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En la consulta nacional por la calidad educativa realizada durante el año escolar 2014-

2015, permitió establecer diez banderas enmarcadas en la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela (CRBV), la Ley Orgánica de Educación (LOE) y el Plan de la
Patria, convirtiéndose para el Ministerio del Poder Popular para la Educación un desafío en las
políticas educativas para así, profundizar en la educación bolivariana.

En este sentido, se enfatiza en la cuarta bandera: Promover un clima escolar: Cultura


emancipadora para el vivir Bien, donde las escuelas como centros educativos deben ser
concebidas como un sistema social, generadoras de cambios en los cuales se realizan procesos
de socialización y de formación pedagógica como comunidades de vida, de participación
democrática, de búsqueda intelectual, de diálogo y aprendizaje compartido, de discusión
abierta sobre las tendencias socializadoras.

En este sentido se concibe de manera compleja el clima escolar como un concepto de


convivencia sana, armónica, sin violencia, incide directamente en la calidad de vida de todos
los miembros de la comunidad educativa, en los resultados de los aprendizajes, en la gestión
del conocimiento y en el mejoramiento de la calidad de la educación. La cual se constituye en
un aprendizaje que debe ser intencionado desde las prácticas pedagógicas, tanto en el aula
como fuera de ella, asumiéndola como una tarea educativa, formativa que es de
responsabilidad de todos los miembros de la comunidad escolar.

Hoy en día, es conveniente, que las comunidades educativas rompan las absurdas
barreras y actitudes artificiales que refleja necesidades en el ambiente laboral observándose
acoso, discriminación, castigos, ejercicios autoritarios, individualismo, competitividad,
conformismo, pasivismo, mediocridad, actividades rutinarias, insatisfacción laboral,
desmotivación, exclusión, poca participación laboral, tradicionalismo pedagógico, falta de
relaciones interpersonales presto a distorsionar los procesos de la dirección y la supervisión.
De ahí parte la necesidad de transformar y profundizar territorios democráticos y de paz,
ambiente escolar donde las normas y acuerdos de convivencia estén claras y construidas
democrática, participativa y protagónicamente apuntando a que todos nuestros centros educativos
sean lugares seguros y profundamente democráticos.
Esto sólo será posible si nos reculturizamos y vamos pasando progresivamente de la
cultura del individualismo que tanto practicamos y fomentamos en los centros escolares a la
cultura conforme a los principios y valores de la Constitución de la República Bolivariana
transferidas a los escenarios contextuales del subsistema de educación, que permiten
reflexionar entre todos, acerca de la pedagogía centrada en la cultura emancipadora para el
vivir bien para la paz ciudadana.

Sin embargo, esto implica reestructurar, lo que a su vez, implica promover la verdadera
comunidad democrática de aprendizaje en la organización, planificación y desarrollo de las
decisiones más importantes. El hecho de trabajar juntos no es sólo una forma de establecer
relaciones y de resolución de conflictos, sino a estar activamente comprometidos en combatir
y superar la cultura de la rutina, de la tarea, del conformismo, de los rituales burocráticos, para
hacer de cada centro educativo una organización, que aprende permanentemente de lo que
hace, un equipo unido en la identidad y en la misión, en el que cada uno asume su trabajo con
entera responsabilidad, participación y sobre todo amor y convivencia, una nueva forma de
ser y hacer escuela.

Para lograr la convivencia escolar y democrática entre los miembros de la comunidad


educativa, es necesario el aprendizaje y la práctica de valores, aceptación de la diversidad,
cooperación, solidaridad y la resolución asertiva y sin violencia de conflictos como parte
estratégica educativa. Tomando como referencia las reflexiones del maestro Luis Beltrán, “La
escuela no puede ser reflejo de la sociedad que tenemos, la escuela debe ser reflejo de la
sociedad que queremos”. Es decir, que la escuela emane hacia la sociedad, alternativas
societarias de convivencia en familia y en comunidad. Es así como, se hace necesario promover
estrategias que propicien vivencias para crear las condiciones de aprendizaje desde el aprender a
aprender, aprender haciendo, aprender en colectivo y aprender conviviendo. No puede aprenderse
a participar sino es participando, a convivir sino es conviviendo. Para prefigurar necesitamos una
sociedad justa y amante de la paz, en todas sus dimensiones donde aprendan valores para la vida.

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