Sie sind auf Seite 1von 2

EL CONDICIONAMIENTO OPERANTE

Skinner es el autor de lo que se conoce como el Condicionamiento Operante


(CO). Es una teoría que toma mucha fuerza a partir de la década de los cuarentas
hasta los sesentas del siglo pasado, tanto dentro del propio conductismo, como
en la psicología en general (Hernández, 2008). El condicionamiento operante es
un aspecto de la postura skinneriana que ha logrado tener un gran impacto en el
ámbito educativo. A partir de él es que podemos entender la forma en cómo se
ha entendido el proceso de aprendizaje-enseñanza en dicho ámbito. En palabras
de Skinner, el aprendizaje es definido como “un cambio en la probabilidad de la
respuesta” (Skinner citado por Hernández, pág. 95); considera que se puede
incidir en el comportamiento del individuo y hacer que llegue a una respuesta
que se pretende o desea como la más probable. En este sentido, se entiende al
CO como una teoría conductista que plantea la posibilidad de condicionar la
generación de un determinado comportamiento en el individuo. Se entiende por
operante a la serie de acciones que realiza el individuo y que generan
consecuencias o respuestas de las mismas, las cuales pueden cambiarse o
modificarse a través de lo se conoce como reforzadores. Los reforzadores, como
su nombre lo indica, refuerzan la respuesta a la que se espera llegue el individuo.
Los reforzadores, en este sentido fungen como estímulos que, ya sea por su
presencia o su ausencia favorecen que se presente el comportamiento que se
desea por parte del sujeto. Es decir, el fortalecimiento de las respuestas que El
condicionamiento operante y su influencia en el ámbito... Temas de Ciencia y
Tecnología | enero - abril 2011 53 se espera o desea obtener (comportamiento)
del individuo, ocurren a partir de los reforzadores. Schunk (1997) define el
refuerzo como “el proceso responsable del fortalecimiento de las respuestas, el
que incrementa su tasa o hace que sea más probable que ocurran. El reforzador
(o estímulo reforzante) es el estímulo o acontecimiento que sigue a la respuesta
y la fortalece” (p. 67). En el condicionamiento operante, el individuo aprende a
mantener o eliminar conductas en función de las consecuencias que estas
conductas (respuestas) tienen para él. Podemos distinguir cuatro tipos de
consecuentes, en función de dos parámetros. El primer parámetro es si el
consecuente hace que la conducta se incremente o, por el contrario, hace que
se disminuya. Hay que tener en cuenta que este parámetro se relaciona con el
carácter apetitivo (agradable) o aversivo (desagradable) del consecuente o de la
situación consecuente que se genera. Los apetitivos aumentan la probabilidad
de que se repita una conducta. Los aversivos hacen que la probabilidad de
repetir la conducta disminuya. El segundo parámetro está relacionado con el
modo en que se presenta (o desaparece) el consecuente: puede aparecer tras
la conducta, o puede desaparecer a consecuencia de ésta, o la conducta puede
prevenir su aparición. En general, los consecuentes que aumentan la conducta
se llaman reforzadores o refuerzos, y los que disminuyen la conducta se llaman
castigos
Fases del condicionamiento operante
Al principio la conducta se da en un nivel de línea base, es decir, el nivel en que
el sujeto la emite antes de reforzarla. Este nivel base puede ser cero, es decir,
puede no darse la conducta en absoluto. En ese caso, la instauración de la
conducta requerirá la aplicación combinada de otras técnicas además del
reforzamiento (como el moldeado, las instrucciones o el modelado). Imaginemos
que un niño nunca participa en clase. Su nivel base para la conducta de hacer
preguntas es cero y para poder reforzarla hemos primero de conseguir que la
emita en algún grado; por ejemplo, animándole, mediante instrucciones, a
paticipar (Juanito, ¿Se te ocurre algún ejemplo de esto?). Una vez que
consigamos la realización de la conducta en algún grado podremos reforzarla,
por ejemplo con refuerzo social como “muy bien, Juanito, que interesante lo que
has dicho” o con refuerzos materiales (una chuche) o puntos (reforzador
secundario, del que hablaremos más adelante) (no importa si al principio hay que
animarle siempre a preguntar, reforzaremos la pregunta igualmente, y el próximo
paso será reforzarla únicamente si pregunta de modo espontaneo, pero cómo
hacer eso lo veremos más adelante). Si reforzamos la conducta de preguntar,
ésta aumentará su frecuencia (fase de adquisición). Al final de nuestro programa
de reforzamiento (más adelante veremos los distintos programas), la conducta
llegará a tomar la forma y frecuencia estable que deseamos, es lo que se llama
conducta terminal. Ahora bien, si dejamos de reforzarla, la conducta se
extinguirá, es decir, irá disminuyendo en frecuencia hasta volver a su línea base
(fase de extinción). Si esta línea base era cero, la conducta desaparecerá. Pero
antes, ocurrirá un fenómeno curioso: una vez que retiramos el reforzador, la
conducta pasará por un periodo de aumento de frecuencia, en lo que se llama
tren de respuesta. ¡¡Lógico!! Juanito no comprende nada, intenta conseguir su
refuerzo como antes, y pregunta y pregunta, cada vez más, en un intento
desesperado de que le refuercen. Finalmente, se dará cuenta de que no le van
a reforzar, y poco a poco dejará de preguntar, entrando en la fase de extinción.
Si dejamos de reforzarla, la conducta se extinguirá, es decir, irá disminuyendo
en frecuencia hasta volver a su línea base (fase de extinción).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
 Ardilla, R. (2001). Psicología del Aprendizaje. México DF: Siglo veintiuno
Editores.
 Bigge Morris, L. 2006 Teorías de aprendizaje para maestros, México,
Trillas.
 Hernández Rojas, G. 2008 Paradigmas en psicología de la educación,
México, Paidós.
 Schunk H., D. 1997 Teorías del Aprendizaje, México, Pearson.

Das könnte Ihnen auch gefallen