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votaría por [Andrés Manuel] López Obrador, pero aún así quiere estar
ahí e influir en la democratización de los medios, en la transparencia”.
Ella misma, hija de investigadores de izquierda y quien asegura no
militar en ningún partido político, tiene sus propias críticas hacia la
izquierda mexicana.
Algunos medios de comunicación y analistas se han referido al Yo Soy
132 como la primavera mexicana, en alusión a la serie de
revoluciones y protestas a favor de la democracia que se originaron a
principios de 2010 en el mundo árabe, conocidas como la Revolución
Democrática o la Primavera Árabe. Un despertar que se extendió
incluso a los países europeos con el movimiento de los Indignados.
Para Aguirre Rojas, tal afirmación resulta de una “desmesura
absoluta”. El especialista en nuevos movimientos sociales en América
Latina pide valorar al Yo Soy 132 en su justa dimensión: “Yo más que
considerarlo la primavera mexicana lo consideraría síntoma de
expresión del otoño de la clase política mexicana”.
El también catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e
Historia explica que la Primavera Árabe se asocia a la emergencia de
un nuevo actor social, el juvenil. Éste no es el caso de México, pues
desde 1968 el papel de las juventudes ha sido fundamental. Desde
entonces no ha habido un sólo movimiento social en el que no estén
presentes: apoyaron a las personas durante el sismo de 1985;
participaron en contra del fraude electoral de 1988; en 1994 se
solidarizaron con los indígenas de Chiapas y desde entonces han
acompañado al movimiento neozapatista; en 1999 encabezaron una
huelga en defensa de la educación pública y gratuita.
“Me parece de una profunda injusticia, de una profunda ignorancia,
decir que hoy emerge el actor juvenil. El actor juvenil emergió hace
44 años.”
El más reciente eslabón en la cadena de los movimientos
estudiantiles mexicanos, así define Aguirre Rojas al Yo Soy 132.
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Édgar Tafoya explica que se debe a que por ahora el Yo Soy 132 ha
establecido su primera política de alianzas, que tiene que ver con las
relaciones que se estrechan de manera muy natural (con los
pobladores de San Salvador Atenco es lógico el vínculo derivado del
carácter anti-Peña Nieto del movimiento). No obstante, asegura que,
en la medida en que se vaya robusteciendo, encontrará la posibilidad
de organizarse con otros movimientos, organizaciones y ciudadanos,
sin perder su autonomía y objetivos.
Desde el exterior, el Yo Soy 132 se percibe distinto. Aguirre Rojas,
quien teme que este movimiento muera con la coyuntura electoral
(“lo que va a pasar de aquí a fines de 2012”), sostiene que sus
demandas iniciales son ambiguas y limitadas.
Tal es el caso de la democratización de los medios de comunicación.
¿Qué contenido le dan a ese concepto? ¿Se trata de que otras
cadenas puedan acceder a las concesiones de los medios y, en este
sentido, que un pequeño grupo siga con el control de la opinión
pública, o de que la tarea misma de la comunicación pase a las clases
populares, a los sectores sociales?
Para el científico social plantear esta demanda en términos
verdaderamente radicales (que van a la raíz) implicaría fomentar una
serie de estructuras informativas paralelas, como radios comunitarias,
revistas independientes o medios alternativos que aprovechen las
ventajas de internet.
En lo que respecta a la consigna anti-Peña Nieto, el investigador del
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM precisa que el
problema no son las personas, sino el “sistema social que engendra y
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Génesis
El pasado 11 de mayo, el ahora presidente electo de México, Enrique
Peña Nieto, realizó una visita de campaña a la Universidad
Iberoamericana (Uia). En una acción que de inmediato se convertiría
en trending topic mundial en Twitter, alumnos de la institución
privada protestaron en contra del entonces candidato del Partido
Revolucionario Institucional y el Partido Verde Ecologista de México a
la Presidencia de la República. Le recriminaron su responsabilidad en
las violaciones a los derechos humanos de los pobladores de San
Salvador Atenco e integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la
Tierra –opositores al aeropuerto–, cometidas durante su gestión como
gobernador del Estado de México.
A los reclamos estudiantiles devino la descalificación. Pedro Joaquín
Coldwell, presidente del PRI, tachó de “intolerantes” al “puñado” de
jóvenes que se manifestaron y que, según él, “no son representativos
de la comunidad de la Ibero”. Al describir los hechos, Arturo Escobar,
vocero del Partido Verde Ecologista de México, expresó: “Hay un
grupo de…, no quiero decir jóvenes, ya estaban mayorcitos, calculo
de 30 a 35 años para arriba, incitando. Era un grupo minoritario, no
pasan de 20 personas”. En tanto, el priísta Emilio Gamboa Patrón
declaró: “Fue un boicot, una trampa, una actitud porril, provocadora”.
Por eso, el 14 de mayo los estudiantes de la Uia difundieron, a través
de las redes sociales, el video titulado “131 Estudiantes de la Ibero”,
en el que reviran: “Estimados Joaquín Coldwell, Arturo Escobar, Emilio
Gamboa, así como medios de comunicación de dudosa neutralidad.
Usamos nuestro derecho de réplica para desmentirlos. Somos
estudiantes de la Ibero, no acarreados, no porros, y nadie nos entrenó
para nada”.
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El joven de 25 años decidió ser parte del Yo Soy 132 pues le pareció
“una coyuntura política muy importante y peligrosa, en el sentido de
hacia dónde va a caminar nuestro país para los próximos seis años y
probablemente por bastante más tiempo; ese peligro que se acerca
con el PRI”.