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Slavoj Žižek
La caída del muro hace 20 años nos trae varias preguntas y de ellas surgen varios
procesos: Anticomunismo ferviente, Derecha populista y una melancolía por el
Comunismo y el Estado Proveedor perdido. Es claramente obvio que entre la gente que
protestaba contra los regímenes comunistas en Europa Oriental, la gran mayoría no
pedía una sociedad capitalista. Ellos querían seguridad social, solidaridad y justicia;
ellos querían la libertad de decir lo que pensaban, libertades generales, etc.. Querían
un socialismo con cara humana. ¿Cómo colapsaron estas esperanzas? Se debe a la falta
de capitalismo real (el pueblo no poseía la verdadera imagen de lo que era) .
La premisa de este libro es simple: El sistema capitalista esta llegando a un punto cero
apocalíptico sin retorno, donde los cuatro jinetes del apocalipsis son: La crisis
ecológica, las consecuencias de la revolución biogenética, los desbalances del mismo
sistema (problemas de propiedad intelectual, escasez de bienes básicos), y el
crecimiento explosivo de las divisiones sociales y exclusiones. Nuestra conciencia trata
de aceptar el apocalipsis mediante las mismas fases elaboradas por Kübler-Ross. La
primera reacción es una Negación ideológica (no hay ningún desorden fundamental);
en una segunda etapa explotamos de Rabia por las injusticias del nuevo orden
mundial; luego el Regateo para ver que podemos cambiar (vemos la factibilidad de
cambiar esto o aquello); cuando eso falla, la Depresión es inevitable. Pasando ese
punto cero, el individuo ya no lo ve como una amenaza, sino como una oportunidad
para un nuevo comienzo. La Aceptación.
“Este libro es un libro de lucha. No lucha contra los actuales individuos corruptos, sino
contra quienes ostentan el poder en general, contra su autoridad, contra el orden
global y la mistificación ideológica que lo sustenta”. “Quizás tal como planeta Badiou,
mejor luchar y que sea una catástrofe, que vegetar en este ser hedónico. El problema es
que el precio que usualmente pagamos por vivir, es nuestra vida”
De esto nace lo que Chesterton llamaba “Pensando al revés”: Tenemos que ir atrás en
el tiempo, antes de que las decisiones claves hayan pasado o antes de los accidentes
que ocurrieron y generaron el estado que es normal ahora para nosotros; y la forma de
hacer eso, de hacer palpable este momento abierto de decisión, es imaginar como, a ese
punto, la historia pudo haber tomado un diferente rumbo. Es decir, volvemos en el
tiempo al momento de la decisión para tomar la decisión correcta. Solo podremos
tomar la decisión correcta una vez que hayamos tomado la mala. Sólo en una segunda
oportunidad. Sólo la primera elección crea las condiciones para la decisión correcta.
Esto es, sin embargo, sólo una parte de la historia de ser religioso. El amor y odio están
muy relacionados. Se asume en la cultura popular que son las dos caras de la misma
moneda. Pero el odio y el amor no son simétricos. El amor emerge en la indiferencia
universal (soy indiferente con todos, excepto contigo), mientras que el odio surge de un
amor universal. El cristianismo se basa fundamentalmente en esta dualidad de odio y
amor. Y en el odio justificado. Que mejor ejemplo de las palabras de Cristo “No vine a
traer paz, sino una espada”
La Cristiandad es anti-sabiduría: la sabiduría nos dice que todos los esfuerzos son en
vano, que todo termina en el caos, mientras que la cristiandad locamente insiste en lo
contrario. El amor, en su sentido cristiano, es claramente no sabio. Pablo dice
“destruiré la sabiduría del sabio” (sabiduría entendida como la aceptación realista de
cómo son las cosas). Con respecto al orden social, esto (evangelio según Pablo)
significa que la autentica tradición de apocalipsis cristiana rechaza la sabiduría de que
algún tipo de orden jerárquico es nuestro destino, en el hecho de que cualquier intento
de crear un orden igualitario terminará necesariamente en una destrucción horrible.
Agape como amor político significa que un amor incondicional al vecino puede servir
como un fundamento de un nuevo orden. La forma en que aparece este nuevo tipo de
amor, se llama apocalipsis milenario o también comunismo: la urgencia de realizar un
nuevo orden social igualitario de solidaridad. El amor es la fuerza de esta enlace
universal, que en una emancipación colectiva, conecta a las personas directamente, con
sus singularidades, bypaseando sus determinantes jerárquicos particulares.
Respecto al capital. Las fuerzas productivas que aparecen ante nosotros como sólo
medios para satisfacer nuestras necesidades y deseos, también efectivamente hacen
andar cosas: el verdadero objetivo del proceso es el fin en si mismo, es el desarrollo de
las fuerzas productivas, y la satisfacción de nuestras necesidades es sólo un medio para
ese desarrollo. Consecuentemente no podemos decir que el capitalismo se sustenta por
la avaricia de algunos capitalistas, dado que esa avaricia esta subordinada al hecho
impersonal de la reproducción y expansión del capital. Lo que estamos tentados a decir
es entonces que necesitamos más, no menos iluminado egocentrismo. En el tema
ecológico no necesitamos amor por la naturaleza, sino un muy buen calculado
egocentrismo de largo plazo.
El capitalismo funciona así, esta es la eficiencia material de la ideología capitalista: aun
cuando uno sabe como son las cosas, seguimos actuando de acuerdo a falsas creencias.
Es esto, al final , lo que es la cultura? Una de los mas elementares dotes de la cultura es
saber cuando (y como) pretender que no se sabe (o no se ha visto), como seguir
adelante y actuar como si algo que paso no ha pasado.
Esto nos lleva a la destitución de Badiou de la crítica de la Economía Política: Dado que
su concepción de la economía es como una esfera particular del ser social positivo, la
excluye como un lugar posible de los eventos verdaderos. Sin embargo, una vez que
hemos aceptado que la economía es siempre economía política, un sitio para la lucha
política, en otras palabras que su despolitización, su estatus como esfera neutral de
“servicio a lo bien”, es en si mismo el resultado de una lucha política; por lo tanto el
prospecto de la repolitización de la economía esta todavía abierto. El resucitamiento de
la “crítica de la economía política” es el sine qua non de las políticas comunistas
contemporáneas.
Badiou reduce las clases a partes de un cuespo social, olvidando las lecciones de
Althusser, quien dice que la “lucha de clases” precede a las clases ya que las determina,
es decir que cada posición y determinación de clases es un efecto de la lucha de clases.
(Es por esto que la “lucha de clases “ es otro nombre para decir que las “sociedad no
existe”, no existe como un ser positivo de orden) Es por eso todavía crucial insistir en el
rol central de la critica de la economía política: la “economía” no puede ser reducida a
la esfera del “ordenamiento del ser” positiva, precisamente dado que ya es política,
dado que la “lucha de clases” esta en su corazón. En otras palabras, lo que siempre
deberíamos tener en mente es que, para un verdadero marxista, las clases no son
categorías de una realidad social positiva, partes de un cuerpo social, sino categorías de
lo real de una lucha política, la cual traspasa el cuerpo social entero, previniendo su
“totalización”. Lo que esto significa es que no podemos reducir “ la lucha de clases” a
un conflicto entre agentes particulares dentro de la realidad social: no es una diferencia
entre los agentes, sino un antagonismo que constituye a esos agentes.
Proletarios o rentistas
Pero la coyuntura histórica de hoy, no nos obliga a botar la noción del proletariado, o la
posición del proletariado, por el contrario, nos llama a radicalizarla en un nivel
existencial por sobre la imaginación de Marx. Necesitamos una noción más radical del
sujeto del proletariado. El problema es el alza del trabajo “intelectual” (conocimiento
científico) a una posición hegemónica, acaba con la visión estándar de explotación,
dado que no es más la noción tiempo-trabajo la medida ultima de valor. Por lo que el
concepto de explotación debe ser re-pensado.
El rol menguante del trabajo físico directo esta gradualmente cambiando la motivación
a la huelga. Esta es la posibilidad no pensada por Marx: el mismo proceso del
levantamiento de un “intelecto general”, y de la marginalización de el trabajo físico
medido por tiempo, en vez de socavar el capitalismo por medio de dejar sin sentido a la
explotación capitalista, puede ser usado para hacer a los trabajadores más impotentes
e indefensos, usando su potencial inutilidad como una amenaza a ellos mismos.
De este proceso traumático no emerge una transformación del antiguo sujeto, sino uno
nuevo que contiene mucho del anterior. Una teoría Hegeliana del trauma.
En el ámbito moral hemos abusado de una vacuna moral. Esta vacuna moral (donde
otorgamos a otros la responsabilidad de la transgresión moral que vemos) es uno de
los elementos de los tiempos apocalípticos que estamos viviendo. Estamos en un
proceso de proletarización donde vamos a un punto apocalíptico.: Quiebre ecológico, la
reducción del humano biogenéticamente a maquinas manipulables, control digital
total sobre nuestras vidas. En todos estos niveles, las cosas se están acercando a un
punto cero, “el fin de los tiempos esta cerca”.
Ed Ayres dice, “Estamos siendo confrontados a algo tan completamente fuera de
nuestra experiencia colectiva, que no nos damos cuenta realmente, aún cuando la
evidencia es sobrecogedora. Para nosotros ese “algo” es un bombardeo de enormes
alteraciones físicas y biológicas que nos han estado sustentando”. El nombra cuatro
espinas en el proceso de desarrollo que se están acercando a ese punto cero de
explotación, donde el cambio será cualitativo: El crecimiento de la población, el
consumo de recursos, las emisiones de carbono, y la extinción de las especies. En
concordancia con esta amenaza, nuestra ideología colectiva esta movilizando
mecanismos de disimulación, que incluye la voluntad de ignorancia.
Se crea una paradoja entre el conocimiento y la creencia. Sabemos que la catástrofe
ecológica es posible, incluso probable, pero no creemos que realmente pasará.
Es en este sentido que el capitalismo global explota las catástrofes para liberarse de las
“viejas” restricciones e imponer su agenda de “limpiar la pizarra”. Quizás las crisis que
se nos vienen, en vez de terminar con el capitalismo, sea un empuje para el mismo.
Nos hemos vuelto, según Dipesh Chakrabarty, ya no en una especia que se relaciona
con la naturaleza, como siempre lo hemos hecho, sino más bien como una fuerza de la
naturaleza. Nos convertimos en agentes geológicos del planeta. Esto debido a que
podemos afectar los balances de la vida en la Tierra, por lo tanto una nueva era
geológica ha comenzado, bautizada por algunos científicos como Antropoceno. Lo que
tenemos que hacer es forzarnos a mirarnos y percibirnos en estas condiciones como
una especie, una de las especies en la Tierra. El modo de nuestra sobrevivencia
depende solamente de la madurez de nuestro razonamiento colectivo. Pero los
científicos que hablan del Antropoceno dicen lo contrario,. Ellos argumentan de que
como los humanos constituyen un tipo particular de especie que puede, en el proceso
de dominar al resto de las especies, adquirir el estatus de una fuerza geológica. Los
humanos nos hemos convertido en una condición natural, al menos hoy.
El contraargumento Marxista aquí es porque pesar en términos de especies, si lo que
nos trajo a la crisis fue el desarrollo del capitalismo.
Con la idea de los humanos como una especie, la universalidad de la humanidad se cae
en la particularidad de cualquier otra especie. El calentamiento global no hace darnos
cuenta que no somos distintos a otras especies. Nuestra sobrevivencia depende de
ciertos parámetros naturales que nosotros normalmente damos por dados. La lección
del calentamiento global es que la libertad de la humanidad es posible sólo bajo un
soporte de parámetros naturales estables de vida en la tierra. Los humanos pueden
hacer “lo que deseen” siempre y cuando esos actos sean marginales, tal que no
perturben las condiciones naturales. La limitante de nuestra libertad, que es palpable
con el calentamiento global, es el resultado paradojal de nuestro crecimiento
exponencial de nuestra libertad y poder.
La naturaleza entonces, literalmente se convierte en una categoría socio-histórica,
dado que la actividad humana afecta sus básicos componentes. Lo que aquí se socava
es la distinción básica entre naturaleza e historia humana, de acuerdo a que la
naturaleza ciegamente sigue su curso, y solo tiene que explicarse, mientras que la
historia humana debe ser entendida. En la historia nosotros confrontamos los
resultados con nuestros actos, hoy pasa lo mismo con la naturaleza.
Chakrabarty aquí pierde el foco de la real relación dialéctica entre los parámetros
geológicos básicos de la vida en la Tierra y las dinámicas socio-económicas del
desarrollo humano. Obviamente los parámetros de nuestro medioambiente son
independientes del capitalismo y del socialismo, son una amenaza potencial a todos
nosotros, independiente del desarrollo económico, el sistema político, etc. Sin
embargo, el hecho que la estabilidad ha sido amenazada por las dinámicas del propio
capitalismo tiene una implicancia mayor. El todo contiene a sus partes, y la vida en la
tierra, contiene a los medios de producción desarrollados por una de sus especies. Para
salvar lo universal, debemos comenzar por lo particular, específicamente el modelo de
desarrollo capitalista. La llave al problema ecológico, no reside en la ecología. El
mundo se abalanzó unidamente a salvar a los bancos, en vez que a nuestro planeta.
Estamos mas cerca de la catástrofe que de cambiar el modelo que la produce.
Muchas veces una persona ya no puede volver atrás, su esencia se ha perdido debido a
las decisiones que ha tomado.
Que es entonces lo que hay que hacer entre tres opciones: (1) la política de no hacer
nada; (2) prepararse para un acto violento radical; (3) invlucrarse en intervenciones
pragmáticas locales?
Primero acá debemos concentrarnos en el vinculo dialéctico que existe entre lo
particular y lo universal, en donde el enfocarse en un problema aparentemente local
puede desencadenar una transformación global. La perestroika es un ejemplo.
¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Pero por qué imponer una opción previamente? Un
Leninista “ análisis concreto de circunstancias concretas” nos puede dejar en claro cual
es la manera de actuar correcta un una constelación dada. Algunas veces medidas
pragmáticas enfocadas a problemas particulares son apropiados; algunas veces, como
en las crisis radicales, una transformación de las estructuras fundamentales de la
sociedad puede ser la única manera de solucionar sus problemas particulares; algunas
veces, la situación donde “más cambiamos las cosas, más quedan igual”, es mejor no
hacer nada que contribuir a la reproducción del orden existente.