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Los maestros se han formado a través del tiempo en base a las políticas
existentes y de conveniencia para el gobierno participativo en turno, con lo que los
maestros se sienten coparticipes de una educación de Estado que los ha hecho
profundamente orgullosos de ser portadores de un logro Revolucionario que
establece la educación en nuestra Constitución Mexicana en el artículo 3º,
fundamentado la educación pública, laica y gratuita.
La formación docente
La realidad nos dice que en México la formación docente es un gran reto y que los
actores con responsabilidad hasta ahora no le han reconocido la importancia que
tiene. Los maestros son empleados del Estado para cumplir una función y un fin
que exige un cierto margen de libertad en la elección de los medios y la
interpretación de los fines generales y específicos de la organización escolar.
Además, los maestros tienen una organización sindical que reclama para sí el
manejo del monopolio del ejercicio y la dirección de la profesión, así como todas
las actividades políticas, administrativas y técnicas que tiene que ver con su
realización. Otro problema al que se enfrenta es la búsqueda de la identidad
profesional del magisterio que ha sido constante y ha tratado de afirmarse desde
diferentes puntos, pero sobre todo frente a ellos y los diversos grupos de actores e
instituciones.
La política educativa
Las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales de México han
cambiado y siguen cambiando, y lo mismo sucede con la imagen y la práctica
profesional del profesor, ahora ya no se requiere del profesor que solamente
enseñe a leer, escribir y contar, sino de uno que pueda contribuir a la
formación de sujetos que piensen. Los gobiernos no toman en serio la
educación, pues no es un asunto prioritario para ellos, más bien, como dice
Ernesto Meneses, los gobiernos usan a la educación “en diversas jugadas
políticas, necesarias para sus fines secretos.” (LATAPÍ; 1988: 35).
Las políticas sexenales no han sido las correctas para la educación, y peor todavía
cuando el destino de la educación se marca por los periodos de los
secretarios de Educación Pública. Las políticas de gobierno han perjudicado a
la educación y a la formación de los profesores al no haber continuidad de un
sexenio a otro, haciendo cambios sin que se realizara ninguna evaluación
previa.
En México la formación docente es un gran reto y los actores con responsabilidad
hasta ahora no le han reconocido la importancia que tiene. Hay una enorme
responsabilidad histórica por el desdeño al maestro real, tanto por parte de las
autoridades, que lo han tratado como mero repetidor, franquiciatario, operario
del proceso educativo, como por parte del sindicato, que le ha hecho sentir
que sólo vale en medio de la masa informe, haciendo número y bulto en una
vociferante marea, esperando que alguien lo mire, le pase lista y lo promueva
en un sistema denigrante y extralegal de complicidades y obediencias serviles.
Las modalidades que han tomado actualmente, las evaluaciones del rendimiento
de los maestros, constituyen un elevado común de las recientes políticas
educativas, ante el impulso para transformar desde la propuesta neoliberal, el
sistema educativo se instaura con nueva políticas de competividad, el cual
provoca un cambio significativo para los docentes, en donde se les exige mayor
preparación y capacitación para lograr altos niveles de eficiencia sin tomar en
cuenta los problemas reales a los que se debe de enfrentar la educación.