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Poned buen cuidado de que cosa pesa más en vuestra conciencia; porque cuando seáis azo-
tados por el número, la miseria, el desempleo, el hambre, y la sed; descubriréis que, las pala-
bras de las santidades, los patriarcas, los profetas oportunistas, y los pro-natalistas no tienen el
peso de un átomo, y para entonces; nada podréis hacer; ni la plegaria zalamera aprovechara
en nada; a nadie. No pongáis a Dios como impedimento para vuestra planificación; hay más
pecado en ello que utilidad para la humanidad.1
Profetas, y patriarcas de la tierra; animen a los creyentes al control natal, libérenlos de las car-
gas innecesarias, es el momento en que; el mundo necesita de un nuevo rector; con conoci-
miento actualizado, y justa planificación.2
“El temor por la escasez, y por la sed; es licito sentirlo, y debe ser incluido en el
sistema global académico elemental; además, enseñar que; la ocupación; fun-
damenta la naturaleza humana; también es licito enseñarla, empero; también
es licito saber qué; el aumento de especímenes sin control alguno; supera la
racionalidad, y limita la voluntad. La reproducción sin control restringe el poder
para acceder a una vida propia de seres racionales; solo hace a los individuos
proclives a la pobreza, a la violencia, a la segregación, al terrorismo, y más”
En estos momentos en que la vida corre peligro; se hace necesario que el po-
der tenga como objeto el devenir de la especie. La vida humana hay que prote-
gerla, y controlar los excesos poblacionales. La realidad es que; estamos des-
apareciendo, el control es un derecho elemental cuya base es la cognición; de
otra forma seriamos silvestres. El poder es el acceso a condiciones de vida
propias de una especie que goza de razonamiento, y poder de elección. Si se-
guimos con nuestros excesos sobre todo reproductivos; le negamos toda posi-
bilidad a nuestras jóvenes generaciones. Debemos reconsiderarnos como es-
pecie; no esperemos a reducir la vida humana a modo de supervivencia; de-
bemos programarnos globalmente para sobrevivir.
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Nos debe bastar con la evolución, para pensar que; todos los miembros de la especie; somos
una sola familia en vías de extinción, y esto; por la disponibilidad absoluta del mundo natural, el
uso patético del poder humano sobre la naturaleza, nos enrostra con la inminencia de la extin-
ción de la especie, la desaparición del hombre no es un mito, es una consecuencia, es urgente
acceder a un nuevo orden mundial. El nuevo orden no se constituirá en trauma para ningún
miembro de la especie; precisamente porque es mundial, la norma nos preservara de la inhu-
manidad, y de la barbarie, no tenemos más de (25) años para hacer ajustes, superemos la
disonancia cognitiva, y dirijámonos sin más; hacia un nuevo orden. Toda la humanidad de hoy,
está en la obligación inminente de pensar; en la humanidad que existirá (50) años adelante, y
más.3
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códigos de la vieja moral que hemos internalizado; los que aún podemos llamar
buenos, y prácticos, hemos de liberarnos; accediendo sin más a la posibilidad
de las opciones coherentes de supervivencia.
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xime cuando no existe un control sobre su natalidad. A mayor número las configuraciones de
futuro son más indeterminadas convirtiéndose las más de las veces en una cruzada feroz. 5
La interdependencia actual entre los estados de todo el orbe; debido a los ade-
lantos en tecnologías, en trasportes, en comercios, en intercambios, en comu-
nicaciones, en academias, y en ocupaciones; son transacciones internaciona-
les; que implican un mayor poder de entendimiento, y un mayor intercambio
cognitivo, a su vez; probable es que; las políticas de preservación de la especie
humana; interesen de forma notable a otros países como una forma de evolu-
ción actual -la necesidad, y la carencia son las bases de la evolución- la ideo-
logía preservacionista es, o debe ser, también; un tema de intercambio inapla-
zable a nivel global.
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Hombres sensatos; en verdad os digo, es mejor vivir un invierno demográfico; que un verano
apocalíptico. El hombre se hace proclive a la guerra cuando lo acosa; el número, y la insatis-
facción señorea en su haber; mal formando sus emociones potenciando sus pretensiones.6
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El ideal del terrorismo es, poner de manifiesto la -depresión de especie- condición esta; que se
da, en todas las especies; en virtud del agotamiento de los espacios, del hábitat, de los recur-
sos disponible para la supervivencia, y en el caso del sapiens, sapiens; la imposibilidad de te-
ner; de poseer algo propio. El aterrador aumento demográfico amplifica los factores que deter-
minan la desintegración social, además; el concepto de igualdad adquiere nuevo significado;
haciendo del terrorismo; una fuerza multimodal, y ocupacional de gran impacto.7
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La permanencia de la especie sobre el planeta; debe ser abordada por corrientes multidiscipli-
nares que abarquen; la globalidad que determina el concepto humano.
Lo que requiere una especien cognitiva está más allá de dogmas patéticos, y de políticas pa-
ternalistas que promueven la proliferación con promesas de abastecimiento, y realización; lejos
de ser reales.8
Si la meta es desaparecer a la especie, en (80) años; lo lograremos, solo he-
mos de seguir reproduciéndonos sin control alguno, y consumiendo el planeta
de costa a costa, y nada más; es así de simple.
Los tiempos en que el sustento llega de todas partes en abundancia; está llegando a su fin,
empero; no sin antes de que se conozca el hambre, la desocupación, y la maldad feroz; pro-
ducto de la emocionalidad perversa que aumentara en denuesto por la pobreza, y la prolifera-
ción sin control.9
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Todos los temas que tengan que ver con la supervivencia de especie son de
vital importancia, la conquista de la paz por la vía del diálogo cuando no que-
pamos en los sitios con potencial de intercambio vital; será desafiante para
cualquier país. El dialogo se constituirá en uno de los principales retos para la
humanidad en este milenio, por qué; la superpoblación se constituirá en la cau-
sa principal de la caída de los índices de desarrollo humano, y su deterioro co-
mo cultura será evidente. Estos tiempos se caracterizan por los grandes cam-
bios, y las crisis en todas las esferas de la vida humana; detonados por la su-
perpoblación, el consumo excesivo, la producción de desechos, la falta de
agua, y el cambio climático en aumento.
Deseamos la paz para los lugares donde no existe, quisiéramos que todos pudiéramos tomar
distancia de los acontecimientos dolorosos, feroces, y dramáticos a los que nos enfrentamos
por ideologías pretéritas. Hasta ahí; es claro, empero; no hablamos de la tan deseada paz
mental; siendo esta fundamental para el sapiens de estos tiempos; cuanto sufrimiento padece-
mos hoy, por necesidades insatisfechas, por hambruna, por sed, por pobreza, por desempleo,
en fin…, todo ello produce problemas de orden mental, y potencia los ya existentes, las etiolo-
gías son diversas como los sapiens mismos. Por solo delirios autorreferentes disparatamos, y
esta inocencia paranoica; nos ocurre a la inmensa mayoría de personas.10
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Los enfrentamientos entre los miembros de la especie; ya no son por ideas pre-
téritas, por dogmas; son por suministros básicos como el agua, por espacios
vitales, por insatisfacciones de orden personal, y afectivo, por un lugar donde
funcionar adecuadamente sin la competencia feroz por el número incontable
que somos, etc.
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No quiero que se piense que tengo algo en contra del ser humano; no faltaría
más, es su futuro, y el futuro del planeta el que me preocupa, y ocupa; empero,
creo firmemente que pensar, y reflexionar en la dirección u orientación que he-
mos de darle a nuestros jóvenes planetarios; sin desconocer su cultura, ni su
historia de moldeamiento; para desarrollar modelos conductuales que puedan
convertirse en un proyecto de vida vinculado a una concepción eco-sistémica
planetaria; es una tarea que debemos desarrollar desde las ciencias psicoso-
ciales, y las demás ciencias que le han dado fundamento al intelecto.
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La nueva educación no debe ser ostentosa ni compleja; no tiene por qué serlo,
todo aquel que desee incursionar en estudios complejos goza de autonomía, y
si tiene con qué; cuanto mejor, empero; para la supervivencia de la especie,
nos deben bastar los conocimientos básicos sobre; hambre, sed, consumo,
reproducción, pobreza; que las ciencias, y el cielo esperen; nada más.
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Las accesos, y las facultades de que goza el cerebro actual; riñen con los mo-
delos o con los sistemas que otrora controlaron a las mayorías, y a las mino-
rías. En las últimas décadas -desde los años ochenta- ha resurgido con fuerza
en muchos países la idea de que se pueden imponer las creencias políticas e
incluso religiosas a toda la población mundial -es uno de los orígenes del terro-
rismo- esta tesis suele ser formulada a través de emotivos discursos religiosos,
y totalitarios, y no podemos culpar a un solo grupo; es el mundo entero el que
ha entrado en estas nuevas coordenadas.
Es urgente volver a retomar, y re-formar los órganos que le han dado sentido a
las democracias, no solo en el ámbito nacional sino internacional; se hace ne-
cesario el control numérico poblacional; que cada país se haga responsable de
sus accesos poblacionales, sin que esto desmotive el intercambio cultural, la
protección de las fronteras de ideologías extremas, y patológicas; es una
emergencia global. La conmovedora herencia genética es una patología de
orden social y difícil será erradicarla si no hacemos un control poblacional a
nivel global.
Aquellos, a quienes la cognición; les atribuyó delirios de poder, y de grandeza; les permitió
señorear sobre la tierra, y sobre todo ser animado, e inanimado, usaron, y abusaron de toda
suerte de vida, y no se percataron de las generaciones venideras. Amparados en discursos
pretendidamente científicos, moralistas e intelectuales; permitieron que el hombre fuese plaga.
Horrendo final para estos infieles, de cuya estirpe solo quedara un mal recuerdo, quienes a
favor estuvieron; (que somos todos), no son menos responsables; y sobre ellos, el azote de las
multitudes, la anarquía, la desocupación, las plagas, la hambruna, y la sed; campearan sobre
su hábitat, ninguna obra pía les servirá, no existirán fronteras; yacerán muertas, no habrán
elegidos.13
Esta consignado en las aleyas que bajan de cielo, -el hambre, la sed, y la mise-
ria-; son la herencia inevitable de todos los que se reproducen sin control, y sin
para la compra.
El que está en buen camino si guía así mismo, y todo aquel quien dice creer;
debe obrar según su posición. Enseñar que el fin está próximo; es lícito, y es
una obligación de los hombres justos; pregonarlo.
Sinceramente
(HERM)
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BIBLIOGRAFIA
Bogotá Colombia.
Febrero (2019)
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