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APUNTES CLASE 3: PROCESO DE ESCRITURA

La escritura es una tarea que involucra diferentes procesos mentales que requieren una
implementación coordinada para su adecuado funcionamiento. El escritor ejecuta múltiples y
variadas acciones, entre ellas, delimitar los objetivos y la función comunicativa del texto,
anticiparse y ponerse en el lugar de su audiencia para cumplir con las expectativas de esta.
Asimismo, debe preocuparse del desarrollo del texto, agregando, reorganizando y clarificando
ideas si es necesario y al mismo tiempo, debe mantener una coherencia interna entre todas las
ideas planteadas. Transformar las ideas en palabras, articular párrafos de forma coherente,
evitando la redundancia o ruptura de la temática que se está desarrollando, son tareas que
requieren un gran esfuerzo mental.

Como se aprecia, las tareas que enfrenta el escritor son diversas y demandantes. Desde el punto
de vista cognitivo la producción textual se puede definir como una actividad compleja que abarca
la implementación de varios procesos y cuyo estudio permite la posibilidad de analizar el
funcionamiento de diferentes mecanismos mentales que frecuentemente tienden a ser estudiados
por separado, como la construcción de palabras para la elaboración de mensajes, almacenamiento
de información en la memoria y los procesos de recuperación de ésta, asimismo como el uso de la
memoria a largo plazo para la planificación de textos (Alamargot & Chanquoy, 2001).

Estudios longitudinales de investigaciones cerebrales señalan que mientras que el habla sería un
proceso natural de la condición humana, el leer y escribir requerirían de un entrenamiento
específico para alcanzar un desarrollo adecuado (Pugh et al, 2000). Se puede señalar entonces que
la escritura es un proceso complejo que demanda varias tareas y diferentes tipos de conocimiento,
entre ellos: el conocimiento del contenido a escribir, el conocimiento de las estructuras del
discurso (incluyendo el conocimiento del esquema de los diferentes géneros), formas de sintaxis,
las convenciones de puntuación y su uso que permite la creación de un texto determinado
(Hillocks, 1986).

1. Escritura Efectiva

La escritura es una habilidad que puede ser aprendida de forma efectiva. Investigadores en la
materia señalan que el conocimiento del proceso de escritura y otras estrategias pueden ser
transmitidas explícitamente. Por ejemplo, es importante que los estudiantes incorporen
herramientas de autorregulación, es decir, enseñarles a monitorear el desarrollo de su texto para
que cumpla con los objetivos planteados, que aprendan a revisar y editar sus errores y a
comprender las características de cada género. Asimismo, que el estudiante pueda distinguir
cuando escribe para sí mismo, utilizando palabras o ideas con significados personales que solo el él
puede interpretar (prosa del escritor), o cuando escribe adecuándose al lector con el fin de
comunicar ideas para una determinada audiencia (prosa del lector). Por último, incorporar los
efectos del estilo y concepto de audiencia, son habilidades que se pueden aprender (Pritchard &
Honeycutt, 2005).
Diversas investigaciones indican que la dirección que puedan realizar los profesores en el proceso
de escritura tiene efectos positivos en la calidad de la escritura de los estudiantes. Estudios que
consideran evaluaciones de estudiantes de Estados Unidos como el National Assessment of
Educational Progress (NAEP), indican que los estudiantes que comúnmente realizan tareas de
planificación, definen su audiencia, el propósito de su texto y realizan más de un borrador para
llegar a su escrito final, tienden a tener mejores resultados que el promedio de estudiantes que
realiza estas tareas con menor frecuencia (National Center for Education Statistics, 1996, en
Goldstein & Carr, 1996).
Otro estudio realizado por NAEP confirman lo anterior, realizar un trabajo de pre escritura es el
factor más importante para mejorar la composición textual. Estudiantes que recibieron un apoyo
mayor por sus docentes en el momento previo a escribir, registraron puntajes mayores que
aquellos que no realizaron esta tarea con sus profesores. Asimismo, los alumnos que planificaron
visiblemente sus textos antes de escribir, obtuvieron mejores calificaciones.
A partir de estos estudios se concluye que los mejores resultados son atribuibles a la incorporación
de técnicas que se introducen en el proceso de escritura (Greenwald et al., 1999, en Kamehameha
Schools, 2007).

Cambios en el enfoque de la enseñanza del lenguaje han facilitado el desarrollo de nuevas


destrezas en los estudiantes. Antiguamente en el currículum se priorizaba la enseñanza de la
gramática, puntuación, ortografía y tipologías textuales para que el estudiante desarrollara una
escritura efectiva. En la actualidad existe cierta evidencia que indica que cuando la enseñanza se
focaliza en habilidades de composición y estrategias específicas para la producción y uso de la
información para la escritura, los estudiantes se convierten en escritores más efectivos. (Hillocks,
1987).
Se produce entonces un cambio del enfoque de paradigma, desde una enseñanza de escritura
repetitiva y técnica, hacia un modelo de escritura que se centra en el proceso holístico. Este
enfoque más auténtico concibe la escritura como un proceso recursivo donde los escritores
pueden planificar, realizar borradores, editar y revisar su trabajo (Hillocks, 1987; Murray 1982, en
Kamehameha Schools, 2007).

2. Recursividad en el Proceso de Escritura

Se plantea que la escritura es un proceso recursivo, que no finaliza inmediatamente, dado que las
acciones finales de revisión dan paso a nuevas acciones iniciales de planificación y escritura. De
este modo, en lugar de pensar el proceso de escritura como un ciclo estático, se debe relacionar la
escritura con la figura de un espiral, que retoma la información dada para reelaborarla y
transformarla una y otra vez.

Si bien hoy en día se habla de recursividad de la escritura, esto no fue siempre así. A lo largo de los
años el modelo de proceso de escritura ha sido reinterpretado. Inicialmente se consideraba un
modelo en etapas, una serie lineal donde había un desarrollo gradual del producto escrito. El
modelo más destacado de la época era el de Rohman (1965, en Pritchard & Honeycutt, 2005),
quien proponía un modelo con tres etapas: pre escritura, escritura y reescritura. Años después
Brozick (1976, en Pritchard & Honeycutt, 2005) señaló que el proceso de escritura era mucho más
complejo y que también intervenían otras variables tales como propósito, audiencia, género y
personalidad del escritor. Hasta ahí se pensaba en la escritura como una acción lineal en etapas
consecutivas. No fue hasta la década del 80’ que investigadores cognitivistas como Flowers &
Hayes (1981) y Bereiter and Scardamalia (1987, en Ruie Pritchard and Ronald Honeycutt, 2005)
cuestionaron el proceso linear-prescriptivo y propusieron un modelo más complejo, señalando
que la escritura no ocurre en un orden fijo sino que es un proceso recursivo. Este proceso se
asocia a una tarea de resolución de problemas.

Es esencial enfatizar que la escritura contrasta con el modelo del proceso en etapas, secuencial o
lineal, que se enfoca en el producto escrito y no en el proceso interno de quién escribe.
Investigaciones en el área indican que los escritores realizan todas las etapas de la escritura
(planificación, composición, revisión) en diferentes momentos que no son claramente
identificables, por lo que la redacción de un texto no sería un proceso lineal, sino que en constante
revisión (Sommers, 1978, 1979, en Flower & Hayes, 1981).

3. Modelo de Redacción

A comienzo de la década de los 80’ Flowers & Hayes proponen un modelo de escritura recursivo,
que a diferencia del modelo lineal en etapas propuesto por Rohman (1965, en Pritchard &
Honeycutt, 2005), posee una estructura jerárquica cuyos procesos y subprocesos mentales están
interrelacionados. Este modelo señala que cada etapa no es rígida ni prescriptiva, por el contrario,
cada proceso puede suceder en cualquier momento de la composición (Cassany, 2008).

El modelo de redacción se compone de tres elementos claves: la situación de comunicación, la


memoria a largo plazo del escritor y los procesos de escritura.

1- Situación de comunicación (o ambiente de trabajo según Flower & Hayes, 1980):


corresponde a los elementos externos al escritor y se puede entender como el contexto de
la escritura. En esta unidad el escritor debe resolver el problema retórico de su tarea, es
decir, considerar la audiencia a quien escribe y plantearse objetivos.

2- Memoria largo plazo: es el principal banco de recursos para la escritura, acá se almacenan
los conocimientos en la mente del escritor e incluye conocimientos sobre el tema que va a
escribir, su audiencia, redacción y las diferentes estructuras textuales. Esta reserva de
recursos puede estar en el cerebro del escritor, pero también puede estar en otros
espacios que almacenan datos, tales como libros, cuadernos, discos duros, etc.
3- Proceso de escritura: comprende las diferentes actividades que realiza el escritor al
momento de redactar su texto y se compone de las siguientes acciones: Planificar,
redactar, revisar (Flower & Hayes, 1980; Cassany, 2008; Myhill, 2010).

 Planificar: En esta primera etapa los escritores idean una representación


mental de lo que contendrá su escrito. Esta representación tiende a ser
más abstracta de lo que será el texto, pudiendo ser por ejemplo, un
conjunto de ideas resumidas en una sola palabra.
En la planificación ocurren una serie de procesos internos, siendo más
evidente el de recurrir a la memoria de largo plazo para recuperar la
información que se conoce respecto a determinado tema. Asimismo, en
esta etapa se organiza la información recuperada y se toman decisiones
respecto a la presentación y ordenamiento del texto (Flower & Hayes,
1980; Cassany, 2008; Myhill, 2010).

 Redactar: Esta etapa es también conocida como traducción, dado que las
ideas se “traducen” en lenguaje visible y comprensible para el lector. Los
escritores en esta fase seleccionan las palabras y construyen las frases más
precisas acorde a sus ideas. El conocimiento de la lengua respecto a la
ortografía y gramática son claves, pero estas competencias no deben ser el
foco central del esfuerzo de los escritores emergentes en esta etapa
(Flowers & Hayes, 1980; Cassany, 2008).

 Revisar: En esta etapa también denominada examen, el escritor revisa no


solo las ideas redactadas, sino también los planes elaborados en su
mente. De forma consciente o no planeada, el escritor lee su escrito y lo
evalúa para tomar acciones que implican la formulación de nuevas ideas o
cambios en la estructura inicial. (Flower & Hayes, 1980; Cassany, 2008).

Como se puede apreciar en el siguiente esquema, la actividad mental del escritor está
influenciada por la situación comunicativa que establece el contexto de la escritura, y por la
memoria a largo plazo, que contiene los recursos que dispone el escritor para componer. Cuando
escribimos realizamos varias pausas, a veces para recordar la información necesaria, buscar la
palabra precisa o para revisar si el texto que estamos creando se ajusta a una estructura textual
determinada.

En el esquema se observa cómo las tres unidades están relacionadas, destacándose la


combinación de procesos cognitivos que un escritor realiza, los cuales están conectados en todo
momento.
(Modelo de escritura simplificado de Flower & Hayes (1980) extraido de Myhill (2010)

4. Escritores Novicios vs. Experimentados

La escritura es una acción individual cuya habilidad se desarrolla con el tiempo y la experiencia, se
adquiere un nivel avanzado cuando quien escribe ya maneja los códigos de la redacción y sabe
qué, a quién y para qué escribir.

Scardamalia & Bereiter (1992) realizan una diferenciación de los procesos mentales que poseen
los escritores novicios y experimentados en el proceso de composición de un escrito.
Según señalan los autores, los escritores inmaduros poseen un modelo mental que ellos llaman
“decir el conocimiento”. En este modelo el escritor desarrolla un texto teniendo en mente la
representación de lo que debe escribir, para lo cual identifica el tema y el género. El escritor utiliza
su memoria para encontrar la información necesaria en relación a la temática y al género sobre el
cual va a escribir. Al realizar esta búsqueda mental el escritor selecciona la información más
adecuada a su escrito, pero no se preocupa de la coherencia de su texto. De este modo, indagando
en la memoria obtiene información sobre el tema y el género del cual va a escribir, creando la
primera oración o idea que servirá de base para identificar nuevas ideas que serán recuperadas de
la memoria. Si bien hay una tendencia a la coherencia, esta no se debe al conocimiento sobre el
tema o el género que se está tratando, sino que a la forma de recuperación de la información que
tiene este modelo “primero se piensa y luego se dice”. Por ejemplo, si el escritor debe redactar
una carta formal, buscará en su memoria información relacionada tanto con los contenidos de la
carta como a la estructura de este género.

En el segundo modelo de los escritores maduros llamado "transformar el conocimiento",


Scardamalia y Bereiter (1992) plantean que no es una elaboración del modelo anterior, más bien
es un subproceso dentro de un esquema más complejo que implica la resolución de problemas.
Este proceso se compone de dos “espacios-problema” que dialogan entre sí a lo largo de la
composición. Estos espacios son de contenido y retórico. En el contenido se focalizan en el
conocimiento, las creencias y las hipótesis, mientras que el espacio retórico abarca el texto, sus
objetivos, las relaciones entre el contenido y las posibles reacciones del lector. Para crear un texto
se requiere una transformación del conocimiento en ambos espacios, en el contenido y en la
retórica.
Si bien acá al igual que en modelo de “decir el conocimiento” se recupera la información de la
memoria, lo que cambia es que los escritores expertos complejizan su búsqueda realizando
diversos filtros. Se considera el tópico y el género, pero a su vez la información recuperada debe
adaptarse a las restricciones específicas realizadas por el mismo escritor al analizar su problema
retórico (Flower & Hayes, 1980). A diferencia del modelo de los escritores novicios donde el
contenido de la memoria pasa directamente a la composición, en este modelo se busca la solución
de problemas a través de filtros que el propio escritor define. En palabras simples, al transformar
el conocimiento el escritor realiza una gran cantidad de representaciones mentales donde intenta
solucionar el problema entre el contenido sobre qué, a quién y cómo escribir.

Es importante señalar que los escritores novicios en su modelo "decir el conocimiento" no es que
no tengan objetivos al escribir, solo que la información recuperada se restringe al tópico y al
género, mientras que en el segundo modelo existen restricciones específicas levantadas por el
mismo escritor en función al contenido y al problema retórico (qué, quién y para qué escribir).

Pasar del lenguaje hablado al escrito es uno de los grandes problemas durante los primeros años
escolares. Se debe tener en cuenta que hay aspectos ortográficos y caligráficos que aún se
encuentran en desarrollo y que implican un esfuerzo mental por parte del niño. De este modo, y
considerando las características propias de un estudiante que se inicia en la escritura, el modelo
"decir el conocimiento" resultaría un procedimiento plausible. Los autores sugieren que si se
quiere ayudar a que los alumnos adquieran una estructura de "transformar el conocimiento" se
necesitan modelos y enseñar procedimientos que amplíen las acciones que realizan de forma
espontánea. Si bien es posible transmitir procedimientos complejos de resolución de problemas, la
investigación señala que pasar de un modelo a otro no obedece a un proceso de crecimiento, sino
que de construcción de nuevas estructuras cognitivas (Scardamalia & Bereiter, 1992).

El conocimiento de ambos modelos permite entender los procesos mentales que ocurren en los
diferentes estudiantes y las acciones realizadas por estos al momento de componer un texto. Los
escritores novicios no realizan una planificación de su escrito, ya que en su proceso de
composición transcriben lo que consiguen recuperar de su memoria, por lo que su texto será
similar a lo pensado. En cambio, los estudiantes con mayor experiencia dedican un tiempo
adecuado para planificar su escrito y consideran la relación entre el contexto de escritura y el
tema sobre el que escribirán. Si bien toman elementos de sus representaciones mentales, estas
ideas pasan por varios filtros que el mismo estudiante hace previo a integrarlas al texto.
Como docentes, es importante entender estas diferencias y conocer el funcionamiento de las
estructuras mentales de los estudiantes a fin de entender los procesos personales y generar
estrategias que faciliten la transición de un modelo a otro.

Ideas principales del texto:

 El proceso de escritura implica la realización de tareas diversas y demandantes. El escritor


debe manejar diferentes tipos de conocimientos, entre ellos: el contenido a escribir, el
conocimiento de las estructuras del discurso, las formas de sintaxis, la puntuación, entre
otros.
 Aprender a escribir de forma efectiva es una habilidad que puede ser aprendida y la
dirección de los profesores es clave. Estudios realizados con estudiantes que comúnmente
ejecutan tareas de planificación, definen un propósito, visualizan a su audiencia y realizan
más de un borrador, tienden a tener mejores resultados que el promedio de estudiantes
que realiza estas tareas más esporádicamente.
 La escritura no es un proceso estático, por el contrario, es un proceso recursivo que no
finaliza inmediatamente, dado que las acciones finales de revisión dan paso a nuevas
acciones iniciales de planificación y escritura.
 Existen diferencias entre los procesos mentales de escritores novicios y experimentados. Si
bien ambos recurren a la memoria sobre la temática y el género que van a escribir, los
escritores experimentados resuelven problemas tanto de contenidos como retóricos, es
decir, la información que incluyen en sus textos pasa por filtros que tienen que ver con el
tópico y asimismo realizan reflexiones acerca de qué, por qué y para quién escribir, lo que
los conduce a realizar una planificación de su escrito.
Referencias Bibliográficas

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