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RESUMEN
El vivir en las grandes alturas, significa someterse a un medio donde predomina una baja presión
de oxígeno. Ante tal situación el organismo responde de diversas formas para obtener una
adaptación metabólica a este medio hipóxico. Estas respuestas pueden ser diferentes de acuerdo
a la magnitud de la hipoxia.
Una adaptación hematológica completa a una gran altitud se consigue cuando el incremento de
eritrocitos llega a su clímax y se detiene. Después de esto, la persona situada en altitudes
extremas (5500 m) es capaz de realizar actividades físicas como si estuviera a nivel del mar. El
periodo de completa adaptación se calcula multiplicando la altitud en kilómetros por 11.4 días. Por
ejemplo para adaptarse a 4000 m de altitud se requieren aproximadamente 46 días. De cualquier
modo, ningún periodo de adaptación permite a humanos vivir permanentemente por encima de los
5950 m.
Regulación de la temperatura
Los peruanos residentes en las grandes alturas muestran valores de producción de calor
metabólico en reposo y basal, mayores que aquellos de la costa (Picón-Reátegui, 196 1; Mazess et
al, 1969).
El nativo de la altura (4340 m) ante la hipoglicemia producida por insulina, exhibe una respuesta
mayor y más rápida de la hormona de crecimiento que los del nivel del mar (MontJoy, 1974).
En el hombre adulto nativo de Morococha, a 4500 metros de altura, la tolbutamida produce una
salida más temprana de la hormona de crecimiento (GH) que en la costa (150 m) (Garmendia y col,
1974).
Se ha descrito que los nativos de las grandes alturas presentan una mayor incidencia de
acromegalia que los de la costa (Guerra-García y Vásquez, 1979). Esta situación ha sido verificada
por Guerra-García y Krepostman (1987), quienes encontraron en dos hospitales de Lima, 74 casos
de acromegalia de los cuales 67 nacieron en la altura. No hay estudios científicos relacionados con
la existencia de gigantismo en los nativos de la altura.
La glucosa en cordón umbilical de recién nacidos de nivel del mar, 3800 metros (Mazzotti, 1967) y
4340 metros (Guerra-García y col, 197 1) fueron similares (Tabla
Para atletas, la gran altitud produce dos efectos contradictorios en el rendimiento. Para
eventos explosivos (carreras de hasta 400 metros, salto en largo, salto triple) la reducción en
la presión atmosférica significa que hay menos resistencia de la atmósfera y el desempeño del
atleta generalmente será mejor a gran altitud. Para eventos de resistencia (carreras de 5000
metros o más) el efecto predominante es la reducción del oxígeno, lo que generalmente
reduce el rendimiento del atleta a gran altitud. Organizaciones deportivas reconocen el efecto
de la altitud en el desempeño: la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo
(IAAF), por ejemplo, han descartado que los resultados logrados a una altitud mayor a 1000
metros sean aprobados para fines de registro.
Los atletas pueden tomar ventaja de la climatización a la altitud para incrementar el
rendimiento. Los mismos cambios que ayudan al cuerpo hacer frente a la gran altitud
incrementan el rendimiento al volver al nivel del mar. De cualquier modo, esto no siempre es el
caso. Los efectos de climatización positiva serán negados por los efectos de
desentrenamiento, ya que los atletas no pueden entrenar con la misma intensidad a grandes
altitudes que al nivel del mar.
Altura y oxígeno
A nivel alveolar esta presión parcial de oxígeno por supuesto también se reduce, pasando
de 100 mm Hg a nivel del mar a 78 mm Hg a 2.000 mts y a 38 mm Hg a 5.500 mts
aproximadamente. Todo ello desencadena el proceso de adaptación del organismo humano
que empieza en el sistema pulmonar y continúa con los sistemas de distribución de ese
oxígeno y su combustión. A todo ello hay que añadir el nivel de ejercicio físico que se
desarrolla en un deporte exigente como es el alpinismo. Una disminución relativamente
pequeña de la cantidad de oxígeno puede tener un efecto mínimo pero durante un ejercicio
vigoroso puede ser el factor limitante a dicha actividad.
Hoy en día son pocos los alpinistas que utilizan equipos de oxígeno, ya que las condiciones
suponen un reto más, pero antiguamente siempre era un elemento imprescindible para
desarrollar cualquier ascensión a grandes altitudes.