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PRINCIPIOS ÉTICOS

UNIVERSALES
PRINCIPIOS ÉTICOS
UNIVERSALES

PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA


CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ
VOLUMEN VII

MIGUEL ÁNGEL CANO JIMÉNEZ


DOCTOR EN FILOSOFÍA Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES
PRINCIPIOS UNIVERSALES PARA CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ
VOLUMEN VII

Copyright © Miguel Ángel Cano Jiménez

Primera Edición: Septiembre de 2003


Segunda Edición Revisada: Febrero de 2018

ISBN: 978-1979550529

Editado por el autor: Miguel Ángel Cano Jiménez


email: famcano2004@gmail.com

Diseño de portada: Sunil Cano


ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 9
PROPUESTA DE PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES 13
- Originalidad de los principios éticos universales
- Características de los principios éticos universales
- Principios éticos universales derivados de la naturaleza y formulados en la
forma de principios generales

1. PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA HUMANIDAD Y EL ORDEN


MORAL DEL UNIVERSO 15
- “La materia y la mente se funden en una sola cosa”
- El origen común reúne el aspecto mental y material
- Presencia generalizada de diseños inteligentes
- Las dos etapas de los procesos creativos
- Desde la multiplicidad de dioses a la creencia en un Dios único
- Desde un Dios impersonal o un juez inflexible a un Dios personal en la
forma de un padre o madre amante y bondadoso
- Un amor universal y un orden moral universal
- El Dios de los filósofos

2. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E IGUALDAD 31


- La dignidad especial y el valor intrínseco e innato de cada persona
- El valor único, irrepetible e insustituible de cada individuo humano
- Valor cósmico del ser humano como fin último, centro y microcosmos del
universo
- Valor eterno de los seres humanos por poseer un alma inmortal
- Igualdad en dignidad y valor de los hombres y las mujeres
- La igualdad esencial de todos los seres humanos
- La igualdad de derechos básicos, la igualdad ante la ley y la igualdad de
oportunidades

3. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD, RESPONSABILIDAD Y


CREATIVIDAD 51
1) La libertad, autonomía y creatividad no son absolutas ni
irrestrictas, sino que sólo pueden existir dentro de un orden legal
natural y moral
6 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

2) La libertad y creatividad implica ser responsables de sí mismo y


de los demás
3) Cuando se coarta la libertad de las personas se impide que éstas
sean responsables
4) Una libertad irresponsable y transgresora causa
autodestrucción

4. PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS O LEY DE DAR


Y RECIBIR 61
1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones morales
2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma
3) La ley de la reciprocidad y el principio de la equidad o justicia
4) Regla de Oro y Regla de Plata
5) Principio de la prioridad de dar sobre recibir
6) Principio del valor absoluto del amor incondicional

5. PRINCIPIO DEL DESARROLLO MORAL A TRAVÉS DE TRES


ETAPAS 73
1) Etapa de formación moral (infancia)
2) Etapa de crecimiento moral (juventud)
3) Etapa de madurez moral (edad adulta)

6. PRINCIPIO DE LOS TRES NIVELES DE MORALIDAD 79


1) La moralidad de la autoridad
2) La moralidad de la reciprocidad
3) La moralidad del amor incondicional

7. PRINCIPIO DEL PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA


EL CONJUNTO 83
1) El propósito individual y el propósito para el conjunto son
complementarios
2) Los deseos del cuerpo están dirigidos a cumplir el propósito
individual, mientras que las aspiraciones de la mente o conciencia
están orientados a cumplir el propósito para el conjunto
ÍNDICE 7

3) El propósito para el conjunto tiene prioridad sobre el propósito


individual
4) El egocentrismo es la causa de la contradicción interna y de
todos los tipos de conflictos
5) El amor o interés propio no es censurable si se busca servir
mejor al conjunto
6) Estamos hechos para “vivir por los demás”
7) Vivir por un propósito cada vez más elevado

8. PRINCIPIO DE LA ELEVACIÓN PROGRESIVA DEL VALOR


HUMANO 99
- Hijos de piedad filial y padres modélicos
- Ciudadanos y vecinos ejemplares
- Patriotas, grandes líderes, y héroes nacionales
- Santos y grandes hombres y mujeres

9. PRINCIPIO DEL PROGRESO MEDIANTE LA COOPERACIÓN


CENTRADA EN UN PROPÓSITO COMÚN 103
- Las guerras cruentas y destructivas iniciadas por los seres humanos no son
fenómenos naturales
- Fuerzas de atracción y de repulsión en la naturaleza y las relaciones
humanas
- Las guerras y conflictos humanos son fruto de un fracaso moral humano,
individual y colectivo, en cumplir su responsabilidad de comportarse de
una forma humana

10. PRINCIPIO DEL ORDEN 109


- La estructura jerárquica del cosmos y la sociedad humana
- El viejo prejuicio ilustrado antiautoritario
- La solución al desorden social actual está en fortalecer el liderazgo moral

11. PRINCIPIO DEL SENTIDO 115


- El sentido desde una perspectiva científica
- El carácter direccional de universo
- Finalidad de los movimientos circulares
- La unión de todas las partes en un conjunto armonioso
- La flecha del tiempo de los ciclos de la naturaleza
8 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

- El amor universal es la fuerza motora de universo


- El sentido último del universo es la unión de todos los seres y cosas
mediante el amor

12. PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS O ASPIRACIONES


UNIVERSALES DE LA HUMANIDAD 123
1) Primera meta de la vida: Perfección o madurez individual 125
- El desarrollo moral
- La madurez del carácter
- El objetivo de la moralidad individual
- La perfección o madurez individual como la armonía interior entre los
deseos del cuerpo y las aspiraciones de la mente
- La perfección individual como el desarrollo de la capacidad de amar
- La primera bendición de Dios
2) Segunda meta de la vida: Familias armoniosas unidas por el
amor y un mundo unido como una gran familia 132
- El fin de la ética comunitaria es la perfección o buen funcionamiento de la
familia y la sociedad
- Las familias son las unidades básicas o ladrillos con los que se construyen
la sociedad y el mundo
- La familia es un microcosmos del universo
- La familia: Escuela del amor, de las virtudes y de las normas
- El amor conyugal entre marido y esposa
- La dimensión social y universal del amor conyugal
- La segunda bendición de Dios
- La armonía familiar es la fuente de la armonía social y mundial
- El mundo es como una gran familia
- La ética familiar sirve de modelo para las éticas sociales
- Sociedad ideal y utopía
3) Tercera meta de la vida: Creatividad y armonía con la naturaleza
143
- Trabajo creativo y consciencia ecológica
- La tierra es como el vientre de una madre gigantesca
- Si contaminamos el medio ambiente nosotros mismos sufriremos las
consecuencias
- La tercera bendición de Dios

BIBLIOGRAFÍA 147
INTRODUCCIÓN

Todo el mundo está de acuerdo en que vivimos en una época de


crisis. Es una crisis generalizada de valores. En las ciencias y la
filosofía la búsqueda de la verdad, certeza o racionalidad están en un
callejón sin salida. En la esfera de la ética hay una confusión total
acerca de lo que está bien o mal.
La sociedad está plagada de problemas, desde el incremento de la
violencia juvenil, e incluso infantil, pasando por problemas como el
consumo abusivo de alcohol y drogas, los delitos sexuales, el maltrato
y la violencia dentro del ámbito familiar, hasta la corrupción de las
elites políticas y financieras. Y a nivel mundial estamos inmersos en
una serie de guerras regionales y expuestos al creciente peligro de
conflictos o choque entre distintos pueblos, culturas y civilizaciones,
además de la grave amenaza del terrorismo internacional.
Como nos indica muy bien Erich Fromm en la siguiente cita, es
paradójico que sean las sociedades opulentas las que estén plagadas
de más problemas psicológicos causados por relaciones humanas
conflictivas que conducen a mucha gente a la soledad, depresión e
incluso al suicidio.

El hombre convertido en cosa está angustiado, carece de fe y de


convicciones y tiene poca capacidad de amar. Y escapa al vano ajetreo,
al alcoholismo, a una extremada promiscuidad sexual y a síntomas
psicosomáticos de todas clases que explica mejor la teoría de la tensión
(estrés). Como consecuencia paradójica, las sociedades más prósperas
resultan ser las más enfermas y el progreso de la medicina queda
compensado por el gran aumento de toda clase de enfermedades
psíquicas y psicosomáticas.1

La raíz de los problemas actuales se encuentra en el vacío moral


creado por la crisis de valores. Por ello, es de suma importancia la
investigación y búsqueda de un núcleo de valores o principios éticos
universales que puedan ser compartidos y aceptados por todas las
naciones, culturas y religiones.

1
Erich Fromm, El humanismo como utopía real, Paidós, Barcelona, 1998, p. 41.
10 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Estos valores universalmente compartidos deben servir de base de


una educación para la paz que fomente la convivencia pacífica entre
individuos, familias, razas, naciones y civilizaciones, con el fin de
lograr una paz mundial estable y duradera.
En este volumen, titulado Principios Éticos Universales, a modo de
resumen y conclusión, vamos a enumerar una serie de supuestos
básicos y fundamentales que podrían ser elevados a la categoría de
principios éticos universales.
A lo largo de nuestro trabajo de investigación hemos venido
defendiendo la necesidad de avanzar en el diálogo y entendimiento
entre las diferentes tradiciones culturales, filosóficas, religiosas,
científicas e ideológicas con el fin de llegar a un consenso socrático
en unos principios éticos universales.
Por un lado, estos principios éticos podrían ayudar a resolver los
conflictos culturales, religiosos, nacionalistas o políticos entre
naciones, así como los problemas del hambre en el mundo, la
corrupción de las elites gobernantes, las injusticias y males sociales,
y la degradación moral de las familias e individuos.
Por otro lado, podrían también servir para regular la convivencia
armoniosa y pacífica entre individuos, familias, comunidades,
naciones y civilizaciones que finalmente lleve a una paz mundial
estable y duradera.
La fuente de inspiración y la motivación de esta investigación ha
sido el pensamiento filosófico, ético y religioso de Sun Myung Moon,
un hombre extraordinario que dedicó toda su vida a lograr la paz
mundial. Fundó el movimiento de unificación y numerosas
organizaciones e instituciones en prácticamente todos los campos de
la cultura. Reunió en múltiples congresos internacionales a científicos,
profesores, comunicadores, educadores, líderes religiosos y líderes
políticos con el fin de trabajar juntos por la paz mundial,
transcendiendo las barreras nacionales, culturales, raciales y
religiosas. Como él mismo explica en su autobiografía:
El destino de la humanidad es armonizar todos los puntos de vista que
hoy están divididos unos contra otros. La filosofía que guíe a la humanidad
en el futuro deberá incluir todas las religiones y filosofías. (…) Si seguimos
como ahora, y los seres humanos sólo se agrupan si son de la misma
religión o la misma raza, la humanidad no podrá evitar más guerras. Si no
INTRODUCCIÓN 11

trascendemos nuestras costumbres y tradiciones culturales, jamás llegará


una era de paz.2

Al igual que otros grandes visionarios como Jesús, Buda o


Sócrates, nunca ha escrito nada, sino que durante toda su vida ha
impartido una enseñanza viva mediante charlas, sermones y
conferencias públicas.
Por esta razón, el Dr. Sung Hun Lee, un académico coreano, se
dedicó a ordenar y sistematizar el pensamiento filosófico de Sun
Myung Moon, que lleva el nombre de “Pensamiento de Unificación”,
porque su pretensión es armonizar todas las escuelas y corrientes
contrapuestas del pensamiento humano a lo largo de la historia.

2
Sun Myung Moon, Su autobiografía, una vida consagrada a la paz, Sepha,
Madrid, 2012, p. 318.
PROPUESTA DE PRINCIPIOS ÉTICOS
UNIVERSALES

Esta es una propuesta que podría ayudar a generar un consenso


universal que aglutine a la mayoría de las visiones científicas,
filosóficas y religiosas de las diferentes culturas y civilizaciones que
actualmente componen el mundo, y de esta manera contribuir de
forma significativa a la paz mundial.

Originalidad de los principios éticos universales

Por supuesto, la mayor parte de estos principios éticos son bien


conocidos. Algunos de ellos son casi tan antiguos como el hombre
mismo, mientras que otros son más novedosos —al menos en los
términos en los que se formulan— aunque en esencia no sean tan
nuevos. No se trata, pues, de querer descubrir la pólvora.
Más bien, la originalidad de esta propuesta de principios éticos
universales radica principalmente en que se intenta conectar e
interrelacionar estos principios básicos de una manera racional y
coherente, enmarcándolos en una visión global lo más comprensible
y completa posible. Es un logro similar al de recomponer un
complicado rompecabezas encontrando el sitio preciso de cada pieza.
De este modo, nos apartamos de la manida lista de valores o
principios éticos, adecuadamente definidos y comentados, pero
dispersos y desconectados entre sí.

Características de los principios éticos universales

Hemos intentado que esta serie de principios éticos que


enumeramos a continuación tengan las siguientes características:

1. Que sean los más razonables, simples y conformes al sentido


común
14 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

2. Que sean amplios y expliquen el mayor número de fenómenos


y problemas
3. Que no sean dogmáticos o irracionales
4. Que sean compatibles con los conocimientos actuales de la
ciencia, sin que por ello se tenga que aceptar todos sus dogmas
infundados
5. Que reúnan lo más universal de todas las tradiciones culturales
6. Que sean presupuestos integradores y conciliadores
7. Que tiendan puentes entre las tradiciones religiosas y filosóficas
antiguas y las tradiciones ilustradas y científicas modernas
8. Que valgan para mediar entre la tradición occidental, liberal y
defensora de los derechos individuales, y la tradición oriental,
comunitarista y defensora del orden social
9. Que sirvan también para ofrecer soluciones prácticas a los
problemas morales y éticos actuales.

Principios éticos universales derivados de la naturaleza y


formulados en la forma de principios generales

Ya que la naturaleza es el dato común u objeto de estudio más


objetivo que comparten ciencias, filosofías y religiones, defenderemos
la objetividad de estos principios éticos derivándolos en parte de los
principios generales de la naturaleza, resaltando las semejanzas y
analogías que existen entre las leyes morales y las leyes de la
naturaleza.
Además, con el fin de que sea posible elevarlos a axiomas o
primeros principios invariables, no formularemos nuestra propuesta en
la forma clásica de catálogos de derechos y deberes, o prescripciones
y prohibiciones morales, sino en la forma de principios generales.
1. PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN DE LA
HUMANIDAD Y EL ORDEN MORAL DEL
UNIVERSO

«El origen común, Dios o la primera causa de la humanidad y


el universo, se podría definir como una mente energética o
una energía mental que dio origen al universo mediante una
primera etapa de diseño y una segunda etapa de formación o
evolución, estableciendo un orden legal basado en leyes
naturales y leyes morales universales.»

“La materia y la mente se funden en una sola cosa”

Desde un punto de vista científico, este principio se basa, en primer


lugar, en la hipótesis o supuesto básico de que los procesos mentales
y materiales son dos aspectos inseparables que están presentes en
mayor o menor grado en todas las entidades de universo.
Esta es la hipótesis más probable después de las abrumadoras
evidencias que salen a la luz a raíz de los últimos avances de la
ciencia. Especialmente, en la física cuántica el concepto clásico de
materia prácticamente se ha desvanecido, siendo sustituido por un
continuo de materia y espíritu, como se puede apreciar en las
siguientes citas de Bohm, Jeans y Eddington.

Si se ahondase más y más en la inmanencia que reside en la materia


creo que eventualmente se llegará a la corriente que sentimos también
como mente, de suerte que mente y materia se funden en una sola cosa. 1

La mente ha dejado de ser considerada como un intruso en los


dominios de la materia; estamos empezando a sospechar que más bien

1
David Bohm, El Paradigma Holográfico, Kairós, Barcelona, 1987, p. 220.
16 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

deberíamos saludarla como creadora y gobernadora del reino de la


materia.2

Por decirlo con toda crudeza, mi conclusión es que el mundo está


compuesto de «materia» mental.3

El origen común reúne el aspecto mental y material

En segundo lugar, se basa en el supuesto de que ambos aspectos


comparten un origen común que reúne el aspecto material y mental.
Este es el supuesto más razonable ante la evidencia de la
imposibilidad de reducir a una primera causa del universo puramente
material todos los niveles emergentes de procesos mentales y grados
de consciencia superiores.

Espíritu En el efecto no
Espíritu
puede aparecer
Materia algo que no esté
Materia en la causa

Espíritu Espíritu

Dios
Materia
(Espíritu)

Materia
Materia

Idealismo: Creación de Materialismo: Emergencia


la materia de la nada milagrosa del espíritu

La hipótesis de una primera causa, en la que se funden todos los


aspectos mentales y materiales emergentes es mucho más razonable
que creer en la emergencia milagrosa de la consciencia y la mente a
partir de una primera causa material sin consciencia ni mente.

2
Sir James Jeans, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona, 1987, p.
196.
3
Sir Arthur Eddington, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona,
1987, p. 259.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 17

Una primera causa que reúne la esencia de la mente y la


materia

En una conferencia internacional de científicos, Sun Myung Moon


explicó de una manera simple y concisa esta hipótesis de una primera
causa que reúne la esencia de la mente y la materia, como se puede
apreciar en la siguiente cita:

No obstante, debido a que el mundo del efecto está compuesto de


seres con dos naturalezas, la causa debe ser un ser monista con la
esencia de las dos naturalezas de mente y materia combinadas en unidad.
En otras palabras, la causa última tiene que ser un ser absoluto y
unificado de dos naturalezas que pueden crear los atributos de mente y
materia respectivamente. El mundo unificado del efecto solamente pudo
haber provenido de un ser monista unificado. 4

Una primera causa definida como una mente energética o una


energía mental

Campos de nivel
Autoconciencia
superior
(Autoconciencia, Identidad única
identidad única, razón) Razón

Campos de vida
(Autonomía, Instinto Instinto
creatividad) vida vida

Campos de Mundo Mundo Mundo


Fields of forces
fuerzas
Energy cuántico cuántico cuántico
Energía Energía Energía Energía

Primera causa Átomos Seres Seres


Mente energética Moléculas Vivos humanos
o Energía mental

Así que es fácil suponer que en el principio no sólo habría campos


de fuerzas físicas sino también campos de vida vegetal y animal.
Todos ellos estarían englobados en un campo superior, que se podría
llamar la mente del universo, cuyo soporte material sería la energía

4
Sun Myung Moon, The Role of Unified Science in the Moral Orientation of the
World, November 26, 1972, Waldorf Astoria Hotel, New York, USA, First
International Conference on the Unity of the Sciences.
18 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

primaria y básica a partir de la cual se formaron todos los tipos de


materia.
De hecho, en esta causa primera, la mente y la energía serían una
misma cosa, una sustancia homogénea, que se podría definir como
una mente energética o una energía mental.
Como una consecuencia lógica de esta hipótesis, se deduce la
afirmación de la existencia de una primera causa inteligente. Esta
afirmación no tiene porqué implicar una creencia en un Dios con una
naturaleza completamente diferente a la del resto del universo y que
interviene en la naturaleza de un modo milagroso y sobrenatural.
Más bien sería un Dios, en el que se funden los aspectos mentales
y materiales, que piensa, proyecta, planea y actúa; que creó la materia
con su propia energía y que dirigió su evolución por medio de los
diferentes campos de fuerzas que ya existían desde el principio.

Presencia generalizada de diseños inteligentes

En tercer lugar, el principio del origen común está también


sustentado por la evidencia de la presencia generalizada de diseños
inteligentes en el universo y de indicios de que existe un proyecto
cósmico.
Este supuesto, que tiene una larga tradición filosófica y científica
que se remonta a Sócrates, se ha visto desterrado de la ciencia a
causa del dogma de la objetividad de la ciencia, que excluye las
causas finales, y el dogma de fe de la teoría darwinista de la evolución.
Sin embargo, existen una serie de teorías científicas nuevas que
sugieren que es necesario desechar este viejo prejuicio de la ciencia
contra el diseño inteligente, como se puede ver en los ejemplos que
vienen a continuación.

La metáfora de la mente de Dios

La mera existencia de las leyes de la naturaleza y los mecanismos


regidos por ellas, obviamente implican la existencia de un diseñador
inteligente.
El físico Steven Weinberg, a pesar de no creer en ninguna
inteligencia inherente a la naturaleza, afirma que en el único sitio
donde sería posible encontrar indicios de ella sería en estas leyes
finales de la naturaleza, y que consideraciones de este tipo son las
que hacen casi irresistible el utilizar la metáfora de la mente de Dios.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 19

Si hubiera algo que pudiéramos descubrir en la naturaleza que nos


diese alguna intuición especial sobre la obra de Dios, tendrían que ser las
leyes finales de la naturaleza. (...) Cualquiera que sea la religión de uno,
o la falta de ella, resulta una metáfora irresistible el hablar de las leyes
finales de la naturaleza en términos de la mente de Dios.5

El Dios matemático

La creencia en un Dios matemático que ha diseñado el universo


mediante leyes y fórmulas matemáticas es parte integrante de la
tradición antigua y actual de la ciencia. Se remonta a Pitágoras y se
ha mantenido a lo largo de toda su historia, incluso hasta nuestros
días.
De hecho, casi todos los grandes físicos, astrónomos y
matemáticos del Siglo XX, como Planck, Einstein, Bohr, Heisenberg,
Pauli o Eddington, comparten esta visión pitagórica o platónica del
universo, como se puede ver en esta cita de Heisenberg:

Creo que, en este punto, la física moderna se ha decantado


definitivamente en favor de Platón. Porque las mínimas porciones de
materia no son de hecho objetos físicos en el sentido ordinario de la
palabra; son formas, estructuras, o —en el sentido que les da Platón—
Ideas, que pueden ser descritas sin ambigüedad en un lenguaje
matemático.6

El Principio Antrópico

Muchos científicos, como Freeman Dyson, han señalado la


importancia vital que tuvieron los valores numéricos exactos de ciertas
constantes o fuerzas para el futuro de la evolución del universo, y en
especial para que fuera posible la aparición de la vida y los seres
humanos.
Este hecho les ha llevado a sugerir la existencia de un plan general
o un alma del mundo. Estos accidentes o coincidencias significativas
se han hecho muy populares en la ciencia con el nombre de Principio
Antrópico.

A partir de estos accidentes en la física y la astronomía, concluyo que


el universo es un lugar inesperadamente hospitalario para que los seres

5
Steven Weinberg, El sueño de una teoría final, Crítica, Barcelona, 1994, pp. 192-
193.
6
Werner Heisenberg, Cuestiones Cuánticas, ed. K. Wilber, Kairós, Barcelona, 1987,
p. 85.
20 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

vivos hagan en él su hogar... La armonía peculiar entre la estructura del


universo y las necesidades de la vida y la inteligencia es... una
manifestación de la importancia de la mente en el esquema de las cosas.
Como individuos, algunos de nosotros acaso estemos dispuesto a ir
más lejos… dispuestos a apoyar la hipótesis de que existe un espíritu
universal o un alma del mundo, subyacente en las manifestaciones de
inteligencia que observamos.7

Un proyecto cósmico

El físico Paul Davies también sugiere la existencia de un proyecto


cósmico detrás de la evolución del universo, en la forma leyes de un
nivel superior o de algún principio creador y autoorganizativo
inherente a la naturaleza.

El hecho mismo de que el universo es creativo, y que las leyes han


permitido que surjan estructuras complejas y se desarrollen hasta el punto
de la conciencia... es para mí una prueba evidente de que hay algo que
está operando detrás de todo. La impresión de diseño es abrumadora.8

Ideas parecidas son las sostenidas por el biólogo Rupert


Sheldrake, que especula sobre la existencia de un supercampo
unificado de nivel superior que incluye campos de fuerzas físicos y
campos mórficos o biológicos.

Teoría del “Diseño Inteligente”

A finales del siglo pasado un grupo de científicos norteamericanos


formularon una nueva teoría, llamada “diseño inteligente”, que se
opone frontalmente al dogma de la teoría darwiniana de la evolución.
Básicamente, esta nueva visión o paradigma evolutivo afirma que,
basándose en la evidencia empírica, es posible inferir que ciertas
facetas del universo y de los seres vivos se explican mejor suponiendo
que están diseñados por una causa inteligente, que presumir que son
causados por un proceso al azar como la selección natural.
En 1996, el bioquímico Michael J. Behe, argumentó en su libro, La
caja negra de Darwin: El desafío bioquímico a la evolución, que
algunas facetas de las células vivas están caracterizadas por una
“irreducible complejidad” que no puede ser explicada por la teoría

7
Freeman Dyson, Trastornando el universo, F.C.E., México, 1982, pp. 282-284.
8
Davies, Paul, The Cosmic Blueprint: New Discoveries in Nature's Creative Ability
to Order the Universe. New York: Simon and Schuster, 1988, p. 203.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 21

darwiniana de las pequeñas variaciones naturales accidentales, y que


por tanto apuntan hacia un diseño inteligente.
Como el mismo Behe explica, un sistema es irreduciblemente
complejo cuando «está compuesto de varias partes que interactúan y
encajan perfectamente unas con otras, cumpliendo juntas una función
básica, y en donde la eliminación de alguna de las partes causa que
el sistema deje de funcionar.»9

Las dos etapas de los procesos creativos

En cuarto lugar, el supuesto de la existencia de una causa


inteligente, a la vez mental y material, que dio origen al universo por
medio de un primer proceso de diseño de un proyecto cósmico, o
Logos, y un segundo proceso de evolución o materialización de ese
Logos, nos permite unificar en un único modelo universal el proceso
de formación y evolución del universo, obra de la productividad
creativa de Dios, o la naturaleza, con la evolución tecnológica y
cultural, obra de la productividad creativa de los seres humanos.

PROCESO DE DISEÑO PREVIO

Proceso mental de diseño del Logos

Motivo Logos Estructura


Origen Finalidad general Logos Seres Seres material
principal Proyecto específicos humanos vivos del
Global universo

Proceso de materialización del Logos

Seres
Sistema Moléculas Átomos
humanos Animales Plantas Células
solar

9
Michael J. Behe, Darwin's Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution.
New York: The Free Press, 1996, p. 39.
22 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

El supuesto de la existencia de un Logos o proyecto cósmico, fruto


de un primer proceso de diseño mental intencional, que luego dirigió
el proceso de formación y evolución del universo, logra explicar mejor
la direccionalidad de la evolución y la funcionalidad de los organismos
vivos.
Además de esto puede servir de puente entre las visiones
científicas, filosóficas y religiosas, y abre las puertas a la búsqueda de
un sentido a la existencia humana.

Desde la multiplicidad de dioses a la creencia en un Dios único

Desde la perspectiva religiosa, en todas las culturas aparecieron


relatos míticos y religiones primitivas que hablaban de una
multiplicidad de dioses antropomórficos.
Sin embargo, en la llamada época axial hubo una reacción contra
esta proliferación de dioses que exhibían las mismas bajas pasiones
de los seres humanos y que parecían manejar a éstos como a simples
marionetas, obligándoles efectuar sacrificios sangrientos e inmorales.
Lo característico o esencial de esta época axial fue la aparición de
reformadores que afirmaban la existencia de un Dios único y una ley
moral universal.
Por ejemplo, Moisés proclamó la existencia de un Dios único,
Yahvé, que promulgó unos mandamientos morales que todos los
hombres debían obedecer, y asimismo alentó la lucha contra la
idolatría o los cultos a los antiguos dioses inmorales. Esta creencia
semita en un único Dios, creador del cielo y la tierra, fue heredada
posteriormente por el cristianismo y el islam.
De una manera similar, Zoroastro reaccionó en contra las creencias
de las belicosas tribus nómadas —que adoraban a las antiguas
deidades iranias y ofrecían cruentos sacrificios— afirmando la
existencia de un único Dios bueno, el Señor Sabio (Ahura Mazda) que
enseñaba a vivir de acuerdo con los pensamientos rectos, las palabras
rectas y las acciones rectas.

Desde los dioses antropomórficos a los primeros principios


abstractos e impersonales

También en la época axial, los sabios chinos, dejando de lado las


antiguas deidades chinas y antepasados deificados, echaron mano de
los conceptos más abstractos e impersonales del Tao y el Cielo, que
eran como un primer principio creador y una ley moral universal.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 23

Confucio, en especial, resaltó la educación moral y la responsabilidad


humana en cumplir esta ley moral universal o mandatos del Cielo.
De una forma similar, los místicos de los Upanisads trataron de
reducir a todos los antiguos dioses vedas a una tríada de dioses
centrada en un impersonal Brahman, el Uno o el Espíritu Absoluto, y
resaltaron la responsabilidad del hombre de liberarse de la ilusoria
Maya (apariencias del mundo sensible) y fundir su Atman (alma) con
el Brahman, la Realidad Última.
Un fenómeno muy parecido al hindú ocurrió en Grecia. Jenófanes
criticó a los antiguos dioses griegos semihumanos y abogó por un
único Dios desprovisto de las pasiones y la apariencia humana. El Uno
de Pitágoras, la Idea del Bien de Platón, el motor inmóvil de
Aristóteles, el Logos de los estoicos, todos ellos eran conceptos muy
similares al Brahman hindú.
También, los filósofos griegos, a semejanza de los pensadores
hindúes, resaltaron la responsabilidad que tiene el ser humano de salir
de este mundo sensible de sombras y apariencias y alcanzar el
conocimiento, enfatizando asimismo la obligación humana de vivir
conforme a una ley moral natural.

La negación de los dioses por razones éticas del budismo

En cambio, Buda negó la relevancia de todas las deidades hindúes,


e incluso desafió la creencia en un eterno y siempre presente
Brahman, motivado por el afán en resaltar la responsabilidad moral
individual en ganar su propia perfección.
Buda enfatizó que solamente el cultivo de sí mismo y el
autodominio eran los medios más adecuados para lograr la paz
interior. Ningún rito externo, sacrificio o ayuda divina servía para
alcanzar esa meta. Aun así, Buda mantuvo la creencia hindú en unas
normas morales eternas o Dharma y en la inexorable ley del Karma.

El ateísmo por razones éticas de los jainistas

Según Young Oon Kim, los jainistas negaron expresamente la


existencia de cualquier Dios por las siguientes razones:

Los jainistas creen que el universo es eterno así que no hay necesidad
de una primera causa. Dicen que el mundo de la materia siempre ha
existido como tal por lo que no tiene sentido adelantar la hipótesis de un
Creador.
24 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Y están convencidos de que el hombre mismo tiene el poder de


subyugar sus pasiones y liberarse a sí mismo de las ataduras mundanas,
así que, ¿por qué especular acerca de un salvador que venga de fuera?
(...)
Ellos presentaron todas las objeciones a la existencia de Dios que son
muy familiares para los occidentales.
Primero, si Dios crea algo debe ser para satisfacer alguna inclinación
o para eliminar alguna ansiedad de su naturaleza, pero esto hace que
Dios sea claramente imperfecto.
Segundo, si el mundo es la obra de un Dios perfecto, ¿cómo es posible
que sus criaturas sufran tantas miserias y males? 10

Desde un Dios impersonal o un juez inflexible a un Dios


personal en la forma de un padre o madre amante y bondadoso

Varios siglos más tarde, a diferencia de sus predecesores judíos y


orientales, que consideraron a Dios como un juez inflexible, lo
despersonalizaron e incluso negaron con el fin de resaltar la
importancia de la responsabilidad moral individual y la inexorable ley
moral, Jesús asemejó a Dios a un padre amante que está dispuesto a
perdonar a sus hijos si éstos se arrepienten y vuelven sus corazones
hacia él, como queda claramente expresado en la parábola del hijo
pródigo.
Así pues, aunque Jesús no negó la existencia de una ley moral
universal ni la responsabilidad que tiene el ser humano de cumplirla,
sí puso por encima de esa ley divina a un Dios de amor dispuesto a
abrazar y perdonar incluso a sus enemigos.

¿Por qué se tiende a generalizar la creencia en un Dios


personal en la forma de un padre o madre amante y bondadoso?

Esta creencia en una fuente última de amor, o un Dios personal en


la forma de un padre o una madre amante se fue generalizando a nivel
popular en todas las religiones. Fue asimismo adoptada por la mayoría
de las ramas y corrientes místicas de las tradiciones hindú, budistas,
judías, y musulmanas.
Esto se debe a que el único control que admite de buen grado el
ser humano es un control de amor. Por una persona amada se puede
hacer cualquier cosa. Un marido y esposa que se aman
profundamente no se siente dominados el uno por el otro. Si en la
familia hay un ambiente de amor y comprensión, los hijos tampoco se

10
Y.O. Kim, World Religions, vol. 2, Golden Gate, New York, 1976, pp. 83-84.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 25

sentirán oprimidos o controlados. A todos nos agrada la idea de vivir


en un universo cálido y afectuoso controlado por el amor.
Ventajas e inconvenientes de la creencia en un Dios amante y
bondadoso

Por otro lado, la creencia en un Dios amante que derrama su gracia


sobre los hombres puede degenerar en formas de religiosidad
primitiva e infantil.
Es decir, fomentar en las personas una actitud pasiva, pedigüeña
y dependiente, que hace que siempre esperen ser ayudados y que
sean incapaces de hacer algo por sí mismo. De esta forma, se impide
que cumplan con su responsabilidad individual de desarrollar sus
cualidades morales y perfeccionarse.
No obstante, poner al amor y la gracia divina por encima de la ley,
sin negar a ésta ni tampoco la responsabilidad individual humana,
tiene grandes ventajas.
Puesto que entonces se flexibiliza la ley, se nos induce a perdonar
y ser perdonado, a arrepentirnos de los errores y a reconciliarnos unos
con otros, a amar incluso a los enemigos y malhechores, y no sólo
pedir justicia o exigir un castigo, sin misericordia ni perdón.

La teoría de la motivación del corazón

Sun Myung Moon no sólo considera a Dios como un padre o madre


amante, sino que asevera que la motivación fundamental que le llevó
a crear brotó de su corazón, su esencia más profunda, que según
explica el Pensamiento de Unificación:

Así, el corazón de Dios puede ser definido como el “impulso emocional


de amar infinitamente.” El amor requiere necesariamente un objeto de
amor.
Especialmente, el amor de Dios es un impulso irreprimible que brota
de lo más profundo de su ser. Por esta razón, Dios necesitaba
absolutamente tener un objeto al que poder amar…
Con esta motivación del corazón, Dios creó a los seres humanos y
todas las cosas.11

11
Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006, p. 24.
26 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Dios creó el mundo para la realización del amor

Esta visión de un universo cálido y armonioso creado y regido por


el amor encaja mejor, desde luego, con la forma de ser y las
aspiraciones de felicidad de los seres humanos, como queda
expresado poéticamente por Sun Myung Moon:

Dios deseaba sentir alegría; por ello Él creó este mundo para la
realización del amor.
Dios quería ser feliz en un mundo impregnado por un cálido y
armonioso amor, donde los seres humanos y todas las criaturas moraran
unidos en el amor de Dios.
Él deseaba deleitarse al ver a los hombres y mujeres establecer
relaciones conyugales en Su amor, y luego construir familias, sociedades,
naciones y un mundo de amor; Dios entonces probaría la alegría del amor
a través de la unión amorosa de estos seres humanos. Este era
precisamente el ideal de la creación de Dios. 12

Un amor universal y un orden moral universal

Todas las religiones coinciden en la idea de que toda la humanidad


debería vivir en paz y armonía entre sí y con la naturaleza, como una
gran familia unida por un amor universal de origen divino, celestial o
cósmico. Para todas ellas este amor universal es el valor supremo, la
finalidad del universo, el sentido de la vida y la felicidad plena.
Al mismo tiempo, todas las tradiciones religiosas concuerdan en la
creencia de que existe un orden moral objetivo en el universo. Es decir,
una ley divina, natural o principio cósmico que debería regular la
conducta humana individual y social. De hecho, existe entre todas
ellas una coincidencia asombrosa en los preceptos y principios éticos
más importantes y esenciales.
Ibn Arabi, místico sufí andalusí, y Gandhi nos ilustran estos dos
conceptos comunes a todas las religiones.

Hubo un tiempo en que yo reprochaba a mi prójimo si su religión no


estaba cercana a la mía. Pero mi corazón es capaz [ahora] de convertirse
en todas las formas religiosas: es una pradera para las gacelas, el claustro
de un monje cristiano, un templo para los ídolos, las tablas de la Ley

12
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 113:312.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 27

mosaica, el libro del Corán. Yo profeso la religión del amor. Y sea cual
fuere la dirección que tome la cabalgadura, el amor es mi credo y mi fe. 13

En verdad la religión debería penetrar cada una de nuestras acciones.


Aquí religión no quiere decir sectarismo. Significa creer en un orden moral
que gobierna el universo, que no es menos real debido a que sea invisible.
Esta religión transciende al hinduismo, islam, cristianismo, etc. No las
reemplaza, sino que las armoniza y les da realidad. 14

El Dios de los filósofos

Como comentamos antes, en la época axial los primeros filósofos


griegos, a semejanza de los filósofos hindúes, redujeron a todos los
dioses antropomórficos a un Dios único impersonal, como el Uno de
Jenófanes y de Pitágoras.
Con el pitagorismo, en especial, se inició la creencia en un Dios
matemático que ordenó el universo con razones numéricas, que ha
tenido una larga tradición filosófica y científica, incluso hasta nuestros
días.
Sócrates recogió el concepto del Nous o inteligencia ordenadora
de Anaxímenes y elaboró por primera vez en la historia el argumento
del diseño para tratar de demostrar su existencia.
La Idea del Bien de Platón, la primera causa o motor inmóvil de
Aristóteles y el Logos de los estoicos fueron conceptos que asimilaron
los filósofos cristianos, judíos y musulmanes para explicar
racionalmente el Dios único semita y el proceso de la creación del
mundo.
De esta tradición viene el Dios de Descartes, el Dios postulado por
Kant y su concepto de ley moral universal, el Dios deísta identificado
con unas leyes morales racionales y también los conceptos modernos
de ley natural y derechos humanos.

Visiones monistas y panteístas

El neoplatonismo, con su visión monista y la teoría de la emanación


a partir del Uno, ha sido otra de las tradiciones que más ha influido en

13
Ibn Arabi, citado por Joaquín Lomba, «El pensamiento islámico occidental», en
Filosofías no occidentales, Miguel Cruz Hernández, ed., Trotta, Madrid, 1999, p.
271.
14
Mahatma Gandhi, All men are brothers, Navajivan Publishing House,
Ahmendabad, 1960, p. 77.
28 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

filósofos y científicos posteriores, como el Uno de Giorgiano Bruno, el


Dios como unidad y totalidad de la naturaleza de Espinosa, la mónada
infinita de Leibniz y el Espíritu Absoluto de Hegel. Otros filósofos
posteriores hablaron de Dios como lo infinito, lo absoluto, lo
incondicionado, la transcendencia, etc.

La negación de Dios entre los filósofos griegos

Sin embargo, ya desde los inicios de la filosofía algunos filósofos


griegos negaron la existencia de los dioses, curiosamente por las
mismas motivaciones éticas y argumentos lógicos con los que el
budismo y el jainismo negaron a los dioses hindúes.
Epicuro negó la existencia de cualquier dios por motivaciones
éticas. Pensaba que un Dios que permite los males y miserias del
mundo sería un Dios cruel, y consideraba inmoral atormentar a las
personas con la amenaza de los castigos eternos en el más allá.
Por esta razón, adoptó el atomismo de Demócrito, quien por
motivaciones similares también había negado la existencia de una
inteligencia ordenadora (Nous) del cosmos afirmando que éste era
fruto de una combinación al azar de átomos.
Estas mismas motivaciones y justificaciones racionales son las que
han mantenido la tradición materialista en la filosofía y la ciencia
posterior, junto con otras razones escépticas, que ya sostuvo
Protágoras al decir que sobre los dioses no podía decir que existen o
no, por la oscuridad del asunto.

El ateísmo moderno

Desde su postura escéptica, Hume negó la validez del argumento


del diseño, aduciendo la explicación atomista y argumentando que
Dios, en el caso que existiera, sería un Dios cruel por permitir el mal
en el mundo y por haber creado un infierno eterno, y también por
alentar las guerras de religiones.
Feuerbach, desde una visión humanista semejante a la jainista,
afirmó que el hombre, por debilidad, crea a Dios a la imagen de un
hombre perfecto idealizado, y que por ello su devoción a Dios le
impide valorarse y perfeccionarse a sí mismo.
Nietzsche proclamó la muerte de Dios porque pensaba que la
creencia en Dios empequeñecía y debilitaba en gran manera al
hombre al asumir éste unos valores que niegan la vida.
PRINCIPIO DEL ORIGEN COMÚN 29

Y Marx afirmó que la religión es el opio del pueblo, una ideología al


servicio de la clase dominante con la que se narcotiza al pueblo, para
que éste se resigne ante las injusticias sociales de este mundo y
ponga sus esperanzas solamente en el cielo.

El Dios de los científicos

En el campo científico, la visión predominante durante varios siglos


fue el mecanicismo materialista que excluía a Dios, o lo hacía
innecesario.
Sin embargo, con la caída del paradigma materialista en el siglo
pasado, los científicos materialistas han perdido el principal
argumento racional para negar la existencia de Dios.
No obstante, desde la revolución científica del Siglo XVII hasta hoy
día, los científicos han mantenido una diversidad muy grande de
creencias en Dios, pitagóricas, neoplatónicas, cristianas, hebraicas,
islámicas, hinduistas, estoicas, panpsiquistas, escépticas, ateas,
deístas, etc.

Amor universal y orden moral universal por razones


humanitarias y pragmáticas

Los conceptos de un amor universal y un orden moral universal


son, de hecho, también compartidos por las personas que tienen
visiones del mundo puramente humanistas, agnósticas, materialistas
o naturalistas.
La diferencia radica, simplemente, en que los humanistas laicistas
o agnósticos consideran que este valioso amor universal y solidario
hacia el género humano es de un origen puramente humano, y que el
necesario orden moral universal que debería regir a la sociedad tiene
que ser el fruto de la razón humana o de un consenso universal.
Mientras que los materialistas y naturalistas darwinianos suelen
aceptar esos dos conceptos por razones puramente pragmáticas. Es
decir, piensan que es algo beneficioso para la humanidad, a pesar de
que sus creencias últimas les induzcan a pensar que el universo no
tiene ningún sentido, que están aquí por pura casualidad, y que en la
naturaleza no impera ningún tipo de orden moral excepto la lucha por
la supervivencia.
2. PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD E
IGUALDAD

«Todos y cada uno de los seres humanos, sin distinción de


género, raza, clase o condición social, son poseedores de una
misma dignidad especial, conferida por Dios o la naturaleza, que
les distingue del resto de las criaturas, y son portadores de un
mismo valor sagrado, único, cósmico y eterno, que es innato e
intrínseco a su condición humana. Y, por ello, todos son
esencialmente iguales y merecen la misma consideración y
sumo respeto.»

La dignidad especial y el valor intrínseco e innato de cada


persona

Como acabamos de explicar en el principio anterior, hemos


defendimos la existencia de una primera causa inteligente, a la vez
material y mental, y un proyecto cósmico detrás de la evolución del
universo.
Este es un presupuesto esencial para poder hablar del valor o
dignidad humana, puesto que, si el ser humano está hecho con un
propósito o configurado para un fin, entonces es posible afirmar que
posee un valor intrínseco, objetivo e innato por el simple hecho de ser
hombre.
Pero, en el caso de que los seres humanos fueran un producto
casual de una serie de explosiones o accidentes fortuitos, como creen
muchos científicos, no sería posible sostener que el ser humano tiene
un valor intrínseco por su mera condición humana, sino solamente un
tipo de valor convencional, utilitario y variable que podríamos
otorgarnos unos a otros mediante pactos de conveniencia.
32 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Seres con capacidad de realizar procesos mentales de un nivel


superior y con el más alto grado de autoconciencia

La dignidad especial y valor intrínseco que distingue al ser humano


del resto de los seres y cosas, desde un punto de vista científico, se
puede reconocer debido al hecho de que —a pesar de compartir una
naturaleza biológica muy semejante al resto de los seres vivos— los
seres humanos destacan por su capacidad de realizar procesos
mentales de un nivel muy superior a ellos (capacidad de
conceptualizar, inferir leyes generales, elaborar un discurso, etc.) y
por poseer un grado más elevado de autoconsciencia (capacidad de
reflexionar sobre sí mismo).
Y también porque los seres humanos disponen del más alto grado
de autonomía, libertad y creatividad para perseguir sus fines y
transformar su ambiente.

Seres con capacidad de habla, dialogo, libertad y


responsabilidad

El valor intrínseco y la dignidad humana, desde una perspectiva


filosófica puramente racionalista o humanista, se reconoce por el
hecho de que todo ser humano posee una naturaleza humana común
en la que destaca la razón, que le posibilita tener —a diferencia de los
animales— la capacidad de hablar y dialogar con otros seres
humanos, y también por haber sido dotado de libertad y
responsabilidad para desarrollar nuestro propio carácter y dirigir
nuestra vida.

La dignidad especial y el valor sagrado de las personas desde


la perspectiva religiosa

Desde el punto de vista religioso, todas las religiones comparten la


creencia en que todos los seres humanos poseen una dignidad
especial y un valor sagrado o divino.
De acuerdo a la tradición bíblica este valor sagrado se deriva del
hecho de haber sido creados como hijos e hijas de Dios a Su imagen
y semejanza, y según otras tradiciones, por ser los portadores de un
logos o alma que es una parte o chispa del mismo y común Logos,
Tao o Espíritu Absoluto, que es la Realidad última o el principio
cósmico que rige al universo.
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 33

Por todas estas razones, siempre hemos intuido que cada ser
humano tiene una dignidad especial y un gran valor intrínseco como
individuo, y no solamente como miembro de la especie humana.
Esta creencia en la dignidad especial de los seres humanos es el
fundamento de los conceptos de igualdad y libertad humana, así como
de la defensa actual de los derechos humanos.

El valor único, irrepetible e insustituible de cada individuo


humano

Algo en lo que coinciden la tradición científica, filosófica y religiosa


es en reconocer que los seres humanos poseen un valor único, es
decir, una individualidad única e irrepetible.
A pesar de compartir una misma naturaleza común biológica y
psíquica, cada individuo humano posee unas características propias
únicas que le diferencia del resto de los individuos, tanto en su
estructura fisiológica o aspecto exterior como en sus cualidades de
carácter o talentos innatos, lo cual le otorga un valor extraordinario.
Los seres humanos se podrían asemejar a piezas únicas,
irrepetibles e insustituibles de una gran maquinaria, que poseen un
valor equivalente al de la totalidad, ya que sin esas piezas únicas la
maquinaria no funcionaría adecuadamente ni estaría completa.
Desde la perspectiva religiosa, como se afirma en el Principio
Divino, 1 se podría decir que cada persona humana fue creada por
Dios con una personalidad única, irrepetible e insustituible con el fin
de poder amarlo de una forma única, personal y exclusiva, de igual
manera que los padres sienten una alegría única al amar a cada uno
de sus hijos e hijas, que son para ellos como tesoros únicos,
insustituibles e irreemplazables que no tienen precio.
Además de compartir una naturaleza básicamente homogénea,
cada ser humano tiene unas características individuales peculiares y
únicas. De entre los miles de millones de habitantes de la tierra no se
pueden encontrar dos personas exactamente iguales.
Aunque todo el mundo tiene ojos, nariz y boca, el diferente tamaño,
color, disposición y proporción relativa entre estos mismos elementos
hacen que la cara de cada individuo sea única.

1
El Principio Divino, Parte I, Cap. VII, Sec. I.
34 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Igualmente, aunque todos poseemos las mismas capacidades


mentales, deseos y creatividad, hay diferencias de carácter y talentos
que hace que cada uno poseamos una personalidad única.
Por ejemplo, se puede observar que hay personas más sensibles
y emocionales dotadas con talentos artísticos; otras más intelectuales
con inquietudes científicas; y otras más voluntariosas con una
inclinación hacia actividades prácticas.
Así pues, cada individuo tiene una constitución física, semblante,
temperamento, talentos y personalidad única e irrepetible.

Diferencias entre los seres humanos y las demás criaturas

Existen marcadas diferencias entre los seres humanos y los


animales. Nosotros hemos sido dotados de una gran autonomía,
libertad y responsabilidad para desarrollar nuestro propio potencial de
una manera creativa y única.
En cambio, a los animales —a diferencia del ser humano— les falta
ese potencial y capacidad de modelar su propia personalidad, porque
están controlados por rígidos y repetitivos instintos innatos. Así pues,
su valor radica más en el valor de cada especie en su conjunto que en
sus miembros individuales.
No obstante, los animales superiores muestran también ciertas
características individuales únicas, aunque en menor grado que los
individuos humanos.
A medida que se va descendiendo en la escala de los seres vivos,
esas características individuales únicas se van difuminando hasta casi
confundirse con las características únicas de la especie.
En el mundo mineral, las características individuales únicas de los
materiales son ya exactamente idéntica a las características de los
elementos químicos simples que componen dicho material, sin que
haya ninguna individualización. Así, por ejemplo, un pedazo de oro
puro es exactamente igual a otro trozo cualquiera.

Un admirable camaleón

A diferencia de los animales, el ser humano está configurado para


que —de una manera libre y responsable— se moldee a sí mismo,
desarrollando su potencial de talentos innatos.
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 35

El hombre es como un camaleón, un diamante en bruto que tiene


la responsabilidad de tallarse o perfeccionarse a sí mismo para así
crear una obra de arte única, como dice Pico de la Mirándola en su
famoso discurso De la dignidad del hombre.

No te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar,


¡oh Adán!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para
ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los
demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que les hemos
prescrito.
Tú, no sometido a cauces algunos angostos, te la definirás según tu
arbitrio al que te entregué. Te coloqué en el centro del mundo, para que
volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que
hay en ese mundo.
Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal, ni inmortal, para que tú
mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra,
te forjes la forma que prefieras para ti (...) ¿Quién no admirará a este
camaleón? o ¿qué cosa más digna de admirar? 2

El ADN y la influencia de las circunstancias ambientales

Esta personalidad única e irrepetible de cada individuo, cuya base


genética se halla en el carácter único de su ADN no se pierde a pesar
de la influencia de las circunstancias ambientales.
Durante el periodo de crecimiento de una persona es evidente que
influye en su constitución física el clima y el lugar donde vive, los
alimentos que ingiere y otras circunstancias ambientales, pero lo que
no pueden hacer el ambiente es convertir a una persona en otra
diferente.
Las personas son fácilmente reconocibles por su expresión facial
única a pesar de los cambios producidos por el paso del tiempo o
enfermedades.
Las circunstancias ambientales pueden producir a largo plazo
transformaciones más profundas, como son los fenómenos de
microevolución, o mecanismos biológicos de adaptación al ambiente,
que fueron los que dieron lugar a las diferencias entre razas humanas.
Pero, incluso estos cambios no han modificado las características
únicas de la especie humana ni las de sus individuos.

2
Pico de la Mirándola, De la dignidad del hombre, Editora Nacional, Madrid, 1984,
pp. 103-104.
36 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Por eso, es absurdo hablar —como hacían los darwinistas sociales


y nazis— de razas superiores más evolucionadas y de razas inferiores
menos evolucionadas, con el fin de justificar las guerras y el
colonialismo diciendo que son procesos de selección natural o lucha
por la supervivencia de los más aptos.
Todas las personas de cualquier color de piel o raza poseen una
naturaleza humana equivalente y una individualidad única igualmente
valiosa.

La influencia de la educación y las circunstancias sociales

En la Ilustración, se hizo muy popular la idea de que la educación


conformaba en gran medida el carácter y forma de ser de las
personas.
Es evidente que las circunstancias familiares y sociales, el
ambiente cultural de la época en la que se vive, los estudios y la
educación recibida, el trabajo que se desempeña y las experiencias
personales influyen en la formación del carácter o la personalidad de
las personas.
Sin embargo, no lo hacen hasta el punto de modificar esa
individualidad única congénita. Además, hay que tener en cuenta que
el ser humano tiene la suficiente autonomía y creatividad como para
no dejarse influir por los demás, tomar sus propias decisiones e
incluso cambiar sus circunstancias sociales.
Este tipo de ideas ilustradas, llevadas a un extremo, hicieron creer
a dictadores comunistas como Stalin que las personas estaban
completamente condicionadas por el sistema social, y que se podían
eliminar si se negaban a cooperar con la revolución, con la misma
tranquilidad que se sacrifica a un ganado aquejado con una
enfermedad infecciosa.
También, los biólogos darwinistas actuales se empeñan en
homologarnos con los animales —negando el valor de nuestra
individualidad única y dignidad especial— ignorando o minimizando
las grandes diferencias que hay entre las demás especies y la nuestra.
Todo ello para de demostrar que venimos de los monos, con lo cual
corremos el riesgo de acabar convirtiéndonos en conejitos de indias
en sus manos.
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 37

Valor cósmico del ser humano como fin último, centro y


microcosmos del universo

Con respecto al valor cósmico de los seres humanos, incluso


famosos biólogos darwinianos, como Dobzhansky, empiezan
reconociendo que «la evolución en conjunto tuvo, sin duda, una
dirección general, desde sencilla hasta compleja, desde una
dependencia hasta una independencia relativa del ambiente, hasta
una autonomía cada vez mayor de los individuos, (…) y finalmente
una consciencia cada vez mayor», y terminan diciendo que «la
evolución se parece a una creación artística. Su obra maestra es el
hombre.» 3
De hecho, en la ciencia actual se ha vuelto muy popular el llamado
Principio Antrópico, que viene a decir que hay muchas coincidencias
numéricas en distancias, medidas de fuerzas, constantes universales,
etc., que parecen indicar que el universo estaba ya preconfigurado de
antemano para que pudiera aparecer el ser humano.
Con lo cual se realza extraordinariamente el valor del hombre,
sobre todo si se compara con el papel que la vieja ciencia mecanicista
le había asignado como mota de polvo insignificante de un planeta
minúsculo en medio de la inmensidad del universo.

La centralidad de los seres humanos

A pesar de que tenemos un tamaño microscópico si nos


comparamos con las dimensiones de las galaxias, y aunque
habitemos en un humilde planeta de una de las innumerables galaxias
del universo, podemos considerarnos como el fruto último de la
evolución del universo.
Esto es así porque somos los sistemas organizados de máxima
complejidad, muy superior a la complejidad de los sistemas galácticos,
y con un nivel de procesos mentales que nos califica para ocupar esa
posición central como los “observadores” que tiene la capacidad de
conocer, estudiar, apreciar y valorar al conjunto del universo. Esto
queda muy bien expresado en la siguiente cita del Principio Divino:

Si no hubiera seres humanos que observaran y apreciaran el universo,


el universo podría compararse a un museo sin visitantes. Los objetos

3
T. Dobzhansky, «El azar y la creatividad en la evolución», en Estudios sobre la
filosofía de la biología, F. J. Ayala y T. Dobzhansky, Ariel, Barcelona, 1983, pp.
397, 428.
38 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

exhibidos en el museo pueden mostrar su verdadero valor solamente


cuando hay un ser humano que los aprecia, que los ama y siente alegría
al verlos. Esta relación con los seres humanos es la que les da valor a sus
existencias. Si no hubiera ninguna persona que los apreciara, ¿qué
sentido tendrían su existencia?4

La metáfora del hombre como fin último, centro y


microcosmos del universo

En realidad, ahora se está volviendo a dar la razón a la clásica


visión antigua del ser humano como fin último, centro y microcosmos
del universo, puesto que, aunque no viva —como se creía antes— en
el centro del universo, hay indicios de que sea así por su complejidad,
por incluir dentro de sí todos los estratos inferiores y porque parece
que el universo se constituyó tal como es para que pudieran aparecer
y vivir en él los conocedores o apreciadores del universo.
Por tanto, no es descabellado atribuir un valor cósmico y sagrado
a cada ser humano, como defendieron de forma intuitiva muchos
filósofos desde la más remota antigüedad, como se desprende de las
siguientes citas:

El hombre es un mundo en miniatura (Demócrito, Frag. 34).5

Cada uno es una imagen de Dios en miniatura (Manilio, 4, 895).6

El hombre es una cosa sagrada para el hombre (Séneca, Epístolas


95).7

El hombre es el intermediario de todas las criaturas, emparentado con


las superiores, rey de las inferiores, por la perspicacia de sus sentidos,
por la penetración inquisitiva de su razón, por la luz de su inteligencia,
intérprete de la naturaleza, cruce de la eternidad estable con el tiempo
fluyente y cópula del mundo (Pico de la Mirandola, De la dignidad del
hombre).8

4
El Principio Divino, Parte I, Cap. I, Sec. II, 4, (4).
5
Demócrito, Frag. 34, cit. en A. Bernabé, De Tales a Demócrito, Fragmentos
presocráticos, Alianza, Madrid, 1988.
6
Manilio 4, 895, Aurea Dicta, Dichos y proverbios del mundo clásico, Selección de
Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 35.
7
Séneca, Epístolas 95, 33, Ibíd., p. 35.
8
Pico de la Mirándola, De la dignidad del hombre, Editora Nacional, Madrid, 1984,
pp. 103-104.
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 39

Por esta causa el hombre es llamado microcosmos, debido a que hay


en él una similitud de todo el universo. Mientras que su cuerpo está en la
escala del mundo corporal, su alma está en la grada del mundo espiritual.
En este sentido, los filósofos, acotando y delimitando la filosofía, dijeron
que la filosofía es el conocimiento del hombre, de su alma, ya que
partiendo de su propio conocimiento conoce la totalidad (de lo existente)
(Ibn Saddiq, Microcosmos).9

Qué maravillosamente ha sido creado y configurado el hombre,


cuando se penetra en su verdadero ser... y en su grandeza —pensad en
eso— que no haya nada en el cielo ni en la tierra que no se encuentre
también en el hombre (Paracelso, Textos esenciales).10

En el reino de los fines todo tiene un precio o una dignidad. Aquello


que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo
que se halla por encima de todo precio [el ser humano] y, por tanto, no
admite nada equivalente, eso tienen una dignidad (Kant, Fundamentación
de la metafísica de las costumbres).11

Un ser humano individual es más precioso que el universo. El valor de


cada persona es infinito, porque él o ella han sido creados como el
compañero de amor de Dios (Sun Myung Moon).12

Un ser humano es un pequeño universo, el microcosmos del


macrocosmos de la creación divina. Dios, la fuente del macrocosmos, es
también la fuente de nuestra energía. Como universos en miniatura, cada
uno de nosotros estamos relacionados con el macrocosmos y recibimos
su energía en nuestro corazón. Así pues, estamos conectados a la fuente
de la fuerza infinita, y como su contraparte estamos dotados de un valor
cósmico (Sun Myung Moon).13

Valor eterno de los seres humanos por poseer un alma


inmortal

Desde el punto de vista de las diversas tradiciones religiosas, al ser


humano siempre se le ha valorado como centro del universo,

9
Ibn Saddiq (Poeta, talmudista y filósofo de Córdoba), Microcosmos, cit. por Carlos
del Valle, «La filosofía judía», en Filosofías no occidentales, Miguel Cruz
Hernández, ed., Trotta, Madrid, 1999, pp. 356-357.
10
Paracelso, Textos esenciales, Siruela, Madrid, 1995, p. 94.
11
Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Espasa-Calpe, Madrid,
1963, pp. 92-93.
12
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 262:145, (23 de
julio de 1994).
13
Ibíd, 121:193, (27 de octubre de 1982).
40 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

microcosmos, señor de la creación, vicario de Dios en la tierra o


armonizador del Cielo y la Tierra.
Además, la mayoría de ellas afirman también que el alma humana
es inmortal, lo cual resalta aún más la dignidad especial de ser
humano.
Kant postuló la inmortalidad del alma humana por razones éticas,
porque pensaba que la meta de la perfección necesita de la eternidad
para poder cumplirla, y porque el justo debería ser recompensado en
la otra vida con la felicidad que no experimenta en la tierra.
Éstas son, en esencia, las mismas razones por las que las
religiones han postulado la vida eterna. La vida eterna es necesaria
para que exista una segunda oportunidad de redimirse y para que se
haga justicia.
Si las personas malas no son castigadas, y si las personas buenas
que han sufrido a causa de ellas no son revindicadas en la otra vida,
el mundo sería completamente injusto.

La lógica del amor y la eternidad

Aparte de estas razones éticas, la creencia en la eternidad se basa


en la lógica del amor. Si dos personas se aman profundamente
desean vivir por la eternidad juntos.
Si los seres humanos tienen una dignidad especial por ser hijos e
hijas amados por Dios con una personalidad única e insustituible,
deberán también existir eternamente.
Esto otorga un valor eterno a los seres humanos, como sostiene
Sun Myung Moon en la siguiente cita:

Si Dios es un ser absoluto y eterno, entonces el ser al que Él pueda


amar debería también vivir eternamente. Por esta razón, todos los seres
humanos han anhelado la vida eterna desde tiempos inmemoriales. Dios,
el ser absoluto, no tuvo más remedio que crear a sus amados hijos e hijas
con el valor de la vida eterna.14

Igualdad en dignidad y valor de los hombres y las mujeres

Los hombres y las mujeres, como personas y como miembros de


las dos mitades que compone la humanidad, comparten la misma

14
Ibíd, 39:342, (16 de enero de 1971).
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 41

dignidad especial y el mismo valor intrínseco, sagrado, único, cósmico


y eterno que posee cada persona como miembro de la gran familia
humana.

Una misma naturaleza común mental y material

Todos, hombres y mujeres, poseemos una misma naturaleza


común básicamente homogénea que se compone de un aspecto
mental y otro corporal. En lo que respecta al aspecto corporal todos
tenemos los mismos órganos y miembros, o sea, ojos, nariz, boca,
oídos, cabeza, tronco, manos y piernas, y las mismas necesidades
físicas, como respirar e ingerir alimentos. En el aspecto mental
también poseemos las mismas capacidades de pensar, sentir y tomar
decisiones, así como los mismos deseos básicos de conocer, apreciar
la belleza y actuar correctamente, y de tener relaciones de amor con
nuestros seres queridos.
En otras palabras, todos disponemos del mismo nivel de procesos
mentales. Estos procesos mentales son precisamente los que nos
posibilita poseer un amplio margen de autonomía o libertad, y una
gran inventiva o creatividad, que se expresa en la capacidad de
comunicarse mediante un lenguaje articulado y en todas las
producciones y creaciones culturales, técnicas, científicas, artísticas y
normativas.

La diferenciación en hombres y mujeres en la humanidad

Los seres humanos, como la mayor parte de los seres vivos,


estamos diferenciados en hombres y mujeres, pero esta
diferenciación no es básica o fundamental, debido a que —a pesar de
las diferencias biológicas y psicológicas entre ambos— tanto hombres
como mujeres tienen exactamente las mismas capacidades mentales,
autonomía, creatividad, deseos, aspiraciones y necesidades físicas
básicas. Por ello, los hombres y las mujeres compartimos la misma
dignidad y valor como seres humanos.

En el universo todos los seres y cosas existen en forma de


parejas de entidades masculinas y femeninas, y polos opuestos

En la naturaleza todos los seres y cosas aparecen en la forma de


parejas o partes complementarias, o polos contrapuestos: hombre y
mujer, animales macho y hembra, el estambre y pistilo en las plantas,
catión y anión en las moléculas, y protón y electrón en los átomos.
42 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

La dinámica interacción entre estas parejas o partes, y polos


opuestos son la fuente de fuerzas generadoras que producen la
existencia, desarrollo, multiplicación, e incluso otorgan sentido a la
vida.
La vida humana se genera a partir de la unión del hombre y la
mujer. El amor entre un hombre y una mujer da sentido a sus vidas, y
su unión se convierte en el centro de la familia y el linaje.
Los animales se reproducen mediante la unión de machos y
hembras, y las plantas por la interacción entre el estambre y el pistilo.
Los minerales, formados por moléculas y átomos, existen por la
interacción entre el catión y el anión, y el protón y electrón.

La causa primera o Dios debe contener la esencia de las


facetas masculinas y femeninas, o Yang y Yin, que se manifiestan
en todos los seres y cosas del universo

Ante la evidencia de la presencia universal de parejas de seres y


cosas complementarias masculinas y femeninas, o Yang y Yin, que
son cruciales para su existencia y multiplicación, el Pensamiento de
Unificación razona de la siguiente forma:
Si en todos los seres y cosas del universo existen facetas
masculinas y femeninas, o Yang y Yin, y dado que el efecto debe
reflejar la naturaleza de su causa —como la obra refleja a su
creador—, la causa primera o Dios también debe contener la esencia
de las facetas masculinas o Yang y las facetas femeninas o Yin, y ser
el origen de ambos aspectos.

La causa
primera
o Dios

Masculino Femenino
Yang Yin
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 43

Masculinidad y feminidad, y las diferencias entre el hombre y


la mujer

A diferencia de la filosofía tradicional china en la que se tiende a


personificar los conceptos Yang y Yin calificando, por ejemplo, al
hombre como Yang y a la mujer como Yin, en el Pensamiento de
Unificación Yang y Yin son atributos o cualidades secundarias
presentes, en mayor o menor grado, en los aspectos corporales y
mentales tanto del hombre como de la mujer, y de los demás seres y
cosas.
Así pues, la masculinidad y feminidad que caracterizan al hombre
y la mujer no se puede identificar directamente con los aspectos Yang
y Yin de la mente y cuerpo (claridad/oscuridad, lucidez/vaguedad,
alegría/tristeza, activo/pasivo, fuerte/débil, duro/suave,
cóncavo/convexo, etc.). Y ni mucho utilizar estas cualidades opuestas
para justificar una diferencia en valor o dignidad del hombre y la mujer,
como ocurre en las filosofías y culturas antiguas.
¿Cómo, pues, se pueden definir el carácter masculino o
masculinidad y el carácter femenino o feminidad en relación con las
facetas Yang y Yin?

Aspectos corporales
A nivel biológico o corporal, a pesar de una constitución biológica
común bastante homogénea, existen evidentes diferencias entre el
hombre y la mujer, como son las diferencias cromosomáticas, las
hormonas y, sobre todo, los órganos sexuales, aparte de otros
aspectos del cuerpo femenino adecuados a su función de maternidad
y crianza de los hijos.
Así que se puede decir que, aunque en cuerpo del hombre y de la
mujer existen atributos Yang y atributos Yin, hay una proporción
relativamente superior de atributos Yin en el cuerpo de la mujer, y de
atributos Yang en el cuerpo del hombre.

Aspectos mentales
En el aspecto mental, tanto hombres como mujeres disponen de
las mismas capacidades intelectuales, emocionales y volitivas, así
como de los mismos deseos y aspiraciones básicas de adquirir
conocimientos, apreciar la belleza y actuar bien, y tener relaciones de
amor con sus seres queridos. Y, por supuesto, ambos poseen la
misma dignidad y valor como seres humanos. Sin embargo, existen
44 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

ciertas diferencias cualitativas con respecto a las facetas Yang/Yin de


sus facultades mentales.
Por poner algunos ejemplos, generalmente el intelecto masculino
se enfoca en cuestiones de ámbito general, o en sintetizar principios
cada vez más universales, y el intelecto femenino se orienta más en
analizar los detalles concretos y las circunstancias. Además, el
hombre tiene más capacidad de procesamiento visual-espacial y
habilidad con manejo de números, y la mujer tiene más capacidad en
el procesamiento verbal y habilidad con el lenguaje.
En cuanto a las emociones, la mujer dispone de una mayor empatía
emocional y capacidad de expresar sus sentimientos de alegría y
tristeza, risa y llanto, mientras que el hombre interioriza más sus
emociones. Existe también una diferencia cualitativa entre el amor
maternal, más complaciente e incondicional hacia sus hijos, y el amor
paternal, más exigente y condicionado por el cumplimiento de sus
expectativas.
En cuanto a los aspectos volitivos, el hombre muestra una voluntad
más agresiva, impulsiva e independiente, y la mujer muestra una
mayor delicadeza, reflexión y dependencia en sus decisiones.
Con lo cual se podría decir que el carácter femenino o feminidad
es una expresión diferenciada y cualificada de las facetas Yang/Yin
de la mente humana, con una cierta impronta Yin. Y el carácter
masculino o masculinidad es otra expresión diferenciada y cualificada
de las mismas facetas Yang/Yin de la mente humana, con una cierta
impronta Yang.
Ambos caracteres, el masculino y femenino, son opuestos y a la
vez complementarios, lo que hace que el hombre y la mujer sientan
una atracción y fascinación recíproca, y puedan ayudarse
mutuamente y apoyarse uno en el otro.
No obstante, de igual manera que existen facetas Yang/Yin dentro
del hombre y la mujer, en ambos también coexisten ciertos aspectos
masculinos y femeninos. Carl Jung afirmó que dentro de la psique del
hombre existen cualidades femeninas en estado latente (animus), y
dentro del alma de la mujer hay una parte masculina en estado latente
(anima).
Aparte de las consideraciones genéricas acerca de carácter
masculino y femenino, se puede observar que existen hombres con
un marcado carácter varonil o masculino, y otros más sensibles y
femeninos. También hay mujeres muy delicadas y femeninas, y otras
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 45

más fuertes o varoniles. Lo mismo se puede decir de los rasgos


masculinos y femeninos de la mente. Todos los hombres y las mujeres
tienen la capacidad de desarrollar los rasgos que son los puntos
fuertes del sexo opuesto. Por esta razón hay numerosos ejemplos
mujeres que han sobresalido en todos los campos las ciencias, artes,
religión, economía y política.

El hombre y la mujer, las dos caras de Dios

El Pensamiento de Unificación, al afirmar que los aspectos


masculinos y femeninos que se manifiestan en el universo deben
provenir de la primera causa o Dios, y que por tanto Dios tiene que
reunir en Sí mismo la esencia de la masculinidad y feminidad, le otorga
a la mujer como la encarnación de la esencia de la feminidad divina
un valor extraordinario, a la par del hombre, que encarna la esencia
de la masculinidad. Es como si el hombre y la mujer fueran el reflejo
de las dos caras de Dios.
En la mayoría de las religiones, siempre se ha resaltado la faceta
masculina de Dios, relegando o ignorando Su faceta femenina. Sin
embargo, en Génesis 1:27 se dice: «Y creó Dios al hombre a su
imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó», dando a
entender que el hombre y la mujer juntos reflejan la imagen completa
de Dios.
Sun Myung Moon, en muchas de sus charlas, enfatiza el valor
sagrado del hombre y de la mujer, afirmando que son las obras
maestras de la creación. El hombre está hecho para la mujer, y la
mujer para el hombre. Son como dos piezas que encajan
perfectamente una en otra, como se puede ver por sus órganos
sexuales, de tal manera que aislados se puede decir que están
incompletos.
El hombre ha sido creado para amar, servir y hacer feliz a la mujer,
y la mujer ha sido creada para amar, servir y hacer feliz al hombre. Así
pues, la unión del hombre y la mujer mediante un profundo amor
verdadero tiene un gran significado sagrado y cósmico y una
importancia crucial, no sólo para la felicidad de las familias, sino para
resolver muchos de los problemas que afectan a la humanidad y lograr
la paz mundial.
Sun Myung Moon resalta en esta cita la importancia de la unión del
hombre y la mujer para manifestar la imagen completa de Dios y
consumar el amor.
46 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

¿Por qué tenéis que casaros? Es porque Dios existe con


características duales [masculinidad y feminidad]. Un hombre y una mujer
reflejan cada uno de estos aspectos de la divinidad. Por lo tanto, tienen
que unirse para manifestar la plenitud de la imagen de Dios. Por esta
razón, el matrimonio es la condición esencial para desarrollar
completamente el ideal del amor humano.
El matrimonio combina hombres y mujeres a semejanza de la unidad
divina, para que los seres humanos puedan reflejar completamente la
imagen de Dios. Dios creó a los seres humanos y todas las cosas con el
propósito de consumar Su amor. ¿Dónde se realiza ese amor? Es en la
familia, en relación entre el marido esposo y la esposa, en vuestra vida en
la tierra. Por ello el día de vuestra boda es el día más feliz de vuestras
vidas.15

Sólo el amor conyugal, y no la confrontación u odio entre


géneros, puede hacer que los hombres y las mujeres sean
realmente iguales

Hoy día se ha logrado en gran medida revertir la discriminación y


dominación histórica que han sufrido las mujeres, gracias al
movimiento por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres que
surgió a principios del siglo pasado.
Sin embargo, aún persisten muchas formas de discriminación y
degradación de la mujer, como son la pornografía, prostitución y trata
de blancas, en la que se usan a mujeres y niñas como mercancía
sexual, y también la violación y abusos sexuales, y el maltrato y
violencia machista doméstica.
Aunque las medidas legales y de protección de las víctimas son
absolutamente necesarias, solo con ellas no se pueden resolver de
raíz estos problemas.
Sólo el amor conyugal, y no la confrontación u odio entre géneros,
puede resolver estos problemas y hacer que los hombres y las
mujeres sean realmente iguales.
Si el marido ama, sirve y venera a su esposa, apreciará y respetará
igualmente al resto de las mujeres del mundo. Y si la esposa ama,
sirve y venera a su marido, apreciará y respetará igualmente al resto
de los hombres.
Esto es así porque en una relación de amor verdadero en la que
ambas partes desean servir a la otra más que ser servidos ninguno de

15
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 262: 123:217, (2 de
enero de 1983).
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 47

los dos se sienten esclavos o dominados por la otra parte, sino todo
lo contrario.
Sun Myung Moon nos explica que la verdadera igualdad de
derechos entre el hombre y la mujer solo se puede realizar en familias
pacíficas unidas por un verdadero amor.

«¿Cómo vais a lograr la igualdad de derechos? ¿Por la fuerza?


¿Mediante leyes? ¿Por medio de la persuasión emocional? Es por medio
del amor. Mediante el amor las mujeres pueden ser iguales a los hombres.
Por el amor, una madre y su hijo pueden ser iguales, aunque su hijo sea
el presidente de una nación. Donde hay amor, todo puede ser igual. En
este sentido, debemos entender que el núcleo central de la igualdad
descansa en los hombres y mujeres que anhelan formar familias pacíficas
centrada en el amor verdadero.
Un marido quiere morar en el corazón de su esposa, y la esposa quiere
morar en el corazón de su marido, y sentirse completamente unidos de
corazón. Allí, nada es alto o bajo. Están de verdad experimentando la
igualdad. ¿Puede haber igualdad en cualquier otro lugar? La igualdad de
derechos entre hombres y mujeres existe solo en una familia pacífica
[unida por un verdadero amor].16

La igualdad esencial de todos los seres humanos

En cuanto a la igualdad esencial de todos los seres humanos, ésta


es una consecuencia lógica de la dignidad especial que posee cada
ser humano.
Los estoicos —al suponer que todos los hombres participan del
mismo Logos universal— defendieron la igualdad humana y
condenaron la esclavitud.
Los cristianos, al creer que todos los hombres y mujeres son hijos
e hijas de Dios, abogaron por una fraternidad humana universal.
Incluso antes, Buda y los jainistas ya intentaron abolir el sistema de
castas de sociedad hindú, y Confucio trató de universalizar en China
la educación y el acceso a los cargos públicos.
Como se puede apreciar en las citas que vienen a continuación,
prácticamente en todas las culturas surgieron voces que abogaron por
la igualdad humana.

16
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 262: 129:51-52, (1
de octubre de 1983).
48 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

A los que descienden de padres distinguidos les respetamos y


honramos; en cambio, a los que no son de clases distinguidas no los
respetamos ni honramos. En esto nos comportamos recíprocamente
como bárbaros, pues por naturaleza hemos sido creado iguales en todos
los aspectos, así bárbaros como helenos (Antifonte de Atenas). 17

La divinidad ha creado iguales a todos los hombres; la naturaleza no


ha hecho a nadie esclavo (Alcidamas de Elea, citado por Aristóteles,
Retórica, A13, 1373b 18).18

Soy el mismo para todos los seres. No hay nadie despreciable o


favorito para mí (Hinduismo, Bhagavad Gita IX, 29).19

¿Qué importan, pues, todos esos títulos, nombres y razas? Son


meramente convenciones humanas (Buda, Sutta Nipata 648).20

Sabed que todos los seres humanos son los depositarios de la Luz
Divina. Dejad de preguntar acerca de su casta. En el más allá no hay
castas (Sikismo, Adi Granth, Asa, M.1, p. 349).21

El Maestro dijo: Trasmitid la cultura a todo el mundo, sin distinción de


razas ni categorías (Confucianismo. Hia-Lun V.38).22

¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó un mismo Dios?
(Malaquías 2.10).23

Su Señor les exaudió, diciendo: “¡Jamás desmereceré la obra de


cualquiera de vosotros, sea hombre o mujer! Porque descendéis unos de
otros.” (Islam. Corán 3.195).24

El mundo del corazón es un mundo en el que todo el mundo es igual.


El reino de los cielos, que es la extensión de una única familia, es un
mundo de hermandad (Sun Myung Moon).25

17
Derechos humanos. Textos y casos prácticos, Departamento de Filosofía del
Derecho, Universidad de Valencia, Tirant lo Blanch, Valencia, 1996, p. 31.
18
Ibíd., p. 31.
19
Bhagavad Gita, Trotta, Madrid, 1997.
20
The Sutta-Nipata, Curzon Press, London, 1985.
21
Sri Guru Granth Sahib, 4 vols., Punjabi University Press, Patiala, 1984.
22
Confucio, Los cuatro libros clásicos, Ediciones B, Barcelona, 1997.
23
Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
24
El Corán, Visión Libros, Barcelona, 1997.
25
Sun Myung Moon, Way of God’s Will 2.3.
PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD 49

La igualdad de derechos básicos, la igualdad ante la ley y la


igualdad de oportunidades

La igualdad fue uno de los grandes conceptos revolucionarios que


enarbolaron los ilustrados y la emergente clase burguesa en contra de
los aristócratas y reyes del Antiguo Régimen.
En primer lugar, se afirmó la igualdad básica en valor, dignidad y
derechos naturales de cada ser humano, frente a la costumbre antigua
de otorgar dignidad y privilegios especiales a ciertas personas por su
linaje, clase o condición social, mientras que a otras, de origen más
humilde, se las trataba de manera infrahumana, relegándolas a la
servidumbre. Intentaron así llevar a la práctica los antiguos ideales
estoicos y cristianos de la ecumene o fraternidad universal.
En segundo lugar, se afirmó la igualdad de todos los ciudadanos
ante una única ley, frente a la tradición medieval en la que las
personas pertenecientes a ciertas clases o estamentos sociales eran
juzgadas en tribunales diferentes, reviviendo así las antiguas
creencias judías y estoicas en la existencia de una misma Ley o Logos
común para toda la humanidad.
En tercer lugar, frente al monopolio de cargos públicos, tierras y
riquezas por parte de la aristocracia, abogaron por la igualdad de
oportunidades, afirmando que las personas deberían ser
recompensadas de acuerdo al mérito o contribución que hicieran a la
sociedad.

Las desigualdades sociales y el estado de bienestar

La idea de la distribución de cargos y riqueza de acuerdo al mérito


era revolucionaria en aquella época en el sentido de que negaba que
las asignaciones arbitrarias de los reyes o las titularidades heredadas
fueran los criterios para distribuir cargos y riquezas.
Los liberales clásicos entendían que la libre elección de los
representantes políticos y el libre juego de las leyes de la oferta y la
demanda del mercado garantizarían la igualdad de oportunidades
necesaria para su «meritocracia justa».
No obstante, es obvio que las desigualdades naturales de talentos
y capacidades, y las desigualdades sociales que se generan debido a
la educación, propiedades y fortunas heredadas, hacen que existan
privilegiados que parten de una posición inicial más ventajosa que el
resto de las personas, lo cual convierte a esta igualdad de
oportunidades en algo puramente formal e inexistente en la práctica.
50 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Así pues, con el paso del tiempo y bajo la presión de los nuevos
revolucionarios que denunciaron las miserias de la clase trabajadora
y abogaron por una justicia social igualitaria que distribuyera las
riquezas de acuerdo a las necesidades básicas de las personas, al
final los liberales no tuvieron más remedio que aceptar intervenciones
paternalistas por parte del Estado, sobre todo en el campo de la salud
pública, la educación y ciertas medidas de bienestar social que
generasen una mayor igualdad de oportunidades.
3. PRINCIPIO DE LA LIBERTAD,
RESPONSABILIDAD Y CREATIVIDAD

«Todos y cada uno de los seres humanos, sin distinción de


género o razas, están configurados para disponer del más
alto grado de libertad, responsabilidad y creatividad de entre
todas las criaturas, al mismo tiempo que —como organismos
biológicos semejantes a los demás seres vivos y cosas—
están sujetos a las mismas leyes deterministas de la
naturaleza.»

El carácter, a la vez, determinista (capacidad racional,


intencionalidad, autonomía, libertad, creatividad) e
indeterminista (mecanismos regidos por leyes) del universo

Tras los últimos avances de la ciencia, especialmente la física


cuántica, existe un consenso generalizado acerca de la
indeterminación fundamental de la naturaleza, que refuta la vieja
imagen mecanicista del universo-reloj regido por leyes naturales
deterministas que no dejaban ningún margen de libertad, ni siquiera
para el hombre.
Se puede concluir que el supuesto más razonable es afirmar el
carácter a la vez determinista e indeterminista del universo.
La intencionalidad, autonomía y creatividad y los mecanismos
regidos por leyes son dos aspectos complementarios inherentes a
todos los niveles de la naturaleza que siempre van juntos, de igual
manera que los aspectos mentales y materiales son complementarios
e inseparables entre sí.
La única distinción es una diferencia de grado o proporción, ya que
en los niveles más bajos hay más elementos legales y mecánicos que
52 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

intencionales, y en los superiores predomina la intencionalidad,


autonomía y creatividad sobre los aspectos mecánicos.

Distribución escalonada de capacidad racional y mecanismos


regidos por leyes

CAPACIDAD RACIONAL LEYES


LOGOS Intencionalidad Mecanismos
Autonomía, Creatividad
INDETERMINISMO DETERMINISMO

Capacidad racional
Ley
Seres humanos Intencionalidad, Autonomía
Mecanismos
(Libertad), Creatividad

Capacidad racional
Ley
Animales Intencionalidad
Mecanismos
Autonomía, Creatividad

Capacidad racional
Ley
Vegetales Intencionalidad
Mecanismos
Autonomía, Creatividad

Minerales Ley
Autorregulación
Mecanismos

Se puede ver que el mundo mineral compuestos por partículas,


átomos y moléculas está gobernado por campos físicos que tienen un
mínimo de capacidad racional o intencionalidad y un máximo de leyes.
Luego, sobre la base del mundo mineral, aparecieron los seres
vivos gobernados por los campos de vida biológicos con elementos
de capacidad intencional cada vez más elevados, así como elementos
legales y mecánicos.
Por ello, los seres vivos disponen de una capacidad de realizar
procesos mentales cada vez más intencionales. Lo cual les posibilita
disponer de una autonomía y creatividad cada vez más alta a pesar
de seguir siendo, al mismo tiempo, mecanismos regidos por leyes.
Hasta llegar a los seres humanos, que son los seres con mayor
capacidad racional, lo cual les permite procesar información de una
manera más compleja y disponer de más autonomía y creatividad que
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD 53

el resto de los seres vivos, a pesar de ser también al mismo tiempo


mecanismos regido por leyes.
Este supuesto es el único que nos permite hablar de la libertad
unida a una responsabilidad moral en el caso de los seres humanos,
que son los que disponen del más amplio margen de autonomía y
creatividad.
Ya que si se cree en una naturaleza completamente determinista
sería absurdo hablar de libertad o responsabilidad moral. Y, en el caso
de que la naturaleza estuviera regida por el azar, se podría hablar de
libertad, pero no de responsabilidad moral.

La libertad y las leyes

Mucha gente tiene la idea equivocada de que las leyes se oponen


a la libertad. Es todo lo contrario. Las leyes son precisamente las que
garantizan la libertad.
El Pensamiento de Unificación sostiene esta postura basándose en
que la intencionalidad y autonomía o libertad, por un lado, y los
mecanismos regidos por leyes, por otro, están presentes en mayor o
menor grado en la constitución de todos los seres y cosas del
universo, como Sung Hun Lee explica en la siguiente cita:

Así pues, libertad y necesidad, intencionalidad y mecanismo operan


de una forma integrada en la existencia y movimiento de todas las cosas.
En otras palabras, la libertad funciona en conexión con la necesidad, y la
intencionalidad opera junto con los mecanismos. Hasta ahora, la relación
entre la libertad y la necesidad ha sido entendida a menudo como una
antinomia: libertad y necesidad han sido considerados como conceptos
opuestos de la misma manera que libertad y control pueden ser
entendidos como dos elementos que están en tensión.1

1) LA LIBERTAD, AUTONOMÍA Y CREATIVIDAD NO SON ABSOLUTAS


NI IRRESTRICTAS, SINO QUE SÓLO PUEDEN EXISTIR DENTRO DE
UN ORDEN LEGAL NATURAL Y MORAL

Ni la libertad (autonomía) ni la creatividad humana son


irrestrictas y absolutas, ya que el ejercicio de estas
capacidades sólo permite al ser humano disponer de un

1
Sung Hun Lee, New Essentials of Unification Thought, UTI, Korea, 2006, pag. 29-
30.
54 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

amplio margen de maniobra, pero siempre dentro de un


orden legal natural y moral.
Así pues, libertad, creatividad, y respeto a un orden legal y
moral son elementos que van siempre juntos.

Tener autonomía significa disponer de un margen de maniobra


o elección

Es igual de absurdo suponer que estamos completamente


condicionado por leyes deterministas que pensar que disponemos de
una libertad o creatividad completa para hacer todo lo que queramos,
sin estar limitados por ninguna legalidad ni sujetos a ninguna
responsabilidad.
De hecho, la libertad, la creatividad, el orden legal y moral, y la
responsabilidad son elementos inseparables entre sí que no pueden
mantenerse unos sin los otros.
Tener autonomía significa disponer de un margen de maniobra o
elección entre varias posibilidades. Por ejemplo, un coche es una
máquina hecha para cumplir un cierto propósito, que es servirnos de
medio de transporte.
El coche no dispone de una libertad completa de movimientos, sino
que sólo puede desplazarse hacia adelante, hacia atrás, girar a
derecha e izquierda. Tampoco puede volar ni flotar en el agua, porque
no fue diseñado y construido para eso, y como todo mecanismo
funciona de acuerdo a unas leyes mecánicas.
Ningún conductor se queja de esas leyes, ni se olvida de revisar el
motor, ni pretende conducir por un pedregal, porque sabe que su
coche se estropeará y dejará de funcionar si ignora las leyes
mecánicas.
Siguiendo con nuestra analogía, nosotros, los seres humanos,
disponemos de una cierta libertad de elección o margen de maniobra,
pero siempre dentro de unos límites, porque nuestro cuerpo —a
semejanza de un coche— es un mecanismo que funciona de acuerdo
a unas leyes naturales.
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD 55

Estamos sujetos a leyes naturales y leyes morales que


debemos respetar de una forma voluntaria

Nadie se siente forzado o se queja de tener que respirar, o se


atreve a desafiar la ley de la gravedad sin disponer de un paracaídas.
Al revés, procuramos saber cómo funciona el cuerpo y respetar sus
leyes para poder disfrutar de una mejor salud y por tanto de una
máxima libertad de movimiento.
En nuestras relaciones con los demás seres humanos disponemos
asimismo de un amplio margen de elección y creatividad, pero
también estamos sujetos a ciertas leyes, que en este caso se
denominan leyes morales o éticas.
La diferencia entre los planetas, los animales y los hombres
consiste en lo siguiente:
Las interrelaciones entre los planetas están completamente
determinadas por leyes mecánicas y funcionan como un reloj.
Las interrelaciones entre los animales —aunque disponen de cierta
autonomía y creatividad propia— están guiadas por fuertes instintos
innatos.
En cambio, los seres humanos —que disponen de
autoconsciencia, individualidad única y el más elevado grado de
autonomía y creatividad— están configurados para respetar las leyes
naturales y morales que regulan las relaciones humanas por propia
voluntad, de una manera libre, responsable y creativa, no siendo
forzado por otros.

Las leyes morales tienen el fin de garantizar la estabilidad de


las relaciones humanas

Debido a que estamos hechos para respetar las leyes naturales y


morales de una manera voluntaria, podemos incluso violarlas
conscientemente, provocándonos daños a nosotros mismos, algo muy
raro en el mundo animal.
Las leyes morales tienen el fin de garantizar la estabilidad y
continuidad de las relaciones humanas, o de protegerlas de
interferencias ajenas. Una relación es un flujo de dar y recibir, o sea,
un intercambio recíproco de bienes, servicios, emociones y
conocimientos.
56 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Si este flujo se incrementa cada vez más se crea una mayor unidad
y armonía entre las personas y, como resultado, éstas se sienten más
felices estando juntos.
Si, por ejemplo, un marido miente o engaña a su mujer se genera
una desconfianza que deteriora o paraliza el flujo de dar y recibir que
al final ocasiona separación y sufrimiento.
Así pues, la ley moral tiene la función de posibilitar y garantizar el
libre flujo o intercambio de bienes y afectos entre las personas.

2) LA LIBERTAD Y CREATIVIDAD IMPLICA SER RESPONSABLES DE SÍ


MISMO Y DE LOS DEMÁS

La libertad y creatividad son las capacidades que hacen


posible que los individuos cumplan con los fines de su vida,
es decir, llegar a ser responsable de sí mismo —
preservando su existencia y cultivando sus propios talentos
y habilidades peculiares y únicas— y hacerse también
responsable por los demás —contribuyendo de forma
voluntaria y creativa al bienestar y felicidad de su familia,
comunidad, nación y mundo.

No hay libertad sin responsabilidad

Siguiendo con la analogía del coche se podría decir que la función


o responsabilidad de un coche es cumplir el fin para el cual ha sido
hecho o el propósito de su existencia.
De manera análoga, el ser humano dispone de libertad para ser
responsable de cumplir tanto el fin individual de mantener la existencia
individual y cultivarse a sí mismo, como también el fin de utilizar de
una manera libre y creativa los propios talentos para servir a la propia
familia, comunidad, nación o mundo.
Igual que no existe libertad sin ley, tampoco hay libertad sin
responsabilidad.
Por ejemplo, utilizar la libertad sólo para exigir los derechos
individuales y buscar exclusivamente la propia conveniencia o
satisfacción individual, ignorando los deberes hacia la propia familia,
comunidad o nación, es una conducta irresponsable que no solamente
destruye las relaciones familiares y lazos comunitarios, sino que a la
larga desarraiga y deteriora a los propios individuos.
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD 57

La libertad no es un fin en sí en sí misma, sino que es un


instrumento para cumplir los fines en la vida y alcanzar la
felicidad plena

Así pues, se podría decir que la libertad, más que un fin en sí


mismo, es un valor instrumental que está en función del cumplimiento
de los fines de nuestra vida, para así alcanzar la realización o felicidad
plena.
Por ejemplo, es completamente legítimo que los individuos
persigan libremente sus propios intereses, ya sean estudios, trabajo o
bienestar material, pero siempre que no se pierda de vista que el
propósito principal o responsabilidad prioritaria es la de utilizar los
talentos, trabajo o recursos propios para hacer cosas que beneficien
a grupos sociales más amplios.

3) CUANDO SE COARTA LA LIBERTAD DE LAS PERSONAS SE IMPIDE


QUE ÉSTAS SEAN RESPONSABLES

Los individuos adultos no deberían ser tratados como


eternos infantes, animales o máquinas manteniéndoles
sujeto a una forzada y continua coacción exterior que limite
su libertad y creatividad, impidiéndoles así ser responsables
de sí mismo y de los demás, cumplir con los fines de su vida,
y potenciar su valor como persona.

Sin libertad se impide la responsabilidad

Un paternalismo sobreprotector, opresivo o tiránico, como el de las


antiguas monarquías o los más recientes sistemas políticos
totalitarios, que limite la libertad de las personas, pretendiendo que se
mantengan en una eterna infancia, condenándoles a una situación de
servidumbre o dependencia, u obligándoles a la fuerza a sacrificarse
por el bien común, es obviamente algo nefasto que impide que los
seres humanos sean responsables no sólo de mantenerse a sí mismo
sino también de ayudar o servir a los demás.
Muchos pensadores, ideólogos y políticos a quienes les
preocupaba el orden social y el bien común —ya fueran monárquicos
tradicionalistas, conservadores, hobbesianos, autoritaristas o
comunistas— pensaron que la única manera de asegurar el orden
social y el bien común era limitar o reprimir la libertad de los individuos,
ya fuera a la fuerza o mediante castigos penales.
58 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Si se priva al hombre de su libertad pierde también su dignidad


y valor

Sin embargo, cuando al ser humano se le priva de su libertad pierde


también su dignidad y valor, dado que no puede hacerse responsable
de sí mismo ni de los demás. Es como si, en el mejor de los casos, se
le considerara un eterno infante, y, en el peor de los casos, como si
se le tratara como a un animal.
Es decir, privando al hombre de su libertad se puede evitar, hasta
cierto punto, que haga daño a los demás, pero también se le impide
que ame, ayude y beneficie a otros por propia iniciativa, que es lo que
otorga valor a las personas.
¿Qué valor tiene que alguien sirva a otros coaccionado o a la
fuerza? La libertad es fundamental para que los individuos de una
manera responsable se perfeccionen a sí mismo y desarrollen libre y
creativamente su carácter, personalidad y talentos únicos, y para que,
luego, lo pongan al servicio de los demás de una forma voluntaria,
responsable y creativa.

4) UNA LIBERTAD IRRESPONSABLE Y TRANSGRESORA CAUSA


AUTODESTRUCCIÓN

Cuando las personas usan su libertad y creatividad de una


manera irresponsable (fracasando en cumplir los fines de su
vida) y transgresora (violando el orden legal y moral)
causaran la autodestrucción o degradación de sí mismas,
perdiendo o deteriorando seriamente su propia libertad y
creatividad.

No es lo mismo libertad que libertinaje

El mismo Locke, padre de los liberales modernos, era de la certera


opinión de que la libertad sólo es posible dentro de un orden legal, y
es precisamente el respeto a ese orden legal —constituido, según
Locke, por la ley natural y la ley civil— lo que garantiza el ejercicio de
la libertad, mientras que la violación de ese orden legal no era
designado por Locke como libertad sino como licencia o libertinaje.
Hoy día, debido a que ya hace tiempo que la creencia en la ley
natural cayó en el descrédito académico y también a causa de la
vigencia del dogma de la autonomía moral —en el sentido de que cada
PRINCIPIO DE LA LIBERTAD 59

individuo puede escoger o inventarse su propio código moral— la


libertad se define simplemente como poder hacer todo lo que se quiera
excepto lo que esté prohibido por la ley vigente.

“Lo que no prohíbe la ley, lo prohíbe la honestidad”

No obstante, la ley solamente prescribe el respeto a los derechos


más básicos de los demás y el cumplimiento de un mínimo de deberes
u obligaciones sociales, por lo que quedan aún muchas cosas que no
se deberían hacer, aunque no las prohíba la ley.
«Lo que no prohíbe la ley, lo prohíbe la honestidad»,2 sentenció
Séneca. Existen muchos deberes y responsabilidades hacia los
demás que se deberían cumplir pero que no están prescritos por la
ley, ya que éstos se tienen que cumplir de una forma voluntaria.
Además, debido a la tradicional visión liberal atomista e
individualista, se tiende a enfatizar que todos los seres humanos
deben tener la misma libertad de disfrutar de los máximos derechos
legales individuales posibles y disponer del mayor margen de libertad
individual para perseguir la propia satisfacción o enriquecimiento
personal, ignorando o poniendo en un segundo lugar los deberes
hacia los padres, hijos o abuelos, y hacia la comunidad, nación o
mundo.

Una libertad irresponsable causa destrucción

Cuando los individuos o grupos persiguen exclusivamente su


enriquecimiento o disfrute particular aun a costa de desatender sus
responsabilidades hacia los demás, se conducen de una manera, que
como mínimo podría calificarse de irresponsable, si no delictiva.
Así pues, la libertad, el respeto a un orden legal y moral, y los
deberes hacia los demás, son elementos que no se pueden separar.
Una libertad irresponsable y transgresora, aunque esté dentro de los
límites de la legalidad vigente, es corrosiva, autodestructiva y suicida,
tanto para las familias y sociedades como para los mismos individuos.
Este es el problema que ocurre actualmente en las modernas
democracias, donde impera un individualismo egoísta corrosivo que,
aparte de destruir las relaciones familiares y sociales, hace que las
personas caigan en todo tipo conductas compulsivas y corruptas a

2
Séneca, Troades 334, en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo clásico,
Selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 399.
60 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

nivel individual, familiar, social y político que son tan frecuentes en


todas las sociedades opulentas actuales.
4. PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES
RECÍPROCAS O LEY DE DAR Y
RECIBIR

Los seres humanos —igual que el resto de las criaturas y cosas—


no están hechos para existir aislados, sino que están configurados
para mantener múltiples interacciones fisiológicas dentro de sí
mismo y con el ambiente, así como para establecer —de forma libre,
responsable y creativa— una serie de estables y armoniosas
relaciones de intercambios recíprocos de amor, afectos,
conocimientos, bienes y servicios con otros seres humanos y el
resto de las criaturas de la naturaleza, que son vitales para su
existencia y multiplicación, y para poder experimentar el más alto
grado de alegría y felicidad compartida.

Universalidad de las interacciones recíprocas

A pesar de ser un principio en muchos de sus aspectos


ampliamente reconocido por todas las tradiciones filosóficas y
religiosas, Sun Myung Moon es el primero que lo eleva a una
dimensión cósmica y universal. Se puede decir, pues, que es uno de
sus grandes descubrimientos y que forma parte esencial de su
pensamiento filosófico, como queda reflejado en el Pensamiento de
Unificación y en muchas de sus conferencias.

¿Cuál es la ley celestial del universo? ¿Cuál es la ley de la existencia?


Es la ley de dar y recibir.1

1
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 157:266, (10 de abril
de 1967).
62 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Cuando todos los seres del universo… están armoniosamente


conectados entre sí por un propósito común, entonces hay plenitud y
perfección.
El universo es un conjunto ordenado compuesto por innumerables
interacciones recíprocas, macroscópicas y microscópicas. Nada puede
existir sin relaciones recíprocas. Cualquier cosa que deje de relacionarse,
se extinguirá.2

Todos los seres y cosas existen y se multiplican mediante


interacciones recíprocas

Se puede observar que las entidades o unidades más pequeñas


establecen relaciones recíprocas entre sí formando unidades más
grandes, que de nuevo interactúan entre sí, y crean nuevas unidades
o sistemas más grandes, y así sucesivamente hasta formar un todo,
que está interconectado e interrelacionado entre todas sus partes.

Dentro de cada entidad individual Entre distintas entidades individuales

Dar

S O S O

Sujeto Objeto

Recibir

Nada puede existir sin interacciones recíprocas


No puede haber movimiento sin interacciones recíprocas
No es posible la multiplicación sin interacciones recíprocas
No hay satisfacción, alegría ni felicidad sin relaciones de
intercambios recíprocos entre los seres humanos

Los átomos mantienen su existencia a través de interacciones


entre protones y electrones. Una simple célula se mantiene viva a

2
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 391:174, (21 de
agosto de 2002).
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS 63

través de interrelaciones entre su núcleo y citoplasma, y de


intercambios de elementos con su ambiente.
Los organismos vivos mantienen su vida a través de relaciones de
intercambio entre sus células, tejidos y órganos, a la vez que
intercambian elementos con el ambiente.
Todos los procesos de multiplicación se producen a través
relaciones de intercambios entre partes o seres masculinos y
femeninos. Las plantas absorben minerales a la vez que transforman
la tierra y enriquecen de oxigeno la atmósfera. Los animales absorben
oxígeno a la vez que desprenden el dióxido de carbono necesario para
las plantas.

Los seres humanos también existen, se multiplica y forman


familias y sociedades a través de interacciones recíprocas o
relaciones de dar y recibir

Asimismo, el ser humano —igual que todos los seres vivos—


existe, se mueve y se multiplica debido a las múltiples relaciones de
intercambios recíprocos que se establecen dentro de cuerpo, como la
circulación sanguínea, y con el ambiente, como inhalar o exhalar aire.
También, las familias, empresas, instituciones y sociedades se
forman y se mantienen unidas cuando los individuos establecen
relaciones de dar y recibir, de intercambios recíprocos de amor,
afectos, conocimientos, bienes y servicios.
Así pues, se puede llegar a la conclusión de que la ley más simple,
básica y fundamental del universo es que todos los seres y cosas
están hechos para mantener relaciones de intercambios recíprocos de
elementos.

Para que una interacción recíproca entre dos partes


complementarias se inicie y perdure en el tiempo es
imprescindible que haya un propósito común previo

Muchos científicos o filósofos reconocen la importancia de las


interrelaciones recíprocas entre todas las cosas, pero ignoran o
niegan que exista un propósito común detrás de ellas.
Sin embargo, una relación de intercambios recíprocos entre varias
partes o entidades no puede establecerse ni mantenerse si no existe
un propósito común previo.
64 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Nadie entra en una relación de intercambio con otros si no tienen


la esperanza de adquirir a través de esa relación un status superior,
un mayor valor o algún beneficio mutuo.

Propósito
Común

Sujeto Objeto

Cohesión, existencia, movimiento, acción,


multiplicación, progreso y desarrollo de todas las
entidades individuales, sistemas y organismos

Un propósito común que garantice como mínimo un beneficio para


ambas partes es un requisito previo para todos los tipos de relaciones
que establecen los seres humanos.
Nadie entra conscientemente en una relación que le perjudique o
le degrade su valor. Nadie se casa pensando que va a ser infeliz.
Nadie emprende un negocio con sus socios pensando que se va a
arruinar.

Implicaciones éticas de la ley de dar y recibir

Desde un punto de vista ético, lo natural, saludable y bueno en una


familia sería que hubiera un intercambio fluido e intenso de amor,
bienes, cuidados, atenciones, ideas y afectos entre todos sus
miembros.
Cuanto más libres, fluidas e intensas sean las relaciones de dar y
recibir dentro de la familia, más armonía y felicidad común podrán
experimentar juntos.
Lo antinatural, enfermizo o malo sería que las relaciones de
intercambio recíprocos se obstaculizarán o se deterioraran, o que, en
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS 65

vez de un armonioso intercambio de bienes, hubiera peleas y violencia


entre sus miembros. Lo mismo se puede aplicar a las relaciones entre
familias, grupos sociales o naciones.
Para que se establezca una relación de intercambio, primero
alguien tiene que iniciarla dando algo. Entre dos personas que sólo
quieren recibir es imposible que haya un intercambio.
En el caso de que ambas partes se den cosas esperando recibir
más de lo que han dado, aunque inicien una relación, ésta se debilitará
poco a poco hasta desaparecer.
Para que la relación pueda mantenerse, como mínimo, debe haber
una equivalencia entre lo que se da y lo que se recibe.
Pero, cuando ambas partes quieren dar más de lo que reciben se
generará una espiral de agradecimientos, afectos y bienes. Entonces,
el circuito o flujo de dar y recibir no solamente podrá mantenerse, sino
que se incrementará continuamente.

LA LEY DE DAR Y RECIBIR Y LAS NORMAS MORALES

El principio de las interacciones recíprocas o ley de dar y recibir es


el principio fundamental en el que se basan las más elementales,
comunes y universales normas morales.
Esto es así porque todos ellas se pueden reinterpretar como
variaciones de esta simple ley de dar y recibir.

1) LAS CUATRO PROHIBICIONES Y PRESCRIPCIONES MORALES

Las cuatro prohibiciones de no robar, no mentir, no matar y no


tener relaciones sexuales ilícitas,
y las cuatro prescripciones de piedad filial, fidelidad conyugal,
fraternidad y lealtad, comunes a todas las religiones y culturas

Las cuatro prohibiciones morales

Si las personas pensaran que existen para los demás y decidieran


vivir haciendo cosas por el beneficio de otros, o sea, queriendo dar
más de lo que reciben, entonces todos serían felices porque las
relaciones humanas serían fluidas, estables y duraderas.
66 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Sin embargo, históricamente vemos que los seres humanos, en


general, han tendido a mantener la actitud inmadura y egoísta de
pensar que existen para su propio beneficio y, por ello, sus deseos de
recibir han sido, por lo general, más fuertes que sus deseos de dar.
La actitud egoísta hace que el deseo natural de recibir se convierta
en un deseo de tomar, quitar o arrebatar a la fuerza, y también hacer
daño o matar, que es otra forma de privar a alguien de algo.
Por esta razón, para tratar de evitar que se realizaran estas
acciones motivadas por deseos egoístas, en todas las religiones y
culturas aparecieron las mismas cuatro prohibiciones morales de no
robar, no mentir, no matar y no cometer incesto, adulterio y otros
abusos sexuales, que básicamente significan no tomar, no dañar o no
privar indebidamente de algo valioso a otras personas.
Estas prohibiciones tenían la función de impedir que se destruyeran
las relaciones de intercambios recíprocos de bienes y afectos dentro
de la familia y la sociedad.

Las cuatro prescripciones morales

Además de estas prohibiciones, existen otras cuatro prescripciones


morales que son también comunes a todas las religiones o culturas:
la piedad filial hacia los padres y cuidado de los abuelos; la fidelidad
conyugal entre esposos; la fraternidad y confianza mutua entre
hermanos; y la extensión de estos deberes familiares hacia la
sociedad, nación, naturaleza o Dios, en la forma de fidelidad y lealtad
hacia amigos, maestros, gobernantes y Dios.
Todas estas normas morales prescriben el deber de ser agradecido
y corresponder a quienes nos han ofrecido amor, protección, favores
o cuidados, y cumplen la función fortalecer y preservar las relaciones
humanas dentro de la familia y la sociedad.
Estas prohibiciones y prescripciones morales, que fueron
codificadas en forma de decálogos por varias religiones, son en
esencia, salvo ligeras diferencias, las mismas que hoy se expresan en
la forma de respeto a la dignidad del hombre y a sus derechos
humanos básicos a la vida, libertad y propiedad, o el imperativo
kantiano de respetar al hombre como «un fin en sí mismo».
Estas normas morales definen un mínimo moral necesario para
garantizar unas buenas relaciones de intercambios recíprocos y una
convivencia pacífica entre los seres humanos.
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS 67

2) JUSTICIA CÓSMICA, RETRIBUCIÓN DIVINA, LEY DEL KARMA

“Lo que das recibes,” “el que la hace la paga” (Sentencias


populares)
“Quien mal hace, mal recibe” (Esquilo, Las coéforas) 3
“Dad y os darán” (Lucas 6.38) 4
“Según sean las acciones de los hombres, así será su
recompensa” (Adi Granth, Gauri Var) 5
“Tal como siembres, así recogerás” (Cicerón, De Oratore) 6

El concepto más antiguo o ancestral de justicia cósmica se basa


también en el principio de dar y recibir.
Dichos populares, sentencias antiguas y máximas presentes en
todas las culturas y religiones, tales como «lo que se da, se recibe»,
«el que la hace, la paga», «quién mal hace, mal recibe», «según como
siembre el hombre, así será su recompensa», «tal como siembres, así
recogerás», «dad y os darán», expresan todas ellas la creencia
universal en una justicia cósmica, retribución divina o ley natural que
recompensa las acciones buenas y malas de las personas con
premios y castigos, o buenas y malas consecuencias.
Se podría decir que la acción de dar o beneficiar a otros causa
automáticamente una reacción natural de agradecimiento y respuesta
semejante por parte de los demás, la naturaleza, el Cielo o Dios.
No obstante, la acción de arrebatar o privar a los demás de algo,
provoca inexorablemente una reacción contraria equivalente.
Con estas máximas se intenta hacer comprender a las personas
que dar o hacer el bien a otros es a la larga más beneficioso que quitar,
hacer daño o privar a lo demás de cosas.

3
Esquilo, Las coéforas, cit. en F. Palazzi y S.S. Filippi, El libro de los mil sabios,
Dossat 2000, Madrid, 1995, c. 1706, p. 226.
4
Lucas 6.38, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
5
Adi Granth, Gauri Var, M.4, p.308, Sri Guru Granth Sahib, 4 vols., Punjabi
University Press, Patiala, 1984.
6
Cicerón, De Oratore 2, 65, 261, cit. en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo
clásico, Selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 134.
68 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

3) LA LEY DE LA RECIPROCIDAD Y EL PRINCIPIO DE LA EQUIDAD O


JUSTICIA

La ley de la reciprocidad (“Corresponder en la misma medida que


se recibe”)
El principio de la equidad o justicia (“Dar a cada uno lo suyo”)

El concepto clásico de equidad o justicia que se deben los hombres


unos a los otros, definido por Ulpiano como «dar a cada uno lo suyo»,
así como la igualdad entre los derechos y los deberes, el reparto justo
de beneficios de acuerdo al trabajo o el mérito, el justo precio en los
intercambios comerciales, y la ley de la reciprocidad que prescribe
«corresponder en la misma medida que se recibe», se basan todos
ellos en que tiene que haber una equivalencia entre lo que se da y se
recibe.
Como vimos antes, ésta es la condición mínima necesaria para que
la relación de dar y recibir pueda mantenerse, ya que si en una
relación de intercambio las partes devuelven menos de lo que reciben
la relación decaerá hasta interrumpirse totalmente.
La famosa ley del talión de «ojo por ojo y diente por diente» se basa
también en este principio de dar y recibir. Si alguien arrebata algo o
causa un daño a otra persona tiene que reparar lo quitado o pagar por
el daño con algo equivalente.
Esta ley cumplió la función de evitar las venganzas desmesuradas,
que llevaban una espiral de violencia, y ayudar a reparar las relaciones
rotas o conflictivas entre familias y clanes.
El sistema penal actual se sigue basando esencialmente en la ley
del talión. La única diferencia es que la pena, en vez de ser
equivalente, es proporcional al daño causado y se limita a la privación
de libertad o al pago de una indemnización monetaria.

4) REGLA DE ORO Y REGLA DE PLATA

“Trata a los demás como queréis que os traten a vosotros”


(Jesús, Mateo 7.12) 7
“No hagas a los demás lo que no quisieras para ti”

7
Mateo 7.12, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS 69

(Confucio, Los cuatro libros clásicos) 8

Esta máxima ética, tanto en su versión positiva como negativa, está


considerada como el principio ético más universal, autoevidente,
simple y conciso que se encuentra en todas las tradiciones religiosas
y filosóficas antiguas.
Se basa en la equivalencia entre lo que se da y lo que se recibe,
que como señalamos antes es la condición mínima indispensable que
permite que el circuito de dar y recibir se mantenga y perpetúe.
La versión positiva de Jesús, «trata a los demás como queréis que
os traten a vosotros», es considerada superior a la negativa de
Confucio, «no hagas a los demás lo que no quisieras para ti.»
En cierto sentido, la versión positiva implícitamente alienta o
exhorta a las personas a amar, servir o hacer el bien a otros, ya que
eso es lo que queremos que hagan con nosotros, mientras que la
versión negativa simplemente indica no hacer daño o perjudicar a
otros como no queremos que nos lo hagan a nosotros.
Es decir, engloba en una sola máxima las cuatro prohibiciones de
no mentir, no robar, no matar y no desear al marido o la esposa de
otro.

5) PRINCIPIO DE LA PRIORIDAD DE DAR SOBRE RECIBIR

Los valores de la generosidad, altruismo, desinterés, caridad y


solidaridad.
“Más vale dar que recibir” (Hechos 20.35) 9
“No des esperando ganancias” (Corán 74.6-7) 10
“Cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace
la derecha” (Mateo 6.3) 11

8
Hia-Lun V.23, Confucio, Los cuatro libros clásicos, Ediciones B, Barcelona, 1997.
9
Hechos 20.35, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
10
Corán 74.6-7, El Corán, Editora Nacional, Madrid, 1984.
11
Mateo 6.3, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
70 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

“La más pura acción está en el servicio desinteresado” (Adi Granth,


Maru) 12

Cuando en un intercambio recíprocos las partes desean dar más


de lo que lo que reciben, entonces se producirá una espiral de bienes,
que hará que el flujo de dar y recibir se incremente continuamente,
aumentando así el bienestar y la satisfacción común que se
experimentan en las relaciones.
Por esta razón, en las enseñanzas de la mayoría de las religiones
y en los escritos de muchos filósofos se enfatiza los valores de la
generosidad, altruismo, desinterés y solidaridad. Se dice que «más
vale dar que recibir», «no des esperando ganancias», «la más pura
acción está en el servicio desinteresado.»
Todas estas máximas tienen en común en que exigen que el dar
sea superior al recibir, y que el dar sea desinteresado, lo que hace
que las relaciones de intercambios recíprocos se intensifiquen y se
incremente la felicidad común.
Estas máximas van más allá de la Regla de Oro o la reciprocidad,
es decir, apuntan a un máximo moral hacia el cuál se debe tender,
puesto que no ponen límites ni a la cantidad ni a la forma de dar.

6) PRINCIPIO DEL VALOR ABSOLUTO DEL AMOR INCONDICIONAL

“Tened benevolencia hacia todos los seres vivientes” (Jainismo,


Tattvarthasutra 7.11) 13
“Tenéis que mostrar compasión por todos” (Hinduismo,
Basavanna, Vachana 247) 14
“Invierte la ira con perdón” (Jainismo, Samanasuttam 136) 15

12
Adi Granth, Gauri Var, M.4, p.308, Sri Guru Granth Sahib, 4 vols., Punjabi
University Press, Patiala, 1984.
13
Tattvarthasutra 7.11, Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology of
Sacred Texts, Parangon House, New York, 1991, p. 684.
14
Basavanna, Vachana 247, Shivamurthi, Religion and Society at Cross-roads,
Sigigere, India, 1990.
15
Samanasuttam 136, Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology of
Sacred Texts, Parangon House, New York, 1991, p. 701.
PRINCIPIO DE LAS INTERACCIONES RECÍPROCAS 71

“El verdadero amor da, olvida que ha dado y sigue dando sin cesar”
(Sun Myung Moon) 16
“Amad a los enemigos” (Mateo 5.43) 17
“Conquista el odio con el amor” (Budismo, Dhammapada 223) 18

El valor absoluto del amor incondicional

Este máximo moral, que reconoce el valor absoluto y supremo del


amor incondicional, es una enseñanza común de los fundadores de
las grandes religiones y de muchos filósofos.
Se exhorta a aliviar el sufrimiento de los demás, amar de una forma
incondicional y sacrificial, tener un corazón paternal o maternal hacia
todos los seres vivientes, procurar la felicidad de todos, perdonar a los
demás, devolver bien por mal e incluso a amar a los enemigos.
De hecho, la mayoría de las religiones valoran tanto este tipo de
amor incondicional, que consideran que la fuente de este valor
absoluto y supremo es Dios, el Cielo, la Mente del universo, el Espíritu
o la Realidad absoluta.
Buda enfatizó la compasión, Confucio la humanidad o
benevolencia, Mahoma la misericordia y Jesús el amor al prójimo.
Sócrates sacrificó su vida por enseñar, y dijo que era como una
comadrona que ayudaba a sus discípulos a dar a luz o descubrir la
verdad por sí mismos. Aristóteles afirmó que un hombre bueno es el
que hace muchas cosas por sus amigos y su patria, hasta morir por
ellos si fuera necesario.
Estas enseñanzas éticas apuntan hacia un máximo moral que se
lograría cuando las personas desarrollasen la capacidad de dar amor
de una manera desinteresada e incondicional, alcanzando así una
madurez o perfección moral.

Principio de redistribución motivado por un corazón parental

Incluso la justicia distributiva tampoco puede ser completa si sólo


se aplica el principio de equidad, en el sentido de procurar una

16
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, (12 de septiembre
de 2005).
17
Mateo 5.43, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, Bilbao, 1995.
18
El Dhammapada, camino de perfección, Editorial Diana, México, 1976.
72 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

igualdad de oportunidades o un reparto justo de beneficios de acuerdo


al trabajo o al mérito. Se debe complementar con un principio de
redistribución.
Igual que los padres redistribuyen los ingresos familiares de una
manera igualitaria entre los hijos, sin considerar el mérito o trabajo que
aporta cada miembro de la familia, e incluso prestando más atención
al hijo enfermo que al sano, en el ámbito social también es necesario
un cierto sistema de redistribución que garantice un bienestar general
de todos sus miembros, prestando atención a los que más lo
necesitan.
A escala mundial, si se quiere garantizar una paz duradera,
también debería haber un sistema de redistribución que garantice un
bienestar común en todas las partes del mundo. Este principio de
redistribución se basa en una actitud paternal o maternal de favorecer
a los que más lo necesitan.
Por ejemplo, el famoso principio de la diferencia de Rawls, que
indica que los más afortunados o los más capacitados por la
naturaleza deberían usar sus dones de manera que ayuden a los
menos favorecidos, es simplemente otra expresión de este principio
de redistribución motivado por un corazón parental o fraternal hacia
los demás.
5. PRINCIPIO DEL DESARROLLO MORAL
A TRAVÉS DE TRES ETAPAS

Todos los seres humanos, que crecen y se desarrollan a nivel


fisiológico pasando por las tres etapas de la infancia, juventud y
edad adulta, deberían también desarrollarse moralmente haciendo
esfuerzos libres y responsables hasta alcanzar una madurez o
perfección moral, por medio de cultivar su capacidad de dar o amar
de una manera incondicional y desinteresada, pasando por tres
etapas paralelas de formación, crecimiento y madurez moral.

“El hombre es la única criatura que ha de ser educada”

Los seres humanos, igual que los demás seres vivos, crecen o se
desarrollan a partir de una semilla o embrión hasta convertirse en
seres completos o maduros.
Hay dos aspectos de este crecimiento; por un lado, ocurre un
desarrollo fisiológico que se produce de una manera automática de
acuerdo a leyes naturales; y, por otro, hay un desarrollo psicológico
paralelo. Es decir, aprender a comunicarse, hablar, escribir, manejar
conceptos, así como otras habilidades expresivas, artísticas, técnicas
e instrumentales.
Como señaló Kant, a diferencia de los animales «el hombre es la
única criatura que ha de ser educada».1
Los animales nacen con unos fuertes instintos innatos que se
despiertan muy pronto sin apenas necesidad de aprendizaje de parte
de sus progenitores, lo cual les permite disfrutar de una muy temprana
independencia. El hombre, en cambio, tiene que aprender a hacer
prácticamente todo, y el periodo de dependencia de sus padres es
mucho más prolongado.

1
Kant, Pedagogía, Akal, Madrid, 1983, p. 29.
74 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Esto, que parece una desventaja inicial, es una ventaja a largo


plazo, pues al aprender, estudiar, investigar y hacer experiencias,
hacen un esfuerzo creativo y responsable para desarrollar sus
capacidades innatas. Así que al madurar llegan a disponer de un
mayor grado de autonomía y creatividad que los animales, cuya
conducta es muy repetitiva y controlada por instintos.

El proceso de crecimiento y desarrollo moral de los seres


humanos

El desarrollo psicológico de las personas, que incluye básicamente


un desarrollo intelectual, emocional y volitivo, no se produce de una
manera espontánea o automática de acuerdo a leyes naturales —
como es el caso del desarrollo fisiológico— sino que se requiere una
educación y un esfuerzo voluntario de la propia persona.
Lo normal sería que a medida que el cuerpo crece hasta alcanzar
una madurez, se debería al mismo tiempo progresar hacia una cierta
madurez intelectual, emocional y volitiva.
Es razonable también pensar que tiene que ocurrir un proceso de
desarrollo moral paralelo, que partiendo de una condición
inconsciente, ignorante, inmadura e irresponsable se ascienda hacia
una madurez moral mediante un esfuerzo voluntario de la propia
persona, así como por una buena educación y unas circunstancias
favorables.
En este sentido, son meritorias las investigaciones en psicología
moral de Piaget, continuadas y completadas por Kohlberg, que
muestran que el comportamiento, la actitud y el juicio moral de los
niños van madurando a través de varias etapas paralelas a las etapas
que marcan su crecimiento fisiológico y psicológico.
El ser humano está hecho para ser feliz a través de amar y ser
amado. Por ello, dicho de una manera muy simple, su desarrollo moral
consiste esencialmente en cultivar su capacidad de dar y recibir amor,
aprendiendo primero como niño a recibir amor, para luego desarrollar
gradualmente su capacidad de dar amor hasta llegar a una madurez
moral.
PRINCIPIO DEL DESARROLLO MORAL 75

MODELO DE DESARROLLO MORAL BASADO EN LA LEY DE DAR Y RECIBIR

La actitud y motivación se vuelve altruista y


desinteresada
Etapa de
madurez moral Se desarrolla la capacidad de amar
incondicionalmente
(Edad madura o
adulta) El deseo de dar se vuelve más fuerte que el de
recibir, incluso hasta el punto de convertirse en un
impulso irreprimible de dar o amar

La actitud y motivación predominante es la de


Etapa de reciprocidad o correspondencia mutua
crecimiento
moral Se aprende a dar en la misma medida que se
recibe
(Etapa de la
juventud) Se produce un equilibrio entre el deseo de recibir y
el deseo de dar

Etapa de La actitud y motivación predominante es


formación egocéntrica e interesada
moral
Se cultiva incipientemente el deseo de dar
(Etapa de la
niñez) El deseo de recibir es más fuerte que el de dar

1) ETAPA DE FORMACIÓN MORAL (INFANCIA) en la que la actitud y


motivación predominante es egocéntrica e interesada, y en la
que el deseo de recibir es más fuerte que el de dar.

Si analizamos las etapas de crecimiento y progreso moral desde la


perspectiva de la ley de dar y recibir, en la etapa de la niñez los hijos
están en una posición de dependencia en su relación de intercambio
con sus padres, o sea, están la posición de recibir más que de dar.
Reciben protección, cuidados, afecto, educación y amor de sus
padres y en cambio su capacidad de dar o corresponder es aún muy
limitada.
Es obvio que recibir es más fácil que dar, por ello, es lo primero que
se aprende, y luego hay que desarrollar poco a poco la capacidad de
dar.
76 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Por esta razón, es natural que los niños tengan una actitud
egocéntrica e interesada, pues en ese momento de su crecimiento el
deseo principal de sus vidas es recibir cosas, cuidados, atención y
amor de sus padres.

2) ETAPA DE CRECIMIENTO MORAL (JUVENTUD) en la que la actitud y


motivación predominante es la de reciprocidad mutua, y en la
que se produce un equilibrio, a veces inestable, entre el deseo
de recibir y el deseo de dar.

A medida que los niños van creciendo, a través de imitar el ejemplo


de sus padres o por propias experiencias se van dando cuenta de la
necesidad de dar o de corresponder al mantener relaciones de
intercambios con sus hermanos y hermanas, compañeros de clase y
amigos.
De esta forma, se llega a la etapa de la adolescencia y juventud en
la que se disfruta de una mayor independencia o autonomía y en la
que se establecen relaciones de dar y recibir mutuo y recíproco.
Los adolescentes abandonan o deberían abandonar la actitud
egocéntrica e interesada al ser más consciente intelectual y
emocionalmente de la situación de los demás.
Con lo cual, ellos desarrollan la capacidad de ponerse en el lugar
del otro y de corresponder o tratar a los demás al menos en la misma
medida o trato que reciben.

3) ETAPA DE MADUREZ MORAL (EDAD ADULTA) en la que las actitudes


y motivaciones se tendrían que volver centradas en los demás y
desinteresadas, y en la que el deseo de dar debería ser más
fuerte que el deseo de recibir.

En la etapa adulta, al formar una familia, tener hijos y desarrollar


una actividad profesional o creativa, se pasa a una etapa de
interdependencia en la que se desarrolla o se debería desarrollar aún
más la capacidad de hacer cosas de una manera desinteresada por
los demás. Es la etapa en la que se tiene que aprender a dar más de
lo que se recibe.
Las relaciones entre marido y esposa exigen, para que funcionen
bien, una actitud de querer hacer feliz a la pareja más que esperar
recibir del otro.
PRINCIPIO DEL DESARROLLO MORAL 77

Y sobre todo cuando se tienen hijos es cuando se aprende a


sacrificarse por ellos sin esperar nada a cambio, y asimismo se
aprende a valorar y apreciar a los hijos como un tesoro único e
irremplazable.
Si una persona es capaz de extender este tipo de corazón o
sentimientos que siente hacia sus hijos a todos los seres humanos, y
aun en el caso de no tener hijos propios es capaz de desarrollar este
tipo de corazón paternal o maternal incondicional hacia sus
semejantes, considerándolos como si fueran sus hijos propios,
entonces estaríamos hablando de una persona que ha alcanzado un
alto grado de madurez moral.
6. PRINCIPIO DE LOS TRES NIVELES DE
MORALIDAD

Todas las máximas y principios éticos enseñados por las


tradiciones éticas religiosas y filosóficas, se pueden clasificar en
tres grupos que se corresponden con las tres etapas de desarrollo
moral (formación, crecimiento y madurez), y que constituyen tres
cursos consecutivos de moralidad, en los que las personas deben
graduarse, ya que los primeros sirven de fundamento para el último.

LOS TRES NIVELES DE MORALIDAD DE ACUERDO A LA LEY DE DAR Y RECIBIR

Ética máxima en la que se desarrollar la


Moralidad del capacidad de amar de una forma desinteresada
amor e incondicional.
Incondicional La acción de dar ya no está condicionada por si
Madurez moral se recibe o no una respuesta.
(Edad madura o La motivación principal es hacer felices a los
adulta) demás, y el respeto a las normas y principios
éticos universales es ya incondicional.

Ética intermedia basada en el principio de la


Moralidad de la reciprocidad o Regla de Oro.
Reciprocidad La motivación principal son las expectativas
Crecimiento recíprocas de beneficios mutuos y felicidad
moral compartida.
(Etapa de la Se respetan las normas morales por comprender
juventud) por la propia conciencia que son necesarias para
mantener las relaciones de afecto y confianza
mutua.

Moralidad de la Ética mínima basada en la obediencia a unas


Autoridad normas o mandamientos morales que se reciben
Formación de una autoridad exterior (padres, maestros,
moral sociedad, naturaleza, Dios, etc.)
(Etapa de la La motivación principal es el deseo de recibir
niñez) recompensas o premios y evitar castigos.
80 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

1) LA MORALIDAD DE LA AUTORIDAD

Es el nivel básico de moralidad heterónoma o ética mínima


basada en la obediencia a unas normas o mandamientos morales
que se reciben de una autoridad exterior (padres, maestros,
sociedad, naturaleza, Dios, etc.), principalmente motivada por
obtener premios y evitar castigos.

En las personas que están en una etapa de formación moral —para


las cuales es adecuado este nivel básico de moralidad— aún
predomina el deseo de recibir sobre el deseo de dar, y la actitud
inmadura egocéntrica sobre la actitud altruista. Así que, para ellas, el
deseo de ganar algo o evitar un daño cumple la función de estímulo
para actuar correctamente o hacer algo bueno por otros.
Este nivel de moralidad heterónomo es necesario debido a que las
personas que están en esta etapa aún no han cultivado su propia
conciencia, juicio moral o capacidad para entender por sí mismas la
finalidad de las normas morales. Este nivel de moralidad sirve de
preparación para los niveles superiores en los que ya se actúa guiado
por la propia conciencia, razón o juicio moral, es decir, de una manera
autónoma.
Dicho en otros términos, este nivel de moralidad en el que se está
sujeto a un control externo sirve de entrenamiento para alcanzar, en
los niveles superiores, el autodominio o control sobre uno mismo.
Las máximas, principios y virtudes que se corresponden a este
nivel básico de moralidad o ética mínima, en esencia, son: las cuatro
prohibiciones morales que son comunes a todas las tradiciones
religiosas, a saber, no mentir, no matar, no robar, y no mantener
relaciones sexuales ilícitas. A este nivel pertenece también el deber
kantiano de respetar al hombre como «un fin en sí mismo»; el respeto
básico a los derechos humanos y los principios de justicia; y las
virtudes de la obediencia, confianza, amor filial y respeto por los
padres, maestros u otras autoridades, y por Dios.

2) LA MORALIDAD DE LA RECIPROCIDAD

Es el nivel medio de moralidad autónoma basada en el principio


de la reciprocidad o la Regla de Oro (trata a los demás como te
gustaría ser tratado), en la que se actúa principalmente motivado
por expectativas recíprocas de beneficios mutuos o felicidad
compartida, y en la que se empieza a respetar las normas éticas
PRINCIPIO DE LOS TRES NIVELES DE MORALIDAD 81

por comprender, por la propia conciencia, que son necesarias


para preservar las relaciones de confianza mutua entre las
personas.

En las personas que están en la etapa de crecimiento moral —para


las cuales es adecuado este nivel medio de moralidad— el deseo de
dar tiende a ser tan fuerte como el deseo de recibir, y la actitud
egocéntrica previa se va transformando en una actitud de
reciprocidad. Así que el estímulo principal para actuar bien viene de la
expectativa de disfrutar de un bien o felicidad común.
En este nivel de moralidad se alcanza la autonomía moral, y se
avanza hacia el autodominio, es decir, se desarrolla la propia
conciencia y juicio moral de tal manera que ya no se cumplen las
normas por una fe u obediencia ciega a una autoridad sino porque se
comprende por uno mismo la validez, finalidad o necesidad de
respetarlas.
Las máximas, principios o virtudes que se corresponden a este
nivel son; el principio de la reciprocidad, o sea, dar en la misma
medida que se recibe; el principio de la cooperación recíproca,
centrada en propósitos comunes o fines compartidos que benefician
a todos; el principio de la equidad o justicia, a saber, «dar a cada uno
lo suyo», lo que le corresponde según lo que aporta, ya sea su trabajo,
esfuerzos, capacidad o méritos; el principio del diálogo, negociación y
consenso para solucionar conflictos y llegar a pactos justos y
equitativos; la clásica y universal Regla de Oro, en su versión negativa
de Confucio, «no hagas a los demás lo que no quisieras para ti»,1 y
en la versión positiva, algo más elevada moralmente, de Jesús, «trata
a los demás como queréis que os traten a vosotros»;2 y las virtudes
ecuanimidad, justicia, fraternidad, solidaridad, fidelidad y confianza
mutua.

3) LA MORALIDAD DEL AMOR INCONDICIONAL

Es el nivel superior de moralidad o ética máxima en la que se


debería desarrollar la capacidad de dar o amar de una forma
desinteresada e incondicional, es decir, que la acción de dar ya
no esté condicionada por si se reciba o no una respuesta. En este
nivel la motivación principal debería ser querer el bien ajeno o

1
Confucio, Hia-Lun V.23, Los cuatro libros clásicos, Ediciones B, Barcelona, 1997.
2
Mateo 7.12, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
82 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

hacer felices a los demás, y el respeto a las normas y principios


éticos universales tendría que ser ya incondicional.

En las personas que están en la etapa de maduración moral el


deseo de dar se va volviendo más fuerte que el deseo de recibir, y la
actitud de reciprocidad se va cambiando en una actitud centrada en
los demás. Así que, para estas personas el estímulo principal para
hacer el bien viene simplemente de contemplar el bienestar o felicidad
ajena.
Incluso la infelicidad propia por la falta de correspondencia no
obstaculiza el deseo de dar, de igual modo que los padres son felices
simplemente al ver la felicidad de sus hijos, y no dejan de amarles,
aunque éstos los abandonen.
Las máximas y virtudes que se corresponden a este nivel son; el
respeto incondicional por la ley moral o los principios éticos
universales; la máxima de procurar la felicidad de todos; y los
preceptos, comunes a todas las tradiciones religiosas y filosóficas,
que alientan a ser generosos, dar más de lo que se recibe, vivir por
los demás, ayudar o servir a otros de forma desinteresada, y sentir
amor, compasión y benevolencia por los hombres, e incluso perdonar,
devolver bien por mal y amar a los enemigos.
7. PRINCIPIO DEL PROPÓSITO INDIVIDUAL
Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO

Los seres humanos —igual que el resto de las criaturas y cosas del
universo— están configurados para cumplir a la vez y
armoniosamente el propósito individual de preservar su existencia
y el propósito para el conjunto de contribuir al bienestar y felicidad
común de sus familias, comunidades, naciones y mundo, con la
significativa diferencia con respecto a las demás criaturas y cosas
de que los seres humanos tienen que cumplir ambos propósitos de
una manera libre, responsable y creativa.

El fin particular y el fin del todo

La existencia de estos propósitos duales, expresados en diversos


términos, es un presupuesto ampliamente compartido por muchas
tradiciones filosóficas y religiosas.
Generalmente se basa en la creencia que el universo es como un
gran organismo o cuerpo, cuyas partes cumplen a la vez un fin
particular y un fin para la totalidad o bien común. León Hebreo expresa
esto mismo de una forma poética.

Todo el Universo es un individuo, es decir, como si fuera una persona,


y cada uno de los seres... es miembro y parte de ese gran individuo,
habiendo sido producido todo él y cada una de sus partes por Dios para
un fin común de la totalidad y un fin particular de cada una de las partes...
El fin del todo es la perfección unitaria del universo, dibujada por el divino
arquitecto. El fin de cada una de las partes no es sólo la perfección de la
parte en sí, sino además servir con rectitud a la perfección del todo... Para
este fin común fue creada, ordenada y dedicada cada parte, más que para
el fin particular... Por esto se siente más feliz por lo común que por lo
propio.1

1
León Hebreo, Diálogos de amor, PPU, Barcelona, 1986, p. 315-316.
84 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Universalidad de los propósitos duales

Como se desprende de esta cita de Sun Myung Moon, la afirmación


de que todos los seres están interconectados por medio de estos dos
propósitos es un supuesto esencial del Pensamiento de Unificación.

Todos los seres están interconectados por medio de propósitos duales.


En el centro de todas las entidades hay propósitos duales. Poseen un
propósito relacionado con su carácter interno que busca el bien del
conjunto más grande, y tienen también un propósito relacionado con su
forma externa que persigue su propia preservación y bienestar. 2

Propósito individual y propósito para el conjunto

Todas las entidades individuales del universo poseen estos dos


fines; el propósito de preservar la propia existencia individual y el
propósito de formar unidades más grandes y contribuir a la existencia,
cohesión y estabilidad del conjunto.

Formar unidades o conjuntos más


grandes
PROPÓSITO Contribuir a la existencia y estabilidad
PARA EL del conjunto
CONJUNTO
Preservar y fortalecer el conjunto
Buscar el bien o felicidad común
TODAS LAS
ENTIDADES
INDIVIDUALES
Mantener la propia existencia y
estabilidad individual
PROPÓSITO Preservar y fortalecer el individuo
INDIVIDUAL
Buscar el bienestar o felicidad
individual

Observando el universo se puede ver que las entidades


individuales más pequeñas se unen y forman unidades o individuos
cada vez más grandes.
Las partículas se unen y forman átomos; los átomos se vuelven a
unir y forman estructuras moleculares cada vez más complejas, que
son la base de todos los tipos de materia inorgánica y orgánica.

2
Sun Myung Moon, The Significance of the Inauguration of the Sun Moon Peace
Cup, Little Angels Performing Arts Center, Seoul, Korea (12 de junio de 2002).
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 85

Todos los organismos vivos se componen de células que, al mismo


tiempo que tienen una vida propia, realizan funciones que mantienen
la vida del conjunto del organismo.
La tierra es semejante a un gran organismo en el que cada parte
cumple una función para hacer de ella un lugar estable y habitable.
Además, la tierra, igual que los demás planetas, al mismo tiempo
que gira sobre su propio eje para garantizar su propia estabilidad,
describe una órbita alrededor del sol, formando así el sistema solar.
El sistema solar, como una unidad, gira a su vez alrededor del
centro de la galaxia, constituyéndose así una estructura aún más
grande.

¿Cómo podría estar todo tan interrelacionado si sólo existiera


el fin individual de la propia supervivencia?

Igualmente, los seres humanos, a la vez que persiguen la


satisfacción de sus necesidades individuales, se unen entre sí
formando familias, comunidades, naciones y comunidades de
naciones.
Es cierto que todos los seres de la naturaleza buscan preservar su
propia existencia individual. Pero, es completamente falso que éste
sea el propósito exclusivo de los seres vivos, y menos aún que el único
fin de sus vidas sea la lucha por la supervivencia, como sostienen los
naturalistas darwinianos.
¿Cómo el universo podría estar tan interrelacionado si únicamente
existiera el fin individual de la propia supervivencia?
Cada célula y cada órgano de un cuerpo tienen el fin de mantener
su vida y funciones propias, al mismo tiempo que poseen el fin de
mantener la vida del conjunto del cuerpo.
Si cada célula tuviera el único fin de mantener su propia existencia,
hubiera sido imposible que se constituyeran organismos compuestos
de células y que éstos, en caso de formarse, pudieran mantenerse
unidos.
Los animales no sólo exhiben un instinto hacia su propia
supervivencia, sino también muestran fuertes instintos maternales al
cuidar sus crías, y sorprendentes instintos sociales y cooperativos.
86 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

El natural impulso hacia la cooperación con vistas a un bien


común

En el caso de los seres humanos, el impulso hacia la cooperación


con vistas a un bien común es tan innato y natural como el impulso
hacia la propia conservación.
En este sentido, tenían razón los filósofos antiguos, como
Aristóteles y los estoicos, al decir que el hombre es un animal social y
que la naturaleza ha hecho a los hombres los unos para los otros, para
colaborar, como si fueran las dos manos de un mismo cuerpo, o las
filas de dientes superiores e inferiores de la mandíbula.
Los seres humanos no son por naturaleza unos seres egoístas que
se asocian sólo por miedo o indefensión, como decía Hobbes.
El motivo que los impulsa a asociarse y colaborar no es únicamente
poder satisfacer mejor las necesidades individuales. El ser humano
posee un deseo o impulso innato no sólo a formar familias y
comunidades sino también a ser útil a los demás, hacer cosas en
beneficio de otros, o contribuir al bien común.
La creencia en la naturaleza social de los seres humanos, es decir,
la convicción de que todos los seres humanos poseen un instinto
innato o impulso natural a asociarse, colaborar o unirse formando
familias, comunidades y naciones centradas en realizar objetivos
comunes y formas de vida compartidas, es algo casi universalmente
reconocida por filósofos y pensadores de todas las épocas. Las
siguientes citas de Aristóteles, Mill, Rawls, Etzioni y López-Barajas
sirven de ejemplo.

Por consiguiente, el impulso a formar una comunidad de esta especie


está presente en todos los hombres por naturaleza; pero el hombre que
inició la unión de las gentes en estas comunidades fue el mayor de los
bienhechores (Aristóteles, Política, I, 1).3

Esta base firme la constituyen los sentimientos sociales de la


humanidad —el deseo de estar unidos con nuestros semejantes, que ya
es un poderoso principio de la naturaleza humana y, afortunadamente,
uno de los que tienden a robustecerse incluso sin que sea expresamente
inculcado dada la influencia del progreso de la civilización. El estado social
es a la vez tan natural, tan necesario y tan habitual para el hombre que,
con excepción de algunas circunstancias poco comunes, o a causa del
esfuerzo de una abstracción voluntaria, puede el ser humano concebirse

3
Aristóteles, Política, I, 1, Obras, Aguilar, Madrid, 1973, p. 1413.
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 87

a sí mismo más que como miembro de un colectivo (John Stuart Mill, El


utilitarismo).4

La naturaleza social de la humanidad se manifiesta claramente en el


contraste con la concepción de la sociedad privada. Así, los seres
humanos tienen, de hecho, objetivos finales compartidos, y valoran sus
instituciones y actividades comunes como buenas en sí mismas. Nos
necesitamos unos a otros como participantes de unos modos de vida
comprometidos en la persecución de sus propios objetivos, y los éxitos y
las satisfacciones de los otros son necesarios y halagüeños para nuestro
propio bien (John Rawls, Teoría de la justicia).5

Los seres humanos no sólo son sociables por naturaleza, sino que
además su sociabilidad aumenta su potencialidad humana y moral. (...) El
tejido social, lejos de disminuir la individualidad, la sostiene, la alimenta y
la permite. (...) En buena medida los vínculos comunales y la
individualidad progresan de la mano, se enriquecen mutuamente y no son
antagonistas. El yo se enriquece y, como veremos más adelante, se
ennoblece gracias al ser social (Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro).6

El hombre es sociable por naturaleza. (...) Se da así una


interdependencia y reciprocidad entre las personas y la sociedad: todo lo
que se realiza a favor de la persona es también un servicio prestado a la
sociedad, y todo lo que se realiza a favor de la sociedad acaba siendo en
beneficio de la persona (Emilio López-Barajas Zayas, La familia es una
institución permanente).7

1) EL PROPÓSITO INDIVIDUAL Y EL PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO


SON COMPLEMENTARIOS

Ambos propósitos no se contraponen o excluyen el uno al otro,


sino que se complementan y refuerzan mutuamente, ya que el fin
ulterior del propósito individual es servir mejor al conjunto, y el fin
último de servir al conjunto es proteger y beneficiar a los
individuos.

4
John Stuart Mill, El utilitarismo, Alianza, Madrid, 1991, pp. 83.
5
John Rawls, Teoría de la justicia, Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pp.
577.
6
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, pp. 47-48.
7
Emilio López-Barajas Zayas, «La familia es una institución permanente», en La
familia en el tercer milenio, UNED, Madrid, 1995, p. 24.
88 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

“La utilidad de cada uno en particular y la universal es una


misma”

Cicerón abunda en esta misma opinión como se puede ver en esta


cita:

El interés de cada uno y el de todos es una misma cosa. Luego todos


deben proponerse una sola cosa: que el bien particular de cada uno debe
ser el mismo que el de todos. Si cada uno trata de llevárselo para sí,
quedará destruida la sociedad humana. Y si la naturaleza prescribe
también que el hombre mire por el hombre, cualquiera que sea su
condición, por ser precisamente hombre, es necesario, según la misma
naturaleza, que sea común la utilidad de todos. 8

Un individuo que contribuye al conjunto, a la larga se beneficia


a sí mismo, y un conjunto que protege y potencia a los individuos
al final sale beneficiado

Ambos propósitos, aunque parezcan a simple vista contradictorios,


son en realidad complementarios.
Por un lado, el fin inmediato del propósito individual es garantizar
la existencia del individuo. Así pues, en nuestro caso, éste nos impulsa
a satisfacer las necesidades materiales básicas para nuestra
subsistencia. También nos induce a adquirir conocimientos y
desarrollar los talentos innatos. Pero, el fin indirecto o ulterior de éste
es poder contribuir con más cosas a nuestras familias y comunidades.
Si los individuos, movidos por un individualismo extremo, sólo
buscan su propio interés no sólo deteriorarán y fragmentarán al
conjunto, sino que al final causarán su autodestrucción.
Por otro lado, el fin ulterior del conjunto es proteger, beneficiar y
servir a los individuos. Por esta razón, los padres —que son los
representantes del conjunto de la familia— cuando tienen hijos son
como unos siervos de sus hijos y trabajan duramente con el fin de
sustentarlos.
Los líderes políticos —como representantes del conjunto de la
sociedad— deberían ser también servidores públicos que trabajan con
el fin de beneficiar a todos los miembros de la sociedad.

8
Cicerón, De officiis, 6, 26-27, cit. en Derechos humanos. Textos y casos prácticos,
Departamento de Filosofía del Derecho, Universidad de Valencia, Tirant lo Blanch,
Valencia, 1996, p. 32.
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 89

Si el conjunto o sus representantes abusan de su autoridad,


maltratan o destruyen a los individuos, al final el conjunto se acabará
destruyendo a sí mismo.

2) LOS DESEOS DEL CUERPO ESTÁN DIRIGIDOS A CUMPLIR EL


PROPÓSITO INDIVIDUAL, MIENTRAS QUE LAS ASPIRACIONES DE LA
MENTE O CONCIENCIA ESTÁN ORIENTADOS A CUMPLIR EL PROPÓSITO
PARA EL CONJUNTO

Los deseos de cuerpo, que buscan disponer de alimentos,


vestidos, descanso, sexo, alojamiento, pertenencias y buena
salud, están dirigidos a cumplir el propósito individual, mientras
que las aspiraciones de la mente o conciencia, que persiguen
básicamente la verdad, la belleza y la bondad, están orientados
hacia el propósito para el conjunto, es decir, buscan servir a
unidades más grandes que los individuos.

Los deseos del cuerpo se dirigen hacia el propósito individual

Los deseos de cuerpo tienen como fin mantener las funciones del
cuerpo y preservar su vida, así como garantizar su multiplicación.
Los deseos de comer, dormir, relajarse, hacer ejercicio, tener
relaciones sexuales, abrigarse o resguardarse de las inclemencias,
poseer vestidos, casas, utensilios y medios de transporte, así como
los deseos de tener buena salud, fuerza física o un aspecto bello,
tienen todos ellos el propósito de conservar, mantener y multiplicar la
vida de los individuos.

Los deseos de la mente se orientan hacia el propósito para el


conjunto

Las funciones principales de la mente son el intelecto, la emoción


y la voluntad.
Los deseos de hablar, comunicarse, estudiar, saber, investigar,
adquirir conocimientos y buscar la verdad, se corresponden todos
ellos con las funciones intelectuales o cognitivas de la mente.
Los deseos de estar rodeados de cosas agradables o bellas,
apreciar y crear obras de arte, tener relaciones afectivas armoniosas,
formar familias o tener amigos, se corresponden todos ellos a los
aspectos emocionales o sentimentales de la mente.
90 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Los deseos de ser útiles o valiosos para los demás, hacer el bien,
ajustarse a normas, costumbres y leyes que rigen la convivencia,
actuar correctamente, ser justo, equitativo, honesto, saber qué es lo
más conveniente o lo mejor en cada situación de la vida, se
corresponden todos ellos con los aspectos volitivos y prácticos de la
mente.
Así pues, los deseos de la mente, que persiguen básicamente la
verdad, belleza y bondad, están orientados hacia los demás y buscan
formar unidades más grandes que el individuo, como son las familias,
sociedades y naciones.
En definitiva, nuestra mente busca verdades universales, ideales y
formas de vida compartidas, unas relaciones armoniosas y pacíficas
en nuestras familias y comunidades, y un bienestar y felicidad común.
Un ejemplo claro es la orientación de la conciencia. Si un niño
descubre el pastel que su madre tiene guardado para todos,
metafóricamente su cuerpo le pide comérselo y disfrutarlo él solo. En
cambio, su conciencia le dice que debe esperar, compartirlo con sus
hermanos y disfrutarlo juntos.
La conciencia nos empuja a dar, compartir, contribuir con algo a los
demás, y a no mentir ni engañar ni hacer daño a otros, y cuando se
actúa en contra de la conciencia se sienten remordimientos o
sentimientos de culpa.

3) EL PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO TIENE PRIORIDAD SOBRE EL


PROPÓSITO INDIVIDUAL

Para que ambos propósitos se puedan cumplir a la vez de forma


equilibrada y armoniosa, los individuos, guiados por sus
conciencias, deberían voluntariamente otorgar la prioridad al
propósito de servir al conjunto, o las aspiraciones de la mente,
sobre el propósito individual, o los deseos del cuerpo.

Satisfacer las necesidades físicas es sólo un medio para


cumplir las aspiraciones de la mente

Satisfacer las necesidades físicas del cuerpo es la condición más


básica e imprescindible para poder vivir como individuo, pero, sin
embargo, es sólo un medio para poder cumplir las aspiraciones de la
mente de buscar una felicidad compartida en las relaciones de amor
con otros seres humanos.
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 91

De hecho, si se realizan estas aspiraciones de la mente y se vive


en el seno de una armoniosa familia y comunidad es cuando mejor se
garantiza la satisfacción de las necesidades primarias y la existencia
individual.
Una persona que ponga los deseos del cuerpo o el propósito
individual por encima de las aspiraciones de la mente de servir a su
familia y comunidad nunca podrá experimentar una felicidad completa,
ni una armonía y paz interior, sino que vivirá en un estado de continuo
conflicto interior. Esto es así porque el orden natural es que el cuerpo
gire alrededor de la mente y no al revés.
En cambio, cuando se coloca la prioridad en cumplir los deseos de
la mente o el propósito para el conjunto y se supeditan a éstos los
deseos del cuerpo o propósito individual se puede llegar a
experimentar una felicidad completa satisfaciendo armoniosamente
ambos deseos y propósitos.

La búsqueda de la verdad, el bien, la belleza interior y la


justicia en Sócrates

Por este motivo, Sócrates, en medio de una sociedad que rendía


culto al cuerpo y a la belleza física, enseñó el cuidado o cultivo del
alma y animó a la gente a emprender la búsqueda de la verdad, el
bien, la belleza interior y la justicia, así como a dialogar y tratar de
encontrar juntos estos valores comunes y universales.

Hombre de Atenas, la ciudad de más importancia y renombre en lo que


atañe a sabiduría y poder, ¿no te avergüenzas de afanarte por aumentar
tus riquezas todo lo posible, así como tu fama y honores, y, en cambio, no
cuidarte ni inquietarte por la sabiduría y la verdad, y porque tu alma sea
lo mejor posible? 9

La definición de una persona buena y una persona mala

La razón por la cual una persona que vive y se sacrifica por el


beneficio de los demás es generalmente considerada como un buen
hijo o hija, un buen padre o madre, un buen alcalde o un buen
presidente, o un gran hombre o mujer, es porque está subordinando
su propósito individual al cumplimiento de la finalidad principal de su
vida, que es servir a unidades cada vez más grandes de los individuos.

9
Platón, Obras completas, Defensa de Sócrates, Aguilar, Madrid, 1972, p. 209.
92 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Se puede decir, entonces, que una persona que hace esto es una
persona buena porque cumple con su deber, función o fin para el cual
ha sido hecho.
Por el contrario, una persona que sacrifica a los demás por su
propio beneficio es comúnmente calificada como un mal hijo o hija, un
mal padre o madre, un funcionario corrupto, o un tirano o genocida.
Se puede decir, entonces, que una persona que hace esto es una
persona mala porque no cumple con el propósito principal de su vida
que es servir al conjunto, fallando así miserablemente en cumplir su
deber, función o fin de su existencia.

4) EL EGOCENTRISMO ES LA CAUSA DE LA CONTRADICCIÓN INTERNA Y


DE TODOS LOS TIPOS DE CONFLICTOS

Cuando, debido a una actitud inmadura y egocéntrica, los


individuos colocan al propósito individual o los deseos del cuerpo
como el fin principal o único de sus vidas, olvidándose de servir al
conjunto, provocan una contradicción interna —entre la
conciencia y los deseos del cuerpo— así como conflictos y
guerras dentro de las familias, comunidades, naciones y mundo.

Los problemas surgen cuando el individuo pone su felicidad


individual como el fin exclusivo o principal de su vida, por encima del
servicio debido a los demás o, lo que es peor, persigue una
satisfacción propia a costa de sacrificar la felicidad de otros.
Cuando los individuos actúan de esta forma, aunque logren
satisfacciones inmediatas, a la larga no sólo destruirán a sus familias
y comunidades, sino que al final acabarán destruyéndose a sí mismos.
Si se coloca a la satisfacción de los deseos del cuerpo como el fin
exclusivo en la vida, y se supeditan a éstos las aspiraciones de la
mente, entonces se produce una contradicción interna que corroe y
desgarra a las personas.
Esto es así porque la mente siempre se rebela y se resiste a ser
dominada por el cuerpo. Prueba de ello es que la conciencia recrimina
continuamente a la persona que actúe de esta manera a pesar de que
intente acallarla con todo tipo de justificaciones o distracciones.
Esta actitud ignorante, inmadura y egocéntrica no solamente es la
causa del conflicto interior, sino que es el origen de los conflictos en
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 93

la familia y la sociedad, y las guerras entre naciones que por desgracia


han sido la norma en toda la historia.
Así pues, el mal moral y todos los males sociales son una
consecuencia del fallo humano, individual y colectivo, en alcanzar una
madurez moral y cumplir su responsabilidad de realizar el propósito
principal por el cual han sido hechos, a saber, vivir por el beneficio de
sus familias, sociedades, naciones y mundo, supeditando a este fin el
propósito individual.

5) EL AMOR O INTERÉS PROPIO NO ES CENSURABLE SI SE BUSCA SERVIR


MEJOR AL CONJUNTO

El amor propio, buscar el interés propio, perseguir mayores


beneficios, cultivarse o perfeccionarse a sí mismo son deseos
humanos muy positivos —que suelen generan progreso material,
cultural y humano— y nada censurables si con ellos se persigue
ayudar y servir mejor a la propia familia, comunidad o nación en
la que se vive.

El interés propio debe ser apreciado y orientado si ha de servir


al interés común

El individualismo o defensa de la libre iniciativa individual, la


maximización de los beneficios propios, la libre competencia o la
búsqueda de la felicidad propia son tendencias que bien orientadas
pueden ser muy constructivas y beneficiosas para el progreso social,
económico y humano.
En este sentido, Bentham tenía razón al defender que el interés
propio debía de ser apreciado y orientado si ha de servir al interés
común o la felicidad de todos, argumentando que las personas se
sienten más estimuladas a hacer cosas por el bienestar general
cuando saben que ellos mismos también saldrán ganando.
Esto es especialmente cierto en una situación en la que la mayoría
de las personas están aún en un nivel de desarrollo moral infantil o
juvenil. Pues, en esta etapa el deseo de obtener un beneficio o de
ganar algo es un importante estímulo para hacer cosas por los demás.
Sin embargo, a medida que los seres humanos maduran
moralmente comienzan a adoptar una actitud más altruista y generosa
que les mueve a vivir o hacer cosas por otros estimulados por el
simple deseo de hacer felices a los demás.
94 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

El amor a sí mismo es un prerrequisito para amar a los demás

Así pues, el problema no es el amor a sí mismo, sino el egoísmo.


El amor a sí mismo y el amor a los demás son perfectamente
compatibles. Sun Myung Moon incluso defiende que el amor a sí
mismo es un prerrequisito para amar a los demás, diciendo:

Una persona que no se ama a sí misma no puede amar a Dios. Una


persona que no se ama a sí misma no puede amar a sus padres y a su
país. Primero tenéis que amaros a vosotros mismo para poder amar a
vuestros padres, amar a vuestro país, amar al mundo y amar a Dios. 10

El amor a sí mismo no es lo mismo que el egoísmo

Erich Fromm también diferencia claramente entre lo que es un sano


interés propio o amor a sí mismo y el egoísmo.

Si queda admitido que el amor por sí mismo y el amor a otros es, en


principio conjuntivo, ¿cómo explicarnos el egoísmo que obviamente
excluye todo interés genuino por otros?
La persona egoísta está únicamente interesada en sí misma, desea
todo para ella, no tiene placer en dar, sino sólo en tomar. El mundo
exterior es contemplado únicamente desde el punto de vista de lo que
puede extraer de él; carece de interés por las necesidades de otros y de
respeto por la dignidad e integridad.
No puede ver más allá de sí misma; juzga a toda persona o cosa desde
el punto de vista de la utilidad para ella; es básicamente incapaz de amar.
¿No prueba esto acaso que el interés por otros y el interés por sí mismo
son una alternativa inevitable?
Esto sería así si el egoísmo y el amor a sí mismo fueran idénticos. Pero
esta presunción es el error que ha conducido a tantas conclusiones
erróneas en este problema.11

10
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 22:97 (26 de enero
de 1969).
11
Erich Fromm, Ética y Psicoanálisis, Fondo de Cultura Económica, México, 1977,
p. 144.
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 95

6) ESTAMOS HECHOS PARA “VIVIR POR LOS DEMÁS”

Los seres humanos estamos hechos para ayudar a los demás,


para amar y servir a otros, para utilizar nuestros talentos y
cualidades en beneficio de los demás, para contribuir con nuestro
trabajo al bienestar o felicidad de muestras familias, comunidades,
naciones y mundo.

Nadie busque su interés, sino el del prójimo.


(1 Corintios 10.24) 12

Todos hemos nacidos los unos para los otros.


(Marco Aurelio, Meditaciones, XI) 13

Si quieres vivir para ti, debes vivir para otro.


(Séneca, Epístolas 48)

Los mejores hombres son los que son útiles a los demás.
(Islam. Hadith of Bukhari) 14

Rendir ayuda a otros es la función de todos los seres humanos.


(Jainismo. Tattvarthasutra 5.21) 15

La más hermosa de todas las obras humanas consiste en ser útil al


prójimo.
(Sófocles, Edipo rey) 16

Vivir para los demás no es solamente la ley del deber sino también la
ley de la felicidad.
(A. Comte. Pensées et préceptes) 17

12
1 Corintios 10.24, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
13
Marco Aurelio, Meditaciones, XI, 18, Ediciones Temas de Hoy, Madrid, 1994.
14
Séneca, Epístolas 48, 2, cit. en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo
clásico, selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 138.
15
Tattvarthasutra 5.21 en A. Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology
of Sacred Texts, Parangon House, New York, 1991, p. 688.
16
Sófocles, Edipo rey, cit. en F. Palazzi y S.S. Filippi, El libro de los mil sabios,
Dossat 2000, Madrid, 1995, c. 1116, p. 135.
17
L. Tolstoi, Ana Karerine, cit. en F. Palazzi y S.S. Filippi, El libro de los mil sabios,
Dossat 2000, Madrid, 1995, c. 2928, p. 391.
96 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

“Vivir por los demás”

Hemos nacido para cumplir dos fines, uno para el individuo y otro
para el conjunto, pero principalmente estamos hechos para realizar el
propósito para el conjunto de servir a nuestras familias, comunidades
y naciones.
Por esta razón, la máxima ética de «vivir por los demás» es quizás
una de las enseñanzas éticas más comunes y universales.
La inmensa mayoría de las tradiciones religiosas y filosóficas desde
tiempos inmemoriales han exhortado a las personas a vivir por los
demás, rendir ayuda a otros, ser altruistas, servir a los demás, y
sacrificarse por el bien de otros.
Para aquellos que han alcanzado una cierta madurez moral la
motivación de dar, servir y amar a otros fluye espontáneamente de la
parte más íntima de su ser.
Desean dar y servir por el beneficio de otros, sin buscar una
ganancia propia. Sus corazones están llenos de perdón y tolerancia
por aquellos que actúan de una manera equivocada, ya sea por
ignorancia o por malicia.
Nunca encuentran satisfacción en vengarse de sus enemigos, sino
en lograr que cambien de actitud.

Vivir para los demás significa llevar una vida de servicio


público

El servicio más puro es trabajar por el bienestar y la felicidad de


sus conciudadanos sin esperar una recompensa. Actuando de esta
forma se crea unidad y armonía entre las personas.
El egoísmo, al contrario, produce desarmonía y conflictos. Mientras
que los gobernantes convencionales abusan de su poder y buscan ser
servidos, el verdadero líder es un sirviente de su pueblo; como está
ejemplarizado por Jesús cuando dijo que vino «no a ser servido, sino
a servir.»
No obstante, las éticas filosóficas rigoristas que resaltan
excesivamente el deber o el desinterés y enseñan que hay que ignorar
todos los intereses propios muy a menudo producen en las personas
el efecto contrario al esperado.
Lo mismo ocurre con las enseñanzas religiosas que enfatizan
excesivamente el llevar una vida de sacrificio por los demás, hasta el
PROPÓSITO INDIVIDUAL Y PROPÓSITO PARA EL CONJUNTO 97

punto de considerar que cualquier deseo personal o goce propio es


algo pecaminoso que hay que suprimir.

Vivir para los demás a la vez que se vive para uno mismo

El orden natural es que se viva para los demás a la vez que se vive
para uno mismo. Ambos fines no se niegan el uno al otro ni se
excluyen mutuamente, sino que se pueden cumplir a la vez y de una
forma equilibrada y armoniosa.
Gandhi, al decir metafóricamente que el individuo debe morir para
que la familia viva, y que la familia debe morir para que el país viva, y
que el país debe morir para que el mundo viva, expresa poéticamente
este principio universal que establece que el propósito individual se
tiene que subordinar, sin tener que negarlo, al propósito superior de
servir al conjunto.

Los deberes para consigo mismo, para la familia, para el país y para
el mundo no son independientes entre sí.
Nadie puede hacer algo bueno por el país si se hiere a sí mismo o
daña a su familia.
Similarmente nadie puede servir a su país perjudicando al conjunto del
mundo.
En un análisis final debemos morir para que la familia viva, la familia
debe morir para que el país pueda vivir y el país debe morir para que el
mundo pueda vivir.18

7) VIVIR POR UN PROPÓSITO CADA VEZ MÁS ELEVADO

Los individuos, a la vez que viven para sí mismos, deberían vivir


para el bienestar y felicidad de sus familias.
Las familias, al mismo tiempo que colman sus necesidades y
procuran su felicidad, deberían ayudar a sus vecinos y comunidad.
Las comunidades, asociaciones, empresas, partidos o grupos
sociales, a la vez que persiguen sus propios fines particulares,
deberían contribuir a la prosperidad o bien común de la nación.
Y las naciones, razas, culturas y religiones, al mismo tiempo que
promueven sus propios intereses, deberían también colaboran

18 Mahatma Gandhi, All men are brothers, Navajivan Publishing House, Ahmendabad, 1960,
p. 155.
98 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

con otras naciones, culturas o religiones con el fin de garantizar la


paz, bienestar y felicidad de la humanidad.

Este es un principio ético universal y autoevidente que se deriva


del principio de los propósitos duales, que es a la vez una ley de la
naturaleza y una ley moral que rige a todos los seres y cosas del
universo. Sun Myung Moon lo explica de una manera elocuente y
poética en la siguiente cita:

Todos debemos trabajar por la forma de vida ideal. Yo existo para mi


familia, mi familia existe para nuestra sociedad, nuestra sociedad existe
para nuestra nación, nuestra nación existe para el mundo, el mundo existe
para Dios, y Dios existe para vosotros y para mí.
En este gran círculo de dar y recibir hay armonía, hay unidad y un
proceso eterno de creciente prosperidad. Y más aún, ya que en este
circuito toda existencia cumple su propósito de la creación, hay abundante
y profunda alegría. Esto es el reino de los cielos.
En cambio, en nuestro mundo el egoísmo lo arruina todo. En la familia
el egoísmo causa desarmonía, de la cual brota la amargura y la discordia.
Todo el mundo quiere ser servido, en vez de estar dispuesto a servir a los
demás.
Las esposas les dicen a los maridos lo que tienen que hacer y piden
ser servidas. Los maridos quieren que sus esposas estén a su servicio.
Los padres esperan atenciones por parte de sus hijos, y los hijos dan por
descontado que sus padres están para servirles. Esto es lo que vemos
cada día en nuestras familias, sociedades y naciones. 19

19
Sun Myung Moon, Today’s Intellectuals and Religion, May 16, 1981, Lotte
Hotel, Seoul, Korea.
8. PRINCIPIO DE LA ELEVACIÓN
PROGRESIVA DEL VALOR HUMANO

Los seres humanos —que ya poseen por su condición humana un


gran valor intrínseco y una dignidad especial que les distingue del
resto de las criaturas— pueden elevar extraordinariamente su valor
a medida que sirvan a conjuntos de personas cada vez más
grandes; llegando a ser buenos hijos e hijas y padres modélicos, si
viven por sus familias; buenos servidores públicos, patriotas o
líderes ejemplares, si se sacrifican por sus comunidades y
naciones; y grandes hombres y mujeres o santos, si dedican sus
vidas a servicio de la humanidad, transcendiendo las
nacionalidades, razas, religiones y culturas.

VALOR
MÁXIMO
Santos y
grandes
hombres y
Patriotas, mujeres
grandes líderes,
y héroes Mundo
nacionales
Ciudadanos
y vecinos
ejemplares Nación
Hijos de Nación
piedad filial
y padres
modélicos Sociedad Sociedad
Sociedad
VALOR
MÍNIMO Familia Familia
Familia Familia

Individuo Individuo Individuo Individuo Individuo

Vive por Vive por Vive por Vive por Vive por
sí mismo su familia sus su nación el mundo
vecinos
100 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Hijos de piedad filial y padres modélicos

Si una persona vive exclusivamente para su propio beneficio, su


valor será mínimo. Pues si no hace nada por nadie, ¿quién aparte de
él mismo apreciará su valor?
Si un hijo o una hija ayudan y sirven a sus padres y hermanos, los
demás miembros de la familia se sentirán agradecidos y los
apreciarán como alguien muy valioso para ellos. Lo mismo ocurre si
unos padres se sacrifican por el beneficio de sus hijos.
Sin embargo, cuando unos padres viven por el beneficio exclusivo
de sus hijos, puede que no sean bien valorados por otras familias, o
incluso su conducta podría ser calificada de egoísmo familiar.

Ciudadanos y vecinos ejemplares

Si una persona —además de vivir por su familia— dedica


sinceramente parte de su tiempo y energía para hacer cosas en
beneficio de sus vecinos o comunidad, ya sea como servidor público
o en cualquier otro trabajo, seguramente recibirá el agradecimiento de
sus vecinos y adquirirá un valor más alto al convertirse en una persona
muy querida y valiosa en su comunidad.
Sin embargo, si alguien vive exclusivamente para el beneficio de
su grupo social o partido, será despreciado por los miembros de otros
grupos sociales y su conducta calificada de corporativismo o
partidismo.

Patriotas, grandes líderes, y héroes nacionales

Si una persona —además de dedicarse a su familia y comunidad—


trabaja o sacrifica su vida por el beneficio de su nación, recibirá el
agradecimiento y aprecio de todos sus conciudadanos y adquirirá un
valor aún más elevado, convirtiéndose en un patriota, líder ejemplar o
héroe nacional.
Pero, si sólo vive para el bien exclusivo de su nación, puede que
sea despreciado por la gente de otras naciones y calificado de fanático
nacionalista.
PRINCIPIO DE LA ELEVACIÓN DEL VALOR HUMANO 101

Santos y grandes hombres y mujeres

En cambio, si alguien —transcendiendo las barreras nacionales,


raciales, étnicas o religiosas— se dedica a hacer algo que beneficie a
la humanidad entera, esa persona será la que adquiera el valor más
alto al recibir el agradecimiento y aprecio de todo el mundo,
convirtiéndose así en un gran hombre o mujer, un gran benefactor de
la humanidad o un santo.

Los grandes fundadores de las religiones son venerados por


millones de personas debido a su vida personal y ejemplo de
amor sacrificial por la humanidad

La razón por la que los grandes fundadores de religiones son


venerados por millones de personas de todas las razas y culturas es
por haber mostrado con su vida y ejemplo personal un amor
incondicional, altruista y sacrificial por todo el género humano.
De hecho, ya que Dios, el origen del universo, representa a la
totalidad del universo y además es considerado por todas las
religiones como una fuente de amor eterna e infinita que abraza a toda
la humanidad y demás criaturas, cuando las personas religiosas
ofrecen su confianza, amor y dedicación a Dios, se sienten inducidas
a servir y amar a toda la humanidad y a la naturaleza.
Sun Myung Moon explica este mismo principio de la forma
siguiente:

Si un individuo se sacrifica por otras personas, se convierte en un


héroe para los demás. Si una familia se sacrifica por el bienestar de otras
familias, entonces se convertirá en una familia heroica entre todas las
familias. Los pueblos y naciones que se sacrifican a sí mismos por el
beneficio de otras naciones llegarán a ser los campeones de las naciones.
Un hombre que da su vida por sus padres, es un hijo de piedad filial.
Un hombre que da su vida por su rey y nación es un súbdito leal y un
patriota. Un hombre que da su vida por toda la humanidad es un santo.
¿Qué clase de persona en un santo? Hay muchos patriotas en cada
país. Hay también grandes hombres en cada nación. ¿Cuál es, entonces,
la diferencia entre un santo y un patriota o un gran hombre?
Un santo es alguien sirve a Dios y ama a toda la humanidad. Es un
ejemplo de amor por toda la humanidad, y guía a los hombres por el
sendero que marca la ley del universo. Pero la vida ejemplar de un santo
no concluye aquí.
102 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Luego se convierte en un hijo o hija del Cielo. ¿Cuál es el camino de


un hijo o hija del Cielo? Es el camino de disolver el sufrimiento de Dios y
la humanidad y alcanzar la meta de amor. 1

Así pues, los seres humanos no deberían vivir para su exclusivo


beneficio. Cómo mínimo, deberían servir o procurar el bienestar y
felicidad de sus familias e hijos y también contribuir, a través de su
trabajo o profesión, al bienestar de su comunidad o sociedad.
Y, luego, quienes deseen hacer algo más y se sientan motivados a
ello, podrían dedicarse de forma voluntaria y creativa a una labor o
misión de servicio público que beneficie a su nación o a otros pueblos,
razas y culturas más desfavorecidas.

1 Sun Myung Moon, Today’s Intellectuals and Religion, May 16, 1981, Lotte Hotel, Seoul,
Korea.
9. PRINCIPIO DEL PROGRESO MEDIANTE
LA COOPERACIÓN CENTRADA EN UN
PROPÓSITO COMÚN

El progreso y desarrollo de la humanidad, ya sea en el campo


económico, científico, tecnológico, artístico, social o humano, se
produce principalmente a través de la comunicación, el
entendimiento, el diálogo, el consenso, la cooperación armoniosa
y la interdependencia mutua entre individuos, familias,
comunidades, naciones y civilizaciones, centrada en propósitos
comunes y fines compartidos, y no a través de la lucha, el conflicto
o la destrucción mutua.

Las guerras cruentas y destructivas iniciadas por los seres


humanos no son fenómenos naturales

Hay quienes piensan que las guerras son fenómenos naturales


necesarios, y las justifican aduciendo que en la naturaleza impera la
ley de la selva o, como dicen los naturalistas darwinianos, se produce
una lucha despiadada por la supervivencia.
Sin embargo, los fenómenos de conflicto o repulsión que existen
en la naturaleza son procesos secundarios, que incluso tienen la
finalidad de reforzar indirectamente los procesos de cooperación
centrada en fines comunes, que son los principales y prioritarios. En
la naturaleza no existen guerras de exterminio entre los miembros de
una misma especie animal.

Los ciclos vitales en la naturaleza están diseñados para


garantizar el equilibrio del ecosistema

En la naturaleza existen especies de depredadores que cazan o


pescan alimentándose de otras especies. Pero, este fenómeno forma
104 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

parte de un ciclo vital o cadena de especies animales y vegetales que


se alimentan unas de otras y que, por tanto, beneficia al conjunto del
ecosistema garantizando así la supervivencia de las especies.
De hecho, si se eliminan a los depredadores de un ecosistema, la
superpoblación de las especies intermedias puede provocar el
agotamiento de las especies vegetales y así causar la ruina de todo el
ecosistema.
Es curioso que los grandes depredadores tengan sólo una cría o
dos al año, mientras que las especies que sirven de alimento sean
muy prolíferas. Según la teoría darwiniana, si los depredadores son
los que tienen más éxito en la lucha por la supervivencia, deberían ser
también las especies más numerosas y sus víctimas tendrían que
acabar siendo extinguidas.
¿Por qué, entonces, los depredadores son los que tienen menos
éxito en reproducirse y corren más peligro de extinción, mientras que
sus víctimas, las especies perdedoras, tienen tanto éxito en
reproducirse?
No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que la razón
por la cual esa cadena de especies, que se comen unas a otras, tiene
la forma de pirámide —o sea, que las especies que están abajo se
reproducen más y son más abundantes y las que están arriba se
reproducen menos y son menos numerosas— es porque el
ecosistema está configurado precisamente así para garantizar su
equilibrio.
Si fuera al contrario —que es lo que la teoría darwiniana parece
indicar— se extinguirían todas las especies, incluidas las de los
vencedores o depredadores, puesto que sencillamente se quedarían
sin nada para comer.

Cuando los seres vivos se ofrecen como sacrificio por el


beneficio de otros, a la larga están beneficiando a sus propios
descendientes

En realidad, es mucho más correcto interpretar este fenómeno


natural desde el punto de vista de que unos seres vivos se ofrecen
como sacrificio por el beneficio de otros. De esta manera,
contribuyendo al bien del conjunto del ecosistema, a la larga están
beneficiando a sus propios descendientes.
En este sentido, nuestra actitud correcta al consumir alimentos
debería ser la de sentirnos agradecidos a la naturaleza y a los seres
PRINCIPIO DEL PROGRESO MEDIANTE LA COOPERACIÓN 105

vivos que ofrecen su vida por nosotros, y procurar a cambio respetar,


cuidar y proteger a la naturaleza y a las diferentes especies de seres
vivos.

Fuerzas de atracción y de repulsión en la naturaleza y las


relaciones humanas

En la naturaleza hay también ejemplos de antagonismo, tensión y


conflicto entre animales de la misma especie; como son las luchas
entre machos por llegar a ser el jefe de la manada o por conseguir a
las hembras y, una vez conseguidas, para alejar intrusos. También los
animales suelen mostrar una considerable agresividad al defender sus
territorios o a sus crías.
Sin embargo, estos conflictos, en los primeros casos, por lo general
no son luchas a muerte. Son como torneos para calificarse como jefe
del grupo. Y en los últimos ejemplos son instintos naturales a fin de
preservar su sustento y descendencia.

Los fenómenos de lucha o repulsión no destruyen el orden,


sino que tienen la finalidad de crear orden

Como explica Sun Myung Moon en la siguiente cita, estos


fenómenos de lucha o repulsión no destruyen el orden sino que, por
el contrario, tienen la finalidad de crear orden, estimulando la
formación de parejas o grupos fuertemente unidos.

Existe una fuerza armonizadora o atractiva y una fuerza repulsiva. La


primera, semejante a un pegamento, hace que todas las cosas se unan
en perfecta armonía. La segunda rechaza cualquier amenaza a esa
perfecta armonía. (…)
[Por ejemplo] cuando alguien conoce a la chica que se convierte en su
prometida, no quiere que los demás chicos la cortejen…
Por ello, cuando un par de elementos positivo y negativo repelen a un
extraño, ¡en realidad es un rechazo afectuoso, un estímulo para que
encuentre su propia pareja y cree su propia armonía eterna!1

Es un fenómeno similar a la fuerza de repulsión que existe entre


los polos del mismo signo de los imanes; o cuando saltan chispas al
provocarse un cortocircuito en una corriente eléctrica; o cuando dos
nubes cargadas positivamente chocan provocando un rayo.

1
Sun Myung Moon, The Realm of Existence, 8 de febrero de 1981.
106 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Por ejemplo, dos chicas pueden ser muy amigas, pero cuando
aparece un chico que le interesa a ambas, se convierten en rivales.
Lo mismo ocurre cuando son dos chicos los que se interesan por la
misma chica.
Cuando una persona trata de seducir a un hombre o una mujer
casados, el otro cónyuge reacciona violentamente contra del intruso.
Esto es una reacción natural que tiene como fin proteger la relación
entre parejas ya establecidas de otras partes que pretendan
destruirlas. Es como decir, “¡Búscate una pareja que esté libre y
déjanos en paz!”
Por consiguiente, esta repulsión o agresividad no es una fuerza
destructiva, puesto que protege las uniones establecidas y estimula a
los demás a buscar sus propias parejas y establecer nuevas uniones.

La competencia entre rivales estimula a los individuos a


mejorar

Algo parecido ocurre cuando los hijos compiten entre sí por el


cariño de sus padres; o los alumnos por sacar buenas notas y ganarse
el aprecio de sus profesores; o los empleados por su promoción en la
empresa; o los artistas por un reconocimiento público o fama; o los
hombres de negocios por conseguir más clientes y obtener mejores
beneficios; o los líderes por ganarse la confianza del pueblo.
Estas confrontaciones o competencia entre rivales es un fenómeno
natural que estimula a los individuos a mejorar, y que hace que los
más capacitados sobresalgan y dirijan al grupo, contribuyendo así a
formar conjuntos más unidos y cohesionados alrededor de un centro
fuerte.
Por esta razón, la finalidad última de estas rivalidades no es la
destrucción de las relaciones sino la creación de relaciones más
duraderas y estables.

Las guerras y conflictos humanos son fruto de un fracaso


moral humano, individual y colectivo, en cumplir su
responsabilidad de comportarse de una forma humana

Cuando, por una actitud y motivación inmadura y egoísta, se


sobrepasan ciertos límites, las rivalidades naturales que existen entre
seres humanos se convierten en luchas fratricidas, opresiones,
explotaciones y guerras cruentas y destructivas, que por desgracia ha
sido la norma en toda la historia humana.
PRINCIPIO DEL PROGRESO MEDIANTE LA COOPERACIÓN 107

Por esto, se dice que el ser humano, a pesar de ser el más


capacitado de entre todos los seres vivos, es el ser más cruel y
destructivo de la naturaleza.
Esto prueba que algo marcha mal con el ser humano, que no
funciona bien, que no actúa como es debido a su condición o
naturaleza humana.
Así pues, las guerras cruentas y destructivas iniciadas por los seres
humanos a lo largo de toda la historia no son fenómenos naturales
necesarios sino males morales y sociales, innecesarios y evitables,
fruto de una continua irresponsabilidad o fracaso moral humano,
individual y colectivo.
Estos males morales y sociales no sólo no son naturales, sino que
son contrarios a la naturaleza y a la naturaleza humana.

Las guerras no contribuyen al progreso y mejoramiento de la


sociedad

Desde el famoso aforismo de Heráclito, «la guerra es el padre de


todas las cosas», hasta la ideología marxista, que considera que las
guerras y revoluciones violentas son el motor de la historia humana,
muchos pensadores y filósofos han considerado que las guerras y los
conflictos en la sociedad humana son necesarios porque han
contribuido al progreso y mejoramiento de la sociedad.
Cuando unos dirigentes esclavizan, explotan y oprimen a sus
pueblos o establecen unas leyes o instituciones injustas y tiránicas, es
evidente que es bueno y necesario que surjan nuevos líderes que se
opongan a éstos y que, si no hay más remedio, los derroquen por la
fuerza con el fin de establecer unas instituciones y leyes más justas.
Pero esta necesidad se deriva de un error o irresponsabilidad
previa, que no era en absoluto necesario ni inevitable.

El problema principal es saber cómo erradicar el mal moral


que es el que causa las injusticias, explotación, miseria y hambre

La esclavitud, explotación, opresión, injusticias, y las guerras


motivadas por el pillaje, expoliación o conquista son el resultado de un
fracaso humano o cúmulo de errores e irresponsabilidades
perfectamente evitables.
En el caso de poder evitar estos errores, no sería necesario ni
defenderse con las armas ante una agresión, invasión o ataque
108 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

injustificado, ni iniciar una guerra de liberación para remediar una


situación de injusticia.
De hecho, hoy día se trabaja a escala mundial para crear unas
condiciones sociales y políticas, y unos lazos de interdependencia y
ayuda mutua entre naciones, que hagan innecesario el recurso a la
guerra, y poder así iniciar una nueva era de paz y colaboración entre
todas las naciones.
Por esta razón, el problema principal es saber cómo erradicar el
mal moral que es la causa de las guerras, injusticias, explotación,
miseria y hambre.

El diálogo, entendimiento, cooperación, tolerancia, perdón y


reconciliación, son los mejores medios para el progreso y la paz
mundial

Además, la mayoría de las tradiciones éticas religiosas y filosóficas,


antiguas y modernas han resaltado el principio del diálogo,
entendimiento, cooperación, consenso, tolerancia, perdón o
reconciliación, centrado en objetivos o fines comunes, como medio
para el progreso o paz mundial.
En definitiva, la aceptación de este principio fomenta la búsqueda
de soluciones pacíficas de los problemas y conflictos, que puedan
surgir en todos los ámbitos, a través del diálogo y la cooperación
centrada en fines compartidos, en vez de recurrir a una estrategia de
constante conflicto, lucha fratricida o uso injustificado y gratuito de la
fuerza, justificando cualquier clase de medio violento o destructivo
para conseguir un supuesto buen fin.
10. PRINCIPIO DEL ORDEN

La estabilidad, cohesión, armonía y paz a nivel familiar, social,


nacional e internacional solamente serán posibles a través de
establecer un orden legal y moral —análogo al orden natural o
cósmico— creado por medio de la aceptación libre de una
legislación común y un núcleo de valores y principios éticos
compartidos, y mediante el desempeño voluntario y responsable
por parte de los individuos de posiciones, papeles y funciones
diferenciadas.

La estructura jerárquica del cosmos y la sociedad humana

Se puede apreciar que la estructura del cosmos es claramente


ordenada y jerárquica, en la cual las entidades individuales se van
agrupando en conjuntos cada vez más grandes, que están
conectados o enlazados entre sí a través de una cadena de centros.
De esta forma, todas las entidades individuales o grupos, a la vez que
cumplen con el propósito de preservar sus existencias individuales,
cooperan y sirven al propósito de mantener la existencia del conjunto.
El mismo tipo de orden natural se puede observar en los
organismos vivos compuestos por células y agrupaciones de células
especializadas u órganos que, a la vez que preservan su propia vida,
cumplen funciones diferenciadas con el fin de mantener la vida del
conjunto.
Este principio de la universalidad del orden natural y social se
contrapone a la clásica visión individualista que sostiene que la
sociedad es simplemente un agregado temporal, artificial y arbitrario
de átomos individuales completamente independientes.
Nuestro supuesto, en cambio, afirma que el orden social debería
reflejar el mismo orden natural que muestran los organismos y
sistemas naturales.
110 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

No somos piezas de una máquina ni hormigas de una colonia

Sin embargo, la analogía no se debe aplicar literalmente —como


hicieron las visiones organicistas antiguas y medievales o los
sociologismos y totalitarismos modernos— sino sólo de forma
metafórica, ya que los seres humanos no son piezas de una máquina
ni células ni hormigas que tienen posiciones o funciones fijas dentro
de una máquina, organismo o colonia, y que las cumplen de una
manera automática o instintiva.
Las instituciones sociales no son tampoco máquinas, ni
organismos ni colonias, sino que son construcciones culturales, en las
cuales hay personas en distintas posiciones, que no son fijas e
inamovibles, que ejercen diferentes funciones o roles, no de forma
mecánica o automática, sino de una manera libre, responsable y
creativa.
A pesar de que hoy nadie quiere utilizar las palabras orden y
jerarquía por sus connotaciones conservadoras o medievales, en
realidad, en las democracias actuales la sociedad está, de hecho,
organizada de una manera ordenada y jerárquica a semejanza del
orden natural observable en los organismos vivos y en el sistema
planetario.
El orden comienza con las familias, en las que los padres son el
centro o los representantes del grupo familiar; sigue con los órganos
de gobiernos de las escuelas o instituciones educativas; los directivos
de las empresas, las autoridades municipales, autonómicas o
regionales; y culmina con los máximos representantes del Estado, en
donde confluyen las distintas cadenas de mando de todas las
instituciones u organismos del Estado.

Sin una estructura ordenada o sucesión de centros ninguna


sociedad podría funcionar

La razón por la cual existe esta estructura ordenada y jerárquica es


que, sin una diferenciación de posiciones o funciones y sin una
sucesión de centros la sociedad, no podría funcionar.
Obviamente, en las estructuras jerárquicas democráticas, a
diferencia de las sociedades jerárquicas antiguas, aunque el cargo o
posición en sí mismo sea relativamente fijo, sí varían, en cambio, las
personas que lo ocupan, que suelen calificarse para el cargo por
votación popular, designación de una autoridad superior, oposiciones
PRINCIPIO DEL ORDEN 111

o contratos, entre otros métodos, y que por lo general desempeñan el


cargo sólo durante un tiempo limitado.
Como se puede ver, una estructura ordenada y jerárquica no tiene
por qué ser clasista ni atentatoria contra la dignidad o igualdad
humana. Por ejemplo, que los hijos deban respetar a los padres y
abuelos no significa que éstos últimos sean seres superiores, sino
porque ellos representan al conjunto de la familia y se supone que se
preocupan y sacrifican por el bienestar y la felicidad de todos los
miembros de la familia.
De igual manera, respetar y seguir las indicaciones de los
profesores en la escuela o de los jefes en el trabajo, así como apoyar
a los líderes sociales y políticos, no significa que éstos sean seres
superiores sino simplemente que cumplen una función pública o
representan a un colectivo de individuos y se supone que trabajan por
el bien común de todos.

El viejo prejuicio ilustrado antiautoritario

Sin embargo, los liberales individualistas actuales siguen


arrastrando el viejo prejuicio ilustrado antiautoritario alimentado
constantemente por un miedo —muy poco racional, por cierto— a una
vuelta al pasado, a la resurrección de fantasmales Inquisiciones o al
peligro de conspiraciones totalitarias. Ellos piensan que, debido a que
todas las personas se corrompen con el poder, ningún tipo de
autoridad debe prevalecer sobre los individuos.
Es algo así como si unos hermanos decidieran prescindir de sus
padres por el temor de que algún día éstos puedan convertirse en sus
maltratadores. Unos malos padres pueden hacer mucho daño a sus
hijos, pero normalmente son los padres quienes más se preocupan
por el bienestar de todos, protegiendo y ayudando en especial a los
hijos más débiles o desfavorecidos.
En cambio, si faltan los padres los hermanos por lo general tienden
a competir y pelearse entre sí preocupándose más de sus propios
intereses que los comunes.
De igual manera, contrariamente a lo que se suele pensar, en una
estructura social jerárquica en la que las personas responsables
cumplan bien con su función de preocuparse por el bienestar y la
felicidad de todos, los derechos individuales estarán mejor
salvaguardados que en una situación social supuestamente más libre
e igualitaria y carente de autoridades o personas responsables, en la
112 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

que, por lo general, los «iguales» acaban compitiendo ferozmente


entre sí como si estuvieran en la selva.

Debería existir un equilibrio entre el propósito individual y el


propósito de servir al conjunto social

Baste recordar como los campesinos supuestamente liberados de


la opresión de los nobles y monarcas por los revolucionarios
burgueses, que enarbolaron los ideales democráticos de libertad,
igualdad y fraternidad, poco tiempo después pasaron a ser explotados
despiadadamente por sus «hermanos democráticos» burgueses
capitalistas en la época de Revolución Industrial inglesa.
Hay que reconocer que las cosas han mejorado mucho desde
entonces, pero, aun así, las sociedades democráticas actuales siguen
estando marcadas por una competencia salvaje y una lucha de
intereses egoístas entre individuos y grupos, en los que impera
todavía la ley de los más poderosos, mientras que los más débiles o
indefensos son los que salen siempre peor parados.
En la sociedad debería existir un equilibrio entre el propósito
individual y el propósito de servir al conjunto social a semejanza del
orden natural o cósmico.
Que los individuos pretendan ser el centro del universo o la fuente
suprema de la autoridad, negándose a respetar, obedecer o servir a
nadie, y se dediquen a perseguir únicamente su propia satisfacción o
beneficio individual, es algo tan absurdo como si los planetas y
satélites pretendieran convertirse en el centro de la galaxia y exigieran
a todas las demás estrellas y planetas que giren a su alrededor.

La solución al desorden social actual está en fortalecer el


liderazgo moral

La solución al desorden social actual estaría en fortalecer el


liderazgo moral de las personas responsables en todos los niveles y
ámbitos sociales, empezando con los padres en el ámbito familiar, y
siguiendo con los profesores, profesionales, empresarios y servidores
públicos.
En una sociedad en la que los lazos familiares y comunitarios sean
fuertes, estables y armoniosos, y en la que sus representantes
públicos, ya sean padres, profesores o líderes sociales y políticos,
muestren un buen ejemplo de sacrificio, dedicación o servicio por sus
PRINCIPIO DEL ORDEN 113

hijos, alumnos, empleados o conciudadanos, seguramente los


individuos se sentirían más felices, protegidos y valorados.
Esto sería así porque disfrutarían de un mejor ambiente emocional
y material para satisfacer sus necesidades individuales, así como de
una mejor educación que les posibilitaría desarrollar su propio
carácter único y cultivar sus también únicos talentos y cualidades
innatas.
Luego, estimulado por el ejemplo de sus padres, profesores y
líderes sociales, ellos se sentirían motivados a utilizar esos talentos y
cualidades individuales por el beneficio de los demás.
Resumiendo, la visión social que se desprende de este principio,
aparte de ser más razonable, completa y equilibrada que la visión
atomista de la sociedad, es obviamente más útil para garantizar una
mayor armonía y paz, tanto social como mundial. Además, puede
servir también para armonizar la tradición individualista occidental con
los valores comunitaristas orientales.
11. PRINCIPIO DEL SENTIDO

El sentido de la vida humana —a semejanza de la dirección que


muestra la formación y estructura del universo— debería ser lograr
la armonía y equilibrio entre la mente y el cuerpo dentro del
individuo, la unión entre maridos y esposa y los demás miembros
de las familias, la cooperación y armonía dentro de las
comunidades y naciones, y entre las diferentes naciones, razas,
culturas, religiones y civilizaciones.
En suma, el fin último del universo sería la unión de todos los seres
humanos como una gran familia mundial, de la humanidad con el
resto de la naturaleza, y del conjunto del universo con su origen o
Dios, mediante un amor universal, que haga posible el bienestar y
la plena felicidad de toda la humanidad, manteniéndose, no
obstante, la autonomía e individualidad única de las personas y
familias, así como las características únicas y diferenciadas de los
distintos grupos étnicos, pueblos y culturas del mundo.

La finalidad o sentido de la vida humana y del universo

1) La armonía y equilibrio entre la mente y el cuerpo dentro del


individuo.
2) La unión armoniosa entre marido y esposa y los demás
miembros de las familias, la cooperación y armonía dentro de
las comunidades y naciones, y entre las diferentes naciones,
razas, culturas y religiones.
3) La unión de todos los seres humanos como una gran familia
mundial, de la humanidad con el resto de la naturaleza, y del
conjunto del universo con su origen o Dios, mediante un amor
universal, que haga posible la paz, el bienestar y la plena
felicidad de toda la humanidad.
4) El mantenimiento de la creatividad e individualidad única de las
personas y familias, así como las características únicas y
diferenciadas de los distintos grupos étnicos, pueblos y culturas
del mundo.
116 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

El sentido desde una perspectiva científica

Desde la perspectiva científica, el nuevo paradigma emergente en


la ciencia tiende a reconocer que en la evolución del universo existe
una clara direccionalidad o finalidad, desechándose así la anticuada
imagen del universo como una gran maquinaria abocada a la muerte
térmica por la flecha del tiempo que marca el segundo principio de la
termodinámica, o la idea de un universo caótico, azaroso y sin sentido
destinado al Big Crunch.

La profecía apocalíptica de la muerte térmica o gran


congelación

2º Principio de la Progresivo
termodinámica deterioro y Muerte térmica
Ley de la Entropía desorden del o gran congelación
universo

Según esta teoría científica, la gran maquinaria del universo está


irremediablemente condenada a un gran congelación o enfriamiento
cósmico por la ley del aumento de la entropía, basada en el segundo
principio de la termodinámica que indica que en toda máquina que
funcione transformando una fuente de energía en otra se produce una
disipación de energía, y por tanto un progresivo deterioro o desorden.

La continua renovación cíclica en la naturaleza y la hipótesis


de un generador de energía en el universo

Sin embargo, en la naturaleza existe una continua renovación


cíclica. En cada ciclo se produce una multiplicación y creación de
cosas nuevas.

Creación y
Generador de energía multiplicación de
Mente del universo sistemas y seres
cada vez más
Fuente de amor
complejos
LOGOS
ORDEN
PRINCIPIO DEL SENTIDO 117

Estos movimientos cíclicos, en forma de espiral, son procesos


constructivos que hacen que el universo progrese continuamente en
la dirección de la creación de sistemas y seres cada vez más
complejos, precisamente todo lo contrario a la disolución o muerte
térmica.
Para que estos innumerables procesos de regeneración cíclica que
constituyen el universo se puedan mantener, es absolutamente
necesario que exista una fuente de energía, que añada toda la fuerza
necesaria para la multiplicación y creación de cosas nuevas.
Si a este modelo le añadimos la metáfora de un gran ordenador o
una mente universal que sea inherente a la energía, tendremos así
una imagen científica del origen del universo, que no es muy diferente
de las imágenes tradicionales religiosas y filosóficas de Dios como
fuente de amor, espíritu y energía.

El carácter direccional de universo

Desde lo más pequeño a lo más grande


Galaxias
Sistema
Solar
Estructuras
Moleculares
Átomos
Partículas

Seres
Desde lo más simple a lo más complejo
humanos
Animales
Plantas
Células
Sistema
Solar
Moléculas
Átomos

La nueva ciencia ahora admite que tanto la formación del universo


como la evolución de los seres vivos tienen un marcado carácter
118 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

direccional, que va desde lo más pequeño a lo más grande, y de lo


más simple a lo más complejo, como señala muy bien Sheldrake, y
como reconoce un biólogo darwinista tan prestigioso como
Dobzhansky.

El proceso evolutivo cósmico tiene una dirección, una flecha de tiempo.


(…) Así como un embrión pasa por una serie de etapas, cada una de las
cuales constituye la base de la siguiente, lo mismo ocurre en el cosmos
en evolución. No podía haber existido vida biológica antes de los
planetas… ni galaxias y estrellas antes que átomos de materia, ni átomos
de materia antes de que se hubieran originado las partículas que los
constituyen.1

La evolución en conjunto tuvo, sin duda, una dirección general, desde


sencilla hasta compleja, desde una dependencia hasta una
independencia relativa del ambiente, hasta una autonomía cada vez
mayor de los individuos, (…) y finalmente una consciencia cada vez
mayor.2

Finalidad de los movimientos circulares

Los movimientos circulares o ciclos regulares y estables que


existen en la naturaleza evidentemente no aparecieron por accidente
o azar. El sentido común nos dice que el azar únicamente puede
producir movimientos caóticos, irregulares e inestables.

FINALIDAD
(Estabilidad, cohesión,
cooperación, progreso)
Unión de las partes en
un conjunto armonioso
PROPÓSITO Unión pacífica y
COMÚN armoniosa de todos los
seres humanos y la
naturaleza mediante
intercambios
recíprocos de amor,
conocimientos, bienes
y servicios

1
Rupert Sheldrake, The Rebirth of Nature, Bantam Books, New York, 1991, p. 193.
2
T. Dobzhansky, «El azar y la creatividad en la evolución», en Estudios sobre la
filosofía de la biología, F. J. Ayala y T. Dobzhansky, Ariel, Barcelona, 1983, p.
397.
PRINCIPIO DEL SENTIDO 119

La causa directa de estos movimientos circulares naturales son las


interacciones de fuerzas o intercambios recíprocos de elementos
entre parejas de entidades complementarias.
Dado que las interrelaciones recíprocas requieren de un propósito
común para su mantenimiento y continuidad, es razonable pensar que
todos esos movimientos circulares y ciclos de la naturaleza tengan
una finalidad.
Esta finalidad es, en general, la existencia, estabilidad, cohesión,
unidad, armonía, cooperación, multiplicación, progreso y desarrollo de
los sistemas naturales.

La unión de todas las partes en un conjunto armonioso

Si en el universo hubiera únicamente movimientos caóticos e


irregulares que cambiaran constantemente de dirección se podría
llegar a la conclusión que todo sería el fruto del azar o de accidentes
fortuitos y que el universo no tendría ninguna dirección definida o
sentido.
Sin embargo, existe una abrumadora presencia de múltiples tipos
de movimientos cíclicos o circulares en todos los ámbitos y niveles del
universo, cuya evidente finalidad es la de garantizar la existencia y
cohesión de las unidades o entidades individuales, así como que éstas
se agrupen y organicen en sistemas o conjuntos de unidades cada
vez más grandes, garantizando asimismo la unidad, cohesión y
estabilidad del conjunto.
La dirección que marcan estos múltiples tipos de movimientos
circulares es hacia la unificación o unión de todas las partes en un
conjunto armonioso, que incluye la unión armoniosa y pacífica de
todos los seres humanos como una gran familia o comunidad humana
mediante relaciones de intercambios recíprocos de amor,
conocimientos, bienes y servicios, y también la unión y armonía de
todos los seres humanos con todos los demás organismos vivos y
cosas de la naturaleza.

La flecha del tiempo de los ciclos de la naturaleza

La flecha del tiempo de estos movimientos circulares o cíclicos de


la naturaleza basados en el principio de la universalidad de las
interacciones recíprocas apunta más bien hacia lograr una armonía
global de todos los seres humanos —y de éstos con la naturaleza—
en vez de señalar su destrucción o disolución.
120 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Esto encaja mejor con la visión de un final feliz o un reino de paz y


justicia de la antigua tradición semítica, así como la de todas las
utopías sociales y políticas que han surgido en casi todas las culturas,
y que han sido una de las más viejas y anheladas aspiraciones del
género humano a lo largo de su historia.
También concuerda con la tendencia actual hacia la globalización
de todos los aspectos de la cultura, o la creciente interdependencia
mutua entre todos los pueblos y naciones, así como con una mayor
conciencia ecológica de sentirse parte del planeta tierra, que es un
gran organismo vivo interrelacionado e interconectado que hay que
cuidar y proteger.
Desde un punto de vista humano, esta visión es desde luego más
cálida y esperanzadora que la visión de un frío universo sin dirección
ni sentido originado por accidentes fortuitos y destinado a una
eminente o futura muerte catastrófica o térmica.

El amor universal es la fuerza motora de universo

Poetas y místicos de todas las culturas y épocas, como es el caso


de León Hebreo, han expresado la creencia en que el amor universal
es la fuerza fundamental que crea, mueve y mantiene unido al
universo.
Sofía: Verdaderamente en el mundo, el amor no sólo se encuentra en
cada cosa común, sino que es imprescindible porque nadie puede ser feliz
sin amor.
Filón: No sólo faltaría la felicidad si estuviera ausente el amor, sino que
tampoco tendría existencia el mundo ni en él habría cosa alguna, si no
hubiese amor.
Sofía: ¿Por qué tantas cosas?
Filón: Porque el mundo y sus cosas tienen existencia en cuanto que
es un todo unido y enlazado con todas las partes a la manera de los
miembros de un individuo.
Si no fuese así, la división causaría su total desaparición, y puesto que
el amor es lo único que permite que el universo esté unido a sus diversas
partes, de ello se desprende que dicho amor es la causa de la existencia
del mundo y de todas las cosas que hay en él. 3

3
León Hebreo, Diálogos de amor, PPU, Barcelona, 1986, p. 318.
PRINCIPIO DEL SENTIDO 121

El sentido último del universo es la unión de todos los seres y


cosas mediante el amor

Según Sun Myung Moon, la fuerza que está detrás de las


innumerables relaciones de dar y recibir que constituyen el universo,
es la fuerza del amor que se origina en el corazón, que es la parte más
profunda de la mente de Dios y de los seres humanos.
Así que el sentido último del universo es realizar la unión de todos
los seres y cosas mediante el amor.

Todas las cosas creadas existen en la forma de parejas de seres entre


los cuales se establecen interrelaciones recíprocas…
¿Por qué es esto así? Todos los seres creados existen como parejas
con el fin de poder tener relaciones de dar y recibir, y alcanzar así la
unidad a través del amor, debido a que están hechos para desarrollar su
amor a un grado absoluto.
No hay una sola cosa que haya sido creada fuera de este principio.
Todo ha nacido del amor y por el amor.4

El sentido de nuestra vida es experimentar la máxima alegría


o felicidad posible a través de relaciones de amor

La eterna aspiración del hombre es ser feliz, y la máxima felicidad


la consigue a través de relaciones armoniosas y estables de amor con
otros seres humanos. Nadie que viva solo o aislado, sin relacionarse
con otros, puede ser feliz.
Así que el sentido común también nos dice que la finalidad o
sentido de nuestra vida es experimentar la máxima alegría o felicidad
posible a través de relaciones de amor con otros seres humanos y la
naturaleza.
Por esta razón, las historias de amor han sido el tema más
recurrente y fascinante de todas las obras de poesía, literatura, cine y
arte. Y los grandes ejemplos de amor y sacrificio de héroes, heroínas
o santos son lo que ha movido a pueblos enteros a admirarles,
venerarles y emularles.

4
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 209-89 (27 de
noviembre de 1990).
.
122 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

El único control que el ser humano admite voluntariamente es


el control basado en una relación de amor

Además, el único control que los seres humanos gustosa y


voluntariamente aceptan es un control basado en una relación de
amor. Por las personas a las que amamos profundamente estamos
dispuesto a hacer cualquier cosa, sin sentirnos esclavos o dominados
por ellos.
En este sentido, este principio de la unión de la humanidad
mediante un amor universal complementa y cualifica al principio
anterior de la universalidad del orden natural y social, estableciendo
que la unidad entre los seres humanos debe estar basada
principalmente en relaciones de amor.
Si, para mantener el orden social se pone más importancia en las
leyes, normas morales, posiciones, papeles y funciones diferenciadas,
lo único que se consigue es un orden frío, inhóspito, autoritario y
rígido.
Esto repele profundamente a la naturaleza humana, porque los
seres humanos en el fondo de sus corazones desean vivir
experimentando una alegría y felicidad plena en un ambiente cálido y
afectuoso creado por armoniosas relaciones de intercambios
recíprocos de amor, atenciones y afectos profundos.
12. PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES
METAS O ASPIRACIONES
UNIVERSALES DE LA HUMANIDAD

Todos los seres humanos aspiran o están destinados a realizar tres


grandes metas:
La primera es crecer hasta alcanzar una perfección o madurez
moral cultivando el propio carácter y logrando una armonía o
equilibrio interior entre las aspiraciones de la mente y los deseos
del cuerpo.
La segunda es formar familias armoniosas y felices unidas por el
amor, y extenderlas hasta establecer comunidades y naciones
pacíficas, y un mundo unido, feliz y en paz que sea como una gran
familia.
Y la tercera meta es desarrollar una actividad profesional o creativa
que contribuya al bienestar general y ejercer un dominio de amor
sobre la naturaleza, cuidando del medio ambiente, protegiendo al
resto de los seres y cosas, y viviendo en armonía con la naturaleza.

Las más comunes y universales aspiraciones de todos los


seres humanos a lo largo de la historia

Este principio es un desarrollo o ampliación del anterior principio


del sentido de la vida humana y el universo, que en esencia es la unión
armoniosa mediante un amor universal de la humanidad y la
naturaleza con su origen, Dios, quien es la fuente última del amor.
Estas tres metas siempre han sido las tres aspiraciones más
universales y comunes de todos los seres humanos a lo largo de toda
la historia. Básicamente son:
124 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

1) Lograr la armonía o paz interior.


2) Experimentar alegría y felicidad a través del amor en las
relaciones familiares, y vivir en una sociedad y mundo ideal.
3) Desarrollar una actividad profesional o creativa y vivir en
armonía con la naturaleza.

Esto es una prueba que hemos sido diseñados para cumplirlas y


que constituyen el sentido último o finalidad de nuestras vidas.

Las tres bendiciones bíblicas

Desde una perspectiva religiosa, el Principio Divino afirma que


estas tres metas son el objetivo e ideal de la creación de Dios
expresado en las tres bendiciones bíblicas.
Esta visión está en consonancia con la mayoría de las religiones
que siempre han perseguido un ideal de santidad o perfección
individual y la construcción de buenas familias, buenas sociedades y
un reino de justicia, paz y felicidad aquí en la tierra y en la otra vida.
Según explica Sun Myung Moon:

Cuando Dios creó a Adán y Eva les dio tres bendiciones: “Creced,
multiplicaos, llenad la tierra y sometedla.”1
La primera bendición, “creced,” significa que los seres humanos
deberían crecer y perfeccionar su carácter, centrado en Dios.
La segunda bendición significa que un hombre perfecto y una mujer
perfecta deberían llegar a ser un verdadero marido y una verdadera
esposa, tener hijos, y realizar una familia ideal, cumpliendo así con sus
deberes de verdaderos padres.
La tercera bendición era que los seres humanos deberían construir el
reino de los cielos en la tierra, viviendo confortablemente en el ambiente
que Dios había creado para ellos.
Dios, que es el ser original del verdadero amor, creó a los seres
humanos como los objetos de Su verdadero amor. Él quería que se
convirtieran en seres perfectos del verdadero amor, realizaran el ideal del
verdadero amor como marido y esposa, y crearan el ambiente del reino
de los cielos.2

1
Génesis 1:28, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
2
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 234:270, (26 de
agosto de 1992).
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 125

1) PRIMERA META DE LA VIDA: PERFECCIÓN O MADUREZ INDIVIDUAL

El desarrollo moral

Los seres humanos, igual que los demás seres vivos, crecen o se
desarrollan a partir de una semilla o embrión hasta convertirse en
seres completos o maduros.
Hay dos aspectos de este crecimiento; por un lado, tiene lugar un
desarrollo fisiológico que se produce de una manera automática de
acuerdo a leyes naturales; y, por otro, hay un desarrollo psicológico
paralelo, que incluye básicamente un desarrollo intelectual, emocional
y volitivo, que no se produce de una manera espontánea o automática,
sino que se requiere una educación, y un esfuerzo voluntario y
responsable de la propia persona.
Un aspecto muy importante del desarrollo psicológico es el
desarrollo moral, en el que partiendo de una condición inconsciente,
ignorante, inmadura e irresponsable se asciende hacia una madurez
moral o un mayor discernimiento moral, consciencia y
responsabilidad, mediante los esfuerzos voluntarios de la propia
persona, así como por una buena educación y unas circunstancias
favorables.

La madurez del carácter

La meta de este desarrollo moral sería alcanzar una cierta madurez


o perfección moral.
Kant, en su Metafísica de las Costumbres, escribía que el primer
deber del hombre —que es a la vez un fin suyo— es «el deber para sí
mismo de elevar su propia perfección moral».3
Antes y después de Kant, muchos filósofos, reformadores éticos y
fundadores de religiones —desde diferentes visiones, perspectivas y
creencias— han enseñado que el ser humano debe alcanzar una
cierta perfección o madurez moral llegando a ser un sabio, un hombre
verdadero, un santo, un humanista benevolente o simplemente un
hombre justo y respetuoso de las leyes o buen ciudadano.

3
Kant, La metafísica de las costumbres, Tecnos, Madrid, 1989, p. 314.
126 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

El objetivo de la moralidad individual

De hecho, el objetivo de la moralidad individual, que es el aspecto


individual de la ética, es precisamente la consecución de esta primera
meta de la vida humana, es decir, alcanzar una perfección o madurez
moral cultivando el propio carácter y logrando una armonía o equilibrio
interior.
De esta forma se puede experimentar una paz interior, plenitud o
felicidad individual.
Dicho con otras palabras, las personas, desde su juventud, deben
hacer esfuerzos responsables y voluntarios por alcanzar una madurez
del carácter, conociéndose a sí mismo, llevando una vida buena,
respetando las normas morales, actuando movido por una buena
voluntad o pureza de intención, y logrando el autocontrol o dominio de
sí mismo.
En definitiva, forjar un carácter maduro mediante la práctica diaria
de las virtudes morales individuales, como son la pureza, honestidad,
templanza, coraje, sabiduría, perseverancia, honradez, equidad y
diligencia.

La perfección o madurez individual como la armonía interior


entre los deseos del cuerpo y las aspiraciones de la mente

Un primer aspecto básico de la perfección individual es lograr una


armonía interior entre los deseos del cuerpo y las aspiraciones de la
mente. De hecho, esta es la meta de la educación del carácter que
todos los jóvenes deberían recibir en sus familias y en la escuela.
El ser humano está hecho para cumplir dos fines, el fin individual
de mantener su propia existencia y buscar su propia satisfacción, y el
fin de relacionarse con otros y buscar una felicidad compartida.
Por esta razón, aparte de tener unas necesidades físicas y unos
deseos de colmarlas con el fin de sentirnos satisfechos y feliz
individualmente, también poseemos unas aspiraciones intelectuales,
artísticas y emocionales que nos impulsan a relacionarnos con los
demás, y formar familias y comunidades en las cuales poder
intercambiar con otros conocimientos, amor, afectos, cuidados, bienes
y servicios.
Satisfacer las necesidades físicas del cuerpo es una condición
básica e imprescindible para poder vivir como individuo, pero, sin
embargo, es sólo un medio para poder cumplir las aspiraciones de la
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 127

mente de buscar una mayor felicidad compartida en las relaciones de


amor con otros seres humanos.
A medida que crecen, las personas deberían madurar su carácter
dejando atrás las actitudes y motivaciones egocéntricas infantiles y,
siguiendo los deseos de su mente o conciencia, otorgar la prioridad al
propósito de hacer felices a los demás sobre el propósito de perseguir
la satisfacción propia.

Al subordinar los deseos del cuerpo a los dictados de la


conciencia se puede adquirir el autodominio y alcanzar la
armonía o paz interior

Dicho con otras palabras, cuando subordinamos los deseos del


cuerpo a los dictados de la conciencia, podemos alcanzar una
madurez moral y adquirir un autodominio o control de nuestros propios
deseos.
Podemos así lograr un estado de paz interior que nos permite
experimentar una felicidad completa, satisfaciendo ambos deseos, los
de la mente y el cuerpo, de una manera equilibrada.
Esta armonía o paz interior es imposible cuando, debido a una
actitud inmadura, ignorante y egocéntrica, ponemos la satisfacción
individual como el único o principal fin de nuestras vidas, y relegamos
a un segundo término u olvidamos el propósito de servir a otros.
Haciendo que la mente gire alrededor de los deseos del cuerpo se
invierte el orden natural. Es decir, los estudios, carrera,
conocimientos, talentos artísticos, habilidades, fuerza de voluntad y
capacidad de trabajo se convierten en instrumentos o medios para
satisfacer la propia codicia material o sexual, para perseguir la vanidad
de la gloria, la erótica del poder o la droga de la fama, cayendo
fácilmente en todo tipo conductas compulsivas como son la adicción
a las drogas, alcohol, sexo, juegos de azar, etc.
De esta forma es imposible lograr la paz interior, pues la mente —
especialmente la conciencia— nunca se somete a los deseos egoístas
del cuerpo. Así que ambos llegan a ser como dos polos positivos de
un imán que se repelen entre sí produciendo un estado continuo de
desgarramiento o contradicción interior.
Hoy día, en nuestras sociedades llamadas libres, convendría
recordar a Séneca cuando dijo: «Nadie que sea esclavo de su cuerpo
128 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

es libre.» 4 De hecho, en todas las tradiciones éticas religiosas y


filosóficas antiguas se resalta unánimemente la necesidad de un
autocontrol o autodominio para lograr una perfección o madurez
individual, como se puede apreciar en las siguientes citas:

“Antes de desear tener dominio sobre el universo, debes primero tener


dominio sobre ti mismo”. Este es el primer artículo en la vida de fe. Para
alcanzar la perfección debes tener dominio sobre ti mismo. (Sun Myung
Moon).5

Si un hombre venciera en batalla a mil enemigos y a más todavía, y


otro se venciera a sí mismo, esta victoria significaría mayor triunfo, ya que
la mayor victoria es la que se gana sobre sí mismo (Budismo,
Dhammapada 103-5).6

¿Quién es el fuerte? El que controla sus pasiones (Judaísmo, Mishnah,


Abot 4.1).7

Sabio es quien conoce a los hombres y clarividente quien se conoce a


sí mismo. Tiene fuerza quien vence a otros, pero sólo es fuerte quien a sí
mismo se vence (Taoísmo, Tao Te Ching 33). 8

¿Quién es, pues, libre? El sabio, que se gobierna a sí mismo (Horacio,


Sátiras).9

La victoria sobre uno mismo es la primera y la más gloriosa de todas


las victorias, mientras que la derrota en que uno es vencido por sus
propias armas es, sin duda, lo más vergonzoso y denigrante que existe
(Platón).10

La perfección individual como el desarrollo de la capacidad de


amar

Un segundo aspecto más fundamental de la perfección o madurez


individual es el cultivo o desarrollo de la capacidad de amar, que
requiere toda una vida de experiencias y esfuerzos para cultivarla

4
Séneca, Epístolas 47, 17, en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo clásico,
Selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 383.
5
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 37:122, (23 de
diciembre de 1970).
6
El Dhammapada, camino de perfección, Editorial Diana, México, 1976.
7
R. Travers, ed., Ethics of the Talmud, Shocken Books, New York, 1962.
8
Dos grandes maestros del taoísmo, Editora Nacional, Madrid, 1983.
9
Horacio, Sátiras 2, 7, 83, cit. en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo
clásico, Selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 383.
10
Platón, Obras completas, Aguilar, Madrid, 1972, p. 1275.
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 129

plenamente. Esta es la meta de la educación del corazón que todos


deberíamos recibir en el seno de una familia.
El ser humano está hecho para ser feliz a través de dar y recibir
amor, de amar y ser amado. Por ello, dicho de una manera muy simple
su desarrollo moral consiste esencialmente en cultivar su capacidad
de dar y recibir amor. Como niño se aprende primero a recibir amor, y
luego se va desarrollando gradualmente la capacidad de dar amor
hasta ser capaz de amar de forma incondicional.
En la etapa de la niñez los hijos reciben protección, cuidados,
afecto, educación y amor de sus padres y, a cambio, su capacidad de
dar o corresponder es aún muy limitada.
Es obvio que recibir es más fácil que dar. Por ello, recibir es lo
primero que se aprende, y luego hay que desarrollar poco a poco la
capacidad de dar.
A medida que los niños van creciendo, a través de imitar el ejemplo
de sus padres, y por sus propias experiencias al tener relaciones con
sus hermanos y hermanas, compañeros de clase y amigos, se van
dando cuenta de la necesidad de aprender a dar.
De esta forma, se llega a la etapa de la adolescencia y juventud en
la que se inician relaciones de dar y recibir mutuo y recíproco. Se
abandona o se debería abandonar la actitud egocéntrica infantil, y se
desarrolla la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de tratar a los
demás al menos en la misma medida o trato que se recibe.
En la etapa adulta, al formar una familia, tener hijos y desarrollar
una actividad profesional, se pasa a una etapa en la que se desarrolla
o se debería desarrollar aún más la capacidad de dar o de hacer cosas
de una manera desinteresada por los demás. Es la etapa en la que se
tiene que aprender a dar más de lo que se recibe.
Las relaciones entre marido y esposa exigen, para que funcionen
bien, una actitud de entrega y de querer hacer feliz a la pareja más
que esperar recibir del otro. Y sobre todo cuando se tienen hijos es
cuando se aprende a dar o sacrificarse por ellos de una manera
desinteresada y sin esperar nada a cambio.
Si una persona es capaz de extender este tipo de corazón o
sentimientos que siente hacia sus hijos a todos los seres humanos, o
aunque no tenga hijos propios es capaz de desarrollar este tipo de
corazón paternal o maternal incondicional hacia sus semejantes,
respetándolos y valorándolos como se valoran a los hijos propios,
130 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

entonces estaríamos hablando de una persona que ha alcanzado el


grado más alto de perfección o madurez individual.

La primera bendición de Dios

Desde una perspectiva religiosa, una persona que tiene esta


capacidad de amar a todas las personas con un amor paternal o
maternal incondicional refleja el corazón de Dios.
Por eso Jesús dijo que tenemos que amar incluso a los enemigos,
pues «así seréis hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol
sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos todos,
buenos y malos.»
Y concluyó diciendo: «Sed pues perfectos como vuestro Padre del
cielo es perfecto.»11
Como ya explicamos anteriormente, según el Principio Divino la
primera bendición bíblica, «creced»,12 que es el primer objetivo o ideal
de la creación, significa precisamente el logro de esta perfección o
madurez individual, que es un estado de unión con el corazón de Dios,
como queda expresado en esta cita:

¿Cómo sería, entonces, el hombre que llegara a ser perfecto como el


Padre Celestial es perfecto, habiéndose restaurado como el hombre que
ha cumplido el propósito de la creación? Semejante hombre formaría un
solo cuerpo con Dios, no se separaría nunca de Él y sintiendo como propio
el corazón de Dios, poseería divinidad. 13

Como se desprende de las citas que se reseñan a continuación,


existe una notable unanimidad en las escrituras de todas las religiones
cuando describen las virtudes que caracterizan a un ser humano
perfecto o realizado, al que se le califica como noble, santo sabio,
arahant, iluminado, hombre verdadero, etc. Asimismo, se expresa que
con la consecución de esta meta de perfección se experimenta una
felicidad indescriptible.

Pues quien educa su mente por los caminos que hacia la luz conducen;
quien supedita la esclavitud de los apegos y halla la dicha de la liberación
de esa esclavitud; quien, trascendida la tiniebla de las pasiones,

11
Mateo 5:47-48, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
12
Génesis 1:28, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
13
El Principio Divino, Capítulo IV, Sección 1, 1.
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 131

resplandece diáfano en el fulgor de la luz, disfruta incluso en esta vida


mortal del Nirvana imperecedero (Budismo. Dhammapada 89). 14

De esta manera el hombre [superior] llega a asemejarse al cielo y a la


tierra; no está en conflicto con ellos.
Su sabiduría abraza todas las cosas, y su Tao lleva orden a todo el
mundo; por eso no comete errores.
Es activo en todas las partes pero no se deja arrastrar.
Se alegra del cielo y tiene conocimiento del destino y, por tanto, está
libre de preocupaciones.
Está contento con las circunstancias y es genuino en su amabilidad y,
por ello, puede practicar el amor (Confucianismo. I Ching, Great
Commentary 1.4.3). 15

Es perfecto quien considera igual al benefactor, al amigo y al enemigo,


al indiferente y al árbitro, a los que provocan odios y a los parientes, a los
buenos en fin y a los malos (Hinduismo. Bhagavad Gita VI. 7-9). 16

Lo que ojo no vio, ni oído oyó, ni mente humana concibió, lo que Dios
preparó para quienes lo aman (1 Corintios 2.9). 17

El alma que se libera del karma alcanza el punto más alto del universo,
comprende todo y percibe todo, y obtiene la trascendental dicha eterna
(Jainismo. Kundakunda, Pancastikaya 170). 18

El Infinito es la fuente de la alegría. No hay alegría en lo finito.


Solamente hay alegría en lo Infinito. Pregunta y conoce el Infinito
(Hinduismo. Chandogya Upanishad 7.23). 19

Cuando llegas a ser un hijo de Dios y moras en Su amor, tu alegría no


tiene límites. Aspiras y exhalas con todo el universo. Hemos sido hechos
para vivir embriagado por el amor de Dios.
¿Puede compararse este estado ni siquiera remotamente con una
intoxicación artificial por alcohol o drogas?
En el reino del amor de Dios se colman todos los deseos. Los cuarenta
trillones de células de tu cuerpo danzan juntas. Tus ojos y orejas, tus

14
El Dhammapada, camino de perfección, Editorial Diana, México, 1976.
15
A. Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology of Sacred Texts,
Parangon House, New York, 1991, p. 153.
16
Bhagavad Gita, Trotta, Madrid, 1997.
17
Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
18
A. Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology of Sacred Texts,
Parangon House, New York, 1991, p. 131.
19
Swami Prabhavananda, ed., The Spiritual Heritage of India, Vedanta Press,
Hollywood, 1963.
132 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

manos y todas las partes de tu cuerpo se deleitan en un éxtasis de alegría.


Ninguna otra alegría puede ser mayor.
El amor de Dios es real, y nuestra más elevada aspiración es perseguir
este amor (Sun Myung Moon). 20

2) SEGUNDA META DE LA VIDA: FAMILIAS ARMONIOSAS UNIDAS POR EL


AMOR Y UN MUNDO UNIDO COMO UNA GRAN FAMILIA

El fin de la ética comunitaria es la perfección o buen


funcionamiento de la familia y la sociedad

La ética comunitaria o dimensión social de la ética trata de las


normas compartidas que regulan la vida familiar y social, o de los
principios que guían la conducta de los individuos en sus relaciones
familiares y comunitarias.
Su fin es lograr la perfección o buen funcionamiento de la familia y
la sociedad; o, lo que es lo mismo, la armonía, unidad y cohesión
dentro de las unidades familiares, comunidades, sociedades,
naciones y mundo.
Para lo cual, de acuerdo a las distintas tradiciones éticas, se
requiere:

1) Cumplir con los deberes familiares, como el respeto a los padres


y abuelos, la fraternidad entre hermanos, la fidelidad entre
esposos y el cuidado de los hijos.
2) Desempeñar bien las distintas funciones o papeles sociales, ya
sea como educador, profesional o servidor público.
3) Respetar los principios de justicia comunes y la legislación
vigente.
4) Llegar a ser un buen ciudadano, y contribuir al bien común y
felicidad de todos.
5) Y practicar las virtudes cívicas tales como la amistad,
compañerismo, caridad, solidaridad, tolerancia, reciprocidad y
cooperación.

20
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 69:79-80, (20 de
octubre de 1973).
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 133

Las familias son las unidades básicas o ladrillos con los que
se construyen la sociedad y el mundo

Las familias son como las células del tejido u organismo social. Los
individuos no pueden ser estas unidades básicas o células de la
sociedad porque, entre otras razones, no pueden multiplicarse o
reproducirse por sí mismos.
Además, la estructura familiar está presente universalmente en
prácticamente todas las pasadas y presentes culturas y sociedades, y
todos los intentos históricos que hubo de constituir comunidades o
sociedades tratando de eliminar la estructura familiar acabaron en
rotundos fracasos.

La familia es un microcosmos del universo

La familia es un microcosmos que está regido por leyes naturales


y leyes morales invariables. De hecho, en el universo todos los seres
y cosas existen en forma de parejas de entidades masculinas y
femeninas, y la ley más simple y general del cosmos es la
universalidad de las interacciones recíprocas entre parejas de
entidades complementarias, o ley de dar y recibir. Estas interacciones
son las que garantizan la existencia, movimiento, estabilidad y
cohesión de todos los sistemas del universo.
De igual manera, la unión armoniosa entre marido y esposa está
regida por esa misma ley general que gobierna el universo, es decir,
se realiza mediante relaciones de intercambios recíprocos de amor,
cuidados y servicios, que son las que garantizan la existencia,
multiplicación, estabilidad y felicidad de la familia.

La familia: Escuela del amor, de las virtudes y de las normas

El lugar más natural, las circunstancias más favorables y el


ambiente más propicio para que el ser humano forme su carácter y
conciencia, adquiera buenos hábitos y alcance una madurez moral o
autodominio es o tendría que ser la familia.
La mayor parte de los educadores y psicólogos, así como todas las
religiones, coinciden en resaltar la extraordinaria importancia que
tiene la familia en la maduración moral de los individuos.
Podemos afirmar, entonces, que la familia es la escuela del amor,
de las virtudes y de las normas, como enfatiza en muchas de sus
conferencias Sun Myung Moon:
134 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

La familia es la escuela del amor; es la escuela más importante en la


vida. Dentro de la familia, los hijos cultivan la profundidad y la amplitud de
sus corazones para aprender a amar a los demás. Es la educación del
amor y las emociones que sólo los padres pueden proporcionar. Esta
educación del amor se convierte en la primera piedra para formar el
carácter de los hijos.
La familia es también la escuela que enseña las virtudes, normas y
costumbres. La ley celestial es que las personas reciban la educación
académica, educación física y educación técnica sobre el fundamento de
esta crucial educación del corazón y las normas.21

La familia es la escuela del amor por excelencia en la que se


imparte la educación del corazón

EDUCACIÓN DEL CORAZÓN: DESARROLLAR LA CAPACIDAD DE DAR Y RECIBIR AMOR

Niñez
Amor filial
Querer recibir
hacia los Hijos Padres
más que dar
padres
Edad juvenil
Amor fraternal
entre Dar y recibir en
hermanos y Hermanos Hermanas
igual medida
hermanas
Matrimonio
Amor
conyugal Esposo Esposa Dar más de lo
entre esposos que se recibe

Madurez
Amor paternal
y maternal Padres Dar de una forma
Hijos incondicional
hacia los hijos

La educación del corazón es la que enseña lo más importante y


fundamental que precisa el ser humano, es decir, aprender a dar y
recibir amor, a amar y ser amado.

21
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 271:80, (22 de
agosto de 1995).
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 135

Primero, los niños aprenden a recibir amor y, en menor grado, a


dar. A medida que crecen, cultivan su capacidad de dar amor de forma
que en la edad juvenil se ejercitan en un dar y recibir recíproco.
Y, más adelante, al experimentar el amor conyugal y parental,
desarrollan aún más la capacidad de dar amor, hasta el punto de
poder amar de forma incondicional o desinteresada, o sea, con el
simple fin de hacer feliz a otros.
De esta manera, pueden progresar hacia una madurez moral
dejando atrás las motivaciones egocéntricas infantiles, pasando por
las motivaciones juveniles de expectativas de felicidad compartida,
hasta alcanzar la motivación altruista, sacrificial y desinteresada de
los padres.

La familia es la escuela donde se cultivan los buenos hábitos


o virtudes más elementales, así como el respeto por las normas
morales más básicas

Se cultiva la confianza y piedad filial hacia los


Etapa padres
infantil Se aprende a no mentir, no insultar, no hacer daño
y no quitar cosas a los demás

Se cultiva la honestidad, reciprocidad, cooperación,


confianza y ayuda mutua
Etapa
juvenil
Se comienza a respetar las normas morales por
instancias de la propia conciencia

Se puede cultivar la fidelidad mutua, compasión,


Etapa de benevolencia, capacidad de entrega y sacrificio
madurez
Se aprende a respetar de forma incondicional
ciertas normas éticas universales y de justicia

En una primera etapa infantil de dependencia, se cultiva la


confianza y piedad filial hacia los padres. Al mismo tiempo, a causa
de esa confianza y estimulado por premios y castigos, se aprende a
respetar las normas morales elementales que le inculcan los padres,
como no mentir, no quitar cosas, no hacerse daño a sí mismo ni a los
demás, y compartir las cosas o ayudar a otros.
136 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

En una segunda etapa juvenil de autonomía o independencia se


cultiva la honestidad, reciprocidad, cooperación, confianza y ayuda
mutua, y se comienza a respetar las normas morales no porque las
dicten los padres sino por instancias de la propia conciencia.
Por ejemplo, no se miente porque se comprende que es algo
necesario para no romper las relaciones de amor y confianza mutua
con los amigos o compañeros.
Más adelante, cuando se forma una familia y se tienen hijos, se
entra en una tercera etapa de interdependencia en la que se puede
cultivar la fidelidad mutua, benevolencia, compasión, capacidad de
entrega y sacrificio. Y se tiene un respeto —ya incondicional— a
ciertas normas morales y de justicia, a pesar de que su observancia
pueda ocasionar perjuicios propios.

El amor conyugal entre marido y esposa

Es evidente que el hombre, por naturaleza, está hecho para la


mujer, y la mujer para el hombre. Son dos seres que se complementan
tanto en aspectos biológicos como en facetas psicológicas. Son como
dos piezas que encajan perfectamente una en otra, de tal manera que
aislados se puede decir que están incompletos.
Prueba de ello es que cuando los adolescentes alcanzan una cierta
edad surge en ellos, de manera espontánea, una fuerte atracción o
irresistible fascinación hacia el sexo opuesto, hasta el punto de que la
búsqueda de su pareja ideal ocupa un lugar muy importante en sus
preocupaciones, proyectos, ilusiones y expectativas de felicidad futura,
generando a veces fuertes arrebatos o pasiones amorosas que han
llenado innumerables páginas de la literatura universal.

El amor conyugal exige que el deseo de ambos esposos de dar


amor sea superior al deseo de recibir amor

Cuando los jóvenes forman su propia familia por medio de una


relación de amor conyugal entran en una nueva etapa de
interdependencia mutua que les exige desarrollar aún más su
capacidad de dar amor.
Esto es así porque para que una relación conyugal funcione y sea
estable y duradera, se necesita que el deseo de amar de ambos sea
mayor que el deseo de ser amado, a diferencia de una relación
fraternal o de amistad en la que puede bastar una reciprocidad o
equivalencia entre lo que se da y se recibe.
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 137

Por amor el marido y la esposa están dispuestos incluso a dar su


vida el uno por el otro, como dice Sun Myung Moon:

El marido y la esposa pueden sacrificarse el uno por el otro hasta el


punto de entregar sus vidas, y aun así sentirán alegría. Ellos pueden
invertir en su amor infinitamente, y sentir a cambio una alegría infinita. 22

Cuando, por el contrario, ambos esposos se casan con la actitud


inmadura y egoísta de pensar que su cónyuge tiene que amarle,
servirle y hacerle feliz, su matrimonio será un fracaso si no cambian
pronto de actitud.
Y si uno de los dos es el que exige ser amado y servido y el otro se
somete a sus deseos, el matrimonio más que una fuente de alegría o
felicidad común se convertirá en un semillero de quejas y
resentimientos.

La dimensión social y universal del amor conyugal

Que las relaciones de amor entre los hombres y las mujeres sean
dichosas, armoniosas y duraderas, no solamente es vital para la
estabilidad de las familias y la felicidad de los hijos, sino que también
tiene consecuencias beneficiosas a nivel social.
La humanidad se compone, básicamente, de hombres y mujeres,
así que la unión armoniosa o paz entre ambos afecta directamente a
la paz mundial.
El matrimonio, o unión amorosa entre un hombre y una mujer, no
es sólo un asunto privado sin trascendencia social, pues simboliza la
unión de toda la humanidad.
Para el marido, su esposa representa a todas las mujeres del
mundo, a la totalidad del género femenino, y para la esposa, su marido
representa a todos los hombres o totalidad del género masculino.
Si el marido ama, sirve y venera a su esposa, apreciará y respetará
igualmente al resto de las mujeres del mundo. Y si la esposa ama,
sirve y venera a su marido, apreciará y respetará igualmente al resto
de los hombres.
Ésta es la única manera de resolver problemas tales como la
dominación y discriminación histórica que ha sufrido la mujer por parte

22
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, (11 de septiembre
de 1972).
138 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

del hombre, el uso de las mujeres y niños como una mercancía sexual,
y los maltratos, abusos y violencia machista doméstica.
Sólo el amor conyugal, y no la confrontación u odio entre géneros,
puede resolver estos problemas y hacer que los hombres y las
mujeres sean realmente iguales.
Esto es así porque en una relación de amor maduro en la que
ambas partes desean servir a la otra más que ser servidos ninguno de
los dos se sienten esclavos o dominados por la otra parte, sino todo
lo contrario.

La segunda bendición de Dios

La segunda bendición bíblica, «multiplicaos», expresa el segundo


objetivo o ideal de la creación, que significa la unión en santo
matrimonio del hombre y la mujer.
Por ello, Sun Myung Moon le confiere al matrimonio una dimensión
divina y sagrada afirmando que es un medio para experimentar el
amor de Dios en su más completa extensión:

Fuimos creados como hombre y mujer para poder experimentar el nivel


más elevado del amor de Dios por medio de nuestra unión.
El hombre y la mujer son las obras maestras de Dios. Cuando se aman
el uno al otro centrado en Dios, su amor es supremo, trascendental, no un
amor humano.
Sienten que su amor es el mejor de todos los amores; el más hermoso
amor que brilla eternamente. ¿Dónde se puede experimentar este tipo de
amor? Solamente en la familia.23

La armonía familiar es la fuente de la armonía social y mundial

La ética familiar sirve de modelo básico para las diversas éticas


sociales, o sea, la ética social es esencialmente una ampliación a gran
escala de la ética familiar.
Por un lado, las relaciones verticales —es decir, entre personas
que están en una posición más responsable y otras personas más
dependientes— que se establecen en las instituciones educativas
entre profesores y alumnos, en las empresas entre ejecutivos y
empleados, en los grupos, asociaciones o partidos entre dirigentes y
asociados, y en las instituciones públicas entre los gobernantes y

23
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 109:275, (2 de
noviembre de 1980), 26:154, (25 de octubre de 1969).
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 139

ciudadanos, son similares, en esencia, a las relaciones entre padres


e hijos.
Y, por otro lado, las relaciones horizontales —o sea, entre
iguales— que se establecen entre compañeros de clase, compañeros
de trabajos, asociados o ciudadanos en general son semejantes a las
relaciones que existen entre hermanos y hermanas.

LA SOCIEDAD: UNA FAMILIA A GRAN ESCALA

Familia Sociedad

Relaciones verticales

Padres Profesores Empresarios Gobernantes

Hijos Alumnos Empleados Ciudadanos

Relaciones horizontales

Alumnos Alumnas
Esposo Esposa

Compañeros Compañeros
Hermanos Hermanas
Ciudadanos Ciudadanos

La escuela es como una prolongación del hogar familiar

En la escuela los profesores ocupan el lugar de los padres o


abuelos, cumpliendo la función, que éstos no pueden ejercer, de
impartir una educación amplia y especializada.
Por ello, los profesores deberían ejercer su labor educativa
sintiéndose substitutos de los padres, tratando a los alumnos y
alumnas como si fueran sus propios hijos, mostrando un corazón
paternal o maternal, una dedicación sacrificial y un buen ejemplo.
Los alumnos, en cambio, deberían corresponder con el mismo
agradecimiento, respeto y admiración que sienten hacia sus padres.
140 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

Las relaciones de compañerismo y amistad entre alumnos y


alumnas son a su vez semejantes a las relaciones de confianza y
ayuda mutua que existe entre hermanos y hermanas dentro de una
familia.

La empresa es como una amplificación de la familia

Las empresas son también como una gran familia, como se puede
ver al estudiar sus orígenes o antecedentes históricos. Por ejemplo,
las tribus o familias extensas primitivas de cazadores y recolectores,
las tribus o familias extensas de pastores nómadas, las granjas
autosuficientes de familias extensas campesinas y los talleres
familiares de artesanos burgueses.
De hecho, hoy día las pequeñas y medianas empresas familiares
son un segmento muy importante para la economía nacional, y en los
países orientales los empleados de los grandes conglomerados o
multinacionales se consideran parte de una gran familia. Las
empresas ofrecen a sus empleados seguridad y protección y éstos
corresponden con lealtad.
En vez de ser antagónica y conflictiva como en la tradición
capitalista occidental, la relación entre patrones y empleados debería
asemejarse a la que existe entre padres e hijos, ofreciendo los
patrones a sus empleados protección, estabilidad y seguridad
económica y respondiendo los empleados con diligencia, cooperación
y lealtad.
Las relaciones entre compañeros de trabajo también son una
extensión de las relaciones entre hermanos y hermanas.

La nación como una gran familia a gran escala

La nación en su conjunto, con sus instituciones públicas, también


es semejante a una familia a gran escala, en la que los líderes políticos
o representantes del pueblo cumplen una función, similar a la parental,
como servidores públicos que dedican su tiempo y energía a la misión
de resolver los problemas de sus conciudadanos y de procurarles una
mayor seguridad, paz y bienestar general.
Los ciudadanos, por su parte, deberían corresponder con
agradecimiento, cooperación y lealtad.
También las relaciones entre los conciudadanos deberían ser
fraternales o solidarias como la que existe entre hermanos y hermanas.
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 141

El mundo es como una gran familia

A nivel mundial, los organismos internacionales y las


organizaciones humanitarias cumplen la función parental de mediar
en los conflictos entre naciones, otorgar créditos en caso de crisis
económicas y ofrecer ayuda sanitaria y económica a las naciones que
sufren desastres humanitarios de cualquier tipo.
Al mismo tiempo, las relaciones entre naciones deberían ser
relaciones fraternales de cooperación, asistencia y confianza mutua.
Y, en general, todos los seres humanos, con independencia de su
género, raza, etnia, nacionalidad, cultura o religión, deberían tratarse
como hermanos y hermanas, como está expresado en el ideal estoico,
cristiano y democrático de la fraternidad universal.

La ética familiar sirve de modelo para las éticas sociales

Las actitudes, motivaciones, virtudes y normas éticas que regulan


las relaciones familiares y las relaciones sociales son esencialmente
las mismas. Se puede decir que las éticas de las instituciones sociales
—es decir, la ética docente, la ética empresarial, la ética profesional,
la ética política, etc.— se basan esencialmente en el modelo de la
ética familiar.
De hecho, cuando los hijos tienen una buena relación vertical con
sus padres y abuelos les será más fácil relacionarse adecuadamente
con sus profesores en la escuela o jefes en el trabajo; y si tienen una
buena relación horizontal con sus hermanos y hermanas esto les
ayudará a relacionarse mejor con sus compañeros de clase o trabajo.
De igual manera, unos padres sacrificiales y dedicados a sus hijos
podrán ser mejores profesores, empresarios, líderes o servidores
públicos.

La sociedad es como una gran familia

Las relaciones sociales deberían estar impregnadas del mismo


amor, afectividad e intimidad que envuelve a las relaciones familiares.
Por ejemplo, al relacionarnos con personas mayores deberíamos
tratarlas con el mismo respeto que tratamos a nuestros padres, tíos o
abuelos; al relacionarnos con personas de nuestra misma edad
deberíamos considerarlas como si fueran nuestros propios hermanos
y hermanas o primos; al tratar con personas de menor edad
142 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

deberíamos cuidarlas como si fueran nuestros hermanos o hermanas


menores, hijos o hijas, o nietos.
Este tipo de sentimientos son raros en nuestra cultura occidental
atomizada e individualista, pero, en cambio, no son extraños en
muchas culturas orientales en las que las familias son extensas y
además se agrupan en clanes más amplios.

Una gran familia mundial


La conciencia de que formamos parte de la gran familia de la
humanidad y que debemos tratarnos fraternalmente con amor y
respeto es una creencia ampliamente compartida por todas las
religiones, como se puede apreciar en las siguientes citas:

Considera que la familia de la humanidad es una.


Jainismo. Adipurana 76.2 24

Respeta a las ancianas de la misma manera que respeta a tu madre.


Respeta a las que son mayores que tú como si fueran tus hermanas
mayores; respeta a las más jóvenes como a tus hermanas menores, y
respeta a los niños como si fueran los tuyos propios. Da a luz
pensamientos para rescatarles, y elimina los malos pensamientos.
Budismo. Sutra of Forty-two Sections 29 25
A un anciano no lo trates con dureza, antes exhórtalo como a un padre;
a los jóvenes como a hermanos, a las ancianas como a madres, a las
jóvenes como a hermanas, con toda delicadeza.
Cristianismo. 1 Timoteo 5.1-2 26
Deberíais comprender que el camino de la humanidad es amar a todas
las clases de personas, expandiendo el amor que sentís por los miembros
de vuestra propia familia.
Deberíais amar a los ancianos como si fueran vuestros abuelos, a las
personas de mediana edad como amáis a vuestros padres, a las personas
un poco mayor que vosotros como queréis a vuestros hermanos y
hermanas mayores, y a la gente más joven que vosotros como a vuestros
hermanos y hermanas pequeños.
Sun Myung Moon 27

24
Wilson, A. ed., World Scripture, A Comparative Anthology of Sacred Texts,
Parangon House, New York, 1991, p. 188.
25
Ibíd., p. 661.
26
Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
27
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 105:106, (30 de
septiembre de 1979).
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 143

Sociedad ideal y utopía

Construir una sociedad ideal o utopía ha sido la esperanza de toda


la humanidad a lo largo de toda la historia. Desde Platón hasta
nuestros días, ha habido pensadores, filósofos, estadistas y
reformadores sociales que han formulado diversas utopías y han
luchado por llevarlas a cabo con el fin de construir una sociedad ideal
y un mundo en paz.
En la mayoría de las religiones también podemos encontrar la
visión de la humanidad como una gran familia humana y la esperanza
futura de un reino de paz y justicia aquí en la tierra. De hecho, estas
visiones religiosas han sido una fuente de inspiración de muchos de
los reformadores sociales que intentaron realizar una utopía.

La esperanza perenne de la llegada de una nueva era de paz

Esto prueba la universalidad de esta segunda meta de la vida


humana, que es construir familias armoniosas unidas por el amor y un
mundo unido como una gran familia humana.
Sun Myung Moon expresa también esta esperanza perenne de la
llegada de una nueva era de paz en los siguientes términos:

Se acerca la era cuando Dios y la humanidad vivirán unidos en el


mundo ideal de la creación, el mundo del corazón.
Se acerca la era cuando todo el mundo se dará cuenta que vivir por
los demás posee un valor eterno más grande que vivir por uno mismo.
La era ciega de la forma de vida egoísta se desvanecerá a medida que
construyamos un mundo altruista de interdependencia, prosperidad
mutua y valores universalmente compartidos.
Con este fin, deberíamos poseer un correcto conocimiento acerca de
Dios y el mundo espiritual, y dar testimonio al mundo del camino celestial.
Entonces, podremos enseñar a la humanidad a establecer una familia
universal. 28

28
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, (27 de diciembre de 2002).
144 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

3) TERCERA META DE LA VIDA: CREATIVIDAD Y ARMONÍA CON LA


NATURALEZA

Trabajo creativo y consciencia ecológica

En primer lugar, los seres humanos, a través de su trabajo


cotidiano, ya sea de agricultor, trabajador ordinario, funcionario,
investigador, médico, educador, artista, emprendedor, servidor
público, trabajo del voluntariado o cualquier otra ocupación, desean
ser útiles para su sociedad y así contribuir al bienestar y felicidad
general de su nación o el mundo.
Esto lo hacen desarrollando de una manera creativa sus cualidades
y talentos, innatos y adquiridos, únicos y característicos de cada
persona, lo que les permite ser valorados y apreciados por los demás.
Y, en segundo lugar, los seres humanos siempre han sentido una
profunda admiración o veneración por la belleza de la naturaleza y un
deseo de preservar el medio ambiente, cuidando de la calidad del aire,
agua, mar y tierra, y de todas las especies de seres vivos de la
naturaleza.
Por esta razón, hoy más que nunca existe una consciencia
ecológica que trata de impedir que con el desarrollo de todas las
actividades creativas humanas se contamine y destruya el medio
ambiente, y se ponga en peligro la supervivencia del planeta.

La tierra es como el vientre de una madre gigantesca

Igual que los microorganismos colaboraron con los gases de la


atmósfera con el fin de crear un nicho o ambiente para las plantas, y
las plantas abrieron el camino para los primeros animales terrestres,
las diferentes especies, que fueron surgiendo de forma escalonada,
colaboraron y prepararon el terreno y los medios para que surgiera el
ser humano.
Así que se podría decir que el fin último del mundo mineral, vegetal
y animal fue crear el ambiente y las condiciones necesarias para que
apareciera la especie humana. Pero, esto no quiere decir que el ser
humano sea el dominador que puede explotar o usar a su antojo al
resto de los seres vivos, como desgraciadamente ha hecho hasta
ahora.
Más bien, debería haber una cooperación e interdependencia
mutua entre los seres humanos y la naturaleza. Es decir, la tierra, las
plantas y los animales están hechos para servir a los seres humanos,
PRINCIPIO DE LAS TRES GRANDES METAS 145

y, en cambio, los seres humanos también están hechos para servir y


cuidar de la tierra y del resto de los seres vivos.
Podríamos decir que la tierra es como el vientre de una gigantesca
madre dentro del cual vivimos nosotros asimilando y absorbiendo
continuamente sus elementos. Por ello, si hacemos daño a ese vientre
nos dañamos a nosotros mismos.

Si contaminamos el medio ambiente nosotros mismos


sufriremos las consecuencias

El conjunto del mundo natural —en el cual estamos integrados


nosotros— es como un gran organismo entrelazado e
interdependiente, en el que todas las partes colaboran cumpliendo
una función vital para la supervivencia y felicidad del conjunto.
Por esta razón, cuando se destruye o se deteriora una parte, el
resto del organismo sufre las consecuencias. Por ejemplo, si
contaminamos la atmósfera, ríos, mares y tierra, o destruimos a los
bosques y las especies animales, nosotros mismos sufriremos las
consecuencias en el futuro.
Los animales y plantas no son máquinas o cosas, sino que son
seres que tienen un cierto grado de consciencia e inteligencia muy
similar a la nuestra.
Tienen sus propios fines, para los individuos y para el conjunto de
la especie. Por esta razón, deberíamos tratarlos como si fueran
nuestros hermanos o primos, e incluso intentar comunicarnos con
ellos. Sacrificándolos únicamente por un propósito más alto, como es
el de servir a las necesidades básicas humanas. En ningún caso por
motivos egoístas o fines lucrativos.

La tercera bendición de Dios

Esta visión concuerda con la mayoría de las tradiciones religiosas


y filosóficas del pasado que consideran a los seres humanos como el
fruto último del universo y lo colocan en una posición privilegiada,
como hijos de Dios y señores de la creación, cuya misión es amar,
cuidar y vivir en armonía con todas las criaturas de la naturaleza.
Según el Principio Divino, la tercera bendición bíblica, «llenad la
tierra y sometedla»,29 expresa el tercer objetivo o ideal de la creación,

29
Génesis 1:28, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
146 PRINCIPIOS ÉTICOS UNIVERSALES

que significa que el ser humano, como centro y señor de la creación,


debe ejercer un dominio de amor sobre el resto de la creación.

Debido a que somos el centro de la creación podemos sentirnos


embriagados por la belleza de la naturaleza y experimentar el éxtasis de
la comunión mística con ella.
Los seres humanos fuimos, pues, creados para ser el centro de todo
el universo, y, por tanto, el punto en donde Dios y el hombre forman una
unidad llega a ser el centro del macrocosmos.30

Como centro y señor de la creación, el ser humano está hecho


para ejercer un dominio de amor sobre el resto de la creación

Esta visión queda bien ilustrada en términos poéticos en las


siguientes citas de Sun Myung Moon:

Dios, con el fin de cumplir el ideal de amor, creó a todas las criaturas
y situó a los seres humanos en el centro del universo.
Somos los señores de la creación porque disfrutamos del privilegio de
ser los primeros en recibir el amor de Dios.
Como representantes del Dios de amor, estamos en la posición
central, actuando por el bien de todo el mundo creado. 31

Abrazados por el amor, todas las criaturas y los seres humanos están
armoniosamente unidos, e incluso Dios cantaría de alegría…
¡El universo es tan maravilloso! Las nubes nos recuerdan el amor; la
brisa nos susurra amor; los arroyos balbucean amor; los pájaros cantan
canciones de amor…
Si le pudiéramos preguntarle a una flor, ¿en qué lugar te gustaría
estar?... Nada sería más gozoso para ella que florecer en el dormitorio de
una pareja que se aman con un amor verdadero. Dado que Dios mora en
ese lugar, la flor no sólo alegraría a la pareja, sino también a Dios. ¡Qué
gran honor! 32

30
El Principio Divino, Parte I, Cap. I, Sec. II, 4, (4).
31
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 132:246 (20 de
junio de 1984).
32
Ibíd., 146:107 (7 de junio de 1986).
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