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INTRODUCCIÓN

La Osteoporosis es hoy día un problema mayor de Salud Pública, que tiende a


empeorar. Esta común enfermedad afecta a los mayores de 50 años y por lo
tanto, en la medida que aumenta el número de personas que viven más tiempo,
aumentan las probabilidades de sufrirla.

La importancia de la osteoporosis está dada por sus consecuencias; es decir, la


fragilidad de los huesos y las fracturas tan frecuentes y dolorosas que acarrea.
Al lado de este panorama sombrío, también tenemos buenas noticias para la
comunidad; dos nuevos elementos claves pueden cambiar la historia:

De esta manera en esta monografía se recoge de manera clara y sencilla, la


información más útil y reciente sobre el tema.

La OSTEOPOROSIS es una enfermedad que se caracteriza por disminución


del contenido mineral (Calcio) y del tejido de soporte de los huesos, haciéndolos
más propensos a las fracturas. Esto se produce cuando la destrucción del hueso
es mayor que la producción. Al disminuir el contenido de calcio y de tejido de
soporte, la densidad de los huesos disminuye también, volviéndose "porosos",
de ahí el nombre de la enfermedad. Desafortunadamente la osteoporosis es una
enfermedad que progresa silenciosamente, y la mayoría de las veces su primera
manifestación es una fractura que indica enfermedad avanzada.

Los sitios de fractura más frecuentes son la cadera, la columna vertebral, la


muñeca, las costillas, pero cualquier hueso osteoporótico puede fracturarse.
Otras manifestaciones pueden ser dolor de espalda ("cintura"), disminución de
la estatura y encorvamiento.

La osteoporosis afecta especialmente a mujeres después de la menopausia


y a hombres mayores de 65 años, existen algunos "factores de riesgo" que
nos permiten sospechar la presencia de osteoporosis en una persona.

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La osteoporosis puede ser una manifestación de otra enfermedad subyacente;
es por esta razón que todo paciente con osteoporosis debe ser evaluado por un
médico.

En la actualidad, afortunadamente se dispone de exámenes para detectar en


forma temprana la osteoporosis, y de medicamentos efectivos para su
tratamiento. Igualmente, sabemos que mediante una prevención efectiva,
lograremos derrotar a la osteoporosis.

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LA OSTEOPOROSIS

1.1 HISTORIA

El término osteoporosis fue introducido en Francia a comienzos de 1820 como


una descripción del estado patológico del hueso, e hizo una entrada al
vocabulario médico inglés sólo en el siglo XX.

En su sentido moderno la palabra tiene aproximadamente 60 años de edad;


debido a Albright (quien conceptualizo dicha enfermedad por primera vez) y sus
colaboradores, ésta comenzó a capturar la atención de la comunidad médica en
los 40, pero hoy en día parece que casi 100 años de su historia anterior
estuvieran olvidados.

El estudio de la osteoporosis en poblaciones pasadas ofrece un análisis valioso


sobre los patrones y la prevalencia de la enfermedad tanto en el pasado como
en el presente. Los primeros casos parecen estar ligados al origen de la
humanidad en el huerto del edén.

Estudios extensos han sido conducidos con material arqueológico de la Nubia


Sudanesa, Norteamérica y el Ártico norteamericano y un menor número de
estudios también han examinado los esqueletos de poblaciones de Europa.

Los paleopatólogos han discutido varios factores que ellos consideran que
influyen en el mantenimiento de la masa ósea en poblaciones pasadas.

Existe una importante observación del material arqueológico que revela:

Prevalencia de la fractura de cadera osteoporótica.

La pérdida ósea (relacionada con la edad en ambos géneros, y la pérdida más


alta en mujeres se observa en edad joven) no refleja el patrón de osteoporosis
que se presenta hoy en día.

Así el cuadro de la pérdida ósea en el registro arqueológico es claramente


diferente del patrón osteoporótico asociado con envejecimiento y menopausia
que se da clínicamente hoy en día. La ausencia en general de fracturas por
fragilidad en el registro arqueológico podría indicar que los factores que

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comprometen la calidad ósea en la osteoporosis hoy en día no estuvieron
presenten, o de alguna manera se previno, en poblaciones pasadas.

Aunque la etiología de la enfermedad en las poblaciones pasadas puede no ser


determinada en forma definitiva, la prevalencia y los patrones generales de
patología en el pasado pueden abrir una luz sobre evolución y los aspectos
bioculturales de la enfermedad.

1.2 DEFINICIÓN

'Osteoporosis' significa, literalmente, hueso poroso. Es una enfermedad muy


frecuente que afecta al hueso, y se caracteriza por una disminución de la masa
ósea (de la cantidad de hueso por unidad de volumen), y una alteración de la
arquitectura de los huesos. Esto se traduce en una mayor fragilidad y
adelgazamiento de los mismos (conocido como osteopenia), y en un aumento
del riesgo de fracturas.

Las principales fracturas afectan sobre todo a vértebras, muñecas y cuello del
fémur o cadera. La osteoporosis es más frecuente en mujeres tras la
menopausia.

La osteoporosis se conoce como la enfermedad silenciosa. Esta enfermedad


afecta mayormente a las mujeres y consiste en la pérdida de masa ósea y los
huesos se van volviendo más porosos y frágiles. Con el tiempo, los huesos se
van debilitando y hace que la persona que lo padece tenga más probabilidades
de fracturarse.

¿A quién afecta la osteoporosis?

La osteoporosis es la enfermedad ósea más frecuente. Produce cada año más


de 1,3 millones de fracturas de vértebras, cadera y muñeca en el mundo. En
Estados Unidos, aproximadamente el 55% de las personas de más de 50 años
tienen un riesgo elevado de padecer osteoporosis.

En España afecta a cerca de tres millones de personas. El riesgo de fracturas


aumenta de manera exponencial con la edad, lo que supone un importante
problema de salud en los ancianos.

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1.3 TIPOS DE OSTEOPOROSIS.
Podríamos dividir los tipos de osteoporosis existentes en dos grandes grupos:
osteoporosis primaria y secundaria. Veamos sus características con detalle:

1.3.1 Osteoporosis primaria

Involutiva o senil (en general, la fractura más frecuente es la vertebral):

 Tipo I o postmenopáusica (mujeres de 51-75 años): las fracturas más


características son las vertebrales y las del segmento distal del antebrazo
o muñeca (denominadas fracturas de Colles).
 Tipo II (mujeres y varones de más de 70 años): las fracturas más
características son las de cuello femoral o cadera, extremidad proximal
del húmero u hombro, las de la tibia y la pelvis.
 Idiopática: característica de personas jóvenes; no se conoce la causa.
Afecta por igual a ambos sexos, y se caracteriza por la aparición brusca
de dolor óseo y fracturas ante mínimos traumatismos.

1.3.2 Osteoporosis secundaria

 Favorecida por factores alimentarios (dieta baja en calcio o problemas en


la absorción del mismo).
 Enfermedades endocrinológicas (diabetes mellitus, hiperparatiroidismo o
hipertiroidismo).
 Enfermedades metabólicas (intolerancia a la lactosa).
 Amenorrea o falta de la menstruación (deportistas o anorexia nerviosa).
 Enfermedades genéticas.
 Uso prolongado de determinados fármacos.
 En algunos tumores (mieloma múltiple o metástasis).
 Enfermedades del hígado.
 Alcoholismo.
 Insuficiencia renal crónica o por inmovilización.

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1.4 FASES DE LA ENFERMEDAD.

En las primeras fases se llama osteopenia. Cuando avanza hasta convertirse en


una osteoporosis hecha y derecha, los huesos se van volviendo cada vez más
porosos, frágiles y vulnerables a las fracturas. Se trata de una enfermedad con
posibilidades de ser fatal.

1.4.1 Periodo Prepatogénico

Se trata del periodo en el que se está expuesto (mediante diferentes factores


nocivos o favorecedores) a que la enfermedad comience su curso.

Todas las personas pierden hueso a partir de los treinta y cinco o cuarenta años,
edad dónde se alcanza el mayor valor de masa ósea, conocido como pico. Se
sabe que el valor mayor de masa ósea que alcanza el ser humano, anteriormente
definido como pico, está condicionado casi en un 70% por la genética del
individuo, sin embargo también pueden afectar otros factores a los que se esté
expuesto en este primer periodo como es el consumo de café, tabaco y alcohol;
el consumo de calcio, así como el hábito o no de realizar ejercicio físico. Todos
estos factores influyen de forma positiva o negativa sobre la posibilidad de
contraer la enfermedad o no, con momentos críticos en la adolescencia,
embarazos, menopausia y senectud. En las mujeres durante la menopausia y
los diez años sucesivos aproximadamente, la pérdida de hueso es más
acelerada.

1.4.2 Periodo Sublínico

Es aquel periodo en el cual la enfermedad ya es detectable desde un punto de


vista biológico, pero el paciente no refiere que tenga síntomas ni molestia alguna.

En el caso de la osteoporosis, cuando la densidad mineral ósea desciende por


debajo de un umbral mínimo, las fracturas se producen por traumatismos
mínimos, especialmente en las mujeres posmenopáusicas tardías y en los
ancianos de ambos sexos. Es la llamada epidemia silenciosa, puesto que en esta
fase, no existen síntomas, aunque por técnicas densitométricas, podemos
detectar una densidad mineral ósea, por debajo del umbral de fractura. Muchas

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veces se descubre la osteoporosis porque origina fundamentalmente fracturas,
y es entonces cuando la fragilidad de los huesos se deja ver. Estas fracturas
generalmente ocurren en las muñecas, las vértebras y la cadera.

1.4.3 Periodo Clínico

Se trata del periodo en el cual la enfermedad se manifiesta mediante síntomas.


Lo que caracteriza a esta enfermedad es que frecuentemente los síntomas que
nos dan indicios sobre la existencia de la enfermedad son los mismos
traumatismos, ya que producen grandes lesiones debido a la fragilidad ósea.

1-Fracturas derivadas de la osteoporosis (indicadores de la enfermedad)

La fractura suele ser la consecuencia y expresión final del periodo sublínico.


Tras la caída, sobreviene el traumatismo, que al producirse en sujetos con sus
huesos deteriorados, provoca la temible secuela.

Las fracturas osteoporóticas tienen, además, valor pronóstico respecto al


desarrollo de nueva fracturas de la misma naturaleza. En concreto, se considera
que las posibilidades de que se produzca una fractura osteoporótica aumentan
en un 50-500% (dependiendo de la localización) cuando existe otra fractura
osteoporótica previa.

Una fractura suele ser el indicador que dé lugar al diagnóstico de la


enfermedad. El padecimiento de una fractura osteoporótica es el mejor
exponente de la existencia de la enfermedad, y debe por tanto permitir su
diagnóstico. La principal dificultad que entraña la utilización de este criterio es la
de asegurar que la fractura, es efectivamente, de naturaleza osteoporótica.

A ello ayudan diversos hechos: ausencia de otro factor que justifique la fractura
(traumatismo, otra enfermedad ósea); presencia de factores de riesgo de la
enfermedad (edad, sexo, etc. En general, no es difícil identificar una fractura
como osteoporótica (fractura de cadera en un anciano de 80 años; fractura
vertebral en una mujer de 70 años, etc. Sin embargo, este signo es demasiado
poco sensible y poco reproducible para ser de utilidad.

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1.5 LAS FRACTURAS MÁS FRECUENTES ASOCIADAS A LA
OSTEOPOROSIS AFECTAN A LAS VÉRTEBRAS, LA MUÑECA Y LA
CADERA.

- Vértebras: Esta fractura se caracteriza por el aplastamiento de las vértebras,


en especial las de la zona dorso-lumbar. Cuando las fracturas son múltiples se
produce una desviación de la columna (cifosis) ocasionando la curvatura anormal
de la columna. Como consecuencia, se reduce la capacidad de la caja torácica
y la función respiratoria. Para cuando la osteoporosis vertebral es detectada por
las radiografías, normalmente ya se ha perdido en torno al 25 por ciento de la
masa ósea. La fisura vertebral suele presentarse pasado los 65 años, tras un
mínimo esfuerzo, una tos o estornudo.

Se considera que la incidencia anual de fractura vertebral en las mujeres de 65


años es del orden del 1%, en las mujeres de 75 años del 2%, y en las de 85 años
del 3%.

Las fracturas vertebrales pueden deberse a una caída, pero más generalmente
lo hacen a una sobrecarga mecánica.

Los estudios realizados en Europa arrojan una prevalencia que, en términos


aproximados, podemos situar en torno al 20-25% en las mujeres de más de 50
años. Ello supone una prevalencia superior a la de la fractura de cadera, lo que
puede deberse a la mayor mortalidad de ésta, y a que ocurre a edades más
tempranas.

Las enfermas con fractura vertebral tienen un exceso de mortalidad del 20% a
los cinco años, más atribuible a enfermedades concomitantes que a la propia

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fractura (ésta podría ser excepcionalmente responsable del fallecimiento por las
dificultades ventilatorias vinculadas a la cifosis).

- Muñeca: Afecta a la parte distal del radio (fractura de Colles). Es más frecuente
en las mujeres a partir de los 55 años.

- Cadera: Consiste en la fractura del fémur proximal y es una de las principales


causas de incapacidad en la vejez. Entre el 12 y el 20 por ciento de los enfermos
que han sufrido una fractura de cadera fallecen en menos de un año. Las
posibilidades de sufrirla aumentan a partir de los 75 años. Son más frecuentes
en países escandinavos, donde la exposición al sol es menor y por tanto menor
el nivel de vitamina D (responsable de la absorción intestinal del calcio).

El aumento exponencial de la incidencia con la edad, que comienza hacia los 50


años y se hace especialmente notable a partir de los 70, determina que hacia los
80 años desarrollen fractura de cadera anualmente el 3 ó 4% de las mujeres. De
hecho, el 50% de las fracturas de cadera tienen lugar por encima de esta edad.
Respecto a la prevalencia, decir que alrededor del 5% de las mujeres de más de
65 años han sufrido una fractura de la cadera.

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La mortalidad por fractura de cadera se estima en un 20% al cabo del primer
año, teniendo lugar la mayor parte de los fallecimientos en los primeros meses
siguientes a la fractura.

Aproximadamente la mitad se deben a complicaciones de la misma (embolia


pulmonar, neumonía), y la otra mitad a las enfermedades que tenía previamente
la paciente.

Entre un tercio y la mitad de las mujeres que sobreviven a la fractura no vuelven


a andar y se hacen dependientes de terceros.

1.6 SINTOMATOLOGÍA PROPIAMENTE DICHA (INDICADORES PARA SU


DIAGNÓSTICO)

Estos procesos producen una serie de síntomas. Los más comunes a nivel
general son los siguientes:

1. Deformidades de la columna con dolor. Se suele dar cifosis con gran


frecuencia. Esta modificación de la columna vertebral es la responsable
de muchos de los dolores de espalda de las mujeres menopáusicas.
2. Dolor muscular, derivado de la mala resistencia de los huesos y sus
deformidades.
3. Debilidad de los huesos.
4. Dolor en el cuello
5. Pérdida de peso y de talla
6. Posturas incorrectas

A propuesta de la OMS, la osteoporosis se diagnostica en función de la


existencia de una densidad mineral ósea (DMO) baja.

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1.7 CAUSAS.

La osteoporosis primaria constituye el tipo más frecuente e incluye los casos en


que no se identifica ninguna enfermedad que la justifique directamente. Se
distinguen la osteoporosis idiopática juvenil y la osteoporosis del adulto joven
que afectan a niños y adultos jóvenes de ambos sexos con función gonadal
normal.

La osteoporosis idiopática juvenil es un trastorno raro, que se inicia generalmente


entre los 8 y los 14 años. Se manifiesta por la aparición brusca de dolor óseo y
de fracturas con traumatismos mínimos. Suele remitir espontáneamente en 4 o
5 años.

La forma ideopática del adulto joven es observa en hombres jóvenes y mujeres


premenopáusicas en las que no se identifica ningún factor etiológico. En
ocasiones comienza con el embarazo. Los estrógenos no son eficaces en estos
casos y la evolución es variable.

La osteoporosis posmenopáusica tipo I se presenta en mujeres de 45 a 75 años


y se caracteriza por una pérdida acelerada y desproporcionada de hueso
trabecular.

Las fracturas de los cuerposvertebrales y de la porción distal del radio son


complicaciones frecuentes. Incluye disminución de la actividad de la hormona
paratiroidea (PTH) para compensar el aumento de la reabsorción ósea. El
tratamiento antirreabsortivo es eficaz para frenar la pérdida ósea.

En lo referido a la osteoporosis senil tipo II, ésta se detecta en algunas mujeres


y varones de más de 70 años como consecuencia de un déficit de la función de
los osteoblastos.

Está muy influida por el sedentarismo, disminución de la absorción intestinal de


calcio, menor insolación y disminución de la eficiencia de la piel en la
biotransformación de la vitamina D, trastornos nutricionales de la vitamina D e
hiperparatiroidismo secundario. Afecta tanto al hueso cortical como al trabecular
y se asocia con fracturas del cuello femoral, porción proximal del húmero y pelvis.
El tratamiento antirreabsortivo es menos eficaz en este tipo de osteoporosis.

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Las osteoporosis secundarias son consecuencia o bien una manifestación
acompañante de otras enfermedades o de su tratamiento. Es importante
identificarlas para llevar a cabo un tratamiento etiológico. Estas patologías
pueden ser a su vez factores de riesgo para la osteoporosis posmenopáusica.

Entre las causas de las osteoporosis secundarias se encuentran:

1. Causas Endócrinas

2. Enfermedades gastrointestinales.

3. Trastornos genéticos

4. Trastornos Hematológicos

5. Enfermedades Reumáticas

6. Transplante de órganos

7. Drogas

A lo largo de la vida, a medida que se destruye el hueso, se va formando hueso


nuevo, manteniendo un equilibrio. Este proceso se denomina remodelado óseo.
A partir de la tercera década, el proceso de remodelado cambia, y la formación
de hueso nuevo se hace más lenta, por lo que se produce de manera natural una
disminución de la masa del hueso. Cuando esta pérdida de masa ósea se hace
más severa se produce osteoporosis.

Existen varias causas de la osteoporosis, o mejor dicho, varios factores que


favorecen su aparición:
Envejecimiento: la edad avanzada, por sí misma, produce una disminución en la
cantidad del hueso, por lo que cualquier persona puede padecerla. El riesgo es
mayor a partir de los 50 años.
Factores genéticos: existen genes relacionados con el desarrollo de la masa
ósea, por lo que la incidencia de la enfermedad es mayor en aquellas personas
cuyos familiares directos tienen historia previa de fracturas (padres o abuelos).
Dieta pobre en calcio: el calcio es un alimento fundamental en la formación del
hueso. Se encuentra sobre todo en la leche y derivados lácteos como
quesos, yogures, etcétera, y también en otros alimentos como pescado azul y
frutos secos.

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Sexo femenino: las mujeres tienen un riesgo cuatro veces mayor que los
hombres de desarrollar osteoporosis, especialmente tras la menopausia. Esto es
debido a la reducción del número de estrógenos (hormonas femeninas que
intervienen en la formación de masa ósea) en esta etapa, que favorece una
disminución en el remodelado del hueso. Existe más probabilidad de padecer
osteoporosis si la menopausia se produce antes de los 40 años (menopausia
precoz), debido por ejemplo a la extirpación quirúrgica de ambos ovarios, o
cuando falta la menstruación (llamado amenorrea) en deportistas, o en casos de
anorexia nerviosa por pérdida importante de peso. Además, las mujeres tienen
una mayor esperanza de vida que los hombres y, en general, su cantidad de
masa ósea es menor (especialmente en mujeres excesivamente delgadas).
Raza: más frecuente en caucásicos y asiáticos.
Algunas patologías: hay enfermedades que pueden desencadenar osteoporosis,
como elhipertiroidismo o el Síndrome de Cushing.
Inmovilización prolongada: ya sea por enfermedad o por un estilo de vida
sedentario. El ejercicio es uno de los estímulos para la formación del hueso.
Algunos medicamentos: por ejemplo el uso prolongado de esteroides,
corticoides, antiepilépticos o fármacos para el tiroides.
El exceso de tabaco, alcohol o café.

1.8 SÍNTOMAS DE LA OSTEOPOROSIS.

La osteoporosis suele cursar de manera asintomática hasta que se produce una


fractura. Las más frecuentes son las fracturas de las vértebras, y una gran
mayoría son asintomáticas y se diagnostican de manera accidental por una
radiografía, u otra prueba de imagen que se solicita por otro motivo.

Cuando presentan síntomas, suelen cursar con dolor agudo o crónico (duración
de más de seis meses), deformidades en la columna (cifosis progresiva o, como
se conoce popularmente, chepa o joroba) (dibujo de persona anciana con joroba)
y disminución de la talla. Se localizan sobre todo en la mitad inferior de la
columna dorsal y en la mitad superior de la columna lumbar.

Las fracturas de cadera (dibujo de cadera) son también muy prevalentes y


afectan al 15% de las mujeres y al 5% de los hombres de más de 80 años.

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Generalmente son consecuencia de una caída, y cursan con dolor agudo e
incapacidad para movilizar la extremidad afectada.

A menudo el tratamiento de este tipo de fracturas es quirúrgico, por lo que es


una causa frecuente de ingreso hospitalario en personas ancianas.

Existen, por lo tanto, las siguientes formas de comienzo o síntomas que pueden
indicar la presencia de osteoporosis:

 Detección en personas asintomáticas y sin historia de fracturas previas


que presentan múltiples factores de riesgo (pérdida de la menstruación
antes de los 40 años, o tras cirugía de extirpación de los ovarios, historia
familiar de osteoporosis o fracturas, dieta inadecuada pobre en calcio,
estilo de vida sedentario, abuso de alcohol o tabaco, o tratamiento
prolongado con determinados fármacos).
 Presentar fracturas de repetición de huesos largos (húmero, fémur o radio
a nivel de la muñeca) de manera espontánea, o ante mínimos golpes o
caídas.
 Padecer fracturas vertebrales por un pequeño movimiento (toser,
estornudar o agacharse), o incluso sin relación con ningún
desencadenante.
 Como consecuencia de fracturas vertebrales repetidas se puede producir,
sobre todo en edades más avanzadas, una mengua de la talla o aparición
de joroba (por disminución de la altura de los cuerpos de las vértebras).

1.9 OSTEOPOROSIS SEGÚN EDAD Y SEXO.

Edad y Sexo: Es importante tener en cuenta las etapas de Formación y


Resorción (Destrucción) Ósea que suceden en el hueso, las cuales tienen un
perfecto acoplamiento para formar la masa ósea. El equilibrio de estas fases
cambian con el tiempo y es así como después de llegar a la madurez, se observa
una gradual DISMINUCION de la cantidad de masa ósea formada, con
relación a la cantidad que se destruye. Alrededor de los 30 o 40 atlos se
comienza a perder gradualmente la masa ósea, 10 cual ocurre con
mayor rapidez en mujeres que en hombres.

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Si el proceso de pérdida ósea avanza sin tratamiento, los huesos se van
volviendo muy frágiles, delgados y pueden suceder fracturas con una leve
caída o simple lesión de poca importancia. Cuando suceden estas a nivel
de la columna vertebral, se va perdiendo altura en las vértebras y se va
disminuyendo la estatura de la persona.

Raza: La predisposición a la OSTEOPOROSIS es mayor en personas de raza


blanca y asiática Los negros e hispánicos tienen menor riesgo por tener los
huesos más densos.

Se desconocen las razones exactas de estas diferencias raciales. Los estudios


epidemiológicos han identificado múltiples marcadores y factores de riesgo para
la osteoporosis que tienen baja sensibilidad y baja especificidad, pero deben ser
tomados en cuenta ya que permiten identificar a pacientes susceptibles a
esta enfermedad y para acciones preventivas de diagnóstico y tratamiento de
la enfermedad.

Estos factores se pueden detectar a través de una buena historia clínica. Los
factores con mayor peso específico son: más de 10 años de menopausia,
antecedentes de fractura previa, historia familiar de osteoporosis y la edad.

Los factores de riesgo más estudiados son: sexo, edad, talla, peso. Con respecto
al sexo y edad, la mujer se ve más afectada en una relación de 5:1 por varias
razones, presenta una densidad mineral ósea menor que el hombre, cambios
hormonales durante la mayor parte de su vida, vive más que el varón, tiene
mayor pérdida de hueso durante el envejecimiento.

Un aspecto importante en la mayor frecuencia de fracturas de cadera en las


mujeres es la reducción de la resistencia ósea en el cuello del fémur que es
menor en el sexo femenino, así como el alto riesgo de caídas durante el
envejecimiento. La talla baja, condiciona huesos cortos con menor densidad al
igual que en mujeres ser delgadas.

Se sabe que el aumento de las fuerzas que inciden sobre el esqueleto tiende a
provocar un balance positivo, como sucede con el ejercicio físico y por el
contrario, la disminución de los estímulos mecánicos provoca un balance
negativo, como sucedecon la inmovilización y la ingravidez.

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2.1 DIAGNÓSTICO.

La desintometría ósea es un examen indoloro, no invasivo y económico,


que permite determinar el estado de los huesos. Los resultados de una
densitometría orientan al doctor respecto al tratamiento adecuado para
cada paciente.

Este examen puede hacerse una vez al año o cada dos, dependiendo de la
edad de la persona y el nivel de descalcificación de los huesos. Es
recomendable realizar la primera densitometría ósea en mujeres que se
encuentran cerca de la menopausia o tienen alrededor de 50 años. En los
hombres, se recomienda efectuar este chequeo a los 60 años.

¿Los más expuestos?

Todas las personas han presentado alguna vez en su vida algún episodio
de dolor lumbar, lo que está relacionado con el hecho de caminar con la
columna perpendicular al suelo. La enfermedad degenerativa discal es
parte del envejecimiento normal del organismo, y a veces ésta puede ser
el origen del dolor.

Sin embargo, investigaciones realizadas en Estados Unidos demuestran


que hasta un 60% de los lumbagos se producen sin causa demostrable,
que es una patología prioritaria del mundo occidental y que se presenta en
mayor medida en personas que habitan en las ciudades, lo que le confiere
un componente psicosomático muy importante.

Si bien hay estudios que demuestran que se presenta con más frecuencia
en pacientes que se desempeñan en actividades laborales de mucho
esfuerzo, se ha demostrado que el disco intervertebral soporta 300 veces
más carga al estar sentada la persona que al estar de pie, lo cual concuerda
con el hecho de que se trata de una patología muy presente en quienes
realizan trabajo de escritorio.

También está demostrado que la enfermedad degenerativa discal una de


las causas principales del dolor lumbar, es cuatro veces más frecuente en

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pacientes fumadores y menos frecuente en deportistas. Pero es nuestra
carga genética la que comanda el envejecimiento de nuestros discos
intervertebrales.

Hay dos tipos osteoporosis: Una es la Osteoporosis post-menopáusica


y la otra es la Osteoporosis senil (del anciano). La gran mayoría de las
personas no tienen síntomas a pesar de tener fracturas vertebrales.
Cuando ocurren síntomas estos pueden ser de dos tipos:

l. Dolor inmediato a una fractura después de un trauma minimo o ejerc icio.


2. Dolor difuso crónico en espalda debido a alteraciones de la columna
vertebral, como cifosis dorsal ("giba"), también puede haber disminución de
la estatura y fracturas de fémur o radio principal- mente (huesos de la
pierna y muñeca).

El diagnóstico puede ser hecho por varios métodos; desde una simple
radiografía, hasta exámenes que determinan con mayor exactitud la
densidad del hueso como la OSTEODENSITOMETRIA y la medición de
sustancias en sangre y en orina que miden la pérdida del hueso.
La radiografía detecta la osteopenia o pérdida de masa ósea cuando ésta
ya se ha disminuido en un 30-50% por lo cual no es el método más indicado
para un diagnóstico temprano de Osteoporosis; en cambio es
definitivamente necesaria para el diagnóstico de fractura ósea.
La realización del examen de DENSITOMETRIA OSEA se
recomienda en los siguientes casos:
1. En las personas que tengan alto riesgo de Osteoporosis, los
controles deben ser cada 1 a 2 años.
2. Pacientes candidatas a iniciar terapia estrogénica de reemplazo
(hormonas sexuales) para el manejo de osteoporosis
postmenopáusica.
3. Personas con osteoporosis en tratamiento, con el fin de controlar los
resultados del mismo.
4. Pacientes que requieren tratamiento con cortisona en forma
prolongada y dosis altas debido a otras enfermedades.

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5. Mujeres menores de 40 años con «menopausia precoz», sea ésta de
origen quirúrgico u otro cualquiera.
6. Hombres y mujeres mayores de 40 atlos con dolor de espalda o dolor
lumbar que podría originarse en osteoporosis o aplastamiento de las
vértebras.
7. Personas con historia familiar de osteoporosis, raza blanca, talla baja
y antecedentes de aplastamiento de vértebras, fractura de muñeca o
de fémur.
8. Personas con osteopenia o signos de descalcificación visibles en
cualquier radiografía, para precisar el verdadero grado de
osteoporosis.

Existen otras pruebas que se pueden realizar en la sangre y la orina como


complemento de la Densitometria ósea. Varias pruebas adicionales se
pueden realizar, especialmente en personas jóvenes con osteoporosis de
causa desconocida, para buscar enfermedades poco comunes que la
pueden producir. Recuerde siempre que ES MEJOR PREVENIR QUE
CURAR, y que un examen a tiempo, puede salvarlo de sufrir esta
enfermedad en el futuro.

2.2 DIAGNOSTICO EN LA ANTIGÜEDAD Y AHORA.

La osteoporosis es una enfermedad proceso prevenible y tratable, pero la falta


de signos de alerta previos a la aparición de fracturas, conlleva que muchos
pacientes no sean diagnosticados en las fases tempranas y tratados de forma
precoz y efectiva. Así, en algunos estudios se ha comprobado que el 95% de los
pacientes que presentan una fractura por fragilidad no tenían un diagnóstico
previo de osteoporosis.

La osteoporosis es una enfermedad que produce en los pacientes que la sufren


un aumento de la morbilidad, generando en ellos un deterioro en la calidad de
vida, asimismo aumenta la mortalidad y conlleva a un importante consumo de
recursos sociosanitarios de todo tipo. Analizaremos independientemente cada
uno de ellos.

a) Calidad de vida.
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Los pacientes que sufren fracturas por fragilidad han mostrado un deterioro en
la calidad de vida en numerosos estudios. En todos ellos se aprecia una menor
puntuación en todas las esferas valoradas en los cuestionarios de calidad de
vida. Aunque la causa de este deterioro de la calidad de vida se debe en su
mayor parte a las fracturas, la sensación de tener una enfermedad crónica que
precisa de un tratamiento a largo plazo y en la que en muchas ocasiones se
desarrolla un verdadero terror a sufrir una fractura, condiciona que la depresión
sea más frecuente en las pacientes afectas de osteoporosis, lo cual a su vez
condiciona una menor puntuación en muchas de las esferas valoradas en los
cuestionarios de calidad de vida.

b) Aumento de la morbilidad.

La osteoporosis en sí misma no aumenta el riesgo de sufrir otras enfermedades,


con la única excepción quizá del síndrome depresivo comentado con
anterioridad.

Por el contrario, un elevado número de enfermedades o la medicación utilizada


para tratar a las mismas son capaces de producir osteoporosis e incrementar el
riesgo de fractura. En estos casos se considera a la osteoporosis como
secundaria.

Las fracturas por fragilidad incrementan el riesgo de sufrir otras fracturas. Así,
después de sufrir una fractura vertebral existe un aumento de 7-10 veces para
sufrir nuevas fracturas vertebrales y la presencia de deformidad vertebral
prevalente predice una fractura de cadera incidente con un cociente de riesgo de
2,8-4,5, aumentando éste con el número de deformidades vertebrales.

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En la misma línea argumental, Lindsay et al, publicaron que el 20% de los
pacientes que tienen una fractura vertebral, sufren una nueva fractura de estas
características al cabo de 1 año.

No es rara la coexistencia de varios tipos de fracturas por fragilidad, en los


pacientes con osteoporosis.

Así, por ejemplo, en un estudio cooperativo multicéntrico nacional, realizado en


mujeres que habían sido ingresadas por presentar una fractura de la extremidad
proximal del fémur, se observó que existía al menos una fractura vertebral en el
62,6% de los casos, destacando el hecho de que en prácticamente todos los
casos, no se había efectuado previamente al estudio el diagnóstico de fractura
vertebral.

La fractura de tercio distal de radio es más frecuente en mujeres, con una


relación mujer-varón de 4 a 1. En las mujeres estas fracturas son más frecuentes
en la perimenopausia y su incidencia aumenta rápidamente tras la menopausia
para estabilizarse a los 65 años.

En varones la incidencia permanece prácticamente constante con la edad. Este


tipo de fractura solo requiere hospitalización en menos del 20% de los casos,
pero incrementan un 50% el riesgo de fractura de cadera.

c) Aumento de la mortalidad.

Varios estudios han demostrado que los pacientes que sufren fracturas por
fragilidad tienen un aumento de la mortalidad, tanto en estudios descriptivos, en
los que se recoge la mortalidad asociada a las fracturas osteoporóticas, como en
estudios de cohorte, en donde se observa que los pacientes fracturados tienen
una mayor mortalidad al compararlos con los controles de su misma edad y sexo
que no han tenido fracturas. En algunos estudios se recoge la descripción
"exceso de mortalidad", ya que los pacientes afectos de osteoporosis son por lo
general pacientes de edad avanzada, especialmente aquellos con fractura de la
extremidad proximal del fémur, en los que de manera natural tienen una
mortalidad elevada.

Así, varios estudios realizados en nuestro país sobre epidemiología de la fractura


de la extremidad proximal del fémur han mostrado que la mortalidad de la
extremidad proximal del fémur en su fase aguda, considerando ésta como la que
20
ocurre en el primer mes tras la fractura, oscila entre el 6-10%33, pero si se realiza
un seguimiento de estos pacientes, la mortalidad aumenta hasta el 30% en el
primer año tras la fractura31 y llega hasta el 40% a los 2 años.

En el estudio Dubbo, Tabla 1, desarrollado en Australia entre 1989 y 2004 en


una población de 2.413 mujeres y 1.898 varones de más de 60 años, también se
observó que los pacientes que habían sufrido una fractura osteoporótica tenían
una mayor mortalidad en comparación a aquellos que no se habían fracturado.
En esta cohorte, los varones presentaron una mortalidad mayor que las mujeres
en todas las fracturas. Resultados similares se obtuvieron en un metaanálisis
realizado en pacientes de ambos sexos que habían sufrido una fractura de la
extremidad proximal del fémur. Se observó que los ancianos tienen un
incremento del riesgo de mortalidad, por todas las causas, de entre 5 y 8 veces,
tras haber transcurrido tan sólo 3 meses desde el momento de la fractura y que
este incremento del riesgo también era mayor en el varón que en la mujer.

2.3 FISIOPATOLOGÍA.
El hueso es un tejido que está en constante formación y destrucción a lo largo
de toda la vida. Este fenómeno se conoce como el remodelado óseo y se lleva a
cabo por medio de la unidad de remodelación ósea que consiste en un conjunto
de células encargadas de destruir pequeñas porciones de hueso, que son
posteriormente sustituidas por hueso nuevo. El remodelado óseo tiene dos
funciones principales: en primer lugar, al sustituir el tejido óseo viejo por joven,
aumenta la resistencia del esqueleto a las fracturas y en segundo lugar, asegura
la disponibilidad de minerales como el calcio, el fósforo o el magnesio, para ser
transportado del hueso al líquido extracelular y viceversa, de acuerdo con las
necesidades del organismo (Figura 1).
Las células que participan en el remodelado óseo son de diversos tipos, pero
dos de ellas son las protagonistas principales del proceso: los osteoclastos, que
son macrófagos especializados en destruir hueso, fenómeno denominado
"resorción ósea" y los osteoblastos, células derivadas del tejido conectivo que se
encargan de formar el hueso. Existen otras células, como los osteocitos,
linfocitos, macrófagos y células endoteliales que prestan su apoyo al proceso de
remodelado. En la osteoporosis se produce una disfunción de las unidades de

21
remodelado óseo que a su vez se debe fundamentalmente a dos tipos de
alteraciones. La primera consiste en el establecimiento de un "balance negativo";
la segunda en un aumento del número de unidades de remodelación, que da
lugar a lo que se designa como "aumento del recambio óseo".

a) Balance negativo.

En el adulto joven existe un balance óseo "cero" ya que la cantidad de hueso


que forman los osteoblastos en cada unidad de remodelación ósea es igual a la
que han destruido previamente los osteoclastos.

22
Sin embargo, alrededor de los 40 años, la cantidad de hueso formada por los
osteoblastos comienza a ser algo menor que la destruida por los osteoclastos.
Esta situación se describe como de "balance negativo" y su consecuencia,
lógicamente, es la disminución de la cantidad total de la misma. Dependiendo de
la masa ósea inicial, de la cuantía del balance negativo, y del tiempo durante el
cual ha estado presente (en definitiva, de la edad de la persona), dicha pérdida
puede dar lugar a los valores de masa ósea que calificamos de osteoporóticos.
Por lo tanto el balance negativo es una condición sine qua non para el desarrollo
de osteoporosis.

El balance negativo que se desarrolla con la edad se debe fundamentalmente a


una disminución de la formación ósea, relacionada probablemente tanto con un
descenso en el número de osteoblastos (debido en parte a una disminución de
sus precursores, en parte a una disminución de su diferenciación y en parte a
una disminución de su supervivencia) como en su actividad individual. Ello, al
menos en parte, se debe a que también desciende en el microambiente óseo la
concentración de factores estimuladores de estas células, lo que en algún caso
(proteínas Wnt) se ha atribuido al aumento de radicales ROS en el
envejecimiento.

En ocasiones contribuye al balance negativo un aumento de la resorción ósea,


debido a un incremento de la actividad osteoclástica. Dicho aumento se puede
traducir, además, en un mayor recorrido de los osteoclastos, hasta el punto de
que la trabécula puede perforarse. Por otra parte, este aumento en la actividad
de los osteoclastos se acompaña del nacimiento de un mayor número de
unidades de remodelación ósea, lo que da lugar al fenómeno que conocemos
como "aumento del recambio".

Frente a la disminución de la actividad de los osteoblastos propia de la edad, el


aumento de la de los osteoclastos guarda relación con la disminución de los
estrógenos. La falta de estas hormonas probablemente también inhibe la
actividad formativa por favorecer la apoptosis de los osteoblastos, lo que
intensifica el balance negativo.

23
b) Aumento del recambio óseo.

El aumento del número de unidades de remodelación cuando éstas se


encuentran en balance negativo supone un aumento del número de puntos del
esqueleto en que se pierde masa ósea, y por tanto una aceleración de dicha
pérdida. De hecho, aunque el balance negativo sea un factor indispensable para
que se desarrolle pérdida de masa ósea, el factor que habitualmente es
responsable de la mayor cantidad de masa ósea perdida es el aumento del
recambio.

Las formas de osteoporosis en que este factor juega efectivamente el papel


primordial se conocen como "osteoporosis de recambio alto". El ejemplo más
característico de aumento del recambio lo constituye la menopausia, con la
depleción de estrógenos que conlleva. A él se debe la aceleración de la pérdida
de masa ósea que sigue a la misma, y en definitiva es el mecanismo responsable
de la "osteoporosis postmenopáusica". En las personas de edad avanzada, el
aumento del recambio óseo puede ser debido al desarrollo de un
hiperparatirodismo secundario que a su vez puede ser condicionado tanto por
una disminución de la función renal como por la disminución de los niveles
séricos de Vitamina D.

No obstante debe tenerse en cuenta que la heterogeneidad de la osteoporosis


permita que en algunos casos exista esta enfermedad sin que el recambio óseo

24
esté aumentado, como ocurre en la osteoporosis idiopática del varón, aunque es
cierto que estas circunstancias clínicas son bastante menos frecuentes.

Clínica.

La osteoporosis en sí misma no duele ni produce ningún tipo de sintomatología.


La clínica de esta enfermedad viene condicionada por las fracturas. Es un error
generalizado el atribuir a la osteoporosis dolor músculo-esquelético en
cualquiera de sus manifestaciones: molestias articulares, artralgias y mialgias,
dolores generalizados de todo el esqueleto…. etc. No existe ninguna relación
clínica entre la osteoporosis y la artrosis o la fibromialgia y si estos procesos
coinciden en un paciente, es debido al azar.

La fractura por fragilidad constituye la principal, si no la única, complicación


clínica de la osteoporosis. Si bien es cierto que puede observarse cualquier
fractura, casi con la excepción del cráneo, los huesos más comúnmente
afectados son las vértebras, (Figura 2) la extremidad distal del radio, la,
extremidad proximal del fémur (llamada erróneamente fractura de cadera) y la
fractura de húmero. Desde un punto de vista práctico, las fracturas suelen
clasificarse en fracturas vertebrales y no vertebrales. Personalmente no estamos
de acuerdo con esta clasificación, pues considera igualmente "fracturas no
vertebrales" a la fractura de costilla y a la fractura de la extremidad proximal del
fémur. Por ello, preferimos clasificar las fracturas en vertebrales, no vertebrales
y de la extremidad proximal del fémur.

La fractura vertebral suele producir dolor de espalda. En la fase aguda puede ir


acompañado de contractura muscular antiálgica. A menudo el dolor se vuelve
crónico. En un estudio cooperativo multicéntrico realizado en España, en mujeres
postmenopáusicas que acudían a la consulta externa de Medicina Interna por
dolor crónico de espalda, se observó que existía al menos una fractura vertebral
no diagnosticada previamente en el 15,8% de las mismas. Por otra parte, puede
observarse también, la pérdida de estatura y el desarrollo de cifosis dorsal40. En
el estudio anteriormente mencionado, las mujeres con fractura vertebral tenían
un promedio de 3 cm menos de estatura que las mujeres del grupo control, sin
fracturas.

25
Puede realizarse una aproximación a la pérdida de estatura que se ha producido
en un paciente, midiendo la distancia entre ambos dedos corazón, con el
paciente sentado y con los brazos completamente estirados en cruz (Figura 3).
En condiciones normales, la distancia entre ambos dedos se corresponde
aproximadamente con la estatura del paciente, hecho que se conoce desde la
época del Renacimiento (recuérdes al Hombre Vitrubio de Leonardo da Vinci).
Por último, la historia clínica y la exploración física pueden poner de manifiesto
síntomas y signos de otras enfermedades capaces de producir una osteoporosis
secundaria como complicación de las mismas.

3.1 TRATAMIENTO.

En septiembre de 2.000 se celebró en Toronto, Canadá, el 22° Congreso de la


Sociedad Americana para la Investigación Mineral Ósea, en el que cerca de
5.000 expertos procedentes de todo el mundo discutieron diferentes aspectos
relacionados con las patologías del hueso.

La osteoporosis ocupó un lugar estelar entre los temas que se trataron en esta
importante reunión científica, coincidiendo los especialistas al señalar que las
últimas evidencias demuestran que esta enfermedad evoluciona más
rápidamente de lo que se pensaba hasta ahora y que, por tanto, debe ser
abordada desde un punto de vista terapéutico de una forma más eficaz y precoz.

Este hecho se ha visto puesto de manifiesto ante datos como estos:

Una de cada cinco mujeres postmenopáusicas que sufren una fractura, vuelven
a padecer una nueva fractura en un período inferior a un año.

La alta mortalidad asociada a la fractura de cadera, ante la que cerca del 25%
de las pacientes fallecen en los primeros seis meses y el 40% en los dos primeros
años.

En el apartado de nuevas terapias, los expertos reunidos en Toronto destacan el


importante papel a jugar en los próximos años por el risedronato, un bifosfonato
de última generación, que ha demostrado tener una eficacia y un perfil de
seguridad que le sitúan como una de las primeras alternativas terapéuticas para
el tratamiento de la osteoporosis.

26
Los ensayos clínicos llevados a cabo hasta ahora con este fármaco han
evidenciado que el risedronato muestra rápidamente sus beneficios clínicos,
reduciendo hasta en un 65% (4) el riesgo de fractura vertebral en un período
inferior a un año.

Esta reducción del riesgo se mantiene, e incluso aumenta en muchos casos, en


aquellas mujeres que ya han sufrido dos o más fracturas vertebrales. Así lo ha
señalado el Dr. J.P. Brown, del Hospital Universitario de Quebec, Canadá, al
presentar los últimos resultados de los estudios VERT-MN, en el que han
participado más de 1.200 pacientes de Europa y Australasia (reducción del
riesgo de fracturas múltiples del 96% en un año), y VERT-NA, en el que se
incluyeron más de 2.400 pacientes de Estados Unidos y Canadá (reducción del
77% en un año).

En lo que se refiere a los estudios sobre seguridad y tolerabilidad llevados a cabo


con el risedronato, cabe concluir que este fármaco muestra un perfil de
seguridad, en muchos casos, comparable a placebo.

Tal como ha apuntado el Dr. M.Bolognesse, del Centro de Salud del Hueso, de
Gaithersburg, Estados Unidos, los efectos secundarios sobre la mucosa
intestinal han estado clásicamente asociados a los bifosfonatos, pero analizando
más de 4.000 pacientes mayores de 80 años y tratados con el risedronato se
puede concluir que el perfil de seguridad de este fármaco en ensayos clínicos
controlados es muy similar al observado con placebo.

El Dr. P.D. Adami, de Hamilton, Canadá, confirma las palabras del Dr.
Bolognesse, al referirse a un estudio en el que se evaluó la respuesta al
risedronato en pacientes que previamente presentaron efectos secundarios al
alendronato, otro bifosfonato.

Tal como ha explicado este especialista, en estos pacientes el risedronato fue


tan bien tolerado como lo fue el placebo, lo que, según el Dr. Adami, "confirma
el excelente perfil de seguridad de este fármaco sobre la mucosa gástrica, ya
observado en otros ensayos clínicos".

27
Superioridad sobre el alendronato.

Concretamente, y analizando los resultados de una investigación que


comparaba exhaustivamente la acción a nivel gastrointestinal del risedronato con
alendronato, se concluye que el número de úlceras gástricas asociadas al
tratamiento con risedronato es significativamente inferior al que se observa en
los pacientes tratados con alendronato.

En este sentido, y tal como señala el Dr. J.K. Marshall, de la Universidad


McMaster, de Hamilton, Canadá, y principal investigador de este estudio, cabe
decir que "ante dos fármacos del mismo grupo terapéutico, como son risedronato
y alendronato, se pueden encontrar diferencias importantes desde el punto de
vista de seguridad y efectos secundarios. Concretamente, y tras nuestra
investigación, -enfatiza el experto- se puede concluir que alendronato presenta
un mayor potencial de daño sobre la mucosa gástrica que risedronato".

Otra investigación presentada en Toronto por el Dr. D. Hosking, del Hospital de


Nottingham City, Reino Unido, pone también de manifiesto el excelente perfil de
seguridad a nivel gastrointestinal de risedronato. Concretamente, 497 pacientes
con historia clínica de enfermedad gastrointestinal, o sometidos a tratamiento
con anti-inflamatorios no esteroideos, bloqueadores de la H2 o inhibidores de la
bomba de protones, fueron divididos en dos grupos para recibir risedronato o
placebo diariamente durante tres años, observándose un perfil de efectos
secundarios muy similar en los dos grupos, lo que demuestra el alto grado de
tolerabilidad que presenta el risedronato a nivel gastrointestinal. Otro de los
hechos que se han venido evidenciando en los últimos tiempos es que la
presencia de una fractura vertebral aumenta muy significativamente el riesgo de
sufrir una nueva fractura. Concretamente, se ha observado que el 20% de las
mujeres que sufren una fractura, vuelven a padecer una nueva fractura en un
período inferior a un año, de ahí la importancia de desarrollar estrategias que
prevengan esa primera fractura.

En este sentido, también se está destacando en Toronto el papel del risedronato,


el cual ha demostrado en un estudio (8) en el que han participado 383 mujeres
sin fracturas vertebrales previas, y además con una baja densidad mineral ósea,
que puede llegar a reducir el riesgo de fractura hasta en un 70%, tal como ha
señalado el Dr. M.Hooper, del Concord Repatriation Hospital, de Australia.
28
3.2 CRITERIOS DE TRATAMIENTO.

Los criterios a tener en cuenta son diferentes dependiendo del tipo de


osteoporosis, por ello señalaremos los siguientes tipos de osteoporosis:

 Pre y posmenopáusica.
 En varones y en el anciano.
 Secundaria a fármacos o a enfermedades.

3.2.1 En la Premenopausia.

Aunque es criterio de derivación a otro nivel asistencial por precisar estudios y


controles más complejos, básicamente ante una paciente premenopáusica con
osteoporosis u osteopenia muy importante (-2DE t-sco- re) debe descartarse un
hipoestrogenismo o una osteoporosis secundaria a otra enfermedad o
tratamiento antes de indicar un tratamiento específico (THS con estrógenos será,
en principio, el de elección).

3.2.2 En la Posmenopausia.

Entendemos por posmenopausia hasta unos 10-15 años después del cese de
las menstruaciones, es decir hasta los 65 años aproximadamente y que además
se ha descartado que sea secundaria a otro motivo. En la tabla IX se muestran
los criterios de tratamiento en función de la DMO y de la presencia de fractura
previa.

Cualquiera de los fármacos listados han demostrado reducción del riesgo de


fractura (bisfosfonatos, SERMS, terapia hormonal sustitutiva=THS, calcitonina).
Como norma, lo aconsejable será iniciar un THS con estrógenos (si hay útero
junto a progestágenos, preferiblemente nor-derivados,) si hay clínica de
menopausia, tiene menos de 60 años, no hay contraindicaciones y la paciente
acepta seguir los controles ginecológicos propios del THS.

La duración del tratamiento estará en función del riesgo de neoplasia de mama


u otras asociadas al THS (aumenta a partir de los 5 años). Posteriormente si
precisa seguir con tratamiento podrá optarse por cualquiera de los otros en
función de la mejor evidencia disponible en el momento y de la tolerancia y
preferencias de la paciente.

29
El raloxifeno también puede ser una opción, pero recordar que presenta el mismo
riesgo de trom-boembolismo que el THS y no puede darse si la paciente presenta
sofocos, ya que los empeora; a pesar de haberse comunicado una disminución
del riesgo de neoplasia de mama invasiva en las pacientes en tratamiento, no
está asegurada su inocuidad en pacientes con neoplasia de mama o con riesgo
elevado de tenerla.

El objetivo del tratamiento es evitar la osteoporosis establecida, es decir, la


fractura osteoporótica y, si ya existe, evitar la producción de una nueva.

Las medidas preventivas de la osteoporosis que se pueden adoptar en la


infancia, adolescencia, juventud y edad adulta están encaminadas a alcanzar el
máximo de masa ósea (esto se produce normalmente antes de los 30 años, pues
a partir de esa edad el remodelado óseo se hace más lento y favorece la
disminución de la densidad del hueso).

En mujeres postmenopáusicas existen medidas farmacológicas y no


farmacológicas que mejoran la calidad del hueso y enlentecen en la medida de
lo posible la pérdida de masa ósea.

En personas ancianas juegan un papel fundamental las medidas para prevenir


el riesgo de caídas.

Medidas no farmacológicas o preventivas de la osteoporosis.

Dieta adecuada rica en calcio: diariamente se pierde calcio a través de la orina y


el sudor. Si las necesidades son superiores al aporte del mismo, se va a producir
una disminución de la reserva, constituida por el hueso fundamentalmente. El
calcio se encuentra principalmente en la leche y derivados lácteos como el queso
y el yogur. Los niños deben tomar como mínimo 800 miligramos de calcio al día,
los adultos 1.000 miligramos de calcio al día, y las mujeres embarazadas 1.200
miligramos de calcio. Un litro de leche contiene aproximadamente un gramo de
calcio elemento (un yogur aproximadamente 125 miligramos de calcio).

Aporte de vitamina D: favorece la absorción del calcio y su incorporación al


hueso. Para la mayoría de los adultos la exposición al sol y una dieta equilibrada
son suficientes para mantener unos niveles adecuados, pero en ancianos que a
menudo salen poco a la calle suele ser insuficiente. Las necesidades de vitamina
D oscilan entre 400 y 800 UI al día. La leche constituye la mayor fuente de
30
vitamina D aportada por la dieta, un litro de leche contiene aproximadamente 400
UI de vitamina D.

Evitar el consumo de tabaco y alcohol: se recomienda el abandono del alcohol y


del hábito tabáquico, ya que acelera la pérdida de masa ósea al disminuir la
capacidad de absorción de calcio.

No excederse con la cafeína: esta sustancia tiene un efecto diurético que hace
que la excreción de calcio a través de la orina sea mayor de lo normal. Intenta
moderar el consumo de café y otras bebidas que la contengan.

Ejercicio físico diario: la práctica diaria de ejercicio, como caminar 20 minutos


todos los días, aumenta la masa ósea y disminuye el riesgo de fracturas.
Asimismo, para mejorar el equilibrio y evitar cáidas se pueden practicar deportes
como el taichi o el yoga.

Medidas farmacológicas frente a la osteoporosis.

La utilización de fármacos está indicada en aquellos pacientes de osteoporosis


con mayor riesgo de presentar una fractura.

Calcio y vitamina D: su uso está recomendado en personas ancianas con baja


ingesta de estos elementos, y en aquellas que toman fármacos de forma
prolongada, como los corticoides, que favorecen la osteoporosis. Las sales de
calcio más utilizadas son el citrato y el carbonato de calcio. En el mercado existen
preparados combinados de calcio y vitamina D que facilitan su administración.

Bifosfonatos (ácido alendrónico, ácido risedrónico, ácido etidrónico): su


mecanismo de acción no es bien conocido, pero producen un descenso en la
resorción ósea o destrucción del hueso. Disminuyen la incidencia de fracturas
vertebrales y de cadera en mujeres tras la menopausia, y de fracturas vertebrales
en hombres. Son el tratamiento de elección en la osteoporosis por fármacos. Se
administran por vía oral con frecuencia semanal o mensual.

Raloxifeno: actúa sobre los receptores de los estrógenos (hormona femenina


que actúa en la formación del hueso). Disminuye la frecuencia de fracturas
vertebrales radiológicas y clínicas en mujeres tras la menopausia con

31
osteoporosis, con y sin fractura previa, y disminuye de manera significativa la
incidencia de cáncer de mama en este tipo de pacientes.

Terapia hormonal sustitutiva (estrógenos/progestágenos): no es el tratamiento


de primera elección frente a la osteoporosis. Está indicada en algunas mujeres
tras la menopausia, cuando no toleran otros fármacos y además tienen síntomas
importantes en relación con la pérdida de la menstruación.

Calcitonina: disminuye la aparición de nuevas fracturas. Su eficacia es algo


menor. Se administra de forma intranasal.

Teripratida: es un fragmento de hormona paratiroidea que ayuda a la formación


del hueso. Se utiliza desde hace poco tiempo. Solo está indicado en
determinados casos (generalmente tras una fractura), y no de forma continuada.
Se administra mediante inyecciones subcutáneas.

4.1 OSTEOPOROSIS EN ADULTO MAYOR A 30 AÑOS.


Con respecto a los bisfosfonatos (32-35), recordar que estos fármacos se
acumulan en el hueso de forma indefinida, por lo cual en muchas ocasiones se
reservan para etapas posteriores, aunque evidentemente su uso estará en
función de la respuesta al tratamiento de los otros fármacos.

TABLA IX
CRITERIOS DE TRATAMIENTO EN POSMENOPAUSIA
(hasta los 65 años, 15 años de posmenopausia)
RIESGO DE
FRACTURA T-SCORE FRACTURA ACTITUD*
Vertebral <-1 DE ++++ Tratar
No vertebral portrauma leve
(ej:Colles) <-1DE +++ Tratar(discutibleapartirde que cifradet-score)

No <-2.5DE +++ Tratar


Si<60añosyantecedentefamiliar
No Entre + deosteoporosisyDMO<-2DE
-2.5y-1DE valorartratarcomoprevención

No >-1DE + Notratar

(*) Tratar implica:

1. Tratamiento específico si es una osteoporosis secundaria a otra patología


2. Tratamiento no farmacológico (ver tabla XI)
32
3. Tratamiento farmacológico (opciones):
- THS si < 60 años
- SERMS (Raloxifeno)
- Bisfosfatos (alendronato, etidronato, risedronato)
- Calcitonina nasal
- Vitamina D en casos con déficit
- Calcio en casos con baja ingesta

La tibolona ha demostrado aumento de la masa ósea, pero todavía no hay


estudios sobre su efecto en la reducción del riesgo de fractura.

Los resultados con ipriflavona1 son contradictorios, pero en estudios


observacionales se ha observado que los que consumen habitualmente soja
presentan una DMO mayor.

No se ha demostrado que la administración de su- plementos de calcio en


población con ingestas norma- les (media 700-900 mg/día) sea efectivo, ni que
sea útil para prevenir la pérdida de dmo en la posmenopausia reciente en
mujeres con ingestas superiores a 400 mg calcio/día, aunque parece reducir la
pérdida en aquellas con ingestas <400 mg calcio/día.

La administración de vitamina D tampoco se ha demostrado útil en poblaciones


sin déficit; en poblaciones con déficit de vitamina D o con problemas de absorción
del calcio, la administración de suplementos de calcio a altas dosis puede
prevenir la pérdida de la DMO.

Con respecto al ejercicio, se ha observado que cualquier tipo de ejercicio es


beneficioso, teniendo en cuenta que los que implican carga van mejor para la
cadera.

En el varón. En general se considera al varón adulto hasta los 65-70 años. En


principio es criterio de derivación aotro nivel asistencial, ya que en la mayoría de
casos es secundaria a otro proceso (hipogonadismo, enolismo, tratamiento
prolongado con corticoides, trasplante de órganos y otras enfermedades) y
todavía no están bien establecidas las pautas de actuación.

33
El tratamiento estará en función de la etiología. En los casos de hipogonadismo
estará indicado el trata- miento sustitutivo con andrógenos (parenteral, oral o
transcutanea), pero deberá ponderarse el riesgo aso- ciado (poliglobulia,
hepatopatía, favorecer el desarrollo de una neoplasia de próstata).

En casos de eugonadismo o pacientes que no acepten el tratamiento


androgénico, pueden administrarse los bisfosfonatos (alendronato, etidronato,
risedronato) o la calcitonina. En algunos estudios se ha demostrado la utilidad
del flúor, pero en otros no. En los casos con hipercalciuria pueden darse tiazidas
a dosis bajas (inferiores a las antihipertensivas)

En el anciano. En edades avanzadas, por ejemplo a partir de los 70 años, el


criterio densitométrico más útil para tomar decisiones terapéuticas es utilizar la
z-score - ya que corresponde mejor con el riesgo real de fractura- aunque debe
recordarse que el criterio diagnóstico sigue siendo el mismo. En la tabla X se
especifican los criterios de tratar.

TRATAMIENTO EN EDADES AVANZADAS (>65-70años)

RIESGO DE
FRACTURA Z-SCORE FRACTURA ACTITUD b
Vertebral o cadera
Sea cual sea ++++ Tratar si calidad de vida
aceptable
Otras < -1DE +++ Tratar si calidad de vida
aceptable
No < -1DE +++ Tratar si calidad de vida
aceptable
> -1DE y osteoporosis por t-
No score + No tratar
> - 1 DE y osteopenia por t-
No score + No tratar
(a) Se utilizará como criterio para tratar la z-score en lugar de la t-score
(b) Tratar implica:

1. Tratamiento específico si es una osteoporosis secundaria a otra patología

2. Tratamiento no farmacológico (ver tabla XI)

3. Tratamiento farmacológico:

 Bisfosfonatos (alendronato, etidronato, risedronato)


 Calcitonina
 Vitamina D en casos de déficit

34
 Calcio en casos con baja ingesta
 Nutrición equilibrada con aporte suficiente de proteínas

Es importante recordar que en estas edades el riesgo más elevado de fractura


se debe a la caída, y por tanto el tratamiento también deberá ir dirigido a evitarla:
mejorar la agilidad, reducir los fármacos que produzcan mareos o
inestabilidades, evitar la hipotensión, mejorar la movilidad de las piernas dando
analgésicos y enseñando ejercicios, aconsejar uso de bastones, carritos de la
compra de 4 ruedas, evitar los zapatos tipo chancleta o tacones altos, corregir
los déficits visuales, operar las cataratas, evitar objetos, animales o alfombras
en los suelos que les hagan tropezar, aconsejar camas altas y duchas mejor
que bañeras, usar protectores de cadera, etc.

También en estas edades es muy frecuente encontrarnos con déficit de


vitamina D por baja exposición solar (no salen de casa, no les gusta el sol) y no
ingesta de alimentos suplementarios. Ello nos puede llevar a un aumento de la
pérdida de masa ósea, sobre todo cortical por hiperparatiroidismo secundario
al déficit de vitamina D, lo cual agrava la osteoporosis.

La exposición al sol directamente (sin cristal) durante media hora puede ser
suficiente para obtener unos niveles de vitamina D aceptables. En las zonas
geográficas donde no sea posible, valorar el uso de alimentos suplementados
o fármacos.

Si existe hipercalciuria pueden darse tiazidas a dosis bajas. Estudios


epidemiológicos han demostrado una menor incidencia de fracturas entre los
sujetos que tomaban tiazidas y diversos ensayos clínicos en población
normotensa o hipertensa con dosis de tiazidas bajas (12,5-50 mg/día) han
demostrado que disminuyen discretamente la pérdida de la DMO lumbar y
femoral.

Secundaria a fármacos.

En la osteoporosis por corticoides tiene importancia el iniciar el tratamiento

35
preventivo para evitar la pérdida de masa ósea, ya que es durante los 6
primeros meses de tratamiento cuando se produce la pérdida de dmo más
rápida y por tanto si se prevee instaurar un tratamiento crónico con dosis
superiores a 5-7,5 mg/día de prednisona o equivalente es aconsejable iniciar
calcio + vitamina D (para corregir el déficit de absorción de calcio) y solicitar una
densitometría.

Si se sospecha que es un paciente con una baja masa ósea podría iniciarse un
tratamiento antiresortivo para evitar la pérdida de dmo y corregir un posible
déficit de hormonas sexuales siempre que sea posible.

En principio cualquiera de los fármacos antiresortivos puede ser útil, existiendo


más evidencia antifracturacon los bisfosfonatos. En la osteoporosis por litio,
debido a un hiperparatiroidismo primario, el cese del tratamiento es eficaz en
muchos casos y revierte el hiperparatiroidismo.

5. ALIMENTACION EN PERSONAS CON OSTEOPOROSIS.


La osteoporosis es una enfermedad en la que los huesos se vuelven frágiles y
con mayor propensión a romperse, tanto por la pérdida de masa ósea como por
cambios en su estructura. El hueso es un tejido vivo compuesto por células en
constante regeneración, donde las células viejas se reemplazan por nuevas.
Sin embargo, cuando esto no se produce adecuadamente los huesos se
debilitan, tornándose quebradizos, más delgados y propensos a romperse ante
lesiones menores, como las producidas en una caída.

Los factores de riesgo desencadenantes de la osteoporosis son variados y


pueden dividirse en no modificables (edad avanzada, estructura ósea pequeña,
antecedentes familiares, origen étnico asiático o caucásico no hispano,
menopausia) y modificables (baja ingesta de calcio y vitamina D, abuso de
alcohol, amenorrea, bajo peso corporal, tabaquismo).

Desde aquí intentaremos contarte cómo una alimentación adecuada puede


ayudarnos a cambiar los modificables con el fin de prevenir la enfermedad o
controlar sus síntomas.

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Y es que la prevención es la mejor estrategia en el tratamiento de la
osteoporosis. Puede dividirse en dos fases, siendo la primera el momento de
adquirir el mejor pico de masa ósea posible durante las primeras décadas de la
vida. Una vez alcanzado éste, el objetivo será minimizar las pérdidas de hueso
durante el resto de la vida.
Y recuerda que no todo es alimentación, realizar ejercicios como caminar,
pasear o correr, así como trabajos con cierta carga, resulta beneficioso para los
huesos puesto que se ha demostrado que ayuda a prevenir la pérdida de masa
ósea. La práctica de yoga o taichi pueden ayudar a mejorar el equilibrio y
reducir el riesgo de caídas.

5.1 Alimentación para prevenir y tratar la osteoporosis.


El calcio, el fósforo y la vitamina D son los principales factores nutricionales
para la prevención de la osteoporosis, ya que participan de forma activa en la
formación del hueso. La actividad física, como hábito y formando parte del estilo
de vida, es clave en el conjunto de la prevención. Con menos evidencia
científica, pero no por ello menos importantes, el consumo de tabaco, alcohol y
un exceso de proteínas se han mostrado como factores con efectos negativos
sobre la masa ósea, al favorecer su pérdida, por lo que conviene minimizar
estos hábitos.

Así pues, la mejor forma de prevenir la osteoporosis y fortalecer nuestra


densidad ósea es introducir pequeños cambios en los hábitos de vida y nuestra
alimentación diaria:
 Aumentar el consumo de calcio: a través de la alimentación o con
suplementos, alcanzando los 1000 – 1200 mg diarios.
 Consumir suficiente vitamina D: un reciente meta análisis ha demostrado que
cuando se consumen unos 1200 mg de calcio al día, junto a 800 UI de vitamina
D, resulta efectivo en el tratamiento preventivo de la osteoporosis. Hay que
tener en cuenta que la vitamina D no sólo participa en la homeostasis del calcio,
sino que también participa en el tono y contracción muscular, por lo que ayudará
a prevenir las caídas.
 Consumo adecuado de proteínas: el exceso de proteínas en la dieta favorece
la descalcificación ósea, por eso una ingesta moderada de proteínas asegura

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un correcto aporte de aminoácidos a la vez que garantiza el funcionamiento
correcto del sistema esqueleto-muscular. No se ha demostrado que existan
diferencias entre las de origen animal y vegetal.
 Dejar el tabaco: Aparte de los efectos negativos ya conocidos sobre la salud,
se ha observado que el tabaquismo parece disminuir la absorción de calcio y
acelerar su excreción urinaria. La buena noticia es que los estudios muestran
que al dejar de fumar se produce una pequeña recuperación de masa ósea en
la cadera.
 Abandonar el alcohol: se ha observado que las personas que abusan del
alcohol tienen niveles bajos de densidad ósea, que suelen mejorar al abandonar
su consumo.

Calcio y vitamina D en la osteoporosis

El principal objetivo del tratamiento de la osteoporosis es evitar las fracturas


óseas. Para ello, ante el diagnóstico de la enfermedad, se aconseja aumentar
la ingesta de calcio y adecuar la de vitamina D:

Aumentar la ingesta de calcio

Para ello habrá que aumentar el consumo de alimentos ricos en calcio, como
lácteos y sus derivados principalmente. Otros alimentos interesantes a tener en
consideración por su aporte en calcio son las almendras, garbanzos, moluscos
bivalvos y verduras de hoja verde como las acelgas y espinacas.
Es probable que el médico aconseje, además, el uso de suplementos de calcio,
como el carbonato cálcico o el citrato de calcio.

Si bien la ingesta recomendada de calcio en la edad adulta está entre los 800 y
1000 mg de calcio al día, se aconseja que la mujer postmenopáusica consuma
entre 1000 y 1300 mg de calcio a diario.
La absorción de calcio puede verse alterada en forma positiva por un pH
intestinal bajo, la ingesta de grasas y lactosa o un aumento de calcitriol en
sangre. El calcitriol es la forma activa en que la vitamina D se encuentra en el
organismo, y se usa también en forma de fármaco para tratar los niveles bajos
de calcio.

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Sin embargo, hay factores que pueden reducir la absorción de calcio, como
ciertos tipos de gastritis, déficit de vitamina D, pH intestinal alto, consumo
excesivo de fibra dietética, presencia de oxalatos y fitatos en la dieta y el exceso
de fósforo, entre otros. Para ello, el consumo de entre 2 y 4 raciones diarias de
lácteos y derivados (mejor desnatados) es básico.

5.2 Ingesta adecuada de vitamina D


La vitamina D es fundamental en la absorción del calcio alimentario. La ingesta
recomendada de vitamina D para la población general se encuentra entre 400
y 800 UI diarias. Cuando se trata de personas mayores de 65 años, esta
recomendación aumenta a las 800 UI.
Las fuentes alimentarias de vitamina D son escasas: los lácteos enteros y
pescado azules son las principales fuentes dietéticas para obtenerla, junto con
los huevos (yema) y alimentos suplementados como los cereales de desayuno,
la margarina y bebidas de soja.
A continuación se presenta el contenido en calcio y vitamina D de algunos de
los alimentos a incluir habitualmente en la dieta para la prevención y tratamiento
de la osteoporosis:

Calcio Vitamina D
(mg) (UI)
1 vaso de leche (250ml) 282,5 trazas
1 vaso de leche enriquecida con calcio
y vitamina D (250ml) 400 8
1 yogur 171,25 trazas

125g de requesón 748,75 trazas

40g de queso semi 306 4,48


1 cucharada sopera de leche en polvo
(10g) 94,3 1
20g de mantequilla 10,4

20g de margarina 64
Pescado azul pequeño
Anchoas en lata (4-5 filetes) 54 112

Arenque (1 unidad de 60g aprox) 30 456


Sardinas en lata (100g) 407 220
Yema de huevo (1 unidad) 27,4 36

Hígado de ternera 9,6


Fuente: Tablas de Composición de los Alimentos del CESNID, UB 2004

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5.3 Recomendaciones dietéticas en la Osteoporosis.

Las personas que ya han sido diagnosticadas de osteoporosis conviene que


tengan en cuenta estas recomendaciones dietéticas que les ayudarán a mejorar
su estado de salud general y evitar fracturas y caídas:

Asegurarse de que la leche está enriquecida con vitamina D y calcio. Puede


enriquecerse algunas preparaciones culinarias con leche desnatada en polvo.
En el caso de no tolerarse los lácteos, el médico puede prescribir suplementos
de calcio.
Tener un aporte correcto de proteínas. Pese a que el consumo recomendado de
proteínas se encuentra en 0,8g proteína/Kg peso/día, la alimentación occidental
es excesiva en proteínas. Sin embargo, muchos ancianos no consumen
suficiente proteína por lo que hay que prestar especial atención a su
alimentación.
En caso de sobrepeso y obesidad, prescribir una pauta alimentaria controlada
en calorías para reducir el peso y así evitar una carga excesiva en los huesos y
articulaciones.
Evitar el exceso de fibra y oxalatos (presentes en espinacas, acelgas,
remolacha, ruibarbo, cacao o algunas setas) en la alimentación, ya que ésta
reduce la absorción intestinal de calcio.
Potenciar una alimentación variada y equilibrada, que asegure el aporte de todos
los nutrientes esenciales.

Limitar el consumo de sal en las comidas, así como alimentos que la contengan
en exceso (embutidos, conservas, precocinados…).
Ingesta moderada de flúor, por ejemplo a través de aguas fluoradas, con
beneficios para la estructura ósea.
En los meses de invierno o zonas con poco sol se aconseja un aporte extra de
vitamina D.
Favorecer la práctica de actividad física, ya no solo para mantener un peso
saludable, sino para fortalecer tanto musculatura como incrementar la masa
ósea.

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Dieta: Consuma al menos 1,200 miligramos de calcio al día y de 800 a 1,000
unidades internacionales de vitamina D. Esta vitamina ayuda a absorber el
calcio. El médico puede recomendarle un suplemento que le proporcione el
calcio y la vitamina D que se necesita.
Siga una dieta que proporcione la cantidad adecuada de calcio, vitamina D y
proteína. Aunque esto no detendrá completamente la pérdida ósea, garantizará
que habrá disponibilidad de suministro de materiales que el cuerpo utiliza para
formar y mantener los huesos.
Los alimentos ricos en calcio incluyen: Queso, Helados, Hortalizas de hoja verde,
como espinacas y col rizada, Leche baja en grasa, Salmón, Sardinas (con los
huesos), Tofu, Yogur.

1. PREVENCIÓN DE LA OSTEOPOROSIS.

Existen una serie de recomendaciones que pueden evitar o retrasar la aparición


de la osteoporosis y disminuir el riesgo de que se produzcan fracturas. Estas son
las medidas deprevención de las osteoporosis más efectivas:

Nutrición adecuada: es necesario tomar alimentos que contengan calcio y


vitamina D, como la leche y derivados lácteos. En ancianos, en los que el aporte
dietético suele ser ineficaz, y además salen poco a la calle, se recomienda su
administración en forma de suplementos. Evitar el consumo excesivo de tabaco
o alcohol.

Prevenir caídas: algunos trucos que pueden disminuir el riesgo de caídas son:
utilizar un calzado adecuado y que sea cómodo, solucionar los problemas de
vista (especialmente en personas ancianas), iluminar bien las diferentes
estancias de la casa, evitar obstáculos (determinados muebles, alfombras...),
utilizar medidas de apoyo para entrar en la bañera.

Realizar una densitometría de forma periódica: con frecuencia no inferior a


dos años, sobre todo en mujeres con factores de riesgo (tras la menopausia,
mayores de 50 años, con antecedentes familiares, o aquellos pacientes que
toman corticoides de forma crónica).

Existen protectores de cadera, de nylon reforzado, con forma de caparazón.


Se sujetan al cuerpo mediante un soporte elástico (ropa interior adecuada). En

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caso de caída dispersan las fuerzas que se producen sobre la zona de la pelvis,
disminuyendo así el riesgo de fracturas.

7. OSTEOPOROSIS Y ACTIVIDAD FISICA.

Ejercicio físico: es importante mantener una vida activa, evitando en la medida


de lo posible la inmovilización. Una actividad física razonable, adaptada a la edad
y características de la persona, incrementa la coordinación y potencia los
músculos y el equilibrio. Conviene caminar diariamente (al menos 20 minutos al
día), realizar ejercicios suaves como montar en bicicleta, nadar o subir escaleras.

7.1 Ejercicios y cuidados en la casa.

El ejercicio es el mayor estimulo para la formación ósea en el esqueleto.


Algunos de los efectos benéficos son: Aumento de la actividad de las células
responsables de la formación de hueso, mejoramiento de la fuerza y la masa
muscular y fortalecimiento del sistema cardiovascular, entre otros.

Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es importante consultar a


su médico. El ejercicio debe realizarse con regularidad, es decir adquirir el hábito
y mantenerlo para que sea efectivo en el organismo. La frecuencia mínima
recomendada es de tres veces por semana durante 30 o 40 minutos. Las
personas sedentarias deben comenzar el ejercicio en forma gradual, de tal
manera que se consiga primero un acondicionamiento fisico.

Es importante además tener una postura adecuada con el fin de evitar problemas
musculares y encorvamiento de la espalda. Los ejercicios para mejorar la postura
se deben practicar diariamente.

Algunas recomendaciones a tener en cuenta con relación al ejercicio, son las


siguientes:

Moverse. Toda clase de movimientos ayuda a disminuir los efectos psicológicos


y flsicos del envejecimiento del ser humano, ya que le permite conservar y
aumentar el estado físico. Realizar oficios domésticos, gimnasia, caminar o
practicar algún deporte, contribuyen al mantenimiento de la salud en general.

l. Mantener la espalda en posición recta y doblar las rodillas al agacharse, evita


hacer mayor presión en la columna.

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2. No levantar objetos pesados. Tratar de distribuir las cargas y llevarlas muy
cerca del cuerpo ayuda a preservar un esqueleto óseo sano.

3. En posición sentada, mantener siempre la espalda recta y apoyar el tronco.


Esto impide la formación de Cifosis o encorvamiento de la columna.

4. No estar de pie con las piernas rectas. Se recomienda doblar un poco la pierna
en la cadera, colocarla sobre una grada o inclinar el tronco levemente hacia
adelante.

5. Practicar un deporte; los más recomendados son: Caminar, bailar, subir loma,
bicicleta estática y aeróbicos, siempre y cuando no estén contraindicados por el
médico o sean supervisados por una persona experta en el tema. La natación
es un deporte muy com- pleto; sin embargo, no ayuda mucho en la osteoporosis
debido a que no hay movimiento contra gravedad y resistencia.

6. Si usted no puede hacer ejercicios o experimenta dolor al hacerlos, NO DEBE


CONTINUAR. Debe consultar a su médico, quien es la persona indicada para
darle la mejor recomendación.

7. Cuando existe una enfermedad o por alguna razón no se puede llevar a cabo
un programa de ejercicios, se recomienda prevenir la excesiva flexión de la
columna, mantener una buena postura y caminar períodos cortos.

7.2 Cuidados en la Casa.


Es explicable que si los huesos están débiles, una muy leve lesión ocasionada
por un golpe o fuerza exagerada, puedan provocar una fractura. Por lo tanto, es
mandatorio que las personas con osteoporosis o con alto riesgo de la misma,
prevengan las caídas y lesiones que puedan resultar en una fractura.
Puesto que algunos accidentes pueden evitarse, es muy útil emplear cierto
tiempo en hacer que el ambiente en el que se vive, sea 10 más seguro posible.
Tenga en cuenta las siguientes recomendaciones de los expertos:
1. Evitar que cualquier OBSTACULO en la casa pueda ofrecer peligros para
una CAlDA. Es fundamental tener una iluminación adecuada tanto en el
día como en la noche.
2. Tener alfombras o tapetes ANTIDESLIZANTES bien extendidos sobre el
piso, principalmente en las áreas donde hay más peligro de resbalarse
como son EL BAÑO y LAS ESCALERAS.

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3. Evitar el uso de ceras o liquido s para brillar el piso que puedan hacerlos
RESBALOSOS.
4. Colocar BARRAS en el baño para sujetarse al salir de la ducha y apoyos
o pasamanos cerca al sanitario para evitar una caída.
5. Mantener a una altura conveniente (entre la cintura y los ojos) los
utensilios que se usan diariamente para evitar estirarse demasiado al
alcanzarlos y correr el riesgo de caer.
6. Asegurarse de que todas las mesas y sillas del hogar estén bien
equilibradas.
7. Utilizar zapatos de tacón bajo y seguro.

Es importante también tener presente los siguientes consejos para prevenir


accidentes que puedan ocasionar lesiones o fracturas:
1. Camine lentamente, pues generalmente las caídas ocurren cuando se
tiene prisa.
2. Hágase responsable del entorno que habita para que le ofrezca toda la
seguridad posible.
3. Pense antes de moverse para evitar que por falta de cuidados aumente el
riesgo de sufrir lesiones.
4. Mantenga en óptimo estado sus ayudas para la visión (Lentes, gafas, etc).
Hágase un chequeo anual de las mismas para asegurar una visión
correcta y segura.
5. Si consume medicinas que afectan su equilibrio o le causan "mareos" o
dificultades para caminar, infórmelo a su médico. Podría estar utilizando
dosis muy altas o una medicina equivocada.

En ocasiones, es necesario realizar adaptaciones en el hogar o el sitio de


trabajo, para ello es recomendable consultar con personas expertas (Ingenieros
o arquitectos), con el fm de evitar el aumento de los riesgos para las personas
que viven en un determinado ambiente. La edad, las dificultades de la visión
o el uso de ayudas para caminar (bastones, muletas, caminadores, etc), son
factores a tener en cuenta en estas reparaciones locativas.

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CONCLUSIONES

 La osteoporosis es la enfermedad ósea metabólica más frecuente, una causa


importante de discapacidad por las fracturas que puede producir, y un
problema sanitario de primera magnitud en todo el mundo por su elevado
coste social y económico, pero a pesar de ello muchos profesionales de la
salud siguen estando poco familiarizados con ella.
 Clásicamente se contemplaba como un fenómeno asociado al
envejecimiento y de escasa trascendencia. Sin embargo, este concepto se
ha ido modificando en los últimos años al reconocer que es uno de los
principales factores de riesgo en la génesis de las fracturas, provocando una
importante morbilidad y mortalidad.
 La osteoporosis afecta especialmente a mujeres después de la menopausia
y a hombres mayores de 65 años, existen algunos "factores de riesgo" que
nos permiten sospechar la presencia de osteoporosis en una persona.
 En la actualidad, se dispone de exámenes para detectar en forma temprana
la osteoporosis, y de medicamentos efectivos para su tratamiento. Con una
prevención efectiva, lograremos derrotar a la osteoporosis.

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ANEXOS

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