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Características de una verdadera adoración

- Texto: Hechos 16:16-34


- Serie: Día del himno 2016
- Meta: Que los creyentes adoren a Dios de manera bíblica y que tenga los rasgos de
una verdadera adoración.
- Fecha:
- Lugar:

Introducción: Dios es un Dios musical. Él es el creador de la buena música y demanda


que la música cristiana que se le entregue a él sea la mejor. En Sal. 33:3 leemos:
“Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo.”

Las demandas santas de un Dios musical deben ser consideradas por las iglesias
cristianas que hoy usan de la música para acercarse en adoración a Dios.

Aunque Dios es creador de la música ello no lo hace ser autor de “todos los ritmos
musicales”. Ciertamente Dios no es autor del rock, las bachatas, el merengue, la salsa,
las rancheras, el huayno, las baladas y otro tipo de música pagana y corrompida. Es por
ello que a Dios no le podemos adorar con estos ritmos musicales, cuyos orígenes han
sido el sensualismo, el pecado y la adoración a dioses paganos. Tenemos que usar
música sacra y verdadera adoración para adorar a Dios.

Satanás el diablo no es autor de la música pero sí corruptor no sólo de las verdades de


Dios sino también de la música que le agrada a Dios. En Ez. 28:13-15 leemos: “13 En
Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de
cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro;
los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu
creación. 14 Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí
estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15 Perfecto eras en todos tus
caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.”

Aquel gran querubín protector del santo trono del único Dios verdadero fue creado entre
música y alabanza de la corte celestial. Es por ello que él conociendo de la música, la ha
deformado en lo que hoy conocemos como música pagana y secular. Este por lo tanto
no es el deseo de Dios para la música en la congregación.

Es por ello que debemos tener sumo cuidado al presentar música a Dios en nuestras
congregaciones. Todo tipo de ritmo y música que se parezca al mundo o que sea
cantado por artistas seudo-cristianos debe ser desechada inmediatamente por los
creyentes para entonar sólo música que glorifique a Dios.

Pero, siendo que mucha de la llamada música cristian contemporánea de hoy ha


deformado la imagen de la verdadera adoración cristiana, ¿cómo saber cuándo una
música es verdadera adoración para Dios? Esta hora estudiaremos tres características
que produce la verdadera adoración.
I. Una verdadera adoración es un buen testimonio para los incrédulos: (v.23-25)
“23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al
carcelero que los guardase con seguridad. 24 El cual, recibido este mandato, los
metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. 25 Pero a
medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.”

a) Nuestra música es para nuestro Dios:


“Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron:
Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el
mar al caballo y al jinete.” (Ex. 15:1)

“Oíd, reyes; escuchad, oh príncipes; Yo cantaré a Jehová,


Cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel. ” (Jue. 5:3)

“Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.


Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.” (Sal. 30:12)

- Pablo y Silas eran bautistas conservadores: entonaban himnos.

- A diferencia de la música del mundo que le canta a la serpiente, al mono, al perro


y al gusano, nosotros le cantamos sólo a nuestro Dios.

- CUIDADO: Un predicador mencionó en una ocasión: Los cristianos no decimos


mentiras, las cantamos. Estamos llamados a realizar lo que decimos en nuestros
cantos.

b) Nuestra música se diferencia de la música del mundo:

- Es un testimonio de los creyentes frente al mundo: “Oíd, reyes; escuchad, oh


príncipes; Yo cantaré a Jehová, Cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel.”
(2 Sa. 22:50)

- Debe ser nuestro deseo que el mundo conozca la música que adora a Dios: “Por
tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, Y cantaré a tu nombre.”
(Sal. 18:49)

- El creyente debe entonar a Dios cánticos donde se encuentre: “Te alabaré entre
los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones.” (Sal. 57:9)

c) Si cantamos como el mundo no habrá diferencia entre lo santo y lo profano:

- Es nuestra tarea como ministradores de Dios discernir entre lo santo y lo profano:


“Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo
profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis
días de reposo apartaron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.”
(Ez. 22:26)

- Tenemos que entrenarnos para discernir correctamente:


“pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por
el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.”
(Hebreos 5:14)

- Es nuestro deber como ministradores de Dios enseñar a otros la diferencia de la


música sacra y la mundana: “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia
entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.”
(Mal. 3:18)

“Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les


enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.”
(Ez. 44:23)

II. Una verdadera adoración produce una mejoría espiritual y emocional: (v. 23-25)
“23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al
carcelero que los guardase con seguridad. 24 El cual, recibido este mandato, los
metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. 25 Pero a
medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.”

a) David tocaba el arpa para que la salud de Saúl mejore:


“Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa
y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se
apartaba de él.” (1 Sa. 16:23)

b) Jesús entonó el cántico acostumbrado de pascua para enfrentar la dificultad en el


Getsemaní:
“Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25
De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo
beba nuevo en el reino de Dios. 26 Cuando hubieron cantado el himno, salieron al
monte de los Olivos.” (Mr. 14:24-26)

c) Santiago nos motiva a cantar a cantar cuando la oración cambia nuestro ánimo:
“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante
alabanzas.” (Stg. 5:13)

- Pablo y Silas oraron a Dios y como su corazón fue reconfortado entonaron


cánticos a Dios.
d) Pablo nos motiva a cantar a Dios con nuestro corazón:
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros
corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.”
(Col. 3:16)
- La alabanza a Dios produce en nuestro corazón y espíritu un efecto pacificador y
sanador. Cuando entonamos himnos a Dios, nuestro corazón manifiesta el
agradecimiento que tenemos para con Dios.

III. Una verdadera adoración encamina hacia una verdadera conversión:


“26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos
de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de
todos se soltaron. 27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la
cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28
Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos
aquí. 29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los
pies de Pablo y de Silas; 30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser
salvo? 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”

a) Una verdadera conversión empieza con el deseo de ser salvo:


“y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”
(v. 30)

- Si la fe viene por el oír, y el oír de la Palabra de Dios es necesario que las letras de
nuestros cantos estén llenas de la Palabra de Dios.

- Es inconcebible que haya música cristiana sin letra de la palabra de Dios.

- Dios desea que todos los hombres se salven y por medio de los cánticos
evangelizamos a otros. (¿Eres limpio en la sangre?, Hay un precioso manantial,
Tendrás que renacer, A Jesucristo ven sin tardar, Pecador ven al dulce Jesús, Ven
amigo a Jesús).

b) Una verdadera conversión desea que otros conozcan la verdad:


“Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.”
(v. 32)

- No puede existir un creyente que no desee que otros conozcan la verdad. El


famoso predicador Charles Spurgeon decía: “Si usted no tiene el deseo de que los
pecadores se salven, tal vez usted mismo no sea salvo”.

c) Un verdadera conversión dará frutos:


“33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en
seguida se bautizó él con todos los suyos. 34 Y llevándolos a su casa, les puso la
mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.”
(v. 33-34)

- No puede existir un creyente que no dé buenos frutos. Los frutos no son


condicionales para la salvación, pero sí son la manifestación clara de que somos
salvos por Dios.

Conclusión: Amados hermanos, la música en la congregación es muy importante


porque produce a nuestra alma muchos beneficios maravillosos y es un medio de
adoración a nuestro Dios. Cuidemos de adorar a Dios según él nos ha revelado en su
Palabra y consideremos siempre las tres características de una verdadera adoración: Es
un testimonio para los incrédulos, produce una mejoría emocional y espiritual y
encamina hacia la salvación.

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