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Mostrar bondad de manera sincera es mucho más complicado que hacerlo preservando ante

todo el interés propio. Así, muchas veces alguien recibe la etiqueta de “persona interesada”
cuando la persona que se la coloca sospecha que se suma a una causa porque la buena ventura
de la misma le beneficia de manera personal.

Un interés que por otra parte suele ser lícito, aunque está mal considerado por un
elemento diferenciador significativo: a la persona “etiquetada” se le acusa implícitamente
no sólo de sumarse a la causa en beneficio propio sino de hacerlo solamente cuando
este existe.

Este tipo de comportamiento, del que solemos darnos cuenta tarde, tiene que ver más
con la astucia o el egoísmo que con la bondad, al solidaridad o la entrega. No es lo
mismo ser bueno que ser astuto pero, en ciertos contextos, confundimos ambas
cosas: lo segundo se puede camuflar, como hemos dicho, en lo primero y
engañarnos. Además, cuando esto ocurre podemos llegar a sentirnos decepcionados y
tristes: nos habíamos creado unas expectativas de la otra persona que no eran del todo
reales.
El matiz egoísta del que es bueno por interés

Siguiendo con lo expuesto anteriormente, cabe decir que en el momento en el que


alguien nos ayuda nos agrada pensar que lo hace porque de verdad se preocupa por
aquello que necesitamos. Sin embargo, cuando descubrimos que la acción es
promovida por el interés particular, inmediatamente solemos quitarle valor a la
misma aunque el beneficio neto que nos haya producido en los dos casos sea el
mismo.

El daño surge porque nos damos cuenta de las verdaderas motivaciones del supuesto
acto de bondad: si en el fondo de la acción y de las estrategias que se emplean para
conseguir algo está el bien individual, probablemente se esté actuando en virtud de un
beneficio propio, no solidario.

En este sentido, el que es bueno guiado por la astucia tiene un cierto matiz egoísta,
puesto que su persona y sus metas se encuentran en el centro de lo que hace. Tanto es
así que el posible altruismo y preocupación por el otro quedan en un segundo plano,
como veremos.
“El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo.”

-Aristóteles-

Altruismo: dentro de la esencia del bueno


Si la cara “a” de la moneda es la astucia manchada de egoísmo, la cara “b” es
justamente el altruismo. Ese es el matiz esencial que define al bueno, por encima de
cualquier otra cosa. La persona altruista se dedica a los demás, se interesa por
ellos y es, ante todo, solidaria y entregada.

Esto es así porque el que es bueno y actúa conforme a ello realiza sus acciones
buscando no dañar a nadie y huyendo de su propio interés si este va a perjudicar al
otro. El altruismo busca continuamente el beneficio de los demás, sin pensar en lo
que se pueda recibir a cambio: hacer el bien sin mirar a quien.

“Por lo que se refiere al hombre no importan ni sus tierras, ni su dinero, ni sus clientes,
ni la cama en que duerma o el vaso en que beba, lo que importa es cuánta sea su
bondad pues ella es el sumo bien del hombre.“

-Séneca-

Cualidades de bueno, no de astuto


Podemos definir a esta forma de ayuda interesada como la habilidad artificiosa para
lograr cualquier fin. En otras palabras, el interés no es malo porque nos mueve, lo
malo es usar el movimiento para manipular y aprovecharse de los demás.
Por otro lado, entre las cualidades de una buena persona se encuentran las que ya
hemos mencionado, a las que podemos sumar algunas más. Por ejemplo, alguien
bondadoso es amable con las personas que necesita y con las que no, hace
favores a aquellas que se los debe y aquellas a las que no y cede su sitio en la cola a
una persona que tiene prisa aunque no quiera coquetear con ella.
Finalmente y, ante todo, no podemos olvidar que haciendo actos de bondadde forma
voluntaria y sin interés transmitimos valores de empatía y humanidad, emergiendo
dentro de quien los hace una satisfacción plena.
“Sólo los buenos sentimientos pueden unirnos;
el interés jamás ha forjado uniones duraderas.”

-Comte-

Es característico de la sociedad hablar de las personas “interesadas” de


manera despectiva, sin embargo, desde mi percepción es cuestión de doble
moral. Nietzsche plantea que es la voluntad el motor principal del hombre,
y lo que mueve el mundo, pero ¿cuál es la raíz de esta voluntad, no tiene el
hombre un interés previo?
Es decir, nadie estudia por su simple voluntad de estudiar, en este caso el
interés seria la causa, y la voluntad su efecto. Es por esto que soy capaz de
confesarme como una persona completamente interesada, al igual que
ustedes.

Andres cuida a su novia por el simple hecho de que ella le interesa; no le


interesa porque la ama, la ama porque le interesa. Al igual que esas
personas “abnegadas” que dan todo por sus allegados, lo hacen porque es lo
que les llena, es lo que les hace feliz,es decir, persiguiendo sus intereses, y
cualquier otra conducta les genera un sentimiento de culpa y de no
merecimiento… Pero esto ya es otro tema.

Todas nuestras relaciones interpersonales predisponen de cierto interés,


“soy su amiga porque me da buenos consejos”, “soy su amiga porque
pasamos buenos momentos juntas”, “somos amigos porque me brinda
cuando no tengo dinero”, aunque cueste aceptarlo, toda relación tiene su
justificación.

Al igual que el interés mueve el mundo, la ausencia del mismo lo neutraliza,


y es por ello que las calles están cargadas de indiferencia. Nadie es “bueno”
a causa divina, solo que sus acciones persiguen sus intereses, no ayudan a
las personas para que se sientan bien, ayudan a las personas para sentirse
bien.

Creo que el problema con los intereses llega cuando se hace un tabú de ello,
¿qué pasa si me interesa solo divertirme?, ¿si me interesa el sexo?, si no me
interesan esas cosas que deberían importarme, como la familia, el amor…
¿No tengo derecho?, ¿tengo acaso que satisfacer los intereses ajenos? No lo
creo, he aquí la razón: Al considerar el interés como la esencia de la vida,
logro percibir que el ser humano actúa solo y sólo acorde a sus intereses,
¿es acaso mi culpa que mis intereses sean “menos favorables” qué los de las
demás personas?, ¿no tengo derecho de perseguir mis intereses sin
importar lo *inserte cualquier palabra que defina sus intereses que estos
sean?
Usted Debe Ser Un Interesado

Hay una gran diferencia entre “tener que hacer ” y “querer hacer” algo. Motive a la
gente para lo segundo y ellos se mostrarán interesados en el mejor sentido...
La motivación es uno de los elementos principales del ser humano. Se trata de su
motor central. Todos necesitamos motivos para movernos.

En algunos países, se ha desfigurado un concepto fundamental: El INTERES; cuando


una persona afirma: "Oye, tú eres un interesado", inmediatamente la afirmación se
escucha degradante, fuera de lugar.

Decir que alguien es interesado equivale a calificarlo de ambicioso y ávaro, aun cuando
el concepto está totalmente equivocado.

Reflexionemos: A Usted le interesa su esposa, sus hijos, su trabajo, su nación.


Bien, pues le voy a dar una noticia: ¡Usted es un interesado!

Lo único que mueve al hombre es el deseo de ser mejor, de tener una casa, un
automóvil, una bonita familia, de recibir un titulo profesional, de ser una persona
preparada.

Los deseos mueven al ser humano.

Existen obviamente deseos positivos y deseos negativos, y como personas que


queremos alcanzar el éxito, nosotros tenemos que capitalizar los deseos positivos de los
demás y los propios. La gente es ambiciosa, tiene sus propios deseos y nosotros
contribuimos a su proyección y a la de nuestra familia o empresa sembrando en ellos
nuevas ambiciones para lo cual necesitamos motivarlos.

La motivación es un elemento fundamental para cualquier ser humano. Hay


motivaciones de muy diversa índole. Por ejemplo, usted puede motivar a su perro con
un puntapié. Alguien dirá: "Lo maltrataste." Sí, pero a final de cuentas el perro se movió
(no digo que lo haga). Motivación significa "mover", hay quien mueve a puntapiés, hay
quien lo hace con zanahorias o recompensas, y hay quien mueve por medio de deseos
legítimos, estrellas y sueños a realizar.

Empiece por preguntarse si prefiere que sus hijos "tengan" o "quieran" estudiar, que sus
trabajadores "tengan" o "quieran" trabajar. ¿Desea usted que la gente "tenga que hacer
las cosas" o prefiere que "quiera hacer las cosas"?

La respuesta lógicamente está en motivar a la gente para que "quiera" hacer las cosas.

HAY UNA GRAN DIFERENCIA ENTRE “TENER QUE HACER” Y “QUERER HACER”
MOTIVE A LA GENTE PARA LO SEGUNDO Y ELLOS SE
MOSTRARAN INTERESADOS EN EL MEJOR SENTIDO.
Las 9 cualidades que comparten las personas que caen siempre bien

La forma en que estrechas la mano puede decir mucho de ti. (Corbis)

HÉCTOR G. BARNÉS
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 Prestan atención
La característica más importante de todas, y que gracias a la gran enfermedad
contemporánea que es el déficit de atención es cada vez menos frecuente. No
hay nada que nos haga más deseables que mostrar auténtico interés en lo que la
otra persona tiene que contarnos. Algunos psicólogos han llegado a establecer
en un 30% el tiempo de conversación que debemos ocupar en una charla con
otra persona, aunque quizá simplemente con sonreír, no sacar el móvil del
bolsillo cada cinco minutos o interesarse por aquello que la otra persona está
contando sea suficiente.
 Se disculpan sin tener por qué
Los más orgullosos considerarán esta ¿cualidad? como una estupidez, pero lo
cierto es que una investigación realizada en la Universidad de Harvard señaló
que excusarse aunque no haya motivo para ello es una de esas cosas que nos
hacen caer mejor a los demás. Como señala la principal responsable del
estudio, Alison Wood Brooks, las “disculpas superfluas” sirven para que “la
víctima” sienta que la otra persona se ha puesto en su lugar y que tiene en
cuenta sus sentimientos. Esa era la razón por la que las personas que decían
“siento que el tiempo esté tan mal, ¿me dejas el móvil?” caían mejor que las que
simplemente preguntaban “¿me dejas el móvil?”
 Son maestros del Jiu-Jitsu social
Con este rimbombante nombre, que significa el “arte de la suavidad”, Haden se
refiere a la capacidad que tienen ciertas personas para conseguir obtener una
gran cantidad de información del interlocutor sin revelar nada personal. La
clave se encuentra en realizar las preguntas correctas, reaccionar de la manera
adecuada y mostrar una actitud abierta que haga que la otra persona se muestre
favorable a confesar algunos de sus pensamientos más íntimos, aunque tan sólo
haga diez minutos que se conozcan.
No piden nada
Hay quien mantiene que todas las relaciones humanas están basadas en el
interés, pero hay quien se lo toma al pie de la letra. En ocasiones, toda la simpatía
que alguien puede haber mostrado se desmorona cuando nos damos cuenta de
que lo que realmente pretenden es vendernos algo, hacer un buen contacto
para el futuro o presentarnos a un familiar que necesita un cable. Las personas
que caen bien parecen tener buena suerte, porque no utilizan a las personas
como herramientas para conseguir sus objetivos, sino que simplemente las
respetan y las cuidan, y tarde o temprano, ven su comportamiento recompensado.
 No critican a los demás
Hay quien piensa que no hay nada que una más a las personas que el cotilleo y
poner a caldo a una tercera persona. Y puede ser que algunas personas se
sientan satisfechas al llevar a cabo dicho comportamiento, pero también hay quien
es consciente de que quizá esta no sea la mejor manera de hacer amigos y
sospeche que, si este procedimiento es algo generalizado, él mismo pueda ser
en un momento u otro su víctima. Nada de comentarios negativos: el silencio es
oro, sobre todo si no tienes nada bueno que decir.
 No se quejan
“Cualquier tonto puede criticar, quejarse y condenar a los demás, por lo que
suelen hacerlo”, señalaba el empresario estadounidense. “Hace falta autocontrol
y mucha personalidad para ser comprensivo y perdonar”.
 Dejan que los demás sean mejores que ellos
Todo el mundo tiene sus cualidades, por lo que el camino más directo para
complacer a alguien es reconocer aquello que hacen bien o, incluso, señalar
que son mucho mejores que nosotros en determinadas cuestiones. Te amará

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