Las reformas aprobadas en 1917 buscaron directamente resolver problemas políticos concretos. Bajo esta perspectiva, considero que el análisis histórico detallado del porqué se plantearon los temas de la cuestión social, la intervención del gobierno en la economía y el fortalecimiento del Poder Ejecutivo, y del cómo tomaron los constituyentes las decisiones al respecto, nos permite demostrar que el constituyente mexicano de 1917 fue esencialmente pragmático. Cierto es que, como se ha repetido desde su origen, la Constitución de 1917 puede ser considerada como la primera constitución social, pero como explico en este texto, lo revolucionario y original fue elevar estos preceptos a nivel constitucional. En realidad, lo que se hizo fue adoptar las soluciones jurídico-políticas propias de las corrientes progresistas, tal como estaban antes del estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. o Demandas laborales:
- En el artículo 5º del proyecto de constitución, Venustiano
Carranza ratificó el texto vigente y solo adicionó la propuesta de que los contratos de trabajo no podrían excederse de un año. La propuesta del Primer Jefe sobre el trabajo iba en el sentido de que el Congreso de la Unión tuviera facultades para legislar en esta materia, de acuerdo con la reforma constitucional que él había realizado durante el periodo preconstitucional. […] Como puede observarse, Carranza hizo caso omiso de los derechos colectivos de los trabajadores a la asociación, contratación y la huelga y abordó las principales demandas laborales de carácter individual, que venían desde antes del estallido de la Revolución, tales como: la jornada máxima; el descanso semanal obligatorio; la indemnización por accidentes y la seguridad social; y el salario remunerativo. Sin embargo, dejaba su desarrollo en las manos de futuros legisladores.
o Expropiación de tierras:
- Como lo señaló la 1ª Comisión en su dictamen, el artículo 27
abarca “varios puntos capitales”. Tales son: lo relativo al origen y límites de la propiedad privada; a los bienes que son propiedad de la nación; así como lo que entonces se consideró, las bases generales “siquiera preliminares para la resolución del problema agrario”21. Veamos el contexto, los antecedentes y algunos de los pormenores de las decisiones que los constituyentes tomaron con respecto a estos, efectivamente, “puntos capitales”. - Desde las primeras sesiones del Congreso se expresó el clamor porque los constituyentes enfrentaran la cuestión agraria y se insistió en que éstos tenían que resolver el problema de la tierra. El proyecto de constitución era parco al respecto y se sabe que se hicieron llegar a los diputados constituyentes diversas iniciativas sobre la materia. No obstante estas presiones, la elaboración del dictamen y el debate se fueron posponiendo y, así las cosas, al día siguiente de terminar el encargo de elaborar el proyecto de artículo 123, el domingo 14 de enero de 1917, la comisión especial se dio a la tarea hacer un lado la propuesta planteada en el proyecto de constitución y de plano redactar una nueva iniciativa de artículo 27. - Carranza buscaba establecer un procedimiento más ágil para la expropiación y restringir de manera más clara, en relación con el texto de la Constitución de 1857, los derechos de propiedad, no sólo de las corporaciones religiosas, sino de los extranjeros y de las sociedades anónimas. En el texto propuesto de artículo 27, la cuestión agraria se especificaba en términos de restitución o dotación de ejidos a los pueblos, que se disfrutarían en común en tanto se expidiera una ley para el reparto.
Joel Flores Rentería
o Demandas sociales
En el caso de México, los antecedentes políticos e ideológicos de la Constitución de
1917, es decir, de los límites impuestos al poder de los gobernantes y los criterios de justicia que estructuran al Estado mexicano, se encuentran plasmados en las luchas políticas y sociales del siglo XIX y la primera década del XX, los cuales son recogidos, principalmente, en los planteamientos de Ignacio Ramírez Calzada, el Nigromante (véase Arellano, 2012), y de Ricardo Flores Magón (véase Lomnitz, 2014), mismos que serán recuperados en los artículos constitucionales 1, 3, 27 y 123, así como en el apartado correspondiente a las garantías individuales.
Miguel de la Madrid o Derechos sociales
Los derechos sociales, al nivel de la ley fundamental, fueron establecidos por
primera vez en la técnica constitucional del mundo en la Constitución mexicana de 1917, efectuando uno de los avances más ricos de esta carta suprema, producto de la Revolución mexicana, que se guirían después y hasta la fecha muchas Constituciones de otros países. Mención especial ameritan los derechos de los campesinos (artículo 27) y los de los trabajadores (artículo 123).
Sergio García Ramírez
o Demandas Agrarias
- Nuestra Constitución Política es la fuente primordial de los
derechos y garantías fundamentales de los mexicanos y, dentro de éstos, los que se refieren a la cuestión agraria. Estos últimos están regulados en el artículo 27 constitucional, que Sergio García Ramírez1 define como “la norma nuclear de la materia agraria [porque] recoge las decisiones políticas fundamentales de la nación mexicana en cuanto a la propiedad y la cuestión agraria, es decir, la tenencia y el aprovechamiento de la tierra”.
Javier Garciadiego y Sandra Kuntz Ficker
- La nueva constitución no fue la propuesta más radical del
decenio. Lo que es incuestionable es que fue el único planteamiento que contemplaba una reorganización nacional completa. Comprendía los principales temas políticos, diplomáticos, económicos, sociales y culturales. Además, los abarcaba desde la más amplia perspectiva geográfica, con alcance nacional. Si los estados más activos en la lucha revolucionaria, o sea en la destrucción del "antiguo régimen", fueron Chihuahua, Sonora, Coahuila y Morelos, el diseño del nuevo Estado lo hicieron las entidades con mayor número de diputados, lo que dependía del número de habitantes -como Jalisco, Guanajuato o Veracruz, entre otros-, aunque su influencia en el conflicto armado hubiera sido menor.
- En términos políticos, la Constitución de 1917 otorgó más
facultades al Poder Ejecutivo que al Legislativo. Otra característica fue el predominio que confirió al gobierno federal sobre los poderes estatales y locales; o sea, resultó una constitución presidencialista y centralista. También fue una constitución estatista, pues daba al gobierno facultades en materia de propiedad y en temas económicos, sociales y culturales, buscando construir un estado fuerte, incluso intervencionista. En efecto, varios de sus preceptos implicaban un gran giro en las condiciones institucionales de la actividad económica. En primer lugar, el artículo 2 7 reivindicaba a la nación como propietaria de la tierra y del subsuelo, transformando la propiedad privada en una mera concesión estatal. Esta nueva postura trajo enormes conflictos con los hacen dados -nacionales o extranjeros- pues obligaba al gobierno a modificar la estructura de la propiedad agraria, expropiando a los hacendados y restituyendo o dotando de tierras a los campesinos. También dio lugar a constantes y severos conflictos con las compañías petroleras.
- Otro cambio fundamental, con hondas repercusiones
económicas, políticas y sociales, fue el que produjo el artículo 123, que significó varios cambios en el ámbito laboral, como la legalización de los sindicatos y del derecho de huelga, así como el establecimiento de una jornada máxima de labores -ocho horas- y de un salario mínimo. Estas disposiciones, así como asignar la responsabilidad de los accidentes laborales al empleador, provocaron claros rechazos entre el empresariado, por lo que el gobierno trató de aminorar las tensiones mediante el inicio de una política de fomento a la actividad industrial. Obviamente, los cambios prometidos en ambos artículos sólo pudieron llevarse a la práctica varios años después, cuando el gobierno alcanzó la fuerza suficiente para imponerlos y pudo expedir las leyes reglamentarias necesarias.