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Viviendo en el Fin de los Tiempos

Slavoj Žižek

La Malicia espiritual en los cielos o paraísos

La caída del muro hace 20 años nos trae varias preguntas y de ellas surgen varios
procesos: Anticomunismo ferviente, Derecha populista y una melancolía por el
Comunismo y el Estado Proveedor perdido. Es claramente obvio que entre la gente que
protestaba contra los regímenes comunistas en Europa Oriental, la gran mayoría no
pedía una sociedad capitalista. Ellos querían seguridad social, solidaridad y justicia;
ellos querían la libertad de decir lo que pensaban, libertades generales, etc.. Querían
un socialismo con cara humana. ¿Cómo colapsaron estas esperanzas? Se debe a la falta
de capitalismo real (el pueblo no poseía la verdadera imagen de lo que era) .

El paradigma bipolar típico de la centro-izquierda social demócrata y la centro-derecha


conservadora está siendo reemplazada gradualmente por una nueva bipolaridad entre
la política y la post-polìtica: El partido tolerante multicultural tecnócrata liberal de
administración post-política y su contraparte populista de derecha.

La premisa de este libro es simple: El sistema capitalista esta llegando a un punto cero
apocalíptico sin retorno, donde los cuatro jinetes del apocalipsis son: La crisis
ecológica, las consecuencias de la revolución biogenética, los desbalances del mismo
sistema (problemas de propiedad intelectual, escasez de bienes básicos), y el
crecimiento explosivo de las divisiones sociales y exclusiones. Nuestra conciencia trata
de aceptar el apocalipsis mediante las mismas fases elaboradas por Kübler-Ross. La
primera reacción es una Negación ideológica (no hay ningún desorden fundamental);
en una segunda etapa explotamos de Rabia por las injusticias del nuevo orden
mundial; luego el Regateo para ver que podemos cambiar (vemos la factibilidad de
cambiar esto o aquello); cuando eso falla, la Depresión es inevitable. Pasando ese
punto cero, el individuo ya no lo ve como una amenaza, sino como una oportunidad
para un nuevo comienzo. La Aceptación.

“Este libro es un libro de lucha. No lucha contra los actuales individuos corruptos, sino
contra quienes ostentan el poder en general, contra su autoridad, contra el orden
global y la mistificación ideológica que lo sustenta”. “Quizás tal como planeta Badiou,
mejor luchar y que sea una catástrofe, que vegetar en este ser hedónico. El problema es
que el precio que usualmente pagamos por vivir, es nuestra vida”

Negación: La utopía Liberal


En buscar saber y entender que es la ideología, debemos interiorizarnos en como se
comporta el hombre con su entorno, especialmente con los otros hombres. Un filósofo
que intento determinar obscenamente lo subyacente a toda regla escrita y moral entre
los hombres fue Kant. Pero en sus “imperativos categóricos” olvida la importancia e
influencia de otro agente en la determinación del bien y el mal: el del filósofo. El
filósofo traspasa al gobernante su ideología, la cual puede dar para todo y lo puede
justificar todo. Pero lo importante en la lucha de las ideologías por el poder,
representada muchas veces a través de la historia, como aquella entre Legalistas y
Confucianos en la antigua China, es que en definitiva la “verdad” de la ideología no
importa, lo que importa es cómo funcionan los rituales y mitos ideológicos, su rol en
sostener el orden social. En definitiva como traspasan el plano filosófico al mundo
material.
En este proceso de construcción del orden social, es importante tomar en cuenta que
hay muchas partes del proceso que no podemos desechar. Hay muchas cosas que son
superfluas en retrospectiva, pero que obligatoriamente para que sean superfluas
deben suceder. El proceso de la dialéctica es más refinado de lo que parece. Uno puede
llegar a la verdad última al final de la serie de errores, por lo que estos errores no
pueden descartarse simplemente, sino que están yacentes a la verdad final. Esta noción
estándar pierde el concepto de que estos momentos previos no son superfluos. La
paradoja presente en “la máquina del tiempo” (donde el cambio en el pasado afecta al
tu pasado mas temprano), mistifica el circulo de la economía simbólica, donde el efecto
precede a la causa, es decir, en retrospectiva la crea.
Todo esto nos lleva finalmente al seno de la Utopía Liberal. Para el liberalismo, al
menos en su forma radical, el deseo de someter a la gente a un ideal ético que se tiene
por universal es un crimen que contiene todos los crímenes, “la madre de todos los
crímenes”. La imposición del propio pensamiento en otros es la causa del desorden
civil. Es por eso, si queremos la paz social, lo primero que hay que hacer es librarse de
la “tentación moral”.
En general hay dos tipos de liberalismo, supuestamente opuestos entre ellos. El
liberalismo económico y el político (multicultural). La vocación de la tolerancia en el
liberalismo multicultural, resiste al liberalismo económico al intentar proteger al
vulnerable de las fuerzas del mercado. Todo esto crea una paradoja. Tenemos a la
derecha apoyando la economía de mercado, rechazando a su vez la cultura y
desintegración de la familia que esta misma economía genera.
El verdadero centro de la visión liberal, es que este se ve a si mismo “la política de la
menor maldad”. Esta visión es sostenida por una idea profundamente pesimista de la
naturaleza humana. Si intentamos construir un modelo basado en la bondad, reinará el
caos. Pero la modesta negación del orden liberal a las utopías termina con la
imposición de su propia utopía de libre mercado, la cual se hará realidad cuando todos
nos subyuguemos al mercado. El problema es que mientras más la visión pesimista del
ser humano permanece en la sociedad, más oponentes crea.
Sara Ahmed critico mi postulado de que “empíricamente” el liberalismo multicultural
es hegemónico. Ella reforzó la diferencia de la idea de hegemónico (ilusión ideológica)
y el real hegemónico. La hegemonía no puede otorgarse como hecho, debido a que
involucra apariencia, fantasía e ilusión.

Cuando yo establezco que el multiculturalismo es hegemónico, sólo estoy diciendo que


es hegemónico como ideología, no que describe la realidad de la forma predominante
de las relaciones sociales – es por lo demás porque yo lo critico tan ferozmente.
La única verdad inaguantable para un liberal multicultural es que otro se convierta
realmente en alguien como uno, manteniendo aún sus propios aspectos específicos.
Comparto totalmente con el principio general de que “las hegemonías son
reiteradamente presentadas como posiciones minoritarias, como defensa de lo que se
percibe una posición hegemónica”. La celebración hoy en día de las minorías y
marginados es la posición predomínate mayoritaria.
Pero ¿en que quedó la ideología? El análisis de los tramas de las películas se mueven en
un nivel de lo que nos vemos tentados a llamar ideología constituida, siguiendo la
distinción de Badiou entre dos tipos (niveles) de corrupción en democracia: la
corrupción empírica de facto y la corrupción que pertenece a toda forma de democracia
al negociar políticamente un conjunto de intereses privados. De manera homóloga,
podríamos distinguir entre ideología constituida (manipulaciones empíricas y
distorsiones a nivel de contenido) y ideología constitutiva (la forma ideológica que
provee de las coordenadas del espacio mismo en donde el contenido está localizado).
Hoy día, este nivel fundamental de ideología constitutiva asume el disfraz de su
oponente mismo: la NO IDEOLOGÍA. Habla sobre la lucha entre la verdad y la
mentira, personificada en grandes películas de Hollywood.
La gran popularidad del “Caballero de la Noche” nos apunta al hecho real de que
realmente toca el nervio de nuestra constelación político-ideológica: lo indeseable de la
verdad. Nuestra civilización esta basada en la mentira. La pregunta a hacerse hoy es
por qué, en este preciso momento, necesitamos renovar la necesidad de mentir para
mantener el sistema social?
El Caballero de la noche es una señal de una regresión ideológica global, de la cual uno
esta tentado a usar el nombre de: la destrucción de la razón. Una de las mejores
maneras de detectar cambios en la constelación ideológica es comparar consecutivos
remakes de las mismas historias. Acá analiza las cuatro versiones de “Soy Leyenda”.
Con el paso de los remakes se pierde la autentica experiencia multicultural que
construía la obra original. El darse cuenta de que la tradición de uno no es mejor que
las que nos parecen las “excéntricas tradiciones” de los otros. Como Descartes dijo, los
que no piensan como nosotros no necesariamente son bárbaros, aún más pueden
pensar eso más fuertemente de nosotros. La ironía es que esta dimensión desaparece
precisamente en nuestra era, en donde la tolerancia multicultural ha sido elevada a
una ideología oficial.
Cuando incluso los productos de una presuntamente liberal Hollywood muestran la
mas descarada regresión ideológica, se necesitan más pruebas de que la ideología esta
viva y pateando en nuestro mundo post ideológico? No debería sorprendernos
entonces que existe ideología en lo más puro aún: los monitos animados. “La verdad
tiene la estructura de la ficción”
He aquí nuestra conclusión. El sentido común nos dice que la vida real de las personas,
de gente real con su riqueza de experiencia y práctica, no puede ser reducido a una
“espontánea” personificación de la ideología. Sino es este recurso del modo de vida no-
ideológica el que debemos abandonar.

Rabia: La actualidad de lo Teológico-Político


El libro de Alan Weisman “El mundo sin nosotros” nos ofrece la visión de lo que
pasaría si la humanidad solamente desapareciera de repente de la Tierra. La diversidad
de la naturaleza florecería de nuevo, con esta naturaleza colonizando gradualmente los
artefactos humanos. El mejor ejemplo de esta fantasía es Chernobyl. Un contrapunto
de este fantasismo, que descansa en la noción de que la naturaleza es balanceada y
posee un ciclo armónico destrozado por los seres humanos, es la tesis de un cientista
medioambiental, que mientras uno no este seguro de los finales resultados de las
intervenciones humanas en la geósfera, una cosa es segura: si los humanos tuviesen
que parar su inmensa industrialización para que la naturaleza retome su balance, el
resultado sería el total quiebre. Una inimaginable catástrofe. La “Naturaleza” en el
mundo ya está adaptada al hombre. La Cesación de esta intervención será un
desbalance aún mayor.

De esto nace lo que Chesterton llamaba “Pensando al revés”: Tenemos que ir atrás en
el tiempo, antes de que las decisiones claves hayan pasado o antes de los accidentes
que ocurrieron y generaron el estado que es normal ahora para nosotros; y la forma de
hacer eso, de hacer palpable este momento abierto de decisión, es imaginar como, a ese
punto, la historia pudo haber tomado un diferente rumbo. Es decir, volvemos en el
tiempo al momento de la decisión para tomar la decisión correcta. Solo podremos
tomar la decisión correcta una vez que hayamos tomado la mala. Sólo en una segunda
oportunidad. Sólo la primera elección crea las condiciones para la decisión correcta.

En su “Fenomenología del Espíritu”, Hegel menciona el “ondeo silente del espíritu”: El


trabajo subterráneo del cambio de las coordenadas ideológicas, casi invisible al ojo del
publico, que inesperadamente explota a la vista , tomando a todos por sorpresa. Esto
pasó en la Ex – Yugoslavia, donde cuando todo exploto a finales de los 80, el consenso
ideológico se había podrido y colapsado en si mismo.
¿Pero por qué este aumento de violencia étnica y religiosa justificada hoy? Porque
vivimos en una era que se percibe a si misma como post-ideológica. Dado que
nuestras grandes causas públicas no pueden ser movilizadas, dado que nuestra
ideología hegemónica nos llama a disfrutar y llenar la vida, es difícil para la mayoría de
los humanos sobrellevar su repulsión de torturar y matar a otros seres humanos. Dado
que la mayoría es espontáneamente moral en este sentido, una causa mayor, “sagrada”,
es necesaria, que hará que las preocupaciones individuales de matar parezcan triviales.
La pertenencia Religiosa o Étnica se ajusta a ese rol perfectamente.
Salvo excepciones patológicas, la mayoría necesita estar “anestesiado” contra la
elemental sensibilidad del sufrimiento ajeno. Los ideólogos religiosos plantean que,
sea verdad o mentira, la religión puede hacer que las malas personas hagan buenos
actos y las buenas, malos actos.

Esto es, sin embargo, sólo una parte de la historia de ser religioso. El amor y odio están
muy relacionados. Se asume en la cultura popular que son las dos caras de la misma
moneda. Pero el odio y el amor no son simétricos. El amor emerge en la indiferencia
universal (soy indiferente con todos, excepto contigo), mientras que el odio surge de un
amor universal. El cristianismo se basa fundamentalmente en esta dualidad de odio y
amor. Y en el odio justificado. Que mejor ejemplo de las palabras de Cristo “No vine a
traer paz, sino una espada”

La Cristiandad es anti-sabiduría: la sabiduría nos dice que todos los esfuerzos son en
vano, que todo termina en el caos, mientras que la cristiandad locamente insiste en lo
contrario. El amor, en su sentido cristiano, es claramente no sabio. Pablo dice
“destruiré la sabiduría del sabio” (sabiduría entendida como la aceptación realista de
cómo son las cosas). Con respecto al orden social, esto (evangelio según Pablo)
significa que la autentica tradición de apocalipsis cristiana rechaza la sabiduría de que
algún tipo de orden jerárquico es nuestro destino, en el hecho de que cualquier intento
de crear un orden igualitario terminará necesariamente en una destrucción horrible.
Agape como amor político significa que un amor incondicional al vecino puede servir
como un fundamento de un nuevo orden. La forma en que aparece este nuevo tipo de
amor, se llama apocalipsis milenario o también comunismo: la urgencia de realizar un
nuevo orden social igualitario de solidaridad. El amor es la fuerza de esta enlace
universal, que en una emancipación colectiva, conecta a las personas directamente, con
sus singularidades, bypaseando sus determinantes jerárquicos particulares.
Respecto al capital. Las fuerzas productivas que aparecen ante nosotros como sólo
medios para satisfacer nuestras necesidades y deseos, también efectivamente hacen
andar cosas: el verdadero objetivo del proceso es el fin en si mismo, es el desarrollo de
las fuerzas productivas, y la satisfacción de nuestras necesidades es sólo un medio para
ese desarrollo. Consecuentemente no podemos decir que el capitalismo se sustenta por
la avaricia de algunos capitalistas, dado que esa avaricia esta subordinada al hecho
impersonal de la reproducción y expansión del capital. Lo que estamos tentados a decir
es entonces que necesitamos más, no menos iluminado egocentrismo. En el tema
ecológico no necesitamos amor por la naturaleza, sino un muy buen calculado
egocentrismo de largo plazo.
El capitalismo funciona así, esta es la eficiencia material de la ideología capitalista: aun
cuando uno sabe como son las cosas, seguimos actuando de acuerdo a falsas creencias.
Es esto, al final , lo que es la cultura? Una de los mas elementares dotes de la cultura es
saber cuando (y como) pretender que no se sabe (o no se ha visto), como seguir
adelante y actuar como si algo que paso no ha pasado.

De acuerdo a la sabiduría post moderna, no existe una realidad objetiva: la realidad


consiste en un múltiplo de historias que nos contamos a nosotros mismos sobre
nosotros mismos. Para conocer una sociedad, no es necesario conocer solo sus reglas
explicitas, también necesitamos saber como aplicar esas reglas: cuando o no usarlas,
cuando violarlas, cuando rechazar una oferta.. El uso de esas reglas cambiaron
completamente en la unión soviética luego de la caída del muro por ejemplo.

El siglo americano esta casi terminado, y nos encontramos en un periodo caracterizado


por la formación de múltiples centros del capitalismo global. US en su neoliberalismo,
Europa con su estado de bienestar, China con sus “valores orientales” y capitalismo
autoritario, América Latina con su capitalismo populista. Desde el fin la imposición de
US como la única superpotencia, tenemos la necesidad de establecer reglas de
interacción entre estos centros locales en caso de conflictos de interés.
Es por eso que este nuevo orden, más que tranquilizarnos, nos plantea mayores
peligros que la pasada guerra fría.

Kant planteo la necesidad de tener fuerzas supranacionales que mantengan el orden en


el mundo. Europa se ha conformado a base de esos principios, dejando de lado su
desarrollo militar, para construir un orden democrático desde su seno. (Eso si
descansa en que US haga el trabajo sucio). Hoy día este policentrismo se refleja hasta
en el éxito de las películas no americanas. Estamos en el fin de la era del sueño
americano. ¿Tenemos más opciones que el sueño americano o el autoritarismo chino?
Quizás si, y Europa es la respuesta. Quizás deberíamos construir un concepto del sueño
europeo.

Regateo: El retorno de la crítica de la Economía Política


Badiou ha descrito tres maneras en que los movimientos revolucionarios pueden fallar.
Primero esta la derrota directa: la destrucción por parte de la fuerza enemiga. Luego
esta la derrota en la victoria misma: el movimiento triunfa sobre el enemigo
(temporalmente) solo para retomar la agenda de este ultimo. Finalmente está las mas
auténtica, y a su vez la mas terrible forma de fallar: guiados por el correcto instinto de
que cualquier consolidación de una revolución en el poder del Estado resulta en su
traición, dado la imposibilidad de inventar o imponer una nueva forma de orden social,
el movimiento revolucionario se enmarca en una estrategia de proteger la puridad a
través del terror destructivo de una ultra izquierda. Por lo tanto podemos tener miedo
a ganar. No nos atrevemos a ganar. Para Badiou uno no debe querer ganar el poder
político, sino mantenerse al margen del mismo y crear poderes y espacios sustraídos
del Estado.

Esto nos lleva a la destitución de Badiou de la crítica de la Economía Política: Dado que
su concepción de la economía es como una esfera particular del ser social positivo, la
excluye como un lugar posible de los eventos verdaderos. Sin embargo, una vez que
hemos aceptado que la economía es siempre economía política, un sitio para la lucha
política, en otras palabras que su despolitización, su estatus como esfera neutral de
“servicio a lo bien”, es en si mismo el resultado de una lucha política; por lo tanto el
prospecto de la repolitización de la economía esta todavía abierto. El resucitamiento de
la “crítica de la economía política” es el sine qua non de las políticas comunistas
contemporáneas.

Badiou reduce las clases a partes de un cuespo social, olvidando las lecciones de
Althusser, quien dice que la “lucha de clases” precede a las clases ya que las determina,
es decir que cada posición y determinación de clases es un efecto de la lucha de clases.
(Es por esto que la “lucha de clases “ es otro nombre para decir que las “sociedad no
existe”, no existe como un ser positivo de orden) Es por eso todavía crucial insistir en el
rol central de la critica de la economía política: la “economía” no puede ser reducida a
la esfera del “ordenamiento del ser” positiva, precisamente dado que ya es política,
dado que la “lucha de clases” esta en su corazón. En otras palabras, lo que siempre
deberíamos tener en mente es que, para un verdadero marxista, las clases no son
categorías de una realidad social positiva, partes de un cuerpo social, sino categorías de
lo real de una lucha política, la cual traspasa el cuerpo social entero, previniendo su
“totalización”. Lo que esto significa es que no podemos reducir “ la lucha de clases” a
un conflicto entre agentes particulares dentro de la realidad social: no es una diferencia
entre los agentes, sino un antagonismo que constituye a esos agentes.

Proletarios o rentistas

Habla de la introducción de la renta ciudadana mínima hecha en Brasil como un


concepto de socializar la renta en la sociedad. Privilegiar a todos sobre los que no
existen. Para muchos esto se compara con la abolición de la esclavitud o la adopción
del sufragio universal. La idea de Parijs es que la sociedad capitalista al ofrecer un
sustancia e incondicional ingreso básico a todos sus miembros, va a ser capaz de
reconciliar igualdad y libertad, resolviendo el viejo punto muerto donde mas de uno
implicaba menos del otro.
La única posible justificación moral para el capitalismo, recae en su productividad que
provee el mayor ingreso básico sustentable. Por lo tanto, para Parijs es esta tercera vía
que provee de la productividad del capitalismo, pero se le tributa para proveer a los
pobres. En esta sociedad uno puede elegir no trabajar. En este caso los parásitos no
están en lo alto de la pirámide, sino bajo ella. Debemos estar atentos a la
presuposiciones detrás la solución de ingreso básico: primero nos mantenemos dentro
del capitalismo, la producción social se mantienen predominantemente capitalista, y la
redistribución es impuesta desde afuera por el estado.

El “realmente existente semi-socialismo” de Europa esta llegando a su límite. A pesar


de que nuestras sociedades prosperan a través de la redistribución de las riquezas
generadas por una minoría creativa, ambos polos políticos niegan este hecho: la
izquierda lo niega porque, de admitirlo, debe aceptar que la izquierda misma vive de la
explotación de los ricos y exitosos; y la derecha lo niega, por que si no hiciese, debería
aceptar que realmente forma parte de la izquierda social-demócrata. Este contrato
popular entre la mayoría y la minoría productiva, hoy con la migración e intercambio
global, es de menos en menos funcional. Todo esto esta planteado por Sloterdijk. Pero
igual la crisis mundial nos dice lo contrario. No es que los grandes genios pagan por lo
flojos, sino mas bien los que imponen pagan por las fallas de estos grandes genios. Es
en la esencia del capitalismo que esta el problema, no en el sentimiento igualitario de
la izquierda. El capitalismo se basa en que mientras mas abarques, más necesitas.

Pero la coyuntura histórica de hoy, no nos obliga a botar la noción del proletariado, o la
posición del proletariado, por el contrario, nos llama a radicalizarla en un nivel
existencial por sobre la imaginación de Marx. Necesitamos una noción más radical del
sujeto del proletariado. El problema es el alza del trabajo “intelectual” (conocimiento
científico) a una posición hegemónica, acaba con la visión estándar de explotación,
dado que no es más la noción tiempo-trabajo la medida ultima de valor. Por lo que el
concepto de explotación debe ser re-pensado.
El rol menguante del trabajo físico directo esta gradualmente cambiando la motivación
a la huelga. Esta es la posibilidad no pensada por Marx: el mismo proceso del
levantamiento de un “intelecto general”, y de la marginalización de el trabajo físico
medido por tiempo, en vez de socavar el capitalismo por medio de dejar sin sentido a la
explotación capitalista, puede ser usado para hacer a los trabajadores más impotentes
e indefensos, usando su potencial inutilidad como una amenaza a ellos mismos.

Depresión: El Trauma Neuronal


¿Qué hace a nuestro momento histórico único? Plantea el concepto de una nueva
forma de violencia abstracta (no intencionada directamente), como son las crisis
económicas o los tsunamis. Hoy, nuestro realidad socio-política nos impone múltiples
versiones de intrusiones externas, traumas, que son sólo eso, interrupciones brutales
pero sin sentido que destruyen la textura simbólica de la identidad del sujeto. Primero,
hay violencia física externa, el terror del terrorismo, de las guerras, de la violencia en la
calle, de las catástrofes naturales. Después tenemos la destrucción “irracional” (sin
sentido) de la base material de nuestra realidad interna (tumores cerebrales,
Alzheimer, etc..), que pueden cambiar y destruir finalmente la personalidad del
individuo. Finalmente están los efectos destructivos de la violencia socio-simbólica (la
exclusión social) Para algunos este tipo de violencia es una esporádica intrusión, pero
para otros en constante guerra, como Sudan, es cosa de todos los días.
Si el siglo veinte fue el siglo de Freud, donde nuestras peores pesadillas eran fruto de
las vicisitudes de nuestra libido; el siglo XXI será el siglo del sujeto desanclado post-
traumatizado, por la guerra, los desastres, etc…
Lo peculiar es que es victima de algo sin sentido, sin interpretación. La causal política
se fusiona con la natural y ya no sabemos cual es la causa. El capitalismo global genera
por lo tanto, una nueva forma de enfermedad que es a su vez global, indiferente a las
más elementales distinciones como aquellas entre cultura y naturaleza.

De este proceso traumático no emerge una transformación del antiguo sujeto, sino uno
nuevo que contiene mucho del anterior. Una teoría Hegeliana del trauma.

En el ámbito moral hemos abusado de una vacuna moral. Esta vacuna moral (donde
otorgamos a otros la responsabilidad de la transgresión moral que vemos) es uno de
los elementos de los tiempos apocalípticos que estamos viviendo. Estamos en un
proceso de proletarización donde vamos a un punto apocalíptico.: Quiebre ecológico, la
reducción del humano biogenéticamente a maquinas manipulables, control digital
total sobre nuestras vidas. En todos estos niveles, las cosas se están acercando a un
punto cero, “el fin de los tiempos esta cerca”.
Ed Ayres dice, “Estamos siendo confrontados a algo tan completamente fuera de
nuestra experiencia colectiva, que no nos damos cuenta realmente, aún cuando la
evidencia es sobrecogedora. Para nosotros ese “algo” es un bombardeo de enormes
alteraciones físicas y biológicas que nos han estado sustentando”. El nombra cuatro
espinas en el proceso de desarrollo que se están acercando a ese punto cero de
explotación, donde el cambio será cualitativo: El crecimiento de la población, el
consumo de recursos, las emisiones de carbono, y la extinción de las especies. En
concordancia con esta amenaza, nuestra ideología colectiva esta movilizando
mecanismos de disimulación, que incluye la voluntad de ignorancia.
Se crea una paradoja entre el conocimiento y la creencia. Sabemos que la catástrofe
ecológica es posible, incluso probable, pero no creemos que realmente pasará.
Es en este sentido que el capitalismo global explota las catástrofes para liberarse de las
“viejas” restricciones e imponer su agenda de “limpiar la pizarra”. Quizás las crisis que
se nos vienen, en vez de terminar con el capitalismo, sea un empuje para el mismo.

Nos hemos vuelto, según Dipesh Chakrabarty, ya no en una especia que se relaciona
con la naturaleza, como siempre lo hemos hecho, sino más bien como una fuerza de la
naturaleza. Nos convertimos en agentes geológicos del planeta. Esto debido a que
podemos afectar los balances de la vida en la Tierra, por lo tanto una nueva era
geológica ha comenzado, bautizada por algunos científicos como Antropoceno. Lo que
tenemos que hacer es forzarnos a mirarnos y percibirnos en estas condiciones como
una especie, una de las especies en la Tierra. El modo de nuestra sobrevivencia
depende solamente de la madurez de nuestro razonamiento colectivo. Pero los
científicos que hablan del Antropoceno dicen lo contrario,. Ellos argumentan de que
como los humanos constituyen un tipo particular de especie que puede, en el proceso
de dominar al resto de las especies, adquirir el estatus de una fuerza geológica. Los
humanos nos hemos convertido en una condición natural, al menos hoy.
El contraargumento Marxista aquí es porque pesar en términos de especies, si lo que
nos trajo a la crisis fue el desarrollo del capitalismo.

Con la idea de los humanos como una especie, la universalidad de la humanidad se cae
en la particularidad de cualquier otra especie. El calentamiento global no hace darnos
cuenta que no somos distintos a otras especies. Nuestra sobrevivencia depende de
ciertos parámetros naturales que nosotros normalmente damos por dados. La lección
del calentamiento global es que la libertad de la humanidad es posible sólo bajo un
soporte de parámetros naturales estables de vida en la tierra. Los humanos pueden
hacer “lo que deseen” siempre y cuando esos actos sean marginales, tal que no
perturben las condiciones naturales. La limitante de nuestra libertad, que es palpable
con el calentamiento global, es el resultado paradojal de nuestro crecimiento
exponencial de nuestra libertad y poder.
La naturaleza entonces, literalmente se convierte en una categoría socio-histórica,
dado que la actividad humana afecta sus básicos componentes. Lo que aquí se socava
es la distinción básica entre naturaleza e historia humana, de acuerdo a que la
naturaleza ciegamente sigue su curso, y solo tiene que explicarse, mientras que la
historia humana debe ser entendida. En la historia nosotros confrontamos los
resultados con nuestros actos, hoy pasa lo mismo con la naturaleza.

Chakrabarty aquí pierde el foco de la real relación dialéctica entre los parámetros
geológicos básicos de la vida en la Tierra y las dinámicas socio-económicas del
desarrollo humano. Obviamente los parámetros de nuestro medioambiente son
independientes del capitalismo y del socialismo, son una amenaza potencial a todos
nosotros, independiente del desarrollo económico, el sistema político, etc. Sin
embargo, el hecho que la estabilidad ha sido amenazada por las dinámicas del propio
capitalismo tiene una implicancia mayor. El todo contiene a sus partes, y la vida en la
tierra, contiene a los medios de producción desarrollados por una de sus especies. Para
salvar lo universal, debemos comenzar por lo particular, específicamente el modelo de
desarrollo capitalista. La llave al problema ecológico, no reside en la ecología. El
mundo se abalanzó unidamente a salvar a los bancos, en vez que a nuestro planeta.
Estamos mas cerca de la catástrofe que de cambiar el modelo que la produce.

Existen hoy al menos tres versiones del apocalipsismo: el fundamentalismo cristiano,


el New Age, y el tecno-digital post-humano. A pesar de que comparten la noción básica
de que la humanidad está llegando a un punto cero de transmutación radical, sus
ontologías respectivas difieren radicalmente. Los apocaliptianos tecno-digitales (Rail
Kurzweil) se mantiene dentro de los confines del naturalismo científico, e identifica al
nivel de la evolución de las especies humanas los contornos de su transmutación a lo
post-humano. El apocalipsismo del New Age da a esta transmutación un giro
espiritualista, interpretándolo como el cambio de un modo de “consciencia cósmica” a
otro. Finalmente, los fundamentalistas cristianos leen el apocalipsis en términos
bíblicos, buscando signos de que la batalla final entre cristo y el anti-cristo está por
llegar, y por lo tanto las cosas se acercan a un punto crítico.

Aceptación: La causa recuperada


Lo que efectivamente pasó después del 68, fue el alza de un nuevo “espíritu del
capitalismo”: La estructura Fordista jerarquizada del proceso de producción fue
gradualmente abandonada y reemplazada por una forma de organización basada en
red fundada en la iniciativa del empleado y en la autonomía del lugar de trabajo. Este
nuevo “espíritu del capitalismo” recupero la retorica igualitaria y antijerarquica del 68,
presentándose a si misma como una revuelta libertaria contra las organizaciones
sociales opresivas del capitalismo corporativo y el socialismo “realmente existente”.
Uno de los aspectos del 68 que el capitalismo cultural ha incluido en su seno es el de
“libertad de elegir”. Respecto a ello podemos distinguir entre libertad formal y real. La
libertad formal es aquella en donde somos libres de elegir dentro de las coordenadas de
las relaciones de poder existentes. Libertad real, es cuando podemos cambiar esas
coordenadas. Un gerente en una crisis tiene la libertad de despedir a alguien, no de
elegir si esta en crisis o no.

Vivimos en un espacio social que es visto progresivamente como falto de mundo.


Dentro de ese espacio, la violencia sin sentido es la única manera que en que la
protesta toma forma (según los últimos acontecimientos sociales). El capitalismo es el
primer orden social que destotaliza el sentido: no existe una “visión capitalista” global,
ni una “civilización capitalista” propiamente tal: la lección fundamental de la
globalización es que el capitalismo puede acomodarse a todas las civilizaciones, desde
la cristiana a la Hindú. La dimensión global del capitalismo sólo puede formularse al
nivel de una “verdad sin sentido”, como lo “real” del mecanismo del mercado global.

Muchas veces una persona ya no puede volver atrás, su esencia se ha perdido debido a
las decisiones que ha tomado.
Que es entonces lo que hay que hacer entre tres opciones: (1) la política de no hacer
nada; (2) prepararse para un acto violento radical; (3) invlucrarse en intervenciones
pragmáticas locales?
Primero acá debemos concentrarnos en el vinculo dialéctico que existe entre lo
particular y lo universal, en donde el enfocarse en un problema aparentemente local
puede desencadenar una transformación global. La perestroika es un ejemplo.

¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Pero por qué imponer una opción previamente? Un
Leninista “ análisis concreto de circunstancias concretas” nos puede dejar en claro cual
es la manera de actuar correcta un una constelación dada. Algunas veces medidas
pragmáticas enfocadas a problemas particulares son apropiados; algunas veces, como
en las crisis radicales, una transformación de las estructuras fundamentales de la
sociedad puede ser la única manera de solucionar sus problemas particulares; algunas
veces, la situación donde “más cambiamos las cosas, más quedan igual”, es mejor no
hacer nada que contribuir a la reproducción del orden existente.

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