Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Pregunta que resolvió la Corte: ¿la Ley de Convertibilidad (23.928) entrada en vigencia el 1° de
abril de 1991, que prohibió todo mecanismo de actualización de las prestaciones dinerarias, derogó
el sistema de movilidad de las jubilaciones vigente en aquel momento? (Según el artículo 53 de la
ley 18.037 los haberes de los pasivos se actualizarían en función de las variaciones del nivel
general de remuneraciones)
Respuesta: NO
En septiembre de 1993, ante una situación de crisis del sistema jubilatorio, se sancionó el Sistema
Integrado de Jubilaciones y Pensiones (Ley 24.241) que estableció que la movilidad de las
jubilaciones se determinaría en función del Aporte Medio Previsional Obligatorio (AMPO). Es decir,
que la movilidad estaría sujeta a las posibilidades financieras vinculadas a la recaudación del
propio sistema y desvinculada de los haberes en actividad.
Por último, la “Ley de Solidaridad Previsional”, vigente a partir del marzo de 1995, fijó que la
movilidad de las jubilaciones se determinaría anualmente mediante la Ley de
Presupuesto conforme al cálculo de recursos disponibles. De esta manera, las jubilaciones dejaron
de autofinanciarse en función de la recaudación media, para pasar a ser un rubro más dentro del
Presupuesto General. En función de esta última reforma, mediante decreto de necesidad y
urgencia se sustituyó el AMPO por el MOPRE (Módulo Previsional). Este módulo es una medida de
valor estipulada anualmente por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social conjuntamente con el
Ministerio de Economía y se fija de acuerdo con las posibilidades emergentes del Presupuesto
General de la Administración Nacional para cada ejercicio.
La mayoría estuvo constituida con el voto de los jueces Nazareno, Moliné O’Connor, Boggiano,
Vázquez y López. La disidencia por Belluscio, Bossert, Petracchi y Fayt. Los tres principales
argumentos de la mayoría pueden sintetizarse en los siguientes:
La actual mayoría se remitió al voto disidente del caso “Chocobar”. Allí se dijo que la Ley de
Convertibilidad (23.928) no era aplicable a la movilidad de las prestaciones jubilatorias. En
consecuencia, entendieron que desde el 1° de abril hasta la sanción de la ley de “Solidaridad
Previsional” (Ley 24.463) en marzo de 1995, se debía mantener el sistema de movilidad previsto
por el art. 53 de la ley 18.037. Es decir, que por ese período se debe aplicar el índice que mide las
variaciones del nivel general de remuneraciones. Conformaron la mayoría de esta decisión los
jueces Petracchi, Belluscio, Fayt, Highton de Nolasco y Lorenzetti. Elaboraron su propio voto
concurrente los jueces Maqueda, Zaffaroni y Argibay. En disidencia votó Boggiano quien, como se
dijo, mantuvo su criterio del caso “Chocobar”.Los jueces se encargaron de negar cada uno de las
afirmaciones que en “Chocobar” sirvieron a la Corte para justificar la posición mayoritaria. Estos
argumentos se sintetizan a continuación.
A su vez, la necesidad de mantener una proporción entre aquellos haberes es consecuencia del
carácter integral que reconoce la constitución a todos los beneficios de la seguridad social.
No se puede hacer una interpretación de aquellas normas que importe una regresión en el
reconocimiento de los derechos constitucionales. Es decir, reconocimiento de menos derechos de
los que anteriormente poseían, en especial, un sector de la sociedad desprotegido como lo es la
clase pasiva.
La cláusula de los instrumentos internacionales que vincula los beneficios sociales con los recursos
disponibles nunca puede entenderse como una directriz para limitar el contenido económico de la
movilidad jubilatoria. La prohibición de realizar ese tipo de interpretación se encuentra vedada por
el art. 29.b) de la propia Convención que impide aplicarla en el sentido de “limitar el goce y ejercicio
de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera
de los Estados partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados.”
Comentario: esta decisión es relevante porque cambia el criterio que anteriormente se había
sentado en el caso “Chocobar”. Esta constituyó una de las sentencias más criticadas de la Corte
de los años ’90 dado que aplicaba criterios excesivamente restrictivos en el reconocimiento de los
derechos de los jubilados. Como se dijo, el cambio de precedente fue posible gracias a la
modificación en la composición de la Corte que ya no la integran cuatro de los cinco jueces de la
denominada “mayoría automática” responsables por aquella sentencia.
Asimismo, la decisión de admitir la movilidad de las jubilaciones debe verse conjuntamente con la
reciente sentencia recaída en la causa “Itzcovich”. Allí la Corte declaró la inconstitucionalidad del
art. 19 de la Ley de Solidaridad Previsional que establecía la competencia ordinaria del máximo
Tribunal para entender en las causas previsionales. Este sistema produjo que en los últimos diez
años se acumularan miles de expedientes con la consecuente demora para resolver los reclamos
de los jubilados por los ajustes de sus haberes.
Quienes se ven directamente beneficiados por la causa “Sánchez” son los cerca de 1.000 jubilados
que tienen un reclamo similar al de Sánchez ante la Corte Suprema. A su vez, los tribunales
inferiores pueden adoptar este criterio para resolver los reclamos que tramitan en esa instancia.
Según estimaciones de la ANSeS, el aumento efectivo en las jubilaciones de aquel período sería,
según el caso, del orden del 40%. Esta cifra surge de considerar, por un lado, el Indice General de
Remuneraciones que, en ese período, fue del 64%. Por el otro, que los tribunales admiten una
reducción de hasta un 10% sobre esa cifra y que anteriormente la Corte ya admitió un reajuste del
13,78% en “Chocobar”
Resumen 1 y 2 (DESCARGAR)
Caso “Badaro, A. V. c/ ANSeS s/ reajustes varios” (Resuelto el 8/08/06)
La Corte ordenó al Congreso y al Poder Ejecutivo que garanticen la movilidad de los haberes
previsionales de los jubilados y pensionados establecida en la Constitución, al considerar que la
recuperación de los salarios de los trabajadores sólo había tenido un correlato parcial en el caso de
las jubilaciones más bajas.
Hechos:
Un jubilado que percibía un haber superior a $1000 interpuso una demanda a fin de obtener
un aumento que le permitiera vivir adecuada y dignamente.
Decisión de la Corte:
La Corte consideró que la ausencia de aumentos en los haberes previsionales de $1000 o superiores
no era compatible con un sistema válido de movilidad porque la garantía prevista en el artículo 14
bis de la Constitución Nacional tiene como finalidad acompañar a las prestaciones en el transcurso
del tiempo para reforzarlas a medida que decae su valor con relación a los salarios de actividad.
Asimismo, sostuvo que la política de otorgar incrementos sólo a los haberes previsionales más bajos
traía como consecuencia poner en igualdad de condiciones a los que efectuaron aportes diferentes,
quitándoles el derecho a cobrar de acuerdo con su esfuerzo contributivo.
Afirmó que si bien el art. 14 bis garantiza la movilidad de las jubilaciones dejando librada al poder
legislativo la determinación del método, tal reglamentación debe ser razonable y no
puede desconocer el derecho de los beneficiarios a una subsistencia decorosa y acorde con la
posición que tuvieron durante su vida laboral. Manteniendo el precedente “Sánchez, María del
Carmen”, sostuvo que debía rechazarse toda interpretación restrictiva de la garantía de movilidad,
como aquella que la considere compatible con disposiciones que establecen la
inmovilidad absoluta de los beneficios por un término incierto.
Finalmente, consideró que a pesar de que la omisión de disponer un ajuste por movilidad había
violado la garantía de movilidad, no le correspondía al Poder Judicial fijar la movilidad porque la
trascendencia de la resolución y las condiciones económicas imperantes requería de una evaluación
cuidadosa y medidas de alcance general. Por este motivo, dispuso comunicar al Poder Ejecutivo
Nacional y al Congreso de la Nación el contenido de la sentencia a fin de que, en un plazo razonable,
adopten las medidas que garanticen la movilidad de los haberes.
Hechos:
Al poco tiempo de pronunciarse en el fallo “Badaro”, el gobierno nacional reaccionó anunciando
un aumento del 13% para jubilados y pensionados del sistema nacional de previsión social, el que
se instrumentaría por medio de la Ley de Presupuesto.
Pero en 2007, esta ley no incluyó un verdadero mecanismo para fijar la movilidad de las jubilaciones
y pensiones, ya que solo incluyó un aumento fijo y generalizado para todos los beneficiarios del
sistema.
Decisión de la Corte:
La Corte -con votos de Lorenzetti, Highton De Nolasco, Fayt, Petracchi, Maqueda y Zaffaroni- declaró
la inconstitucionalidad del art. 7 inc. 2 de la ley 24.463 (de Solidaridad Previsional) porque en
su aplicación no cumplió con el mandato del artículo 14 bis de la Constitución Nacional que garantiza
la movilidad de las prestaciones previsionales, y dispuso que la jubilación del actor se ajuste para el
período comprendido entre el 1 de enero de 2002 y el 31 de diciembre de 2006 según las variaciones
anuales del índice de salarios elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, que en
la práctica representa un incremento del 88,5%.
Sostuvo el máximo tribunal que las medidas adoptadas a través de la ley de presupuesto de 2007 -
por ejemplo, el aumento fijo del 13% a toda la clase pasiva-, no fueron las reclamadas por la Corte
en su anterior sentencia -del 08 de agosto de 2006-, ya que las mismas no resolvieron el problema
de la ausencia de mecanismos para determinar la movilidad de las jubilaciones y pensiones.
En este sentido, y considerando agotado el plazo razonable otorgado a los poderes ejecutivo y
legislativo para la adopción de medidas, la Corte pasó a analizar el art. 7 inc. 2 de la ley 24.463.
Sostuvo que la norma derogó los mecanismos de movilidad existentes al momento de su sanción y
que, si bien el tribunal ha aceptado la validez constitucional de los cambios de los regímenes de
movilidad, éstos no pueden conducir a reducciones confiscatorias en las jubilaciones, lo que sucede
con la norma en cuestión.
Por último, la propia Corte se preocupó por aclarar que los efectos de su resolución no se extienden
directa y automáticamente a la numerosa cantidad de pleitos análogos en trámite ante el tribunal,
sino que sólo se aplican al caso del Sr. Badaro. En ese sentido, sostuvo que contribuiría a dar mayor
seguridad el dictado de una ley que estableciera pautas de aplicación permanentes, indicando que
ello además permitiría reducir la litigiosidad en la materia, fenómeno que ha afectado el adecuado
funcionamiento de Poder Judicial y ha redundado en menoscabo de los derechos de los justiciables