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A consecuencia de los pliegues cefalocaudal y lateral del embrión, una parte del
endodermo derivada de la gastrulación se incorpora al embrión para formar el
intestino primitivo. El saco vitelino y el alantoides permanecen fuera del embrión (Fig.
15.1A-D).
En las partes cefálica y caudal del embrión, el intestino primitivo forma un tubo de
extremo ciego: el intestino anterior y el intestino posterior, respectivamente. La parte
media, el intestino medio, permanece durante cierto tiempo conectado al saco vitelino
por medio del conducto vitelino, llamado también pedículo del saco vitelino (Fig.
15.1D).
4) El intestino posterior se extiende desde el tercio izquierdo del color transverso hasta
la membrana cloacal (Fig. 15.1). El endodermo produce el revestimiento epitelial del
tubo digestivo dando origen a células específicas (el parénquima) de glándulas: como
los hepatocitos y las células exocrinas y endocrinas del páncreas.
Los mesenterios y los ligamentos proporcionan a los vasos sanguíneos, los nervios y los
vasos linfáticos vías de ida y vuelta a las vísceras abdominales (Figs. 15.3 y 15.4).
El mesenterio ventral, que existe sólo en la región de la parte terminal del esófago,
estómago y la parte superior del duodeno (Fig. 15.4), tiene su origen en el tabique
transverso. Cuando el hígado crece dentro del mesénquima del tabique transverso, el
mesenterio dorsal queda dividido en:
2) el ligamento falciforme que se extiende del hígado a la pared ventral del cuerpo
(Fig. 15.4).
INTESTINO ANTERIOR
Esófago
Cuando el embrión tiene aproximadamente 4 semanas de vida, el divertículo
respiratorio (yema pulmonar) aparece en la pared ventral del intestino anterior en el
límite con el intestino faríngeo (Fig. 15.5). Poco a poco el tabique traqueoesofagico
separa este divertículo de la porción dorsal del intestino anterior (Fig. 15.6). Y así el
intestino anterior se divide en una porción ventral, el primordio respiratorio y una
porción dorsal, el esófago.
El estómago gira 90° en dirección de las manecillas del reloj alrededor de su eje
longitudinal, de modo que el lado izquierdo mira hacia la parte anterior y su lado
derecho hacia la parte posterior (Fig. 15.8A,C). Por tanto, el nervio vago izquierdo, que
inicialmente inervaba el lado izquierdo, ahora inerva la pared anterior; por su parte, el
nervio derecho inerva la pared posterior. Durante la rotación, la pared posterior
primitiva del estómago crece más rápido que la anterior, formando así las curvaturas
mayor y menor (Fig. 15.8C).
Los extremos cefálico y caudal del estómago inicialmente están situados en la línea
media, pero al proseguir el desarrollo el estómago gira alrededor de un eje
anteroposterior. Así, la parte caudal o pilórica se desplaza hacia la derecha y hacia
arriba y la porción cefálica o cardiaca se desplaza hacia la izquierda y un poco hacia
abajo hacia la izquierda y un poco hacia abajo (Fig. 15.8D,E). Entonces el estómago
adopta su posición definitiva: su eje se dirige de la parte superior izquierda a la parte
inferior derecha.
Como el estómago está unido a la pared dorsal del cuerpo por el mesogastrio dorsal y
a la pared ventral del cuerpo por el mesogastrio ventral (Figs. 15.4 y 15.9A), su
rotación y crecimiento desproporcionado alteran la posición de estos mesenterios. La
rotación alrededor del eje longitudinal tira del mesogastrio dorsal a la izquierda,
creando un espacio detrás del estómago llamado bolsa omental (saco peritoneal
menor) (15.9 y 15.10). La rotación también tira del mesogastrio ventral a la derecha.
Conforme avanza este proceso en la quinta semana del desarrollo, aparece el
primordio del bazo como proliferación mesodérmica entre las dos hojas del
mesogastrio dorsal (Fig. 15.10 y 15.11).
El mesogastrio dorsal sobresale hacia abajo debido a rotación del estómago alrededor
de su eje anteroposterior (Fig. 15.12). Sigue haciéndolo y forma un saco de capa doble
que se extiende como un delantal sobre el colon transverso y las asas del intestino
delgado (Fig. 15.13A). Este delantal de capa doble es el omento mayor; más tarde sus
capas se fusionan para producir una hoja que está suspendida de la curvatura mayor
del estómago (Fig. 15.13B). La capa posterior del omento mayor se fusiona con el
mesenterio del colon transverso (Fig. 15.13B).
2) el ligamento falciforme que se extiende del hígado a la pared ventral del cuerpo
El borde libre del ligamento falciforme contiene la vena umbilical (Fig. 15.10A), que se
oblitera después del nacimiento para formar el ligamento redondo del hígado. El borde
libre del omento menor que conecta el duodeno al hígado (ligamento
hepatoduodenal) contiene el conducto biliar, la vena porta y la arteria hepática (triada
porta). Este borde da origen además al techo del hiato epiploico de Winslow, una
abertura que conecta la bolsa omental (saco menor) al resto de la cavidad peritoneal
(saco mayor) (Fig. 15.16).
Duodeno
La parte terminal del intestino anterior y la parte cefálica del intestino medio forman el
duodeno. La unión de ambas partes está directamente distal del origen de la yema
hepática (Figs. 15.14 y 15.15). Al girar el estómago, el duodeno adopta la forma de un
asa en forma de C y gira hacia la derecha. Este movimiento, junto con el rápido
crecimiento de la cabeza del páncreas, desvía el duodeno de su posición inicial en la
línea media al lado derecho de la cavidad abdominal (Figs. 15.10A y 15.17). El duodeno
y la cabeza del páncreas ejercen presión contra la pared dorsal del cuerpo, y la
superficie derecha del mesoduodeno dorsal se fusiona con el peritoneo adyacente.
Más tarde desaparecen ambas capas; el duodeno y la cabeza del páncreas quedan
fijados en posición retroperitoneal. Así la totalidad del páncreas ocupa esa posición. El
mesoduodeno dorsal desaparece enteramente, exceptuada la región del píloro del
estómago donde una pequeña porción del duodeno (bulbo duodenal) conserva su
mesenterio y sigue siendo intraperitoneal.
Durante el segundo mes la luz del duodeno se oblitera al proliferar las células en sus
paredes. Sin embargo, la luz se recanaliza poco después (Fig. 15.18A,B). Como el
intestino anterior está irrigado por la arteria celiaca y el intestino medio por la arteria
mesentérica superior, las ramas de ambas arterias irrigan el duodeno (Fig. 15.14).
Hígado y vesícula biliar
El primordio del hígado aparece en la mitad de la tercera semana como una
prominencia del epitelio endodérmico en el extremo distal del intestino anterior (Figs.
15.14 y 15.15). La prominencia, divertículo hepático o yema hepática, consta de
células en proliferación rápida que penetran en el tabique transverso, o sea la placa
mesodérmica situada entre la cavidad pericárdica y el pedículo del saco vitelino (Figs.
15.14 y 15.15). Mientras las células hepáticas continúan penetrando en el tabique, la
conexión entre el divertículo hepático y el intestino anterior (duodeno) se estrecha
produciendo el conducto coledoco. Una pequeña protuberancia ventral se forma
mediante el colédoco, dando origen a la vesícula biliar y el conducto cístico (Fig.
15.15). Al proseguir el desarrollo, los cordones hepáticos se mezclan con las venas
vitelina y umbilical que constituyen los sinusoides hepáticos. Los cordones hepáticos se
diferencian en parénquima (hepatocitos) y producen el revestimiento de los conductos
biliares. Las células hematopoyéticas, las células de Kupffer y las células de tejido
conectivo derivan del mesodermo del tabique transverso.
Cuando las células hepáticas invaden la totalidad del tabique transverso, el órgano
sobresale caudalmente hasta entrar en la cavidad abdominal, el mesodermo del
tabique transverso queda entre el hígado y el intestino anterior, así como el que se
dispone entre el hígado y la pared abdominal ventral se vuelven membranosos y dan
origen al omento menor y al ligamento falciforme, respectivamente. A ambos se les da
el nombre de mesenterio ventral luego de formar la conexión peritoneal entre el
intestino anterior y la pared abdominal ventral (Fig. 15.15).
En la décima semana del desarrollo el hígado pesa aproximadamente 10% del peso
corporal total. Aunque en parte esto puede atribuirse a la gran cantidad de sinusoides,
otro factor importante es su función hematopoyética. Grandes centros de células en
proliferación, que producen glóbulos rojos y blancos, se localizan entre los hepatocitos
y las paredes de los vasos. Esta actividad desaparece de manera gradual en los últimos
2 meses de vida intrauterina; en el momento del nacimiento no quedan sino pequeños
islotes hematopoyéticos. El peso del hígado representa apenas 5% del peso corporal
total.
En el tercer mes de vida fetal los islotes pancreáticos (de Langerhans) se desarrollan a
partir del tejido pancreático parenquimatoso y se dispersan a través del páncreas. La
secreción de insulina comienza aproximadamente en el quinto mes. Las células que
secretan glucagón y somatostatina también se desarrollan a partir de las células paren
quimatosas. El mesodermo visceral que se encuentra alrededor de las yemas
pancreáticas forma el tejido conectivo pancreático.
INTESTINO MEDIO
En un embrión de 5 semanas, el intestino medio está suspendido de la pared
abdominal dorsal mediante un mesenterio corto y se comunica con el saco vitelino a
través del conducto vitelino o del conducto umbilical (Figs. 15.1 y 15.24). En el adulto
el intestino medio comienza en la parte distal de la entrada del colédoco al duodeno
(Fig. 15.15) y termina en la unión de los dos tercios proximales del colon transverso
con el tercio distal. Lo irriga en toda su extensión la arteria mesentérica superior (Fig.
15.24).
Hernia fisiológica
El desarrollo del asa intestinal primaria se caracteriza por un rápido alargamiento,
particularmente de la rama cefálica. A raíz del crecimiento y expansión acelerados del
hígado, por un tiempo sólo la cavidad abdominal se vuelve demasiado pequeña para
alojar todas las asas intestinales, de manera que entran en la cavidad extraembrionaria
a través del cordón umbilical durante la sexta semana del desarrollo (hernia umbilical
fisiológica) (Fig. 15.26).
La porción proximal del yeyuno, primera parte que regresa en la cavidad abdominal,
termina situándose en el lado izquierdo (Fig. 15.27A). Las asas que retornan más tarde
van colocándose cada vez más a la derecha. La yema cecal, que aparece
aproximadamente en la sexta semana como pequeña dilatación cónica de la rama
caudal del asa intestinal primaria, es la última parte del intestino en regresar en la
cavidad abdominal. Por un tiempo se ubica en el cuadrante superior derecho por abajo
del lóbulo derecho del hígado (Fig. 15.27A). De aquí desciende al interior de la fosa
iliaca, colocando el colon ascendente y el ángulo hepático del colon en el lado derecho
de la cavidad abdominal (Fig. 15.27B). Durante este proceso el extremo distal de la
yema cecal forma un divertículo estrecho: el apéndice (Fig. 15.28).
El destino del mesocolon transverso es distinto. Se fusiona con la pared posterior del
omento mayor (Fig. 15.30), pero sin perder su movilidad. Su línea de anclaje
finalmente se extiende desde el ángulo hepático del colon ascendente hasta el ángulo
esplénico del colon descendente (Fig. 15.30B).
En un principio el mesenterio de las asas yeyunoileales se continúa con el del colon
ascendente (Fig. 15.30A). Cuando el mesenterio del mesocolon ascendente se fusiona
con la pared abdominal posterior, el mesenterio de las asas yeyunoileales alcanzan una
nueva línea de anclaje que se extiende desde el área donde el duodeno se torna
intraperitoneal hasta la unión ileocecal (Fig. 15.30B).
INTESTINO POSTERIOR
El intestino posterior da origen a lo siguiente: tercio distal del colon transverso, colon
descendente, colon sigmoide, recto y parte superior del conducto anal.