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Bolívar había vislumbrado el lugar de reunión en años anteriores, que no era otro que el istmo de
Panamá, por su ubicación privilegiada, tal como lo señala en la Carta de Jamaica de 1815.
El Congreso de Panamá era una reunión de Plenipotenciarios y no de Jefes de Estado, razón por la
cual Bolívar no estuvo presente en el mismo.
La idea central del Congreso Anfictiónico de Panamá giró en torno a la amistad y solidaridad que
debía de reinar entre las naciones hermanas. El mismo sirvió de crisol para el nacimiento,
en años posteriores, de instituciones internacionales que trabajan en función de lograr la paz, la
justicia, la concordia y el progreso de los países que pueblan el mundo.
El Congreso de Panamá logró reunir, en torno a una misma mesa, a las antiguas colonias de España
que habían alcanzado su libertad. Allí trataron asuntos relacionados con la defensa de sus intereses,
la consolidación de la amistad entre los nuevos Estados y el afianzamiento de los territorios a través
de la doctrina del uti possidetis iuris, como poseyeres seguirás poseyendo.
El Congreso Anfictiónico de Panamá finalizó el 15 de julio de 1826. En esta jornada, los delegados
firmaron varios acuerdos, como un tratado de unión, liga y confederación perpetua; una
convención de contingentes navales y terrestres; y, un acuerdo para reanudar las sesiones al año
siguiente, en la villa de Tacubaya, muy cerca de Ciudad de México.
Antecedentes[editar]
Ya la idea de crear una gran nación cuya extensión abarcara lo que es Hispanoamérica se había
originado con el prócer venezolano Francisco de Miranda, quien propuso el nombre
de Colombia para esa eventual nación. Simón Bolívar, también, en la Carta de
Jamaica de 1815 expresó:
"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo en una sola nación con un solo
vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene su origen, una lengua, unas
costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los
diferentes estados que hayan de formarse; [...] ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para
nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar
allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir
sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo.
Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración..."
El congreso fue convocado por Simón Bolívar, desde Lima, el 7 de diciembre de 1824 y el
patriota peruano José Faustino Sánchez Carrión, nombrado por Bolívar ministro de Gobierno y
Relaciones Exteriores del Perú, y quien compartía plenamente con Bolívar el ideario de la unidad
hispanoamericana, cursó a los gobiernos americanos la invitación.
Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho público, y
recuerden los pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto los protocolos del Istmo.
En él, encontrarán el plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras relaciones con
el universo. ¿Qué será entonces el Istmo de Corinto comparado con el de Panamá?
Países convocados[editar]
Mapa de naciones invitadas en el Congreso de Panamá, 1826
Tras la convocatoria hecha por Bolívar se enviaron comunicaciones a los gobiernos del resto de
la Suraméricaindependiente, así como a México y América Central. La influencia política de Bolívar
sobre la Gran Colombia, Perú y Bolivia hizo que la asistencia de dichos estados estuviera poco
menos que asegurada. La asociación mental del Istmo de Panamá con el Istmo de Corinto causó
que Bolívar eligiera a la ciudad de Panamá como sede del Congreso.
Bolivia[editar]
El gobierno boliviano estaba presidido por el mariscal Antonio José de Sucre, compañero de armas
de Bolívar y uno de los principales partidarios de éste, por lo cual se daba por asegurada la
asistencia de una delegación del país. No obstante, pugnas políticas causaron demoras en la
designación de los delegados bolivianos, y cuando éstos quedaron listos para embarcarse hacia
Panamá, se supo que el Congreso había concluido en dicha ciudad. Además, el clima político
boliviano se había tornado desfavorable a Sucre -y por ende, contrario a los planes de Bolívar- lo
que impidió que se pudiera contar con la participación boliviana
Argentina[editar]
El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata recibió la invitación de Bolívar pero los
intereses argentinos del momento estaban centrados, en el ámbito interno, en la organización
política del país, amenazada por los caudillos federales. En el ámbito externo las preocupaciones
argentinas estaban en la Guerra del Brasil, para mantener a la Banda Oriental como una provincia
de Argentina, y fortalecer los vínculos comerciales con Gran Bretaña antes que con el resto de
Sudamérica, por lo cual hubo escaso interés en el Congreso.
El presidente Bernardino Rivadavia se hallaba en pugna con el Imperio del Brasil y prefería contar
con el apoyo bélico de todas las provincias argentinas para superar la crisis en vez de esperar apoyo
de Bolívar; asimismo, la mayoría de los políticos argentinos -incluyendo al propio Rivadavia-,
desconfiaban del proyecto bolivariano y temían que esto significara el inicio de una "hegemonía" de
la Gran Colombia en América del Sur.
Chile[editar]
Chile fue invitado pero declinó asistir. El gobierno chileno dirigido por Ramón Freire no mostraba
simpatías por Simón Bolívar ni por su enorme influencia política sobre los países sudamericanos con
costas en el Océano Pacífico. Además, la fuerte pugna política chilena
entre liberales y conservadores -llamados pipiolos y pelucones respectivamente- reducía la
preocupación de los políticos chilenos por el proyecto bolivariano, del cual además desconfiaban,
prefiriendo basar su política externa en mantener buenas relaciones con sus principales socios
comerciales: Gran Bretaña y los Estados Unidos.
Paraguay[editar]
Paraguay, aunque ya era un estado independiente desde 1811, estaba gobernado por el
doctor Gaspar Rodríguez de Francia, partidario de una política de completo aislacionismo. Tras
la Batalla de Ayacucho y la declaración de la Independencia de Bolivia en 1825, el propio Simón
Bolívar trató de lograr contactos políticos con Paraguay, enviando a Asunción representantes para
solicitar el inicio de relaciones diplomáticas. Pese a esto los enviados de Bolívar no tuvieron
comunicación alguna con los funcionarios paraguayos y sólo recibieron una carta del doctor Francia
para Bolívar, donde el dictador paraguayo rechazaba todo vínculo diplomático de su país y defendía
el aislacionismo. Ante este rechazo, Paraguay no fue invitado al Congreso de Panamá.
Brasil[editar]
El Imperio de Brasil sí fue convocado, pese a ser un estado monárquico y abiertamente esclavista,
regido además por los descendientes de Casa de Braganza, una dinastía europea, del cual recelaban
abiertamente las cancillerías del resto de Sudamérica. En el caso brasileño, Simón Bolívar remitió la
invitación a la corte imperial de Río de Janeiro sólo para halagar a Gran Bretaña -que era la principal
aliada de Brasil y preocupada por el aislamiento de éste- pero resultaba evidente que la
desconfianza de las repúblicas hispanoamericanas y del propio Bolívar hacia Brasil influiría en las
decisiones del Congreso.
Brasil precisaba mantener la neutralidad entre las monarquías europeas y sus vecinos republicanos
hispanoamericanos, y en octubre de 1825 aceptó la invitación de Bolívar, pero la Guerra del
Brasil contra las Provincias Unidas del Río de la Plata hizo temer al emperador Pedro I una recepción
demasiado hostil en Panamá, lo cual era contrario a sus intereses. Por ello decidió no enviar a los
delegados brasileros a pesar que ya los había designado.
Estados Unidos[editar]
Reino Unido[editar]
Simón Bolívar acordó también invitar a dos países europeos como observadores, a causa de los
intereses comerciales que tenían en Hispanoamérica: Reino Unido y los Países Bajos. La invitación al
gobierno de Londres buscaba estimular la asistencia de Argentina y Chile que tenían en aquél país a
su principal socio comercial. Reino Unido aceptó la propuesta y envió un observador, Edward James
Dawkins, pero con órdenes precisas del ministro George Canning: limitarse a buscar acuerdos
comerciales y disuadir a la Gran Colombia y México de apoyar expediciones a las islas
de Cuba o Puerto Rico para independizarlas de España.
Países Bajos[editar]
El observador por los Países Bajos, Jan van Veer, fue enviado para proponer la
mediación neerlandesa entre las repúblicas hispanoamericanas y España, pero no tuvo la
acreditación necesaria; a esto se unió que la monarquía holandesa no había reconocido
la independencia de ninguna república hispanoamericana, por lo cual el delegado neerlandés fue
recibido únicamente a título individual.
Desarrollo y acuerdos[editar]
Decisión sobre el apoyo a la independencia de las islas de Cuba, Puerto Rico, Canarias y Filipinas;
Efectivización de la Doctrina Monroe de los Estados Unidos en contra de las tentativas españolas de
reconquista;
Adopción de medidas de presión para obligar a España al reconocimiento de las nuevas repúblicas y
Fijación de las fronteras nacionales con base en el principio de uti possidetis, tomando como base el
año 1810.
El antiguo convento de San Francisco (actual Palacio Bolívar) en la ciudad de Panamá, lugar de
celebración del congreso.
El pleito entre Perú y la Gran Colombia por la provincia de Guayaquil, así como el litigio entre
México y Centroamérica por la región de Soconusco (actual Chiapas) impidió discutir la aplicación
del uti possidetis como criterio para la delimitación territorial, tomando como base el año 1810.
Ante el fracaso de las conversaciones sobre este tema y para evitar el agravamiento de las pugnas
ya existentes, estas cuestiones no se resolvieron en el debate, encargando la definición de fronteras
a los acuerdos bilaterales entre cada país.
La negativa de los Estados participantes a reducir sus aranceles impidió todo intento de fijar
acuerdos preferenciales de comercio, al ser evidente los desequilibrios en la balanza comercial de
cada asistente. Estos países eran dependientes de los aranceles como fuente de ingresos para sus
gobiernos, por lo cual se negaron a toda concesión al respecto. La exigencia del observador
británico Dawkins para contar con acuerdos comerciales de manera separada con cada estado
impidió las posiciones comunes entre los países hispanoamericanos por lo que el Congreso decidió
mantener el statuo quo sobre los aranceles y el comercio.
El intento de estimular la independencia de Cuba y Puerto Rico también recibió la opinión contraria
del observador británico, quien advirtió además los riesgos de lanzarse a una guerra contra España
en la región del Mar Caribe donde otras potencias -como la propia Gran Bretaña
y Francia poseían colonias.
La presión británica desaconsejó también invocar el apoyo de Estados Unidos para instaurar por la
fuerza la Doctrina Monroe, en tanto los estadounidenses eran, junto a España, los principales
actores comerciales en Cuba y Puerto Rico.
Finalmente discreparon México y la Gran Colombia sobre cuál de estos países debería liderar el
esfuerzo anticolonial en las islas del Mar Caribe, donde ambos Estados disponían de importantes
puertos. Esta pugna se agravó con la oposición del delegado británico a toda operación bélica
contra las colonias españolas, y causó que el Congreso finalmente evitara tomar alguna decisión
sobre el Caribe, mientras Gran Bretaña apenas ofrecía su mediación para lograr el reconocimiento
diplomático del gobierno español de los estados surgidos luego de las guerras de independencia
hispanoamericanas.
Los embajadores tan sólo acordaron con relativa facilidad la creación de una liga de repúblicas
americanas con jefes militares comunes, la formación de un pacto mutuo de defensa, y el
establecimiento de una asamblea parlamentaria supranacional, aunque sin acordar detalles
específicos sobre el funcionamiento de ésta ni sobre la organización de las tropas comunes de
defensa y menos aún sobre su financiamiento. Con muchas limitaciones se elaboró al fin el
“Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua” que emergió
del Congreso y que, aprobado por todos los concurrentes, fue ratificado solamente por la Gran
Colombia en el mismo 1826.
Al terminar las sesiones en la ciudad de Panamá, el 15 de julio, los delegados mexicanos sugirieron
reiniciar el Congreso en Tacubaya, localidad a las afueras de Ciudad de México, opción apoyada de
inmediato por los delegados peruanos y centroamericanos, y que los representantes de la Gran
Colombia aceptaron para evitar las acusaciones de que el Congreso quedaría "bajo la influencia
omnímoda de Bolívar".
Se pactó que un miembro de cada delegación volvería a su país de origen y el otro partiría a
Tacubaya pero el clima político se había tornado muy contrario a Simón Bolívar en Perú lo que
provocó que los dos delegados peruanos (Manuel Lorenzo de Vidaurre y Manuel Pérez de Tudela)
retornaran a su país antes del proyectado traslado a Tacubaya. De esta manera Perú se desligó del
Congreso para todo efecto práctico y el gobierno peruano jamás ratificó el Tratado surgido del
mismo.
Ciudad de México vista desde Tacubayaen 1836.
Mientras tanto el delegado de Estados Unidos, John Sergeant, manifestaba a los demás
representantes que sus instrucciones se limitaban a negociar acuerdos de comercio con las
repúblicas hispanoamericanas. Sergeant informó también que los Estados Unidos rechazaban
integrarse en una confederación continental y que también negaban su apoyo a toda acción de
guerra contra España en la región caribeña. Estados Unidos había comenzado su movimiento
ascencional y todas estas explicaciones fueron secundadas por el embajador estadounidense en
Ciudad de México, lo cual terminó por frustrar la agenda del Congreso.
Consecuencias[editar]
La creciente hostilidad de los políticos de Perú hacia Bolívar causó que tras el alejamiento del
Libertador de la presidencia peruana los nuevos gobernantes de dicho país declinaran ratificar el
“Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua”. Cuando
en Bolivia cesó el gobierno del mariscal Sucre, también se desvaneció todo interés por el proyecto
unificador de Bolívar.
Las tensiones internas en las Provincias Unidas del Centro de América hicieron imposible en éstas
una posición unánime a favor de los acuerdos de Panamá, además que los litigios territoriales de
Centroamérica con México no habían quedado resueltos en el Congreso Anfictiónico, dejando
insatisfechos a ambos estados sobre un tema que precisaban solucionar antes de integrarse a un
proyecto de unión continental.
El propio “Tratado magnífico titulado de la Unión, de la Liga, y de la Confederación perpetua” omitía
cuestiones que el proyecto de Simón Bolívar consideraba fundamentales, como la integración
comercial y el cese de los pleitos territoriales, mientras que la alianza militar defensiva no ponía fin
a la efectiva separación de fuerzas entre los países hispanoamericanos. La discordia entre las
delegaciones había impedido llegar a acuerdos decisivos en muchos temas proyectados,
como aranceles y normas comunes de derecho internacional, restando fuerza a las decisiones del
Congreso.
El hecho que al terminar el año 1826 apenas uno de los cuatro estados participantes ratificara los
ya limitados acuerdos de Panamá, causó que el propio Simón Bolívar considerase al Congreso
Anfictiónico como una experiencia fallida, conclusión a la que arribó el Libertador poco después que
concluyeran las sesiones, señalando: "El Congreso de Panamá sólo será una sombra".
Cuatro años después del Congreso, en 1830, la Gran Colombia se disolvió en tres países, y
en 1834 las Provincias Unidas del Centro de América se desmembraron en cinco Estados.
La idea de la unión de los países latinoamericanos se mantuvo en suspenso pero latente. Años más
tarde se creó la Unión Panamericana y luego la Organización de Estados Americanos (OEA).
También, actualmente hay un Parlamento Latinoamericano. También se promovió la creación de
una confederación o liga entre las naciones de América del que dio origen a la conformación de
la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Unidad II
- Libertad.
25. Valores éticos de Libertad de Bolívar: La Libertad para bolívar es la libertad no solo política(los
derechos políticos, la participación, la república para elegir nuestros gobernantes),sino que la
libertad es también la libertad social, que es la abolición de la esclavitud, la abolición de todos los
privilegios que existían durante la colonia; también es la libertad económica, que es la posibilidad
de cada ciudadano de tener la oportunidad de mejorar económicamente su vida, ,de mejorar sus
condiciones para él y para sus hijos también. El cambio que señala bolívar con su pensamiento
libertario es pasar de un imperio a una confederación de repúblicas libres que mantengan las
garantías políticas y sociales para todos los ciudadanos de América Latina, de América española. La
independencia es una declaración de libertad para toda la vida, es la lucha por la libertad de un
pueblo y por las libertades de los pueblos.
26. Valores éticos de igualdad de Bolívar: La justicia social. La república y la libertad no pueden
existir en una sociedad con injusticia social. Es un deber republicano corregir las desigualdades
sociales, equilibrar los poderes, los saberes y las virtudes de sus habitantes: oigamos sus palabras:
La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las
leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la
industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den igualdad ficticia propiamente llamada política y
social. Bolívar afirma que cuando hay desigualdades sociales se pone en peligro la república.
27. Valores Éticos de Justicia: El Libertador marcó pauta como estratega en la dura faena militar,
igualmente brilló en el difícil cometido de estructura políticamente los estados surgidos de las
antiguas áreas geográficas coloniales Bolívar siempre tuvo vigente su preocupación por la
administración de la justicia; en Caracas en 1.813 y hasta el Congreso Admirable de 1.830, insistió
en una u otra forma, en destacar la importancia de la administración de justicia como una actividad
funcional del estado y en su proyecto constitucional en Angostura. El carácter social de la lucha
obligó al libertador a establecer la justicia para tratar de dar seguridad al pueblo.
9. Principales Conclusiones del Congreso de Panamá: Los temas de discusión en la agenda del
Congreso eran los siguientes: 1. Renovación de los tratados de unión, liga y confederación. 2. La
publicación de un manifiesto en que se denuncia la actitud de España y el daño que ha causado al
Nuevo Mundo. 3. Decidir sobre el apoyo a la independencia de Cuba y Puerto Rico, así como de las
islas Canarias y Filipinas. 4. Celebrar tratados de comercio y de navegación entre los Estados
confederados. 5. Involucrar a Estados Unidos para hacer efectiva la Doctrina Monroe encontrar de
las tentativas españolas de reconquista. 6. Organizar un cuerpo de normas de derecho
internacional. 7. Abolir la esclavitud en el conjunto del territorio confederado. 8. Establecer la
contribución de cada país para mantener los contingentes militares comunes. 9. Adoptar medidas
de presión para obligar a España al reconocimiento delas nuevas repúblicas; y 10. Establecer las
fronteras nacionales con base en el principio de utipossidetis, tomando como base el año 1810.
10. Opinión de Bolívar al Congreso de Panamá: Los resultados prácticos del Congreso de Panamá
fueron casi nulos, pues la mayoría de los Estados presentes no se encontraban en condiciones
políticas ni económicas de cumplir con sus acuerdos. Por otra parte, las divisiones y rivalidades
entre las naciones americanas generaron numerosos conflictos fronterizos que terminaron en
guerra. Simón Bolívar considero al Congreso Anfictiónico como una experiencia fallida, conclusión a
la que arribó el Libertador poco después que concluyeran las sesiones, señalando: "El Congreso de
Panamá sólo será una sombra".