en el desarrollo económico se da un cambio
en los valores tradicionales de una sociedad, pero su influencia difícilmente desaparece. En
consecuencia, como muestran Inglehart y Baker, gracias a la industrialización los valores de
los bolivianos cambiarán. Sin embargo, esos cambios no serán irreversibles si el crecimiento
económico se deteriora.
De igual manera, los gobiernos pueden beneficiarse del conocimiento de que la cultura
influencia indirectamente el bienestar económico de los individuos. Específicamente, una
mayor educación financiera podría reducir el efecto indirecto las dimensiones culturales en
el bienestar económico a través de las decisiones económicas. Esta investigación presentó
evidencia de que la masculinidad promueve la impulsividad e influencia negativamente las
decisiones económicas y el bienestar económico de los individuos. En consecuencia,
instituciones públicas y privadas pueden ayudar a los bolivianos a maximizar los beneficios
de sus decisiones económicas a través de programas de educación económica-financiera
(alfabetismo financiero). Por ejemplo, en países como Australia, Canadá, Japón y EEUU, se
implementaron programas de alfabetismo financiero que enseñan a sus habitantes a tomar
decisiones económicas y financieras responsables [Ministerio de Educación de Ontario,
2015]. Utilizando esta misma idea, se podría reducir la influencia de dimensiones culturales,
como la masculinidad, que hacen que los bolivianos realicen compras impulsivas que
afectan negativamente su bienestar económico. Sin embargo, como indica Allchin [1999, p.
2] los programas que promuevan la enseñanza de la ciencia económica no estarán libres de
valores, ni tampoco promoverán un único modelo de objetividad. Las instituciones que
promuevan estos programas deberán entender la relación multifacética que existe entre la
economía y la cultura. Esto permitirá guiar de forma efectiva a los individuos para que
aprecien la naturaleza de la ciencia económica y aprovechen sus beneficios en su bienestar
económico.
De igual manera, los resultados muestran que el nivel profesional modera positivamente la
relación distancia de poder-bienestar económico. Este resultado es consistente con la idea
de que una mayor inversión en educación logra mejores salarios y mayor bienestar
económico. En consecuencia, las instituciones públicas y privadas deberían seguir
invirtiendo en la formación de recursos humanos calificados para lograr el bienestar de los
individuos y de la sociedad en su conjunto.
19
impulsivos: (a) rapidez; (b) gratificación inmediata; y (c) toma de riesgos [Kahneman, 2011,
p. 15].
Una limitación de este estudio fue que los datos solamente fueron recolectados en los
departamentos de Cochabamba y La Paz. Investigaciones futuras deberían recolectar datos
en otros departamentos de Bolivia para determinar si los resultados presentados en este
estudio pueden ser generalizados a todo el territorio nacional.
Otra limitación del estudio es la recolección y uso de encuestas. Para poder validar los
resultados, otras investigaciones pueden considerar el uso de otras escalas de medición de
cultura, decisiones económicas y bienestar económico.
20
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Apéndice 1
Mediciones
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